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HUESOS

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HUESOS

Los huesos proporcionan sostén a nuestros cuerpos y ayudan a darles forma. Aunque
sean muy ligeros, los huesos son lo bastantes resistentes como para soportar todo
nuestro peso.

Los huesos también protegen los órganos de nuestros cuerpos. El cráneo nos protege
el cerebro y conforma la estructura de la cara. La médula espinal, un canal de
intercambio de mensajes entre el cerebro y el cuerpo, está protegida por la columna
vertebral (o espina dorsal). Las costillas forman la caja torácica, que alberga
el corazón y los pulmones en su interior, y la pelvis ayuda a proteger la vejiga, parte de
los intestinos y, en las mujeres, los órganos reproductores.

Los huesos están compuestos por un armazón proteico de colágeno, junto con un
mineral llamado fosfato cálcico, que confiere resistencia y dureza al armazón. Los
huesos almacenan calcio, un mineral que pueden liberar en el torrente sanguíneo cuando
esta sustancia es necesaria en otras partes del cuerpo. Las cantidades de algunas
vitaminas y minerales que ingerimos, sobre todo la vitamina D y el calcio, afectan
directamente a la cantidad de calcio que almacenamos en nuestros huesos.

Los huesos están compuestos por dos tipos de tejido óseo:

1. El hueso compacto (o hueso cortical) es la parte sólida, dura y más externa del
hueso. Tiene el aspecto del marfil y es sumamente resistente. Su interior está
lleno de orificios y canales, atravesados por vasos sanguíneos y nervios.
2. El hueso esponjoso, que, como indica su nombre, se parece a una esponja, y se
encuentra dentro del hueso compacto. Está formado por un entramado en forma
de malla compuesto por pequeños trozos de hueso llamados trabéculas óseas.
Aquí es donde se encuentra la médula ósea.
En este hueso blando, es donde se fabrican la mayoría de las células sanguíneas. La
médula ósea contiene células madre, que fabrican los glóbulos rojos de la sangre y las
plaquetas, así como algunos tipos de glóbulos blancos. Los glóbulos rojos transportan
oxígeno a los tejidos corporales, y las plaquetas contribuyen al proceso de coagulación
cuando alguien se hace un corte u otro tipo de herida. Los glóbulos blancos ayudan al
cuerpo a luchar contra las infecciones.
Los huesos se mantienen unidos a otros huesos a través de unas largas tiras fibrosas
llamadas ligamentos. El cartílago, una sustancia flexible y elástica que contienen las
articulaciones, sujeta los huesos y los protege en los puntos donde varios huesos
friccionan entre sí.

¿Cómo crecen los huesos?

Los huesos de los niños y los de los adolescentes son más pequeños que los de los
adultos y contienen cartílago de crecimiento, también conocido como "placa de
crecimiento" o "placa epifisaria". Estas placas están compuestas por células
cartilaginosas que se multiplican, creciendo en longitud y convirtiéndose, más adelante,
en hueso mineralizado y duro. Estas placas de crecimiento son fáciles de detectar en una
radiografía. Puesto que las niñas maduran antes que los niños, sus placas de crecimiento
se transforman en hueso duro a edades más tempranas.

La construcción ósea se prolonga durante toda la vida, ya que el cuerpo renueva y


reconstruye constantemente al tejido vivo de los huesos. Los huesos contienen tres tipos
de células:
1. los osteoblastos, que fabrican huesos nuevos y ayudan a reparar las lesiones
óseas
2. los osteocitos, células de hueso maduro que ayudan a continuar con la formación
de nuevos huesos
3. los osteoclastos, que rompen o descomponen el tejido óseo para ayudar a
esculpirlo y a darle forma

¿Qué son los músculos y qué hacen?


Los músculos tiran de las articulaciones, lo que nos permite movernos. También ayudan
al cuerpo a desempeñar funciones como masticar alimentos y transportarlos a través
del sistema digestivo.

Incluso cuando estamos sentados y completamente quietos, hay músculos de nuestro


cuerpo que están en constante movimiento. Los músculos ayudan a hacer latir al
corazón, a que el tórax se expanda y se contraiga mientras respiramos y a que los vasos
sanguíneos regulen la tensión arterial y el riego sanguíneo por todo el cuerpo. Cuando
sonreímos o hablamos, los músculos nos ayudan a comunicarnos, y, cuando hacemos
ejercicio, nos ayudan a mantenernos sanos y en forma.

Los seres humanos disponemos de tres tipos de músculos:

1. Los músculos esqueléticos están unidos a los huesos a través de tendones


fibrosos, como en las piernas, los brazos y la cara. Los músculos esqueléticos
también se llaman "estriados" porque están compuestos por fibras que poseen
franjas o estrías horizontales cuando se ven al microscopio. Estos músculos
mantienen unido al esqueleto, dan forma al cuerpo y lo ayudan en los
movimientos cotidianos (también se conocen como "músculos voluntarios",
porque podemos controlar conscientemente sus movimientos). Este tipo de
músculo se puede contraer (acortar o tensar) rápida y enérgicamente, pero se
cansa con facilidad.
2. Los músculos lisos o involuntarios también están formados por fibras, pero
este tipo de músculo tiene un aspecto liso en vez de estriado. No podemos
controlar conscientemente los movimientos de los músculos lisos;
contrariamente, están controlados automáticamente por el sistema nervioso
(motivo por el que también reciben el nombre de "involuntarios"). Las paredes
del estómago y de los intestinos son ejemplos de músculos lisos, que ayudan a
descomponer los alimentos y a trasportarlos por el sistema digestivo. También
hay músculos lisos en las paredes de los vasos sanguíneos; se encargan de
tensarlas o aflojarlas para influir en el riego sanguíneo, lo que ayudar a controlar
la tensión arterial. Los músculos lisos tardan más tiempo en contraerse que los
esqueléticos, pero pueden permanecer contraídos durante más tiempo porque no
se cansan tan fácilmente.
3. El músculo cardíaco se encuentra en el corazón. Las paredes de las cavidades
cardíacas están compuestas casi completamente por fibras musculares. El
músculo cardíaco también es un músculo de tipo involuntario. Sus
contracciones, rítmicas y enérgicas, expulsan la sangre del corazón mientras late.

¿Cómo funcionan los músculos?

Los movimientos que hacen los músculos están coordinados y controlados por el
cerebro y el sistema nervioso. Los músculos involuntarios están controlados por
estructuras que se encuentran en las profundidades del cerebro y en la parte superior de
la médula espinal, lo que se conoce como "tronco cerebral". Los músculos voluntarios
están controlados por las partes del cerebro conocidas como la corteza cerebral motora y
el cerebelo.

Cuando usted decide moverse, la corteza motora envía una señal eléctrica, a través de la
médula espinal y de los nervios periféricos, a los músculos, haciendo que estos se
contraigan. La corteza motora de la parte derecha del cerebro controla los músculos de
la parte izquierda del cuerpo y viceversa.

El cerebelo coordina los movimientos musculares que dirige la corteza motora. Los
sensores de los músculos y de las articulaciones envían mensajes de retroalimentación a
través de los nervios periféricos para indicar al cerebelo y a otras partes del cerebro
dónde y cómo se está moviendo el brazo o la pierna y en qué posición se encuentra. Esta
retroalimentación permite que hagamos movimientos fluidos y coordinados. Si quiere
levantar un brazo, el cerebro envía un mensaje a los músculos del brazo, y este se
mueve. Cuando usted corre, participa una mayor cantidad de mensajes cerebrales,
porque hay muchos músculos que deben trabajar al unísono o de forma encadenada.

Los músculos mueven distintas partes del cuerpo contrayéndose y relajándose. Los
músculos pueden tirar de los huesos, pero no pueden llevarlos de nuevo a su posición
inicial. Por eso, trabajan en pares de flexores y extensores. El flexor se contrae para
doblar una extremidad en una articulación. Luego, una vez completado el movimiento,
el flexor se relaja y el extensor se contrae para extender o estirar el miembro en la
misma articulación. Por ejemplo, el bíceps, un músculo ubicado en la parte superior y
anterior del brazo, es un flexor, mientras que el tríceps, ubicado en la parte superior y
posterior del brazo, es un extensor. Cuando doblamos el brazo a la altura del codo, el
bíceps se contrae. Luego el bíceps se relaja y el tríceps se contrae para enderezar el codo
y estirar el brazo.

¿Qué son las articulaciones y qué hacen?

Las articulaciones son las uniones entre huesos. Hacen que el esqueleto sea flexible; sin
ellas, el movimiento sería imposible.
Las articulaciones permiten que nuestro cuerpo se mueva de muchas maneras. Algunas
de ellas se abren y se cierran como si fueran bisagras (por ejemplo, las rodillas y los
codos), mientras que otras permiten hacer movimientos más complejos. El hombro o la
articulación de la cadera, por ejemplo, nos permite hacer movimientos hacia adelante,
hacia atrás, laterales y de rotación.

Las articulaciones se clasifican en función de su gama de movimientos.

 Las articulaciones inmóviles o fibrosas no se mueven. La bóveda craneal, por


ejemplo, está formada por placas óseas; aunque se muevan ligeramente durante
el nacimiento para fusionarse más adelante cuando el cráneo deje de crecer,
luego permanecen inmóviles. Entre los bordes de estas placas, hay uniones, o
articulaciones, de tejido fibroso. Las articulaciones fibrosas también mantienen
los dientes fijos en la mandíbula.
 Las articulaciones semimóviles o cartilaginosas presentan muy poco
movimiento. Están unidas por cartílago, como en la columna. Cada una de las
vértebras de la columna se mueve con respecto a la vértebra superior e inferior
y, conjuntamente, estos movimientos dan flexibilidad a la columna vertebral.
 Las articulaciones móviles o sinoviales se mueven en muchas direcciones. Las
principales articulaciones del cuerpo, como las de la cadera, los hombros, los
codos, las rodillas, las muñecas y los tobillos, son móviles. Están llenas de
líquido sinovial, que actúa a modo de lubricante para ayudar a las articulaciones
a moverse con facilidad.

Hay tres tipos de articulaciones móviles que desempeñan un papel importante en el


movimiento voluntario:

1. Las articulaciones en bisagra solo permiten el movimiento en una dirección,


como las rodillas y los codos.
2. Las articulaciones en pivote (o trocoides) permiten el movimiento giratorio o
de rotación, como cuando la cabeza gira de un lado a otro.
3. Las articulaciones esféricas son las que permiten la mayor libertad de
movimiento. Las caderas y los hombros tienen este tipo de articulación, donde el
extremo redondo de un hueso largo encaja en el hueco de otro hueso.

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