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Escuela Penal Positiva - Der. Penal I 2021 - D. Velasquez A.

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES

FACULTAD DE DERECHO Y C. POLITICAS


BOLIVIA

DERECHO PENAL I

“ESCUELA PENAL POSITIVA”

CATEDRÁTICO : DR. DIAZ RAMIL, JOSE DANIEL

ASIGNATURA : DERECHO PENAL I

TEMA : ESCUELAS PENALES

UNIVERSITARIOS : VELASQUEZ ALIAGA, DEYVI IVAN


SEGALES VILLCA, GERMAN REYNALDO
FUENTES CORES, POLISAULO ANDRES
SOLIZ TORO, CRISTHIAN RENE

FECHA : 29 DE JUNIO.

2021
“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA – 2021”

ÍNDICE
Pagina

I. INTRODUCCION. 01 - 15
A. ¿Qué es un Escuela y Escuela Penal? 01 - 15
B. ¿Por qué aparecen las Escuelas Penales? 02 - 15
II. CORRIENTE DEL PENSAMIENTO POSITIVISTA. 03 - 15
A. Factores favorables. 04 - 15
III. PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA ESCUELA PENAL
05 - 15
POSITIVA.
A. Cesare Lombroso. 05 - 15
B. Enrico Ferri. 07 - 15
C. Raffaele Garofalo. 08 - 15
IV. CLASIFICACION DE LOS DELINCUENTES EN LA ESCUELA
10 - 15
POSITIVA
A. El criminal nato 10 - 15
B. El criminal loco moral 11 - 15
C. El criminal epiléptico 11 - 15
D. Criminales ocasionales 12 - 15
E. El criminal pasional 12 - 15
F. Criminales premeditativos 13 - 15
V. POSTULADOS DE LA ESCUELA PENAL POSITIVA 13 - 15
VI. CUADRO COMPARATIVO ENTRE LA ESCUELA PENAL CLÁSICA Y
ESCUELA PENAL POSITIVA.
14 - 15
VII. CONCLUSIONES 15 - 15
Bibliografía.

“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA – 2021”


“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA – 2021”

BIBLIOGRAFÍA

- Apuntes acerca de dos escuelas criminológicas: Clásica y Positivista,


Compiladores y Autores: Germán Álvarez Díaz de León, María del Carmen
Montenegro Núñez José Manuel Martínez, Facultad de Psicología, Universidad
Nacional Autónoma de México.
- Escuela Positiva del Derecho Penal, disponible en la página web:
www.aeuropea.com, Impacto de lectura del Proyecto Lawi.
- Historia del derecho penal a través de las escuelas penales y sus representantes,
Ermo Quisbert, Centro de Estudios de Derecho.
- Estudio Monográfico “Influencia de la Escuela Positivista Italiana del Siglo XIX, en
el Derecho Penal Colombiano”, Universidad Libre Seccional Cali. Disponible en la
Pag. Web: https://repository.unilibre.edu.com.

“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA – 2021”


“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA - 2021”

“ESCUELA PENAL POSITIVA”

“UNIV DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA - 2021”


“DERECHO PENAL I – ESCUELA PENAL POSITIVA - 2021”
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES
FACULTAD DE DERECHO Y C. POLITICAS
BOLIVIA

ESCUELA PENAL POSTIVA

I. INTRODUCCIÓN.
A manera de introducción debemos de manera inicial entender cuáles son los
fundamentos principales en las Escuelas Penales, para esto nos hacemos la
siguiente pregunta:
¿Qué es una escuela?
Escuela. sistematización de las diversas teorías para constituir un solo cuerpo de
doctrina.
Escuela Penal. “Cuerpo orgánico de concepciones contrapuestas sobre la
legitimidad del derecho de penar, sobre la naturaleza del delito y sobre el fin de las
sanciones” (JIMÉNEZ DE AZÚA, Luís, Tratado De Derecho Penal, Buenos Aires,
Argentina, Losada, 1950, vol., II, pagina, 29).
Escuela penal. “Dirección de pensamiento que tiene una determinada orientación,
trabaja con un método peculiar y responde a unos determinados presupuestos
filosóficospenales”. (SAINZ CANTERO, José A., Lecciones de Derecho Penal, Parte
General, Barcelona, España, Bosch, 1990, pagina 123).
Distinción Entre Escuelas
¿Cómo se Distingue una escuela de otras? Se distinguen entre ellas por la dirección
de las ideas respecto: por la concepción de la naturaleza del delito, de la pena, y
por el método que usan, por ejemplo, la pena, para la Escuela Clásica es un mal,
pero para la Escuela Positiva la pena es una cura. El método de la Escuela Clásica
es el Deductivo o Lógico-abstracto; mientras de la Escuela Positiva utiliza el
Inductivo o Experimental. Y por la naturaleza del delito. Es decir ¿Qué es el delito
para las diferentes escuelas? Por ejemplo para la Escuela Clásica el delito es un
ente jurídico. Pero para la Escuela Positiva el delito es un fenómeno fáctico y
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jurídico. La Escuela Positiva se caracteriza por considerar primero al delincuente y
sólo luego al delito. Es una reacción contra la Escuela Clásica.
¿Por qué Aparecen Las Escuelas Penales?
Porque quieren responder a las preguntas:
¿Porque se impone una sanción a un “delincuente”?
¿Cuál es el organismo llamado a imponerlo?
¿Cuáles son los fundamentos para hacer un juicio de valor o de desvalor de una
conducta humana?
¿Cuál es la finalidad de la sanción?
¿Para que sirve la sanción?
A estas preguntas responden los Fundamentos Del Ius Puniedi o Derecho De
Castigar del Estado.
A mediados del siglo XIX, cuando la corriente clásica del Derecho Penal,
consideraba haber alcanzado su más alto grado de perfeccionamiento, en relación
a la bien construida construcción jurídica carrariana, que ya brillaba por toda Europa,
aparece en Italia una nueva corriente de pensamiento en la ciencia del Derecho
Penal, que apartándose radicalmente de los principios y postulados clásicos hasta
entonces aceptados, provocó una verdadera revolución en el campo jurídico penal,
minando su estructura desde los cimientos hasta sus niveles más elevados.
Se trataba del surgimiento de la Escuela Positiva del Derecho Penal, que atacando
los más consagrados principios de la Escuela Clásica, creó una profunda confusión
en las ideas penales de esa época, que provocó lo que se ha denominado “la crisis
del Derecho Penal Clásico”, por cuanto que hicieron caer al derecho penal en cierta
desubicación que duró casi más de medio siglo.
La corriente positiva del Derecho Penal, representada por Cesare Lombroso, Rafael
Garófalo y Enrico Ferri, justificados por haber comprobado la inutilidad de los
principios clásicos para la reforma del delincuente, la ineficacia de las penas para
contener la delincuencia, el aumento de la criminalidad, de la reincidencia y la
delincuencia infantil y advirtiendo el peligroso contraste entre los datos psiquiátricos
y las “teorías místicas de la imputabilidad moral del hombre”, plantearon una nueva
corriente conformada de investigaciones antropológicas, psíquicas, sociales y
estadísticas que apartaron a la disciplina penal del carácter especulativo que había
tenido en la corriente Clásica convirtiéndola en una disciplina experimental que
formaba parte de las ciencias naturales o fenomenológicas.
Según las explicaciones del profesor argentino Juan Ramos, la Escuela Positiva del
Derecho Penal evolucionó en tres etapas: la primera etapa “antropológica”, está
representada por Cesare Lombroso, y, dentro de ella, la preocupación dominante
es el estudio del delincuente en sus particularidades anatómicas, o morfológicas.
Pero, en tal época se ignoraba al Derecho Penal, puesto que Lombroso era Médico
y sentía por el derecho “el desapego habitual de quien no lo entiende”.
La segunda etapa jurídica está representada por Rafael Garófalo quien, como jurista
y magistrado, se preocupó de injertar en el Derecho las teorías anatómicas
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lombrosianas. La tercera se preocupó de hacer notar la influencia del medio social
sobre el delincuente apartándose ya de la tesis del “Delincuente Nato” creada por
Lombroso.
II. CORRIENTE DEL PENSAMIENTO POSITIVISTA.
La aparición del positivismo fue consecuencia del auge alcanzado por las ciencias
naturales en los estudios filosóficos del siglo XIX, y se hizo sentir en todas las
disciplinas incluyendo al derecho, la psiquiatría, la criminología y la psicología.
El positivismo es una postura filosófica que tuvo un impacto y por tanto una
influencia enorme en el campo de lo científico y por supuesto la búsqueda del
conocimiento comprobable y válido también hizo eco, como se señalo
anteriormente, en la criminología, el derecho penal y la política criminal; así lo
indica Elbert (2001:50):
El positivismo está estrechamente ligado a la búsqueda metódica sustentada en lo
experimental, rechazando nociones religiosas, morales, apriorísticas o conceptos
abstractos, universales o absolutos, Lo que no fuese demostrable materialmente,
por vía de experimentación reproducible, no podía ser científico. El positivismo se
expandió exitosamente, como un pensamiento progresista, revolucionario, capaz
de sacar al mundo del atraso y del oscurantismo religioso o supersticioso de los
siglos precedentes. El hombre y la ciencia serían artífices de todas las
explicaciones y los descubrimientos, capaces de superar todas las enfermedades,
los obstáculos sociales y hasta la propia naturaleza.
El Positivismo no niega la existencia de lo absoluto o metafísico, pero tampoco se
ocupa del problema, limitándose al estudio de lo real. Por ello los positivistas
negaron carácter científico a las disciplinas filosóficas propiamente dichas.
Augusto Comte. (1798-1857) es considerado como el padre del positivismo, a partir
de él justamente se inicia el interés por clasificar las ciencias. El postulado de esta
escuela se basa en el culto a los hechos, a los fenómenos, a lo dado; toman
patrones de las ciencias naturales y pretenden trasladarlos al derecho penal.
Tres fueron los personajes más representativos dentro de la escuela positiva:
Lombroso, Ferri y Garófalo, cuyos apuntes biográficos se incluyen en la unidad
correspondiente a la historia de la criminología.
El positivismo criminológico, destronaría al hombre, privándole de su centro y de
su reinado, al negar el libérrimo control del mismo sobre sus actos y su
protagonismo en el mundo natural, en el universo y en la historia.
El hombre, según Ferri no es el rey de la creación, como tampoco la tierra es el
centro del universo, sino una combinación transitoria. El positivismo criminológico
inserta el comportamiento del individuo en la dinámica de causas y efectos que rige
el mundo natural o el mundo social: en una cadena de estímulos y respuestas,
determinantes internos (biológicos) o externos (sociales).
Para el Positivismo Criminológico, el infractor es un animal salvaje y peligroso,
inmerso en su propia herencia patología (determinismo biológico) o receptor de
procesos causales ajenos al mismo (determinismo social).

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En materia penal, la Escuela Positiva se presenta igualmente corno la negación
radical de la Clásica, pues pretende cambiar el criterio represivo, suprimiendo su
fundamentación objetiva al dar preponderante estimación a la personalidad del
delincuente.
La escuela positiva se inicia como una reacción a la escuela clásica. De origen
italiana, acusa a los clásicos de descuidar a la figura del delincuente por realizar
solo una conceptuación dogmática y lógica, puramente basada en el derecho. Esta
nueva visión provocó un cambio de método en el estudio del delincuente, el medio,
el delito y de las posibles soluciones que podían aportar los avances científicos del
momento, que tenían como base las ideas evolucionistas.
La primera pregunta que se hacen los positivistas es cómo poder controlar el
fenómeno (criminalidad) y prevenirlo; la prevención no es nada diferente de la
preparación y disposición que anticipadamente se haga para evitar que algo
acontezca. ¿Cómo podemos prevenir la muerte por inundación, o la fiebre, o el
contagio? Pues teniendo un previo conocimiento, experiencias que nos vayan
suministrando datos, factores que nos permitan facilitar la acción o decisión
oportuna y correcta.
Así podemos pronosticar las causas de por qué delinque, con tal conocimiento
aplicaremos el correctivo y como consecuencia lógica podremos controlar el
problema. Con base en las anteriores premisas, la escuela positivista propone la
necesidad de profundizar en el estudio natural del delito y sus causas, lo que
permitirá descubrir las medidas correctivas para combatir el fenómeno,
pretendiendo incluso que un día se podría llegar a predecir quién y en qué forma
delinquirá; más aún, el número de delitos que se darían en cada época o región.
Los excesos de la escuela clásica provocan la siguiente reacción, dando lugar a la
aparición de una orientación nueva, que abunda precisamente en los puntos
descuidados por los clásicos y parte de presupuestos contrarios a los que han
servido de base a estos. Se dan, pues, una serie de factores históricos y
condiciones de naturaleza muy variada que justifican la aparición de la escuela
positiva y, en gran parte, sirven para explicar el éxito que pronto alcanzó.
A. Factores favorables al respecto:
1. La comprobación de la ineficacia de las concepciones clásicas para la
disminución de criminalidad; el aumento que ésta había experimentado
(fue realizado por E. Ferri, como argumento para combatir a los clásicos).
2. El descrédito en que cayeron las doctrinas espiritualistas y metafísicas, y
la difusión de la filosofía positivista.
3. La aplicación del método de observación al estudio del hombre y, en
especial, al de la vida psíquica.
4. Los nuevos estudios en el campo de las ciencias sociales, en particular los
de Guerri, que sometiendo a la estadística los fenómenos sociales -incluida
la criminalidad- demostraron que ellos, pese al aparente desorden,
dominaban la regularidad y la uniformidad, por lo que era posible formular
leyes que los expresan con precisión.
5. Las nuevas ideologías políticas que, al mismo tiempo que predicaban que
el Estado debía asumir una función positiva de realización de fines
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sociales, reconocían que en la protección de los derechos del individuo se
había ido más allá de los límites necesarios, sacrificando a los intereses de
la colectividad.
III. PRINCIPALES REPRESENTANTES DE LA ESCUELA PENAL POSITIVA.

A. Cesare Lombroso.
Fundador de la escuela positivista y de la criminología, ex catedrático de la
Universidad de Verona en Italia, médico y antropólogo, fruto de la unión entre
Zéfora Levi y Araón Lombroso; según Jiménez De Azua y Marvin E. Wolfang
por decisión de su madre nació en Verona debido a la expulsión de España de
sus ancestros por ser judíos. (Agudelo Betancour, 2013, pág. 63) Dentro de sus
obras intelectuales encontramos: la primera sobre las heridas de armas de
fuego en 1859 y el Tratado sobre la pelagra de 1890. Dentro de las más
trascendentales para la criminología, están sus estudios del atavismo que
obtuvo por inducción del caso Villela, en quien encontró un hundimiento occipital
que lo hacía para él, menos evolucionado que otros hombres y cuyo estudio
produce El hombre delincuente estudiado en relación a la antropología y a la
jurisprudencia de la disciplina carcelaria en 1876, con el cual comienza la
elaboración de la relación entre el atavismo y la epilepsia, la diferenciación de
locura moral con la locura propiamente dicha, y su posterior clasificación; luego,
con ayuda de Ferri reconoce las causas exógenas o de medio ambiente, que le
hace agregar en el tercer tomo del Hombre delincuente esos nuevos aportes;
se debe rescatar también sus obras en delitos políticos como: Los Anarquistas,
y Los fenómenos del hipnotismo y el espiritismo, entre otros; también
encontramos sus aporte en la revista La escuela criminológica positivista en el
que responde a sus más feroces críticos junto a Ferri, Garófalo y Julio Fioreti;
su vida acaba el 18 de octubre de 1909. (Agudelo Betancour, 2013, pág. 74)
Lombroso no se limitó al estudio del cráneo y la forma de las orejas o de la cara
en los criminales, con sus propias palabras dice: “Es un juicio común de todas
las personas que no han leído mi libro y se imaginan que es una especie de
cábala basada en el cráneo”. (Cesar Lombroso, La España moderna, s.f) El
estudio que hace de las gregerías, los afectos, la inteligencia, el daltonismo y el
zurdismo, como posibles causas del delito y modo de prevenirlo se dejan por

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fuera de discusión. En ningún momento tuvo la intención de mandar a la cárcel
a las personas por su forma del cráneo, ni por la de sus orejas, ya que cree esto
ni siquiera digno de discutirse y menos de probarse.
Lombroso decide hacer una investigación muy curiosa: tres médicos eligieron
de un grupo de doscientas fotografías en la que habían reos y personas libres,
coincidieron en uno determinándolo como criminal; luego llamó una niña de 10
años y acertó en que el mismo sujeto era un criminal; pero en realidad ese joven
nunca había cometido un delito. Dice Lombroso “no podrá ser un criminal
jurídicamente, pero es un criminal antropológicamente”, no quiere decir
entonces que deba aplicársele una pena por tener el aspecto de un criminal,
solo son fenómenos atávicos, considerados por él como un proceso de
estancamiento en la evolución del ser humano.
Una de las objeciones a la escuela clásica era la imposibilidad de juzgar los
delincuentes antes que hubiesen llevado a cabo el tipo penal (tipicidad), pero el
contra argumento de esto, en la escuela positiva, es que el delito sería la última
fase de la enfermedad que puedan tener los hombres y que estos pudiesen
haber delinquido desde su niñez hasta que se declararon jurídicamente locos o
delincuentes. Los clásicos consideraron las enfermedades mentales como un
problema de culpabilidad o capacidad de actuar, mientras que Lombroso
diferencia la locura moral de la fisiológica, así responde a sus críticos que:
Un poco antes de 1876, desarrolla su teoría del hombre criminal, quien
pertenecía a la llamada escuela de antropología criminal, establece el concepto
de criminal atávico, según el cual el delincuente representaba una regresión a
estados evolutivos anteriores, caracterizándose la conducta delincuente por ser
innata.
Este criminal atávico podía ser reconocido debido a una serie de estigmas
físicos o anomalías, como por ejemplo, el excesivo desarrollo del cerebelo,
asimetría del rostro, dentición anormal, y lo que se considera como la
característica más atávica en los criminales, a saber, el hoyuelo en medio del
occipital.

B. Enrico Ferri.
Nació en el municipio de San Benedetto Po en la provincia de Mantua, región
de Lombardía, en el Estado de Italia el 25 de febrero de 1856. El aporte que
hace Enrico Ferri, se diferencia de Lombroso en el punto de la antropología
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criminal. Ferri se aparta de este criterio y atribuye el origen de la criminalidad
más a fenómenos psicológico sociales, que a los fisiológicos. Sus estudios los
hace en Derecho, también fue político y periodista. Se gradúa con la tesis La
imputabilidad y la negación del libre albedrío, que le aseguró su puesto de líder
en la escuela positivista. Alumno de Lombroso y académico riguroso, dentro de
sus obras más importantes se encuentran La sociología criminal, también
llamada en las primeras ediciones Los nuevos horizontes del derecho y del
procedimiento penal, sus famosas Defensas penales, El homicida, Homicidio
suicidio, Los delincuentes en el arte, y la revista La escuela criminológica
positivista; en política tenemos obras como El socialismo y la escuela positiva y
también está, El fascismo en Italia y la obra de Benito Mussolini, -muere en el
año 1929.
Este afamado abogado adherido al fascismo, militante en un principio del
Partido Socialista Popular- desde su época de estudiante se pronunció
completamente en contra de la Escuela Clásica y del pensamiento del derecho
penal liberal. Para él, el hombre es una máquina que no posee
autodeterminación con respecto a su conducta, sino que ésta era
completamente predeterminada por distintos factores que en cierto momento
invariablemente terminarían en la comisión de un delito. Al respecto y en la
búsqueda de la formulación de los fenómenos determinantes de la conducta,
Ferri elaboró la ley de saturación, de acuerdo con ésta:
Así como en un volumen de agua a igual temperatura se disuelve una cantidad
determinada de sustancia química, ni un átomo más, ni un átono menos, en un
medio socialmente determinado con condiciones individuales y psíquicas
dadas, se comete un número determinado de delitos, ni uno más ni uno menos.
De acuerdo con esta afirmación, cada año el nivel de criminalidad estaría
determinado por diversas condiciones físicas y sociales en combinación con
factores congénitos y de impulsos del individuo, sin embargo resultaba
importante cuestionar qué medio social exactamente era al que se refería, a
qué condiciones y de qué cantidad de delitos se estaba hablando; porque
ciertamente la ley de saturación era más bien un supuesto formulado de una
manera muy ambigua.
Entre algunas de las ideas radicales que manejaba Ferri, en las cuales
establecía que las penas y/o castigos eran ineficaces, proponiendo entonces
una gran cantidad de medidas de reforma social encaminadas a la prevención;
“A la peligrosidad –otro hallazgo positivista- Ferri la llamó “temibilidad de autor”
y dedujo de ella que era necesario establecer penas indeterminadas, guiadas
por el tratamiento necesario par que el sujeto supere su propensión delictiva, lo
que imponía también un individualización de la pena, aspectos que han llegado
hasta nuestros códigos penales de hoy”
A continuación tomaremos dos párrafos en los cuales Ferri caracteriza el
enfoque de la escuela positivista:
Ferri (1887), dice que:

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La escuela positiva consiste en lo siguiente: estudiar al delito, primero en su
génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente
diversos remedios a las varias causas que lo producen los que, en
consecuencia serán eficaces.
En otro momento Ferri (1933) nos explica:
“La escuela criminal positiva no consiste únicamente, en el estudio
antropológico del criminal, pues constituye una renovación completa, un
cambio radical de método científico en el estudio de la patología sociocriminal,
y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídico que nos
ofrece. La ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de
silogismos, dados a luz por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; la escuela
ha hecho de ello una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la
antropología, la psicología y la estadística criminal, el derecho penal y los
estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética, que él mismo, la llamo
sociología criminal, y así esta ciencia, aplicando el método positivo al estudio
del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar a la ciencia
criminal clásica el soplo vivificador de las últimas e irrefragables conquistas
hechas por la ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas
evolucionistas.”
Como se vio en su síntesis biográfica, para Lombroso, el criminal es un ser
atávico, con regresión al salvaje; el delincuente es un loco, un epiléptico. Ferri
modifica la doctrina de Lombroso al estimar que si bien la conducta humana se
encuentra determinada por instintos heredados, también debe tomarse en
consideración el empleo de dichos instintos y ese uso está condicionado por el
medio ambiente; en el delito: concurren, pues, igualmente causas sociológicas.

C. Raffaele Garofalo.
Nació en Nápoles, en el año 1851. Jurista, criminólogo y político, dentro de la
corriente positivista, sus aportes fueron: el concepto de temeridad, la
indemnización a las víctimas y los subrogados y sustitutivos penales. Sus
principales obras fueron Un criterio positivo de la criminalidad del año 1880, La

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reparación a la víctima del delito, El estudio del delito, sus causas y su medida
de represión, y por supuesto, su Criminología. Muere en el año 1934.
Garófalo se encarga de introducir el principio de prevención a la sociedad
doctrinal del derecho penal, pero se manifiesta más en forma de represión
social. Apoya la pena de muerte fundamentando que el criminal nato es un ser
incorregible, dice también que son tipos atávicos que quedaron atrás en el
proceso de evolución humana con características animales y se especializan
según su constitución orgánica para delitos particulares. Siguiendo de cerca a
Darwin y Spencer, reconoce el delito natural en sus diferentes categorías:
según la ofensa al sentimiento de piedad, o en otras palabras, los delitos
violentos, y según la ofensa al sentimiento de probidad, que serían los delitos
en contra del patrimonio y la fe pública. (Garófalo, 1885, p. 353). No existe
contraposición en el delito jurídico y el delito natural, ya que uno es la
consecuencia del otro, en su fundamentación teórica, toma un principio de los
clásicos, la legalidad de las conductas criminales. En este aspecto es donde se
diferencia con los autores antes estudiados, que no logran encuadrar los
fenómenos jurídicos dentro de los sociales, por lo menos en las primeras
elaboraciones de la escuela positivista; propone que la pena de muerte solo
sería efectiva en el criminal nato, para los criminales ocasionales o impulsivos
sería mejor una pena correctiva. Otras propuestas de Garófalo para la
prevención del crimen, es que las escuelas impartan educación en moral, la
sustitución de las cárceles por colonias laborales como forma para hacer
sostenible el sistema carcelario, (Garófalo, 1885, p. 356) también propone la
prohibición de publicaciones de actos obscenos, restricción de las bebidas
alcohólicas, del ocio, entre otras conductas.
La escuela positivista es pionera en la propuesta del minimalismo penal,
Raffaele Garófalo pretendía suprimir los delitos más comunes, por los que él
consideraba delitos naturales. Para él, el derecho penal como última ratio de la
represión de un Estado, hace que solo sean considerados delitos, los tipos
penales más comunes a todas las sociedades sin llegar a excesos, lo que sí es
excesivo, es su represión, traducida en el exterminio de los criminales natos y
considerar prohibir hasta su reproducción. Como sustitutivos propone el exilio
en colonias laborales para los niños abandonados y sin familia. Para Garófalo,
la corrección de la especie humana solo debe dejar lugar a una especie
perfecta que la evolución dará, pero los mismos humanos deben corregir esa
dirección genética, las penas de prisión eternas se justifican con la
imposibilidad de resocialización de lo que él considera un monstruo carente de
humanidad (criminal nato), y estas penas corresponden a su naturaleza, como
el antídoto a un mal.
La escuela positivista concebía a la sociedad como un ser vivo y si lo
consideramos en sus características, más bien lo ubicaríamos en un
ecosistema, este ecosistema incide directamente en la criminalidad y allí
encuentra su origen. Garófalo plantea la necesidad de corregir también los
factores exógenos con la finalidad de eliminar el crimen, esto es, cambiar las
formas de las ciudades para que no se genere el delito, así no se tiene en

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cuenta solo al individuo, sino también a las estructuras sociales y el tejido
social. (Garófalo, 1885, p. 31)
Dentro de sus estudios sobre las consecuencias del delito, encuentra en el
daño una indemnización que causa angustia a quien decide causarlo y al
mismo tiempo repara a la víctima, esta doble función del principio de
responsabilidad, quien causa el daño debe repararlo, lo propone como medida
política penal eficaz en contra de la criminalidad, con esto escribe La
indemnización a las víctimas del delito, institución que trascendió en todo el
mundo. Además añade los factores que podían incidir en la valoración y formas
de la pena, en cuanto a la clasificación del delincuente. Por ejemplo, en un
delito de hurto Garófalo propone conocer si el criminal es de tendencia innata,
instintiva, invencible, por comportamientos adquiridos recientemente, por ocio
o por imitación, correspondiendo a sus criterios de temibilidad para dosificar
una pena, pero él transciende este concepto para intentar juzgar la conducta
desde la misma determinación: “En lugar de una penalidad disminuida en todos
los casos, debe infligirse la misma que la que se impone al delito, ó suprimirla
completamente , según que el juez esté ó no convencido de la irrevocabilidad
de la resolución criminal”. (Garófalo, 1885, p. 299). Con respecto al libre
albedrío, concuerda con los positivistas en que no existe libertad en el
individuo, existe más bien un nivel de resistencia al delito diferente
dependiendo del estado psicológico en que se encuentre. El criterio de
responsabilidad es objetivo y subjetivo, y aunque se le dé más valor al
subjetivo, sin que exista daño, sabe que no se puede declarar la
responsabilidad penal.
IV. CLASIFICACIÓN DE LOS DELINCUENTES EN LA ESCUELA POSITIVA.
A. El criminal nato.
El criminal nato, es para Lombroso un ser atávico, con características animales,
que lo hacen más agresivo, asimetría en la forma de sus dientes y su cráneo,
en el largo de los brazos, con zurdismo, y orejas salidas; se podría pensar en
la literatura y el cine, que Lombroso concebía al criminal nato como un
Nosferatum capaz de beber sangre si se lo propone, con gran capacidad en
sus orbitas craneales, lo que haría que se detallasen mucho sus ojeras, con
mirada penetrante, perezoso, vengativo, vanidoso e insensible por los
sentimientos de piedad a la vida de sus semejantes y la propiedad ajena.
(Agudelo Betancour, 2013, pág. 70) Para Ferri es:
“Alguien con inteligencia común o más bien inferior a la común. Tienen en
cambio una voluntad anormal: es impulsivo y obra de manera precipitada por
motivos desproporcionados en relación a la gravedad del delito; acusa falta o
debilidad del sentido moral. En ellos, la tendencia criminal es el efecto casi
exclusivo de sus condiciones de anormalidad fisiopsíquica y el medio social o
ambiental es apenas una ocasión. Son los más peligrosos y tienen las notas
de precocidad y la incorregibilidad”. (Agudelo Betancour, 2013, pág. 36)
Este concepto más subjetivo de los caracteres del delincuente, es la conclusión
que arrojó Ferri en su teoría de los factores determinantes del delito, donde
juegan tanto los factores endógenos como exógenos y la sociología, estos tres
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factores se denominaron el factor antropológico, factor cosmotelúrico y el factor
social o mesológico. Por otro lado, Garófalo establece cuatro tipos: el asesino
que atenta contra el bien jurídico especifico de la vida, el delincuente violento
de temperamento fuerte o agresivo, el ladrón con falta de respeto por los bienes
ajenos, el egocéntrico y el delincuente Lascivo, que se caracteriza por la
agudeza de sus deseos sexuales.
Es indudable la existencia de un hombre cuyo aspecto genera miedo, es más
un criminal endógeno que exógeno, aunque el medio ambiente y la ocasión
puedan llevarlo a actuar más fácilmente, tendiente al tener pintarrajeos con
símbolos que aluden a su peligrosidad, capacidad para el combate y la evasión
del miedo, cejas pronunciadas y perfil craneal pentagonal, por lo general su
comportamiento es extrovertido, intentando generar la confianza que su
apariencia desengaña.
B. El criminal loco moral.
El delincuente loco moral, se encuentra en el estado psicopatológico que
impide o perturba la normal valoración de la conducta desde el punto de vista
moral, pero dejando intacta la inteligencia, la capacidad cognoscitiva y volitiva.
Comparten con el delincuente nato las características de insensibilidad o
crueldad, vanidad y se diferencian del delincuente nato en su personalidad
antipática.
Ferri dice “en estos sujetos el delito es el resultado de la combinación de la
enfermedad mental y la atrofia del sentido moral, caracterizada como falta de
repugnancia frente a la idea y a la acción delictiva”. (Agudelo Betancour, 2013,
pág. 36) Debemos hacer la distinción entre el delincuente loco que es
imputable, del loco delincuente que es un discapacitado mental inimputable, ya
que este último no goza de su completa capacidad mental. El delincuente loco
es alguien que lleva a cabo su querer con mayor facilidad que el nato porque
goza de una sana voluntad, al ser antipáticos y vanidosos por su constitución
psicológica, desean estar en un estado mejor, esta atrofia del sentido moral
hace que sus actos tiendan a ser reprochables para la sociedad, por ejemplo,
atentar contra los bienes ajenos para satisfacer su necesidad de riqueza.
C. El criminal epiléptico.
El delincuente epiléptico, es un individuo que puede sufrir de epilepsia o no, si
es así comete a causa de esta enfermedad los delitos, es muy propenso a los
delitos sexuales, puede imitar ataques epilépticos y por lo general es muy
violento. Tendencia a la calvicie, la vagancia con largas deambulaciones
involuntarias, la obscenidad, la pereza, el orgullo de sus delitos, el disimulo,
mentirosos, irritables, falta de memoria, tatuajes, falta de carácter,
grafomanías, entre otros caracteres. (Lombroso, p. 70 y 89) Del delincuente
epiléptico podemos decir que su esfera volitiva se encuentra viciada, tienen
tendencias a las lesiones personales, los delitos contra la vida, los delitos
sexuales y los daños en bienes ajenos, además de una personalidad
introvertida y tendencias obsesivas-compulsivas.

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D. Los criminales ocasionales.
En los delincuentes ocasionales, es el medio ambiente el que más determina
su voluntad para llevar a cabo su actuación, que los factores endógenos, por
esto, para ésta escuela son menos reprochables sus actos, aunque no los
exonera de responsabilidad. Los delincuentes ocasionales tienen una
subdivisión en tres grupos: los pseudocriminales, que actúan con fundamento
en razones altruistas, por ejemplo una legítima defensa simple o putativa; las
personas cuya situación económica los pone en un estado de necesidad, y los
lleva a cometer hurtos, tienen tendencia a acciones como lesiones, piromanías,
duelos, y falsedades; el tercer grupo, es el de los criminaloides, en quienes
existe un grado de premeditación mayor que los anteriores, ya que la
oportunidad para delinquir se les presenta de forma irresistible, así las cosas,
estos tienden a la suplantación; según la teoría de la asociación diferencial, en
las cárcel se forma su carácter criminal o dentro del proceso penal. (Pérez
Pinzón & Pérez Castro, 2009, pág. 57)
E. Ferri explica que:
“Aquí juegan un papel preponderante las circunstancias ambientales:
provocación injusta, necesidad familiar o personal, facilidad en la ejecución,
conmoción pública, etc. Aunque presenta también, al igual que los otros
delincuentes, cierta predisposición al delito, este no se concretaría si no fuese
por las circunstancias de su entorno. Es irreflexivo e imprevisible y tiene una
voluntad débil. Sus delitos no son, generalmente, demasiado graves como
hurtos y estafas simples, ultrajes y resistencias, lesiones, injurias, ofensas al
pudor, daños, delitos contra la libertad, etc. Presentan un buen pronóstico de
readaptación con la condición que en lo posible se les envite las cárceles o se
use un buen método de tratamiento penitenciario”. (Agudelo Betancour, 2013,
pág. 37)
E. El Criminal Pasional.
El criminal pasional es el más social de los criminales, en estos sujetos los
móviles son causa de la misma estructura social y las costumbres; los celos
han sido las causas más antiguas de delitos contra la vida, lesiones personales
y hasta daños en bien ajeno; con esta clase de comportamiento se tienen unas
características bien particulares, como lo son la belleza, simetría corporal, y un
buen desarrollo evolutivo. En el individuo pasional, incide más en su
comportamiento el factor social, aunque pueden existir factores endógenos que
aumenten su peligrosidad, las edades están entre los 20 y 30 años, tienen una
afectividad exagerada, son más propensos a los casos de ira e intenso dolor
que a la premeditación. En ambos sexos, por lo general, luego de cometer el
delito sienten remordimiento que los lleva al suicidio. Cada hombre tiene una
constitución que al menos por método se puede dividir en dos: simpático-
tónicos, y vago-tónicos; a los primeros, la mera sugestión del medio ambiente
o en otros términos, el escenario en el medio ambiente, es el que los lleva a
actuar de inmediato, sin que haya pensamiento ni reflexión alguna sobre las
consecuencias, este es el emotivo-impulsivo, en el cual la reacción es
inmediata al motivo que lo provoca; por otro lado, tenemos al vago-tónico, que

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es quien va reuniendo o acumulando todas estos odios, perpetuándose en un
comportamiento obsesivo. De esta división, salen los sectores del sujeto
pasional obsesivo y el pasional impulsivo, que demuestra la fundamental
división de la psicología entre emoción (simpático-tónico) y pasión (vago-
tónico). (Gaitán, 1948, pág. 50)
F. Los criminales resolutivos.
Existen individuos resolutivos instantáneos con desintegración en el tiempo, en
estos aparece la resolución antes que la intención. La observación de los
impulsos y las emociones, arroja que, en estos individuos su carga de
irritabilidad hace que el esfuerzo que esto comprende, vaya sensibilizándose
en el tiempo, comienzan por la resolución y en ese momento juran matar y son
capaces de hacerlo, pero en corto lapso pueden estar abrazando a su enemigo.
Otra clase de resolutivos es el individuo intencional con integración resolutiva
en el tiempo, en este caso, primero aparece la intención, luego la resolución y
por último el acto, estos no se precipitan a actuar de inmediato, sino que de
forma metódica planean y luego llevan a cabo el acto, estos sujetos son muy
sugestionables y siempre buscan ayuda externa.
G. Los criminales premeditativos.
La primera clasificación de los premeditativos la hizo Jorge Eliecer Gaitán en
su Criterio positivo de la premeditación. De acuerdo con su teoría, no existe
premeditación sino seres que premeditan, así, “la premeditación no se predica
de entidades abstractas como las normas sino de los sujetos porque
corresponde a la antropología, por eso, no habla esta clasificación de
premeditación, sino de premeditativos”. (Gaitán, 1948, pág. 18)
1. El primero, es el premeditativo constitucional de temperamento reflexivo.
2. El premeditativo pasional.
3. Está también el delincuente premeditativo egocentrista o habitual.
4. Por otro lado, tenemos los premeditativos condicionales o circunstanciales,
De la clasificación anterior, tenemos que la constitución psíquica humana está
formada por cuatro elementos que interactúan entre sí, configurando la
personalidad del ser humano, estas son las esferas volitiva, instintiva,
intelectiva y afectiva. Cualquiera de estas partes de la psiquis humana puede
verse afectada hasta llegar a ser una patología, así en los drogadictos es la
volitiva, en las personas violentas la afectiva, lo mismo para el estrés
postraumático; la instintiva en los celos enfermizos o celotipia, y por último en
la intelectiva cuando existen errores epistemológicos o genéticos que impidan
el normal funcionamiento del cerebro en los procesos de aprendizaje.
V. Postulados de la Escuela Penal positiva.

1.- El punto de mira de la El delito es solo un síntoma revelador de su


justicia penal es el delicuente estado peligroso.
Se rechaza lo abstracto para conceder
2.- Método experimental carácter científico solo a lo que pueda inducirse
de la experiencia y de la observación.
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El hombre carece de libertad de
3.- Negación del libre albedrío
elección. El delincuente es un anormal.
4.- Determinismo de la Consecuencia natural de la negación del libre
conducta albedrío: la conducta humana está determinada
humana por factores de carácter físico-biológico, psíquico
Si el delito es resultado necesario de las
y social.
5.- El delito como fenómeno
causas apuntadas, tiene que ser forzosamente
natural y social
un fenómeno natural y social.
Se sustituye la imputabilidad moral por la
responsabilidad social. Si el hombre se halla
6.- Responsabilidad social fatalmente impedido a delinquir, la sociedad
se encuentra también irremediablemente
inclinada a defenderse.
La sanción no debe corresponder a la gravedad
7.- Sanción proporcional al
objetiva de la infracción, sino a la peligrosidad
estado peligrosop
del autor.
La pena es una medida de defensa cuyo objetivo
es la reforma de los delincuentes readaptables
8.- Importa más la prevención y la segregación de los inadaptables por ello
que la represión de los delitos interesa más la prevención que la represión; son
más importantes las medidas de seguridad que
las mismas penas.

VI. Cuadro comparativo entre la escuela penal clásica y escuela penal positiva.

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VII. CONCLUSIONES.
Las ideas positivistas se pueden exponer en los siguientes criterios, la clasificación
antropológica de Cesar Lombroso, las ideas de delito natural y los factores sociales
del delito propios de Enrico Ferri y sus diferentes tratamientos según la clase de
criminal y la reparación a las víctimas de Rafael Garofalo. Estas teorías han tenido
un efecto muy importante en desarrollo del Derecho Penal no solo en Bolivia sino
también en el resto de América Latina; sin embargo, como es de suponerse, la
realidad social, el espacio temporal y otras consideraciones externas no permitieron
una adecuación total de estas teorías como surgió en Europa. Empero, de igual
manera estas acepciones tuvieron un efecto importante en el desarrollo de nuestro
actual Derecho Penal.
Nuestro Código Penal actual en Bolivia no es ajeno a la proposición de estos
postulados positivistas, tanto en principio, como en algunos tipos penales, hasta las
consideraciones de los agravantes, como el exceso de violencia en el homicidio, el
hurto, también para los actos punibles en lugares despoblados, que surgen de la
clasificación antropológica de los criminales, son estos aportes de la escuela
positiva que trascienden hasta nuestra época. los fines de la pena se enmarcan en
la prevención general, la reinserción social y la protección de la sociedad. Lo
anterior deja por entendido que la solución de la problemática social y el crimen
como su principal manifestación, deben ser analizados desde diferentes áreas del
conocimiento como la medicina, la psicología, las técnicas criminalísticas y la
sociología y sin duda en nuestra época en la práctica judicial son objeto de análisis
por el juez para determinar la responsabilidad penal.
La conclusión de acuerdo a las ideas de Garofalo, es que la criminalidad depende
del entorno o ecosistema en el que viven las personas y esto determina las
tendencias criminales, entonces las actividades de la administración
gubernamental en nuestro país, deben ser tendientes a reducir los factores
externos que influyen en la comisión de un delito, a lo que puede responderse con
una política criminal enfocada en la segurida, por ejemplo, adecuación de las luces
y cámaras en lugares oscuros y despoblados, identificación de zonas rebeldes, etc.,
y así no solo atacar la criminalidad de forma coercitiva con la pena, sino también
con política criminal efectiva.
El crecimiento de ciudades cada vez más convulsionados como Santa Cruz y más
aún por la internación en nuestro país de costumbres criminales exteriores más
aguerridas como asaltos a mano armada, asaltos express, tiroteos y otros que no
eran característicos de nosotros, incitan a la criminalidad, mas aun si en estos
lugares no llega una pronta intervención del Estado, sin duda constituyen factores
exógenos que llevan a las personas a tener un modo de vida donde deben convivir
todos los días con inseguridad, miedo y proporcionando condiciones de vulneración
constante de derechos humanos, derechos como la dignidad, el trabajo, y de
continuar así, se podría llegar hasta una era de decadencia y deshumanización. En
este punto, se reconsideran las ideas de la escuela positivista en especial sobre el
delito como hecho socialmente relevante, las consideraciones en que el
delincuente no actuaba con su solo atributo de la voluntad, sino también que
existen unos factores endógenos y exógenos que lo impulsan, nos dejan saber que
la única forma de solucionarlo es combatiendo esos factores externos.
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