Parte de Historia de America Latina 4
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rricense en los 4 años que van de 1982 a 1983, un total de 599,5 millones de dó
lares. Estos recursos, que paradójicam ente obviaban las transform aciones urgen
tes y necesarias requeridas en el país, se m antenían estrecham ente ligados al
cum plim iento de los recursos con el Fondo M onetario y a la evolución política de
los asuntos centroamericanos.
Tal política pospuso nuevam ente los problemas, agravando la m agnitud de
sus causas. Sin embargo, restableció la confianza, m antuvo la paz social y evitó
ciertos efectos sociales negativos y peligrosos, casi inevitables, dado el deterioro
causado por la crisis. Esto no se logró, ciertam ente, en virtud de las propias recti
ficaciones gubernam entales fueron más bien las concesiones y ayudas financieras
de los Estados U nidos las que contribuyeron a crear tal clima en más de un sen
tido de carácter artificial que les era indispensable para influir decisivamente en
el establecim iento de un nuevo punto de equilibrio en las convulsas circunstan
cias centroam ericanas.
La ayuda externa y su nueva orientación al sector privado, tuvo otra conse
cuencia social significativa y menos visible. Esta fue la posibilidad de que se es
tableciera una fracción social, capaz de reunir en sí el poder económico, financie
ro, social y político necesarios, para constituirse en la fuerza hegemónica que
quebrara el em pate social paralizante de la sociedad costarricense.
Las concesiones hechas a presiones y políticas internacionales que m iraban
claram ente el m onopolio estatal sobre la banca y los depósitos, si bien respondía
a dem andas reales tanto del exterior como nacionales, generó un sector financie
ro privado que sintetizaba en su composición, el variado espectro de los sectores
sociales dom inantes costarricenses.
Sin embargo, este sector carecía en realidad de poder económico y financie
ro autónom o. Básicamente especulativo, sus actividades tenían m ucho que ver
con el favorecim iento y las políticas externas de ayuda económica al país. La ca
nalización de tales recursos ya no por la vía pública estatal tradicional, sino por
conductos privados, fortalecía a estos grupos y los convertía en interlocutores pri
vilegiados de los dispensadores de la ayuda externa. Internam ente, y precisam en
te por sus vínculos externos, los hacia interlocutores obligados de los otros secto
res sociales, que se neutralizaban recíprocam ente.
E l peso financiero internacional a favor de esta nueva fracción social, de vo
cación hegem ónica y ubicación privilegiada, podía quebrar el equilibrio parali
zante en que había desem bocado el desarrollo social de Costa Rica.
Pero donde estaba la fuerza estaba la debilidad. Dos factores influyeron para
poner un limite al crecim iento de esta nueva fracción social em ergida en Costa
Rica a partir de 1982. E n prim er térm ino, su dependencia de la ayuda externa y
del favorecim iento privilegiado que se brindaba a sus actividades, se veía condi
cionado por los vaivenes de la ayuda misma y por la situación económica inter
nacional, en cuanto a políticas, recursos disponibles, tasas de interés, etc. A l m o
dificarse el carácter favorable de estos, el im pacto sobre el sector financiero local
era inmediato. Eso fue lo que em pezó a suceder relativam ente pronto. E n segun
do lugar, el m anejo de recursos m onetarios masivos, la relación con el público y
limitación objetiva de las posibilidades de inversión productiva, más allá de
transacciones en m oneda extranjera y valores del Estado, jugó un rol negativo.
U na p arte im portante de las actividades especulativas tuvo que ver con las trans
acciones en divisas, en muchos casos con mal disimulados roces legales, dadas las
COSTA RICA D ESD E 1930 243