Sentencia T-083/21: Aclaración Previa
Sentencia T-083/21: Aclaración Previa
Sentencia T-083/21: Aclaración Previa
Magistrada ponente:
CRISTINA PARDO SCHELSINGER
SENTENCIA
Aclaración previa
I. ANTECEDENTES
6. De igual forma, los padres indicaron que su hija desea vivir y por eso
«apela a la ciencia, para que le ofrezcan tratamientos alternativos, pues sí
3 Anexos al escrito de tutela, págs. 2 a 3.
4 Oficio J305-20 del HOMI, págs. 1 a 2.
5 Id.
6 Id.
7 Anexos al escrito de tutela, pág. 5.
8 Id.
9 Id.
10 Cfr. Id.
acepta tratamientos derivados de la sangre, que se conocen como fracciones,
como, por ejemplo: ALBUMINA, INMUNUGLOBINA, FACTORES DE
CUAGULACION (sic), que se saca del plasma. HEMOGLOBINA,
HEMINA, que se saca de los Glóbulos Rojos. INTERFERONES, una
minúscula fracción de globos (sic) blancos»11. Por último, solicitaron que «el
personal médico tome en cuenta la decisión de [su] hija y permitan que
nuestros representantes les compartan información medico-científica de los
avances de la ciencia actual que ofrece alternativas a una transfusión de sangre
siempre con el objetivo de que [DSCL] supere este problema de enfermad por
el que está pasando»12.
11 Id.
12 Id. Pág. 6.
13 Historia de atención, pág. 23.
14 En esta junta de ética médica estuvieron presentes los padres de la accionante y representantes del Comité Enlace
Testigos de Jehová.
15 Historia de atención, pág. 27. La historia de atención de DSCL fue aportada por la Defensora de Familia del Centro
Zonal Mártires (Bogotá) del ICBF.
16 Id. Pág. 25.
17 Id.
«su direccionamiento para el manejo de este caso, a fin de determinar si existe
alguna (sic) tipo de negligencia de la red familiar en este caso con relación a la
negativa de la transfusión, teniendo en cuenta que esto trasgrede el derecho a
la vida y la salud, pero que también se deben respetar las creencias y
conceptos individuales»18.
25 El escrito tiene fecha de 2 de julio de 2020, pero, de acuerdo a la documentación aportada con la solicitud de amparo,
fue enviado por correo electrónico al ICBF el 3 de julio de 2020 a las 15:48.
26 Anexos al escrito de tutela, pág. 20.
27 Id. Pág. 19.
28 Id. Pág. 34.
29 El escrito de tutela tiene fecha de 20 de julio de 2020 y en el expediente obra constancia de reparto el día 22 de julio
de 2020.
30 Escrito de tutela, pág. 1.
[su] integridad personal siempre que sean alternativos a las
transfusiones de sangre completa o de sus 4 componentes principales».
(iii)«Que se prevenga a la parte accionada para que, en lo sucesivo, se
abstenga de incurrir en los comportamientos que obstaculicen el
ejercicio de [sus] derechos fundamentales invocados».
17. De igual forma, la accionante solicitó como medida provisional que «se
suspendan los efectos» del auto de 24 de junio de 2020, emitido por la
defensora de familia del Centro Zonal Mártires (Bogotá) del ICBF «y se
notifique de esto al Hospital La Misericordia»31. Además, en su escrito de
tutela, manifestó que «tem[e] que durante el tratamiento que seguir[á]
recibiendo y con base en la orden impuesta por el ICBF se ultraje [su]
conciencia y se [l]e practique a la fuerza una transfusión de sangre o de sus 4
componentes principales»32. En este sentido, sostuvo que «[n]o concib[e] vivir
con el devastador efecto anímico, emocional y espiritual que esto tendría en
[su] vida, pues [su] decisión es consciente, libre, informada y reiterada; así
que [s]e resistir[á] con todas [sus] fuerzas tal abuso, como si se tratara de una
violación sexual»33.
19. En este sentido, la accionante aclaró que «no [se] niega a recibir
atención médica, solo rueg[a] que se [l]e proporcione un trato digno sin
transfusiones de sangre ni de sus 4 componentes principales; sobre todo si
existen alternativas científicamente probadas y respetadas»37. También, indicó
que «entiend[e] las implicaciones de [su] decisión y [es] competente para
tomarla […]. Es [su] decisión personal, un hecho lícito voluntario sobre [su]
propio cuerpo tomada en uso normal de [sus] facultades mentales» 38. Por
tanto, solicita que se respete «[su] decisión libre y autónoma de desarrollar
[su] vida bajo las normas de la Biblia como testigo de Jehová», lo que incluye
«[su] decisión relacionada con [su] derecho fundamental a la salud de aceptar
31 Id. Pág. 10.
32 Id. Pág. 2
33 Id.
34 Id. Pág. 5.
35 Id. Pág. 4.
36 Id. En este sentido, la accionante hace referencia a Hechos 15:28, 29.
37 Id.
38 Id. Pág. 5.
los mejores tratamientos médicos para propender [su] mejoría, pero sin recibir
transfusiones de sangre completa ni de sus 4 componentes principales (Hechos
21:25)»39.
23. De igual forma, DSCL sostuvo que, «[c]on base en [su] consentimiento
informado, diligenci[ó] con anterioridad a la presentación de esta tutela un
documento tipo DVA denominado “Declaración previa de voluntad para la
atención médica” (dpa), el cual está en [su] historia clínica [y] cono[ce]
alternativas médicas a las transfusiones de sangre, que gozan de respaldo
científico, las cuales [ha] compartido con el Hospital La Misericordia y con la
defensora de familia del ICBF»43. En relación con las alternativas médicas a
las transfusiones de sangre, la accionante adjuntó al escrito de tutela un
documento sobre las «[a]lternativas médicas a las transfusiones de sangre con
soporte científico titulado “Estrategias clínicas para evitar transfusiones de
sangre. Citas seleccionadas sobre oncología pediátrica”»44. En este
documento, la accionante referenció distintos «artículos médicos para el
manejo de tres situaciones que se presentan en el tratamiento de pacientes
testigos de Jehová: Anemia (baja cantidad de glóbulos rojos), trombocitopenia
39 Id. Pág. 7.
40 Id. Pág. 9.
41 Id.
42 Id.
43 Id.
44 Id. Pág. 11.
(baja cantidad de plaquetas) y hemorragia (que puede ocurrir cuando las
plaquetas alcanzan niveles muy bajos)»45.
31. El Juez advirtió que el caso sub examine representa una situación
«extrema», porque la transfusión de sangre «hace parte fundamental del
tratamiento que se da a los pacientes con [leucemia]» 68. Es decir, «de dicho
tratamiento en gran medida depende su vida, realizarlo implica darle una
posibilidad para evitar la muerte»69. Habida cuenta de lo anterior, y en
61 Oficio J251-20 del HOMI, pág. 1. De igual forma, señaló que los pacientes del HOMI que se han sometido a dicho
protocolo tienen «una sobrevida a 20 meses de 80% y 74,4% a los 5 años esto quiere decir que de 100 pacientes con esta
patología que ingresan a la Fundación HOMI el 70 al 80% permanecen con vida a los 2 años y 5 años».
62 Id. Pág. 2.
63 Sentencia de primera instancia, pág. 31.
64 Id. Pág. 10.
65 Id. Pág. 25.
66 Id.
67 Id.
68 Id. Pág. 27.
69 Id.
aplicación de la jurisprudencia constitucional, el Juez indagó por la posición
de los padres respecto de la decisión de no recibir transfusiones sanguíneas,
adoptada por DSCL. Para tal fin, solicitó a los padres de la accionante que
«manifestaran si coadyuvaban las pretensiones de su hija»70, a lo cual ellos
respondieron con un «escrito en donde indican su total apoyo a lo señalado
por su descendiente»71.
32. Así mismo, el Juez constató que la accionante y sus padres decidieron
no aceptar las transfusiones sanguíneas con fundamento en sus creencias
religiosas y luego de haber recibido la explicación del personal médico
respecto de la importancia de las transfusiones, así como de las limitaciones
que tienen los medicamentos alternativos a dicho procedimiento72. En
consecuencia, concluyó que «[ni] los médicos, ni el Juez constitucional
pueden desconocer tales manifestaciones, ni mucho menos imponer su criterio
en tanto que proviene de su propia voluntad expresada de manera consciente,
como titulares del derecho fundamental a la libertad de cultos, libertad de
conciencia y al libre desarrollo de la personalidad» 73. Así, el respaldo de los
padres evita «que el personal médico pueda aplicar el tratamiento que promete
mejores resultados en la recuperación frente a la patología que padece»74.
78 Id. Pág. 4.
79 Escrito de impugnación, pág. 3.
80 Id. Pág. 4.
81 Id.
82 Id.
83 Id.
84 Id. Pág. 3.
85 Escrito de la accionante ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, pág. 1.
fundamentales, y que estos se armonicen y coexistan, en armonía con el
principio de dignidad humana»86.
39. Así mismo, DSCL insistió en que su petición consiste en que se respete
su decisión «libre y autónoma de desarrollar su vida bajo las normas de la
Biblia como testigo de Jehová», lo cual «incluye [su] decisión relacionada con
[su] derecho fundamental a la salud de aceptar los mejores tratamientos
médicos para propender [su] mejoría, pero sin recibir transfusiones de sangre
completa ni de sus 4 componentes principales (Hechos 21:25)»89.
40. También resaltó que «[sus] valores son fruto de [sus] convicciones
religiosas, que no son un capricho ni una decisión apresurada, impuesta por
[sus] padres o sin fundamentos sólidos. […] Y son estas mismas convicciones
las que [le] están ayudando a sobrellevar esta enfermedad dolorosa y, más
importante que nunca, mantener [su] paz espiritual, la que [le] produce saber
que [ha] defendido [su] conciencia»90, por lo cual manifestó que:
86 Id.
87 Id.
88 Id.
89 Id. Pág. 2.
90 Id.
91 Id.
92 La Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículos 1, 4, 5, 8, 11, 12, 24, 26 y 29; así como el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, preámbulo y artículos 2, 3, 5, 6, 7, 14, 17, 20, 26 y 27.
únicamente solicitó ser escuchada y que aclarara o modificara el auto, no que
lo revocara93.
45. Por su parte, respecto del segundo medicamento, el HOMI señaló que
«estimula la producción de plaquetas, [pero] no tiene indicación INVIMA para
su uso en esta patología [leucemia linfoblástica aguda] y está contraindicado
en menores de 18 años y, además, no tenemos evidencia científica que avale el
grado de toxicidad adicional si asociamos otros medicamentos a la
100 Id.
101 Id. Pág. 3.
102 Sentencia de segunda instancia, pág. 35.
103 Id. Págs. 33 a 34. El juez de segunda instancia sostuvo que: «dará aplicación a la Sentencia T-411 de 1994, que trató
el caso de los padres de una niña de diez meses de edad, cuyos progenitores se negaron a que fuera hospitalizada para
tratar de superar los graves problemas de salud que afectaban seriamente a la menor y comprometían su vida, porque la
religión que profesaban se los impedía».
104 Id. Pág. 34.
padece la accionante «puede llegar a requerir transfusiones de sangre completa
o de sus cuatro componentes, para preservar su vida»105.
63. Por medio de este escrito, la OGC solicitó actuar dentro del caso sub
judice en calidad de amicus curiae no para defender ni impugnar las
pretensiones de la accionante, sino para presentar «un análisis de la doctrina
del menor maduro en Colombia, y alrededor del mundo» 128. Como punto de
partida, la OGC sostuvo que «cualquier consideración judicial de cuestiones
médicas/legales debe partir del principio universalmente aceptado de que
“todo ser humano de edad adulta y de juicio sano tiene el derecho a determinar
qué se hará con su propio cuerpo” »129.
135 Rozovsky, L. E., The Canadian Law of Consent to Treatment, Butterworths Canada Ltd., 1990, pág. 55.
136 Id. Pág. 6.
137 Id.
138 Id. Pág. 9.
139 Id. Pág. 11.
140 Id. Pág. 12.
141 Id.
142 Id.
69. Por lo demás, la OGC hizo referencia a pronunciamientos de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, relativos a la protección de la dignidad
humana y del interés superior de los niños143. También resaltó que el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos considera «que la relación entre la dignidad
humana y la obligación de tratar a un paciente solo después de obtener su
consentimiento informado protege, puntualmente, a los testigos de Jehová y su
negativa a aceptar las transfusiones de sangre»144.
73. Por medio de la misma providencia, la Sala también negó las solicitudes
de audiencia virtual, presentadas por la accionante, sus padres y la Oficina del
Abogado General de la Watchower Bible & Tract Society of Pennsylvania.
Esto, debido a que las posiciones de los solicitantes habían sido plasmadas de
forma clara y contundente mediante los escritos presentados y, por tanto, no
era necesario llevar a cabo una audiencia virtual.
143 Id. Pág. 15. La OGC hizo mención al caso Jehovah’s Witnesses of Moscow and Others v. Russia, No. 302/02, del 10
de junio de 2010, párrafo 135.
144 Id.
145 Id. Pág. 16.
Sección Segunda, Subsección D» y comunicar esta al HOMI para que, «en la
mayor brevedad posible dé estricto cumplimiento a lo ordenado»146.
81. Por último, señaló que, si bien las «alternativas varían según el concepto
de [los médicos tratantes]»159, también «podría repercutir la decisión de la
paciente», porque en «la fase final es donde se hace reemplazo plasmático a
fin de sustituir células primarias de los cuatro componentes que en el
tratamiento invasivo se destruyeron»160. Por tanto, «no continuar esta fase del
tratamiento puede traer alto riesgo de inmunosupresión y son pacientes que
pueden sufrir de infecciones recurrentes, así como anemia por insuficiencia de
células sanguíneas y aumentar el riesgo de recidiva del cáncer, pues no hay
completa rehabilitación del organismo conforme al tratamiento inicial
instaurado»161.
87. De igual forma, la accionante indicó que siente que, «con esta solicitud
[de nulidad] de la EPS, […] se está afectando mi dignidad humana, se está
violando mi derecho a decidir libre e independientemente el futuro y en mi
proyecto de vida». Esto, por cuanto «si la EPS es escuchada ante el juez de
primera instancia, […] sacrificaría mis derechos humanos al anteponerse la
solicitud de una persona jurídica en detrimento de los derechos de un NNA,
cuando hay una vía que no lo ocasionaría», con lo cual se desconocería el
interés superior del menor de edad, previsto por el artículo 44 Constitucional y
distintos tratados internacionales173. Por último, DSCL señaló que, «antes de la
expedición de la sentencia, se puede presentar una situación “de extrema
urgencia”»174 y, por tanto, no debería prolongarse más la resolución definitiva
de su caso.
II. CONSIDERACIONES
1. Competencia
2. Cuestión previa
96. Por tanto, demorar aún más la decisión final implica una afectación
intensa a los derechos fundamentales de una persona considerada sujeto de
especial protección constitucional y, en atención a la gravedad de la
enfermedad que padece la accionante, el paso del tiempo resulta
especialmente riesgoso para la efectiva protección de sus derechos
fundamentales.
190 Al respecto consultar los Autos 536 de 2015, 288 de 2009, 181A de 2016 y la Sentencia SU-116 de 2018, entre otras
providencias.
191 Auto de 24 de junio de 2020 del ICBF, pág. 7.
192 Escrito de tutela, pág. 11.
procedimientos necesarios para tratar el diagnóstico recibido por la
accionante, la sentencia de segunda instancia habilitó al personal médico para
realizar «las transfusiones de sangre o de sus cuatro componentes principales»
únicamente «en caso de requerirse con EXTREMA URGENCIA» 193. Sin
embargo, el ICBF y el Tribunal Administrativo de Cundinamarca consideraron
que la decisión de DSCL pone en riesgo no solo su salud, sino también su
vida, porque el personal médico tratante de la accionante indicó que, debido a
la decisión de no recibir transfusiones de sangre o de sus cuatro componentes
principales, no pueden «garantizar la administración adecuada del protocolo
institucional [y] la intensidad del tratamiento, por lo cual no [pueden]
garantizar que la enfermedad [no] regrese y que, por ende, se relacione con
mortalidad asociada a esta patología [leucemia linfoblástica aguda tipo B]»194.
203 En relación con la legitimación por activa de menores de edad para interponer, a nombre propio, acciones de tutela
ver las sentencias: T-459 de 1992, T-341 de1993, T-079 de 1994, T-293 de 1994, T-456 de 1995, T-037 de 1997, T-409 de
1998, T-182 de 1999, T-355 de 2001, T-1220 de 2003, T-603 de 2005 y T-895 de 2011, entre otras.
204 Sentencia T-895 de 2011.
205 Sentencia T-603 de 2005.
206 Mediante oficio J251-20 de 27 de julio de 2020.
114. Así mismo, la magistrada sustanciadora, mediante auto de 11 de febrero
de 2021, ordenó vincular a la EPS Famisanar, le concedió un término de 3 días
para intervenir y ordenó a la Secretaría General de la Corte que le enviara
copia del expediente. Esto, con el fin de garantizar su derecho a la defensa,
habida cuenta de que a dicha EPS podría corresponderle la autorización y
suministro de medicamentos o tratamientos alternativos a las transfusiones de
sangre y de sus cuatro componentes principales, solicitados por la accionante
en su escrito de tutela.
207 El auto de 24 de junio de 2020, por medio del cual se impuso la medida de restablecimiento de derechos
cuestionada, se notificó a la madre de la accionante el 26 de junio de 2020.
208 Auto de 24 de junio de 2020.
209 Las constancias de notificación personal del auto de 24 de junio de 2020 fueron aportadas por la entidad accionada,
en la historia de atención, págs. 89 a 92.
que impuso la medida de restablecimiento de derechos, la cual tiene un
término de 2 meses para ser resuelta.
120. De igual forma, la Sala advierte que DSCL solicita la protección urgente
de derechos fundamentales que solo puede ser proveída mediante la acción de
tutela, pues no existe otro mecanismo idóneo y eficaz para proteger sus
derechos a la salud, a la vida y a la libertad religiosa distinto a la solicitud de
amparo constitucional. Así las cosas, para la Sala es claro que la acción de
tutela sub examine satisface el requisito de subsidiariedad. En suma, la Sala
concluye que la acción de tutela presentada por DSCL satisface los requisitos
de procedibilidad y, en consecuencia, procede a analizar el fondo del asunto.
210 Por medio del escrito de 3 de julio de 2020, DSCL solicitó que «[s]e aclare o se modifique el “Auto mediante el
cual se impone medida de restablecimiento de derechos”, de fecha 24 de junio de 2020, […] para que su decisión de que
“se apliquen todos los procedimientos necesarios” para salvaguardar mi vida exceptúe las transfusiones de sangre y sus 4
componentes principales».
211 Sentencia T-401 de 1994.
212 Cfr. Sentencias SU-337 de 1999 y T-303 de 2016.
213 Sentencia T-452 de 2010. En este sentido, la Corte ha sostenido que la autonomía del paciente es una concreción de la
dignidad, humana, el libre desarrollo de la personalidad, la integridad personal, la salud y el principio del pluralismo. Al
respecto ver las sentencias T-452 de 2010, T-866 de 2006, T-760 de 2008, T-866 de 2006, T-653 de 2008, T-216 de 2008,
T-560 A de 2007, T-1019 de 2006, T-866 de 2006, T-1229 de 2005, T-762 de 2004, T-1021 de 2003, T-850 de 2002,
SU337 de 1999, C-616 de 1997, C-309 de 1997, C-221 de 1994, T-401 de 1994 y T-493 de 1993.
Sentencias T-401 de 1994, SU337 de 1999, T-823 de 2002, T-1229 de 2005, T-866 de 2006, T-1019 de 2006, T-216 de
2008 y T-653 de 2008, entre otras.
214 Id. Reiterada en la Sentencia T-303 de 2016. En este mismo sentido ver la Sentencia C-900 de 2011.
215 Id.
tenga la facultad de asumirlos o declinarlos de acuerdo con ese modelo de
vida que ha construido de acuerdo a sus propias convicciones»216.
128. Los menores adultos. De acuerdo con la legislación civil, los púberes o
menores adultos son las personas mayores de 14 años, pero menores de 18
años231. Debido a que se encuentran en una etapa intermedia entre la infancia y
la adultez, las consideraciones respecto de la capacidad legal y autonomía de
los menores adultos tiene ciertos matices. De un lado, el Legislador dispuso
que la incapacidad de los menores adultos, «no es absoluta y sus actos pueden
tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos determinados por
las leyes»232. De allí que, por ejemplo, el Código Civil permita que los
225 Mediante la Sentencia C-246 de 2017, la Corte reconstruyó la jurisprudencia constitucional relativa a la capacidad
de los menores de edad para dar su consentimiento informado. Así, advirtió que, en su etapa inicial, la Corte «permitió que
terceros allegados al paciente pudieran autorizar toda clase de tratamientos, tanto intervenciones ordinarias como
extraordinarias», pero también aclaró que «la representación legal y el ejercicio de la patria potestad y la responsabilidad
parental no dan a los padres un poder absoluto y están sujetas a limitaciones». Con posterioridad, «a raíz de los casos de
menores de edad intersexuales, dejó de otorgarse plena prevalencia al consentimiento paterno y se definieron criterios que
matizaban la intervención parental y permitían la posibilidad de escuchar el consentimiento del sujeto al que se le
pretendía hacer una operación de sexo». A partir de estos casos, la jurisprudencia ha avanzado «para proteger el derecho
de los menores de edad a ser escuchados en la toma de decisiones».
226 Sentencia C-900 de 2011. En este punto, la Corte ha acudido al artículo 12 de la Convención de los Derechos del
Niño que exige a los Estados garantizar «al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de
expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones
del niño, en función de la edad y madurez del niño». En este mismo sentido, la Corte hizo referencia a la Observación
General No. 12 del Comité de la Convención de los Derechos del Niño, en la cual se hizo énfasis en que «la opinión del
niño, la niña o adolescente debe escucharse en todos los asuntos que los afecten cuando son capaces de expresar sus
propias opiniones frente al mismo». De hecho, en la Sentencia T-1025 de 2002, con fundamento en la jurisprudencia
constitucional, la Corte sostuvo, «como regla general, que la decisión sobre las operaciones de naturaleza invasiva, en
personas mayores de cinco años, corresponden al propio individuo». Así mismo, el artículo 26 del Código de Infancia y
Adolescencia prevé que los niños, las niñas y los adolescentes, «tendrán derecho a ser escuchados y sus opiniones deberán
ser tenidas en cuenta, en cualquier actuación en la que estén involucrados».
227 Sentencia SU-337 de 1999.
228 Sentencia C-131 de 2014. Cfr. Sentencias C-507 de 2004 y C-246 de 2017.
229 Sentencia C-246 de 2017.
230 Id.
231 Cfr. Artículo 34 del Código Civil.
232 Artículo 1504 del Código Civil, modificado por el artículo 57 de la Ley 1996 de 2019.
mayores de 14 años contraigan matrimonio válidamente 233 y el Código de la
Infancia y la Adolescencia prevea que la edad mínima de admisión al trabajo
es 15 años234.
Los adolescentes autorizados para trabajar tienen derecho a la formación y especialización que los habilite para ejercer
libremente una ocupación, arte, oficio o profesión y a recibirla durante el ejercicio de su actividad laboral. PARÁGRAFO.
Excepcionalmente, los niños y niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de la Inspección de Trabajo, o en su
defecto del Ente Territorial Local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo artístico, cultural, recreativo y
deportivo. La autorización establecerá el número de horas máximas y prescribirá las condiciones en que esta actividad
debe llevarse a cabo. En ningún caso el permiso excederá las catorce (14) horas semanales».
235 Sentencia C-900 de 2011, reiterada por la Sentencia C-246 de 2017.
236 Sentencia C-246 de 2017. Cfr. Sentencias SU-642 de 1998 y SU-337 de 1999.
237 Sentencia T-474 de 1996. En esta sentencia, la tuvo en consideración que «los artículos 12, 13 y 14 de la
Convención Sobre los Derechos del Niño, aprobada por el Congreso Nacional a través de la Ley 12 de 1991», reconocen a
los menores de edad «suficiente capacidad para decidir por sí mismo la religión que quiere practicar».
238 Sentencia SU-337 de 1999.
239 Id. En este sentido, para la Corte es claro que el «progresivo desarrollo de la personalidad y de la autonomía se
encuentra en gran medida ligado a la edad de la persona […], la edad del paciente puede ser tomada válidamente como un
indicador de su grado autonomía, pero el número de años no es un criterio tajante, ya que menores con idéntica edad
pueden, sin embargo, en la práctica, evidenciar una distinta capacidad de autodeterminación, y por ende gozar de una
diversa protección a su derecho al libre desarrollo de la personalidad»
240 Sentencia C-131 de 2014.
tabaquismo o del trabajo infantil de los mayores de 14 años, o de la apariencia
personal, porque en estos casos el Estado no puede intervenir en la esfera
privada de las personas, a menos de que la conducta afecte a terceros»241.
132. En este sentido, en la Sentencia T-474 de 1996 242, la Corte sostuvo que
el «menor adulto, próximo a cumplir los dieciocho años, que decidió por
voluntad propia acoger una determinada religión y cumplir con los preceptos
que ella le impone, tiene derecho a cumplir las obligaciones de carácter moral
que asumió». Sin embargo, «si tales preceptos interfieren decisiones sobre su
salud e integridad física, afectando incluso sus expectativas de vida», no podrá
decidir por sí solo, sino que tiene derecho a participar, junto con sus padres,
«en las decisiones que tengan que ver con su salud y con los tratamientos
médicos que se le recomiendan, expresando libremente su opinión». Es decir,
en estos casos, «la capacidad relativa […] [del menor adulto] requerirá, para
perfeccionarse y completarse, de la orientación y participación de los padres o
representantes».
134. En suma, debido a la dignidad que le es propia a todo ser humano, las
personas tienen derecho a decidir respecto a la práctica de tratamientos o
procedimientos médicos sobre sus propios cuerpos. Sin embargo, es claro que
la capacidad para decidir autónomamente sobre estos asuntos se desarrolla
progresivamente. De allí que el ordenamiento jurídico acuda a la edad como
un criterio para determinar, prima facie, el grado de autonomía de cada
persona.
136. Por su parte, a los menores adultos, que están en una suerte de posición
intermedia entre la infancia y la adultez, la Ley les reconoce capacidad legal
relativa para ciertos asuntos y, debido a la evolución propia de la capacidad
reflexiva del ser humano, su autonomía es mayor, aunque no plena. En
consecuencia, el Estado y los particulares deben involucrar al menor adulto
para que participe activamente en la toma de decisiones que le afectan
directamente, sin que esto implique prescindir del consentimiento de sus
padres, que mantienen el derecho y el deber de velar por el bienestar de sus
hijos.
religiosa y moral según sus propias convicciones. Para este efecto, los establecimientos docentes ofrecerán educación
religiosa y moral a los educandos de acuerdo con la enseñanza de la religión a la que pertenecen, sin perjuicio de su
derecho de no ser obligados a recibirla. La voluntad de no recibir enseñanza religiosa y moral podrá ser manifestada en el
acto de matrícula por el alumno mayor de edad o los padres o curadores del menor o del incapaz; i) De no ser impedido
por motivos religiosos para acceder a cualquier trabajo o actividad civil, para ejercerlo o para desempeñar cargos o
funciones públicas. Tratándose del ingreso, ascenso o permanencia en capellanías o en la docencia de educación religiosa
y moral, deberá exigirse la certificación de idoneidad emanada de la Iglesia o confesión de la religión a que asista o
enseñe; j) De reunirse o manifestarse públicamente con fines religiosos y asociarse para desarrollar comunitariamente sus
actividades religiosas, de conformidad con lo establecido en la presente Ley y en el ordenamiento jurídico general».
270 Sentencia C-616 de 1997.
271 Sentencia T-575 de 2016.
272 Sentencia T-152 de 2017.
273 Sentencias T-152 de 2017 y SU-626 de 2015.
274 Id.
275 Sentencia C-6161 de 1997.
276 De hecho, la Corte ha sostenido que la libertad religiosa es «un vector de la manifestación, expresión o difusión del
pensamiento moral», puesto que «[d]e poco o nada serviría a las personas ser titulares formales de este derecho si él no
implicara la posibilidad de gozar efectivamente de éste, es decir, de actuar de acuerdo a las creencias que se profesen, que
es lo que pretende un creyente». Sentencias T-673 de 2016 y T-982 de 2001.
277 La libertad de cultos es una consecuencia de la libertad religiosa. Al respecto, la Corte explicó que «[l]a religión
comporta no sólo una creencia o acto de fe, sino, básicamente, una relación personal del hombre con Dios, que se traduce
en el seguimiento de un sistema moral y en la práctica de un culto. De esta manera, el núcleo esencial de la libertad de
religión es, justamente, la facultad de una relación con Dios. […] En relación con la libertad de cultos, es fácil apreciar
que ésta no es más que un aspecto de la libertad religiosa, el aspecto externo que se comprende en ella. No es, por tanto,
un derecho autónomo. En efecto, como se ha dicho, la religión consiste en una relación personal con Dios, la cual se
expresa exteriormente a través del culto público o privado; el culto, por su parte, es el conjunto de demostraciones
exteriores presentados a Dios; luego, sin la relación con Dios, esto es sin religión, no se da un culto. De donde se concluye
que la libertad de cultos no es más que una consecuencia de la libertad religiosa. El culto, cuando es público y colectivo,
es expresión de la doble dimensión religiosa y social del hombre.
de religión y de pensamiento»278, mientras que la libertad religiosa y la libertad
de pensamiento «son distintas y paralelas entre sí» 279. En efecto, la libertad de
conciencia tiene por objeto la facultad de cada persona de «discernir entre lo
que resulta ser el bien o el mal moral, pero en relación con lo que
concretamente, en determinada situación, debemos hacer o no hacer» 280. La
libertad de pensamiento «comporta para su titular la facultad de adherir o de
profesar determinada ideología, filosofía o cosmovisión; de tener ideas
propias, juicios respecto de las cosas»281. Por su parte, la libertad religiosa,
como se dijo, protege la relación personal con Dios y sus manifestaciones.
153. Ahora bien, lo anterior no implica, en modo alguno, que las libertades
de conciencia, pensamiento y religión se confundan en una sola, puesto que,
como se explicó, cada una tiene un contenido propio y diferenciado, aunque
estén íntimamente relacionadas y, en ciertas circunstancias, las tres confluyan.
En efecto, la Corte ha precisado que «no hace falta estar inscrito en una
religión determinada […] para emitir juicios prácticos en torno de lo que es
correcto o incorrecto. Las personas ateas o las agnósticas, igualmente lo
hacen, toda vez que la libertad de conciencia es un predicado necesario de la
dimensión libre propia de la naturaleza humana, que le permite al hombre
autodeterminarse conforme a sus finalidades racionales»282.
278 Id.
279 Sentencia C-616 de 1997. Con fundamento en esta sentencia, la Corte precisó que «no en todos los casos la
conciencia del individuo está relacionada con la asunción de determinado credo religioso». Sentencia SU-108 de 2016.
280 Id.
281 Id. «La libertad de pensamiento lleva consigo la libertad de expresión, como lo establece el artículo 20 de la Carta
al disponer que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento...”». Sentencia SU-108 de
2016.
282 Id. En este sentido, la Corte sostuvo en la Sentencia SU-108 de 2016 que «[l]a objeción de conciencia no sólo
procede por motivos religiosos, sino que incluye razones morales, éticas, humanitarias, políticas, filosóficas, entre otras».
283 Sentencia T-353 de 2018.
la primera se ejerce siempre de modo individual, mientras que las otras dos
libertades tienen una dimensión individual y otra colectiva284.
161. Por su parte, la Corte Constitucional ha concluido que, «al igual que
otros derechos fundamentales, la libertad religiosa se encuentra sujeta a ciertos
límites, […] que permiten armonizar el legítimo ejercicio de ese derecho, con
los derechos ajenos y las exigencias del justo orden público y la seguridad
jurídica de todos»302.
165. Por su parte, el respeto a los derechos de los demás «es la garantía de la
vigencia del orden social»313. Este límite implica la prohibición de no abusar
de la libertad religiosa, esto es, ejercerla de forma «inapropiada[a] e
irrazonable a la luz de su contenido esencial y de sus fines» 314. Así, «quien
profesa una religión y manifiesta su práctica debe someterse a las normas de
conducta dictadas por la autoridad pública y a los límites necesarios para el
ejercicio armónico de sus derechos, en comunidad»315.
312 «el orden jurídico mismo garantiza las concepciones religiosas o ideológicas de sus miembros, así como su
manifestación por medio de la práctica ritual asociada a una creencia particular». Sentencia T-052 de 2010.
313 Sentencia T-052 de 2010.
314 Sentencias T-525 de 2008 y T-511 de 1993.
315 Sentencia T-662 de 1999. Reiterada por las sentencias T-524 de 2017 y T-575 de 2016.
316 Sentencia T-675 de 2011. Al respecto, ver las sentencias T-416 de 2001, T-926 de 1999, T-860 de 1999, T-444 de
1999, T-236 de 1998, T-489 de 1998, T-322 de 1997, T-645 de 1996, SU-92 de 1993 y T-534 de 1992, entre muchas otras.
317 Por ejemplo, la Corte ha sostenido que, «cuando las acciones estatales involucran a personas en situación de
habitantes de calle, le corresponde al Estado garantizar las condiciones mínimas de vida digna a todas las personas».
Sentencia T-398 de 2019. En este mismo sentido se ha pronunciado la Corte respecto de las personas privadas de la
libertad. Sentencia T-609 de 2019.
318 Sentencia T-881 de 2002.
319 Id.
necesarias para desarrollar el proyecto de vida», y (iii) la intangibilidad del
cuerpo y del espíritu, «entendida como integridad física y espiritual,
presupuesto para la realización del proyecto de vida».
174. De acuerdo con la Ley 1751 de 2015 (Ley Estatutaria de Salud), este
derecho comprende «el acceso a los servicios de salud de manera oportuna,
eficaz y con calidad para la preservación, el mejoramiento y la promoción de
la salud»329. Para lo cual el Estado debe adoptar «políticas para asegurar la
igualdad de trato y oportunidades en el acceso a las actividades de promoción,
prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación para todas las
personas»330. En la actualidad, «el sistema de salud garantiza el acceso a todos
los medicamentos, servicios, procedimientos y tecnologías cubiertas por el
Plan de Beneficios en Salud, salvo los que expresamente estén excluidos, de
conformidad con lo dictado en el artículo 15 de la Ley Estatutaria en
Salud»331.
175. La Sala advierte que, en el caso sub judice, la accionante solicita que se
le garantice el acceso a medicamentos que podrían ser alternativos a las
transfusiones sanguíneas, pero el personal médico que atiende su caso
manifestó que algunos de ellos no tienen registro sanitario para ser usados en
su patología o están contraindicados en menores de edad. Por tanto, resulta
pertinente reiterar la jurisprudencia constitucional sobre la exclusión de
servicios y a medicamentos del PBS, así como respecto del acceso
excepcional a estos.
332 Artículo 15 de la Ley 1751 de 2015: «[…] a) Que tengan como finalidad principal un propósito cosmético o
suntuario no relacionado con la recuperación o mantenimiento de la capacidad funcional o vital de las personas; b) Que no
exista evidencia científica sobre su seguridad y eficacia clínica; c) Que no exista evidencia científica sobre su efectividad
clínica; d) Que su uso no haya sido autorizado por la autoridad competente; e) Que se encuentren en fase de
experimentación; f) Que tengan que ser prestados en el exterior».
333 Sentencia C-313 de 2014.
334 Id. Sentencia T-237 de 2003.
335 Ver sentencias T-001 de 2018, T-243 de 2015, T-472 de 2015 y T-027 de 2015.
336 Sentencia T-472 de 2015.
(iii)Que la negativa no se fundamente «en criterios médico-científicos
sustentados en mejor información».
182. Así, el amparo del derecho al diagnóstico «resulta viable […] ante un
indicio razonable de afectación a la salud» 347, con el fin de que los
profesionales de la salud adscritos a la EPS a la que está afiliado el paciente
«emitan un diagnóstico en el que determinen si un medicamento, servicio o
procedimiento es requerido con necesidad, a fin de que sea eventualmente
provisto»348.
La Sala Novena concluyó que no era válido el argumento de la EPS para negar
el acceso a los medicamentos ordenados por el médico tratante como
alternativa a las transfusiones de sangre, porque la decisión de no aceptar este
procedimiento «constituye un acto razonado y legítimo del accionante, en
tanto que fue voluntario, realizado en ejercicio de la autonomía, en
acatamiento de su creencia religiosa y en el pleno ejercicio de sus derechos
fundamentales a la libertad de conciencia, libre desarrollo de la personalidad y
libertad de cultos».
Por último, la Sala advirtió que en ese caso no se discutía «la viabilidad
médica de realizar la cirugía de reemplazo de válvula aórtica sin recurrir a la
transfusión sanguínea, […] sino el hecho de que la IPS que presta los servicios
de salud al demandante, no cuenta con la capacidad técnica para efectuarla en
tales condiciones». En consecuencia, ordenó a la EPS accionada que iniciara
los trámites para que se le practicara la cirugía sin transfusión sanguínea al
accionante en la IPS que tenía la capacidad para hacerlo. Así mismo, dispuso
que, «[p]revio a la práctica de dicho procedimiento, la IPS a quien
corresponda su realización debe llevar a cabo una valoración integral del
paciente, a efectos de determinar la viabilidad del mismo, e informarle acerca
de los riesgos que este conlleva, de manera que pueda expresar libremente su
consentimiento y asumir los riesgos que de ello se deriven».
361 El paciente era Testigo de Jehová y en vida firmó una «declaración anticipada de voluntad» en la que «afirmó que
“no aceptaba transfusiones de sangre completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma y que además
facultaba al ciudadano Iván Jesús Gómez Vicente, también testigo de Jehová, para que en su nombre aceptara o rechazara
tratamientos incluidas la alimentación y la hidratación artificiales, consultar a sus médicos, recibir copias de su historial
médico y emprender acción judicial a fin de que se respeten sus deseos”».
que permitan su recuperación sin violentar sus convicciones
religiosas».
191. Con base en las anteriores consideraciones, las reglas relevantes para
resolver el caso concreto se sintetizan así:
9. Caso concreto
194. Así las cosas, con fundamento en los hechos presentados y en las
consideraciones anteriores, la Sala Séptima de Revisión procede a resolver los
problemas jurídicos formulados, a fin de determinar si la medida de
restablecimiento de derechos dispuesta por el ICBF, así como la sentencia de
segunda, instancia implican una amenaza a los derechos fundamentales de
DSCL.
195. En primer lugar, la Sala debe determinar si la decisión del ICBF y del
juez de tutela (de segunda instancia) de ordenar al personal médico que, en
situaciones de extrema urgencia, realice transfusiones de sangre o de sus
cuatro componentes principales a la accionante vulnera sus derechos
fundamentales a la vida digna, a la libertad religiosa, libertad de conciencia y
libre desarrollo de la personalidad. En segundo lugar, la Sala debe determinar
si la accionante tiene derecho a recibir medicamentos o tratamientos
alternativos a las transfusiones de sangre o de sus cuatro componentes.
199. Así mismo, la Sala advierte que DSCL ha recibido información clara y
completa sobre la importancia de las transfusiones de sangre dentro del
tratamiento de la enfermedad que padece, así como de las limitaciones del uso
202. Ahora bien, cuando la decisión del menor de edad, incluso menor
adulto, implica un riesgo para su salud o para su vida, la jurisprudencia
constitucional ha acudido a los padres que, en tanto titulares de la patria
potestad, tienen el derecho y el deber de buscar el bienestar para sus hijos.
209. Así las cosas, la Sala advierte que para la accionante es claro que, de
acuerdo a la religión que profesa, abstenerse de recibir sangre es un mandato
de Dios y, como tal, debe ser cumplido. Por ende, no recibir transfusiones de
sangre o de sus cuatro componentes principales es una manifestación de la
libertad religiosa de la accionante. Esto, por cuanto (i) cumplir con este
mandato hace parte la aspiración que, como creyente, tiene DSCL de vivir de
forma coherente con la fe que profesa y (ii) cumplir o no con dicho mandato
incide de forma intensa en la relación que la accionante tiene con el ser
supremo.
213. Tras analizar a fondo el asunto sub judice, la Sala constata que la
medida de restablecimiento de derechos impuesta por el ICBF, así como la
sentencia de tutela emitida por el juez de segunda instancia efectivamente
amenazan los derechos fundamentales a la libertad religiosa y a la vida digna
de la accionante. Lo primero, porque imposibilitaban el cumplimiento de la
aspiración que tiene la accionante de vivir de forma coherente con la fe que
profesa y, de contera, afectaban la relación personal de ella con Dios. En otras
palabras, de recibir transfusiones de sangre o de sus cuatro componentes,
DSCL no podría estar en paz con Dios.
215. Por lo demás, la Sala advierte que, en el caso sub examine, el ejercicio
de la libertad religiosa de la accionante no ha desconocido la seguridad, el
orden, la moralidad y salubridad públicos, ni ha interferido en el ejercicio de
derechos y libertades de terceros.
Derecho a la salud
218. Ahora bien, la Sala advierte que, en el caso sub examine, el HOMI llevó
a cabo una Junta de Ética Médica en la que se estudió la posibilidad de utilizar
dos medicamentos propuestos por los representantes del Comité de Enlace de
Testigos de Jehová, a saber: Trombopat e Interloquina 11. Al respecto, la Junta
Médica señaló que estos medicamentos «no están aprobados por el INVIMA,
ni están incluidos en los protocolos institucionales de manejo de la LLA
[leucemia linfoide aguda]»392, además, «se encuentran por fuera del alcance de
las medidas terapéuticas indicadas para este caso»393 y «potencialmente
390 Escrito de tutela, pág. 11.
391 Sentencia T-633 de 2017. Cfr. Sentencia T-052 de 2010.
392 Historia de atención, pág. 23.
393 Id.
generan efectos adversos sobre todo a nivel hepático que no han sido
estudiados en el marco de una investigación clínica […] controlada que
permita decidir que el beneficio supera el riesgo» 394. Por estas razones, la
Junta Médica concluyó que «no puede usar los medicamentos Trombopat no
(sic) la IL 11 dentro del protocolo de la paciente»395.
394 Id.
395 Id. Pág. 25.
396 Oficio J305-20 de 4 de septiembre de 2020.
397 Id.
398 Id.
399 Id. Págs. 26 a 27. De acuerdo con la información aportada por la accionante, estos medicamentos servirían para
manejar la anemia, porque incrementan o aceleran la producción de glóbulos rojos y aumentan los niveles de
hemoglobina, por lo cual reducen la necesidad de transfusiones sanguíneas.
(ii) Para el manejo de la trombocitopenia (baja cantidad de plaquetas):
Eltrombopag, Interleukina, Romiplostim y eritropoyetina humana
recombinante400.
(iii)Para el manejo de la hemorragia: «[E] el Factor VII recombinante
activado constituye un medicamento eficaz para el manejo del
sangrado crítico en pacientes hemato-oncológicos» 401. Además, «el
ácido aminocaproico previene el sangrado en pacientes con neoplasias
hematológicas que padecen de trombocitopenia severa»402. Por último,
refiere que «sangrado por trombocitopenia puede ser tratado con
desmopresina»403.
223. Así las cosas, la Sala advierte que el personal sanitario que está
atendiendo a DSCL ha valorado algunas de las alternativas terapéuticas, pero
no necesariamente todas la existentes. En efecto, la Junta Médica que evaluó
el caso de DSCL descartó la posibilidad de utilizar los medicamentos
Trombopat e Interloquina 11 y, mediante la intervención ante el Tribunal
Administrativo, el HOMI se pronunció sobre las limitaciones de los
medicamentos Eritropoyetina y Eltrombopag. Sin embargo, la accionante
refiere artículos médicos relativos a otros medicamentos que podrían servir
para tratar los efectos de la no realización de las transfusiones sanguíneas, así
como prácticas que podrían reducir la necesidad de estas, al tiempo que la EPS
señaló la existencia de la «terapia dirigida», sobre los cuales no se ha
pronunciado el personal médico tratante.
224. En tales términos, la Sala advierte que, prima facie, existen otros
medicamentos, e incluso alternativas terapéuticas que, aunque no sustituyen
plenamente a las transfusiones sanguíneas, sí podrían servir para mitigar los
efectos de no llevar a cabo este procedimiento. No obstante, como lo ha
sostenido la Corte, el juez de tutela no tiene la capacidad técnica «para ordenar
230. Ahora bien, la Sala advierte que los jueces de primera y de segunda
instancia ampararon los derechos fundamentales de la accionante a la vida
digna, a el libre desarrollo de la personalidad, a la libertad de conciencia, a la
libertad de cultos y a la salud. Sin embargo, de acuerdo con las
consideraciones expuestas en esta sentencia, lo procedente es amparar los
derechos fundamentales de DSCL a la libertad religiosa, a la vida digna y al
diagnóstico, como elemento del derecho a la salud. De igual forma, los
remedios adoptados por ambos jueces son distintos a los decididos por esta
Corte, pese al adecuado razonamiento expuesto por el juez de primera
instancia para sustentar el amparo de los derechos invocados. Por tanto, la
Sala ordenará revocar las sentencias dictadas en primera y en segunda
instancia dentro del proceso de tutela sub examine, las cuales serán
reemplazadas en su totalidad por la presente providencia.
Síntesis de la decisión
232. El ICBF recibió una denuncia por parte de un funcionario del hospital
que atendió inicialmente a la accionante, en la que solicitaba que se
investigara el caso por posible negligencia de los padres. El caso le
correspondió al Centro Zonal Mártires (Bogotá) del ICBF. Tras la valoración
correspondiente, la defensora de familia a cargo inició el proceso
administrativo de restablecimiento de derechos de DSCL, dentro del cual
dispuso «que el personal médico del Hospital La Misericordia de la ciudad de
Bogotá Distrito Capital apliquen (sic) todos los procedimientos necesarios
para la salvaguarda de la vida y la integridad personal de [DSCL], conforme al
diagnóstico LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA TIPO B»408.
III. DECISIÓN
RESUELVE
Comuníquese y cúmplase,