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Astivera y Ambrosini Resumnes

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Astivera y Ambrosini. “Argumentos y teoría”.

Cap. 1

El conocimiento científico es el resultado de una práctica que consiste básicamente en "teorizar"


acerca de distintas entidades, empíricas o formales, y para ello, en todos los casos, es necesario
disponer de un lenguaje. Una teoría "inefable", es decir, que no pueda expresarse en algún
lenguaje, es un contrasentido y, si la hubiere, no podríamos considerarla "científica".

Uno de los puntos relevantes en la consideración de las teorías científicas y el lenguaje es el


sistema de clasificación de las ciencias que adoptemos. En la historia de la filosofía encontramos
distintos modos de agrupar a las ciencias, lo que responde a distintos presupuestos acerca del
lenguaje y del conocimiento. Entre estas ciencias hay una jerarquía donde las primeras implican
mayor grado de necesidad y de certeza en sus enunciados.

Lenguaje y realidad.

Lo propio del pensamiento mágico o primitivo es la idea de que existe una conexión natural e
inmediata entre el nombre y la cosa nombrada. Así, tememos nombrar a alguna persona
indeseable por miedo a convocar su presencia, o evitamos mencionar una enfermedad por temor
a contraerla, como si el nombre y la cosa representada por ese nombre fueran lo mismo.

Platón sostiene que el conocimiento no puede referirse a lo que se ofrece a los sentidos o cosas
sensibles, a lo que todo el tiempo cambia "como si caminara", pues tal conocimiento conduciría al
relativismo; por ello es preciso suponer que el conocimiento estricto o absoluto necesita referirse
a entidades absolutas que no cambian, a las que llamará Ideas. Según Platón, términos universales
como los nombres comunes ("mesa", "casa"...), los adjetivos ("bueno", "bello"...) o los sustantivos
abstractos ("virtud", "belleza", "bien"...) no se refieren directamente a las cosas individuales que
se ofrecen a los sentidos (esta mesa concreta, este hombre concreto, este cuadro bello
concreto...) sino a entidades universales como la Belleza, el Bien, el Hombre. Estas entidades o
Formas son lo que tradicionalmente se denominan esencias de las cosas que - desde el punto de
vista platónico- están "separadas" de las cosas individuales, las cuales participan o imitan a dichas
Formas (la mesa concreta es una mesa porque de algún modo participa de la Idea de Mesa...)

Aristóteles llamará más tarde "argumento desde las ciencias" a esta demostración, que se puede
resumir del siguiente modo:

a). las cosas sensibles están en continuo cambio

b). la ciencia no puede hacerse de lo que está en continuo cambio

c). luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que no cambian
(entidades que Platón llamará "Ideas o Formas").

Uso y mención del lenguaje

Otro elemento a tener en cuenta en el análisis de los lenguajes es la diferencia entre uso y
mención. No hacer esta distinción nos conduce a paradojas y perplejidades. Hay uso del lenguaje
cuando nombramos entidades extralingüísticas, por ejemplo cuando afirmamos "el caballo es
blanco". En cambio, cuando el enunciado se refiere a objetos lingüísticos o a propiedades
predicables del propio lenguaje, allí hay mención y es necesario recurrir al señalamiento de los
distintos niveles del lenguaje que pueden estar involucrados y a la noción de metalenguaje. En
tales casos se usan comillas para señalar aquellas porciones del lenguaje que resultan
mencionadas. Para el análisis de los signos lingüísticos recurrimos al metalenguaje. Si afirmamos
"La oración 'el caballo es blanco' es verdadera", ahora es necesario mencionar la oración 'el
caballo es blanco' indicando con ello que predicar la verdad o falsedad implica adoptar un criterio
que es lingüístico y que no dice nada de modo directo sobre la realidad. Lo mismo ocurre cuando
alguien afirma " 'mesa' tiene 4 letras" puesto que aquí nos referimos a la palabra "mesa" y no al
objeto mesa.

La distinción entre uso y mención es fundamental. En la Edad Media dio lugar a la llamada teoría
de las suposiciones. Entre éstas había, en efecto, dos que nos interesan aquí particularmente: la
llamada suposición formal (suppositio formalis) y la llamada suposición material (suppositio
materialis). Se decía que una expresión estaba en suppositio formalis cuando se refería a la
entidad, tal como en:

Dios es omnipotente

Se decía que una expresión estaba en suppositio materialis cuando se refería al nombre de la
entidad, tal como en:

Dios es monosílabo

En nuestra convención:

"Dios" es monosílabo

Los escolásticos, aunque conocedores de la distinción entre el uso y la mención, no adoptaron


ningún indicador en la escritura de los signos, se fiaban del contexto para descifrar en qué
suppositio eran tomados cada uno de los enunciados.

En nuestra actual terminología, la distinción entre uso y mención está basada en la llamada teoría
de la jerarquía de lenguajes. Consiste esta teoría en distinguir entre un lenguaje, usualmente
llamado lenguaje objeto y el lenguaje de este lenguaje, usualmente llamado metalenguaje. El
metalenguaje es el lenguaje en el cual hablamos acerca del lenguaje-objeto. Para hablar de un
lenguaje necesitamos, en efecto, siempre otro lenguaje. Si escribimos:

"'Los cuerpos son pesados' es verdadero"

Aquí tenemos una expresión en ia cual 'es verdadero' es afirmado de 'los cuerpos son pesados'. 'Es
verdadero' pertenece, pues, a un metalenguaje: el metalenguaje del lenguaje-objeto en el cual se
enuncia que todos los cuerpos son pesados. El lenguaje-objeto es siempre un lenguaje inferior al
metalenguaje. Sin embargo, 'inferior' no debe entenderse aquí en un sentido valorativo; designa
simplemente el lenguaje del cual se habla y especifica su posición en el universo del discurso. El
lenguaje-objeto lo es, en efecto, sólo con relación al metalenguaje, y éste sólo con relación a
aquél. Por otro lado, un metalenguaje se llama inferior con respecto a otro metalenguaje en que
se habla de él. Así, el metalenguaje al cual pertenece el enunciado:

"hombre" es una palabra del idioma castellano


es inferior al metalenguaje al cual pertenece el enunciado:

" 'hombre' es una palabra del idioma castellano " es verdadero.

La Semiótica.

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