Chavez M 2010
Chavez M 2010
Chavez M 2010
Nicolás de Hidalgo
Firmado digitalmente por
AUTOMATIZACION
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Facultad de Historia
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email=soporte@biblioteca.dgb.
umich.mx, c=MX
Fecha: 2011.01.21 11:31:33 -06'00'
Introducción…………………………………………………………………………………….. 5
4. El psicoanálisis y la cultura……………………………………………………………. 44
4. El movimiento freudomarxista…………………………………………………. 70
……………………………………………………………………………………………….. 73
3
5. Características de la sociedad moderna: la patología de la
normalidad……………………………………………………………………………………. 115
Fuentes………………………………………………………………………………………… 235
4
Introducción
Las múltiples facetas que acompañaron la figura de Erich Fromm se vieron entrelazadas
con el hilo de la historia del siglo XX. Conocido como crítico social, psicoanalista,
sociólogo, psicólogo social, maestro, fundador de instituciones, activista político y escritor
popular, fue un hombre que vivió bajo los preceptos de un humanismo radical y que se
mantuvo fiel a sus principios hasta el final de sus días.
Construyó sus propuestas teóricas a la par del surgimiento de los sistemas filosóficos
más influyentes de nuestros tiempos y bien puede decirse que por ello constituyen la
expresión de toda una época. Dialogó de forma permanente con los grandes pensadores
de la humanidad y sus contemporáneos para objetivar su propia perspectiva, y alcanzó
una visión del psicoanálisis que adquirió un tinte peculiar porque contribuyó a constatar
el impacto expansivo que dicha teoría representa en el terreno cultural.
En todo momento encontramos el influjo de la musa Clío en sus teorías. La historia
se convierte así en un contrapunteo que sirve de referencia para su comprensión de la
condición humana y sus atributos esenciales. Para Fromm, es un proceso dialéctico en el
que aparece el hombre a la vez como actor y observador; es, en esencia, el camino del ser
humano hacia la liberación de todos los vínculos que lo someten a algún ídolo.
Su voz es polifónica porque logra integrar notas muy variadas que permanecen en un
espectro delineado por su fe en el ser humano y la esperanza de que es posible construir
un mundo diferente. Desde una postura que afirma que la psicología puede ser la base
para la elaboración de normas objetivas de conducta, Fromm dedicó toda su vida a
comprender la forma en la que la sociedad influye en el individuo y viceversa.
Por esa razón se ganó la reputación de idealista o pollyanna,1 término que denota un
optimismo ingenuo, pero si se atraviesa la superficie, se identifica en ese calificativo una
amargura coherente con el tono nihilista que caracteriza a la sociedad contemporánea. En
tiempos que exhiben panoramas humanos y naturales desoladores, concebidos por el
sentido común como pautas normales e inconmovibles de la realidad, hace falta una
visión aguda y penetrante como la de Fromm, que haga relucir los aspectos nocivos de
nuestra sociedad, eso que él llama patología de la normalidad, que actualmente nos
conduce hacia una etapa de caos y destrucción, y a la vez presente alternativas
encaminadas a conservar la vida en todas sus formas.
1
Jay, Martin. La imaginación dialéctica. Historia de la Escuela de Frankfurt y el Instituto de
Investigación Social (1923-1950), Madrid, Taurus, 1989, p. 173.
Introducción
Es poco conocido que este psicoanalista alemán residió en México por más de dos
décadas, entre 1949 y 1974. Su presencia se conjugó con un momento muy interesante
en la ciencia mexicana porque buscaba la consolidación de su práctica en la comunidad
internacional. Desde su llegada, Fromm se erigió como figura clave en el desarrollo de las
teorías psicoanalíticas y la fundación de las instituciones que se encargarían de
promoverlas.
Este trabajo presenta una interpretación acerca del trasfondo de ese proceso tan
importante para la vida académica y cultural de nuestro país. Es necesario mencionar que
hasta el momento de concluir esta tesis, no encontramos un estudio de carácter histórico
que se aproxime al tema empleando la metodología que ofrece la historia de la ciencia, y
en ese sentido, los resultados de nuestra investigación constituyen un primer
acercamiento. Fuera del gremio psicoanalítico, ha habido poco interés por estudiar las
inflexiones del movimiento psicoanalítico en México, a pesar de que aún se perciben los
efectos diseminados que la disciplina ha dejado en la percepción del ser humano. Si bien
es cierto que en nuestro país tardó bastante en consolidarse una tradición psicoanalítica,
el periodo que delimita el presente trabajo figura como una etapa crucial porque impulsó
la difusión de una de las corrientes más interesantes y subversivas que emergieron de las
huestes freudianas.
La investigación gira en torno a una serie de objetivos puntuales. En primer lugar,
buscamos comprender qué fue lo que determinó que Erich Fromm estableciera su
residencia en México durante veintitrés años y cómo fueron recibidas sus propuestas en
el contexto científico e institucional. En esos términos, intentaremos descifrar qué
elementos facilitaron la construcción de redes entre diversos actores para lograr la
difusión de sus propuestas teóricas. Resulta especialmente interesante conocer de qué
manera influyeron en el campo de la psiquiatría.
Además de ubicar a las personas que se formaron bajo su tutela, identificaremos los
espacios de diálogo que abrió y las aportaciones que representaron para la estructura
académica y científica de nuestro país. Así mismo, nos proponemos ubicar las obras que
este autor escribió y publicó durante el periodo de su residencia en México, con la
finalidad de explicar la importancia de esta etapa en su trayectoria profesional, y de ser
posible, distinguir la influencia de la realidad mexicana en su obra.
Un objetivo fundamental de este trabajo consiste en revelar a través de qué canales
culturales se fueron asimilando los planteamientos del psicoanálisis humanista y descubrir
6
Introducción
2
Funk, Rainer. Bibliography of the Literature about Erich Fromm, Tubinga, Archivo Erich Fromm, 2004.
3
Fromm. Erich. Más allá de las cadenas de la ilusión, Barcelona, Paidós, 2008.
7
Introducción
4
Funk, Rainer. Fromm, vida y obra, Buenos Aires, Paidós, 1987; Erich Fromm. His Life and Ideas. An
Illustrated Biography, Nueva York, Continuum International, 2000.
5
Fromm, Erich. Ética y política, Buenos Aires, Paidós, 1993; El arte de escuchar, Barcelona, Paidós,
1993; La patología de la normalidad, México, Paidós, 1994; Espíritu y sociedad, México, Paidós, 1994;
El humanismo como utopía real, Buenos Aires, Paidós, 1998; Del tener al ser, Barcelona, Paidós, 2000;
Lo inconsciente social, Buenos Aires, Paidós, 2003.
6
Funk, Rainer. La atracción de la vida. Aforismos y opiniones, Barcelona, Paidós, 2003.
7
Burston, Daniel. The Legacy of Erich Fromm, Cambridge y Londres, Harvard University Press, 1991.
8
Wilde, Lawrence. Erich Fromm and the Quest for Solidarity, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2004.
9
Knapp, Gerhard. The Art of Living. Erich Fromm´s Life and Works, Nueva York, Peter Lang, 1989.
10
Schaar, John H. El miedo a la autoridad. Las perspectivas de Erich Fromm, México, Herrero Hnos,
1961.
11
Moreno, Florentina. Hombre y sociedad en el pensamiento de Fromm, México, Fondo de Cultura
Económica, 1983.
12
McLaughlin, Neil. ―Origin Myths in the Social Sciences: Fromm, the Frankfurt School and the
emergence of Critical Theory”, The Canadian Journal of Sociology, Toronto, Vol. 24, Núm. 1, junio
1999, pp. 109-139; “How to become a forgotten intellectual: Intellectual movements and the rise and fall
of Erich Fromm”, Sociological Forum, Vol. 2, Núm. 13, 1998, pp. 215-246.
8
Introducción
intellectual: Intellectual movements and the rise and fall of Erich Fromm son esenciales
porque, desde una perspectiva sociológica, se centran en la participación de Erich
Fromm en la Escuela de Fráncfort y en el surgimiento de la Teoría Crítica. Ambos
esclarecen la participación de Fromm en ese movimiento intelectual, que pese a
resumirse en un corto periodo de tiempo, reafirma su papel como miembro original y lo
trascendente de su pensamiento para épocas posteriores.
En The Humanist Perspective in Social Science: The case of Erich Fromm,13
Kenneth O‘Brian se propone rescatar el valor del enfoque humanista que Fromm
defiende a lo largo de su trayectoria, tanto en el plano de las ciencias sociales como en el
campo psicoanalítico.
Existen otros artículos que se refieren a las propuestas teóricas y prácticas de Erich
Fromm desde el punto de vista de sus discípulos. Tal es el caso de Social Character
versus the Productive Ideal: the contributions and contradictions in Fromm‘s view of
man, de Michael Maccoby, y The core theme of Erich Fromm‘s writings and its
14
precisamente porque son una ventana que permite conocer la experiencia de trabajar con
el psicoanalista alemán. En el ensayo de Maccoby encontramos un balance crítico entre
las aportaciones y contradicciones presentes en el corpus teórico frommiano, realizado a
partir de las limitaciones que emergen de su aplicación práctica. Horney-Eckardt rescata
la pertinencia de la técnica psicoanalítica frommiana y sus alcances en la vida cotidiana de
los pacientes.
Ahora bien, la labor que desplegó Erich Fromm como orientador y maestro,
psicólogo social y filósofo humanista en Estados Unidos y México ha sido abordada por
un grupo de colaboradores y discípulos en algunos estudios, entre los que encontramos
In the Name of Life. Essays in Honor of Erich Fromm y Erich Fromm. Psicoanálisis y
16
sociedad, compilados por B. Landis y E. S. Tauber. Presentan una serie de ensayos que
17
13
O’Brian, Kenneth. The Humanist Perspective in Social Science: The Case of Erich Fromm
(www.ir.lib.sfu.ca).
14
Maccoby, Michael. “Social Character versus the Productive ideal: the contributions and contradictions
in Fromm’s view of man”, Praxis Internacional, 1982. (Online Library www.ceeol.com).
15
Horney-Eckardt, Marianne. “The Core Theme of Erich Fromm’s Writings and its Implications for
Therapy”, Journal of the American Academy of Psychoanalysis, Bloomfield, Vol. 11, 1983, pp. 391-399.
16
B. Landis y E. S. Tauber (comps.). In the Name of Life. Essays in Honor of Erich Fromm, Nueva York,
Rinehart and Wineston, 1971.
17
B. Landis y E. S. Tauber (comps.). Erich Fromm. Psicoanálisis y Sociedad, Buenos Aires, Paidós, 1971.
9
Introducción
Mauricio Cortina y Michael Maccoby, sigue por ese camino, recuperando las
aportaciones de nuestro autor a la teoría psicoanalítica y exponiendo el punto de vista de
analistas con amplia trayectoria respecto a la técnica humanista legada por Fromm.
En este cometido resulta indispensable Erich Fromm y el psicoanálisis humanista,19
acopiado por Salvador Millán y Sonia Gojman de Millán; obra centrada en la labor de
este pensador en nuestro país, a la manera de los otros estudios que hemos mencionado,
recopilando testimonios de colaboradores y alumnos. Allí encontramos una reseña
histórica que desglosa las acciones que emprendió —junto a sus primeros discípulos—
para consolidar sus teorías en México. Jorge Silva García completó esa tarea con otro
breve recuento histórico publicado en El humanismo de Erich Fromm,20 otro compendio
de ensayos testimoniales y críticos respecto a su figura.
En su papel de miembro de la primera promoción de psicoanalistas formados por
Fromm, Ramón de la Fuente expone su interpretación de la obra frommiana y su
significado para la comunidad científica mexicana en El pensamiento vivo de Erich
Fromm, publicado algunos años después de su muerte. 21
de uno de sus discípulos formados en México. También como alumno, Víctor Saavedra
protagoniza un intento de aproximación crítica al desempeño de Fromm como analista y
fundador de instituciones en La promesa incumplida de Erich Fromm.23 Como cuestión
central del estudio, hace hincapié en las fallas de la técnica psicoanalítica que heredaron
las generaciones de psicoanalistas mexicanos formadas bajo la veta humanista y revela las
18
Cortina, Mauricio y Maccoby, Michael (comps.). A prophetic analyst. Erich Fromm’s contributions to
psychoanalysis, Nueva York, Aronson, 1996.
19
Millán, Salvador y Gojman de Millán, Sonia (comps.). Erich Fromm y el psicoanálisis humanista,
México, Siglo XXI, 1981.
20
Silva García, Jorge (comp.). El humanismo de Erich Fromm, México, Paidós, 2006.
21
De la Fuente, Ramón. El pensamiento vivo de Erich Fromm, México, Fondo de Cultura Económica,
1989.
22
Gutiérrez, José. El método psicoanalítico de Erich Fromm, Bogotá, Tercer Mundo, 1961.
23
Saavedra, Víctor. La promesa incumplida de Erich Fromm, México, Siglo XXI, 1994.
10
Introducción
contrariedades que surgieron al interior del grupo que se adhirió al proyecto frommiano,
por lo que constituye un punto de apoyo fundamental para nuestra investigación.
Por último, no podemos dejar de mencionar las obras de Guillermo Delahanty, un
miembro de la Asociación Psicoanalítica Mexicana interesado en profundizar en la
relación entre psicoanálisis y marxismo.24 El tema traslada de manera ineludible la mirada
a los trabajos de Fromm, por ser uno de los principales representantes de esa corriente
que en su momento fue conocida como freudomarxismo. Delahanty es autor de una
serie de artículos que tratan diversos aspectos de la obra frommiana y algunas críticas
acerca de su labor en México.25
Para captar la atmósfera que dio cabida al psicoanálisis humanista, fue necesario
consultar también textos que nos ilustraran sobre el desarrollo de las ciencias
psicológicas. La monumental Historia general del psicoanálisis,26 de Ricardo G.
Mandolini Guardo, resulta básica porque explica el origen y desarrollo de la teoría
psicoanalítica fundada por Freud, pasando por las aportaciones de sus discípulos y las
invectivas que llevaron a la formulación de teorías alternativas. La obra de Erich Fromm
escribe todo un capítulo de la historia del psicoanálisis dentro de la corriente conocida
como ―culturalista‖, y tiene la distinción de cerrar el repaso histórico de Mandolini.
Para comprender algunos aspectos de la misma historia para el caso de México,
revisaremos dos obras que abordan esta temática de manera muy amplia: Treinta años a
la vanguardia y 100 años de la psicología en México, 1896-1996. También será
27 28
provechoso un pequeño libro editado por José Cueli y Lucy Reidl que presenta un
cuadro de las corrientes psicológicas que se practicaban en el país durante la década de
los setenta.29 Incursionaremos en la historia de la psiquiatría, ya que esa disciplina forma
parte de la trama en que se inserta el psicoanálisis humanista en el país. Para ese fin
contamos con el compendio coordinado por Jacques Postel y Claude Quétel titulado
24
Delahanty, Guillermo. Psicoanálisis y marxismo, México, Universidad Autónoma Metropolitana-
Xochimilco/Plaza y Valdés, 1987.
25
Delahanty, Guillermo. Crítica de la psicología social de Fromm, Enseñanza e Investigación en
Psicología, Vol. XVI, Núm. 1 y 2, 1990, pp. 146-155; “Fromm y el socialismo humanista”, Relaciones,
México, Núm. 11/12, 1995, pp. 134-136; “El derrumbe de la esperanza; Fromm el profeta analista”, y
“Comentarios críticos a una lectura lacaniana de Fromm”. (www.cartapsi.org/mexico/archivos.htm).
26
Mandolini Guardo, Ricardo. Historia general del psicoanálisis. De Freud a Fromm, Buenos Aires,
Ciordia, 1969.
27
Reidl Martínez, Lucy María y Echeveste García, Ma. de Lourdes (coords.). Treinta años a la
vanguardia, Facultad de Psicología, UNAM, 2004.
28
Sánchez Sosa, Juan José (ed.). 100 Años de Psicología en México, 1896-1996, Facultad de Psicología,
UNAM, 1997.
29
Cueli, José y Reidl, Lucy (eds.) Corrientes Psicológicas en México, México, Diógenes, 1983.
11
Introducción
Nueva historia de la psiquiatría. Con una mirada reflexiva y crítica, los capítulos del libro
30
integran una cabal visión de los elementos teóricos y clínicos que fueron integrando la
ciencia que hoy conocemos como psiquiatría. En este mismo sentido, pero centrados en
el caso mexicano, consultaremos Breve historia de la psiquiatría en México,31 de Héctor
Pérez-Rincón e Historia de la psiquiatría en México,32 de Germán Somolinos D‘ Ardois.
La información obtenida será contrastada con Las enfermedades mentales en México.
Desde los mexicas hasta el fin del milenio, que proporciona un repaso de las
33
Marco teórico
30
Postel, Jaqcues y Quetel, Claude. (coords.). Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura
Económica, 2000.
31
Pérez-Rincón, Héctor. Breve historia de la psiquiatría en México, México, Instituto Mexicano de
Psiquiatría, 1995.
32
Somolinos D’ Ardois, German. Historia de la psiquiatría en México, México, Sepsetentas, 1976.
33
Calderón Narváez, Guillermo. Las enfermedades mentales en México. Desde los mexicas hasta el fin del
milenio, México, Trillas, 2002.
34
Bachelard, Gastón. El nuevo espíritu científico, México, Nueva Imagen, 1981; La formación del espíritu
científico, México, Siglo XXI, 1987.
12
Introducción
35
Latour, Bruno. La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios sobre la ciencia,
Barcelona, Gedisa, 2001. Por sus connotaciones linguísticas y materiales, la palabra traducción se refiere
a todos los desplazamientos que se verifican a través de actores cuya mediación es indispensable para que
ocurra cualquier acción. En vez de una oposición rígida entre el contexto y el contenido, las cadenas de
traducciones se refieren al trabajo mediante el que los actores modifican, desplazan y trasladan sus
distintos y contrapuestos intereses.
36
Velasco Gómez, Ambrosio (coord.). El concepto de heurística en las ciencias y las humanidades,
México, Siglo XXI, 2000.
13
Introducción
14
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México
posrevolucionario
Hablar de las transformaciones que México atravesó en la segunda mitad del siglo
XX implica mirar a través del proceso de industrialización que poco a poco fue
esparciendo su influencia hacia todas las esferas de la vida cotidiana. Pero primero que
nada tenemos que detenernos a analizar brevemente el programa político que trazó los
lineamientos para llevarlo a cabo.
En 1940, al finalizar el sexenio del Gral. Lázaro Cárdenas, se dio marcha atrás a los
anhelos de justicia social, marcando el inicio de un periodo que se caracterizó por el
retorno a prácticas más conservadoras, aunque mantuvieron la esencia populista
coherente con el sistema político mexicano emanado de la Revolución. La etapa más
radical se consideraba ya cosa del pasado, pero se recibieron con beneplácito los
privilegios consagrados por la institucionalización del régimen, que con Cárdenas había
alcanzado una estructuración que se mantendría intocable hasta la década de los ochenta.
El modelo político mexicano respondió durante todo ese periodo a las demandas y
necesidades del presidencialismo autoritario, que se convirtió en protagonista de la ópera
prima que obedeció a los acordes de la industrialización, considerada como la puerta de
entrada al modo de producción capitalista.
Cada presidente en turno después de Cárdenas se encargó de facilitar el dinamismo
económico requerido para levantar la industria en México; éste fue, por así decirlo, uno
de los objetivos principales del régimen posrevolucionario, en tanto contribuía con la
consolidación de la independencia nacional. A los ojos de la elite, la manera adecuada
para lograrlo era mantener un férreo control político sobre todos los sectores
gubernamentales y populares.
Lo cierto es que cuando Cárdenas dejó el poder en manos de Manuel Ávila
Camacho, ya se habían establecido ciertas reglas que evitarían que el jefe del ejecutivo
quedara presa de objetivos ajenos a las circunstancias concretas. El respeto al lema
maderista de la no reelección y la autonomía sexenal fueron entonces los principios
esgrimidos para mantener la estabilidad política, pero paradójicamente supeditada a la
figura del presidente.
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
1
Meyer, Lorenzo. “De la estabilidad al cambio”, en: AA.VV. Historia General de México, México, El
Colegio de México, 2000, pp. 903, 910, 911.
16
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
2
Ibíd., pp. 910-911.
17
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
3
Ibíd., pp. 886-887.
18
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
4
Ibíd., p. 893
5
Gracida, Elsa y Fujigaki, Esperanza. “El triunfo del capitalismo”, en: Semo, Enrique (coord.). México un
pueblo en la historia, México, Alianza, 1989, tomo 5, pp. 17, 30.
19
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
era en 1970 menos dependiente del exterior que en la etapa que antecedió al sexenio
cardenista.6
Con la fuerza del capital extranjero arrancó la fabricación de artículos como
televisores, refrigeradores, lavadoras, materiales de tocador, muebles, cuya demanda
provino en especial de un nuevo sector: la clase media urbana. Este sector fue escalando
posiciones en la jerarquía social de forma proporcional al descenso de campesinos,
obreros e indígenas. En la década de los sesenta ésta representaba ya un amplio
porcentaje de la población, concentrada principalmente en las ciudades, auténticos
crisoles de la vida cultural, económica y política del país. El heterogéneo sector medio
aparece como uno de los actores principales de este periodo histórico.
El origen fundamental del crecimiento capitalista fue el deterioro de las condiciones
de vida de los trabajadores. Con la explosión demográfica, creció también la fuerza de
trabajo disponible, que fue acaparada por la creciente industria. Ilán Semo afirma que ―la
productividad del trabajo en las grandes industrias y las jornadas de labores en las
pequeñas aumentaron de tal forma que la proporción entre las ganancias y los salarios
nunca dejó de crecer a favor de las primeras‖.7
El descenso de los salarios reales provocados por la inflación, las constantes
devaluaciones y la neutralización de las demandas de los trabajadores por los sindicatos
leales al poder, demostraron que el gobierno no estaba dispuesto a distribuir
equitativamente el ingreso para no afectar los intereses capitalistas.
Mientras en algunos círculos dominaba la creencia en el ―milagro mexicano‖,
constituido por el desarrollo económico sostenido y el repunte industrial, se volvía
evidente que este no había hecho más que agudizar las diferencias sociales. Así, las
huelgas y movimientos obreros, campesinos, petroleros, magisteriales que resultaron de
un breve periodo de crisis a fines de los cincuenta, consiguieron que el estado calmara las
aguas ampliando sus acciones en materia de servicios.8
Por una parte, el gobierno de López Mateos (1958-1964) se vio en la necesidad de
destinar una gran parte de su presupuesto al gasto público. Se creó el Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), se repartieron
6
Meyer, Lorenzo. Ob. cit., p. 896.
7
Semo, Ilán. “Ascenso y cólera de las clases medias”, en: Semo, Enrique (coord.). México, un pueblo…,
Ob. cit., tomo 6, p. 105.
8
Semo, Ilán. “Por el sendero de la huelga”, en: Semo, Enrique (coord.). México, un pueblo…, Ob. cit.,
tomo 6, pp. 21-66.
20
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
los libros de texto gratuitos, se amplió el sistema escolar y los servicios hospitalarios, etc.
Pero, en contraste, el mismo gobierno usaba su brazo armado para reprimir cualquier
brote de disidencia. Había mandado asesinar al líder campesino Rubén Jaramillo junto a
su familia y mantenía encarcelados a los representantes de los ferrocarrileros, entre
muchos más presos políticos que se habían atrevido a desafiarlo.
A pesar de su estrategia, no pudo evitar que comenzaran a abrirse espacios para el
cuestionamiento del régimen autoritario que se decía heredero de la Revolución. Algunos
factores internacionales como el contexto de guerra fría, el triunfo de la revolución
cubana y la guerra de Vietnam, contribuyeron a que la atmósfera de desacuerdo y crítica
fuera permeando en la sociedad mexicana.
Cada vez era más evidente que el modelo de industrialización no generaba beneficios
para las mayorías, que permanecían en condiciones de marginación. El ―milagro‖ había
beneficiado a muy pocos y los programas sociales no daban abasto a la creciente
población que emigraba a las ciudades. Mucho menos podía hablarse de que grupos
tradicionalmente marginados como los indígenas pudieran aspirar a recibir los servicios y
la atención a la que tenían derecho.
Tampoco podemos olvidar que la modernización a la que había sido sometida el
país favoreció un cambio cultural que tuvo por núcleo la paulatina desmantelación de las
sociedades tradicionales. En adelante, se fueron sucediendo transformaciones en
instancias como la familia y la escuela, donde los jóvenes fueron adquiriendo un papel
mucho más relevante. La aspiración a la libertad en todas sus advocaciones fue
impregnándose en las conciencias de las nuevas generaciones, seducidas ya por los
patrones de la sociedad de consumo que pregonaban el culto al individualismo.
Cuando durante la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), México contrajo
el compromiso de organizar los Juegos Olímpicos de 1968, los conflictos sociales se
habían extendido a dos gremios que antes habían sido considerados soporte del sistema:
los trabajadores de la salud y los estudiantes. Ambos representaban los intereses de la
clase media urbana que se manifestaba en contra de las medidas injustas y arbitrarias en
materia laboral y en el ámbito educativo.
Los médicos protagonizaron una serie de huelgas que inició en 1964, exigiendo
salarios justos y la atención a los problemas de hospedaje, vestuario, alimentación a través
de la recién conformada Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos, A. C.
Las autoridades respondieron, como era ya habitual, con el despido de algunos de los
21
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
firmantes con el objetivo de intimidar, pero eso generó una solidaridad aún mayor en el
gremio, que optó por redefinir sus demandas. Esta vez fueron más lejos y buscaron
separarse del sindicato de control oficial que les ofrecía interceder ante las autoridades.
Además, exigieron una inversión en las condiciones de contratación que cambiaban el
papel de benefactor del Estado al de patrón.
Luego de la negativa a atender las demandas del gremio y de numerosos intentos
fallidos de desarticulación por parte del gobierno, los médicos iniciaron otra huelga en el
marco del informe presidencial de 1965. Esta vez, los granaderos ocuparon los hospitales
y sustituyeron a los huelguistas con médicos militares.9
Los médicos recibirían en los años siguientes el apoyo del sector estudiantil, que se
organizó de forma inusitada en la historia del país para luchar por el derecho a la
educación que, consideraban, debía vincularse con la realidad nacional. Se rebelaron
también contra la burocracia corrupta que ocupaba las universidades y servía a la
maquinaria estatal, y expresaron su desacuerdo con la política represora del gobierno.
El movimiento se extendió por toda la República y las acciones por democratizar la
universidad se transformaron en oposición a los poderes locales. Hubo ocasiones en que
las movilizaciones de los estudiantes incluyeron a campesinos, pequeños comerciantes y
trabajadores, con voluntad para construir una alianza entre los sectores de la sociedad
civil. Mientras en provincia algunos episodios terminaron con la invasión del ejército —fue
el caso de nuestra Universidad Michoacana en 1963—, se lograron triunfos como la
desaparición del cuerpo policiaco interno de la UNAM en 1966 y la destitución del
rector, con lo que el movimiento adquirió más fuerza.
La lucha por la democracia del movimiento estudiantil fue un aviso al gobierno de
que su sistema había caducado. Los jóvenes sabían que los ideales revolucionarios habían
sido desechados para acoger los principios de una elite en el poder que no daba marco
de acción, pues afrontaba la crítica con la censura y la represión. En realidad, fue esta
violenta reacción la que favoreció que la juventud tomara una postura política más
definida, aunque es cierto que en ello intervinieron también otras fuerzas disidentes que
supieron aprovechar la coyuntura.10
Esa fue la respuesta que recibieron de parte de Díaz Ordaz en 1968. Este
anticomunista recalcitrante consideraba una grave ofensa el atentado contra el supremo
9
Semo, Ilán. “Ascenso y cólera…”, Ob. cit., pp. 110-114.
10
Ibíd., p. 126.
22
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
11
El movimiento estudiantil del 68 queda en la memoria histórica de nuestro país como uno de los
episodios más relevantes del siglo XX. Como tal, fue parte de lo que algunos autores catalogan como
revolución cultural mundial que tuvo expresiones en todo el mundo. Wallestein, Immanuel. “1968:
revolución en el sistema-mundo. Tesis e interrogantes”, Para comprender el mundo actual. Una
gramática de larga duración, La Habana, Centro Juan Marinello, 2003. Existe una amplia bibliografía
acerca del movimiento estudiantil mexicano.
12
Monsiváis, Carlos. “La ofensiva ideológica de la derecha”, en: González Casanova, Pablo y Florescano,
Enrique (coords.). México Hoy, México, Siglo XXI, 1979, pp. 306-327.
13
Luis Echeverría había sostenido relaciones cordiales con los gobiernos de Cuba, China y la URSS,
apoyó el gobierno de la Unidad Popular en Chile, había dado refugio político a los perseguidos políticos
incluyendo a la esposa de Salvador Allende, y se vio envuelto en un remolino de dimes y diretes con la
clase empresarial, intentando monopolizar el control de los medios de comunicación. Ibíd., p. 312.
23
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
estatal, fiel a una tradición que, pese a su brutalidad represora, buscaba la conciliación
entre la gran diversidad de actores de la realidad mexicana.
14
La formación y primeros años del Ateneo –de 1906 a 1911– son el tema de una reciente publicación que
rescata los aconteceres de la vida humana, las purgas internas y conflictos entre los ateneístas, así como la
dinámica de convivencia entre sus distintas perspectivas. Véase Quintanilla, Susana. Nosotros. La
juventud del Ateneo de México, México, Tusquets, 2008.
15
Curiel Defossé, Fernando. “Ambición sin límite. La intelectualidad mexicana del siglo XX”, Historia y
Grafía, México, Núm. 23, 2004, pp. 81-89.
24
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
Platón, etc.— denota el interés por ahondar en la tradición universal y, a su vez, constata
el sentido de una búsqueda por elaborar y afirmarse en una tradición propia.
No obstante, debemos reconocer la enorme dificultad implícita en la pretensión de
cambiar, de un momento para otro, los sustratos ideológicos de una época. Esa era la
encomienda y en efecto las aportaciones individuales de varios de sus miembros
marcaron la pauta para el florecimiento de la cultura hispanoamericana del siglo XX,
pero su actividad como asociación no significó una ruptura definitiva con el positivismo y
los sectores más conservadores de la sociedad. Es cierto que en medio de discrepancias y
conflictos internos, el movimiento ateneísta constituyó una alternativa frente a la
posibilidad de reformas que ofreció la Revolución, pero su raigambre conservadora se
puso de manifiesto en la visión distante y abstracta que mantuvieron con respecto al
pueblo. No podía ser de otra forma, pues representaban a la nueva elite intelectual
mexicana, joven e inquieta ante el impasible régimen del General Díaz, pero todavía
inserta en sus usanzas. En opinión de Carlos Monsiváis, las acciones del grupo se
sustentaron en un culto al heroísmo adquirido de la tradición jesuita que desembocaba,
en última instancia, en la defensa de un despotismo ilustrado.16
Más que la resolución de los problemas sociales y económicos, veían en la
Revolución una coyuntura oportuna para transformar la cultura y revitalizar los valores
morales mediante la educación. Por eso fundaron la Universidad Popular Mexicana e
impulsaron las humanidades en la Universidad Nacional y en la Escuela de Altos
Estudios. En la titánica labor educativa recae la importancia primordial del Ateneo, que
se vio coronada con la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la rectoría
de Vasconcelos. Sin duda, esta empresa puede ser criticada desde diversos ángulos, pero
no deja de ser un episodio fundamental en la historia de nuestro país por sus posteriores
repercusiones. La importancia de personajes como Caso, Reyes y Henríquez Ureña
continuó vigente en la constelación cultural mexicana durante varios decenios.
Por la temática de la presente investigación es pertinente traer a colación que uno de
los ateneístas, muy reconocido en su faceta de historiador, evaluó la posibilidad de
emplear el psicoanálisis en el estudio de la historia en esos primeros decenios del siglo.
Con tintes de ingenuidad y el eclecticismo característico del Ateneo, Alfonso Teja Zabre
discutió la utilidad de los métodos freudianos para incursionar en el inconsciente
16
Monsiváis, Carlos. “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX”, en: AA.VV. Historia general de
México, México, El Colegio de México, 2000, pp. 972-975.
25
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
17
Matute, Álvaro. México en el siglo XIX: antología de fuentes e interpretaciones históricas, México,
UNAM, 1984, pp. 418-421.
18
Villegas, Abelardo. El pensamiento mexicano en el siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica,
1993, pp. 70-71.
26
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
19
No es aquí el lugar para detenernos a rememorar los autores y sus obras. Para quien esté interesado en
estos datos, y además en un comentario crítico de los distintos movimientos literarios, recomiendo la
lectura del capítulo de Carlos Monsiváis. “Notas sobre la cultura…”, Ob. cit., pp. 994-1021.
20
Villegas, Abelardo. Ob. cit., pp. 82-86.
27
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
28
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
momento a sus compañeros. Al final, gracias al buen criterio del juez penal, la situación
se resolvió a favor de los escritores.24
En cuanto a la opinión que mereció el ensayo psicoanalítico de Ramos, digamos que
fue muy burda. Lo calificaron de ―científicamente nulo y de escaso valor literario‖,
acusaron a su autor de ―nacionalista vuelto al revés‖, repudiaron además que esos
―jóvenes intelectuales con una profunda depresión mental fueran maestros en funciones y
orientadores de nuevas generaciones‖. Sólo por hacer notar el tono de esta ofensiva, vale
la pena reproducir un fragmento del artículo ―Los mexicanos”, publicado por Excélsior el
18 de octubre de 1932:
―El psicoanálisis, esa escuela deprimente que recoge los detritus sociales
para hacerlos objeto de estudio, y luego, mediante falsas generalizaciones
presentarlos como tipos representativos, escuela que tiene al teratólogo Freud
por apóstol, y que, como el espiritismo o la teosofía, ilusiona a muchos espíritus
con sugestiones de ciencia moderna y curiosidades de investigación original, ha
invadido también, aparte de nuestro mundo pedagógico, ciertas zonas de
nuestra juventud intelectual, que en estos momentos han despuntado en el
campo de la meditación conceptuosa o de la agudeza de ingenio‖.25
24
Hernández Luna, Juan. Samuel Ramos. Etapas de su formación espiritual, Morelia, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1982, pp. 215-217.
25
Ibíd., p. 210.
26
Ibíd., pp. 222-223
29
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
cariz elitista y europeizante. Samuel Ramos y José Gorostiza optaron por una ―vuelta a lo
mexicano‖ y pintaron su raya frente al resto.27
Habiendo sondeado la respuesta que generaría su intento por describir el
psicoanálisis del mexicano, Ramos publicó en 1934 El perfil del hombre y la cultura en
México, libro donde expone ya cabalmente las observaciones que había bosquejado en
28
los artículos de Examen. Se había esforzado desde tiempo atrás en distanciarse del
vitalismo encarnado en Antonio Caso, su más venerado representante. El modelo
filosófico francés en el que se había formado resultaba ya insuficiente para explicar los
fenómenos de la vida nacional. Los jóvenes filósofos de su generación comenzaron a
contrastar a Bergson y a Boutroux con la filosofía alemana de Scheler, Husserl, Marx,
Engels, Kant y la tradición española, sobre todo con Ortega y Gasset y Miguel de
Unamuno.
Buscando otros focos para iluminar el camino de las cuestiones filosóficas que le
concernían como mexicano, Ramos acude también a la psicología, concretamente a las
teorías de Alfred Adler. Se había entrevistado con él en Austria y tuvo la oportunidad de
visitar sus clínicas de psicoterapia infantil, enterándose de primera mano de las técnicas
que allí se aplicaban.29
Ramos simboliza un parte aguas en la historia de las ideas en nuestro país porque a
partir de su obra, proliferaron interpretaciones sobre la tipología y el carácter mexicano
en diversos ámbitos.30 A primera vista, parece contradictorio que sus artículos en Examen
hayan provocado un escándalo y dos años más tarde su libro fuera tan bien recibido, por
lo que vale abrir un paréntesis aquí para señalar algo que suele pasar desapercibido.
En la década de los treinta, México estaba viviendo una etapa de reconstrucción
social en torno a la ideología nacionalista. Entre 1920 y 1950, los temas que más
interesaron a gobernantes, médicos y científicos sociales giraban en torno al mestizaje, la
asimilación cultural y la eliminación de individuos perniciosos para el desarrollo y la salud
27
Monsiváis, Carlos. “Notas sobre la cultura…”, Ob. cit., pp. 1018-1021.
28
Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México, México, Espasa Colección Austral, 1951.
29
Hernández Luna, Juan. Ob. cit., pp. 183-186
30
La obra de Ramos se inserta en una tradición presente en nuestro país desde el siglo XIX. Ezequiel
Chávez publicó en 1901 su “Ensayo sobre los rasgos distintivos de la sensibilidad como factor del
carácter mexicano”. El mismo año, Julio Guerrero abordó aspectos del carácter mexicano en: La génesis
del crimen en México. Estudio de psiquiatría social. Chávez llegó a proponer incluso que se fundara un
Instituto Psiquiátrico Nacional para estudiar al “enfermo mexicano”. Santí, Enrico Mario. “Prólogo”, en:
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, 10ª edición, Madrid, Cátedra Letras Hispánicas, 2003, pp. 73-74.
30
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
31
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
Villegas considera que ni siquiera logra separarse del todo del vitalismo porque el leit
motiv de su filosofía continuó siendo la vida del mexicano, si bien ahora tras la óptica de
Ortega y Gasset.35
Respecto a la repercusión que su psicología del mexicano tuvo, el aludido complejo
de inferioridad arraigó de tal manera en la mentalidad colectiva, que fue retomado desde
el punto de vista histórico, antropológico y biotipológico. También fue utilizado
ampliamente por psiquiatras, criminalistas y juristas simpatizantes del movimiento
eugenista.36
Como secuela de la obra de Ramos, apareció en la literatura una cascada de
interpretaciones acerca del carácter nacional y sus distintas expresiones. De acuerdo o no
con las hipótesis del filósofo, se había sembrado ya entre los intelectuales la inquietud por
descifrar la psicología del mexicano.
No podemos dejar de mencionar una pieza teatral escrita por Rodolfo Usigli en
1938, que cimbró conciencias al retratar la realidad mexicana como una gran farsa en la
que participan todos plácidamente. Para este autor, la demagogia no es otra cosa que la
hipocresía mexicana sistematizada en la política. Expuso estas ideas en su ―Epílogo sobre
la hipocresía del mexicano‖, que acompañaba a la obra, y luego en 1952, volvió sobre el
tema en ―Rostros y máscaras‖.37 Hay que señalar que en este último escrito, Usigli
comienza a llamar la atención sobre el riesgo de convertir al mexicano en un fetiche y de
crear un mito en torno a su figura.
La llegada de los intelectuales republicanos españoles38 en 1939 se empalmó con los
propósitos del nacionalismo cultural a través de las actividades apuntaladas por el
Hyperión. Los fundadores de este grupo filosófico, que se congregó en torno a José
Gaos, fueron: Ricardo Guerra, Joaquín Macgregor, Jorge Portilla, Salvador Reyes
Nevárez, Emilio Uranga, Fausto Vega, Luis Villoro y Leopoldo Zea. Su aparición tuvo
lugar en un ciclo de conferencias sobre el existencialismo francés durante la primavera de
1948. Ese año ofrecieron también conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras de la
35
Villegas, Abelardo. La filosofía de lo mexicano, México, Fondo de Cultura Económica, 1960, p. 113
36
Suárez y López Guazo, Laura. Ob. cit., pp. 185, 188.
37
Ambos escritos han sido compilados por Roger Bartra en: Anatomía del mexicano, México, Plaza y
Janés, 2002, pp. 131-144.
38
Todos enriquecieron enormemente la cultura mexicana del siglo XX. Entre ellos figuran Luis Cernuda,
Emilio Prados, León Felipe, Adolfo Sánchez Vázquez, Adolfo Salazar, Wenceslao Roces, Max Aub,
Eduardo Nicol, Eugenio Imaz, Rodolfo Halffter, Manuel Altolaguirre, Joaquín Xirau, María Zambrano,
entre otros.
32
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
UNAM, pero para el siguiente ciclo escolar, prepararon disertaciones en torno a una
pregunta fundamental: ¿Qué es el mexicano? 39
En 1952 se consolidó el movimiento con la fundación del Centro de Estudios sobre
el Mexicano en el que participaron historiadores, sociólogos, economistas y psicólogos,
además de los filósofos fundadores. Los resultados fueron publicándose paulatinamente
en la colección México y lo mexicano dirigida por Leopoldo Zea, algo así como el líder
del grupo.
El influjo de corrientes como el existencialismo, el historicismo y la fenomenología,
muy congruentes con el periodo de posguerra, es irrefutable en las obras de estos
personajes. Entre sus aportaciones más importantes está el haber incitado a las nuevas
generaciones a crear categorías extraídas de un proceso histórico propio, cuando las
europeas no pudieran ser aplicadas, de tal forma que debían también elaborar una
historia de la filosofía y de las ideas mexicanas. Desde su punto de vista, los problemas
filosóficos universales eran también mexicanos y a la inversa, en tanto todos somos seres
humanos. Notemos pues que su propósito es loable en la medida en que pretende ubicar
las tradiciones culturales e históricas de nuestro país en el tejido universal, a la altura de
cualquier otra civilización, y enfatiza la necesidad de incorporar al cúmulo de
conocimientos humanos las experiencias particulares. Quizás el telón de fondo de la
eugenesia todavía en auge tergiversó el enfoque inicial porque, como todos sabemos, las
actividades científicas emergen siempre de un contexto social y cultural específico.
A juicio de Luis Villoro, el movimiento no logró dar respuesta a las cuestiones
fundamentales de la filosofía,40 y Emilio Uranga reconoció que el proyecto quedó muy
pronto exhausto y liquidado, igual que el muralismo y la novela de la Revolución, aunque
sus representantes persistieron, de cierta forma, en la búsqueda por alcanzar los
principios que los aglutinaron.41
En 1950 se publicó la primera edición de una obra que, pese a ser contemporánea
de la filosofía de lo mexicano, vino a refrescar la visión hasta entonces entronizada,
separándose de los postulados de Ramos y ofreciendo una interpretación psicoanalítica
más meditada. El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, representa la síntesis
equilibrada del sentir y el pensar del poeta acerca de su país natal. Ya en cartas dirigidas a
39
Gaos, José. En torno a la filosofía mexicana, México, Alianza, 1980, pp. 115-117.
40
Monsiváis, Carlos. “Notas sobre la cultura…”, Ob. cit., p. 1025.
41
Uranga, Emilio. “El pensamiento filosófico”, en: AA.VV. México: cincuenta años de revolución,
México, Fondo de Cultura Económica, 1962, pp. 553-554.
33
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
42
Ibíd., pp. 44-46.
43
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Económica, 1959.
34
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
Al tocar estos nervios tan sensibles, Paz se inserta en la compleja trama del estudio
de la enajenación que estaban llevando a cabo algunos autores psicoanalíticos. La primera
edición del Laberinto incluso se dio a conocer el mismo año que las obras de Karen
Horney y David Riesman en Estados Unidos.47
44
Ibíd., pp. 175-176.
45
Freud, Marx, Nietzsche, Hegel, Kant, el romanticismo alemán, la influencia de sociólogos como Roger
Callois, George Simmel, Jacques Soustelle, el surrealismo como teoría de la cultura, etc. Santí, Enrico
Mario. Ob. cit., pp. 65-116.
46
Entrevista con Claude Fell “Vuelta al laberinto de la soledad”, en: Ibíd., p. 442.
47
Riesman, David. The Lonely Crowd: A Study of the Changing American Culture, New Haven, Yale
University Press, 1950, y Horney, Karen. Neurosis and Human Growth: the struggle toward self-
35
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
realization, Nueva York, W. W. Norton, 1950. Por cierto, Erich Fromm colaboró estrechamente con estos
analistas en Estados Unidos.
48
Ramírez, Santiago. El mexicano, psicología de sus motivaciones, México, Grijalbo, 1977.
49
Bartra, Roger. La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México, Grijalbo,
1996, pp. 187-199. De este mismo autor véase Anatomía del mexicano, Ob. cit.
36
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
50
Monsiváis, Carlos. “Notas sobre la cultura…”, Ob. cit., pp. 1034-1048.
37
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
para una sociedad de masas, las respuestas nacionalistas son insuficientes y hasta ridículas
porque reniegan de los ideales del consumo preconizados a nivel global.51
En el entorno político, las acciones contradictorias del gobierno mexicano van
acentuando la existencia de muchos Méxicos. Hay espacios para la disidencia pero en
cuanto cruza el umbral de lo permitido, se enfrenta con la represión. Se consolidan obras
de gran trascendencia como la fundación del Museo Nacional de Antropología e Historia
para vanagloriarse del pasado mesoamericano, pero ya para finales de la década estalla el
modelo desarrollista que habían adoptado los gobiernos posrevolucionarios. Sus
episodios más dramáticos son, por supuesto, las matanzas de estudiantes del 68 y 71
respectivamente, trenzadas con los frutos de una auténtica revolución cultural.
51
Monsiváis, Carlos. “La cultura nacional y los medios”, en: AA.VV. La cultura nacional, México,
UNAM, 1984, pp. 42-45.
52
La UNAM está celebrando este año su 100 aniversario y figura en el lugar 190 –de 500– en el índice de
las mejores universidades del mundo que publica Times Higher Education Suplement desde el 2004.
38
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
53
Garciadiego, Javier. Rudos contra científicos. La Universidad Nacional durante la revolución
mexicana, México, El Colegio de México/UNAM, 1996, pp. 412-413.
54
Monsiváis, Carlos. “Notas sobre la cultura…”, Ob. cit., pp. 972-975.
55
Garciadiego, Javier. Ob. cit., p. 418.
56
Pérez Tamayo, Ruy. Historia de la ciencia en México en el siglo XX, México, Fondo de Cultura
Económica, 2005, pp. 123-124.
39
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
57
Ibíd., p. 165.
40
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
diverso que, en opinión de los intelectuales, debía caracterizar una casa de cultura como
la universidad.
Antonio Caso, defendió con todo su arsenal crítico la libertad de cátedra y definió la
universidad como una comunidad cultural de investigación y de enseñanza que jamás
podría preconizar oficialmente como persona moral un credo filosófico, social, artístico o
científico único. Exigió respeto para todas las posturas ideológicas y la garantía de poder
trabajar sin limitantes al interior de la universidad.58
Como resultado de estas fricciones, se reformó la Ley Orgánica de la Universidad en
1933, señalando al rector como jefe nato de la institución e independiente del poder
ejecutivo, pero se puso la soga al cuello de la universidad porque el subsidio anual que
hasta entonces recibía del gobierno quedó suspendido. En su lugar, se otorgaron los
fondos en una sola exhibición y la universidad adquirió el compromiso de administrarlos
adecuadamente para su buen funcionamiento. Empero, la reforma no dio resultados
pues la casa de estudios se vio atrapada en una dinámica de corruptelas y altercados
políticos entre colaboradores ansiosos de poder.
Con Lázaro Cárdenas en la silla presidencial, la relación con la universidad tomó un
rumbo bastante peculiar. En un primer momento, el funcionario michoacano prolongó la
intransigencia mostrada por la facción que representaba Lombardo Toledano y, apoyado
en la reforma al artículo 3º constitucional, pretendió orientar la educación secundaria
hacia la formación técnica, limitando la continuación por la senda universitaria. Cabe
señalar que la implementación de la secundaria significó la pérdida de los tres primeros
años escolares para la institución que hasta ese momento se había encargado de atender
el nivel medio: la Escuela Nacional Preparatoria, dependiente de la universidad.
Como era de esperarse, las autoridades de la UNAM respondieron con un proyecto
para establecer cursos de preparación científica o de cultura superior para todos aquellos
que desearan estudiar una profesión. Cárdenas, con el Congreso a su servicio, bloqueó la
iniciativa, pero la universidad prescindió de la autorización gubernamental y continuó con
sus ―cursos de iniciación universitaria‖.59
Luego de algunos intentos fallidos de negociación y de una paralización de la vida
académica por parte de grupos estudiantiles de ―izquierda‖, favorables al régimen
58
Valadés, Diego. “La Ley Orgánica de la UNAM. Consideraciones sobre el régimen constitucional y
legal de la educación superior”, en: Blanco, José (coord.). La UNAM. Su estructura, sus aportes, su crisis,
su futuro, México, CONACULTA/ CONACYT/ Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 143.
59
Ibíd., pp. 148-150.
41
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
corporativo de Cárdenas, éste propuso una nueva reforma a la Ley Orgánica que
retornaba a la universidad a una dependencia total —económica y política— del ejecutivo,
so pretexto de cumplir con los ideales educativos de la Revolución.
El entonces rector, Fernando Ocaranza presentó su renuncia y a manera de protesta
por el autoritarismo del ejecutivo, se retiraron otros muchos distinguidos profesores. No
quedó más remedio a Cárdenas que retractarse de presentar la reforma al Congreso, pero
en su lugar, el 30 de octubre de 1935 se creó el Consejo Nacional de Educación Superior
y de Investigación Científica, al que se delegaba la planificación para la enseñanza
superior y la investigación de acuerdo a los principios revolucionarios. El Consejo debía
encargarse de poner la alta cultura al servicio de los trabajadores y, en los hechos,
absorbería recursos que de otra forma corresponderían a la universidad.
Para confirmar lo que ya se sospechaba, el presidente apoyó en 1936 la inauguración
de la Universidad Obrera, con Lombardo Toledano como rector, y en 1937 la del
Instituto Politécnico Nacional (IPN) como alternativas a la UNAM, que se mostraba
renuente a adoptar los lineamientos socialistas.60 Al IPN le fue conferida una estructura
similar a la de su homóloga, es decir, una reunión de escuelas y dependencias, pero con
un enfoque eminentemente social, de acuerdo a las necesidades rurales, económicas o de
salud.
En contraste con esa actitud no del todo favorable a la universidad, en los últimos
años de su gobierno, Cárdenas encabezó una ensalzable faena que dio un viraje a la vida
científica y cultural del país. Me refiero a la recepción de miles de refugiados de la guerra
civil española, entre quienes figuraron personajes que enriquecieron la cultura mexicana y
contribuyeron al desarrollo de actividades como la economía, la medicina, el derecho, la
agricultura, la ingeniería, entre tantas otras.61 Esta política de apertura, sustentada en la
defensa de la democracia, le dio un sentido menos dramático al intento de injerencia que
Cárdenas había mostrado frente a la universidad. Los científicos y académicos exiliados
se integraron a distintas dependencias de la UNAM y del IPN, y participaron en su
impulso revitalizador. Con el correr del tiempo, esta última institución se convirtió
también en un sostén para el despliegue de la cultura en nuestro país.
En 1945 se aprobó una nueva reforma a la Ley Orgánica que definió la estructura
que la UNAM presenta actualmente. Fue elaborada por una connotada comisión de ex
60
Ibíd., p. 156.
61
Pérez Tamayo, Ruy. Ob. cit., pp. 178-181.
42
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
62
Ibíd., p. 171.
63
Malo Álvarez, Salvador. “El presupuesto y la gestión universitaria”, en: Blanco, José (coord.). La
UNAM…Ob. cit., p. 173.
43
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
4. El psicoanálisis y la cultura
64
Mandelbrot, Benoit. Los objetos fractales, Barcelona, Tusquets, 1987.
65
De Certau, Michel. Historia y psicoanálisis. Entre ciencia y ficción, México, Universidad
Iberoamericana/ITESO, 2003, pp. 28-29.
44
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
66
Ricoeur, Paul. Freud: una interpretación de la cultura, México, Siglo XXI, 1999, p. 11. La lectura de
esta obra es imprescindible para quien esté interesado en comprender a fondo la intrínseca relación entre
el psicoanálisis y la cultura. Sobre el empleo del psicoanálisis para comprender las expresiones artísticas
puede consultarse Schneider, Daniel. El psicoanalista y el artista, México, Fondo de Cultura Económica,
1974.
67
La tradición psiquiátrica francesa representaba por Charcot, Clairambault, Janet, Ribot entre otros, que
rechazaba el “pansexualismo” freudiano, además de una resistencia lingüística y cultural con rasgos
chauvinistas que rechazaba lo extranjero. De Certau, Michel. Ob. cit., p. 35.
68
Morales y Marín, José Luis (coord.). Historia universal de la pintura, Madrid, Espasa, 2001, Tomo 4, p.
955.
45
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
jaula racional y el flujo espontáneo del contenido inconsciente; por eso sus representantes
también recurrieron a los sueños, fantasías y delirios como fuentes de inspiración.
Surgió como un movimiento poético y revolucionario, que devino en destacadas
expresiones pictóricas y escultóricas a lo largo del siglo pasado. Al transitar por la línea
iniciada por el dadaísmo, Bretón asestó una ardiente crítica contra la tradición cultural
burguesa, que le llevó a intentar vincular el movimiento con el comunismo francés, pero
esta faceta política provocó el alejamiento de figuras que habían participado en su
definición como Antonin Artaud, Philippe Soupault, André Masson, Roger Vitral y
Francis Picabia. Luego de que Bretón fuera expulsado del partido comunista, en 1930, el
surrealismo comenzó a expandirse por todo el mundo. Fue en esta etapa que se
adhirieron al movimiento figuras como Salvador Dalí y Luis Buñuel, que también
terminaron por distanciarse y no obstante son reconocidos a nivel mundial por sus
contribuciones en el campo.69
México fue uno de los primeros países latinoamericanos en tener contacto con el
surrealismo. Apenas en 1921, llegaba Arthur Cravan, excéntrico personaje, dadaísta y
posible introductor del surrealismo en nuestro país, que se perdió en algún lugar del
Golfo de México. También se tiene noticia de la circulación de ―La revolución supra-
realista‖, un texto escrito por Genaro Estrada, profesor de literatura mexicana mientras
Vasconcelos estuvo en la rectoría de la UNAM.70
Luego vino la visita del fundador del movimiento, André Bretón, para entrevistarse
con Trotsky, y quedó tan enganchado a la realidad mexicana que la designó ―surrealista
por excelencia‖ y tomó como símbolos del movimiento a dos animales casi míticos de
estas tierras: el axolote y el monstruo de Gila.71 Visitó el país en varias ocasiones y
organizó exposiciones en las que incluyó el trabajo de algunos artistas mexicanos y piezas
tan emblemáticas como las calaveritas de azúcar.
Humberto Schwarzbeck72 ha señalado que más que atrapado por la belleza y
exotismo de los paisajes mexicanos, que podían describirse como un viaje directo al
inconsciente, Bretón fue seducido por el temple revolucionario que impregnaba toda la
cultura y que coincidía con los anhelos del surrealismo. Esta corriente se alimentaba de la
69
Sebbag, Georges. El surrealismo, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003.
70
Garciadiego, Javier. Ob. cit., p. 414.
71
Breton, André. “Souvenirs du Mexique”, Le Minotaure, París, Núm. 12-13, 1939.
72
Schwarzbeck, Humberto. “Bretón en México: una apostilla”, Letras Libres, México, agosto 2002.
(www.letraslibres.com)
46
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
identidad entre creación artística y revolución, proyectada desde nuestro país hacia el
resto del mundo y que había dado lugar a un movimiento propio de vanguardia literaria:
el estridentismo, que englobaba el diálogo y la influencia del futurismo, el dadaísmo, el
creacionismo y el ultraísmo.73
Con la disgregación de representantes del surrealismo que provocó la Segunda
Guerra Mundial, muchos emigraron a Estados Unidos. En los años cuarenta, respaldaron
el surgimiento del expresionismo abstracto y, luego de un tiempo, sentaron las bases para
la explosión del arte pop.
A la par, México se convirtió en un lugar común y escenario crucial para el
movimiento. Por diversas causas y propósitos fueron arribando, muchas veces para
quedarse, personalidades como Antonin Artaud, Wolfgang Paalen, Alice Rahon, Eva
Sulzer, César Moro, Katy y José Horna, Benjamín Peret, Remedios Varo, Leonora
Carrington, Edgard James, Luis Buñuel y Alejandro Jodorowsky. Es imposible negar la
importancia de la presencia de este selecto grupo de artistas y escritores que portaron el
estandarte surrealista, esa nueva forma de expresión sensible que tuvo en el siglo XX una
importancia comparable a la del Romanticismo en el siglo XIX.74
En 1928 Bretón había firmado junto a León Trotsky y Diego Rivera el ―Manifiesto
por un Arte Revolucionario Independiente‖. Recordemos que los tres compartían la
experiencia de haber sido expulsados del Partido Comunista y caracterizaban a Stalin
como totalitario. Por esa razón el contenido del manifiesto reza lo siguiente:
Consideraban que sólo la revolución social podía abrir la ruta hacia una nueva
cultura, pero rechazaban todo tipo de control de parte de los gobiernos en el arte. Ese
mismo año, se efectuó con éxito la Exposición Internacional del Surrealismo en París,
momento cumbre del surrealismo.
73
Mora, Francisco Javier. “El estridentismo mexicano: señales de una revolución estética y política”,
Anales de Literatura Hispanoamericana, Universidad de Alicante, Núm. 29, 2000, p. 258.
74
Debroise, Olivier. “Los surrealistas y México”, La Jornada, 18-19 Julio, 1986. (http://www.arte-
mexico.com/critica/od65.htm).
75
Villegas, Abelardo. El pensamiento mexicano…, Ob. cit., p. 129.
47
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
En enero de 1940 se logró una ceremonia similar en nuestro país, aunque de menor
calado. Bretón, César Moro y Wolfgang Paalen organizaron en la Galería de Arte
Mexicano una selección de cuarenta obras de representantes europeos y de artistas
mexicanos cuyo trabajo tenía afinidad con el movimiento.
Incursionaron a fondo en el surrealismo personalidades mexicanas como Agustín
Lazo, María Izquierdo, Frida Kahlo, Manuel Álvarez Bravo y Alberto Gironella. Pero no
puede excluirse a aquellos que se acercaron al movimiento surrealista, aunque fuera
provisionalmente, como Luis Cardoza y Aragón, Roberto Montenegro, Guillermo Meza,
Antonio ―El corcito‖ Ruiz, Manuel Rodríguez Lozano, Gunther Gerzo, Raúl Anguiano y,
Xavier Villaurrutia en algunos ensayos.76
Estudiar las relaciones entre los surrealistas y la comunidad intelectual mexicana, así
como la producción creativa emanada de ese diálogo, sería motivo de otra investigación,77
pero para dar una idea de la gran importancia que tuvo esta tradición en la cultura
nacional, conviene rastrear, aunque sea brevemente, sus huellas en El laberinto de la
soledad, una obra que se convirtió en una nueva plataforma literaria a partir de la
segunda mitad del siglo pasado.
Octavio Paz tuvo contacto con los surrealistas mientras residía en París, por lo que
podemos hablar de un influjo directo de esta corriente en su obra; también los sociólogos
que lo inspiraron a abordar temas como los mitos, las fiestas, la muerte y el amor habían
participado en el movimiento. La interpretación que hace Paz de la historia de México
plantea una crítica a la modernidad emparentada a la postura surrealista.
El antropólogo James Clifford ha descrito este modelo como surrealismo etnográfico
porque, a la manera del collage, propone la renovación a partir de una reordenación
crítica de los objetos. Mediante el uso de una heterogeneidad de fuentes, consiste en una
aproximación irónica de la cultura que ataca lo familiar para volverlo extraño, pero a la
vez vuelve a investirle de sentido. Es de esa forma que procede Paz cuando analiza ciertas
costumbres, mitos, la fiesta o una expresión verbal como ―chingar‖, para descubrir ahí un
contenido inexplorado, con el propósito de revelar su contenido latente, sagrado, y así
reinvertirle de sentido y valor. De acuerdo a Enrico Mario Santí, la obra de este poeta es
una defensa de la imaginación mexicana precisamente porque se propone el rescate de
76
Debroise, Olivier. Ob. cit.
77
Olivier Debroise y un grupo de colaboradores se han aproximado a este tema en: La era de la
discrepancia. Arte y cultura en México, 1968-1997, México, UNAM, 2007.
48
Capítulo 1. Panorama socio-cultural del México posrevolucionario
78
Santí, Enrico Mario. Ob. cit., pp. 102-106.
49
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria
profesional
Si bien el propósito de este trabajo es comprender qué papel desempeñó Erich Fromm
en la difusión e institucionalización del psicoanálisis en México, el desarrollo de su
pensamiento y la influencia que pudo haber ejercido la realidad mexicana en éste durante
sus veintitrés años de residencia en el país, es importante introducir su persona, dando a
conocer algunos datos biográficos y un esbozo de su trayectoria profesional.
La vida de este crítico y psicólogo social se ha tratado ya en varios estudios dirigidos
al público de habla inglesa. Daniel Burston ha publicado una de las biografías mas
completas.1 También se han aproximado a este tema Donald Housdorff,2 Lawrence
Wilde3 y Gerhard Knapp,4 pero todos terminan por enfocarse en la obra frommiana. Los
estudios biográficos más reconocidos son los de Rainer Funk,5 cercano colaborador y
salvaguarda del Archivo Erich Fromm en Tubinga. Este autor aporta información muy
valiosa acerca de la infancia y adolescencia de este psicoanalista alemán y presenta un
cuadro general de su itinerario profesional. Por esa razón, es la fuente bibliográfica
principal para el presente capítulo.
En el 20 Aniversario de la Sociedad Internacional Erich Fromm celebrado en el año
2005, el Dr. Lawrence J. Friedman expuso su proyecto de construir una nueva semblanza
de este hombre, que profundice en aspectos íntimos, con la finalidad de dar seguimiento
al desarrollo de su personalidad. Explicó que uno de los grandes obstáculos a la hora de
indagar en la vida de Fromm es que su última esposa, Annis Freeman, destruyó la mayor
parte de su correspondencia. Al parecer, Fromm le pidió que lo hiciera en caso de que
falleciera antes que ella, porque prefería que toda la atención fuera dirigida hacia su labor
psicológica e intelectual.6 Abordamos aquí brevemente algunos aspectos personales de
este prolífico escritor, sólo en la medida en que ayudan a contextualizar sus aportaciones.
1
Burston, Daniel. The Legacy of Erich Fromm, Cambridge y Londres, Harvard University Press, 1991.
2
Hausdorff, Donald. Erich Fromm, Nueva York, Twayne Publishers, 1972.
3
Wilde, L. Erich Fromm and the Quest for Solidarity, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2004.
4
Knapp, Gerhard. The Art of Living. Erich Fromm’s Life and Works, Nueva York, Peter Lang, 1989.
5
Funk, Rainer. Fromm. Vida y Obra, Buenos Aires, Paidós, 1987; Erich Fromm: His Life and Ideas. An
Illustrated Biography, Nueva York, Continuum Internacional, 2000.
6
Friedman, L. J. “Recovering Erich Fromm’s Life: Some Dilemmas and Preliminary Solutions”, Tubinga,
Fromm Forum, Núm. 10, 2006, pp. 12-18.
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Erich Pinchas Fromm Krause fue hijo único nacido en el seno de una familia judía
ortodoxa, en Fráncfort del Meno, Alemania, el 23 de marzo de 1900. El año de su
nacimiento coincide con el comienzo de un nuevo siglo, de aquel que sería escenario de
infaustos eventos que dejarían una profunda marca en la historia de la humanidad.
De acuerdo a Eric Hobsbawm, la civilización occidental del siglo XIX era capitalista
desde el punto de vista económico, liberal en su estructura jurídica y constitucional,
burguesa por la imagen característica de su clase hegemónica, y brillante por los adelantos
alcanzados en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la educación. El gran progreso
material se mostraba consecuente con la posición central de Europa, cuna de las
revoluciones científica, artística e industrial, cuya economía había extendido su influencia
sobre una gran parte del mundo, subyugada por los ejércitos de los estados que
constituían el sistema de la política mundial.7
El afán imperialista de las grandes potencias europeas, que combinaba sus efectos
con la propagación del fervor nacionalista entre el grueso de la población, apuntalaba las
condiciones para romper con los tratados de paz y buscar la reconfiguración del mapa
mundial. Aunque antes de 1914 no hubo un enfrentamiento entre potencias a gran
escala, al tenor de las políticas imperialistas se mantuvieron agresivas expediciones frente
a los países más débiles con el objetivo de ampliar dominios coloniales. No obstante,
pronto resultó evidente que no quedaban territorios sin dueño, a consecuencia de lo cual,
las ambiciones se volcaron sobre los territorios ocupados por otras potencias.
Alemania, unificada en una sola nación y encabezada por el belicoso reino de Prusia,
se había asegurado, a raíz de la guerra franco-prusiana de 1871, las fundiciones de hierro
y acero de las zonas del río Rin y Lorena, la floreciente industria química de Berlín y una
imponente factoría de material bélico en Essen: el oligopolio de las fábricas de cañones y
armamentos de la familia Krupp. Con todas esas ventajas, para el alto estado alemán era
un tormento pensar que Inglaterra y Francia, con menor poderío, poseían un imperio
colonial mucho más vasto. En 1879, Alemania concertó una alianza con el Imperio
austro-húngaro, con la clara intención de posicionarse como la potencia europea
hegemónica.
7
Hobsbawm, Eric. Historia del siglo XX, Barcelona, Crítica, 2005, p. 16.
52
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
8
Funk, R. Fromm. Vida…Ob. cit., p. 33.
9
Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo, 3 Tomos, Madrid, Alianza, 1981, tomo 1, pp. 86-88. La
autora analiza las vicisitudes que marcaron la historia del pueblo judío en Europa durante los siglos XIX y
XX. Explica el papel que la preeminencia económica de los judíos jugó en el desarrollo ulterior del
antisemitismo.
53
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
palabra, ya que se concentraba en las fuerzas y fuentes espirituales del hombre. Nos
cuenta que el mismo Erich Fromm se refería a ese ambiente en el que creció como un
mundo ―precapitalista‖ o ―preburgués‖, para diferenciarlo del mundo moderno que más
tarde sería objeto de estudio de sus investigaciones, un mundo que agitaba las banderas
del imperialismo y del nacionalismo exacerbado.10
Los que lo conocieron de cerca, como Rainer Funk, testifican que pese a conservar
durante toda su vida una actitud profundamente religiosa, Fromm nunca accedió a
convertirse en un hombre ascético que encontrara alegría en la renuncia a las cosas
mundanas de la vida. Podría decirse que su humanismo radicaba en la comprensión de
todas las religiones desde una perspectiva concreta, producto de la vida humana en la
tierra con todos los privilegios y limitaciones correspondientes.
Dentro de ese universo religioso es que surge el especial interés del Fromm
adolescente por comprender los escritos proféticos; cuestión que a la postre, mediante
una transposición, se convierte en punto cardinal de sus investigaciones y que, dicho sea
de paso, le acarrearía conflictos con colegas y críticos a lo largo de toda su carrera.
La lección más importante que el joven Erich tomaría de la comunidad judía donde
creció, fue la orientación hacia una praxis de vida negadora; este estilo de vida le
acompañó hasta el final de sus días como teórico social. En síntesis, la praxis de vida
negadora no puede equipararse al negativismo, pesimismo o incluso al nihilismo; se trata
de posibilitar lo creativo y auténtico a través de la negación de aquello que fue y es
aceptado por la generalidad, por el sentido común, aunque eso signifique segregarse de la
mayoría.11 Funk afirma que fue esta enseñanza la que permitió que el trabajo de Fromm
se orientara a tan diversas aristas, siendo consciente de que tendría que ir forjando su
propio camino y sus propias respuestas, navegando entre un mar de críticas y
desacreditaciones.
Es motivo de otro trabajo abordar los debates que generó la obra de Fromm, pero a
la luz de la misma teoría psicoanalítica, que nos dice que hay un motivo —siempre
inconsciente— que subyace a los actos humanos, llegamos a la conclusión de que es
necesario profundizar en el examen de las reacciones que su pensamiento produce en los
10
Funk, R. Fromm. Vida…Ob. cit., p. 8.
11
Ibíd., pp. 12-15.
54
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
diversos ámbitos, ya que pueden estar basadas más en prejuicios que en un análisis
contextual y razonado de sus propuestas.12
Hay que mencionar que Erich vive la Primera Guerra Mundial, en la adolescencia,
como un acontecimiento revelador, que no olvidaría jamás. Este suceso le permite
experimentar por primera vez en amplia escala, la destructividad de la que el ser humano
es capaz y la extensa atmósfera de agresión, que incluso se vivía en las aulas donde
tomaba clase.13 Sin duda, podemos catalogar esta experiencia como el principio del
despertar del jovencito de apenas 14 años, que gracias al estímulo de algunos maestros, se
animaba a hacer uso de sus facultades críticas para cuestionar el fanatismo con el que la
mayoría de la gente respondía a estos asuntos.
12
Algunos autores se han encargado de analizar dichos debates y de explicar las razones por las que Erich
Fromm ha sido relegado a un plano secundario en la historia de ciertos movimientos intelectuales. Ver
por ejemplo: Rickert, John. “The Fromm-Marcuse debate revisited”, Theory and Society, Martinus
Nijhoff Publishers, Dordrecht, 1986, Vol. 15, pp. 351-400; Mc Laughlin, Neil. “How to become a
forgotten intellectual: Intellectual movements and the rise and fall of Erich Fromm”, Sociological Forum,
Núm. 13, 1998, pp. 215-246; Del mismo autor, “Origin myths in the Social Sciences: Erich Fromm, the
Frankfurt School and the emergence of Critical Theory”, The Canadian Journal of Sociology, junio 1999,
pp. 109-139.
13
Fromm, Erich. Más allá de las cadenas de la ilusión, México, Paidós, 2009, p. 14.
14
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 59-60.
55
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
15
Fromm, Erich. El arte de escuchar, Barcelona, Paidós, 1993.
16
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., p. 41. Ver también: Fromm, Erich. El humanismo judío, 1999.
(www.elaleph.com).
17
Arendt, Hannah. Los orígenes…, Ob. cit., pp. 135-175.
56
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Alfred Dreyfus, un oficial judío del estado mayor francés, probó el alcance político
inherente a la oleada de antisemitismo que invadía Europa. En respuesta, la comunidad
judía optó por organizarse en busca del establecimiento de un Estado judío soberano e
independiente, mediante métodos diplomáticos y políticos. El programa político sionista
fue fundado por Theodore Herzl, pero conforme pasaba el tiempo fueron apareciendo
figuras que lanzaron otras propuestas, cada vez mas vinculadas a los afanes imperialistas.
Por principio de cuentas, el sionismo adquirió validez porque representaba una
solución a los atropellos que se estaban cometiendo en el mundo contra el pueblo judío
y, en sentido simbólico, significó una construcción de la nostalgia y la necesidad de
recuperar la patria perdida. De acuerdo a Hannah Arendt, en la década que sucedió a la
primera conflagración mundial, el sionismo no debió su fuerza tanto a su penetración
política como a su influencia pedagógica, al explayar un análisis crítico de las reacciones
psicológicas y sociológicas en torno al antisemitismo.18 Por esa razón, consiguió muchos
adeptos en el ámbito intelectual del que Fromm comenzaba a formar parte. Pero a pesar
de su juventud, percibió muy pronto el rumbo que el movimiento sionista tomaría y
resolvió retirarse. Vale la pena abrir un paréntesis para aclarar que después del
holocausto, cuando el sionismo se pervirtió, Fromm amparó una briosa defensa de los
derechos del pueblo palestino.19
Para continuar con su formación académica se inscribió en la Universidad de
Heidelberg, donde tropezó con otro de los personajes más influyentes en sus años de
juventud: el Dr. Salman Baruch Rabinkow, su último maestro de Talmud.20 El
humanismo radical de este hombre, combinado con el estudio tradicional del Talmud y
de la cultura moderna, fue un importante estímulo para Fromm. La postura esencial que
18
Arendt, Hannah. Los orígenes…, Ob. cit., p. 123.
19
En 1948 se fundó el Estado de Israel con la tutela de Estados Unidos, Inglaterra y la ONU. Una serie de
leyes asimiló “legalmente” inmensas extensiones de tierras árabes cuyos propietarios fueron declarados
ausentes porque se habían convertido en refugiados a causa de la ocupación militar. Los judíos sionistas
cometieron desde entonces atrocidades, masacres y violaciones contra la población civil para contrarrestar
la resistencia a ceder su tierra. Pese a que el derecho moral y político de una persona a volver a su sitio de
residencia es universalmente reconocido, Israel ha negado el retorno y ha imposibilitado sistemática y
jurídicamente que los árabes palestinos regresen, que sean compensados por sus propiedades o vivan en
Israel como ciudadanos en igualdad de derechos ante la ley con los israelíes judíos. La negativa a
reconocer el derecho de los palestinos a la autodeterminación y a un Estado demostró ser, a través de los
años, la fuente principal del derramamiento de sangre que hoy continúa. Leyens, Germán. “El origen del
conflicto palestino-israelí”, Judíos por la Justicia en Oriente Próximo, [S. L], 2005.
20
Talmud: Código fundamental del derecho civil y canónico judío que complementa la Biblia y representa
una labor de más de setecientos años. Comprende la Misnáh y la Gemará. La primera es el texto y la
segunda los comentarios. Consta de 63 tratados y 524 capítulos, dividida en 6 órdenes principales
llamados Sedarim, cada uno de los cuales trata de manera ordenada un asunto o tema a saber: agricultura,
fiestas, matrimonio, divorcio, derecho civil y penal, ofrendas sagradas y purificaciones. Royston Pike,
Edgar. Diccionario de religiones, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 431.
57
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Rabinkow defendió hasta el final de sus días, afirmaba al hombre como un fin en sí
mismo y sostenía que la fuerza interior del ser humano es inseparable a su condición de
ser autónomo. 21
Un breve repaso por cualquiera de los estudios que Erich Fromm realizó durante su
vida confirma la clara influencia de Rabinkow. Su albacea literario se ha percatado de que
nuestro autor intentó verificar en sus investigaciones psicoanalíticas y socio-psicológicas
acerca del hombre en general, los planteamientos del Rabino Rabinkow, con los que
coincidía en puntos básicos.22
Como estudiante universitario, Fromm tomó distancia respecto a la tradición judía
ortodoxa y, a su vez, se benefició del encuentro con otras corrientes de pensamiento que
fueron propiciando un gradual abandono de la práctica del judaísmo. Dicho abandono
ocurrió de forma definitiva a los 26 años. Merced a que el punto clave de toda la filosofía
que había aprendido con Rabinkow residía en la autonomía del individuo y su desarrollo,
se volcó a transitar su propia senda que con el tiempo se vio enlazada con muchos otros
caminos.
Pese haber abandonado muy joven la práctica del judaísmo, es imprescindible
destacar la habilidad que Fromm desarrolló desde el inicio de su trayectoria para traducir
los planteamientos de esta filosofía, de manera que pudieran salir del ostracismo y ser
comprendidos por cualquier persona. Como afirma Funk en su biografía:
58
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
24
Ethos: conjunto de rasgos culturales típicos que diferencian e individualizan a un grupo de otro. Puede
utilizarse como sinónimo de “visión del mundo”.
25
La tesis permanece inédita. Existe una copia en el Archivo Erich Fromm ubicado en Tubinga,
Alemania.
26
Funk, Rainer. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 60-62.
27
También Leo Lowenthal y Ernst Simon, amigos cercanos de Fromm, conocieron el psicoanálisis a
través de Frieda Reichmann. Ibíd., pp. 64-65.
59
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
de J.H Schultz. En 1923 concluyó su análisis didáctico con Hans Sachs en Berlín para
abrir al año siguiente un centro terapéutico en Heidelberg.
El psicoanálisis, dado a conocer por Sigmund Freud en 1900 con La interpretación
de los sueños, había logrado captar el interés y el reconocimiento de una vasta porción de
la elite intelectual y científica mundial. La fundación del psicoanálisis, como teoría y
método analítico, es el hecho más trascendental en la historia de la psicología, debido a
que constituye un paso decisivo en el camino hacia el conocimiento del hombre. Como
tal, provocó en su momento un escándalo sólo comparable al derivado de la defensa del
heliocentrismo efectuada por Copérnico y a la teoría de la evolución de las especies de
Darwin.28 Freud no simplemente postuló la existencia de procesos inconscientes —
cuestión que había sido sugerida antes que él por la filosofía alemana—, sino que mostró
de forma empírica cómo es que dichos procesos operan. Este médico vienés logró
elucidar los mecanismos concretos que permiten que se exprese el inconsciente: los
síntomas neuróticos, los sueños y los pequeños actos de la vida cotidiana. Las
consecuencias de sus descubrimientos influyeron en todas las esferas de la vida cultural y
social desde finales del siglo XIX y se extienden hasta tiempos presentes. El psicoanálisis
permitía cuestionar todo en relación con las actitudes y la conducta humana, ya que
construyó conceptos claves para interpretar las motivaciones e intereses detrás de cada
acción.
En el momento en que Erich Fromm tuvo su encuentro con el psicoanálisis, esta
revolucionaria teoría se encontraba ya consolidada e imbuida de prestigio, en parte
gracias a la fundación de la Asociación Psicoanalítica Internacional, consumada en 1910.
A partir de ese año, los miembros de la Asociación, divididos en tres grupos, comenzaron
investigaciones que en algunos casos culminaron con aportes significativos a la teoría
freudiana original y, en otros, terminaron en ruptura con el maestro.
Destacan figuras como Alfred Adler, Otto Rank, Carl Jung, Hans Sachs, Sander
Ferenczi, Theodor Reik y Karl Abraham. Hacia 1914, el psicoanálisis se practicaba ya en
Austria, Suiza, Suecia, Estados Unidos, Inglaterra, India, Canadá y Australia, y se difundía
en Hungría, Polonia y Rusia. En Alemania, la popularidad del psicoanálisis iba en
aumento, sobresaliendo ciudades como Munich y Berlín como sedes de diversos
congresos y centros psicoanalíticos.29 Por su parte, la producción teórica del fundador del
28
Mandolini Guardo, Ricardo G. Historia general del psicoanálisis. De Freud a Fromm, 3ª edición,
Buenos Aires, Ciordia, 1969, p. X.
29
Ibíd., pp. 482-483.
60
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
El Instituto Psicoanalítico de Berlín, fundado en febrero del año de 1920 por Max
Eitingon, Karl Abraham y Ernst Simmel, fue el primer instituto de formación
psicoanalítica en el mundo. Este espacio le brindó a Fromm un terreno halagüeño para
relacionarse. Fue a través de esta institución que tuvo contacto con varios de los
30
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 75-76.
31
Ibíd., pp. 67-69.
32
Ibíd., p. 64.
33
Ibíd., p. 74.
61
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
34
Reyes Vallejo, Orellana. “Karen Horney, una pionera de la ruptura con el modelo freudiano para
explicar la psicología femenina y el desarrollo humano sano y neurótico”, Apuntes de psicología, Sevilla,
Vol. 20, Núm. 2, Universidad de Sevilla, 2002, pp. 15.
62
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Motivado por Karl Landauer, uno de sus analistas didácticos, Fromm participó en la
fundación del Instituto Psicoanalítico de Fráncfort. Para ese entonces, Max Horkheimer,
director del Instituto de Investigación Social, conocido popularmente como Escuela de
Fráncfort, se había sometido a un análisis con Landauer, debido a los problemas que le
generaba su incapacidad para disertar sin un texto preparado.35
El interés de Horkheimer por Freud se remontaba a la década de 1920,
parcialmente estimulado por Leo Lowenthal, que por cierto era amigo cercano de
Fromm y fue también paciente de Frieda Reichmann. Después de concluida la terapia,
Horkheimer apoyó la fundación del Instituto Psicoanalítico de Fráncfort, inaugurado el
16 de febrero de 1929. Resultó que de esa forma el Instituto se convirtió en la primera
organización expresamente freudiana en vincularse, aunque fuera de forma indirecta, a
una universidad alemana.36
La categoría de huésped que desde entonces se confirió al Instituto Psicoanalítico en
el de Investigación Social de Fráncfort, propició el ingreso de Fromm al círculo interior
de este último. Leo Lowenthal colaboraba con Horkheimer en el Instituto de
Investigación Social y recomendó a su viejo amigo para la posición de director vitalicio
del Departamento de Psicología Social, ya que desde hacía tiempo venía enfocando su
trabajo a cuestiones socio-psicológicas. Al recién inaugurado Departamento se le designó
la tarea de investigar hasta qué punto y de qué modo, el aparato psíquico del hombre es
causal o determinante en el desarrollo o conformación de la sociedad.37
Con el ingreso de Fromm, el trabajo del Instituto adquirió la dimensión que habría
de ser relevante para los años futuros: la de una investigación orientada al mismo tiempo
analíticamente y hacia el marxismo.38 Se abrió un diálogo enriquecedor para todos los
miembros, al que Fromm aportó sus ideas sobre una psicología social analítica, que
auxiliara en la resolución de problemas relacionados con el campo de estudio al que se
enfocaba el Instituto.39
35
Entrevista con Horkeimer en 1969. Citado por Jay, Martin. La imaginación dialéctica. Historia de la
Escuela de Frankfurt y el Instituto de Investigación Social (1923-1950), Madrid, Taurus, 1989, p. 154.
36
Ídem.
37
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., p. 88.
38
Ibíd., p. 89.
39
Es interesante apuntar aquí que una parte de los fondos para la fundación del Instituto de Investigación
de Fráncfort se obtuvo de un rico comerciante alemán radicado en Argentina, Hermann Weil por lo que
bien puede decirse que sus investigaciones fueron financiadas en los primeros años por la renta de la
tierra argentina. El dinero fue administrado por su hijo Felix Weil. Entel, Alicia, Lenarduzzi, Víctor y
Gerzovich, Diego. “La Escuela de Frankfurt en América Latina”, Escuela de Frankfurt. Razón, arte y
libertad, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
63
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
40
Ibíd., p. 137.
41
Jay, Martin. Ob. cit., p. 155.
64
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
42
Galkin, A. “Hitler proclama el Tercer Imperio”, Antología de textos de Historia Universal y
Contemporánea, México, UNAM, 1980, pp. 273-275.
43
El estudio fue planeado y dirigido por Fromm con la colaboración de Ernest Schachtel y Anna Hartoch,
y el asesoramiento de Paul Lazarsfeld en lo concerniente a problemas estadísticos. Fromm, Erich y
Maccoby, Michael. Sociopsicoanálisis del campesino mexicano, México, Fondo de Cultura Económica,
1973, p. 44.
44
Funk, R. Fromm Vida…, Ob. cit., p. 91.
45
Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., 1973, p. 44.
46
Ídem.
47
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., p. 88.
65
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
48
Ibíd., p. 135.
49
Ídem.
50
Adorno, Theodor. La personalidad autoritaria, Buenos Aires, Proyección, 1955.
66
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
51
McLaughlin, Neil. Origin Myths…, Ob. cit., p. 111.
52
Arendt, Hannah. Los orígenes de…, Ob. cit., p. 492, 495.
53
Ibíd., pp. 117-119.
67
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
―…purificada así, la psique puede ser redimida otra vez por la ética idealista y la
religión; y la teoría psicoanalítica del aparato mental puede ser reescrita como
una filosofía del espíritu. La mutilación de la teoría de los instintos de Freud
culmina al arrancar a la sexualidad el papel constitucional, ya que sin ésta no hay
ningún conflicto fundamental entre el principio del placer y lo que él llama, el
principio de la realidad -siempre represivo-, encarnado en la cultura y la
sociedad‖. 54
68
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
empírica. Marcuse destruía ese logro al darle un giro, retransformando los conceptos
empíricos de Freud en materia de especulación filosófica, interpretando de manera
errónea conceptos como represión, narcisismo, y confiriendo un sentido distinto al que
Freud había otorgado a los principios de placer y de realidad.
Así mismo, la defensa que hace Marcuse de una práctica sexual ―libre‖,
subordinando la genitalidad —que identificaba con el matrimonio monógamo y la familia
burguesa— a los impulsos eróticos anal y oral, es vista por Fromm como una tendencia a
la regresión infantil. De acuerdo a Fromm, Marcuse pasa por alto el hecho de que para
Freud la evolución de la libido, del narcisismo primario al plano oral y anal, y luego al
genital, no es principalmente un problema de acentuación de la represión, sino que se
trata del proceso biológico de maduración, que conduce a la primacía de la sexualidad
genital en una persona sana.57
Haciendo suyo el precepto de Kant respecto a los derechos y deberes de la
conciencia ilustrada, que en última instancia encauzan al hombre por un camino para
salir de su minoría de edad, dice Fromm: ―Su ideal (el de Marcuse) era que el hombre se
volviera niño. Mi ideal era que el hombre se desarrollara por sus propios medios hasta su
máxima madurez o plenitud de su personalidad‖.58
Si bien algunas de las objeciones de Marcuse a Fromm se encuentran
fundamentadas, como el hecho de introducir ciertos temas de corte idealista y hasta
religioso en la psicología materialista de Freud, es necesario reconocer, a partir de un
análisis cuidadoso de su obra, que se mantiene como un pensador social crítico hasta el
final de su vida y no cae en una postura conformista.
Como señala Rickert, es importante recordar que fue Erich Fromm quien en El
miedo a la libertad y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, introdujo ciertos temas
de la Teoría Crítica a una audiencia masiva, y quien durante los complacientes años
cincuenta sostuvo, junto a C. Wright Mills y otros sociólogos, una crítica radical de la
sociedad contemporánea. En opinión de este autor, Fromm, tal vez más que cualquier
otro analista, buscó agudizar las cuestiones críticas del pensamiento de Freud.59
57
Fromm, Erich. La crisis del psicoanálisis, Barcelona, Paidós, 1970, pp. 32-37.
58
Funk, R. Fromm, Vida…, Ob. cit., p. 138.
59
Para una discusión detallada de la disputa entre Fromm y Marcuse ver: Rickert, John. “The Fromm-
Marcuse debate revisited”, Theory and Society, Dorchtrecht, Martinus Nijhoff Publishers, 1986. pp. 351-
400. Se puede consultar una entrevista del presentador norteamericano Mike Wallace a Erich Fromm
realizada en 1959 en:( http://www.youtube.com/watch?v=mPw5prYLc5w.).
69
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
En ese sentido, Fromm mostró hasta qué punto el psicoanálisis de Freud, sustentado
en la teoría libidinal, dependía de la moral sexual burguesa de su época, por lo cual había
recibido influencia de varios factores histórico-sociales que limitaban su propuesta. Al
dilucidar dichos factores, Fromm valoraba la aportación de Freud en su justa dimensión,
sin que con esto estuviese refutando el carácter crítico y revolucionario que ostentaba.
No debemos olvidar que el propio Freud formuló el supuesto de que la naturaleza
humana y la sociedad pueden tener exigencias contradictorias y, por tanto, es posible que
pueda estar enferma una sociedad en su conjunto. Por lo mismo, pese a las dificultades
implicadas, extiende la invitación en El malestar en la cultura a que ―algún animoso
colega se aventure a investigar las neurosis colectivas y la patología de las sociedades
civilizadas‖.60
Pues bien, Fromm acepta el desafío y enfoca sus investigaciones al estudio de los
conflictos recurrentes entre la naturaleza humana y la sociedad moderna, para entender
cuál ha sido el papel de esta última en la evolución y en el desarrollo del individuo.61
4. El movimiento freudomarxista
Es preciso ubicar que la década de los treinta, dentro del contexto internacional, marca
un periodo de crisis económica global que pone en el reflector las características
irracionales del sistema capitalista, principal objeto de estudio de la teoría marxista. Por
esa razón, la iniciativa de integrar la teoría y práctica del psicoanálisis al materialismo
histórico no se reduce sólo a Fromm ni al Instituto de Investigación Social de Fráncfort.
El interés fue compartido por varios psicoanalistas que advertían la necesidad de discutir
la importancia del factor subjetivo en las revoluciones. Entre los más sobresalientes
encontramos a Wilhelm Reich, Siegfried Bernfeld y Otto Fenichel. Los esfuerzos
desembocaron en un movimiento intelectual y práctico conocido como freudomarxismo,
que se dio a la tarea de discutir qué sucede con la conciencia de clase de los movimientos
obreros, además de utilizar el psicoanálisis como técnica de concientización ante la
amenaza que representaba el ascenso de los nazis al poder.62
60
Freud, Sigmund. El malestar en la cultura y otros ensayos, Madrid, Alianza, 1992, p. 5.
61
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Hacia una sociedad sana, México, Fondo
de Cultura Económica, 1956, pp. 24-25.
62
Herrera Guido, Rosario. “El programa Freudomarxista”, Devenires, Morelia, Vol. IV, Núm. 8, 2003, pp.
99-100.
70
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Para efectos de este estudio es necesario puntualizar que dicha objeción no puede
ser aplicada de forma análoga entre todos los representantes del movimiento.
En el caso de Erich Fromm, es posible afirmar que su integración de la teoría
marxista desde la etapa en la Escuela de Fráncfort, estuvo siempre bien articulada
respecto a sus experiencias en el campo de la psicología, culminando en un sistema
63
Ibíd., p. 104.
64
Jay, M. Ob. cit., p. 152.
65
Suárez, Armando. “Freudomarxismo: pasado y presente”, Razón, locura y sociedad, México, Siglo
XXI, 1995, pp. 142-166.
66
Impasse: Punto muerto o situación sin salida. Estancamiento.
67
Herrera Guido, Rosario. Ob. cit., p. 119.
71
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
68
Fromm, Erich. El miedo a la libertad, México, Paidós, 2008, p. 23.
69
Funk, R. Fromm, Vida…, Ob. cit., p. 63.
72
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
70
Álvarez del Castillo, Rodolfo. “Psicoanálisis en México: una triple genealogía. Fromm, API, Caruso”,
Revista Carta Psicoanalítica, Núm. 8 (www.cartapsi.org).
71
Funk, R. Fromm. Vida..., Ob. cit., p. 93.
72
Mandolini Guardo, Ricardo G. Ob. cit., p. 481.
73
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Erich Fromm había sido invitado por Karen Horney a impartir conferencias en la
ciudad de Chicago en 1933. Gracias a esa visita previa y a que un grupo considerable de
colegas compartió el lamentable destino común del exilio, pudo comenzar a establecer
vínculos con el círculo psicoanalítico estadounidense. En Nueva York se reencontró con
Horkheimer, Marcuse, Lowenthal, Pollock y Wittfogel para continuar con su cargo en el
Instituto de Investigación Social y abrió un consultorio para desempeñar su actividad
clínica. 73
La experiencia humana del exilio es otro factor que, siendo producto de la historia,
proporciona la posibilidad de crear vínculos con la otredad en cualquier región del
mundo. Arnaldo Kraus menciona:
No cabe duda que el exilio, esa experiencia de sentirse siempre otro y extraño pero a
la vez parte de todo y de todos, se convierte en un factor que alimenta su compromiso
social. Pero no hay que olvidar que desde su juventud, Erich Fromm había sentido una
fuerte atracción por los escritos proféticos que simbolizan un genuino interés en el
destino de la humanidad y el compromiso que se asume de presentar al otro las distintas
alternativas que tiene, con la finalidad de que elija de forma consciente su camino. A
diferencia de Kraus, creo que desde el inicio de su carrera Fromm, establece un claro
compromiso con la humanidad y que en el trayecto no hará más que ajustarlo a una serie
de objetivos puntuales.
Su lucha por conducir al ser humano hacia su libertad y autonomía, además de ser
motivo de sus investigaciones psicoanalíticas, se pone de manifiesto también a través de
su compromiso y participación activa en la vida política de cualquier sociedad en la que
estuviera presente. Su incursión en debates acerca de temas tan álgidos como el nazismo
en Alemania, los errores del socialismo real, el desarme nuclear, la guerra de Vietnam, la
crisis de los misiles en Cuba; su desacuerdo con la fundación del Estado de Israel; su
apoyo al Partido Socialista y participación en la campaña presidencial del candidato
73
Funk, R. Fromm. Vida..., Ob. cit., p. 93.
74
Kraus, Arnoldo. “Fromm y la mirada del otro”, en: Silva García, J. (comp.). El humanismo de Erich
Fromm, México, Paidós, 2006, p. 117.
74
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
75
Fromm, Erich. La revolución de la esperanza, México, Fondo de Cultura Económica, 1970; Ética y
política, Buenos Aires, Paidós, 1993.
76
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., p. 103.
77
Ibíd., pp. 78-82.
78
Ibíd., p. 141.
75
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
Rainer Funk relata que se conformó un grupo más de amigos que también compartía
los intereses sociológicos. Estaba constituido por Abraham Kardiner, John Dollard,
Harold Lasswell y las antropólogas Margaret Mead y Ruth Benedict.79
Viviendo en Nueva York en calidad de exiliado, Fromm comienza a dar forma a su
producción intelectual, que a partir de ese momento sería continua. En el periodo que
abarca de 1936 a 1940, escribió su primer libro, anunciado en el informe de 1938 al
Instituto de Investigación Social bajo el título El hombre en el Estado autoritario.80 La
pertinencia de este estudio sobre el problema de la libertad humana resultaba
incuestionable, puesto que incluía un capítulo provocador sobre la psicología del
nazismo, en momentos en que estallaba la Segunda Guerra Mundial.
El libro fue publicado en 1941, se tituló El miedo a la libertad y hoy sigue siendo una
de sus obras capitales. Cronológicamente el planteamiento socio-cultural del psicoanálisis,
aunque llevaba ya tiempo en gestación con Horney a la vanguardia, fue formulado en esa
misma década por otros miembros del grupo culturalista en diversas obras.
La posición culturalista tiene antecedentes que se remontan al propio Freud. Sería
erróneo suponer que el maestro no había reconocido el valor de las relaciones personales
a las cuáles los culturalistas dan tanta importancia; sólo que sus trabajos se centraron en la
dinámica de las pulsiones.81
Cabe mencionar que a los ojos de Fromm, la tendencia a clasificarlo junto a Horney
y Sullivan en la ―escuela culturalista o neofreudiana‖ parece injustificada. Lo expresa de la
siguiente manera:
Como haya sido, las obras de estos autores aparecen en la historia del psicoanálisis
como parte de la corriente culturalista que comenzó a florecer en Estados Unidos desde
79
Ídem.
80
Ibíd., pp. 143-144.
81
Mandolini Guardo, Ricardo G. Ob. cit., pp. 381-382.
82
Fromm, Erich. La crisis…, Ob. cit., p. 39.
76
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
83
Karen Horney publicó La personalidad neurótica de nuestro tiempo en 1937. Ese mismo año apareció
El individuo en sociedad de Abraham Kardiner. Funk, R. Fromm. Vida..., Ob. cit., p. 143.
84
Ibíd., p. 144.
77
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
85
Reyes Vallejo, Orellana. Ob. cit., p. 17.
86
Funk, R. Fromm. Vida..., Ob. Cit., p. 147.
78
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
87
Ibíd, p. 148.
88
Funk, R. “Erich Fromm´s Role in the Foundation of the IFPS. Evidences from the Erich Fromm
Archives in Tuebingen”, International Forum of Psychoanalysis, Estocolmo, Vol. 9, Núm. 3-4, octubre
2000, pp. 167-186.
89
Freud, Sigmund. ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, Obras Completas, 2ª edición, Buenos Aires,
Amorrurtu, 1986.
90
Funk, R. Fromm. Vida..., Ob. cit., p. 151.
79
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
gremio freudiano a este lado del atlántico. Desde la década de 1920, las ideas de Freud
comenzaron a traducirse para servir a los intereses del sistema capitalista. Se sabe, por
ejemplo, que un sobrino de Freud —Edward Bernays— fue pionero en la industria
publicitaria gracias a la aplicación de técnicas psicoanalíticas para descifrar las
motivaciones inconscientes que orillaban a la gente a comprar ciertos productos. Pronto
los psicoanalistas se vieron muy solicitados como asesores de las grandes corporaciones y
de los dirigentes políticos que andaban en busca de un método de manipulación de
masas eficiente. Al parecer, la idea de que las masas eran completamente irracionales y
por tanto incapaces de comprender su papel en la construcción de la ―democracia‖ se
filtró a los círculos políticos y sustentó los métodos de terrorismo psicológico que se
utilizaron como arma principal durante la guerra fría.91
Mientras un ambiente de relativa libertad suministró el terreno propicio para el
surgimiento de corrientes tan peculiares como la culturalista o la mística de Carl Jung, las
redes psicoanalíticas afiliadas a la ortodoxia acogieron una postura más apegada al
discurso clínico adaptativo descuidando así, las pautas que hubiesen posibilitado un
desarrollo teórico. Celosas de sus posiciones de poder, entendieron el psicoanálisis en el
marco de una visión pragmática, y se comprometieron con la tarea de esculpir
ciudadanos modelo, que se adaptaran a los patrones de consumo requeridos para
continuar con el dinamismo económico. Esto fue posible gracias al apego de mostraron
hacia la psicología del yo, fundada por Heinz Hartmann en 1939 e incansablemente
impulsada por Anna Freud, que sostenía la posibilidad de controlar los impulsos
irracionales mediante un fortalecimiento del ego a través de la sujeción a las normas
sociales aceptadas.92
Entre 1940 y 1960, los psicoanalistas adquirieron un poder monstruoso en Estados
Unidos.93 Es evidente que las ideas originales de Freud perdieron el cariz subversivo que
les caracterizaba y se deslizaron hacia fines opuestos a la liberación, que constituía el
objetivo primario de la tópica psicoanalítica. Con los años, fueron degenerando en otras
91
Ver primeros dos capítulos de la serie “The Century of the Self” de Adam Curtis, Londres, BBC, 2002
(http://www.archive.org/details/the.century.of.the.self).
92
Fromm, Erich. La crisis del psicoanálisis, Barcelona, Paidós, 1971, pp. 39-45.
93
En 1946 el presidente Truman dio a conocer el Plan Nacional de Salud Mental donde se aceptaba que
las enfermedades mentales eran un problema de salud pública en Estados Unidos. La mayoría de los
soldados regresaron de la guerra sufriendo algún tipo de desequilibrio y eso preocupaba a las cúpulas
dirigentes. Desde de esos años, se apoyó económicamente a los departamentos psiquiátricos de varias
universidades para que concretaran investigaciones en esta materia. La CIA llegó al extremo de intentar
modificar la personalidad de los individuos en la década de los sesenta y utilizó todo tipo de tácticas para
lograr lo que denominaban la “Ingeniería del consenso”.
80
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
94
Rainer Funk ha hecho una compilación de las reflexiones de Fromm publicadas en El corresponsal en
una obra póstuma: Fromm, E. Ética y política, Barcelona, Paidós, 1993.
95
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 176-179.
81
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
96
Ibíd., p. 181-182.
97
Raya Dunayevskaya compartía con Fromm, además de una postura marxista-humanista, el haber
residido en Estados Unidos y México durante su exilio. Llegó a nuestro país en 1937 como secretaria de
Leon Trotsky.
98
Fromm, Erich. et.a) Humanismo socialista, 2ª edición, Buens Aires, Paidós, 1968, p. 9-15.
82
Capítulo 2. Erich Fromm: formación y trayectoria profesional
99
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 183-186.
100
Ibíd., pp. 190-194.
83
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis
humanista
Para entender la resonancia de la propuesta psicoanalítica que arribó a México con Erich
Fromm en 1949 es necesario analizar el contenido de algunos aspectos centrales en su
obra. Atenderemos las diferencias de sus teorías respecto a las formulaciones originales
de Sigmund Freud, puesto que es en este sentido en el que Fromm representa un
resquiebre tanto con la práctica del psicoanálisis ortodoxo como con la teoría que la
sustenta. Es evidente que abordar todas las aristas que derivan del psicoanálisis humanista
supera en mucho los límites de este trabajo. Por esa razón, en este capítulo nos
centraremos en algunos puntos que nos permitirán delinear los planteamientos básicos
del psicoanálisis humanista y comprender a partir de qué líneas florece la propuesta
frommiana.
1
Fromm, Erich. Grandeza y limitaciones del pensamiento de Freud, México, Siglo XXI, 1979, p. 36.
2
Fromm, Erich. “Los fundamentos y el desarrollo del psicoanálisis”, Revista Mexicana de Psicoanálisis,
Psiquiatría y Psicología, México, Núm. 1, 1965, p. 13.
86
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
tomar en cuenta el hecho de que ese ámbito se determina por la estructura económica y
de clase. Para Fromm, la familia constituye entonces un ―agente psicológico de la
sociedad‖, cuya función es transmitir el carácter de esta sociedad al niño, antes de que
tenga su primer contacto con ella.
Como señalamos líneas arriba, Fromm acepta como herramienta psicoanalítica
indispensable el estudio de los fenómenos por medio de los cuales se manifiesta el
inconsciente, pero otorga una importancia trascendental a los mecanismos de resistencia
y transferencia como problemas humanos generales, debido a que constituyen fuerzas
emotivas muy poderosas.3
Para Fromm la transferencia es un mecanismo clave puesto de relieve por Freud,
quien explicó este fenómeno que se presentaba en el análisis, como la repetición de la
actitud de apego u hostilidad que el paciente había desarrollado desde niño hacia la figura
del padre o la madre. Es decir, percibía que los sentimientos del paciente hacia sus
progenitores eran trasferidos hacia la persona del analista.
Fromm realiza una transposición del concepto de transferencia a la esfera social,
política y religiosa donde adquiere, desde su punto de vista, una importancia aún mayor
que en el terreno clínico. Asegura que el fenómeno de la dependencia voluntaria, en el
que un individuo busca compensar su inseguridad sometiéndose a una autoridad que le
haga sentirse protegido, ocurre con bastante frecuencia en la vida adulta, y que una
sociedad cuyos miembros estén asustados y angustiados necesita ídolos. En muchos
acontecimientos históricos resulta evidente cómo la transferencia social puede
desencadenar grandes catástrofes; el caso del nazismo en Alemania es uno de los más
estudiados por Erich Fromm.
Por lo señalado hasta aquí podemos ir percibiendo que este autor, a la vez que
reconoce que el psicoanálisis dio un giro radical a la percepción que se tenía del ser
humano, se propone equilibrar los planteamientos freudianos y profundizar en sus
aspectos más críticos.
En principio, Fromm se aboca a la tarea de revelar de qué forma esta teoría fue
perdiendo su cualidad revolucionaria. Más allá del tono simplificador de la cronología,
considera que el siglo XIX, como entidad social y cultural, llegó efectivamente a su
término cuando comenzaba la Primera Guerra Mundial, en 1914. Ningún pensador
puede escapar a su época, con las ventajas y limitantes que ello supone, y Sigmund Freud
3
Fromm, Erich. El arte de escuchar, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 119-125.
87
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
4
Fromm, Erich. “Los fundamentos…”, Ob. cit., p. 15.
5
Ibíd., p. 17.
88
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
6
Fromm, Erich. El arte de amar, México, Paidós, 2004, p. 59.
89
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
que el mito, en sus tres distintas etapas, intenta caracterizar es un fenómeno típico de la
sociedad patriarcal, en la que el hijo se encuentra sujeto a la voluntad del padre y por
tanto, surgen deseos en él de rebelarse contra su autoridad. Señala que esa conclusión
resulta evidente si se estudia a detalle la trilogía, cosa que no hicieron ni Freud ni sus
seguidores. 7
Fromm no deja de hacer alarde a la genialidad de Freud, a quien considera un gran
científico con la capacidad de percibir hasta el más mínimo detalle de los fenómenos,
pero señala que con frecuencia su actitud raya en el racionalismo obsesivo, que le lleva a
construir teorías a partir de pequeños trozos de evidencia, que luego hace encajar en una
interpretación teñida de ciertos prejuicios.
Otra cuestión interesante es que Fromm reconoce que al lado del científico que
habitaba en Freud, latía también un espíritu humanista que se hizo presente sobre todo al
final de su obra. El choque que produjo en él la Primera Guerra Mundial movilizó su
inquietud por comprender los orígenes de la violencia y de la hostilidad. Aunque era
imposible que superara el marco de ideas decimonónicas que confinaban sus teorías, en
el trayecto final generó nuevos descubrimientos de enorme trascendencia, que
transformaron el núcleo de su sistema.
Con la introducción del narcisismo en 1914, se derrumbaba el esquema dualista que
Freud había manejado en su teoría anterior, que comprendía por un lado los impulsos
sexuales y, por el otro, los impulsos del ego, vinculados ambos al instinto de
conservación. El narcisismo, concebido como complemento del instinto de conservación
procedía, según Freud, también de la libido; cuestión que implicaba afirmar un monismo:
que todos los impulsos eran libidinales. La acepción anterior acercaba al sistema
freudiano a la herejía cometida por Carl Jung, uno de sus primeros discípulos, que
sostenía que la libido denota todo tipo de energía psíquica.8
En medio de esa coyuntura, Freud intentó solventar el conflicto formulando un
nuevo dualismo, en el que buscaría insertar todos los fenómenos a la manera en que
había hecho con su teoría de la libido. En Más allá del principio del placer,9 publicado en
1920, postuló la existencia de un principio filogenéticamente muy antiguo, que llamó
7
Fromm, Erich. Grandeza y limitaciones…, Ob. cit., pp. 41-54. Ver también “El complejo de Edipo:
comentarios sobre el caso del pequeño Hans”, en: La crisis del psicoanálisis, Barcelona, Paidós, 1971, pp.
108-121.
8
Fromm, Erich. Grandeza y limitaciones…, Ob. cit., p. 137.
9
Freud, Sigmund. Más allá del principio del placer, Obras Completas, 2ª edición, Buenos Aires,
Amorrortu, 1986.
90
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
10
Fromm, Erich. Grandeza y limitaciones…, Ob. cit., p. 139. Fromm disiente con esta interpretación.
Afirma que el Nirvana budista no es un estado de ausencia de vida producido por la naturaleza. Tiene más
bien la tendencia opuesta y se logra mediante el esfuerzo espiritual del hombre que halla la salvación y la
terminación de su vida cuando ha logrado sobreponerse a toda codicia y egoísmo y está lleno de
compasión por todos los seres vivos. En el estado de Nirvana se goza de la alegría suprema.
11
Ibíd., pp. 156-158.
91
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
clase media la idea de que la vida era segura y tranquila, mientras que casi no se prestaba
atención a la naturaleza trágica de la vida, a la impotencia y la irracionalidad.12
A diferencia del fundador del psicoanálisis, Fromm nos dice que la irracionalidad del
hombre adulto no puede explicarse sólo como regresión a la inseguridad infantil. En la
sociedad industrial contemporánea, la angustia, el miedo y la impotencia ante las
desmedidas fuerzas naturales y sociales son parte inherente de la existencia humana. Sus
observaciones no pretenden negar la importancia del descubrimiento de que las vivencias
de la infancia tienen una función trascendental en el desenvolvimiento del hombre y que
en efecto, son la causa de muchas patologías; pero afirma que el ser humano, mientras
más se relaciona con el exterior y con sus semejantes, más se enriquece. En su opinión,
la estructura del carácter y de la neurosis no se establece plenamente en la infancia, sino
que al ser un sistema abierto de energía, el ser humano puede ir cambiando y
transformándose con nuevas experiencias.13
Cabe señalar que a causa de estas reflexiones, dirigidas hacia los aspectos
sociológicos y culturales implícitos en las teorías de Freud, Fromm tuvo que enfrentar
diversos ataques y críticas provenientes tanto de la comunidad psicoanalítica como de
otras esferas académicas. Ya hemos abordado en el primer capítulo el caso de sus colegas
de la Escuela de Fráncfort.
Al analizar la reivindicación de los que considera aspectos esenciales del
psicoanálisis, es posible constatar que Fromm no buscaba desprestigiar ni atacar a Freud.
Es más, elaboró sus teorías partiendo de esos fundamentos psicoanalíticos y trazó la
patología humana siguiendo tres vectores del pensamiento de Freud: la fijación
incestuosa, biofilia-necrofilia y el narcisismo.14
Tal vez la contribución más importante de Erich Fromm a las ciencias sociales sea su
teoría del carácter social, en la cual logra concretar sus hallazgos respecto a la
interrelación de los factores socioeconómicos, psicológicos e ideológicos dentro del
proceso social. Pero antes de discutir en qué consiste, es preciso exponer las bases sobre
las que se asienta, es decir, el concepto de carácter.
12
Fromm, Erich. “Los fundamentos…”, Ob. cit., p. 17.
13
Fromm, Erich. El arte de escuchar, Ob. cit., pp. 59-62.
14
Saavedra, Víctor. La promesa incumplida de Erich Fromm, México, Siglo XXI, 1994, p. 26.
92
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
15
Fromm, Erich y Maccoby, Michael. Sociopsicoanálisis del campesino mexicano, México, Fondo de
Cultura Económica, 1971, p. 32.
16
Ibíd., p. 33.
17
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, México, Fondo de Cultura Económica, 1953, p. 72.
93
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
18
Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., p. 32.
19
Fromm, Erich. El miedo a la libertad, México, Paidós, 1947, pp. 34-35.
94
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
unifica la acción de una persona; le hace actuar espontáneamente a pesar de que sus
acciones no son determinadas por instinto.
Siguiendo este razonamiento, el estudio del carácter trata de las ―fuerzas
inconscientes que motivan al hombre‖, ya que el modo de obrar, de sentir y de pensar de
una persona, lo determina en gran parte la especificidad de su carácter y no es, como a
menudo se piensa, el resultado de respuestas racionales a situaciones reales. Una de las
grandes contribuciones de Freud radica justamente en invalidar esta concepción
racionalista de las acciones humanas. No hay actos inocentes, hay motivos inconscientes
detrás de cada uno de ellos. No obstante, para evitar confusiones es importante aclarar la
diferencia entre rasgos de conducta y rasgos de carácter.
El rasgo de conducta es una respuesta adaptativa a una situación social dada y es, en
esencia, resultado del aprendizaje. Por esta razón, los rasgos de conducta cambian con
relativa facilidad cuando las condiciones cambian; este es el campo de estudio de la
psicología conductista.20 Otro factor que entra en juego a la hora de actuar es el
temperamento, que alude al modo de reacción de una persona y eso sí que es algo
constitucional e inmodificable. Pero los rasgos de carácter se forman por adaptación
dinámica, esencialmente por las experiencias vitales de un individuo, en especial por las
de la infancia, y persisten aún cuando se vuelvan perjudiciales frente a distintas
circunstancias. Pese a que lo anterior puede sonar un tanto determinista, Fromm sostiene
que el carácter es modificable hasta cierto punto por el conocimiento de uno mismo y
por nuevas experiencias.21
En su caracterología distingue cuatro orientaciones de carácter que tilda con el
calificativo de improductivas, que se ajustan al cuadro clínico del carácter pregenital
presentado por Freud.22 Estas son: la orientación receptiva, la orientación explotadora, la
orientación acumulativa y la orientación mercantil. 23
95
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
96
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
cultura en la que al individuo le toca vivir. Afirma que no existe ninguna orientación en
forma absoluta, se trata siempre de combinaciones, pues el carácter de una persona jamás
representa exclusivamente una de las orientaciones improductivas o la productiva.
Tampoco hay nadie que carezca por completo de productividad; de hecho, las
orientaciones improductivas, tal como Fromm las describe, pueden considerarse como
distorsiones de actitudes que, en sí mismas, constituyen una parte normal y necesaria de
la vida. Cualquiera de las orientaciones improductivas posee, por consiguiente, un
aspecto positivo y otro negativo, de acuerdo con el grado de productividad que ostente la
estructura total del carácter. Resumiendo, cuando predomina la orientación productiva
en el sistema de carácter, las orientaciones improductivas que se combinan con ésta
adquieren cualidades constructivas.26
Ahora bien, aunque Freud aceptó desde un principio que la psicología individual es
a la vez psicología social, sus investigaciones se aproximaron a la comprensión de los
mecanismos que rigen la primera. En contraste con el padre del psicoanálisis, Fromm
sostiene que la relación entre individuo y sociedad es de carácter dinámico. Establece que
la sociedad, además de una función represora, ejerce también una función creadora. De
acuerdo a este autor, las inclinaciones humanas más bellas así como las más repugnantes,
no forman parte de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan
del proceso social que crea al hombre; y a la vez que el hombre es producto de la
historia, también la historia es producto del hombre. Sin duda, Fromm destaca como uno
de los pensadores más perspicaces del siglo XX al indagar desde la década de los treinta
en el campo de la psicología social analítica. 27
Su teoría del carácter social introduce un componente novedoso al materialismo
dialéctico de Marx y Engels, al develar los mecanismos psíquicos que intervienen para
que la superestructura se convierta en reflejo de la estructura socio-económica. Fromm
denomina carácter social al núcleo esencial de la estructura del carácter de la mayoría de
los miembros de un grupo; esa ―matriz de carácter‖ se desarrolla como resultado de las
experiencias básicas y los modos de vida que comparten; es decir, como adaptación a
condiciones económicas, sociales y culturales concretas. Por supuesto que es menos
específico que el carácter individual y además, dentro del grupo nunca dejarán de existir
26
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 127-128.
27
Fromm, Erich. “Método y función de una psicología social analítica”, Zeitschrift fur Socialforchung,
Hirschfeld-Leipzig, 1932. En este trabajo Fromm aborda por primera vez la relación entre materialismo
histórico y psicoanálisis.
97
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
individuos con una estructura de carácter distinta a la de la mayoría, pero las acciones del
grupo como colectividad estarán determinadas por el carácter social dominante. 28
Estructura
Superestructura Socio-
(ideología) económica
Carácter
social
La formación del carácter social está mediada entonces por la influencia integral de
la cultura, que incluye los métodos de criar a los niños, la educación, instrucción,
literatura, arte, religión, costumbres, música, etc. Y consuma una función subjetiva clave:
la de conducir al individuo a obrar de conformidad con lo que es necesario desde un
punto de vista práctico; incluso le permite experimentar una satisfacción psicológica
derivada de su actividad. En estos términos, se deduce que la conformación del carácter
social es indispensable para que la sociedad funcione, ya que en un proceso dialéctico, al
adaptarse a las condiciones sociales, el hombre desarrolla aquellos rasgos que le llevan a
desear lo que tiene que hacer, de acuerdo al papel que le corresponde en la sociedad. 29
El carácter social internaliza las necesidades de un sistema económico y social
determinado, haciendo que se conviertan en parte de la conciencia de cada uno de sus
miembros. A causa de lo anterior, permite que las energías humanas se enfoquen hacia
las tareas requeridas sin la necesidad de que algo o alguien estén recordando al individuo
sus obligaciones. Fromm señala que el carácter social cumple con una labor
cohesionadora, se convierte en algo así como la argamasa de la estructura social, pero
aquí mismo realiza otra brillante observación.
28
Fromm, Erich. El miedo…, Ob. cit., pp. 33-34, 268.
29
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., p. 269.
98
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
30
Ibíd., p. 270.
31
Fromm, Erich. El miedo…, Ob. cit., pp. 266-267.
32
Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., pp. 41-43.
99
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Pero reconoce que para que la estructura de carácter pueda ser modificada, se
requieren cambios en todas las esferas en que se desenvuelve la vida. Debido a que
funciona como sistema en el que cada una de las partes se vincula con las demás, tenderá
a absorber e invalidar cualquier cambio efectuado en un rasgo específico.
Esta es la parte de su propuesta que merece una atención especial porque apuesta
por una posibilidad de cambio a nivel integral. Refrenda que la transformación individual
no podrá consumarse sin cambios en la sociedad. Todo depende de que los elementos
del sistema de carácter hayan conservado cierta flexibilidad y capacidad de regeneración,
lo que implica que Fromm mantiene una posición realista que no colinda con el
pesimismo. Su postura adquiere sentido porque no excluye la fe en el ser humano y en su
capacidad para transformar la realidad. Maccoby, discípulo y paciente de Fromm por
más de ocho años, lo explica así:
Es evidente que la teoría del carácter social tiene mucho que decir a una disciplina
como la historia, al introducir el factor subjetivo en la comprensión de los procesos
sociales.34 Si, como dijera Marx, son los hombres quienes construyen la historia, hay que
entender cuáles son las fuerzas psicológicas detrás de sus acciones. Desde luego que
Fromm no fue el primero en hablar del carácter común a un grupo social,35 pero se
ocupó de articular un método para su estudio sistemático. La teoría del carácter social
nos brinda un acceso a las razones más profundas del acontecer histórico y enarbola una
alternativa viable para incidir en la transformación social.
33
Maccoby, Michael. “Social Character vs the Productive Ideal: the Contribution and Contradiction in
Fromm`s view of Man”, Praxis International, 1982. Ceeol Library Online (www.ceeol.com).
34
Se considera a Erich Fromm uno de los fundadores de la corriente conocida como Psicohistoria, que
tuvo mucho auge en la década de los sesenta en Estados Unidos. Friedman, Lawrence. “Recovering Erich
Fromm´s Life: Some Dilemmas and Preliminary Solutions”, Fromm Forum, Tubinga, Núm. 10, 2006, pp.
12-18.
35
Se encuentran referencias a la existencia de un carácter nacional en textos tan antiguos como la Biblia.
También sugirieron su existencia antes que Fromm teóricos como David Hume y Tocqueville.
100
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Una de las acciones más trascendentes que Erich Fromm realizó en México fue
promover y dirigir una segunda investigación de campo, para poner a prueba su teoría del
carácter social. En 1957, a dos años de haber cumplido con la formación del primer
grupo de psicoanalistas mexicanos, contaba con un proyecto para realizar un estudio
entre los campesinos de una comunidad aledaña a su residencia en Cuernavaca.
La población de Chiconcuac le pareció atractiva por ser representativa de las
comunidades campesinas del valle de México, organizadas en ejidos. Era conocedor del
programa de reforma agraria que había sido impulsado en nuestro país durante el
período revolucionario y del proceso de industrialización que había comenzado a
transformar las estructuras económicas tradicionales. Su vocación de psicólogo social lo
incitaba a indagar en los cambios que la forma de organización ejidal había suscitado en la
personalidad y el carácter de los campesinos.
El estudio que implicó siete años de intensa labor, de 1957 a 1964, contó con la
participación de numerosos colegas y amigos. El apoyo económico de varias instituciones
nacionales y norteamericanas fue crucial para sostener la extensa etapa de recopilación de
datos y remunerar a algunos de los colaboradores que le dedicaron tiempo completo.36
El interés por estudiar a las poblaciones campesinas alrededor del mundo fue
compartido por los antropólogos en esa misma época.37 En México, a partir de los años
36
Entre las instituciones que financiaron la investigación se encuentra la Secretaría de Salubridad y
Asistencia Pública, el Foundations Fund for Research in Psychiatry por cuatro años; el apoyo de la Albert
and Mary Lasker Foundation, American Friends Service Comittee. Se contó además con becas del Center
for Advanced Study in the Behavioral Sciences, Institute for Policy Studies y el Instituto de Salud Mental
del Public Health Service. Para la lista completa del grupo de colaboradores consultar: Fromm, E. y
Maccoby, M. Ob. cit., pp. 7-14.
37
Redfield, Robert. Tepoztlan, a Mexican Village, Chicago, The University of Chicago Press, 1930;
Peasant Society and Culture. An Anthropological Approach to Civilización, Chicago, The University of
Chicago Press, 1956; Lewis, Oscar. Life in a Mexican Village: Tepoztlan Restudied, Chicago, The
University of Chicago Press, 1951; Wolf, Eric R. “Types of Latin American Peasantry: A Preliminary
Discussion, American Anthropologist, Núm. 57, 1955, pp. 452-471.
101
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
38
José Gómez Robleda citado por Beatriz Urías Horcasitas en: Historias secretas del racismo en México,
1920-1950, México, Tusquets, 2007, pp. 54-55.
39
Foster, George M. Tzintzuntzan. Los campesinos mexicanos en un mundo en cambio, México, Fondo de
Cultura Económica, 1972; “El carácter del campesino”, Revista Mexicana de Psicoanálisis, Psiquiatría y
Psicología, México, Núm. 1, 1965, pp. 83-106. Fromm pidió a Foster que revisara los resultados de su
investigación; se realizaron comparaciones entre una sociedad campesina con tradición cultural indígena
como Tzintzuntzan y Chiconcuac, una sociedad campesina mestiza sin tradición indígena.
102
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Observa que el problema es mucho más complejo de lo que parece, pues no se trata
sólo de utilizar tecnología más avanzada en la agricultura,
―…junto con las nuevas técnicas nacen nuevos valores que empujan hacia el
consumo máximo, la subordinación del hombre a los requerimientos de la
máquina y el lucro, la enajenación, la destrucción de la cultura campesina
tradicional y con ello el valor transutilitario del disfrute de la vida a través del arte,
la danza, la música y los rituales.‖ 40
La investigación llevada adelante por Fromm y Michael Maccoby tuvo por objeto
contribuir a plantear opciones para concertar el espíritu humanista presente en la
concepción vital del campesino, con las técnicas modernas de la agricultura.
No es casual que hayan escogido México como escenario de su investigación.
Identificaban que para esa época, la transición de una sociedad con rasgos feudales estaba
apenas en ciernes y advertían que la realidad mexicana ofrecía la posibilidad de incidir en
la construcción de una forma de industrialismo humanístico.41 Advertían también los
peligros de que países como México imitaran las medidas que se aplicaban en los países
más desarrollados. Estaban convencidos de que se podían satisfacer las necesidades
materiales de la población respetando los ideales y valores tradicionales, bajo el
entendido de que la producción económica debe ser sólo un medio para una vida
humana próspera. Confiaban en que la participación activa y responsable del individuo
en la vida económica y social, podía suprimir el sentimiento de impotencia prevaleciente;
para lo cual se necesitaba lograr que éste dejara atrás sus actitudes condescendientes.
El método empírico que se utilizó para el análisis de las 162 familias de Chiconcuac,
consistió en aplicar un cuestionario interpretativo, complementado con el
Psicodiagnóstico de Rorschach y la Prueba de Apercepción Temática (TAT). El
cuestionario desarrollado por Fromm fue utilizado por primera vez en el estudio con los
obreros alemanes y se adaptó al contexto campesino. Las preguntas tocan puntos
cardinales de la vida familiar del individuo y algunas intentan dilucidar cuestiones más
profundas acerca de su percepción de la vida. La interpretación psicoanalítica toma en
40
Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., pp. 20-21.
41
Fromm, Erich. “Problemas psicológicos del hombre en la sociedad moderna”, La patología…, Ob. cit.,
p. 49. Conferencia presentada en la Academia Nacional de Medicina en la ciudad de México en 1964.
103
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
cuenta la totalidad de las respuestas y su relación entre sí.42 También se utilizó el método
de observación participante, pues los autores convivieron con la comunidad a lo largo de
todo el estudio. Durante cuatro años se contó con la asesoría de los antropólogos Albert
Schwartz y Lola Romanucci Schwartz, quienes ayudaron a objetivar los resultados de los
cuestionarios interpretativos.
Queda pendiente hacer un balance general de los resultados de la investigación. Pero
podemos adelantar algunos aspectos que permiten comprender los mecanismos
psicológicos que subyacen en la cultura popular mexicana. Es interesante observar que el
estudio aporta datos empíricos que corroboran algunas hipótesis ya bosquejadas en el
ámbito literario.43
Por ejemplo, Fromm y Maccoby confirman que la fijación materna es el factor
central en la formación del carácter campesino; pero aplica para todos los mexicanos en
cuanto el sistema patriarcal, dominante en apariencia, se encuentra subordinado al
principio materno. Este hecho explica la generalización de actitudes compensatorias
como el machismo. Aunque por ley y costumbre a la mujer se le atribuye una debilidad,
en la familia es ella la que lleva las riendas, tanto en lo que respecta a la administración
monetaria, como a la crianza de los hijos.
Es indudable que la sociedad mexicana está emocionalmente centrada en la madre,
fenómeno que se pone de manifiesto también en las actitudes religiosas, principalmente
respecto a la adoración a la Virgen de Guadalupe. El vínculo incestuoso con la madre
influye así mismo en la inclinación hacia el alcoholismo, con niveles preocupantes entre
los aldeanos para el momento de la investigación.44
El escrutinio psicoanalítico penetró en todas las esferas de la vida del campesino:
modos de trabajo, relaciones familiares, condiciones de existencia y escala social. Se dio
seguimiento a los aspectos socio-culturales que influyen en la conformación del carácter
desde la infancia hasta la adultez. Así, se analizaron los contenidos de los juegos
populares entre los niños de la comunidad y sus significados axiológicos.45 Se demostró
42
Se puede consultar el cuestionario completo en el Apéndice A de la obra citada. Los autores del estudio
decidieron aplicar también pruebas psicoanalíticas clásicas para comparar y objetivar los resultados del
cuestionario interpretativo. Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., pp. 312-318.
43
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Económica, 1959.
44
Maccoby, M. “El alcoholismo en una comunidad campesina”, Revista Mexicana de Psicoanálisis,
Psiquiatría y Psicología, México, Núm. 1, 1965, pp. 38-64.
45
Maccoby, M, Modiano, N, and Langer, P. “Games and Social Character in a Mexican Village”,
Psychiatry Washington, Washington, Vol. 27, Núm. 2, mayo 1964, pp. 150-162.
104
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
cómo es que los juegos se convierten en importantes instrumentos ideológicos, que van
preparando a los niños y niñas para su papel en la comunidad.
Aunque se abordaron las diferencias de carácter entre hombres y mujeres, Fromm y
Maccoby concluyeron que el carácter social del pueblo se compone de tres orientaciones.
La más frecuente es el carácter improductivo-receptivo. Le siguen el carácter productivo-
acumulativo y, por último, el carácter explotador, que se combina con productividad en
algunos casos.46
Para determinar la relación entre los factores económicos y las distintas orientaciones
de carácter localizadas en la comunidad de Chiconcuac, se tomaron en cuenta los
antecedentes prerrevolucionarios de los aldeanos. Se arribó a la conclusión de que
aquellos peones procedentes de las haciendas que recibieron tierra con el reparto en la
Revolución, no contaban con la estructura de carácter apropiada para enfrentar los
desafíos del campesino, que depende de su propio empeño y habilidad para conservar
sus cosechas y venderlas en el mercado.
De esa forma elucidaron que la orientación improductivo-receptiva tiene sus raíces
en la historia de la estructura feudal de la sociedad mexicana. Esta dio origen a una serie
de rasgos socio-psicológicos que caracterizan la organización política, incluso hasta
nuestros días. Observaron la existencia de una marcada jerarquía de dependencias de
abajo hacia arriba; que la seguridad y el progreso individual no se obtienen de acuerdo a
logros y competencia como en la sociedad moderna, sino sobre la base de una lealtad
absoluta al superior a cambio de ―favores‖. En consecuencia, el mexicano —tanto el
campesino como el individuo de clase media— considera todo lo que recibe como un
favor y no como derecho.
También se indagó en los modos de relación, encontrando que el carácter socio-
político del pueblo se identifica por la sumisión, combinándose con actitudes de
autoridad tradicional y autoritarismo en menor grado. Conviene destacar que la categoría
de autoridad tradicional surgió como resultado de este trabajo de campo; constituye una
aportación específica de la realidad mexicana al psicoanálisis humanista.
El panorama campesino le permitió a Fromm matizar su concepto de carácter
autoritario, revelando que la autoridad puede combinarse también con actitudes
amorosas y democráticas. El individuo que se rige por la autoridad tradicional no es
sadomasoquista, no cree que la fuerza hace la razón ni se identifica con el poder. Pero
46
Fromm, E. y Maccoby, M. Ob. cit., pp. 151-170.
105
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
47
Ibíd., pp. 116-117.
48
Fromm, Erich. “Mi idea de la salud mental”, La patología..., Ob. cit., p. 114.
106
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
conducta que por lo general permanecen insospechados, puede establecer una base
objetiva para la acción en un futuro.
Fig. 3. Fromm con algunos de los campesinos que participaron en el estudio. En la foto de la
derecha acompañado de sus discípulos mexicanos.
Como expusimos en el primer apartado de este capítulo, Erich Fromm construyó sus
teorías apoyándose en los descubrimientos que Freud realizara en sus últimos años y que
pusieron en entredicho su anterior esquema: el narcisismo y los impulsos hacia la vida y
hacia la muerte.
El mismo Freud reconoció que el narcisismo era una de las revelaciones más
fecundas del psicoanálisis y lo utilizó para explicar fenómenos como el amor, el miedo, la
psicosis, los celos e incluso para comprender la lealtad de las masas a sus gobernantes.
49
Gojman de Millán, Sonia. “A Sociopsychoanalytic Intervention Process in a Mexican Mining Village”,
International Erich Fromm Society, Tubinga, 1992, pp. 47-56.
50
Aguilar Jiménez, Efraín. “Una variante del carácter cultural”, Enseñanza e Investigación en Psicología,
Xalapa, Universidad Veracruzana ,enero-junio, Vol. 10, Núm. 1, 2005, pp. 191-207.
107
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
51
Freud, Sigmund. Tótem y tabú, Obras completas, 2ª edición, Buenos Aires, Amorrortu, 1986, p. 467.
108
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
narcisismo social. Porque el narcisismo social desempeña otra función sociológica, sobre
todo en sistemas económicos desiguales e injustos para con las mayorías. Para individuos
pobres económica y culturalmente, el orgullo narcisista de pertenecer a un grupo es la
única fuente de satisfacción disponible y resulta, por cierto, muy efectiva para encauzar las
propias frustraciones hacia el otro, el que es diferente.52
Analizando el papel que desempeñaron las clases medias bajas en el movimiento de
Reforma del siglo XVI y en el triunfo del fascismo durante el siglo pasado, Fromm pone
en evidencia este mecanismo de compensación. Al verse confinadas a un papel
secundario en las sociedades industrializadas, las clases medias sacan a flote sus angustias
a través de actitudes hostiles y destructivas que explican por qué es común que las
posturas racistas o nacionalistas les resulten tan atractivas. Por lo general, la figura de un
―jefe‖, al que el individuo transfiere su propio narcisismo en un acto de simbiosis, 53 ha
demostrado ser una fórmula infalible para llevar estas posturas hasta sus últimas
consecuencias.
Todas las ideologías que sustentan la superioridad de un grupo sobre todos los
demás, producen el tipo de satisfacción narcisista del que hablamos. No deja de ser
preocupante que sigan teniendo éxito en nuestras sociedades actuales, cuestión que
confirma la importancia de estudiar a profundidad el fenómeno del narcisismo social.
Hay además otro factor que se conecta con la dinámica narcisista: el vínculo
incestuoso. Freud se percató de la existencia de ese vínculo, pero quedó a la sombra de la
sexualidad cuando enunció el complejo de Edipo. Fromm afirma que la fuerza que está
detrás del apego a la figura materna se encuentra presente en ambos sexos en una fase
pre-edípica, y lo identifica como fenómeno central en el proceso evolutivo del ser
humano. Esa tendencia incestuosa, aunque pueda originar deseo sexual en algunos casos,
comprende siempre el deseo de protección absoluta, el anhelo de evadir
responsabilidades, y continúa presente en la vida adulta.
El punto medular frente a ese poderoso vínculo, es que el ser humano se ve
escindido entre dos tendencias: entre nacer, progresar, crecer continuamente alcanzando
el pleno desarrollo de sus potencialidades, y volver al seno materno, acentuando su
52
Fromm, Erich. El corazón del hombre. Su potencia para el bien y para el mal. México, Fondo de
Cultura Económica, 1966, pp. 80-89.
53
Simbiosis: En sentido psicológico se refiere a la unión de un yo individual con otro (o cualquier otro
poder exterior al yo), unión capaz de hacer perder a cada uno la integridad de su personalidad,
haciéndolos recíprocamente dependientes. Fromm, E. El miedo…, Ob. cit., p. 160.
109
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
inseguridad y dependencia. Es esa constante oposición la que hace que el hombre busque
en todas las etapas de su vida figuras sustitutas de la madre a las cuales someterse. La
transferencia de la función materna hacia la naturaleza, la familia, el clan, la nación o la
raza, ejerce entonces la misma función sociológica que el narcisismo social.
Como se mencionó líneas arriba, el vínculo incestuoso con la madre es un fenómeno
palpable tanto en hombres como en mujeres durante toda la vida. Es por esto que puede
exhibirse en formas prácticamente inofensivas o bien alcanzar un grado peligroso de
regresión. Lo anterior se debe a que además del intenso apego, el vínculo conlleva el
temor a la madre, como dadora o destructora de la vida; temor que puede llegar a
debilitar el sentido de fuerza e independencia en el individuo que se traduce en un
terrible miedo a la libertad. Los casos de simbiosis incestuosa, en los que un individuo
padece a causa de un penetrante deseo de regresar al seno materno, son fuente de graves
enfermedades mentales. Por otra parte, los casos de fijación incestuosa hacia sustitutos de
la madre, como la nación o la raza, son más difíciles de notar por el individuo común,
porque sus juicios tendenciosos y deformados son aceptados por consenso entre el grupo
social al que pertenece. Incluso se toma a estas actitudes incestuosas por virtudes,
racionalizándolas como amor a la patria, deber, honor, etc.54
En este punto conviene destacar que en todas sus obras, Erich Fromm se caracteriza
por presentar una dualidad que a primera vista puede parecer simplificadora, pero que
en el fondo encaja en una red de posibilidades y matices tan infinitos como el ser
humano. Hay una idea clave para entender esta postura, que sustenta la teoría y praxis
frommiana: ―nada humano me es ajeno‖. Adoptando el aforismo de Terencio, este
pensador reconoce que todas las experiencias humanas, incluyendo las más grotescas,
tienen sus raíces en la naturaleza intrínseca de la especie. Así, concibe los fenómenos
patológicos como manifestaciones corrompidas o amplificadas de fenómenos y procesos
naturales; por tanto, recomienda atender a la realidad concreta en la que se producen.
Pero hay un elemento paradójico que distingue el acercamiento frommiano. La
experiencia humana particular es para él indescifrable. Se puede describir a la ―persona‖
—la máscara que todos usamos frente al mundo—, pero el ser humano vivo no puede ser
descrito. No se puede describir su individualidad total ni captar su ser único concreto, ni
siquiera por empatía porque no hay dos seres humanos idénticos. Desde su punto de
54
Fromm, Erich. El corazón del…, Ob. cit., pp. 113-116.
110
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
vista, solo en el proceso de compartir la vitalidad puede un ser humano romper la barrera
que lo separa del otro.55
Su objetivo no es entonces presentar una visión rígida y determinista de la naturaleza
humana, pero a partir del análisis de la situación existencial de hombres y mujeres en la
tierra, reconoce que hay dos alternativas insalvables. Sus conceptos de biofilia y necrofilia
son la expresión de esa premisa. Representan un desarrollo teórico frente a los conceptos
freudianos del impulso hacia la vida o Eros y la pulsión de muerte.
Freud los había identificado como fuerzas de igual magnitud en constante lucha e
inherentes a la vida misma. Pensó que el impulso hacia la muerte, el ansia destructora,
nace con el ser humano y difiere principalmente con respecto al objeto al que se dirige,
que puede ser otras personas, el mundo o el individuo mismo. Desde el punto de vista de
Fromm, esas fuerzas contrarias no actúan con la misma intensidad. Le atribuye a todo
organismo vivo, en primer lugar, la tendencia a conservar la vida. En adición, señala que
la materia viva tiende también a integrar y a unir, a fundirse con entidades distintas y
opuestas para crecer de modo estructural. El ciclo de la vida es unión, nacimiento y
crecimiento, así como el de la muerte es cese del crecimiento, desintegración y
descomposición.56
En sentido aristotélico, para Fromm, el impulso hacia la vida constituye la
potencialidad primaria del hombre, es decir, se desarrolla si existen las condiciones
apropiadas para ello. La potencialidad secundaria —la orientación necrófila—, aparecerá
sólo si las condiciones son opuestas a las necesidades existenciales. Esto quiere decir que
ambas potencialidades coexisten, pero llegan a actualizarse sólo en presencia de las
circunstancias requeridas.57 En estos términos, asume que el impulso hacia la muerte, la
necrofilia, es un fenómeno psicopatológico y no parte de la biología normal. Crece y se
impone en la medida en que Eros no se despliega. A partir de sus investigaciones y de su
experiencia clínica, Fromm sostiene que las fuerzas destructoras de la vida se manifiestan
en los individuos en razón inversa a las fuerzas propulsoras; que entre más intensa sea
una más débil será la otra. Deduce que la intensidad del impulso destructivo es
proporcional al grado en que se encuentra bloqueado el desarrollo de las capacidades
55
Horney Eckardt, Marianne. “The Core Theme of Erich Fromm´s Writings and its Implication for
Therapy”, Journal of the American Academy of Psychoanalysis, Bloomfield, Vol. II, Núm. 3, 1983, pp.
391-399.
56
Fromm, Erich. El corazón…, Ob. cit., pp. 52-53.
57
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., p. 235.
111
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
―…ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito, ¡Viva la muerte! (…) el general
Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más
bajo. Me atormenta el pensar que el general Astray pudiera dictar las normas de la
psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de
Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se
multiplican los mutilados a su alrededor.‖
58
Ibíd., pp. 233-235.
59
Fromm, Erich. El corazón…, Ob. cit., pp. 57-59.
112
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
60
Ibíd., pp. 38-45.
61
Fromm, Erich. Anatomía de la destructividad humana, México, Siglo XXI, 1975.
62
Fromm, Erich. El corazón…, Ob. cit., p. 45.
113
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
percibe la totalidad no sólo como suma de las partes, goza de todas las experiencias y es
capaz de vincularse con su entorno y con los suyos de forma amorosa63 y racional. Según
veremos en un próximo apartado, en el amor a la vida está la base de la ética y filosofía
humanistas.
Por ahora basta dar un perfil general de estas dos orientaciones fundamentales a
condición de que se entienda que en la mayoría de la gente lo que existe es una mezcla
entre ambas tendencias. Aunque si queremos hallar muestras de personalidades
netamente necrófilas, Hitler y los generales alemanes nazis proporcionan ejemplos claros.
En estos casos extremos se observa una interrelación de la tendencia necrófila con los
fenómenos de narcisismo patológico y fijación simbiótica en la madre que Fromm ha
denominado ―síndrome de decadencia‖.64
En el caso de la mayoría de las personas, la importancia de comprender cuál de las
dos orientaciones predomina radica en que, de acuerdo a la hipótesis de Fromm, la falta
de conciencia en cuanto a la preponderancia de actitudes necrófilas, ocasionará que la
tendencia opuesta —el amor a la vida— se vea poco a poco debilitada.
En sus obras señaló una amplia gama de razones por las que un individuo se ve
orientado hacia estas manifestaciones, pero todas confluyen en un aspecto esencial
determinado por la situación humana.
El ser humano requiere más que la satisfacción de sus necesidades fisiológicas,
necesita resolver el problema de su existencia encontrando sentido a su vida. Posee
voluntad y capacidad para transformar el mundo y se siente impulsado a hacerlo, esa es
su potencialidad. Crear y transformar es trascender la situación de criatura en la que nace
y convertirse realmente en humano. Pero cuando por distintos motivos, esa potencialidad
se ve mutilada, se perturba el equilibrio humano y se ve forzado a encontrar otra forma
de trascender. Fromm concluye que destruir la vida también es trascenderla, ya que
suministra un escape al insoportable sentimiento de la pasividad total, la impotencia.
Mientras para crear el hombre debe desarrollar y hacer uso de todas sus cualidades, para
destruir solo necesita una: la fuerza. Ésta es la válvula de escape de los individuos a
quienes se ha negado la capacidad de expresar positivamente sus potencias
63
Para Fromm el amor es una actitud ante la vida, una orientación del carácter que determina el tipo de
relación con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso. Es un poder activo en el hombre que
consiste en dar como expresión de vitalidad; que atraviesa las barreras que lo separan de sus semejantes.
Los elementos básicos comunes a las distintas formas de amar son: cuidado, responsabilidad, respeto y
conocimiento. Fromm, Erich. El arte de amar, México, Paidós, 2004.
64
Fromm, Erich. El corazón…, Ob. cit., p. 126.
114
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
La humanidad desfila ya hacia el final de la primera década del siglo XXI y cada paso
confirma la vigencia del pensamiento de Erich Fromm. De entre sus más cercanos
colaboradores, hay quienes afirman que este pensador estuvo siempre consciente de que
sus ideas no serían cabalmente comprendidas hasta décadas después de su muerte.68 Aun
cuando este multifacético personaje se mostró en todo momento contrario a las
ortodoxias, sus investigaciones se erigen como un pilar indispensable para todos los
interesados en las ciencias sociales. El talante visionario de su obra se pone de manifiesto
sobre todo en lo que atañe a su incisivo y certero análisis de la sociedad industrial.
A lo largo de sus estudios, se adentró al profundo océano inconsciente para
decodificar la correlación entre el individuo y la sociedad moderna. Su teoría del carácter
65
Ibíd., pp. 28-30.
66
Frankl, Víctor. El hombre en busca de sentido, 2ª edición, Barcelona, Herder, 2004.
67
Freud ha mostrado cómo la fijación o regresión a una orientación que corresponde a una etapa evolutiva
anterior, ya no es adecuada, teniendo en cuenta la etapa de desarrollo que la persona ha alcanzado.
Fromm utiliza el término regresión en el mismo sentido, excepto que no utiliza la teoría de la libido.
Afirma que cada orientación tiene en sí misma varios niveles de regresión, que va del nivel normal hasta
el patológico más arcaico. Propone entonces que se determine el estado patológico no de acuerdo con la
distinción de diferentes niveles en el desarrollo de la libido, sino de acuerdo con el grado de regresión que
pueda determinarse dentro de cada orientación, tomando en cuenta los modos de asimilación y los modos
de socialización.
68
Entrevista realizada por José Alberto Castro al Dr. Aniceto Aramoni, “En su centenario, Erich Fromm
en el diván de sus discípulos”, Revista Proceso, México. (www.psicomundo.org/fromm/fromm.htm).
115
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
social es el eje vertebrador del influjo mutuo entre las características socio-económicas de
la sociedad moderna y la psique humana. Nuestro autor parte de una pregunta que dejará
en el aire el propio fundador del psicoanálisis: ¿puede estar enferma una sociedad en su
conjunto? Una porción de las respuestas que surgen de esta interrogante se liga a la
conclusión radical que ya había sido expresada por Marx en el siglo XIX: la atmósfera
psicológica prevaleciente en el capitalismo genera consecuencias perniciosas para la salud
mental del hombre medio.69
A estas alturas, cualquier persona con un mínimo de sensibilidad puede corroborar
la verosimilitud de tan abrupta conclusión. Uno va por la calle en las grandes ciudades y
poca gente es capaz de expresar una sonrisa cuando escucha un saludo cordial. La prisa
por llegar al trabajo, la competencia por ganar un asiento en el transporte público, la
desconfianza que genera que algún extraño se acerque a pedir información, los aires de
superioridad de aquel que maneja un auto de lujo, en fin, toda esa densa atmósfera que
rodea la vida cotidiana parece demostrar que los hombres y mujeres de nuestros días han
perdido la capacidad óptima de convivencia. Viven a máxima velocidad en un estado
paranoico que termina por aislarlos de sus semejantes.
Ahora bien, el análisis que Fromm presenta del capitalismo, como sistema socio-
económico, político y cultural, se asienta en un amplio recorrido histórico que se remonta
hasta sus orígenes en el siglo XVI y va distinguiendo las fases por las que atravesó con el
paso del tiempo. Atribuye a cada fase rasgos psicológicos específicos, desarrollados de
acuerdo a los requerimientos del sistema para su buen funcionamiento. Por razones de
espacio, en este apartado nos centraremos en los aspectos característicos de la sociedad
industrial capitalista de la primera mitad del siglo XX, a los que Fromm dedicó la
mayoría de sus estudios, y que son en buena medida perpetuados en la actualidad.
Este psicólogo social abrazó la perspectiva del materialismo dialéctico para estudiar
los efectos que el modo de producción capitalista tiene sobre el ser humano; es decir, los
cambios en el carácter, las actitudes, las formas de expresión y de cosmovisión que ha
modelado. No quiere decir que fuese un detractor arbitrario de esta forma de
organización; no titubeó, por ejemplo, en reconocer la evolución que este sistema trajo
consigo y se encargó de subrayar las posibilidades que dibuja, al facilitar como nunca
antes en la historia la satisfacción de las necesidades materiales de la humanidad. Así
69
Fromm, Erich. Marx y su concepto del hombre, México, Fondo de Cultura Económica, 1962, pp. 36-54;
Del mismo autor “La contribución de Marx al conocimiento del hombre”, La crisis del psicoanálisis, Ob.
cit., pp. 75-93.
116
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
70
Fromm, Erich. El miedo…, Ob. cit., pp. 115-116.
117
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
118
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
73
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la…, Ob. cit., pp. 100-104.
74
Para una descripción detallada de la orientación de carácter mercantil véase Ética y psicoanálisis, Ob.
cit., pp. 81-97.
75
Fromm, Erich. ¿Tener o Ser?, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, pp. 42-90.
76
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido, México, Siglo XXI, 1970, pp. 77-81.
119
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
77
Fromm, Erich. “Idea…”, Ob. cit., p. 113.
120
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
de fondo reside en que el hombre no ha sabido superar el peso que echa sobre sus
espaldas la libertad. Cortó sus vínculos de pertenencia a la tribu, al clan y emergió como
individuo, pero no ha desarrollado sus facultades críticas ni su independencia para
construir su propio camino. Por el contrario, se siente angustiado ante el eterno
recordatorio de la insignificancia de su existencia, que ve impreso en las fuerzas naturales
y sociales. Hemos señalado cómo es que la estructura socio-económica del capitalismo
acentúa esas emociones.
La profunda desesperación a la que el individuo debe enfrentarse le obliga a buscar
soluciones. Desafortunadamente suele refugiarse en ciertos mecanismos de evasión, que
no son más que auténticas expresiones del miedo a la libertad. Estos mecanismos le
devuelven una peligrosa ilusión de seguridad y se tornan en fuerzas irracionales que
inciden directamente en la causalidad histórica. 78
Entre estos podemos mencionar la válvula de escape de la destructividad, enlazada
con los sistemas totalitarios o fascistas, que se nutren del complejo sado-masoquista.
Fromm piensa que tanto el sadismo como el masoquismo parten de la incapacidad básica
de soportar el aislamiento y la debilidad del yo. El binomio —que por cierto se encuentra
potencialmente presente en todos los seres humanos—, simboliza la renuncia a la
integridad individual y la dependencia simbiótica de un ente poderoso que ofrezca
protección, a la vez que implica una tendencia neurótica al sometimiento. Pero en las
democracias occidentales, el mecanismo de evasión más frecuente es la conformidad
automática, solución adoptada por la mayoría de los individuos ―normales‖.
Explica Fromm que la conformidad automática puede compararse con el mimetismo
de algunos animales. El individuo adopta el tipo de personalidad sugerido por las pautas
culturales y termina por convertirse en un ser exactamente igual a todos los demás; siente,
piensa y hace lo que los demás quieren que haga, es decir, se despoja de su ser único y se
transforma en autómata. Vive sin advertirlo en un estado de embriaguez hipnótica
colectiva, que entorpece su capacidad de percibirse a sí mismo y a la realidad de forma
objetiva.79
Uno de los ejemplos más preocupantes de la cultura de la enajenación es la actitud
de impotencia que el hombre demuestra ante las catástrofes sociales. Ha olvidado que es
el creador de su estructura socio-económica y declina toda responsabilidad de tomar el
78
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 141-184.
79
Ibíd., pp. 183-187.
121
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
timón. Transfiere sus cualidades críticas y constructivas a los jefes de estado, a los
gerentes de empresas o los expertos científicos; acepta que controlen su vida y la de los
suyos, aunque eso represente poco o nada de bienestar. Esa tendencia es más evidente
que nunca en los momentos de crisis económicas y de guerras; situaciones que suelen
experimentarse como catástrofes naturales y no como lo que son, resultado de la
actividad del ser humano.
La enajenación es la enfermedad del hombre de nuestros días, la patología de la
normalidad80 que crea un nuevo tipo de inhumanidad: la indiferencia.81 A estos factores
debe agregarse que en el ser humano actual, las tendencias necrófilas laten cada vez con
más fuerza. Es una de las consecuencias de la indiferencia ante la vida, que se manifiesta
en el espíritu burocrático predominante. A nadie se le escapa que los burócratas gozan de
un poder casi absoluto porque son esenciales para el funcionamiento de los gobiernos, de
las empresas e instituciones, pero cosifican todo aquello que manejan, incluyendo las
personas, se vuelven insensibles ante las necesidades humanas porque realizan su trabajo
de forma maquinal.
La fascinación que ejerce la tecnología deja en segundo plano las capacidades y
energías humanas en la resolución de problemas. El cibernauta, por ejemplo, ha llegado a
tal grado de enajenación que sustituye el contacto personal por una realidad virtual,
escénica, montada y falsa.82 La escisión entre pensamiento, afecto y voluntad en el
hombre cibernético, es una clara manifestación de aspectos ezquizoides, dice Fromm. Es
un hombre monocerebral, que observa el mundo a través de una lente intelectual para
saber cómo funcionan las cosas y cómo puede manipularlas; esa es la esencia misma del
progreso moderno, la base de la dominación técnica del mundo y del consumo masivo, la
―razón instrumental‖, para emplear un término de la Teoría Crítica.83 Esta diatriba se
extiende hasta nuestros días en las reflexiones de los constructivistas como Bruno Latour,
Isabelles Stengers, Edgar Morin, entre tantos otros pensadores que continúan
desenmarañando las pautas de la modernidad y brindando alternativas.
80
Tal vez Fromm fue el primero en plantear el término de patología de la normalidad, pero entre otros
autores que entrevén los efectos patógenos del proceso de normalización encontramos a David Cooper,
Maud Mannoni y en general toda la corriente de la antipsiquiatría.
81
Fromm, Erich. “Problemas psicológicos del hombre en la sociedad moderna”, El humanismo como
utopía real, Barcelona, Paidós, 2007, pp. 42-46.
82
Funk, Rainer. “La vigencia de la obra de Erich Fromm”, en: Silva García, Jorge (comp.). El humanismo
de Erich…, Ob. cit., pp. 41- 42.
83
Fromm, Erich. Anatomía de la…, Ob. cit., p. 349. Gilles Deleuze identifica una mutación en el
capitalismo gracias a las funciones de las máquinas informáticas, que han instalado una sociedad de
control bien distinta a las sociedades disciplinarias de la primera mitad del siglo XX.
122
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Respecto a este nuevo tipo de carácter esquizoide y necrófilo —por ser producto
histórico del capitalismo plenamente desarrollado—, afirma nuestro autor:
84
Ibíd., p. 348.
85
Baudrillard, Jean. El otro por sí mismo, 4ª edición, Barcelona, Anagrama, 2001, pp. 49-64.
123
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Partiendo de la premisa de que no hay nada más valioso que el ser humano, el punto que
determina la praxis del psicoanálisis humanista es el análisis de la condición humana de
existencia.
La interpretación psicoanalítica de Erich Fromm estuvo siempre imbuida de una
visión sociológica en estrecha relación con una perspectiva cultural. Planteó que la
personalidad no puede ser comprendida a menos que se considere su relación total con
el mundo, es decir, las condiciones concretas en las que se desenvuelve. Postuló que al
ser humano corresponde una esencia, una naturaleza intrínseca que engloba
contradicciones y potencialidades específicas. Así, desde hace miles de años posee todo
el equipo orgánico que lo distingue de los demás seres vivos. Es parte de la naturaleza
porque es producto de la evolución general de las especies; tiene necesidades fisiológicas
86
Lipovetsky, Gilles. La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona,
Anagrama, 1990, pp. 36, 43.
87
Baudrillard, Jean. El intercambio simbólico y la muerte, Caracas, Monte Ávila, 1993.
124
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
que comparte con los animales y, sin embargo, no posee un aparato instintivo tan
desarrollado como éstos.
Al nacer es la más débil de las criaturas, pero esa debilidad biológica constituye a la
vez la base de su fuerza y la causa primordial de su desarrollo, pues posee en cambio
capacidad para razonar y pensarse como entidad separada de la naturaleza. Pero estas
condiciones de existencia le envuelven en una dicotomía que le produce cierto
desequilibrio, porque no puede librarse de su mente, que le hace tener conciencia de sí, y
tampoco de su cuerpo que le impulsa a estar vivo.88
El saber que no tiene ningún control sobre su nacimiento ni sobre el momento de su
muerte le ocasiona un fuerte conflicto y una sensación de incertidumbre. A decir de
Fromm, no existe ningún ―impulso de progreso‖ innato en el hombre; es la contradicción
inherente a su existencia la que lo hace seguir adelante, porque la mente humana posee
un dinamismo propio y no puede permanecer pasiva frente a una contradicción. Esas
dicotomías existenciales son pues la fuente de todas las fuerzas psíquicas que mueven al
hombre, de todas sus pasiones, afectos y ansiedades.89
La única forma sensata de solucionar esta dicotomía es enfrentar la realidad y admitir
que tiene que sobrevivir en un universo indiferente a su destino; debe reconocer que no
existe ningún poder que lo trascienda, que pueda brindarle respuestas, por lo cual sólo le
queda desarrollar su razón para crear un mundo donde se sienta en su hogar. En
términos simples, su vida debe orientarse a lograr una nueva armonía con sus semejantes
y con la naturaleza.
La aceptación de esa responsabilidad le permite entender que solamente usando sus
habilidades puede dar sentido a su vida. Si quiere mantener el equilibrio mental tiene que
satisfacer sus necesidades psíquicas ineludibles. La más importante es su necesidad de
vinculación con sus congéneres, esta es la base de toda la gama de relaciones humanas.
Necesita trascender el estado de cuerpo vivo, porque aun cuando estén satisfechos su
hambre y su impulso sexual, le hace falta sentirse arraigado a algún lugar. Además,
necesita desarrollar un sentido de identidad, es decir, percibirse como centro y sujeto de
sus acciones. Otra necesidad intrínseca en el ser humano, que ha sido expresada en todos
los sistemas filosóficos y religiosos a través de la historia, es la necesidad de contar con un
88
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la…, Ob. cit., pp. 28-32.
89
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 53-54
125
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
marco de orientación y devoción, que le proporcione una explicación sobre los motivos
de su existencia.90
Fromm afirma que no hay opción entre tener o no tener ideales. Todos los hombres
son idealistas. Luchan por algo que va más allá de las complacencias físicas; es el sentido
que de acuerdo a este pensador tan versado en la Biblia y el Talmud subyace en la frase:
―No solo de pan vive el hombre‖. Sin embargo, otorga mucha importancia al hecho de
que hay diferentes clases de ideales, que representan soluciones cualitativamente distintas
a las contrariedades de la vida. Lo mismo sucede con las necesidades psíquicas que
mencionamos, pueden ser satisfechas de diversos modos, que dependen en gran parte de
la forma en que esté organizada una sociedad; cada cultura ofrece entonces una
alternativa. Pero percibe una bifurcación a la que llegan todos los senderos: se puede
optar por el culto al poder y la destrucción o al de la razón y el amor. Por tanto, es
menester juzgar los ideales de acuerdo con su verdad, esto es según Fromm, de acuerdo
con el grado en que conducen al despliegue de las potencialidades humanas y en
consecuencia, constituyen una respuesta real a la necesidad de lograr equilibrio y armonía
en el mundo.
Conviene esbozar aquí el concepto de salud mental que este autor postula para
todas las épocas y todas las culturas:
Fromm le da un giro a la noción de salud mental, que se define como adaptación del
individuo a su sociedad, y la describe como adaptación de la sociedad a las necesidades
del hombre. En adición, recomienda analizar el papel que ésta desempeña como
propulsora o paralizadora de la expansión productiva de las facultades humanas.
Desde el psicoanálisis humanista, la neurosis es algo más complejo que la
incapacidad de funcionar en la sociedad, es la enajenación de uno mismo, de la
humanidad y de la naturaleza; puede ser incluso una respuesta a las condiciones
patógenas fomentadas por la sociedad. La terapia humanista no se detiene entonces en la
90
Fromm, Erich. “Psychic Needs and Society”, Fromm Forum, Tubinga, Núm. 5, 2001, pp. 16-20.
91
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la…, Ob. cit., p. 63.
126
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
92
Moreno, Florentina. Hombre y sociedad en el pensamiento de Fromm, México, Fondo de Cultura
Económica, 1981, pp. 74-76.
93
Rebasa los límites de este trabajo el análisis de la técnica psicoanalítica frommiana. Existen numerosos
estudios centrados en esas cuestiones: Gutiérrez, José. El método psicoanalítico de Erich Fromm, Bogotá,
Tercer Mundo, 1961; Saavedra, Víctor. La promesa…, Ob. cit; Delahanty, Guillermo. “El marxismo
humanista en la técnica psicoanalítica de Erich Fromm”, Revista Carta Psicoanalítica,
(www.cartapsi.org); Funk, Rainer. “La aproximación de Fromm a la teoría psicoanalítica y su relevancia
para el trabajo terapéutico”, El carácter social, su estudio, un intercambio de experiencias, México,
IMPAC, 1993; Horney-Eckardt, Marianne. “The Core Theme of Erich Fromm’s Writings and its
Implications for Therapy”, Journal of the American Academy of Psychoanalysis, Vol. 11, 1983, pp. 391-
399. Además fue publicada una obra póstuma donde el propio autor discute su técnica: Fromm, Erich. El
arte de escuchar, Ob. cit.
94
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la…, Ob. cit., pp. 64, 66.
95
Fromm, Erich. Budismo zen y psicoanálisis, México, Fondo de Cultura Económica, 1964.
127
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
mística y la religión proviene del interés por demostrar que todo es producto del drama
humano, de la vida cotidiana que cada uno de nosotros enfrenta. De acuerdo a este
pensador, las diferentes religiones son respuestas al enigma de la existencia y en su
función de marcos de orientación, buscan conducir al hombre hacia su óptimo
desarrollo. Por ello considera importante rescatar la sabiduría proveniente de estos
sistemas ancestrales de pensamiento, que ilustran a todo color la figura humana y que con
frecuencia son vaciados de contenido o tergiversados para servir a los fines de la
enajenación.
Su invitación a orientar la vida humana hacia el objetivo de ser deviene de su
acercamiento al misticismo del Maestro Eckhart. La teología negativa de este personaje
había despertado la admiración de Hegel y de representantes del budismo como Suzuki.96
Sus planteamientos acerca de la religiosidad y el desapego encontraron cabida en el
pensamiento de Fromm, interconectados a la visión humanista de Marx. En la obra
frommiana, ambas propuestas se entrelazan en una danza que celebra la vida y la
divinidad en un sentido no teísta.
Eckhart denunció la estructura posesiva de la existencia como el mal que impide la
libertad del hombre, su viveza y el encuentro de sí mismo; Marx hizo lo mismo y pregonó
como objetivo último la realización del hombre, la superación del ansia de tener y
consumir, y la adquisición de su libertad. Junto a estos autores y a Albert Schweitzer,
Fromm expresa su convicción de que la reverencia y el amor por la vida son el principio
de ese arduo camino hacia la autonomía.
La postura humanista de Erich Fromm es muy clara y se encarga de examinar al
hombre en su totalidad. Tal como Jean Paul Sartre, comprendió que el hombre está
condenado a ser libre y que en el ejercicio de su libertad se va forjando, pero fue capaz
de construir una propuesta orientadora.
Para él, la psicología no puede separarse de la filosofía y de la ética, ni de la
sociología y la economía. Afirma que a la psicología no solamente incumbe desbancar
juicios éticos falsos, sino que además, puede ser la base para la elaboración de normas
válidas y objetivas de la conducta. Fromm se muestra convencido en todo momento de
que los problemas de la ética no pueden omitirse en el estudio de la personalidad, ya sea
en forma teórica o terapéutica. En su opinión, la comprensión de la motivación
96
Fromm, Erich. “Tener y ser en el Maestro Eckhart y Karl Marx”, El humanismo como…, Ob. cit., pp.
146-177.
128
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
inconsciente abrió una nueva dimensión para la investigación ética porque reveló que no
basta con analizar vicios y virtudes como rasgos aislados.
Conforme a la plataforma teórica psicoanalítica, hace hincapié en que la única forma
en que la ética puede establecer juicios de valor acerca de acciones separadas es
ocupándose de la estructura de carácter como un todo. Curiosamente, esto choca con la
concepción freudiana de tintes relativistas, que argumentaba que la psicología podía
ayudar a comprender la motivación de los juicios de valor, pero no a establecer la validez
de los mismos. Freud prefirió no inmiscuirse con la ética en tanto no fuera de corte
personal. No obstante, el espíritu ético humanista del médico vienés se hace presente en
su concepto de verdad, cuando afirma que ésta es algo más que el producto de
necesidades y deseos bajo ciertas condiciones externas. De hecho, crea el psicoanálisis en
el intento por descubrir la verdad más profunda acerca del ser humano. 97
Marianne Horney Eckardt, hace notar que la relación entre los valores morales y la
neurosis siempre ha sido un tema incómodo para los psicoanalistas, y reconoce la
entereza de Fromm por haber formulado una propuesta psicoanalítica coherente con
normas éticas que parten de la vida humana.98
En contraste con la aceptación generalizada en la sociedad moderna de una posición
relativista, que propone que los juicios de valor y las normas éticas son asunto de gusto o
preferencia individual, Fromm rescata la validez de la Ética Humanista. Al lado de
pensadores de la talla de Kant, señala que el conocimiento de la naturaleza humana no
conduce al relativismo ético; que las normas morales se basan en cualidades inherentes al
hombre y que su violación origina una desintegración mental y emocional.
La Ética Humanista se basa formalmente en el principio de que sólo el hombre por
sí mismo puede determinar el criterio sobre virtud y pecado, no una autoridad superior
que lo trascienda. Se funda en el principio nietzscheano de que ―bueno‖ es aquello que
propicia el despliegue de sus potencialidades; y ―malo‖ es todo lo que le perjudica,
tomando como único criterio de valor ético el bienestar del hombre. Dicho de otro
modo, lo ―bueno‖ es la afirmación de la vida, la orientación biófila; la virtud es la
responsabilidad hacia la propia existencia. Lo ―malo‖ es la mutilación de las potencias del
hombre y el vicio, la irresponsabilidad consigo mismo.99
97
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 46-49.
98
Horney Eckardt, Marianne. “Fromm y su concepto de biofilia”, en: Silva García, Jorge (comp.). El
humanismo de Erich…, Ob. cit., pp. 78-79.
99
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 19, 25.
129
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
130
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
100
Fromm, Erich. Ética y psicoanálisis, Ob. cit., pp. 157-175.
131
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
101
Ibíd., pp. 265-266.
102
Xirau, Ramón. “Erich Fromm: What is Man´s Struggle?”, en: B. Landis y E.S Tauber (eds.) In the
Name of Life. Essays in Honor of Erich Fromm, Nueva York, Rinehart and Wineston, 1971, pp. 157.
103
Fromm, Erich. “El hombre moderno y su futuro”, El humanismo como…, Ob. cit., pp. 36-37.
104
Fromm, Erich. La revolución de la esperanza, México, Fondo de Cultura Económica, 1970, p. 24.
132
Capítulo 3. Planteamientos básicos del psicoanálisis humanista
Sus reflexiones, que muchos consideran utópicas, se articulan con una serie de
sugerencias prácticas y propuestas concretas encaminadas a aplicar los principios
humanistas en la planificación gubernamental y comercial. Fromm se mostró siempre a
favor de una transformación radical de la sociedad —política, económica, cultural,
psicológica—, abogando por el establecimiento de un socialismo humanista106. Sus análisis
siempre corrieron a la par de una seria reflexión respecto a las alternativas reales para
construir una sociedad tecnológica humanizada y los obstáculos que habrían de
sortearse.107
105
Fromm, Erich. “Problemas psicológicos del hombre…”, El humanismo como…, Ob. cit., p. 50.
106
Fromm, Erich.et.al. Humanismo socialista, Buenos Aires, Paidós, 1968; Ver también “Planificación
humanista”, La crisis…, Ob. cit., pp. 94-107. Conferencia presentada en el Instituto de Ciencias de la
Administración de Los Ángeles, en 1968.
107
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la…, Ob. cit., pp. 237-291.
133
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del
psicoanálisis humanista
1
Somolinos D’ Ardois, German. Historia de la psiquiatría en México, México, Sepsetentas, 1976, pp.
142-148.
2
Téllez, Eduardo y González Bonilla, Gustavo. “La influencia francesa en el desarrollo de las ciencias
médicas en México”, Memorias del Primer Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la
Tecnología, México, Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, 1989, tomo I, pp.
285-287.
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
tiempos coloniales era concebida como resultado del abandono de Dios, castigo divino,
posesión del demonio o bien como efecto emanado de las conjunciones de los astros;3 ya
para el siglo XVIII se pensó que podía ser tratada y tal vez curada, a través de las más
diversas actividades físicas y artísticas que estimulaban al paciente.4 No obstante, esta
ingeniosa idea promovida por Pinel y sus seguidores atravesaría durante el siglo XIX por
una interesante transmutación.
Los descubrimientos de Charles Darwin en el campo de la selección natural
desencadenaron una revolución cultural, propiciaron un vuelco definitivo en las
concepciones científicas de la época victoriana que tuvo proyección a nivel global. Francis
Galton, primo de Darwin,5 dio seguimiento a las teorías sobre la herencia que éste había
formulado, pero las interpretó de forma distinta. Al discrepar con la noción del cambio
gradual en las especies, daba nula o mínima importancia a la influencia de los factores
ambientales. Para Galton, todas las características de una raza o grupo social se
determinaban exclusivamente por dispositivos como la herencia y la selección, que
representaban el motor natural del proceso evolutivo, incidiendo en la subsistencia de los
individuos más aptos y capacitados. Además, empleando criterios estadísticos, Galton
diseñó un método de evaluación antropométrica para detectar desviaciones en los grupos
humanos, transmitidas de forma hereditaria.6 Esta postura, definida como darwinismo
social, ejerció una notable influencia en la cultura y en la política gracias a las obras de
autores como Spencer o Gobineau.
Es preciso señalar que el surgimiento de esta corriente sustentada en las teorías de
Galton no fue un hecho fortuito. Recordemos que en el marco temporal del siglo XIX
también se inserta la Revolución Industrial, fenómeno que repercutiría directamente en
el campo social al consolidar la estructura de dominación del sistema capitalista mundial.7
Las marcadas desigualdades económicas entre las clases sociales y sus consecuentes
efectos, tanto en la esfera de la salud como en la de la convivencia, conjugaron en un
3
Bernal Sagahón, Miguel y Saldaña, Juan José. “La psiquiatría en México en el cambio del siglo XIX al
XX”, Memorias del X Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, México,
Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, 2006, pp. 588-599.
4
Se atribuye a Philippe Pinel la fundación de la clínica como camino consciente y sistemático en el
tratamiento de las enfermedades mentales en el S. XVIII y es considerado por ello, “padre de la
psiquiatría”. Su propuesta consistió en liberar a los pacientes de los grilletes e instrumentar un
“tratamiento moral” que incidiese en la parte intelectual de los pacientes para disuadirlos de sus ideas
delirantes.
5
Ginzburg, Carlo. “Semejanzas de familia y árboles de familia: dos metáforas cognoscitivas”,
Contrahistorias. La otra mirada de Clío, Morelia, Año 4, Núm. 7, 2004, p. 20.
6
Suárez y López Guazo, Laura Luz. Eugenesia y racismo en México, México, UNAM, 2005, pp. 21-23.
7
Bernal, John D. La ciencia en la historia, México, Nueva Imagen, 1981.
136
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
terreno fértil para que los supuestos que subrayan el valor de la elite intelectual y
científica se expandieran a otros países. En esta tesitura, la herencia como factor que
explicaba la existencia de las enfermedades mentales, la pobreza y en general, todo tipo
de conductas consideradas antisociales, se consolidó muy pronto como plataforma
científica en el campo de la psiquiatría.
La creencia fue afianzada por la teoría del degeneracionismo social que formuló el
médico francés August Bénedict Morel en 1860. Bajo un tinte estrictamente religioso,
Morel pensaba que había un hombre primitivo perfecto creado por Dios y, por tanto,
cualquier variación del tipo ideal era considerada una degeneración. Motivado por un
recorrido que realizó por varias cárceles, propuso la existencia de un vínculo entre la
variable racial hereditaria y diversas conductas individuales que repercutían sobre el
bienestar colectivo como la locura, las perversiones sexuales, la criminalidad y la
toxicomanía.8 En lugar de hablar de la cura o tratamiento de la locura, el
degeneracionismo se ofrecía como instrumento preventivo, ya que planteaba como
orígenes de este padecimiento, además del factor hereditario, una serie de hábitos
viciosos —como el consumo de alcohol o de drogas, los malos preceptos morales y una
vida sexual anormal— que podían controlarse con medidas efectivas.
En los años siguientes, la preocupación por desarrollar métodos con pretensión de
cientificidad que fueran capaces de detectar atavismos y rasgos degenerativos entre los
grupos sociales, considerados ―más bajos‖, dio paso al surgimiento de varias teorías. Así
por ejemplo, la frenología, que proponía que el tamaño y características del cráneo eran
indicadores del grado de civilización de un individuo, había sido formulada por el alemán
Franz Gall y gozó de gran aceptación en Francia. En ese mismo país, Valentin Magnan
dio continuidad a los postulados degeneracionistas, pero daba más importancia a la
influencia del ambiente que las tesis originales de Galton. Desde Italia, la antropología
criminal de Cesar Lombroso se colocó entre las cúpulas jurídicas positivistas al definir
una serie de rasgos anatómicos que permitían identificar delincuentes y débiles mentales
en potencia de serlo.
Todas estas teorías, surgidas en distintos países (la de Galton en las Islas Británicas, la
de Paul Broca y Morel en Francia y los modelos de Franz Gall y Lombroso en Alemania
8
Ríos Molina, Andrés. La locura durante la Revolución Mexicana. Los primeros años del Manicomio
General de La Castañeda, 1910-1920, México, El Colegio de México, 2009, p. 63.
137
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
9
Ídem.
10
Para quien se interese en estudiar esta temática sugerimos consultar: Stephan, Nancy L. The Hour of
Eugenics. Race, Gender and Nation in Latin America, Ithaca and London, Cornell Universitity Press,
1991 y Graham, Richard. The Idea of Race in Latin America, 1870-1940, Austin, University of Texas
Press, 1990.
11
Trabulse, Elías. Historia de la ciencia en México, México, Fondo de Cultura Económica /CONACYT,
1994, p. 235.
12
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas del racismo en México 1920-1950, México, Tusquets,
2007, p. 47.
138
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Pero además de la amplia aceptación de los modelos franceses por parte de los
médicos mexicanos, existe otro factor que determinó que la teoría de Morel fuera tan
bien acogida en el país: la presencia de los indígenas. El colorido mosaico étnico y
cultural que conformaba la realidad mexicana y, la participación de grandes masas de
población campesina e indígena en los procesos de cambio que el país iba viviendo,
ponían de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre el lugar que se debía asignarles, en
aras de la modernización.
La postura que enraizaba en la teoría de Morel, permitía catalogar al indígena como
remanente de un régimen arcaico y por ende, como obstáculo para el progreso. En este
tenor, la elite médica y política agrupó a los indígenas tras la etiqueta de ―clases peligrosas
o indeseables‖. Para los médicos mexicanos, entre los indeseables se encontraban además
los locos, débiles mentales, alcohólicos, prostitutas, criminales y todo tipo de
degenerados; naturalmente su existencia preocupaba tanto a gobernantes como a
científicos porque estaban convencidos de que obstaculizaba los avances anhelados por el
liberalismo.
Queda entendido que el pacto social que afirmaba la igualdad de todos los hombres
ante la ley, sólo contemplaba a las capas privilegiadas, dejando fuera a la mayoría de la
población. Así, el positivismo como sistema filosófico y proyecto político, importado
desde Francia, se presentaba ante los ojos de los dirigentes mexicanos como herramienta
eficaz para la reestructuración de la sociedad mexicana, garantizando la sumisión de las
mayorías a los decretos de las ―verdades demostrables de la ciencia positiva‖, que sólo
una minoría podía comprender pero que todos debían acatar. 13
El profundo vínculo entre el poder político y la ciencia definió la trama específica
que desde el periodo decimonónico se encaminaba a definir los parámetros del nuevo
Estado burgués. Para ello había que encajar dentro de los límites definidos —normales o
patológicos— a todos los individuos. Las ciencias se mostraron en todo momento como
idóneos instrumentos para canalizar los objetivos políticos que apostaban por ingresar a
las rutas del progreso.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la comunidad médica que agrupaba en su
seno a los médicos legistas, precursores directos de los psiquiatras en México, se
posicionó muy cerca de los centros de poder y ocupó un lugar preponderante en la
definición de las políticas públicas que se dictaron desde el Estado. En lo que atañe a las
13
De Gortari, Eli. La ciencia en la historia de México, México, Grijalbo, 1979, pp. 298-308.
139
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
14
Capetillo Hernández, Juan. “Cuerpos sin historia. De la psiquiatría al psicoanálisis en México”, Frenia.
Revista de Historia de la Psiquiatría, Madrid, Vol. VIII, 2008, pp. 9-10.
140
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
15
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas…, Ob. cit., p. 131.
16
López Beltrán, Carlos. “Enfermedad hereditaria en el siglo XIX: discusiones francesas y mexicanas”,
en: Cházaro, Laura (ed.). Medicina, ciencia y sociedad en México, Siglo XIX, Zamora, El Colegio de
Michoacán, UMSNH, 2002, p. 107.
17
Urías Horcasitas, Beatriz. Ob. cit., p. 132.
141
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Manicomio General y en otros hospitales privados fueron: Juan Peón del Valle, Nicolás
Martínez, Francisco Nuñez Chávez, Manuel Falcón y Carlos Pavón.18
Después de la guerra civil que desató el movimiento revolucionario y de sus
catastróficas consecuencias, se presentó una vez más la urgente necesidad de reestructurar
al país. En esta ocasión, para el sector representante de la burguesía que había derrocado
al régimen oligárquico de Porfirio Díaz, afloró la necesidad de neutralizar el ímpetu de
las masas de campesinos e indígenas que habían jugado un papel clave en el proceso
revolucionario.
Se tornó imperioso llevar a cabo una ―revolución antropológica‖ que diera paso al
nacimiento de un hombre nuevo, el ciudadano del futuro, mestizo y digno representante
de la nación mexicana. Conforme a ese contexto, las ideas acerca de la degeneración
social y racial fueron objeto de un reajuste teórico, que en líneas generales prolongaba el
planteamiento político decimonónico.
En contraposición a la retórica revolucionaria que proclamaba la realización de las
ideas de justicia social, las acciones de los nuevos gobernantes darían continuidad al
proyecto de modernización que había prevalecido durante el porfiriato; para ello, se echó
mano de la misma herramienta: la ciencia. Las condiciones de vida de la vasta mayoría no
experimentaron cambios con el triunfo de la Revolución, ya que la facción
constitucionalista se encargó de eliminar de la jugada a los sectores populares
representados por Villa y Zapata.
Al concluir el convulsivo periodo revolucionario, el Estado mexicano adquirió
nuevas facultades. A partir de ese momento se le confirió el derecho y la obligación de
regular todo lo referente a las medidas sanitarias que, en teoría, apostaban por una
mejora en las condiciones de vida del grueso de la población.19 La devastación material y
el brote de problemas sanitarios de gran magnitud ocasionados por la guerra, provocaron
la movilización del frente médico, que se adhería al consenso científico de la época.
18
Calderón Narváez, Guillermo. Las enfermedades mentales en México. Desde los mexicas hasta el final
del milenio, México, Trillas, 2002, p. 53.
19
La Constitución de 1917 dio especial importancia a las políticas de salubridad y logró que el Consejo
Superior de Salubridad -luego transformado en Departamento de Salubridad Pública-, dependiera
directamente del Poder Ejecutivo. En 1925 fue promulgado el nuevo Reglamento General de Salubridad
Pública y en 1926 el Código Sanitario. De este último año datan asimismo la Ley de Migración y el
Código Civil. En 1929, el Departamento de Salubridad creó el Servicio de Higiene Infantil. En todas estas
reglamentaciones se identifica la influencia de la eugenesia. Para más detalle ver: Urías Horcasitas,
Beatriz. Ob. cit., pp. 108-109.
142
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Fue entonces que las teorías sobre la herencia y el degeneracionismo social sirvieron
de preámbulo a otra corriente que prometía ayudar a ―mejorar la raza”: la eugenesia.
Delineada a partir de los postulados galtonianos que afirmaban la superioridad de las
razas occidentales, esta corriente tuvo expresiones extremas en la Europa del siglo XX al
vincularse con el fascismo.
En nuestro país, la eugenesia nunca llegó a formularse en estos términos, pero marcó
la tónica y el desarrollo de todas las disciplinas científicas al menos hasta la década de los
sesenta.20 Al considerar que la armonía y el progreso de la sociedad dependían de la
homogeneidad racial, esta corriente hizo resurgir los prejuicios relacionados con la
inferioridad de los indígenas, sifilíticos, tuberculosos, alcohólicos, de los locos y de todo
miembro de ese ejército de degenerados que se escapaban de la norma civilizada. En
adelante, las autoridades médicas consideraron necesario formular medidas que
controlasen la reproducción de los indeseables. Con beneplácito del poder político en
turno, los postulados eugénicos con pretensiones de cientificidad, se utilizaron para
legitimar la homogeneización racial y cultural que enarboló el nuevo proyecto nacional
con expresiones como el vasconcelismo y el indigenismo. El fenómeno de la mestizofilia,
como ha sido denominado por algunos autores,21 se erigió como doctrina para la
reconstrucción del país, en boca de los manifiestos nacionalistas.
De forma concreta, los consejos eugenésicos transmutaron a partir del régimen de
Álvaro Obregón en legislaciones, que contemplaban una transformación a largo plazo,
sobre todo por medio de políticas de migración —de preferencia europea—, mestizaje y
educación; incluso hubo intentos de despenalizar el aborto con el objetivo de controlar la
vida reproductiva de las personas.
El hecho que salta a la vista es que los representantes de esta corriente supieron
vincularse a otros movimientos, disciplinas e instituciones, a nivel mundial, con lo cual
garantizaron el éxito de su difusión. Las acciones encaminadas a eliminar factores
hereditarios perniciosos para la sociedad mexicana, con la justificación de preparar al
ciudadano del futuro, se impulsaron desde el Departamento de Salubridad vinculado a
20
Entre 1940 y 1950, la eugenesia tuvo su expresión organicista en la biotipología que a su vez se vinculó
con la demografía impulsada desde el Estado. Los biotipólogos afirmaban haber dejado atrás las teorías
de superioridad racial y sin embargo, utilizando experimentación fisiológica de laboratorio, postulaban la
existencia de diversos “biotipos”, con capacidades diferentes; cuestión que, en los hechos, sólo significó
una readaptación del racismo existente en las décadas anteriores. Stern, Alexandra. “Mestizofilia,
biotipología y eugenesia en el México posrevolucionario: hacia una historia de la ciencia y del Estado,
1920-1960”, Relaciones. Revista de Estudios Históricos, Zamora, Vol. XXI, Núm. 81, 2000, pp. 80-91.
21
Ibíd., p. 60.
143
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Si nos detenemos un momento para reflexionar, podremos constatar que a principios del
siglo XX no existía un contexto realmente propicio para la introducción del psicoanálisis
en México. Los supuestos teóricos en que se basaban las observaciones científicas de la
época, generaron una tendencia a captar de forma inexacta los planteamientos de Freud.
Así, positivismo, degeneracionismo e higiene mental fueron proyectos que se fueron
entrecruzando en la línea temporal, para solapar medidas autoritarias con dejos de
racismo, acordes a la conformación de un nuevo estado nacional, que en vez de suprimir
las enormes desigualdades entre los diversos sectores de la población, se encargaba de
enfatizarlas.
22
Urías Horcasitas, Beatriz. “Degeneracionismo e Higiene Mental en el México posrevolucionario 1920-
1940”, Frenia. Revista de Historia de la Psiquiatría, Madrid, Vol. IV, Núm. 2, 2004, pp. 62-63.
23
Suárez y López Guazo, Laura Luz. Ob. cit., p. 195.
144
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
24
Páramo Ortega, Raúl. “Freud in Mexico”, Munich, 1992 (www.raulparamoortega.de).
25
Torres Orozco, José. “Las Doctrinas de Freud en la Patología Mental”, Revista México Moderno,
México, Año II, Núm. I, agosto 1922, pp. 39-53.
26
Zeitschrift fur Kinderheiluknde, Berlín, Núm. 1-2, noviembre 1921. Citado por Torres Orozco, José. Ob.
cit., p. 42.
145
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
27
Freud, Sigmund. “Sobre la versión castellana”, Obras Completas, 2ª. Edición, Buenos Aires,
Amorrortu, 1986, pp. 1-2.
28
Hernández Luna, Juan. El último positivista mexicano, Morelia, Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, 1980, pp. 35-52.
29
Ríos Molina, Andrés. Ob. cit., pp. 100-103.
30
Guevara Oropeza, Manuel. Psicoanálisis, Tesis de Medicina, Escuela Nacional de Medicina, 1923.
146
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
31
Rocha Guzmán, Guadalupe. Las instituciones psicoanalíticas en México. Un análisis de la formación de
analistas y sus mecanismos de regulación, Tesis de Maestría, Universidad Autónoma Metropolitana,
México, 1998. (http://psicologiasocial.xoc.uam.mx/textos/arctex/Rochatesis.html).
32
Capetillo, Hernández, Juan. Ob. cit., p. 5.
33
Perez Rincón, Héctor. “Aspectos de la psiquiatría en Europa y en América: México.”, en: Postel,
Jacques y Quetel, Claude. (coords.). Nueva Historia de la Psiquiatría, México, Fondo de Cultura
Económica, 2000, p. 527.
34
Capetillo Hernández, Juan. Ob. cit., p. 6. Con fines metodológicos varios autores manejan la distinción
entre freudismo y psicoanálisis, incluyendo la práctica psicoanalítica sólo en el segundo término. Por
freudismo se entiende, de una manera mucho más amplia, la incursión de las ideas freudianas en diversos
ámbitos. Ver también Paul Lauret-Assoun. El freudismo, Siglo XXI, México, 2001.
147
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
en asuntos de higiene sexual tiene por objeto primordial prevenir enfermedades venéreas
y la inmoralidad.35
Los mencionados documentos, las obras de Torres Orozco que se extendieron hasta
1925 y otra tesis titulada Isaena. Un caso de tratamiento psicoanalítico,36 que presentó
José Quevedo Jr. en 1929, dan prueba de la recepción inicial de la obra de Freud en los
círculos científicos de nuestro país.37
Pero no podemos pasar por alto que al mismo tiempo que las ideas psicoanalíticas
circulaban en el ambiente, las discusiones sobre la responsabilidad criminal de los
alienados quedaron insertas definitivamente entre los tópicos estudiados por la
psiquiatría.38 Así, el Dr. Meza Gutiérrez examinó en esa misma década el problema que
generaban los conceptos de responsabilidad atenuada, libre albedrío y abolición temporal
de la conciencia en relación a los enfermos mentales.39
En términos generales, resulta interesante observar cómo los médicos y psiquiatras
mexicanos fueron enlazando los postulados freudianos con la tendencia preponderante
de la higiene mental y la eugenesia, en boga durante el periodo posrevolucionario. Del
ámbito psiquiátrico inmerso en esa dinámica, irían irrumpiendo los miembros del grupo
frommiano inicial.
¿Quiénes eran? ¿Qué caminos habían transitado antes de ingresar a la formación
psicoanalítica? ¿De qué redes académicas formaban parte?
No es posible recuperar aquí la trayectoria completa de todos ellos, pero
abordaremos algunos aspectos relevantes que nos permitirán comprender los motivos
que los impulsaron a adherirse al proyecto psicoanalítico de Fromm a finales de 1940.
Podemos situar la génesis del interés por las enfermedades mentales en el campo de
acción de la medicina legal que, de acuerdo a los lineamientos de los Códigos Civil de
1870 y Penal de 1871, tenía facultades para reconocer entre los criminales a los dementes
35
Rocha Guzmán, Guadalupe. Ob. cit., p. 12.
36
Quevedo, José. Isaena. Un caso de tratamiento psicoanalítico, Tesis de medicina, Escuela Nacional de
Medicina, 1929.
37
Capetillo Hernández, Juan. Ob. cit., p. 4.
38
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas…, Ob. cit., pp. 131-132.
39
Meza Gutiérrez, José. “Acerca del criterio de la responsabilidad en los insanos”, Gaceta Médica de
México, México, Vol. LVIII, Núm. 1, 1927.
148
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
149
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
42
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas…, Ob. cit., pp. 135-137.
43
Sacristán, Cristina. “Entre curar y contener…”, Ob. cit., pp. 76-78.
44
La Gaceta Médica de México publicó varios trabajos que hablaban sobre la introducción de sustancias
químicas en el tratamiento de los padecimientos mentales. Citado por Urías Horcasitas, Beatriz. Historias
secretas…, Ob. cit., p. 242.
150
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
45
Stern, Alexandra. “Mestizofilia, biotipología y eugenesia…”, Ob. cit., p. 85.
46
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas…, Ob. cit., p. 139.
151
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
en 1934 la revista Criminalia publicó un artículo que versaba sobre ―El psicoanálisis en el
examen de los delincuentes‖, 47 pero es muy improbable que la interpretación saliera del
marco de la teoría de la defensa social.
En los márgenes académicos, Alfonso Millán relata que hacia 1934, él junto a
Guillermo Dávila y Raúl González Enríquez, sustentaban conferencias sobre la obra de
Freud en la Facultad de Medicina de la UNAM. También menciona que González
Enríquez organizó en 1937 un seminario para leer y comentar los textos del fundador del
psicoanálisis.48 Lo anterior nos permite inferir que antes de la llegada de Fromm,
predominaba en México una concepción esencialmente ortodoxa de la teoría
psicoanalítica, circunscrita, como ya hemos referido, a la corriente psiquiátrica en uso: la
higiene mental.
Hay un testimonio de Millán particularmente llamativo porque sostiene que tanto él
como sus colegas se interesaban por las aplicaciones del psicoanálisis a la comprensión de
los fenómenos socio-culturales mexicanos desde 1934. Si se observan los detalles del
contexto cultural que se ha examinado en el primer capítulo, como el escándalo que se
desató en la prensa en 1932 a causa de los artículos de Samuel Ramos, se podría articular
dicha declaración. Pero en cuanto al terreno científico, en momentos en que la higiene
mental se encontraba en pleno apogeo, parece difícil suponer un tipo de interpretación
que en realidad fuera psicoanalítica.
Es importante recordar que el planteamiento psicoanalítico que se perfilaba hacia la
comprensión de los fenómenos socio-culturales, forma parte del contenido básico de las
propuestas que compartía la corriente culturalista de la que Fromm era miembro. No era
así para el planteamiento ortodoxo, que enfatizaba en la teoría pulsional y en el análisis
individual. Además, para la década de los treinta el proyecto del grupo culturalista estaba
apenas en ciernes en Estados Unidos.
También hay que decir que no existía en México una comunidad de psicoanalistas
de profesión. El mismo Millán relata que los primeros psicoanalistas mexicanos optaron
por formarse en Estados Unidos, Argentina o Francia a partir de 1947.49
A fines de 1943, Raúl González Enríquez, Mariano Vázquez y Rubén Vasconcelos
habían encabezado a un grupo de jóvenes estudiantes en las ―reuniones del pabellón 16‖,
correspondiente a neuropsiquiatría del Hospital General. En un principio, el grupo
47
Urías Horcasitas, Beatriz. Historias secretas…, Ob. cit., pp. 245, 254.
48
Millán, Alfonso. “El desarrollo de la Sociedad Psicoanalítica…”, Ob. cit., p. 5.
49
Ídem.
152
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
estuvo conformado por José Luis González, Ramón Parrés y Santiago Ramírez; más tarde
se integrarían Alfredo Namnum, Avelino González, Jaime Tomás y José Remus, para
fundar el ―Círculo de Estudios Freudianos‖. 50 Fueron estos jóvenes quienes decidieron
continuar su formación en el extranjero. Cuando retornaron, entre 1952 y 1953, se
erigieron como representantes de la corriente psicoanalítica ortodoxa en México.
Estamos hablando entonces de la presencia de dos posturas psicoanalíticas durante la
década de 1950, cuyos representantes fueron arando terreno por cuenta propia, para
luego esparcir las semillas de la escuela freudiana en nuestro país; aunque la protagonista
del proceso de institucionalización fue la postura frommiana.
Por ahora basta hacer notar que las figuras dominantes de la psiquiatría mexicana de
la época, como González Enríquez, Millán y otros personajes destacados también en el
Colegio de Psicología, por entonces dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM, como Guillermo Dávila, Abraham Fortes y Armando Hinojosa, fueron maestros
de esa generación de la que surgiría, por un lado, el grupo de psicoanalistas ortodoxos, y
por otro, los jóvenes organizadores del curso de especialización en psiquiatría que se
integrarían al grupo frommiano.
Respecto a los motivos que llevaron a la inclinación por Freud, en palabras de
Santiago Ramírez, uno de los más reconocidos representantes de la ortodoxia freudiana:
50
Ramírez, Santiago. Ajuste de cuentas, México, Océano, 1996, p. 23.
51
Ibíd., pp. 81-82.
153
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
52
Perez Rincón, Héctor. “Aspectos de la psiquiatría...”, Ob. cit., pp. 527-528
53
Dosil Mancilla, Francisco Javier. “La estela de Cajal en México”, Arbor. Ciencia, Pensamiento y
Cultura, Vol. CLXXXV, Núm. 735, enero-febrero 2009, pp. 29-40.
54
Calderón Narváez, Guillermo. Ob. cit., pp. 62-66.
55
Sacristán, Cristina. “En defensa de un paradigma científico. El doble exilio de Dionisio Nieto en
México, 1940-1985”, en: Rafael Huertas y Ricardo Campos (coords.). De la "Edad de Plata" al exilio:
construcción y "reconstrucción" de la psiquiatría española, Madrid, CSIC/ Frenia, 2007, p. 104.
154
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
56
Campillo-Serrano, Carlos. “Dr. Jorge Velasco Alzaga In memoriam”, Gaceta Médica de México,
México, Vol. 135, Núm. 2, 1999, pp. 231.
57
De la Fuente Muñiz, Ramón. “Memorias de un psiquiatra. De La Castañeda al Instituto Nacional de
Psiquiatría”, Letras Libres, México, Núm. 92, 2006.
58
Fernández Guardiola, Augusto. Las neurociencias en el exilio español en México, México, Fondo de
Cultura Económica, 1997, p. 83.
155
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
El año de 1949 enmarca la llegada de Erich Fromm a México, país en el que encontraría
un fructífero espacio de trabajo durante más de dos décadas. No fue este su primer
encuentro con tierras mexicanas; dos de sus alumnos mexicanos, Jorge Silva García59 y
Alfonso Millán,60 comentan que Fromm había visitado el país antes de establecer contacto
con el grupo de psiquiatras de la Universidad Nacional. En efecto, Erich Fromm estuvo
involucrado profesional y sentimentalmente con la psicoanalista Karen Horney durante
varios años, y las hijas de esta última vivían en Cuernavaca. Fromm la acompañó a pasar
temporadas vacacionales en un par de ocasiones. Dos de las obras más importantes de
Horney fueron escritas mientras se encontraba de retiro en Cuernavaca,61 y en El miedo a
la libertad de Fromm publicado en 1941, hay una breve referencia a los campesinos e
indígenas mexicanos, que indica ya cierto interés del destacado sociólogo y psicoanalista
alemán por la cultura mexicana.62
Dado que siempre fue un observador incansable de la realidad social y desde 1933
había emigrado a Estados Unidos, era natural que aprovechara la cercanía de su nueva
morada con México para conocer el escenario vital de las antiguas civilizaciones
mesoamericanas, aquel Nuevo Mundo que tanto sorprendió a los colonizadores
europeos. Después de todo, es innegable que México ha ejercido un fuerte magnetismo
entre artistas, intelectuales y científicos provenientes de todas las latitudes. En parte quizás
porque el país ha tomado posición como referente obligado para las nociones de
diversidad y riqueza —tanto cultural como ecológica—, con los matices y contradicciones
que reafirman su esencia única.
En 1949, Erich Fromm vino a pasar una temporada en San José Purúa, en busca del
alivio que las aguas termales podían ofrecer para su segunda esposa Henny Gurland,
quien padecía los estragos de la artritis reumatoide.
59
Silva García, Jorge. “Erich Fromm en México: 1950-1973”, en: Silva García, Jorge (comp.). El
humanismo de Erich Fromm, Paidós, 2006, p. 64.
60
Millán, Alfonso. Ob. cit., p. 5.
61
Karen Horney escribió en Cuernavaca: La personalidad neurótica de nuestro tiempo (1937) y Nuestros
conflictos interiores (1945). Véase Reyes Vallejo, Orelllana. “Karen Horney, una pionera de la ruptura
con el modelo freudiano para explicar la psicología femenina y el desarrollo humano sano y neurótico”,
Apuntes de psicología, Sevilla, Universidad de Sevilla, Vol. 20, Núm, 2, pp. 10-21.
62
Fromm, Erich. El miedo a la…, Ob. cit., p. 265.
156
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
63
Meyer, Lorenzo. “De la estabilidad al cambio”, en: AA.VV. Historia General de México, México, El
Colegio de México, 2000, p. 885.
64
Ídem.
65
Calderón Narváez, Guillermo. Ob. cit., p. 59.
157
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
66
Carpintero, Heliodoro. Los exiliados españoles y la psicología, Universidad Complutense de Madrid,
2001, pp. 34-35. Dosil Mancilla, Francisco Javier. “La estela de Cajal…”, pp. 29-40.
67
Fernández Guardiola, Augusto. Las neurociencias…, Ob. cit., pp. 45-47.
68
Derbez, Jorge. “Fromm en México: reseña histórica”, en: Millán, Salvador y Gojman de Millán, Sonia
(comps.). Erich Fromm y el psicoanálisis humanista, México, Siglo XXI, 1981, pp. 27- 29.
69
Silva García, Jorge. Ob. cit., pp. 64.
158
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Concluida esta primera fase de su participación con éxito, los alumnos del curso de
especialización le plantearon una segunda propuesta; esta vez un compromiso mayor,
puesto que implicaba que viniese a residir a México para formar a un primer grupo de
psicoanalistas. El ―Proyecto México‖ consistía en integrar a Fromm al cuerpo docente de
la Facultad de Medicina de la UNAM como profesor extraordinario, para que iniciara la
preparación de los médicos que tendrían el privilegio de convertirse en los primeros
psicoanalistas formados en el país. El Dr. José F. Díaz, quien por cierto, al momento de
la llegada de Fromm organizaba un departamento de higiene mental dependiente de la
división de graduados, le cedió su plaza y se encargó de consumar los trámites necesarios.
70
Reseña de El miedo a la libertad escrita por el psiquiatra Karl Menninger en el periódico The Nation en
1942. Menninger fue uno de los primeros representantes de la ortodoxia freudiana en atacar a Fromm
poniendo énfasis en su falta de formación médica. Citado por McLaughlin, Neil. Origyn Myths…Ob. cit.,
p. 117.
71
Fromm, Erich. El lenguaje olvidado. Introducción a la comprensión de los sueños, mitos y cuentos de
hadas, Nueva York, Rinehart & Co. Inc., 1951. La primera edición en español es de 1957.
72
Derbez, Jorge. Ob. cit., pp. 27-29.
159
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Fueron trece los suscriptores al primer grupo por lo que ganaron el epígrafe de ―los
13 apóstoles‖. Entre éstos se encontraban psiquiatras con amplia trayectoria, que habían
estudiado y promovido la obra de Freud con anterioridad, como Raúl González
Enríquez, Alfonso Millán y Guillermo Dávila.
Se integraron también Aniceto Aramoni, Jorge Derbez, Arturo Higareda y Armando
Hinojosa, coorganizadores del curso de especialización que había propiciado el primer
contacto con Fromm, y cuatro psiquiatras formados en Estados Unidos: Ramón de la
Fuente, Francisco Garza, Jorge Silva García y Jorge Velazco. Además, se interesaron en
participar Abraham Fortes y José F. Díaz, miembros del cuerpo docente de la
Universidad; después de unos meses, se integró José Gutiérrez de Colombia.73
Originariamente se denominaron Grupo Mexicano de Estudios Psicoanalíticos y se
sometieron a un análisis didáctico mientras continuaban con su formación bajo la asesoría
de Erich Fromm. Hablar de esta tarea resulta fácil, pero seguramente significó una labor
muy ardua que exigía un esfuerzo extraordinario por parte de Fromm, quien era el único
supervisor y conductor de los seminarios teóricos, clínicos y de investigación.
Silva García comenta que dedicaba dos horas de análisis didáctico por semana a cada
alumno, además de tres seminarios durante la fase intensa del entrenamiento que
concluyó en junio de 1956.74 Lo anterior no era visto con buenos ojos por la comunidad
psicoanalítica internacional, que ponía en tela de juicio la validez de una formación
dirigida por una sola persona. Pero la historia del movimiento psicoanalítico marca que el
caso mexicano no fue el único que se desarrolló con esas características, lo mismo
ocurrió, por ejemplo, en Uruguay bajo la dirección de Willie Baranger.75
Fromm nunca fue hombre de una sola tarea; de forma paralela al ―Proyecto
México‖, organizó metódicamente su tiempo para cumplir con los compromisos que
había dejado en la ciudad de Nueva York en el Instituto William Alanson White, al que
volvía un par de meses al año durante el tiempo de residencia en México. Así mismo,
73
Ibíd., p. 30.
74
Silva García, Jorge. Ob. cit., pp. 68-69.
75
Álvarez del Castillo, Rodolfo. “Psicoanálisis en México: una triple genealogía. Fromm, API, Caruso”.
Revista Carta Psicoanalítica, Núm. 8 (www.cartapsi.org). Parece importante mencionar que el
psicoanálisis fue penetrando en Latinoamerica por la misma época en que Fromm iniciaba la formación
de los médicos mexicanos. La Sociedad Colombiana de Psicoanálisis fue aprobada en 1959 por la
Asociación Psicoanalítica Internacional (API). En Chile eso había ocurrido en 1949, y fue sede del Tercer
Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis en 1960. La presencia de analistas vinculados a la Asociación
Psicoanalítica Argentina fue esencial para el despunte de la disciplina en estos países, lo que quiere decir
que predominaba el enfoque ortodoxo. En Perú, la consolidación de los psicoanalistas vino más tarde, en
los setenta. Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis (www.alhp.org).
160
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
entre 1942 y 1953 fue docente de la Facultad Bennington, en Vermont. 76 Y no solo debía
saldar compromisos de trabajo en Estados Unidos, pues mantuvo contacto con colegas y
amigos alrededor del mundo, participando con frecuencia en conferencias y foros
internacionales, además de que escribía periódicamente artículos para la prensa o revistas
especializadas tanto en México como fuera.
Del periodo de formación, desde 1951 hasta 1956, Silva García, Derbez y Millán
proporcionan algunos detalles. Los seminarios comprendieron el estudio de la obra de
Freud, además de las particulares aportaciones de Karen Horney, Alfred Adler, Carl
Jung, Harry Stack Sullivan, Sándor Ferenczi y la propia obra de Fromm. De igual
manera, los seminarios clínicos consistieron en una minuciosa revisión de los casos
clínicos de Freud y posteriormente se revisaron casos en terapia con miembros del grupo.
Es necesario destacar que aunque Fromm fue el responsable de dirigir todo lo
referente a los seminarios, contó con el apoyo de varios colegas que vinieron desde
Nueva York a impartir tanto horas de supervisión individual como seminarios teóricos y
clínicos. Millán menciona entre ellos a Nathan Ackerman y John W. Thompson de la
Universidad de Columbia; Edward S. Tauber, Rose Spiegel y Clara Thompson del
Instituto William Alanson White77. Fueron invitados también en calidad de conferencistas
Michael Balint, Roy R. Grinker, William Wolf, Stephan Kinghall, Irving Bieder,
Spurgeon English, Jude Marmor, Paul J. Moses, los sociólogos R. Goldman y Dajo
Petrovic, y el teólogo Paul J. Tillich. Se contó con la presencia de los psiquiatras Sato de
Japón y Henry Ey de Francia78 así como de personalidades tan magnéticas como Daisetz
T. Suzuki, que dirigió un seminario sobre Budismo Zen, y Charlotte Server, que vino a
dar al grupo mexicano entrenamiento sobre concientización corporal.79
Revisando esta lista podemos constatar que el programa formativo elaborado por
Fromm abarcaba una interesante diversidad de propuestas, enriquecidas con perspectivas
provenientes de otros campos de estudio, seguramente con el propósito de favorecer un
estímulo tanto personal como académico. Y es que de forma paralela a la formación
teórica, los alumnos se integraron en pequeños grupos dedicados a la investigación en
torno a temas relacionados con fenómenos culturales mexicanos.
76
Funk, R. Fromm. Vida…, Ob. cit., pp. 148, 153.
77
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 69.
78
Ibíd., p. 32.
79
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 69.
161
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Derbez menciona que durante esos primeros años, las principales investigaciones
circundaban el tema ―Psicoanálisis de la función materna‖. Lo anterior denota el
particular interés de aplicar el psicoanálisis a los asuntos de la vida social a la que Fromm
se integraba. Esta iniciativa también se muestra acorde con la trayectoria profesional de
este hombre, que buscó siempre ligar los fenómenos psíquicos individuales y colectivos
con las formas en que se estructura la sociedad.
El propio Alfonso Millán manifiesta que desde la primera generación existió el
interés por la investigación clínica, especialmente en el campo de la psicología social,
debido a los problemas que planteaba la transición de una sociedad agraria tradicional
hacia la creciente industrialización. El fenómeno de la industrialización había captado la
atención de Fromm desde épocas tempranas en su carrera; su agudeza crítica y su
enorme experiencia le permitían vislumbrar los resultados psicológicos que arrojaría
dicho proceso en un país como México, no muy distintos de los generados en otros
países subdesarrollados.
Pues bien, al terminar la primera etapa de formación a finales de 1956, la necesidad
de fomentar el desarrollo de la ciencia psicoanalítica en el país condujo a que el Grupo
Mexicano de Estudios Psicoanalíticos diera el siguiente paso y se constituyera en
Sociedad Mexicana de Psicoanálisis, con carácter de asociación civil no lucrativa. La
Sociedad fue presidida en primer lugar por Alfonso Millán, continuando con el cargo en
las siguientes dos ocasiones Jorge Silva García y Ramón de la Fuente.80 Los alumnos de
esta primera generación continuaron con su análisis personal, pero luego de un lustro de
formación ya se identificaban como psicoanalistas.
Fig. 4. Erich Fromm con sus alumnos. De izquerda a derecha: Alfonso Millán, Arturo Higareda, Aniceto
Aramoni, José Gutiérrez, Francisco Garza, Armando Hinojosa. La casa de Fromm en Cuernavaca.
80
Millán, Alfonso. Ob. cit., p. 6.
162
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Sería errado suponer que la sola presencia de Erich Fromm en México era suficiente
para llevar adelante el proceso de enseñanza, difusión e institucionalización del
psicoanálisis humanista en el ámbito académico y científico. No cabe duda que este
proyecto tuvo que haberse apoyado en redes existentes antes de su llegada. El sostén que
recibió de parte de esas redes académicas y científicas, fue canalizado a través de las
figuras de sus alumnos que gozaban de amplio reconocimiento. Así, desde posiciones
estratégicas fueron asumiendo una extensa tarea difusora de la que damos cuenta en
seguida.
81
Actualmente el Fondo de Cultura Económica sigue editando la colección Biblioteca de Psicología,
Psiquiatría y Psicoanálisis. Silva García, Jorge. Ob. cit., pp. 69-70.
163
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
164
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
85
Calderón Narváez, G. Ob. cit., p. 74.
86
Sacristán, Cristina. “En defensa de un paradigma…”, Ob. cit., p. 109.
87
De la Fuente, Ramón. “La enseñanza de la psicología médica en la Facultad de Medicina de la UNAM”,
Revista de la Facultad de Medicina, México, Vol. 49, Núm. 2, UNAM, marzo-abril, 2006, p. 52.
165
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
88
De la Fuente, Ramón. Psicología médica, 2ª edición, México, Fondo de Cultura Económica, 1992, pp.
7, 9.
89
Martínez Cortés, Fernando. “Las humanidades en medicina. La formación del médico del siglo XXI”,
Conferencia magistral presentada en el X Congreso Nacional y V Congreso Internacional de Historia y
Filosofía de la Medicina, Morelia, mayo 2010.
90
De la Fuente, Ramón. Psicología…Ob. cit., p. 8.
91
Durante su trayectoria ocupó también cargos directivos en diversa instituciones de salud mexicanas y
extranjeras. De 1967 a 1970 fue integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM. (www.100unam.mx).
166
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Medicina que sigue en funciones.92 Fue paciente de Fromm y, aunque no formó parte de
los ―13 apóstoles‖, se convirtió en una especie de aliado del grupo, por lo que dio el visto
bueno a la reforma llevada adelante por Millán y De la Fuente.
El Dr. Fernando Martínez Cortés, graduado como médico general en 1948,93 se
formó muy de cerca a este gastroenterólogo y relata que el espíritu humanista siempre fue
parte de la personalidad de Fournier. Casado con Carolina Amor, hermana de la dueña
de una de las primeras galerías de arte en la ciudad de México, estuvo inmerso en un
copioso ambiente cultural que promovió entre colegas y alumnos.94 Este factor puede ser
relevante a la hora de comprender la afinidad que el gremio médico mexicano demostró
con la propuesta de Fromm.
En ese entonces, Jorge Derbez, Guillermo Dávila, Alfonso Millán, Ramón de la
Fuente y Jorge Velasco habían ingresado a la Academia Nacional de Medicina, que reúne
a la crema y la nata de la profesión en México. A través de sus alumnos, Fromm
consiguió numerosas invitaciones para pronunciar conferencias, dando a conocer en
persona los postulados del psicoanálisis humanista. Hay que agregar que Dávila era en
esa época, jefe de Servicios Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social, puesto de
gran relevancia en el sistema de salud de nuestro país. Ambas instancias se convirtieron
entonces en plataformas de difusión y acción del psicoanálisis humanista.
En 1957, Fromm fue nombrado miembro honorario de la Academia Nacional de
Medicina.95 El hecho llama la atención, porque Fromm no tenía formación médica.
Recordemos que ese fue uno de los motivos recurrentes de confrontación con el sector
psicoanalítico ortodoxo a lo largo de toda su trayectoria. Su postura en esa querella se
mantuvo acorde a la del propio Freud y abogó por el derecho a la formación
psicoanalítica de personas provenientes de todas las disciplinas; junto a otros colegas, se
encargó de que ese derecho quedara institucionalizado en el William Alanson White de
Psiquiatría, Psicoanálisis y Psicología de Nueva York. Sin embargo, la historia del
movimiento psicoanalítico mexicano, al menos en lo que respecta al período inaugural, se
distingue por la presencia y el impulso recibido de parte de la comunidad médica.
92
Martínez Barbosa, Xóchitl. “El Archivo Histórico de la Facultad de Medicina”, Revista de la Facultad
de Medicina, 2006. (www.revistafacmed.com/2006/MarzoAbril/un062c.pdf/ArchivoHistFacM).
93
Alcántara Valencia, Hilda E. (editor) Revista Educativa para la Salud, México, Año 13, Núm. 138,
Junio 2010, p. 58.
94
Entrevista con el Dr. Fernando Martínez Cortés, junio 2010.
95
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 34.
167
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Ya se había mencionado que desde la década de 1950 existieron en México dos posturas
psicoanalíticas distintas. Los jóvenes médicos mexicanos que buscaron formación
psicoanalítica en el extranjero comenzaron a regresar para el tiempo en que el grupo
frommiano concluía su entrenamiento. La mayoría provenía del instituto de formación de
la Asociación Psicoanalítica Argentina, que se caracterizaba por una posición fiel a los
principios de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API).96
A decir de Alfonso Millán, en un principio hubo intenciones de que ambos grupos
trabajaran en conjunto, pero se echaron por la borda a causa de roces personales y
discrepancias institucionales. Para empezar, la relación entre las figuras dominantes de la
psiquiatría clásica y los médicos que regresaron a México investidos como psicoanalistas
había adquirido tintes de tensión, incluso antes de que estos últimos se hubiesen
marchado. Así lo refrenda Santiago Ramírez en una de sus últimas obras.
Desde su punto de vista, la salida del país —de él y sus compañeros— provocó cierta
inquietud entre la ―vieja guardia‖ de la psiquiatría, como Millán, González Enríquez y
Guevara Oropeza, que no querían verse rebasados por los estudiantes. Aunque menciona
que recibieron apoyo de algunos otros maestros como Raoul Fournier, Mariano Vázquez
y José Gómez Robledo, asegura que una de las principales razones de que el grupo de
psiquiatras dominante en el ámbito académico contactara a Erich Fromm a fines de 1949,
fue el interés por salir al paso de sus estudiantes y no arriesgar sus posiciones de poder.97
Hay que recordar que todos ellos habían sido lectores y, hasta cierto punto, promotores
de la obra freudiana pero debieron percatarse de que los planteamientos psicoanalíticos
no habían logrado penetrar en las estructuras académicas y científicas del país. El
psicoanálisis llevaba medio siglo de vida por esas fechas y, luego de superar las limitantes
96
En el contexto latinoamericano, fue Argentina hacia 1914, uno de los primeros países en hacer
referencia al pensamiento de Freud. Un par de décadas más tarde, ese país se consolidó como referente
respecto a la teoría psicoanalítica. Ben Plotkin, Mariano. Freud en la Universidad de Buenos Aires: la
primera etapa hasta la creación de la carrera de psicología, Buenos Aires, Estudios Interdisciplinarios
de América Latina y del Caribe, Vol. 7, Núm. 1, enero-junio, 1996.
El que algunos de los médicos mexicanos optaran por acudir a formarse a este país pudo deberse a que la
escuela sudamericana se vio favorecida por una legislación del presidente Juan Domingo Perón, entre
1946 y 1955, que habilitaba a los médicos que llegaban a Argentina a estudiar sus especialidades -entre
éstas la de psicoanalista-, a ejercer su profesión durante el tiempo que durara su entrenamiento y, de esa
forma, se les facilitaba cubrir los gastos económicos de su formación. Blanck-Cereijido, Fanny. “Del
exilio. Psicoanalistas rioplatenses radicados en México”, 2001. (www.psicomundo.com.mx).
97
Ramírez, Santiago. Ob. cit., pp. 79-81.
168
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
98
Millán, Alfonso. Ob. cit., p. 6.
99
Rocha, Guadalupe. Ob. cit., p. 10.
100
El movimiento psicoanalítico en Argentina tiene estrecha conexión con la experiencia del exilio, puesto
que con el objetivo de escapar de las dictaduras totalitarias europeas, se instalaron en el país varios
169
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
personajes destacados en el campo, quienes desde su llegada, se propusieron transmitir sus conocimientos
entre las nuevas generaciones de psicólogos y psiquiatras, contribuyendo a la eclosión de la disciplina.
Entre los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina encontramos a: Ángel Garma, exiliado
español compañero de Erich Fromm en el Instituto de Berlín; Celes Cárcamo, formado en París; Marie
Langer, exiliada vienesa, además de Guillermo Ferrari Hardoy, Enrique Pichón Rivière y Arnaldo
Raskovsky, todos descendientes de inmigrantes europeos. Blanck-Cereijido, Fanny. Ob. cit., 2001.
101
Rocha, Guadalupe. Ob. cit., p. 12.
102
En 1965 se funda la Asociación Mexicana de Psicoterapia Psicoanalítica a partir de un grupo escindido
de la Asociación Psicoanalítica Mexicana. El nuevo grupo aceptaba como candidatos a psicólogos y
miembros de otras disciplinas. Se caracterizó por la preponderancia de mujeres. Ramírez, Santiago. Ob.
cit., p. 91.
103
El Departamento de Psicología pasó a ser Colegio en 1956 mediante la modificación del plan de
estudios de la maestría y la creación del doctorado.
170
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
104
Sánchez Sosa, Juan José (ed.). 100 Años de la Psicología en México, 1896-1996, México, Facultad de
Psicología, UNAM, 1997, p. 64.
105
Ese año perdió la votación para continuar con el cargo y fue sustituido por José Luis Curiel, quien
permaneció al frente del Colegio de Psicología hasta 1963. Reidl Martínez, Lucy María y Echeveste
García, Ma. de Lourdes (comps.).Treinta años a la vanguardia, México, Facultad de Psicología, UNAM,
2004, pp. 26-28.
171
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
―sentido social‖, ya que desde su puesto en el IMSS había diseñado un atinado proyecto
de prestaciones sociales para elevar la calidad de vida de los trabajadores.106
Es posible que la presencia de los científicos españoles que habían sido recibidos por
la política cardenista determinara que, hasta mediados de los cincuenta, muchos de los
estudiantes que se decantaron por la investigación lo hicieran en el campo de las
neurociencias o la cardiología. El despunte de la neuropatología y la neurofisiología que
cristalizaba en las investigaciones de Isaac Costero, Efrén del Pozo y, en especial, las que
Dionisio Nieto llevaba a cabo en La Castañeda y en el Laboratorio de Estudios Médicos
y Biológicos, ya comenzaban a hacerse notar. Además, la neuroquímica tuvo un inicio
favorable gracias a la presencia de Guillermo Massieu, pionero de la bioquímica de la
epilepsia en el Instituto de Biología.107
A fines de los cincuenta se había consolidado también un notable grupo de fisiólogos
que pronto escaló posiciones en la jerarquía académica. Destacan personajes formados
en universidades estadounidenses como Arturo Rosenblueth, Efrén del Pozo, José
Joaquín Izquierdo,108 y científicos españoles como Rafael Méndez y Ramón Álvarez-
Buylla. Desde sus labores en el Instituto Nacional de Cardiología impulsaron la
fundación de la Sociedad de Ciencias Fisiológicas, que celebró su primer congreso
nacional en 1958. 109
La presencia de todas estas corrientes encarnadas en figuras que participaron como
profesores en la Facultad de Medicina y en el Colegio de Psicología,110 nos sugiere una
dinámica de convivencia en la que debieron haber sido frecuentes algunas tensiones, ya
que implican distintas formas de aproximarse al estudio de la mente humana tanto en la
práctica docente como en el desempeño profesional.
106
Ibíd., p. 40.
107
Dionisio Nieto se dedicó al estudio de las lesiones cerebrales de la psicosis alcohólica, la esquizofrenia
y la cisticercosis. Fernández Guardiola, A. Ob. cit., pp. 47-49.
108
Estudió con el fisiólogo norteamericano Walter B. Cannon, que postuló la teoría de la homeostasis.
Para Cannon ese modelo podía aplicarse también al cuerpo político; desde 1920 hasta 1940 sostuvo que
las naciones requerían mecanismos de regulación incrustados para asegurar un progreso constante y libre
de perturbaciones. Por eso argumentaba a favor del establecimiento de una “biocracia”, formada por
asambleas encargadas de dirigir la economía y las energías humanas. En ese entendido, Izquierdo apoyó
los censos eugenistas y la experimentación clínica del Estado posrevolucionario mexicano mediante los
estudios biotipológicos, sustentados en la experimentación de laboratorio de acuerdo al enfoque
fisiológico. Stern, Alexandra. “Mestizofilia, biotipología…”, Ob. cit., pp. 74-76.
109
Fernández Guardiola, A. Ob. cit., pp. 34, 37.
110
En 1962 estaban en la planta de profesores de psicología: Fernando Césarman, Jorge Derbez, Alfonso
Escobar, Augusto Fernández Guardiola, Efrén del Pozo, Abraham Fortes y Dionisio Nieto. Reidl
Martínez, L. y Echeveste García, Ma. de Lourdes. Ob. cit., pp. 31-33.
172
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
111
Pascual del Roncal impartió en 1947 dos cátedras en el Departamento de Psicología: “Higiene mental”
y “Psicoterapia y Psicodiagnóstico de Roscharch”. Reidl Martínez, L. y Echeveste García, Ma. de
Lourdes. Ob. cit., p. 24.
112
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 28.
113
Sacristán, Cristina. “En defensa de un paradigma…”, Ob. cit., p. 100.
173
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Acaso lo que estaba sucediendo tiene que ver con una profunda reestructuración en
la comunidad psiquiátrica mexicana, que sólo unos años antes de la llegada de Fromm al
país seguía participando del paradigma de la higiene mental. Recordemos que durante
mucho tiempo se intentó incluso enmarcar al psicoanálisis en esa corriente.
Con la certera labor de los científicos españoles que llegaron en 1939 se fue
desentrañando la longeva y obcecada posición que los psiquiatras mexicanos habían
sostenido frente a las enfermedades mentales. Pero quedaba por definirse qué paradigma
adoptaría la psiquiatría mexicana en adelante, cuestión que se tradujo en un inevitable
enfrentamiento entre los modelos disponibles. El psicoanálisis humanista representó en
esta época un competidor bastante sólido y más adelante veremos cómo la continua
promoción que lideró el grupo frommiano fue fundamental para lograr la
institucionalización de esta práctica en nuestro país.
A diferencia de Fromm, Nieto no contó con un grupo de discípulos tan bien
relacionado políticamente, pero no podemos llegar al punto de considerarlo marginado.
Sus investigaciones en campos como la neuropatología, la psicofarmacología, la
psiquiatría experimental, la bioquímica del cerebro y la neuroanatomía comparada,
fueron ganando reconocimiento de parte de la comunidad científica internacional y
sentaron las bases para el nacimiento de la psiquiatría biológica en México.
Tampoco parece apropiado afirmar, sin más, que Fromm negaba rotundamente la
existencia de lesiones cerebrales en padecimientos como la esquizofrenia y otro tipo de
psicosis. Por el contrario, siempre manifestó que quedaban muchas cosas por descubrir,
por lo que exhortaba a que la neuropsiquiatría conjuntara sus nuevos hallazgos con el
psicoanálisis para develar el enigmático funcionamiento de la mente humana. En este
caso podemos atribuir el enfrentamiento del que da cuenta Sacristán a un hecho ya
señalado por Thomas S. Kuhn: que mientras no se ha llegado al ejercicio de la ciencia
normal, es posible que dos paradigmas coexistan en una misma disciplina como ―modos
inconmensurables de ver el mundo‖.114
No podemos pasar por alto que la disputa entre ambas posturas puede rastrearse
hasta los albores de la historia de la psiquiatría. Ni Freud se libró de entrar en la
polémica. Vale recordar que en los comienzos del psicoanálisis intentó apegarse
114
Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas, 2ª edición, México, Fondo de Cultura
Económica, 2004, pp. 16-17.
174
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
estrictamente a la neurología,115 pero luego fue percibiendo que sus esquemas basados en
un aparato anatómico, se desgarraban al no poder explicar los complejos fenómenos que
se manifestaban en el cuerpo de las histéricas. En La interpretación de los sueños116
esbozó una instancia que trasciende lo biológico, un aparato psíquico que se erige como
el campo del inconsciente, del saber insabido. A partir de ese descubrimiento, Freud
decidió alejarse de la neurología y emprender su búsqueda por los mecanismos más allá
del sueño y la neurosis. Ese camino lo llevó a entrar de lleno en el terreno de la cultura y
a observar en la mitología el drama universal por excelencia. En lo sucesivo, sus teorías
tendrían como punto de partida la existencia de un conflicto psíquico como origen de los
síntomas neuróticos.117
Lo cierto es que durante la década de los sesenta, el psicoanálisis humanista alcanzó
el pináculo en nuestro país. Además, en 1966 se consolidaron las tendencias
psicoanalíticas en la enseñanza de la psicología con la modificación del plan de estudios y
la creación de la figura de Coordinador del Colegio para equilibrar el poder del
Consejero Técnico. Guillermo Dávila había sido elegido para ocupar este nuevo puesto,
pero como ya era muy mayor, decidió rechazarlo y fue ocupado finalmente por Santiago
Ramírez.118
Como baluarte del psicoanálisis humanista en esa institución permaneció Raymundo
Macías, que por cierto había organizado un Departamento de Psicología en el pabellón
central de La Castañeda.119 De forma paulatina se fueron integrando otras perspectivas en
colaboración con la Facultad de Medicina, el Instituto de Investigaciones Biomédicas y el
Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.120 Algunos años después, tras el intento
de independizar el ejercicio de la psicología del psicoanálisis,121 siguiendo el discurso de
eficientización tomado del modelo norteamericano, se fueron privilegiando enfoques
115
Freud, Sigmund. Psicología para neurólogos. Obras completas, 2ª edición, Buenos Aires, Amorrortu,
1986.
116
Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños. Obras completas, 2ª edición, Buenos Aires,
Amorrortu, 1986.
117
Bercherie, Paul. Los fundamentos de la clínica. Historia y estructura del saber psiquiátrico, Buenos
Aires, Manantial, 1986, p. 152.
118
Reidl Martínez, L. y Echeveste García, Ma. de Lourdes. Ob. cit., p. 40.
119
Calderón Narváez, Guillermo. Ob. cit., p. 74.
120
Reidl Martínez, L. y Echeveste García, Ma. de Lourdes. Ob. cit., p. 44.
121
El reconocimiento como Facultad de Psicología se logró en 1973. Tarcena, Elvia. “El conductismo en
la psicología en México. Condiciones sociales e institucionales de su surgimiento”, Memorias del I
Coloquio Latinoamericano de Historia y Estudios Sociales sobre la Ciencia y la Tecnología, México,
2007, pp. 1120-1122.
175
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
122
Cueli, José y Reidl, Lucy. Corrientes psicológicas en México, México, Diógenes, S.A., 1983.
123
Gómezjara, Francisco. “La otra psicología”, en: Gómezjara, F. (ed.). Alternativas a la psiquiatría y a
la psicología social, México, Fontamara, 1982, pp. 108-112.
124
En 1957 se funda la Sociedad Mexicana de Bioquímica. Larralde, Carlos. “Las ciencias biomédicas y el
papel de la UNAM”, Blanco, José (coord.) La UNAM. Su estructura, sus aportes, su crisis, su futuro.
México, CONACULTA/CONACYT/Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 310.
176
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
125
Ibíd., 311-315.
126
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 34.
127
El cuestionario fue rotulado con las iniciales de Medicina, Ciudad Universitaria M.C.U. El Dr.
Martínez Cortés nos ha confiado que por influencia de grupos ultra conservadores en la universidad, el
cúmulo de información obtenida en esta investigación fue quemado. Al parecer argumentaron que los
médicos responsables del estudio se estaban metiendo con asuntos demasiado íntimos de los estudiantes.
128
Hinojosa, Armando. “Estudio psicoanalítico del carácter en estudiantes universitarios”, Revista
Mexicana de Psicoanálisis…, Ob. cit., pp. 20-37.
177
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Los resultados son muy atractivos129 porque luego de seis años de recopilación de
datos, pudo establecerse una comparación entre los rasgos de carácter predominantes al
momento de ingresar a la carrera y al concluirla. Es decir, fue posible identificar la
evolución, académica y personal, de los alumnos que finalizaron la licenciatura; pero
sobre todo, hacer una especie de pronóstico acerca de su futuro desempeño como
médicos, puesto que los rasgos de carácter persisten como una unidad que aglutina las
energías psíquicas del ser humano. No está de más dar a conocer que la orientación de
carácter más frecuente entre este grupo fue la receptivo-explotadora, de acuerdo a la
caracterología de Fromm. Encontraron que, en consonancia con las teorías de este
último, la presencia del complejo sado-masoquista entre los estudiantes determina la
proliferación de actitudes autoritarias y/o sumisas en menoscabo de la independencia, la
constancia y la racionalidad.
Es evidente que este tipo de estudios podrían resultar ventajosos en la actualidad
para identificar a aquellos estudiantes que tengan la disposición y las aptitudes requeridas
para ejercer una profesión tan substancial como la medicina. Se disminuirían los índices
de deserción y, de alguna forma, se estaría garantizando que los egresados están
capacitados, humana y académicamente, para ejercer dicha profesión, que implica
aceptar un estilo de vida, a menudo arduo, con vocación de servicio.
Este derrotero que vinculaba psicoanálisis y educación fue seguido también por José
F. Díaz, quien se dedicó al psicoanálisis infantil y se encargó de establecer servicios de
consulta y orientación en diversas escuelas de preescolar y primaria; colaboró además en
la introducción del método Montessori en México.
Entre todas estas actividades, hay que subrayar la activa participación de Fromm en
el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC), fundado en 1961 por Iván Illich en
Cuernavaca. Illich residía, al igual que Fromm, en esa pequeña ciudad del estado de
Morelos. Ex sacerdote y audaz crítico de los modelos educativos de la sociedad moderna,
Illich desarrolló también unas posturas radicales en torno a la Iglesia, la cultura y la
medicina, que encontraban puntos de acuerdo con las propuestas frommianas enclavadas
en la perspectiva humanista. Se suscitó entre estos dos pensadores un diálogo constante y
fructífero que llega a nuestras manos a través de sus escritos. Fromm citó en varias
ocasiones las críticas al sistema educativo y la propuesta de educación desescolarizada de
129
Hinojosa, A. y A.C. Pascal. Análisis psicológico del estudiante universitario. Una técnica para el
estudio dinámico del carácter, México, La Prensa Médica Mexicana, 1967.
178
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
en una sociedad opresora, como la presente, y sus efectos sobre la conciencia de los
hombres. En sus reflexiones encontramos continuas referencias a conceptos
desarrollados por Fromm, pero no los menciona de forma superficial, sino que los utiliza
para plantear un método real y objetivo que ayude a superar los obstáculos psicológicos
que bloquean el camino hacia la libertad.
Freire abreva de la fuente de conocimiento acerca del hombre legada por Fromm en
sus obras, comparte con él una inquebrantable fe en el ser humano y la esperanza
revolucionaria, que significa acción y lucha constante por transformar la sociedad. El
diálogo entre estos dos pensadores tan comprometidos con la causa educativa resulta
alentador para cualquiera que se interese en esos temas. Solo basta mirar con atención los
problemas que nos aquejan en la actualidad para percibir que la única vía que nos
130
Fromm, Erich. ¿Tener o Ser?, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, p. 55.
131
Fromm, Erich. Y seréis como dioses, México, Paidos, 1984.
132
Gajardo, Marcela. “Ivan Illich”, Perspectivas. Revista trimestral de educación comparada, París,
UNESCO, Vol. XXIII, Núm. 3-4, 1993, pp. 803-811.
133
Maccoby, Michael. El ganador, México, Lasser Press Mexicana, 1977, p. 9.
134
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido, México, Siglo XXI, 1970.
179
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
conducirá hacia auténticas soluciones tiene, como punto de partida, la educación, una
educación como práctica de la libertad, para expresarlo con palabras de Freire.135
Las inquietudes de Fromm en torno a cuestiones educativas laten con fuerza en el
prólogo de la obra Sumerhill, un punto de vista radical en educación136 de A.S Neill,
editada en 1963 por el Fondo de Cultura Económica, que en palabras de Derbez ―fue
heraldo de un movimiento de humanización de la pedagogía en México‖.137 En esa
introducción manifiesta su consternación por el predominio de lo que él llama ―autoridad
anónima‖ en las escuelas, sustituta de la imposición forzosa que reinaba en épocas
pasadas pero más efectiva, puesto que maneja las tácticas de persuasión y sugestión
aplicadas en la sociedad de consumo. Elogia la experiencia de Sumerhill justo porque al
apartase de esa directriz, impulsa una educación progresista, libre y promueve el interés
por la vida.
Además, Fromm observaba de cerca las dinámicas surgidas en un asilo para niños
dirigido por Father Wasson en Cuernavaca. Incluso hace mención en Socio-psicoanálisis
del campesino mexicano del éxito que esta organización estaba teniendo entre los niños
138
135
Por cierto, hay que decir que las propuestas pedagógicas de Freire han tenido presencia en Michoacán
gracias a que uno de sus discípulos desarrolló un proyecto en Pátzcuaro, en el Centro Regional de
Educación Fundamental para América Latina (CREFAL). Ahora se denomina Centro de Cooperación
Regional para la Educación de Adultos en América Latina, y sigue difundiendo los principios de la
pedagogía crítica.
136
Neill, A.S. Sumerhill, un punto de vista radical en educación, México, Fondo de Cultura Económica,
1963.
137
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 35.
138
Fromm. E. y Maccoby, M. Ob. cit., p. 281.
180
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
139
Luego de la muerte de Higareda, acaecida en 1969, esta labor fue continuada por Carlos Tornero.
Derbez, Jorge. Ob. cit., p. 34.
181
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
entre los asistentes, invitándoles a integrar los conocimientos teóricos psicoanalíticos con
la mirada espiritual, para vislumbrar la realidad de la vida humana en toda su
complejidad. Fue enorme la trascendencia cultural de este evento realizado en
Cuernavaca, que por esos tiempos comenzaba a proyectarse como una comunidad de
artistas e intelectuales procedentes de todo el mundo. Aunque el seminario fue dirigido a
un sector particular, no se excluyó la transmisión de los temas abordados porque, de
manera previa, Fromm y Suzuki habían sustentado una serie de conferencias en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM ante un público diverso y numeroso.140
Al seminario asistieron cerca de cuarenta psiquiatras y psicólogos, entre los alumnos
mexicanos y colegas provenientes de Estados Unidos. Participaron como ponentes,
además de Fromm y Suzuki, R. de Martino, M. Green, J. Kirsch, I. Progoff, A. Stunkard,
E. Tauber, P. Weisz y Charlotte Server, que habló sobre su método de concientización
corporal. Los resultados fueron publicados en español por el Fondo de Cultura
Económica en 1964, durante la época de mayor auge del psicoanálisis humanista en
México.141
Para Fromm era muy importante que sus alumnos tuvieran el control de su cuerpo,
por lo cual implantó la meditación en su programa de entrenamiento permanente.
Alejandro Jodorowsky142 relata que cuando llegó a México, alrededor de 1960, inició un
laboratorio de investigación de las expresiones corporales al que se integró el grupo de los
―apóstoles‖. Después de un tiempo de trabajar con ellos, Jodorowsky aceptó
acompañarlos al Sanatorio Tlalpan, propiedad del Dr. Millán, para seguir la pista del
lenguaje corporal de los enfermos. La cooperación fue muy provechosa para este
controvertido actor y director chileno porque dio origen a su primer contacto con el
budismo zen. Al parecer, Fromm y sus alumnos habían construido un zendo en la
campiña para Ejo Takata, un monje japonés que se encargaba de guiar a los psiquiatras
en sus ejercicios de meditación zen a petición de Fromm. Luego de expedir un cheque
como donativo para la Sociedad Mexicana de Psicoanálisis, Jodorowsky fue invitado a las
sesiones matutinas con Takata. Comenta que al cabo de un tiempo, Takata se marchó
140
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 72.
141
Los nombres completos de las ponencias se encuentran en Fromm, E. y Suzuki. D. Budismo zen y
psicoanálisis, México, Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 7.
142
Jodorowsky, Alejandro. La danza de la realidad, México, Siruela, 2005, pp. 268-275. Este
multifacético personaje vivió en México hasta 1977. Entre sus variadas actividades incursionó en el
teatro, el cine, el cómic y realizó investigaciones muy interesantes en el campo de la magia y chamanismo
que, combinadas con conocimientos psicológicos poco ortodoxos y el estudio de varias corrientes
espirituales, sustentaron su terapia denominada psicomagia.
182
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
del zendo porque descubrió que los psiquiatras tomaban píldoras para aparentar una
meditación profunda. Luego de ese episodio, el monje se internó en la sierra y vivió en
distintas comunidades rurales, ofreciendo sus conocimientos a cambio de comida y
alojamiento. Se sabe que llegó a hospedarse también en la casa de algunos artistas,
cuestión que evidencia el estrecho contacto que algunos círculos artísticos mantuvieron
con los psicoanalíticos en esa época.143
Fromm continuó con la difusión de sus teorías y reflexiones tomando la iniciativa
para organizar en 1964 un ciclo interdisciplinario de conferencias titulado La situación
del hombre en el mundo moderno. El título da muestra del objetivo fundamental que
este evento perseguía, introducir entre los mexicanos una valoración objetiva de la
realidad, subrayando las amenazas presentes y futuras además de que, por lo general,
para concluir Fromm centraba toda su atención en las alternativas y posibilidades
esperanzadoras.
Recordemos que en la década de los sesenta comenzó a menguar la opinión
indulgente hacia el sistema capitalista. En los países más débiles iban saliendo a relucir las
consecuencias de la forzada industrialización y además, el escenario de posible
destrucción nuclear implícito en las tensiones de la guerra fría, acentuaba la urgencia de
recapacitar acerca de la responsabilidad de cada persona, como miembro de su sociedad,
para tomar conciencia, organizarse y actuar en favor de la vida, la paz y la justicia social.
Aunado a esto, surgía la ineludible necesidad de analizar los avances científicos y
tecnológicos que estaban modificando la totalidad de las estructuras sociales, desde una
perspectiva en la que el ser humano ocupara un lugar primordial.
Entre los ponentes estuvieron el economista Victor L. Urquidi, el biólogo Raúl
Ondarza, el físico Nabor Carrillo Flores, el filósofo Ramón Xirau, el historiador del arte
Justino Fernández, el teólogo Iván Illich y Erich Fromm como psicoanalista. Las
conferencias tuvieron un rotundo éxito pues se contó con la participación de más de tres
mil asistentes tan solo para escuchar la conferencia de Fromm.144 Ya para entonces era
extraordinario el reconocimiento que su figura había alcanzado entre el grueso de la
población mexicana. Su nombre resonaba hasta las esferas más altas del poder político y
llegó a ser invitado a reuniones privadas con el presidente de la República.145
143
Debroise, Oliver (ed.). La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997, México,
UNAM, 2007, p. 95.
144
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 71.
145
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 39.
183
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
146
Las conferencias fueron recopiladas en: Fromm, E. et.al. La sociedad industrial contemporánea,
México, Siglo XXI, 1968.
184
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Aramoni Serrano,147 hija de uno de sus más fieles discípulos, Fromm demuestra su interés
en hacerse partícipe de los valores tradicionales de la cultura mexicana.
En 1965, la editorial Fondo de Cultura Económica publicó el libro Escucha, yanqui
de C. Wright Mills. La postura radical de este sociólogo había ocasionado un evidente
disgusto en las cúpulas gobernantes de Estados Unidos y la edición española provocó que
la embajada norteamericana presentara una solicitud de veto ante el gobierno de Gustavo
Díaz Ordaz. Como consecuencia, Arnaldo Orfila Reynal renunció a su cargo directivo en
la editorial y para contrarrestar esta presión reaccionaria, recibió el apoyo de un grupo de
intelectuales que se organizó en defensa de las libertades de prensa y de expresión. Los
trabajos del grupo concluyeron en 1966 con la fundación de Siglo XXI Editores. Fromm
aparece como uno de los socios accionistas.148 La editorial es hoy en día una de las más
importantes en Latinoamérica, fomentó desde sus inicios el intercambio de ideas y a lo
largo de los años, ha mantenido su talante crítico e independiente. La sección de
psicología y psicoanálisis ha recibido un gran impulso, cuenta con una amplia colección y
lleva la vanguardia sobre estos temas. En la década de los setenta dirigió esta sección el
español Armado Suárez, introductor de Lacan en México y fundador del Círculo
Psicoanalítico Mexicano.
Después de diez años de extensa labor en el ámbito académico mexicano, Erich Fromm
y su grupo de discípulos consiguieron que, en 1960, la Universidad Nacional reconociera
oficialmente la formación psicoanalítica. La tarea había sido llevada a cabo por la
Sociedad Mexicana de Psicoanálisis desde su fundación pero, a partir de ese momento, el
entrenamiento con el grupo frommiano se realizaría desde un curso de especialización en
psicoanálisis avalado por la División de Estudios Superiores de la Facultad de Medicina
de la UNAM, conocida coloquialmente como Escuela de Graduados. Una vez más fue
decisivo el apoyo que los ―apóstoles‖ recibieron de Raoul Fournier para lograr que el
psicoanálisis se registrara como especialidad médica y posteriormente, se abriera la
opción de cursar una maestría en psicoanálisis mediante estudios adicionales de dos o
más años enfocados a la investigación.
147
Entrevista con Hernando Ibarra citada por Friedman, Lawrence. Ob. cit., 2006, pp. 6.
148
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 70.
185
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
149
Millán, Alfonso. Ob. cit., pp. 6-7.
150
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 71.
151
Alfonso Millán fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM de 1959 a 1969. En 1965 fue
investigado por la Dirección Federal de Seguridad con motivo de un rumor que lo responsabilizaba de
estar escondiendo a Ernesto “Che” Guevara en su hospital psiquiátrico de Tlalpan. Se le acusaba de ser
simpatizante de los comunistas, como su hermano Ignacio, quien fuera médico de cabecera de Diego
Rivera y Frida Kahlo. Se le absolvió después de las averiguaciones, pero tal parece que su nombre quedó
registrado de forma permanente en las listas de las agencias de seguridad mexicanas.
(http://latalacha.com.mx/2010/03/alfonso-millan-maldonado/).
152
Millán, Alfonso. Ob. cit., p. 8.
186
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
153
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 30.
187
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Es importante hacer hincapié en que el ingreso al instituto no era cosa fácil. Con el
objetivo de alcanzar un método de selección riguroso se examinaban factores de diversa
índole. Esto tiene una estrecha relación con la manera en que Fromm concebía la
organización, plasmada en un pequeño escrito de 1957, donde bosqueja un proyecto
para la conformación de un ―Instituto de la ciencia del hombre‖.154
En tal ocasión expresa su convicción de apoyar, principalmente, el trabajo de
personalidades productivas y que uno de los fines del instituto es precisamente descubrir
a estas personas talentosas y creativas para integrarlas a un plan sistemático de estudio ya
definido. Es muy probable que esta idea fuera aplicada en el IMPAC, pues Millán
certifica que para elegir a los candidatos se tomaban en cuenta además de las aptitudes
intelectuales, los rasgos de carácter, los intereses genuinos, la capacidad de devoción al
hombre y las cualidades emocionales.155
Nos dice que para la segunda promoción (1957-60) fueron aceptados 14 de 42
solicitantes, para la tercera (1961-64) 15 de 36 y en la cuarta (1965-1968) sólo 9 de 28
aspirantes.156 En una ponencia sustentada el 24 de marzo de 1990, el Dr. Jorge M.
Velasco Alzaga proporcionó una lista nominal de las trece generaciones formadas en el
psicoanálisis humanista hasta esa fecha que difiere de la información presentada por
Millán. Se observa que la segunda y tercera generación fueron las más numerosas, con 17
y 12 miembros respectivamente, mientras que a partir de la cuarta el número no excede
de 9 integrantes.157
Por eso no sorprende que al correr de los años se fueran incorporando tan pocos
miembros a la Sociedad. Derbez reporta que entre 1969 y 1970 ingresaron Carlos García,
Fernando Narváez, José Rubio, Víctor Saavedra, Leonardo Santanelli y Eduardo Zajur; se
les unió Michael Maccoby en 1973; Giuseppe Amara, Dario Urdapilleta, Alfonso Macías
y Mario Augusto Reyes en 1977, y Sergio Altamirano, Alejandro Córdova y Juan Grijalva
en 1979.158
Reproducimos en seguida el listado de las cuatro generaciones formadas mientras
Fromm todavía residía en el país.
154
Fromm, Erich. La patología de la…, Ob. cit., pp. 121-130.
155
Millán, Alfonso. Ob. cit., p. 8.
156
Ídem.
157
Velasco Alzaga, Jorge. “Perfil biográfico de Erich Fromm”, Primer Congreso Nacional de
Psicoanálisis Humanista, México, 1990, pp. 86-88. El autor proporciona los nombres de los integrantes
de trece generaciones del IMPAC.
158
Derbez, Jorge. Ob. cit., pp. 39-40.
188
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
159
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 31.
189
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
160
Funk, Rainer. “Erich Fromm`s Role …”, Ob. cit., pp. 167-171.
161
A lo largo de sus 47 años de existencia, su actividad principal ha sido realizar foros y conferencias
internacionales. La Federación ha realizado catorce Foros Internacionales de Psicoanálisis: Ámsterdam
1962, Zurich 1965, México 1969, Nueva York 1972, Zurich 1974, Berlin 1977, Zurich 1985, Rio de
Janeiro 1989, Florencia 1994, Madrid 1998 Nueva York 2000, Oslo 2002, Belo Horizonte 2004, Roma
2006 y Chile 2008. El foro de 2010 se realizará en Grecia. Actualmente veinticinco sociedades
psicoanalíticas de catorce países son miembros de la IFPS. (www.ifps.com).
162
Funk, Rainer. “Erich Fromm`s Role in the Foundation of the IFPS…”, Ob. cit., p. 169.
163
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 71
164
En 1966 Caruso propuso la fundación de una Federación Internacional de Círculos de Psicología
Profunda. En 1969 se fundó en la ciudad de México el Círculo Mexicano de Psicología Profunda.
190
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Funcionó hasta 1973 y sus principales impulsores fueron discípulos de Caruso: Raúl Páramo-Ortega y
Armando Suárez. También participó Jaime Cerdeña que había renunciado a la Asociación Psicoanalítica
Mexicana. Suárez y Páramo se retiraron en 1970 a causa de desacuerdos para fundar el Círculo
Psicoanalítico Mexicano. Este acogería posteriormente a los sudamericanos que llegaron a México para
refugiarse de la persecución política. Álvarez del Castillo, Rodolfo. “Triple genealogía…”, Ob. cit., pp. 7-
9.
165
Chrzanowski, Gerard. “Erich Fromm`s Escape from Sigmund Freud. An introduction to Escape from
Freedom”, International Forum of Psychoanalysis, Estocolmo, Vol. 6, Núm. 3, 1997, p. 187.
191
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
192
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
que incluso uno de ellos, José F. Díaz, cedió su plaza en la Escuela de Graduados para
que se le otorgara a Fromm y se integrara sin problema al curso de especialización en
psiquiatría.168
En este sentido, parece acertado el concepto de marginalidad óptima acuñado por
Neil McLaughlin para comprender el contexto sociológico que facilitó la capacidad
creadora de Erich Fromm y la efectiva difusión de sus teorías durante los años cuarenta,
cincuenta y sesenta en Europa, Estados Unidos y México.169
Coincidimos con McLaughlin cuando afirma que Fromm estuvo vinculado a muchos
pensadores, tanto conocidos como desconocidos, que influyeron en su pensamiento.
Pero lo más importante fue que sus ideas siempre estuvieron insertas en redes y
organizaciones supeditadas a tradiciones de producción de conocimiento al centro de la
vida académica.170
Si echamos un vistazo a la trayectoria profesional de Fromm abordada en el segundo
capítulo, podremos constatar esta afirmación; por ejemplo, recordando su posición en
centros de la trascendencia del Instituto de Investigación Social de Francfort, su paso por
diversas universidades estadounidenses y, en el caso de México, el cobijo que le brindó la
UNAM en todo momento.
El concepto de marginalidad óptima también hace alusión al contexto intelectual del
que se desprende la peculiar propuesta frommiana, que logra nutrirse de diversas
corrientes de pensamiento como el marxismo, el psicoanálisis, el judaísmo, la sociología,
el budismo zen, efectuando una síntesis original y, sin embargo, no se coloca en la
ortodoxia respecto a ninguna de ellas. Por esa razón, puede decirse que realizó
aportaciones valiosas a todas estas corrientes a través de su perspectiva pero, al mismo
tiempo, su posición intelectual se mantuvo en los márgenes en la medida en que fue
crítico. Para resumir con palabras de McLaughlin, ―Fromm generó muchas ideas desde
los márgenes, pero nunca fue marginado‖.171
Como ya habíamos mencionado, varios de los psiquiatras que comenzaron su
entrenamiento psicoanalítico con él, habían alcanzado puestos en las altas jerarquías
administrativas, cuestión que comprueba que prácticamente es esta interesante dinámica,
168
Silva García, Jorge. Ob. cit., p. 64.
169
McLaughlin, Neil. “Para un renacimiento de Fromm ¿qué debemos hacer?”, en: Silva García, Jorge
(comp.). El humanismo de..., Ob. cit., pp. 21-23.
170
Ídem.
171
Ibíd., p. 25.
193
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
que combina la centralidad con la marginalidad, la que permite a Fromm acceder a una
posición favorable para completar una gran parte de sus teorías en México. En pocas
palabras, este hombre supo aprovechar muy bien en este país los contactos y
subvenciones necesarias para proceder con la labor de enseñanza, institucionalización y
divulgación de su propuesta psicoanálitica humanista.
La gesta psicoanalítica desplegada por Fromm en México puede explicarse a partir
de lo que Bruno Latour denomina sistema circulatorio de los hechos científicos. 172 En su
intento por comprender cómo es que la ciencia se va conformando paulatinamente en el
seno de un colectivo, Latour refiere la existencia de cinco bucles que constituyen cinco
tipos de actividades que un actor, en nuestro caso representado por Erich Fromm, debe
realizar de manera conjunta para lograr que su propuesta sea situada en el campo de una
disciplina científica. Es elemental entender que cada una de las actividades establece un
lazo de retroalimentación consigo misma y con las otras cuatro, por lo cual, la omisión de
cualquiera de estas significaría necesariamente el fracaso de las otras cuatro.
Los cinco bucles que componen el sistema circulatorio de los hechos científicos son:
movilización del mundo, autonomización, alianzas, representación pública y por último
vínculos y nodos. 173
172
Latour, Bruno. La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios sobre la ciencia.
Barcelona, Gedisa, 2001. pp. 121-136.
173
Ibíd., p. 121.
194
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
195
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Luego de describir las cuatro actividades que Latour equipara a los intrincados vasos
sanguíneos y arterias que transportan el flujo sanguíneo, toca explicar la función del
contenido conceptual, que se asemeja a la del corazón siempre palpitante. A este bucle,
denominado vínculos y nodos, le caracteriza la firmeza del núcleo en el centro de una
red, porque ha de mantener unidos un montón de recursos heterogéneos. El contenido
de una ciencia, aunque sea la encrucijada para diversos senderos, es en sí mismo un
contenedor, porque lo que mantiene a un colectivo firmemente unido son justamente los
conceptos. En relación a lo anterior, entendemos que la validez científica de un concepto
proviene de la íntima conexión o vascularización que logre establecer con un abanico de
recursos amplio y heterogéneo. Sintetizando, la ciencia no es una actividad que pueda
realizarse de forma aislada, requiere de la interacción constante en el seno del colectivo
integrado tanto por humanos como por no humanos.
Es posible utilizar el modelo que Latour nos proporciona para explicar de qué forma
llegó el psicoanálisis humanista a verse absorbido en las discusiones psicológicas y en la
vida científica y cultural mexicana. Fromm venía efectuando una movilización del mundo
a lo largo de su itinerario profesional en Alemania y Estados Unidos mediante sus
investigaciones y propuestas teóricas. Fue consolidando con éxito su vinculación a
sectores académicos e institucionales importantes donde se encontró con algunos colegas
que participaron de su particular interpretación de las teorías psicoanalíticas. En México
el proceso fue similar, puesto que desde su llegada se concretó el proceso de
autonomización a través del contacto con los médicos mexicanos interesados en sus
interpretaciones, de ahí resultó la formación del primer grupo de psicoanalistas y la
fundación de la Sociedad Mexicana de Psicoanálisis como el organismo que, en adelante,
se encargaría de difundir y arraigar el psicoanálisis humanista en el país.
Gracias a la construcción de alianzas con instituciones tan prestigiadas como la
Universidad Nacional Autónoma de México y la Academia Nacional de Medicina se
logró fundar el Instituto Mexicano de Psicoanálisis y la Federación Internacional de
Sociedades Psicoanalíticas. En la conformación de esta última fue primordial el contacto
que Fromm mantuvo con sus colegas europeos y estadounidenses.
También es necesario señalar la destacada labor de representación pública que
Fromm efectuó de forma simultánea con las otras cuatro actividades desde sus primeros
años en el país. El apoyo del Fondo de Cultura Económica constituye un factor clave en
este campo, puesto que además de publicar algunas de sus obras, editó la Biblioteca de
196
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
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1973 Anatomía de la destructividad humana, México, Siglo XXI. (1975)
“A nuestros lectores”, Revista Mexicana de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología
200
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
Producción teórica
60
50
número de obras
40
30
20
Estancia en México
10
0
1925 1935 1945 1955 1965 1975 1980
Libros 0 1 4 9 6 1 2
Artículos 34 25 8 48 52 20 0
―en realidad toda teoría que no cambia en el plazo de sesenta años ya no es, por
ese mismo hecho, igual a la teoría originaria del maestro; es una repetición
fosilizada y al ser una repetición es realmente una deformación‖.175
174
Ver el artículo de Horney Eckardt, Marianne. “The core theme of Erich Fromm`s writings…”, Ob. cit.,
pp. 391-399. Revisar también el artículo de Silva García, J. Ob. cit., p. 70.
175
Fromm, Erich. El corazón del hombre…, Ob. cit., pp. 8-9.
201
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
describe el desarrollo y difusión del psicoanálisis humanista en este país. Según Víctor
Saavedra,
―Fromm fundó en México una escuela que lleva su estilo propio, tal que impide a
cualquier analista que estructure su propia singularidad de sujeto constituido y
como tal pueda contribuir con su propio artefacto, con su participación particular
a la creación continua de un cuerpo doctrinario, puesto que éste se constituyó
con Fromm en un dogmatismo creencial‖.176
Michael Maccoby confirma que Fromm fue idealizado en México por sus discípulos,
como distanciándose de ellos, porque no poseían el conocimiento necesario para debatir
o refutar sus teorías y al final eran aceptadas como verdad infalible, pero sobre todo
atribuye esta idealización al efecto de fenómenos trasferenciales no resueltos.177 Maccoby,
paciente y colaborador de Fromm durante ocho años, perpetró una profunda crítica a su
maestro y puso en evidencia algunas contradicciones en sus teorías. De acuerdo a su
propia experiencia como analista, nos dice que:
Saavedra, quien formó parte de la Mesa Directiva del IMPAC de 1972 a 1978,
retomó esa visión y la respaldó en un estudio acerca de la falta de técnica psicoanalítica
que legó Erich Fromm a sus discípulos mexicanos. En una línea de interpretación
lacaniana, concluyó que Fromm fomentaba en el paciente una ―idealización del analista,
que invadía el proceso analítico con sus propios significantes, encarnando y actuando su
modelo ideal de líder religioso que sabe el camino y que urge a que lo sigan‖. Incluso
176
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 156.
177
Maccoby, M. “Michael Maccoby`s Memories of Erich Fromm”, Standpoint Magazine, Reino Unido
(www.standpoint.uk).
178
Maccoby, Michael. “Social character vs the productive ideal…”, Ob. cit., p. 79.
202
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
―hubo pugnas y luchas, celos y envidias, la rivalidad fraterna que era de esperarse,
y se forjaron lazos de empatía, simpatía y camaradería. En medio de todos, la
figura serena, amable y comprensiva de Fromm a quien amábamos y temíamos.
Primero el temor irracional al rechazo, al ostracismo, a ver suspendido nuestro
entrenamiento al ir emergiendo los aspectos negativos de nuestra orientación de
carácter; luego, el temor nacido del parámetro que él representaba al vivir las
pautas de su enorme capacidad creativa, su lucidez aguda, perspicaz… ejemplos
difíciles de alcanzar‖.181
179
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 164.
180
Neurosis y/o comportamiento neurótico: alude al sufrimiento psíquico y/o somático en que viven las
personas que no han podido encontrar una mejor solución a su vida, sufrimiento originado por una
conflictiva particular gestada en su infancia, conflictos que tienen como característica el repetir dicha
problemática en diferentes circunstancias, en diferentes momentos de la vida y con diferentes “objetos”
en tanto no se tiene conciencia de ella y, por lo tanto, se pueda encontrar una solución diferente.
181
Silva García, Jorge. Ob. cit., pp. 66-67.
203
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
formados como psicoanalistas y que debían emplear esa prerrogativa con sus propios
pacientes.
Sin embargo, hay hechos que no pueden ser evadidos. El primer conflicto registrado
por Saavedra se suscitó a partir de un libro que escribió José Gutiérrez sobre la técnica
psicoanalítica frommiana. Al parecer, Gutiérrez vislumbró muy pronto los efectos
contraproducentes que podía alcanzar en los pacientes más inestables y, aunque no los
formuló de manera desafiante hacia su maestro, fue retirado de la sociedad en 1961 por
disposición de Fromm.
Abraham Fortes también fue obligado a renunciar a la sociedad en 1965 porque
reclamaba no haber recibido un tratamiento psicoanalítico eficiente por parte de Fromm
y decidió buscarlo con Avelino González, miembro de la Asociación Psicoanalítica
Mexicana. No sorprende que este suceso haya molestado tanto a Fromm, viniendo de
uno de sus discípulos. ¿Acaso debía seguir admitiendo a una persona que después de
haber concluido su formación y análisis en el psicoanálisis humanista decidiera regresar a
los postulados ortodoxos? La decisión de Fortes prueba que no estaba satisfecho en el
grupo frommiano, pero luego reclama que le fuesen retirados sus derechos como
miembro de la sociedad.
Estamos tocando un punto extremadamente sensible. Parece que la principal
contradicción que Saavedra trata de enfocar en el proceder de su maestro radica en el
concepto de autoridad, que ocupa un lugar central en la perspectiva humanista.
Asevera que mientras Fromm profesaba ante todo el mundo el antiautoritarismo, la
estructura del IMPAC se caracterizaba por ser piramidal y autoritaria. Esto lo ilustra con
la exposición de algunas acciones del maestro que, desde su punto de vista, evidenciaron
favoritismos que causaron una intensa rivalidad entre sus propios discípulos. Así sucedió
con Jorge Velasco y Ramón de la Fuente en 1959. Ambos quedaron enfrentados por la
decisión de Fromm de apoyar al segundo en la adquisición de la plaza de Psiquiatría
Infantil que ofrecía la Academia Nacional de Medicina. Hay que decir que en esta
disposición, que concluyó con el alejamiento de Velasco, tuvieron mucho peso también
las opiniones de Millán y Dávila, que también se inclinaron por De la Fuente.182 Y es que
desde sus años mozos había sabido ligarse a la vieja guardia de la psiquiatría mexicana,
quizás con la ambición de erigirse como su legítimo continuador. Contrajo nupcias con la
182
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 149.
204
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
hija de Samuel Ramírez Moreno, aquél generoso maestro que le otorgó la beca de
posgrado en el extranjero y le compartió sus cartas de presentación.
Jorge Velasco Alzaga se alejó del grupo frommiano pero persistió en la línea de la
paidopsiquiatría y el psicoanálisis infantil. Entre 1960 y 1964 fue Asesor Regional en
Salud Mental de la Oficina Sanitaria Panamericana de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y diseñó el Primer Programa de Salud Mental para las Américas, creando
los cimientos para un desarrollo de políticas conjuntas. En 1965 fundó el Hospital
Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro, primero del género en nuestro país y cuna de
un número importante de psiquiatras infantiles.183
Ramón de la Fuente suplantó a Fromm en la dirección de la Biblioteca de
Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis, aunque se había venido distanciando
paulatinamente del psicoanálisis. Así, en 1966 fundó la Asociación Psiquiátrica Mexicana
mientras comenzó a navegar en los océanos de la bioquímica del cerebro. La revista que
publicaba, Psiquiatría, era más afín al paradigma organicista, en esa década enfrentado a
la postura psicoanalítica.
De la Fuente es un personaje clave en la historia de la psiquiatría mexicana;
aprovechando su habilidad política se convirtió en impulsor y fundador de instituciones
como el Consejo Mexicano de Psiquiatría y el Instituto Mexicano de Psiquiatría. Aunque
reconoció a Fromm el mérito de haber renovado el psicoanálisis184 y el impacto que esta
disciplina asestó en la cultura mundial, se consagró al tratamiento neurofarmacológico de
las enfermedades mentales y se identificó hasta el final de sus días como psiquiatra. El
contacto con el paradigma psicoanalítico se convirtió en un suceso anecdótico de su etapa
juvenil y afirmaba que de Fromm había heredado, “mas que nada, su fino humanismo y
proyección social‖. Pero públicamente se adhirió al ―objetivo principal de la investigación
científica en la psiquiatría: relacionar hallazgos derivados de los enfoques
neuroanatómico, funcional, neuroquímico y molecular, para establecer las bases de la
psicopatología‖.185
Entre 1970 y 1972, Fromm había designado a Francisco Garza como director del
IMPAC, pero éste al parecer no estuvo dispuesto a ―seguir sus recomendaciones‖ y
también decidió retirarse. Lo anterior desató una pugna entre Millán y Aramoni, que
183
Campillo-Serrano, Carlos. Ob. cit., p. 231.
184
De la Fuente, Ramón. El pensamiento vivo de Erich Fromm, México, El Colegio Nacional/Fondo de
Cultura Económica, 1989.
185
De la Fuente, Ramón. “Memorias de un psiquiatra…”, Ob. cit.
205
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
competían por la posición que Garza había rechazado. Una vez más, Saavedra refiere que
el apoyo de Fromm se dirigió a Aramoni, por lo que Millán rompió con el grupo y con el
psicoanálisis definitivamente. Al ver a sus colegas desintegrarse, Armando Hinojosa
decidió fundar otro grupo.
Con las muertes de González Enríquez, Higareda y Dávila,186 y el alejamiento del
resto, sólo quedaban tres custodios del psicoanálisis humanista en el IMPAC. Entre Jorge
Silva y Aniceto Aramoni, que se disputaban el título de favorito del maestro, hubo
constantes problemas. En 1973, ambos renunciaron a sus puestos en el IMPAC, dejando
en su lugar a Fernando Narváez y Víctor Saavedra como director y tesorero
respectivamente. En el verano de ese año, Fromm decidió salir definitivamente del país
para pasar sus últimos años en Suiza. Hasta 1977 mantuvo correspondencia regular con
Narváez, pero esta se vio interrumpida a causa de un curioso incidente reportado por
Saavedra.
Ignacio Millán, uno de los miembros de la sexta generación, le escribió a Fromm
informándole que se estaban realizando cambios en el IMPAC que traicionaban los fines
del psicoanálisis humanista. Fromm pidió una explicación a Narváez y a Saavedra, que
respondieron a detalle para probar que su desempeño era congruente con los criterios
humanistas. Pero no recibieron el visto bueno del maestro y tomaron el silencio como
símbolo de su ruptura oficial con el IMPAC. Aunque fueron discretos respecto a este
suceso, revelan que les originó algunos conflictos íntimos. Sobre todo quedaron
decepcionados de Fromm quien, según su punto de vista, ―prefirió solapar las
difamaciones de Millán‖.187
No es posible saber con certeza qué fue lo que pasó por la mente de Fromm en ese
momento pero, después de haber dedicado dos décadas de su vida a construir y a formar
en México una comunidad psicoanalítica que continuara con su línea de pensamiento,
podemos imaginar que llegó a un punto donde percibió que no podía intervenir más.
Además, poco podía hacer desde su morada de retiro en Locarno, después de todo, ya
no le correspondía sacar adelante el IMPAC ni mediar en los conflictos entre sus
discípulos. Quizás no contestarles significaba que delegaba, por fin, toda la
responsabilidad en ellos. También parece que Saavedra y Narváez olvidaron que la salud
186
Raúl González Enríquez murió en 1952, Guillermo Dávila en 1968 y Arturo Higareda en 1969.
187
Saavedra, Víctor. Ob. cit., pp. 31-32.
206
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
de su maestro se encontraba bastante debilitada, y que en esos años tuvo que someterse a
un implante de marcapasos.
Hay algunos indicios para suponer que, pese a sus esfuerzos, los discípulos
mexicanos no llegaron a identificarse nunca de manera genuina con su postura. Alejandro
Joorowsky comenta que en su primer encuentro con Fromm la charla se extendió de tal
manera que el maestro le invitó a continuarla mientras degustaban la comida de un
restaurante en Cuernavaca. Como Fromm padecía de insuficiencia cardiaca, le propuso
que le acompañase en el auto para que sus discípulos disfrutaran de una caminata en
armonía con la naturaleza. Dice Jodorowsky que Fromm le aseguró que tendrían tiempo
suficiente para intercambiar ideas porque sus pupilos, conversando entre ellos y
admirando el paisaje, tardarían por lo menos una hora en llegar. Para sorpresa de ambos,
todos llegaron al borde del desmayo y uno hasta vomitó, a raíz de que la caminata se
convirtió en carrera. Fromm se limitó a sugerirles que aumentaran su esfuerzo en las
sesiones con Ejo Takata con el fin de que se abrieran a nuevas experiencias y aprendieran
a modular su egolatría. 188 A partir de sus vivencias al lado del grupo, Jodorowsky afirma
que Fromm no era el padre severo que proyectaban sus discípulos y su testimonio parece
resumir la dinámica de grupo de la primera generación.
Giuseppe Amara y Michael Maccoby189 aseguran que había dos razones por las que
Fromm sentía una profunda frustración. Primero, porque desde la década de los sesenta
estuvo consciente del fracaso terapéutico del psicoanálisis personal, tal vez por eso dedicó
mucho más tiempo a buscar la forma de articular esta propuesta teórica como
herramienta de análisis social. Segundo, se dio cuenta de que entre sus seguidores había
muy poca creatividad y que sus estructuras caracterológicas carecían de la flexibilidad
necesaria para transformarse y alcanzar una orientación productiva. Esta fue la gran
paradoja de su empresa en México. Había puesto todas sus expectativas en estas personas
y al final, su proyecto no alcanzó el desarrollo esperado.
Veamos una conclusión extraída por Saavedra de su experiencia y de los testimonios
de sus compañeros,
188
Jodorowsky, Alejandro. Ob. cit., pp. 270-271.
189
Ponce, Roberto. “Giuseppe Amara habla sobre el libro La promesa incumplida de Erich Fromm y de
los errores de su maestro”, Revista Proceso, (www.proceso.com.mx/hemerotecaint.html?arv=123057);
“Michael Maccoby`s memories…”, Ob. cit.
207
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
190
Saavedra, Víctor. Ob. cit., p. 140.
191
Horney Eckardt, Marianne. “The Core Theme of Erich Fromm´s Writings…”, Ob. cit., pp. 397-398;
Chrzanowski, Gerard. “Fromm`s Escape from Freud…”, Ob. cit., p. 2.
208
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
209
Capítulo 4. Fundación de instituciones y difusión del psicoanálisis humanista
210
Discusión y conclusiones
En mis años de licenciatura escuche de voz de una gran maestra un consejo que resultó
muy valioso en esta primera aventura como investigadora. ―Escojan un tema que les
apasione, que vaya de acuerdo a su proyecto de vida‖, decía, porque hacer una tesis es
como tener un romance, significa dormir, soñar y pasar días enteros cavilando en torno a
la serie de interrogantes que dan sustento a la investigación, coqueteando con todas las
interpretaciones posibles y, a menudo, dudar de los resultados. Sus palabras me
acompañaron en todo el proceso y subrayaron la importancia de aprender a combinar la
actividad profesional con la vida íntima, de buscar la congruencia, la disciplina y la
entereza sin esquivar ninguna experiencia o emoción por distante que parezca de estos
objetivos. Entendí que la investigación, como todo proceso creativo, es un ejercicio
constante de reflexión y autocrítica que conlleva momentos de incertidumbre y profunda
angustia, porque nos sabemos en búsqueda, estamos conscientes de que somos
navegantes arrojados a un océano donde abundan los remolinos, y que sólo nos queda
echar mano de las herramientas disponibles para mantenernos a flote y dirigir el rumbo.
Percibo que he llegado a la escritura de estas líneas siendo una persona diferente a la
que era cuando comenzaba la aventura. Adentrarme en la realidad psíquica del ser
humano, con todo y sus impulsos obscuros e irracionales, me ha permitido reconocerme
en los otros, mis congéneres, e identificar mi rostro en sus reflejos. He podido explorar
parajes íntimos para tomar conciencia de mis conflictos y empezar a trabajarlos. Entiendo
que no se puede evitar el conflicto porque es parte sustancial de la vida, pero que es
posible forjar nuevas condiciones a partir de él. Estoy aprendiendo a desaprender, a dejar
a un lado los prejuicios, a practicar la tolerancia en la cotidianeidad, a escuchar y a
dialogar con los que me rodean. Me doy cuenta que es apenas el comienzo de un largo
recorrido, pero para mí esos son los resultados más importantes de este trabajo porque se
empalman con el principal desafío de la disciplina que elegí para acompañar mi proyecto
de vida.
Creo que al seguir el camino de la historia, contraemos el enorme compromiso de
escarbar en todas las esferas de la vida y en lo más recóndito del ser humano para
comprender los motivos que lo impulsan a moldear su realidad, a construirla y
deconstruirla constantemente, a veces sin darse cuenta de que se transforma él mismo en
el proceso. Como ríos subterráneos, debajo de la historia fluyen y confluyen muchas
historias inconscientes, por eso es imposible explicar los hechos históricos solamente
Discusión y conclusiones
desde una perspectiva racional, sin entender lo que el ser humano, que es cada uno de
nosotros, siente y piensa. Debemos ser capaces de comprender y respetar todas las
tradiciones culturales porque brotan de una necesidad esencial que compartimos todos,
la de darle sentido a nuestra existencia. Pero no se trata sólo de conocerlas en un afán de
erudición, sino que nos corresponde jugar el papel de interlocutores en medio de una
realidad demasiado compleja para analizarla por separado, un mundo dinámico y
contradictorio que exige de nosotros la mayor atención y voluntad para captar los canales
de comunicación que permitirán alcanzar un nivel de funcionamiento armónico.
Hacer historia también implica tomar riegos, atreverse a proponer nuevas
interpretaciones teniendo presente que la mejor interpretación siempre será aquella que
deja abiertas el mayor número de respuestas posibles. No podemos temer al error
porque constituye una nueva plataforma para la construcción del conocimiento, que
invariablemente será colectiva. El historiador debe servir de brújula en momentos de
extravío y no puede renunciar a su responsabilidad de incidir en esa transformación o
metamorfosis tan apremiante en nuestros tiempos, es decir, no puede dejarse llevar por la
peligrosa ilusión de la neutralidad. Ninguna idea o reflexión humana puede calificarse de
neutral porque tuvo que ser producida en un contexto económico, emocional y socio-
cultural concreto. Me sumo a todas las voces que han recalcado lo absurdo de esa
pretensión de neutralidad, porque he visto la desesperación y el desconcierto que se
esconden detrás de la apatía o el bienestar fingido de quienes prefieren mantenerse al
margen de la política. No dejará de existir la posibilidad de encallar en esa postura y
tampoco se trata de imponer nuestra propia visión, pero nos corresponde identificar
mentes abiertas e intuitivas, dispuestas a cuestionar el telón de fondo de sus vidas y
orientarlas hacia la reflexión crítica, sobre todo como acompañantes, asumiendo que el
aprendizaje será recíproco y enriquecedor.
Los supuestos del psicoanálisis humanista se han convertido en punto de partida
para una búsqueda más amplia por definir aquello que nos constituye como humanidad.
Y siendo que, de acuerdo a las más recientes teorías de la física, somos una reproducción
en miniatura del universo, la búsqueda implica así mismo descifrar los enigmas de
nuestra realidad y asumir nuestra participación en su trazo. A partir del estudio de este
corpus teórico he visto aparecer un abanico de posibilidades que continúa
multiplicándose conforme avanza el tiempo y voy conociendo, poco a poco, los vínculos
que las unen. Por eso tengo que comenzar estas discusiones finales hablando de mi
212
Discusión y conclusiones
perspectiva acerca de esta propuesta, aunque se haya diseminada en los capítulos que
conforman el trabajo.
El debate sobre la pertinencia de referirnos a Erich Fromm como psicoanalista o no
parece fuera de lugar. Aunque se asumió en todo momento como continuador de Freud,
es probable que sus detractores ortodoxos hayan atinado en afirmar que sus teorías
representan una ruptura insalvable con el psicoanálisis. Esto sólo si entendemos al
psicoanálisis como un corpus teórico estático e inamovible, porque es evidente que todas
sus reflexiones parten del camino inaugurado por el médico vienés.
Su aportación se dirige más bien hacia el campo de las ciencias sociales e la medida
en que introduce elementos de complejidad que tienen que ver con nosotros mismos.
Por lo general, los psicoanalistas difieren de la idea frommiana de que el ser humano
puede alcanzar un estado de vida armónico porque lo conciben como un ser en falta, un
ser que vive buscando un objeto perdido imposible de hallar. Creo que la postura de
Fromm no es opuesta a esa creencia, al contrario, justo porque admite que el hombre
tiene que encontrarle sentido a su existencia, en el camino de la búsqueda invita al trabajo
constante, al desarrollo de nuestras capacidades y sobre todo, a comprender que lo que
sucede a escala social es un reflejo de lo que sucede en nuestro interior. En otras
palabras, sostiene que el cambio social resulta imposible si no empezamos a transformar
nuestras actitudes y a percatarnos del alcance de nuestros deseos. No es una postura
simplista porque comprende también la necesidad de realización y participación en la
vida comunitaria.
El mérito de Fromm reside en su habilidad para desdoblar las elucidaciones que
alcanzó Freud al final de su construcción teórica, articulándolas con su visión sociológica
y antropológica. Es sin duda uno de los representantes más lúcidos de un pensamiento
que podríamos denominar ―de frontera‖ en el siglo XX. Se distingue de sus colegas
ortodoxos también por haber aceptado el reto de aplicar los descubrimientos del
fundador del psicoanálisis, actualizándolos, al estudio de los grupos sociales de su tiempo.
Su concepción de la teoría como algo vivo, en transformación permanente, posibilitó que
construyera una propuesta novedosa a la que integró todas las herramientas que fue
adquiriendo en su formación y durante su trayectoria profesional.
Es posible identificar la huella de su pensamiento en la antropología gracias al
contacto que sostuvo con personajes como Ruth Benedict, Margared Mead y Ralph
Linton. Hay un fenómeno similar en la pedagogía crítica, ya que Freire empleó varios
argumentos del psicoanálisis humanista en la construcción de sus teorías; a su vez, Freire
213
Discusión y conclusiones
1
McLaughlin, Neil. “Para un renacimiento de Fromm ¿qué debemos hacer?”, en: Silva García J. (ed.) El
humanismo de Erich Fromm, México, Paidós, 2006, pp. 17-18.
214
Discusión y conclusiones
215
Discusión y conclusiones
que entre 1940 y 1960, los psicoanalistas se convirtieron en aliados de las grandes
corporaciones y de los dirigentes estatales. Mientras por todas partes se montaba una
realidad ilusoria donde el individuo se sentía libre y feliz, Fromm recalcaba la falsedad de
regímenes donde la democracia era tan sólo ―consenso manipulado‖ y la felicidad
significaba consumo permanente. Enfrento a sus colegas y expuso su complicidad con los
fines enajenantes.
A diferencia de la corriente ortodoxa del psicoanálisis, de la psiquiatría y de otras
tantas corrientes psicológicas, su tarea no consiste en adaptar al individuo a las
condiciones de opresión en que vive para que cumpla su rol social, sino en capacitarlo
para hacerles frente y trabajar con él para alcanzar su superación. En estos términos,
Erich Fromm destaca como el baluarte más sólido del freudomarxismo, cuestión que
paradójicamente le llevó a distanciarse de los partidos políticos marxistas-leninistas en la
medida en que la doctrina socialista y, en general, la propaganda izquierdista, seguía
reacia a aceptar la importancia de comprender los mecanismos inconscientes que rigen
toda acción humana. Muchos de sus miembros siguen pensando que el hombre es un ser
plenamente racional y que la función del partido es hacerles ver la estructura de
dominación imperante a través de escuelas de cuadros, folletos y lecturas ―liberadoras‖,
como si los argumentos lógicos fuesen suficientes.
No obstante, debemos reconocer que ha habido ensayos para integrar la psicología
social a la reflexión sobre los movimientos sociales latinoamericanos en los últimos años.2
Habría que verificar sobre qué móviles teóricos se asienta porque no es la psicología
social analítica que postulaba Fromm desde 1930; ha tomado elementos de la psicología
conductista, maneja interpretaciones estrictamente sociológicas o bien sigue ponderando
la teoría de la libido. De cualquier forma, la iniciativa está presente y eso significa que
vamos acercándonos a un camino más atinado para comprender el curso de los procesos
sociales.
Podemos afirmar que la labor desplegada por Erich Fromm en nuestro país
constituye una de las primeras experiencias de psicología alternativa. En cierta forma
sentó las bases para el surgimiento de otros proyectos de este tipo, como por ejemplo el
Círculo de Psicología Dialéctica creado en 1969, y la Red de Alternativas a la Psiquiatría,
que ejerció una actividad considerable en México durante la década de los setenta y
principios de los ochenta. A través de la Red se hizo presente la corriente de la
2
Parra, Marcela A. “La psicología comunitaria en América Latina”, Poiesis. Revista Electrónica de
Psicología Social, Córdoba, Núm. 15, Junio 2008, pp. 1-7.
216
Discusión y conclusiones
antipsiquiatría, que cimbró por un tiempo las columnas del edificio psiquiátrico oficial
enfatizando su vinculación con prácticas autoritarias y deshumanizantes, perfiladas hacia
el mantenimiento de las condiciones de explotación.3
Como hemos podido constatar, las nociones psicoanalíticas se habían ido infiltrando
en los itinerarios de la cultura mexicana desde las primeras décadas del siglo a través de la
presencia del movimiento surrealista y al propio tiempo, fueron encontrando espacio en
el ámbito médico, primero con José Torres Orozco y luego en las ideas de otros
distinguidos personajes de la psiquiatría mexicana como José Meza Gutiérrez y Manuel
Guevara Oropeza. La visita de Pierre Janet en 1925 detonó este incipiente interés por
aproximarse a las enfermedades mentales a partir de una extraña mezcla del pensamiento
freudiano con los cánones de la psiquiatría francesa, diluyendo el primero en el
paradigma rector del degeneracionismo y la higiene mental hasta la cuarta década del
siglo XX.
Aunque en el intermedio surgieron el ensayo psicoanalítico de Samuel Ramos,
cimentado en la psicología individual de Alfred Adler, y los seminarios organizados por
Millán, González Enríquez y Dávila para leer a Freud, no existía una comunidad de
psicoanalistas profesionales que trabajara por la consolidación de esta corriente en
nuestro país. Por lo mismo, tampoco se utilizó realmente para tratar las enfermedades
mentales, apareció más bien como una perspectiva que resonó en el contexto cultural al
aplicarse a la comprensión de ciertos fenómenos sociales que preocupaban a la elite
intelectual, científica y política, porque reflejaban el atraso respecto al ideal de progreso.
En esa tesitura, se intentó subordinar los planteamientos freudianos al esquema
eugenésico de la higiene mental; el que algunos médicos hayan utilizado la importancia
que Freud otorgó en su sistema a los impulsos sexuales para apoyar sus programas de
higiene y educación sexual es un ejemplo muy claro de ese criterio.
El elevado volumen de obras que prolongó los aspectos desarrollados por Samuel
Ramos en El perfil del hombre y la cultura en México, constituye un testimonio
historiográfico de las múltiples interpretaciones del psicoanálisis que convivieron en la
3
Decimos que es una de las primeras experiencias de psicología alternativa porque debemos tomar en
cuenta que en México existe una tradición ancestral de curanderismo mágico que puede equipararse a la
práctica de una psiquiatría popular. Esta vertiente no ha sido lo suficientemente explorada y existe desde
tiempos mesoamericanos. Su concepción de la locura como epifanía o mensajes divinos, permite una
revalorización de estas experiencias que ayudan a soportar la carga de la explotación que pesa sobre las
espaldas de la población. Gómezjara, Francisco. “La otra psicología”, en: Gómezjara, F. (ed.)
Alternativas a la psiquiatría y a la psicología social, México, Fontamara, 1982, pp. 121-138.
217
Discusión y conclusiones
academia, sin que alguna lograra salir del cauce positivista que corría por debajo de las
pretensiones de modernidad.
Cabe destacar que el mutuo influjo percibido durante esa época entre el ambiente
científico y el tejido cultural comprueba que la ciencia es un constructo humano, que
responde a condiciones sociales específicas y por ello es un producto histórico sujeto a
modificaciones. También ilustra que, para obtener validez científica, los conceptos
requieren de la participación de ciertos mecanismos culturales legitimadores. Para decirlo
sin ambages, la ciencia no es una actividad neutral, está inserta siempre en el marco de
una ideología y un proyecto político bien delineado.
Recordemos que al finalizar la década de los treinta se agregó el paradigma
neurobiológico a este revoloteo de interpretaciones sobre las enfermedades mentales y
que, gracias a que sus portavoces se integraron a las instituciones superiores de educación
y contribuyeron a la fundación de otras orientadas a la investigación, se fue modificando
la visión hasta entonces incólume sobre la locura y sus diversas manifestaciones.
En este sentido, la anomalía observada en el trasfondo de la higiene mental dio paso
a un clima de indeterminación teórica que Thomas S. Kuhn denomina periodo
preparadigmático, caracterizado por los frecuentes debates acerca de los problemas,
métodos y normas de solución convenientes para un campo de estudio.4 Siguiendo a este
autor, podemos afirmar que la psiquiatría mexicana se hallaba, entre 1940 y 1970, en una
etapa de exploración para alcanzar un consenso en la investigación que la definiera como
territorio científico reconocido a nivel internacional. Los tiempos habían cambiado y era
forzoso redefinir su orientación de acuerdo a las nuevas necesidades socio-económicas,
políticas y culturales. El psicoanálisis, ya como disciplina definida, participó en esos
debates principalmente a través de dos posturas: la ortodoxa, que practicó su influencia
en la clínica privada y en la Escuela de Psicología de la UNAM y, el psicoanálisis
humanista que arribó al país en la persona de Erich Fromm en 1949.
La corriente psicoanalítica ortodoxa fue impulsada en nuestro país por un grupo de
jóvenes formados en el extranjero, alumnos de los psiquiatras que se habían ocupado de
estudiar las ideas freudianas desde la segunda década del siglo. Compartió algunos
espacios con el psicoanálisis humanista pero no llegó a contar con el apoyo y la
proyección que benefició a la corriente frommiana.
4
Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas, 2ª edición, México, Fondo de Cultura
Económica, 2004, p. 96.
218
Discusión y conclusiones
5
Me refiero a los “13 apóstoles”, la primera generación de psicoanalistas formados bajo la tutela de Erich
Fromm: Raúl González Enríquez, Alfonso Millán Maldonado, Aniceto Aramoni Shoucair, Guillermo
Dávila García, Jorge Derbez Muro, Abraham Fortes Rudoy, Ramón de la Fuente Muñiz, José F. Díaz,
Francisco Garza, Arturo Higareda Lyden, Armando Hinojosa Cavazos, Jorge Silva García, Jorge Manuel
Velasco Alzaga.
219
Discusión y conclusiones
A partir del contacto con los médicos de la UNAM que fueron a buscarlo a San José
Purúa, Fromm se compromete a participar en el curso de especialización en psiquiatría.
Como fruto de este acercamiento, acepta la propuesta de formar en el psicoanálisis
humanista a un grupo de trece psiquiatras; el periodo de formación y análisis inicial se
extendió de 1951 a 1956.
Este judío alemán llegó al país afiliado a la Asociación Psicoanalítica Internacional,
máxima autoridad en el campo, por lo que el proyecto mexicano recibió todos los apoyos
que la influencia y el prestigio de sus primeros alumnos podían ofrecer. Para 1953,
cuando se le comunica que ha sido expulsado de esa asociación, ya estaba a la mitad de
camino en el entrenamiento y la noticia no provocó la interrupción de sus labores.
Quizás para sus alumnos mexicanos no tuvo mucha importancia el hecho de que su
maestro perdiera las cédulas que garantizaban el reconocimiento internacional a su labor
porque sabían que había formulado una interpretación distinta, en el marco de la
corriente culturalista consagrada en Estados Unidos en la década de 1940. Para Fromm,
tal vez fuera una señal de que debía proseguir con su labor si lo que buscaba era colocar
el psicoanálisis humanista en el panorama científico mundial. Su figura —rodeada de
controversia— era reconocida sobre todo en Europa y Estados Unidos, pero en los países
latinoamericanos apenas algunos círculos académicos tenían noticia de El miedo a la
libertad.
En 1954 se creó la primera institución universitaria con influencia directa del grupo
liderado por Fromm. El Departamento de Psicopedagogía fue dirigido por uno de sus
discípulos, Jorge Derbez, por más de diez años y desde allí se comunicaron los resultados
de las investigaciones que el grupo iba realizando, por ejemplo, el estudio caracterológico
de los estudiantes de medicina que dirigió Armando Hinojosa en 1956.
El estudio debió haber sido ampliamente difundido en una diversidad de esferas,
porque el ex presidente Emilio Portes Gil le hace honor en un texto que versaba sobre la
misión del maestro universitario, publicado en la década de los sesenta, donde lamenta la
crisis que atravesaba la máxima casa de estudios.6
La investigación de Hinojosa fue posible porque en 1956 se había concretado otra de
las acciones que aseguraría la influencia del psicoanálisis humanista en la formación de
6
Portes Gil, Emilio. “Lo que deben ser las universidades. Su fin y su misión. Misión del maestro
universitario, la juventud y sus deberes.”
(http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/autobiografia/8_12.html)
220
Discusión y conclusiones
7
Torres, Valentina. “La lectura, 1940-1960”, en: Greaves, Cecilia (coord.) Historia de la lectura en
México, México, El Colegio de México/Ediciones Ermitaño, 1998, pp. 316-318.
221
Discusión y conclusiones
222
Discusión y conclusiones
223
Discusión y conclusiones
Con casi cinco lustros de actividad en nuestro país, Erich Fromm debe ser reconocido
como uno de los principales actores de la vida cultural de la segunda mitad del siglo XX.
Las discusiones que introdujo y algunos de los espacios que abrió han permanecido hasta
nuestros días; no obstante, es necesario hacer una reflexión acerca del significado de
aquel proyecto al que dedicó una buena parte de su vida.
Hasta el año de 1973, que salió del país para no volver, sumaba cincuenta y cinco el
número personas formadas en el psicoanálisis humanista. Este personaje pensó siempre
en términos de cualidad antes que cantidad, por lo que resulta irrelevante saber
exactamente cuántas personas pertenecen a esta corriente en la actualidad. Lo que toca
valorar es principalmente si esta agrupación, por pequeña o enorme que sea, ha sido
capaz de continuar con su obra y de qué forma.
Tenemos que centrar este balance en la primera generación que fue preparada
precisamente para asumir las labores de enseñanza al lado de Fromm y para cumplir la
faena de ir cuajando el proyecto del que también fueron artífices. El epígrafe de
―apóstoles‖, que se ganaron durante la primera etapa de entrenamiento, ha servido a
algunos autores para explicar lo sucedido con esta corriente psicoanalítica en nuestro
país. Expresa Gomezjara que en los cimientos terminaron por sepultar el pensamiento
vivo y subversivo del maestro.8
8
Gomezjara, Francisco. Ob cit., p. 128.
224
Discusión y conclusiones
No es que así lo hubieran planeado, pero las condiciones en las que este proyecto
surgió fueron determinantes en su desarrollo posterior. Como hemos tratado de mostrar,
la figura y la obra del maestro fueron utilizadas como significante que les investía de un
prestigio legitimador en la comunidad científica mexicana, cuando para ellos carecía de
un significado real.
Quizás ninguno de estos discípulos logró identificarse con el itinerario de Fromm y
su postura radical. Y no hay razón para dudar que este último lo supiera porque
reconocía que las ideas, tal como el ser humano, debían atravesar momentos de
permanencia y cambio, que los fenómenos vinculados con la experiencia psíquica se
desarrollan, crecen y se deterioran en la medida en son parte de la vida misma. Si los
conceptos que expresan esas experiencias se enajenan, pierden realidad y se transforman
en un artefacto ideológico de la mente del hombre, una ficción. En otras palabras, se
pueden repetir los postulados básicos de una teoría pero conforme no han arraigado en
una experiencia emocional significativa, no será posible aplicarlos en la cotidianeidad ni
crear algo nuevo a partir de ellos.
Era el riesgo implícito también en la institucionalización del psicoanálisis humanista y
Fromm tenía plena conciencia de ello. Pero si buscaba construir una plataforma para sus
ideas con el fin de trasladarlas a un debate intelectual más amplio, debía correr ese riesgo.
Además, hay un factor que creo pertinente traer a colación. Recordemos que no hubo
ningún proceso de selección para esta primera generación con la que iba a compartir sus
experiencias, tuvo que aceptarlos a todos porque, según los testimonios, eran ellos los
más interesados en formarse como psicoanalistas. A algunos los conoció como alumnos
en el seminario que impartió en 1950, pero la mayoría eran psiquiatras en edad madura,
con vasta trayectoria en una cosmovisión muy distinta al psicoanálisis humanista.
Suponiendo que Fromm se percató de esa situación, tenemos que preguntar ¿por
qué aceptó formar y asociarse con estas personas? En congruencia con sus ideas, pienso
que creyó posible incidir en el cambio de orientación de sus estructuras de carácter
mediante el análisis y el trabajo constante. Sólo después confirmó el surco tan profundo
del sistema político posrevolucionario en la forma de pensar y de actuar de los
mexicanos, que se vio reflejada al interior de esta agrupación.
La magnética personalidad de Fromm ejerció una atracción de doble filo entre sus
seguidores. Su figura adquirió un sesgo patriarcal, un aura de iluminación que se
mezclaba con actitudes amorosas y facultades de autoridad que provocó una lealtad
absoluta en una primera etapa, en la que fue respetado y venerado, pero luego
225
Discusión y conclusiones
9
Maccoby, Michael. “Social character vs the productive ideal: the contributions in Fromm’s view of
man”, Praxis Internacional, 1982. (www.ceeol.com)
10
Green, Maurice R. “Erich Fromm, mi maestro”, en: Silva García J. (ed.) El humanismo de Erich
Fromm, México, Paidós, 2006, pp. 87-88.
226
Discusión y conclusiones
11
Ponce, Roberto. . “Giuseppe Amara habla sobre el libro La promesa incumplida de Erich Fromm y de
los errores de su maestro”, Revista Proceso (www.proceso.com.mx/hemerotecaint.html?arv=123057).
12
Entrevista con el Dr. Fernando Martínez Cortés, Junio 2010.
13
De acuerdo al perfil publicado en la página web oficial del IMPAC, es autor de 27 obras.
(www.impac.org.mx).
227
Discusión y conclusiones
14
Gojman, Sonia. “A Sociopsychoanalytic Intervention Process in a Mexican Mining Village”,
International Erich Fromm Society, Tubinga, 1992, pp. 47-56.
15
Aguilar Jiménez, Efraín. “Una variante del carácter cultural”, Enseñanza e Investigación en Psicología,
Xalapa, Vol. 10, Núm. 1, Enero-Junio, Universidad Veracruzana, 2005, pp. 191-207.
16
McLaughlin, Neil. “Para un renacimiento de Fromm ¿qué debemos hacer?”, en: Silva García J. (ed.) El
humanismo de Erich Fromm, México, Paidós, 2006, pp. 17-18.
228
Discusión y conclusiones
entre los sectores populares del país giró en torno a la corriente humanista que Fromm
introdujo. Tal vez porque a sus ojos resultaba menos encriptada y desconcertante que la
postura ortodoxa. La paradoja estriba en que si bien sus obras han sido leídas, no se
acostumbra a citarlo. Pocos autores aceptan que sus ideas hayan sido influenciadas por la
perspectiva frommiana, sobre todo a causa de las desacreditaciones a la que fue sometida
en la década de los sesenta, con Marcuse a la cabeza. Fue este último el autor más
aplaudido por los movimientos estudiantiles del 68.
Para cerrar, quiero exponer algunas reflexiones sobre el trabajo que, desde mi punto
de vista, constituye la aportación decisiva de la obra frommiana a la cultura mexicana. Me
refiero al trabajo interdisciplinario que dirigió, junto a Maccoby, en la comunidad de
ejidatarios de Chiconcuac.
En un artículo publicado en 1967, Michael Maccoby hace un análisis historiográfico
del corpus literario producido durante la fiebre por definir el ―carácter mexicano‖ y
corrobora su carácter especulativo. Destaca que ninguno de los ensayos está sustentado
en un marco teórico coherente, por lo que tienden a mezclar intuiciones y
aproximaciones conductistas que dibujan un cuadro bastante sombrío, con demasiado
énfasis en los aspectos patológicos. Hace notar también la imposibilidad de agrupar los
tipos de población indígena, mestiza, obrera, campesina, urbana, etc., en un solo
concepto de mexicanidad y demuestra que dicho concepto ha tomado siempre como
muestra las poblaciones del altiplano central, dejando fuera las diferencias socio-
económicas y las características culturales de distintas zonas geográficas del país. De
antemano, con estas reflexiones va apuntando hacia una dirección que no coincide con la
curva psicologicista, tan marcada en las décadas anteriores.
Con la teoría del carácter social de Fromm como referente, desmiente la posibilidad
de emitir un juicio homogéneo sobre el mexicano, poniendo en evidencia el sustrato
ideológico de las interpretaciones que filósofos, ensayistas, literatos, políticos y científicos
se habían encargado de pregonar.
Respecto a las aproximaciones de sus colegas psicoanalistas, como Santiago Ramírez
y Aniceto Aramoni, opina que son válidas porque arrojan luz sobre el conflicto entre los
sexos que, naturalmente, ejerce un efecto patogénico sobre cualquier individuo; pero,
aunque reconoce el sustento clínico de tales conclusiones, critica la tendencia de sus
colegas a generalizar.
Fromm y Maccoby verifican que la dependencia extrema de la madre es un
fenómeno muy extendido en México, pero ofrecen matices muy interesantes. En vez de
229
Discusión y conclusiones
230
Discusión y conclusiones
17
Maccoby, M. “El carácter nacional mexicano”, México, Revista Mexicana de Psicoanálisis, Psiquiatría
y Psicología, Núm. 7, 1967, p. 248.
231
Discusión y conclusiones
4. Sin embargo, ese juego de traducciones, apuntalado por las labores de sus
discípulos, propició que el psicoanálisis humanista fuera penetrando en los
vasos comunicantes de la cultura mexicana. Aunque se asoció de forma
directa con la medicina y sus representantes, tuvo una notable presencia en las
esferas educativas y en la atmósfera intelectual de la década de los sesenta, su
periodo de mayor auge. Paradójicamente, en las ciencias sociales su influjo
fue mucho más débil, limitándose a algunos episodios de participación en
coloquios o en publicaciones, pero siempre bajo la etiqueta de psicoanalista,
vinculado a los círculos psiquiátricos.
18
Latour, Bruno. Ob. cit., pp. 120-131.
232
Discusión y conclusiones
que dirigió en Morelos. Es allí donde se refleja con más fuerza, la incidencia
de las condiciones específicas de vida que experimentó en el país. Como
vimos, la realidad mexicana aportó nuevos elementos a sus formulaciones
teóricas y, al propio tiempo, éstas brindaron interpretaciones que rompieron
con los mitos que rodearon la figura del mexicano desde el siglo XIX.
233
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