Y Conoceréis La Verdad y La Verdad Os Hará Libres
Y Conoceréis La Verdad y La Verdad Os Hará Libres
Y Conoceréis La Verdad y La Verdad Os Hará Libres
Millares de personas se encuentran atadas por satanás. Unas a las enfermedades, otras a algún
tipo de vicio, hay quienes sienten que no pueden escapar al adulterio y muchos aseguran que les
persigue la ruina.
“Mi vida es un caos. En la familia no experimento sosiego, siempre halló problemas. Mi economía
está en crisis. La existencia se me ha convertido en un infierno”, me escribió desde ciudad de una
mujer que estaba experimentando las consecuencias de abrir puertas al mundo de las tinieblas.
Por años consultó al tarot, acudió a brujas y, en alguna ocasión cuando su esposo amenazó con
abandonarla, pagó para que le hicieran un hechizo.
Las maquinaciones de satanás son diversas. Es hábil en urdir estratagemas. Por ese motivo, el
apóstol Pablo advirtió a los creyentes de Éfeso: “…ni deis lugar al diablo.” (Efesios 4:27)
¿Cuándo lo hacemos? Cada vez que permitimos que el enemigo gane ventaja. Cuando de manera
consciente e inconsciente abrimos puertas al ocultismo.
Aun cuando el enemigo espiritual pretenda vender la idea de que posee un poder ilimitado, es
mentira. Él está vencido. Lo venció el Señor Jesús en la cruz.
Bajo esta certeza, el apóstol Juan escribió: “El que practica el pecado es del diablo; porque el
diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo.” (1 Juan 3:8)
Usted y yo podemos romper todo acuerdo o pacto con satanás y sus huestes. Recuerde siempre
que Jesús el Señor apareció para deshacer las obras del diablo.
“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y
piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares,
que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al
malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la
tercera y cuarta generación.” (Éxodo 34:6, 7)
Enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, glaucoma y artritis, entre otras (Deuteronomio
28:15-22)
15. 'Pero si no obedeces al Señor tu Dios, ni pones en práctica todos sus mandamientos y leyes
que yo te he ordenado hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:
18. Serán malditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus
animales.19. y maldito serás tú en todo lo que hagas.
20. 'El Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas, y en muy poco
tiempo te destruirán por completo, por haberlo abandonado con tus malas acciones.
21. El Señor te enviará una peste que acabará contigo en el país que vas a ocupar.
22. También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante,
sequía [2] y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte.
41. Tendrás hijos e hijas, pero no estarán contigo porque serán llevados cautivos a otros países.
Ruina y crisis económicas permanentes (Deuteronomio 28:23-29)
23. Allá arriba, el cielo te negará su lluvia; y aquí abajo, la tierra te negará sus frutos.
24. El Señor hará caer sobre ti polvo y arena [3] en vez de lluvia, hasta que seas destruido
25. y aplastado por tus enemigos. Avanzarás contra ellos en formación ordenada, pero huirás de
ellos en completo desorden, y serás motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.
26. Las aves y las fieras devorarán tu cadáver sin que nadie las espante.
27. 'El Señor te hará sufrir con llagas, como a los egipcios, y con tumores, sarna y tiña, y no podrás
curarte de estas enfermedades.
29. y andarás a tientas, como el ciego en la oscuridad. Nada de lo que hagas te saldrá bien; te
verás siempre oprimido y explotado, y nadie vendrá en tu ayuda.
Muchas de las puertas son el producto de los pecados deliberados y reiterados y de aquellos que
cometemos quizá sin proponérnoslo.
Cuando se abren puertas al ocultismo o quizá hemos sido víctima de maldiciones generacionales,
hay cuatro áreas que se ven afectadas:
La mente
La vida sexual
La voluntad
La salud
No crea las mentiras de satanás. Si alguna vez hizo algún tipo de convenio con él, le abrió puertas o
cedió terreno, o tal vez se siente oprimido por una maldición generacional, es tiempo de romper
esas cadenas.
Usted tiene asegurada la victoria. Basta que renuncie a todo aquello que le ha mantenido atado.
Ríndase a Jesucristo. Declare que Él es su libertador.
Si lo hace, podemos asegurarle que emprenderá una nueva vida. Libre, totalmente libre.
Decídase hoy por Jesucristo. Si aún no lo ha recibido en su corazón como su único y suficiente
Salvador, es hora de que lo haga.