6 Las Riquezas de Su Gloria
6 Las Riquezas de Su Gloria
6 Las Riquezas de Su Gloria
La oración de Pablo está precedida por una alusión al “Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria”, para enseñar a los efesios que en verdad ellos habían puesto su fe en el Ser
Supremo y habían llegado a conocer al Dios verdadero (Jn. 20:17). La singular expresión “Padre
de gloria” nos acerca al brillo de la perfección (2 Co. 4:6).
Además les ayudaba a comprender que el Señor Jesús (v. 3; Jn. 17:3) era el único que podía
abrirles el entendimiento para comprender el propósito planeado para ellos.
Así como Dios nos ha dado ojos físicos para ver lo que nos rodea, nos ha provisto de su
“sabiduría” y “revelación” para los ojos del entendimiento. Aun teniendo estas dos ventanas
abiertas necesitamos del sol para ver el paisaje completo.
Así también ocurre con el conocimiento del propósito. En este aspecto, había tres lecciones
esenciales que los efesios debían aprender:
Nosotros, como los efesios, necesitamos una iluminación de Dios para comprender el sentido
amplio del llamamiento.
¿Qué hay en nuestro interior? Ro. 2:4 habla de “las riquezas de benignidad, paciencia y
longanimidad”; en Efesios leemos de las “riquezas de su gracia” (1:7); de las “riquezas de su
gloria” (1:18); de las “inescrutables riquezas de Cristo” (3:8), etc. La principal sería: “las riquezas
de su gloria … que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria
3) cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos…
La tercera actividad que Pablo quería ver iluminada era el poder de Dios. Las notables
cualidades de ese poder nos muestran que es algo singular.
Si los santos no reconocen a Jesucristo como Señor de sus vidas, todo el propósito se
convertirá en una falacia. Ni los efesios ni nosotros podemos entender “la esperanza a la
que nos ha llamado” o “las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”, a menos que el
extraordinario poder desplegado en Cristo conmocione nuestro ser y nos involucre totalmente
en el propósito de Dios.
CONCLUSIÓN:
Yoccou, R. C. (1992). Comentario bíblico del continente nuevo: Efesios (pp. 79–81). Miami, FL: Editorial Unilit.