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La Mayordomía Cristiana Wayne Gute...

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LA MAYORDOMÍA CRISTIANA

Lección 01, Observaciones generales


Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

En cualquiera sesión relacionada con la obra del Señor, sea del consejo local de una iglesia o de
los cuerpos superiores, al tratar nuevos proyectos siempre se oye el mismo refrán. ―No se puede
porque no hay fondos‖. ―Es imposible por falta de recursos económicos‖. ―Pues, está muy
escasa la caja‖. Pero en tales ocasiones, tal vez sería correcto decir, ―ahora no hay fondos
disponibles para tal obra‖. Esto significa que recursos, sí, hay. Pero, por uno u otro motivo,
estos recursos no han sido entregados para los usos del Señor. Por eso, se cree conveniente un
estudio acerca de la mayordomía cristiana.

El tema de la mayordomía cristiana es muy extenso. Al principio, haremos unas observaciones


generales en cuanto a este asunto. De allí, estudiaremos la mayordomía cristiana individual, es
decir, la responsabilidad de cada cristiano de ser fiel mayordomo del Señor. Finalmente,
consideraremos la mayordomía cristiana en la congregación o iglesia.

Al desarrollar el tema, se tomará en cuenta las tres grandes divisiones arriba indicadas. Pero
estas divisiones serán divididas en secciones más breves que esperamos se presten al uso del
pastor, obrero o encargado para impartir a su iglesia o congregación. Reconocemos que el
presente estudio no es el primer esfuerzo que se ha hecho para presentar el tema de la
mayordomía, ni tampoco será la ―última palabra‖. Pero, por otro lado, reconocemos que unos
estudios que se han publicado no se ajustan en todo a las Escrituras. Si el presente estudio sirve
para estimular a mis amados hermanos a ser fieles mayordomos del Señor, el esfuerzo de
preparar estas notas será ampliamente premiado.

LECCIÓN 01
OBSERVACIONES GENERALES

Siendo que el tema que vamos a estudiar es muy extenso, conviene al principio definir el
término ―mayordomía‖. Según el diccionario, la mayordomía es la carga de un mayordomo, o
su trabajo. El mayordomo es el siervo mayor de una casa grande, o de una finca. Se entiende
que el mayordomo no es el mero dueño de las cosas que cuida, sino que es un siervo. Él, sí,
cuida de las cosas de su patrón, pero las cosas no son suyas. Recibe salario tal como cualquier
empleado que no tenga igual privilegio. El joven José, hijo de Jacob, nos provee un gran
ejemplo o ilustración de lo que significa la palabra ―mayordomo‖.

A. “Así halló José gracia en sus ojos [Potifar], y le servía. Y él [Potifar] le hizo a José
mayordomo de su casa, y entregó en su poder todo lo que tenía. . . . Y dejó todo lo que
tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que
comía‖ (Génesis 39:4,6). Frente a la tentación, vemos la comprensión que José tuvo de
la carga que tenía: ―Y él no quiso [pecar con la mujer], y dijo a la mujer de su amo: ‗He
aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, . . .y ninguna cosa me
ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este gran mal,
y pecaría contra Dios?‘‖ (Génesis 39:8-9).

Entonces, vemos que el mayordomo (si es fiel) maneja las cosas de otro, y respeta los
límites puestos por su patrón. Y en el día señalado está en el deber de entregar cuentas a
su amo de su mayordomía. Nota: Parece que todos conocemos como es el trabajo del
mayordomo de una finca, que nos provee otra ilustración de la palabra.

1
B. Requisito para ser mayordomo: La fidelidad

1 Corintios 4:2: ―Mas ahora se requiere en los administradores [dispensadores,


mayordomos] que cada uno sea hallado fiel‖. El mayordomo debe mostrar fidelidad en
el uso de todo lo que le es entregado para usar. Si uno no tiene esta característica, es
decir, la fidelidad, luego pierde su empleo. El versículo arriba citado encuentra su
ilustración bíblica en el ejemplo de José (Génesis 39), y en la parábola de los talentos
(Mateo 25:14-25). Conviene un estudio detenido de este último pasaje.

C. Ilustración neotestamentaria de la mayordomía: La parábola de los talentos


(Mateo 25:14-25)

1. Puntos importantes en esta parábola


a. El dueño entregó sus bienes a sus siervos, a cada uno conforme a su
capacidad. Vv. 14-15
b. Les ordenó usar los bienes para ganar más. ―Negociad entre tanto que
vengo‖ (Lucas 19:13). Nota: Este versículo es de la parábola de las
minas, pero casi trae la misma enseñanza.
c. Dos siervos, con distintas capacidades, cumplieron con lo ordenado.
Vv. 16-17. Eran fieles mayordomos.
d. Un siervo no cumplió lo ordenado por su patrón. V. 18. Era
mayordomo infiel.
e. Se ausentó el patrón, y después regresó a hacer cuentas. V. 19.
f. El patrón premió a los mayordomos fieles (vv. 21, 23), ―Sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré”.
g. El infiel sufrió pérdida. Vv. 28-29.
2. La aplicación de la parábola a nosotros, los mayordomos del Señor.
a. Dios nos ha entregado algo a cada uno de nosotros los cristianos:
dones, bienes, vida, cuerpo. El DADOR divino es también nuestro
dueño. 1 Corintios 6:19 ―No sois vuestros‖.
b. Dios reconoce la capacidad distinta de cada uno. ―Pero a cada uno le
es dada la manifestación del Espíritu para el bien general‖
(1 Corintios 12:7, VHA).
c. El Señor quiere que nosotros usemos para él lo que nos ha dado; sea
dinero, terreno, tiempo, vida, don espiritual, conocimiento, o lo que
sea, para el crecimiento del cuerpo, que es su iglesia (Efesios 4:16).
d. Nuestro Señor Jesucristo (nuestro patrón divino), está ausente por
algún tiempo, pero regresará para hacer cuentas con nosotros
(2 Corintios 5:10; Romanos 14:12).
e. Los fieles serán premiados (1 Corintios 3:14).
f. Los infieles sufrirán pérdida (1 Corintios 3:15

CONCLUSIÓN:

Concluimos que nuestra mayordomía es el trabajo de cuidar y usar todo lo que el Señor nos ha
dado. Esta carga no es solamente las cosas materiales que Dios nos ha dado, sino también
incluye nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestro tiempo, nuestra familia, y aun, el santo evangelio
de nuestro Señor. Tendremos que entregarle cuentas a nuestro Señor del uso de todo lo que él ha
puesto bajo nuestro cuidado y responsabilidad. Así vemos que el estudio de la mayordomía
cristiana abarca mucho más que solamente las ofrendas. Estamos seguros que si uno es fiel
mayordomo de su cuerpo, de su tiempo, y del evangelio, también lo será de las cosas materiales
que ha recibido del Señor.

2
LA MAYORDOMÍA CRISTIANA
Lección 02, Dios es el Dueño y Dador de todo
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

Nunca llegaremos a comprender los deberes que cada cristiano tiene como mayordomo si no
reconocemos que Dios es el Creador, el Señor y el Dueño absoluto de todo. Es de notarse que
una de las características de la apostasía es negar ―a Dios el único Soberano, y a nuestro Señor
Jesucristo (Judas 4). El cristiano verdadero reconoce la soberanía de Dios en todos los aspectos
de la vida, confesando con su boca y testificando con sus hechos que Jesucristo es su Señor.

Ya que el Señor es el Dueño absoluto de todo, también es el Dador de todo lo que vemos y de lo
que tenemos. Como nos dice Pablo, ―¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Corintios 4:7).
Así que, conforme a su santa voluntad, el Señor reserva para sí el derecho de dar o no dar, y aun
de quitar lo dado. La pura verdad es que él sostiene y da muchas cosas a muchísimas personas
quienes ni reconocen sus providencias ni le dan las gracias (Mateo 5:45; Romanos 1:21), no
sabiendo que son dadas para guiarles al arrepentimiento (Romanos 2:4).

Pero, más que todos los demás, el cristiano debe reconocer al Señor como el Dueño y el Dador
de todo. Porque no solamente hemos recibido bendiciones materiales, sino también espirituales,
como expresa Pablo en Efesios: ―Dios. . .que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo‖ (Efesios 1:3).

En esta lección veremos los testimonios de varias personas que testifican que Dios es el Dueño
y el Dador de todas las cosas.

A. EL TESTIMONIO DE PABLO EN Hechos 17:24-25

1. Dios hizo el mundo: es su creador.


2. Dios hizo todas las cosas que hay en el mundo: es el creador de todo.
3. Es el Señor (Dueño) del cielo y la tierra. (Posee lo que hizo.)
4. Es el gran Dador de todo. Dios da a todos, no solamente a los cristianos, sino a
todos.
a. La vida física
b. La respiración o aliento
c. Todas las cosas. Incluye alimento, casa, terreno, tiempo, salud, ropa.
. .TODO, y todo quiere decir todo.

B. LOS TESTIMONIOS DE LOS SALMISTAS

1. David: ―De Jehová es la tierra y su plenitud [y cuanto ella tiene]; el mundo, y


los que en él habitan‖ (Salmos 24:1).
2. Asaf: ―Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los
collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los
campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el
mundo y su plenitud‖, dice Jehová (Salmos 50:10-12; compare Hechos 17:25).

3
C. EL TESTIMONIO DE DAVID COMO REY, al ofrendar para el templo

―Bendito seas tú, oh Jehová Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo hasta el siglo.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, la gloria, y el honor; porque todas las
cosas que están en los cielos, y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú
eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti; y tú dominas sobre
todo. En tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a
todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer
voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te
damos‖ (1 Crónicas 29:10-14).

D. EL TESTIMONIO DEL PATRIARCA JOB

El primer capítulo del libro de Job nos revela cuán grandes fueron las posesiones
materiales de Job. Pero, en un solo día perdió todo. Mas su testimonio fue: ―Desnudo
salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito‖ (Job 1: 21).

Aunque Job era rico, era hombre maduro, recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
No confiaba en sus riquezas, sino en el Dios vivo y verdadero. Reconoció que Dios le
dio todo, y que tuvo el derecho de quitárselo, tanto como tuvo en dárselo al principio.

E. EL TESTIMONIO DE SANTIAGO

Santiago 1:17 nos hace entender que todo don y toda dádiva son de Dios, sea cosa
material o espiritual. Dios es la fuente de toda clase de bendición.

CONCLUSIÓN

Concluimos que Dios es el hacedor y el dueño de todo, y a quién quiere él da sus bendiciones.
Pero, no hay ninguna persona que no haya recibido bendiciones de lo alto. “Él da a todos todas
las cosas”. Dios puede hacer esto porque es Dueño de todas las cosas. También, tiene el
derecho de quitar las cosas cuando quiera hacerlo.

A los cristianos, Dios también les ha dado toda clase de bendición espiritual. ―El que no
escatimó ni a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas?‖ (Romanos 8:32). En vista de todo esto, estamos en el deber de usar todo
lo que el Señor nos da para su honra y gloria. Somos mayordomos de Dios. Si somos fieles, nos
pondrá aun más. Si somos infieles, puede ser que suframos la pérdida hasta de lo que ya
recibimos.

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LA MAYORDOMÍA CRISTIANA
Lección 03, Trabajando y conservando
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

Si es cierto que Dios da a todos todas las cosas, entonces, ¿cómo es que no todos tienen por
igual? ¿Por qué hay ricos y pobres? ¿Por qué es que unos tienen grandes posesiones, y otras
pocas? Tal vez no podemos saber todas las razones, pero la Biblia nos señala varias.

¿Por qué hay pobres? Hay personas pobres porque no piden de Dios (Santiago 4:2). Hay otras
que, sí, piden a Dios, pero con mala intención, para gastar en sus propios placeres (Santiago
4:3). Hay otras que son pobres porque no trabajan; son haraganes. ―No ames el sueño, para que
no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan‖ (Proverbios 20:13). Hay otras que son
pobres porque no usan ni conservan bien lo que el Señor les da (Proverbios 6:6-11). Pero, sobre
todo, tenemos que reconocer que hay pobres de veras, que por sus circunstancias, no pueden
mejorar su condición.

¿Por qué hay ricos? Hay personas ricas que lo son porque honran a Dios, como por ejemplo,
Job. Pero, hay ricos que así son por robar, oprimir y engañar a los pobres (Santiago 5:1-4;
compare Zaqueo [Lucas 19:1-9]). Hay ricos que tienen el dinero como su dios (Mateo 6:24) y
sirven al dinero y no a Dios.

En esta lección veremos dos cosas: (1) Que Dios nos manda a trabajar para ganar la vida, y para
tener para dar a otros. (2) También, nos manda cuidar lo que él nos da como el fruto de nuestro
trabajo. Dios, sí, es el Dador de todo. Pero esto no significa que no tengamos que trabajar.

LO QUE EL SEÑOR ENSEÑA EN CUANTO AL TRABAJO

1. A Adán: Génesis 3:17-19. Dios mandó a Adán a trabajar para ganar la vida.
―Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra. . .‖
(Génesis 3:19). Como parte de la maldición, vinieron las espinas, etc... Dios no
le da las cosas al hombre así no más. Tiene que arar, sembrar, limpiar, cosechar,
etc.
2. A los israelitas: Éxodo 20:9. En los diez mandamientos, vemos que el Señor
mandó a los israelitas a trabajar seis días y descansar un día.
3. A los cristianos (por medio de Pablo): 2 Tesalonicenses 3:6-12. Algunos en esta
iglesia tenían la costumbre de no trabajar, sino de comer de los bienes de los
demás hermanos. Esto no convenía. Más bien, les fue prohibido. Pablo les puso
buen ejemplo: ―Ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con
afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no
porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para
que nos imitaseis. . . .Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma‖.

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B. ¿CÓMO DEBEMOS TRABAJAR? Dios manda y bendice la diligencia en el
trabajo.

1. No trabajemos para agradar a los hombres, sino a Dios (Efesios 6:5-8;


Colosenses 3:22-24). Es verdad que muchos trabajan solamente cuando
esté presente el caporal o el patrón. Estando ausente éste, no trabajan.
Pero Dios lo mira, y no bendice tal engaño. Pero si uno trabaja bien y da
buen testimonio, puede ser que reciba mejor puesto, uno que aun paga
más.
2. La pereza no debe tener cabida en nuestra vida. ―En lo que requiere diligencia,
no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor‖ (Romanos 12:11).

C. LA META DE NUESTRO TRABAJO: ser ricos en buenas obras.

1 Timoteo 6:18-19 (compare vv. 9-10). No trabajemos para hacernos ricos, sino en
buenas obras, usando nuestros bienes y ganancias para el mismo Señor (compare
Proverbios 23:4-5).

LA CONSERVACIÓN DE LOS BIENES

1. El ejemplo del Señor Jesucristo (Juan 6:12). Después de haber dado de comer a
más de 5,000 personas, el Señor mandó a sus discípulos lo siguiente: ―Recoged
los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada‖.
2. El consejo del sabio (Proverbios 28:23-27). Aconseja al ganadero la diligencia
en el cuidado de sus animales.

CONCLUSIÓN

Concluimos que aunque Dios es el Dueño y Dador de todo, él espera que nosotros

trabajemos para ganar la vida. Él espera que nosotros trabajemos para tener para dar a

los verdaderos necesitados. Quiere que laboremos con diligencia, reconociendo que él

es nuestro patrón celestial. Anhela que conservemos el fruto de nuestro trabajo, gozando

de ello (1 Timoteo 6:17), pero no malgastándolo. El Señor nos amonesta a que no

pongamos el dinero como nuestro Dios, y que no trabajemos para ser ricos, porque el

amor hacia el dinero es la raíz de todos los males. Nos exhorta a ser ricos en buenas

obras, buscando primeramente el reino de Dios y su justicia.

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LA MAYORDOMÍA CRISTIANA
Lección 04, Las ofrendas que debemos dar a nuestro
Señor
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN.- En las lecciones anteriores hemos visto que Dios es el Dueño de

todo. Sabemos que el Señor nos ha dado todo lo que tenemos, sea en lo material o en lo

espiritual. También sabemos que si trabajamos conforme a su voluntad, él bendice la

obra de nuestras manos. Por ejemplo, el Señor nos manda las lluvias, hace crecer las

semillas y las hace multiplicar. No podemos hacer una lista que abarque todas las

bendiciones que hemos recibido de él. En las lecciones que siguen, veremos que cada

cristiano tiene un deber para con su Dios. Habiendo recibido todo ―de gracia‖, también

debemos ―dar de gracia‖.

El apóstol Pedro nos dice que nosotros somos un ―sacerdocio santo, [llamados] para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo‖ (1 Pedro 2:5). Por esta razón,
lo que ofrendamos al Señor toma el aspecto de un sacrificio. Es ―sacrificio‖ también porque nos
cuesta algo. Son sacrificios ―espirituales‖, porque por dichos sacrificios (u ofrendas) estamos
adorando a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Son sacrificios, porque se ofrecen
directamente al Señor, no al hombre. No ofrecemos sacrificios de animales ni de pájaros sobre
un altar, como hicieron los sacerdotes judíos. Tampoco, somos llamados a ofrecer el sacrificio
de la misa, como hacen los sacerdotes católico romanos. Ni ofrecemos el copal, ni la sangre de
gallo o chompipe, como acostumbran los sacerdotes paganos.

Consideramos en primera línea cuáles son los sacrificios u ofrendas; luego, pensamos cómo
dárselas a nuestro Dios.

B. EL SEÑOR ESPERA TRES SACRIFICIOS DE SU PUEBLO. Son: (a) nuestras


alabanzas, (b) nuestros bienes y (c) nuestros cuerpos. Vamos a brevemente
considerar los tres en esta lección y ocupar otras lecciones para el desarrollo de los
últimos dos mencionados.

7
a. La ofrenda de nuestras alabanzas (Hebreos 13:15). ―Así que,
ofrezcamos a Dios, por medio de él [Jesucristo], sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que confiesan su nombre‖. El Señor busca a los
que le adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23). ¡Alabemos a Dios!

i. Alabemos a Dios por medio de la oración: 1 Timoteo 2:1-4; Efesios 6:18; Filipenses 4:6-7;
Mateo 6:9-13.
ii. Alabemos a Dios en los cultos públicos: Hebreos 10:25
iii. Alabemos a Dios por medio de los cantos: Efesios 5:18-20;
Colosenses 3:16; Salmos 40:1-3.

b. La ofrenda de nuestros bienes (Hebreos 13:16). ―Y de hacer bien y de la


ayuda mutua [la comunicación] no os olvidéis; porque de tales sacrificios se
agrada Dios‖.

i. De hacer bien: Esta expresión habla de la beneficencia, es


decir, las ofrendas de dinero, víveres, ropa, visitas, consuelos,
etc., que se dan a los necesitados. Compare Gálatas 6:9-10.
ii. La ayuda mutua (o la comunicación): Son las ofrendas que se
dan a los que ministran las cosas espirituales a nosotros, es
decir, a los pastores y obreros. Gálatas 6:6: ―El que es enseñado
en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo
instruye‖.

c. La ofrenda de nuestro cuerpo (Romanos 12:1-2). El Señor pide


nuestro cuerpo como un sacrificio, como una ofrenda a él.

i. Es nuestro culto racional (v. 1). Algo que se espera del


redimido por la sangre de Jesús.
ii. Significa presentar el cuerpo como instrumento para servir a
Dios y hacer su voluntad (v. 1).
iii. Es un sacrificio al alcance de cada persona redimida.
iv. Es algo que debe hacerse aun antes de pensar en entregar
cualquier otra ofrenda. ―Se dieron primeramente al Señor‖ (2
Corintios 8:5).

C. EL SEÑOR MIRA MÁS AL CORAZÓN DEL “SACERDOTE


EVANGÉLICO” QUE A LA OFRENDA QUE DA

a. Debemos dar reconociendo que lo que tenemos no es nuestro, sino de


él. ―De gracia recibisteis; dad de gracia‖ (Mateo10:8). Del contexto de
este versículo, sabemos que el Señor dio a sus 12 apóstoles ciertos
poderes – sanidades, poder para levantar a los muertos y echar fuera
demonios, etc. No fueron dados para su propio uso, sino para hacer la
voluntad de Dios, en beneficio de la humanidad. Aunque no hemos
recibido los mismos poderes, la verdad es que lo que hemos recibido lo
tenemos por su pura gracia. No pensemos que es nuestro, sino usemos lo
que tenemos y lo que somos para la alabanza de su gloria, para cumplir
con su santa voluntad.

8
B. El Señor acepta la ofrenda del corazón limpio (Isaías 1:15-20). Los
israelitas trajeron sus ofrendas de acuerdo con lo ordenado, pero
ofrendaron con manos ―llenas de sangre‖. Así, estemos a cuentas con el
Señor, al ofrecerle ofrenda (sea de canto, oración, cuerpo o bienes).
Isaías 1:18 y 1 Juan 1:9; 1 Timoteo 2:8 (manos santas).

C. El Señor acepta la ofrenda del creyente que se lleva bien con sus
hermanos.
Mateo 5:23-24 claramente declara la necesidad de estar en paz con
nuestros hermanos al traer nuestra ofrenda. Es el sentido de 1 Timoteo
2:8, de ―levantar manos‖ en oración, sin ira y sin contienda. Nota: Dirá
un hermano, ―Ah, pues, puesto que no puedo reconciliarme con ‗aquél’,
no voy a llevar mi ofrenda‖. Aquí no se encuentra excusa por no dar su
ofrenda. Antes bien, se halla consejo divino para llevar una vida cristiana
de felicidad.

D. El Señor acepta la ofrenda del creyente obediente (1 Samuel 15:13-22).


Obediencia a su palabra agrada al Señor más que cualquier ofrenda. Saúl apartó
lo mejor para el Señor, pensando haber cumplido la voluntad de Dios (véase 1
Samuel 15:13).

E. El Señor acepta la ofrenda del creyente agradecido, venga lo que viniere.


Compare la ofrenda de perfume en Mateo 26:6-13.

F. El Señor acepta la ofrenda del creyente comprensivo (1 Crónicas 29:14).


Dijo el rey David, ―Porque todo es tuyo, y de lo recibido de tus manos te
damos‖.

CONCLUSIÓN

Concluimos que como creyentes el Señor nos ha hecho sacerdocio real, con el trabajo de
ofrecerle sacrificios que le agraden. Los tres sacrificios que pide de cada cristiano son: (1) su
alabanza, por medio de cantos, oraciones y cultos públicos; (2) sus bienes, las ofrendas
materiales y (3) su cuerpo, entregado en sacrificio vivo para los usos del Señor. El Señor mira
como ofrenda su pueblo, no cuanto da (Marcos 12:41), y más le interesa al Señor la condición
espiritual de su hijo que la cantidad de su ofrenda. Él no necesita nada (Hechos 17:25), pero
sabe que su pueblo sí necesita aprender que ―más bienaventurado es dar que recibir‖ (Hechos
20:35). Y por medio de la mayordomía cristiana, ¡el Señor nos ofrece esta gran oportunidad!

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LA MAYORDOMÍA CRISTIANA
Lección 05, La ofrenda de nuestra cuerpo

Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

―Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en

sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este

siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que

comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta‖ (Romanos 12:1-2).

LA BASE DEL RUEGO DEL SEÑOR QUE ENTREGUEMOS A ÉL EL CUERPO


(V. 1).

Este ruego se basa en las grandes cosas que el Señor, en su misericordia, ha hecho por nosotros.

Él nos mostró su misericordia al salvarnos del castigo del pecado (Romanos 1-3); al irnos

salvando del poder del pecado (Romanos 5:1-8:17) y nos salvará de la presencia del pecado

(Romanos 8:18-30). ¡Estas son ―las misericordias de Dios‖ en que Pablo fundamenta su ruego

de entregar el cuerpo al Señor!

Entonces, el entregar nuestro cuerpo será un acto de gratitud a nuestro Señor. ―De
gracia recibisteis; dad de gracia‖. Será un acto de amor para con nuestro Dios, quién
nos amó primero. Porque es una verdad que si el cristiano entiende que era pecador
que merecía el mayor castigo de Dios por haberse rebelado y pecado contra él y si
comprende que Dios en su gran amor y misericordia lo perdonó, lo justificó y lo
salvó por amor del Señor Jesucristo, entonces estará dispuesto a agradar a Dios y
hacer lo que él le mande. Porque surgirá en su corazón una gratitud profunda para
con el que le amó y se entregó a sí mismo por salvarle y darle vida eterna. Entonces,
la ofrenda del cuerpo, tanto como las demás ofrendas, es una expresión de gratitud a
Dios.

I. LO QUE DIOS PIDE EN ESTE RUEGO. Que cada cristiano presente su


cuerpo a Dios

A. Afirmamos, al principio, que no hay ningún hermano que no pueda hacer


esto. Todos tenemos cuerpo. Todos podemos ofrecerlo al Señor, si queremos.

10
¿Qué significa la presentación del cuerpo al Señor?

1. La palabra ―presentar‖ se usó de los sacrificios quemados en los


altares. Dios no quiere que se queme nuestro cuerpo, sino que sea un
sacrificio vivo. Al entregar la bestia para ser sacrificado, el oferente
renunció todo su derecho sobre el animal. Lo mismo debe hacer el
cristiano al ―presentar su cuerpo‖.
2. La presentación del cuerpo es para que el Señor lo use. Romanos
6:13: ―Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios,
como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como
instrumentos de justicia‖. ―El cuerpo es para el Señor‖ (1 Corintios
6:13).
3. Unos ejemplos:
a. Usemos los oídos: para escuchar la palabra de Dios. ―El que
tiene oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias‖
(Apocalipsis 3:22). No prestemos oído a chismes, ni a chistes
colorados, ni a palabras malas, etc.
b. Usemos la lengua y los labios: para cantar alabanzas a Dios,
para testificar la palabra del Señor, para predicar ―la buenas
nuevas‖ de la salvación, para hablar la verdad, no mentiras, ni
para sembrar disensión entre hermanos, ni para repetir chismes,
ni pronunciar palabras malas, ni para tomar en vano el nombre
bendito del Señor.
c. Usemos las manos: para trabajar (Efesios 4:28, no para tomar
lo ajeno o robar.
d. Usemos el cuerpo entero: para trabajar en las cosas que al
Señor le agradan, sea para ganar la vida, o en ayudar a otros, u
otra cosa. No es para la borrachera, ni la fornicación, ni el
adulterio. Que sea el cuerpo instrumento para el Señor, no para
Satanás.

Cómo presentar el cuerpo al Señor

1. Reconocer que es una decisión del corazón, ante el Señor.


2. Decir en oración a Dios que está entregando su cuerpo a él para que
él lo use, tomando esta decisión una vez y para siempre.
3. Al levantarse mañana, es bueno recordar que ha hecho esta decisión,
y procurar vivir el día así haciendo lo que le agrada al Señor.
4. Creer que Dios ha aceptado tal ofrenda, y que él le hará capaz de
agradarle por medio de su cuerpo.

Reglas para el control del cuerpo. La renovación del entendimiento.

1. Alejarse del mundo – más bien, no sea conformado al mundo; no


amar al mundo, ni las cosas del mundo.
2. Renovar la mente – por medio de la palabra de Dios, la oración y la
meditación (Filipenses 4:8; Salmos 1:2; Josué 1:8; Isaías 55:8-11).
Recordemos que como uno piensa en su corazón, así es (Proverbios
23:7).

11
CONCLUSIÓN
Concluimos que el sacrificio u ofrenda de su cuerpo es algo que está al alcance de cada
cristiano. El cuerpo puede ser entregado, o a Satanás para el pecado, o a Dios para la
justicia. Queda con el que posee el cuerpo decidir a quién va a servir. Es ofrenda voluntaria a
Dios, y le agrada al Señor todo creyente que entrega su cuerpo a él en sacrificio vivo,
poniéndose bajo las órdenes de Dios. El que lo hace hallará por experiencia, más bien,
comprobará por su propia experiencia, que la voluntad del Señor es buena, agradable y perfecta.
Cada cristiano es mayordomo del cuerpo que tiene. El Señor dice: ―Comprados sois por precio;
no sois vuestros. Glorificad pues, a Dios, en vuestro cuerpo, y en vuestro espíritu, los cuales son
de Dios‖ (1 Corintios 6:19-20). Finalmente, recordemos lo que nos dijo Pablo en 2 Corintios
5:10: ―Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea
malo‖. Así, tendremos que dar cuenta al Señor por el uso del cuerpo que recibimos de él.

NOTA: Para un estudio detenido de este tema, sugerimos el librito, La voluntad de Dios por G.
Christian Weiss.

“LA MAYORDOMÍA CRISTIANA:


Lección 06, Usos de las ofrendas (primera parte),
Edificios e instrumentos para el servicio del Señor
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

Las ofrendas materiales: Ofrendando nuestros bienes. Unas observaciones.

En todas las lecciones que siguen, estudiaremos los distintos aspectos de la mayordomía de las
cosas que el Señor ha puesto en nuestras manos. En las lecciones anteriores, hemos visto que:

B. Dios es el Dueño de todo.


C. Dios ha dado a todos todas las cosas que poseen.
D. Dios manda a todos que trabajemos para (a) ganar la vida, (b) ayudar a los
necesitados y (c) sostener la predicación del evangelio.
E. Dios quiere que cuidemos bien todo lo que él nos da y no malgastarlo.
F. Dios nos concede la oportunidad de ofrendarle a él de lo recibido de su mano.
G. Dios espera de nosotros los sacrificios siguientes: nuestras alabanzas, nuestros
bienes y nuestro cuerpo.

En la lección anterior, se estudió el deber de entregar el cuerpo a Dios. Ahora, pasemos al


estudio de la mayordomía de los bienes. Este tema es muy extenso, pero puede dividirse en dos
partes: (1) Fines o usos para nuestras ofrendas y (2) modos de ofrendar, es decir, métodos en la
mayordomía de las cosas.

La Biblia señala tres usos principales para las ofrendas y son: (1) Construcción de templos y
compra de instrumentos para el ministerio, (2) ayuda a los necesitados o pobres y (3) sostén de
los ministros de la Palabra. Hallamos en las Escrituras dos métodos principales para ofrendar
que son: (1) el diezmo y (2) la ofrenda voluntaria. En los estudios o las lecciones que siguen,
estudiaremos en su orden estos temas.

12
EDIFICIOS E INSTRUMENTOS PARA EL SERVICIO DEL
SEÑOR
¿Habrá apoyo en las Escrituras para recoger ofrendas para la compra de algún mueble o
instrumento para el servicio del Señor? Sí. hay. Lo mismo hay para ofrendas en pro de la
construcción de templos. Si existe, aunque casi todo este apoyo se encuentra en el Antiguo
Testamento, ya que en la iglesia en el principio no existía la necesidad de templos (recuerde que
al mero principio se reunían en el de Herodes). Después los hermanos se congregaban en casas
propias (Hechos 12:12; Filemón 2).

Ahora, gozamos de la libertad de culto y el Señor nos concede el privilegio de reunir dinero,
uniendo así nuestras fuerzas para la edificación de templos, la compra de instrumentos, etc.
Pero, ni los templos bien adornados, ni los equipos de sonido, ni los instrumentos musicales, ni
cualquier otra clase de equipo pueden servir de substituto de las vidas puras, rectas y santas de
los hermanos. ¡El Señor habita en su pueblo, no en templos hechos de manos! Ahora pasemos a
la consideración del tema. . .

B. LAS ENSEÑANZAS QUE SURGEN DE LA CONSTRUCCIÓN DEL


TABERNÁCULO.

a. Dios acepta como ofrenda tanto la ofrenda de trabajo como la de


materiales. El Señor dio el diseño del tabernáculo y mandó a los israelitas,
hombres y mujeres, ofrendar para su construcción:
i. Ofrendas de materiales. Éxodo 35:4-9
ii. Ofrendas de mano de obra. Éxodo 35:10-19

b. El pueblo de Dios ofrendó voluntariamente para este fin y sobró la ofrenda.


Éxodo 35:29; 36:4-7.

c. Después de la ofrenda de materiales, muchos ofrendaron su ayuda para la


hechura del tabernáculo. Éxodo 35:25; 36:8.

C. LAS ENSEÑANZAS QUE SURGEN DE LA EDIFICACIÓN DEL TEMPLO


DE SALOMÓN. El rey David tuvo en su corazón el deseo de hacer una casa para
el Señor. Pero éste no le permitió lograr su anhelo porque era hombre de guerra, no
de paz (1 Crónicas 17:1-4; 22:8, etc.). Sin embargo, que el edificio él no vio, llegó a
construirse por causa de su iniciativa.

a. Las ofrendas para el templo fueron iniciados por el rey David (1 Crónicas
29:1-5; 22:1-3). Notamos que David hizo todo lo que pudo para hacer un
templo que nunca vio. Dios le dio el diseño para el templo, pero él no tuvo la
satisfacción de verlo ya hecho. Sin embargo, por la fe, apartó una gran ofrenda
para este fin.

B. David ofreció a todos la oportunidad de ofrendar, habiendo él puesto el


buen ejemplo (1 Crónicas 29:5). A veces, una sola persona puede iniciar una
obra, poniendo ejemplo en dar sus propias ofrendas, y así animar a otros.

C. Todos los demás ofrendaron voluntariamente (1 Crónicas 29:6-9).

D. Fue motivo de gozo y de alabanza a Dios. Hicieron la ofrenda reconociendo al


Señor como el DADOR de todo (1 Crónicas 29:14).

13
CONCLUSIÓN

De estas citas, concluimos que al ofrendar para la construcción de templos y para la compra de
sus instrumentos, estamos cumpliendo la voluntad del Señor. Dios acepta tales ofrendas, como
ofrendas a él. La manifestación de su aceptación de tales ofrendas fue la venida de su presencia
visible, manifestada en el tabernáculo y el templo de Salomón. Todos podemos tomar parte,
ofrendando bienes y manos de obra. Dios también se manifestará en nuestros templos, no por
ser bien ordenados y adornados, sino porque su pueblo ―es fiel, adornando la doctrina de Dios
nuestro Salvador‖, con buenas obras (Tito 2:10).

LA MAYORDOMÍA CRISTIANA:
Lección 07, Usos de las ofrendas (segunda parte)
Ayuda a los necesitados
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN
Ningún estudio de las ofrendas debe pasar por alto el privilegio de ofrendar para ayudar a los
necesitados. Los capítulos 8 y 9 de 2 Corintios, donde el apóstol Pablo enseña los grandes
principios de la ofrenda bajo la gracia, son relacionados a una colecta que se hizo para los
pobres entre los discípulos en Jerusalén.

―A los pobres siempre tenéis con vosotros‖, dijo el Señor Jesús a sus discípulos. Pues, siempre
hay quienes podemos ayudar. Y al ayudarles, hacemos bien y recibimos recompensa del Señor.

I. NUESTRAS OFRENDAS PARA LOS POBRES SON:

A. Préstamos al Señor ({Proverbios 19:17).

B. Evidencia del verdadero amor cristiano (1 Juan 3:17-18).

C. Evidencia de una fe verdadera (Santiago 2:14-17).

II. OFRENDAS PARA LOS POBRES FUERON RECONOCIDOS COMO UN


DEBER DESDE HACE MUCHO TIEMPO.

A. Fueron mandadas en la ley de Moisés (Deuteronomio 15:7-11; compare


Lucas 6:38). Nota: El dar a los pobres será recompensado por Dios, como
también lo dice Proverbios 19:17.

B. Ayudar a los necesitados fue disposición apostólica (Gálatas 2:9-10). Los


hermanos de las iglesias de Macedonia y otras partes ayudaron a los hermanos
de Jerusalén (Romanos 15:26-27).

14
CONCLUSIÓN
Concluimos lo siguiente en cuanto a la ayuda que se da a los necesitados:

(1) El Señor quiere que ayudemos a las personas con verdadera necesidad.
(2) El Señor quiere que reconozcamos que siempre habrá menesterosos entre nosotros.
(3) El Señor promete bendecir a aquellas personas que así ayudan a los necesitados con
bienes, medicinas, ropa, u otra ayuda.
(4) El Señor ha usado a los hermanos de las primeras iglesias para ponernos ejemplo cómo
nosotros debemos ayudar a los demás hermanos.
(5) El Señor nos enseña a también ayudar a los pobres entre los incrédulos (Gálatas 6:9-10).
(6) Al dar a los pobres damos testimonio palpable que tenemos fe y amor.
(7) El dar a los pobres requiere mucha sabiduría, porque hay personas engañadoras, que
aparentan la pobreza para lograr limosnas.

LA MAYORDOMÍA CRISTIANA: Lección 08,


Usos de las ofrendas (tercera parte)
El sostén del ministerio
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN
La doctrina del sostén del ministerio sagrado se encuentra en 1 Corintios 9:5-14. Hay quienes
dicen que las Escrituras no apoyan el concepto de un ministerio pagado, pero esta porción
desmiente semejante error. Otras porciones ilustran los principios señalados en estos versículos.
Los ministros fieles del Señor no son ―asalariados‖. Existe una gran diferencia entre ―predicar
para recibir salario‖ y ―recibir salario por predicar‖. El verdadero pastor tiene cuidado por el
rebaño del Señor.

I. LA EXHORTACIÓN DEL SEÑOR: “Los que anuncian el evangelio, que


vivan del evangelio (1 Corintios 9:14; compare Mateo 10:10; Lucas 10:7;
Gálatas 6:6).

Esto quiere decir que ―los que predican el evangelio, que ganen su vida del
evangelio‖. O, en otras palabras, ―los que predican el evangelio deben recibir su
pago de los que aceptan el evangelio‖. O, como expresa Pablo en Gálatas 6:6, ―El
que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye‖.

II. LOS EJEMPLOS DADOS POR EL MISMO SEÑOR, enseñando por qué los
obreros y pastores deben recibir su pago en lo material.

A. El ejemplo apostólico (1 Corintios 9:4-6).


De estos versículos entendemos que los demás apóstoles recibieron ofrendas
para su comida y bebida, y ayuda en cuanto al sostén de su familia. Fue un
derecho apostólico (2 Tesalonicenses 3:5-9; tome nota del v. 9). Pablo también
agradeció a los hermanos de Filipos por sus ofrendas (Filipenses 4:10-17).

15
B. El recibir recompensa es un derecho común. El que trabaja en algo espera
sostenerse con su trabajo (1 Corintios 9:7).
1. El soldado --- no pelea a sus propias expensas. Recibe de su gobierno
alimentación, ropa, cuarto, armas, dinero, etc.
2. El labrador --- el que planta su viña espera comer de su fruto.
3. El ganadero --- espera comer carne de res y recibir leche de sus
vacas, lana de sus ovejas y huevos de sus gallinas.

C. El recibir ayuda encuentra apoyo en la ley (1 Corintios 9:8-10; compare


Deuteronomio 25:4; 1 Timoteo 5:18).
El apóstol encuentra apoyo para su argumento que los siervos del Señor son
dignos de su ayuda en las palabras de la ley, ―No pondrás bozal al buey que
trilla‖. Si los bueyes deben recibir recompensa porque han trabajado trillando,
los pastores también deben recibir su recompensa por su trabajo. Por eso dijo
Pablo, ―Por nosotros se escribió‖.

D. El agricultor espera recibir el fruto de su trabajo (1 Corintios 9:10). El que


siembra lo espiritual tiene derecho de recibir lo material (v. 11).

E. El recibir su sostén es derecho del ministerio sagrado (1 Corintios 9:13).

Los levitas no tenían herencia en Israel. Fueron sostenidos por las ofrendas del
pueblo (Levítico 6:6, 26; 7:6, 31-32). La mayor parte de la carne ofrecida en
holocaustos y una buena parte de los granos recibidos en el tabernáculo o
templo fueron dedicados al sostén de los sacerdotes y levitas.

CONCLUSIÓN

Concluimos que los pastores y obreros que reparten los bienes espirituales deben ser sostenidos
en lo material (Gálatas 6:6; 1 Corintios 9:11; Romanos 15:27). El que ministra la palabra de
Dios tiene el derecho de recibir su ayuda, su sostén y el de su familia como fruto de su
ministerio.

Los que señalan el ejemplo de Pablo, el hacedor de tiendas, están mirando a una excepción
apostólica, no a la norma para la iglesia cristiana. En los últimos versículos de 1 Corintios 9,
Pablo explica por qué él trabajó con sus manos, sosteniéndose a sí mismo en el ministerio:
―¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio
de Cristo, para no abusar mi derecho en el evangelio, por lo cual, siendo libre de todos, me he
hecho siervo de todos, para ganar a mayor número‖ (1 Corintios 9:18-19).

Muchos hermanos encuentran más fácil ofrendar para la construcción de templos o para la
compra de aparatos que ofrendar con regularidad para el sostén de su ministro. Pero, el sostén
del pastor u obrero deber ser el punto número 1 en el presupuesto de cada individuo, iglesia y
congregación. ¡Amén!

16
LA MAYORDOMÍA CRISTIANA: Lección 09,
Métodos de ofrendar (primera parte)
El diezmo
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

En las lecciones anteriores aprendimos que es el deber de cada cristiano ofrendar para sostener a
la obra, y que las ofrendas deben ser ocupadas en (1) proveer los instrumentos y edificios
necesarios para la obra, (2) ayudar a los necesitados en la comunidad evangélica y fuera de ella
y (3) sostener a aquellos que dedican todo su tiempo al ministerio sagrado.

Ahora, en los estudios que siguen, veremos que el Señor quiere que haya orden en nuestra
mayordomía y que él enseñe métodos para lograr el sostén sistemático del santo ministerio. El
método señalado para los israelitas fue el diezmo, un sistema legal. El sistema adoptado por los
cristianos fue la ofrenda voluntaria. Siendo mayordomos cristianos, para el manejo de nuestros
bienes, los dos sistemas se prestan.

Si analizáramos todos los detalles del tema, el estudio del diezmo podría ocupar mucho tiempo.
Hacerlo no es el propósito de este estudio, sino presentar, a grandes rasgos, los puntos
sobresalientes.

I. EL DIEZMO: SU DEFINICIÓN

Significa la décima parte, y aplicado a la mayordomía, ―la décima parte de las


entradas‖. Vale la pena hacer muy claro este punto, porque, a la verdad, hay hermanos
que creen que su diezmo puede ser una cantidad insignificante de sus entradas.

II. EL DIEZMO ANTES DE LA LEY — ofrenda voluntaria

A. Abraham dio diezmos de lo mejor al sacerdote Melquisedec (Génesis 14:20)


Los dio voluntariamente, reconociendo al Señor como Dueño de todo.

B. Jacob prometió los diezmos de todo lo que Dios le diera (Génesis 28:20-22)
Los prometió voluntariamente.

III. EL DIEZMO BAJO LA LEY — ofrenda obligatoria

A. Hebreos 7:5: Los levitas tomaron los diezmos según la ley. Fue requisito legal que
cada israelita diezmara. Ahora, como no estamos bajo la ley (a Dios gracias) sino
bajo la gracia, el ministro cristiano no goza de este derecho de exigir (o tomar) los
diezmos de los hermanos, como una exacción legal. Lo puede señalar como una
meta, pero no un requisito.

B. Los israelitas tuvieron obligación de diezmar lo siguiente (Levítico 27:30, 32):


1. Las cosechas de sus terrenos, es decir, el producto de ellos.
2. Las cosechas del fruto de los árboles.
3. Las vacas
4. Las ovejas
5. Cualquier otro animal que se podía contar
a. Todas estas cosas eran ―consagradas al Señor‖.
b. Nota: He aquí, estos versículos proveen para el hermano agricultor

17
un método bonito para ofrendar, aunque no estamos bajo la ley.
Para la obra, puede dar la décima parte de sus cosechas (y en
algunas iglesias lo hacen así). O puede apartar la décima parte de su
terreno y dar toda la cosecha de esa parcela. Lo mismo, puede
apartar la décima parte del aumento de su rebaño o la décima parte
de las ganancias de sus animales. O, si quiere, puede vender el
―diezmo‖ y traer el precio como ofrenda.

C. Fines o usos del diezmo bajo la ley.


1. Para los levitas (Números 18:20-21, 24). Como no tuvieron herencia en
Israel, los diezmos eran para el sostén de los levitas (compare Deuteronomio
14:22-29). Es decir, para el sostén del ministerio sagrado.
2. Para los necesitados (Deuteronomio 14:28-29).
3. Para el diezmador (Deuteronomio 12:6, 11, 17; 14:22-26). La ley enseñó al
israelita llevar su diezmo y ofrenda al templo, y comerlo allí. Parece que solo
los diezmos del tercer años se dedicaban al sostén de los levitas
(Deuteronomio 14:28; 26:12).

D. Bendición prometida al diezmador (Malaquías 3:9-10).


Este es el pasaje favorito de todos los que exigen el diezmo. La verdad
de estos versículos ha sido comprobada en la vida de muchos cristianos, cosa
que ilustra el hecho que Dios bendice al que le da a él, y que Dios siempre
bendice la obediencia a su Palabra.

Vemos la seriedad del asunto cuando apreciamos que el autor clasifica a los que
no diezman como ―robadores‖ y también como personas ―de poco provecho‖.
La verdad es que cada creyente que (1) no se entrega al Señor, es decir, su
cuerpo y (2) que no ofrenda fielmente todo lo que pueda, se constituye
mayordomo infiel, y hasta cierto punto ―robador‖.

IV. EL DIEZMO EN EL NUEVO TESTAMENTO

En el Nuevo Testamento, buscamos en vano para encontrar textos que apoyen la


exigencia del diezmo. Los fariseos lo practicaban (Mateo 23:23; Lucas 11:42), pero
desde el principio, la práctica de la iglesia fue la ofrenda voluntaria (Hechos 4:34-37).

CONCLUSIÓN

Concluimos que el diezmo puede ser un ejemplo para calcular la ofrenda proporcional, pero que
la iglesia no lo puede exigir de sus miembros. A los hermanos, podemos recomendarles el
diezmo como sistema para ofrendar. Y estamos seguros que si cada hermano y hermana
diezmara, habría suficientes fondos para cubrir todas las necesidades de la iglesia, ¡y aún más!.
Lo que recomienda el diezmo para muchos hermanos en esta época de la gracia es que Dios
bendice al que diezma.

Pero, el cristiano no debe limitar sus ofrendas al diezmo. Hay unos que pueden dar más. ¡Y el
Señor les recompensará! Consideremos el ejemplo que sigue:

Un hermano, con esposa y cinco niños Un hermano, con esposa y dos hijos.
Es jornalero y recibe mensualmente Es maestro y recibe mensualmente
Un total de $100.00. Un total de $1000.00.
Su diezmo es $10.00 Su diezmo es $100.00
Su sostén es $90.00 para 7 personas Su sostén es $900.00 para 4 personas

¿Cuál de los dos puede dar más que el diezmo?

18
LA MAYORDOMÍA CRISTIANA: Lección 10,
Métodos de ofrendar (segunda parte)
La ofrenda voluntaria
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN

El ofrendar para la obra del Señor de una manera voluntaria nos presta una buena oportunidad
de poner a prueba lo que el Señor Jesús dijo: ―Más bienaventurado es dar que recibir‖ (Hechos
20:35). El ofrendar es algo que tenemos que aprender, como aprendemos a orar, a testificar o
como aprendemos verdades bíblicas. El ofrendar es una gracia, y podemos crecer más y más en
ella, por medio de experimentar las bendiciones que el Señor nos derrama por serle fieles en
cuanto a las ofrendas. Jesús dijo: ―Más bienaventurado es dar que recibir‖, pero con dificultad lo
creemos. Sin embargo, cuando uno comience a ofrendar, empieza a aprender esta preciosa
verdad. También aprenderá que Dios no permite que le falte una cosa que necesite. Dios provee
para el dador alegre. El verdadero cristiano desea agradar a su Señor y en su corazón siente el
deseo de ofrendar.

El Señor promete bendecir al cristiano que ofrenda de buena voluntad. ―Hay quienes reparten, y
les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El
alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado‖ (Proverbios 11:24-
25). ―Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra‖ (2 Corintios 9:8).

Al enseñar la mayordomía en nuestras iglesias, deseamos algo más que ofrendas. Anhelamos
que los hermanos aprendan que ―más bienaventurado es dar que recibir‖. 2 Corintios 8 y 9
proporcionan la enseñanza neotestamentaria respecto a las ofrendas voluntarias. Primeramente,
veremos el texto y sus lecciones y después señalaremos las aplicaciones prácticas a nuestra
situación actual.

I. LA DOCTRINA DE LA OFRENDA CRISTIANA


La ofrenda mencionada en esta porción fue la que se recogió entre las

iglesias y se llevó a los necesitados entre los hermanos de Jerusalén. Pablo

también hace mención de este esfuerzo en otras porciones: Gálatas 2:10; 1

Corintios 16:1-4; Romanos 15:25-28; Hechos 24:17.

A. El ofrendar es una gracia (2 Corintios 8:1, 7). Es decir, es un deseo, una


disposición, creada en el corazón del verdadero hijo de Dios por el poder del
Espíritu Santo.

B. La pobreza no priva a uno del privilegio de ofrendar (2 Corintios 8:2-4).


Los hermanos macedonios tuvieron gran deseo de ayudar. A pesar de estar en

19
medio de persecución y de ser muy pobres (Pablo dice, ―profunda pobreza‖),
ellos dieron según sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas. Rogaron a los
apóstoles a recibir su ofrenda. En cuanto a los recursos, era gente pobre, pero en
lo que se refiere a generosidad, amor y gozo eran ricos. Era gente agradecida
(Romanos 15:26-27).

C. Juntamente con la ofrenda, o aun antes, la vida debe ser entregada al


Señor (2 Corintios 8:5). ―Se dieron primeramente al Señor‖

D. La ofrenda cristiana es una ofrenda voluntaria y es prueba de nuestra


sinceridad y amor (2 Corintios 8:8-12; 9:1, 2, 5, 7).

E. La cantidad de la ofrenda debe estar de acuerdo con los ingresos que uno
reciba, es decir, debe ser proporcional (2 Corintios 8:13-14; 1 Corintios
16:2).

F. Los premios del dador alegre son:


1. Gozo (2 Corintios 8:2)
2. Una capacidad aumentada para ofrendar (2 Corintios 9:7-11)

G. Unos resultados de la ofrenda voluntaria


1. Se aumentan las acciones de gracias del pueblo de Dios (2 Corintios
9:12)
2. Se les glorifica a Dios y su evangelio (2 Corintios 9:13-14)

II. LA DOCTRINA DE LA OFRENDA CRISTIANA EN LA PRÁCTICA.


Además de presentar la doctrina de la ofrenda cristiana, estos dos capítulos nos
enseñan la forma práctica en que la doctrina se aplicó al caso.

A. Los hermanos tuvieron una meta. Ésta fue el propósito de enviar una ofrenda
a los necesitados en Jerusalén (Romanos 15:26). Sin duda, supieron de la
necesidad por un aviso apostólico. Alguien tomó la iniciativa. Compare 2
Corintios 8:6.

B. Hicieron promesas de ayudar (2 Corintios 9:5). ―Vuestra generosidad antes


prometida‖.

C. Había necesidad de animarles al cumplimiento de su promesa, pero no como


quien manda (2 Corintios 8:8, 10-12).

D. El apóstol les propuso un plan para apartar la ofrenda (1 Corintios 16:2).


1. Algo cada semana. ―Cada primer día de la semana [domingo], ponga
aparte algo‖.
2. Algo de cada hermano. ―cada uno de vosotros‖.
3. Algo de acuerdo con la bendición recibida. ―Según haya
prosperado‖.
4. Algo guardado. Apartado y guardado para el fin señalado.

E. Se encomendó la ofrenda a personas fieles para su administración.


1. El buen tesorero (compañero de Tito). 2 Corintios 8:16, 18-22
a. Cuya alabanza se oye por todas las iglesias — de buen
testimonio. V. 18
b. Designado por las iglesias. V. 19
c. Su diligencia comprobada repetidas veces. V. 22

20
d. Nota: Compare los requisitos de administradores de los
bienes en Hechos 6:3: ―varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo, y sabiduría‖.
2. Tito. V. 23. Compañero de Pablo y conocido por los corintios.
3. “Nuestros hermanos”. ―Mensajeros de las iglesias‖ de Macedonia
y Acaya. V. 23
4. Hermanos corintios con carta credencial. 1 Corintios 16:3
5. Pablo mismo. 1 Corintios 16:4; Romanos 15:25-28
6. El propósito de todo este cuidado se halla en los versículos 20-21.
―Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del
Señor, sino también delante de los hombres‖. He aquí, un punto
muy importante. La iglesia o congregación debe usar muchísimo
cuidado en la selección de su tesorero.

CONCLUSIÓN
Concluimos que la ofrenda cristiana es ofrenda voluntaria. El ofrendar es una gracia, una
evidencia de la obra del Espíritu Santo en el corazón humano. Es algo que uno hace como
demostración de su gratitud al Señor, revelando la sinceridad de su profesión de fe y su amor
para con su Dios. El privilegio de ofrendar es universal, algo que pertenece a todos, tanto a
pobres como a ricos, según su capacidad y deseo. El Señor espera una porción de lo que ha dado
a sus hijos, no porque lo necesite, sino para que ―fruto abunde en cuenta de ellos‖ (Filipenses
4:17). Bajo la ley, esta porción fue el diezmo, mas los hijos de Dios, bajo la gracia, no deben
estar conformes en dar menos. El Señor sabe premiar al dador alegre con gozo y aún aumentar
su capacidad de ofrendar. Y el que ofenda glorifica a Dios y su santo evangelio.

LA MAYORDOMÍA CRISTIANA: Lección 11,


Aplicación a la actualidad
Por Wayne Gute

INTRODUCCIÓN
La mayordomía cooperativa. Muchos de los aspectos de la mayordomía son netamente
particulares o individuales, como vemos en las expresiones como ―cada uno de vosotros ponga
aparte algo‖, ―cada uno dé como propuso en su corazón‖, etc. Pero ―ninguno de nosotros vive
para sí, y ninguno muere para sí‖, dice Pablo, de tal manera que la mayordomía tiene su aspecto
cooperativo y es necesario la colaboración de cada hermano. Ilustraciones es esta verdad son:
(1) la colecta para los pobres, y (2) la construcción del tabernáculo y edificación del templo.
Ahora, tomando los principios de 2 Corintios 8-9, vamos a sugerir un plan de mayordomía para
que una iglesia o congregación ponga en práctica dichos principios. El plan aun puede adaptarse
a familias o individuos que quieren ser metódicos y buenos mayordomos de los bienes que han
recibido.

21
I. LA IGLESIA DEBE TENER UNA META: Esta meta puede llamarse el
presupuesto

A. ¿Qué es un presupuesto? ―Es un cálculo anticipado de gastos e ingresos‖,


Larousse.

B. Consideraciones para elaborar un presupuesto.


1. Que se haga por un comité de finanzas o el consejo local.
2. Que el consejo presente el presupuesto a la iglesia entera para su
aprobación.
3. Que los que manejan los fondos se ciñan estrictamente a las partidas
indicadas en el presupuesto. Si quieren aumentar o modificar el
presupuesto, que pidan la autorización de la iglesia (―procurando
hacer las cosas honradamente‖).
4. Que haga el presupuesto tomando en cuenta dos elementos
importantes.
a. La suma de las entradas del año próximo pasado, con base en el
libro de caja.
b. Un plan detallado de los gastos que se piensan hacer durante el
período comprendido en el presupuesto.
C. Un modelo: A veces, el ver un modelo, uno comprende mejor cómo hacerlo.
Reconocemos que el modelo que damos a continuación es solamente para dar
una idea. Es como para una iglesia de tamaño regular y las cantidades son
irreales.

PRESUPUESTO MENSUAL PRESUPUESTO ANUAL

Sostén del pastor $75.00 $900.00


Programa de radio 20.00 240.00
Alumbrado (luz) 4.00 48.00
Agua (casa pastoral) 2.50 30.00
Impuestos prediales 5.00
Ofrendas especiales
Consejo departamental 5.00 (Evangelismo) 60.00
Campamento juvenil 4.00 48.00
Institutos bíblicos 10.00 120.00
Radio emisora 5.00 60.00
Sociedad Bíblica Día de la Biblia 25.00
Proyectos
Equipo de sonido 10.00 120.00
Instrumentos musicales 20.00 240.00
Otros
Gastos de los representantes 10.00
Útiles, secretaría ______ __5.00__
$155.50 $1956.00

D. Al ver la bendición del Señor, es muy posible que la iglesia va a querer


aumentar su presupuesto, de acuerdo con la visión y el ánimo de los hermanos.
El presupuesto de una iglesia debe ir aumentándose a la medida que los
hermanos aprenden ofrendar, y descubren que es una verdad que ―Mas
bienaventurada cosa es dar que recibir‖.

II. LA PROMESA DE AYUDAR: La iglesia, es decir, los hermanos, deben


reconocer que al aprobar un presupuesto, están entrando en un compromiso serio.
Cada uno debe proponer en su corazón (1 Corintios 16:2).

22
III. ANIMANDO A LA IGLESIA: ¿Cómo?

A. Por el informe del tesorero — puede darse mensualmente.

B. Por la predicación del pastor — sobre un aspecto del tema de la mayordomía.


Unas iglesias han rogado a sus pastores para predicar la mayordomía una vez
cada mes.

C. Por la honradez, fidelidad y comprensión de los que manejan los fondos de la


iglesia. Es necesario ganar la confianza de la iglesia, y conservarla.

IV. AYUDAR A LA IGLESIA EN SU MAYORDOMÍA: Los dirigente de la obra


pueden estimular a los hermanos, y guiarles en su mayordomía, al proveerles un
método para entregar sus ofrendas.

A. Sobres (para apartar algo cada semana).

B. Servicios especiales de acciones de gracias o primicias, especialmente en


lugares rurales, donde la economía de los hermanos más se presta a este
sistema.

V. HONRADEZ EN EL MANEJO DE LOS FONDOS contribuye mucho al ánimo


de la iglesia. Recordemos que el puesto de tesorero es uno muy delicado. Que en su
selección se observe mucho cuidado.

CONCLUSIONES
El propósito del presente estudio has sido de dar una discusión amplia y completa en cuanto al
tema de la ―mayordomía cristiana‖. Reconocemos que no hemos logrado este fin, porque hemos
dejado por un lado la mayordomía del tiempo (Efesios 5:16) y la mayordomía del evangelio (1
Tesalonicenses 2:4; 1 Corintios 4:1-2, etc.). Dejamos que los lectores desarrollen estos puntos.

Nosotros, los cristianos, tenemos el alto privilegio de ser mayordomos del Señor. Que seamos
fieles en el cumplimiento de todo lo que el Señor no ha encomendado — en el uso de nuestro
cuerpo, tiempo y bienes. Toda mayordomía cristiana tiene como fin el alcanzar a las almas
pérdidas y edificar a la iglesia del Señor. ¡Que el Señor nos ayude!

EL DECÁLOGO DEL DADOR ALEGRE


1. Dar con regularidad (1 Corintios 16:1-2).
2. Dar individualmente (1 Corintios 16:2)
3. Dar en medio de la pobreza (2 Corintios 8:1-3; Lucas 21:1-4)
4. Darse uno mismo primero (2 Corintios 8:5)
5. Dar como una gracia (2 Corintios 8:7; 1 Corintios 1:5)
6. Dar como prueba de sinceridad (2 Corintios 8:8)
7. Dar imitando al Señor (2 Corintios 8:9)
8. Dar voluntariamente (2 Corintios 8:12; 1 Crónicas 29:9)
9. Dar generosamente (2 Corintios 9:5)
10. Dar con alegría (2 Corintios 9:7)
Tomado de El dador alegre, págs. 61-63, por Juan C. Varetto

¡¡¡AMÉN!!!

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