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Casa Victoria Ocampo

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Director

Guillermo Raúl Kliczkowski

Vicedirector
CASAS
Néstor Julio Otero

Dirección de Arte:
Haydée Susana Barrionuevo

Colaboradores:
Mirta A. Kracoff, Buenos Aires
Hugo A. Kliczkowski, Madrid
Marcelo Camerlo, Madrid
Antonio del Castillo, Logroño
Ignacio Benitez, Porto Alegre
Cristina Benitez, Porto Alegre

Diseño Gráfico
Néstor Julio Otero
Haydée Susana Barrionuevo
S1JlI,\H1U
Hecho el depósito que marca
3. ,\\'1m, UUY y U,\~,\N,\
la ley 11.723
Impreso en Argentina '11<:S'InI0;\10S
Printed in Argentine 11. I,,\S C:,\MS llOmmN,\S
I:.\S,\ Bi\ I'L,U',\ m~ LOS 1i\I;U~<';B.<';
La reproducción total o parcial de
~I,U~ nm. I'I~\:I~\
este libro, en cualquier forma que
sea, idéntica o modificada: escrita I:.\S,\ nx I',U.mUIII mlll:o
a máquina por el sistema ' mmi\OS ,UHI<:S
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Viel1448 93. YlLL,\ UC:,UJI»U
Capital Federal sax ISlImo

Marzo 1992 \'IU..,\ \'U:'I'UHI,\


1I,U~ mn, 1'1•.\:1',\
20

Un fénix poco frecuente

Sólo podremos construir tivo de un artista célebre o por no expresar la o a Cocteau que los surrealistas y si bien
un edifico si sabemos (habitual) imposición del arquitecto sobre su admira a Le Corbusier como teórico, su obra
como vivir en él. cliente y sugerir más bien que este se ha construida la desilusiona. No es para ella. Su
salido con la suya o en el mejor de los casos mundo es más bien el del neoclaslcisrro
Heidegger - Bauen, Wohnen, se han puesto milagrosamente de acuerdo, moderno: la Perséphone de Gide o el teatro
Denken han permanecido en la incomprensión o el de Jouvet, que busca mantenerse, como
olvido. No hace mucho tiempo, abandonaron pedía Peguy "fuera de la fecundidad del des-
este purgatorio, la Maison de Verre de Cha- orden y de la esterilidad del orden". '
La casa que Alejandro Bustillo constru- reau, los pabellones de Eileen Gray, la casa
yera en 1928 para Victoria Ocampo, gracias de Wittgenstein para su hermana y más cer- La idea de hacerse una casa en Mar del
a una sistemática y sensible restauración ha ca nuestro, las primeras obras de Barragán y Plata le permite concretar esos principios en
vuelto a ser motivo de observación y estudio, esperan su turno entre otras, las de Mendel- una escala mayor. Coincide con el inicio cte
cuando no de simple noticia periodística. A sohn, las de Perret o la extraordinaria Villa un nuevo ciclo de su vida que hará crisis en
ello contribuye seguramente la celebridad de Noailles en Hyéres de Mallet-Stevens. 1929 con la fundación de Sur. Son años de
su comitente, la renovada fama de su arqui- viajes, de nuevas amistades (Keysertinq.
tecto y last but not least la simpatía y popula- Pero hagamos un poco de historia. Al- Ansermet, Le Corbusier, Valéry, Waldo Frank
ridad de sus nuevos propietarios. gunos interiores, una casa en Mar del Plata, Drieu). Años de búsqueda pero también de
varios, croquis de Le Corbusier y un proyec- afirmación, que en alguna medida se expre-
Se revierte así una situación paradójica to alternativo, preceden y anuncian la casa san en esta casa de veraneo levantada sig9j-
ya que esta casa, una de las primeras y más de la calle Rufino de Elizalde. ficativamente en el balneario más elegante
importantes obras de la arquitectura moder-
na en nuestro país, fue durante, años, una de Los interiores son los de sus departa- de la época, pero en un lugar (entonces)
mentos en Paris (y luego, mucho después, los apartado y contra todas las reglas del gusto
las menos conocidas. Este es el resultado de
una serie de aparentes contradicciones que de la quinta de San Isidro): interiores conven- imperante en el momento. Si para ello contra-
no solamente rodearon su creación, sino que, cionales en los que Victoria Ocampo se insta- ta los servicios de un constructor de caballe-
como un trauma de alumbramiento, queda- la una vez arrasadas sus molduras, o neutrali- rizas, la propietaria se reserva el placer de
ron plasmadas en el propio objeto confun- zadas por la pintura blanca (... Ie lait de chaux, diseñarla. El escandaloso efecto de esa casa
diendo las pistas de quienes se acercaron a la loi du Ripolin de Le Corbusier). Coloca unos sin pretensiones, "cúbica" y blanca, con s~
estudiarla con ánimo crítico. pocos muebles elementales, mesas de pino terrazas abiertas al sol y al mar y su cerco de
(de cocina), sillas de paja, y junto con ellos los retamas, aumentará años después, al cons-
Será necesario ocuparse brevemente truirse alrededor de ella los oscuros casero-
cubiertos de plata, la vajilla inglesa, los obje-
de este punto para entender una situación nes neo-tudor de moda en la época y anun-
tos de tocador de carey y oro: la estética de
que no constituye un caso único en nuestro ciará la reacción que produjo poco después
l.'art décoratif d'aujourd'hui (1924) y el equi-
siglo. En rigor, la historia de la arquitectura paje de una nómade refinada. la casa de Barrio Parque, vecina hoy como
moderna sólo desde hace poco tiempo (y
Es en esta convivencia donde aparece entonces de sus equivalentes, pero esta vez
aún hoy en forma fragmentaria) se ha ocupa-
de inspiración francesa.
do relativamente y como a desgano de estos ya, aunque en tono menor, el tema del doble
"casos difíciles", de estas anomalías que se rechazo, que acota el camino en la búsque- En cuanto a los croquis de Le Corbu-
alejan de su ortodoxia para constituir nudos da de una autenticidad que es la caracterís- sier, Sumrna' se ha ocupado recientemente
de contradicciones, expresiones de conflic- tica más profunda, la más esencial, de estas y en el más vasto contexto de las relaciones
tos de mayor alcance que abren fisuras en su casas, de estos interiores. del maestro con la Argentina, del proyecto
tronco aparentemente monolítico, más pro- que Victoria Ocampo le encargara hacia
Rechazo por un lado de las convencio-
pio de un ariete polémico que de un árbol nes sociales que en lo estético se definen por
1927, lo que me exime de extenderme en
arraigado en la cultura y los avatares de su ellos como antecedente de la casa que nos
'el buen gusto' pero también rechazo de las
contexto. ocupa.
experiencias estridentes de la vanguardia:
Extraño destino el de estas obras impa- sus afinidades la acercan más al Stravinsky Sin embargo creo que debemos volver
res que por no integrarse en el proceso crea- de esos años que a Schónberg, más a Valery a ver los dibujos que acompañaban dicho

Revista Summa N° 257-258, Enero-Febrero 1989, Buenos Aires.


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encargo porque muestran in nuce muchas Descartada la propuesta de Le Corbu-


de las características de la obra que fuera sier, la elección de un nuevo terreno acelera
construida poco después, mostrando a la la ejecución del proyecto para cuya concre-
vez (Bustillo no había aparecido aún en es- ción encarga los planos a Alejandro Bustillo.
cena) el papel protagónico de la comitente En este punto debemos preguntarnos
en el proyecto definitivo. ' porqué Victoria Ocampo se dirige para cons-
Veamos, entonces, los croquis de Vic- truir su casa -una casa manifiesto de sus
toria Ocampo que, (como los posteriores de ideas- a Alejandro Bustillo que detestaba
Le Corbusier) son para otro terreno, éste en- esas ideas y preconizaba una vuelta al clasi-
tre medianeras y en la calle Salguero. Ellos cismo más riguroso. Si el énfasis maquinista
muestran una disposición tradicional, tanto de Le Corbusier le resultaba excesivo por-
en planta como en sección; sin embargo las qué no acercarse a Alberto Prebisch que \
dimensiones relativas de los locales y la ex- poco después entrarfa al comité de Sur y
trema simplificación que sugieren, permiten cuya posición era coincidente punto por pun-
entrever cuál sería el clima que hubiera teni- to con la de ella? La respuesta es que más
do la casa en su interior, clima que reapare- que un creador o un joven polémico, Victoria
cerá con mayor complejidad en la construida Ocampo necesitaba un profesional experi-
poco después. mentado para materializar sus ideas puestas
Por otra parte, el aventanamiento de los en práctica, como hemos visto en sus interio-
ambientes que forman los tres pisos, está res, en la loma de Mar del Plata y en la casa
organizado desde el interior, es decir, axial- de su amigo J. en Belgrano (Victoria Ocam-
mente respecto de los diferentes espacios lo po. Autobiografía 111).Avala esta opinión el
que da por resultado un insólito ordenamien- párrafo de una carta inédita (archivo Bustillo)
to de la fachada, al expresar ésta las distin- en la que expresa •... estoy perfectamente
tas particiones internas, y produciendo el convencida, después de la conversación de ¿J¡/~ ~ ,~ > /.- ~ ~
desplazamiento relativo de las aberturas, esta tarde, que nadie mejor que usted (a ~ ¿tL.-Z, '7,) •. k. /r=: c...._

único elemento compositivo de este plano pesar de sus antipatías) podrá interpretar y 0:;t:: "-P.. /v=': ,~ c-; r-----
tenso y sin relieve. Esta disposición hetero-
doxa está sin embargo ordenada, de alguna
realizar lo que yo llevo en la cabeza ..." y en el
tomo IV de su autobiogratra "... Cometf el
a./-

,1cJ.."
L _c... .L~ .;
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kA._U 1....- ~ ~~'

c.:
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manera, a través de las modulación de las error de dirigirme al arquitecto Bustillo ... Bus- <~.' e

aberturas y las superficies opacas y la conti- tillo detestaba lo que yo amaba y nos pelea- ;~ _ ,- - J,...L~/~------""- . j-
nuidad entre ejes y bordes de los vanos, un mos antes de llegar a un acuerdo ... Bustillo
x::. (.......J '---¡ l-.-_~ L.o....~ "--"- ,..

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ordenamiento que reaparecerá parcialmente tenía un cierto sentido de la belleza y el orden
en la que hoy nos ocupa. y sobre todo un sentido de la calidad".
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Proyecto de Victoria Ocampo para su casa en Buenos Aires. 1928.


Plantas y vista sobre Salguero (oíbuio: Ines Fernandez).
23

Es entonces, desde esta violenta y por una repetición casi literal de sus formas bargo, el tratamiento absolutamente similar
transgresiva relación entre arquitecto y clien- cúbicas, sus dimensiones y materiales. Aquí de todos ellos, la ausencia total de "decora-
te que debemos enfrentar la obra. termina por lo tanto toda proximidad con la ción", que se resuelve en el despojamiento
.. La lectura detenida de los croquis, va- obra de Loes: ni rastros de Raumplan ni de de sus muros claros, la presencia protagóni-
riantes y planos de estudio que han llegado a los nobles mármoles tan caros al maestro ea de una luz constante y finalmente el volun-
nosotros", nos muestra cómo, a partir de cier- moravo. tario anonimato de sus muebles, harían reco-
tas ideas rectoras, indicaciones y en espe- Una síntesis extrema absorbe las anéc- nocer a Le Corbusier "haber visto en ella a los
dal, disuasiones de su cliente, Bustillo dise- dotas y elimina los detalles, privilegiando el Picasso y Léger en el marco de una pureza
ña la casa utilizando el bagaje de su forma- goce del espacio, el lujo de las proporcio- que raramente se encuentra". Una pureza
ción clásica con una dedicación y una cohe- nes, las imprevisibles variaciones de la luz. que evoca también, significativa e insistente-
rencia tan sostenida que por momentos hace La secuencia de los ambientes princi- mente, los lacónicos ámbitos domésticos de
pensar en su conversión al nuevo lenguaje. pales está resuelta en forma tradicional y re- la colonia, como por ejemplo los de la quinta
Todas las decisiones de diseño están cuerda a los del proyecto de la calle Salgue- de Pueyrredón, hechos de una cándida sín-
pensadas en términos de un equilibrio entre ro, salvando la importante diferencia que im- tesis de espacio, luz y materiales simples.
tradición y modernidad, resuelto por la ahis- plica el paso de la frontalidad del primero a la El episodio de esta casa dejó secuelas
tóricidad de las formas que incluye tanto a rotación del segundo, impuesta por las ca- en sus dos protagonistas y en particular en
las del pasado como a las modernas. Este racterísticas del terreno. Alejandro Bustillo, quien en algunas obras
IQgrado esfuerzo por crear un testimonio si- Es en este ordenamiento secuencial en posteriores intenta con menos éxito este com-
lencioso de una arquitectura sin tiempo está que la participación de Bustillo se hace, a mi promiso que "con tanta desconfianza" había
resuelto en el exterior por una relación de juicio, más evidente, tanto en la articulación resuelto para su imperiosa cliente.
volúmenes, de llenos y vacíos que confiere a de los locales de acceso, como en la de Esta, por otra parte, abandonará su
I~ casa una "gravitas" que quita a la obra todo estos con los de la planta de recepción y del casa moderna para volver a la vieja quinta de
carácter experimental y la acerca a los ejem- conjunto de unos y otros con la escalera San Isidro, transfigurada en su interior por la
plos contemporáneos de Loes (casa Moller Esta es un tour de force de neutralidad pintura blanca y el recuerdo de los espacios
1928 y Müller 1930) con cuyo tratamiento de con su solado claro entonado con las pare- despojados de sus años más polémicos.
fachadas tiene una sorprendente afinidad. des y la luz lechosa de un ventanal con vi-
. Todo dinamismo está aquietado en las drios esmerilados acentuando levemente las Ernesto Katzenstein
simetrías parciales regidas por trazados re- formas necesariamente oblicuas de los pa- Diciembre 1988
guladores que se reiteran en los diferentes samanos resueltos como fragmentos recor-
cuerpos (cubos, prismas, el cilindro de una tados de los muros perimetrales. Notas
única columna) que expresan los espacios Los ambientes de recepción se organi- 1 Precisiones sobre proyectos de Le Cor-
interiores. Estos están tratados como una rei- zan también de manera convencional: vincu- busier en la Argentina 1929/49.
teración del exterior, lograda, no a través de lados axialmente, sus elementos principales Summa 243 - Noviembre 1987.
tés recursos habituales de la arquitectura (aberturas, chimeneas) se distribuyen en for- 2 Trabajo realizado en 'la Escuelita' con
moderna: transparencia-continuidad, sino ma regular, reiterativa y simétrica. Sin ern- las arquitectas M. Pereyra y M. Descole año 1981.

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D O O O
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Casa Ocampo
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011
Casa Ocampo
CJ O O n Casa Molter Casa Müller
24
..................................................................

El arreglo de mi nueva casa (Rufino de


numxo nl~ BI ..•IZ1\l ..•
nl~ Elizalde), me absorbió como jamás lo había
hecho Tucumán. Colocar los muebles, hacer
I~S(I lL\IHSt~l\l ..•t~l\STJ) ..•
I"'l\ colgar las cortinas compradas en París,
GIJI~NOSl\IHI~S ordenar los libros, plegaria a mis gustos
(como la tela del vestido sobre un cuerpo)
l\LI~,ll\NnHO IUJSTILLO Ht2:: me distraían por momentos de mis preocupa-
ciones interiores, me arrancaban de ellas. El
amueblamiento de los cuartos es algo que
siempre me ha fascinado. La simpatía o la
antipatía que los cuartos pueden inspirarme
es violenta. Casi física. Como un clima. No se
trata de un porcentaje de lujo o de objetos de
valor artístico o monetario que puedan tener,
sino ante todo, de una armonía sutil. Cierto,
las proporciones adecuadas son esenciales
para que pueda producir felicidad a la vista
(digo la vista, pero la vista no es más que el
intermediario en el asunto) una pieza cual-
quiera que sea. Además está el lugar y el
aspecto de los muebles. Para mi felicidad es
necesario que un sillón Luis XV sea un sillón
Luis XV, que una silla de cocina o una mesa
de caña sean una silla de cocina y una mesa
de caña. Tuve, en la Avenida Malakoff (en
tiempos de opulencia) un departamento
encantador (que inspiró la curiosidad de
Chanel y de Missia Sert, cuando lo cono-
cieron), amueblado con mesas de madera
blanca (mesas de cocina), sillas y sillones de
caña, un canapé y dos sillones confortables
recubiertos de chintz gris y nada más. Con
excepción de mi cama, el canapé y los dos
sillones (que eran de Leys), todo había sido
comprado en Printemps (Sección muebles
de cocina), por un precio irrisorio. Las
paredes blancas y las puertas pintadas de
gris (de acuerdo a mis indicaciones) le daban
a todo un aire de limpieza y de pulcritud
estrictas. En mi dormitorio (veía Notre-Dame
cuando, en la mañana, me incorporaba en la
cama), mis cepillos, mi nécessaire de carey
claro descansaban sobre la madera blanca
que normalmente sirve para recibir las
legumbres o las cáscaras y peladuras de
éstas y las cacerolas. No pudiendo pagarme
los muebles auténticos que hubiera querido
tener, me pagaba los muebles auténticos que
no alteraban mi presupuesto. Nada de
imitaciones, de falsos Luises, de falsos
Autobiografía VI, SuryCía.. vrctona Ocampo. Sur. Buenos Aires. 1984.
25

Chippendales, de falso Provenzal (colmo de


lo horrible) en mi casa. No importa qué, pero
auténtico.
En la avenida Malakoff (como más tarde
en la calle Raynouard), nada que ofendiera al
ojo más prevenido. ¿Oué hubiera podido
decir ese ojo? "¿Oué hacen esos cubiertos
de plata sobre esta mesa cubierta de hule?
¿Estamos en la cocina o en eLcomedor?" Yo
hubiera respondido: "Cuando tengo cubiertos
de plata me gusta comer con ellos. Cuando
no tengo una preciosa mesa de caoba, me
gusta comer en una mesa de cocina y no en
una imitación de la mesa preciosa ... que deja
de ser preciosa porque siento horror ante lo
falso".
En mi nueva casa tenia una mesa de
comedor espléndida (siglo XVIII, caoba). La
tengo todavía. Algunas cosas de época que
me encantaban por la madera y por la forma.
Algunas mesitas. Un tapiz de Picasso. Un
tapiz y una tapicería de Léger. Grandes
canapés. Libros. Un piano. Arboles alre-
dedor. Las cosas estaban colocadas estricta-
mente de acuerdo con el uso al cual estaban
destinadas. Desde el momento en que un
mueble está colocado sin sentido, molesta.
Molesta a la vista. No creo que hubiera nada
sin sentido en Rufino de Elizalde. Es hacerle
justicia a esa casa que vendí doce años
después. No se le hubiera podido dirigir
aquella frase de Tagore a Chapadmalal: "Esta
casa está llena de cosas sin sentido".
Además, Tagore fue un poco injusto. Cha-
padmalal (la casa) era a la imagen y
semejanza de sus propietarios, de muy buen
gl;.l~tQ. Con la obsesión de hacer 'una gran
casa de campo inglesa". Casi un castillo.
Naturalmente esa pretensión se paga. Tagore
olfateó que había algo falso en esa des-
mesura. Eso es lo que él llamó "sin sentido".
Es difícil que un americano no caiga en el "sin
sentido" (en apariencia) porque necesita
utilizar lo que viene de Europa, lo quiera o no.
Cuando esta dificultad ha sido vencida,
cuando la utilizan con talento, los americanos
son geniales. O mejor dicho, cuando son
personas geniales nadie lo hace mejor que
ellos. Ejemplo: Eugenia Errázuriz (que J.H.
copió).
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