La Navidad de Los Cuentos
La Navidad de Los Cuentos
La Navidad de Los Cuentos
Blanca Poza
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Presentación
1. La Navidad de los cuentos
2. El regalo de Jesús
3. Navidad en el fondo del mar
4. Caperucita en Navidad
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En los días de Navidad pasan muchas cosas agradables: las familias se reúnen, los
amigos se felicitan, el amor fluye como un río que se expande de corazón a corazón... Se
acaba el primer trimestre del curso escolar, llegan las vacaciones y...
No resulta raro en estos días que en muchos lugares se aproveche el aire festivo que
se respira para representar alguna función teatral. En muchos colegios se preparan
alumnos y profesores para subirse al escenario y sorprender a padres, alumnos e incluso
a ellos mismos, con la feliz experiencia de ser, aunque sólo sea por un día, grandes
actores.
No es raro que quien un año lleva a cabo esta labor, al año siguiente intente repetir
esa experiencia, aunque a veces, lo más difícil de todo es decidir qué obra se
representará.
En este libro se os brindan cuatro pequeñas obras pensadas especialmente para estos
días navideños. Aunque todas versan sobre el mismo tema, cada una de ellas es
completamente distinta, por lo que es posible que os resulte fácil encontrar una que se
adapte a vuestras posibilidades y necesidades.
Con muchos personajes: «Navidad en el fondo del mar» y «El regalo de Jesús», para
que ningún niño de la clase se quede sin actuar. Con pocos personajes: «Caperucita en
Navidad», para tres actores intrépidos. Y para un elenco de futuros grandes actores: «La
Navidad de los cuentos».
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No busquéis más pegas ni excusas. Empezad desde ahora mismo a trabajar, qué digo
a trabajar... empezad ahora mismo a disfrutar del mundo del teatro. Que nada os impida
llevar a cabo esa idea que se os ha pasado por la cabeza de lograr que unos chiquillos se
suban a un escenario. Pensad que no es tan difícil, tan sólo bastará utilizar un poquito la
imaginación. Si disponemos de medios, mejor que mejor, pero si no es así, cualquier
solución nos puede servir. Si los actores no se adaptan a los personajes, adaptemos los
personajes a los actores. Si los diálo gos nos resultan largos o complicados,
inventémonos otras frases. El papel y las pinturas serán unos buenos aliados nuestros
para construir un escenario y unos vestidos apropiados para la obra. Pensad sobre todo,
que lo importante no es que nos quede un montaje perfecto; lo importante será lo que
disfrutaréis preparando la función y conseguir que en cualquier rincón del mundo, una
vez más, se escuchen las mágicas palabras:
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Estamos acostumbrados a ver cómo cada año los pastores van a ver al niño Jesús al
portal de Belén, pero esta vez va a suceder algo distinto. ¿Os imagináis a Caperucita
Roja camino del portal? ¿Y al Príncipe Azul? Pues bien, no sólo podremos ver a estos
dos conocidos personajes camino de Belén, sino que además, irán acompañados por
Peter Pan, Bella, una glotona Bruja, Periquito Sarmiento, ah, bueno... también les
acompañará una pastora de las auténticas, de las del portal de Belén. Y es que en el
teatro pueden suceder cosas maravillosas, mágicas, extrañas...
Todo sucede cuando un niño empieza a leer cuentos la noche antes de Navidad.
Algo extraño ocurre y los personajes de sus cuentos se ven atrapados en su habitación
y... Bueno, será mejor que leáis la historia. No. ¡Qué digo que leáis! Será mejor que os
busquéis a unos cuantos amigos y por unos días os convirtáis en actores. ¡Empezad a
ensayar! ¡Que el telón se levante! ¡Que comience la función!
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Personajes y vestuario
•Samuel: Es un niño de unos ocho años de edad. Estará vestido con un pijama.
•Padre: Un padre actual, normal y corriente. Puede llevar una bata de estar en casa y
unas zapatillas.
•Caperucita Roja: El típico personaje del cuento: caperuza roja, trenzas rubias y cestita
para llevar la comida de la abuela.
•Príncipe Azul: Es el príncipe del cuento de la Bella Durmiente. Para remarcar más su
personalidad de «Azul», irá vestido con ropas de ese color: un pantalón, una capa y un
sombrero pueden servir.
•Peter Pan: Todos conocemos también a Peter Pan. Al final que con Bella, podemos
fijarnos en la película de Walt Disney. De cualquier modo, es importante que vaya
vestido de verde, por lo que se menciona en el guión.
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•Bruja: La vieja glotona de la casita de chocolate también se cuela en esta historia.
¡Cuidado con los niños tiernos! Para la ropa, ya sabéis: traje negro, gorro de bruja, y si
lleva telarañas, mejor que mejor.
•Pastora: Es la típica pastora del portal de Belén, de esas que cada Navidad pululan por
todos los colegios. Todos sabemos cómo se viste una pastora, ¿verdad que sí?
Decorado
Atrezzo
Música
Iluminación
General en toda la obra, aunque, siempre dependiendo de los medios de que se disponga,
podemos jugar con las luces. ¡Tal vez tengamos entre nosotros a un futuro técnico de
iluminación!
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PERSONAJES
(Por orden de aparición)
-Samuel
-Padre
-Periquito Sarmiento
-Caperucita Roja
-Príncipe Azul
-Bella
-Peter Pan
-Bruja
-Pastora
(Se abre el telón y está en escena Samuel entreteniendose con algún juguete.)
PADRE: Pues por eso, porque mañana es Navidad tienes que dormir ya. Mañana
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tenemos que ir a cenar a casa de los abuelos.
PADRE: Sí.
PADRE: ¡Claro, como cada año nos juntaremos toda la familia! ¡Por algo es Navidad!
SAMUEL: Papá...
PADRE: ¿Qué?
PADRE: Sí... de Periquito Sarmiento que fue a cagar y se lo llevó el viento. Cagó tres
bolitas, una para Juan, otra para Pedro, y otra para el que hable el primero...
(Sale Periquito.)
PADRE: Esto era un padre que tenía tres hijos y los metió en un canuto. ¡Mira qué
bruto!
PADRE: Este era un zapatero que tenía tres hijas. Las tiró al «tejao» y cuento «acabao».
SAMUEL: ¡Papá! Sabes que esos cuentos no me gustan. ¡Cuéntame otro! ¡Por favor!
PADRE: Mira, yo tengo que hacer ahora muchas cosas. Tengo que preparar todo lo de
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mañana, así que, ¿por qué no coges un libro de cuentos y los lees tú?
SAMUEL: ¿Por cuál empezaré? Por este. No, este es un rollo. Este ya me lo sé. Este...
bueno, veré un poco de cada uno. Empezaré por Caperucita.
(Entra Caperucita.)
Bueno, aquí estoy otra vez, como cada vez que alguien lee mi cuento. Cargada con
esta cesta y recogiendo flores para mi abuelita. ¡Como si no tuviera otra cosa que
hacer! Claro, ahora vendrá el lobo y me engañará; me dirá que siga ese camino que
es más corto y yo, como una tonta, le haré caso, y eso que sé de sobra que es el más
largo, y que lo único que quiere es llegar antes a casa de mi abuelita para comérsela.
Menos mal que al final, como viene el cazador y nos salva, todo acaba bien y
terminamos comiéndonos todos estos dulces, ¡que así me estoy poniendo de gorda!
Y menos mal que entre el cazador y yo ayudamos a la abuelita a comérselo todo,
porque si no, el azúcar le subiría a quinientos y pico, con tantos dulces... En fin, me
parece que ya viene el lobo...
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CAPERUCITA: Yo no salgo de ningún lado. Yo estaba aquí y eres tú el que ha salido, y
yo diría que un poquito despistado.
PRÍNCIPE: Oye niña, perdona, pero es que yo vengo buscando a una princesa.
PRÍNCIPE: Sí.
PRÍNCIPE: Que no niña, que no te enteras. Que soy el Príncipe Azul y vengo buscando
a mi princesa.
PRÍNCIPE: Claro que no la habrás visto pasar. A no ser que sea sonámbula.
CAPERUCITA: ¡Anda, y yo Caperucita Roja! ¡Cómo tuviéramos un hijo nos iba a salir
morado!
PRÍNCIPE: Sí.
PRÍNCIPE: Sí.
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CAPERUCITA: ¡Pues vaya ganas de mear que va a tener!
PRÍNCIPE: Bueno, pues como te iba diciendo, estoy buscando a la Bella Durmiente para
despertarla.
PRÍNCIPE: Sí.
PRÍNCIPE: Eh...
CAPERUCITA: Pues espérate que ahora mismo me echo yo una siestecita para que
también me despiertes a mí.
CAPERUCITA: Jo, tío, es que ya estoy harta de que lo más romántico que me sucede es
que el Lobo Feroz me zampe de un bocado.
PRÍNCIPE: Ya, pero es que yo sólo puedo dar un beso a la Bella Durmiente.
CAPERUCiTA: No sé. Yo estaba tan tranquila, siendo leída por ese niño tan simpático.
Mira, no ves que tiene mi cuento entre sus manos.
PRÍNCIPE: Ejem, maja, perdona... pero el cuento que está leyendo es el de «La Bella
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Durmiente».
CAPERUCITA: ¡Pues sí que pasa pronto las páginas este chico! Al final entre unos y
otros van a terminar volviéndome turuleta.
(Entra Bella.)
BELLA: ¡No te angusties, padre, iré a salvarte! ¡Si es necesario me quedaré en ese
castillo embrujado a cambio de que a ti te libere esa Bestia inmunda! (Se choca con el
Pr ncipe.) ¡Uy, perdón!
PRÍNCIPE: No se preocupe linda señorita. Tan sólo ha sido un leve pisotón que,
proviniendo de sus delicados pies, más bien se pudiera decir que ha sido una caricia
terrenal.
PRÍNCIPE: ¡Ay, jolines! Con ese pisotón casi me rompe los calcetines.
BELLA: (A Caperucita.) Oye rica, perdona, pero yo de durmiente tengo muy poco. ¡Si
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me paso las noches enteras leyendo y releyendo los libros de la biblioteca! Que digo
yo, que ya podía el alcalde donar otros pocos.
PRÍNCIPE: Por supuesto que tú no eres la Bella Durmiente. ¡Si la conoceré yo, que cada
vez que un niño lee mi cuento acabo reposando dulcemente mis labios sobre los
suyos!
PRÍNCIPE: Sí, sí, contad y así podremos saber por qué razón corríais tan apurada.
CAPERUCITA: Por lo visto ningún castillo de los alrededores se libra de ser hechizado.
BELLA: Cuando me enteré de lo sucedido, fui al castillo e hice un trato con la Bestia.
BELLA: Sí, le pedí a la Bestia que me dejara quedarme como prisionera suya en el
castillo, a cambio de que mi padre pudiera marcharse en libertad.
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BELLA: Lo cierto es que a medida que transcurre el tiempo y voy conociendo a la
Bestia, descubro que dentro de su corazón existe un ser maravilloso.
CAPERUCITA: ¡7olines!
BELLA: Pues resulta (a Caperucita), bonita, que la Bestia en realidad era un príncipe
embrujado, y cuando yo le doy un beso se transforma de nuevo en un príncipe alto,
guapo, rubio, ojos azules...
BELLA: Pues «La Bella y la Bestia», mira, ese niño de ahí lo estaba leyendo cuando os
encontré.
CAPERUCITA: Es que al parecer este chico se da mucha prisa en pasar las páginas, y
como siga así vamos a acabar amontonándonos como si fuéramos en el metro a las
ocho de la mañana.
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PADRE: Vamos, niño. ¿Quieres dormirte ya?
SAMUEL: Jo, papi, es que estoy muy nervioso. ¿Por qué no me cuentas cómo era la
Navidad cuando tú eras pequeño?
PADRE: Bueno, la Navidad no era como ahora. No teníamos tantos regalos, ni tantos
turrones. Pero, sin embargo, era tan hermosa como lo es ahora. Lo que más importaba
era que toda la familia se reunía, nos juntábamos los tíos y los primos para cenar con
los abuelos. Claro, que la noche que más nos gustaba a los niños era la de los Reyes
Magos.
PADRE: Claro que les escribía la carta... Pero no era tan larga como la tuya. Recuerdo
un año que quería un coche teledirigido que anunciaban en la televisión.
PADRE: No, aquel año los Reyes vinieron muy pobres. La abuela me dijo que fue
porque había muchas guerras en el mundo, varios terremotos asolaron algunos países
causando grandes daños, incluso en España hubo fuertes inundaciones en varias
ciudades que dejaron sin nada a mucha gente.
PADRE: Sí, además de que el abuelo aquel año había estado enfermo y no pudo ir a
trabajar, y antes, si no trabajabas no te pagaban.
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SAMUEL: Ah, claro, es el coche que tienes en tu cuarto y con el que nunca me dejas
jugar.
SAMUEL: Bueno, más que un cuento... como casi me sé todos, estoy leyendo un par de
páginas de cada uno.
PADRE: Habrá que decirle a los Reyes que traigan algún libro de cuentos nuevo.
SAMUEL: Mientras me traes la leche, voy a leer algún cuento más. Mira, ahora voy a
ver este: «Peter Pan».
PETER PAN: ¡Vamos Campanilla, dales más polvo de estrella a Wendy, John y
Michael, tenemos que llegar pronto a la isla de Nunca Jamás, no vaya a ser que el
Capitán Garfio vuelva a hacer alguna de las suyas!
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PETER PAN: ¿Cómo que no es mi momento? Mira niña, yo duermo tranquilo dentro de
las páginas de mi libro, hasta que los ojos de algún niño empiezan a leerme, y así
cobro vida, y si ahora intento llegar volando hasta la isla de Nunca Jamás y llevar
hasta allí a mis amiguitos, es porque algún niño me está leyendo.
BELLA: Sí, ese de ahí, ¡pero no veas lo rápido que lee el niño!
PRÍNCIPE: ¡Como que todos nos estamos quedando aquí atrapados porque apenas nos
da tiempo para salir de nuestras respectivas historias!
PETER PAN: Puede que vosotros ignoréis mi identidad, sin embargo sé que todos los
niños me conocen. Soy Peter Pan.
CAPERUCITA: Eso, porque esto está empezando a parecerse a un arco iris: el Príncipe
Azul, Caperucita Roja, un monigato verde...
PETER PAN: Porque vivo en una isla con grandes bosques y es el mejor traje que he
encontrado para camuflarme y no ser descubierto por el Capitán Garfio.
PETER PAN: Digo, majestad... repito, gracias por vuestro ofrecimiento, pero no debéis
preocuparos; entre mi amigo el cocodrilo, mi habilidad con la espada y un poquito de
polvo de hada para volar, le tenemos bien escarmentado.
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PETER PAN: Está...
PETER PAN: Yo era un niño pequeño, como los demás niños de mi ciudad, pero había
algo que me diferenciaba.
CAPERUCITA: Ya sé. Te ponías lazos en el pelo y comías chicle con los pies.
PETER PAN: ¡Qué bruta! ¡Pues claro que no! Lo que me diferenciaba de los demás
niños, es que yo no quería crecer.
PETER PAN: No quería ser mayor. Quería ser siempre un niño pequeño.
PRÍNCIPE: Pero, ¿no te das cuenta de que si no creces te perderás muchas cosas? Los
mayores pueden hacer muchas cosas que a los pequeños no les están permitidas.
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PRÍNCIPE: (Burlándose.) Na, na, na, na, na, na...
PETER PAN: Sí, eso ya lo sé, pero también sé que cuando se crece se pierden muchas
otras cosas que nunca más puedes recuperar. La inocencia de un niño, la confianza, la
ilusión, el cariño sincero...
CAPERUCITA: Los juegos con los amigotes, la paga del domingo, los achuchones de
mamita...
PETER PAN: Sabía que si crecía ganaría muchas cosas, pero también sabía que perdería
otras muchas.
PETER PAN: No. Me quedé anclado en la infancia. Conseguí llegar a la Isla de Nun ca
Jamás, un lugar donde tus sueños pueden convertirse en realidad.
PETER PAN: No, por supuesto que no. Allí están mis amigos, toda la pandilla de los
niños perdidos. Además por supuesto, de mi fiel, inestimable e inolvidable compañera
de aventuras, la singular Campanilla.
BELLA: ¿Campanilla?
PETER PAN: Oh, el Capitán Garfio, un viejo lobo de mar empeñado en atraparme. Me
la tiene jurada desde hace tiempo, pero siempre acaba el pobre entre los dientes del
viejo cocodrilo, ja, ja, ja...
PETER PAN: Por cierto, ¿y vosotros, quiénes sois? Nunca antes os había visto en mi
isla.
CAPERUCITA: Que no tronco, bueno, más bien pareces una rama... que esta no es tu
isla, que esta es la habitación de Samuel. (Todos señalan al niño.)
PRÍNCIPE: Todos somos personajes de algún cuento, pero no sabemos por qué extraña
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razón nos estamos quedando aquí atrapados.
BELLA: Debe ser porque Samuel está leyendo tan deprisa que pasa de un cuento a otro
sin avisarnos.
PRÍNCIPE: Antes vino su padre y dijo que estaba nervioso y que no podía quedarse
dormido por algo llamado Navidad.
BRUJA: Sapos, gusarapos, culebras y escarabajos... con un poquito de ajo, haré una
buena poción.
CAPERUCITA: Tranqui, tronco, digo ramita... que a quien sea, le espera Caperucita.
PETER PAN: Calma señora, calma, ¿cuál es esa sopa de la que habla?
BRUJA: ¿Lo ves? Lo dije. Puede que con estos ojos no vea nada bien.
CAPERUCITA: Pues pídeselos prestados a mi amiguete Lobo Feroz, que tiene unos ojos
enormes «para verme mejor».
CAPERUCITA: ¡Uy! Pues mi colega Feroz, tiene unas buenas orejas «para oírme
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mejor».
BRUJA: Puede que con esta boca sin dientes no pueda comer bien.
CAPERUCITA: ¡Uy! Pues para dientes los de Feroz, es capaz de comerme de un bocado
después de su famosa frase: «para comerte mejor».
BRUJA: Puede que no vea, no oiga, ni coma bien, pero oler, lo que se dice oler... no hay
quién me gane. Y aquí huele a más de un niño.
BRUJA: ¿Yo? Yo no me he escapado de ningún sitio, malandrín, ven, ven aquí, que
tengo algo para ti.
BELLA: Por Dios, ¡qué horror! Me da más miedo que la Bestia al principio del cuento.
BRUJA: Ven aquí niña, tengo una linda casita para que vengáis a vivir conmigo todos
los niños que queráis.
BRUJA: Vaya, ¿pero qué es esto? Una linda niña, rubia, pequeña, tierna y jugosa.
CAPERUCiTA: Anda, valiente, habla tú con ella si es que te atreves. ¿No fuiste tan
valiente con la Bestia? A ver cómo te las apañas con esta bruja tan llena de telarañas.
BELLA: Escúchenos, señora, a ver si nos entiende. Ahora debe calmarse porque ya no
está en su cuento.
BRUJA: ¿Que ya no estoy en mi cuento? ¿Qué sarta de mentiras es esa? ¿Es que no veis
mi casita rellena de chocolate, las rejas de pirulís, las ventanas de caramelo, la
chimenea de turrón, los pasteles por el suelo?...
BRUJA: ¡Mentira podrida! ¡No he oído el colorín colorado! Claro, que como oigo tan
poco.
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PRÍNCIPE: Perdón por mi intromisión, pero si me lo permitís, me gustaría aclarar la
cuestión.
BRUJA: ¿Un adulto? No, no, no quiero sopa de adulto, están amargos, están muy duros,
y siempre que los como me da un ataque de estornudos.
(Entra el padre.)
SAMUEL: Papi, ¿por qué no te quedas aquí un ratito? Anda, y de paso me cuentas un
cuento.
PERIQUITO: ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Ya me da otra vez! ¡Esto no lo aguanto más! ¡Ya me voy
otra vez a cagar!
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BELLA: ¡Qué asco!
PRÍNCIPE: Pero niño, ¿quieres dejar ya de tirar esas bolas de...? (Recibe otro
«bolazo».)... ¡Mierda!
PERIQUITO: ¿Pues de dónde voy a salir? De donde tengo que salir cada vez que
alguien cuenta mi cuento. Unas veces de allí y otras veces de aquí.
CAPERUCITA: Mierda.
PERIQUITO: Pues porque mi cuento es así. Cada vez que alguien me cuenta sucede lo
mismo.
PERIQUITO: ¿Pero sabéis una cosa? ¡Que ya estoy harto de andar siempre igual,
cagando de acá para allá! ¡Que tengo un dolor de barriguita...!
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BRUJA: Pues quédate aquí conmigo, que yo te sabré cuidar.
CAPERUCITA: No te fíes, es una bruja a la que le encanta cenar sopa de niño tierno.
PRÍNCIPE: Escuchad, escuchad, parece que ahora su padre, otro cuento le va a contar.
PETER PAN: Vamos a sentarnos a escuchar. Me gusta mucho que me cuenten cuentos.
Nunca tuve un padre ni una madre que me los contara.
PADRE: Ocurrió hace mucho tiempo. Era una noche fría de invierno, un joven
matrimonio caminaba hacia Belén, cuando ella, que estaba esperando un hijo, se puso
de parto. Pidieron asilo en una posada, pero no les quisieron acoger, de modo que
tuvieron que refugiarse en un pesebre, en donde había un triste y delgaducho buey, y
así, entre el buey y la mula que les llevaba, nació el Niño Jesús. Era el hijo de Dios,
que se había hecho hombre. Los ángeles bajaban del cielo, para ir a anunciar a los
pastores que había en los alrededores la buena nueva, y así, poco a poco empezaron a
acudir todas las gentes del lugar para traer algún presente.
PADRE: Exactamente. Bueno, pues así, poco a poco, todos iban llegando, y cuando
veían al Niño, todos quedaban maravillados.
PADRE: Aunque llegaron los tres juntos, cada uno era de un país distinto. Fueron a
adorar al Niño porque a los tres les avisaron que pronto nacería el Redentor. Vinieron
a traer regalos. Cada uno le traía lo mejor de su país. Uno le trajo oro, otro incienso y
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el otro mirra.
PADRE: Claro, por eso desde aquella noche, cada año celebramos la Navidad, porque es
el día más importante. La noche en que nació el Niño Jesús, la noche en la que Dios se
hizo hombre.
PADRE: A mí también hijo, pero ahora vamos a dormir ya, que mañana tenemos que
madrugar.
PASTORA: ¿Dónde ha de ser?, al pesebre que hay al otro lado del río. ¡Dicen que es
precioso!
PASTORA: ¡Qué cuento, ni qué cuento! Esto es tan real como que mis cabras dan leche.
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PRÍNCIPE: O sea, que tú no vienes de un cuento.
PASTORA: Yo vengo de una historia que fue real, pero que a lo largo del tiempo hay
quien la cuenta como si se tratara de un cuento.
PASTORA: ¿Bello? ¡Si es como una estrella que se ha caído del cielo!
PASTORA: ¿Pobre? ¡Tan pobre que ni una cuna ha tenido! Entre una mula y un buey el
pobre Niño ha nacido.
PASTORA: Así ha de ser, el rey de los reyes, lo más grande. Nuestro Redentor.
PETER PAN: ¿Qué tramas vieja glotona? ¿Es que no sabes pensar en otra cosa?
PASTORA: Su madre es la mujer más tierna del mundo, la más buena y cariñosa.
CAPERUCITA: ¡Anda ya! ¿No lleva dormida cien años? Pues una noche más, digo yo
que puede esperar.
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BRUJA: Eso, eso, vamos a ver a ese Niño tierno.
BELLA: Pues que según he oído, todo el que va, le lleva algo.
PETER PAN: Ah, es verdad. Yo le podría llevar... ¡Un poco de polvo de hada para que
pueda volar!
PRÍNCIPE: Yo le llevaré mi espada, para luchar contra todo aquel que le quiera hacer
mal.
BELLA: Yo le llevaré... ya sé, un libro de cuentos, para que su madre se lo lea cuando
no pueda dormir.
CAPERUCITA: Pues yo, esta cestita con tortitas, mantequilla, pan y miel. Espero que
mi abuela no se enfade, si por una vez le llevo la cesta vacía. Seguro que ya está harta
de comer siempre lo mismo y no le importa que se lo regale al Niño.
PERIQUITO: Yo no puedo.
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PRÍNCIPE: Bueno Periquito, seguro que al Niño Jesús no le importa que no le lleves
nada.
BRUJA: Sí, será mejor que no le des nada, a que le des una mierda.
BELLA: Eso es verdad, ¿cómo haremos para llegar al portal si todos estamos encerrados
dentro de nuestros cuentos?
CAPERUCITA: No os preocupéis, yo creo que esta noche es distinta a todas las demás,
y que todo el que desee algo de corazón lo conseguirá.
BRUJA: ¿Por qué dices que esta noche es distinta a todas, qué tiene de especial?
CAPERUCITA: ¡Claro! ¿Es que acaso no es especial que estemos todos aquí reunidos?
PRÍNCIPE: Es verdad. Nunca antes nos había sucedido una cosa igual.
BRUJA: Mira el niño, ya está empezando a dar otra cosa distinta a sus famosas bolitas.
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PETER PAN: Sí, ¿pero qué tiene que ver eso?
BELLA: Pues que sólo necesitamos a alguien que cambie nuestras historias, alguien que
escriba un cuento con lo que nos está pasando y con lo que queremos que nos suceda.
PRÍNCIPE: Un cuento en el que todos nos encontremos y después nos vayamos juntos al
portal a visitar al Niño Jesús.
PERIQUITO: Eso, eso... que alguien escriba un cuento nuevo para nosotros.
BRUJA: (Gruñendo.) ¡Qué bonito, qué bonito! ¿Y quién va a ser el listo que va a escribir
esa historieta?
PETER PAN: ¿Qué tienen de malo los niños? ¡Claro que sabrá, los niños sabemos hacer
muchas más cosas de las que los mayores os creéis!
PERIQUITO: Por supuesto, los niños somos capaces de hacer lo que queramos, porque
lo hacemos con el corazón en la mano.
SAMUEL: Por haber leído tantos cuentos, ahora debo estar delirando.
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PETER PAN: ¡Hola, colega! ¿Te despiertas ya?
BELLA: Tranquilo, pequeño. No vamos a hacerte daño. Sólo queremos pedirte un favor.
PRÍNCIPE: Somos los personajes de tus cuentos y necesitamos que hagas algo por
nosotros.
SAMUEL: ¿Que queréis que haga algo? ¿Que sois personajes de mis cuentos? ¿Que
necesitáis mi ayuda?
PERIQUITO: Mira colega, no sabemos por qué extraña razón nos hemos quedado todos
atrapados en tu habitación.
PASTORA: Somos los personajes de tus cuentos, pero ahora necesitamos que nos hagas
un favor.
BELLA: Mira, nos gustaría ir al portal de Belén para poder conocer al Niño Jesús.
BRUJA: ¡Sí, dicen que es un niño muy tiernecito; quiero decir... muy bonito!
PETER PAN: A mí me gustaría mucho poder conocer a su madre. Debe ser la madre
más maravillosa del mundo.
PERIQUITO: ¡Pues para que escribas el cuento, tío! Nosotros no podemos hacer nada a
no ser que alguien escriba lo que nosotros hacemos.
SAMUEL: Entiendo.
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SAMUEL: Puedo intentarlo, pero...
SAMUEL: Pues que no sé escribir muy bien. Todavía tengo muchas faltas de ortografía.
PASTORA: ¿Y qué más da que nos escriba vaca con B o con V, si al fin y al cabo ni
siquiera queremos que nos dé leche?
CAPERUCITA: ¡Eso! ¡Qué más da! Lo único que tienes que conseguir es que todos
lleguemos al portal.
BRUJA: (Refiriéndose a la pastora.) Esta se sabe el camino, así que te puede indicar.
(Mientras unos levantan al niño y le ponen la bata, otros colocan en el centro del
escenario el escritorio, otros traen el papel, las pinturas, etc.)
PERIQUITO: Pues como empiezan los cuentos, menos el mío. Érase una vez...
SAMUEL: Érase una vez un niño que no podía dormir. Estaba nervioso, ¿nervioso es
con B o con V?
PETER PAN: Nervioso es con los nervios que me estás poniendo si no te das prisa.
SAMUEL: Estaba nervioso porque al día siguiente sería Navidad. De modo que para
calmarse decidió leer cuentos. Al go raro ocurrió porque de repente, sin saber cómo ni
por qué, los personajes de aquellos cuentos se quedaron dentro de su habitación.
SAMUEL: Aquellos personajes no habían estado nunca en Belén, por lo que decidieron
ir al portal para conocer al Niño Jesús.
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Música navideña suave, que se elevará al final
PASTORA: Venga, vámonos todos por aquel camino. ¿No veis cómo brilla la estrella
allá a lo lejos?
PETER PAN: Me parece que ya empiezo a oír cómo su madre le canta una nana.
BRUJA: Y yo comienzo a percibir un dulce aroma, pero ¡qué extraño!, ¡se me está
quitando el hambre!; creo que con unas verduritas tendré bastante para cenar.
PERIQUITO: Un momento chicos, esperad. ¿No creéis que se nos olvida algo?
BELLA: Es verdad, por favor Samuel, dinos tú que vas a ser el autor, cómo se va a
llamar.
SAMUEL: Aquellos personajes pidieron al niño que escribiera un cuento para que su
sueño pudiera hacerse realidad y así, poco a poco, mientras Samuel escribía, los
personajes empezaron a marchar, caminando muy contentos iban juntos al portal...
(Los personajes, poco a poco van saliendo mientras suena la música y se van apagando
las luces.)
TELÓN
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Esta es una obrita típicamente navideña. Pensada para que la representen niños del
Primer Ciclo de Primaria. Aunque al tener el guión por vez primera, se pueda pensar que
es un tanto difícil y que los diálogos son demasiado extensos para que los memoricen
niños tan pequeños, al leerlo, se puede comprobar que resultará fácil la tarea, pues al
estar escrita con una rima asonante ellos tienen más facilidad de aprendizaje. Lo mismo
ocurre con la puesta en escena, ya que las situaciones son repetitivas, los niños no
tendrán problema para saber cuándo les corresponde actuar, y el modo en que deben
hacerlo.
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Personajes y vestuario
•María: En esta ocasión, la pobre María estará triste y preocupada, pero no por eso dejará
de estar guapísima con su túnica y su velo.
•José: Ya sabéis, túnica, bastón... ¿barbas?... A gusto del consumidor. Eso sí, no olvidar
que molestan y entretienen a los niños. José también estará preocupado y triste.
•Ángel 1 y Ángel 2: Estos personajes pueden ser representados tanto por niños, como
por niñas, o mixtos. Si tenemos niños suficientes, podemos incorporar algún angelillo
más repartiendo el diálogo, o bien añadiendo alguna frase más, ¿por qué no ser
además de directores o actores, unos espléndidos autores? Grandes túnicas, unas alas...
cartón y algodón serán suficientes, aunque debo reconocer que algunas mamás a la
hora de hacer los trajes para sus pequeños, tienen mil y un recursos.
•Soldados 1 y 2: Al igual que los ángeles, pueden ser chicos o chicas, y también
podemos añadir algún soldado más a este singular ejército. Unos petos de cartón,
espadas, cascos, etc., y tendremos dispuesto a todo un batallón preparado para salir a
escena.
•Niño 1: Permanecerá en un rincón del escenario, desde donde pronunciará su frase, que
como puede comprobarse es siempre la misma. Se realzará la importancia de su
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intervención si cada vez que habla, se le ilumina con un foco. Ya sabéis que si no
disponéis de material de iluminación, un simple proyector de diapositivas, puede
salvar la situación fácilmente.
•Pastor: Típico pastor del portal de Belén, chaleco, zurrón y no olvidar el cordero. Por
supuesto que puede ser de peluche.
•Pastora: Al igual que el pastor, será la típica pastora que estamos acostumbrados a ver
en el nacimiento. Será indispensable que lleve una cesta, o algo similar, con alguno de
los productos que le ofrece al Niño.
•Niño 2: Será un niño normal y corriente, con ropas actuales, para que los espectadores
se identifiquen con él. Por supuesto, deberá llevar algunos regalos y un balón. (No
hace falta que sea de la mejor marca.)
•Niñas 1 y 2: Como el anterior, vestirán con ropas de actualidad. Llevarán unos libros
para ofrecer al niño.
•Gaspar: Como su compañero de aventuras, Melchor, lucirá una hermosa túnica con su
corona incluida. (Puede ser de cartulina.)
•Baltasar: Túnica como los dos anteriores, pero en vez de corona, se le pondrá un
hermoso turbante que remarcará su procedencia.
Decorado
A los críos les encanta hacer grandes dibujos, sobre grandes papeles. Si disponemos de
papel continuo, podemos permitirles que realicen el decorado a su gusto. Claro que
debemos recordarles, que se trata de una historia que transcurre en Belén. Seguro que no
tienen dificultades para realizar un fabuloso portal para que Jesús, María y José se sitúen
en el escenario. Unas palmeras, unas montañas a lo lejos... y montones de detalles que
seguro que los chicos tendrán en cuenta. Para la puerta aconsejo que si tenemos la suerte
de contar con algún «manitas» y se realiza, que sea bajita, por ejemplo, a la altura de la
cintura de los niños, para que no dificulte la visión de los actores. Aunque se puede echar
mano de la imaginación y utilizar una puerta ficticia.
Atrezzo
Hay varias cosas que no podemos olvidar: el cordero que lleva el pastor, las golosinas y
chucherías que trae la pastora, los juguetes que ofrece el niño (indispensable el balón),
los libros de las niñas, el oro, el incienso y la mirra.
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Música
Al principio de la obra se puede poner una música suave, típicamente navideña. Al final,
cuando los niños terminen de cantar, se puede introducir una música alegre, asimismo,
navideña. Cualquier villancico nos servirá.
Iluminación
Luz general para toda la obra. Cada vez que el Niño 1 intervenga, conviene iluminarle.
También puede iluminarse de un modo especial, cuando se abraza con el Niño Jesús al
final.
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PERSONAJES
(Por orden de aparición)
-María
-José
-Jesús
-Ángel 1
-Soldado 1
-Soldado 2
-Niño 1
-Pastor
-Pastora
-Niño 2
-Niña 1
-Niña 2
-Ángel 2
-Melchor
-Gaspar
-Baltasar
(Los personajes pueden estar todos en escena, desde el primer momento, situados
alrededor del escenario, o bien, ir entrando según su orden de intervención. Dependerá
de las posibilidades que tengamos, o del criterio del director. Al principio sonará una
música tranquila, preferentemente navideña, para suavizar los nervios de los niños que
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siempre son inevitables, desde que se abre el telón, hasta que el primer actor comienza
su primera frase, que pronunciará cuando la música lentamente baje su volumen hasta
apagarse del todo.)
MARÍA: Querido José, ayúdame tú, no sé lo que tiene el niño Jesús. Parece muy triste
no quiere reír, a ver si tú puedes hacerle feliz.
JOSÉ: Ven mi pequeñín, vente con papá, sobre mis rodillas tú cabalgarás. Un caballo
blanco camino del mar, sobre mis rodillas tú vas a montar:
ÁNGEL 1: No te preocupes, María, yo tengo la solución, iré a ver a los pastores para que
traigan turrón, mazapán y chocolate, y un poquito de ilusión. Iré a ver a los pastores,
verás qué pronto vendrán a adorar al niño Dios que ha nacido en el portal.
SOLDADO 1: Menudo lío se ha armado, ha nacido el Niño Dios, y todos vienen a verle.
¡Ay, menudo mogollón!
SOLDADO 1: Por aquí habrán de pasar; cerraremos esta puerta y sólo para el que traiga
algo la dejaremos abierta.
SOLDADO 2: Eso, eso, hay que pagar, por aquí no pasa nadie si no le trae a ese Niño
algo con lo que adorarle.
(El niño 1 permanecerá siempre en un rincón del escenario, desde donde dirá su diálogo.
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Si se dispone de un juego de luces, o de un simple foco, puede acentuarse su
intervención iluminándolo cada vez que repita su frase. Los soldados, siempre le
contestarán de igual modo, pero mostrando en cada ocasión mayor enfado.)
PASTOR: Llevo mi mejor cordero para el niñito Manuel, para que le dé calor, para que
juegue con él.
(Se acercará a donde está el Niño Jesús para ofrecerle su regalo; de igual modo actuarán
los demás actores que vienen a traer sus ofrendas.)
PASTORA: Queso, pan y caramelos, una jarrita de miel, unas chuches que he comprado
para el niñito Manuel, mazapán y regaliz, y un pica-pica especial que cosquillea la
nariz.
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PASTORA: Sí.
SOLDADO 1: Está bien, pasad, llevádselo pronto al Niño a ver si lo quiere probar.
SOLDADO 2: Eso, eso, a ver si lo probará y con esas cosquillitas por fin nos sonreirá.
NIÑO 2: Las cosas que yo más quiero, mis juguetes favoritos, se los traigo al más
pequeño. Un tren y unos soldaditos, un caballo de cartón, y para jugar al fútbol la
mejor marca de balón.
SOLDADO 1: Está bien, pasad y dádselo pronto al Niño a ver si quiere jugar.
JESÚS: No quiero, no quiero, yo no quiero este balón, las manos de un niño pobre lo
cosieron con dolor.
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NIÑO 1: ¿Y si le doy mi cariño?
NIÑA 1: Al Niño Jesús queremos mostrar dentro de estos libros lo que encontrará,
fantásticos cuentos, podrá disfrutar de muchas historias que le gustarán.
NIÑA 2: Lugares preciosos, princesas y brujos, y un caballo blanco que puede volar.
Casas en las nubes, muchos personajes y hasta sirenitas que están en el mar.
SOLDADO 2: Yo eso no me lo creo, no es posible que aquí dentro, en algo que es tan
pequeño quepan todas esas cosas. Si no lo veo, no lo creo.
(Los soldados hablan entre ellos, pasándose los libros de uno a otro.)
JESÚS: No quiero esos cuentos, no quiero leer, ya sé esas historias, todas me las sé. Me
gustan los libros, me gusta leer, pero ahora no quiero, no quiero leer.
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Foco para iluminar al niño 1.
ÁNGEL 2: Ya vienen de lejos los tres Reyes Magos, buscando a un niñito que anoche
nació. Siguiendo una estrella le traen regalos quieren entregarle a ese Niño Dios su
oro y su incienso, su mirra y su amor.
MELCHOR: Para este rey que ha nacido, de mi tesoro real, he cogido el mejor oro y se
lo vengo a entregar.
MELCHOR: Sí.
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SOLDADO 2: Eso no vale.
GASPAR: Un poco de incienso para el Niño Dios, quisiera adorar a nuestro redentor.
JESÚS: Yo no quiero que me adoren, pues aunque Dios he nacido, quiero ser como otro
niño, no quiero ser adorado, no quiero, no quiero.
BALTASAR: Para ese niñito que en la cuna mira, con todo mi amor le traigo yo mirra.
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SOLDADO 1: Pues no.
BALTASAR: Esta mirra servirá para curar las heridas que Jesús padecerá.
JESÚS: No quiero, no quiero pomadas ni ungüentos, tendré que sufrir, tendré que llorar,
mi padre del cielo ya me curará. No quiero, no quiero, la mirra no quiero.
(En esta parte, puede salir cada personaje al centro del escenario cuando intervenga o
bien hacerlo desde donde se hayan ido situando. Una vez más, según la opción que desee
el director o los propios niños.)
MARÍA: ¿Has visto Jesús, qué noche más bella? Pastores y Reyes te traen ofrendas, los
ángeles cantan, brillan las estrellas para que tú, mi rey, te rías con ellas.
JOSÉ: ¿Qué tienes, Jesús? No sé qué más darte, te traen regalos, vienen a adorarte. ¿Por
qué no sonríes, por qué no los quieres?, dinos qué te pasa, dinos qué prefieres.
ÁNGEL 2: Le gustan los juegos, jugar al balón, le gustan los libros, le gusta vuestro
amor. Le ha gustado el oro, el incienso y la mirra pero él lo que quiere...
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TODOS: Eso sí vale, eso sí vale.
PASTOR: Yo te traje mi cordero, te estoy dando mi amor, al darte lo que más quiero.
NIÑO 2: Como yo, eres un niño, con todos estos juguetes te estoy dando mi cariño.
GASPAR: Con incienso te adoré porque eres el Niño Dios, si tú quieres, te lo cambio
por todo mi corazón.
BALTASAR: La mirra yo te ofrecí para poderte curar, con mil besos y ternura, yo sé que
te curarás.
JESÚS: Eso sí vale, eso sí vale. Cada regalo que me habéis dado, os lo agradezco, pues
me han gustado. Pero sabed que de tantas cosas, hay una sola, la más hermosa. Es el
amor que me habéis traído en cada ofrenda que me habéis dado y es la ternura que
este niño tan triste y solo me ha ofrecido, arrebujado desde un rincón él ha sabido
darme su amor.
(Se abrazan los dos mientras empiezan todos a cantar juntos una canción; podemos
recurrir a la música y el tono de cualquier villancico popular, o bien, inventarnos una
música que sea alegre. Nosotros la cantamos con la melodía de «Ding, dong, dang».)
Música.
TODOS: El Niño Jesús está en el portal no quiere reír, ¿qué le pasará? Ángeles del cielo,
pastores y niños le traen regalos, le dan su cariño.
(Estribillo)
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¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?
Los reyes le dan ofrendas, riquezas, pero él no las quiere, pues siente tristeza. Tan
sólo sonríe al ver que ese niño que está triste y solo le da su cariño.
¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?
El Niño Jesús ya quiere reír, pues con tanto amor se siente feliz. Para ir al portal,
¿qué le llevarás? El amor es lo mejor que le puedes dar.
¿Qué será, qué será, qué le pasará? ¿Qué será, qué será, qué le pasará?
TELÓN
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«Navidad en el fondo del mar» es una obrita pensada para ser representada por niños del
Primer Ciclo de Primaria. Tal vez nunca se nos había ocurrido pensar que también en el
fondo del mar pueda existir la Navidad. Es por eso quizá, que a los niños les encante
dibujar un paisaje marino lleno de abetos, guirnaldas, bolas y adornos navideños. ¿Os
imagináis una ballena de camino al portal de Belén? ¡No, claro que no puede ser! Como
dice la pobre merluza, se ahogaría si saliera del agua, pero la estrella de mar está
empeñada en convertirse en un cometa para poder ir hasta el portal. ¿Lo conseguirá? Si
no lo logra no será por la falta de empeño demostrado por todos sus amigos. ¡Hasta
aprenderán a cantar villancicos! (aunque alguno se equivoque de canción).
Esta es una obra fácil en su montaje y elaboración, y el resultado puede ser muy
simpático, sobre todo, por la visión de la Navidad en un lugar poco usual.
Aquí se muestran una serie de personajes, pero la obra queda abierta a que se
introduzcan nuevos habitantes marinos: cangrejos, mejillones, boquerones... Todo
depende del número de niños con que contemos para realizar la función.
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Personajes
•Caballito de mar: Como buen amigo de la estrella, todo su empeño será querer ayudarla
para que pueda conseguir su deseo de ser un cometa para poder llegar al portal.
•Estrella de mar: Es una estrella triste y soñadora. No se conforma con estar bajo las
aguas, pues ha oído hablar del portal Belén y quiere llegar hasta él.
•Merluza: Será una merluza corriente y simplona, como cualquier otra merluza.
•Algas: Divertidas y juguetonas, si las hay de varios colores, resultarán mucho más
llamativas.
•Pez volador: ¿Un pez con alas? ¡Claro que no! Al pez volador no le hacen falta para
volar por el fondo del mar.
•Ostra: Harta ya de tanto aburrimiento, también quiere colaborar, para ello no le importa
si tiene, incluso, que cantar.
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•Ángel 1 y 2: Puede que sean los primeros ángeles que visitan el fondo del mar; pero si
unos compañeros suyos van a avisar a los pastores, ¿por qué no han de poder ir ellos a
hablar con los habitantes de las profundidades marinas?
Vestuario
Como en todas mis obras, recomiendo utilizar la imaginación a la hora de elaborar los
vestuarios y los distintos elementos que lo componen. Al ver los personajes que aparecen
en esta obra, lo primero que piensan las mamás es «fY cómo voy a hacer un traje de
ballena, o de algas?». En la representación que nosotros hicimos, utilizamos unas
grandes bolsas de basura de color azul, a las que haciéndoles un par de cortes,
transformamos en túnicas. En ellas pegamos unos grandes dibujos realizados en papel de
cada uno de los personajes. Y... ¡ya está! Obtuvimos una maravillosa fauna marina.
Decorado
Como casi siempre, utilizamos papel continuo en donde los chavales pintaron un
maravilloso paisaje marino. Merluzas, ballenas, ostras, ángeles, un montón de bolas y de
guirnaldas navideñas... O sea: la Navidad en el fondo del mar vista por los propios
chicos.
Atrezzo
Música
Cualquier villancico nos puede servir para empezar. La canción final, como se indica en
el texto, la cantamos con la música del conocido villancico «El tamborilero».
Iluminación
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PERSONAJES
(Por orden de aparición)
-Caballito de mar
-Estrella de mar
-Merluza
-Pulpo
-Algas
-Pez volador
-Ballena
-Ostra
-Ángel 1
-Ángel 2
Música.
(Se abre el telón. Todos los personajes, excepto los ángeles, están en escena. Suena
música navideña, que irá bajando de tono poco a poco.)
ESTRELLA: No, no es que no me guste ser una estrella, es que quiero ser un cometa.
ESTRELLA: Para volar muy alto por el cielo azul y llegar hasta el portal.
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ALGAS: ¿Pues qué portal ha de ser? ¡El portal de Belén!
BALLENA: Pues si ha nacido el Niño Dios, a mí también me gustaría ir, pero... ¿dónde
puedo ir con lo gorda que estoy?
MERLUZA: Es verdad, a mí también me gustaría ir, pero si salgo fuera del agua, me
moriré.
PEZ VOLADOR: Sería estupendo que pudiera volar por el cielo azul. Miradme a mí, me
llaman el pez volador, pero no puedo volar. En realidad lo que yo hago por el fondo
del mar es nadar y nadar.
ALGAS: Un momento, nosotras podemos situarnos a su espalda. Los cometas tienen una
estela y nosotras podemos ser su estela, aunque sea de algas.
OSTRA: Perdonad que me entrometa, pero ya estoy harta de estar aquí tan aburrida. A
mí también me gustaría ir al portal, ya que no me puedo mover de mi concha, me
gustaría ayudar.
BALLENA: Ah, sí. El otro día cuando salí a respirar, a unos marineros que iban
pescando les oí cantar.
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OSTRA: Eso, eso, vamos a cantar. A ver si esto se comienza a animar.
Música.
Música.
Música.
MERLUZA: ¡Así tampoco es! Es así: (El tamborilero de Rafael.) El camino que lleva a
Belén, (Todos) pom, pom, pom, baja hasta el valle que la nieve cubrió, (Todos) pom,
pom, pom...
ESTRELLA: Ya tengo una preciosa estela, y unos estupendos villancicos, pero... ¡sigo
aquí, en el fondo del mar!
ALGAS: ¡Ostras!
OSTRA: ¿Qué?
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PEZ VOLADOR: ¿Unos ángeles buceadores?
ÁNGEL 1: Ni buceadores, ni nada. Somos ángeles, y podemos volar por el cielo, estar
en la tierra o en el fondo del mar.
ESTRELLA: ¿Has dicho que podéis volar? ¡Enséñame cómo se vuela! ¡Yo también
quiero volar! ¡Yo quiero ser un cometa!
ÁNGEL 2: Por eso precisamente hemos venido. No tienes que estar triste. Tu sitio está
en el fondo del mar.
ÁNGEL 1: Si te conviertes en cometa y te vas volando, tus amigos del fondo del mar se
quedarán muy tristes sin ti.
ÁNGEL 2: Tienes que quedarte aquí con ellos, eres una estrella de mar; por cierto, eres
una estrella de mar muy hermosa.
ÁNGEL 2: Claro que sí. Ya lo habéis conocido. El Niño Jesús es el amor, y lo habéis
conocido en el amor que os dais unos a otros.
ÁNGEL t: Al querer ayudar a la estrella para que fuera un cometa, todos habéis sido un
poco Niños Jesús.
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PULPO: Poropompom, poropoporopompero, pero, poropoporopompero, pero... ¡Uy,
perdón!...
Música.
TODOS: (Con la música del tamborilero.) Esta noche en el fondo del mar pom, pom,
pom, todos los peces muy contentos están, pom, pom, pom, la Navidad la vamos a
celebrar, pom, pom, pom, aunque no podamos ir hasta el portal. ¿Qué más nos da? ¡Es
Navidad! Navidad en el fondo del mar pues la amistad es Navidad, pues la amistad es
Navidad. Uh, uh, uh...
TELÓN
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62
Esta pequeña obrita la preparé para que los niños de Educación Infantil del colegio en
donde realizaba el taller de teatro, pudieran pasar un ratito divertido con una función de
marionetas. No sé qué sentido mágico tienen para ellos, pero lo cierto es que les encanta
ver cómo unos sencillos muñecos se mueven, gesticulan y hablan. La mayoría sabe que
detrás de cada muñeco está la mano de un adulto, pero en el fondo les encanta olvidarse
de ese pequeño detalle y creer durante unos minutos que esos pequeños seres hechos de
tela y cartón, se mueven por sí mismos y tienen vida propia.
De todos modos, igual que las otras historias que he preparado especialmente para
ser representadas por marionetas, no cabe duda de que si en vez de marionetas se
realizan con personajes de carne y hueso, el resultado puede ser maravilloso. Es más,
para esta obrita, como podéis comprobar, dada la limitación del número de personajes, se
me ocurre algo mejor: ¿Por qué no dejar que por una vez, en vez de los niños, sean los
profesores los que se suban al escenario? ¿Os imagináis a Don... vestido de Lobo Feroz?
¿Y a la Señorita... con su traje de Caperucita? Seguramente que para los chiquillos sería
una función superdivertida. Y seguramente, también, los profes se lo pasarían
chachipiruli. ¡Ánimo!
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Personajes y vestuario
•Caperucita roja: ¿Qué os puedo decir de este personaje y de su vestuario? Sin duda
sobra cualquier consejo.
•Papá Noel: Ya sabéis; enorme barriga, grandes barbas, traje rojo, un gran saco...
Decorado
El claro de un bosque. Conviene que realicemos algunos árboles (se pueden utilizar
grandes cajas de cartón), para situar por el escenario. Nos servirán para que se esconda el
Lobo y para que se choque cuando el guión lo exija.
Atrezzo
El saco de los juguetes de Papá Noel. La cestita de Caperucita. Las gafas que se pondrá
el Lobo (cuanto más extravagantes, más se reirán los niños).
Música
64
Iluminación
65
PERSONAJES
(Por orden de aparición)
-Caperucita roja
-Lobo feroz
-Papá Noel
Música.
¡Uy!, pero cuántos niños hay hoy en el bosque. ¿Sabéis quién soy yo? Ah, ya veo
que me conocéis. Claro, eso es porque alguna vez os han contado mi cuento. ¿Pues
sabéis una cosa? ¡Que ya estoy harta de que mi cuento siempre sea igual! ¡Soy tan
tonta, que siempre me pasa lo mismo! Pero esta mañana, al levantarme, me he dicho
yo a mí misma: «vamos a ver Caperucita, va a ser Navidad, y no está bien eso de que
el Lobo feroz, se salga siempre con la suya, así que, en vez de esperar a que mi
madre me llamara como cada día: «Caperucita, ve a llevarle a la abuelita esta cestita
con tortitas, mantequilla, pan y miel», pues nada, he ido yo y he llamado a mi madre:
«Mamá, prepárame la cestita, que voy a casa de la abuela ahora mismo». Y aquí
estoy. ¿Sabéis lo que llevo en la cestita?... (Espera la respuesta de los niños.) No, no,
no... como va a ser Navidad, en vez de tortitas, mantequilla, pan y miel, le he puesto
a la abuela unos pol vorones, unos mazapanes y un poco de turrón, del blando, claro,
pues con lo viejecita que es, ya le quedan pocos dientes. ¡Claro!, que no me extraña,
pues siempre acabamos comiendo tantos dulces en el cuento, que a la pobre le han
salido unas buenas caries, y el dentista del bosque le ha tenido que quitar ya casi
todas las muelas, y es que no hay que comer tanto dulce, ¿verdad niños?
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flores, ni hablando con los conejitos, y además, me iré por ese otro camino que sé
que es el más corto. Así que me voy, adiós. ¡Ah! Y si viene el Lobo feroz por aquí,
por favor, no vayáis a decirle que me habéis visto. Así se quedará todo el día
esperándome, y mientras tanto, yo prepararé una hermosa fiesta de Navidad con mi
abuelita.
(Sale cantando.)
(Entra el Lobo.)
LOBO FEROZ: Bueno, bueno, bueno, aquí estoy otra vez, como cada día. Esperando a
que aparezca esa niña. (Se choca contra un árbol.) ¡Ay! ¡Caramba! ¡No sé qué narices
me pasa, pero cada día veo peor! Menos mal que por lo menos, la tonta de Caperucita
sigue poniéndose esa ridícula caperuza roja; claro, porque si no, no sería Caperucita
roja, se llamaría Abrigo azul o Chaqueta blanca... Me conviene que siga poniéndose
ese traje, porque así, al ser tan rojo, la distingo perfectamente entre el verde de la
hierba y de los árboles del bosque. Y es que no sé qué me pasa, que (se choca otra
vez). ¡Ay! Otra vez, me he vuelto a chocar, ¡es que no veo un pimiento! Bueno, un
pimiento verde no lo veo pero uno rojo sí. Hablando de pimientos rojos, por ahí se
acerca ya Caperucita. Ahora, cuando llegue tengo que empezar con el cuento de
siempre: «¿Adónde vas Caperucita?». Y la muy tonta como siempre me dirá lo
mismo: «A casa de mi abuelita». «¿Y que le llevas en la cestita?», preguntaré.
«Tortitas, mantequilla, pan y miel», me dirá. Y yo, muy astuto, porque eso sí, seré un
poco ciego, pero soy la mar de astuto, le diré: «Vete por ese caminito que es el más
cortito», y la inocente niña me hará caso, y se irá por ese que es el más largo, y yo me
mar charé corriendo a casa de la abuela y... ¡Oh!, me esconderé detrás de ese árbol,
para que no me vea, pues ya se acerca... por ahí viene ya Caperucita...
Música.
PAPÁ NOEL: ¡Navidad, Navidad, dulce Navidad!, campanitas de alegría van sonando
ya, ¡eh! ¡Navidad, Navidad, dulce Navidad!, los regalos preparando que es la
Navidad...
¡Uffff!... ¡Pero qué cansado estoy!... No sé si es que me estoy poniendo muy viejo, o
si es que los niños cada día me piden más y más regalos; pero cada año me cuesta
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más trabajo cargar con este saco. Me sentaré un rato aquí a descansar, todavía tengo
tiempo antes de empezar a repartir los regalos por todas las casas...
(Entra el Lobo.)
PAPÁ NOEL: Pero es que me parece que te has equivocado. Yo no soy Caperucita.
PAPÁ NOEL: No es ningún cuento. Yo no soy Caperucita. ¿Verdad que no, niños?
PAPÁ NOEL: ¿Cómo que no los ves? No ves que hoy todo el bosque está lleno de
niños.
LOBO: Venga, venga, Caperucita. No disimules más. Y dime eso de: «A casa de mi
abuelita...».
PAPÁ NOEL: Pues precisamente iba hacia su casa a dejarle los regalos de Navidad para
ella, para su madre, para la abuelita, para el cazador...
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PAPÁ NOEL: No. Yo sólo llevo regalos a los que se portan bien. Y tú no te has portado
muy bien que digamos...
LOBO: Pues entonces, ahora mismo me vas a dar ese saco todo para mí.
PAPÁ NOEL: Anda, Feroz, que conmigo no vas a poder. Será mejor que te vayas y me
dejes en paz.
PAPÁ NOEL: ¿Pero qué te ha pasado? ¿Es que no has visto el árbol?
LOBO: No, no lo he visto. ¿Pasa algo? (Se choca otra vez.) ¡Requete ay!
PAPÁ NOEL: ¡Pero qué torpe!... Menos mal que se ha ido. Como todavía es un poco
pronto, me acostaré aquí un rato a descansar. Niños, si veis que sucede algo extraño os
agradecería que me avisarais. Gracias.
(Se acuesta y cuando se está quedando dormido, entra el Lobo. Papá Noel se despertará
con los gritos de los niños y el Lobo saldrá para no ser descubierto, volviendo a entrar
cuando Papá Noel se vuelva a dormir.)
LOBO: Ja, ja. Le he engañado. Le he hecho creer que me marchaba, pero todo lo que he
hecho ha sido esconderme detrás de aquel árbol y esperar a que se durmiera. Ahora
mismo le robaré el saco de los regalos y serán todos para mí.
PAPÁ NOEL: ¿Qué pasa, qué pasa? No me diréis que el Lobo estaba intentado robarme.
(Se vuelve a acostar y vuelve a entrar el Lobo. Esta situación se puede repetir las veces
que se crea conveniente.)
PAPÁ NOEL: ¡Otra vez! ¡Pero bueno, ahora se va a enterar! Escuchad. Vamos a
engañarle. Yo me haré el dormido, cuando veáis que viene, si os ponéis a gritar se
esconderá y no podré cogerle. De modo que cuando llegue, empezáis a decirle cosas
bonitas. Ya sabéis, lobo guapo, lobo bonito... y le pedís que os cuente un cuento o que
os cante una canción. Así, como es tan presumido, se distraerá y yo le atraparé. ¿Lo
habéis entendido?
LOBO: Bueno, ahora sí que lo conseguiré. ¿Eh? ¿Qué decís? ¿Que os cuente un cuento?
¡Para cuentos estoy yo! ¿Qué? ¿Que os cante una canción? Oh, bien, bien, gracias por
vuestra atención... está bien, os cantaré algo... (Cantando estrepitosamente.) «Soy el
lobo feroz, el más valiente, soy el lobo más guapo...»
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PAPÁ NOEL: ¡Te atrapé!
PAPÁ NOEL: ¿De modo que estabas intentando robarme el saco de los regalos?
PAPÁ NOEL: ¿Qué pretendías, dejar a todos los niños sin sus regalos?
PAPÁ NOEL: Ya te he dicho que no puedo darte ningún regalo, porque te has por tado
muy mal. ¡Siempre queriendo comerte a Caperucita y a su abuelita...!
LOBO: ¡Yo no tengo la culpa de que el que escribiera el cuento, lo escribiera así!
LOBO: Además, al final siempre soy yo el que sale perdiendo... Siempre acabo con el
culo lleno de disparos del cazador, que mira, mira cómo lo tengo... (Se vuelve a
chocar.) ¡Ay!
PAPÁ NOEL: Eso también es cierto. ¿Pero, dime, qué te pasa que siempre andas
chocándote con los árboles?
LOBO: Es que no veo un pimiento, un pimiento verde; porque uno rojo sí lo veo.
PAPÁ NOEL: Entiendo. Ahora entiendo todo. Por eso al principio me confundiste con
Caperucita roja. ¿Verdad? Por mi traje rojo.
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PAPÁ NOEL: Sí.
LOBO: ¡Yupi!...
PAPÁ NOEL: Ven, ven aquí, no puedo abrir el saco delante de los niños, podrían ver lo
que les traigo. Ven.
PAPÁ NOEL: Venga, vamos, sal para que te vean los niños.
PAPÁ NOEL: Está bien. Niños, ayudadme a llamar a Feroz para que salga. Vamos.
¡Feroz! ¡Feroz!...
LOBO: (Entra.) ¡Uy! ¡Qué vergüenza!... ¡Anda! ¡Cuántos niños!... ¡Hola!... ¿Estoy
guapo con estas gafas?
LOBO: Sí.
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PAPÁ NOEL: Prométeme que serás bueno, que te portarás bien y que no volverás a
intentar comerte a Caperucita.
LOBO: Lo prometo.
PAPÁ NOEL: Está bien, entonces ahora, puedes marcharte; yo tengo que ir a repartir los
regalos.
LOBO: Sí, me iré a buscar a Caperucita, le pediré perdón, y a ver si con un poco de
suerte me deja celebrar la Navidad a su lado. Siempre me ha tocado celebrarla a mí
solito.
(Sale.)
PAPÁ NOEL: Bueno, chicos, me marcho a trabajar... tengo que empezar a repartir los
regalos.
¡Ah!, y recordad: Sed buenos para que pueda traeros muchas cosas. Adiós. Ah...
¡Feliz Navidad!
(Sale cantando.)
Música.
TELÓN
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Colección
ESCENA Y FIESTA
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44.La estrella que se escapó del cielo. María Pilar Montoro.
74
67.A Belén me voy. Coordinadora «Bambalinas Teatro».
75
90.Miguel quería ver el sol... Carlos Labraña.
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Índice
Presentación 4
1. La Navidad de los cuentos 6
2. El regalo de Jesús 37
3. Navidad en el fondo del mar 52
4. Caperucita en Navidad 61
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