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Apocalipsis 15

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Apocalipsis 15

Versículos 2-8

Siete ángeles con siete plagas


15 Vi en el cielo otra señal grande y maravillosa:
siete ángeles con las siete plagas, que son las
últimas, pues con ellas se consumará la ira de
Dios.  Vi también un mar como de vidrio mezclado

con fuego. De pie, a la orilla del mar, estaban los que


habían vencido a la bestia, a su imagen y al número
de su nombre. Tenían las arpas que Dios les había
dado,  y cantaban el himno de Moisés, siervo de

Dios, y el himno del Cordero:


«Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos,
Rey de las naciones.*

¿Quién no te temerá, oh Señor?


¿Quién no glorificará tu nombre?


Sólo tú eres santo.
Todas las naciones vendrán
y te adorarán,
porque han salido a la luz
las obras de tu justicia.»

Después de esto miré, y en el cielo se abrió el
templo, el tabernáculo del testimonio.  Del templo

salieron los siete ángeles que llevaban las siete


plagas. Estaban vestidos de lino limpio y
resplandeciente, y ceñidos con bandas de oro a la
altura del pecho.  Uno de los cuatro seres vivientes

dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro


llena del furor de Dios, quien vive por los siglos de
los siglos.  El templo se llenó del humo que procedía

de la gloria y del poder de Dios, y nadie podía entrar


allí hasta que se terminaran las siete plagas de los
siete ángeles.

El Apocalipsis, escrito por el apóstol y Evangelista Juan hace casi


dos mil años, en unas circunstancias muy difíciles y que hoy
podemos leer cómodamente en nuestras Biblias. Para nosotros,
los cristianos, la Biblia es la Palabra de Dios, escrita por manos
humanas, pero inspirada por el Espíritu Santo. Por ello, creemos
que la Biblia no se equivoca, que todo lo que dice es verdad y
que ha llegado hasta nosotros con un único motivo, de cambiar
y transformar nuestras vidas.
Pero antes de esto, como estamos viendo, muchas cosas habrán
de suceder. Y con el Apocalipsis de Juan podemos levantar la
vista de nuestros problemas diarios y ver a Cristo en el Cielo, en
plena gloria y majestad, sentado en Su Trono, reinando por
siempre. Y nosotros, estaremos con Él. Esta certeza nos debe
llenar de esperanzas y fuerzas, nuestra lucha diaria como
cristianos, no es en vano.
Estamos situados en el capítulo 15,1El Salmista nos dice en el
Salmo 30, versículo 5: "Porque un momento será su ira, pero su
favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la
mañana vendrá la alegría."
Con el transcurrir de los años hemos aprendido que Dios nunca
permite que nada, o nadie, cruce nuestro camino, aun un
enemigo, sin que eso nos enseñe una lección. Dios ha permitido
cada problema con algún propósito, para madurar nuestro
carácter. Por eso debemos practicar el hábito de la oración, para
no caer en la trampa de perder "la alegría de la salvación". ¡Los
cristianos debemos ser gente alegre! Un cristiano triste es una
contradicción. Con este pensamiento en mente retomemos
nuestra lectura del capítulo 15 de Apocalipsis, leyendo los
versículos 3 y 4:
3
  Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del
Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor
Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey
de los santos.  4  ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu
nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones
vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
Si usted desea conocer el cántico de Moisés, lo encontrará en el
libro de Éxodo, capítulo 15, versículos 1 al 21; y también en
Deuteronomio, capítulo 32, versículos 1 al 43. Ambos cánticos
hablan de la libertad que ofrece Dios, de Su salvación y Su
fidelidad.
Este cántico fue entonado por el pueblo de Israel después de
haber pasado el Mar Rojo al ser librados del ejército egipcio. Es
un cántico de victoria y liberación con el que se identificarán los
redimidos que venzan al Anticristo y a su sistema de maldad.
Estos dos cánticos, el de Moisés y el del Cordero celebran los
dos sucesos más grandes en la historia de la salvación de Dios:
su liberación del cautiverio egipcio, de la mano de Moisés y la
liberación de los pecadores del pecado, por medio de Cristo.
"Grandes y maravillosas son tus obras". Esta declaración exalta
las obras poderosas de Dios en la Creación y su sustento
providencial de todo el Universo. El libro de Apocalipsis es
Cristo-céntrico. Quiere decir que está centrado, basado, en
Cristo. No permita, estimado oyente, que los cuatro jinetes, el
dramatismo de las plagas y los juicios le distraigan del
protagonista principal: Jesucristo. Alrededor de Él giran todos
los acontecimientos. Mantengamos nuestros ojos centrados en
Cristo. Él es el Señor, Él está en control de todo. En este libro,
tenemos la máxima revelación de Jesucristo, en Su plena
santidad, en todo Su poder y en toda Su gloria. Leemos que a Él
se le llama "Rey de los santos", "Rey de las edades" o "Rey de
las naciones". Cristo será el objeto de la adoración universal y
del reconocimiento universal. ¡Él será adorado en toda la tierra!
Hemos leído: "¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu
nombre?" En la actualidad existe muy poco temor reverencial
hacia Dios, aun entre los creyentes. Estamos tan convencidos de
que Dios, es un Dios personal de Amor, ? y por supuesto lo es,
nunca perdamos de vista esta verdad ? pero muchas veces
olvidamos que Dios también es Luz, y que es Santo; temible y
capaz de demostrar Su Ira. La Biblia habla de la Ira de Dios. Y si
usted es "un hijo de Dios", amigo oyente, quizá sería una buena
idea comportarnos como si lo fuéramos realmente; la paciencia
de Dios es limitada y puede agotarse. Si usted cree que Dios no
va a permitirle tener problemas o dificultades, tal vez esté
equivocado. Dios debe ser temido. Nuestro Dios es un Dios
santo, que no tolera el pecado; mi pecado, y su pecado. Dios le
ama intensamente, pero rechaza, con igual intensidad, su
pecado.
Hemos leído: "Por lo cual todas las naciones vendrán y te
adorarán." Llegará el día cuando las naciones vendrán, y Le
adorarán, aunque ese evento está hoy lejos de ser una realidad.
Algunos creyentes afirman vivir en "una nación cristiana", pero
esta idea no es del todo correcta. Aparentemente, no hay
ninguna nación cristiana, o al menos, que se comporte como tal.
A pesar de ello, la Biblia afirma que llegará un día en el cual
toda nación le adorará. Este conocimiento nos otorga ánimo, a
pesar de ver cómo nuestras naciones se encaminan en una
dirección equivocada. Algún día, Dios quitará a los hombres
rebeldes y sólo dejará a aquellos que le adoren. En el Salmo 2,
versículo 8, se nos dice: "Pídeme, y te daré por herencia las
naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra". Y en
el libro del profeta Isaías, capítulo 11 y versículo 9, dice: "No
harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra
será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el
mar". El profeta Jeremías, dice en el capítulo 23 de su libro,
versículo 5: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en que
levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual
será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra."
El apóstol Pablo escribió en Carta a los Filipenses, capítulo 2,
versículos 9 al 11, dice: "Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios
Padre".
Aunque, a pesar de las demostraciones de Su juicio, hombres y
mujeres que renegaron de Dios, no tendrán más remedio que
reconocer Su Poder y Autoridad.
Regresando al libro de Apocalipsis, al final del versículo 4 del
capítulo 15 leímos: "Porque tus juicios se han manifestado."
Esta declaración proviene de los labios de aquellos que han
pasado a través de la Gran Tribulación. El testimonio de
personas que hayan pasado a través de este período será sin
duda, impresionante. Dios es Justo y si usted cree lo contrario,
es muy libre de hacerlo, pero tal vez debería reconsiderar su
posición. El carácter santo y perfecto de Dios demanda de forma
inevitable que Él juzgue, según Sus reglas, mandamientos y
leyes. El Salmo 7, versículo 9, nos dice: "Fenezca ahora la
maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; porque el Dios
justo prueba la mente y el corazón." Y el Salmo 11, versículo 7
dice: "Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto
mirará su rostro." En el Salmo 107, leemos los versículos 1, 40
y 42, que dicen: "Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque
para siempre es Su misericordia. Él esparce menosprecio sobre
los príncipes, y les hace andar perdidos, vagabundos y sin
camino. Véanlo los rectos, y alégrense, y todos los malos cierren
su boca." Bien, volviendo nuevamente a Apocalipsis, veamos lo
que nos dicen los versículos 5 y 6 de este capítulo 15:
5
  Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo
el templo del tabernáculo del testimonio;  6  y del templo salieron
los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino
limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con
cintos de oro.
En el libro de Apocalipsis, se hace referencia al templo en 15
ocasiones, lo cual es indicativo de su importancia. En la primera
parte de Apocalipsis, hasta el capítulo 3, se menciona la Iglesia
pero ¡No hay templo! Sin embargo, a partir de aquí, tenemos
una escena en la cual el templo se abre en el Cielo, aunque
también aparece un templo en la tierra, hecho según el modelo
del que está en el Cielo.
El Tabernáculo del Testimonio es un título corriente en el
Antiguo Testamento para el Tabernáculo que tuvo el pueblo
hebreo en el desierto. Parece claro, por lo tanto, que lo que
Juan está viendo en esta visión, no es el Templo de Jerusalén,
sino que está relacionado con el antiguo Tabernáculo. Es desde
el interior del Tabernáculo de donde salen los siete ángeles.
Recordemos que en el centro del Tabernáculo, estaba el Lugar
Santo, donde se encontraba el Arca de la Alianza, el arcón
donde se conservaban las Tablas de los Diez Mandamientos, la
esencia de la Ley de Dios. Es decir, Juan vio que estos ángeles
salían del lugar donde descansa la Ley de Dios. Están vestidos
con túnicas de un blanco resplandeciente, y con el pecho ceñido
con cintos de oro. Las túnicas de los ángeles representan tres
cosas: 1) Son vestiduras sacerdotales, dado que, al igual que el
sacerdote era el representante de Dios entre los hombres, estos
ángeles serán sus representantes vengadores de Dios. 2) Su
atuendo es regio. El lino blando y el cinto de oro son las
vestiduras de los reyes y de los príncipes; y estos ángeles están
revestidos con la soberanía del Rey de Reyes. 3) Sus vestiduras
son celestiales; y los ángeles son los habitantes del Cielo que
vienen a la Tierra a ejecutar los decretos de Dios. Leamos ahora
los versículos 7 y 8:
7
  Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete
copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de
los siglos.  8  Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y
por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se
hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.
Es uno de los Cuatro Seres Vivientes el que entrega a los
ángeles las Copas de la Ira de Dios. Cuando pensamos en los
cuatro seres vivientes que aparecieron en escena, en
Apocalipsis, capítulo 4:7, vimos que el primero era parecido a
un león, en segundo a un becerro, el tercero a un ser humano y
el cuarto a un águila; entre todos simbolizan "lo más fuerte,
bravo, sabio y veloz" de la naturaleza. En este caso, es
apropiado que uno de ellos les entregue a los Ángeles, las Copas
de la Ira. Éstas han de traer desastres en la naturaleza del
mundo; y el simbolismo bien puede ser que la naturaleza se
esté entregando a Dios, para mantener Su propósito.
Acabamos de llegar a las siete últimas plagas del Apocalipsis,
cada una de ellas contenida en una Copa, sostenida por un
Ángel. Son las 7 copas de oro. A veces hemos escuchamos que
el número 7 es el número de la perfección, pero realmente
simboliza la plenitud de lo completo; a veces, el número de "lo
completo" también es "lo perfecto". Recordemos que Dios creó
los Cielos y la Tierra en 6 días. Él descansó en el día séptimo, no
sólo porque Su obra estaba completa, sino porque era
"perfecta". Estas series de sietes demuestran que algo se está
completando, como por ejemplo, la historia completa de la
Iglesia, en las siete iglesias aludidas al comienzo de Apocalipsis.
Encontramos el período completo de la Gran Tribulación, en
cada una de las series de "sietes". En primer lugar, vimos en los
7 sellos iniciales, un esquema general. Luego, al avanzar, Dios
nos indica lo que ocurrirá durante los últimos tres años y medio,
la última mitad del período de la Gran Tribulación.
CONDICIONES DE USO

los Siete Sellos iniciales, así como el toque de las Siete


Trompetas., las Siete Copas de la Ira, que representan los
juicios finales de Dios sobre el hombre al final del periodo de
Tribulación de los siete años. Los juicios de las Copas vienen en
una especie de ráfaga progresiva, cada uno de ellos más fuerte
en furia e intensidad que el anterior. Las copas serán las últimas
plagas que caerán sobre los hombres tras el toque de la séptima
trompeta. Recordemos que las 7 Trompetas pertenecen al
séptimo Sello, que cerraba el libro que nadie era digno de abrir,
con excepción de Jesucristo.
Antes de hablarnos de los Siete Ángeles con las Siete Copas de
la Ira, Juan describe la escena que leeremos a continuación, que
transcurre en el Cielo. Leámoslo el versículo 2 de este capítulo
15 de Apocalipsis, que dice así:
2
  Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los
que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y
su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de
vidrio, con las arpas de Dios.
Se menciona aquí "un mar de vidrio mezclado con fuego", que
representa, posiblemente, la terrible persecución que la Bestia
someterá a los cristianos durante el período de la Gran
Tribulación. Durante este período ningún hombre podrá
comprar, ni vender, a no ser que tenga grabada en su mano o
en su frente la Marca de la Bestia, el número 666. Quizá nuestro
Señor Jesucristo tenía en mente este difícil período cuando, en
Su discurso en el Monte dijo: "Cualquiera que os diere un vaso
de agua en mi nombre os aseguro que tendrá su recompensa."
(Marcos 9:41). En ese tiempo de la Tribulación, nadie podrá
ofrecer ni un vaso de agua fresca a uno de los 144.000 Testigos
judíos, sellados y protegidos por Dios, pero perseguidos
ferozmente por la Bestia; ese valiente pondrá en serio peligro su
propia vida, al poder ser acusados de apoyar o cobijar a un
supuesto criminal o terrorista. Serán estos días muy difíciles, en
los que ningún cristiano sobrevivirá a no ser que haya sido
sellado con la Marca de Dios.
Este versículo nos declara que no sólo soportarán ese período,
sino que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su
imagen y su marca y el número de su nombre. Aquí tenemos a
los santos de la Tribulación, que han pasado a través del fuego
de la persecución y aun así no han cesado su cántico. Ellos
tienen las arpas de Dios, y veremos, más adelante cómo,
juntos, entonarán su particular canción de alabanza a Dios.
A pesar de que la mayoría de los cristianos, en la actualidad, no
sufrimos privaciones, persecución, o martirio a causa de nuestra
fe en Jesucristo, muchos no viven, ni transmiten gozo y paz;
posiblemente, la multitud de pequeños o grandes problemas
que a diario enfrentamos desvían nuestra mirada del Cielo, al
centrarnos en nosotros mismos. Todos albergamos pequeñas
raíces de amargura, ¿verdad? Hay que esforzarse para evitar
que en nuestra mente y espíritu anide y crezca esa mala hierba,
que es la amargura. ¿Sabía usted que el apóstol Pablo se
enfrentó con este mismo problema? Él advirtió a los creyentes
que tuvieran cuidado, porque esa pequeña raíz de amargura, al
crecer, nos roba el gozo, la paz y las bendiciones de Dios.

. Apocalipsis 15, 1-4 Tenemos aquí dos visiones: la visión en el cielo de una señal
grande y admirable (v. 1), y la de los vencedores que cantan en el cielo el cántico de
Moisés y del Cordero (vv. 2-4). La señal (semeion) del v. 1 hace inclusión con las dos
señales en el cielo en 12, 1 y 3. Así comienza y termina la sección 12, 1-15, 4, que es el
centro de todo el Apocalipsis. La señal en el cielo son los 7 ángeles que llevan las siete
plagas, las últimas con las cuales se consuma el furor de Dios. Este versículo, además
de hacer inclusión con 12, 1.3, anuncia la sección siguiente de las 7 copas (que ya
analizamos en el capítulo anterior). Uno de estos 7 ángeles le muestra a Juan el juicio
de Babilonia (17, 1), así como la Jerusalén Celestial (21, 9). Después del v. 1, que sirve
de inclusión y de anuncio, viene la visión de los vencedores. En cada una de las cartas
a las 7 Iglesias hay una promesa al vencedor, que normalmente remite a los capítulos
finales 20-22. En 21, 7 concretamente se dice: "Esta será la herencia del vencedor...".
En estos lugares tenemos la realidad final (escatológica) de los vencedores. Los otros
dos lugares donde aparece el verbo vencer (nikao), que tiene como sujeto a los
creyentes, son 12, 11 y 15, 2. Ya indicamos que existe un estrecho paralelo entre 12,
10-11 y 15, 2-4, lo que constituye igualmente una inclusión que delimita la sección 12,
1- 15, 4. En 12, 11 se proclama la victoria de los mártires sobre Satanás. Estos lo
arrojan del cielo a la tierra, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que
dieron. Ahora en 15, 2 tenemos la victoria de los mártires sobre la Bestia, su imagen y
la cifra de su nombre. Al comienzo es la derrota de Satanás, ahora la derrota de la
Bestia, la imagen y la cifra de su nombre. Con esta inclusión se le da a toda la sección
un tono de victoria. Es la victoria de los mártires sobre Satanás y la Bestia lo que está
en el centro del Apocalipsis. El tono del cántico final (15, 2-5) es asimismo de una
profunda fe y optimismo.
El cántico de los mártires tiene como tipo el cántico de victoria en el Éxodo. En la
visión aparece el símbolo en el cielo del mar Rojo, y se dice expresamente que los
mártires cantan el cántico de Moisés (Ex. 15, 1-5). Esta referencia al Éxodo prepara la
sección de las 7 plagas, cuyo contenido teológico y sentido histórico es el Éxodo. Es el
cántico de Moisés, pero también el cántico del Cordero, que en el centro del centro del
Apocalipsis aparece de pie sobre el monte Sión con los 144 mil que lo siguen donde
quiera que vaya (14, 1-5). Luego, este cántico de 15, 1-4 retoma la victoria de los
mártires de 12, 10-11 al comienzo de la sección, y la comunidad en la tierra junto al
Cordero que aprende el cántico que viene del cielo, en el centro de la sección (14, 1-5),
y expresa así el punto culminante de 12, 1-15,

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