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BArroso Hernández - Ciudadelas Puerto

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EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN EL PUERTO

DE LA CRUZ 1900-1980: LAS CIUDADELAS COMO


SOLUCIÓN HABITACIONAL DE EMERGENCIA

Nicolás D. Barroso Hernández*

Resumen

Este artículo analiza la situación de la vivienda en el Puerto de la Cruz en el período de


1900-1980, así como las políticas implementadas por la administración municipal para dar
cobertura a esta necesidad social básica, centrándolo, de forma específica, en el fenómeno
habitacional de las ciudadelas. Se identifican dos etapas: prefranquista, donde la promoción
de «ciudadelas» queda en manos del sector privado, y franquista, período en que el sector
público municipal se convierte en el promotor –casi exclusivo– de las «viviendas colectivas
obreras». En todo caso, no se trata de agotar la cuestión, sino de ofrecer un esquema infor-
mado de su presencia y encuadre de las «ciudadelas» en las políticas municipales de vivienda
aplicadas, incorporando –cuando la documentación disponible lo permita– un inventario
y descripción cualitativa y cuantitativa de cada una de ellas.
Palabras clave: ciudadelas, vivienda colectiva obrera, política municipal de vivienda,
Puerto de la Cruz.

THE PROBLEM OF HOUSING IN PUERTO DE LA CRUZ 1900-1980: WORKING CLASS


TENEMENT HALLS AS AN EMERGENCY HOUSING SOLUTION

41
Abstract

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


This article analyzes the situation of housing in Puerto de la Cruz, in the period between
1900-1980, as well as the policies implemented by the local administration to cover this
basic social need, focusing it, more specifically, on the housing phenomenon of the «ciu-
dadelas» (working class tenement halls/housing). Two periods are identified: the pre-Franco
dictatorship, where the promotion of «ciudadelas» is in the hands of the private sector; and
the Franco dictatorship, period in which the municipal public sector becomes the promoter
–almost exclusively– of the «working class tenement halls/housing». In any case, it is not a
matter of exhausting the subject, but rather of offering a detailed outline of their presence
and accurate framing of the “ciudadelas” in the municipal housing policies applied, in-
corporating –when the available documentation allows– an inventory and qualitative and
quantitative description of each of them.
Keywords: citizens, workers’ collective housing, municipal housing policy, Puerto de la
Cruz.

DOI: https://doi.org/10.25145/j.histcan.2019.201.02
Revista de Historia Canaria, 201; mayo 2019, pp. 41-69; ISSN: e-2530-8270
La vivienda es una necesidad social básica que vertebra la política urbanística
del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz a lo largo del siglo pasado, realizando un
esfuerzo sostenido en la provisión de una oferta de suelo residencial y de vivienda;
bien a través de la aplicación de medidas específicamente municipales (1900-1936),
bien promoviendo urbanizaciones y grupos de vivienda protegida sustentados en
planes y financiación de administraciones supramunicipales (1950-1981). A pesar de
ello, su oferta ha sido y es estructuralmente deficitaria, y ha ido siempre por detrás
de las necesidades de cada momento, tanto la vivienda social de promoción pública
como la destinada al mercado libre.
La ciudadela es un modelo de vivienda obrera que se repite en toda la geogra-
fía española durante la segunda mitad del siglo xix y primera mitad del xx, y que en
cada ciudad, provincia o región, recibe diferentes denominaciones: «Patios, corrales
de vecinos, ciudadelas, casas de corredor, corralillos, portones, barrios ocultos, etc.
son denominaciones en buena medida sinónimas para modelos de alojamientos de
masas que guardan gran parentesco entre sí. Por razones que son más que formales
se pueden distinguir dos tipos, los corrales con corredor y los patios o ciudadelas»1.
El profesor Ramón Pérez, en «Las Ciudadelas de Santa Cruz de Tenerife», propor-
ciona la siguiente definición: «La Ciudadela es un tipo de vivienda colectiva, desa-
rrollada por lo general en planta baja, constituida por un cierto número de habi-
taciones independientes entre sí, dispuestas a ambos lados de un callejón ciego de
anchura y longitud variable según los casos, o en torno a un patio, que tienen en
común un único acceso desde la calle, con frecuencia velado, y casi siempre tam-
bién los retretes y la cocina»2.
Si bien es un edificio de titularidad privada en régimen de alquiler, de lo que
Santa Cruz es un excelente ejemplo, en el Puerto de la Cruz, con la llegada del régi-
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men franquista se modifica esta situación, y una parte importante de las viviendas
colectivas obreras tendrán carácter público municipal, ubicadas en edificios públi-
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cos o privados –gestionados por el Ayuntamiento–. Por ello, hemos englobado esta
solución habitacional dentro de las políticas públicas de vivienda, tanto en este artí-
culo como en nuestra tesis doctoral3. En el desarrollo expositivo de este artículo,
la política municipal de vivienda ha servido de introducción al análisis del origen,
forma, titularidad y pervivencia del modelo residencial de las ciudadelas a lo largo
de la primera mitad del siglo xx.

*  Doctor en Geografía. Área Municipal de Bienestar Social. Ayuntamiento del Puerto de


la Cruz. E-mail: nicba@telefonica.net.
1
  Gómez Mendoza, Josefina, «Nuestro Quirós» (Universidad Autónoma de Madrid-Real
Academia de la Historia), en Quirós Linares, Francisco, Estudios de Geografía Histórica e Histo-
ria de la Geografía –Obra Escogida–, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, Astu-
rias, 2005. p. 19.
2
  Pérez González, Ramón, Las ciudadelas de Santa Cruz de Tenerife, Enciclopedia Cana-
ria, Aula de Cultura de Tenerife, 1982. p. 5.
3
  Barroso Hernandez, Nicolás D., Puerto de la Cruz: Desarrollo Urbano y Organización
del Espacio en el siglo xx (tesis doctoral inédita), Universidad de La Laguna, febrero de 2016.
En este amplio período de tiempo, se identifican dos etapas:

a)  Etapa prefranquista: entre 1900 y 1936, en que surgen las primeras viviendas
colectivas obreras «ciudadela» en el Puerto de la Cruz. Coincide con la
creación en 1903 del Instituto de Reforma Social y, más concretamente,
la primera Ley de Casas Baratas de 1911 y las medidas legales que la
siguieron, cuyos efectos son perceptibles en el municipio; así como la
aplicación que de estas y otras medidas hicieron la dictadura de Primo de
Rivera y la II República.
b)  Etapa franquista: comprende la mayor parte del régimen dictatorial surgido del
golpe de Estado de Francisco Franco en 1936, hasta 1978. Es el momento
de creación del Instituto Nacional de la Vivienda, Obra Sindical del Hogar,
etc., que desarrollan una intensa actividad en la construcción de vivienda
pública. En el ámbito específicamente municipal, incluye la aprobación
del PGOU de 1958 e incluso los primeros pasos del PGOU de 1974 y las
adaptaciones de 1978 y 1979, que marcan las líneas generales de la política
municipal de vivienda.

A) Etapa prefranquista

El Puerto de la Cruz, durante el primer tercio de la centuria, mantiene su


condición de centro portuario de segundo orden –el tercero del Archipiélago por
el volumen de tráfico–, con una actividad económica centrada en el sector prima-
rio, dominado por el cultivo platanero –en plena expansión– y la actividad pes-

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quera tradicional. Este marco básico se completa con un sector servicios impor-
tante, vinculado al comercio y un emergente subsector turístico. Es un período

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política y económicamente convulso, en el que se suceden situaciones de conflicto
y de crisis, como la I Guerra Mundial (1914-1918), la Guerra de Marruecos o del
Rif (1911-1926) y la Gran Depresión (crack de la Bolsa de Nueva York de 1929).
En clave interna, es un período de importantes cambios en el sistema político de
gobierno, que transita por la monarquía parlamentaria, la dictadura de Primo de
Rivera y la II República, para culminar con el golpe de Estado de 18 de julio de
1936 y la Guerra Civil.
Un período caracterizado por un balance demográfico de signo positivo,
especialmente intenso en los decenios 1920-30 y 1930-40, en que continúa abierto
el proceso de ruralización iniciado a partir de 1820, consistente en el progresivo retro-
ceso de la economía urbana vinculada a la actividad portuaria y comercial, unido
a la transformación del Puerto de la Cruz en un municipio eminentemente agrí-
cola, circunstancia que en el ámbito sociodemográfico se concreta en la pérdida de
importancia relativa de la población del centro urbano y el incremento de la pobla-
ción de los barrios de la periferia rural (cuadro i).
La política de vivienda del Ayuntamiento centró sus esfuerzos en la imple-
mentación de medidas destinadas a resolver el elevado déficit de vivienda de la
población trabajadora. En general, la dinámica social concentra la localización de
CUADRO I. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DURANTE EL PERÍODO 1900-1940,
POR ZONAS GEOGRÁFICAS
Población 1900 1910 1920 1930 1940

Centro urbano 3070 3643 3911 4619 5156


Periferia rural 2061 2459 3124 4094 5539
TOTAL 5131 6102 7035 8713 10 695

Población 1900 1910 1920 1930 1940

Centro urbano 59,83% 59,70% 55,59% 53,01% 48,21%


Periferia rural 40,17% 40,30% 44,41% 46,99% 51,79%
Fuente: INE: censos de población de 1900, 1910, 1920, 1930, y 1940. Elaboración propia.

estas iniciativas en torno a los centros de la actividad económica emergente, en


este momento el cultivo platanero, y en menor medida el tráfico portuario, comer-
cio, turismo y pesca; de este modo, los obreros agrícolas orientan su demanda a los
caseríos de la periferia agrícola; mientras que la mano de obra vinculada a la activi-
dad portuaria, pesquera y de servicios buscará alojamiento en el centro urbano. Las
iniciativas políticas del Consistorio en esta materia son abundantes, especialmente
durante la dictadura de Primo de Rivera y en la II República. En términos genera-
les, las medidas aplicadas en materia de vivienda son:

–  Reparto de solares: consistente en la parcelación y distribución de solares en suelo


público para la autoconstrucción de viviendas. Estas iniciativas son las más
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eficaces y se concentran especialmente en los decenios 1900-1910, 1920-1930


y 1930-1936. Localizados en los barrios agrícolas de San Antonio-Esquilón,
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Calle Nueva-Las Arenas y las zonas urbanas de Punta Brava (a partir de


1926) y casco urbano (fecha 1934) (cuadro ii).

CUADRO II. NÚMERO DE EDIFICIOS DE VIVIENDAS EN EL PERÍODO 1900-1940,


POR ZONAS GEOGRÁFICAS
Viviendas 1900 1910 1920 1930 1940

Centro urbano 654 654 685 746 809

Periferia rural 387 530 586 743 883

TOTAL 1041 1184 1271 1489 1692

Viviendas 1900 1910 1920 1930 1940

Centro urbano 62,82% 55,24% 53,89% 50,10% 47,81%

Periferia rural 37,18% 44,76% 46,11% 49,90% 52,19%


Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Nomenclátores de 1900, 1910, 1920, 1930 y 1940. Elaboración propia.
Foto 1. Ciudadela de Mequinez o Adelaida. En primer plano, el muro de protección
frente a las crecidas del mar. Cuatro naves –la nave central es doble–,
separadas por dos pasillos.

–  Casas baratas: en principio constan varios proyectos que promueven viviendas


de este tipo, si bien no se ha podido determinar su alcance y eficacia, en
la medida en que la documentación no ha permitido verificar su efectiva

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ejecución.
–  Ciudadelas: surgen en este período como solución al grave problema de alojamien-

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to de la población trabajadora más humilde en el medio urbano. Tenemos
registro de tres; dos de carácter privado, que coexisten con un edificio que
sirve de alojamiento obrero colectivo, de gestión pública.

En el Puerto de la Cruz existieron tres ciudadelas: a) La Ciudadela de Mequi-


nez o «Adelaida», b) Los Cubanos y c) convento de San Francisco:

a. «La Ciudadela» de Mequinez (Adelaida) (foto 1): es el resultado del «reaprovecha-


miento» o adaptación de un edificio concebido y construido para un uso
distinto al de vivienda colectiva4. Se ubica en la fachada norte de la calle

4
  Tatjer, M., «La vivienda obrera en España de los siglos xix y xx: de la promoción pri-
vada a la promoción pública (1853-1975)». Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias socia-
les. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2005, vol. ix, núm. 194 (23). <http://www.
ub.es/geocrit/sn/sn-194-23.htm> [ISSN: 1138-9788]. p. 12: «El reaprovechamiento y compartimen-
tación de edificios y también de antiguas fábricas, así como las construcciones en patios interiores o
en los terrados de los inmuebles para crear pequeñas viviendas para obreros fue también una cons-
Mequinez, de espaldas al mar; en un inmueble que, como el resto de edificios
de la calle, está sometido a un elevado riesgo de sufrir daños por la acción del
mar, por lo que en su parte trasera cuenta con un muro de protección que se
prolonga a lo largo de la vía. La información referente a la misma la hemos
obtenido gracias a la colaboración de doña Rafaela Concepción de Cabo
Martín, nacida en 1927 en La Ciudadela. Era un inmueble de titularidad
privada y se abona una renta mensual en concepto de alquiler a sus propie-
tarios. El edificio estaba formado por naves dispuestas longitudinalmente,
en sentido norte-sur. Estas estaban separadas por dos pasillos, en torno a
los que se disponen ocho viviendas, separadas en dos grupos de cuatro cada
una, conformando un conjunto de 16 viviendas en total. Disponían de un
retrete común para cada nave de ocho viviendas. Cada habitáculo tenía dos
cuartos o habitaciones, aunque el de nuestra informante era una excepción,
pues tenía tres piezas. La superficie era extremadamente reducida, y algunas
familias eran muy numerosas; concretamente doña Concha tuvo nueve
hijos y no disponían de agua corriente, solo de un estanque o pileta para
lavar la ropa, que compartían todos los moradores. Tampoco dispusieron
de suministro de energía eléctrica hasta bien avanzado el siglo xx (1962).
Su familia, en todo caso, dispuso antes de este servicio porque su esposo
estuvo enfermo y la necesitó.
La mayor parte de los vecinos eran pescadores, y algunas de las mujeres
– para completar los ingresos familiares– iban a vender el pescado a las zonas
altas del valle de La Orotava. Los problemas higiénicos eran muy graves,
de modo que vivían en medio de una constante plaga de piojos, además de
otros insectos y enfermedades. Otro informante más joven ha referido los
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problemas que tenían para mantener una higiene personal mínima, por lo
que en su edad infantojuvenil iba a asearse al «chorro del muelle pesquero».
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A ello se unen los problemas ocasionados por las colas para lavar la ropa y
los calderos, así como para el uso del retrete. Se trata de un grupo de fa-
milias trabajadoras, cuya renta salarial no es suficiente para acceder a una
vivienda unifamiliar, viéndose impelidas a recurrir a este tipo de solución
habitacional colectiva.
b.  Ciudadela del edificio Los Cubanos (calle de Mequinez-plaza Pérez Galdós): el
propietario es don Dionisio Martín Yumar, el cual en 1928 solicita licencia
municipal para «reformar la casa n.o 45 de la calle Mequinez esquina a
la plaza Pérez Galdós»5, con el objeto de añadir una segunda planta a la
vivienda. En la solicitud de licencia de obra no se hace referencia alguna
a la vecina ciudadela, aunque fuentes orales señalan que esta vivienda

tante de las grandes ciudades españolas, entre las que destaca Barcelona. El resultado fue la densifi-
cación y la insalubridad de muchas viviendas proletarias del centro de las ciudades, situación amplia-
mente denunciada por los higienistas a lo largo de los siglos xix y xx».
5
  AMPC, Obras Públicas y Urbanismo, Instancia y Plano presentado por don Dionisio
Martín Yumar, Legajo 134. 1928.
familiar forma parte de una gran parcela urbana, cuya prolongación meri-
dional y oriental está destinada a «ciudadela», con fachada a la plaza Pérez
Galdós y salida a la calle Mequinez. El testimonio oral de una informante
que residió hasta los 17 años señala que de acuerdo con referencias de su
abuela, la ciudadela Los Cubanos está en funcionamiento desde comien-
zos del siglo xx6. La información referente a la vivienda colectiva ha sido
obtenida a través de don Manuel Carballo López, nacido en 1917, y que
pasó a residir en esta ciudadela cuando contrajo matrimonio. La ciuda-
dela Los Cubanos no es un edificio adaptado o reconvertido en vivienda
colectiva, sino una parcela o patio trasero de una vivienda familiar, en
la que se construyen unos habitáculos para familias de obreros con baja
remuneración; en todo caso, en la documentación consultada en el archivo
municipal, no consta solicitud o licencia de obra emitida para la ejecución
de las mismas. La ciudadela está formada por siete viviendas, con un solo
cuarto que el mismo don Manuel se encargó de compartimentar en dos
habitaciones. La cubierta era de uralita y tenía cocina individual aparte,
con techo de cemento; motivo por el cual servía como lugar de refugio,
cuando había tormenta. Disponían de un retrete para cada tres familias.
Además, contaban con dos estanques o piletas para todos los inquilinos.
No disponía de agua corriente individual, ni de luz eléctrica; al menos, en
la primera mitad del siglo. Se trata de una vivienda colectiva privada, en la
que se abona una renta mensual. Las condiciones higiénicas y sanitarias,
según don Manuel, eran similares a Mequinez.

Las ciudadelas de Mequinez y Los Cubanos se localizan en el barrio de La

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Ranilla, en el extremo septentrional del casco urbano, un área sometida a un riesgo
potencial elevado de ser afectada por las crecidas del mar, especialmente la de Mequi-

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nez7; la construcción de la escollera del Parque Marítimo en la década de los años
ochenta no ha sido suficiente para para eliminar el riesgo8. En todo caso, histórica-
mente ha sido un espacio que ha albergado a sectores de población trabajadora con
bajo nivel de renta, cumpliendo, por tanto, la condición de localización periférica
común al modelo habitacional de la ciudadela.

6
  Considerando referencias de su abuela, que vivió en Los Cubanos desde que contrajo
matrimonio y a partir de la edad de los hijos de esta, entiende que la misma entró en funcionamiento
mucho antes de 1928.
7
  Una informante de la ciudadela de Mequinez refirió que doña Concha alertaba a todos
los moradores de las inminentes crecidas del mar, golpeando una bañera de cinc u otros utensilios
metálicos para ponerse a salvo. Doña Concha era alertada, según nuestra informante, por su esposo,
que era pescador y era capaz de anticipar las crecidas del mar.
8
  Barroso Hernandez, Nicolás D., Puerto de la Cruz: Desarrollo Urbano y Organización
del Espacio en el siglo xx (tesis doctoral inédita), Universidad de La Laguna, febrero de 2016, pp. 52
y 53. Los mapas de Peligrosidad y Riesgo de Inundación de las ARPSIPs en la Demarcación Hidro-
gráfica de Tenerife de octubre de 2014 mantienen esta zona dentro del área de riesgo.
Foto 2. Ciudadela del «convento de San Francisco». Fachada a la calle
Agustín de Bethencourt, destinada a viviendas de empleados públicos.
48

c. Convento de San Francisco (foto 2): el antiguo convento de San Francisco, tras la
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desamortización, había pasado a ser de titularidad privada y estaba arrendado


por el Ayuntamiento. En 1912, el concejal don Pedro Cruzat denuncia las
malas condiciones en que se halla el edificio, refiriéndose al mismo como
«Depósito Municipal». La Alcaldía, a través de una providencia, encomien-
da la elaboración de un informe al comisario don Pedro Corrales Casado,
fechado el 8 de octubre de 1912, cuya lectura da a conocer el uso real del
inmueble que subyace tras el eufemismo de «Depósito Municipal». El enca-
bezado del informe es el siguiente: «En virtud de habérseme presentado los
guardias municipales manifestando que el edificio destinado a casa cuartel
de los mismos, propiedad del Municipio y sito en la calle de Don Agustín
de Bethencourt, se encuentra en malas condiciones de higiene, me presenté
en dicho edificio»9. A partir de este punto, el informe describe una vivien-

9
  AMPC, Beneficencia, Sanidad y Calamidades Pública, legajo 60, expediente n.o 14 (1911-
1912). Expediente instruido, en vista de denuncia formulada sobre malas condiciones higiénicas y
de salubridad que reúne la casa de «Depósito Municipal», situada en la calle de «Agustín de Bethen-
court» (1911-1912).
da colectiva perfectamente asimilable a una «ciudadela», en la que residen
ocho familias y, aproximadamente, 20 personas que comparten dos aseos o
retretes y un lavadero, todo ello en pésimas condiciones de uso y salubridad.
Los residentes son cinco familias de empleados públicos (tres guardias, el
portero y el guardián municipales), una mujer «incapacitada», una familia
formada por padre y tres hijos y un bodeguero con esposa y cuatro o cinco
hijos10. Se trata de un edificio de «uso público», adscrito a un uso residencial
colectivo, al que la masificación, falta de mantenimiento y uso compartido
de pila y retretes confieren la condición de «ciudadela».

En resumen, durante el primer tercio del siglo xx en el Puerto de la Cruz,


además de políticas de «reparto de solares» y de inciertos programas de «casas bara-
tas» localizadas preferentemente en la periferia agrícola o donde hay suelo público
disponible, el importante crecimiento demográfico genera modelos de vivienda
colectiva para población trabajadora urbana. Este momento está dominado por una
oferta de vivienda obrera colectiva privada en régimen de alquiler, aunque no en
edificios construidos específicamente para ese fin, sino adaptados por sus propie-
tarios para darles un uso alojativo: ciudadelas de Mequinez y Los Cubanos; cum-
plen además, la condición geográfica de localización periférica en zona sometida al
riesgo de inundaciones del mar.
Dentro del casco urbano, se encuentra el convento de San Francisco, des-
tinado a «Depósito Municipal», combinado con residencia colectiva de familias de
empleados municipales, y otros perfiles sociales, que conviven en unas condiciones
higiénicas y sanitarias asimilables a la tipología habitacional de las ciudadelas. La
novedad, en este caso, es que se trata de un edificio de «uso público» y no consta

49
que haya de abonarse renta alguna al Ayuntamiento. Otro aspecto relevante es que
se localiza en el centro del casco urbano.

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B) Etapa franquista

Durante el régimen político surgido del golpe de Estado de 1936, se man-


tienen en funcionamiento las tres ciudadelas señaladas, a las que se suman nuevas
iniciativas de vivienda obrera colectiva, que incorporan elementos innovadores en su
génesis, forma y localización. Nuestro análisis aborda el período de treinta y nueve
años que va desde la conclusión de la Guerra Civil, hasta 1978, en plena transición
a la democracia, tras la muerte del dictador. En este período «la Dictadura fran-
quista interviene de forma intensa y fuertemente regulada en materia de vivienda...
La acción del Estado se dejó sentir a través de un entramado de diferentes organis-
mos en el marco del nacionalsindicalismo (Instituto Nacional de la Vivienda, Obra

  Idem.
10
Sindical del Hogar, Gobiernos civiles, Patronato Francisco Franco, etc.) así como
por la actuación de los propios municipios e incluso de las Diputaciones»11.
Se caracteriza por un crecimiento continuado de la población municipal,
con un salto muy importante en el decenio 1960-70, en que registra su mayor inten-
sidad, con una tasa de crecimiento acumulado de 4,428‰. Este ritmo excepcio-
nalmente elevado de crecimiento –el mayor de la centuria– se interrumpe de forma
brusca en el decenio 1970-81, registrando incluso tasas negativas (tca. -0,302); sor-
prende mucho más cuando este retroceso demográfico coincide con la década en
que la construcción de vivienda destinada a población permanente crece con mayor
intensidad. Comoquiera que no hemos hallado circunstancias o hechos objetivos
en la dinámica social, económica y urbanística, capaces de justificar o explicar este
retroceso, al menos en parte, este se ha de imputar a desajustes en las fuentes esta-
dísticas (cuadros iii y iv).

CUADRO III. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN DEL PUERTO DE LA CRUZ


EN EL PERÍODO 1940-1981
Entidades de población 1940 1950 1960 1970 1981
Puerto Cruz centro 5156 5637 7127 13 246 13 711
Periferia urbana 5539 6472 7143 8763 7642
TOTAL 10 695 12 109 14 270 22 009 21 353
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Nomenclátores de 1940, 1950, 1960, 1970 y 1981. Elaboración propia.

CUADRO IV. NÚMERO DE EDIFICIOS DE VIVIENDAS EN EL PERÍODO 1940-1981


50

1940 1950 1960 1970 1981


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Puerto Cruz centro* 809 844 1279 2668 6534


Periferia urbana 883 976 1298 1898 2528
TOTAL 1692 1820 2577 4566 9062
*  Puerto de la Cruz centro incluye, además del casco urbano, los ensanches occidentales (polígono residencial El Tejar y polígono turístico de San
Felipe) y oriental (Martiánez).
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Nomenclátores de 1940, 1950, 1960, 1970 y 1981. Elaboración propia.

Como en el apartado anterior, el desarrollo expositivo incorpora una breve


introducción de la política pública de vivienda desarrollada en el Puerto de la Cruz,
entre 1939 y 1978, que incluye las medidas implementadas en la materia, tanto de
carácter exclusivamente municipal como las promociones del Ayuntamiento eje-
cutadas en colaboración con otras administraciones, en el marco de leyes y planes
de vivienda supramunicipales. Desde este marco global, se aborda el análisis de la
promoción y creación de ciudadelas como una línea más de la política municipal

11
  Tatjer, M., op. cit., p. 4.
de vivienda, en la que trataremos las estrechas interconexiones entre las distintas
medidas aplicadas.
Con carácter general, como venimos señalando, la política de vivienda en
el franquismo es un argumento político nuclear, consecuencia del apoyo ideológico
a la familia, receptáculo de las esencias espirituales y conservadoras de la sociedad.
Era frecuente en los discursos políticos de entonces –como ocurre en sectores polí-
ticos conservadores en la actualidad–, hacer referencia al hogar, además natural-
mente de aquellos en que se trataban específicamente cuestiones relacionadas con la
vivienda social12. El apoyo público a la vivienda de promoción privada entre 1940
y 1980 estuvo condicionado, junto con los objetivos sociales que le son inherentes,
por el papel económico que la actividad inmobiliaria desempeñó en la estructura
económica y por factores de carácter político13.
En lo que al Puerto de la Cruz se refiere, el período resulta complejo, por
hallarse en un proceso de rápida e intensa transformación socioeconómica del muni-
cipio, inmerso en una dinámica urbanística sometida a los intereses especulativos
de una iniciativa privada centrada en la demanda del mercado inmobiliario turís-
tico; mientras la resolución del importante problema de la vivienda en el municipio
se canaliza a través de una política de vivienda dependiente de la estatal.
En todo caso, la documentación del archivo municipal ilustra la centrali-
dad que el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz asigna al problema de la vivienda.
Un informe-moción sobre la cuestión, fechado en 1954, de los concejales Pablo
Hernández Herrera (delegado local de Sindicatos) y Antonio León González (pre-
sidente de la Sección Social Local de Sindicatos), recoge aspectos nucleares que
sitúan la cuestión:

51
–  En primer lugar, confiere al problema un ámbito nacional, y analiza la evolución
de la construcción de viviendas en el municipio entre 1900 y 195014, llegando

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


a la conclusión –estimada en el supuesto de una composición familiar media
de cinco miembros/unidad familiar– de que, en 1953, el déficit municipal
asciende a 770 viviendas15.
–  Reconoce el escaso atractivo que representa la construcción de viviendas para
familias humildes por la iniciativa privada. Al tiempo que enumera el con-

12
  Cfr. Fernández Anta, Dolores, López Portero, Elena y Lucas Viña, M.a del Mar, «La
Vivienda en Madrid (1939-1961)». Trabajo dirigido por Dr. Luis Enrique Otero Carvajal. Madrid,
ss. xxi-xx. Facultad de Geografía e Historia (curso 1998-99). Universidad Complutense de Madrid.
Disponible en pdf en http://www.academia.edu/6174285/La vivienda en Madrid 1939-1961.
13
  Parreño Castellano, Juan Manuel, «El destino social de la vivienda protegida de pro-
moción privada: El caso de Las Palmas de Gran Canaria (1940-1978)». Scripta Nova. Revista Electrónica
de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. vol. vii, n.o 146. 1 de agosto de 2003. p. 1.
14
  Los datos utilizados por el informe no se corresponden con los recogidos en los nomen-
clátores, transcritos en los cuadros expuestos más arriba. No obstante, la tendencia sí es muy similar.
15
  AMPC. Informe Sobre la situación de la Vivienda en el Puerto de la Cruz. Acuerdos ple-
narios. Sesión plenaria de 2 de septiembre de 1954, libro 577. fol. 174-177.
junto de medidas políticas y legislativas promovidas por el Gobierno para
apoyar la construcción de viviendas de tipo social16.
–  Por último, centra el origen del problema municipal en la falta de suelo, instando
al Ayuntamiento a su adquisición, en primer lugar por la vía de la negocia-
ción o –si es necesario– en segunda instancia a través de la expropiación,
aplicando la Ley de 7 de octubre de 1939.
–  Concluye demandando que, pese a las dificultades financieras del Ayuntamiento
para la adquisición de terrenos, otorgue prioridad al problema de la vivienda17.

El informe-moción sitúa con sorprendente precisión el problema en el marco


municipal, y pone de manifiesto –aunque no de forma explícita– la ineficacia de
las políticas de viviendas promovidas entre 1937-1953, período en que, según cál-
culo de los impulsores de la moción, se construyeron 62 viviendas, muy por debajo
de las edificadas antes de la instauración de la dictadura: 510 viviendas18, distribui-
das de la siguiente forma:

–  1900-1918: 150.
–  1919-1936: 360.

En materia de vivienda, la dinámica seguida por el Puerto de la Cruz es


similar a la de buena parte del Archipiélago. Parreño Castellano y Díaz Hernández
señalan que la acelerada construcción de la ciudad desde finales de los cincuenta
está íntimamente relacionada con la preexistencia de una etapa de dos décadas en
la que la crisis económica y constructora puso las bases del aumento posterior. Asi-
mismo, la autarquía contribuyó a generar un enorme déficit de vivienda cuya satis-
52

facción justificó un modelo de expansión masivo y de baja calidad a la par que posi-
bilitó un cambio de estructura en el sector promotor-constructor. Según Parreño
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

Castellano y Díaz Hernández, el crecimiento inmobiliario de los sesenta sólo se


puede entender si tenemos en cuenta el efecto de la política económica en los cua-
renta y en los cincuenta19.
En línea con este marco general, la información disponible, a escala munici-
pal, confirma que la evolución del parque de viviendas creció de forma ininterrum-
pida durante los cuarenta años de franquismo, registrando su menor intensidad en
el decenio de 1940-1950 –autarquía–, y en la década de 1960-1970 el más elevado;
especialmente, en este último (cuadro iii). Esta evolución establece un lógico para-
lelismo entre la construcción de viviendas, crecimiento de la población y actividad

16
  Idem.
17
  Ibidem.
18
  Ibidem.
19
  Díaz Hernández, Ramón y Parreño Castellano, Juan Manuel, «La Política Econó-
mica. La Construcción de Vivienda y La Producción de la Ciudad en España (1939-1975)». Scripta
Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, vol. x. n.o 218.
1 de agosto de 2006. pp. 3-4.
turística, coincidiendo con el momento de máxima intensidad en los años sesenta
y primer lustro de los setenta.
Las nuevas viviendas se concentran mayoritariamente en el centro urbano
–que engloba los ensanches occidentales (polígonos residencial El Tejar [1963] y
turístico de San Felipe [1975]) y oriental (Martiánez)–. El resto de la población y de
las viviendas se distribuyen en los barrios de la periferia, que han mutado su carác-
ter agrícola, transformándose en áreas urbanas (San Antonio-Esquilón, La Paz, La
Vera, Las Arenas, Calle Nueva, Punta Brava, El Durazno, San Nicolás, etc.). Las
insuficiencias de las fuentes restan interés a la variable espacial en el análisis de la
información estadística, al menos de los años sesenta y setenta.
La importante actividad en materia de vivienda desarrollada a lo largo de
los años del franquismo, como venimos señalando, se sustentó fundamentalmente
en la canalización de las medidas y planes promovidos y financiados por la Admi-
nistración del Estado. Básicamente el déficit municipal de viviendas es abordado a
través de tres líneas de intervención: 1) programas de viviendas sociales y viviendas
de protección oficial (VPO); 2) reparto de solares; 3) ciudadelas.

1. VIVIENDAS SOCIALES Y VPO

A mediados de la década de los cincuenta, con la aprobación de la Ley de


15 de julio de 1954 sobre Viviendas de Renta Limitada, y el imprescindible com-
plemento, en julio de 1955, del Plan Nacional de la Vivienda, el Ayuntamiento ini-
ció la promoción de viviendas sociales en los Llanos de San Felipe-El Tejar, en la
margen oriental del barranco de San Felipe. El Consistorio es promotor urbanís-

53
tico que da respuesta a la demanda de vivienda, fijada en el «Informe Sobre la situa-
ción de la Vivienda en el Puerto de la Cruz de 195420» en 770 viviendas. Ya en 1951

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


la Obra Social del Movimiento de FET y de las JONS promovió y construyó die-
cinueve viviendas económicas en el barrio de Punta Brava, en las calles Romén y
Víctor Machado. A partir de 1955, en colaboración con el Instituto Nacional de la
Vivienda y la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura, en el período de 1955-1960,
se construyen los grupos de viviendas sociales de San Felipe, Carlos Arias, Solís
Ruiz y Nuestra Señora de La Luz, que suman un total de trescientas treinta vivien-
das. Habría que añadir, ya fallecido Franco, el grupo de la Cruz de Pino, en 1978,
de ciento noventa y dos viviendas, y el grupo de El Carmen, en La Vera que hubo
de ser desalojado por aluminosis21. En total fueron construidas quinientas cuarenta
y una viviendas sociales, en el período de 1939-1978, de las que una buena parte se
destina a alojar a familias residentes en las ciudadelas del municipio. A esto se han

20
  AMPC. Informe Sobre la situación de la Vivienda en el Puerto de la Cruz. Acuerdos ple-
narios. Sesión plenaria de 2 de septiembre de 1954, libro 577. fol. 174-177.
21
  Barroso Hernández, Nicolás D., Puerto de la Cruz: Desarrollo Urbano y Organiza-
ción del Espacio..., op. cit., pp. 383-384.
de añadir sesenta viviendas construidas por el Ayuntamiento en colaboración con
la Gerencia de Urbanización del Ministerio de la Vivienda en el polígono El Tejar:
Santiago Apóstol I (10 viv., 1967) y Santiago Apóstol II (14 viv., 1977) y San Valen-
tín (36 viv., 1968)22.
El desarrollo de este programa de promoción y construcción de viviendas
sociales guarda una estrecha relación con la vivienda colectiva obrera, en la medida
en que las ciudadelas son un centro de preocupación de los gobiernos municipa-
les – especialmente las ubicadas en el centro urbano–, y su erradicación está muy
presente en las iniciativas de promoción y construcción de viviendas sociales en los
años cincuenta y sesenta. Una moción de la Alcaldía de 1953 avala esta conexión,
incorporando argumentos que obviando la necesidad urgente de superar las preca-
rias condiciones de salubridad y hacinamiento en que viven sus residentes, centra la
prioridad en el daño que ocasiona a la imagen del municipio la presencia de estas
familias en el centro de la ciudad:

El Sr. Alcalde manifiesta que sin duda alguna, este Municipio es el centro turístico
más importante del archipiélago canario, ya que es el más visitado por los extran-
jeros, [...], lo que obliga a esta Corporación que se ocupe de una manera preferente
y especial en mantener y elevar este prestigio [...]. Con motivo del temporal que
azotó este Valle de la Orotava el día quince de enero último, quedaron sin vivienda
gran número de familias humildes y modestas, lo que obligó a este Ayuntamiento
a alojarlas en edificios situados en el centro de esta población, uno de ellos en el
antiguo convento de San Francisco, muy próximo a los Hoteles de Turismo «Mo-
nopol» y «Marquesa», lindante con la Iglesia del mismo nombre donde cumplen
sus deberes religiosos los turistas que profesan la religión católica y en las cercanías
del edificio de la sucursal del Banco Hispano Americano, del Instituto de Estudios
54

Hispánicos y del de Correos y Telégrafos, lugares muy visitados por los extranjeros.
Con el fin de proceder a la eliminación de estas familias del centro del casco urbano
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

–continua manifestando el Señor Presidente– había encargado [...], un proyecto de


Urbanización de la Zona del Barranco de San Felipe y construcción en la misma
de ciento cincuenta viviendas23.

Incluso, un año más tarde, la Alcaldía reitera idéntico argumento con motivo
de la visita del inspector de la Vivienda de la Dirección General de Regiones Devas-
tadas24, a quien se le demanda la colaboración del departamento en la construcción
de viviendas económicas, donde alojar a los vecinos de las ciudadelas del centro
urbano. De cualquier modo, la erradicación de las ciudadelas del centro del muni-
cipio fue objetivo central de las políticas municipales, y estuvo presente en las ini-
ciativas de adquisición y urbanización de suelo para la construcción de viviendas
sociales hasta 1978.

22
  Barroso Hernández, Nicolás D., op. cit., pp. 125-128 y 185.
23
  AMPC. Acuerdos plenarios. Sesión plenaria de 21 de agosto de 1953, libro 577. fol.
161 vtº - 162.
24
  Idem. Acuerdos plenarios. Sesión plenaria de 27 de septiembre de 1954, libro 577. fol. 179.
2. REPARTO DE SOLARES

Asimismo, durante el franquismo se mantiene la política de «reparto de sola-


res» en suelo público con destino a la autoconstrucción de vivienda. No obstante,
la disponibilidad de suelo es escasa, por lo que se circunscribe a áreas muy concre-
tas del término municipal:

–  Extremo noroccidental de la calle Mequinez, cerca del Peñón del Fraile.


–  Punta Brava que, en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta se constituye
en uno de los barrios más dinámicos y populosos del municipio.

Sin duda, la autoconstrucción está presente en otras áreas de municipio, pero


no como resultado de la intervención de la administración municipal.

3. CIUDADELAS

Concluida la Guerra Civil, se mantienen en funcionamiento las ciudadelas


de Mequinez, Los Cubanos y el convento de San Francisco.
En las décadas de los cincuenta y los sesenta, se crean nuevas viviendas colec-
tivas obreras, con la novedad, como se ha señalado, de que ahora son de promo-
ción pública. En efecto, todas las ciudadelas creadas en este período forman parte
de las medidas promovidas por la administración municipal franquista como solu-
ción habitacional de emergencia a la demanda de vivienda de los sectores sociales
más humildes. Los beneficiarios de estas medidas se ajustan a un perfil social simi-

55
lar a los ya existentes, a los que se unen familias que han perdido su vivienda como
resultado de calamidades o catástrofes (temporales, avenidas de barrancos y creci-

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


das del mar), así como desahucios y expropiaciones judiciales, como daño colateral
del incremento exponencial del precio del suelo generado por el boom turístico y el
proceso urbanizador, cuyo coste social es asumido por el erario público «municipal».
El archivo municipal apenas dispone de información documental o gráfica
relativa a las ciudadelas. Son soluciones habitacionales, implementadas como res-
puesta sistemática e institucional de la administración municipal ante las situaciones
de emergencia que propone la dinámica social. En este sentido, con independencia
del tratamiento administrativo aplicado, se trata de un fenómeno habitacional que
adquirió proporciones socialmente relevantes en el balance final de la política de
vivienda del Puerto de la Cruz. El Ayuntamiento, desbordado e incapaz de resolver
el problema de la vivienda de forma adecuada y satisfactoria, se ve impelido a pro-
mover la solución habitacional de las ciudadelas, que, no obstante ello y la magni-
tud alcanzada, han sido objeto de una gestión técnico-administrativa «marginal».
Ello explica que buena parte del contenido de esta investigación ha sido elaborado
a partir de referencias documentales indirectas y artículos de prensa que abordan
la cuestión. Asimismo, hemos acudido a testimonios orales y escritos recogidos de
personas que vivieron en ellas o que las conocieron personalmente. Las cuestiones
formuladas a los informantes son muy básicas, como datos acerca de las fechas del
inicio y cierre de la vivienda colectiva, número y disposición de las dependencias,
superficie de cada vivienda, número de retretes y dotación higiénico-sanitaria del
inmueble, lavaderos, número de familias y/o personas y toda aquella información
que considerásemos de interés.
Por último, hemos incorporado nuestro conocimiento y experiencia perso-
nal, pues tuvimos la oportunidad de conocer directamente y en pleno uso y fun-
cionamiento la mayor parte de las ciudadelas del municipio, entre 1955 y su defi-
nitiva erradicación en 1978.
Hechas estas aclaraciones previas, tenemos que en el Puerto de la Cruz coe-
xistieron, hasta finales de los años setenta, las ciudadelas que se relacionan:

a. Mequinez.
b.  Los Cubanos.
c.  El Convoy.
d.  El Chavito.
e.  Casa Cullen.
f.  Convento de San Francisco.
g.  El Lazareto.
h. Falange.
i.  Empaquetado Yeoward.

a. La Ciudadela de Mequinez

Esta ciudadela (foto 3), de titularidad privada, se mantiene en funciona-


56

miento después de la Guerra Civil y, como el resto, permanece activa como vivienda
colectiva hasta los años setenta; posiblemente, hasta 1978. En 1960 residen en la
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

misma 16 familias y 57 personas25.

b. Los Cubanos

Se mantiene en funcionamiento durante el franquismo, y consta que en 1960


residen en este edificio nueve familias y 40 personas26. Cuando se cerró en 1978
los inquilinos fueron realojados en el Grupo de Viviendas Sociales de la Cruz del
Pino. La precariedad de las condiciones higiénico-sanitarias manifestadas por don
Manuel (Los Cubanos) y doña Concha (Mequinez) son matizadas, sin embargo, por
informantes más jóvenes que vivieron o conocieron la ciudadela en momentos pre-
vios a su clausura, que, sin cuestionarlas, no ponen especial énfasis en este aspecto.

25
  Hernández Castilla, José Melchor, «Las ciudadelas del Puerto de la Cruz, del siglo xx»,
La Prensa (revista semanal de El Día), 14 de septiembre de 2014, p. 1.
26
  Idem.
Foto 3. Situación actual de la ciudadela de Mequinez. En primer plano, vista de
una nave de la ciudadela. Al fondo, el edificio construido en la parcela donde
estuvo la ciudadela Los Cubanos.

c. El Convoy

57
Es una ciudadela generada a partir del reaprovechamiento y adaptación de
un empaquetado de plátanos en desuso, situado entre las calles Pérez Zamora n.o 40

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


y La Verdad n.o 19. Sus propietarios (don Vicente y don Sebastián Fernández Pérez
de Celis y otros) ofertan el inmueble al Ayuntamiento en noviembre de 1952, aun-
que es en junio de 1954 cuando se inician negociaciones y en febrero de 1956 se
acuerda la compra del inmueble «señalado bajo los números de policía 38, 40 y 42
de la calle Pérez Zamora, con una superficie de 1078,5 m2»27. Unos meses más tarde
se realizan obras para la ampliación y mejora de los equipamientos higiénico-sani-
tarios construyendo quince nuevos habitáculos: «Este se hizo porque nos encon-
tramos con el grave problema planteado con motivo de varios desahucios judicia-
les y cuyas familias pobres no encontraban sitio donde instalarse»28. En todo caso,
se infiere de la lectura de los acuerdos que, previo a su adquisición por el Ayunta-
miento, el inmueble desempeña funciones de ciudadela.

27
  AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 16 de febrero de
1956, libro 578-L (1955-1958), fls. 76 vta., 77 y 77 vta. 1956.
28
  AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 15 de junio de 1956,
libro 578-L (1955-1958), fls. 93 y 93 vta. 1956.
Foto 4. Ciudadela de El Convoy. Fachada a la calle de Pérez Zamora. Edificio
de una sola planta, situado a la derecha de la imagen. Se pueden ver las tres
puertas de los tres módulos de viviendas con acceso a la calle.

Se trata de naves o salones rectangulares compartimentados con tabicas,


formando alojamientos de una o dos piezas que servían de dormitorio, comedor y
58

cocina. Esta ciudadela fue conocida popularmente como El Convoy (foto 4). Según
referencias orales, estaba formada por cuatro módulos, con conexión exterior inde-
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

pendiente (una con fachada a la calle de La Verdad y tres a la calle de Pérez Zamora),
en cada una de las cuales la superficie y forma de los habitáculos presenta diferen-
cias. Según el padrón de habitantes de 1965 en el inmueble residen 35 familias; 24
en Pérez Zamora n.o 40 y 11 en La Verdad n.o 19.

–  El módulo abierto a la calle de La Verdad contaba con alojamientos, separados


por un pasillo central, a cuyos lados se disponían dos hileras con ocho
habitáculos; los muros de separación entre las viviendas no alcanzan el
techo, por lo que eran vulnerables y carentes de las mínimas condiciones
de intimidad. La superficie total de cada uno los informantes la sitúan en
torno a los 40 m2, divididos en su interior –con cartón piedra o saco de pita
pintado– en una pequeña cocina y dos dormitorios. Las letrinas o baños
eran comunes, y contaba con una pila de agua amplia como lavadero de la
ropa para todos los residentes.
–  El sector con fachada a la calle Pérez Zamora estaba dividido en tres módulos
con 19 viviendas en total, dispuestas en torno a sus respectivos pasillos. La
superficie de cada una era variable, aunque su media podía ser de, aproxima-
damente, 50 m2, y las divisiones interiores eran de ladrillo. Los tabiques de
Foto 5. Ciudadela de El Chavito. Calle San Felipe, en la zona del Peñón del Fraile. El edificio
de la ciudadela es el de la derecha de la imagen, con cubierta a dos aguas. Posiblemente,
la fotografía fue tomada cuando aún era un centro de producción de energía eléctrica.

división de las viviendas llegaban hasta la cubierta. Los informantes señalan


que contaban con suministro de energía eléctrica en cada vivienda, pero
no de agua corriente; se tomaba de los retretes o del estaque. Disponían de
tres retretes –uno por cada módulo de siete, siete y cinco viviendas cada
uno–. Las condiciones de hacinamiento son muy elevadas, en la medida en

59
que muchas de las familias residentes son muy prolíficas, comportamiento
reproductivo muy común en los años cincuenta y sesenta.

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


Las familias de la ciudadela El Convoy fueron progresivamente realojadas
en los grupos de viviendas sociales del polígono residencial El Tejar y en La Vera 29,
desde finales de los años sesenta y a lo largo de la década de los setenta.

d. El Chavito

Es una ciudadela (foto 5) situada en el límite occidental de la calle de San


Felipe, próxima al Peñón del Fraile; aunque no es de las más populares, hemos
podido reconstruir algunos aspectos sobre las condiciones de vida de sus residen-
tes a través de testimonios de personas que conocieron la vivienda. Sabemos que el
edificio –antes de la Guerra Civil– sirvió de central eléctrica de carbón. Después de

29
  Barroso Hernández, Nicolás D., op. cit.: el grupo de viviendas de El Carmen, cons-
truido antes del desarrollo del polígono 1, sector 9 de La Vera, es posterior a la aprobación del PGOU
de 1974 y sus adaptaciones de 1978 y 1979.
Foto 6. Ciudadela casa Cullen, edificio de cuatro plantas, situado a la derecha de la imagen.

1939, fue habilitada como vivienda colectiva obrera, función que desempeñó hasta
1956. El inmueble era de titularidad privada –concretamente, de don Eduardo Cal-
derón–, aunque estaba arrendado por el Ayuntamiento. Según testimonio oral, el
interior se hallaba dividido en ocho compartimentos o habitáculos, donde residie-
60

ron otras tantas familias, integradas por unas cincuenta personas30. No disponía de
agua corriente ni de energía eléctrica. Había un solo retrete común para todos los
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

residentes y una pila de lavar. En 1956, según nuestro informante, fueron realoja-
dos en el grupo de viviendas sociales «Barriada de San Felipe».

e. Casa Cullen

Se trata de una casa canaria del siglo xviii (foto 6) de titularidad privada,
que formaba parte del espléndido conjunto urbano del muelle del Puerto de la Cruz
–hoy desaparecida–. Disponemos de escasa información, aunque sí es de dominio
público que sirvió de ciudadela hasta los años setenta. Un informe municipal no
fechado, pero que podemos situar en los años cincuenta, le asigna doce viviendas y

30
  Nuestro informante –don Germán García González– recordaba los nombres de muchas
de las familias y de sus hijos/as; entre otros citó a doña Lucia (madre del «Chavito», apodo que puede
estar en el origen de la denominación del inmueble), etc. Un documento del AMPC, signatura 1705,
señala que contaba con 13 viviendas y 77 residentes.
41 residentes31. Tiempo después, un artículo publicado en la Revista Local en 1984
señala que los ocupantes de este inmueble fueron realojados en el grupo de vivien-
das de la Cruz del Pino en 197832.

f. Convento de San Francisco

Las deficiencias del edificio y su precaria situación higiénica y de salubri-


dad denunciada en 1912, y el informe elaborado por el comisario don Pedro Corra-
les Casado33, de 8 de octubre de 1912, concluyeron con el traslado provisional de
los ocupantes del inmueble, para la ejecución de obras de reparación. Tras la Gue-
rra Civil continuó desempeñando la función de ciudadela y en la década de los cin-
cuenta el edificio pasó a propiedad del Ayuntamiento. En junio de 1954 la familia
Llombet –propietaria del edificio– oferta al Ayuntamiento el «inmueble conocido
por la Ciudadela de San Francisco (foto 7) con una superficie de 3041,10 metros
cuadrados» por el precio de 400 000 pesetas34. La documentación que acompaña
la negociación y acuerdo de compra hace referencia a que «el mismo es morada de
innumerables familias»35. Ambos documentos confirman que la función de vivienda
obrera colectiva no se interrumpió tras las reparaciones de 1912, toda vez que está
arrendado por el Ayuntamiento y combina la doble función de alojamiento de poli-
cías («guardias») municipales y empleados públicos36 con bajos salarios y de familias
obreras en situación de precariedad. Como se desprende del informe emitido por el
comisario en 1912, la compartimentación de habitáculos se adaptó a la estructura
primitiva del edificio. Se trata del alojamiento colectivo más complejo, porque com-
patibiliza el uso de vivienda de empleados públicos y de ciudadela abierta a pobla-

61
ción vulnerable. Sabemos que la ocupación del edificio se incrementó con el realojo
de las familias afectadas por un temporal en enero de 195337. Los elementos for-

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


31
  AMPC. Relación de viviendas. Signatura 1705. 1950-55.
32
  «Desde el Estado con amor». Revista Local. n.o 18. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz.
Diciembre de 1984. pp.17-23.
33
  AMPC. Beneficencia, Sanidad y Calamidades Pública, legajo 60, Expediente n.o 14
(1911-1912). Expediente instruido, en vista de denuncia formulada sobre malas condiciones higié-
nicas y de salubridad que reúne la casa de «Depósito Municipal», situada en la calle de «Agustín de
Bethencourt» (1911-1912).
34
  AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 2 de agosto de 1954,
libro 577-L (1954-1955), fls. 160 y 161. 1954.
35
  AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 8 de junio de 1954,
libro 577-L (1954-1955), fls. 154 vta. 1954
36
  La Administración pública tiene la obligación de proporcionar alojamiento a los fun-
cionarios civiles del Estado y algunos empleados públicos. Hasta los años ochenta (1984-85), en que
fueron suprimidos, determinados funcionarios y empleados públicos tenían a su disposición una
vivienda municipal. La legislación que regula este derecho es muy amplia y compleja, porque incluye
educación, justicia, correos, cuerpos de policía –municipal, nacional y guardia civil, militar, etc.–.
37
  AMPC. Acuerdos plenarios. Sesión plenaria de 21 de agosto de 1953, libro 577. fols.
161 vtº - 162. «Con motivo del temporal que azotó este Valle de la Orotava el día quince de enero
Foto 7. Ciudadela del convento de San Francisco. Fachada a la calle San Juan, destinada
62

a vivienda de población obrera, en general. Al fondo la iglesia de San Francisco.


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males y funcionales e incluso la documentación asignan la condición de ciudadela


al convento franciscano. Sus residentes viven en condiciones de hacinamiento, con
un sistema de saneamiento y sanitario comunitario, formado por una pila central
de agua corriente y dos letrinas. Además, compatibilizaba el uso habitacional con el
de sede del calabozo municipal. Documentación del archivo municipal de los años
cincuenta, incluye una relación de ciudadelas, entre ellas el convento de San Fran-
cisco, señalando que el sector de la fachada oriental (calle Agustín de Bethencourt
n.o 8) está destinado a empleados públicos, y residen 13 familias y 62 individuos; y
en la fachada occidental (calle de San Juan n.o 5) hay 36 viviendas y 183 personas38.
El edificio quedó destruido por un incendio en 1966, por lo que sus residentes, o al

último, quedaron sin vivienda gran número de familias humildes y modestas, lo que obligó a este
Ayuntamiento a alojarlas en edificios situados en el centro de esta población, uno de ellos en el anti-
guo convento de San Francisco».
38
  Idem. Relación de viviendas. Signatura 1705. 1950-1955.
Foto 8. El Lazareto, situado en el barrio de Punta Brava.

menos una parte de ellos, fueron realojados provisionalmente en el empaquetado de


Yeoward, que, de este modo, pasa a convertirse en una ciudadela de tránsito hasta
los años setenta. Por lo tanto, el convento de San Francisco es una vivienda colec-
tiva de gestión pública, que proporciona alojamiento, de forma segregada, a emplea-

63
dos públicos y a familias obreras precarias. En todo caso, los empleados públicos
de categoría y cualificación media y superior son alojados en otro tipo de vivienda

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(profesionales de educación, justicia, correos, etc.).

g. El Lazareto

En torno a 1833 se construye El Lazareto (foto 8) en el barrio de Punta Brava,


edificio destinado al desempeño de las funciones inherentes a este tipo de infraes-
tructura sanitaria. En estos momentos se hallaba dentro de la jurisdicción muni-
cipal de Los Realejos39, alejado de las áreas urbanizadas y, en consecuencia, cum-
pliendo con las preceptivas condiciones de aislamiento. Sabemos que en 1905 deja

39
  Barroso Hernández, N.D., op. cit., p. 191. Tras un lago conflicto jurisdiccional que
ocupa la primera mitad del siglo xix, en 1847, el municipio del Puerto de la Cruz incorpora un con-
junto de territorios, entre los que se encuentra Punta Brava (en Hernández González, Manuel
y Arbelo García, Adolfo, Elecciones Generales en el Valle de la Orotava 1841-1899, La Orotava,
1983, pp. 109-116).
de desempeñar su función original y se encuentra abandonado, porque un exalcalde
– ya del Puerto de la Cruz– manifiesta haber cedido temporalmente el edificio a una
empresa agrícola para su utilización como empaquetado de plátanos40. Según Her-
nández Castilla, en 1941 comienza su utilización como ciudadela41.
No se dispone de información relativa a sus características físicas (superficie,
número de alojamientos, retretes, cocina, etc.). Benjamín Afonso, en 1970, describe
cómo un «viejo inmueble de una planta, cubierto con teja del país, vino a convertirse
por consecuencia del problema de escasez de vivienda de renta módica, en una espe-
cie de ciudadela...»42. En ese año –1970–, señala, «viven unos diez matrimonios con
hijos, en condiciones no muy holgadas, por cierto, ni con las mínimas comodidades
exigibles para una existencia higiénica y decorosa»43. El padrón de 1965 le asigna
13 familias (47 personas) y fue clausurada, según Hernández Castilla, en 197244.

h. Edificio de Falange

Se trata de un edificio de titularidad privada, situado en la fachada oeste de


la plaza del Charco, que el Ayuntamiento gestiona en régimen de alquiler. Albergó
distintas dependencias municipales, y fue sede de Falange Española (foto 9). Hasta
bien entrados los años sesenta sirvió de residencia a tres familias, dos de ellas de
funcionarios (un profesor de enseñanza media, un secretario judicial y un chófer de
transporte colectivo de viajeros). Asimismo, su planta baja era sede de la carpintería
del Ayuntamiento y una importante cerrajería. A lo largo de la década de los sesenta
y en los setenta, cuando han sido alojados en viviendas sociales los funcionarios, se
transforma progresivamente en una nueva ciudadela, manteniendo como nombre
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de referencia el de Falange45. Su nacimiento no es consecuencia de una medida polí-


tica programada del Consistorio, sino el resultado de un proceso gradual, en el que
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los responsables municipales, incapaces de resolver el problema de la vivienda en el


municipio, siguen dando este tipo de solución individual a las situaciones concretas
que la realidad les va demandando; el resultado es la formación progresiva de una
ciudadela cuya función habitacional se mantiene en los años setenta. Se trata de una
casona canaria del siglo xviii, muy amplia, donde las familias van ocupando dis-
tintas dependencias, por lo que es imposible establecer un modelo de habitáculo,
adaptándose los residentes a las posibilidades del espacio que se les asigna. Su uso

40
  AMPC, acuerdos plenarios, libro 2 (1905-1906), sesión de 19 de marzo de 1906, folio 45.
41
  Hernández Castilla, José Melchor, «Las ciudadelas del Puerto de la Cruz, del siglo xx»,
La Prensa (revista semanal de El Día), 14 de septiembre de 2014, p. 1.
42
  Afonso Padrón, Benjamín, «Puerto de la Cruz: Una ciudadela desaparece. Ya hay una
asociación de vecinos en Punta Brava», El Día, 4 de noviembre de 1970, Santa Cruz de Tenerife.
43
  Idem.
44
  Hernández Castilla, J.M., op. cit.
45
  Se le dio este nombre por haber servido de sede a la Organización de Falange Española
hasta los años setenta. Es de titularidad privada, aunque el Ayuntamiento es arrendatario.
Foto 9. Ciudadela de Falange. Se trata del edificio sin balcones, con mástiles de banderas
en la fachada. En 1958 aún era sede de Falange Española, de algunas dependencias
municipales (carpintería y cerrajería), además de residencia de funcionarios.

como ciudadela concluyó en torno a 1978, cuando sus residentes fueron realojados
en el grupo de viviendas sociales de la Cruz del Pino46.

65
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i. Empaquetado de Yeoward

Como hemos adelantado, esta vivienda colectiva se creó en 1966 para alber-
gar a la población residente en el convento de San Francisco tras su quema ese mismo
año. Los afectados fueron realojados en el empaquetado-almacén de plátanos de
la empresa Yeoward & Bross en el desembarcadero de El Penitente, dando lugar al
nacimiento de una nueva ciudadela, en cuyo solar se ubica la sede actual del Ayun-
tamiento portuense. Ciertamente, su existencia resultó muy efímera, puesto que el
nuevo edificio municipal fue inaugurado en 1973; es decir, permaneció en uso solo
cinco o seis años. Reproduce el modelo seguido en «El Convoy», en una superficie
cuadrada, compartimentada con bloques. No disponemos de información alguna
acerca de la dotación de servicios higiénicos y sanitarios de los que fue dotada.

46
  «Desde el Estado con amor». Op. cit., pp. 17-23.
CONCLUSIONES

La vivienda colectiva obrera que se desarrolló en Europa y España desde


mediados del siglo xix está presente en el Puerto de la Cruz a lo largo del siglo xx.
En este caso, si bien incorpora los elementos esenciales que definen este modelo
habitacional, el conjunto de viviendas colectivas analizadas presenta sensibles dife-
rencias respecto de la ciudadela tipo presente en Santa Cruz de Tenerife, Las Pal-
mas, Gijón, etc. (edificio privado, localizado en la periferia urbana, sujetos a alqui-
ler, de una sola planta, etc.).
La vivienda colectiva obrera desarrollada en el Puerto de la Cruz presenta
diferencias respecto del modelo de ciudadela más común:

a)  En primer lugar, no se trata de edificios construidos específicamente como vivien-


da colectiva o ciudadela, sino que son resultado del «reaprovechamiento y –en
ocasiones– con compartimentación» de edificios o patios destinados a usos
diversos que han quedado obsoletos –empaquetados de plátanos, lazareto,
central eléctrica de carbón, etc.–, que son reconvertidos y adaptados para
transformarlos en residencia de colectivos de clase obrera. A partir de esta
constatación, se identifican, al menos, dos tipologías básicas: 1) edificios o
construcciones históricas gestionadas por el Ayuntamiento en régimen de
propiedad o alquiler; e incluso adquiridos para este fin: convento de San
Francisco, casa Cullen, edificio de Falange, etc.); 2) edificios destinados a
usos diversos, que han quedado obsoletos o en desuso: empaquetados de
plátanos, lazareto, centro de producción de electricidad, etc. cuyas insta-
laciones son reconvertidas como vivienda colectiva obrera o ciudadelas (El
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Convoy, Yeoward, El Chavito y El Lazareto). Esta última es una práctica


presente en otras ciudades españolas durante los siglos xix y xx47.
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

b)  Otro aspecto poco común que singulariza las ciudadelas en el Puerto de la Cruz es
que, tras la Guerra Civil, la práctica totalidad de las nuevas viviendas obreras
que se promueven son de promoción pública; pasando a formar parte de las
medidas aplicadas por el Ayuntamiento en materia de vivienda municipal
en la etapa franquista; si bien son soluciones de emergencia a desahucios,
catástrofes, etc., son constantes y sistemáticas entre 1940-1975, a pesar de
su apariencia de improvisación y, en ocasiones, investidas de un carácter
de «provisionalidad». En esta línea, la apariencia de solución habitacional
«provisional» no se correspondería con las medidas y esfuerzos aplicados en
las ciudadelas de El Convoy y convento de San Francisco, adquiridas por el
Ayuntamiento para su reaprovechamiento como vivienda colectiva, donde
se ejecutaron obras importantes de ampliación y saneamiento, lo cual pone
en cuestión o matiza el carácter transitorio de las mismas.

47
  Tatjer, M., Op. cit., p. 12.
Al tiempo, se ha puesto de manifiesto que las ciudadelas del Puerto de la
Cruz incorporan los dos elementos esenciales y definitorios de este modelo general:

–  Son edificios adscritos a un uso de vivienda colectiva obrera, con un elevado nivel
de hacinamiento de sus residentes.
–  Las instalaciones sanitarias, de higiene y aseo son de uso colectivo.

Las diferencias o divergencias, sin embargo, son numerosas:

–  En primer lugar, en el Puerto de la Cruz se trata de un fenómeno habitacional


surgido en el siglo xx; y alcanza su máximo desarrollo en la segunda mitad
de la centuria, en pleno desarrollismo y coincidiendo con el boom turístico
de la localidad.
–  En ningún caso se trata de edificios concebidos y promovidos como vivienda co-
lectiva obrera, sino que son el resultado de adaptaciones, reaprovechamientos
o reconversiones de inmuebles diseñados para usos diversos, religiosos, sani-
tarios, industriales, patios traseros, etc., en algunos casos no habitacionales.
–  En el Puerto de la Cruz la mayor parte de las ciudadelas forman parte de la
política pública de vivienda de promoción municipal. Son resultado de las
medidas aplicadas para resolver el problema municipal de viviendas en la
etapa franquista; si bien como soluciones de emergencia improvisadas, en
ocasiones con un carácter «provisional». En general, una solución de ur-
gencia y espontánea para paliar la demanda de vivienda para la población
trabajadora (la administración pública asume los costes de los desahucios
judiciales o administrativos generados por los elevados precios del suelo y el

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intenso proceso urbanizador de la segunda mitad del siglo xx).
–  Los residentes en las ciudadelas municipales no están obligados a pagar alquiler.

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


–  En la ciudadela del convento de San Francisco se combina la función de vivienda
para empleados públicos y vivienda colectiva obrera, si bien separados ambos
grupos de residentes.
–  Solo las ciudadelas de Mequinez y Los Cubanos son de promoción privada, al
tiempo que son las primeras de las que hay noticia, a mediados del siglo
xx. En cualquier caso, también son edificios o parcelas reaprovechadas, no
viviendas colectivas promovidas y construidas para este fin.
–  La disposición geográfica en la periferia del núcleo urbano se cumple en las dos
ciudadelas de Mequinez (privadas), El Lazareto, El Chavito. El resto se
localiza en el centro de la ciudad, en función de la disponibilidad de inmue-
bles vacíos de titularidad o gestión municipal potencialmente aptos para la
función de vivienda colectiva.
–  La centralidad y visibilidad de algunas ciudadelas públicas en el centro urbano,
como se ha documentado, actúa como incentivador de los responsables po-
líticos para acelerar y priorizar la construcción de viviendas sociales donde
realojar a estas familias. La situación se prolonga hasta finales de los años
setenta (1978). Las denuncias públicas en la prensa son numerosas en esos
años: Benjamín Afonso, Jesús García Mederos y otros darán cuenta en la
prensa local, especialmente de las ciudadelas más céntricas (Falange, Cullen
o Las Lonjas, y El Convoy, que aún en los setenta están en funcionamiento).

En todo caso, la clausura en 1978 de las últimas «viviendas colectivas obre-


ras» (ciudadelas) en el Puerto de la Cruz no ha supuesto la erradicación definitiva de
la infravivienda, o como se quiera llamar. La vivienda es un problema social estruc-
tural de este país, que permanece pendiente de una solución satisfactoria y definitiva
en el momento actual, de modo que, en los últimos meses de 2018, aún se puede
leer en la prensa: «Faltan viviendas asequibles y pervive una legislación contraria a
las directivas europeas y a los dictámenes de Naciones Unidas»48.

Recibido: 02-03-2019. Aceptado: 11-04-2019


68
REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69

48
  Missé, Andeu, «Acabar con la Ley antisocial de Vivienda». El País, 9 de diciembre de 2018.
El titular de este artículo ofrece una descripción concisa y clara de la situación de la vivienda en 2018.
DOCUMENTACIÓN

AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 16 de febrero de 1956, libro
578-L (1955-1958), fls. 76 vta., 77 y 77 vta. 1956.
AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 15 de junio de 1956, libro 578-L
(1955-1958), fls. 93 y 93 vta. 1956.
AMPC. Acuerdos plenarios. Sesión plenaria de 21 de agosto de 1953. Libro 577. fol. 161 vtº - 162.
AMPC. Acuerdos plenarios. Sesión plenaria de 27 de septiembre de 1954. Libro 577. fol. 179.
AMPC. Informe Sobre la situación de la Vivienda en el Puerto de la Cruz. Acuerdos plenarios. Sesión
plenaria de 2 de septiembre de 1954. Libro 577. fol. 174-177.
AMPC. Relación de viviendas. Signatura 1705. 1950-55.
AMPC. Beneficencia, Sanidad y Calamidades Públicas, Legajo 60, Expediente n.o 14 (1911-1912).
Expediente instruido, en vista de denuncia formulada sobre malas condiciones higiénicas
y de salubridad que reúne la casa de «Depósito Municipal», situada en la calle de «Agus-
tín de Bethencourt» (1911-1912).
AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 2 de agosto de 1954, libro 577-L
(1954-1955), fls. 160 y 161. 1954.
AMPC. Actas del Pleno del Ayuntamiento, sesión extraordinaria de 8 de junio de 1954, libro 577-L
(1954-1955), fls. 154 vta. 1954.
AMPC. Acuerdos Plenarios. Sesión plenaria de 21 de agosto de 1953. Libro 577. fols. 161 vtº - 162.
AMPC. Obras Públicas y Urbanismo, Instancia y Plano presentado por don Dionisio Martín Yumar,
Legajo 134. 1928.

69
Agradecimientos

REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 201; 2019, PP. 41-69


José Tomás Real Armas
Agustín Carballo
Rafaela Concepción de Cabo Martín
Manuel Carballo López
Araceli López
Julia Rodríguez
Juan López
Vicente León Real
Juan José González García

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