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Reporte Exposición Pragmatismo-Criticismo

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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES


DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA

CICLO I- 2021

Asignatura: Teoría del Conocimiento

Tema: Reporte de exposición sobre pragmatismo - criticismo

Docente: Wilfredo Hernández Cortez

Estudiante: Edwin Enrique Torres Pineda / TP08003

Ciudad universitaria, 8 de marzo de 2021


“El hombre es la medida de todas las cosas”

Protágoras siglo V a.n.e.

PRAGMATISMO

El vocablo pragmatismo (del griego pragma, “acción”) fue introducido en


filosofía por el estadounidense Charles Pierce en 1878, en un artículo titulado how
to make our Ideas clear en la revista especializada en noticias de ciencia y
tecnología Popular Science Monthly. El pragmatismo, siguiendo los pasos de
Pierce como corriente filosófica, fue desarrollado por el también estadounidense
William James y por el filósofo inglés Ferdinand Schiller. Puede decirse que el
pragmatismo norteamericano surgió en el seno del "Metaphysical Club", de Boston
(1872-1874), al cual pertenecían, entre otros, Peirce y James.

Es común que también se relacione al filósofo alemán Friedrich Nietzsche con


esta corriente, por su concepción de la verdad equivalente a lo que es útil para la
conservación de la especie. Se podría resumir dicha concepción en palabras del
propio Nietzsche: “La falsedad de un juicio no es una objeción contra este juicio.
La cuestión es hasta qué punto estimula la vida, conserva la vida, conserva la
especie, incluso quizás educa la especie”.

De manera mucho menos marcada que el mundo sajón y anglo-americano, se


puede hablar de un “pragmatismo italiano”, con autores como Mario Calderoni y
Giovanni Papini que colaboraban con la revista Leonardo a inicios del siglo
pasado, y a la vez colaboraron desde fuera Pierce, James y Schiller.

Esta corriente filosófica tiene de base una epistemología empirista y una ética
utilitarista. Para los pensadores que la defienden, no hay verdad entre el
pensamiento y el ser, no hay ningún juicio verdadero, sino que nuestra conciencia
trabaja con representaciones conscientemente falsas. Entonces surge la pregunta
¿Qué es para el pragmatismo la verdad? Lo verdadero, es aquello que reporta
utilidad para la vida humana. De esta manera, podemos reducirlo a que lo
verdadero, es lo útil. Para el pragmatismo la verdad no está en ninguna idea
eterna o en la profundidad de una estructura, sino en los intereses prácticos de los
seres humanos. Basta con ver qué teoría es más provechosa de manera práctica,
y esa será la verdadera. Sin embargo, su realidad última no es accesible al
conocimiento humano.

A pesar de que el pragmatismo puso en la mira el hecho de que el ser humano


es un ser práctico y de acción, y que los conocimientos adquiridos pueden ser
llevados a la práctica, para los fines que consideremos útiles; descuida el
problema que conlleva el negar el acceso del conocimiento humano a un juicio
verdadero, queda en yuxtaposición al escepticismo. Además, al asegurar que solo
lo útil es lo verdadero, parece ignorar que lo útil es diferente para todas las
personas, cae en una salida cómodamente subjetivista, que haría ser verdad,
cada cosa que sea útil para todos los individuos del planeta. En el fondo, el
pragmatismo es un pensamiento profundamente burgués e individualista,
convirtiendo todo lo que me es inmediatamente útil, en verdad, olvidando que para
algunos lo útil serán los grandes avances hacía un mundo mejor, pero para otros
crear nuevas formas de opresión. No es de extrañar que el pragmatismo haya sido
la filosofía más característica de los Estados Unidos el siglo pasado.

CRITICISMO

El criticismo o kantismo es una teoría general filosófica, que invierte la dirección


habitual del conocimiento mediante una reflexión crítica sobre el propio
conocimiento. En materia de teoría del conocimiento, donde sea que se haya
reflexionado acerca del tema, aparecen rasgos del criticismo. En la Antigüedad,
con Platón, Aristóteles y los estoicos; ya en la modernidad con diversos
pensadores como Descartes o Hume, pero quien llevó esta teoría, al nivel de
haber influido incluso hasta la filosofía contemporánea, fue el filósofo alemán
Immanuel Kant (1724-1804), a cuya filosofía se llama “criticismo”.

En la época de Kant, existía una lucha entre la corriente racionalista y la


empirista, llevada esta última al radicalismo por el británico David Hume. El
racionalismo tenía una imagen ordenada del mundo, pero tuvo problemas cuando
la coherencia de las leyes de las ciencias del momento no podían aplicarse al
mundo humano (dolor, desastres naturales, opresión). Por otro lado, el empirismo
radical había llegado al escepticismo, negando el acceso del conocimiento
humano a juicios reales.

Kant, en su libro Crítica de la razón pura (1781), intenta hacer una síntesis
entre el racionalismo y el empirismo. Para Kant ningún conocimiento autentico es
posible sin que sus caminos sean previamente examinados por la crítica; él dirá:
“En vano pretenden escapar de ella la religión por su santidad y la legislación por
su majestad”. Según él, nuestro conocimiento aporta a la experiencia sensible
conceptos y categorías. Todas las leyes de las ciencias naturales presuponen
rigurosas pruebas empíricas para su comprobación, pero para realizar esas leyes,
el científico aportó algo que no se encuentra en el mundo de las experiencias
sensibles. Un científico, al crear leyes utiliza símbolos con los cuales no tenemos
experiencias sensibles, por ejemplo la igualdad (=). A este aporte, que el ser
humano emplaza, como complemento de la experiencia sensible para llegar a un
juicio verdadero, Kant lo llama, categoría a priori (lat.; literalmente “de lo anterior”),
esto quiere decir, un esquema previo a la experiencia, que podemos aplicarlo,
cuando la experiencia sensible lo estimula. Estos conceptos y categorías a priori,
enlazan las experiencias sensibles, con la racionalidad humana, de esta manera,
Kant concibe el conocimiento humano, como la síntesis de las experiencias
sensibles y las categorías de la razón humana.

Ahora bien, a pesar de su magistral síntesis de las dos corrientes filosóficas


mencionadas, y de sus aportes a la afirmación de la posibilidad del conocimiento,
su sistema queda atrapado dentro del subjetivismo. El mundo real se convierte de
esa manera en un ente abstracto, que nosotros podemos construir con nuestro
pensamiento, por medio de nuestras categorías a priori. En este sentido, el
conocimiento, serían las diferentes categorías subjetivas que tendría cada ser
humano. La visión del mundo real no podría caber en una realidad fuera de
nosotros, porque la realidad externa estaría determinada por nuestras categorías y
conceptos subjetivos. En palabras de Kant: “conocemos fenómenos, pero nunca la
cosa en sí.”

Tanto el pragmatismo como el criticismo caen en idealismos subjetivistas, al


dejar fuera de posibilidad, el conocimiento del mundo real al ser humano. En su
afán por explicar, cómo el ser humano puede acceder al conocimiento y descubrir
verdades, ignoran que los seres humanos estamos sumergidos en un mundo real,
que lo rigen leyes externas a nuestros pensamientos subjetivos, pero que
descubriéndolas, podemos acceder a juicios verdaderos. Además este tipo de
idealismos subjetivistas, en el ámbito sociopolítico, al dar preponderancia al
respeto de los derechos individuales de las personas, pasan por alto los derechos
de las mayorías, de la sociedad en conjunto.

Referencias:

Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. 5° Edición (1964) tomo I y II Editorial


Sudamericana. Buenos Aires.

Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofia (1963) Mexico FCE

Gonzales, Antonio. Introducción a la práctica de la filosofía (2005) UCA editores

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