El Pensamiento Complejo de Edgar Morin
El Pensamiento Complejo de Edgar Morin
El Pensamiento Complejo de Edgar Morin
Nación diaria que los noticieros muestran para poder observar que la mayoría de los
problemas globales, vitales y cotidianos, no sólo se caracterizan por ser de magnitudes
excepcionales, fuera de cualquier estándar normativo conocido, sino que también se
caracterizan por sus escalas irreductibles. Pero la característica más importante de
estos problemas es que muestran las distintas y muy variadas interconexiones entre las
dimensiones de lo real, que a su vez se manifiestan en toda su complejidad. En estos
problemas podemos observar emergencias de hechos, objetos y procesos que son
multidimensionales, multirreferenciales e interactivos, retroactivos y recursivos, que,
además, con componentes de aleatoriedad, de azar e indeterminación.
Inclusión, conjunción, disyunción, exclusión, entre un cierto número de nociones o
categorías maestras, el cual privilegia ciertas relaciones lógicas en detrimento de
otras, y es por ello que maneja y dirige la lógica y la semántica del discurso.
RACIONALIDAD, RACIONALIZACIÓN
La racionalidad es el juego, el diálogo incesante entre nuestro espíritu que crea las
estructuras lógicas, que las aplica al mundo, y que dialoga con ese mundo de
verdad. Aunque nuestra racionalidad no tiene la pretensión de englobar la totalidad de
la realidad dentro de un sistema lógico, sin embargo, siempre tiene la voluntad de
dialogar con aquello que lo resiste. La racionalización por su lado, ha sido y es una
palabra empleada apropiadamente para hablar de una patología, especialmente en la
psiquiatría.
Lamentablemente y muy a menudo, la racionalización se desarrolla cada vez más en el
espíritu mismo de quienes se dedican a la ciencia, se cree racional porque construye
todo un sistema lógico perfecto, pero se fundamenta en bases
parceladas, mutiladas, incluso falsas, consecuentemente se niega a la discusión de
argumentos y a la comprobación empírica. La racionalización constituye una de las
fuentes de errores y de ilusiones más poderosas, así, aquella doctrina que obedezca al
modelo mecanicista y determinista para estudiar al mundo será completamente
racionalizadora y no racional, ya que pretende encerrar la realidad dentro de un sistema
coherente, descartando desde luego, todo lo que le contradice. La racionalidad debe
reconocer el lado del afecto, del amor, del sentimiento. Comenzamos a ser
verdaderamente racionales cuando reconocemos la racionalización en nuestra
racionalidad y cuando reconocemos nuestros propios mitos, entre los cuales se
encuentran el mito de nuestra razón todopoderosa, razón providencial, y el mito del
progreso garantizado.
Para Morin existen diversas etapas de una situación que es considerada compleja:
En una tela, como en toda una organización, las fibras no están dispuestas al azar. La
organización es un fenómeno perceptible y cognoscible, y no susceptible de ser
explicado por una ley simple. Así entonces, nos propone un diálogo estimulador a través
de su propuesta de pensamiento complejo, ya sea desde la cátedra o desde los ámbitos
más diversos de la práctica social, desde las ciencias duras o blandas, o desde el campo
de la literatura, incluso de la religión. Nos propone despertar nuestro interés por
participar y desarrollar el método complejo de pensar nuestra propia experiencia
humana, con lo cual podremos recuperar el asombro por el milagro del conocimiento y
del misterio que asoma detrás de toda filosofía, de toda ciencia, de toda religión, y que
aúna a la empresa humana en su aventura abierta hacia el descubrimiento de nosotros
mismos, de nuestros límites y de nuestras posibilidades.
POR QUÉ PENSAR COMPLEJO
Es muy probable que la necesidad de tal pensamiento difícilmente pueda ser justificada
en unas cuantas líneas, es decir, tal necesidad para él, solamente puede imponerse
progresivamente durante el trayecto de un camino en el cual surgen ante todo los
límites, las insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificante, así como las
condiciones en las cuales no podemos eludir enfrentar el desafío impuesto por lo
complejo. Inevitablemente necesario es preguntarnos si es que existen complejidades
diferentes y si es posible ligarlas a un orden aún más complejo. Es necesario saber si
hay un modo de pensar, o un método capaz de estar a la altura del desafío de la
complejidad. Ahora bien, para poder comprender a la complejidad, nos dice
Morin, debemos reconocer que también existe el paradigma de la simplicidad.
Aunque la simplicidad ve lo uno y ve lo múltiple, lamentablemente no ve que lo uno
también puede ser múltiple, incluso al mismo tiempo. El principio de la simplicidad, o
bien separa lo que está ligado a la disyunción, o bien unifica lo que es diverso,
reducción. Al tomar como ejemplo al hombre, nos dice Morin, sabemos que éste es un
ser evidentemente biológico, sin embargo, al mismo tiempo es también un ser
evidentemente cultural, meta-biológico, que vive en un universo de lenguaje, de
ideas, de conciencia. Con esa voluntad de simplificación, el conocimiento científico ha
tenido por misión la de descubrir la simplicidad detrás de la aparente multiplicidad y el
aparente desorden de los fenómenos.
Nos hemos dado cuenta que el átomo es en sí mismo, un sistema muy
complejo, compuesto de un núcleo y de electrones. No debemos olvidar que la
complejidad ha conducido la aventura científica a descubrimientos imposibles de
concebir en términos de simplicidad. Él no plantea de ninguna manera la antinomia entre
la simplicidad absoluta y la complejidad perfecta. Por principio, su idea de complejidad
incluye la imperfección que lleva en sí misma la incertidumbre y el reconocimiento de lo
irreductible.
Toda vez que nuestro conocimiento científico moderno tiene por objeto disipar la
aparente complejidad de los fenómenos a fin de descubrirnos el orden simple al que
pertenecen y obedecen, inminentemente el pensamiento complejo debe surgir en un
intento por articular los dominios disciplinarios quebrados por el pensamiento
disgregador, aspirando a lograr un conocimiento multidimensional. De ahí que el
pensamiento complejo esté siempre impulsado por el reconocimiento de lo incompleto
en todo conocimiento y por la aspiración a un saber no fragmentado, no dividido. En
lugar de la supuesta simplicidad física y lógica, se ha descubierto la extrema
complejidad microfísica, donde la partícula no es un ladrillo primario, sino una frontera
sobre una complejidad tal vez inconcebible. De esta forma se ha hecho evidente que la
vida no es una sustancia, sino un fenómeno de auto-eco-organización
extraordinariamente complejo que produce la autonomía.