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Guia Devocional

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Autoras:

Albi María, Carmen Salleres, Claudia Sosa, Dina Flores, Guisette Hurtado, Grethel
Elías, Ileanis Martínez, Jéssica M. Jiménez Barragán,
Natalia Gómez, Silvia Sánchez, Yaneth Olivares.

Copyright © 2018 por LoveGodGreatly.com -AmaaDiosGrandemente.com


Se prohíbe alterar este documento en forma alguna. Se garantiza el permiso para
imprimir esta guía con la finalidad de realizar el estudio EN JESÚS YO SOY.
Comprendiendo mi Identidad en Cristo

“Los textos bíblicos fueron tomados de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005
por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com”
AMA A DIOS GRANDEMENTE está formado por una hermosa variedad de mujeres
que usan plataformas tecnológicas para estudiar juntas la Palabra de Dios. Comenzamos
con un simple plan de lectura bíblica, pero no termina ahí. Algunas de nuestras mujeres
se reúnen en hogares o en sus iglesias mientras otras se conectan en línea con mujeres
de todas partes del globo. Sea cual sea el método, nos unimos con un propósito...
Amar a Dios Grandemente con nuestras vidas.
En nuestro mundo tecnológico sería fácil estudiar la Palabra de Dios solas sin apoyo ni
ánimo de otros, pero no es esa la intención de nuestro ministerio. Dios nos creó para
vivir en comunidad con Él y con las personas a nuestro alrededor. Nos necesitamos
unas a otras y vivimos mejor juntas. A causa de esto, ¿considerarías hacer este estudio
con alguien más?
Todas tenemos mujeres en nuestra vida que necesitan amistad, comunión y que tienen
el deseo de sumergirse en la Palabra de Dios en un nivel más profundo. Ten la seguridad
de que estaremos estudiando junto a ti, aprendiendo contigo, animándote, disfrutando
de nuestra relación y sonriendo de oreja a oreja mientras vemos a Dios unir mujeres –
conectando de manera intencional corazones y mentes para su gloria. Esto nos da la
oportunidad no solo de crecer y acercarnos a Dios a través del estudio, sino de
acercarnos también unas a otras.
Así que este es el desafío: llama a tu madre, a tu hermana, a tu abuela, a la chica al frente
de la calle o a tu amiga de la universidad al otro lado del país. Junta un grupo de mujeres
de tu iglesia o del trabajo o reúnete con algunas amigas en un café. Utiliza la belleza de
conectarse en línea y aprovecha las oportunidades que tengas para encontrarte con otras
en persona. Brazo con brazo y mano con mano, hagamos esto…juntas
Semana 1
LUNES

Soy una Nueva Criatura


LECTURA:2 Corintios 5:17; Colosenses 3:9–10
DEVOCIONAL:2 Corintios 5:17

----------------------------------------------------------------------------------------------
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí, son hechas nuevas.

El diccionario RAE, define Identidad como: “el conjunto de rasgos propios de un


individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”. Por diferentes
motivos, nuestra identidad ha sido moldeada o manipulada de acuerdo a nuestra raza,
cultura, posición socioeconómica; factores como: familias cristianas, sin religión o
disfuncionales, nos han ofrecido nuestra “identidad” o en sus términos; han definido lo
que somos o lo que seremos.

Cada una tiene una historia, algunas más bonitas que otras, algunas más dolorosas que
otras, algunas más llenas de oportunidades que otras, pero lo más importante es que
TODAS, fuimos creadas y diseñadas para vivir la historia de Jesús y para caminar en
Sus propósitos y promesas.
Al recibir a Cristo en nuestro corazón, nos convierte en criaturas nuevas. Es nuestra
nueva naturaleza; nuestra verdadera identidad, es nuestra nueva bandera, es recibir el
galardón de hijas de Dios. Es por fin, estar en la misma sintonía con el Padre; ser criatura
nueva, implica un cambio radical en nuestra conducta y en nuestros pensamientos.

¿Alguna vez has visto una caja de legos? Ella viene con una foto de algo que debes
armar, cuando la abres, ves las instrucciones en el manual y ves cómo de una cantidad
de piezas pequeñas y grandes hay un resultado final, ves cómo una a una, van siendo
parte del resultado final; así mismo, cuando Cristo nos encuentra, en nuestro estado y
le reconocemos como nuestro Señor, Él toma cada pieza, y una a una nuestra vida se
va transformando, y paso a paso nos convertimos en esa obra maestra hermosa, digna,
maravillosa y con el conocimiento de quién es Él, qué dice de nosotras y sobre todo,
Sus intenciones al crearnos. El Señor nos entrega ese manual que, es Su Palabra y,
además, Él nos ha dejado Su Espíritu Santo para guiarnos en cada paso. Confiar en Él
nos permite revestirnos del Nuevo Yo.

El pasado quedó atrás y sin importar la raza, la nacionalidad o el momento emocional


o físico que estemos viviendo, cuando le hemos dicho Sí a Jesús, recibimos Su perdón
y al tomar la decisión de seguirle, creemos que todo lo puede sanar y por medio de Él,
tenemos libertad para vivir de la manera y en el propósito perfecto que en el que fuimos
creadas.

“Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin
mancha delante de Él. En amor” Efesios 1:4

Recuerda que, somos creadas a Su imagen, que no somos producto de la casualidad,


que nuestra ciudadanía está junto a Él. Despójate de todo aquello que no te permite
recibir ese regalo maravilloso y toma pieza a pieza la verdad del Evangelio, cambia el
vestido de esa mentira en la que el enemigo o las circunstancias te llevaron a pensar y
recibe esa gran verdad de quién eres en Cristo. Invita hoy al Espíritu Santo a que, te
muestre aquello que está oculto y que no te deja avanzar. “y revestido del nuevo, el cual
conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” Vas a comenzar
una nueva vida, vas a tomar unos minutos para recibir esa paz que solo en Él puedes
tener, vas a recibir ese amor que solo Él puede dar, vas a llenar el espacio que duele,
con Su presencia, a partir de hoy ya no serás la misma, serás lo que Él dice que eres
desde el principio de la creación.

Con amor desde esta parte del mundo

Guiss

Australia
MARTES

Soy Perdonada
LECTURA: EFESIOS 1:7–8; 1 JUAN 1:9
DEVOCIONAL: EFESIOS 1:7
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En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados
según las riquezas de su gracia

Maravilloso estudio que hemos comenzado, “Comprendiendo mi identidad con


Cristo”, y estoy segura de que nos ayudará a afianzar nuestra identidad en el Señor
Jesucristo, entendiendo lo que somos en Él.
Analicemos el versículo de hoy…
“En quien tenemos redención por su sangre”
Recordemos que, cuando Dios creó al hombre; incluyendo a la mujer, nos creó en una
relación estrecha con Él; pero, por el pecado de Adán y Eva, esa relación se rompió,
quedando toda la humanidad, enemistada con Dios. (Rom. 3:23).
Por lo tanto, necesitábamos reconciliarnos con Dios; y Él en su bondad y amor, envió
a Su Hijo Jesucristo a reconciliarnos con Él. Cristo nos redimió, nos compró, nos liberó
de toda culpa con su preciosa sangre.
“El perdón de pecados”
Mis pecados fueron perdonados en la cruz del calvario por nuestro Amado Salvador
Jesucristo, derramando Su preciosa sangre, para reconciliarnos con el Padre Celestial.
Este acto, se hizo efectivo en mí, cuando recibí por fe a Jesucristo en mi corazón,
aceptándolo como mi único Salvador, de esa manera, mi deuda de condenación quedó
cancelada y mis pecados perdonados.
“Según las riquezas de su Gracia”
La Gracia de Dios, significa regalo inmerecido. En otras palabras, aunque no
merecíamos nada, a Dios le plació darnos, a través de Su Hijo Amado, Su bondad, amor
y misericordia abundantes. Es así, como Él extiende las riquezas de Su gracia maravillosa
a todo aquel que acude a Él en busca de ser perdonado. Esa Gracia, me alcanzó un día,
perdonando mis pecados.
Muchas veces, nos asalta la duda cuando cometemos un pecado, pensando que me
equivoqué, y que, a lo mejor ya no tengo perdón. Si bien es cierto que se rompe la
comunión con Él, no debemos aceptar esa insinuación del enemigo, porque Dios, en
Su inmensa bondad, nos dejó la provisión de la confesión, para restaurar la comunión,
(1 Juan 1:9). Así que, disfrutemos confiadamente el perdón de Dios.
Así que, por todo lo anterior, puedo decir que, soy redimida y perdonada por la Gracia
abundante de nuestro Dios.
Hoy te pregunto para reflexionar: ¿Ya aceptaste la Gracia (don o regalo) de Dios a través
de Jesucristo?
Recuerda que, hoy puedes decir “Soy perdonada”, si recibes a Jesucristo como tu
Salvador, no dudando de su Gracia para alcanzarte.
Gracias, amado Dios, por Tu maravillosa Gracia que, un día me perdonó por medio de
la fe en Tu Hijo Jesús. Ayúdame a disfrutar plenamente de Tu perdón y a decir con
plena certidumbre, “Soy perdonada”. En el nombre de Jesús Amén.

A los pies de Jesucristo


Yaneth Olivares de Gaviria
Colombia
MIÉRCOLES

Soy Justificada
LECTURA: Romanos 5:1.2
DEVOCIONAL: Romanos 5:1-2

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“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos
obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.

La palabra “justificar” como término jurídico, significa absolver (declarar justo) y esto,
proporciona una sentencia favorable en un juicio. Pero, en cuanto a Dios; es el acto de
quitar la culpa y la pena del pecado, y a la vez, hace justo a un pecador por medio del
sacrificio expiatorio de nuestro Señor Jesucristo.
Podemos apreciar cómo el apóstol Pablo, nos muestra que el único modo de salvación
es el ser “justificados” por gracia, por medio de la fe. No nos justificamos a nosotros
mismos, sino que, es Dios quien nos justifica. Todos somos pecadores, somos culpables
delante de Dios; aunque nos gusta pensar que somos buenos y justos, la Palabra es clara
y nos dice:
“Como está escrito. No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a
Dios” Romanos 3:10-11

Por lo tanto, Dios ha provisto la manera de reconciliarnos, para restaurar nuestra


relación con Él, pero, es necesario arrepentirnos de nuestros pecados y luego debemos
creer en Jesús, porque sólo en Él tenemos salvación. A través de su muerte en la cruz y
su resurrección, somos salvos y reconciliados con Dios.
“Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en
Él” 2 Corintios 5:21
Gracias a lo que Jesús hizo por nosotros, la justicia de Dios es dada a todo aquel que
cree. La sentencia de culpa ahora ha sido transformada y somos justificados por la
fe. El precio ha sido pagado enteramente por Jesús en Su sacrificio en la cruz, la justicia
de Dios hacia nosotros es eternamente satisfecha; es el favor inmerecido, Su gracia.
Queridas hermanas, no olvidemos que esta entrada a Dios es un privilegio permanente,
por lo tanto, esto demanda de nosotros permanecer con Él, caminar bajo la luz de Su
Palabra, compartir a otros las buenas nuevas de salvación y así, nosotras
podamos gloriarnos en la esperanza de la gloria de Dios.
No nos olvidemos que, la fe es una actitud de receptividad, dependencia y confianza.
Dios, no nos justifica por lo que hacemos, por nuestros esfuerzos o por nuestra
obediencia, sino, por lo que Jesús hizo. La fe confía en Jesús y en Su obra como
suficientes para recibir la justificación de Dios.
Gracias Señor Jesús, por Tu sacrificio en la cruz que me hizo acepto al Padre. Esta
entrada a Su presencia es un regalo inmerecido, y por misericordia hoy somos parte de
Tu reino. Hoy, por fe podemos caminar junto a Ti y tener esa paz que el mundo no nos
puede dar. Ayúdanos a estar firmes y perseverar en Tus caminos y poder compartir a
otros Tu verdad.

Dios las bendiga,


Carmen Salleres Benavente
Perú
JUEVES

Soy Redimida
LECTURA: Salmos 107:1–3; Isaías 43:1–3; Romanos 8:1–4
DEVOCIONAL: Isaías 43:1

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Mas ahora, así dice el SEÑOR tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh
Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre;
mío eres tú.

¿Sabes? ¡Es hermoso saber que tú y yo somos REDIMIDAS! Y es que serlo cambia el
rumbo de la historia de nuestras vidas. Y hoy te comparto el porqué.

En la Biblia, “la redención se refiere al rescate de Dios a los pecadores, solo a través de
la muerte de Jesucristo sobre la cruz y todos los beneficios que trae”. Así que, la forma
más simple de decirlo es que, la redención, se refiere a un rescate. Para entender esto de
la Redención, debemos saber que se necesita un REDENTOR, un REDIMIDO y una
causa por la cual redimir. El Redentor, es Dios por medio de Jesucristo, los redimidos,
los que hemos creído en Cristo Jesús, y la razón de redención es rescatarnos del pecado.

Hoy, de acuerdo con nuestras citas bíblicas, podemos entender en Isaías 43:1, que Dios
el Redentor del pueblo de Israel, mostró Su amor al rescatarle de la esclavitud de Egipto
y les liberó de toda opresión, cambiando su historia.

Es hermoso saber que, así como también creó los cielos y la tierra, Dios creó la nación
de Israel. Esta creación inició con el llamado de Abraham, continuó con el linaje de
Isaac, Jacob/Israel y sus doce hijos. Pero, fue en Egipto donde la familia de Israel llegó
a ser una nación, y durante el éxodo, fueron una nación independiente.
Aquí, el profeta Isaías, hablando en nombre de Dios, anima al pueblo de Israel en medio
de su sufrimiento y desesperación, diciéndoles que no tienen por qué temer al futuro,
porque Dios les ha redimido. Y es que, además de animar al pueblo, les afirma que ellos
tienen identidad definida. El nombre de una persona revela su carácter e identidad. En
momentos importantes en la historia de Israel, Dios dio nombres a ciertas personas.
Cambió el nombre de Jacob a Israel, porque has peleado con Dios y con los hombres, y has
vencido” (Génesis 32:28) – y el nombre de Israel se convirtió en el nombre de la nación.
La concesión de un nuevo nombre, entonces, equivale a la concesión de una nueva
identidad – un nuevo carácter.

Y así como Israel, tú y yo hemos sido liberadas del pecado, Dios nos ha llamado Sus
hijas, y le pertenecemos. ¡Mujer! ¿Has creído en Cristo y Su sacrificio en la Cruz? Tú no
eres cualquier cosa, tú tienes valor, ahora eres llamada hija de Dios. Él te ha redimido y
te ha puesto un nombre nuevo y eres de Él y para Él.
¿Cómo estamos viviendo esta Redención?

Un corazón transformado,
Dina Flores
Chile
VIERNES
Soy sellada
LECTURA: 2 Corintios 1:21-22
DEVOCIONAL: 2 Corintios 1:21-22

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“Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió, es
Dios, quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como
garantía”.

Estudiando estos pasajes y analizándolos, puedo decir con seguridad, como decimos en
mi tierra: “Son como oro molido” porque guardan en sí, un valor grande y trascendente para
nosotras como creyentes.

En estos versículos, encontramos cuatro características que nos deben llevar a la


confianza y a la plenitud en Cristo; somos confirmadas, ungidas, selladas y tenemos al
Espíritu Santo como garantía. Esta afirmación, no es meramente una información,
es un anticipo o una parte de la herencia que el Señor nos da para caminar con dirección
y seguridad mientras estemos aquí en la tierra.

No estamos exentas de ser sorprendidas por diversas situaciones que nos hagan dudar
o sentir que las tormentas nos arrebatan el timón de nuestro barco, por ello, es
importante tener presente que, hay un sello de garantía sobre nuestras vidas, que deja
establecido de quien somos y quien responde por nosotras.

Hace algunos años, cuando estaba recién casada, el papá de mis hijos tenía que
viajar mucho por cuestiones de trabajo, era algo que me angustiaba, tenía el temor de
que algún día no volviera, pero, me consolaba con sus cosas personales, su ropa, sus
documentos, sus cosas de valor, me hacían sentirme segura, de que eso lo traería de
vuelta a casa; muchas veces, ponemos nuestra esperanza y nuestra tranquilidad en las
cosas terrenales. Afortunadamente, como cristianas tenemos el privilegio y la bendición
de que el Espíritu Santo habita en nuestro ser, como una marca que nos confirma que
pertenecemos a Dios y que somos suyas para siempre.

Quizás, en algún momento, nos extraviemos un poco, pero nuestro Pastor saldrá a
buscarnos y nos traerá de regreso a Su rebaño, somos de Su propiedad, si en algún
momento sentimos que nos estamos hundiendo o que no le importamos a Dios,
debemos recordarle al enemigo que el Padre tiene estampado su sello en nuestro
corazón y de Su mano nadie nos arrebata.

Querida amiga, si aún no disfrutas de la plenitud que solo el Rey de reyes nos puede
brindar y de vivir la experiencia de sentir al Espíritu Santo dentro de ti, siendo parte de
tu vida, este es el tiempo para llamarlo, buscarlo y pedirle que tome el control de
tu existencia. Uno de Sus grandes atributos es que, es rico en bondad, en misericordia
y en compasión.

Señor, este día le pedimos que nos ayude a que Jesucristo sea glorificado en todo lo que
hagamos, que Su luz resplandezca en nuestras vidas, y que Su gobierno se establezca en
medio nuestro.

Bendiciones de lo alto.
Albi María Tadeo López
México
Semana 2
LUNES
Soy Rescatada
LECTURA: Juan 3:16-17, Colosenses 1:11-14, Hebreos 2:14-15
DEVOCIONAL: Colosenses 1:13

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Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su
Hijo amado,

La lectura de hoy evidentemente encierra la obra redentora de Cristo en nuestra vida de


una manera muy descriptiva y clara, esta porción de Colosenses que nos toca comentar
resume el mensaje sabiamente. Ese rescate inmerecido consumado por amor y
obediencia.
Empecemos por las palabras clave, librar significa: “sacar o preservar a alguien de un
trabajo, mal o peligro.” ¿De dónde nos libró Dios? “Del dominio, poder o jurisdicción”
de las tinieblas. ¿Y qué implican las tinieblas? El Diccionario Bíblico de Vila las define
como; estado del hombre como consecuencia de la caída por el pecado que nos separa
del Padre, “el Señor es luz, y Cristo vino al mundo como la luz verdadera; todo lo que es excluido de
Dios, u opuesto a Él, participa de las tinieblas.”
Esta condición de haber elegido la muerte y rechazar las reglas del Edén (Gn 3) nos
condenó a estar separados del Creador por toda la eternidad. Sin embargo, nos amó de
tal manera, que mandó a Su único Hijo a que pagara esa condena en nuestro lugar (Jn
3:16).
Es por eso, por lo que solo en forma de hombre y por medio de la muerte podía
quebrantar el poder del Satanás, quien tenía el poder sobre la muerte (Fil 2:7). Esta era
la única forma de que el Cristo podía liberar a todos los que vivíamos esclavizados por
temor a la muerte.
Por tanto, al librarnos de ese poder contrario a la naturaleza divina, nos “trasladó”, nos
movió del infierno “al reino de Su amado Hijo”.
Gracias a esto, participaremos de la herencia de los santos en luz, lo opuesto a las
tinieblas. Estábamos en un mercado de esclavos del pecado y Él nos compró por medio
de Su sangre para ser rescatados (redimidos) de esa sujeción.
“Pero gracias a Dios, que aunque ustedes eran esclavos del pecado, se hicieron obedientes de corazón a
aquella forma de doctrina a la que fueron entregados, y habiendo sido libertados del pecado, ustedes se
han hecho siervos de la justicia.” Rom. 6:17-18
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.”
Rom 8:2
Gracias Padre, por Tu inmenso amor, gracias Jesús, por haber sido obediente y ocupar
mi lugar en la Cruz. Te pido me ayudes a valorar este precio que fue pagado para ser
rescatada y sea un instrumento para liberar a otros que no te conocen, que Tu Santo
Espíritu obre en nosotros y en ellos, siendo efectivos embajadores de la reconciliación.

Jéssica M. Jiménez Barragán


México
MARTES
Soy Salva
LECTURA: Romanos 5:8–10; Efesios 2:1–5

MEDITAR: Efesios 2:4–5

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Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos
amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),

Los seres humanos, solemos tener algo así como una “escala de valores” ante los
eventos, es así como, de acuerdo con ella respondemos sobre admirados ante los
testimonios de conversión de personas terribles, criminales, adictos, prostitutas,
traficantes, etc.; mientras que, somos más pasivos ante la historia de algún tranquilo hijo
de pastor, o de alguna hermana que siempre vivió con un estándar moralmente
aceptable. Sin embargo, si reflexionamos, podremos entender que en ambos casos es
extraordinariamente maravilloso que sean salvos, pues el castigo en ambos casos era el
mismo.
Romanos 6:23 dice que “la paga del pecado es muerte”, no refiriéndose a una clasificación
de pecados sino, a todos los pecados, y es así como el niño que dice mentiras es igual a
un asesino. Lo brillante y milagroso de la salvación es que, nadie la puede alcanzar por
méritos propios, pues todos merecemos lo mismo; la muerte alejados de Dios, sin Su
gracia y en condenación eterna.
Es necesario que, todos sepan que no importa cuán “buenos” o malos sean, están
condenados, pues todos somos rebeldes, nadie puede cumplir la ley para librarse del
castigo (Rom. 3:10). Es necesario ser confrontados con estas verdades bíblicas para
entender la necesidad que tenemos de un Salvador, son necesarias las malas noticias
para comprender la magnitud de las buenas nuevas de salvación.
Aunque muchos se resistan a entender, hay una ira santa en Dios que lo lleva a pagar a
los impíos por su maldad, impíos como fuimos nosotros; en Él reposa la fuerza y poder
capaz de hacer justicia contra sus enemigos (Salm.7:11-13). Ese es también el Dios
capaz de dar en Su misericordia ese regalo de perfecto amor para salvar a todo aquel
que se arrepiente y le reconoce como su único Señor y Salvador.

En cada conversión, un alma pasa de muerte a vida, independientemente de sus


acciones, y es que ¿qué podría hacer un muerto para salvarse a sí mismo? Es Jesús, quién
habiendo sacrificado Su vida nos da vida, nos hace justos y capaces de ahora poder
resistirnos al pecado.
Nuestra fe, nuestra conversión, y nuestra salvación eterna no son por las obras, es un
milagro por el que debemos agradecer y alabar a Dios.
Caminamos hoy entre muchos que siguen muertos, que desconocen de la enemistad en
la que viven contra Dios y la condenación que les espera, por eso es importante que
anunciemos el Evangelio, que llamemos a los que nos rodean al arrepentimiento de sus
pecados para que, por la fe en Cristo, sean rescatados de la muerte por el amor
indescriptible del Buen Salvador.

Demos gracias a Dios por Su perdón, por nuestra nueva vida en Cristo, y pidamos que
también se mantenga en nosotros viva la esperanza de nuestra glorificación por la
eternidad.

Gracia y paz,
Ileanis Martínez
Panamá
MIÉRCOLES
Soy Libre
LECTURA: Juan 8:36; 2 Corintios 3:17
DEVOCIONAL: Juan 8:36

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Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.

Jesús predicó estas verdades en el templo, las dijo a personas que les resultaba muy
difícil entender que Él estaba hablando de sí mismo. Decidieron rechazarle. Cuando las
pronunció todavía no había muerto en la cruz, ni resucitado de la tumba. Muchas veces,
nosotras estamos igual de confundidas; aunque sabemos lo que Jesús hizo, hemos
creído y le hemos recibido, olvidamos la promesa de Dios, de una vida abundante en
Cristo y seguimos tomando decisiones que nos esclavizan al pecado.
Para ampliar esto, el pasaje de 2da Corintios 3:17 complementa esta verdad maravillosa.
La Palabra del Señor dice: “Porque el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor allí
hay libertad.” El apóstol Pablo en el capítulo tres nos habla de la gloria del nuevo pacto.

Dentro del desarrollo, cita a Moisés, cuando tuvo que cubrir su rostro con un velo,
porque el mismo resplandecía después de haber estado en la presencia de Dios. Los
israelitas no soportaban verlo. Pablo habla de un velo espiritual que tiene cegado a
Israel, pero ese velo les será quitado cuando se conviertan al Señor.
Declara que el Espíritu Santo es Dios, de la misma manera que los son el Padre y el
Hijo. Entonces, siguiendo con Moisés, Pablo nos dice que él tenía la libertad de quitarse
el velo cuando iba a la presencia de Dios, porque el mismo Señor le daba esa libertad,
¡cuánto más nosotras que tenemos al Espíritu Santo!
Tenemos una gran libertad en nuestra relación con Dios por medio de lo que hizo
Jesucristo y lo que está haciendo el Espíritu Santo.
La grata noticia es que, esta oferta de libertad del Señor está disponible para ti, para mí,
todo el tiempo. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.
Por lo tanto, “acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para cuando necesitemos ayuda,” (Hebreos 4:15-16)
“Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar
como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos
8:26)
Gracias Señor, porque en Cristo, soy libre del pecado, de la muerte y de la condenación.
Santo Espíritu, ayúdame a vivir como es digno del Señor. Si hay cosas que están
impidiendo esta libertad, muéstramelas para confesarlas y limpiar mi camino,
obedeciendo Tu Palabra. Amén.

A Sus pies.
Silvana Elizabeth
Argentina
JUEVES
Soy Amada
LECTURA: 1 Juan 4: 10-19, Romanos 8: 34-39
DEVOCIONAL: 1 Juan 4:10
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En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en
que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros
pecados.

Somos parte de un mundo que anhela amor, que desesperadamente lo busca por todas
partes con una idea equivocada de su significado. Tal perspectiva abunda en un egoísmo
que, cambia el contexto y contamina nuestra comprensión de éste. Esa necesidad de
buscar sentirnos amadas, muchas veces con la idea de ser felices.

Dios, no es esa clase de amor, por el contrario, Él es la esencia del verdadero amor. La
primera muestra de ello fue crearnos; como Él ama, crea a las personas para amarlas y
allí estamos incluidas nosotras. El interés de Dios, demostrado en ese amor, al librarnos
de nuestra condición pecadora, ofrece un plan de rescate en el que espera que
reaccionemos al amor que nos demuestra.

No alcanzamos a dimensionar lo que el Señor hizo por nosotras entregando a Su propio


Hijo, pero, no sólo en esto consistió Su gran amor, sino que, Él tomó la iniciativa de
acercarse a nosotros. Su perdón no fue porque le hayamos buscado arrepentidas. Dio a
Su Hijo como sacrificio, todo es por Su gracia, en un acto de amor inmerecido. Y aun
siendo pecadoras, le ignoramos y despreciamos una y otra vez.
Aunque existan historias en las que alguien haya muerto por un ser amado, o tal vez
que por ideales se haya sacrificado, nadie ha mostrado un amor que se sacrifique por el
que le ofendió o el que le despreció y menos aun siendo el ofensor tan inferior a Él.
El deseo de pertenencia o de crear un vínculo afectivo que nos conecte a alguien,
también demuestra muchas veces falta de identidad. Debemos tener claro, que al
recibirle como único y suficiente Salvador inmediatamente adoptamos esa identidad a
través de Él como Padre.

Sentirnos amadas por Dios, nos lleva a la plenitud del gozo y al contentamiento. Esa
seguridad de que lo tenemos todo y que nos encamina a ese amor eterno que
experimentaremos en Su presencia.

Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en
Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 8:39

Señor, que podamos abrir nuestros ojos a esta increíble gracia y a Tu inmenso amor.
Que podamos responder y abrazarlo como el tesoro más preciado de nuestra vida,
valorarlo y disponer todo nuestro ser a ir detrás de Tu gloria.

Como barro en Sus preciosas manos.


Grethel Elías Ruiz
Guatemala
VIERNES
Soy Aceptada
LECTURA: Romanos 15:7-9
DEVOCIONAL: Romanos 15:7

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Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para
gloria de Dios.

A lo largo de este estudio, veremos rasgos de esos que ayudan a recomponer nuestra
identidad. Digo recomponer, porque antes de Cristo, ésta había estado marcada por
experiencias dolorosas, por palabras negativas, por luchas, rechazos. Más ahora, en
Cristo, la Palabra nos dice que somos llamadas aceptas.
Así es, a esas mujeres que fuimos quizás, echadas a un lado en alguna forma durante
nuestra niñez. O que debiendo recibir un autoconcepto sano, por aquellos responsables
de cuidar nuestro corazoncito tierno y frágil, simplemente no fue así. Tal vez, nuestros
primeros años nos rodearon personas que nos hicieron sentir no aptas o insuficientes.
Bueno, para todas nosotras, la Palabra nos trae buenas noticias, y éstas son que el Padre
Celestial, ante quien no podíamos acercarnos, y que como resultado de esa identidad
dañada éramos indignas de Él, hoy nos ha recibido, nos ha dado entrada directa a Él, y
una nueva identidad a través de Cristo Jesús.
“para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,” Efesios1:6

Recordemos también, cómo el Señor mismo fue rechazado por los edificadores, fue
desechado y no creído por los sabios de ese tiempo, sufrió acoso y desprecio por los
que supuestamente le esperaban, por lo cual, con Su sacrificio, ha dado un nuevo estatus
a nuestro afligido corazón. En Él somos llamadas hijas del Rey y hechas unas y otras
parte de Su cuerpo, somos hermanas en la fe.
“Acéptense los unos a los otros” nos dice el pasaje de hoy, y otra versión dice
“recíbanse”; esto no es rechácense, sino acójanse, atiéndanse. Todas tenemos pasados
y experiencias distintas, y con esa carga hemos venido a Cristo, a que Él reconstruya
nuestras vidas dañadas. Por lo tanto, habiendo recibido esa gracia y favor en nosotras,
cuánto más sencillo debiera sernos el mostrar misericordia, sabiendo en carne propia lo
que ser rechazadas implica.
“Porque todos fallamos de muchas maneras. Si alguien no falla en lo que dice, es un hombre perfecto,
capaz también de refrenar todo el cuerpo.” Santiago3:2

Por último, ¿recuerdas el pasaje donde el Señor le mostró a Pedro aquel lienzo?
“De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: «Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro».”
Hechos10:15
Qué maravilloso, ¿verdad? ¿Cómo podríamos hoy nosotras descartar a esta o aquella?
¿Cómo rechazar o tener en menos a quien Dios mismo lavó y estima como especial
tesoro?
Padre, que seamos uno como Tú, el Hijo y el Espíritu Santo. En Jesús oro. Amén.

Sirviendo al Rey con gozo.


Silvia Sánchez De Salazar
México
Semana 3
LUNES
Soy Adoptada
LECTURA: Efesios 1:5–6; Colosenses 1:12–13

DEVOCIONAL: Efesios 1:5

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nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad,

Para pensar en la profundidad del significado de la adopción, fijemos primero nuestra


mente en la tragedia de la orfandad. Criaturas en el desamparo, privadas de la seguridad
y el amor de sus padres. Son tantas las historias que muestran cómo las vidas de niños;
incluso adultos, se sumen en el sufrimiento ante la perdida de sus padres, y en muchos
casos, esto provoca el endurecimiento del corazón, a causa de la herida provocada por
la perdida. Posiblemente, reconocemos esta, como una vivencia propia o la de alguien
conocido, y quizás, hubo familiares o amigos que en algunos casos ayudaron a
sobreponerse y salir adelante a pesar del dolor; por el contrario, puede ser que, la
soledad y el desamor hicieran la vida más difícil y miserable a los huérfanos.
Es indiscutible que, espiritualmente todos vivimos en el segundo caso, en la miseria y
dolor, a causa de la naturaleza pecaminosa, enraizada en nuestra carne, causando la peor
de las orfandades. Allí experimentamos el desprecio de un “tutor” indolente y cruel,
incapaz de ofrecernos una familia, y cuyo interés mayor era esclavizarnos con maldad y
mantenernos alejados de la Verdad liberadora de Dios.
A pesar de lo que muchos creen, no todos somos hijos de Dios, esta condición solo es
posible para quienes han nacido de nuevo y les han sido redimidos sus pecados. Con
este maravilloso evento, Dios nos recibe como parte de Su familia, nos reconoce y dota
de una identidad en Él haciéndonos partícipes como a hijos legítimos, sin distinciones,
con libertad de relacionarnos plenamente con Él y los suyos.
Dios, como Padre amoroso; Señor Todopoderoso, habiendo establecido todo desde
antes de la creación, nos escogió y predestinó, nos adoptó para dar propósito a nuestras
vidas, para revelarnos el misterio de Su voluntad, para nuestra aceptación y
santificación, para la extensión de Su reino y para alabanza de Su gloria. No solo somos
sellados con el Espíritu Santo como confirmación de Su pacto, sino que, somos
capacitados para ser hijos fieles, a imagen de Cristo, pudiendo clamar a Él y perseverar
en buenas obras con fines eternos. (Rom.8:14, 15, 29; Gál.4:4-6).

Hoy, nuestra identidad se ve muy atacada, hay tanto que consume nuestra atención más
de lo debido, convertimos a nuestras familias en huérfanas, aunque estemos presentes,
poniendo en peligro a las generaciones que se levantan. Procuremos con diligencia velar
por el cuidado físico y espiritual de nuestros hijos, sobrinos, nietos, señalándoles
siempre el camino hacia el Salvador.
Cuando en medio de una prueba, o en soledad, lleguemos a dudar de nuestra identidad,
prediquemos a nuestro corazón, no desmayemos en el ejercicio constante de la oración
para comunión con nuestro Padre, busquemos en nuestros hermanos el apoyo firme
para sobrellevar nuestras cargas y ser testimonio al mundo del amor transformador de
Dios.

Gracia y paz,
Ileanis Martínez
Panamá

MARTES
Soy una hija de Dios
LECTURA: Juan 1:12; 1 Juan 3:1–2
DEVOCIONAL: Juan 1:12

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Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de
Dios, es decir, a los que creen en su nombre,

No cabe duda de que, la Biblia es un cofre de tesoros con muchas promesas dadas a los
que creen. El versículo que hoy analizaremos dice que: Los que creen reciben, los que
reciben, se les otorga un derecho y quien tiene este derecho, se les concede una potestad.
¿Te das cuenta de la importancia de esta verdad? Te invito que medites en ella y la vivas
conforme a la Palabra.
Ante esta revelación, es necesario “creer” (Juan 3:16), lo cual implica creer en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, es decir, Su persona. Jesús es Dios y hombre, es nuestro
Salvador, que quita el pecado del mundo.

Recibir y creer, son dos acciones que deben provocar en nuestra vida una revolución
que se traduzca en un cambio de mentalidad y comportamiento, tanto interno como
externo, porque somos nacidas de nuevo, un nacimiento dado por Dios, estábamos
muertas en delitos y pecados, pero ahora, el nuevo nacimiento nos da derechos y el
privilegio de ser hijas del Altísimo.

Hoy en día, abundan movimientos que reclaman y exigen “ciertos derechos”, nosotras
no necesitamos reclamar nada, el Señor en su infinita misericordia nos concede el mejor
derecho que podamos tener, pero, nos demanda llevar un estilo de vida diferente, nos
exhorta a no ser conformistas con las cosas de este mundo, sino, anhelar la vida eterna,
junto a Él y ser parte de Su reino.
Tenemos frente a nosotras la autoridad concedida por Dios, pero también una
responsabilidad sobre el uso que le damos. Mientras vivamos en esta tierra no
lograremos ser las hijas perfectas, pero no debemos olvidar que, el derecho que el Señor
nos concede le costó la vida a Su único Hijo.

Antes de finalizar, hagamos un alto en la frase “llegar a ser”, del pasaje que estamos
meditando, la cual nos recuerda que: Tenemos el derecho, sí, pero si depositamos en el
Todopoderoso nuestra fe, si nos arrepentimos de nuestros malos caminos, si tomamos
la decisión firme de dejar que el Señor gobierne nuestra vida y comencemos una
búsqueda diaria de Su presencia que nos lleve a la santidad.

Señor, gracias por incluirnos y permitir que formemos parte de Su familia, enséñenos a
reflejar Su carácter, misericordia, fidelidad y amor, que la unción del Espíritu Santo esté
sobre nosotras dándonos gracia y poder. En el nombre de Jesús. Amén.

Bendiciones de lo alto.
Albi María Tadeo López.
México
MIÉRCOLES
Soy Escogida
LECTURA: Efesios 1:4; 1 Pedro 2:9
DEVOCIONAL: 1 Pedro 2:9

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Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

¡Qué hermoso poder saber que, desde antes de crear el mundo, Dios ya nos había
elegido por medio de nuestro Señor Jesucristo! No solamente para salvación, sino
también para ser santos; y esta obra es muestra de Su gran amor, ya que el amor es
justamente la fuente de donde fluye nuestra salvación. (Juan 3:16)
Así que, ahora estamos predestinadas para ser adoptadas como hijas suyas por medio
de Jesucristo, esto fue el plan que el Padre tenía para sus escogidos desde el principio.
Y a esto le podemos agregar, esa transformación en nuestras vidas a través de Su
Palabra. Pero no debemos olvidarnos de que hay un propósito maravilloso de Dios, y
lo encontramos en el pasaje de 1 Pedro 2:9.

*Somos Linaje escogido: Quería establecer una relación eterna con nosotros, no
fuimos nosotros quienes queríamos ocupar un lugar en la casa del Señor, ¡Fuimos
seleccionadas por Dios mismo!
“No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den
fruto, un fruto que perdure” Juan 15:16 a.
*Real Sacerdocio: En el Nuevo Testamento, somos todos los creyentes que
anunciamos lo que Cristo hizo por nosotros, lo cual debe ser un propósito firme en
nuestras vidas, también ofrecemos sacrificios espirituales, como oración, alabanza,
ayuda al prójimo, entre otros (Ap. 5.8, Heb 13.15-16).
*Nación Santa: Hemos sido selladas por el Espíritu Santo como hijas de Dios, por lo
tanto, somos apartadas, debemos vivir esa santidad según el modelo de quien nos llamó,
nuestro Señor Jesús.
“Sino, como aquel que os llamó es Santo, sed también vosotros Santos en toda nuestra manera de vivir”
1 Pedro 1:15
*Adquiridas para posesión de Dios: Tenemos que ser conscientes de nuestra
posición delante de Dios, Él compró nuestra salvación a un precio muy alto: la vida de
Su Hijo. Por lo tanto, Cristo se dio asimismo por nosotros, para redimirnos y purificar
para sí un pueblo propio y debemos corresponderle viviendo de acuerdo con Su
voluntad y Sus propósitos.
“Este pueblo he creado para mí, mis alabanzas publicará” Isaías 43:21.

Queridas hermanas, hoy nosotras somos portadoras del mensaje de salvación,


coherederas de la gracia de nuestro Señor y tenemos un compromiso muy grande desde
el momento que decidimos acudir al llamado de Dios, hoy, constituimos un cuerpo
espiritual, una gran familia en Cristo.

Dios las bendiga,


Carmen Salleres Benavente.
Perú
JUEVES
Soy una Ciudadana del Cielo
LECTURA: Efesios 2:19; Filipenses 3:20
DEVOCIONAL: Filipenses 3:20
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Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente
esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,

Gracias a Dios que ha puesto en mi vida muchas amigas, queridas todas, y algunas de
diferentes ciudades y países. Y estando con ellas, pienso en cómo nos ha reunido a este
tropel de damas de tan distintas ciudades, y nos ha sentado a Su alrededor, dándonos
una nueva vida en Él, porque más allá de nacionalidades distintas, nos une un vínculo
eterno:
“Mas nuestra CIUDADANÍA está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo;” Fil. 3:20.

Por la gracia del Dios fiel, que nos ha amado y llamado, somos ciudadanos del reino de
los cielos, y un día, habremos de habitar en la gran y nueva ciudad santa que
resplandecerá al final de los tiempos, como nos cuenta Apocalipsis.
Por la muerte de Jesús, fuimos hechos nuevos y adoptados por Dios, como pueblo
Suyo, amado; heredero de las promesas del Padre. ¿No es esto asombroso? Nosotras,
las que antes de conocer a Jesús vivíamos en el país de las tinieblas, del pecado y del
egoísmo; por el sacrificio y méritos de Cristo podemos presentarnos ante Dios, como
justas ciudadanas de Su reino celestial.

Estamos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo y, podemos vivir esta nueva


ciudadanía con gozo, con obediencia, con asombro y gratitud. ¿Qué implica esa
ciudadanía? Vivir como extranjeros (que no somos de este mundo caído) y peregrinos
(andamos nuestros días aquí, pero no es nuestro destino final) en esta tierra física que
nos toca habitar; sin aferrarnos a lo que nuestros ojos ven, sino mirando la vida con los
ojos puestos en Jesús.
Por eso, aunque vengan pruebas para desviarme de Cristo, mis pasos serán guiados por
la fe en Aquel que prometió que un día regresaría. Es un reto para estos tiempos
turbulentos, pero Su Espíritu Santo ayuda a nuestra debilidad, y nos recuerda y anima a
ir en pos del gozo que sigue a la cruz y el sufrimiento. Por eso, debo mirar a Cristo,
autor y consumador, para que, considerándolo a Él, mis ojos vean estas tribulaciones,
como son, leves y momentáneas y no mejores, nunca, el gozo que está en conocerle a
Él.
Querida amiga y hermana, que el Señor nos ilumine mientras andamos por este mundo,
que en Su paz y gozo sea nuestra victoria, porque la vida eterna, ya Jesús nos la dio, por
pura y simple gracia y por amor a Su nombre.

¡Bendito sea!
Claudia Sosa.
Argentina
VIERNES
Soy Conocida por Dios
LECTURA: Salmos 139:1-3, 1 Corintios 8:3
DEVOCIONAL: Salmos 139:1

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“Oh SEÑOR, Tú me has escudriñado y conocido.”

Como padres, creemos conocer bien a nuestros hijos: carácter, reacciones, actitudes o
gustos. Existe también, la oportunidad de llegar a conocer a personas o que ellas
conozcan de nosotros a medida que nos relacionamos.

El Salmo 139, habla sobre “la omnisciencia y la omnipresencia de Dios”. Como Padre,
Dios todo lo ve, todo lo sabe y siempre está presente. Así que, Dios también nos
conoce, pero también, permite que le conozcamos.
David medita sobre estos dos atributos y piensa, cómo se aplican a su vida. Es bueno
enfocar nuestros pensamientos en Dios para poder entender quién es Él realmente y
llegar a comprender quiénes somos nosotros, para encontrar nuestra identidad en Él
como Sus hijas.
La omnisciencia de Dios no necesita aprender a conocernos, Él nos conoce desde antes
que existiéramos.
¨Antes que Yo te formara en el seno materno, te conocí, Y antes que nacieras, te consagré; Te puse por
profeta a las naciones¨. Jeremías 1:5
Dios nos conoció mucho antes de nacer y no solo eso, sino que, comenzó a prepararnos
conforme al propósito diseñado para cada uno. Suficiente motivo para sentirnos
amados y saber que no somos producto de la casualidad, sino del plan perfecto de Dios.
Dios ya conoce absolutamente todo acerca de nosotros, como lo cita Mateo 10:30 “Y
hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados”.
Es difícil, con nuestras limitadas mentes humanas, imaginar exactamente lo que eso
significa; sin embargo, es importante pensar en Su grandeza. Su amor sin medida,
ilimitado en justicia y misericordia.
¿Podremos ir a alguna parte en donde Dios no esté? Existen momentos en los que nos
sentimos lejos de Su presencia, pero gracias a Él, no hay ningún lugar al que podamos
ir que esté fuera de Su alcance. Lo último que deberíamos desear es estar separados de
Dios. Como creyentes, estamos conectados con el Padre para siempre, porque Él es
eterno.
En este tiempo, en el que invade el deseo por ser conocidos y aceptados por quienes
nos rodean, por la sociedad y un mundo que nos desvía del verdadero propósito, hoy
agradecemos la dicha de ser conocidos por Dios.

Señor, meditamos en el mismo sentir del salmista, sabiendo que Tú conoces y


escudriñas nuestras vidas desde lo más profundo de nuestros corazones. Que sea Tu
amor el que nos llene por completo para poder encaminarnos en esa voluntad perfecta
que cumpla Tu propósito y recordar en todo tiempo que Tu presencia nos acompaña.

Como barro en Sus preciosas manos.


Grethel Elías Ruiz.
Guatemala
Semana 4
LUNES
Soy Creada Intencionalmente
LECTURA: Salmos 139:13–18
DEVOCIONAL: Salmos 139:13–14

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Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te
alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son
tus obras, y mi alma lo sabe muy bien

“Soy creada intencionalmente”, que afirmación más poderosa para nuestras vidas como
hijas de Dios. Él no hace nada al azar, piensa en cada detalle y no comete errores. ¡Tienes
vida porque Dios quiso crearte! Y constantemente nos muestra Su amor, al recordarnos
que Él nos formó con toda Su hermosa intención para darnos propósito y vida eterna.

Algo maravilloso, que debemos tener presente es:


• Que el Dios eterno nos formó. “Porque tú formaste mis entrañas”
El Dios de todo el conocimiento y constante presencia tiene el cuidado y la
preocupación de formar al niño en el vientre de su madre.
a) El hecho de que Dios conoce y se preocupa por los niños en el vientre significa que,
la preocupación de Dios por la vida empieza desde la concepción.
b) El Salmo 139 demuestra que Dios mira a la persona en el vientre de la madre.
• Debemos reconocer su obra en nosotras, alabándole. “Te alabaré; porque formidables,
maravillosas son tus obras”.
Las obras del cuerpo humano son impresionantes en su diseño y ejecución. Sabemos
mucho más de lo que David alguna vez supo de cómo somos formados, y debería
llenarnos de tal asombro y alabanza como la que David llegó a tener.

El carácter de Dios se refleja en la creación de cada persona. Si en algún momento tú


llegas a pensar que no vales nada o incluso comienzas a reprocharte a ti misma, recuerda
que el espíritu de Dios está listo y dispuesto a trabajar en tu vida. Debemos valorarnos
a nosotras mismas tanto, como nuestro Creador nos valora a nosotros.

Gracias a Dios que eres quién eres. Sus recursos ya han sido revelados al crearte.
¿Has agradecido a Dios por hacerte justo de la manera que eres?

Yo alabo a un Dios que me conoce y está cerca de mí, que me creó para hoy. Hay una
sola yo, soy un patrón que Dios nunca usará otra vez, y en todo el tiempo venidero,
nunca habrá otra como yo. Yo soy alguien. Soy una creación única de Dios, por lo tanto,
debo ser encontrada haciendo la voluntad de Dios. Mi responsabilidad no es buscar la
alabanza de hombres, sino ser lo que Dios me hizo.

¿Le has agradecido a Él por hacerle tan maravillosamente compleja?


¡La obra del Señor es maravillosa!

Un corazón transformado
Dina Flores
Chile
MARTES
Soy Bendecida
LECTURA: Números 6:24-26; 2 Corintios 9:8-10; Efesios 1:3
DEVOCIONAL: Efesios 1:3

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Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo

Muchas de nosotras, a menudo, usamos la expresión “somos bendecidas" para describir


que nos sentimos afortunadas o que nos alegramos de haber obtenido algo por lo que
hemos estado trabajando. Decimos que somos bendecidas por haber recibido una
oportunidad, o nos sentimos bendecidas de que cierta situación haya resultado a nuestro
favor. Pero en la carta de Pablo a la iglesia primitiva de Éfeso, la bendición de la que
escribe no tiene nada que ver con la suerte, pero sí con los dones que recibimos como
creyentes.

Dios es bendito porque es santo, y es solo a través del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo que podemos ser selladas, adoptadas, redimidas y escogidas. Esas son las
bendiciones espirituales que recibimos. También somos bendecidas con dones y
habilidades espirituales para servir al reino de Dios, los que surgen de la bendición que
recibimos cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador.

Como ciudadanas del cielo, creadas intencionalmente, y plenamente conocidas por


Dios, nuestra identidad se basa en de Quién somos, no en quiénes somos. Los dones
que recibimos de Dios no son fruto de la suerte, del destino o de un accidente, sino que
han sido planeados de forma hermosa y deliberada para nuestro bien y Su gloria. Esta
parte inicial de la carta de Pablo se considera una doxología, ya que Pablo comienza su
mensaje alabando primero a Dios por lo que ha hecho, en un formato que transmite
adoración y honor.

En Jesús somos bendecidas, no por lo que somos o por lo que hemos hecho, sino
porque nuestro santo, asombroso y maravilloso Dios ha elegido bendecirnos con dones
que van más allá de lo que podríamos pedir o imaginar.

Oración
Dios, Tú prodigas regalos a Tus hijos que van más allá de lo que yo pueda imaginar. Que las palabras
que digo, los pensamientos que tengo, y las formas en que uso mis dones, traigan honor y gloria a Ti
mientras recuerdo y cuento las cosas asombrosas que has hecho. Amén.
MIÉRCOLES
Soy Equipada
LECTURA: Lectura: Efesios 2:10; 2 Timoteo 3:16–17
DEVOCIONAL: Efesios 2:10

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Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

Versículos preciosos y muy conocidos, en los cuales el Señor nos quiere hablar el día de
hoy. Comienza el versículo diciendo: “Porque somos hechura suya”
En el momento en que Dios nos impartió Su gracia (por gracia sois salvos), hizo una
obra maestra en nosotras, dándonos nueva vida por la fe en Cristo y nos envió al
Espíritu Santo produciendo un cambio en nuestras vidas.
Todo esto es obra de Dios, todo lo que somos lo hizo Dios, porque fuimos escogidas,
predestinadas desde antes de la fundación del mundo para alabanza de su Gloria.
Creadas en Cristo Jesús para buenas obras
La obra maravillosa que Dios ha hecho en nosotras fue por medio del Señor Jesucristo,
en Él comenzamos una nueva vida. (2 Cor. 5:17). Fue por medio de la fe en Cristo que
nacimos de nuevo, no ha sido por obras personales, o porque me he portado muy bien.
De hecho, Efesios 2:8 nos dice que somos salvos solo porque a Dios le plació (gracia),
no por obras que yo haya hecho, precisamente para que no crea o me jacte (orgullo),
que puedo ayudar a Dios en la salvación, o en el hecho de ser nueva criatura.
Como hija de Dios, muestro mi fe con buenas obras, pero no son ideadas por mí, pues
como vemos en el versículo devocional, esas obras que yo hago son porque Él ya las
preparó, Él obra a través de mí. Así que, las obras que yo haga para Su gloria ya han
sido preparadas por Él, y en Él las realizo.
Para que anduviésemos en ellas
Esto significa que, nuestra vida, nuestro actuar, debe reflejar esa obra maestra hecha en
nosotras. En 2 Timoteo 3:16-17, Dios nos dice que Su Palabra es útil, que ella nos ayuda
y nos equipa, para que vivamos como hijas de Dios, preparadas para hacer buenas obras.
Así que, cada día, Dios nos equipa con Su Palabra y nos ayuda a realizar esas obras que
ya Él tiene preparadas para cada una de nosotras.

Señor, te doy infinitas gracias por tu Palabra maravillosa, gracias por equiparnos por
medio de ella para llevar a cabo tu plan perfecto. Gracias porque Tú me hiciste una
nueva creación por medio de Tu Hijo Jesucristo. Ayúdame para que cada día, yo pueda
dejarme usar por Ti y obedecerte. En el nombre de Jesús, amén.

A los pies de Jesucristo


Yaneth Olivares de Gaviria
Colombia
JUEVES
Soy Fortalecida
LECTURA: 1 Corintios 12:4–11; 2 Corintios 12:9; Filipenses 4:13
DEVOCIONAL: Filipenses 4:13

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Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Estamos viviendo una época de la humanidad, donde la mujer debe mostrarse fuerte y
poderosa. Los distintos movimientos feministas tratan de “empoderar” a la mujer para
que compita a la par del hombre y se muestre fuerte y decidida. El mundo nos está
empujando a alcanzar logros académicos, éxito en lo laboral y sobre todo, no
mostrarnos débiles o vulnerables frente a los demás; sobre todo, frente al varón; sea
este nuestro esposo, hijo, o nuestro jefe. Pero… ¡qué diferente se ve la fortaleza en la
Biblia!

Los versículos de la lectura de hoy nos hablan de que el “empoderamiento” del Señor
es ser vulnerables, mostrarnos como verdaderamente somos (2 Cor. 12:9), con nuestras
fallas y debilidades. Es allí, cuando el poder de Dios se manifiesta y así damos gloria a
Él, porque –como habrán apreciado en el caminar junto a Cristo- no se trata de nosotras
sino, de nuestro Señor y Salvador.

Mi identidad, no la recibo de lo que hago o dejo de hacer, tampoco me la dan mis


muchas o pocas capacidades o habilidades, porque como lo explica Pablo en el capítulo
12 de 1 Corintios, estas habilidades que pueda tener han sido un regalo del Señor para
servir en la iglesia y a la iglesia. No son para lucirme, y verme “muy espiritual”, sino,
para ayudar a otros a ser más como Jesús. Por eso, mi identidad está en Cristo y es Él
quien me provee del poder necesario para usar mis dones sabiamente y mostrarme
vulnerable, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Cor. 12:10). Y no hay mejor
forma de mostrarme vulnerable que, reconocer que no lo sabemos todo, que
necesitamos de los demás, que podemos buscar ayuda o consejo en otras personas
dentro del cuerpo de Cristo. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” no son palabras
mágicas que me llevan a alcanzar mis deseos egoístas; es una promesa de que en
cualquier situación que me toque vivir, el Señor me dará la fuerza necesaria para
atravesarla.

Señor, perdóname, porque muchas veces mi orgullo quiere mostrar una falsa fortaleza,
muchas veces me cuesta mostrarme tal cual soy, vulnerable y necesitada de Ti. Ayúdame
Padre, a ser humilde, a someterme a Tu soberanía con docilidad y demostrar a los que
me rodean que es por Tus fuerzas y no por las mías que puedo atravesar cada dificultad
o situación que se presente. Ayúdame a glorificar Tu nombre a través de mis debilidades.
Gracias Señor, porque me fortaleces en medio de la prueba y es en esos momentos que
experimento Tu obrar poderoso en mi ser.

De una pecadora perdonada,


Natalia Gómez
Uruguay
VIERNES
Soy Vencedora
LECTURA: 1 Juan. 4.4
DEVOCIONAL: 1 Juan. 4.4

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Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que
está en vosotros que el que está en el mundo.

Cuando reconocemos la obra redentora de Cristo, es que recibimos el Espíritu Santo y


entonces, somos parte de la familia de Dios. Este Espíritu es el poder que opera en un
corazón dispuesto a seguir al Señor. Por tanto, aquí dice que estamos del lado de la
victoria que, mayor es el que está en nosotras. Al arrepentirnos de nuestra antigua
manera de vivir, siguiendo principios contrarios a la sabiduría divina, bajo el dominio
del espíritu que “opera en los hijos de desobediencia” (Ef. 2.2).
En 1 Co. 2.12 NBLA explica que “Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente” así que
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe” (1 Jn. 5.4).

Al poner nuestra fe en Cristo, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros, porque


recibimos el regalo de la vida eterna. Vencer significa que tuvimos la victoria al derrotar
al enemigo. El creyente tiene tres enemigos: nuestra propia tendencia a pecar (la carne),
el diablo y el mundo, que es el sistema de creencias en el cual nos desenvolvemos, hace
lo posible por apartarnos de Dios y rechazar Su gracia. El diablo es llamado “el príncipe
de este mundo” (Jn. 14.30 y 16:11), por consecuencia, esta estructura aborrece a Cristo
y a Sus hijos.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
(Ef. 6.12)
Así que, se ocupa de que los creyentes caigamos en tentación pecando, separándonos
de nuestra comunión con Dios y haciendo que nos sintamos culpables y no disfrutemos
de las bondades de la gracia y la salvación que nos fue dada.
Mas la buena noticia es “Porque el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, pues no están bajo la
ley sino bajo la gracia” Rom. 6.14.

Señor, te damos gracias por salvarnos y darnos el poder de Tu Espíritu para luchar
contra el enemigo, queremos disposición de corazón para obedecerte y no caer en
tentación del enemigo o de nuestra propia tendencia a pecar. Que alimentemos cada día
nuestra fe con Tu Palabra y seamos hacedores de ella, que seamos luz ante la oscuridad
de este mundo.
En nombre de Jesús, amén.

Solo por Su gracia:


Jéssica M. Jiménez Barragán.
México

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