Escuela Penal Positiva - Der. Penal I 2021 - D. Velasquez A.
Escuela Penal Positiva - Der. Penal I 2021 - D. Velasquez A.
Escuela Penal Positiva - Der. Penal I 2021 - D. Velasquez A.
DERECHO PENAL I
FECHA : 29 DE JUNIO.
2021
“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA – 2021”
ÍNDICE
Pagina
I. INTRODUCCION. 01 - 15
A. ¿Qué es un Escuela y Escuela Penal? 01 - 15
B. ¿Por qué aparecen las Escuelas Penales? 02 - 15
II. CORRIENTE DEL PENSAMIENTO POSITIVISTA. 03 - 15
A. Factores favorables. 04 - 15
III. PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA ESCUELA PENAL
05 - 15
POSITIVA.
A. Cesare Lombroso. 05 - 15
B. Enrico Ferri. 07 - 15
C. Raffaele Garofalo. 08 - 15
IV. CLASIFICACION DE LOS DELINCUENTES EN LA ESCUELA
10 - 15
POSITIVA
A. El criminal nato 10 - 15
B. El criminal loco moral 11 - 15
C. El criminal epiléptico 11 - 15
D. Criminales ocasionales 12 - 15
E. El criminal pasional 12 - 15
F. Criminales premeditativos 13 - 15
V. POSTULADOS DE LA ESCUELA PENAL POSITIVA 13 - 15
VI. CUADRO COMPARATIVO ENTRE LA ESCUELA PENAL CLÁSICA Y
ESCUELA PENAL POSITIVA.
14 - 15
VII. CONCLUSIONES 15 - 15
Bibliografía.
BIBLIOGRAFÍA
I. INTRODUCCIÓN.
A manera de introducción debemos de manera inicial entender cuáles son los
fundamentos principales en las Escuelas Penales, para esto nos hacemos la
siguiente pregunta:
¿Qué es una escuela?
Escuela. sistematización de las diversas teorías para constituir un solo cuerpo de
doctrina.
Escuela Penal. “Cuerpo orgánico de concepciones contrapuestas sobre la
legitimidad del derecho de penar, sobre la naturaleza del delito y sobre el fin de las
sanciones” (JIMÉNEZ DE AZÚA, Luís, Tratado De Derecho Penal, Buenos Aires,
Argentina, Losada, 1950, vol., II, pagina, 29).
Escuela penal. “Dirección de pensamiento que tiene una determinada orientación,
trabaja con un método peculiar y responde a unos determinados presupuestos
filosóficospenales”. (SAINZ CANTERO, José A., Lecciones de Derecho Penal, Parte
General, Barcelona, España, Bosch, 1990, pagina 123).
Distinción Entre Escuelas
¿Cómo se Distingue una escuela de otras? Se distinguen entre ellas por la dirección
de las ideas respecto: por la concepción de la naturaleza del delito, de la pena, y
por el método que usan, por ejemplo, la pena, para la Escuela Clásica es un mal,
pero para la Escuela Positiva la pena es una cura. El método de la Escuela Clásica
es el Deductivo o Lógico-abstracto; mientras de la Escuela Positiva utiliza el
Inductivo o Experimental. Y por la naturaleza del delito. Es decir ¿Qué es el delito
para las diferentes escuelas? Por ejemplo para la Escuela Clásica el delito es un
ente jurídico. Pero para la Escuela Positiva el delito es un fenómeno fáctico y
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jurídico. La Escuela Positiva se caracteriza por considerar primero al delincuente y
sólo luego al delito. Es una reacción contra la Escuela Clásica.
¿Por qué Aparecen Las Escuelas Penales?
Porque quieren responder a las preguntas:
¿Porque se impone una sanción a un “delincuente”?
¿Cuál es el organismo llamado a imponerlo?
¿Cuáles son los fundamentos para hacer un juicio de valor o de desvalor de una
conducta humana?
¿Cuál es la finalidad de la sanción?
¿Para que sirve la sanción?
A estas preguntas responden los Fundamentos Del Ius Puniedi o Derecho De
Castigar del Estado.
A mediados del siglo XIX, cuando la corriente clásica del Derecho Penal,
consideraba haber alcanzado su más alto grado de perfeccionamiento, en relación
a la bien construida construcción jurídica carrariana, que ya brillaba por toda Europa,
aparece en Italia una nueva corriente de pensamiento en la ciencia del Derecho
Penal, que apartándose radicalmente de los principios y postulados clásicos hasta
entonces aceptados, provocó una verdadera revolución en el campo jurídico penal,
minando su estructura desde los cimientos hasta sus niveles más elevados.
Se trataba del surgimiento de la Escuela Positiva del Derecho Penal, que atacando
los más consagrados principios de la Escuela Clásica, creó una profunda confusión
en las ideas penales de esa época, que provocó lo que se ha denominado “la crisis
del Derecho Penal Clásico”, por cuanto que hicieron caer al derecho penal en cierta
desubicación que duró casi más de medio siglo.
La corriente positiva del Derecho Penal, representada por Cesare Lombroso, Rafael
Garófalo y Enrico Ferri, justificados por haber comprobado la inutilidad de los
principios clásicos para la reforma del delincuente, la ineficacia de las penas para
contener la delincuencia, el aumento de la criminalidad, de la reincidencia y la
delincuencia infantil y advirtiendo el peligroso contraste entre los datos psiquiátricos
y las “teorías místicas de la imputabilidad moral del hombre”, plantearon una nueva
corriente conformada de investigaciones antropológicas, psíquicas, sociales y
estadísticas que apartaron a la disciplina penal del carácter especulativo que había
tenido en la corriente Clásica convirtiéndola en una disciplina experimental que
formaba parte de las ciencias naturales o fenomenológicas.
Según las explicaciones del profesor argentino Juan Ramos, la Escuela Positiva del
Derecho Penal evolucionó en tres etapas: la primera etapa “antropológica”, está
representada por Cesare Lombroso, y, dentro de ella, la preocupación dominante
es el estudio del delincuente en sus particularidades anatómicas, o morfológicas.
Pero, en tal época se ignoraba al Derecho Penal, puesto que Lombroso era Médico
y sentía por el derecho “el desapego habitual de quien no lo entiende”.
La segunda etapa jurídica está representada por Rafael Garófalo quien, como jurista
y magistrado, se preocupó de injertar en el Derecho las teorías anatómicas
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lombrosianas. La tercera se preocupó de hacer notar la influencia del medio social
sobre el delincuente apartándose ya de la tesis del “Delincuente Nato” creada por
Lombroso.
II. CORRIENTE DEL PENSAMIENTO POSITIVISTA.
La aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por las ciencias
naturales en los estudios filosóficos del siglo XIX, y se hizo sentir en todas las
disciplinas incluyendo al derecho, la psiquiatría, la criminología y la psicología.
El positivismo es una postura filosófica que tuvo un impacto y por tanto una
influencia enorme en el campo de lo científico y por supuesto la búsqueda del
conocimiento comprobable y válido también hizo eco, como se señalo
anteriormente, en la criminología, el derecho penal y la política criminal; así lo
indica Elbert (2001:50):
El positivismo está estrechamente ligado a la búsqueda metódica sustentada en lo
experimental, rechazando nociones religiosas, morales, apriorísticas o conceptos
abstractos, universales o absolutos, Lo que no fuese demostrable materialmente,
por vía de experimentación reproducible, no podía ser científico. El positivismo se
expandió exitosamente, como un pensamiento progresista, revolucionario, capaz
de sacar al mundo del atraso y del oscurantismo religioso o supersticioso de los
siglos precedentes. El hombre y la ciencia serían artífices de todas las
explicaciones y los descubrimientos, capaces de superar todas las enfermedades,
los obstáculos sociales y hasta la propia naturaleza.
El Positivismo no niega la existencia de lo absoluto o metafísico, pero tampoco se
ocupa del problema, limitándose al estudio de lo real. Por ello los positivistas
negaron carácter científico a las disciplinas filosóficas propiamente dichas.
Augusto Comte. (1798-1857) es considerado como el padre del positivismo, a partir
de él justamente se inicia el interés por clasificar las ciencias. El postulado de esta
escuela se basa en el culto a los hechos, a los fenómenos, a lo dado; toman
patrones de las ciencias naturales y pretenden trasladarlos al derecho penal.
Tres fueron los personajes más representativos dentro de la escuela positiva:
Lombroso, Ferri y Garófalo, cuyos apuntes biográficos se incluyen en la unidad
correspondiente a la historia de la criminología.
El positivismo criminológico, destronaría al hombre, privándole de su centro y de
su reinado, al negar el libérrimo control del mismo sobre sus actos y su
protagonismo en el mundo natural, en el universo y en la historia.
El hombre, según Ferri no es el rey de la creación, como tampoco la tierra es el
centro del universo, sino una combinación transitoria. El positivismo criminológico
inserta el comportamiento del individuo en la dinámica de causas y efectos que rige
el mundo natural o el mundo social: en una cadena de estímulos y respuestas,
determinantes internos (biológicos) o externos (sociales).
Para el Positivismo Criminológico, el infractor es un animal salvaje y peligroso,
inmerso en su propia herencia patología (determinismo biológico) o receptor de
procesos causales ajenos al mismo (determinismo social).
A. Cesare Lombroso.
Fundador de la escuela positivista y de la criminología, ex catedrático de la
Universidad de Verona en Italia, médico y antropólogo, fruto de la unión entre
Zéfora Levi y Araón Lombroso; según Jiménez De Azua y Marvin E. Wolfang
por decisión de su madre nació en Verona debido a la expulsión de España de
sus ancestros por ser judíos. (Agudelo Betancour, 2013, pág. 63) Dentro de sus
obras intelectuales encontramos: la primera sobre las heridas de armas de
fuego en 1859 y el Tratado sobre la pelagra de 1890. Dentro de las más
trascendentales para la criminología, están sus estudios del atavismo que
obtuvo por inducción del caso Villela, en quien encontró un hundimiento occipital
que lo hacía para él, menos evolucionado que otros hombres y cuyo estudio
produce El hombre delincuente estudiado en relación a la antropología y a la
jurisprudencia de la disciplina carcelaria en 1876, con el cual comienza la
elaboración de la relación entre el atavismo y la epilepsia, la diferenciación de
locura moral con la locura propiamente dicha, y su posterior clasificación; luego,
con ayuda de Ferri reconoce las causas exógenas o de medio ambiente, que le
hace agregar en el tercer tomo del Hombre delincuente esos nuevos aportes;
se debe rescatar también sus obras en delitos políticos como: Los Anarquistas,
y Los fenómenos del hipnotismo y el espiritismo, entre otros; también
encontramos sus aporte en la revista La escuela criminológica positivista en el
que responde a sus más feroces críticos junto a Ferri, Garófalo y Julio Fioreti;
su vida acaba el 18 de octubre de 1909. (Agudelo Betancour, 2013, pág. 74)
Lombroso no se limitó al estudio del cráneo y la forma de las orejas o de la cara
en los criminales, con sus propias palabras dice: “Es un juicio común de todas
las personas que no han leído mi libro y se imaginan que es una especie de
cábala basada en el cráneo”. (Cesar Lombroso, La España moderna, s.f) El
estudio que hace de las gregerías, los afectos, la inteligencia, el daltonismo y el
zurdismo, como posibles causas del delito y modo de prevenirlo se dejan por
B. Enrico Ferri.
Nació en el municipio de San Benedetto Po en la provincia de Mantua, región
de Lombardía, en el Estado de Italia el 25 de febrero de 1856. El aporte que
hace Enrico Ferri, se diferencia de Lombroso en el punto de la antropología
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criminal. Ferri se aparta de este criterio y atribuye el origen de la criminalidad
más a fenómenos psicológico sociales, que a los fisiológicos. Sus estudios los
hace en Derecho, también fue político y periodista. Se gradúa con la tesis La
imputabilidad y la negación del libre albedrío, que le aseguró su puesto de líder
en la escuela positivista. Alumno de Lombroso y académico riguroso, dentro de
sus obras más importantes se encuentran La sociología criminal, también
llamada en las primeras ediciones Los nuevos horizontes del derecho y del
procedimiento penal, sus famosas Defensas penales, El homicida, Homicidio
suicidio, Los delincuentes en el arte, y la revista La escuela criminológica
positivista; en política tenemos obras como El socialismo y la escuela positiva y
también está, El fascismo en Italia y la obra de Benito Mussolini, -muere en el
año 1929.
Este afamado abogado adherido al fascismo, militante en un principio del
Partido Socialista Popular- desde su época de estudiante se pronunció
completamente en contra de la Escuela Clásica y del pensamiento del derecho
penal liberal. Para él, el hombre es una máquina que no posee
autodeterminación con respecto a su conducta, sino que ésta era
completamente predeterminada por distintos factores que en cierto momento
invariablemente terminarían en la comisión de un delito. Al respecto y en la
búsqueda de la formulación de los fenómenos determinantes de la conducta,
Ferri elaboró la ley de saturación, de acuerdo con ésta:
Así como en un volumen de agua a igual temperatura se disuelve una cantidad
determinada de sustancia química, ni un átomo más, ni un átono menos, en un
medio socialmente determinado con condiciones individuales y psíquicas
dadas, se comete un número determinado de delitos, ni uno más ni uno menos.
De acuerdo con esta afirmación, cada año el nivel de criminalidad estaría
determinado por diversas condiciones físicas y sociales en combinación con
factores congénitos y de impulsos del individuo, sin embargo resultaba
importante cuestionar qué medio social exactamente era al que se refería, a
qué condiciones y de qué cantidad de delitos se estaba hablando; porque
ciertamente la ley de saturación era más bien un supuesto formulado de una
manera muy ambigua.
Entre algunas de las ideas radicales que manejaba Ferri, en las cuales
establecía que las penas y/o castigos eran ineficaces, proponiendo entonces
una gran cantidad de medidas de reforma social encaminadas a la prevención;
“A la peligrosidad –otro hallazgo positivista- Ferri la llamó “temibilidad de autor”
y dedujo de ella que era necesario establecer penas indeterminadas, guiadas
por el tratamiento necesario par que el sujeto supere su propensión delictiva, lo
que imponía también un individualización de la pena, aspectos que han llegado
hasta nuestros códigos penales de hoy”
A continuación tomaremos dos párrafos en los cuales Ferri caracteriza el
enfoque de la escuela positivista:
Ferri (1887), dice que:
C. Raffaele Garofalo.
Nació en Nápoles, en el año 1851. Jurista, criminólogo y político, dentro de la
corriente positivista, sus aportes fueron: el concepto de temeridad, la
indemnización a las víctimas y los subrogados y sustitutivos penales. Sus
principales obras fueron Un criterio positivo de la criminalidad del año 1880, La
VI. Cuadro comparativo entre la escuela penal clásica y escuela penal positiva.