Capricornio 2
Capricornio 2
Capricornio 2
CAPRICORNIO
(Continuación)
Podemos decir que en él se almacenan todos los esfuerzos orientados hacia la evolución del
individuo y de la especie humana: la cola de saurio.
Este signo contiene la suma de experiencias del género humano a lo largo del proceso
evolutivo, con todos sus errores y aciertos.
Tal como Sagitario es filosófico, así Capricornio es absolutamente empírico.
La copa del árbol está preconfigurada, desde el mismo momento en que nacimos.
Manifestaremos (o no) lo que allí se indica, y ninguna otra cosa.
10 = 1 + 0 = 1
Es interesante destacar que el ejército del Imperio Romano, que posibilitó la consolidación
de uno de los Imperios más vastos y duraderos de la historia, basaba su invencible
maquinaria de guerra en múltiplos de 10. Como analogía podemos decir que la ambición
metódica y sistematizada es una de las características de este signo, y que Marte está
exaltado en él.
También el logro del concepto de decena como unidad, es un hito en el aprendizaje de las
matemáticas.
Símbolo:
Este es el más usado, pero encontraremos variantes del mismo, en diferentes textos o
mandalas.
Representa la cabeza de la cabra y la cola del saurio.
Pero en Astrología esotérica se dice que el verdadero símbolo de Capricornio no ha sido
revelado al hombre, porque éste aún no está preparado.
Cocodrilo
Cabra
Unicornio
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Los cuernos del carnero apuntan hacia abajo, indicando la voluntad de Dios de manifestarse
en la materia. Este es un animal sacrificial, simbolizando a la chispa divina que acepta el
descenso hacia el reino oscuro, la materia, con el propósito de espiritualizarla.
Los cuernos del toro describen un arco con su concavidad hacia arriba, mostrándose
abierto, receptivo y contemplativo hacia el mundo espiritual, del cual proviene.
El toro, montado por Hércules, tiene una estrella en la frente, indicadora de que está
conteniendo y sustentando al impulso descendente, representado por el fuego ariano.
En Sagitario se había producido la síntesis de tres planos energéticos; en Capricornio se
alcanza la reunión de la parte con el Todo.
El cuerno único del unicornio, reiteramos, es el símbolo de la unión del Amor con la
Inteligencia (chakras cardíaco y frontal), como resultado de la conclusión exitosa del
trabajo del Noveno Portal, donde se alcanzó el absoluto control sobre la mente.
Es el signo de la IMPERSONALIDAD.
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De servidor
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El hombre inferior es el clásico trepador social, capaz de rebajar a otros para poder
elevarse. Con su tendencia superyoica, pesa sobre los demás, convirtiéndose en una carga
agobiante por sus exigencias. Es implacable, tenaz y duro como una roca; no se permite
flaquezas ni emociones que lo debiliten y es sumamente despectivo ante las ajenas.
En este nivel, el chakra laríngeo es el amo y señor, expresándose a través de juicios y
categorizaciones.
Su poderosa voluntad está al servicio de su propia ley: alcanzar el éxito cueste lo que
cueste y caiga quien caiga.
Desplegando una actividad incesante, le aguarda un triste destino: convertirse en esclavo de
sí mismo.
La gran energía de Capricornio, lo comprime y restringe hasta reducirlo a su mínima
expresión: duro como una piedra, que suele terminar quebrándose o quedándose muy solo.
Su preocupación constante por ocupar “lugares” o por cumplir promesas, los pueden llevar
a desarrollar un autocontrol extremo.
No sólo soportan muy bien la soledad sino que suelen preferirla a la compañía superflua.
¿Cómo es mentalmente?
Sumamente observador, dispone - igual que Sagitario-, de un pensamiento sintético y con
alta capacidad de abstracción. Puede ser un gran teórico, con capacidad de evaluar
correctamente cada término de una ecuación y de manejarse cómodamente con conceptos
abstractos. Mide, calcula y evalúa cuidadosa y minuciosamente; jamás llega a ninguna
conclusión apresuradamente.
Aprende de la experiencia y no suele repetir errores. Es metódico, previsor, y sumamente
perspicaz. Su mente es calculadora, sumamente hábil, y pone mucho empeño en descubrir
las causas primarias. Es un científico natural.
Modalidad laboral:
Es previsor, responsable, disciplinado y exigente. Jamás podría trabajar en un ambiente
caótico. No soporta muy bien a las personas que se comportan irresponsablemente en su
trabajo. Tiene aptitudes para ser un ejecutivo, que exige mucho pero predica con el
ejemplo. Como su tendencia es a convertirse en un “adicto al trabajo”, deberá estar
sumamente atento para poder mantener un equilibrio con otras necesidades.
Hace “lo que hay que hacer”, y no mide ni escatima esfuerzos para lograr su cometido.
A medida que demuestra que puede con ellas, necesita que le brinden cada vez más
responsabilidades; pocas cosas lo frustran más que sentir que no está empleando
adecuadamente toda su capacidad. Suele ser una persona que “se casa” con su trabajo y con
la empresa, aún estando en relación de dependencia, ya que no le gustan las innovaciones,
salvo que hayan sido cuidadosamente evaluadas.
Prefiere confiar en la experiencia, tendiendo a repetir lo que ha dado resultado.
Detesta los imprevistos de cualquier índole; resulta interesante observar la agenda de un
capricorniano: frecuentemente está completa hasta fin de año.
Es especulador, ambicioso, tenaz y sumamente competitivo; quiere “llegar a la cima”, y con
todas estas características es difícil impedírselo.
“La luz de la vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad, declaró el
Gran Presidente. El hijo de hombre que es también el hijo de Dios debe pasar a través del
décimo Portal. En esta misma hora Hércules se arriesgará”.
Cuando Hércules estuvo frente a frente con el que era su guía, éste habló:
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“Mil peligros has desafiado. ¡Oh, Hércules!”, dijo el Maestro, “y mucho se ha logrado. La
sabiduría y la fuerza son tuyas. ¿Harás uso de ellas para rescatar al que está en agonía, una
víctima de enorme y persistente sufrimiento?”
El Maestro tocó suavemente la frente de Hércules. Ante el ojo interior de éste surgió una
visión. Un hombre yacía postrado sobre una roca, y gemía como si su corazón se rompiera.
Sus manos y piernas estaban encadenadas, y las pesadas cadenas que le ataban estaban
amarradas a anillos de hierro. Gritaba pidiendo ayuda, pero sus palabras retumbaban
vanamente en la desolación y eran tragadas por el viento.
La visión desapareció. Hércules permanecía, como antes, al lado de su guía.
“El encadenado que has visto se llama Teseo2 , dijo el Maestro. “El lugar de su morada es
conocido como el Infierno, el dominio de Hades. Se te pide, ¡Oh, Hércules! ser el salvador
de Teseo. Baja a las profundidades y allí en los planos exteriores libéralo de su
sufrimiento”.
Habiendo oído y comprendido, el hijo de hombre que era también un hijo de Dios, se lanzó
en esta búsqueda, y pasó a través del décimo Portal.
Hacia abajo, siempre hacia abajo, él viajó dentro de los apretados mundos de la forma.
La atmósfera se hacía sofocante, la oscuridad, constantemente, más intensa, y si embargo,
su voluntad era firme. El empinado descenso continuó durante mucho tiempo.
Solo, pero no completamente a solas, él erró allí, pues cuando él buscó dentro, oyó la voz
plateada de la diosa de la sabiduría, Atenea, y las palabras fortalecedoras de Hermes.
Finalmente, llegó a ese oscuro, envenenado río llamado Estigia; un río que deben cruzar las
almas de los muertos. Un óbolo o centavo tenía que pagarse a Caronte, el barquero, para
que pudiera conducirlas a la otra orilla. El sombrío visitante de la tierra asustó a Caronte, y
olvidando su paga, condujo al extranjero al otro lado.
Hércules había entrado, por fin, al Hades, una oscura y brumosa región, donde las sombras,
o mejor dicho, los cascarones de los muertos, se deslizaban por ahí.
Cuando Hércules percibió a la Medusa, su cabello entrelazado con serpientes silbantes,
tomó su espada y se la arrojó, pero no hirió nada, salvo el aire vacío.
A través de senderos laberínticos él hizo su camino hasta que llegó a la sala del rey que
gobernaba el mundo subterráneo, Hades. Éste, torvo y severo, con semblante amenazador,
estaba sentado tiesamente en su negro trono de azabache, mientras Hércules se aproximaba.
“¿Qué buscas tú, un mortal viviente, en mis dominios?”, preguntó Hades.
Hércules dijo: “Busco liberar a Teseo”.
“El camino está vigilado por el monstruo Cerbero, un perro con tres grandes cabezas, cada
una de las cuales tiene serpientes enroscadas a su alrededor”, replicó Hades.
“Si tú puedes vencerlo con tus manos desnudas, una hazaña que nadie aún ha realizado,
puedes desatar al sufriente Teseo”.
Satisfecho con esta respuesta, Hércules prosiguió.
Pronto vio al perro de tres cabezas, y oyó su penetrante ladrido. Gruñendo, saltó sobre
Hércules. Agarrando primero la garganta de Cerbero, Hércules lo estrechó en su puño,
como en un torno. Aguijoneado hasta una furia frenética, el monstruo se sacudió.
Finalmente, al apaciguarse su fuerza, Hércules lo dominó.
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La causa por la que Teseo estaba prisionero en el mundo subterráneo, era que había participado con Piritoo
en un intento de rapto de Perséfone, la esposa de Hades, ya que se había prendado de ella. Este se había
percatado del hecho y los había hecho prisioneros a ambos.
Otras versiones del mito dicen que el prisionero era Prometeo, y que era a él a quien Hércules había rescatado.
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Hecho esto, Hércules prosiguió, y encontró a Teseo. Yacía sobre una losa de piedra, en
agonizante dolor. Entonces Hércules rompió rápidamente sus cadenas, y liberó a la víctima.
Desandando sus pasos, Hércules regresó como había venido.
Cuando alcanzó una vez más el mundo de las cosas vivientes, encontró allí a su Maestro.
“La luz brilla ahora dentro del mundo de oscuridad”, dijo el Maestro. “El trabajo está
realizado. Descansa ahora, hijo mío”.
En el relato se nos dice que Hércules tuvo que hacer tres cosas, antes de iniciar el descenso
al Hades.
1. Purificarse: no se explica cómo lo hizo, pero debía probar que estaba libre de
emociones bajas y del yugo de la materia.
2. Ser iniciado en los misterios: significa haber descendido muchas veces, antes, a sus
infiernos personales, y haber vuelto victorioso. Hércules ya ha conocido a la “negra
noche del alma”.
3. Debía realizar un acto previo de servicio: en su camino hacia el Hades, se detiene a
desatar a dos hombres que corrían peligro de ser aplastados por el ganado.
“Hacia abajo, siempre hacia abajo...” significa, en principio, una mirada hacia atrás; una
revisión completa de todas las etapas y sucesos que vivió el ama desde sus comienzos,
desde que encarnó por primera vez en Cáncer.
Aquí se realiza el balance definitivo, y el alma se libera definitivamente de su karma.
Además, hay un principio esotérico que dice “cuanto más arriba, más abajo”.
En Capricornio el alma llegó a su posibilidad más alta, por lo tanto debe descender y
profundizar hasta en lo más hondo, oscuro y brumoso de sí mismo, antes de estar preparado
para el servicio que le aguarda más adelante.
Sabe, además, que su propia sombra es tan sólo una parte de la Sombra colectiva.
En parte, este descenso tiene que ver con la memoria, con la revisión, no sólo de su historia
personal, sino del proceso evolutivo de la humanidad entera (la cola de saurio).
En el relato, se nos dice que, aunque estaba solo, escuchaba en su interior las voces de
Atenea y de Hermes. La primera es la diosa de la sabiduría y Hermes o Mercurio es el
regente de . Ambos signos forman el eje del conocimiento.
Hércules, dueño definitivamente de la sabiduría conferida por este eje, ha vencido al mundo
de la ilusión (Maya), representado en el relato por la cantidad de pasadizos y espejismos
que debe atravesar antes de llegar a la cámara del rey del Infierno. La Medusa es uno de
estos espejismos, y desaparece cuando él le arroja la espada de su inteligencia.
Recordemos que en el Segundo Portal ya Hércules se había internado en un laberinto.
En él estaba encerrado el Minotauro, monstruo que encarna el deseo en su forma más
primaria e incontrolable. Es conveniente repasar este relato, relacionado con el primer signo
de Tierra, para comprender la culminación que se lleva a cabo en el Décimo Portal.
Al matar al deseo, –la cabeza central-, las otras dos ya no tiene potencia alguna, y Cerbero
es definitivamente derrotado
La cabeza central es la más poderosa, ya que es la que produce la búsqueda de sensaciones,
estimulada por un deseo que no se contenta nunca. Este es el obstáculo más importante que
impide desarrollar la impersonalidad. Mientras el alma aún desee cosas para sí o para sus
seres queridos, aún no está preparada para ser un servidor del mundo.
Con respecto a la tercera cabeza, las buenas intenciones, se dice que el camino hacia el
infierno está pavimentado con ellas.
Se refiere, en primer término, a todos los buenos propósitos que nunca hemos llevado a
cabo, por negligencia o pereza.
Recordemos que el regente de este poderoso signo es Saturno o Cronos, el Señor del
Tiempo. Posponer las cosas significa no hacerlas “a su debido tiempo”, y el Señor del
Karma también contabiliza el tiempo perdido.
En segundo término, se refiere a las buenas intenciones que nos mueven a hacer cosas que
los demás no necesitan o no han pedido, y que terminan abrumándolos con el peso de
nuestra insistencia o constante presencia.
Dice Alice Bayley: “La gran oscilación en Capricornio es compendiada por las palabras
claves. En la rueda común (la vía seca) ellas son:
Y la palabra dijo: “Que la ambición gobierne y que la puerta permanezca abierta”.
Pero, cuando un verdadero sentido de la realidad reemplaza tanto a la ambición material
como a la ambición espiritual, el hombre puede decir con veracidad (vía húmeda):
“Estoy perdido en la luz suprema, pero vuelvo mi espalda a esa luz”.
Hércules, al descender al Infierno para rescatar a Teseo, decide dar la espalda a la luz, para
sumergirse en el mundo de las tinieblas, en el más amoroso acto de servicio.
“En las reglas del camino está escrito: Conoce y ve la vileza de cada uno. Sin embargo,
con esta revelación no hay negación ni rechazo”.
Hércules ya no siente que su deseo es ley, sino que desea sólo lo que debe.
Por fin, esta enorme fuerza, conquistada a lo largo de nueve Portales, ha sido encauzada
hacia el cumplimiento de la Voluntad del Padre.
Un Iniciado es aquel que ya no se identifica más con el aspecto formal (material) de la
existencia, sólo con el espíritu.
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Hércules ha buscado su propia liberación del yugo de la forma ilusoria en cada trabajo
realizado.
“Ahora él es libre, es un Iniciado, un discípulo del mundo. Él trabaja como un ser
sobrehumano en un cuerpo humano. La marca de pureza del iniciado es el silencio, el
sufrimiento intenso y la soledad”.
Pero, también deberemos recordar que dice Alice Bayley: “Si has nacido bajo este signo,
por favor, no te hagas la idea de que eres un iniciado”.