Ensayo Histo
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ENSAYO
PRESENTADO POR:
GRUPO:
HISTOLOGIA III E
BARRANQUILLA
2019
La histología es el estudio de la estructura de los tejidos y órganos microscópicamente, es decir
que es una ciencia descriptiva en el aspecto de la función y organización celular. Su importancia
radica en que permite analizar y resaltar las características que se presentan entre cada sistema
funcional del cuerpo humano, así como también de cada órgano y célula presente en esos
sistemas. En la medicina dicha ciencia es trascendental porque partiendo del conocimiento
histológico de las estructuras y funcionamientos normales podemos estudiar y examinar a detalle
su comportamiento desde la perspectiva de algún proceso patológico.
Para el estudio de los diferentes tejidos y órganos la histología se basa en variadas técnicas que
ayudan a la preparación del mismo con el objetivo de que se conserve la relación estructural de
tal forma que se asemeje a su estado natural en vivo, para su análisis posterior. Los tejidos que se
estudian provienen embriológicamente de las tres capas germinativas de manera que el
endodermo, por ejemplo, da lugar al revestimiento epitelial de las vías respiratorias, tubo
digestivo, vejiga urinaria; mientras que el mesodermo da origen a estructuras como músculo
esquelético y dermis de la piel; y por último el ectodermo genera estructuras entre las cuales
encontramos la epidermis, pelo, uñas, glándulas cutáneas y mamarias.
Se dispone de cuatro tipos de tejidos en el organismo como los son; tejido conjuntivo, tejido
epitelial, tejido muscular y tejido nervioso [1].
El primer grupo de tejidos, el tejido conjuntivo posee una cantidad de tejidos muy diversos, son
el sostén e integración sistémica del organismo, participando de la cohesión o separación de los
diferentes elementos tisulares que componen los órganos y sistemas; y también se convierte en
un medio logístico a través del cual se distribuyen las estructuras vásculonerviosas. Es decir, su
función de relleno, ocupando los espacios entre otros tejidos y entre órganos, y de sostén del
organismo, constituyendo el soporte material del cuerpo. En cuanto a la función metabólica, el
tejido conjuntivo interviene en el transporte de los diferentes metabolitos, tanto sustancias
nutritivas como de desecho, pues estas circulan entre los vasos y las células a través de
la sustancia amorfa contenida en los espacios conjuntivos intercelulares y pericapilares. En tal
sentido, el elemento más importante es la sustancia amorfa, ya que los metabolitos que llegan
disueltos en agua embeben la misma y difunden a través de esta. En el tejido conjuntivo se
almacenan algunas sustancias, tales como lípidos, proteínas, electrolitos y agua. Las sustancias
lipídicas provenientes de la sangre pasan al tejido adiposo, mientras que el agua es almacenada
en la sustancia amorfa del tejido conjuntivo [1].
El tejido conjuntivo se puede clasificar de la forma siguiente:
1. Los tejidos conjuntivos no especializados o propiamente dicho.
2. Los tejidos conjuntivos especializados.
Entre los no especializados encontramos al conectivo laxo el cual se caracteriza por estar
relacionado con los epitelios de las glándulas y los vasos sanguíneos. También se encuentran los
conjuntivos densos que se distinguen porque en estos el elemento estructural que predomina son
las fibras, por lo tanto, tienen menos células y menos cantidad de sustancia intercelular amorfa.
Dentro de este tejido se distinguen dos variedades: el tejido conjuntivo denso irregular, tejido
conjuntivo denso regular, el primero presenta en general, los mismos componentes que el tejido
conjuntivo laxo, sólo que los haces de fibras colágenas son más gruesos y están dispuestos
irregularmente y entretejidos y en el ultimo los únicos elementos celulares presentes son
los fibroblastos, los cuales se disponen entre los haces paralelos de las fibras de colágeno. [2,3]
Por otro lado, en el grupo de los especializados están, el tejido adiposo en el que las células que
lo constituyen, adipocitos, derivan de las células mesenquimatosas indiferenciadas y tiene una
función activa en la síntesis de grasa a partir de los hidratos de carbono, garantizando así el
almacenamiento de reservas energéticas; el adiposo blanco que se localiza por debajo de la piel
(hipodermis) formando una capa aislante. El color de la grasa varía desde el blanco hasta un
amarillo oscuro, dependiendo fundamentalmente del tipo de dieta que se consume y por supuesto
de los lípidos almacenados; el adiposo pardo que se caracteriza porque sus células son más
pequeños que las del tejido adiposo blanco las cuales presentan una forma poligonal al corte
transversal y el citoplasma es más abundante; el tejido óseo el cual se localiza en huesos,
resistentes y muy livianos (el esqueleto humano constituye solo aproximadamente el 18 % de
nuestro peso); el tejido cartilaginoso que se distingue porque su localización está restringido a
las articulaciones, anillos traqueales y estructura de sostén del oído externo y la punta de la nariz;
y por último el tejido sanguíneo.[3]
Por su parte también encontramos otro tipo de tejido, el tejido epitelial, este posee una variedad
de tejido básico/primario el cuál se encuentra constituido por agrupaciones de células adyacentes
ente sí, este tipo de tejido escasea de matriz extracelular y se relaciona con el tejido conjuntivo a
través de una membrana basal, entre las características del tejido epitelial encontramos que este
no presenta vasos sanguíneos, es decir, es avascular, de igual forma no presenta vasos linfáticos
ni fibras nerviosas. Las células pueden presentar diferencias en cuanto a su forma, ya sean
planas, cilíndricas, cubicas o de transición. Su origen puede proceder de cualquiera de las 3 capas
germinativas (ectodermo, mesodermo, endodermo).
El tejido epitelial está comprendido por 2 grandes grupos, el primero es aquel epitelio de
revestimiento y cubierta, cumple con funciones cómo la protección, absorción e intercambio,
estos pueden ser simples o estratificas, dependiendo esto del número de capas ya sea si sólo
presenta 1 capa o 2+ respectivamente; el segundo grupo se encuentra comprendido por aquellos
epitelios glandulares los cuales se especializan en la secreción, estás glándulas pueden ser
exocrinas o endocrinas, dependiendo de la ruta de secreción que presente, siendo exocrinas
aquellas que segregan las sustancias hacía el exterior, y endocrina aquellas que los segregan
hacía el interior del cuerpo. [3]
En lo que respecta al tejido nervioso, conocemos que este tiene origen a partir del ectodermo
embrionario, más específicamente de la placa neural, esta luego de realizar un proceso de
invaginación y respectiva formación del conocido “surco neural” se cierra dando así origen a lo
que se conocerá cómo tubo neural primitivo, a partir de este proceso obtendremos la formación
de lo que será el canal ependimario, las crestas neurales y las células procedentes de estas darán
origen a las estructuras que conforman el SNP (sistema nervioso periférico), el sistema nervioso
se encuentra formado principalmente por dos tipos celulares los cuales son las neuronas y las
glías, diferenciándose esta última en: células de Schwann que se encargan de formar las vainas
de mielina presente en los axones de las neuronas; los oligodendrocitos que ayudan en las
funciones de unión y sostén, además de contribuir a la formación de las vainas de mielina; los
astrocitos que trabajan en la limpieza, transporte y regulación del pH del SNC; y Microglia que
se encargan de la defensa. [4].
El sistema nervioso forma 2 estructuras el sistema nervioso central, comprendido por el encéfalo
y la medula espinal, y el Sistema nervioso periférico, comprendido por ganglios, nervios y
neuronas. [4]
La principal función del tejido nervioso es la comunicación, es directamente proporcional a la
capacidad que posean las células nerviosas de recibir estímulos y transmitir la excitación a otro
punto, es decir, el poder conducir el estímulo recibido, y generan una respuesta.
El tejido muscular se caracteriza porque posee células capaces de contraerse, cuando reciben la
orden de las células nerviosas, y se relajan posteriormente dando lugar al movimiento.
Las células que lo forman, denominadas miocitos o fibras musculares, contienen en su
citoplasma gran cantidad de proteínas contráctiles: actina y miosina.
El tejido muscular liso o también llamado plano, se divide en multiunitario y unitario, siendo así
el multiunitario aquel el cual sus fibras se encuentras separas unas de otras, todas son
independientes y pueden realizar el proceso contracción-relajación individualmente; por su parte
el unitario posee fibras unidas unas con otras separas por pequeños espacios llamados hendiduras
de union, estas funcionan en conjunto y forman una especie de lámina debido a su agrupación,
este tipo de tejido muscular lo podemos encontrar en diferentes estructuras corporales que no
requieren de un movimiento voluntario a diferencia del musculo esquelético, dentro del
organismo podemos encontrar el tejido muscular liso en diferentes tipos de estructuras como lo
son el aparato digestivo, vías respiratorias, vejiga urinaria, vasos sanguíneos y linfáticos, útero,
en algunas glándulas etc. Las células del musculo liso son células fusiformes delgadas que
presentan en ocasiones sus extremos ramificados, posen un núcleo que, en estado relajado, es
elongado y localizado en una posición central.
En las células unitarias existen uniones en hendiduras que permiten que la contracción de unas
pocas células produzca la contracción de todo el grupo. [4]
Otro tipo de tejido muscular es el esquelético, presenta células muy largas, multinucleadas y con
bandas alternadas claras y oscuras al observarlas al microscopio. Controlado por el Sistema
nervioso central, su contracción es rápida y voluntaria. Se localiza en los músculos unidos a los
huesos, su función es movilizar el esqueleto y la mímica. Se denomina también voluntarios
puesto como se dijo anterior mente a diferencia del muscular liso este presenta contracciones
voluntarias, es decir que están inervados por fibras nerviosas que parten del sistema nervioso
central.
Las células que componen el musculo estriado esquelético son las células musculares estriadas
esqueléticas, también llamadas miocitos, junto con tejido conectivo y vasos sanguíneos. Estas
células musculares se asocian entre sí para formar los fascículos musculares, y estos a su vez se
unen para formar musculo esquelético. [3]
Las células musculares están bajo el dominio de motoneuronas que están localizadas en el
encéfalo o en la medula espinal, y son estas de contracción voluntaria, cada motoneurona es
capaz que inervar varias células musculares. Se denomina unidad motora al conjunto de células
musculares inervadas por un mismo axón, más el propio axón. Estas se compaginan en fibras
para formar el musculo estriado esquelético.
Bibliografía
[1]Ross MH, Pawlina W. Histología texto y atlas. España: Wolters Kluwer Health; 2016. 10p.
[2] duarte Aj. historia de la histologia. Universidad Nacional Autónoma de Honduras; 2015. 23p
[3] Samar M, Fernandez J. Tejidos e histología. España: Elsevier;2010. 155p.
[4]Megías M, Pilar Molist, Pombal M. Atlas de histología animal. Argentina: Elsevier; 2017.
87p.