Hágase en Mí, Como en María
Hágase en Mí, Como en María
Hágase en Mí, Como en María
“Podemos asegurar que todos los bienes que recibimos del Señor nos llegan por medio de
la intercesión de María“
Himno:
3. Se reza el Santo Rosario con los misterios correspondientes para cada día (ver
anexo)
4.
5. JACULATORIA:
Seas amada, seas alabada,
seas invocada; Seas eternamente bendita,
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!,
Mi Esperanza, mi Amor, mi Madre, mi Refugio y mi Vida.
Amén!
6. Después del Santo Rosario se hace la novena o cualquiera de las oraciones a la
Madre del Perpetuo Socorro.
7. Invocaciones a la Madre del Perpetuo Socorro.
8. Oración Final.
Oh Madre del Perpetuo Socorro. Aquí tenéis a vuestros pies a un miserable pecador que
Vos acude y en Vos confía. Madre de misericordia, tened piedad de mí. Oigo que todos os
llaman refugio y esperanza de los pecadores. Sed pues, el refugio y la esperanza mía.
Socorredme por amor a Jesucristo, tended la mano a un miserable caído que a Vos se
encomienda y se consagra por vuestro siervo perpetuo. Bendigo y doy gracias a Dios, que,
por su misericordia, me ha concedido esta confianza en Vos, que yo miro como una prenda
segura, de mi salvación eterna. Ah, infeliz de mí, en el tiempo pasado he caído en la culpa
por no haber acudido a Vos. Y tengo por cierto que, si a Vos me encomiendo me ayudaréis
y saldré victorioso. Pero este es mi temor que en las ocasiones de pecar, deje de llamaros en
mi ayuda y así me pierda. Concededme, pues, esta gracia que os pido: alcanzadme, que en
los asaltos del infierno recurra siempre a Vos diciendo, María ayudadme, Virgen del
Perpetuo Socorro, no permitáis que pierda a mi Dios.
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
(Se reza tres Ave María)
TODOS: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
ORACIÓN: Señor Jesucristo, que nos diste a tu Madre Santísima para que con el título
insigne de Madre del Perpetuo Socorro la venerásemos, te suplicamos que los que imploran
con frecuencia su maternal favor, participemos constantemente de los frutos de tu
Redención, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
(En este momento cada uno pide una bendición especial por sus enfermos, padres,
parientes, amigos o conocidos)
LEVANTANDO LAS MANOS: Nuestro Señor Jesucristo esté cerca de todos ustedes para
defenderles; en sus corazones para conservarles, que Él sea su guía para conducirles, que
les acompañe para guardarles. Que derrame siempre sus gracias y bendiciones sobre todos
ustedes, Él, que con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
O BIEN;
Oh Madre del Perpetuo Socorro, con la más grande confianza me postro ante tu imagen,
para pedirte ayuda y protección. Tú has contemplado las llagas que Jesús quiso recibir para
nuestra salud espiritual y corporal; le has visto derramar su Sangre Divina por nuestra
Salvación, y conoces también sus ardientes deseos de aplicarnos los frutos de la Redención.
Por eso, echado a tus pies, te suplico encarecidamente, me obtengas las gracias que tanto
necesita mi alma. Oh María, la más amable de las madres, alcánzame del corazón de Jesús
la gracia que te pido en esta novena...
Oh Madre del Perpetuo Socorro, tú que quieres nuestra salvación con más ardor que
nosotros mismos, tu Hijo te constituyó Madre nuestra, Tú misma quieres ser llamada Madre
del Perpetuo Socorro. No confío en mis propios méritos, sino en tu poderosa intercesión,
confío en tu bondad y maternal amor. Oh Madre del Perpetuo Socorro, por el amor que
tienes a Jesús, Tu Hijo y mi Redentor; por el amor que te profesaba tu gran siervo San
Alfonso; por el amor que tienes a mi alma, alcánzame la gracia que te pido. Amén.
O BIEN;
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
ORACION PARA LAS NECESIDADES TEMPORALES
O BIEN;
Oh Madre del Perpetuo Socorro, concédeme la gracia de que pueda siempre invocar tu
bellísimo nombre ya que es el Socorro del que vive y Esperanza del que muere. Ah, María,
María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de
mi vida.
Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues, en todas mis tentaciones,
y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: María,
María, Madre Mía.
¡Oh qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con sólo
repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía! Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado
para bien nuestro ese nombre tan dulce, tan amable y bello.
Más no me contento con pronunciar tu bendito nombre, quiero pronunciarlo con amor,
quiero que el amor me recuerde que siempre debo acudir a ti, Madre del Perpetuo Socorro.
* Cuando haya tenido la desgracia de caer en el pecado, para que me arrepienta y vuelva a
levantarme. R/.
* Frente a la mentira y a la injusticia, frente al afán de poseer para mantenerme libre. R/.
* Para conseguir con mi ejemplo que los demás te invoquen y te amen. R/.
* Para que viva todos mis días como seguidor de Jesucristo. R/.
* Para que esta familia se vea protegida y liberada de las asechanzas del maligno y de todo
mal. R/.
* Para que hermano/a… tenga una verdadera conversión y vuelva a Dios. R/.
* Para que nuestros hermanos/as recuperen la salud perdida y puedan seguir con sus
ocupaciones cotidianas. R/.
* Para ser fiel a Cristo, hasta llegar a la gloria del Padre. R/.
* ¡Oh Madre mía, hasta mi último día, hasta mi último suspiro! R/.
O BIEN;
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
LETANÍAS A LA MADRE DEL PERPETUO SOCORRO
Madre de la Iglesia…
Madre misericordiosa…
Ejemplo de solidaridad…
Maestra de oración…
ORACIÓN FINAL
Nota: esta acción puede ser bien una obra de misericordia, una limosna, un gesto de
perdón, el acceso al sacramento de la reconciliación, una visita al Santísimo o a un
santuario mariano, etc. Es poner en acción nuestra fe y al mismo tiempo sentirnos
instrumentos del amor de Dios hacia otras personas.
2
Idem, pág 7.
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
ORACIÓN. Dios Omnipotente, que en tu misericordia nos diste la Imagen de tu
Bienaventurada Madre, para que con el título especial de Perpetuo Socorro la venerásemos:
concédenos, Señor, que en todas las vicisitudes de nuestra peregrinación en esta vida
seamos, con la continua protección de la Inmaculada y siempre Virgen María, asistidos y
amparados y merezcamos conseguir los premios eternos de tu Redención. Que vives y
reinas por los de los siglos. Amén.
(Todos contemplando el ícono milagroso hacen su pedido especial para sí, para sus
padres, parientes, amigos y bienhechores)
TODOS: Amén
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
ANEXOS
SANTO ROSARIO
INTRODUCCION
El rosario, precisamente a partir de la experiencia de María, es una oración marcadamente
contemplativa. Para que pueda decirse que el rosario es más plenamente “compendio del
evangelio”, es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de
Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de
dolor), y el triunfo de la resurrección (misterios de Gloria), la meditación se centre también
en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz).
(Rosarium virginis Mariae, Juan Pablo II)
San Alfonso:
“Debiendo escogerse en la tierra una madre, buscaban entre todas la más santa y la
más pura, y la más humilde. Y entre todas se fijó en una, y fue la virgen María, de
quien dice Cantar de los Cantares: muchas son las jovencitas que hay, pero una es la
perfecta, es mi paloma”.
San Alfonso:
“María es la tesorera de las gracias divinas. A quien desee conseguir muchas gracias
del cielo le conviene mucho recurrir a María y todo el que recurre a María esté seguro
de conseguir admirables gracias y favores”.
San Alfonso:
“De la fe nace la esperanza. La fe nos hace conocer cuán grande es el poder de Dios y
que promesas nos ha hecho él”.
San Alfonso
“La compasión que yo quiero es que des nuestro santo amor. Atráeme por completo a
ti del lobo de mis bajezas”.
San Alfonso
“¡Jesús mío!, aquí tienes a uno de tus más crueles verdugos, que te flageló con sus
pecados pero ten compasión de mí, sino solo para vos amor mío y mi todo.”
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
3.- La coronación de espinas.
“Y desnudándole le cubrieron con un manto de grana; y entretejiendo una corana de
espinas, se la pusieron sobre la cabeza, y una caña por cetro en su mano derecha. Doblaban
la rodilla ante Jesús y se burlaban de él diciendo: ¡viva el rey de los judíos!” (Mt 27,28-
29).
San Alfonso
“La Madre de Dios reveló a santa Brígida que la corona de espinas ceñía toda la
sagrada cabeza de su hijo, abarcándole hasta la mitad de la frente y que las espinas
fueron violentamente clavadas, que la sangre corría en abundancia por el rostro de
Jesús”.
San Alfonso
“Generalmente hablando, todos, justos y pecadores, tienen su cruz y aunque los justos
disfruten de paz de conciencia, aun tienen sus vicisitudes, ya que unas veces son
consolados con visitas divinas y otros son afligidos por enfermedades corporales y
demás contrariedades”.
San Alfonso:
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
“No nos separemos jamás de esta tesorera de las gracias divinas. Oh madre de Dios: no
dejes nunca de rogar por nosotros, pues tus ruegos consiguen salvación y resurrección
para tus devotos”
San Alfonso:
“Como las golondrinas, que no se paran en tierra para comer, sino que en pleno vuelo
se alimentan, tomemos lo necesario, pero volando siempre tras los dones eternos”
San Alfonso:
“Numerosos coros de los ángeles le acompañaron cantando himnos de gloria y de
triunfo, hasta lo más alto de los cielos. Jesucristo en persona vino a llevarla y
presentarla gloriosamente ante su Padre celestial.”
San Alfonso:
“Servir a María y pertenecer a su corte es el honor más alto que nos puede caber.
Servir a la Reina del cielo es ya reinar en el cielo”
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1.- El Bautismo de Nuestro Señor en el Rio Jordán.
“Una vez bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos y vio al
espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo se
oyó una voz del cielo que decía: “este es mi hijo, el amado; en él me complazco”. (Mt.
16,17)
San Alfonso:
“Jesucristo eligió a María por madre, no en la tierra, sino ya desde el cielo, y para
morar en Ella y nacer de ella y vivir acompañado en Ella, la llenó totalmente de
santidad y pureza.”
San Alfonso
Confío Señora en que por tu intercesión, tu hijo Jesucristo me haya librado de las
garras del demonio y me haya perdonado y no permita que en lo futuro logre de
nuevo dominarme el poder del mal.
3.- Anuncio del Reino, invitando a la conversión.
“Decía: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Cambien sus caminos y
crean en la Buena Nueva”. (Mc. 1,15)
San Alfonso:
“Amorosa madre mía, de lo íntimo de mi corazón te doy gracias por todo el bien que
me has prodigado, siendo yo como he sido esclavo del demonio”
San Alfonso:
Podemos vivir felices ya que tenemos siempre a nuestro Dios hecho hombre con
nosotros. Su presencia nos acompaña afectuosa y compasivamente todos los días.
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
5.- La institución de la Eucaristía.
“Antes de la fiesta de pascua sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este
mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó
hasta el extremo”. (Jn. 13, 1)
San Alfonso:
“Señor, dame la gracia de preocuparme más de este sacramento, que eres Tú, y así,
con toda la fuerza que me des, que yo pueda animar a muchos hermanos, para que
también ellos te conozcan, visiten, amen y adoren.”
Oremos:
Oh Dios, cuyo Hijo, nos adquirió con su vida, su muerte y resurrección, el premio de la
vida eterna; otórganos a los que recordamos con veneración los misterios del Santo
Rosario, imitar las virtudes que contienen, y danos los premios que prometen. Por Nuestro
Señor. Amén
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Madre de la Iglesia
Madre de Misericordia
Madre de la Esperanza
Madre purísima
Madre castísima
Madre y Virgen
Madre inmaculada
Virgen prudente
Virgen poderosa
Virgen fiel
Hágase en mí,
como María (Cf. Lc 1, 28)
Causa de nuestra alegría
Casa resplandeciente
Estrella de la mañana
Reina de la paz
perdónanos, Señor.
escúchanos, Señor.
Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
ORACIÓN
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y
por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las
tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.