Antropología Del Parentesco
Antropología Del Parentesco
Antropología Del Parentesco
ANTROPOLOGÍA DEL
PARENTESC O
MODELOS ONTOLÓGICOS Y
ORIENTACIONES
METODOLÓGICAS
Antropología del parentesco.
Modelos ontológicos y orientaciones
metodológicas
Julio 2020
ÍNDICE
Introducción (2017)
de investigación
2
Jornada tercera. El parentesco después de Needham y de Schneider (1).
Alternativas transculturales a las teorías clásicas del parentesco
1. La propuesta inicial
a) Modelos teórico-etnográficos
a) La influencia de Needham
3
4. Aproximación a la diversidad etnográfica. Variaciones en la parentalidad
b) La ontología de Malinowski
b) El reto de la transdisciplinariedad
Wallerstein
Epílogo (2020)
4
INTRODUCCIÓN (2017)
1
Las dos partes se publicaron en Invención y castigo del brujo en el África Negra. Teorías sobre
la brujería, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1984 y La construcción teórica en Antropología,
Barcelona, Anthropos, 1997, respectivamente.
2
Etnografía y comparación. La investigación intercultural en Antropología, Bellaterra
(Barcelona), Publicaciones de Antropología Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona,
1990.
3
Teorías del parentesco. Nuevas aproximaciones. Madrid, Eudema, 1994.
4
Cito con fruición estas referencias, ahora que los libros carecen de valor para la evaluación de
la investigación en Ciencias Sociales y Humanas, con un horizonte de jubilación en mi puesto
académico lo suficientemente próximo para que empiece a sentirme ajena a ciertas
servidumbres. Antes de que se impusieran los modelos de publicación de las ciencias naturales
que ya clasificaba Fleck en 1935 en una jerarquía esotérico> exotérico que iba de los artículos
en revistas especializadas a los libros de texto y de divulgación los antropólogos, y los
historiadores, entre otros, escribíamos libros. Creo que algún vez volveremos a la cordura
aunque entre tanto mis colegas más jóvenes tengan que huir de los libros o escribirlos en algún
período liminar entre la obtención del reconocimiento de un período de investigación y la
evaluación del siguiente.
5
González Echevarría y otros, 2010 “Sobre la definición de los dominios transculturales. La
antropología del parentesco como teoría sociocultural de la procreación” Alteridades,
Universidad Autónoma Metropolitana, México, 20 (39): 111-124.
5
A lo largo de 20 años, entre 1989 y 2009, recorrí otro camino paralelo, en un
intento de comprender primero, después de cancelar, viejas dicotomías sobre la
utilización de métodos científicos y hermenéuticos en Antropología y sobre los llamados
enfoques emic y etic 6 . Como escribí en la presentación del libro de 2009:
Tal vez lo más satisfactorio desde el punto de vista intelectual es que los
resultados de Crítica de la singularidad cultural han reduplicado los del trabajo
sobre la dicotomía emic/etic por caminos que han supuesto la discusión de
tradiciones muy distintas. Es la misma satisfacción que produce resolver un
sistema de dos ecuaciones de primer grado con dos incógnitas por los métodos
de substitución y reducción y obtener los mismos valores para la x y para la y.
La dicotomia emic/etic, en el sentido que a través de Harris se ha impuesto en
Antropología, es insostenible por la misma razón que en la descripción densa de
Geertz interpretación y explicación estructural son indisociables o que la ciencia
social interpretativa de Taylor no puede alcanzar sus objetivos críticos sin el
recurso a la explicación teórica (p. 19-20).
Fui menos consciente de que también transitaba un tercer camino. Inmersa en el
potencial de la concepción estructural de las teorías científicas primero para hacer
inteligibles nociones de la filosofía de la ciencia precedente, como la de paradigma en
Kuhn o la de núcleo duro de un programa de investigación de Lakatos, y después para
pensar cómo se articulan explicación e interpretación en los modelos teórico-
etnográficos, pasé sin proponérmelo del interés por las formas hologeísticas de
comparación al interés por las comparaciones transculturales de ámbito más acotado
en los procesos de desarrollo de las teorías antropológicas, insertas en las etnografías.
Hablo ahora de “Los métodos de comparación sucesiva”, en guiño explícito al método
de comparación constante de la teoría fundamentada7, y vinculo la comparación
intracultural [constante] y la comparación transcultural [sucesiva] respectivamente a la
formulación y el desarrollo de las teorías antropológicas.
En los capítulos que siguen voy a tratar de mostrar la confluencia de estos
caminos.
6
2003, Crítica de la singularidad cultural. Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana,
Barcelona/ MéxicoD.F., 2009 La dicotomía emic/etic. Historia de una confusión.
Barcelona.Anthropos.
7
Glaser, B.G. 1965 “The constant Comparative Method of Qualitative Analysis”, SocialProblems,
vol.12, 4: 436-445.
6
JORNADA PRIMERA. LAS TEORÍAS COMO PREDICADOS DE
ESTRUCTURA Y COMO MUNDOS DE SIGNIFICACIÓN.
Primera tesis
Segunda tesis
Tercera tesis
Para defenderlas realizaré dos recorridos. El primero está vinculado a las dos grandes
tradiciones metodológicas en muchas ocasiones contrapuestas para las ciencias
sociales, la científica y la hermenéutica. El segundo a la ruptura que introdujo Kuhn en
1962, con precedentes claros en Fleck, 1935, al mostrar que las teorías, de la física en
su caso, de la etiología de las enfermedades en el de Fleck, forman parte de
cosmovisions histórica y socioculturalmente configuradas, dependen de estilos histórico
y socioculturales de pensamiento. De manera que no ya las teorías antropológicas, sino
todas las teorías, son mundos de significación y requieren para su comprensión y
eventual comparación de procedimientos de interpretación. Así, la argumentación
seguirá los siguientes pasos:
Recorrido primero
7
- De la filosofía de la ciencia del primer siglo XX a las etnogarfías entendidas como
predicados de estructura
- Críticas al falsacionismo: los conceptos de paradigma (Kuhn), programa de
investigación (Lakatos) y matriz disciplinar (Kuhn).
- La concepción estructural de las teorías (CET) y la dinámica de las teorías
entendidas como predicados de estructuras
- La hermenéutica como ontología y como metodología. Los procedimientos de
investigación
Recorrido segundo
- La aplicación del concepto de paradigma de Kuhn Las nuevas reglas del método
sociológico de Giddens
8
1. Esquema conceptual para el análisis del conocimiento antropológico8
8
Este texto corresponde, con alguna modificación menor, a las páginas 71-80 del capítulo 7 de
Crítica de la singularidad cultural, Barcelona, Ed.Anthropos/ Universidad Autónoma
Metropolitana, México D.F., 2003.
9
exhiben un “aire de familia” que parece que permite clasificarlos juntos en una clase
politética en el sentido de Needham. Como hiciera Leach con los distintos usos del
término matrimonio, voy a tratar de analizar los componentes que se incluyen en estos
conceptos, que, si efectivamente constituyen una clase politética, se solaparán
parcialmente.
En La comprensión humana de Toulmin, el concepto de disciplina es un concepto
central. Una disciplina incluye una población de conceptos y teorías y unos principios
disciplinarios o ideales explicativos (también ideales de orden natural), que son los que
hacen que determinados aspectos de un dominio resulten problemáticos, así como una
tradición comunal de procedimientos y técnicas para abordar problemas teóricos y
prácticos. Los científicos “ubican y especifican los inconvenientes de sus conceptos
corrientes reconociendo la distancia entre su capacidad común para “explicar” los
caracteres importantes del mundo natural y las ambiciones explicativas definidas por
sus ideales corrientes de orden natural o modelos de inteligibilidad completa” (Toulmin,
1977: 162).
Son, por tanto, los principios disciplinarios los que definen los objetivos básicos
de una ciencia y le dan una unidad y una continuidad reconocibles (p. 133). Los
miembros de una comunidad científica que forman parte de una disciplina trabajan en
“aplicar y mejorar los procedimientos y las técnicas para abordar problemas teóricos y
prácticos” (p. 152) y en resolver los problemas científicos, que son las diferencias entre
los ideales explicativos y las capacidades corrientes. Éste es el principio de explicación
de la variación y selección de conceptos y teorías que Toulmin considera fundamental
dentro de su modelo evolutivo.
Pasemos ahora al concepto de matriz disciplinar de Kuhn. Lo desarrolló en tres
artículos distintos que se publicaron en 1969, y que, con ligeras variantes, tratan de
responder a las críticas a la ambigüedad del término “paradigma” tal como lo utilizó en
su libro de 1962 sobre en La estructura de las revoluciones científicas. Los tres artículos
fueron redactados en orden inverso a su traducción al castellano, es decir Kuhn (1979),
Kuhn (1975) y Kuhn (1971b). Los más explícitos sobre las matrices disciplinares son
Kuhn (1979) “Segundas reflexiones sobre paradigmas”, y Kuhn (1971b) “Posdata: 1969”
al trabajo de 1962.
En los tres hay un propósito común, responder a los críticos, y en particular a
Masternam (1975 [1965]), que, al analizar la naturaleza de los paradigmas kuhnianos,
había constatado que por “paradigma” se entendía desde “logros científicos concretos”
hasta un “conjunto característico de creencias y preconcepciones”, incluidos en éste
último cometidos instrumentales, teorías y metafísicas.
Kuhn acepta la crítica, pero piensa que hay dos usos básicos subyacentes:
“Cualquiera que sea su número, los usos de “paradigma” en el libro se dividen en dos
conjuntos básicos que requieren diferentes nombres y un análisis distinto. Un sentido
de paradigma es “global”, abarcando todos los cometidos compartidos por un grupo
científico; el otro aísla una clase de cometidos particularmente importantes y, de este
modo, es un subconjunto del primero” (Kuhn, 1979: 510).
Es en Kuhn 1979 (p. 513 y s.) donde se introducen los términos ejemplar y matriz
disciplinar para referirse a los usos global y restringido de paradigma. Los ejemplares
serían modelos de problemas y soluciones con los que trabaja una comunidad científica.
Su contexto global es la matriz disciplinar: “disciplinar”, porque es la posesión común
de los que practican una disciplina profesional, “matriz”, porque está compuesta de
elementos ordenados de varias clases, cada uno de los cuales requiere especificación.
No intenta hacer una lista exhaustiva, sino que trata de identificar tres de ellos, que por
ser centrales para la función cognitiva del grupo supone que interesan de modo
particular a los filósofos de la ciencia. Los denomina “generalizaciones simbólicas”,
“modelos” y “ejemplares”. En Kuhn 1971b (p. 268 y s.), añade un cuarto elemento de las
10
matrices disciplinares, los valores compartidos. Las generalizaciones simbólicas del tipo
f = m x a en parte funcionan como leyes y en parte como definiciones de alguno de los
símbolos que enumeran. Lo que nos interesa en este punto son los otros dos tipos de
elementos, los modelos y los valores.
En el libro de 1962, Kuhn se refería a los modelos como “paradigmas
metafísicos” o como “partes metafísicas del paradigma”. Los modelos son formas de
representar los fenómenos sobre los que los acuerdos del grupo varían, con
consecuencias no triviales, a lo largo del espectro que va desde los modelos heurísticos
hasta los metafísicos (Kuhn, 1971b: 22, y 1979, nota 9, p. 513), porque en el límite
pueden llegar a proporcionar al grupo una ontología. Pero la naturaleza de las funciones
cognitivas de los modelos ontológicos y de los modelos heurísticos le parece a Kuhn la
misma: proporcionan al grupo las analogías y metáforas preferidas o permisibles, y así
“ayudan a determinar lo que será aceptado tanto como una explicación o como la
solución a un enigma, e inversamente, ayudan a la determinación de la lista de enigmas
sin solución y en la evolución de la importancia de cada una de ellos” (Kuhn, 1971b:
283). Sin embargo, Kuhn advierte que los miembros de comunidades científicas no
deben compartir necesariamente modelos heurísticos, aunque usualmente los
comparten.
Los valores, por último, son menos específicos de una matriz disciplinar, y son
compartidos por diferentes comunidades científicas, en mayor medida que las
generalizaciones simbólicas o los modelos. A esto atribuye Kuhn el que los científicos
en las ciencias naturales tengan un sentimiento de comunidad única.
Distingue Kuhn entre valores precisos (los que se refieren a las predicciones:
deben ser exactas; las predicciones cuantitativas son preferibles a las cualitativas,
cualquiera que sea el margen de error permisible, éste debe ser satisfecho
consecuentemente en un campo dado, etc.), valores que se utilizan en el enjuiciamiento
de todas las teorías (éstas deben permitir, antes que nada, la formulación del enigma y
su solución; deben de ser, hasta donde sea posible, simples, autoconsistentes con
respecto a otras teorías comúnmente extendidas, compatibles y plausibles) y un tercer
tipo de valores, directamente sociales, por ejemplo que la ciencia no necesita ser
socialmente útil (Kuhn, 1971b: 282 y s.).
Los valores del segundo tipo pueden variar considerablemente de un individuo a
otro, mientras que los juicios de exactitud son relativamente estables, aunque no del
todo. No sucede así con los juicios de simplicidad, incompatibilidad, plausibilidad, etc.
Una anomalía puede ser aceptada por un científico con la esperanza de que la dificultad
terminará por resolverse, o ser considerada por otro una incompatibilidad insoportable.
Se ha considerado que ésta era una debilidad insalvable en la teoría de Kuhn, porque
abría la puerta a la subjetividad y a la irracionalidad. Pero Kuhn responde —y creo que
correctamente— que es más bien una característica inherente al desarrollo científico. Si
todos los científicos de la comunidad respondieran a cada anomalía declarándose en
crisis, o aceptaran cada teoría que se propone, o si, por el contrario, nadie reaccionara
ante las anomalías, ni corriese el riesgo de trabajar con una teoría nueva, no habría
ciencia. Kuhn (1971b: 286) habla de una suerte de distribución de riesgos que asegura
el éxito a largo plazo.
Dentro ya del campo de la antropología, Kaplan y Manners (1979 [1972]) han
utilizado, tomando como modelo a Merton (1967), el concepto de orientación teórica.
Estos autores empiezan por distinguir entre la metodología, que en su sentido
más preciso se ocupa de la forma o de la lógica de la investigación científica, y las
teorías, que se ocupan de entidades que tienen implicaciones empíricas específicas y
de su interrelación. A diferencia de las teorías, los temas y los problemas metodológicos
no se limitan en general a una disciplina, sino que pueden ser vistos en el contexto de
un grupo de ellas o, en un nivel más general, en términos de toda la investigación
11
científica (1979: 67). Las metodologías son formales, mientras que las teorías son
esenciales.
Sin embargo, en ciencias sociales lo que con frecuencia es considerado como
metodología puede estar relacionado con algo más que con los procedimientos formales
de la investigación. Ésta sirve para orientar a los científicos sociales hacia los problemas
esenciales que les interesan y, por consiguiente, puede tener implicaciones teóricas
definitivas. Son estos enfoques los que los autores han querido diferenciar con la
expresión “orientaciones teóricas”, porque les parecen “algo más que las metodologías
estrictamente formales y al mismo tiempo algo menos que teorías completamente
maduras” (ibídem). E indican que los antropólogos a veces usan términos como
metodología, enfoque teórico y enfoque metodológico indistintamente, pero el contexto
suele aclarar cuándo estos términos se refieren a lo que proponen llamar orientaciones
teóricas en lugar de referirse a una metodología puramente formal.
Para el contenido remiten a Merton (1967: 141 y s.), y a sus orientaciones
sociológicas generales. Kaplan y Manners han preferido hablar de “orientaciones
teóricas”, porque “orientaciones antropológicas generales” les pareció una expresión
excesivamente embarazosa.
De acuerdo con Merton, lo que estas orientaciones incluyen son “postulados
generales que indican los tipos de variables que deben tomarse en consideración en
lugar de especificar ciertas relaciones entre variables particulares”. Así procuran “el
armazón más general para la investigación empírica”, su función es “proporcionar un
contexto general para la investigación y facilitar el proceso para llegar a determinadas
hipótesis”.
Dos ejemplos de Merton apoyan su argumentación. Uno son las hipótesis
genéricas de Durkheim sobre la causa de los hechos sociales, que debe buscarse entre
los hechos que les preceden, sobre la identificación del factor social con las normas
institucionales que orientan el comportamiento y sobre la conveniencia de mirar a la
sociedad como “un sistema integrado de partes interrelacionadas y funcionalmente
interdependientes”. El otro ejemplo de Merton es la orientación de Malinowski
considerando que la formación de sentimientos era determinada por la estructura social,
de ahí su examen de la noción freudiana de complejo de Edipo en una sociedad de
estructura diferente a la de Europa Occidental (citado por Kaplan y Manners, 1979: 68
y s.). En ambos casos, las orientaciones generales indicaban la relevancia de algunas
variables estructurales; la tarea de averiguar qué variables debían ser incluidas en cada
problema concreto debía de realizarse posteriormente.
En definitiva, para Kaplan y Manners las orientaciones teóricas son “formas de
seleccionar, conceptualizar y ordenar la información, para responder a cierto tipo de
cuestionamientos. Estos enfoques pueden ayudar a generar teorías, pero no son en sí
teorías” (o.c.: 69).
El último concepto de esta familia que me propongo analizar es el concepto de
estrategia de investigación. Harris lo utilizó en The Rise of Anthropological Theory, 1968
(Harris, 1978) y lo definió en la revisión de Culture, Man and Nature, su introducción
general a la antropología cuya versión primera es de 1971. (Las citas son de Harris
[1981], traducción castellana de la tercera edición.) En este texto sostiene que para
explicar la diversidad de las investigaciones que realizan los antropólogos y las
conclusiones que extraen de ellas hay que tener en cuenta dos cuestiones centrales:
a) Si consideran o no que para el estudio de los fenómenos humanos es útil
emplear los métodos que los científicos usan para estudiar los fenómenos
naturales (para Harris se trata de la vieja distinción entre quienes piensan que la
antropología ha de ser una disciplina idiográfica, que se ocupe de establecer
proposiciones o afirmaciones particulares, frente a quienes consideran, por el
12
contrario, que la antropología ha de ser un estudio nomotético, encaminado a la
búsqueda de explicaciones científicas y al establecimiento de leyes).
b) Aun si se buscan explicaciones causales, hay que tener en cuenta las
discrepancias respecto a cuáles puedan ser las causas de las instituciones y de
los estilos de vida. A estos supuestos básicos, en torno a la pertinencia de la
ciencia para la experiencia humana y en torno a la presencia o ausencia de
diferentes clases de procesos causales, es a lo que llama Harris “estrategias de
investigación” y de los que piensa que influyen fuertemente en el tipo de
investigación que realizan los antropólogos y en las conclusiones que extraen
(1981: 16 y s.).
Inmediatamente, pecisa la suya, el materialismo cultural, que es:
1) Cientifista, porque pertenece al grupo de las estrategias de investigación
que sostienen que la tarea fundamental de la antropología es dar
explicaciones causales de las diferencias y semejanzas en el pensamiento
y la conducta que hallamos entre los grupos humanos.
2) Materialista, porque parte del supuesto de que el mejor modo de realizar
esta tarea consiste en estudiar las constricciones materiales a que está
sujeta la existencia humana; constricciones que provienen de la necesidad
de producir alimentos, abrigos, útiles y máquinas y reproducir las
poblaciones humanas dentro de los límites fijados por la biología y el medio
ambiente.
Harris (1982 [1979]) se dedica por completo a definir el materialismo
cultural como estrategia de investigación y a compararlo con otras estrategias de
investigación alternativas. En este trabajo el concepto de estrategia de
investigación se hace más comprehensivo: “Por estrategia de investigación
entiendo un conjunto explícito de directrices relativas al estatuto epistemológico
de las variables a estudiar, las clases de relaciones o principios sujetos a leyes
que probablemente manifiestan tales variables y el creciente corpus de teorías
interrelacionadas a que la estrategia ha dado lugar hasta el presente” (Harris,
1982: 42); y se presenta como un esfuerzo por seguir las recomendaciones de
los filósofos de la ciencia y convertir presupuestos rudimentarios, implícitos e
inconscientes en directrices organizadas, explícitas y conscientes. Para estas
directrices propone la expresión “estrategias de investigación” “[...] a la vista del
desacuerdo que atañe a la equivalencia parcial de términos como paradigma
(Kuhn), tema (Holton), programas de investigación (Lakatos), tradición de
investigación (Laudan) y proyecto (Maxwell). Tiene la ventaja sobre paradigma,
tema y tradición de investigación que denota una explicitud consciente, y es
preferible a programa o proyecto, que llevan la connotación de rígida adhesión a
una serie preestablecida de observaciones y experimentos” (Harris, 1982: 41).
Por mi parte, lejos de proponer un nuevo término frente a tradición de
investigación, disciplina, matriz disciplinar, orientación teórica y estrategia de
investigación, que son los elementos de una clase no cerrada que he recogido
con detalle, voy a tratar de obtener alguna luz de un análisis componencial de
estos conceptos.
13
CONCEPTOS ATRIBUTOS
14
Si construimos una matriz en la que aparezcan reordenados atributos que
integran cada uno de los conceptos, el resultado es éste:
CONCEPTOS I II III IV V VI
A a a
T b b b b1, b2 b b
R c1 c c1, c 2 c
I c2
B d d
U e
T
O f
S g
Sin dificultad, podemos devolver a los atributos nombres que nos son familiares:
a. procedimientos y técnicas de investigación de cada disciplina particular.
b. presupuestos ontológicos, orientaciones teóricas.
c. teorías y conceptos teóricos.
d. valores metodológicos y cánones de evaluación
e. valores sociales
f. presupuestos epistemológicos sobre las variables a estudiar
g. objetivos de la ciencia.
9
Cuando usé este esquema por primera vez (1987, 1991) hablé de “principios extrateóricos”.
Una etiqueta inadecuada porque no es posible dejar los valores fuera de la selección de los
problemas a investigar y del tipo de respuesta que se busca, con independencia del rigor con el
que se trate después de poner a prueba la adecuación de estas respuestas.
10
En 1987 hablé de “componentes metateóricos”. Pero el hecho de que “metateoría” tenga un
uso preciso en filosofía de la ciencia como “teoría de las teorías” me indujo a hacer esta
modificación.
11
He terminado por considerar a las orientaciones teóricas parte de los presupuestos ontológicos.
Debo este cambio a los más críticos de mis alumnos, que me insistieron en la dificultad de
separar los “postulados sobre los tipos fundamentales de variables a estudiar” de otros supuestos
ontológicos sobre los fenómenos.
15
Para la aproximación a las teorías del parentesco que quiero realizar a
continuación, me interesan las orientaciones metodológicas, los procedimientos
de comparación transcultural y las orientaciones teóricas como parte de los
presupuestos ontológicos.
12
En la tradición de la filosofía de la ciencia británica moderna, Tylor defendió un método
inductivo-verificacionista aunque la puesta a prueba posterior de sus hipótesis exlicativa no fuera
posible en su caso, puesto que utilizó para establecer las adhesiones todos los datos de los que
disponía.
16
2. Las teorías como predicados de estructura y como mundos de
significación. Recorridos para la defensa de estas tesis
El falsacionismo de Popper
13
La primera síntesis de este recorrido se publicó en “Epistemología y métodos en Antropología:
integración de métodos científicos y hermenéuticos y crítica epistemológica”. Revista de
Antropología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima . Cuarta Época, año IV, nº 4,
diciembre 2006: 11-40. En el artículo “Cancelando dicotomías. Enfoque etic y enfoque emic y
métodos científicos y hermenéuticos” Sur de México, [ Yucatán, Mx] 2011, vol 1, n. 2: 5-20 (
cuya primera versión presenté en la ENAH, México, D.F. , en agosto de 2007, en el Primer
Seminario Internacional “Construcción crítica del conocimiento antropológico) he puesto en
relación este recorrido con el que permite cancelar la dicotomia emic/etic. Estas falsas
oposiciones se vinculan a una visión positivista de la ciencia y a la aceptación del monismo
metodológico, que supone que las ciencias naturales y las ciencias sociales deben de utilizar el
mismo modelo de explicación causal. Y se cancelan si consideramos la ciencia como el
conocimiento, no necesariamente nomológico-deductivo, que se pone a prueba de manera
sistemática, y aplicamos la concepción estructural de las teorías a las etnografías, que es el lugar
donde se construyen los modelos teóricos que articulan los datos. El conocimiento de una cultura
supone la interpretación de significados, la comprensión de razones y motivos de la acción y la
identificación de estructuras, procesos y datos contextuales y finalmente, el establecimiento de
relaciones entre ellos.
14
Discutí los distintos usos del término inductivismo en González Echevarría (2006a)
17
Las tesis de Popper fueron criticadas desde varias perspectivas. Entre ellas la
de Kuhn, que cuestionó el falsacionismo desde la historia y la sociología de la ciencia
y la de los defensores de la Concepción estructural de la teorías (CET), que en los
setenta critica la concepción axiomática de las teorías, conocida desde entonces como
concepción heredada o estándar .
18
Los programas de investigación de Lakatos
19
desarrollo progresivo de los programas de investigación (Lakatos, 1975a: 244 s.) De
modo que existe una unidad intrínseca entre lógica del descubrimiento y lógica de la
validación, porque las conjeturas iniciales se mejoran para dar cuenta de las anomalías
(1978: 167, nota 1; 1981d: 227).
Lakatos sostiene que todo programa de investigación científica se puede
caracterizar por su núcleo. La heurística negativa consiste en hacer ese núcleo
irrefutable por decisión metodológica, rodeándolo de un cinturón protector de hipótesis
auxiliares. La heurística positiva en avanzar buscando verificaciones, mejorando los
métodos experimentales, modificando los conceptos, y respetando siempre la regla de
que los cambios de teoría han de ser teórica y empíricamente progresivos. La heurística
positiva explica también la relativa autonomía de la ciencia teórica. La selección racional
de problemas que realizan los científicos que trabajan en problemas de investigación
importantes está determinada por la heurística positiva del programa y no por las
anomalías psicológicamente embarazosas o tecnológicamente urgentes (Lakatos,
1975a: 250).
Hay un punto central en la metodología de Lakatos y del que no da cuenta
satisfactoriamente. Se trata de la naturaleza de ese “núcleo duro” de los programas de
investigación que la heurística negativa preserva de la falsación. De él sólo dice: “El
núcleo real de un programa de investigación no surge ya completamente armado como
Atenea de la cabeza de Zeus, sino que se desarrolla lentamente, mediante un largo
proceso preliminar de ensayo y error. En este artículo no se trata de este proceso”
(Lakatos, 1975a: 146, nota 163). El concepto de núcleo duro de un programa de
investigación resulta tan vago como el de paradigma de Kuhn. Hay otra coincidencia. La
puesta a prueba de hipótesis de Popper —aquí el largo proceso de ensayo y error—
sólo se considera fundamental para lo que en Kuhn sería un período de ciencia
extraordinaria y en Lakatos el inicio de un nuevo programa de investigación. Como
veremos a continuación, la concepción estructuralista de las teorías de Suppes
y Sneed ha arrojado luz sobre la naturaleza de esa forma de quehacer científico
—no inmediatamente racional— que Kuhn describe bajo los conceptos de
paradigma y período de ciencia normal, y Lakatos de heurística negativa de un
programa de investigación.
Lo que les diferencia es que Lakatos piensa que la “ciencia normal” de
Kuhn no sería más que un programa de investigación que ha logrado el
monopolio y que la regla metodológica debe de ser, por el contrario, que
proliferen los programas de investigación, porque para eliminar un programa de
investigación la única razón metodológicamente consistente es que exista un
programa de investigación rival que explique los éxitos previos del primero y
tenga un poder heurístico adicional.
En efecto, Lakatos ha utilizado un criterio único para comparar teorías
dentro de un programa de investigación, programas de investigación rivales e
incluso metodologías de la ciencia alternativas: el criterio de cambio progresivo,
de contenido excedente corroborado. Hay una exigencia inicial de racionalidad,
la de progreso teórico, que reclama que se predigan hechos nuevos, que haya
un contenido empírico excedente. Pero hay otra exigencia, la de progreso empírico o
20
corroboración adicional, que puede no ser instantáneo. Si se formula una teoría con más
contenido empírico que otra no debemos impacientarnos, parte de este contenido puede
llegar a ser corroborado en el futuro. Feyerabend, de una manera convincente,
consideró los criterios de aceptabilidad y refutabilidad de Lakatos insuficientes tanto
para comparar teorías como para evaluar la sucesión de programas de investigación.
La crítica de Feyerabend fue inmediata e incisiva: puesto que no estipula el tiempo que
debe concederse a los programas de investigación para que se muestren
empíricamente progresivos, como criterio de evaluación es vacío, y si lo estipulara —se
apresura a añadir— sería otra forma de falsacionismo ingenuo (Feyerabend, 1975: 366).
Las posturas de Lakatos y Kuhn tal vez no han estado muy alejadas nunca
(Kuhn, 1975a, así lo sostuvo), pero en cualquier caso se han ido aproximando a medida
que Kuhn (1971b, 1975b, 1979) modifica las tesis de 1971a, al hacer más precisa la
noción de paradigma, que englobaría dos conceptos básicos, el de matriz disciplinar y
el de ejemplar, y dejar de insistir en que la aceptación de un nuevo paradigma es un
fenómeno próximo a la “conversión” para atribuir más peso a los compromisos y a las
decisiones de los científicos.
De hecho, cuando Kuhn habla del matriz disciplinar como el conjunto de
elementos que comparte una comunidad científica, generalizaciones simbólicas, valores
sociales, modelos metodológicos y heurísticos ejemplares (y realizaciones aceptadas
por todos) deja de implicar una comunidad científica monolítica y en consecuencia
desdramatiza la dinámica de los cambios teóricos.
En cuanto a Lakatos, si no como criterio de demarcación, las reglas
metodológicas que propone pueden ser útiles para el desarrollo de programas de
investigación progresivos, porque lo que incorporan es una ida sencilla y valiosa: que
vale la pena tratar de corroborar una teoría “teóricamente progresiva” —que prediga
más hechos que una teoría previa que sirve de referencia— porque si resulta
“empíricamente progresiva” se producirá un avance en nuestro conocimiento. En cuanto
a la insatisfactoria idea de un núcleo que se protege de la refutación por decisión
metodológica, deja de serlo si no consideramos a las teorías como un conjunto de
axiomas de los que se deducen implicaciones contrastadoras que deben corroboradas,
sino como estructuras que se predican de un conjunto de fenómenos. Para ello, es
necesario restaurar la ruptura que en las tradiciones metodológicas que estoy
considerando se operan, siguiendo tesis formuladas a mediados del siglo XIX, entre el
contexto del descubrimiento y el contexto de la validación.
21
La concepción lingüística enunciativa tradicional estuvo representada en su
versión última por la aproximación de Carnap. Consideraba éste que las teorías eran
sistemas de axiomas, expresados en un lenguaje formal integrado por términos lógicos
y términos teóricos. Su propósito era construir un lenguaje formal observacional, de
modo que los términos teóricos recibieran una interpretación empírica por medio de
reglas de correspondencia que los conectaran con términos observacionales. Éstos
debían garantizar el contenido empírico de una teoría, y en consecuencia su
verificabilidad, probabilidad o refutabilidad.
Por esta razón, Nagel, que también pensaba que el armazón de una teoría era
un sistema o cálculo axiomático, consideró que los axiomas debían de ir acompañados
no sólo de reglas de correspondencia que atribuyeran contenido empírico a sus términos
teóricos, sino también de un modelo, un conjunto concreto de fenómenos que verificaran
los axiomas de la teoría y de este modo precisaran su contenido empírico. Las teorías
así definidas estarían formadas por: a) un cálculo abstracto —el sistema de axiomas—
que constituye el esqueleto lógico del sistema explicativo y que define implícitamente
las nociones básicas del sistema; b) un conjunto de reglas de correspondencia que
asignan un contenido explícito al cálculo abstracto, relacionándolo con los materiales
concretos de la observación y c) una interpretación o modelo del cálculo abstracto, que
suministra carne al esqueleto, por así decir, en términos de materiales conceptuales o
intuibles más o menos familiares (Nagel, 1978: 84-107). En consecuencia:
15
Por medio de un tipo de sentencia que se conoce como “oración de Ramsey”, que la aplicó
a los electrones dentro de la física subatómica. La fórmula general de Ramsey es ésta: “Hay
ciertos sucesos observables que es posible describir mediante ciertas funciones matemáticas
dentro del armazón de cierto sistema conceptual” (Carnap, 1969: 329).
22
• Cuando se abrió paso la idea de que no había términos observacionales
carentes de teoría, se puso en duda la posibilidad de recurrir a una base empírica
objetiva para la corroboración o, en su caso, la refutación de teorías.
• No se llegaron a establecer de manera precisa criterios de sencillez o
probabilidad lógica, que permitieran comparar las teorías.
• La carga teórica de los términos observacionales, el condicionamiento teórico de
la percepción y de la selección de datos, también planteó problemas para la
comparación de teorías.
• El hecho, que ya había señalado Duhem, de que teorías refutadas pudieran
mantenerse por la introducción o la modificación de hipótesis ad hoc, puso en
cuestión la posibilidad de establecer una delimitación lógica entre el
conocimiento científico y otros tipos de conocimiento.
• La constatación de que el corpus de conocimientos en un momento determinado
no necesariamente incluía todo el corpus de conocimiento anterior, porque
muchas veces no sólo cambian las teorías sino que se redefinen los dominios
teóricos -el crecimiento no hegeliano del conocimiento, por utilizar la expresión
de Bunge- arrojó dudas sobre el carácter progresivo del desarrollo científico que
se manifestaba en la idea de la reducción de teorías, es decir, de la substitución
de una teoría por otra que la incluyera entre sus aplicaciones.
Si pensamos en una teoría como una estructura S, hay una serie de objetos M que
son los modelos de S y que constituyen la extensión del S, donde “M es un S” si tiene
23
la estructura S. Si un fenómeno aparece en distintos modelos, sus propiedades deben
de tener en todos el mismo valor, p.e. en la teoría de Newton, la Tierra debe de tener la
misma masa si se considera el sistema solar o el sistema Tierra-Luna. Estas condiciones
reciben en el enfoque de Sneed una denominación precisa: condiciones de ligadura (de
los modelos). Los modelos y las condiciones de ligadura constituyen el núcleo de la
teoría. Su base empírica, o dominio de aplicaciones A, son las porciones de la realidad
que se conceptualizan como compatibles con el núcleo, es decir, que se piensan como
posibles aplicaciones de la teoría y están constituidas por clases de conjuntos: péndulos,
conjuntos de números, sistemas planetarios, etc.
16
Aunque también sirven para eso, y de este modo se puede utilizar la reconstrucción racional
que ha hecho Moulines (1983) de la mecánica clásica de partículas como modelo paradigmático
de teoría entendida como predicado de estructura.
24
sirven, sobre todo, para sostener una teoría, para que aceptarla sea una decisión
racional, porque la teoría nace resolviendo un problema, sistematizando y explicando
uno o varios dominios o, al menos, eso es lo que piensan quienes la proponen y quienes
la aceptan.17
Aunque pocas páginas más adelante desarrollaré este tema, quiero hacer una
pequeña anticipación para tratar de disuadir a quienes ya estén seguros a estas alturas
de que lo que están leyendo poco tiene que ver con la Antropología. Un ejemplo
antropológico de teoría entendida como predicado de estructura sería la teoría de los
linajes segmentarios tal como la definió Evans-Pritchard en 1940 en su estudio sobre
los nuer, con los linajes mínimos equivalentes, las reglas de fusión/fisión, la
correspondencia entre los segmentos del sistema de linajes y las secciones del sistema
territorial, las figuras carismáticas que median en los conflictos entre linajes y permiten
que no se fracture la tribu. Otro la estructura de creencias y acusaciones de brujería
construida por el propio Evans-Pritchard en 1937 en su etnografía sobre los azande. De
esta estructura forman parte la distinción entre brujería y hechicería, la capacidad de las
17
Hanson había hablado de “retroducción” para este proceso, representando una vez más la
tradición que, teniendo presente el contexto del descubrimiento, discurrió paralela a la hipotético-
deductivista.
25
creencias en brujería de dar cuenta de las desgracias, la imagen del brujo, la vinculación
de los acusados no a esa imagen mental sin a las trasgresiones sociales y el recurso a
procedimientos adivinatorios para establecer las acusaciones.
Tras este pequeño excurso continúo con el desarrollo de primer recorrido, el que
debe llevarnos precisamente desde la filosofía de la ciencia del primer y segundo siglo
XX a la integración de estructuras, procesos y significados en las etnografías.
A finales del siglo XIX Dilthey, tras constatar que la empatía, la comprensión de los
otros a través de la proyección de las vivencias propias, tiene como límite los límites de
nuestro mundo, recurre a la tradición hermenéutica para trascender estos límites en su
segundo intento de fundamentación de las ciencias del espíritu. En el siglo XX esta
tradición recibe un fuerte impulso de Heidegger. Un punto que resulta central para la
integración enuna metodología antropológica científica relaciones e interpretaciones
es la diferenciación entre el énfasis ontológico de la hermenéutica (especialmente
Gadamer, 1960) y el énfasis metodológico (Schutz, Ricoeur, Agar) que en último
término tiene como objetivo desarrollar procedimientos para la modificación de
esquemas interpretativos.
Dilthey había buscado para las ciencias del espíritu una objetividad comparable a la
objetividad de las ciencias de la naturaleza. Heidegger da el paso de privilegiar por
encima de la objetividad de la ciencia al mundo de la vida. Para Heidegger, la existencia,
que no es susceptible ni de fundamentación ni de deducción, es lo que debe erigirse en
base ontológica. Comprender es la forma originaria de realización del estar ahí, del ser-
en-el-mundo. Se trata de una comprensión en el uso, previa, escribe Gaos “a toda
interpretación intelectual y verbal, en especial a toda interpretación científica y más en
especial aún filológica e histórica de textos y el fundamento de todas éstas, de todas la
demás interpretaciones” (1993[1951] :48)
26
“Instead of asking «how do we know» it will be asked «what is
the mode of being of that being who exists only in
understanding»” (Ricoeur, 1981 (1973) :54.
27
una generación, . “todo son interpretaciones de interpretaciones”, olvidando que las
segundas se basaban en preconcepciones culturalmente adquiridas y que las primeras
debían ser el resultado del trabajo disciplinar sobre las preconcepciones del etnógrafo.
Afirma Gadamer que Heidegger reconoce que la comprensión del texto está
determinada permanentemente por el movimiento anticipatorio de la precomprensión
(Gadamer, 1994e (1959):67). Pero que a la vez no se detiene en ella. Entender un texto,
un momento, supone siempre un proyecto. Se anticipa un sentido de conjunto porque
leemos el texto con ciertas expectativas sobre un determinado sentido. Después el
proyecto se revisa, o proyectos en liza pueden contribuir conjuntamente a una
reelaboración hasta fijar con más claridad la unidad de sentido, los pre-conceptos
pueden ser substituidos por conceptos más adecuados. Los esquemas con los que se
inicia la comprensión son auténticas hipótesis. No se trata de abordar el texto
instalándose en los prejuicios previos, sino de poner a prueba el prejuicio del que
partimos (1994e (1959):65 y s.). Por eso una conciencia formada hermenéuticamente
debe estar dispuesta a escoger la alteridad del texto. Heidegger reclamaba que la
anticipación y la pre-comprensión se pongan a prueba por las cosas mismas. Lejos de
pensar que sólo podemos comprender lo que ya somos, si se parte de la pre-
comprensión es sólo para abrirse a la alteridad.
28
que la comprensión sería la formulación de hipótesis interpretativas y la explicación los
procedimientos que servirán para validar estas hipótesis.
18
Desarrollé este tema en diciembre de 2014, en Ciudad de México, en un seminario sobre
“Orientaciones metodológicas y epistemológicas en Antropología” que impartí en el postgrado
de Antropología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
29
útil para la teoría antropológica, incluso si el objetivo es la fusión de horizontes por la
ampliación de los mundos de significación, supone una interpretación -científica por
crítica- que diseñe sus propios procedimientos de auto-corrección.19
Podemos dar ahora el último paso del primer recorrido que he propuesto, y
mostrar como se opera en las monografías etnográficas la integración en predicados de
estructura de descripciones, interpretaciones y relaciones.
19
Otro punto central que Ricoeur desarrolla en 1973, en “The model of the text: meaningful
action considered a text” es por qué el texto puede servir de modelo paradigmático a la acción
significativa y como, en consecuencia, las formas de interpretación y explicación que se propone
para los textos se pueden aplicar a la acción social. Así Ricoeur, está detrás de la mas seria
antropología interpretativa que se impuso en las pasadas décadas en Antropología.
20
En 2014, el seminario de la ENAH ya citado, el Dr. Jose Carlos Aguado me advertía contra
un posible sesgo derivado de mi interés por la comparación. Una cuestión es indagar sobre la
aplicación transcultural de las teorías etnográficas. Otra, considerar más valiosas las teorías que
tienen alcance transcultural. A pesar de que muchas de las diferencias entre ciencias natuarles
30
con el trabajo de Geffray, los makhuwa de Africa sudoriental son ginecoestáticos y
exógamos. Geffray denomina adelfia, al grupo de personas vivas cuya vinculación se
establece a través de una decana común. Lo que quiere explicar es la forma de
constitución de la adelfia y por qué los propios sujetos piensan que se vinculan a ella
porque proceden del mismo vientre.
Los elementos que le parecen básicos son el papel secundario de los esposos,
que proceden de otros poblados. El papel predominante que se atribuye a las mujeres,
como reproductoras y como nutricias. La coexistencia en el grupo doméstico de cuatro
generaciones: ancianos, seniors, juniors y niños, cuyas relaciones más determinantes
son las que establecen los hombres juniors con las mujeres seniors, y estas con los
niños, a los que alimentan. La existencia de terminologías sociales que agrupan a
personas del mismo subgrupo de afiliación distinguiendo internamente por sexo y por
procedencia. El énfasis que, en las iniciaciones de muchachas y muchachos, se pone
en el nihimo, a la vez una entidad espiritual que trasmiten las mujeres y un grupo
integrado por todos los que comparten el mismo nihimo. Y el hecho de que los hombres,
a los que se hurta la significación social de su esperma y de su trabajo, tienen sin
embargo un papel cultural como guerreros, encargados de proteger a las mujeres, de
las que depende la reproducción biológica del grupo, y eventualmente de capturar
mujeres fuera de una zona de alianza política en la que se realizan los intercambios
matrimoniales pacíficos.
Son estos rasgos y las relaciones entre ellos los que caracterizan a la sociedad
makhuwa, Podríamos hablar de una estructura de sociedad ginecoestática,
caracterizada por estos rasgos y sus interrelaciones. Es evidente que la etnografía de
Geffray, analizada como predicado de estructura, integra relaciones entre estructuras
socioculturales, procesos y significados interpretados por el etnógrafo. El primer trámite
de puesta a prueba sería establecer la adecuación a la sociedad makhuwa del modelo
etnográfico de Geffray. El segundo, para hacer de esta etnografía un modelo teórico
transcultural, sería poner a prueba su capacidad para ser aplicado a otras sociedades
ginecoestáticas21.
y sociales se hayan ido difuminando, el mundo natural sigue pareciendo más regular que el
mundo sociacultural, por mucha que sea la cautela con la que los contrapongamos.
21
No es que piense a priori que el modelo makhuwa es aplicable a todas las sociedades
ginecoestáticas. Desde luego no a la truk o chuuck, donde el papel del padre es manifiesto y
donde la relación básica se da entre hermanos (Goodenough, del Moral). Pero si me interesa
comprobar si es aplicable a otras sociedades ginecoestáticas, tal vez no insulares, tal vez que
hayan vivido, como los makhuwa, procesos de expansión en territorios de sociedades hostíles .
En estas condiciones, de acuerdo con Divale, que pone en cuestión la asociación evolucionista
del ginecoestatismo ( o la matrilocalidad) con la agricultura incipiente, la exogamia de radio corto
de los hombres daría lugar a “aislados matrimoniales” en los que se daría una fuerte solidaridad
entre los hombres-guerreros, un posible equivalente funcional de los linajes patrilineales
endógamos de sociedades nómadas árabes.
31
b) Recorrido segundo22. Aplicación del concepto de paradigma de Kuhn en
Las nuevas reglas del método sociológico de Giddens. La doble
hermenéutica de las ciencias sociales
22
Este recorrido, esbozado por primera vez en 2003, fue desarrollado en “Del utillaje conceptual
de la Antropología: los usos del término “inductivismo” y los usos del término “hermenéutica”.
Dos propuestas de clarificación”, Revista de Antropología, Social Madrid, Universidad
Complutense, 2006, 15:327-372
32
GIDDENS : La doble hermenéutica de las ciencias sociales (“objeto”, teorías) vs.
hermenéutica de las ciencias naturales (“teorías”)
[adaptado de Giddens, 1987 (1967) Las nuevas reglas del método sociológico. Buenos
Aires , Amorrortu]
explicaciones explicaciones
que si incorporan que no incorporan
33
procedimientos procedimientos
interpretativos interpretativos
34
comparaciones de teorías comparaciones de teorías
que si incorporan que si incorporan
procedimientos procedimientos
interpretativos interpretativos
Si ésta última lectura que hago de Giddens, como creo, es correcta, el enfoque
hermenéutico (metodológico) se aplicaría no sólo a la comprensión de mundos la vida
sino de ese otro tipo de realidades que constituyen las “teorías” científicas. “Teorías”
entrecomilladas, a causa de los principios normativos y suprateóricos que están
imbricados en los elementos teóricos y en los procedimientos y técnicas de
investigación.
Enlaza esto con Kuhn, 1962, 1969, en la medida en que el hecho de que dos
paradigmas sean inconmensurables ( no se puedan comparar con criterios lógicos) no
significa que un paradigma sea inintelibible para quien se sitúa frente a él desde otra
orientación teórica, siempre que se sitúe frente a ellos desde una posición a la vez
analítica y crírtica. No es lo mismo investigar compartiendo, sin ser consciente de ello,
supuestos de un estilo de pensamiento o de una matriz disciplinar, por utilizar un
concepto kuhniano más preciso que paradigma, que hacerlo cuando ya disponemos de
los conceptos “estilo de pensamiento”, “paradigma”, “matriz disciplinar” a los que
añadiría de inmediato el de “ideología” de Manheim, el de “episteme” de Foucault o el
de “conocimiento situado”. . Es decir, cuando disponemos de múltiples desarrollos de
crítica epistemológica.
35
interpretación previs, y que establecen entre ellos distintos tipos de
relaciones.
36
análisis se hace indispensable en una situación en la que coexisten elementos
de crítica teórica en sentido estricto -donde se deberían incluir las críticas al
dominio de aplicación de la teoría de la filiación y los desarrollos finales de la
teoría de la alianza- junto con planteamientos más radicales que han cuestionado
componentes tan básicos de la teoría del parentesco como sus conceptos
(Needham), su importancia y universalidad (Leach, Geffray) y en el límite, su
dominio de aplicación (Schneider). Y se hace necesaria también porque muchas
ideas vinculadas a lo que se ha llamado concepción heredada de las teorías
científicas están implícitas en las contraposiciones entre conocimiento
antropológico y conocimiento científico que subyacen a muchas posiciones
relativistas.
37
una racionalidad pragmática que reposa sobre la noción de dominio
problemático. Ambas coexisten con racionalidades a las que podríamos llamar
suprateóricas de muy diversos tipos: políticas, institucionales, psíquicas. No se
trata de factores “externos”, sino de factores que interactúan con los empíricos,
porque hay ninguna neutralidad en el conjunto de la empresa científica).
38
Como intentaré poner de manifiesto, mi propia perspectiva se
sitúa en este segundo plano, haciendo de la organización sociocultural de la
procreación y de la crianza un dominio específico sin presuponer ni que sea
central en cada uno de los sistemas culturales ni que dé lugar a instituciones
específicas y pensando la familia y el parentesco, tomados en su acepción folk,
remiten a instituciones e ideologías plurifuncionales que forman parte de nuestro
modo cultural específico de organizar la procreación. Desde este punto de vista,
si no se propone una definición teórica trascultural del dominio del parentesco la
imposibilidad de hacer una Antropología del parentesco es, como adelantó
Needham, conceptual y del mismo tipo que la imposibilidad (Sperber) de hacer
una teoría de la brujería y probablemente una Antropología de la religión. La
inclinación actual hacia el parentesco occidental no es solo la otra cara del
abandono de perspectivas transculturales, es su consecuencia lógica. Sin
substituir los conceptos folk por conceptos teóricos sólo podemos seguir
estudiando el parentesco y la familia en el ámbito cultural del que surgieron los
conceptos y los primeros supuestos de la teoría clásica: el nuestro. Pero la crítica
a los sesgos etnocéntricos de la teoría de parentesco no desvanece los
fenómenos de los que trató de dar cuenta, la familia occidental pero también el
tabinau yap, aunque nos haga acercarnos a ellos y delimitarlos desde otras
perspectivas. Y más aún, cuando dentro y fuera del mundo occidental se están
dando tantos cambios en ámbitos de “parentesco”: el envejecimiento de las
poblaciones europeas tradicionales, con políticas demográficas de signos
opuestos impuestas o propuestas desde organizaciones políticas o religiosas,
las reivindicaciones de las familias homosexuales, la pérdida de figuras
parentales correlacionada con la proliferación de unidades domésticas
monoparentales, las nuevas tecnologías reproductivas, la denuncia de las
consecuencias de la dote en la India o de la política de hijo único en China, la
permanencia en el hogar natal de los jóvenes europeoso la caída de la natalidad
entre los aborígenes australianos.
39
2. Los dos grandes programas de investigación de la Antropología
clásica
1949 me parece un punto de inflexión más por Murdock que por Lévi-Strauss.
Si las Estructuras Elementales del Parentesco coronan un siglo de estudios
sobre endogamia y exogamia, Social Structure muestra a la vez y
contradictoriamente dos cosas: la incidencia estadística de ciertas instituciones
supuestamente marginales y la debilidad de los conceptos que se utilizan en las
correlaciones estadísticas.
40
hacía la vista gorda. ¿Qué importancia podía tener el hecho de que los linajes
nuer fueran o no exactamente iguales a los de los tiv? ¿Quién, además de Luc
de Heuch, se tomó muy en serio el contraste entre la relación marital, la relación
paterno filial y la relación avuncular? La «teoría» de la filiación y la «teoría» de la
alianza podían desarrollarse mientras no se debatiera su alcance. Pero los
intentos de comparación a gran escala de Murdock pusieron de manifiesto la
debilidad conceptual del andamiaje antropológico, incluida los supuestos sobre
la generalidad de la filiación unilineal. Entre 1950 y 1971 la Antropología, y en
particular la antropología del parentesco, trabajó después de Murdock, esto es,
revisó el utillaje etnográfico porque los enunciados sobre datos de campo
alarman cuando son objeto de comparaciones teóricas. Son años de crisis de
procedimientos, de búsqueda de mecanismos formales de descripción y de
aprehensión de significados, de polémicas interminables sobre los términos del
parentesco americano, o sobre la naturaleza del parentesco, o sobre el
nacimiento de una madre virgen y la paternidad. Son años de trabajo minucioso
sin grandes resultados que darán paso, después de 1970, a críticas más
brillantes no siempre bien fundamentadas. En cualquier caso las críticas
radicales de los 70 y los 80 se gestan en los 50 y los 60, y hay que recurrir con
frecuencia a este período para entenderlas. Aún más, tengo la impresión de que
desde primeros de los cincuenta a finales de los sesenta se desarrollan todos los
temas que darán lugar a la crisis de los 70 y los 80. Son unos años de una gran
agudeza, de minuciosidad y de rapidez en las propuestas y contrapropuestas.
41
a) El objeto de la crítica, un siglo de Antropología del parentesco
El modelo patriarcal de Maine habla del mundo clásico, mientras que los
modelos de Bachofen, McLennan y Morgan apuntan a épocas preclásicas y —
cuando se consolida la cronología larga— prehistóricas. Y la sociedad maternal
no necesariamente es matriarcal; Morgan habla desde época temprana de la
autoridad del tío materno entre los iroqueses. La paternidad es una construcción
gradual que exige alguna forma de matrimonio monógamo, visto como una
progresiva adquisición por parte de los hombres de derechos sobre los hijos de
las mujeres. Instituciones como la tecknonimia —que hacen que a un hombre se
le llame padre de su hijo—, la covada -que supone la observancia de
precauciones rituales por parte del hombre durante el embarazo, el parto y el
postparto de su esposa- el levirato- que convierte en esposa propia a la viuda de
un hermano, son analizadas como etapas e indicadores de este proceso.
42
1924), para proponer la distinción entre distintos componentes de los sistemas
de parentesco: parentesco, filiación (descent), residencia, autoridad, sucesión,
herencia, etc. El parentesco, entendido como conexión entre padres e hijos,
arguye, es siempre universal. La filiación, entendida como principio de
adscripción al grupo, puede ser patrilineal o matrilineal, la residencia puede ser
matrilocal o patrilocal, la autoridad puede ser ejercida por el padre, la madre o el
hermano de la madre, la sucesión a los cargos y la herencia puede ir de padre a
hijo o de madre a hijo o de hermano de la madre a hijo de la hermana. Sólo una
sociedad donde todos los derechos los ejerciese la madre podría ser
considerada matriarcal, aunque no existe de hecho. Una sociedad en la que
todos los derechos los ejerza el padre podría ser considerada patriarcal.
43
de la prohibición del incesto. El incesto sería una política —inviable— de
aislamiento. La exogamia una política de alianza.
44
denominaría semi-complejos, podian servir de puente entre los sistemas
elementales y los complejos. Algo así iba a suceder.
Poner el énfasis en estas dos grandes teorías, como se hace tantas veces,
lleva a olvidar que junto al matrimonio, la filiación, y la transmisión unilineal de
derechos (autoridad, sucesión, herencia) vinculada a los grupos de filiación, la
Antropología clásica del parentesco, en su segunda etapa, prestó atención,
desde Rivers y antes, a las relaciones bilaterales de parentesco. Y esta atención
puede buscarse en los «heterodoxos», en Malinowski, por ejemplo, interesado
en las tesis de Westermarck y en la universalidad y la diversidad de la familia
desde su trabajo de 1913 sobre Australia, que llamó su atención sobre las
distintas formas de paternidad. Pero puede buscarse también en los "ortodoxos",
en Radcliffe-Brown y en Evans-Pritchard. Sin duda alguna, trabajos clásicos de
Evans-Pritchard dentro de la teoría de la filiación son su edición con Fortes de
45
African Political Systems y su propio análisis de un sistema político segmentario,
The Nuer. Pero igual de clásico es Kinship and Marriage among the Nuer. Aún
más, desde el estudio del parentesco, Kinship and Marriage among the Nuer es
la lectura más obligada para quien no quiere hacerse, ni transmitir, una visión
distorsionada del «modelo africano». Volveré sobre este tema cuando me ocupe
de sus críticos.
46
vinculan a hombres y mujeres y que afectan a su trabajo, sus propiedades, su
sexualidad y su progenie (Leach, 1955). Todas estas críticas de Leach serán
llevadas al extremo por Needham en 1971.
47
” Si un ethnographe décide de parler du marriage, on sait au moins
à l´avance qu´il ne va pas se précipiter sur le problème de la
construction des barages” (1977 [1971] : 108).
El término « marriage »
g No hay grandes diferencias en este punto entre la valoración que hacen Needham y
Sperber del uso de estos términos de origen folk: ambos coinciden en que no se han ido
introduciendo para responder a intereses teóricos sino para traducir nociones nativas
que son muchas veces politéticas. Y ambos coinciden también en que el problema surge
cuando se usan como términos teóricos, cuando trasladan a la Antropología cuestiones
teóricas mal planteadas. Junto a la afirmación de Needham de que no puede haber una
ni una teoría general del incesto, ni una teoría del parentesco, porque el concepto
sociológico de incesto es erróneo y no tiene nada de universal, Sperber no es menos
contundente:
48
« Anthropology relieves from ethnography inappropiate concepts and
irrelevant issues. An important part of its energy is spent on trying to
answer such questions as: What is totemism? Sacred kingship? What
is the meaning of sacrifice? What are the respective parts of descent
and alliance in kinship? Do all cultures have myths? A form of science?
What is the function of witchcraft? What are the differences between
religion and magic? Possesion and shamanism? All these questions
are ill posed. They are framed in interpretative terms. There are not a
priori reasons to assume that these terms correspond to homogeneous
and distinct classes of phenomena, i.e. to potential objects of scientific
inquiry » (Sperber, 1985: 29-30.)
A pesar de las críticas de los 70, los 80 y los 90, la Antropología clásica generó
mucha más teoría de la organización social de la que se reconoció en estas décadas y
produjo magníficas etnografías preñadas de teoría que son las que siempre salvan a
nuestra disciplina.
Pese al interés de las críticas radicales, creo que carecen de una teoría de los
procesos de desarrollo científico que les permita evaluar las dos grandes teorías del
periodo clásico que pueden ser consideradas programas de investigación, en el sentido
de Lakatos: la teoría de la filiación y la teoría de la alianza matrimonial. Pese a mi interés
por Needham y de Schneider, la teoría de la filiación siempre me pareció perfectamente
aplicable en los casos etnográficos que me resultaban más próximos, el de gitanos
españoles estudiados por T. San Román, el de los ndowé de Guinea Occidental
estudiados por V. Fons y el de los nuer, sobre todo si además de The Nuer se lee Kinship
and Marriage among de Nuer y se tiene en cuenta a Murdock para considerar a las
49
comunidades locales como resultado de un compromiso entre filiación, exogamia y
constricciones de la residencia.
Porque lo que sí me parece una idea central es que la Antropología clásica del
Parentesco ya ha terminado su trabajo. Las teorías sobre la alianza matrimonial y los
grupos de filiación ya están hechas: en términos de Latour en La vida en el laboratorio,
son enunciados de tipo 5, de los que los científicos dan por buenos y se recogen en los
libros de texto.
23
Grupo “Women and Law in South Africa”, que trabaja en varios paises del Africa austral
50
teorías no válidas, porque piensan que son o proyecciones etnocéntricas (Schneider) o
reelaboraciones de modelos del XIX (Kuper). En el caso de Schneider, porque confunde
la etnografía del tabinau con la teoría de la filiación, en el de Kuper, porque sus
supuestos epistemológicos son los de la sociología de la ciencia postkuhniana
hipercrítica de los setenta y no los que desarrolló la filosofía de la ciencia posterior a
Kuhn, 1962 como el concepto de “programa de investigación” de Lakatos o conceptos
propios de la dinámica de concepción estructural de las teorías con los que el propio
Kuhn estuvo de acuerdo.
“ Dans son état actuel, il me semble doncs que malgré la masse énorme
de travail accompli, l´étude de la parenté, toujours menée à partir
d´analogies terminologiques, représente le champ le plus impregné
d´ethnocentrisme et le plus mal débroussaillé de l´ethnologie”
(Meillassoux, 2001 :10)
51
3. ¿Terminologías de parentesco o clasificaciones sociales?
52
El trabajo de Geffray 1990 ya citado, Ni pére ni mére. Critique de la parenté. Le cas
makhuwa proporciona una perspectiva nueva y muy interesante para la crítica de la
universalidad del espacio genealógico. Geffray retoma por completo la tesis de Leach
(1958): los términos «de parentesco» no son términos genealógicos, sino
categorizaciones que enseñan al individuo a reconocer los grupos sociales significativos
en la estructura social en la que han nacido. Lo peculiar de Geffray es que no parte,
como Leach, de grupos locales y alianza matrimonial, en lo que serían las versiones
más recientes de la antropología clásica, sino que hace un análisis neomarxista que se
centra en la producción y la reproducción.
Geffray inicia su etnografía con una estructura paradójica: hablando del mundo de
las mujeres como el mundo de la producción. La adelfia es ginecoestática y exógama.
Las muchachas se casan en torno a los 12 años con hombres que vienen de fuera del
poblado. Son los anapwaro, jóvenes que se instalan sobre una estera, pwaro, en la
choza de los "padres"24 de la novia y de los que sólo se espera que sean capaces de
fecundar a las muchachas, no de engendrar hijos. El anapwaro, vigilado por su "suegra"
y sus "cuñadas" en cuanto a la calidad de su esperma y por su "suegro" en cuanto a la
calidad de su trabajo, a su capacidad como productor, no adquiere una cierta
independencia hasta que tras el nacimiento del primer hijo y la adquisición de una
reputación por su trabajo se le permite disponer de una choza y unos campos propios.
Esta unidad formada por el marido, la esposa y los hijos engendrados por ésta que
puede tardar en construirse entre 2 y 5 años es el etoko.
Pero durante 10 ó 15 años más seguirá trabajando para otros. Éste es un proceso
en el que Geffray se detiene especialmente. Una buena parte de su trabajo va a la
“suegra”, al tiempo que los niños no se alimentan en el etoko de sus padres, sino que
van de un hogar a otro de los de las mujeres de la generación de su madre, la sororie,
aunque el lugar donde se alimentan por excelencia es el hogar de la abuela. Es decir,
la madre controla el granero que se llena con el trabajo de los maridos de sus hijas, y el
esposo, cuyo poder de engendrador no se subrayaba, se ve también privado del papel
de padre nutricio: los hijos de su esposa son alimentados por el producto de su trabajo
pero a través de un proceso de enajenación de su producción, que hace que unas
prestaciones efectivas entre juniors y seniors queden ocultas en la redistribución que va
de las decanas a sus nietos. La función nutricia es percibida como una transferencia de
24
Omito la mayor parte de las veces, por comodidad, las comillas que deberían llevar, según Geffry,
todos nuestros términos de parentesco excepto esposo y esposa.
53
una generación —la de la mujer que controla el granero— a la generación descendiente
alterna.
Son estos juniors que trabajan para los seniors, y estos niños alimentados por la
decana los que constituyen para Geffray el grupo doméstico. Pero, añade Geffray, las
categorias nativas encubren a los muchachos y muchachas makhuwa la existencia de
este grupo y sus relaciones productivas. En el momento de la iniciación, entre los 12 y
los 14 años para las chicas y entre los 18-20 años para los chicos, se les habla del
nihimo (pl. mahimo), a la vez una entidad espiritual que transmiten las mujeres y un
grupo integrado por todos los que comparten el mismo nihimo, es decir, un clan. El grupo
al que Geffray llama doméstico aparece como linaje, como subgrupo del clan, como
errukulu, que significa «vientre». Se consuma así la enajenación de los hombres,
desposeídos de la significación social de su esperma y de su trabajo.
Sin embargo, el conjunto de grupos domésticos que constituyen una unidad que
Geffray denomina «casa» (maison) se harán patentes en las terminologías. Antes de
verlo, es necesario que entre en escena una cuarta generación, que se cierre el proceso
de sucesión de generaciones.
Se trata de ocho términos básicos, mulupa liaka, muhi maaka, n´ro koraka mulupale,
n´ro koraka akane, aalu mupale, aalu akane, maama mupale y maama akane: que
Geffray interpreta como seniors y juniors del mismo y distinto sexo de los grupos de
afiliación propio y opuesto. En este punto avanza Geffray una de sus conclusiones, y
que recogeré por extenso para volver sobre ella:
54
materna, etc.) no puede significar en definitiva ninguno de los
conceptos sociales o biológicos que nosotros asociamos a estos
términos.
Para la tercera parte de su libro Geffray utiliza un título no menos paradójico que el
que elegía para la segunda parte: reproducción, el mundo de los hombres. Y habla en
ella de las contrapartidas del ginecoestatismo, de la vulnerable posición de las mujeres
cuando de ellas depende la reproducción biológica del grupo, de como éste puede
desaparecer si no tiene mujeres suficientes y de cómo en consecuencia sus mujeres
son inmovilizadas, protegidas, raptadas. Se trata de un desarrollo de las tesis de
Meillassoux (1975), McLennan (1865) y Lévi-Strauss (1949). El conflicto potencial por
las mujeres genera una jerarquía entre los hombres guerreros que bajo el mando del
humu las protegen, y el establecimiento de una zona de intercambios matrimoniales
pacíficos más allá del cual los conflictos entre makhuwa eran frecuentes. Aquel joven
anapwaro que, sabemos ahora, no venía de muy lejos (pues el ginecoestatismo va unido
a alianzas matrimoniales entre grupos vecinos), al tiempo que se convierte en el gestor
del trabajo de los yernos de su esposa ordena el matrimonio de las hijas de sus
hermanas, de manera que conquista al fin un poco de autoridad sobre la progenie
masculina de su esposa, que irán a trabajar para los suyos, mientras él alimenta a las
que son sus nietas, y como consecuencia de un matrimonio en cierto modo «patrilateral»
serán las esposas de sus nietos.
Es aquí donde, para los hombres de cada generación, se produce una identificación
entre todas las mujeres del aislado matrimonial en el que se casan, excepto las de su
propia adelfia. Aquellas cuyos subgrupos corresponden al suyo son alamwaka alupale
las senior y alamwaka akane las junior. Son esposas virtuales, mientras que las de las
generaciones intermedias, amaati alupale y amaati akane, le son proscritas (p. 150).
Hay, por fin, un término, el único de uso exclusivo y el único, dice Geffray, de la
terminología de parentesco makhuwa que es traducible de manera inmediata y sin
ambigüedad a la terminología de parentesco occidental: el que utiliza para la mujer con
la que se casa, mwaraka.
Entre los hombres, distingue una categoría, en la que caben aquellos con los que
ha sido socializado y que se casan en el grupo donde él puede ir a vivir, y otra en la que
se engloban los que se casan con las mujeres de su adelfia y los hombres de la adelfia
de su esposa que irán a casarse a otro lugar. Los primeros son estos "hermanos" y "tíos
maternos" que ya conociamos como mulupa liaka/muhi maaka y aalu malupale/aalu
akane, los seniors y juniors de su subgrupo de afiliación y del otro subgrupo adélfico y
de los correspondientes de la casa en el que se integra por matrimonio. Así, las casas
están formadas en cada generación por auténticas «sororías» y «fratrías».
55
En cuanto a la otra categoría, estaría dividida en pwapwaka (hombres del subgrupo
adélfico de su esposa y maridos de las mujeres de su propio subgrupo adélfico), esto
es, afines del grupo que corresponde al suyo, y appaapa (hombres del subgrupo alterno
al de la esposa, que incluiría a su "padre" y a sus "hijos"). Esto lleva a Geffray a la
segunda conclusión: en el país makhuwa no hay padre, no hay más que afines del
subgrupo de afiliación alterno (p. 154).
Vuelvo ahora sobre aquella cita de la página 104 que antes recogía por extenso.
Maama no puede designar al mismo tiempo a la madre y a la hija ni para un hombre ni
para una mujer. Para un hombre los términos para los parientes primarios parecen a la
vez claros e inespecíficos. A su madre la llamará maama akane como a todas las
mujeres de su propio grupo y generación alterna, a no ser que sea la maama mulupale,
la decana de su sororía. A su padre apaapa akane, como a su hijo y al hermano de la
madre de su esposa, a no ser que fuera paapa mulupale, el decano de su fratría. A su
hermano mayor mulupaliaka, con el hermano de la madre de la madre, y a su hermano
menor, muhima aka, con el hijo de la hija de la hermana. A la hermana mayor n'rokoroka
mulupale, con la madre de la madre, y a la hermana menor, n'rokoroka akane, con la
hija de la hija de la hermana. A la hija, por fin, maati akane, mujer afín prohibida. La
madre de un hombre y sus hermanos y hermanas pertenecen a su adelfia, mientras que
su padre, su hijo y su hija son afines.
Para una mujer, las cosas están menos claras. Ni se recoge el término que usa para
el padre ni se recoge el término para sus hijos e hijas, si bien se insiste en que ni ella ni
su hermano usan los términos aalu y maama para sus hijos/sobrinos uterinos como
términos de apelación :«Los términos maama y aalu akane se enuncian para referirse
frente a un tercero, a los miembros de la generación posterior, pero no se los utiliza para
dirigirse a los parientes próximos, por ejemplo a los hijos que viven bajo el techo de la
locutora, o a los educados por la congénere próxima al locutor» (p. 102).
De hecho, añade, el empleo de maama y aalu akane para dirigirse a los miembros
de fratrías y sororías posteriores es más fácil cuanto más alejados del entorno cotidiano,
por ejemplo cuando se trata de los hijos de otro grupo doméstico de la casa de la
locutora o cuando un locutor se dirige a niños del mismo clan pero de distinta
pertenencia adélfica, que viven en otro territorio de otro linaje.
Geffray piensa que puede deberse a la dificultad de usar el mismo término para
personas de las generaciones anterior y posterior a las que se enfrenta cotidianamente
en relaciones diferentes, y desarrolla este tema. En el interior del propio subgrupo, la
jerarquía mayor/menor es clara y básica, por lo que se identifica sin dificultad al hermano
mayor con el hermano de la madre de la madre. Pero en el subgrupo alterno, esta
terminología —si la usara— le llevaría a identificar a los miembros de la generación
anterior, a los que está sometido, y a los de la posterior, sobre los que tiene autoridad.
«Tal vez esto explique que una mujer, por ejemplo, no se dirija a la muchachita que vive
bajo su techo como a una maama, como hace con las mujeres de la generación anterior
junto a las que ha crecido. La misma mujer invocará sin embargo son titubeo alguno
como maama a otra muchacha de la misma generación que su hija que viva en otro
grupo doméstico de su casa o en otra adelfia del clan» (p. 103).
56
Trataré de ser clara en este punto. Son estas relaciones de sumisión/autoridad entre
generaciones alternas, junto con esta concepción de la mujer como genitora que se deja
entrever cuando se dice del hombre que no es sino fecundador o cuando se plantea
como problema que las relaciones de producción/nutrición de la adelfia se mistifiquen
en el errukulu («vientre») y en el nihimo, las que terminaré por defender que me
interesan como relaciones procreativas. Del análisis de Geffray parece desprenderse
con rotundidad que los makhuwa no tienen madre, ni (al menos los varones) padre, ni
(los varones) hijos ni hijas. Pero parece que las mujeres makhuwa tienen hijas, y tal vez
hijos, e incluso es posible que los hombres makhuwa tuvieran sobrinos y sobrinas
uterinos.
Pero estos factores —añade— son totalmente extraños a la lógica que preside la
denominación de los partenaires sociales en el país makhuwa. En definitiva, si se define
el parentesco como una forma de institucionalizar los hechos biológicos de la
consanguinidad, o los sentimientos o las funciones paterna o materna, el dispositivo
social makhuwa no es un dispositivo de parentesco. Aunque las relaciones sociales
entre los makhuwa podrán ser consideradas como lazos de parentesco -Geffray parece
resistirse a abandonar el término- si se definiese el parentesco como el complejo
institucional que surge de la simbolización del deseo de controlar el destino de los hijos
57
JORNADA TERCERA. EL PARENTESCO DESPUÉS DE
NEEDHAM Y DE SCHNEIDER (1). ALTERNATIVAS
TRANSCULTURALES A LAS TEORÍAS CLÁSICAS DEL
PARENTESCO
58
instituciones. Y como las de cualquier sociedad, nuestras propias instituciones no son
estables, son productos sociales y culturales, que se van transformando históricamente.
Pero, ¿eso era todo? ¿Cómo construcción teórica, solo teníamos la historia de la
Antropología? ¿Solo el conocimiento de los usos de los que se ha ido ocupando la
Antropología del Parentesco?
Tal vez por eso, mientras indagaba sobre la historia de la Antropología del
parentesco, sobre la génesis y el desarrollo de la teoría de la filiación, sobre las
transformaciones de la teoría de la alianza, sobre las explicaciones que, desde Lafitau a
la deconstrucción de Geffray se propusieron para las llamadas terminologías del
parentesco, mi interés se dirigió al objeto de estudio de la Antropología del Parentesco
hasta concluir que no hay un objeto esencial, como no había una esencia del parentesco,
pero que sí hubo y hay distintas propuestas según los factores que consideremos básicos:
la familia nuclear y sus extensiones hasta formar un campo genealógico en el que se
dibujaban, en ciertas sociedades, grupos de filiación unilineal; o la construcción de la
sociabilidad a través del intercambio; o la historicidad de las instituciones en el seno de
una tradición. No hay «un objeto» de la Antropología del Parentesco, como no hay «un
método» de investigación, pero sí podemos, evocando al Popper de 1935, hacer
propuestas para un convenio. En mi caso, la propuesta es diferenciar dos usos del
término «parentesco», el cultural y el teórico, y trabajar con la definición teórica de un
dominio pensado primero como de la Antropología de la Procreación y finalmente de la
Antropología del Parentesco que mira a los fenómenos culturales desde la perspectiva
de la organización sociocultural de la reproducción biológica de los grupos humanos
(González Echevarría, 1994:95-100), González Echevarría y otros, 2010)25. Al
enfrentarme al tema, desde que 1994 escribí un libro sobre Teorías del parentesco y
presenté una comunicación al congreso de la EASA en Oslo, que se publicó parcialmente
en 199526, fui desarrollando mi propia propuesta como alternativa a las críticas radicales
a la antropología clásica.
25
Desde 1994 el antecedente explícito es Malinowski, tanto su tesis de 1913 como su última y
discutida publicación sobre la Teoría de la Cultura de 1944. También me he detenido
especialmente en Goodenough (1970).
26
“Kinship Theory. Ethnocentric projection or theoretical elaboration? III Congreso de la EASA,
Oslo, 1994, 1995 “Hacia una Antropología de la Procreación”, Familia y Sociedad , 3 (1995): 95-
110.
27
El GETP (Grupo de estudio transcultural del parentesco), es un equipo del GRAFO (Grup de
Recerca en Antropología fonamental i orientada). .En Grau, Rodriguez y Valenzuela, 2011 se
recogen los resultados del proyecto que dirigí entre 2006 y 2010, Teoría transcultural de la
reproducción de los grupos humanos. La antropología del parentesco como estudio de los
modelos socioculturales de la procreación y crianza de niños. SEJ2006-10864. Ministerio de
Educación y Ciencia .
59
A) Para Needham, deudor de Wittgenstein, la Antropología del parentesco partía
de conceptos folk, matrimonio, familia, prohibición del incesto, adecuados como ood job
words, palabras para todo uso que agrupan fenómenos que presentan un aire de familia,
como es propio de las palabras en los lenguajes naturales. Por eso son inútiles para
construir a partir de estas agrupaciones una teoría. Al mismo tiempo, incita a devolver
cada uno de los términos que se agrupan bajo estas odd job a su contexto cultural.
Es lo que hace con “incesto” o con “matrimonio”. Así, incest, en inglés, inceste, en
francés, incesto, en español descienden del latín castum, y significan un atentado a la
castidad; Blutschande, en alemán, bloedschangde, en holandés, blodskande, en
noruego son términos compuestos de blood y shame, y denotan la vergüenza pública
de una ofensa contra el parentesco entendido como comunidad de sangre; la palabra
china Luan lun está compuesta por dos caracteres que significan ‘desorden’ y
‘relaciones sociales’, y apuntan a la ruptura del comportamiento adecuado en las cinco
relaciones básicas para la estabilidad del Estado según la teoría política china
(soberano/súbdito, padre/hijo, hermano mayor/hermano más joven, esposo/esposa,
amigo/amigo). Por último, la palabra indonesia sumbang, que significa ‘impropio’,
‘repugnante’, se aplica en diversos contextos a lo que es deforme, inarmónico,
discordante (1971: 27 y siguientes).
60
Cuando en 1984 escribe A Critique of the Study of Kinship, empieza por hacer una
autocrítica de su etnografía de los yap. Dice que cuando estudió a los yap entre 1949 y
1962 se sirvió para describirlos de una teoría errónea, la teoría de la filiación. De ahí
que esa primera descripción sea inadecuada, como muestra el trabajo de Labby (1976).
Tras contraponer las dos descripciones de los yap concluirá que el error de la primera
descripción, la suya, que hablaba del sistema social yap como un sistema de doble
filiación formado por linajes patrilineales localizados y clanes matrilineales dispersos,
consistió en aceptar que formaban un linaje porque eran parientes; se ayudaban porque
eran parientes y, en último término, que el error, que venía ya de Morgan y McLennan,
consiste en pensar en que en todas las sociedades existía el parentesco entendido
como relaciones de consanguinidad y afinidad o, como se fue matizando, como las
cuestiones sociales y culturales vinculadas a la procreación.
Años más tarde, en la descripción de Labby, tabinau es una ood-job, una palabra
para todo uso que tiene varios significados. Tabinau es a la vez la casa, las personas
vinculadas al que habla a través de lazos de distinto tipo con la tierra y las personas que
viven juntos en ella (los hombres que la poseen, las mujeres que allí viven con ellos y
los hijos que engendran más los hijos adoptados por unos u otras). Pero es también la
roca sobre la que se hace la casa, y el lugar donde habita un matrimonio (la cursiva es
mía).29
28
Este sistema terminológico tendría una característica especial, la de constituir una especie de
sistema de reserva, puesto que los términos citamagen/fak no se usan como sistema de
apelación salvo en circunstancias muy especiales y como término de referencia citamagen sólo
se usa para el padre real
29
El tabinau posee un conjunto de nombres que adjudica el consejo de ancianos, donde se
incluyen los mafen, la hermana del padre y sus hijos. Lo que da por finalizado el proceso que
establece al niño como persona es este ejercicio de nominación. Es el otorgamiento del nombre
lo que hace al niño fak de su citamagen y de sus citiningen, que incluye a la madre que lo
61
El término genung se refiere a la relación entre personas que comparten un hígado
femenino, es decir, a la relación que se establece a través del hígado de una mujer que
realmente ha procreado o del de una antepasada mítica. También sería la categoría
formada por las personas que están en esta relación y que no pueden tener relaciones
sexuales entre sí. (Schneider ya no lo llama clan matrilineal, aunque Labby, 1976b sí
continua haciéndolo).
Esto explica que los términos citimagen/fak aparezcan aplicados a un hombre y los
hijos de su esposa pero, si el hombre muere, el citimagen será quien le substituya en su
papel de dador de alimentos: el nuevo esposo de la madre o un hombre adulto del
tabinau del citimagen muerto. Se entiende así también que los términos citimagen/fak
se utilicen para la relación entre los jefes y los miembros de un poblado, entre el distrito
y los binau que lo integran y entre los poblados con tierra y aquellos que carecen de ella
y la obtienen del tabinau de otros poblados (p. 17). El contenido de la relación
citimagen/fak explicaría también, por último, que en ocasiones, cuando un hombre se
hace anciano y dependiente, pase a ser el fak del hijo de su esposa o que el hijo de la
esposa sea fak sólo mientras cumple sus deberes. Y así se dice que si un anciano no
es atendido por el hijo de su mujer otro hombre puede cuidarlo y proporcionarle
alimentos, y en este caso este hombre se convierte en fak del anciano de manera que
el hijo de la esposa, expulsado por los mafen, pierde sus derechos en el tabinau,
mientras que el nuevo fak sucede al hombre al que ha cuidado a su muerte y
hereda sus derechos sobre la tierra (p. 30).
engendró y a la hermana y la hija del citamagen entre otras, por ejemplo segundas esposas. Lo
normal es que el niño reciba un nombre del tabinau del esposo de la madre, citamagen, o del
esposo de la madre del esposo de la madre. Excepcionalmente, un anciano puede dar a un niño
un nombre de un tabinau al que no pertenece el citamagen, y sobre el que el anciano tenga
derechos. Pero esto no altera los derechos de una persona sobre el citamagen, aunque le
dé derechos sobre el tabinau del que ha recibido el nombre (p. 22).
30
Hay que señalar que esta “descripción” se hace con los elementos que emergen de o
sobreviven a la crítica al modelo africano de grupos de filiación: la tierra, la vinculación a la tierra
y el matrimonio, y que en consecuencia se basa en una propuesta teórica que no parece limitarse
al subsistema cultural y que se construye con los elementos. Volveré sobre este punto.
62
¿Qué defiende Schneider, la superioridad de la segunda descripción sobre la
primera, es decir, de la teoría implícita en la segunda descripción sobre la teoría implícita
en la primera? No. Su crítica tiene un alcance mucho mayor: lo que sostiene es que la
primera descripción es errónea porque la teoría en la que se basa lo es. Y lo que trata
de desentrañar es el origen de la teoría del parentesco, de las teorías del parentesco en
la antropología moderna. A lo largo de todos los capítulos de la obra, parentesco es
filiación, excepto cuando se ocupa de Malinowski y Goodenough.
63
Una vez que se llega a este punto, el resto del camino andado por Schneider en su
crítica a la Antropología del Parentesco puede sintetizarse con facilidad. ¿Por qué un
postulado básico de la cultura europea? Porque forma parte de una característica más
general de esta cultura, el biologismo, que se manifiesta en su modo de constituir y
concebir el carácter humano, la naturaleza humana y el comportamiento humano (p.
175). ¿Por qué se convierte en postulado básico de la teoría del parentesco? Porque
mucho de lo que pasa por ciencia en las ciencias sociales, incluida la antropología,
deriva de forma directa y reconocible de las nociones de sentido común, de las premisas
cotidianas de la cultura en la que y por la que viven los científicos. Y esto sería cierto
para el postulado de la fuerza de la sangre, para el postulado del parentesco como
dominio analítico, y para los otros grandes dominios analíticos: economía, política,
religión.
Una de las paradojas que plantea esta conclusión estaría sin embargo en que su
análisis no confiere un papel pivotal al parentesco en nuestra sociedad. De ser cierto,
no se entiende como la Antropología del parentesco podría ser el resultado de una
proyección etnocéntrica. La alternativa la podríamos encontrar mirando desde este
ángulo la posición de Kuper: el papel que se atribuyó al parentesco en las sociedades
primitivas sería una inversión del que tiene en nuestra propia sociedad.
Pero el problema mayor es otro. Si, como parece razonable, desechamos los
dominios analíticos tradicionales ¿cuáles serían las alternativas? Hay un momento del
libro en el que Schneider, una vez enfrentada la teoría del parentesco a las categorías
culturales yap de las que no puede dar cuenta, piensa que hay tres opciones:
— cambiar la definición de parentesco para dar entrada a otros hechos (por ejemplo,
la vinculación con la tierra) lo que crearía una revolución conceptual,
Es, ahora, esta tercera opción la que propugna, y habla de abandonar no sólo la
noción de parentesco, sino también la noción de economía y la de política y la de
religión. ¿Y qué hacer tras abandonar estas categorías propias de la cultura europea?
Ante todo, establecer las categorías particulares o unidades que marca cada cultura
particular, es decir, sus símbolos y significados. Una vez realizado este trabajo, sin que
la labor sea prejuzgada por teorías acerca de los prerequisitos funcionales de la vida
social o por supuestos acerca de actividades universales, puede empezar la
comparación y tal vez se puedan desarrollar procedimientos y útiles analíticos (p. 184).
64
primitiva basada en el parentesco, que nace como oposición a la sociedad basada en el
territorio.
¿Pero, es ésta tarea previa posible? Schneider sostiene que todos los supuestos de
la Antropología del Parentesco no son más que reificaciones y objetivaciones de ciertas
creencias etnoepistemológicas, como la fuerza de la sangre, cuyo significado radica en
su significado como símbolos y significados de un orden cultural, el nuestro. Pero en
parte las conclusiones de Schneider parecen vinculadas a otros supuestos suyos. Así,
cuando habla de una "credibilidad objetiva, científica" (que los supuestos de la
Antropología no tienen), o cuando piensa que la descripción depende de «la observación
de materiales existenciales dentro del contexto» y se hace en «términos de un esquema
teórico particular de mayor a menor especificidad y de mayor a menor explicitación y
precisión» (p. 71).
Los antropólogos se acercan a una cultura sólo con sus propias categorías folk, pero
también con teorías, aunque no sólo. El bagaje que posee el antropólogo cuando inicia
el estudio de una cultura determinada, está hecho con acopios muy distintos. Hay entre
ellos nociones folk o de sentido común de su cultura de origen, por ejemplo la convicción
de Morgan de que el incesto tenía consecuencias biológicas nefastas, que le llevó a
65
pensar que la institucionalización de la prohibición del incesto dio lugar al primer salto
adelante de la humanidad y le permitió pasar del estadio inferior al estadio medio del
salvajismo. Pero está formado también por conceptos teóricos, ciertamente, como
linajes y familias extensas patrilocales en la primera descripción de los yap. Y por
conceptos preteóricos, es decir, por conceptos que se aceptan como no problemáticos.
Veamos
66
Bouquet en 1993 a propósito de la cultura portuguesa, donde precisamente las
relaciones personales más fuertes podían no darse entre parientes, sino entre
compadres o vecinos o amigos. Bouquet, culmina así una investigación cuyo punto de
partida fué la dificultad de formar en una Antropología del parentesco de tradición
britànica a un público portugués, lo que le llevó a indagar sobre la raíz cultural del
concepto antropológico “kinship” y sobre las variaciones nacionales del parentesco.
Este carácter aproximativo y politético inicial podría no haber sido una dificultad
insalvable si el concepto se hubiese precisado y desarrollado para definir un nuevo
dominio teórico, el constituido precisamente por los modelos de relaciones personales
básicas en cada sociedad. Pero con los años parece que el uso ha seguido el criticado
tempranamente por Holy. Si el primer paso fue subsumir la noción de parentesco en la
de “relatedness”, como ya aparecía en Bouquet: ”relatedness, que es lo que es el
parentesco después de todo...” (1993:19), se terminó por identificar “kinship” y
“relatedness”, en Carsten, 2014 After Kinship :
Ante este uso, no tengo nada que añadir a la crítica de Holy, 1996.
31
CARSTEN, J. (1995). The substance of kinship and the heat of the hearth: feeding, personhood
and relatedness among Malays in Pulau Langkawi, American Ethnologist, 22 (223-241). - (1997).
The Heat of the Hearth. The Process of Kinship in a Malayan Fishing Community. Oxford:
Clarendon Press.
32
Buena parte de este capítulo está tomado de dos trabajos que publiqué en 1987 y 1994, La
construcción teórica en Antropología, Barcelona, Anthropos, 1987, 246-259 y Teorías del
parentesco, nuevas aproximaciones, Madrid, Eudema, 1994: 46-58.
67
Meillassoux publicó en 1975 Femmes, gréniers et capitaux, trabajo traducido con
prontitud al castellano (1977a). El objeto de estudio preferente de Meillassoux, es la
explotación colonial y la explotación imperialista. De ahí el interés de Meillassoux en las
economías de subsistencia, y en los mecanismos de inclusión de la comunidad
doméstica en formaciones sociales más amplias: comercio, esclavitud, imperialismo. En
el análisis de las economías de autosubsistencia trata de superar la oposición entre
parentesco y economía de la antropología clásica, siguiendo no sólo los análisis de Marx
sino también los de Engels. En el prólogo a Mujeres, graneros y capitales recuerda que
Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado concede un papel
determinante (que después el materialismo histórico no desarrolla) a la organización de
la reproducción de los medios de existencia, de la producción de los hombres mismos,
y de la reproducción de la vida inmediata, los factores determinantes en última instancia
de la vida social.
El modelo de una comunidad doméstica lo elabora a partir del trabajo de campo que
realizó entre los guru de Costa de Marfil entre 1958 y 1959 (Meillassoux, 1960, 1964);
el de sociedad cinegética a partir de los trabajos de Turnbull (1965) y Althabe (1965)
sobre los pigmeos mbuti y los boka de África Central (Meillassoux, 1967). El propósito
de coordinar este último con el de la economía agrícola de subsistencia es explícito. En
uno y otro, se trata de mostrar las condiciones necesarias «para que el sistema
económico pueda producir y reproducirse dentro de los límites impuestos por la acción
recíproca de estos rasgos fundamentales y la organización social, política y económica
que se vinculan a ellos» (1967: 119).
68
3) Las formas de organización matrilineal están asociadas a la agricultura de cultivo
con vástago complementado con los productos de la caza y la recolección. Cuando la
caza es el elemento estructurante (protoagricultura) predominan las relaciones de
adhesión al grupo (si bien ahora de familias, no de individuos), se concede a cada célula
la descendencia de sus mujeres y las mujeres son sometidas para ser robadas o
cuidadas.
69
reproducción del sistema sino las formas cambiantes de producir y restaurar mano de
obra barata explotada en uno u otro punto del globo por el capital circulante.
“ Dans son état actuel, il me semble doncs que malgré la masse énorme de
travail accompli, l´étude de la parenté, toujours menée à partir d´analogies
70
terminologiques, représente le champ le plus impregné d´ethnocentrisme et
le plus mal débroussaillé de l´ethnologie” (Meillassoux 1994 :10)
Prestaré especial atención a los dos primeros. En el primer capítulo de este libro,
desarrolla las dos críticas de 1994 a la carga etnocéntrica de los supuestos sobre
consanguinidad y de las terminologías de parentesco y en el segundo propone los
tres nuevos modelos teóricos evolutivos del parentesco.
En coincidencia notable con las tesis que sostengo desde 1994 sobre la
diferenciación entre el parentesco 1 (folk) y el parentesco 2 (teórico), entendido este
búltimo como Antropología de la procreación, Meillassoux distingue entre “parenté”,
institución social históricamente determinada, y parenté (sin comillas) que sería la
71
ordenación de las relaciones sociales desde la perspectiva de una práctica de la
reproducción social del grupo considerado. En otros momentos habla de “reproducción
de los seres humanos”, de “procrear niños”, de “modo de reproducción familiar”, de
“reproducción demográfica”, de “reproducción y mantenimiento de la vida”.
Para las sociedades de adhesión la referencia son ahora los inuit de los que
realiza un estudio bibliográfico muy detallado. A propósito de los inuit habla de :
72
asumidas por los jóvenes casados y con hijos, manteniendo el decano el control político
y matrimonial de la comunidad. Por lo que, a diferencia de Benveniste, concluye que,
históricamente, la función nutricia ha podido preceder a la religiosa ( 2001: 98 y ss.)
En este segundo proceso, el jefe de la banda, primus inter pares, termina por
convertirse en rey, y extiende el modelo de relaciones parentales a a los súbditos
sometidos a tributos, protegidos de la captura, a diferencia de los extranjeros que siguen
siendo el blanco de la rapiña. En cuanto al parentesco:
73
“père” de ses sujets et pour oposser a ses rivauux un mode de succession qui
les en écarté” ( 286).
Mis desacuerdos con Meillassoux (2001) se deben, como mya sucedía con
respecto a Meillassoux (1975), a su evolucionismo unilineal y a su práctica de construir
modelos evolutivos a partir de uno o unos pocos casos etnográficos concretos.
Meillassoux 2001 arrastra la perspectiva evolucionista de Femmes, greniers et capitaux
(1975) y al insatisfactorio tratamiento que allí se hacía de todas las sociedades de
cazadores y recolectores, amalgamadas en un mismo “modo de producción y
reproducción” en el sentido de Engels, se une ahora la amalgama bajo el concepto de
“comunidad doméstica” de todas las sociedades agrícolas.
33
Coincidimos por última vez, antes de su prematura y lamentada muerte, en marzo de 2012, en
Donosti, en la XV Jornada Ankulegi de Antropologí, titulada . Cuestiones comtemporáneas sobre
parentesco. Nuevas perspectivas perspectivas y problemáticas en el estudio antropológico de
los lazos familiares
74
Después de señalar el cambio que Lévi-Strauss indujo al desplazar las bases del
parentesco desde las relaciones propias de la familia nuclear (que habían sido
consideradas no problemáticas desde que Rivers partió de ellas para la elaboración del
método genealógico) hasta la prohibición del incesto y la alianza matrimonial, habla de
un cambio epistemológico mayor generado por los trabajos de Leach, Nedham y
Schneider: «La crítica a la razón genealógica, que se generaliza durante los años
setenta, denuncia la atribución de un contenido fijo a todo contexto cultural en lo que
respecta a las relaciones de parentesco. Este contenido indebidamente proyectado
descansaría en la suposición de la relevancia universal de los vínculos derivados del
acto fisiológico de la procreación» (Porqueres, 2009: 4).
Como parte de este contexto crítico destaca las propuestas positivas de Needham
«que insisten en la necesidad de realizar estudios sobre el parentesco que pasen de la
restitución exhaustiva del campo semántico de los términos que nosotros
identificaríamos con el parentesco» (ibídem: 5).
75
En este camino de Héritier hay varias influencias. Una es la del propio Needham,
que en las conclusiones de su artículo de 1971y tras analizar la lógica de la trasmisión
de derechos y la lógica de las clasificaciones sociales a propósito de la filiación y de las
terminologías de parentesco, establece su posición teórica cuando concluye que es
posible que lo que la Antropología pueda hacer, o hacer mejor, es comprender en un
caso tras otro los esquemas con los que cada cultura ordena su experiencia a partir de
los medios lógicos y psíquicos que constituyen los recursos elementales disponibles
para hacerlo (Needham, 1971: 32).
En los 60 cuando Holton inició una serie de estudios sobre la ciencia que se
recopilaron básicamente en dos libros: Thematic Origins of Scientific Thought. Kepler to
Einstein, de 1973, y The Scientific Imagination. Case Studies, de 1979.34 Creo que
merece la pena detenerse en Holton por un momento para volver después a Foucault.
En estos estudios, que se circunscriben al ámbito de la física y en los que ocupan
un espacio fundamental la teoría de la relatividad y sus consecuencias, Holton aporta el
concepto de contenido temático de la ciencia. Estos temas, o temata serían elementos
arcaicos de pensamiento, que se han ido reelaborando una y otra vez y que juegan un
papel fundamental en el inicio y la aceptación de propuestas científicas concretas. Entre
los ejemplos que aduce está el de fuerza, que remonta a Aristóteles y ha conservado
connotaciones como principios potente, activo, masculino. Habla también del apoyo que
prestaron a la astronomía de Kepler tres temas metafísicos: su devoción a la imagen del
universo como máquina física, el tema del universo como armonía matemática y el
universo como orden teológico central (Holton, 1973: 12).
Holton señala entre sus características, además de su antigüedad, su
limitado número. En total Holton calcula que poco más de 50 parejas o tríadas —la
presentación dicotómica es considerada una de las características de los temata— son
suficientes para dar cuenta de gran variedad de descubrimientos. Sobre el
origen de los temata piensa que es posible que puedan dar cuenta de ellos la teoría de
la percepción y particularmente el desarrollo de los conceptos en los niños, pero para
analizar su papel en el desarrollo de la ciencia le parece mejor ocuparse de ellos como
un folklorista o un antropólogo, es decir,
“to look for and identify recurring general themes in the preocupation of individual
scientists and of the profession as a whole, and to identify their role in the
development of science” (1973: 28).
34
El libro La imaginación científica, publicado en 1985 por F.C.E. contiene capítulos de ambas obras. La
Introducción y los capítulos I y V pertenecen a 1973, el capítulo II, recoge un folleto titulado “Constructing
a Theory: Einstein’s Model”, publicado en The American Scholar, 48.3.1979, y los capítulos III, IV y VI a X
fueron incluidos en el libro de 1979.
76
Héritier, ha hecho un amplio uso del concepto de temata en sus cursos del
College de France de la segunda mitad de los 80 y primera de los noventa, cuando
siguió la pista al uso en los contextos culturales más diversos de pares de conceptos
como esterilidad y fecundidad, sequía y humedad, masculinidad y feminidad en sus
estudios sobre la concepción del cuerpo y de la persona y sobre la vinculación de estas
concepciones con los sistemas de parentesco35.
35
F. Héritier me incitó a leer a Holton en 1989, en uno de los encuentros que el profesor Lison
organizaba en Madrid, en la Casa de Velázquez. Han sido las de Héritier y Lisón otras dos
pérdidas importanes, un correlato inexorable del paso del tiempo también para quien esto
escribe.
36
Desde 1994 el antecedente explícito es Malinowski, tanto su tesis de 1913 como su última y
discutida publicación sobre la Teoría de la Cultura de 1944. También me he detenido
especialmente en Goodenough (1970).
37
Para este punto fueron decisivas tanto las lecciones de Ramón Valdés en la Universidad de
Oviedo, a primeros de los setenta, sobre Dieterlen y la cosmología de los bambara de África
occidental, como mi interés posterior por la etnografía de Héritier sobre los samo del antiguo Alto
Volta.
77
Esto nos llevó a trabajar con las definiciones que siguen.
- la conceptualización de la sexualidad
- la diferenciación entre sexualidad reproductiva y no reproductiva
- la relación entre heterosexualidad, homosexualidad y reproducción
- el marco social en el que está culturalmente pautado engendrar niños
- las normas y prácticas relativas a la sexualidad reproductiva y las formas
alternativas de procreación.
78
¿Qué estatuto tienen estas definiciones, que sitúan como núcleo del dominio de
la Antropología del Parentesco la organización de la reproducción del grupo? El mismo
que todas las revisadas en esta jornada, el mismo de la que veremos en la siguiente,
Como desarrollaré en la última, se trata de propuestas para un acuerdo que deben
apoyarse en la adecuación de los supuestos que incorporan y, en último término, en su
fecundidad teórica.
Es verdad que la nuestra se inserta en una tradición teórica que inicia Malinowski,
con frecuencia descartada como “funcionalista”, pero sobre todo se inserta en una
tradición epistemológica que podríamos iniciar con Fleck, 1935, en la que los estilos de
pensamiento son construcciones sociales pero no arbitrarias, porque si bien imponen
conexiones activas a los hechos resultan modificadas por las conexiones pasivas, por
esa realidad inasible cognoscitivamente pero que, como escribía Dilthey, se opone a
nuestros deseos.
79
JORNADA CUARTA. PARENTESCO Y PARENTALIDAD.
INFLUENCIAS TEÓRICAS, TRANSFORMACIONES EMPÍRICAS Y
PERTINENCIA SOCIAL EN EL ESTUDIO ACTUAL DEL
PARENTESCO EUROAMERICANO.
a) La influencia de Needham
80
En la aproximación al parentesco que estoy realizando en estas jornadas estoy
tomando las críticas de Needhan y de Schneider como hilo conductor. Pero no querría
llevar este enfoque a un extremo que me obliguen a forzar los datos para que encajen.
Esa influencia es perceptible, más directa y general en el caso de Schneider. Pero sin
duda son las trasformaciones que se están produciendo en las propias relaciones de
parentesco, usando ahora parentesco como concepto folk, como noción de sentido
común, las que están siendo fundamentales para este giro del parentesco a la
parentalidad.
Este hecho se convierte en central combinado con las características más notables
de las terminologías del parentesco americano.
1) Existen muchas variantes, tanto en los términos de apelación como en los términos
de referencia.
81
comparativo entre el parentesco inglés y americano que se sitúa cada vez con más
claridad en el nivel de análisis cultural y simbólico.
«Esto no significa que no sea posible coger una matriz analítica rígida y usarla
para propósitos comparativos sistemáticos. Por supuesto, puede hacerse,
pero no debería cometerse el error de suponer que el dominio analítico es
idéntico al dominio semántico. Es posible comparar el cuidado de los niños,
por ejemplo, o el dominio de algún otro universo funcional definido con igual
estrechez como la distribución de alimentos donde alimento lo definimos
analíticamente e ignoramos la definición indígena de alimento» (1965b: 306
y s.).
82
americanas que sirven de punto de partida a Schneider para seleccionar una y no otras
nociones indígenas
Cuando, Schneider encuentra que los símbolos que definen a una persona como
pariente se usan también para quienes comparten la misma religión y/o nacionalidad,
establece su conclusión más fuerte: la inexistencia de un dominio específico, el
parentesco, susceptible de ser analizado y de proporcionar una vía para acercarse a
cómo está estructurada la cultura en su conjunto. Esa es la conclusión que, como hemos
visto, aplica a la segunda descripción de los yap, y generaliza después a todas las
culturas. Pero ahora nos interesa la línea que, iniciada por Firth y por Schneider, y por
razones distinatas, se centra en el parentesco euroamericano, dentro de la tendencia a
una Anthropology at Home uno de cuyos muchos contextos es la descolonización.
83
Galvin (2001) exploró la posibilidad de extender transculturalmente el modelo
construido por Schneider (1968) para el parentesco americano. En rigor se trata de una
propuesta que tenía cabida en la jornada anterior, pero que exigía tener presente no
solo A Critique of the Study of Kinship sino también American Kinship. Como ahora si
hemos visto, Schneider hablaba de dos órdenes, el de la naturaleza, basado en la
transmisión de substancia biogenética de padres a hijos, y el de la ley, el código de
conducta, compuesto por normas y regulaciones, costumbres y tradiciones. Los dos
órdenes dan lugar a parientes sólo biológicos, sólo políticos y completos
(“consanguíneos“, en términos folk), unidos por naturaleza y por ley.
Galvin modifica el modelo para dar cabida a la obra de Weismantel, 1995, Parish, 1994
y Carsten, 1997:
“Law” Time
Genes
Shelter
Food Pollution
Body Fluid
Space
84
Goldenweiser. Dadas las características del cuerpo humano, la fisiología de la
copulación, del embarazo, del parto y del amamantamiento y dada la ausencia de
menstruación durante el embarazo, no resulta extraño que en muchas culturas se
reiteren representaciones de la formación de la persona en las que los huesos, la carne,
la leche, el semen y la sangre se combinen de distintas maneras, ni lo es que más de
una cultura piense, como la nuestra, que la sangre pesa más que el agua.
85
Lo que en 1962 fueron unas prácticas, después un experimento, estudiar el parentesco
en Inglaterra, se había convertido en los 90 en práctica habitual. Sin tratar de limitar el
fenómeno a la influencias de Schneider, repito, American Kinship fue fundamental para
los nueves estudios sobre parentesco europeo. Lo fue también la crítica posterior de
Schneider a las proyecciones etnocéntricas realizadas por la Antropología, que pareció
dejar abierta una sola vía para el estudio del parentesco entendido como la elaboración
cultural de las relaciones de consanguinidad y afinidad: limitarlo al estudio de la sociedad
occidental. Y, efectivamente, un camino emprendido en los 90 por quienes aceptaron la
crítica de Schneider fue el reestudio del parentesco euroamericano, dando lugar a
trabajos como los de Strathern (1992a), After Nature. English Kinship in the late
Twentieth Century, (1992b), Reproducing the future. Anthropology kinship and the New
Reproductive Technologies, Bouquet, (1993), Reclaiming English Kinship, 1993) o el ya
citado de Edwards (2000) Born and Bred: Idioms of Kinship and New Reproductive
Technologies in England.
Para M. Strathern el modelo reproductivo inglés del XIX tendría como eje la
exaltación del individualismo y (de nuevo el tema de los modelos folk), paralelamente a
la emergencia de este individualismo la Antropología desarrollaba la nostalgia por un
mundo relacional. Pero al mismo tiempo, mientras la sociedad se imaginaba a sí misma
basada en hechos naturales la antropología veía en esa construcción simbólica un
microcosmos de la relación entre naturaleza, sociedad y símbolo (1992a:198).
Tendríamos un doble proceso, el que va de la reproducción a los modelos reproductivos
y el que va de los modelos reproductivos a la Antropología del Parentesco, y en este
segundo paso, operarían a la vez la nostalgia por lo que ha dejado de ser y la
elaboración de lo que se piensa que es. Parece que en Strathern inversión (Kuper) y
proyección (Schneider) se reconcilian o, al menos, se yuxtaponen.
En este contexto, las nuevas tecnologías reproductivas inducirían cambios a los tres
niveles. Aunque pensadas a través de ideas que ya forman parte del repertorio cultural,
constituirían a la vez nuevos hechos culturales que modelarán las ideas sobre el
38
Los libros ya citados de 1992a, 1992b, y dos textos de 1993, «Introduction. A question of
context» y «Regulation, substitution and possibility», en Edwards, J., S. Franklin, E. Hirsch, F.
Price, M. Strathern. Eds Technologies of Procreation: Kinship in the Age of Assisted
Conception. Manchester: Manchester University Press, 1993:1-19, 132-161.
86
parentesco. Aunque no sea central a la argumentación, en el trabajo de 1992b existe la
imagen de una imagen que recoge mejor que ninguna otra el cambio: la de las
ecografías, que, junto a la invisibilidad de la paternidad, hacen por primera vez la
maternidad invisible, haciendo del feto un individuo y de lo real no lo social sino lo
biológico. En cuanto a la Antropología del Parentesco, si su destino es constituirse como
una nostalgia, la que M. Strathern invoca es la nostalgia de una sociedad plural, en la
que el resultado del individualismo sería la diversidad. Las nuevas tecnologías y los
avances en la investigación, con la elección, el consumo, el mercado como ejes
fundamentales, evocaría clonación (individualidad sin diversidad) y manipulaciones
genéticas que desdibujan la oposición entre hombres y animales (diversidad sin
individualidad) (Strathern, 1992a: 192).
Lo que sucede con estos enfoques es que dado el contexto cultural en el que se
desarrollan, pueden pasar sin acuñar nuevos conceptos teóricos. Sucede lo mismo
cuando se los utiliza en perspectivas transculturales. Jordi Grau defiende desde hace
años la necesidad de sustituir el concepto “adopción”, que tiene usos y connotaciones
específicas, que en nuestra tradición cultural vienen desde Romal40 Pero en general se
siguen utilizando los conceptos folk, y se tiene una conciencia creciente de que han
cambiado y siguen cambiando a lo largo del tiempo y de que su ámbito no es “la cultura
occidental”, sino que hay múltiples variaciones históricas, de nación o de clase.
39
En este proyecto, dirigido por J. Edwards, han participado entre otros equipos internacionales
los dirigidos s por J. Bestard, M. Melhuus, S. Howell y A. Cadoret y ha dado lugar a publicaciones
muy interesantes, entre ellas Edwards. J. y Salazar, C. ed. European Kinship in the Age of
Biotechnology. Oxford: Berghahn, 2009, Edwards, J., Harvey, P. y Wade, P. eds .
Technologized Images, Technologized Bodies. Oxford and New York: Berghahn Books, 2010 y
Edwards, J. y Petrović-Šteger, M. ed. Recasting Anthropological Knowledge. Cambridge:
Cambridge University Press, 2011.
40
“Parentesco y adopción. Adptio imitaur natunam. Nature vs. nurture?”, Quadern-e. Institut
Catalá d¨Antropologia, 3, http://www.icantropologia.org/quaderns-e/03/03_02res.htm. Ver
tambien las intervenciones de Ortuño y Salazar y las réplicas de Grau y González Echevarría,
esta última en el número 4.
87
4. La ciencia de los usos (y de los problemas sociales). Transformaciones
en el parentesco folk euroamericano: NTR y nuevas formas de parentalidad
a) La influencia de Needham
Es en este punto donde Fassin invoca con mayor o menor fortuna usos sociales
diversos, como el matrimonio de mujeres nuer, y donde se vuelve hacia la crítica a las
definiciones de Needham (y de Leach) y también de Bourdieu. Tras aceptar que
clasificamos juntos fenómenos que tienen entre sí un aire de familia, y que después
buscamos inútilmente una definición que los englobe, Fassin concluye que la
Antropología debería inspirarse en Wittgenstein y, más que buscar los invariantes, tomar
como objeto de estudio «la gramática de los usos sociales» (ibídem: 403). Procediendo
así se evitarían definiciones como la de Notes and Queries, criticada por Leach ya en
1955, que hacía del matrimonio la unión entre un hombre y una mujer, de forma que los
hijos nacidos de esta unión son reconocidos como descendientes legítimos de ambos.
Definiciones, añade, que, como denunció Bourdieu, se convierten en consignas por sus
efectos prácticos:
88
définition, il est permis de penser qu’elles échapperaient plus facilement à la
tentation normative de fixer le "bon usage"» (Fassin, 2000: 406 y siguientes).
41
M. Valdés, “Sobre el concepto de parentalidad en la etnografía y en la teoría antropológica”.
Seminario Permanente sobre Parentalidad Humana del IIA. Julio 2014.
https://www.youtube.com/channel/UCSRPePElUgOXhEg_KEqniCw/videos
42
A. González Echevarría , “Alteridades disciplinares y alteridades políticas. De la quiebra a la
interpretación y de la salvaguarda a la subyugación de los otros”. Febrero 2014.
https://www.youtube.com/channel/UCSRPePElUgOXhEg_KEqniCw/videos
89
identificar ciertas relaciones culturalmente pautadas y reguladas normativamente como
relaciones de parentesco, porque han reconocido en todas las sociedades algo a lo que
preteóricamente llamaban “parenthood” (p.e. Radcliffe-Brown , 1950: 5)43 , para las
relaciones de parentesco relaciones que de una u otra manera se derivan de una cadena
de conexiones “parent-child”.
43
“Where there are truly polyandrous marriages, as among the Todas of south India, a family
may consist of a woman with two or more husbands and her children. But we should distinguish
from this an arrangement by which the oldest of two or more brothers takes a wife, of whose
children he will the father ( pater) , and access to the wife for sexual congress is permitted to the
man´s younger brother until such time as he in turn is married. For it is nor sexual intercourse that
constitutes marriage either in Europe or amongs savage peoples. Marriage is a social
arrangement by which a child is given a legitimate position in the society, determinated by
parenthood in the social sense” (A.A. Radcliffe-Brown, “Introduction” a A.R. Radclliffe-Brow y D.
Forde, African Systems of Kinship and Marriage, Oxford U.P. 1950p.5)
44
Vale la pena añadir que entre la bibliografía citada está un artículo de David H. Kirk , 1959,
“A dilemma of adoptive parenthood: incongruous role obligations” Marriage and family Living
21:316-328. Los estudios psicológicos sobre adopciones en EEUU son muy anteriores al libro
editado por Carroll.
90
Antropología de la parentalidad, a veces la pluralidad de los parentescos, se convertirá
en la mainstream de la Antropología actual del parentesco.
45
Parenthood and social reproduction. Fostering and Occupational Roles in West Africa,
Cambridge U.P.
91
En cuanto a E.Goody, la pregunta es por qué no habló de kinship, sino de
parenthood. Creo que porque parte de una pregunta:
“What are the critical task which have to be deal with in producing a
society´s new members, and rearing them so that they can effectively
asume adult roles in society?”
Y considera que esas tareas críticas es lo que los padres hacen, responden a la
pregunta “ Wath must parents do?”. Cuando intenta
“To find an analytical framework within which a wide range of child-rearing
institutions made sense” (p. 18)
46
www.ladofrançaise.gouv,
47
En V. Fons, A. Piella y M. valdés (eds.) Procreación, crianza y género. Aproximaciones
antropológicas a la parentalidad, Barcelona, PPU, 167-188.
92
Mínimas referencias que sirven para apuntar a la tercera dimensión, junto con la
teoría y la etnografía, que puede dar cuenta del énfasis actual en la Antropología de la
parentalidad: su pertinencia social48.
Es imposible hacer una síntesis sistemática en este espacio. En primer lugar, por
la gran cantidad de aportaciones, pero también, como veremos, porque las categorías
se solapan, y cualquier tipología terminaría por ser una clasificación de mariposas. Es,
obviamente, una referencia a Leach, 1959, que en su famosa conferencia de 1959
“Replanteamiento de la Antropología”, recogida en 1961 en el libro del mismo nombre,
nos pone en guardia respecto a la posibilidad de que ciertas tipologías aparentemente
teóricas sean irrelevantes. Se refería a la división de las sociedades en matrilineales y
patrilineales, y advertía que podía carecer de significación sociológica, que tal vez
“establecer una clase denominada sociedades matrilineales puede ser tan irrelevante
para la comprensión de la estructura social como lo pueda ser la creación de una clase
de mariposas azules para la comprensión de la estructura anatómica de los
lepidópteros” (1971 [1961]: 15.Voy a tratar de apuntar a la diversidad haciendo uso de
diversas estrategias, y , por supuesto, haciendo la selección por razones pragmáticas,
que tienen que ver tanto con los textos que conozco como con los que más me interesa
discutir por razones teóricas49.
1. F.Héritier, “La cuisse de Jupiter”, L´Homme, 1985, tomo 25, nº 94: 5-22
48
Trato este tema con más detalle en “Parentesco, parentalidad, apoyo mutuo y vulnerabilidad
en la crianza. Del estatuto ontológico y epistemológico de los dominios analíticos”, otro texto
preparado en 2017 que en julio de 2020 acabo de revisar y completar y que formará parte de
un libro de homenaje a M. Cátedra, excelente etnógrafa y buena amiga.
49
Parte de lo que sigue se publicó en 2016 en “El alcance de las teorías sobre la parentalidad.
La comparación transcultural como extensión de los modelos etnográficos” AIBR. Revista de
Antropología Iberoamericana, vol. 11, nº 1: 33-58.
93
Este es el comienzo de su argumentación:
Siguen las variaciones etnográficas, de las que recojo en primer lugar el caso
de los Haya, de la región de los lagos de África oriental, para los que
Audrey Richards (1954) describe una situación en la que la compensación matrimonial
y la consumación del matrimonio otorgan al marido legítimo los derechos sobre los hijos
que nazcan de la unión, a condición de que ese derecho se actualice por la primera
relación sexual posparto. Esa relación designa al padre del siguiente niño que nazca,
de manera que si tras ella los esposos se separan el primer nacido de la nueva relación
será hijo del marido precedente.
« Les enfants sont élevés ensemble par les femmes, qui ne semblent pas se
soucier beaucoup de savoir si l'enfant dont elles s'occupent est
le leur ou non » (Lévi-Strauss, 1956).
94
Incluye también el don de niños entre esposas no consanguíneas del mismo
hombre entre los mossi de Yatenga ( Burkina Fasso) . En las grandes familas
polígamas se reparten los niños entre las mujeres, de manera que la genitora es pocas
veces la maroka, la “madre” social :
De estos y otros casos infiere que las fórmulas que ahora nos parecen nuevas
son posibles socialmente y se han dado en sociedades particulares. Pero que para que
funciones como instituciones:
“ il faut qu'elles soient soutenues sans ambiguïté par la loi du groupe, inscrites
fermement dans la structure sociale et correspondent à l'imaginaire collectif :
aux représentations de la personne et de l'identité. La loi du groupe doit
désigner clairement les éléments qui fondent la filiation, le droit à succéder et
à hériter. Dans les situations patrilinéaires les plus extrêmes que nous avons
décrites (p.19)
95
para mí”. Usos terminológicos que también encuentra Carme Parramón, colega del
GETP, en sus estudios entre inmigrantes andaluces a Catalulya en los 50 y sesenta,
entre los que el emplazamiento de niños con parientes fue un fenómeno frecuente,
dadas las circustancias migratorias y la precariedad económica.
50
V. Fons, colega del GRAFO, analiza desde hace años los “parentescos” plurales en sus
estudios sobre ndowe de Guinea Ecuatorial, con resisdencia patrilocal pero en los que la
proximidad de los asentamientos facilitan la relación ente las hermanas y sus hijos y la
participación de todas en el cuidado de sus descendientes. Los niños reservan un término para
que Fons traduce por “madre” para dirigirse a su madre biológica, pero denominan a las otras
“pequeñas madres”.
51
(2009a) «Parentesco y figuras maternales, El recurso a una gestante subrogada por una
pareja gay », Revista de Antropologia Social 18, pp.67-82, (2009b) “Parenté et familles
homoparentales: un grand chahut”, in Porqueres, E. (ed.), Les defis contemporains de la parente,
Paris: Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, pp.151-170. 2011 Congreso Afin, Vigo,
conferencia sobre “Adopción y pluriparentalidad”.
52
Cadoret , A. y J. Wilgaud, 2007 “L´apport des familles homoparentales dans le debat actuel
sur la construction de la parenté”, . L, Homme 2007/3 , nº 183, pp 55-76, Cadotet, A. “La nature
de la parenté”, Quaderns (2011) 27, pp. 81-96. M. Valdés, 2014, se ocupó de esta cuestión en
su análisis sobre Cadoret
96
Tema fascinante, porque en ocasiones, cuando se estudia el parentesco
occidental, no hay una delimitación clara entre los usos folk y teóricos, que por lo demás
se influyen mutuamente. De los cambios en las representaciones populares en Europa
vinculados a los cambios sociales se ocupó el proyecto PUG (Public Understanding of
Genetics), que dirigió J. Edwards en la primer a década de este siglo y en el que Cadoret
tuvo una participación destacada.
3. Signe Howell, 2006 The Kinning of Foreigners. Transnational
Adoption in a Global Perspective
Quiero hacer referencia, en tercer lugar al libro de Signe Howell, 2006 The
Kinning of Foreigners. Transnational Adoption in a Global Perspective. New York,
Oxford: Berghahn Books.
Otros temas del trabajo de Howell han ido transformándose en los últimos añoss,
entre ellos la invisibilidad de las familias biológicas. Y un papel importante en esa
visibilización ha sido el activismo académico y político de hijos de origen coreano de
familias noruegas, los primeros en aparecer, por la fecha de esta circulación de niños,
en la arena pública.
97
4. Claudia Pedone 2006, Estrategias migratorias y poder. Tú
siempre jalas a los tuyos
Citaré por último el libro el de Claudia Pedone, editado por Abya-Yala en Quito,
que recoge su tesis doctoral presentada en la UAB en 2003. Estudia en él la emigración
ecuatoriana a España, con un estudio ejemplar sobre cómo se constituyen cadenas
migratorias encabezadas por mujeres. El correlato es que muchos niños permanecen ,
temporal o permanentemente, en el lugar de origen, cuidados por parientes sobre todo
maternos, madres, hermanas, a veces sus hermanos mayores, en transacciones que
con frecuencia envuelven contrapartidas económicas. De estas situaciones se subraya
el cansacio de los parientes que se ocupan de los niños, ciertas situaciones e
desatención y el malestar psíquico de madres que emigran para garantizar el bienestar
propio y el de sus familias pero sienten que no desempeñan bien su rol53.
En estos últimos años Pedone ha escrito un buen número de artículos en los que
explora nuevos elementos vinculados a estos procesos migratorios. La investigación en
origen posterior a la tesis le ha llevado a poner en cuestión algunos de los estereotipos
sobre el abandono de los niños que quedan en Ecuador al cuidado de familiares. Pone
especial énfasis en las nuevas TIC, que permiten a los padres ausentes un mejor
seguimiento del crecimiento de sus hijos, tanto en el ámbito doméstico como en el
escolar.
53
J.K. Bernhardt, de la Universidad de Toronto, estudió el stress de madres latinoamericanas
inmmigradas en estas circunstancias: Tuvimos ocasión de discutir su trabajo cuando estuvo en
la UAB, en el año 2009, invitada por Dan Rodriguez, que en aquella época investigaba
inmigrantes chinos en Toronto dentro de un proyecto del GETP del que yo era IP:
98
a la reproducción asistida o distintas fórmulas de coparentalidad entre lesbianas y gays
que, viviendo solos o en pareja, deciden engendrar hijos y colaborar en su crianza.
En cuanto a las parejas gays, pueden- entre otras fórmulas, tener hijos de una
relación preexistente, o adoptarlos, en ocasiones uno de manera encubierta, o recurrir
a una maternidad subrogada, amistosa o comercial.
Familias homosexuales y NTR, son solo uno de los múltiples cruces posibles de
dos temas. Se pude hablar de muchos otros temas y hacer otros muchos cruces.
54
“Homoparental” es una categoría más amplia que “homosexual” y que me parece más
adecuada, a la vista por ejemplo de la Ley de sociedades de convivencia mexicana (LSC) o la
que desde hace años se intenta tramitar en Costa Rica. Por otra parte están las complejas
cuestiones que diferencian orientación sexual, identidad de género y cuestionan las
caracterizaciones dicotómicas.
99
no desempeñar papeles parentales (Anna Piella defiende desde hace años en el GETP
y en su investigación los papeles de los “hijos sin hijos” en el dominio del parentesco.
Salvador hace referencia a los DINK (Double Income No Kids ), parejas heterosexuales
u homosexuales apreciadas como consumidores…cuando i no son consecuencia de la
crisis de 2008 o partícipes del refrán popular “a quien Dios no le dio hijos el diablo le
dio sobrinos”, que a tantas interpretaciones se presta.
Podríamos hablar del recurso a las NTR por las parejas heterosexuales, con
los debates actuales sobre la explotación de las donantes de óvulos, los problemas de
algunos de los padres que no participan genéticamente en la gestación, los dilemas
respecto a si hablar a los hijos de las técnicas o mantener en secreto la aportación que
hicieron en su génesis, los debates sobre la conveniencia de mantener o no el
anonimato de los donantes de gametos, los flujos internacionales hacia países que
preservan el anonimato, o las dificultades de inscripción de los niños nacidos de una
maternidad subrogada.
Podríamos hablar también de un tema que desde hace años investigan Ana
María Rivas y Maria Isabel Jociles, de la UCM, las familias formadas por padres y
madres solos por elección. También en este tema estas decisiones se cruzan con las
formas de tener hijos, por adopción, recurriendo a NTR, y se cruzan también con el tema
de las nuevas redes de crianza que si en el caso del parentesco homoparental se vincula
al deseo de que los niños y las niñas tengan figuras paternas y maternas en su entorno,
en el caso de los padre y madres solos por adopción responde a la idea de que los niños
no perciban sus relaciones de parentesco pobres en comparación con las de otros niños
de su entorno.
Podríamos hablar de los abuelos que cuidan a sus nietos, del estudio pionero
de Martine Segalen y Claudine Attias- Donfut, Grands-parents, La famille à travers les
générations (avec Claudine Attias-Donfut), Paris, Odile Jacob, 1998. También de como
este papel de los abuelos en la crianza, que a veces les imponen sus hijos, se ha llegado
a definir como una forma de explotación y de como en el sur de Europa, el papel no sólo
de cuidadores sino también nutricio de los abuelos está ayudando a muchas familias a
sobrevivir en medio de la crisis económica.
100
También de un tema de pertinencia legal creciente en España, la custodia compartida
se trabajó en un proyecto de la UPNa coordinado con un proyecto del GETP55 Paloma
Fernández Rasines, con la colaboración de juristas de la Universidad Pública de
Navarra.
Todavía podríamos tomar como ejes otros dos temas. Uno es el de las
adopciones56. Desde la adopciones de niños coreanos en el norte de Europa y en
EEUU el punto de partida de los flujos ha ido variando. Para España los lugares de
procedencia ha sido India, China, América latina, Rumanía, Rusia. Etiopia. Los temas
tienen que ver con las formas de « emparentamiento », con las coberturas legales,
unificadas tras la firma en 1993 del Convenio de La Haya, el debate sobre la valided
intercultural de las declaraciones de adoptabilidad, las dificultades de los niños
adoptados ( físicas en algunos casos, consecuencia de las condiciones del embarzo o
de las instituciones en las que han pasado los primeros años, psíquicas potencialmente
siempre por la inexistencia o la ruptura de lazos primarios de apego ), la invisibilidad de
las familias biológicas, cada vez más cuestionada, las adopciones abiertas, las
relaciones de desigualdad o explotación entre paises « emisores » y « receptores », la
en ocasiones dificil adaptación de niños cuyos fenotipos son poco valorados, por ser
propios de poblaciones tardicionalmente marginadas. Como los gitanos en España- o
inmigradas.
Otro temas son es el derecho a la información sobre los orígenes (que ha pasado
después a las donaciones de gametos), la dialéctica entre adopciones internacionales y
nacionales, tanto en los paises de origen de los niños como de destino , y la
contraposición entre adopción y acogimiento.
55
Anna Piella fue IP tanto del proyecto del GETP, “Parentescos: Formas de Parentalidad y
Articulaciones Disciplinarias “ ( CSO2012-39041-C02-01) como del proyecto coordinado.
56
Jordi Grau y Jùlia Vich son los especialistas del GETP en el tema. Grau ha hecho distintas
propuestas sobre la circulación de niños desde una perspectiva transcultural y Vich ha hecho
su tesis sobre adopciones de niñas y niños chinos en Cataluña. Jordi Grau ha trabajado
después con Lourdes García Tuga sobre adopciones truncadas. Ver Grau, J. “La circulación
de niños como fenómeno cuasiuniversal” , en 2014 González Echevarría, A., Grau Rebollo, J.,
Valdés Gázquez, M. eds. Parentalidad 3. Cultura, parentesco y parentalidad,
https://grupsderecerca.uab.cat/grafo/content/inici y Garcia Tuga, L. La cara oculta de
l´adopció. Les adoptions intrernacionals trunc a Catalunya. Tesis doctoral defendida en la UAB
en diciembre de 2019 que dirigió J. Grau.
101
la dificultad de integración escolar de niños que han reencontardo a sus padres después
de permanacer un tiempo en origen es un tema recurrente, pero también existen grupos,
como los chinos, que tratan de enviar con sus familias en origen a hijos nacidos en
España para que reciban allí una educación tradicional.
57
Irina Casado estudió estos recorridos entre inmigrantes amazigh de Marruecos a varios países
europeos.Y Valentina Mazzucato, de la universidad de Maastricht, donde Júlia Vich realizó una
estancia postdoctoral, dirigió una interesante investigación sobre familias trasnacionales de
distintos países africanos inmigardas a varios países europeos desde una perspectiva multiactor
y multisituada, En junio de 2014 presentó su trabajo en la UAB, en un seminario internacional
organizado por el GETP.
58
Júlia Vich, trabajó en este tema con Valentina Mazzucato. Ver “El campo adoptivo China-
Catalunya” en 2014 González Echevarría, A., Grau Rebollo, J., Valdés Gázquez, M. eds.
Parentalidad 3. Cultura, parentesco y parentalidad,
https://grupsderecerca.uab.cat/grafo/content/inici
102
La ponencia de María Valdés, junto con la mía y otras a las que hice referencia
en apartados anteriores, forman parte de un proyecto de aproximación transdisciplinar
a la parentalidad que dirigieron los profesores Vargas y Lagarde en el Seminario
Permanente sobre Parentalidad Humana del Instituto de Investigaciones
Antropológicas de la UNAM. Se realizó, entre 2012 y 2017, con especilistas en teoría
de la Evolución, Antropología Física, Antropología Cultural y Psicología y el
Psicoanálisis. La organización del tercer seminario, el de 2014, corrió a cargo del GETP
de la UAB y lo coordiné junto con Jordi Grau y María Valdés.
Ejemplo 1º. Fons, V., Piella, A., Valdés, M. eds. Procreación, crianza y
género. Aproximaciones antropológicas a la parentalidad, Barcelona, PPU,
2010.
Índice
Virgínia Fons , Simbolismo y praxis en el parentesco de los ndowe de Guinea Ecuatorial (África
central)
103
Dan Rodríguez García , Parentesco multi/trans-localizado: intersecciones entre las teorías sobre
migración y el ámbito procreativo
Diana Marre , Otra mirada sobre la vinculación: ¿cuándo un niño se transforma en hijo en la
adopción transnacional?
Teresa del Valle , La articulación del parentesco y el género desde la antropología feminista
Índice
Anna Piella Vila: “Infecundidad y parentesco (hijos sin hijos). Una perspectiva histórica y
transcultural”.
Jesús Sanz Abad: “Factores que favorecen la aparición de las familias transnacionales y
negociaciones en torno a la reunificación familiar. Un análisis a partir del estudio de
la migración ecuatoriana”.
104
María Espinosa Spínola: “«Eres mi carnal, mi hermano de corazón»”.
Aurora González Echevarr ía: “El parentesco después de Needham. La antropología entre la
singularidad cultural y la comparación”.
Mari Luz Esteban: “Euskal antropologiaren jauzi kontzeptualak eta euskal kulturaren
haragitasunak”.
Marta Ausona Bieto, Lactancia materna de larga duración o sobre cómo la tradición innova
Beatriz San Román y Diana Marre, De “chocolatinas” y “princesas de ojos rasgados”: sobre la
diferencia “fisonómica” en la adpción transracioal en España
Marcín Smietana Las paternidades y maternidades en las familias de padres gays creadas por
gestación subrogada
105
Diana Marre y Carmen López. Epílogo. Aporte para una Antropología del maternaje
Mayra Lilia Chávez, Simbolismo del parentesco y las técnicas de reproducción asistida en la
práctica médica pública
Ana Laura García. Parentesco desde “cana”. Incesto, violencia y reformulación familiar en el
centro varonil de readaptación social de Santa Marta Acatitla
Índice
106
Max Gluckman, Kinship and Marriage among the Lozi of Northern Rhodesia and the Zulu of
Natal
A.I. Richards Some Types of Family Structure Among the Central Bantu
E.E. Evans-Pritchrad, Kinship and the Local Community among the Nuer
107
I. Aproximación teórica
IV. Cuidado de los niños hasta que alcanzan la madurez social y procesos de
parentalización
108
Clara Carme Parramon Homs, Anna Piella Vila
Introducción. Clara Carme Parramon Homs y Anna Piella Vila
1ª parte. La importancia de la coparentalidad en los procesos migratorios
Clara Carme Parramon Homs,
2ª parte. Parentesco, infecundidad y parentalidad. Hijos sin hijos y cuidados parentales Anna
Piella Vila
Miren Elixabete Imaz, María Isabel Jociles Rubio, Consuelo Álvarez Plaza.
109
En un capítulo del libro La adopción y el acogimiento, editado en 2004 por Diana
Marre y Joan Bestard,59 titulado “ Pautas de maternidad compartida entre grupos
populares de Brasil”, plantea Fonseca un problema de la mayor trascendencia social en
el tema de las adopciones internacionales. Ciertamente el tema central es la circulación
de niños entre familias pobres de Brasil. Una modalidad de ayuda mutua, en sus
términos “dar una mano”, es que una madre o una familia en situación difícil emplace a
un hijo con alguna vecina o alguna mujer emparentada. Esto da lugar a modalidades de
parentalidades plurales, no exentas de conflictos de lealtades para los chicos ni de
discrepancias entre mujeres que en ocasiones quieren recuperar a sus hijos de mujeres
dispuestas a retenerlos.
Pero no es este tema el que quiero resaltar, a pesar del magnífico trabajo de
Fonseca. Sino otro que deriva de él. Esta forma tradicional de circulación de niños se
completaba a veces con el emplazamiento provisional de un niño en una institución.
Podía volver con su familia los fines de semana, en vacaciones o ser visitado en el
internado. Para las familias de origen se trataba de una solución reversible, pero no
siempre fue así para las autoridades. Tras un tiempo sin contacto con sus familias podía
ser declarado “abandonado”, y recientemente, susceptible de ser adoptado en circuitos
nacionales o internacionales.
59
Estudis d´antropologia Socail i Cultural, Universidad de Barcelona
60
En España el robos de niños es un tema candente, como lo fue en Australia, o en Argentina,
al salir a la luz muchas oscuras adopciones realizadas durante el franquismo, y después, donde
algunas clínicas supuestamente “ vendían” niños padres que los inscribían como hijos biológicos,
al tiempo que decían a sus madres recién paridas que habían nacido muertos. Estos episodios,
algunos de ellos sub judice, parece que se vinculan tanto a contrapartidas económicas como a
juicios “morales” que el personal religioso que trabajaba en esas cñçinicas realizaba sobre la
inadecuación de las madres. En casos anterioresm más próximos a la guerra civil española, las
prácticas anteceden al modelo argentino. Se trató de arrancar a los niños de madres o familiares
republicanos para librarlos de su maléfica influencia.
En este contexto, mientras oía la radio una noche, me encontré con un testimonio que me desveló
por completo. Hablaba un hombre asturiano, de mi edad, que pedía disculpas por su falta de
instrucción y explicaba como sesenta años antes acompañó a su madre a Oviedo para dejar a
su hermano en el hospicio. Cuando al cabo de un tiempo, ante una mejora de la situación familiar,
volvieron a recogerlo ya no estaba. El testigo contaba también los años de silencio y como ahora,
cuando afloran testimonios sobre niños robados, trató de hablar con sus hermanos de este tema
solo encontró indiferencia ante una experiencia traumática para él y para su madre, ya fallecida.
110
“hecho social total” que discutí a fondo con Jordi Grau y Jùlia Vich, que iniciaba la
investigación de su tesis. El resultado se presentó en el número 12 de Pèriferia, en 2010,
cuando la tesis de Vich ya estaba muy avanzada. Los ítems a tener en cuenta en nuestra
propuesta eran los siguientes:
111
- Leyendas y realidad sobre el tráfico de menores.
La tesis de Jùia Vich, presentada en 2012 en la UAB con el título Del itinerario
adoptivo entre China y España y de su contexto. Patrones tradicionales y tendencias
contemporáneas de cuidado institucionalizado y circulación de menores en China,
constituye una espléndida etnografía. Para mostrarlo basta con presentar la versión más
reducida del índice:
Preámbulo
“Lian: dos madres, dos padres, dos hermanas y un hermano”
Introducción
112
CAPÍTULO 4: Reconstrucción de los Modelos de Parentesco chino Tradicionales
CAPÍTULO 8: La Historia del Programa de Adopción entre España y China desde “aquí”: La
Creación de un Mito y la Transformación de las “niñas perdidas” en “hijas del corazón”
CONCLUSIONES
113
1. Procedimientos de comparación y desarrollo de teorías
b) La ontología de Malinowski
b) El reto de la transdisciplinariedad
Wallerstein
114
He defendido, en la primera jornada, que las teorías son predicados de
estructura y en la cuarta, al hablar de variaciones en la parentalidad, en el apartado
primero, y en el último, he selecciona realiazaciones que me ofrecen interés particular,
la de Cadoret 2002 sobre parentesco homosexual , la de Fonseca, 2004 sobre
maternidades múltiples en capas populares de Brasill, la de Howell sobre los procesos
simbólicos de emparentamiento de niños adoptados en Nuruega, la de Pedone sobre
familias transnacionales ecuatoriano-españolas, la de Vich, 2012 sobre muchos de los
elementos que definen el acmpo trasnacional generado por la circulación de niñas y
niños chinos hacia España. Cada una de esas aportaciones podría analizarse como
predicado de estructura, pero en realidad no debemos identificar “etnografía” con
“publicación”. Un etnógrafo que trabaja sobre un tema a una cultura difícilmente
restringe su trabajo a una investigación. Haciendo un uso polisémico del concepto de
programa de investigación de Lakatos , que me parece muy útil en Antropología entre
otras cosas por su versatilidad , tiendo a pensar como “programa de investigación” no
sólo las grandes teorías de la Antropología, como la Teoría de la filiación y la Teoría de
la Alianza, sino un tipo de investigación muy propio de la Antropología en la que un
antropólogo hace estudia un grupo social o u tema durante muchos años, a veces toda
una vida.
Jorge Grau Rebollo, Dan Rodríguez García, Hugo Valenzuela García, (Contexto, propósito y
estructura del libro)
115
Parte I. El dominio teórico del parentesco
Parte II.
5. Anna Piella Vila Parentesco, identidad y territorio. Modelo procreativo de los dyirbal (Australia)
6. Irina Casado i Aijón, Formando gode nordmenn. Maternidades, paternidades y cuidado de los
niños en Oslo
10. Dan Rodríguez García Padres astronauta e hijos paracaídas. Configuraciones del parentesco
entre la población china de Canadá: ¿un modelo reproductivo transnacional?
11. Hugo Valenzuela García Anak-angkat: adopción malaya como institución social flexible
12 Júlia Vich Bertran La historia del hilo rojo: un estudio etnográfico multisituado sobre el campo
adoptivo transnacional China-España
13. Irina Casado i Aijón .Representaciones y prácticas durante el proceso reproductivo de los
imazighen rifeños de Catalunya.
14. Gustavo A. Indurain Mathieu Esquizofrenias y parentesco entre los chinantecos de San
Felipe Usila, Oaxaca, México. La incidencia del padecimiento en el proceso de procreación y
crianza de los grupos domésticos.
15 Meritxell Saez Sellarés, Identidad, género y familia en la atención a la salud entre la población
rrom rumana en Catalunya
116
16 Anna Piella Vila Tener o no tener... hijos. Una aproximación histórica y transcultural a la
relación entre parentesco e infecundidad
117
entre brujería y hechicería, la capacidad de las creencias en brujería de dar cuenta de
las desgracias, la imagen del brujo, la vinculación de los acusados no a esa imagen
mental sin a las trasgresiones sociales y el recurso a procedimientos adivinatorios para
establecer las acusaciones. La segunda la estructura de linajes segmentarios tal como
la definió en 1940 en su estudio sobre los nuer, con los linajes mínimos equivalentes,
las reglas de fusión/fisión, la correspondencia entre los segmentos del sistema de linajes
y las secciones del sistema territorial, las figuras carismáticas que median en los
conflictos entre linajes y permiten que no se fracture la tribu.
118
inferiorización.61 La paradójica endogamia local, que Héritier explicó por la reanudación
de alianzas matrimoniales con los primeros parientes no prohibidos o tal vez con los
primeros no parientes, el bouclage, se convirtió en el rasgo distintivo de los sistemas
semicomplejos.
El trabajo de Héritier tiene especial interés, por los desarrollos que la vinculan a
Needham de los que ya hablé en la jornada tercera. En un artículo de 1987 vincula la
lógica de la reanudación de alinazas matrimoniales con la representación de la persona
samo y de la trasmisión de substancias por via paterna y paterna. Cuando se busca
reanudar alianzas es cuando se dejan de tener substancias comunes, de manera que,
añade ahora, más que de casarse con los primeros parientes no prohibidos habría que
hablar de casarse con las personas que acaban de salir del ámbito de los parientes, y
que a través de la nueva alianza se reintroducen. La propia Héritier evita establecer
relaciones causales entre las lógicas sociales y las representaciones, hablando de
homologías, y recurriendo a la imagen de un torno que, como el de los conventos,
permitiera pasar de un espacio a otro.
61
Algo habría que recordar sobre la distinta posición de Geffrey y Héritier sobre un tema
fundamental de la Antropología clásica del parentesco, el estudio de las terminologías de
parentesco. Mientras para Geffray no puede hablarse de terminologias de parentesco porque
“una palabra que designa simultáneamente a, por ejemplo, la “madre” y la “hija” (así como la
“sobrina” uterina, la “tía” materna, la “bisabuela” materna, etc.) no puede significar en definitiva
ninguno de los conceptos sociales o biológicos que nosotros asociamos a estos términos”
(Geffray, 1990: 104), Héritier añade una interpretación que podríamos vincular a la epistemología
feminista a las que desde Kholer, 1897 se han venido haciendo de las terminolgías omaha.
119
aplicación a otras sociedades omaha, su dominio supuesto. El modelo se fue
modificando y extendiendo a otras sociedades con otras terminologías de parentesco,
dando lugar a la teoría sobre los sistemas semi-complejos de alianza matrimonial.
62
CARSTEN, J. ed. (2000). Cultures of Relatedness. New Approaches to the Study of Kinship.
Cambridge: Cambridge U.P.
120
La expresión la introduce F. Eggan en una conferencia de 195463 , en el que trata
de trazar puentes entre la antropología británica y la norteamericana y en particular entre
la forma de comparación hecha por Radcliffe-Brown a principios de los 30, en su
estudio la organización social de las tribus australianas y los estudios de documentación
histórica preconizados por Boas. Estas comparaciones se centran en áreas , o
cuestiones, específicas y se basan en el contraste entre fenómenos que tienen varias
dimensiones comunes y varían en alguna o algunas de ellas. Puesto que en
Antropología Social pocas veces se pueden hacer experimentos, una manera de
experieri, poner a prueba como Radcliffe- Brown usaba la expresión, es seleccionar
pocas sociedades próximas que tengan muchos rasgos comunes, y tratar de explicar
alguno diferente por las diferencias. Se trata ,como en los métodos inductivos clásicos,
de establecer tablas de ausencia, presencia y variaciones concomitantes.
63
Se recoge en el texto “La antropología social y el método de la comparación controlada”, 1954,
American Anthropologist, 56 , reproducido en Llobera, ed. La antropología como ciencia,
Barcelona, Anagrama, 1975. 179-202.
64
Para ser justa, debo señalar que estoy analizando aquí un texto, no la producción
etnográfica de Gail Mummert sobre este tema,
121
2. Del estatuto ontológico de las teorías antropológicas actuales sobre el
parentesco
This small book amounts to a modest proposal for solving the 150-year-old
anthropological problem of what kinship is. The specific quality of kinship, I argue,
is “mutuality of being”: kinfolk are persons who participate intrinsically in each
other’s existence; they are members of one another. (2013:9) .
65
Sahlins, M. 2010, “What Kinship Is- Culture”. Conferencia en honor De Bruce Kapferer.
Universidad de Bremen; 2011 “ Whah Kinship Is ….And is Not”, .Journal of The Royal
Anthropological Institute, 17, 1: 2-19; 2: 227-242; 2013 , Whah Kinship Is ….And is Not”, Chicago
The University of Chicago Press, 2013.
66
In Kinship Studies in the Morgan Centennial Year, edited by Priscilla Reining, 32–63.
Washington, DC: Anthropological Society of Washington DC.
122
No voy a dejarme seducir ahora por un relato a la manera de Frazer. Esta
Antropología de “entre los….” es lo que he tratado de evitar toda mi vida. Sí me
interesan, del escrito de Sahlins, varias dimensiones ontológicas que se entrecruzan.
Una es la que critica en Schneider, separación entre estructura social y cultura, es decir,
la idea de que se puede separar para el análisis cultural y estructura social. Otra es la
suya, lo que defiende (y en esto estoy bastante de acuerdo) es que todo es cultura,
incluida la estructura social. La tercera, que critica en el segundo capítulo, “What Kinship
is Not”, es la idea de que las relaciones de parentesco derivan de las relaciones básicas
de consanguinidad y afinidad, es decir, de las relaciones de apareamiento y
procreación… entendidas como relaciones biológicas (con el temprano añadido habitual
de que lo que se tiene en cuenta es la manera en que cada pueblo concibe estas
relaciones biológicas).
Varias ontologías están aquí en juego. En primer lugar las nativas. Aunque
Sahlins no se limita a la etnografía reciente, sino que incluye muchas clásicas, encuentra
abundante material en los últimos años, caracterizados – en el estudio de sociedades
oceánicas, dravidianas, amazónicas- por la importancia que se confiere a las
cosmologías. Es una tradición que enlaza con Hocart, con Leenhardt, con Lévy –Bruhl,
y más próximas a nosotros con los debetrs sobre el enfoque emic en Antropología y con
la nueva etnografía de los sesenta.
Pero también están en juego las expertas, y una mezcla inextricable de ellas,
tanto si hablamos de parentesco euroamericano como de parentesco en general. .
Sahlins, desde los supuestos ontológicos sobre a omnipresencia de la cultura, critica los
de Schneider, que ante la imposibilidad de aislar los símbolos y significados que
caracterizaban al parentesco americano – al encontrar que se encontraban también en
la política y en la religión- concluye en los ochenta que ni el parentesco, ni la política, ni
la religión constituyen sistemas culturales, ni en Norteamérica ni en parte alguna.
También critica la que supone la existencia de un espacio genealógico universal, desde
Morgan hasta un siglo más tarde, con los análisis cognitivos de las terminologías de
parentesco. Empezaré por esta última.
123
polémica sobre la naturaleza del parentesco de los 60 en la antropología
angloamericana, en el espacio genealógico como supuesto ontológico y, más
tarde, en su inadecuación y en su génesis en una proyección etnocéntrica.
La crítica radical a la antropología del parentesco de los 70, y de los 80, tiene
su origen en el cuestionamiento de dos supuestos básicos. Uno ya lo hemos
visto, es la generalización del principio de filiación como norma de adscripción al
grupo, que generaría estructuras cerradas por un sólo principio de parentesco
que establecerían una partición del grupo social de manera que cada individuo
pertenecería por nacimiento a un grupo y sólo a uno. El otro es universalidad del
parentesco bilateral, como sistema de posiciones relativas donde se ordena la
reproducción y en muchos pueblos también la producción. El carácter de este
sistema de posiciones relativas fue debatido en los 60, en la antropología
británica, y su validez cognitiva en los 50 y los 60, en la americana. Y la crisis de
este modelo teórico de parentesco bilateral, junto con la del modelo teórico del
parentesco africano, serían los dos elementos básicos en la crisis teórica de la
teoría del parentesco.
Leach, uno de los más desazonados por estas comparaciones, fue también
quien se adelantó en el ámbito del parentesco analizando cogniciones indígenas.
Ya en 1945 trata de situarse en el punto de vista de los nativos para analizar la
terminología de los jinghpaw de Birmania.
Los análisis terminológicos previos daban por supuesto que las terminologías
eran el artefacto para agrupar de forma consistente a parientes por
consanguinidad y afinidad. Consistente con prácticas o principios sociales que
varían, de acuerdo con las teorías globales que se vayan formulando. De manera
que si la equivalencia terminológica entre el padre y el hermano del padre la
explicaba Morgan por una forma de matrimonio instituida para evitar el incesto y
que vincularía a un grupo de hermanos con un grupo de hermanas, Radcliffe-
Brown la explicaría como consecuencia de la actuación de uno u otro de dos
principios para él básicos, el principio de la unidad del linaje y el de la
equivalencia de personas del mismo sexo y dentro de la misma generación.
124
Leach hace lo mismo, pero desde fuera del ámbito del parentesco. Hipotetiza
una estructura con cierto tipo de grupos locales, de formas de intercambio
matrimonial, etc., y trata de ponerse en el punto de vista de los nativos para
nombrar esta estructura. Entre 1951 y 1956 se da un paso más y se produce una
revolución del trabajo etnográfico en la que el objetivo ya no es la estructura, tal
como la "percibe" el antropólogo, ni la forma en la que nombra el nativo esa
estructura que construye el antropólogo, sino la forma en que el nativo construye
su mundo estudiando los componentes de sus estructuras semánticas o de sus
comportamientos significativos. Aunque siempre hay una intervención inicial del
antropólogo prejuzgando el dominio del campo semántico de partida.
125
más pura de Malinowski que sostendrá otro tipo de análisis semántico formal, el
análisis generativo que Lounsbury propondrá a partir de 1964, a base de
significados primarios y reglas de expansión.
126
son propios del antropólogo las categorías que definen cada término de
parentesco como un haz de rasgos que constituyen condiciones necesarias y
suficientes para que un objeto sea un denotatum del término así descrito, como
los criterios de edad, generación, sexo, etc., que se recuperan de Kroeber.
Goodenough (1956) hablaba de conceptos del mundo cognitivo truk no porque
lo vean así los truk, ni porque constituyen racionalizaciones de los truk, sino
porque operan de acuerdo con ellos. Y Wallace y Atkins, distinguieron entre lo
que es real psicológicamente (para el nativo) y lo que es real estructuralmente
(para el etnógrafo):
127
historia de la definición y el tratamiento de la sífilis67, cuando analiza la realización de
múltiples experimentos que llevaron hasta la reacción de Wastermann, que a su vez
repercutió en el concepto etiológico de la idea de sífilis, que aparece vinculada a un
microorganismo, , la Spirochaeta pallida, habla de las presiones que, a principios del
S.XX, ejerció el gobierno alemán para que sus investigadores se adelantaran a los
avanzas de investigadores franceses .
Y añade:
“Since what Schneider meant by “culture” was nothing more nor less
than ontology, what there is for any given people, it was inevitable that the
“symbols and meanings” he discovered in “kinship” would not be exclusive to
that domain” (Sahlins, 2013:13).
67
Fleck, L., 1986 [1935] La génesis y el desarrollo de un hecho científico. Introducción a la teoría
del estilo de pensamiento y del colectivo de pensamiento. Madrid : Alianza Editorial; A. González
Echevarría, 2014 “Estilos de pensamiento y adecuación etnográfica. Las epistemologías de Pike,
Fleck y Agar”, en Cátedra, M. y Devillard, M.J. eds Saberes culturales, Ediciones Bellaterra,
2014: 297-318
68
Schneider, David M. 1972. “What Is Kinship All About?” In Kinship Studies in the Morgan
Centennial Year, edited by Priscilla Reining, 32–63. Washington, DC: Anthropological Society of
Washington DC. ———. 1977. “Kinship, Nationality and Religion in American Culture: Towards
a Definition of Kinship.” In Symbolic Anthropology: A Reader in the Study of Symbols and
Meanings, edited by Janet L. Dolgin, David S. Kemnitzer, and David Schneider, 63–71. New York:
Columbia University Press. 1984. A Critique of the Study of Kinship. Ann Arbor: University of
Michigan Press.
69
Ricoeur, Paul. 1979. “The Model of the Text: Meaningful Action Bibliography99 Considered as
a Text.” In Interpretive Social Science: A Reader, edited by Paul Rabinow and William M. Sullivan,
73–101. Berkeley: University of California Press.
128
No deja de reconocer la influencia del “giro” cultural de Schneider en la
revitalización de los estudios de parentesco sobre muchas culturas “cross-
culturally, escribe- , citará profusamente a M. Strather sobre Melanesia y Taylor
y Viveiros de Castro sobre Amazonia, hasta concluir la primera parte de su libro
de la mano de Viveiros de Castro:
No está claro si esta idea de lo que es el parentesco guió su búsqueda etnográfica o si,
como parece indicar, está extraída inductivamente de la etnografía que maneja:
In brief, the idea of kinship in question is “mutuality of being”: people who are intrinsic
to one another’s existence—thus “mutual person(s),” “life itself,” “intersubjective
belonging,” “transbodily being,” and the like. I argue that “mutuality of being” will
cover the variety of ethnographically documented ways that kinship is locally
constituted, whether by procreation, social construction, or some combination
of these. Moreover, it will apply equally to interpersonal kinship relations,
whether “consanguineal” or “affinal,” as well as to group arrangements of
70
Cita entte otros Tomasello, Michael. 1999. The Cultural Origins of Human Cognition.
Cambridge, MA: Harvard University Press. “Why Don’t Apes Point?” In Roots of Human Sociality:
Culture, Cognition and Interaction, edited by N. J. Enfield and S. C. Levinson, 506–24. Oxford:
Berg. 2009. Why We Cooperate. Cambridge, MA: MIT Press, Tomasello, Michael, Malinda
Carpenter, and R. Peter Hobson. 2005. The Emergence of Social Cognition in Three Young
Chimpanzees. Boston: Blackwell.
129
descent. Finally, “mutuality of being” will logically motivate certain otherwise
enigmatic effects of kinship bonds—of the kind often called “mystical”—
whereby what one person does or suffers also happens to others. Like the
biblical sins of the father that descend on the sons, where being is mutual,
there experience is more than individual( 2013:2) [énfasis mio] ( 2013: 2)
pero donde Schneider concluía que no existía el parentesco como sistema, con Sahlins
el parentesco vuelve a estar omnipresente , como en aquella Antropología clásica que
lo consideraba el eje de la organización sociocultural y atribuía a la Antroplogía del
parentesco respecto de la Antroplogía un pael análogo al del desnudo al Arte. En la
segunsa parte del libro, en el apartado de título provocador: Kinship Is Thicker than
Blood, sostiene que:
“Besides the common means of establishing kinship in life rather than in utero—such
as co-residence, commensality, living off the same land, friendship, etc.—such
practices of participation in one another’s existence are indefinitely many, inasmuch
as they are culturally relative” ( 2013: 68)
Para concluir, esta vez de la mano de un estudio de Karla Powell, 1981, que
contrapone las representaciones sobre la concepción de los Zulus patrilineales y los
Luapula matrilineales71 :
b) La ontología de Malinowski
71
Poewe, Karla. 1981. Matrilineal Ideology: Male-Female Dynamics in Luapula, Zambia.
London: Academic Press for the International African Institute.
130
Cuando en 2010 coordiné con Rodrigo Díaz Cruz la edición de un libro72 que
recogió entre otras aportaciones las de la mesa en la que participé73, me sentí obligada
a tratar de analizar con distancia la aportación de Malinowski en sus ensayos sobre tres
teorías de la cultura publicados en 1944 (En A Scientific Theory of Culture and Other
Essays ) Se trata de un artículo de 1939 sobre la teoría funcionalista, una semblanza
de Frazer de 1942, y el artículo sobre la teoría científica de la cultura que da nombre al
libro. En ellos el núcleo del argumento es el mismo: un repaso a la historia de los
conceptos y teorías antropológicas previas incluidas en las corrientes evolucionistas,
difusionistas, histórico-culturales y de corte psicológico, una crítica a sus insuficiencias
y la propuesta alternativa en términos de tipos de instituciones y de las funciones que
estas cumplen en la satisfacción cultural de necesidades humanas.
Sostuve en ese artículo que hay dos temas recurrentes, la necesidad de pensar
en la Antropología como ciencia de la cultura y la conveniencia de establecer un patrón
universal para la comparación cultural74. Y que si devolvemos a su contexto histórico las
ideas sobre la ciencia de la cultura y sus leyes generales, la incapacidad tantas veces
criticada del funcionalismo para dar cuenta de conflictos y cambios y el énfasis de
Murdock en la comparación de rasgos culturales desprovistos de contexto, lo que nos
queda son supuestos ontológicos. Como su definición de la “naturaleza humana” ligada
al hecho de que todos los hombres tienen el impulso de respirar, comer, beber,
satisfacer su apetito sexual, alternar periodos de actividad y descanso, eliminar
sustancias superfluas de su organismo y responder al temor y al dolor donde quiera que
vivan y cualquiera que sea la civilización a la que pertenezcan, impulsos básicos
humanos que se satisfacen en un marco cultural y que tienen por tanto una co-
determinación cultural.
72
Rodrigo Díaz Cruz y Aurora González Echevarría (eds.), 2010, Naturalezas, cuerpos, culturas.
Metamorfosis e intersecciones México DF Universidad Autónoma Metropolitana/Juan Pablos.
73
Mesa sobre “Metamorfosis” en el Coloquio internacional Archipiélagos de la Antropología,
Universidad Autónoma metropolitana. Iztapalapa. A. González Echevarría, “Jardines analíticos
de coral. La naturaleza y la cultura en el parentesco occidental y en la teoría antropológica” en
Rodrigo Díaz Cruz y Aurora González Echevarría (eds.), 2010: 45-80.
74
Aunque Malinoswski es comparativista desde su tesis de 1913, hay que tener en cuenta que
en Yale, donde Malinowski fue profesor al final de su vida, trabajaba Murdock en el desarrollo de
los Human Relations Area Files.
131
Los requisitos para la supervivencia de los grupos o de la especie humana está
en la base de la definición del dominio teórico del parentesco con las que trabajamos,
pero como sucedía en la jornada tercera, no me interesa tanto defender mis
orientaciones ontológicas como la necesidad de utilizar ese concepto para analizar
todas las teorías antropológicas y en particular las teorías sobre el parentesco. Aunque
la incidencia en las teorías de los estilos de pensamiento, por remitir a la epistemolgía
de Fleck, 1935, es bien conocida, me sentí impresionada en una Jornadas sobre
antropología del parentesco organizadas por Ankulegi en Donosti, en 2012. Varios de
los participantes tomaron a Needham (1971) como referente, al tiempo que se elegían
para ello distintos aspectos de sus «Remarques on the Analysis of Kinship and
Marriage» y que se remitían a él desde distintas orientaciones. Teóricas. Una fue la
nuestra, participaron en la jornada Anna Piella y Carme Parramon, del GETP. Pero
también intervino Porqueres, analizando la influencia de Needham en la transición de
Héritier hacia la consideración comprehensiva de los mundos simbólicos que recogí
parcialmente en mi aproximación a esta autora en la jornada tercera, al tiempo que
varias antropólogas madrileñas (entre ellas Ana Rivas y María Isabel Jociles que
trabajan muy bien y desde hacen mucho tiempo en padres y madres solos por elección)
sostenían explícitamente que no les interesa definir el parentesco sino analizar sus
manifestaciones.
132
Ciertamente, desde Morgan hablamos de consanguinidad y afinidad. Ciertamente
hemos proyectado nuestras ideas respecto a sí la sangre pesa más, o fluye más rápido,
que el agua en culturas en las que se atribuye un papel decisivo para tejer relaciones
básicas al alimento común. Pero discriminar si estas relaciones básicas son o no “de
parentesco” no puede depender de si se parecen más o menos o nuestras relaciones
de parentesco, camino que muy bien criticó Needham. Depende de nuestra capacidad
para atribuir un dominio analítico plausible a la Antropología del parentesco, cuestión
que a su vez depende de nuestros supuestos acerca de la “naturaleza” de la cultura.
Si puedo hacer años más tarde algo parecido a una autocita, diría que la
Antropología ha tomado conciencia del carácter cultural de la distinción entre cuerpo y
espíritu, entre naturaleza y cultura al contrastarla con otras cosmovisiones que no
operan estas dicotomías. Pero su validez teórica no está comprometida por esta
revisión, porque no es lo mismo hablar del carácter natural del instinto materno, o del
matrimonio monógamo, como criticaba Fassin, que hablar, como hace Malinoski, de
ciertos requisitos necesarios para la supervivencia de los organismos humanos y de los
grupos sociales y sus culturas. En el primer caso nos encontramos con supuestos
etnocéntricos que hizo suyos por proyección la teoría antropológica. En el otro, como la
defensa de Sahlins de que el parentesco es la mutualidad del ser, con supuestos cuya
validez depende de su fertilidad analítica. La existencia en nuestra sociedad de
tecnologías de reproducción asistida, de parejas heterosexuales que deciden no tener
hijos y parejas homosexuales que deciden tenerlos, o de madres biológicas, madres
adoptivas y madres subrogadas cuestiona la vinculación de la reposición de los
miembros con el embarazo y el apareamiento y el supuesto carácter natural del instinto
maternal o del matrimonio monógamo. Pero no cuestiona la necesidad de los grupos
humanos de hacer acopio de nuevos miembros para reproducirse. Y puesto que estos
acopios, además de la incorporación de cautivos o de inmigrantes, toman la forma más
común de generación- por diversos que sean los mecanismos y los contextos culturales
que la performan- y en ocasiones de circulación de niños, no cuestiona tampoco la
necesidad de criarlos dado que la criatura humana debe ser protegida durante un
período mucho más largo que otros retoños animales.
133
Cuando , hace ya unos años, terminamos en el GTEP de elaborar la propuesta
teórica con la que trabajamos75, además de discutir la articulación de elementos del
dominio y otros elementos de la cultura, discutimos en términos de intersección la
posibilidad de que el mismo fenómeno fuera analizado de modos distintos desde
distintas subdisciplinas antropológicas. Seguíamos su explicitación gráfica con una
suerte de diagrama de Venn en el que el fenómeno común formaba parte de dos
dominios con un subconjunto común. Por las especializaciones de los miembros del
GETP y otros factores académicos las primeras intersecciones consideras fueron
parentesco y educación, parentesco y salud y parentesco y género.
75
González Echevarría y otros, 2010. González Echevarría , A. y otros, “Sobre la definición de los
dominios transculturales. La antropología del parentesco como teoría sociocultural de la
procreación” Alteridades, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 20 (39): 111-124.
76
Una colaboradora suya, Eva Bretones, trabaja en estos temas en el protyecto del GETP en
curso.
77
Yanagisako, Sylvia y Collier, Jane. “Gender and Kinship Reconsidered: Toward a Unified
Analysis”, en Robert Borofsky (Ed.), pp.190-203. Assessing Cultural Anthropology. Hawaii
Pacific University. 1994, Mc Graw-Hill, Inc. Collier, J.. y y Yaganisako, S, eds , 1987, Gender and
Kinship. Essays Toward a Unified Analysis, California, Stanford U.P.
134
A su vez, el estudio del parentesco social que define el dominio presenta otra
especificidad: en todas las culturas las prácticas femeninas han sido y continúan siendo
predominantes en los procesos de procreación y crianza, de tal forma que su estudio
ilustra las estrategias femeninas que los hacen posibles. Y es necesario prestar especial
atención a los grados de consonancia o disonancia de esas estrategias femeninas
respecto al tipo de relaciones de género en que se enmarcan, porque el ámbito del
parentesco, por el papel que en él tienen las mujeres, puede ser un escenario que
contribuya a transformar el sistema de género. (Los párrafos corresponden a A.González
Echevarría y otros, 2010, Alteridades, 20 (39) : 93-106)
De hecho, en otro texto de 2010, ante la insistencia de dos colegas, Teresa del
valle y Verena Stolcke, he indagado en las relaciones entre Antropología del Género y
Antropología del Género y desde hace tiempo Virginia Fons, Sarah Lazare, Lucia
Sanjuan. Irina Casado y Beatriz García 78 trabajan en la relación entre Antropología del
Parentesco y Antropología de la Salud en sus trabajos sobre salud reproductiva y
materno-infantil.
b) El reto de la transdisciplinariedad
Wallerstein
78
Virginia Fons inició un trabajo pionero a partir de su etnofrafía de los ndowee que culminó con
la propuesta de analizar cronografías procreativas, ver Fons, V., Casado, I., Imaz, E., Lázare, S.,
Sáez, M. (2019) “Cronografías procreativas: Ejemplos etnográficos analizados desde una nueva
perspectiva” en Monográfico Escenarios de la Parentalidad, Revista de Antropología
Iberoamericana (AIBR), Ed. Piella, A. y Uribe, J.M.
Lucia Sanjuan colaboró estrechamente con Teresa San Román en el proyecto que esta dirigió
entre 2006 y 2010 “Salud en poblaciones marginadas y en riesgo de marginación de barrios y
áreas urbanas de actuación prioritaria de Catalunya”, Direccoió General de Salut Pública de la
Generalitat de Catalunya i Grup de Recerca en Antropologia Fonamental i Orientada (GRAFO),
Universitat Autònoma de Barcelona. En la actualidsad Lucia Sanjuan es responsable del equipo
Eraas/GRAFO ( Equip de receeca en antropología aplicada ala salut)
135
conocimiento nomológico deductivo del que quedarían excluidas las
humanidades y buena parte de las ciencias sociales incapaces de establecer
leyes generales, por eso no es posible seguir contraponiendo disciplinas
nomotéticas e idiográficas. Tampoco el conocimiento es neutro ni objetivo,
porque las cosmovisiones y las relaciones de poder permean tanto la física como
la reflexión filosófica.
79
2010 “Parentesco y género. Intersección y articulaciones”, en Fons, V., A. Piella y M. Valdés,
o.c. : 335-357.
80
Me limitaré aquí a hablar de mi participación en el Seminario permanente sobre parentalidad
humana del IIA de la UNAM. También hemos trabajando sobre otras dimensiones de la
transdisciplinariedad en el proyecto coordinado sobre parentalidad de la UAB y la UPNa, que
dirigió Anna Piella, y en el que por parte de la UAB trabajan otros investigadores del GRAFO
(grupo de investigación consolidado en el sistema de investigación catalán del que el GETP
forma parte) y de otras universidades e instituciones españolas. También colabora en él
Margarita Lagarde. Una de las dimensiones es la ya reseñada que vincula Antropología y
Derecho ante los cammbios legislativos sobre custodia compartida. Otra relaciona la
Antropología (del parentesco) con la Medicina, teniendo en cuenta por una parte los discursos
pediátricos hegemónicos y por otra el acceso de poblaciones inmigradas al sistema de salud.
Una tercera une la Antropología con el Trabajo Social, y la atención a familias inmigradas. Y una
cuarta, en la que trabajé con Carmen García, especialista en Biología evolutiva de la Universidad
136
Empecé así la aventura de seguir durante los años 2012 y 2013 los seminarios
sobre evolución y sobre procesos de hominización, que me llevaron del acuerdo formal
con las tesis de Wallertsein al reto de entender la jerga profesional de otras disciplinas,
como la aplicación del modelo endosimbiótico de Lynn Margulis a la evolución de los
eucariontes. Si en el conocimiento de otras culturas nos enfrentamos con quiebras,
cuando lo que encontramos choca con nuestras expectativas, con nuestros esquemas
previos, he de decir que para nosotros, en el getp/GRAFO, la primera quiebra fue
constatar que nuestros colegas consideraban que todos los seres vivos eran parientes
al descender de un antepasado común que terminaría por adquirir un nombre simbólico,
LUCA.
Pero de lo que hablaba, más que de una definición teórica era, en el caso de la
Antropología, de la definición de un subdominio del dominio de la Antropología del
parentesco, integrado por “el comportamiento, las relaciones socialmente pautadas y
las representaciones asociadas a la procreación y a la crianza” y que apuntara, en el
caso del enfoque transdisciplinar, a “los procesos biológicos, socioculturales o psíquicos
asociados a la procreación y el cuidado de las crías”. Preguntándome si desde el punto
de vista de la Antropología resultaría útil teóricamente analizar una parte del contenido
del parentesco en términos de parentalidad.
de Granada tiene como objetivo analizar la discontinuidad o continuidad entre biología y cultura
en los sistemas de parentesco y de sexo/ género.
137
las relaciones “parentales” se pueden describir y analizar sin tener en cuenta el
contexto global del parentesco.
81
De esto hablábamos Margarita Lagarde, Leticia Solís-Pontón y yo en una terraza
barcelonesa en octubre de 2013, en una agradable noche otoñal,
138
Epílogo (2020)
La segunda aproximación tiene una relación más clara con este trabajo. A partir
de vulnerabilidades concretas en los procesos procreativos, de adscripción de niños y
niñas y de crianza, indaga sobre sus distintas causas y condiciones de posibilidad. Se
trataría de mantener la perspectiva transdisciplinar adquirida en el Seminario sobre
parentalidad humana de la UNAM.
82
A. Piella, J. Grau, M. Valdés y yo.
83
Lagarde Lozano, M., Vargas, L.A., Méndez, M.G, coordinadores, 2015, Parentalidad 1. Concierto con
la vida. México D.F. Castellano Editores.
84
Lagarde, M., Terrazas, A., Vargas, L..A., coords (2107) Parentalidad 2. Antropogénesis, Ciudad
de México, Editorial Libertad bajo palabra.
85
González Echevarría, A., Grau Rebollo, J., Valdés Gázquez, M. eds. 2014 Parentalidad 3.
Cultura, parentesco y parentalidad, https://grupsderecerca.uab.cat/grafo/content/inici.
139
importancia de aproximarse a la parentalidad desde la paleoantropología, o desde la
neurociencia, como se hizo en el libro 2, la asunción no fue recíproca. Pudo deberse a
los compromisos académicos de quienes desde el Instituto de investigaciones
antropológicas de la UNAM participaron en los seminarios, pero también a lo que
planteaba en la Jornada quinta, la tendencia a una estructura idiográfica en muchos
seminarios y muchas publicaciones sobre antropología del parentesco…incluido el que
organizamos en 2014, y que contó, por lo demás, con espléndidas contribuciones sobre
estudio de caso etnográficos.
86
Participé interpretando las siguientes ponencias: “Revistando el triángulo edípico, cuestión
Lacan”; "Los retos actuales de la parentalidsd para las institución de salud
mental”; “Aplicaciones del estudio de la parentalidad en las prácticas psicoanalítica y
psicoteraoéutica”; “Psicopatología de la maternidad: la negación del embarazo”, “Crisis de la
parentalidsd en la época actual”; “La cultura de la parentalidd como antídoto contra la violencia
y la barbarie” y “A fuego muy lento, metamorfosis humana ante la muerte de los hijos”
140