Sociales
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( 1825 – 1826 )
ACTOS ADMINISTRATIVOS
Fue el fundador de la República, su primer presidente y autor de la Primera Constitución Política del
Estado. Solamente los soñadores pueden realizar grandes cosas. Quienes se imponen objetivos superiores
y consagran su vida a convertirlos en hechos, son los llamados a ocupar un lugar en la historia, en
América Latina y muy especialmente en su hija predilecta Bolivia, este primer lugar histórico, en el sueño
y en la acción, es de Simón Bolívar.
RASGOS BIOGRÁFICOS
Libertador, el título que le dieron los pueblos y que él prefirió a todos los que tenía y los que se le
brindaron, es sin duda alguna el mayor que puede darse a un estratega militar de incomparables dotes, a
un político de alto vuelo, a un legislador cuya obra perdura y perdurará a través de los siglos y a un
hombre superior que con su obra se ganó la inmortalidad y el reconocimiento de los pueblos.
Nació en caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783; fueron sus padres Juan Vicente Bolívar y María de la
Concepción Palacios. Su educación, en su niñez, estuvo a cargo de sacerdotes de la Orden de la
Capuchinos; luego, con los mejores resultados, Simón Rodríguez, el “Maestro del Libertador” y Andrés
Bello, que pulió su educación y modeló su carácter.
Como era costumbre en esa época, Bolívar – criollo descendiente de españoles – sirvió en la milicia real y
alcanzó el grado de Subteniente siendo casi un niño.
Huérfano a temprana edad, a los 15 años se marcho a España; vivió también en Francia, donde sus ideas
sobre la independencia de su patria y la libertad de sus semejantes adquirieron real consistencia.
Enamorado a los 17 años de María Teresa del Toro, tuvo que esperar dos o más años para casarse con
ella, en cuya compañía retornó a América; empero, su joven esposa pereció víctima de fiebre malignas.
Ya viudo, juró no casarse nuevamente, para poder dedicar su tiempo al estudio y sobre todo, a analizar
las posibilidades existentes para liberar a su patria del dominio español. Como era todavía muy joven,
efectuó un segundo viaje a Europa. En Roma, en compañía de su viejo maestro Simón Rodríguez,
ascendió al monte Aventino, donde juró que no daría “descanso a mi brazo ni repos a mi alma, hasta que
haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.
Al retornar a su patria, contando ya con 23 años de edad, dedicó su tiempo y su capacidad a profundizar
sus estudios, hasta que en 1808 la caída del Rey Carlos y el derrocamiento de su hijo Fernando, por
Bonaparte, le hicieron pensar que debía aprovechar esas circunstancias para iniciar la campaña por la
libertad.
Poco a poco, alcanzó situaciones de responsabilidad, hasta que fue designado por el General Miranda
Comandante de Puerto Cabello, plaza que resultó perdida por la traición de uno de sus subalternos; se vio
obligado a huir a Cartagena y luego a Jamaica y Puerto Príncipe; de aquí regresó regreso para reiniciar la
lucha, esta vez bajo su responsabilidad exclusiva.
En la Angostura, Bolívar proclamó la libertad de Colombia y creó esa república uniendo Nueva Granada,
Venezuela, Quito y Guayaquil, siendo su primer presidente. En la batalla de Carabobo consolido la
independencia de Gran Colombia; aseguró así la libertad de su patria y prestó socorro al Perú. Las
victorias de Bomboná y Pichincha, dieron la independencia a Ecuador.
Pasó al Perú, donde recibió del Congreso los más amplios poderes; pero, aunque enfermó de gravedad,
comando sus tropas en Junín, en agosto de 1824.
Imposibilitado por su quebrantada salud para dirigir la batalla de Ayacucho, delegó el mando de las
fuerzas libertarias al General Antonio José de Sucre, disponiendo previamente todas las medidas de
táctica militar a seguirse. Derrotados los realistas en los campos de la Quinua (Perú), se selló para
siempre la independencia del Bajo y Alto Perú. Poco tiempo después, en Lima, cuando se le entregó una
corona de laurel y una espada, las rechazó cordialmente y en gesto noble, se las cedió al General Sucre.
Casi inmediatamente envió a Sucre al Alto Perú. Aquí, el Mariscal convocó a una asamblea general que
creó la República de Bolívar, llamada así en su honor. El Libertador llegó a la Paz el 18 de agosto de 1825;
visitó luego Potosí y Chuquisaca; se dedicó en ésta última a organizar la nueva nación que seria su “Hija
Predilecta”. El 1º de enero de 1826 abandonó el país para siempre.
Cumplió su promesa enviando al Congreso “la Constitución más liberal del mundo”; pero, no aceptó el
Titulo de Presidente Vitalicio que le confirió la República agradecida.
Lograda la independencia de cinco naciones, Bolívar no pudo, sin embargo, dedicarse a trabajar por su
desarrollo y progreso, pues, en ellas la anarquía sentó sus reales y el caos amenazó con destruirlas.
lugar, en estado de extrema pobreza, el 17 de diciembre de 1830, afirmando: “Mis últimos votos son para
la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo
bajaré tranquilo al sepulcro”.
Biografía
Antonio José fue el quinto de los nueve hijos del primer matrimonio de don Vicente, otros nueve fueron el fruto de su
segundo matrimonio. Apenas había cumplido siete años, cuando murió su madre. Sus primeros estudios los hizo en
la escuela fundada por su tía, María de Alcalá, y con maestros a domicilio. Sus estudios universitarios los hizo en
Caracas, en la Escuela de Ingenieros del coronel español Tomás Mires; allí estudió matemáticas, agrimensura,
fortificación y artillería, durante cinco años. Este aprendizaje fue fundamental para la vida militar de Sucre; sin
embargo, interrumpió sus estudios debido a la revolución política de 1810, cuando la juventud venezolana se decidió
a intervenir en la guerra contra la dominación colonial.
Vida militar
Antonio José de Sucre entró al ejército patriota como teniente de ingenieros, aprovechando su formación en la
Escuela de Ingenieros. El teniente Sucre participó en las tropas del general Francisco Miranda, pero ante la
capitulación, emigró a Trinidad; regresó en 1813. Con el general Santiago Mariño hizo las campañas militares de
1813 y 1814; continuó en la guerra de Independencia contra el ejército realista del Pacificador Pablo Morillo. En
1817 el Libertador Simón Bolívar le confirió el grado de coronel, y en 1819 recibió el grado militar de general de
brigada. El Libertador nombró al general Sucre como jefe del Estado Mayor, y después como ministro Interino de la
Guerra. Participó en los tratados de armisticio y regularización de la guerra, de acuerdo con las propuestas de paz
que hizo el Pacificador Pablo Morillo, las cuales fueron aceptadas por el Libertador.
Campaña libertadora
En 1821, el general Antonio José de Sucre fue nombrado jefe del Ejército del Sur de Colombia. Sucre buscaba la
liberación de Quito, para continuar con la de Perú y Alto Perú; esta era la estrategia militar del Libertador, quien tuvo
la idea de liberar a la Nueva Granada para luego continuar con Venezuela y seguir hacia el sur hasta el Alto Perú. El
general Sucre dirigió y triunfó en la batalla de Pichincha, al occidente de Quito, el 24 de mayo de 1822. Con la
derrota de los realistas, Sucre y el Ejército Libertador del Sur entraron triunfalmente a la ciudad de Quito. Esta
provincia fue incorporada a la República de Colombia o Gran Colombia, a pesar del rechazo de los guayaquileños,
quienes reclamaron que las relaciones comerciales se hacían más con el Perú que con Colombia. Sin embargo, la
presencia del Libertador Bolívar y de Sucre influyó notablemente en el ánimo de los patriotas quiteños y
guayaquileños, quienes aceptaron su incorporación a Colombia. El 26 de julio de 1822 tuvo lugar la entrevista de
Guayaquil entre los dos Libertadores de América del Sur: Bolívar y José de San Martín. Con el triunfo de Pichincha,
el último presidente de la Real Audiencia de Quito, don Melchor de Aymerich, firmó pocas horas después, la
capitulación ante el general Antonio José de Sucre. Con este triunfo se aseguró la independencia de Ecuador.
El Libertador Bolívar ordenó al general Sucre que marchara hacia Lima, y al general Santa Cruz al Alto Perú. Sucre
fue ascendido a general de división y nombrado comandante del Departamento de Quito. El objetivo de la guerra en
el sur contra los realistas era combatir los ejércitos partidarios del rey y culminar así la independencia de América.
En septiembre de 1823 el general Sucre llegó a Lima, donde encontró una situación llena de escollos. Con el
Libertador Simón Bolívar organizó el ejército insurgente, compuesto por colombianos, chilenos, argentinos, peruanos
y europeos.
Con este ejército, el Libertador dio las últimas grandes batallas de la liberación, contando con el apoyo leal y
decisivo del general Sucre. El 6 de agosto de ]824, el Libertador derrotó al general José de Canterac en la batalla de
Junín; éste fue su último triunfo militar en la guerra. Las tropas realistas se retiraron con el mayor desorden.
La batalla de Ayacucho
Bolívar entregó el mando militar al general Antonio José de Sucre, a quien le correspondió dirigir la última batalla de
la Independencia de América: la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. En Ayacucho se enfrentaron 6879
soldados patriotas, bajo el comando del general Sucre, contra 10000 soldados realistas, de los cuales siete mil eran
indios y mestizos partidarios del rey de España. Las divisiones patriotas de José María Córdova., Jacinto Lara y José
de La Mar se enfrentaron a las divisiones realistas de Alejandro González Villalobos, Antonio Monet y Jerónimo
Valdés.
A las 11 de la mañana del 9 de diciembre, los dos ejércitos se hallaban en plena acción. El encuentro favoreció
inicialmente a los españoles, hasta cuando entró la infantería de la primera división, comandada por el general José
María Córdova. Con su empuje y heroicidad, el ejército patriota consolidó la ofensiva arrojándose contra los
realistas, que empezaron a desorganizarse, hasta que a la una de la tarde el triunfo coronó los esfuerzos de los
patriotas. Las tropas del rey sufrieron la más grande derrota: 2000 muertos, 600 heridos y 2000 prisioneros; los
patriotas tuvieron 500 muertos y 600 heridos. En pleno campo de acción de Ayacucho se concertó la capitulación
entre el derrotado general José de Canterac, pues el virrey José de La Serna no pudo hacerse presente por hallarse
herido y prisionero, con el general Antonio José de Sucre.
En la capitulación de Ayacucho, cuya victoria selló la independencia definitiva de América, se reconoció la
independencia del Perú y la desocupación de todos los territorios que se hallaban en posesión de los realistas.
Sobre el triunfo de Sucre en Ayacucho, el Libertador Simón Bolívar expresó: “El general Sucre es el padre de
Ayacucho, el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los
Incas”. La posteridad representará a Sucre con un pie en Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la
cuna de Manco-Cápac y contemplando las cadenas del Perú, rotas por la espada.
República de Bolivia
En 1825 se proclamó en el Alto Perú la República de Bolivia, y el mariscal Sucre fue designado como su primer
presidente. La capital de Bolivia recibió el nombre de Sucre, en su honor. Como presidente, Sucre convocó a una
Asamblea Constituyente que se reunió en mayo de 1825, en la cual se manifestaron tres tendencias: una en favor
de la anexión al Río de la Plata, otra por la anexión al Perú, y la tercera defendió la independencia absoluta. La
mayoría acordó la independencia total y solicitó al Libertador Bolívar la redacción de un proyecto de Constitución.
Así se creó la República de Bolívar, que luego fue llamada Bolivia.
El Libertador redactó la Constitución Boliviana, que propugnó por un régimen mixto entre democracia y monarquía,
con un presidente vitalicio y con cuatro poderes y tres cámaras.
El mariscal Sucre ejerció la Presidencia de Bolivia hasta 1828. Sobre sus obras, se destacaron la educación para
todos; la creación de numerosas escuelas, colegios y universidades; y la contratación de maestros extranjeros para
fortalecer la calidad en la educación. Sucre siempre manifestó un total respeto hacia los indígenas; mejoró la
agricultura, después de diez años de desolación; estableció relaciones con la Santa Sede.
Un motín en Chucluisac a, el 18 de abril de 1828, lo llevó a la renuncia de la primera magistratura de Bolivia. Así se
expresó en su mensaje al Congreso, el 2 de agosto de 1828: “En el retiro de mi vida veré mis cicatrices, y nunca me
arrepentiré de llevarlas, cuando me recuerden que, para formar a Bolivia, preferí el imperio de las leyes a ser el
tirano o el verdugo que llevara una espada pendiente sobre la cabeza de los ciudadanos”.
Regreso a Colombia
Los peruanos, comandados por el general Gamarra, querían anexar el territorio boliviano al Perú; para ellos, Sucre
era el principal obstáculo. A la renuncia del Mariscal, el nuevo presidente de Bolivia fue el general Andrés Santa
Cruz, uno de sus enemigos. El mariscal Sucre regresó a Colombia a finales de 1828. El gobierno del Libertador
Presidente lo nombró para dirigir las tropas colombianas contra la agresión del Perú. Con el ejército colombiano, el
mariscal Sucre venció a las tropas peruanas en la batalla de Tarqui, el 27 de febrero de 1829.
El Mariscal conferenció con el Libertador en Quito durante varios días, sobre el futuro inmediato de Colombia y la
necesidad de una conciliación nacional. Con el fin de participar en el Congreso llamado "Admirable", en
representación de su Provincia de Cumaná, el mariscal Sucre partió para Bogotá en los primeros días del año 1830.
En el Congreso fue elegido presidente, con la simpatía de todos, pues siempre fue respetado por su ecuanimidad,
su hábil diplomacia y sus estrategias de grandes dimensiones.
Fallecimiento
En mayo de 1830, cuando terminó el Congreso Admirable, el mariscal Sucre preparó aceleradamente su viaje hacia
Quito para reunirse con su esposa doña Mariana Carcelán, marquesa de Solanda, y con su primogénita Teresa.
Sucre viajó en una caravana que salió de Bogotá, integrada por el diputado Andrés García Téllez, hacendado de
Cuenca, el sargento de caballería Lorenzo Caicedo, asistente de Sucre, el negro Francisco, sirviente de García, y
dos arrieros con bestias de carga. Después de pasar por Popayán, el grupo de viajeros salió de La Venta (hoy La
Unión), el 4 de junio de 1830. Ese nefasto día, al pasar por las montañas de Berruecos, cerca a Pasto, fue
asesinado vilmente el mariscal Antonio José de Sucre. Su cadáver estuvo 24 horas insépulto, hasta que un grupo de
campesinos lo llevaron al punto de La Capilla.
En el proceso del crimen de Berruecos fueron inculpadas las siguientes personas: el coronel Apolinar Morillo, Andrés
Rodríguez y José Cruz, soldados peruanos licenciados del ejército, y el tolimense José Gregorio Rodríguez. Los tres
últimos trabajaban como peones de José Erazo, un mestizo de la provincia de Pasto, y uno de los cómplices del
crimen. El Libertador tuvo conocimiento de este crimen el 1 de julio de 1830, con gran tristeza porque siempre
consideró a Sucre como su más grande y leal amigo.
A los 10 años del asesinato de Sucre, José Erazo cayó prisionero en Pasto, y en los interrogatorios confesó el
crimen. En el proceso se dictó sentencia de muerte para el coronel Apolinar Morillo, además se acusó al general
José María Obando como autor principal del asesinato; el coronel Morillo, antes de subir al patíbulo, acusó también
a Obando.
Sin embargo, el crimen se quedó sin esclarecer, por el sinnúmero de factores condicionantes que hubo a su
alrededor: causas políticas, caudillistas, regionalistas e inclusive familiares. La esposa de Sucre, la marquesa de
Solanda, volvió a casarse, cumplido el primer año de duelo, con el general Isidoro Barriga, quien había sido su
subalterno. En el año 1900, los restos del mariscal Sucre fueron trasladados a la iglesia catedral de Quito, donde
reposan en una urna de roca del Pichincha. [1]
Cronología
1795 Nación en Cumaná.
1830 Murió asesinado en las montañas de Berruecos, cerca de Pasto,
1819 Recibió el grado militar de general de brigada. El Libertador nombró al general Sucre como jefe del Estado
Mayor, y después como ministro Interino de la Guerra.
1825 Se proclamó en el Alto Perú la República de Bolivia, y el mariscal Sucre fue designado como su primer
presidente.
1829 Con el ejército colombiano, el mariscal Sucre venció a las tropas peruanas en la batalla de Tarqui.
Síntesis biográfica
Infancia y juventud
Era hijo del español José Santa Cruz y Villavicencio y de doña Juana Basilia Calahumana, hija del cacique
de Huarina y descendiente de los incas.
Al momento de nacer Andrés de Santa Cruz fue clasificado en su partida de bautismo como español,
denominación utilizada en las colonias para referirse a la raza blanca, aunque sus rasgos mestizos harían
que a lo largo de su vida fuera llamado constantemente por sus enemigos políticos como el indio o el
cholo Santa Cruz.
Realizó sus primeros estudios en el Colegio Franciscano de La Paz y, más tarde, en el Seminario Conciliar
del Cuzco, institución en la que tuvo de compañero de estudios al que sería el general peruano Agustín
Gamarra.
Carrera militar
A los 17 años se unió e incorporó al ejército español en el mismo regimiento que comandaba su padre,
que le concedió el grado de alférez. En 1811 combatió en la Batalla de Huaqui, a las órdenes del
brigadier José Manuel de Goyeneche, tras esta acción fue ascendido a teniente, estuvo también presente
en las Batalla de Vilcapugio y Ayohuma en 1813.
Cuando las tropas argentinas tomaron La Paz, fueron fusilados el jefe de la plaza y el padre de Santa Cruz
cuyo hijo continuaría combatiendo a las tropas rioplatenses en su campaña sobre el Alto Perú.
En 1815 participó en la develación del levantamiento independentista del brigadier Mateo Pumacahua, y
en 1816 se le concedió el grado de teniente coronel. En el Combate La Tablada, en Tarija, cayó prisionero
de los ejércitos independentistas y fue trasladado a Buenos Aires, desde donde huyó a Lima para
reincorporarse al ejército español, y nuevamente fue hecho prisionero por el ejército argentino en
la Batalla de Cerro de Pasco en 1820.
En 1821 decidió sumarse al ejército comandado por el general José de San Martín que luchaba en
el Perú, en el que fue admitido con su rango de teniente coronel. Tras la victoria de Otuste, marchó
a Ecuador y se sumó a las tropas del general Sucre, que lo ascendió a general de brigada.
Elegido presidente
Fue elegido presidente de Bolivia en 1829, y gobernó durante una década. Como primer mandatario,
Andrés Santa Cruz fue un trabajador incansable, cuya prioridad era la organización del país. A este fin,
convocó una Asamblea Constituyente que le eligió presidente constitucional y, asimismo, aprobó la
segunda Constitución del país y puso en vigencia los códigos Civil, Mercantil, Penal, de Procedimientos y
de Minas. También creó la Universidad de San Andrés de La Paz y la Universidad Mayor de San
Simón de Cochabamba.
Fue el artífice de la Constitución liberal de 1831, la cual abolía la esclavitud, destacan las mejoras en el
campo económico y educativo, al tiempo que adoptó los códigos napoleónicos y reorganizó y
profesionalizó el ejército. La Confederación debió enfrentar desde su nacimiento la oposición
de Chile y Argentina, a la que más tarde se sumaron los enemigos internos. Chile declaró la guerra a la
Confederación, que culminó con su derrota en la Batalla de Yungay, en 1839.
Con residencia en Francia, ejerció con notable solvencia como ministro plenipotenciario del gobierno
de Belzú ante los de Reino Unido, Francia, España y Bélgica.
Muerte
Tras un fallido intento de regresar a su patria, murió en Beauvoir, cerca de Nantes, Francia, el 25 de
septiembre de 1865, desde donde el gobierno boliviano, al cumplirse el centenario de su muerte, repatrió
sus restos, que actualmente descansan en un mausoleo de la capilla de la catedral de La Paz.
GOBIERNO DE JOSE MIGUEL DE VELASCO FRANCO
ACTOS ADMINISTRATIVOS
Su gobierno fue inestable. Se le consideró un hombre falto de carácter para sacar al país del caos en que se
debatía.
RASGOS BIOGRÁFICOS
Nació en Santa Cruz el 29 de septiembre de 1795. Hijo de Ramón González de Velasco y Petrona Franco, sirvió
en sus años mozos en el ejército realista y luego pasó a las filas de los patriotas, primero en el Ejército de San
Martín y luego a órdenes del Mariscal Antonio José de Sucre, cuyo amigo fue.
Por esa circunstancia, tal vez, cuando Sucre se disponía a abandonar el país, le incluyó en una terna para
Presidente, junto con los generales Santa Cruz y Francisco López; luego, el
emprendedor viaje, dictó el Decreto de 2 de agosto de 1828, dejando el país a cargo de un Consejo de Ministros
que integraba Velasco como Ministro de Guerra encargado de ejercer la presidencia; Mariano Enrique Calvo, del
interior y Relaciones y Manuel Molina, de hacienda.
El Congreso aceptó la renuncia del Mariscal de Ayacucho y designó Presidente de la República a Andrés de Santa
Cruz y Vicepresidente a Velasco, quién por tal razón y en ausencia de Santa Cruz, asumió la presidencia el 12 de
agosto de ese año 1828 ejerciéndola hasta el 27 de diciembre en que asumió la presidencia el General Pedro
Blanco, que lo desplazó.
Graves incidentes que relataremos, determinaron el derrocamiento y muerte de Blanco, por lo que el 1º de enero
de 1829 se el llamó nuevamente para continuar en ejercicio de la presidencia, la cual ejerció hasta el 24 de mayo
de ese mismo año. En el período de Santa Cruz, Velasco ejerció alternativamente la Vicepresidencia de la
República, el ministro de Guerra y otras altas situaciones.
En la guerra de la Confederación y desempeñándose como Jefe de Estado Mayor del Ejército Boliviano, concurrió
a las batallas de Yanacocha y Socabaya. De retorno al país y despojado de su condición de Vicepresidente,
conspiró contra el Presidente Santa Cruz, y a la dimisión de éste como consecuencia de la derrota de yungay,
asumió nuevamente la presidencia en la ciudad de Potosí, siendo ratificado y posesionado el 10 de junio por el
Congreso Nacional. El 14 de agosto de ese 1840 fue proclamado Presidente Constitucional de la República y el 15
se posesionó del cargo. Un golpe militar que se originó en Cochabamba le destituyó el 10 de junio de 1841,
siendo inmediatamente desterrado a la Argentina.
Intentó nuevamente, en agosto, reingresar al país y subvertir el orden con un ejército bastante considerable;
pero se le adelantó el General Ballivián. Velasco, en vista de la invasión peruana, la segunda, tuvo el patriótico
gesto de renunciar a sus pretensiones ofrecer sus tropas a Ballivián que se preparaba para dar batalla al invasor.
Después de vario años de destierro. Velasco volvió a las andadas y el 15 de octubre de 1847, dio un golpe
subversivo en Potosí para derrocar al General Jasé Ballivián, siendo apoyado y proclamado por las guarniciones
de Sucre, Cochabamba y La Paz; pero el vencedor de Ingavi dimitió y entregó la presidencia al General Eusebio
Guilarte.
Guilarte no tiene apoyo alguno y su gobierno se prolonga por sólo 10 días. Velasco vuelve a ingresar al país y el
18 de enero de 1848 asume la presidencia por cuarta vez; pero esta gestión, como las anteriores, ha de ser
breve, porque el General Belzu, luego de sucesivas escaramuzas asume la presidencia el 13 de octubre de ese
año luego de vencerle en la batalla de Yamparáez.
Velasco, luego de intentar dos nuevas insurrecciones, sin resultado, se retiró a Santa Cruz, su ciudad natal,
donde falleció a los 64 años de edad el 13 de octubre de 1859.
RASGOS FÍSICOS
Era el General de delicados rasgos físicos, fino en sus maneras, simpático y afable en su rato, muy sociable,
generoso y desprendido, de sencillas costumbres y nobles sentimientos; sin embargo, carecía de la penetración y
la sagacidad indispensables al buen político y de la firmeza de carácter que es una de las primeras y más
necesarias cualidades de un buen mandatario.
El Libertador Bolívar legó a su “hija predilecta”, Bolivia, mediante disposición testamentaria, LA MEDALLA DE
ORO Y BRILLANTES que la gratitud nacional le ofrendó como a PADRE Y PROTECTOR de la nueva República, por
ley de 11 de agosto de 1825. es la que sirve de INSIGNIA PRESIDENCIAL, transmisible en cada cambio legal de
primer mandatario, desde la sesión inaugural del Congreso de 1839, en la que fue colgada en el pecho del
General José Miguel de Velasco por el Presidente docto José Mariano
Serrano, después de prestado el juramento de ley para el ejercicio del mando supremo de la nación.