El Maoísmo y La Caricatura Del Marxismo
El Maoísmo y La Caricatura Del Marxismo
El Maoísmo y La Caricatura Del Marxismo
Se acaba de cumplir el centenario del nacimiento de Mao Zedong, el que fuera gran pensador,
estratega y líder comunista chino. Esto ha dado ocasión para que algunos partidos y organizaciones
revolucionarias de distintos países hayan llevado a cabo una intensa campaña de propaganda de sus
particulares concepciones y puntos de vista, a las que invariablemente suelen poner la etiqueta de
maoísmo. Nuestro Partido, el PCE(r), que también se proclama heredero de Mao y hace suyas sus
ideas y planteamientos, no se ha sumado a dicha campaña por diversos motivos, pero,
principalmente, por considerar que lo que se estaba haciendo con ella no era otra cosa, en realidad,
que contribuir a la caricatura que, desde tiempo atrás, vienen realizando la burguesía y el
revisionismo de la obra y la personalidad de Mao.
El pensamiento de Mao, como toda la obra teórica y práctica del marxismo-leninismo, es
patrimonio del proletariado revolucionario de todos los países y nadie tiene derecho a apropiarse de
él; menos aún está facultado para interpretarlo y extender certificados que acrediten la adhesión a la
doctrina. Esta concepción dogmática y sectaria y la práctica política que la acompaña son
completamente ajenas al marxismo, y, desde luego, reportarán siempre resultados contrarios a los
que con ella -sin duda de muy buena fe- se buscan. Es deber de los comunistas estudiar y difundir
los clásicos y, sobre todo, empeñarse a través de un trabajo duro y prolongado en aplicar sus
principios universales y sus enseñanzas vivas (no la letra muerta) a las condiciones de cada país.
Esto resultará siempre, es cierto, más difícil y menos ruidoso que todo ese alboroto que organizan
algunos pobres apologistas de la peor de las tradiciones que nos ha legado también, para nuestra
desgracia, el movimiento comunista. Pero no existe otra actitud, ni otro método, para alcanzar la
meta que conscientemente nos hemos fijado. Eso, que siempre será necesario, si es que de verdad
nos hemos propuesto realizar un trabajo serio, lo es aún más en momentos de crisis y confusión
como los que estamos atravesando, en los que se requiere un criterio propio e independiente para
poder distinguir lo acertado de lo erróneo.
Uno de los partidos que más se está destacando en esa labor de caricaturización del marxismo-
leninismo y del pensamiento de Mao es el Partido Comunista de Perú (PCP), más conocido por
Sendero Luminoso. El subjetivismo delirante de que vienen haciendo gala los luminosos les ha
conducido últimamente a identificar su estrategia de guerra popular en Perú, es decir, el
denominado Pensamiento guía del presidente Gonzalo, nada más ni nada menos que con el
desarrollo del maoísmo a nivel mundial. De modo que, a partir de ahora ya sabemos a qué debemos
atenernos: no se trata de estudiar, defender y aplicar el pensamiento de Mao sino el pensamiento
Gonzalo, principalmente, como nuevo desarrollo, y considerar, además, los anteriores desarrollos
de la doctrina e ideas revolucionarias a través de la lente deformada que los senderistas nos ofrecen
gratuitamente.
La negación de la negación
De ser una exigua minoría sin apenas influencia dentro del movimiento obrero, la fracción
revolucionaria e internacionalista pasó, en un plazo relativamente corto, a constituirse en la fuerza o
factor principal. A ello contribuyó en gran medida la guerra imperialista, el triunfo en Rusia de la
revolución socialista y la elaboración, en base al análisis de la situación y de todas las experiencias
anteriores del movimiento, de una línea y un programa justos, acordes con las nuevas condiciones
del imperialismo y de la revolución proletaria. Fue en esta brega como el leninismo devino nuevo
desarrollo del marxismo, se superó la crisis del movimiento a la que había dado lugar la traición de
la socialdemocracia y se logró restablecer la unidad sobre una base más firme y más elevada. Se
produjo, a través de un salto, de una verdadera revolución, una nueva vuelta a la situación anterior
de predominio del marxismo en el movimiento, sólo que sobre una curva más alta de la espiral que
sigue todo desarrollo. Es indudable que la Revolución Socialista de Octubre, el leninismo, y la
creación de la III Internacional Comunista, suponían un cambio muy favorable, un verdadero
desarrollo respecto a la situación anterior a la traición revisionista. Con todo ello se inició una
nueva etapa que sería igualmente impulsada por la contradicción, por la unidad y la lucha, dentro
del propio movimiento comunista y en el terreno general del marxismo-leninismo. El revisionismo
socialdemócrata había sido derrotado en toda la línea por el marxismo-leninismo, restableciéndose
de nuevo la unidad; pero, dentro de esa nueva unidad que representa la continuidad del proceso, la
lucha continuará y no cesará hasta provocar una nueva crisis y escisión, una nueva división en dos
partes del movimiento. La causa de esta crisis tiene algunos rasgos comunes con la de etapas
precedentes, pero van a ser los nuevos problemas y contradicciones que se le plantean al
movimiento revolucionario en esta nueva etapa, caracterizada por la crisis general del sistema
capitalista y el triunfo de la revolución en la URSS, en China y en otros países, los que habrán de
polarizar, principalmente, a las dos concepciones y fuerzas en pugna.
Es en esta sucesión por etapas, y a través de la lucha librada en un terreno cada vez más alto, como
tiene lugar el desarrollo del marxismo. Este fenómeno, tal como ya hemos indicado otras veces, se
rige por la ley dialéctica de la negación de la negación, o ley del desarrollo en espiral, un desarrollo,
como dijera Lenin, que parece repetir las etapas ya recorridas, pero de otro modo, en un terreno
superior (la negación de la negación); un desarrollo que no discurre en línea recta, sino en espiral,
por decirlo así; un desarrollo a saltos, a través de catástrofes y de revoluciones, que son otras tantas
interrupciones en el proceso gradual, otras tantas transformaciones de la cantidad en calidad;
impulsos internos del desarrollo originados por la contradicción, por el choque de diversas fuerzas
y tendencias que actúan en determinado cuerpo o en los límites de un fenómeno concreto, o en el
seno de una sociedad, interdependencia íntima o inseparable concatenación de todos los aspectos
de cada fenómeno (con la particularidad de que la historia pone constantemente de manifiesto
aspectos nuevos), concatenación que ofrece un proceso único y lógico universal del movimiento:
tales son algunos de los rasgos de la dialéctica, doctrina de desarrollo mucho más completa y rica
que la teoría corriente (8).
Esta ley se observa con claridad en los procesos de desarrollo de larga duración, en los que existen
una o varias contradicciones. Tal sucede en la sociedad. Sobre este mismo particular es frecuente oír
decir que el comunismo niega al capitalismo, cuando en realidad lo que el comunismo niega no es
sólo al capitalismo, sino a todo el sistema basado en la explotación y a la sociedad dividida en
clases. De manera que bien se podría decir que el régimen de la comunidad primitiva representa la
afirmación, la sociedad de clases aparece en la historia como la negación de la comunidad
primitiva, y el comunismo de nuestros días como la negación de la negación, con lo que se produce
una vuelta completa al punto de partida, sólo que sobre una base más elevada. Este es el verdadero
desarrollo dialéctico. Lo mismo, o algo parecido, sucede con el marxismo: el surgimiento de la
doctrina científica de la clase obrera y su victoria sobre las demás corrientes ideológicas y políticas
ajenas y contrarias a él supuso la afirmación de clase, la conversión del proletariado de clase en sí
en clase para sí; luego, el revisionismo niega, desde dentro del propio movimiento, este carácter y
lleva al proletariado a la derrota frente a la burguesía imperialista. Y es aquí, en este preciso
momento, cuando se produce la ruptura, se da el salto y el marxismo revolucionario se afirma de
nuevo en la lucha más intransigente. El desarrollo del marxismo, el leninismo, supone la negación
de la negación, es decir, la derrota del revisionismo. Por este motivo se puede afirmar que sin la
traición revisionista no hubiera surgido el leninismo ni éste hubiera podido imponerse en el
movimiento obrero y comunista internacional. No obstante, la contradicción y la lucha en el seno
del movimiento no sólo no desaparecen por este motivo, sino que se hacen mucho más agudas, pues
a medida que se acerca su fin, la burguesía y sus agentes multiplican los esfuerzos para mantener o
recuperar el poder y no reparan en ningún medio para conseguirlo. Este problema lo explica Mao
como sigue: La contradicción fundamental en el desarrollo de un objeto y la esencia del proceso
que esta contradicción fundamental determina no desaparece hasta que se completa el proceso.
Pero en el caso de un proceso de larga duración, generalmente las condiciones son diferentes en
cada etapa. Esto es así debido a que, aunque la naturaleza de la contradicción fundamental en el
proceso de desarrollo de un objeto y la esencia del proceso no cambian, la contradicción
fundamental se hace cada vez más y más intensa conforme pasa de una etapa a otra de este largo
proceso [subrayado nuestro] (9).
Notas:
(1) Lenin: Las tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo
(2) Ibid
(3) Del Informe Político presentado al Pleno del CC por M.P.M. (Arenas), agosto de 1990
(4) Presidente Gonzalo: Sobre el Marxismo-Leninismo-Maoísmo.
(5) Lenin: Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo.
(6) Lenin: Marxismo y revisionismo.
(7) Lenin: Ibidem.
(8) Lenin: Carlos Marx.
(9) Mao Zedong: Sobre la contradicción.
(10) Mao Zedong: Ibidem.