Crecimiento Espiritual
Crecimiento Espiritual
Crecimiento Espiritual
INTRODUCCION
La vida por definición es un proceso de crecimiento. Todo lo que está vivo en este mundo crece
naturalmente.
Todo individuo que nace, lo más natural de esperar es que crezca, de no ser así, seguramente existe
un problema.
Si todo en la vida tiende a crecer, este mismo principio es aplicable al ámbito espiritual.
Una característica que debería ser esencial en todos los cristianos debe ser un crecimiento espiritual
inherente individual. Que es esencial y permanente en un ser o en una cosa o no se puede separar de él
por formar parte de su naturaleza y no depender de algo externo.
1 Corintios 3.1–3 NTV
Amados hermanos, cuando estuve con ustedes, no pude hablarles como lo haría con
personas espirituales. Tuve que hablarles como si pertenecieran a este mundo o como si
fueran niños en la vida cristiana. 2 Tuve que alimentarlos con leche, no con alimento sólido,
porque no estaban preparados para algo más sustancioso. Y aún no están preparados,
3 porque todavía están bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos unos de
otros y se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los controla su naturaleza
pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo?
Es una verdadera tragedia, pero muchos cristianos, nacidos de nuevo nunca crecen, tal pareciera
que padecen de un trastorno que afecta su crecimiento espiritual.
ES OBLIGATORIO
Es de esperar que si un cristiano crece en lo natural, también debe crecer en el ámbito espiritual, en
fe en Cristo, su dependencia, su amor por otros, su servicio y compromiso con el cuerpo de Cristo.
El propósito de Cristo nunca ha sido que nos quedemos estancados, ni tampoco sin crecer.
El nos manda a Crecer en su gracia, es decir la continua dependencia a él en todos los aspectos de
nuestra vida, (familia, trabajo, relaciones, viajes, etc.)
También somos desafiados a crecer en el conocimientos de Dios, por medio del conocimientos
bíblico. (Sin escudriñar las escrituras será imposible el crecimiento)
El Apóstol Pablo insta a los hermanos en Éfeso, a no quedarse estancados, es por ello que Cristo
doto a la iglesia de diversos ministerios para que los hermanos fueran edificados.
Efesios 4.11–16
EL propósito de toda instrucción bíblica, es para que todos los que formamos la iglesia, estemos
capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes y no creyentes que lleguen y le
presentemos el evangelio.
NIVELES DE CRECIMIENTO
Así como la vida natural tiene evidencias palpables que muestran los rasgos del crecimiento, en la
vida cristiana también estos rasgos se muestran evidentes cuando estamos creciendo
espiritualmente.
EL apóstol Juan es su primera carta revela las tres etapas básicas del crecimiento espiritual.
Tal como la vida natural comienza, todo aquella persona que llega a al Señor Jesucristo, se
arrepiente de sus pecados y nace de nuevo, comienza en un proceso de crecimiento.
La primera etapa que Juan nos muestra en la vida de todo cristiano es la niñez.
Tal como son los niños en lo natural, así son los niños espirituales.
Los Cristianos niños (recién convertidos), pero también los que tienen síndrome de retraso en su
crecimiento espiritual, tiene un gran problema la madurez.
Un cristiano que no ha crecido espiritualmente, tampoco ha madurado, y cuando vienen las pruebas
en la vida reniega de Dios, se aleja de la iglesia, no quiere saber nada de los hermanos, guarda
rencor, etc.
Es presa fácil de las falsas enseñanzas llevados por doquiera de todo viento de doctrina, y anda
como chapulín, de iglesia en iglesia buscando donde le acomoda mejor.
No está dispuesto a que se le llame a cuentas y cuando eso pasa, se enoja, se frustra, no recibe la
exhortación con gozo.
Si algo distingue a los niños, es que a pesar de todos sus fallos, lo que es cierto es que ellos nunca
dejan de reconocer a sus padres y saber que ellos son quienes le pueden auxiliar para salir de un
apuro.
El nuevo creyente (niño), sabe que su único refugio guardia y descanso es Jesucristo y confía en
que él no lo abandonara.
Aprender a tener confianza en Cristo es un maravilloso punto de partida para los niños en Cristo,
pero no deben quedarse ahí para siempre solamente, sino es necesario proseguir la meta que es
Cristo.
JOVENES
El apóstol Juan, nos dice que la segunda etapa en el crecimiento en la vida espiritual, es la juventud.
En esta etapa de la vida, hay muchísima energía, mucho dinamismo, mucha fuerza, valentía. Y es
por ello que Juan escribe:
Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno.
En la medida que un creyente va creciendo y alcanzado madurez, significa que estamos más
preparados para luchar contra las artimañas del enemigo y podemos resistirle.
En la medida que somos más disciplinados, constantes, perseverantes, en el estudio, la meditación y
en poner en prácticas las escrituras en nuestra propia vida, podemos ganar la victoria contra
Satanás.
Una creyente que está buscando constantemente alimentarse de la palabra de Dios, pero no solo
para “engordar”, sino para ponerla en práctica, es un creyente fuerte. Porque Ama a Dios, pasa
tiempo con él, de Cristo es de donde le viene las fuerzas para resistir los embates de la vida.
Si la palabra de Dios permanece (durar, continuar, perdurar) en el corazón, entonces podemos tener
resultados continuos en nuestra lucha contra el enemigo.
No es que ya no vamos a pecar, pero ahora con el conocimiento robusto de la palabra, le podemos
vencer y que no domine ya sobre nuestras vidas.
En la medida que crecemos en nuestro conocimiento de Dios, crecemos en nuestra madurez
espiritual y en el discernimiento.
ADULTOS
Por último, Juan aborda el crecimiento hacia la madurez, con el ejemplo de los Padres.
Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio.
Mientras que los jóvenes están en el aprendizaje que les llevara a la madurez, los Padres
espirituales posen cierto descanso, tranquilidad, y profundidad de carácter, porque conocéis al que
es desde el principio.
Mientras más profundo sea conocimiento de Dios y sus verdades contenidas en las Escrituras, más
madurez real hay en la vida del creyente.
El conocimiento verdadero de Dios trae verdadero descanso, porque entendemos que nuestras
oraciones serán contestadas por Él, pero de acuerdo a su Soberanía y que aun en medio de una
aflicción o una prueba de la vida saber que Dios la permite con un propósito de hacernos confiar más
Él.
LA CLAVE DEL CRECIMIENTO
Si un niño no se alimenta con la comida correcta, por ninguna razón podrá llegar a su máximo
desarrollo físico y mental. Si solo se alimenta con papitas, pizza, y coca-cola terminara no solo sin
crecer sino hasta enfermándose.
Muchos cristianos, hoy solamente se están alimentado de esa clase de comida espiritual
(prosperidad, bendición, victoria, sanidad, etc.), pero no quieren nada de lo que verdaderamente les
nutre (santidad, arrepentimiento, fe verdadera, sujeción, disciplina, el servicio etc.)
La única llave que nos llevara a producir un verdadero cambio espiritual en nuestra vida y por lo
tanto a crecer son las escrituras.
Timoteo, este joven pastor creció bajo la tutela de dos mujeres piadosas que le enseñaron
celosamente las escrituras, su Madre Eunice, su abuela Loida.
Salmo 19.7
Salmo 119.105
Útil significa beneficioso o productivo, es decir que las escrituras incluyen absolutamente todo lo que
necesitamos para satisfacer nuestras necesidades espirituales.
Josué 1.8
La palabra de Dios enseña al creyente la verdad de Dios, sus principios, su ley, sus mandatos y sus
exigencias. A través de ella podemos llegar a comprender un poco los pensamientos de Dios.
REDARGUIR
Una vez que la Palabra comienza a enseñarnos la verdad de Dios, es inevitable que no comience a
redargüir ciertas ideas y comportamientos que existen en nosotros.
Las escrituras exponen el pecado que está en nuestra vida, y que necesita ser desechado.
CORREGIR
la palabra corregir en el griego significa literalmente “enderezar”.
La palabra no solamente nos reprende, redarguye. Va más allá, nos coloca de nuevo en la línea,
remendando lo que está roto, reconstruyendo lo que esta caído y reparando lo que está roto en
nosotros.
INSTRUIR EN JUSTICIA
La Palabra de Dios comienza a instruirnos desde el momento en que comenzamos a escuchar el
mensaje de las Predicación de las escrituras en el culto. Pero la instrucción no se completa
solamente con escuchar, sino que existe una fase práctica que surge en nuestra vida, en la medida
que nos relacionamos con personas y con las ideas del mundo y en cada momento necesitamos
confrontar el error.
Para Experimentar un crecimiento genuino y continuo en nuestra vida espiritual este debe ser
tomando en cuenta a las escrituras como fuente básica y la clave fundamental para crecer a
semejanza de Cristo.
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación,
Desear significa un anhelo intenso y recurrente, tal como los niños pequeños expresan su deseo por
la leche.
Cuando los creyentes queramos encontrar y conocer la verdad, de la manera como la personas
buscan tesoros naturales, cuando lo creyentes ansiemos la palabra de Dios tan apasionadamente
como un bebé ansia la leche, creceremos y maduraremos para avanzar y llegar a ser como Cristo.