Derecho Penal - Reporte de Lectura
Derecho Penal - Reporte de Lectura
Derecho Penal - Reporte de Lectura
REPORTE DE LECTURA.
En la primera parte del libro, los autores dejan en claro qué el normativismo que
siguen no conlleva una pérdida de referencia al individuo y, por lo tanto, una posición
incompatible con el garantismo. Luego de hacer una breve exposición sobre la
evolución del pensamiento dogmático y la repercusión de los distintos
planteamientos en la protección del individuo, terminan asumiendo, como el método
dogmático que mejor se ajusta a la defensa del individuo, una visión normativa con
una base valorativa culturalmente determinada y atenta a los datos de la realidad
empírica. El normativismo seguido por los autores se distancia abiertamente el
propuesto por otros autores que parten de una definición sociológica de la persona
con la consiguiente pérdida de su individualidad.
En este reporte de lectura acerca de la teoría del delito y la praxis penal, se realizará
una reseña de los aportes del normativismo, se profundizará en el concepto y las
diversas ideas que manejan algunos autores para definir los antecedentes del
normativismo haciendo énfasis en el estado previo al neokantismo y el causalismo
naturalista para sí poder entender también el Neokantismo y el Finalismo.
Posteriormente, se desarrollará la relación con la norma penal introduciéndonos así
en los conceptos básicos acerca de la norma primaria y secundaria acompañadas
de la evolución de los conceptos basados en las tesis de diversos autores según
sus teorías del delito y la posición que este tiene como un normativismo motivacional
de acuerdo con nuestra concepción acerca de la norma penal.
RESEÑA O SINTESIS DEL TEXTO
El neokantismo.
1
Silvia Sánchez, Jesús María, Aproximación al Derecho penal contemporáneo, 2° ed., BdeF, Montevideo-
Buenos Aires, 2010, p89.
El finalismo.
2
Silvia Sánchez, Aproximación… cit., pp. 90 y 91 Teoría del Delito y Praxis Penal.
de proteger bienes jurídicos a través de la prevención de delitos, no puede limitarse
a través de una sujeción (al legislador) a estructuras lógico-objetivas. Por el
contrario, entiende el maestro germano que para obtener un sistema que realmente
conlleve tal limitación al ius puniendi, se requiere dotar al legislador (y al intérprete)
de la suficiente libertad de opción para determinar las penas y/o medidas de
seguridad conforme a parámetros propios de política criminal.
Como bien enseña Mir Puig, hay que saber distinguir entre los enunciados legales
y las normas juridico-penales. Estas últimas, como toda norma jurídica, básicamente
consisten en un mensaje prescriptivo, esto es, prescriben una conducta o actuación
determinada'. Tal como señala el referenciado maestro español: "El enunciado legal
es un conjunto de símbolos lingüísticos que conviene diferenciar del mensaje
prescriptivo que transmite, único que constituye la norma jurídica". La diferenciación
que Mir Puig sostiene menester realizar entre enunciado legal penal y norma penal
se funda en dos extremos:
• No todo enunciado legal expresa una norma jurídica completa. Bien por el
contrario, las más de las veces resultará necesario recurrir al análisis e
interpretación conjunta de una serie de enunciados legales a efectos de poder
determinar la norma penal.
• Los enunciados legales generalmente sirven de base común para dos tipos de
normas jurídico-penales. Así, tenemos que en el caso de las sedes lingüísticas
principales, es decir, de los preceptos de la Parte especial de los códigos penales,
o de las leyes penales, nos hallamos ante la base principal para dos tipos de normas
jurídico penales: las normas primarias, que están dirigidas a los habitantes del país,
prohibiéndoles o exigiéndoles determinado comportamiento, y las normas
secundarias, dirigidas a los jueces, obligándolos a imponer la pena correspondiente
a aquella persona que haya observado el comportamiento descrito como delictivo.
Pero vayamos por partes. Primero corresponde determinar el concepto de
"normativismo" en palabras de Jakobs3.
"1. En un mundo meramente cognitivo, como por ejemplo el mundo de las ciencias
naturales, no hay personas; por el contrario, éstas son construcciones del mundo
ordenado normativamente y han de concebirse como deberes y derechos.
"4. Los derechos y deberes de las personas pueden representarse como relaciones
negativas (no perturbadoras) o positivas (de auxilio). Para la determinación de la
infracción del deber, la diferenciación entre un hacer o un omitir es más bien
marginal.
3
Jakobs, Günther, sobre la normativización de la dogmática jurídico-penal, trad. Al castellano al cuidado de
Manuel Cancino Meliá, Madrid, 2003, pp. 43 y 44.
capacidad de conexión en la vida cotidiana, no puede contradecir de manera radical
las constataciones cotidianas consolidadas".
No hay duda alguna de que uno de los aportes más trascendentes que se hayan
realizado a la dogmática jurídico-penal, en los últimos veinte años, ha sido la
fenomenal obra del Prof. Dr. Jesús María Silva Sánchez Aproximación al Derecho
penal contemporáneo. El profesor Silva Sánchez parte de una concepción del
Derecho penal que constituye un verdadero programa: el Derecho penal está
conformado por normas primarias y secundarias que atienden al cumplimiento de
los fines del Derecho penal; fines éstos que se hallan en permanente tensión, por lo
que tal Derecho ha de construirse sobre una base liberal y garantista. Dice el
maestro: "En el centro de tal tensión se encuentra el Derecho penal, cuya meta se
halla en la máxima reducción de la violencia social informal (delitos y reacciones
informales... junto a la máxima realización de las garantías individuales -formales y
materiales (esto es, la máxima reducción de todas las manifestaciones de la
violencia estatal). Precisamente lo que legitima al Derecho penal es que las
sucesivas síntesis, en sus atribuciones de fines, le vayan aproximando a este ideal.
Esta aproximación, lenta y tortuosa, si se quiere, puede a mi juicio considerarse una
realidad a la vista de la evolución del Derecho penal en los últimos doscientos años4.
El orden normativo, pues, se entiende como una parte del orden jurídico, es decir,
que lo integra, pero que no agota el contenido aquél. El orden jurídico contiene,
además del orden normativo, las causales de justificación; de allí que puedan
encontrarse:
• conductas atípicas por no lesionar al orden normativo (por no violar las normas de
valoración);
4
Silvia Sánchez, Normas y acciones en Derecho Penal. Cit., p. 298.
• conductas típicas y por ello antinormativas mas no antijurídicas, y de allí no
antijuridicas (por verificarse la vigencia de una causal de justificación siendo, así,
conforme al orden jurídico);
Si el principio general, que inspira a cada una de las normas que integra el orden
jurídico –normas penales incluidas-, es el de que toda persona tiene, prima facie,
derecho a actuar conforme a su voluntad; su limitación sólo se ha de fundar en la
necesidad de impedir daños a otra persona, o en que ese ejercicio de libertad de
opción objetivamente, esto es, generalmente, interfiere directamente en las
condiciones de libertad de otras personas (titulares de iguales libertades).
ii) La existencia de una conducta que se exceda del marco de libertades de opción
-reconocido expresa o implícitamente, por el orden jurídico- no conlleva
forzosamente un desvalor de resultado: para ello debe verificarse causalmente e
imputarse normativamente, respecto de tal conducta, una lesión (riesgo o daño) a
los ámbitos de libertades reconocidos (y por tanto amparados) por el orden jurídico
a terceras personas,
iii) Sólo habrá violación efectiva a la norma primaria penal, en la medida en que se
verifique una conducta que:
Considero que la finalidad de este texto es señalar los aspectos más relevantes de
las tesis normativistas, explicando cómo éstas no deben de identificarse en forma
plena con el funcionalismo sistémico; cómo es una corriente que hunde sus raíces
en la crítica al positivismo cientificista, hasta llegar a fundamentar las tesis
posfinalistas. Asimismo, se prueba la relación íntima entre el normativismo y la
realidad empírica, a través de diversas teorías y tesis de algunos autores.
La teoría del delito clasifica los elementos comunes a todos los delitos. Desde la
óptica causal del delito, la acción es un hecho voluntario, bien sea de carácter físico
o mecánico, que produce un resultado regulado por la norma penal sin tener en
cuenta la finalidad de la acción cometida. La doctrina causalista fija su atención en
los elementos del desvalor del resultado (lesión del bien jurídico) mientras que la
corriente finalista del delito entiende que cualquier tipo de conducta de la persona
se mueve por una voluntad exterior que no se puede omitir en el momento de valorar
el hecho delictivo.