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Actividades para Trabajar Con Un Niño Con Autismo

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Actividades para trabajar con un niño con

autismo
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El autismo es un trastorno del desarrollo que provoca una alteración en la capacidad


para comunicarse e interactuar con los demás, a la vez que restringe los intereses y
las actividades. Este trastorno no tiene cura, al menos hasta el momento, pero sus
síntomas pueden mejorar con el paso de los años.
De hecho, mientras más temprano comience el tratamiento, mejor suele ser el
pronóstico a largo plazo. Es por esto que los especialistas recomiendan realizar una
serie de actividades y/o juegos educativos dirigidos a que los niños con
autismo desarrollen sus habilidades y destrezas, así como a mejorar su capacidad
para comunicarse, en especial con sus padres.
3 juegos y ejercicios para ayudar a un niño con autismo
1. Jugar con las letras
Una gran parte de los niños con autismo tiene dificultades en el lenguaje. A menudo,
desarrollan un vocabulario pobre y estructuras gramaticales incorrectas que les
impide comunicarse con facilidad. Asimismo, tienen problemas para comprender el
lenguaje de los demás por lo que son incapaces de entender preguntas, instrucciones
y bromas simples. Por eso, es importante familiarizarlos con las letras y las
palabras. Una buena estrategia para lograrlo es mediante juegos y actividades que
incluyan las letras.
Por ejemplo, puedes recortar algunas letras de cartón y colocarlas dentro de un
calcetín grande. A la misma vez, pon delante del niño una cartulina con las letras
que escondiste. El juego consistirá en que el pequeño encuentre, dentro del
calcetín, las letras que están en la cartulina, para hacer que coincidan. Cada vez
que encuentre una letra puedes pronunciarla y motivarlo a que repita el sonido.
También puedes entregarle una letra e incentivarlo a que la busque por toda la casa,
como si fuera un tesoro escondido. El niño se divertirá mucho y, a la misma vez,
aprenderá a identificar las letras.

2. Jugar con números


Muchos niños con autismo experimentan una gran fascinación por los números, a
pesar que a menudo son incapaces de comprender la lógica de los cálculos. Aún así,
les encanta alinear o jugar siempre con la misma cantidad de objetos. Puedes
aprovechar ese interés a tu favor para estimular sus habilidades numéricas.
Busca diferentes tipos de objetos y ten a mano algunas cajas donde puedas
guardarlos. Por ejemplo, puedes encontrar algunos lápices, botones, pelotas o
incluso calcetines y varias cajas acorde a estos tamaños. Cuando tengas
todo, siéntate a jugar con el niño y pídele que ponga en cada caja un número
determinado de objetos dependiendo de su forma, color o clase.
También puedes aprovechar la hora de la cena o la merienda para contar cuántas
galletas ha comido o cuántos cereales le añade a la leche. Y mientras le bañas,
puedes cantarle canciones relacionadas con los números.

3. Haz que te escuche y comprenda


Uno de los mayores problemas de un niño con autismo es su dificultad para
comunicarse con los demás. De hecho, la mayoría suelen hacer caso omiso de las
conversaciones, las instrucciones o las preguntas, ya sea porque no comprenden o
porque no les interesa. Sin embargo, esta es una de las esferas que más atención
demanda ya que de ella dependerá, en gran medida, el grado de autonomía e
independencia que se alcance en la edad adulta.
El primer paso consiste en llamar la atención del niño antes de hablar. ya sea
tocándole el hombro o llamándolo por su nombre. El objetivo es que el niño se
acostumbre a prestar atención cada vez que se le habla, así aumentan las
probabilidades de que pueda comprender al menos una parte del
mensaje. También es importante hablar claro, despacio y haciendo pausas. Por
ejemplo, en vez de decirle: “Toma la cuchara y comete la sopa”; puedes decir:
“Toma la cuchara” y cuando lo haya hecho: “Come la sopa”.
El segundo paso es repetir las frases varias veces, hasta que te cerciores de que el
niño las ha comprendido. Es conveniente que seas redundante o que parafrasees, así
aumentan las probabilidades de que el pequeño te entienda. Otro truco consiste en
hablarle de temas que despierten su interés, como lo que está haciendo en ese
momento o lo que va a hacer dentro de un rato. De esta manera se sentirá más
motivado a escuchar lo que dices y poco a poco se irá adaptando a mantener una
conversación

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