Lección 14 Completa
Lección 14 Completa
Lección 14 Completa
¿Quién
ocupa el
lugar de
Dios?
EL CUARTO MANDAMIENTO:
Honrar padre y madre.
Queridos niños, ahora que ya hemos estudiado los
mandamientos de la primera tabla, vamos a estudiar los de la
segunda tabla, que nos enseñan a amar a los demás.
"Honrar padre y madre", nos dice el cuarto mandamiento.
¿Qué significa eso? Honrar a nuestros padres significa amarlos,
respetarlos, obedecerles y ayudarles. Esto quiere decir, actuar de
la misma manera que Jesús hacía con la Santísima Virgen y San
José. ¡Qué gentil y respetuosamente siempre hablaba el niño Jesús
con ellos, qué bien les obedeció, siempre sonriendo! Él intentaba
ayudarles lo más posible, hacía todo lo que le pedían. Así los hizo
muy felices.
Fue Dios quien escogió para nosotros nuestra madre y
nuestro padre. Debemos honrarlos porque ocupan el lugar de Dios
cerca de nosotros. Dios bendice a los niños que honran a sus
padres.
Después de Dios, debemos todo a nuestros padres. Ellos
toman cuenta de nosotros y ellos hacen tantas, pero tantas cosas
por nosotros cada día, porque nos aman. ¿Quién prepara las
comidas deliciosas, lava nuestras ropas, cuida de nosotros cuando
estamos enfermos y viene a cubrirnos de noche en la cama? Es
nuestra mamá. ¿Quién trabaja duro para ganar dinero para comprar
lo que necesitamos para comer, vestir, etc.? Es nuestro papá. Y no
es sólo para cuidar de nuestro cuerpo que Dios nos ha dado a
nuestros padres, sino también para ayudarnos a hacer el bien y para
enseñarnos el camino del Cielo. ¿Les agradecemos siempre?
¿Rezamos por ellos? ¿Mostramos nuestro amor hacia nuestros
padres obedeciéndoles? Amar quiere decir obedecer. Cuando
amamos mucho a alguien, le obedecemos muy bien.
Yo obedezco cuando hago todo lo que me piden para hacer,
al momento en que me piden y de la manera que me pidieron
hacerlo.
Dios también colocó por encima de nuestros hermanos y
hermanas mayores, a los sacerdotes, las hermanas, nuestros
maestros, los agentes de policía, todas las personas que nos cuidan.
Él también nos ordena honrarlos. Cuando obedecemos a aquellos
que ocupan el lugar de Dios, es como si obedeciéramos a Dios
mismo.
Debemos obedecer a nuestros padres, y a todos aquellos que
están por encima de nosotros, en todo lo que no es pecado. Pero no
debemos obedecerles sólo si nos piden que cometamos un pecado.
Si desobedecemos o si respondemos mal a aquellos que están
por encima de nosotros, Dios se queda muy descontento con
nosotros. Si nos quejamos o si obedecemos solamente cuando
tenemos ganas de hacer, Dios no se contenta de la misma manera.
Debo siempre preguntarme: ¿Cómo obedecería Jesús si Él
estuviera en mi lugar?
Si yo ofendo a mis padres porque no me comporto como un
verdadero amigo de Jesús, les pediré disculpas y me esforzaré para
comportarse mejor después.
"Santa Madre de Dios, hazme tan obediente como Jesús"
EL QUINTO MANDAMIENTO:
No matarás.
Mira a los hijos de Adán
y Eva: Caín está huyendo porque
acaba de matar a su hermano
Abel, y porque sabe que eso está
muy mal. Es un pecado mortal y
Dios está muy ofendido.
El quinto mandamiento
nos enseña que es un pecado muy
grave quitar la vida de alguien,
porque la vida de un hombre
pertenece a Dios. Él nos prohíbe
también de decir o de hacer algo
que pueda herir a los demás: golpearlos, pelear o enfadarse de
ellos, decirles groserías o burlarse de ellos. ¿Jesús habría hecho una
de esas cosas malvadas?
Cuando Jesús era pequeño, Él siempre se entendía bien con
todos los demás niños. Él no dejaba a nadie de lado. Todos lo
amaban y querían estar con Él, porque nunca era egoísta, ni malo o
envidioso, y estaba siempre contento de compartir lo que tenía.
Evidentemente, nunca daba mal ejemplo. Dar mal ejemplo es
alentar a otros a hacer el mal o mostrárselo a ellos. Es un pecado
que daña el alma de los demás.
Nuestro Señor dijo: "Amaos los unos a los otros como yo os
he amado." El quinto mandamiento nos obliga a seguir el buen
ejemplo de Jesús y de tratar a todo el mundo como Él lo habría
hecho.
Dios quiere que seamos amables con los demás durante el
recreo, en el aula y en casa. Cuando somos amables con otros, es
como si fuésemos amables con Jesús. Si hacemos mal a los demás,
es también a Jesús que hacemos mal, porque Él vive en nuestras
almas y porque Él nos ama.
Debemos ser gentiles con todo el mundo, también con las
personas que parecen ser malvadas, incluso con aquellos que han
hecho maldades. Vean a Clara. Su hermano Benito está siempre
tirándole de sus cabellos y obstaculizando sus bromas. ¡Y él acaba
de hacer eso de nuevo! Ella tiene muchas ganas de decirle: "¡Te
detesto! Espera un poco y verás cómo voy a vengarme ... " Pero
ella se calla, ella sabe que es una tentación al mal. Y en lugar de
ocultarlas las piezas del nuevo coche que él está construyendo, le
ayudará por la noche a hacer sus deberes.
Sí, Dios quiere que perdonemos a los demás, que olvidemos
el mal que nos han hecho. Jesús perdonó a sus enemigos desde la
cruz y Él nos perdona también cuando nos arrepentimos de
nuestros pecados. Nuestro Señor es amable y paciente. Él nos dice:
"Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian."
Estimados Padres,