Amarilis le pide a Belardo que escriba la vida de una santa llamada Dorotea, ya que ningún otro autor lo ha hecho. Amarilis cree que Belardo, con su talento poético, podrá contar las grandezas de esta santa de manera que sea reconocida y admirada por todos. Aunque sabe que es atrevido pedirle esto, confía en que Belardo aceptará debido a su generosidad para con otros poetas.
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Amarilis le pide a Belardo que escriba la vida de una santa llamada Dorotea, ya que ningún otro autor lo ha hecho. Amarilis cree que Belardo, con su talento poético, podrá contar las grandezas de esta santa de manera que sea reconocida y admirada por todos. Aunque sabe que es atrevido pedirle esto, confía en que Belardo aceptará debido a su generosidad para con otros poetas.
Amarilis le pide a Belardo que escriba la vida de una santa llamada Dorotea, ya que ningún otro autor lo ha hecho. Amarilis cree que Belardo, con su talento poético, podrá contar las grandezas de esta santa de manera que sea reconocida y admirada por todos. Aunque sabe que es atrevido pedirle esto, confía en que Belardo aceptará debido a su generosidad para con otros poetas.
Amarilis le pide a Belardo que escriba la vida de una santa llamada Dorotea, ya que ningún otro autor lo ha hecho. Amarilis cree que Belardo, con su talento poético, podrá contar las grandezas de esta santa de manera que sea reconocida y admirada por todos. Aunque sabe que es atrevido pedirle esto, confía en que Belardo aceptará debido a su generosidad para con otros poetas.
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Fragmento de la Epístola a Belardo
En su Epistola a Belardo, Amarilis escribe:
Tanto como la vista, la noticia lo que te debe el mundo en prosa y rima.
de grandes cosas suele las más veces He querido, pues viéndote en la cima al alma tiernamente aficionarla, del alcázar de Apolo, que no hace el amor siempre justicia, como su propio dueño, único y solo, ni los ojos a veces son jueces pedirte un don, que te agradezca el cielo, del valor de la cosa para amarla: para bien de tu alma y mi consuelo. mas suele en los oídos retratarla No te alborotes, tente, con tal virtud y adorno, que te aseguro bien que te contente, haciendo en los sentidos un soborno cuando vieres mi intento, (aunque distinto tengan el sujeto, y sé que lo harás con gran contento, que en todo y en sus partes es perfecto), que al liberal no importa para asirle, que los inflama a todos significar pobrezas, y busca luego aficiosos modos, pues con que más se agrada es con pedirle. con el que pueda entenderse Yo y mi hermana, una santa celebramos, el corazón, que piensa entretenerse, cuya vida de nadie ha sido escrita, con dulce imaginar para alentarse como empresa que muchos han tenido: sin mirar que no puede el verla de tu mano deseamos; amor sin esperanza sustentarse. tu dulce Musa alienta y resucita, El sustentarse amor sin esperanza, y ponla con estilo tan subido es fineza tan rara, que quisiera que sea dondequiera conocido saber su en algún pecho se ha hallado, y agradecido sea que las más veces la desconfianza de nuestra santa virgen Dorotea. amortigua la llama que pudiera ¡Oh, qué sujeto, mi Belardo, tienes obligar con amar lo deseado; con que de lauro coronar tus sienes, mas nunca tuve por dichoso estado podrás, si no emperezas, amar bienes posibles, contando de esta virgen las grandezas, sino aquellos que son más imposibles. que reconoce el cielo, A éstos ha de amar un alma osada; y respeta y adora todo el suelo: pues para más alteza fue criada de esta divina y admirable Santa que la que el mundo enseña; su santidad refiere, y así quiero hacer una reseña y dulcemente su martirio canta! de amor dificultoso, Ya veo que tendrás por cosa nueva que sin pensar desvela mi reposo, no que te ofrezca censo un mundo nuevo, amando a quien no veo y me lastima: que a ti cien mil que hubiera te le dijeran; ved qué extraños contrarios, mas que mi Musa rústica se atreva venidos de otro mundo y de otro clima. a emprender el asunto a que me atrevo, Al fin de éste, donde el Sur me esconde hazaña que cien Tassos no emprendiera, oí, Belardo, tus conceptos bellos, ellos, al fin, son hombre y temieran; tu dulzura y estilo milagroso; mas la mujer, que es fuerte, vi con cuánto favor te corresponde no teme alguna vez la misma muerte. el que vio de su Dafne los cabellos Pero si he parecídote atrevida, trocados de su daño en lauro umbroso a lo menos parézcate rendida, y admirando tu ingenio portentoso, con fines desiguales no puedo reportarme Amor los hace con su fuerza iguales: del descubrirme a ti, y a mí dañarme. y quédote debiendo Mas ¿qué daño podría nadie hacerme no que me sufras, mas que estés oyendo que tu valer no pueda defenderme? con singular paciencia mis simplezas, Y tendré gran disculpa, ocupado continuo si el amarte sin verte, fuera culpa, en tantas excelencias y grandezas. que el mismo que lo hace, Versos cansados, ¿qué furor os probó primero el lazo en que me enlace, lleva a ser sujetos de simpleza indiana durando para siempre las memorias y a poneros en brazos de Belardo? de los sucesos tristes, Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva, que en su vergüenza cuentan las historias. os vendrán vuestro gusto bronco y tardo; Esto mi voluntad te da y ofrece el ingenio gallardo, y ojalá yo pudiera con mis obras en cuya mesa habéis de ser honrados, hacerte prendas de mayor estima: hará vuiestros intentos deisculpados: mas dionde tanto se merece, navegad, buen viaje, haced la vela de nadie no recibes, sino cobras guiad un alma, que sin alas vuela.