Ven Espiritu Santo Borrador 3
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OTRAS 10 REFLEXIONES
INDICE
X. AMEN.
I. VEN, ESPÍRITU SANTO
Reflexión: No éramos pueblo.. (1 Pe. 1,2-11).
A nuevos cardenales, el Papa Francisco les lleva a la reflexión pascual, espíritu de todo
el ser de la Iglesia:
Jesús camina con decisión hacia Jerusalén. Sabe bien lo que allí le aguarda y ha
hablado ya de ello muchas veces a sus discípulos. Pero entre el corazón de Jesús y el
corazón de los discípulos hay una distancia, que sólo el Espíritu Santo podrá colmar.
Jesús lo sabe; por esto tiene paciencia con ellos, habla con sinceridad y sobre todo les
A lo largo del camino, los discípulos están distraídos por intereses que no son
coherentes con la «dirección» de Jesús, con su voluntad, que es una con la voluntad del
Padre. Así como —hemos escuchado— los dos hermanos Santiago y Juan piensan en lo
hermoso que sería sentarse uno a la derecha y el otro a la izquierda del rey de Israel
(cf. v. 37). No miran la realidad. Creen que ven pero no ven, que saben pero no saben,
También nosotros, hermanos y hermanos, estamos en camino con Jesús en esta vía. De
derecha o a su izquierda». Os llama a servir como él y con él. A servir al Padre y a los
hermanos. Os llama a afrontar con su misma actitud el pecado del mundo y sus
del pueblo santo de Dios, teniendo fija la mirada en la Cruz y en la Resurrección del
Señor.
Y así, a través de la intercesión de la Virgen María, invocamos con fe el Espíritu Santo,
para que reduzca toda distancia entre nuestro corazón y el corazón de Cristo, y toda
nuestra vida sea un servicio a Dios y a los hermanos (HOMILÍA DEL SANTO PADRE
CARDENALES).
CREATOR SPIRITUS del siglo IX, posible autoría de Rábano Mauro, gran defensor de
La historia, ámbito de la manifestación del Espíritu Santo que procede del Padre por el
comunidad.
responsabilidades.
El Espíritu Santo es el agente encargado de potenciar las virtudes, las facultadas y los
mejores valores como motor que genera los hábitos altruistas entre los hombres de todo
que desecha toda violencia de la experiencia del Dios siempre favor de toda vida.
De las 630 veces que aparece el término Espíritu Santo en las Escrituras Sagradas, solo
personalidad del Espíritu Santo nos conducirá a la comunión con la tercera persona de la
Santísima Trinidad:
Efesios 1
Juan 14.
Juan 15.
Juan 20.
Lucas 4.
Hech 2.
Mt. 3.
Lc 24.
Gálatas 5.
ORACIÓN BÍBLICA AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo,
haznos verdaderamente espirituales en Ti, Col 1,9
Sométenos a tu influencia
y habita en nuestras almas, 1 Cor 2,12
anima nuestros cuerpos, 1 Cor 15,44
vivifica todas nuestras obras, 1 Cor 2,13
pronuncia Tú nuestra plegaria, Ef 5,19
para que seamos hijos del Padre Ef 4,6
y hermanos de Cristo, nuestro Salvador. Rom 8,29
Orar pausadamente e invitando al silencio al pedir la gracia especial para cultivar una
Gloria al Padre………..
Santo, soporte de la vida práctica o moral sostenida por los dones que se reciben desde
la comunión sacramental.
Son los Padres de la Iglesia los que hablan con frecuencia de la plenitud de Jesucristo,
hijo de David, dador de los dones del Espíritu Santo llamados a lo largo de la historia de
entre otros.
Según Sto. Tomás de Aquino, la sabiduría pagana desconocía los dones del Espíritu
Santo. El Doctor Angélico utiliza el texto de Isaías 11, 1-3 que menciona seis
El Aquinate suma a este listado el don de piedad, y llama a estas 7 cualidades del mesías
los dones del Espíritu Santo, a los cuales define como disposiciones permanentes para la
plena colaboración del creyente como hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las
virtuosos se compendia en sietes dones seccionados en dos grupos: los tres primeros para el
septiformes dones confiere "Un cierto sabor de Dios" (Cf. Sto Tomás de
cada uno de los fieles la "unción del sentido de la fe" (sensus fidei) y a la
comunidad representada en sus Pastores como sucesores de los Apóstoles en la
de Dios.
cuando refiere al misterio pascual, fuente del Espíritu santo para la humanidad, presente
en torno a la Eucaristía:
Desde la cruz también nos llega la curación. Allí, Jesús ofreció sus heridas al Padre
por nosotros, las heridas que nos han curado (cf. 1 Pe 2,4). Que siempre tengamos la
Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría mundana que, como
Evangelio de hoy, el Señor nos dice que, al igual que él, también nosotros podemos
encontrar rechazo y obstáculos, sin embargo él nos dará una sabiduría a la que nadie
puede resistir (cf. Lc 21,15). Está hablando del Espíritu Santo, gracias al cual el amor
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5). Con el don de su Espíritu,
Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este
En la víspera de su pasión, Jesús se entregó a sus apóstoles bajo los signos del pan y
del vino. En el don de la Eucaristía, no sólo reconocemos, con los ojos de la fe, el don
Padre y encontrar la fuerza para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y
que Dios quiere que reine en todos los corazones de los hombres y en todas las
noviembre de 2017.
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de los fieles; e inunda con tu gracia los
Espíritu de Sabiduría, que conoces mis pensamientos más secretos, y mis deseos más
íntimos, buenos y malos; ilumíname y hazme conocer lo bueno para obrarlo, y lo malo
Dame la energía necesaria en la lucha contra mis pasiones, por el don de Fortaleza.
Haz que me sienta hijo tuyo en todas las vicisitudes de la vida, y acuda a Ti, cual niño
Concédeme que Te venere y Te ame cual lo mereces; que ande con cautela en el
sendero del bien, guiado por el don del santo Temor de Dios; que tema el pecado más
que ningún otro mal; que prefiera perderlo todo antes que tu gracia; y que llegue un
día a aquella feliz morada, donde Tú serás nuestra Luz y Consuelo, y, cual tierna
madre; enjugas “toda lágrima de nuestros ojos”, donde no hay llanto ni dolor alguno,
Nos concierne ahora diferenciar los dones santificadores de los carismas utilitarios de
La palabra carisma proviene del griego jarisma que significa felicidad divina.
divinidades.
La fe cristiana asume estas estructuras atribuyéndolas al Espíritu del Padre y del Hijo
para la Iglesia para clara alusión a las funciones de los miembros del Pueblo de Dios en
el Antiguo Testamento.
Citando unos cuantos carismas que se emplearon de manera primitiva en la Iglesia del
de la Iglesia: cómo, quien, dónde, cuándo y por cuánto tiempo se han de emplear para
Los carismas sencillos y ocultos son los más valorados, necesarios y confiables en la
Iglesia.
paso de la teología de los dones carismáticos (1 Cort. 12, 8-10) a la teología de los
significado de la llenura del Espíritu Santo de la persona dedicada a las obras de justicia
y paz:
“«Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo… recibid el Espíritu Santo»
(Jn 20, 21.22), así dice Jesús. La efusión que se dio en la tarde de la resurrección se
fragorosa, como un viento que se abate impetuoso sobre la casa e irrumpe en las
En consecuencia reciben una energía tal que los empuja a anunciar en diversos
empezaron a hablar en otras lenguas» (Hch 2, 4). Junto a ellos estaba María, la Madre
Jesús.
La Palabra de Dios, hoy de modo especial, nos dice que el Espíritu actúa, en las
personas y en las comunidades que están colmadas de él, las hace capaces de recibir a
Dios “Capax Dei”, dicen los Santos Padres. Y ¿Qué es lo que hace el Espíritu Santo
mediante esta nueva capacidad que nos da? Guía hasta la verdad plena (Jn 16,
Padre, vendrá el Espíritu Santo que los «guiará hasta la verdad plena» (Jn 16, 13). Lo
llama precisamente
«Espíritu de la verdad» y les explica que su acción será la de introducirles cada vez
escándalo de la pasión de su Maestro, el Espíritu les dará una nueva clave de lectura
ya no temblarán ante los tribunales humanos. Gracias al Espíritu Santo del cual están
llenos, ellos comprenden «toda la verdad», esto es: que la muerte de Jesús no es su
derrota, sino la expresión extrema del amor de Dios. Amor que en la Resurrección
vence a la muerte y exalta a Jesús como el Viviente, el Señor, el Redentor del hombre,
el Señor de la historia y del mundo. Y esta realidad, de la cual ellos son testigos, se
El Espíritu Santo renueva – guía y renueva - renueva la tierra. El Salmo dice: «Envías
tu espíritu… y repueblas la faz tierra» (Sal103, 30). El relato de los Hechos de los
significativa en este salmo, que es una gran alabanza a Dios Creador. El Espíritu Santo
Por eso, el respeto de la creación es una exigencia de nuestra fe: el “jardín” en el cual
vivimos no se nos ha confiado para que abusemos de él, sino para que lo cultivemos y
lo custodiemos con respeto (cf. Gn 2, 15). Pero esto es posible solamente si Adán – el
hombre formado con tierra – se deja a su vez renovar por el Espíritu Santo, si se deja
Entonces sí, renovados por el Espíritu, podemos vivir la libertad de los hijos en
gloria del Creador, como afirma otro salmo: «¡Señor, Dios nuestro, que admirable es
manifiesta en la vida de aquellos que caminan según el Espíritu (Cf. 5, 22). Por un lado
está la «carne», acompañada por sus vicios que el Apóstol nombra, y que son las obras
que con fe deja que el Espíritu de Dios irrumpa en él, florecen los dones divinos,
resumidos en las nueve virtudes gozosas que Pablo llama «fruto del Espíritu». De aquí
del propio interés, en el legalismo rígido – como la actitud de los doctores de la ley que
Jesús llama hipócritas -, en la falta de memoria de todo aquello que Jesús ha enseñado,
en el vivir la vida cristiana no como servicio sino como interés personal, entre otras
El mundo necesita los frutos, los dones del Espíritu Santo, como enumera san Pablo:
«amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí»
(Ga 5, 22). El don del Espíritu Santo ha sido dado en abundancia a la Iglesia y a cada
uno de nosotros, para que podamos vivir con fe genuina y caridad operante, para que
Reforzados por el Espíritu Santo – que guía, nos guía a la verdad, que nos renueva a
nosotros y a toda la tierra, y que nos da los frutos – reforzados en el Espíritu y por
estos múltiples dones, llegamos a ser capaces de luchar, sin concesión alguna, contra
el pecado, de luchar, sin concesión alguna, contra la corrupción que, día tras día, se
extiende cada vez más en el mundo, y de dedicarnos con paciente perseverancia a las
países de menor población cristiana nos dan las pautas acerca de los sacramentos de la
fe:
Pastor, permaneciendo unidos al Obispo y bajo su dirección, esforzaos por reunir a los
fieles en una sola familia, de forma que en la unidad del Espíritu Santo, por Cristo,
podáis conducirlos al Padre. Tened siempre presente el ejemplo del buen Pastor, que
no vino para que le sirvieran, sino para servir, y para buscar y salvar lo que estaba
perdido
«Cristo resucitado nos invita. Aleluya». Estas palabras del canto en lengua suajili han
acompañado la procesión de entrada, con algunas imágenes de los dos países por los
que estamos rezando especialmente. Los cristianos creemos y sabemos que la paz es
invocado….
Que el Señor ayude a los humildes y a los pobres del mundo a seguir creyendo y
esperando en que el Reino de Dios está cerca, que está en medio de nosotros, y es
«justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Rm 14,17). Que sostenga a todos los que,
día tras día, se esfuerzan por combatir el mal con el bien, con gestos y palabras de
Tambien el Papa argentino nos instruye en esta dinámica siempre viva del Espiritu
Hoy concluye el tiempo de Pascua, cincuenta días que, desde la Resurrección de Jesús
hasta Pentecostés, están marcados de una manera especial por la presencia del
Espíritu Santo. Él es, en efecto, el Don pascual por excelencia. Es el Espíritu creador,
que crea siempre cosas nuevas. En las lecturas de hoy se nos muestran dos novedades:
en la primera lectura, el Espíritu hace que los discípulos sean un pueblo nuevo; en el
«lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos.
4). La Palabra de Dios describe así la acción del Espíritu, que primero se posa
sobre cada uno y luego pone a todos en comunicación. A cada uno da un don y a todos
mismo Espíritu realiza la unidad: junta, reúne, recompone la armonía: «Reduce por sí
al Evangelio de Juan, XI, 11). De tal manera que se dé la unidad verdadera, aquella
Para que se realice esto es bueno que nos ayudemos a evitar dos
tienen razón. Son los así llamados «custodios de la verdad». Entonces se escoge la
guardianes inflexibles del pasado o vanguardistas del futuro antes que hijos humildes y
agradecidos de la Iglesia. Así se produce una diversidad sin unidad. En cambio, la
todo igual, pensando todos de la misma manera. Así la unidad acaba siendo una
homologación donde ya no hay libertad. Pero dice san Pablo, «donde está el Espíritu
aceptar su unidad, una mirada que abraza y ama, más allá de las preferencias
desterrar las murmuraciones que siembran cizaña y las envidias que envenenan,
comunión; significa también pedir un corazón que sienta la Iglesia, madre nuestra y
primera vez que se aparece a los suyos, dice: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les
perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20, 22-23). Jesús no los condena, a
pesar de que lo habían abandonado y negado durante la Pasión, sino que les da el
para perdonar los pecados. Este es el comienzo de la Iglesia, este es el aglutinante que
nos mantiene unidos, el cemento que une los ladrillos de la casa: el perdón. Porque el
perdón es el don por excelencia, es el amor más grande, el que mantiene unidos a pesar
de todo, que evita el colapso, que refuerza y fortalece. El perdón libera el corazón y le
vías: esas precipitadas de quien juzga, las que no tienen salida propia del que cierra
todas las puertas, las de sentido único de quien critica a los demás. El Espíritu en
cambio nos insta a recorrer la vía de doble sentido del perdón ofrecido y del perdón
recibido, de la misericordia divina que se hace amor al prójimo, de la caridad que «ha
de ser en todo momento lo que nos induzca a obrar o a dejar de obrar, a cambiar las
Madre la Iglesia sea cada vez más hermoso: sólo entonces podremos corregir a los
demás en la caridad.
aunque a menudo lo cubrimos con las cenizas de nuestros pecados: «Ven Espíritu de
desciende una vez más sobre nosotros y enséñanos la unidad, renueva nuestros
corazones y enséñanos a amar como tú nos amas, a perdonar como tú nos perdonas.
Amén».
Un nuevo pueblo con un corazón nuevo donde el mismo Espíritu Santo requiere del
relación con el Espíritu Santo que habita en nuestro interior desde el bautismo. Ya
Señor ante las contradicciones y las injusticias, no con demagogia, sino con
Al comulgar del cuerpo y la sangre de Jesucristo oramos al Padre y a todos los hombres
Hemos escuchado lo que Jesús Resucitado dice a los discípulos antes de su ascensión:
«Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mateo 28, 18). El poder de
Jesús, la fuerza de Dios. Este tema atraviesa las Lecturas de hoy: en la primera Jesús
dice que no corresponde a los discípulos conocer «el tiempo y el momento que ha
fijado el Padre con su autoridad», pero les promete a ellos la «fuerza del Espíritu
poderosa» (Efesios 1, 19). Pero, ¿en qué consiste esta fuerza, este poder de Dios?
La oración cristiana no es una forma para estar un poco más en paz con uno mismo o
encontrar alguna armonía interior; nosotros rezamos para llevar todo a Dios, para
asiduamente con Dios los unos por los otros (cf. Hechos de los Apóstoles 1, 14).
fuerza que hace ir adelante al mundo; es nuestra misión, una misión que al mismo
tiempo supone cansancio y dona paz. Este es nuestro poder: no prevalecer o gritar más
fuerte, según la lógica de este mundo, sino ejercitar la fuerza mansa de la oración, con
la cual se pueden también parar las guerras y obtener la paz. Como Jesús intercede
siempre por nosotros ante el Padre, así nosotros sus discípulos no nos cansemos nunca
revela el poder de Jesús: el anuncio. El Señor envía a los suyos a anunciarlo con el
único poder del Espíritu Santo: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes»
(Mateo 28, 19). ¡Id! Es un acto de extrema confianza en los suyos: ¡Jesús se fía de
nosotros, cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos! Nos
envía a pesar de nuestras faltas; sabe que no seremos nunca perfectos y que, si
¿Cuáles obstáculos a la gracia o comunión con Dios impiden el acción del Espíritu
El pecado paraliza, mata e impide colaborar en la obra de una nueva creación universal.
La Iglesia desde las riquezas del misterio pascual de Jesucristo ha recurrido al Espíritu
para la experiencia del Espíritu Santo con gemidos inefables según la manera de los
santos.
sus hijos que requieren de la fuerza del sacramento pentecostal de la confirmación para
Iglesia.
varias formas esta la imposición de manos practicada como un sacramental por los
fieles cristianos.
toda la Iglesia. Los sucesores de los apóstoles son los responsables de la imposición de
para que los bautizados lo reciban. La, expresión que refiere al bautismo en agua y a la
construir la comunión eucarística en el mundo. La Virgen Madre, San José, San Pedro,
San Pablo y San Andrés, y la comunión de los santos preparan y consuman esta
experiencia en la Iglesia.
Los Papas San Juan XXIII, Pablo VI y San Juan Pablo II ruegan por un nuevo, perenne y
experiencia sacramental.
persona.
control de las facultades humanas, sino que consiste en una perspectiva de paz interior y
Otro elemento que pide crecimiento es la oración de liberación cuyo efectos se tienden a
confundir con reacciones violentas que corresponden a trastornos psíquicos que piden
titular.
El uso y abuso de los sacramamentales como el agua bendita, la sal, los oleos sagrados y
manipulación de la situación. El uso del contacto físico en la misma esta fuera de orden.
Clemente Romano
Didaché
Epístola de Bernabé
Ignacio Antioquía
Policarpo de Esmirna
Justino
Atenágoras
Asterio de Amasea
Queriendo, pues, el Señor que todos los que él ama tengan parte
en la penitencia, lo confirmó así con su omnipotente voluntad.
"Así pues, mira cómo hemos sido plasmados de nuevo, tal como
dice otro profeta: He aquí -dice el Señor- que les voy a arrancar -se
refiere a aquellos que el Espíritu del Señor previó- los corazones de
piedra y se los pondré de carne (Ez 11,19; 36,26). Dice esto porque
había de manifestarse en carne y habitar entre nosotros" (Epístola
de Bernabé VI.14; siglo II).
"El Espíritu habla al corazón de Moisés para que haga una figura
de la cruz y del que había de padecer, porque si no esperan en él
-dice- serán eternamente atacados" (Epístola de Bernabé XII.2; siglo
II).
El Espíritu profético
* "Ahí está la obra de Dios, decir las cosas antes que acontezcan
y mostrarse luego lo acontecido tal como fue predicho"
(·Justino-san, 1 Apología 12,10; s. II).
* "Así, pues, los judíos que piensan haber sido siempre el Padre
del universo quien habló a Moisés, cuando en realidad le habló el
Hijo de Dios, que se llama también mensajero y embajador suyo,
con razón son reprendidos por el Espíritu profético y por el mismo
Cristo de no haber conocido ni al Padre ni al Hijo" (S. Justino, 1
Apología 63,14; s. II).
* "Y fué así que el mensajero que de parte de Dios le fue enviado
por aquél tiempo a la misma virgen, le dió la buena noticia
diciéndole: 'Mira que concebirás en tu vientre, del Espíritu Santo, y
darás a luz un hijo y se llamará Hijo del Altísimo, y le pondrás por
nombre, Jesús, pues él salvará a su pueblo de sus pecados'. Así
nos lo han enseñado los que consignaron los recuerdos todos
referentes a nuestro Salvador Jesucristo, y nosotros les hemos
dado fe, puesto que el Espíritu profético, como ya hemos indicado,
dijo por el citado Isaías que le engendraría" (S. Justino, 1 Apología
33,5-6; s. II).
* "Ahora bien, sabemos que fue Cristo al Jordán, no porque
tuviera necesidad del bautismo ni de que sobre El viniera el Espíritu
(Santo) en forma de paloma, como tampoco se dignó nacer y ser
sacrificado porque lo necesitara, sino por amor del género humano
que había caído desde Adán en la muerte y en el error de la
serpiente, cometiendo cada uno el mal por su propia culpa" (S.
Justino, Diálogo con Trifón 88,4; s. II).
* "Y entonces fue cuando por causa de los hombres, como antes
dije, voló sobre El, el Espíritu Santo en forma de paloma, y
juntamente vino del cielo una voz, la misma que fue dicha por medio
de David, cuando en persona del mismo Padre dice lo que éste
había de decir a Cristo: 'Hijo mio, eres tú, yo te he engendrado' " (S.
Justino, Diálogo con Trifón 88,8; s. II).
El Espíritu en el hombre
* "Luego, me dijo, es que tiene nuestra inteligencia una fuerza tal
y tan grande, o comprende más bien por medio de la sensación? O
es que la inteligencia humana será jamás capaz de ver a Dios, sin
estar adornada del Espíritu Santo?" (S. Justino, Diálogo con Trifón
4,1; siglo II).
SAN IRENEO
Del tratado de san Ireneo, obispo, contra las herejías (Libro 5, 2,
2-3: SC 153, 30-38):
Clemente de Alejandría
Hipólito, La _Tradición-apostólica 1:
"El Espíritu Santo, de hecho, concede a aquellos que tienen una
recta fe la gracia perfecta de saber de qué modo deben enseñar y
salvaguardar la Tradición entera los que están al frente de la
Iglesia".
Gregorio Taumaturgo
Atanasio
Tertuliano
Novaciano
SAN HILARIO
La-Trinidad II, 31-34:
"Hay que considerar diligentemente de qué manera y por qué
razón se dijo lo que leemos en el Evangelio: `Porque Dios es
Espíritu' (Jn 4,24), pues toda afirmación se hace por algún motivo, y
por ello su sentido se deberá explicar a partir de la razón por la que
se hace, no sea que porque el Señor haya dado la respuesta: 'Dios
es Espíritu', se vaya a negar con el nombre del Espíritu Santo la
posesión y el don del mismo... Para los que van a adorar en el
Espíritu al Dios Espíritu, el primero tendrá una función, el segundo
recibirá el honor, porque no es el mismo aquel que ha de ser
adorado y aquel en el que se adora. Por lo tanto, el que se haya
dicho: 'Dios es Espíritu', no elimina ni el nombre ni el don del
Espíritu Santo... Así se ha manifestado claramente la naturaleza del
don y de aquel a quien se rinde el honor, puesto que Jesús enseñó
que el Dios Espíritu ha de ser adorado en el Espíritu; mostró así la
libertad y el conocimiento de los que adoran a Dios y la infinitud del
que es adorado, ya que el Dios Espíritu es adorado en el Espíritu.
Semejantes a éstas son también las palabras del Apóstol: 'El Señor
es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor allí está la libertad' (2
Cor 3,17). Para hacer comprensible el significado de la frase ha
distinguido entre el que es (Espíritu) y el que es (el Espíritu) de
aquél, pues no es lo mismo poseer que ser poseído ni significa lo
mismo 'él' que 'de él'. Así, al decir: 'El Señor es Espíritu', muestra su
naturaleza infinita; cuando añade: 'Donde está el Espíritu del Señor
allí está la libertad', indica a aquel que es de Dios. Porque el Señor
es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.
No se han dicho estas cosas porque hubiera necesidad, sino para
que no quedara nada oscuro. Pues el Espíritu Santo es uno solo en
todas partes, él es el que ha iluminado a todos los patriarcas,
profetas y todo el coro de la ley; ha inspirado también a Juan en el
seno de su madre, ha sido dado después a los apóstoles y a los
demás creyentes para que conozcan la verdad que les ha sido
concedida. Escuchemos del mismo Señor cuál es la función del
Espíritu Santo en nosotros (Jn 16,12-17; 14,16; 16,14)... Estas
cosas, sacadas de muchos lugares, se han dicho para abrir el
camino a la comprensión: en ellas se contiene la voluntad del
donante, y el sentido y las características del don; puesto que
nuestra debilidad no es capaz de entender ni al Padre ni al Hijo, el
don del Espíritu, con su función intercesora, ilumina nuestra difícil fe
en la encarnación de Dios. De lo anterior se sigue que debamos
escuchar ahora al Apóstol, que explica el poder y la función de este
don. Pues dice (Rom 8,14; 1 Cor 12,3; 12,4-11)... Tenemos, por
tanto, el origen de este don, tenemos sus efectos. Y no sé qué
duda puede quedar acerca de él, si está claro su origen, su ser y su
poder".
SAN AMBROSIO
Tú, una mujer del pueblo, una de entre la plebe, una de las
vírgenes, que, con la claridad de tu mente, iluminas la gracia de tu
cuerpo (tú que eres la que más propiamente puede ser comparada
a la Iglesia), recójete en tu habitación y, durante la noche, piensa
siempre en Cristo y espera su Ilegada en cualquier momento.Así es
como te deseó Cristo, así es como te eligió. Abre la puerta, y
entrará, pues no puede fallar en su promesa quien prometió que
entraría. Échate en brazos de aquel a quien buscas; acércate a él,
y serás iluminada; no lo dejes marchar, pídele que no se marche
rápidamente, ruégale que no se vaya. Pues la Palabra de Dios
pasa; no se la recibe con desgana, no se la retiene con
indiferencia. Que tu alma viva pendiente de su palabra, sé
constante en encontrar las huellas de la voz celestial, pues pasa
velozmente.Y, ¿qué es lo que dice el alma? Lo busco, y no lo
encuentro; lo Ilamo, y no responde. No pienses que le desagradas
si se ha marchado tan rápidamente después que tú le llamaste, le
regaste y le abriste la puerta; pues el permite que seamos puestos
a prueba con frecuencia. ¿Y qué es lo que responde, en el
Evangelio, a las turbas cuando le ruegan que no se vaya? También
a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para
eso me han enviado. Y, aunque parezca que se ha ido, sal una vez
más, búscale de nuevo.¿Quién, sino la santa Iglesia, te enseñará la
manera de retener a Cristo? Incluso ya te lo ha enseñado, si
entiendes lo que lees: Apenas los pasé, encontré al amor de mi
alma: lo abrace; y ya no lo soltaré.¿Con qué lazos se puede retener
a Cristo? No a base de ataduras injustas, ni de sogas anudadas;
pero sí con los lazos de la caridad, las riendas de la mente y el
afecto del alma.Si quieres retener a Cristo, búscalo y no temas el
sufrimiento. A veces se encuentra mejor a Cristo en medio de los
suplicios corporales y en las propias manos de los
perseguidores.Apenas los pasé; dice el Cantar. Pues, pasados
breves instantes, te verás libre de los perseguidores y no estarás
sometida a los poderes del mundo. Entonces Cristo saldrá a tu
encuentro y no permitirá que durante un largo tiempo seas
tentada.La que de esta manera busca a Cristo y lo encuentra
puede decir: Lo abracé, y ya no lo soltaré; hasta meterlo en la casa
de mi madre, en la alcoba de la gue me Ilevó en sus entrañas.
¿Cuál es la casa de tu madre y su alcoba, sino lo más íntimo y
secreto de tu ser?Guarda esta casa, limpia sus aposentos más
retirados, para que, estando la casa inmaculada, la casa espiritual
fundada sobre la piedra angular, se vaya edificando el sacerdocio
espiritual, y el Espíritu Santo habite en ella.La que así busca a
Cristo, la que así ruega a Cristo no se verá nunca abandonada por
él; más aún, será visitada por él con frecuencia, pues está con
nosotros hasta el fin del mundo. intachable. Toda alma, pues, que
llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma
de María la ha proclamado, y su espíritu se ha alegrado en Dios
Salvador. EL Señor, en efecto, es engrandecido, según puede
leerse en otro lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor. No
porque con la palabra humana pueda añadirse algo a Dios, sino
porque él queda engrandecido en nosotros. Pues Cristo es la
imagen de Dios y, por esto, el alma que obra justa y religiosamente
engrandece esa imagen de Dios, a cuya semejanza ha sido creada,
y, al engrandecerla, también la misma alma queda engrandecida
por una mayor participación de la grandeza divina.
SAN AGUSTÍN
San Agustín, De la Santísima Trinidad IV,7:
"Cuantos intérpretes católicos de los libros divinos del A. y N.
Testamento he podido leer, anteriores a mí en la especulación
sobre la Trinidad, que es Dios, enseñan, al tenor de las Escrituras,
que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de una misma e idéntica
substancia, insinúan, en inseparable igualdad, la unicidad divina y,
en consecuencia, no son tres dioses, sino un solo Dios. Y aunque el
Padre engendró un Hijo, el Hijo no es el Padre; y aunque el Hijo es
engendrado por el Padre, el Padre no es el Hijo; y el Espíritu Santo
no es ni el Padre ni el Hijo, sino el Espíritu del Padre y del Hijo, al
Padre y al Hijo coigual y perteneciente a la unidad trina... Si, pues,
los miembros de Cristo son templo del Espíritu Santo, no es criatura
el Espíritu Santo; porque desde el momento en que nuestros
cuerpos se transforman en moradas del Espíritu Santo es menester
que le rindamos el homenaje debido a Dios, y que en griego se
llama latreía, latría. De ahí que, consecuente dice: 'Glorificad, pues,
a Dios en vuestro cuerpo' (1 Cor 6,19.15.20)".
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Del tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre los bienes de
la paciencia
(Núms. 13 y 15: CSEL 3, 406-408):
Es saludable aviso del Señor, nuestro maestro, que el que
persevere hasta el final se salvará. Y también este otro: Si os
mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos;
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Hemos de tener paciencia, y perseverar, hermanos queridos,
para que, después de haber sido admitidos a la esperanza de la
verdad y de la libertad, podamos alcanzar la verdad y la libertad
mismas. Porque el que seamos cristianos es por la fe y la
esperanza; pero es necesaria la paciencia, para que esta fe y esta
esperanza lleguen a dar su fruto.
Pues no vamos en pos de una gloria presente; buscamos la
futura, conforme a la advertencia del apóstol Pablo cuando dice: En
esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es
esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que se ve?
Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con
perseverancia. Así pues, la esperanza y la paciencia nos son
necesarias para completar en nosotros lo que hemos empezado a
ser, y para conseguir, por concesión de Dios, lo que creemos y
esperamos.
En otra ocasión, el mismo Apóstol recomienda a los justos que
obran el bien y guardan sus tesoros en el cielo ara obtener el ciento
por uno, que tengan paciencia, diciendo: Mientras tenemos ocasión,
trabajemos por el bien de todos, especialmente por el de la familia
de la fe. No nos cansemos de hacer el bien, que, si no
desmayamos, a su tiempo cosecharemos.
Estas palabras exhortan a que nadie, por impaciencia, decaiga en
el bien obrar o, solicitado y vencido por la tentación, renuncie en
medio de su brillante carrera echando así a perder el fruto de lo
ganado, por dejar sin terminar lo que empezó.
En fin, cuando el Apóstol habla de la caridad, une
inseparablemente con ella la constancia y la paciencia: La caridad
es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no
es mal educada ni egoísta; no se irrita, no Ileva cuentas del mal;
disculpa sin limites, cree sin limites, espera sin limites, aguanta sin
limites. Indica, pues, que la caridad puede permanecer, porque es
capaz de sufrirlo todo.
Y en otro pasaje escribe: Sobrellevaos mutuamente con amor;
esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vinculo de la
paz. Con esto enseña que no puede conservarse ni la unidad ni la
paz si no se ayudan mutuamente los hermanos y no mantienen el
vínculo de la unidad, con auxilio de la paciencia.
........................
Muchas cosas quiso Dios que dijeran e hicieran oír los profetas,
sus siervos; pero cuánto más importantes son las que habla su Hijo,
las que atestigua con su propia voz la misma Palabra de Dios, que
estuvo presente en los profetas, pues ya no pide que se prepare el
camino al que viene, sino que es él mismo quien viene abriéndonos
y mostrándonos el camino, de modo que quienes, ciegos y
abandonados, errábamos antes en las tinieblas de la muerte, ahora
nos viéramos iluminados por la luz de la gracia y alcanzáramos el
camino de la vida, bajo la guía y dirección del Señor.
¿Pues qué oración más espiritual puede haber que la que nos
fue dada por Cristo, por quien nos fue también enviado el Espíritu
Santo, y qué plegaria más verdadera ante el Padre que la que brotó
de labios del Hijo, que es la verdad? De modo que orar de otra
forma no es sólo ignorancia, sino culpa también, pues él mismo
afirmó: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra
tradición.
Ambrosiaster 8,27.28:
"...'Pero el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos
inenarrables' (Rom 8,26). Dice que el Espíritu Santo intercede por
nosotros no con palabras humanas sino en la forma que es propia
de su naturaleza. Y en realidad cuando lo que es de Dios habla a
Dios, es necesario que se exprese en aquella forma en la que se
expresa aquel del cual es porque ninguno habla con su
conciudadano en una lengua diversa. El Espíritu que se nos ha
dado se hace presente en nuestras oraciones para cubrir con su
fuerza nuestra incapacidad e ignorancia y pide a Dios por nosotros
las cosas que nos sirven de utilidad... Cierto el mismo Espíritu
intercede por nosotros cuando sabe que por ignorancia, no por
presunción, pedimos cosas malas"
Julio Fírmico Materno
Cromacio de Aquileya
Cirilo de Alejandría
Filocalía
Antonio el Grande
Evagrio monje
Gregorio Nacianceno
Marcos el Asceta
Esiquio Presbítero
Ellos tenían entonces a Cristo que los seguía; con mucha más
razón; nos sigue él ahora. Porque, entonces, el Señor los
acompañaba en atención a Moisés; a nosotros, en cambio, no nos
acompaña solamente en atención a Moisés, sino también por
nuestra propia docilidad. Para los judíos, después de Egipto,
estaba el desierto; para ti, después del éxodo de esta vida, está el
cielo. Ellos tenían, en la persona de Moisés, un guía y un jefe
excelente; nosotros tenemos otro Moisés, Dios mismo, que nos guía
y nos gobierna.
Cuál era, en efecto, la característica de Moisés? Moisés -dice la
Escritura- era el hombre más sufrido del mundo. Pues bien, esta
cualidad puede muy bien atribuírsele a nuestro Moisés, ya que se
encuentra asistido por el dulcísimo Espíritu que le es íntimamente
consubstancial. Moisés levantó, en aquel tiempo, sus manos hacia
el cielo e hizo descender el pan de los ángeles, el maná; nuestro
Moisés levanta hacia el cielo sus manos y nos consigue un alimento
eterno. Aquél golpeó la roca e hizo correr un manantial; éste toca la
mesa, golpea la mesa espiritual y hace que broten las aguas del
Espíritu. Por esta razón, la mesa se halla situada en medio, como
una fuente, con el fin de que los rebaños puedan, desde cualquier
parte, afluir a ella y abrevarse con sus corrientes salvadoras.
pasados se valoraba la vida interior como algo reservado para religiosos, especialmente en los
monasterios y para los sacerdotes especializados en estas disciplinas. Aquello que recibió el
nombre de martirio blanco; los héroes de la fe. A esto alude en la santa misa de ordenaciones
aquellos que, como nos ha recordado el Libro del Apocalipsis, «esos son los que vienen
de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y la han blanqueado con la sangre
del Cordero» (7, 14). Estos han tenido la gracia de confesar a Jesús hasta el final,
hasta la muerte. Ellos sufren, ellos dan la vida, y nosotros recibimos la bendición de
Dios por su testimonio. Y hay también muchos mártires escondidos, esos hombres y
esas mujeres fieles a la fuerza mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo, que en la
vida de cada día buscan ayudar a los hermanos y amar a Dios sin reservas. Si miramos
bien, la causa de cada persecución es el odio: el odio del príncipe de este mundo hacia
los que han sido salvados y redimidos por Jesús con su muerte y con su resurrección.
En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Juan 15, 12-19) Jesús usa una
palabra fuerte y que asusta: la palabra “odio”. Él, que es el maestro del amor, al cual
le gustaba tanto hablar de amor, habla de odio. Pero Él quería siempre llamar a las
cosas por su nombre. Y nos dice: «¡No os asustéis! El mundo os odiará; pero sabed que
patria necesita héroes”. El mártir puede ser pensado como un héroe, pero lo
“¿Qué necesita la Iglesia hoy?”. Mártires, testigos, es decir santos de todos los días.
Porque la Iglesia la llevan adelante los santos. Los santos: sin ellos, la Iglesia no
puede ir adelante. La Iglesia necesita santos de todos los días, los de la vida ordinaria,
llevada adelante con coherencia; pero también aquellos que tienen el valor de aceptar
la gracia de ser testigos hasta el final, hasta la muerte. Todos aquellos son la sangre
viva de la Iglesia. Son los testigos que llevan adelante la Iglesia; aquellos que
demuestran que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo, y lo demuestran con la
coherencia de vida y con la fuerza del Espíritu Santo que han recibido como don.
sobrenatural de comprender la existencia humana heroica por medio a los dones del
Espíritu Santo tienen como finalidad para santificación, los carismas pneumáticos y
adquiridas por actos buenos que se realizan por la razón natural, o infusas por la
Las facultades humanas como receptores de la acción del Espíritu Santo han de
La gracia de Dios pide la colaboración humana. Sin esta no puede realizar su obra
eucarística encuentra su fin último por los dones del Espíritu Santo.
El libre arbitrio del hombre se une voluntariamente a la gracia. Según esta línea
en las siete virtudes y su clásica clasificación: cuatro virtudes cardinales y tres virtudes
teologales.
mejor de si misma (Cf.1803) porque el objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a
Con el esfuerzo las virtudes humanas como virtudes morales se adquieren con gran
esfuerzo. Entre ellas destacan las cuatro virtudes fundamentales (Cf. Sb 8, 7). o
La naturaleza humana participa de la naturaleza divina (Cf. 2 P 1, 4) por medio a las virtudes
teologales (1814-1825) que tiene su origen en, y propician una relación con Dios Uno y Trino
(Cf. 1 Co 13, 13).
5. La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y
revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el
hombre se entrega entera y libremente a Dios” (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por
conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo vivirá por la fe” (Rm 1, 17). La fe viva “actúa
por la caridad” (Ga 5, 6). El don de la fe permanece en el que no ha pecado contra ella (Cf.
Cc. Trento: DS 1545). Pero, “la fe sin obras está muerta” (St 2, 26): privada de la esperanza y
de la caridad, la fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de su
Cuerpo. El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también
profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: “Todos vivan preparados para confesar a
Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las
persecuciones que nunca faltan a la Iglesia” (LG 42; Cf. DH 14). El servicio y el testimonio de
la fe son requeridos para la salvación: “Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo
también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante
los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos” (Mt 10, 32-33).
6. La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida
eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y
apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
“Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Hb
10,23). Este es “el Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros con largueza por medio de
Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos
herederos, en esperanza, de vida eterna” (Tt 3, 6-7). La virtud de la esperanza corresponde al
anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que
inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos;
protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la
bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha
de la caridad. La esperanza cristiana recoge y perfecciona la esperanza del pueblo elegido que
tiene su origen y su modelo en la esperanza de Abraham en las promesas de Dios; esperanza
colmada en Isaac y purificada por la prueba del sacrificio. “Esperando contra toda esperanza,
creyó y fue hecho padre de muchas naciones” (Rm 4, 18). La esperanza cristiana se manifiesta
desde el comienzo de la predicación de Jesús en la proclamación de las bienaventuranzas. Las
bienaventuranzas elevan nuestra esperanza hacia el cielo como hacia la nueva tierra
prometida; trazan el camino hacia ella a través de las pruebas que esperan a los discípulos de
Jesús. Pero por los méritos de Jesucristo y de su pasión, Dios nos guarda en “la esperanza que
no falla” (Rm 5, 5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme, “que penetra... a
donde entró por nosotros como precursor Jesús” (Hb 6, 19-20). Es también un arma que nos
protege en el combate de la salvación: “Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el
yelmo de la esperanza de salvación” (1 Ts 5, 8). Nos procura el gozo en la prueba misma:
“Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación” (Rm 12, 12). Se expresa y se
alimenta en la oración, particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de todo lo que la
esperanza nos hace desear. Podemos, por tanto, esperar la gloria del cielo prometida por Dios
a los que le aman (Cf. Rm 8, 28-30) y hacen su voluntad (Cf. Mt 7, 21). En toda circunstancia,
cada uno debe esperar, con la gracia de Dios, “perseverar hasta el fin” (Cf. Mt 10, 22; Cf. Cc.
Trento: DS 1541) y obtener el gozo del cielo, como eterna recompensa de Dios por las obras
buenas realizadas con la gracia de Cristo. En la esperanza, la Iglesia implora que “todos los
hombres se salven” (1 Tm 2, 4). Espera estar en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo:
Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se
pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que
mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu
Amado con gozo y deleite que no puede tener fin. (S. Teresa de Jesús, excl. 15, 3)
7. La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por El
mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Jesús hace de la caridad
el mandamiento nuevo (Cf. Jn 13, 34). Amando a los suyos “hasta el fin” (Jn 13, 1), manifiesta
el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de
Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también os
he amado a vosotros; permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). Y también: “Este es el mandamiento
mío: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 15, 12). Fruto del Espíritu y plenitud
de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: “Permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor” (Jn 15, 9-10; cf Mt 22, 40; Rm 13,
8_10). Cristo murió por amor a nosotros “cuando éramos todavía enemigos” (Rm 5, 10). El
Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos (Cf. Mt 5, 44), que nos
hagamos prójimos del más lejano (Cf. Lc 10, 27-37), que amemos a los niños (Cf. Mc 9, 37) y a
los pobres como a El mismo (Cf. Mt 25, 40.45). El apóstol san Pablo ofrece una descripción
incomparable de la caridad: “La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa,
no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en
cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo
cree. Todo lo espera. Todo lo soporta (1 Co 13, 4-7). ““Si no tengo caridad -dice también el
apóstol- nada soy...”. Y todo lo que es privilegio, servicio, virtud misma... “si no tengo caridad,
nada me aprovecha” (1 Co 13, 14). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la primera
de las virtudes teologales: “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la
mayor de todas ellas es la caridad” (1 Co 13,13). El ejercicio de todas las virtudes está
animado e inspirado por la caridad. Esta es “el vínculo de la perfección” (Col 3, 14); es la
forma de las virtudes; las articula y las ordena entre sí; es fuente y término de su práctica
cristiana. La caridad asegura y purifica nuestra facultad humana de amar. La eleva a la
perfección sobrenatural del amor divino. “La práctica de la vida moral animada por la caridad
da al cristiano la libertad espiritual de los hijos de Dios. Este no se halla ante Dios como un
esclavo, en el temor servil, ni como el mercenario en busca de un jornal, sino como un hijo que
responde al amor del “que nos amó primero” (1 Jn 4,19): O nos apartamos del mal por temor
del castigo y estamos en la disposición del esclavo, o buscamos el incentivo de la recompensa y
nos parecemos a mercenarios, o finalmente obedecemos por el bien mismo del amor del que
manda... y entonces estamos en la disposición de hijos (S. Basilio, reg. fus. prol. 3). La caridad
tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección
fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es
amistad y comunión: La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para
conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos (S. Agustín,
ep.Jo. 10, 4).
Reflexión: …En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de
vosotros… No extingáis el Espíritu; (1 Tes. 5, 14-24).
El segundo ícono de la Buena Noticia que deseo compartir con vosotros es aquella
vasija que —con su cucharón de madera—, al pleno sol del mediodía, portaba sobre su
—que es la Fuente de Agua viva— no tenía «con qué» sacar agua para beber unos
sorbos. Y la Samaritana sacó agua de su vasija con el cucharón y sació la sed del
Señor. Y la sació más con la confesión de sus pecados concretos. Agitando el odre de
todos los paisanos de aquel pequeño pueblo, que invitaron al Señor a hospedarse entre
ellos.
el presente.
En esta perspectiva, podemos preguntarnos hoy: ¿Cómo anunciar el evangelio de la
sin sacrificio. Jesús dio su vida, muriendo por todos. Del mismo modo, los embajadores
mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (cf. 2 Co 5,14-15). Como nos
enseña Jesús, sólo cuando perdemos la vida por amor a él es cuando realmente la
ganamos (cf. Lc 9,24). Es esta la revolución que Pablo vivió, y es también la revolución
cristiana de todos los tiempos: no vivir para nosotros mismos, para nuestros intereses y
amor.
momento, sino a buscar el camino con la mirada siempre puesta en la cruz del Señor;
allí está nuestro único programa de vida. Es también una invitación a salir de todo
Espíritu Santo lleva a cabo fuera de nuestro ámbito. Una auténtica reconciliación entre
los cristianos podrá realizarse cuando sepamos reconocer los dones de los demás y
seamos capaces, con humildad y docilidad, de aprender unos de otros —aprender unos
de otros—, sin esperar que sean los demás los que aprendan antes de nosotros
La Confirmación, uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana que forma una
unidad, una sola realidad gracias al don del Espíritu Santo, el segundo gran abogado
desconocido.
El gran sacramento desconocido de la confirmación tiene como función fortalecernos en
nos confiere la efusión pentecostal del Espíritu Santo. Pero esto no significa quedarse
renovarla.
con la manifestación de la Iglesia en el día del Señor, en torno al sacramento del altar
obispo, sucesor de los apóstoles en comunión con el Papa, sucesor de San Pedro.
manos a los creyentes para la recepción del Espíritu Santo. Requiere del sacramento de
Dios.
Iglesia bajo la guía del ministro ordenado y a la vez ser salde la tierra, luz del mundo y
Meditemos en este texto del Papa Bergoglio al respecto en la celebración de las vísperas
Así sucede en nuestra vida. Hay muchos cristianos que profesan que Jesús es Dios; hay
muchos sacerdotes que profesan que Jesús es Dios, muchos obispos... ¿Pero todos dan
testimonio de Jesús? ¿O ser cristianos es como... una forma de vivir como otra, como
ser hincha de un equipo? “Pero sí, soy cristiano...”. O como tener una filosofía: “Yo
cumplo los mandamientos, soy cristiano, tengo que hacer esto...”. Ser cristiano, en
primer lugar, es dar testimonio de Jesús. Lo primero. Y esto es lo que han hecho los
Apóstoles: los Apóstoles han dado testimonio de Jesús, y por esto el cristianismo se ha
pequeño, y algunos llegan a lo grande, a dar la vida en el martirio, como los Apóstoles.
Pero los Apóstoles no habían hecho un curso para convertirse en testigos de Jesús; no
han seguido la inspiración del Espíritu Santo; han sido fieles a esto. Pero eran
pecadores, ¡todos! Los doce eran pecadores. “¡No, Padre, solamente Judas!”. No,
misericordia de Dios está también en el momento. Pero todos eran pecadores, todos.
Envidiosos, tenían celos entre ellos: “No, yo tengo que ocupar el primer lugar y tú el
segundo...”; y dos de ellos hablan con la madre para que vaya a hablar con Jesús y que
les dé el primer lugar a sus hijos... Eran así, con todos los pecados. También eran
traidores, porque cuando Jesús fue capturado, todos se escaparon, llenos de miedo; se
escondieron: tenían miedo. Y Pedro, que sabía que era el jefe, sintió la necesidad de
acercarse un poco a ver qué sucedía; y cuando la asistenta del sacerdote dijo: “Pero tú
también eres...”, dijo: “¡No, no, no!”. Renegó de Jesús, traicionó a Jesús. ¡Pedro! El
primer Papa. Traicionó a Jesús. ¡Y estos son los testigos! Sí, porque eran testigos de la
salvación que Jesús lleva, y todos, por esta salvación se han convertido, se han dejado
salvar. Es bonito cuando, en la orilla del lago, Jesús hace ese milagro [la pesca
milagrosa] y Pedro dice: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lucas5,
8). Ser testigo no significa ser santo, sino ser un pobre hombre, una pobre mujer que
dice: «Sí, soy pecador, pero Jesús es el Señor y yo doy testimonio de Él, y yo busco
hacer el bien todos los días, corregir mi vida, ir por el camino correcto»….
Yo diré solamente esto: ¿queréis una parroquia perfecta? Nada de chismes. Nada. Si tú
tienes algo contra uno, vas a decírselo a la cara, o dilo al párroco; pero no entre
vosotros. Este es el signo de que el Espíritu Santo está en una parroquia. Los otros
pecados, todos los tenemos. Hay una colección de pecados: uno toma este, uno toma
ese otro, pero todos somos pecadores. Pero eso que destruye, como el gusano, a una
Las mociones del Espíritu Santo son asumidas como frutos permanentes: Han
produzca sus frutos, sino para inducir a la naturaleza humana a que devuelva
2) ALEGRÍA: Certeza y la experiencia del amor de Dios nos hace vivir con
paz con Dios puede buscar la paz con los hermanos. Mt 5, 9, 18, 21-22,
Col. 3 15.
7-11.
bandazos que dan a nuestra frágil barca. 13, 13-14, Gált. 6, 7-8, 1 Tim 6.
9) BONDAD: fuerza para hacer el bien, para hacer cada día las acciones de
Dios, para pasar por el mundo haciendo el bien Ef 4, 31-32, Hech 10, 38.
Espíritu Santo en consonancia con todas las Sagradas Escritura, de manera que los
tres primeros frutos del Espíritu Santo, caridad: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo (Mt 22, 39), gozo y paz ordenan el alma en sí misma con relación al bien.
San Francisco de Sales dice que La medida del amor es amar sin medida, y San
Pedro Julián Eymard: ¿Y qué es el amor sino una exageración?. Santo Tomas de
Aquino dice: “Pero la perfección del gozo es la paz”, bajo dos aspectos…“cuanto a
la quietud que lleva consigo el cese de las perturbaciones exteriores; porque uno no
puede gozar perfectamente del bien amado si en su fruición es perturbado por otras
cosas”… y “en cuanto a la calma del deseo fluctuante, pues no goza perfectamente
que la paciencia es la “reina que está en la torre de la fortaleza, que vence siempre y
nunca es vencida”.
Tomás de Aquino dice que “Si se entiende por Fe aquella por la que se cree en
Dios, entonces por ella se ordena el hombre a lo que está sobre él, de modo que el
Santo Padre Francisco a los obispos, a los presbíteros y diáconos, a a las personas
consagradas, a los esposos cristianos y a todos los fieles laicos sobre el amor en la
familia:
alegría. Bastan algunos ejemplos: «Alégrate» es el saludo del ángel a María (Lc 1,28).
La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre
Dios, mi salvador» (Lc 1,47). Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan exclama:
«Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud» (Jn 3,29). Jesús mismo «se llenó de
estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena»
alegría» (Jn 16,20). E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie
os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22). Después ellos, al verlo resucitado, «se
alegraron» (Jn 20,20). El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta que en la
primera comunidad «tomaban el alimento con alegría» (2,46). Por donde los discípulos
pasaban, había «una gran alegría» (8,8), y ellos, en medio de la persecución, «se
11. La pareja que ama y genera la vida es la verdadera «escultura» viviente —no
creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades
íntimas de Dios (cf. Gn 1,28; 9,7; 17,2-5.16; 28,3; 35,11; 48,3-4). A esto se debe el que
reflejo viviente. Nos iluminan las palabras de san Juan Pablo II: «Nuestro Dios, en su
misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo
19. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: «Id y haced que todos
los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
21. La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una
Espíritu Santo y alaba al Padre porque su revelación alcanza a los pobres y pequeñitos
dando fruto. Pero siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del
caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. El Señor dice: «Vayamos a
otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido»
explicar mejor o para hacer más signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia
otros pueblos.
37. Santo Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de la Iglesia también
hay una jerarquía, en las virtudes y en los actos que de ellas proceden. Allí lo que
cuenta es ante todo «la fe que se hace activa por la caridad» (Ga 5,6). Las obras de
amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del
Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se
manifiesta en la fe que obra por el amor». Por ello explica que, en cuanto al obrar
misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros
y, más aún, socorrer sus deficiencias. Esto es peculiar del superior, y por eso se tiene
como propio de Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de
modo máximo».
toca vivir y actuar. Hoy suele hablarse de un «exceso de diagnóstico» que no siempre
tampoco nos serviría una mirada puramente sociológica, que podría tener pretensiones
realidad viva. Allí encontramos, especialmente en los más necesitados, una reserva
moral que guarda valores de auténtico humanismo cristiano. Una mirada de fe sobre la
fe y su solidaridad fraterna de múltiples maneras. Allí hay que reconocer mucho más
que unas «semillas del Verbo», ya que se trata de una auténtica fe católica con modos
importancia que tiene una cultura marcada por la fe, porque esa cultura evangelizada,
más allá de sus límites, tiene muchos más recursos que una mera suma de creyentes
frente a los embates del secularismo actual. Una cultura popular evangelizada contiene
mirada agradecida.
84. La alegría del Evangelio es esa que nada ni nadie nos podrá quitar (cf. Jn 16,22).
Los males de nuestro mundo —y los de la Iglesia— no deberían ser excusas para
reducir nuestra entrega y nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para crecer.
Espíritu Santo en medio de la oscuridad, sin olvidar que «donde abundó el pecado
cincuenta años del Concilio Vaticano II, aunque nos duelan las miserias de nuestra
escuchar las palabras del beato Juan XXIII en aquella admirable jornada del 11 de
de algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción
y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina […]
relaciones humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de
inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades, aquélla lo dispone para mayor
bien de la Iglesia».
97. Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la profecía
¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales! Esta
mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que
transmitido según sus modos culturales propios. Cuando una comunidad acoge el
eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que
Dios según su propia cultura, la Iglesia expresa su genuina catolicidad y muestra «la
a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad», porque «toda cultura propone
vivir el Evangelio», Así, «la Iglesia, asumiendo los valores de las diversas culturas, se
hace “sponsa ornata monilibus suis”, “la novia que se adorna con sus joyas”
Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, quien transforma nuestros corazones y
El mismo Espíritu Santo es la armonía, así como es el vínculo de amor entre el Padre y
el Hijo. Él es quien suscita una múltiple y diversa riqueza de dones y al mismo tiempo
construye una unidad que nunca es uniformidad sino multiforme armonía que atrae. La
determinada forma cultural, por más bella y antigua que sea, junto con la propuesta
del Evangelio. El mensaje que anunciamos siempre tiene algún ropaje cultural, pero a
118. Los Obispos de Oceanía pidieron que allí la Iglesia «desarrolle una comprensión
la región», e instaron «a todos los misioneros a operar en armonía con los cristianos
legítimas adecuadas a cada cultura». No podemos pretender que los pueblos de todos
los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que encontraron los
122. Del mismo modo, podemos pensar que los distintos pueblos en los que ha sido
situaciones existenciales, que ésta debe reformular frente a sus propios desafíos. El ser
recibida y la enriquece con nuevas expresiones que son elocuentes. Puede decirse que
principal.
el credere Deum. Es «una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de
salir de sí y del peregrinar: «El caminar juntos hacia los santuarios y el participar en
125. Para entender esta realidad hace falta acercarse a ella con la mirada del Buen
Pastor, que no busca juzgar sino amar. Sólo desde la connaturalidad afectiva que da el
cristianos, especialmente en sus pobres. Pienso en la fe firme de esas madres al pie del
lecho del hijo enfermo que se aferran a un rosario aunque no sepan hilvanar las
proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se
enciende en un humilde hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor
entrañable al Cristo crucificado. Quien ama al santo Pueblo fiel de Dios no puede ver
estas acciones sólo como una búsqueda natural de la divinidad. Son la manifestación
de una vida teologal animada por la acción del Espíritu Santo que ha sido derramado
126. En la piedad popular, por ser fruto del Evangelio inculturado, subyace una fuerza
del Espíritu Santo. Más bien estamos llamados a alentarla y fortalecerla para
expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe
leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la
Persona a persona
diálogo personal, donde la otra persona se expresa y comparte sus alegrías, sus
esperanzas, las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan el corazón.
Sólo después de esta conversación es posible presentarle la Palabra, sea con la lectura
fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y
está vivo ofreciendo su salvación y su amistad. Es el anuncio que se comparte con una
actitud humilde y testimonial de quien siempre sabe aprender, con la conciencia de que
ese mensaje es tan rico y tan profundo que siempre nos supera. A veces se expresa de
gesto o de la forma que el mismo Espíritu Santo pueda suscitar en una circunstancia
concreta. Si parece prudente y se dan las condiciones, es bueno que este encuentro
fraterno y misionero termine con una breve oración que se conecte con las inquietudes
130. El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con distintos
carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia. No son un patrimonio cerrado,
entregado a un grupo para que lo custodie; más bien son regalos del Espíritu
integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo, desde donde se
santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por
corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio. En la comunión, aunque duela,
131. Las diferencias entre las personas y comunidades a veces son incómodas, pero el
Espíritu Santo, que suscita esa diversidad, puede sacar de todo algo bueno y
tiene que ser siempre reconciliada con la ayuda del Espíritu Santo; sólo Él puede
unidad. En cambio, cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos
división y, por otra parte, cuando somos nosotros quienes queremos construir la unidad
homilía. Son indicaciones que para algunos podrán parecer obvias, pero considero
este precioso ministerio. Algunos párrocos suelen plantear que esto no es posible
debido a la multitud de tareas que deben realizar; sin embargo, me atrevo a pedir que
(cf. Rm 12,1), con todas las propias capacidades, para que puedan ser utilizadas por
146. El primer paso, después de invocar al Espíritu Santo, es prestar toda la atención
al texto bíblico, que debe ser el fundamento de la predicación. Cuando uno se detiene a
la humildad del corazón que reconoce que la Palabra siempre nos trasciende, que no
somos «ni los dueños, ni los árbitros, sino los depositarios, los heraldos, los
deteniéndose a estudiarla con sumo cuidado y con un santo temor de manipularla. Para
poder interpretar un texto bíblico hace falta paciencia, abandonar toda ansiedad y
darle tiempo, interés y dedicación gratuita. Hay que dejar de lado cualquier
preocupación que nos domine para entrar en otro ámbito de serena atención. No vale
la pena dedicarse a leer un texto bíblico si uno quiere obtener resultados rápidos,
sólo le dedica un tiempo gratuito y sin prisa a las cosas o a las personas que ama; y
aquí se trata de amar a Dios que ha querido hablar. A partir de ese amor, uno puede
detenerse todo el tiempo que sea necesario, con una actitud de discípulo: «Habla,
148. Es verdad que, para entender adecuadamente el sentido del mensaje central de un
que nieguen otras enseñanzas de las mismas Escrituras. Pero esto no significa debilitar
el acento propio y específico del texto que corresponde predicar. Uno de los defectos
La necesidad de verificar que Jesucristo esta en el centro del confirmado requiere de tres
Santo”. “El Espíritu Santo hace después el trabajo. Esta es la semilla. Quien hace
las otras cosas que adoramos, que nos interesan de más. No, solo Dios”. “Las otras
cosas sirven si yo soy capaz de adorar solo a Dios”… ‘Gloria al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo’, pero muchas veces la decimos como loros”…“adorar con las pequeñas
oraciones y el silencio ante la grandeza de Dios, adorar a Jesús y decir: ‘Tú eres el
único, tú eres el principio y el con y contigo quiero permanecer toda la vida, toda la
eternidad. Tú eres el único’. Y echar fuera las cosas que me impiden adorar a Jesús”.
3. Seguirle como discípulos misioneros: “Jesucristo, que se manifiesta, se hace ver y
vida, reconocer a Jesús: ‘yo conozco la vida de ese santo, de esa santa o también las
apariciones de allí o de allá’. Esto está bien, lo santos son santos, ¡son grandes!”,
exclamó…“Las apariciones no son todas verdaderas ¿eh? Los santos son importantes
pero el centro es Jesucristo: ¡sin Jesucristo no hay santos! Y he aquí la pregunta: ¿El
simplicidad de cada día –porque cada día para ser cristianos no son necesarias cosas
extrañas, cosas difíciles, cosas superfluas, no, es sencillo– el Señor nos dé la gracia de
SU ÚNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR nos permiten conocer que el Nombre de Jesús
Jesús acogió la confesión de fe de Pedro que le reconocía como el Mesías, "el Cristo, el
Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16), anunciándole la próxima pasión del Hijo del Hombre
La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. "Por otra parte eso es
Él que ha ungido, Él que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido:
Espíritu que es la Unción" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 18, 3). (438)
En la traducción griega de los libros del Antiguo Testamento… YHWH, es traducido
absoluto, a ningún poder terrenal sino sólo a Dios Padre y al Señor Jesucristo: César
no es el "Señor" (cf. Mc 12, 17; Hch 5, 29). " La Iglesia cree que la clave, el centro y el
fin de toda historia humana se encuentra en su Señor y Maestro" (GS 10, 2; cf. 45, 2).
montón de riquezas: ¡no! Nuestra esperanza es una Persona, es el Señor Jesús que lo
La meta de dicha consagración es la construcción de una sociedad desde los valores del Reino
de Dios donde el mal personificado tiene muchas manifestaciones contra la dignidad humana,
subsistencia.
El Papa francisco declaró en la homilía de Santa Marta del 7 de septiembre de 2013 que
solamente devociones, pero que Jesús no está", y en el ángelus del 03 de enero del 2016
a las 11:59 .m. ratifica que Ésta es la vocación y la alegría de todo bautizado: indicar y
donar a los demás a Jesús; pero para hacer esto debemos conocerlo y tenerlo dentro de
nosotros, como Señor de nuestra vida. Y Él nos defiende del mal, del diablo, que
siempre está agazapado ante nuestra puerta, ante nuestro corazón, y quiere entrar.
El verdadero ataque del Demonio de manera permanente a la sociedad cristiana a través de los
La reacción de grandes grupos humanos a la encarnación del mal social es constatable en los
del terrorismo, las guerras siempre comerciales, las emigraciones desesperadas en condiciones
inhumanas y riesgos mortales, el abuso contra las animales y la destrucción de la casa común, el
planeta tierra.
El Papa Francisco señaló en la homilía del 9 de enero del 2017: "Jesús no es un señor tal
o cual sino el Señor, el único Señor"… "si no está Jesús en el centro, estarán otras cosas"…."
un mandamiento es válido si viene de Jesús: yo hago esto porque el Señor quiere que yo haga
esto. Pero si como soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé por qué lo debo hacer".
"Si tus devociones te llevan a Jesús, está bien. Pero si tu permaneces ahí, algo no va bien"…
cristianos sin Cristo "que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de
…Solamente es válido lo que te lleva a Jesús, y solamente es válido lo que viene de Jesús. Jesús
"Pero si tu no consigues adorar a Jesús, algo te falta. Una regla, un signo. La regla es; soy un
buen cristiano, estoy sobre el camino del buen cristiano si hago lo que viene de Jesús y hago lo
que me lleva a Jesús, porque Él es el centro. El signo es: soy capaz de adorar, la adoración.
Esta oración de adoración delante de Jesús"… El Señor nos haga entender que solamente Él es
actitudes respecto a:
1. La presentación personal.
2. La vivienda.
3. La empleomanía domestica.
4. La capacitación laboral.
5. La transportación.
6. La educación continuada.
7. Los contratos laborales.
8. Las construcciones.
9. Las prácticas religiosas.
10. Los viajes.
SAGRARIO.
ALMA DE CRISTO
El Pueblo de Dios, en cada uno de sus integrantes, está llamado a concientizarse de esta
consagración que encuentra su balance tanto en la formación continuada en clave de
discipulado como en la praxis misionera de la Iglesia diocesana.
Avalar los buenos frutos de la Confirmación implica una entrega a Jesucristo el Señor
Eucaristía. Las experiencias y actividades espirituales se nutren y tienen su garantía de
autenticidad en este rendimiento sacrifical eucarístico: víctima, oblación y ofrenda
según la entrega de Jesucristo, Sumo Sacerdote, Sacrificio y Altar.
Cuatro son los fundamentos para esta rendición sacrificial al santísimo sacramento:
Los confirmados se consagran por entero como un sacrificio sacerdotal real que se
entrega completamente cada día, con todas sus aspiraciones a la extensión del reino de
Dios en todas sus situaciones, ambientes y proyectos redundan en la Gloria de Dios.
Las palabras propias han de brotar del propio corazón. Declaración que implica expresar
públicamente la resolución que ha de renovar la confirmación de aquellos en la fe de la
Iglesia desean un mayor compromiso cristiano.
Las habilidades dependen siempre de la comunicación con los demás que busca superar
los desencuentros y la falta de empatía entre las personas.
La salud, el aspecto físico o presentación personal y los logros a alcanzar van muchas
veces de la mano. A esto sumamos la inteligencia afectiva, que no reprime, sino
canaliza todas las necesidades psicológicas y fisiológicas, y complementamos con el
sentido natural de competencia, los logros y el temperaje de los sentidos.
Los comportamientos, las posturas y las decisiones de vida se llevan a su mayor y mejor
realización por la consagración a Jesucristo Eucaristía buscando la plenitud de vida de
acuerdo en los valores del reino de Dios. Un mejor camino, una vida que no se estanca,
sino que sigue avanzando en cada una de sus etapas y la búsqueda incansable de la
verdad.
1. Relaciones:
a. Familiares
b. Filiales
c. Amistosas
d. Amorosas
e. Confidenciales
La persona que busca la felicidad ha de entender que esta se apoya en las relaciones
sociales que implican pulir los rasgos de personalidad, temperar las emociones, el
cuidado en el fomento de los sentimientos y el ejercicio de la sexualidad propia.
La Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia del Santo Padre Francisco a los
cristianos y a todos los fieles laicos sobre el amor en la familia nos ilumina al respecto
en las manos del varón, de la mujer y de los hijos para que conformen una comunión de
personas que sea imagen de la unión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La
actividad generativa y educativa es, a su vez, un reflejo de la obra creadora del Padre.
Dios y la comunión eucarística para hacer crecer el amor y convertirse cada vez más
31. El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia. Son
incontables los análisis que se han hecho sobre el matrimonio y la familia, sobre sus
porque «las exigencias y llamadas del Espíritu Santo resuenan también en los
acontecimientos mismos de la historia», a través de los cuales «la Iglesia puede ser
guiada a una comprensión más profunda del inagotable misterio del matrimonio y de la
familia». No pretendo presentar aquí todo lo que podría decirse sobre los diversos
temas relacionados con la familia en el contexto actual. Pero, dado que los Padres
sinodales han dirigido una mirada a la realidad de las familias de todo el mundo,
71. «La Sagrada Escritura y la Tradición nos revelan la Trinidad con características
bautismo, la voz del Padre llamó a Jesús Hijo amado, y en este amor podemos
forma original, sino que también elevó el matrimonio a signo sacramental de su amor
(cf. Gn 1,26), misterio del que brota todo amor verdadero. De Cristo, mediante la
nupcial»[69]. El valor de la unión de los cuerpos está expresado en las palabras del
ambigüedad. Pero, en realidad, toda la vida en común de los esposos, toda la red de
relaciones que tejerán entre sí, con sus hijos y con el mundo, estará impregnada y
fortalecida por la gracia del sacramento que brota del misterio de la Encarnación y de
la Pascua, donde Dios expresó todo su amor por la humanidad y se unió íntimamente a
ella. Nunca estarán solos con sus propias fuerzas para enfrentar los desafíos que se
Espíritu Santo que ha consagrado su unión, para que la gracia recibida se manifieste
120. El himno de san Pablo, que hemos recorrido, nos permite dar paso a la caridad
conyugal. Es el amor que une a los esposos, santificado, enriquecido e iluminado por la
gracia del sacramento del matrimonio. Es una «unión afectiva», espiritual y oblativa,
subsistir aun cuando los sentimientos y la pasión se debiliten. El Papa Pío XI enseñaba
que ese amor permea todos los deberes de la vida conyugal y «tiene cierto principado
de nobleza». Porque ese amor fuerte, derramado por el Espíritu Santo, es reflejo de la
fin, en la cruz: «El Espíritu que infunde el Señor renueva el corazón y hace al hombre y
a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó. El amor conyugal alcanza de este
celebran el sacramento del matrimonio, Dios, por decirlo así, se “refleja” en ellos,
es la imagen del amor de Dios por nosotros. También Dios, en efecto, es comunión: las
tres Personas del Padre, Hijo y Espíritu Santo viven desde siempre y para siempre en
unidad perfecta. Y es precisamente este el misterio del matrimonio: Dios hace de los
dos esposos una sola existencia». .Esto tiene consecuencias muy concretas y cotidianas,
porque los esposos, «en virtud del sacramento, son investidos de una auténtica misión,
para que puedan hacer visible, a partir de las cosas sencillas, ordinarias, el amor con
el que Cristo ama a su Iglesia, que sigue entregando la vida por ella».
134. Todo esto se realiza en un camino de permanente crecimiento. Esta forma tan
porque hay que aplicarle siempre aquello que santo Tomás de Aquino decía de la
una participación de la infinita caridad, que es el Espíritu Santo [...] Tampoco por
parte del sujeto se le puede prefijar un límite, porque al crecer la caridad, sobrecrece
también la capacidad para un aumento superior». San Pablo exhortaba con fuerza:
Ts 3,12); y añade: «En cuanto al amor mutuo [...] os exhortamos, hermanos, a que
cuida ante todo hablando de la indisolubilidad como una obligación, o repitiendo una
gracia. El amor que no crece comienza a correr riesgos, y sólo podemos crecer
respondiendo a la gracia divina con más actos de amor, con actos de cariño más
frecuentes, más intensos, más generosos, más tiernos, más alegres. El marido y la
día». El don del amor divino que se derrama en los esposos es al mismo tiempo un
razón para que la atracción amorosa se debilite. Alguien se enamora de una persona
entera con una identidad propia, no sólo de un cuerpo, aunque ese cuerpo, más allá del
desgaste del tiempo, nunca deje de expresar de algún modo esa identidad personal que
identidad, el cónyuge enamorado sigue siendo capaz de percibirla con el instinto del
su opción por ella, por ser intensa y profunda, despierta una forma nueva de emoción
en el cumplimiento de esa misión conyugal. Porque «la emoción provocada por otro
ser humano como persona [...] no tiende de por sí al acto conyugal». Adquiere otras
expresiones sensibles, porque el amor «es una única realidad, si bien con diversas
dimensiones; según los casos, una u otra puede destacar más» El vínculo encuentra
nuevas modalidades y exige la decisión de volver a amasarlo una y otra vez. Pero no
sólo para conservarlo, sino para desarrollarlo. Es el camino de construirse día a día.
Pero nada de esto es posible si no se invoca al Espíritu Santo, si no se clama cada día
que derrame su fuego sobre nuestro amor para fortalecerlo, orientarlo y transformarlo
297. Se trata de integrar a todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia
siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a los divorciados
si alguien ostenta un pecado objetivo como si fuese parte del ideal cristiano, o quiere
imponer algo diferente a lo que enseña la Iglesia, no puede pretender dar catequesis o
Pero aun para él puede haber alguna manera de participar en la vida de la comunidad,
iniciativa, junto con el discernimiento del pastor. Acerca del modo de tratar las
personas que han contraído matrimonio civil, que son divorciados y vueltos a casar, o
gracia en sus vidas y ayudarles a alcanzar la plenitud del designio que Dios tiene para
expresar que «los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente
deben ser más integrados en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles,
acompañamiento pastoral, para que no sólo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo
que es la Iglesia, sino que puedan tener una experiencia feliz y fecunda. Son
servicios eclesiales: es necesario, por ello, discernir cuáles de las diversas formas de
institucional pueden ser superadas. Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados,
sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como
una madre que les acoge siempre, los cuida con afecto y los anima en el camino de la
educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes».
familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del
Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos. En los días
amargos de la familia hay una unión con Jesús abandonado que puede evitar una
ruptura. Las familias alcanzan poco a poco, «con la gracia del Espíritu Santo, su
santidad a través de la vida matrimonial, participando también en el misterio de la cruz
de Cristo, que transforma las dificultades y sufrimientos en una ofrenda de amor». Por
2. Futuro:
a. Lucha por el Bien Común.
b. Educación
c. Valores
d. Profesión
e. Trabajo
Desmontar el creernos el centro de todo, como aquellos que siente que el mismo Dios
les debe todo. En actitud de agradecimiento se ha de disponer las fuerzas y la
inteligencia de cada uno para la construcción del Reino de Dios.
Descubrir la propia vocación a través del trabajo implica identificar la misión y sentido
de la existencia. La educación familiar y académica, el fomento de los valores y el
ejercicio de una profesión en el marco de la sociedad que edificar siguiendo la guía de la
Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y doquier se encuentren el incentivo para la defensa
del estado de derechos y deberes de todas las personas.
El poder y la riqueza han de disponerse al servicio de Dios, quien está presente a modo
de sacramento a los más necesitados.
3. Salud:
a. Bienestar físico
a. Deportes sanos y seguros
b. Artes; literatura, música, pintura, y otros.
c. Estética
d. Religión
A esta conciencia pide la fe cristiana el alcanzar y poner por obra a quienes manejan los
recursos monetarios. El Dinero no es centro de la existencia sino un medio para elevar
los medios de vida de los hombres.
A lo anterior se suman los deportes para una mente sana en cuerpo sano, el cultivo de
algunas de la inmensa gama de disciplinas artísticas para la sofisticación, amplificación
y sensibilización del alma, el buen gusto para una mayor socialización y la religión para
que la libertad, la fraternidad y la igualdad sean los signos de los tiempos constantes en
de transito de la Iglesia.
Relaciones, futuro y salud hacen de la oración de cada confirmado un giro hacia Aquel
que se hizo hombre y se hizo pobre para que lo recibiéramos todo por El.
La oración del Papa San Juan Pablo II del 25 de marzo de 1984 en Roma en unión con
los obispos del mundo nos auxiliara en esta consagración:
¡ Veni, Sancte Spíritus!, reple tuórum corda fidélium: et tui amóris in eis ignem
accénde.
V/ . Emitte Spíritum tuum, et creabúntur.
R/. Et renovábis faciem terræ.
ORÉMUS
Deus, qui corda fidélium Sancti Spíritus illustratióne docuísti, da nobis in eódem Spíritu
recta sápere; et de eius semper consolatióne gaudére. Per Christum Dóminum
nostrum. R/. Amen.
Come Holy Spirit fill the hearts of Your faithful and kindle in us the fire of Your Love.
V/ . Send forth your spirit and we shall be created.
R/. And you shall renew the face of the earth.
LET US PRAY:
O God, who by the light of the Holy Spirit did instruct the hearts of the faithful, grant
that by the same Holy Spirit we may be truly wise and ever enjoy His consolations.
Through Christ Our Lord. Amen
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu
amor.
V/ . Envía tu Espíritu y todo será creado.
R/. Renueva la faz de la tierra.
OREMOS:
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
BIBLIOGRAFIA
1
Aclaración: de cada uno de los temas de cada retiro de la Etapa de Maduración se
desglosa un retiro completo: 50 retiros de las etapas llamadas (1) Crecimiento Básico,
(2) Crecimiento Intermedio, (3) Crecimiento Avanzando, (4) Crecimiento Practico y
(5) Crecimiento Social.
INSTITUTO