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Derecho de Seguros

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DERECHO DE SEGUROS

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Su origen, aunque hay quienes creen encontrar ciertos vestigios de su


existencia en Grecia y Roma y aú n en pueblos má s antiguos, segú n general consenso
se remonta a las ordenanzas emitidas, con reglas concernientes a los seguros, por los
magistrados municipales de Barcelona a partir de 1435 y 1436, en las que aparece
este Contrato con el nombre que hoy tiene y medianamente reglamentado (Couder y
Pinguet, cit. de Malagarriga). En Italia, reglamentan el seguro una ordenanza
veneciana de 1468 y los estatutos genoveses de 1478 y en Francia, hacia el siglo XVI,
el Guidon de la Mer. El c. com. francés de 1807 só lo se ocupó del seguro marítimo,
porque se entendía que los seguros no marítimos no pertenecían a la legislació n
comercial (Lyon-Caen y Renault, cit. de Malagarriga). Fue el c. com. españ ol de 1829 el
que reglamentó los seguros de conducciones terrestres en sus arts. 417 a 425,
ejemplo que siguieron los có digos comerciales posteriores, entre ellos el c. mtl. abrg.,
cuyos arts. 196 a 205, tienen su fuente en aquellos.

DEFINICIÓN

De forma genérica, podemos señ alar que el Derecho de Seguros es el conjunto


de normas que regulan las operaciones de seguro y la actividad aseguradora en todos
sus aspectos y manifestaciones; operaciones y manifestaciones que necesariamente
se encuentran respaldadas por la suscripció n de un contrato en torno al cual gira la
producció n normativa relativa a seguros.

De acuerdo a lo establecido en el artículo 5 de la Ley Nº 1883 (Ley de Seguros


del Estado plurinacional de Bolivia), se tiene que un “Seguro” es:

“Es el contrato por el cual el asegurador se obliga a indemnizar un daño o a


cumplir la prestación convenida, al producirse la eventualidad prevista, y el asegurado
o tomador a pagar la prima.”

Ahora bien, en mérito a lo normado por el Có digo de Comercio en su artículo


979, podemos conceptualizar al contrato de seguro al que recurre la definició n
planteada por el la Ley Nº 1883 como:

El contrato por el cual “el asegurador se obliga a indemnizar un daño o a


cumplir la prestación convenida al producirse la eventualidad prevista y el asegurado o
tomador, a pagar la primera. En el contrato de seguro el asegurador será,
necesariamente, una empresa autorizada al efecto. El presente Título no es aplicable a
los regímenes de seguro social.”

Abarcando todos los géneros de seguros, Ferná ndez define este contrato como
aquel por el cual una de las partes se compromete, mediante el pago por la otra de
una prima, a abonar a esta ú ltima o a un tercero, cierta suma en caso de ocurrir un
riesgo determinado.

Para Vivante, en este contrato, una empresa aseguradora asume los riesgos
ajenos mediante una prima anticipadamente determinada.

Rodríguez, en funció n de la legislació n mexicana, dice que, por este contrato, la


empresa aseguradora se obliga, mediante una prima, a resarcir un dañ o, estimado en
abstracto o en concreto, al verificarse la eventualidad prevista en el convenio.

Messineo, señ ala que el seguro, como hecho econó mico, consiste en que el
asegurado revierte sobre el asegurador el riesgo y las consecuencias del dañ o, si este
se verifica. Desde el punto de vista jurídico, agrega, implica que el asegurador, a
cambio del pago de una prima, se obliga a liberar al asegurado de las perdidas, o de
los dañ os que puedan derivarle de determinados siniestros, o bien a pagar, al
asegurado o a un tercero, una suma de dinero segú n la duració n o los eventos de la
vida de una o varias personas. En suma, concluye, el asegurador asume sobre sí un
riesgo ajeno

En consecuencia, podemos señ alar que el seguro es en definitiva un contrato


solemne, bilateral, oneroso y de ejecució n sucesiva mediante el cual el asegurador
asume el riesgo que le traslada el tomador, como obligació n condicional, hasta una
suma má xima y a cambio del pago de una prima.

PRINCIPIOS BÁSICOS

- Buena Fe.- expresa Luis Diez-Picazo que "son dos cosas distintas la idea
escueta de buena fe y el principio general de buena fe. Buena fe a secas es un
concepto técnico jurídico que se inserta en una multiplicidad de normas
jurídicas para describir o delimitar un supuesto de hecho. Por ejemplo: el
matrimonio contraído de buena fe produce efectos civiles aunque sea
declarado nulo; el poseedor de buena fe hace suyos los frutos percibidos
mientras no se interrumpa legalmente la posesió n.
Otra cosa distinta, expresa el jurista españ ol, es el principio general de buena
fe. Aquí la buena fe no es ya un puro elemento de un supuesto de hecho
normativo, sino que engendra una norma jurídica completa, que ademá s se
eleva a la categoría o al rango de un principio general del derecho: todas las
personas, todos los miembros de una comunidad jurídica deben comportarse
de buena fe en sus reciprocas relaciones. Lo que significa varias cosas: que
deben adoptar un comportamiento leal en toda la fase previa a la constitució n
de tales relaciones (diligencia in contraendo); y que deben también
comportarse lealmente en el desenvolvimiento de las relaciones jurídicas ya
constituidas entre ellos. Este deber de comportarse segú n buena fe se proyecta
a su vez en dos direcciones en que se diversifican todas las relaciones
jurídicas: derechos y deberes. Los derechos deben ejercitarse de buena fe; las
obligaciones tienen que cumplirse de buena fe".
En el caso de contrato de seguro, la buena fe es expresada por las partes del
contrato: el asegurado puntualizando el riesgo; y el asegurador pagando la
correcta indemnizació n. También se evidencia la buena fe en la interpretació n
del contrato de seguro.
Sobre este principio se sustenta la validez del contrato o pó liza de seguro y
establece que las partes se rigen por actos de absoluta veracidad, a fin de
evitar todo intento de dolo o mala intenció n.
Este principio es especialmente importante:
a) Durante el llenado de la solicitud de seguro en la que se deben
declarar los hechos relevantes que permitan a la aseguradora calificar
adecuadamente los riesgos;
b) Posterior a la contratació n del seguro, cuando se identifiquen
situaciones que modifiquen las condiciones de riesgo, especialmente,
cuando se agrava el riesgo y;
c) Al momento de un siniestro y durante el proceso de reclamació n del
mismo.
La Ley faculta a las empresas aseguradoras a dar por rescindido el contrato
cuando éstas detectan que el asegurado ha hecho declaraciones falsas para la
apreciació n del riesgo, tratando de engañ ar o de ocultar algo para lucrar con el
seguro.
- Solidaridad.- La solidaridad es un principio, una norma y un derecho con
esencia ética, que endereza las situaciones jurídicas hacia una relació n
horizontal de igualdad y que incorpora a cada sujeto en el cumplimiento de
tareas colectivas internalizando el deber de ayuda y de protecció n por el otro.
La solidaridad es un vínculo, un compromiso perdurable en el tiempo y en el
espacio que obliga a cada individuo a responder social y jurídicamente ante la
propia sociedad y ante terceros y rectamente a cada uno por el grupo, y al
grupo por cada uno.
En este entendido, la solidaridad se convierte en la semilla del contrato de
seguro que se traduce en la materializació n del sentimiento de las personas
que se ven expuestas a un mismo riesgo para colaborar con aquella que resulta
afectada por su materializació n
Indemnización.- Regla bá sica en materia de seguros, por la cual el valor de la
indemnizació n tendrá su límite en el monto del dañ o causado, no pudiendo
transformarse en objeto de lucro o ganancia para el asegurado
El pago de la prima garantiza recibir una compensació n (la indemnizació n) en
el momento en que se produzca el hecho contra el cual se protege mediante el
contrato de seguro y conforme a las características de dicho contrato. Por lo
tanto, el seguro es una actividad indemnizatoria.
La finalidad de la indemnizació n es devolver al asegurado a la situació n inicial.
En otras palabras, con el pago de una prima de seguro se compra una promesa,
una futura prestació n, no es algo material. Solo se materializa cuando ocurre el
siniestro pero la garantía de indemnizació n siempre ha existido, ha estado ahí
desde el primer día de entrada en vigor del seguro.
En definitiva, esto significa que el seguro no es un producto material, só lo se
materializa cuando ocurre el siniestro pero la garantía de indemnizació n
siempre existe, está ahí desde el primer día de entrada en vigor del seguro.
La forma má s prá ctica de ilustrar este principio es con la frase: “El seguro no
es para ganar, el seguro es para no perder”, es decir, el seguro no busca que
exista un afá n de lucro por parte del asegurado, el seguro parte de la base que
permite garantizar solamente una protecció n que libere de una pérdida o dañ o
al asegurado.
Bajo este principio, se tiene como premisa que la aseguradora debe colocar al
asegurado en la misma situació n en que se encontraba justo antes del
siniestro. Este principio no se cumple ú nicamente con la indemnizació n, ya
que puede resultar má s conveniente para ambas partes la reposició n,
reparació n o sustitució n (Sea cual sea la figura, debe basarse en el principio de
no generar lucro para ninguna de las partes).
En el caso del Seguro de Dañ os, si el asegurado sobreestima el valor de un
activo y declara en la pó liza una Suma Asegurada por arriba de su valor, al
momento de un siniestro la aseguradora indemnizará solamente hasta por el
valor del bien (conforme a los criterios establecidos en la pó liza) y no por la
Suma Asegurada.
- Interés Asegurable.- Este principio establece que el asegurado deberá de
demostrar que una pérdida proveniente de un evento o siniestro lo afecta, lo
dañ a o lo perjudica.
En otras palabras, el principio determina que debe existir un interés
econó mico por parte del asegurado para que no se produzca el siniestro. Este
principio es lo que le da derecho a una persona a asegurar.
En el caso del Robo de un Automó vil, como parte del proceso de reclamació n el
asegurado debe demostrar la propiedad de la unidad o en su caso, la razó n por
la cual tenía un interés en que dicha unidad no se viera afectada.
- Subrogación.- El pago con subrogació n ocurre cuando una persona distinta al
deudor paga la obligacion y en razó n de ese pago el acreedor inicial le
transmite a aquella los derechos que tenía como acreedor.
La subrogació n convencional supone el acuerdo de dos personas, una de las
cuales debe ser necesariamente el tercero que paga, mientras la otra puede ser
el acreedor o el deudor, pero que no requiere el consentimiento del acreedor y
el deudor conjuntamente
Hemos comentado que, al momento de un siniestro, las aseguradoras
indemnizan a sus asegurados hasta por la afectació n econó mica que hayan
experimentado. En ocasiones, existe un tercero responsable por estos dañ os.
Mediante este principio, se establece que una vez que la aseguradora ha
indemnizado al asegurado, los derechos de recuperació n de dichos dañ os
deben ser transferidos a la aseguradora, con el propó sito de que ésta continú e
con los procesos de recuperació n.
La aseguradora solo tiene derecho a beneficiarse por la subrogació n hasta por
el monto de lo que pagó .
En algunos tipos de pó lizas de seguro, es necesario que los asegurados tengan
presente este principio. Es el caso, del seguro de transporte de carga, en donde
en los siniestros existe la posibilidad de que exista un tercero responsable y
por lo tanto, el asegurado debe efectuar algunas acciones para mantener a
salvo los derechos de cobro de la aseguradora.

OBJETO DEL CONTRATO DE SEGURO


De acuerdo a lo que señ ala el artículo 980 del Có digo de Comercio, el objeto
del contrato de seguro está definido como “Toda clase de riesgos en los que exista
interés asegurable puede ser objeto del contrato de seguro”

El art. en estudio, al señ alar que puede ser objeto de este contrato todo interés
asegurable, quiere precisar que lo que mueve a una persona a contratar un seguro es
el deseo de evitarse un perjuicio, por cuya razó n lo que persigue no es otra cosa que
ser indemnizado en caso de ocurrir un posible riesgo. Se dice, entonces, que no hay
riesgo asegurable si no hay interés en que aquel no se produzca.

Se consideraba que el objeto del seguro consistía en el bien (cosa, derecho,


patrimonio) o en la persona, expuestos materialmente al riesgo, de lo que deriva las
expresiones cosa asegurada o persona asegurada. Ferná ndez, observa lo erró neo del
concepto en lo que se refiere al seguro contra dañ os de cará cter patrimonial, en los
cuales el objeto del seguro no es el bien amenazado por el riesgo, sino el interés del
asegurado en la conservació n del mismo, es decir, la relació n de cará cter econó mico
entre aquel y la cosa expuesta al dañ o, porque el interés hace siempre referencia a
una relació n econó mica (Rodriguez). Esta observació n se conforma a la correcta
doctrina expresada por Planiol, Ripert y Lepargneur: todo interés directo o indirecto
en la no realizació n de un riesgo puede ser objeto de seguro. Lo propio es hablar de
seguro de intereses y seguro de persona.

El art. no define el interés. La Ley del Contrato de Seguro: suiza (art. 48, cit. de
Rodriguez), llama interés, al que tenga cualquiera en que no se produzca un suceso
perjudicial y la doctrina de aquella, expuesta por Ehrenberg, constructor de la teoría
del interés (cit. ibidem), define este como la relació n en virtud de la cual alguien sufre
un dañ o patrimonial a consecuencia de un hecho determinado. Resulta que es
característica del interés, ser econó mico, subjetivo y que no es indispensable que
exista: basta que pueda llegar a existir o haber existido (ejemplo: art. 981, infra).

Los autores, partiendo de la base de que se asegura la cosa, hacen la


enumeració n de quienes pueden asegurarla por tener interés en su conservació n y en
la medida de ese interés. Un resumen, tomado de Ferná ndez, sin la especificació n de
los autores que siguen uno u otro criterio, comprende a:

1) titulares de derechos reales: propietario, nudopropietario, condó mino (só lo


en su parte indivisa), usufructuario, usuario, habitador, titular de una
servidumbre;
2) acreedores: hipotecario, prendario, anticresista, con privilegio especial,
quirografario;
3) detentadores obligados a restituir y responsables por dañ os o deterioros de
la cosa: depositario, locatario, locador de obra, comodatario, comisionista,
martillero, transportador.

El interés debe ser lícito: no puede nacer de operaciones ilícitas

- Art. 1150.- (HECHOS CRIMINALES). El asegurador se exime de su obligació n


si la persona asegurada provoca el accidente dolosamente o si se accidentara o
perdiera la vida como actor de hechos criminales.

CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE SEGURO

Con relació n a las características del contrato de Seguro, el Có digo de


Comercio boliviano, establecen en su artículo 982 la “Consensualidad” como una de
las notas características del contrato de seguros al señ alar que: “El contrato de seguro
se perfecciona por el consentimiento de las partes. Los derechos y obligaciones
recíprocos empiezan desde el momento de su celebración”, a pesar de ello, el contrato
de seguro contiene otras características que a continuació n se detallan:

a) Consensual, porque se perfecciona con el simple acuerdo de voluntades y


con prescindencia de la firma y entrega de la pó liza al asegurado (art. 1006);

b) No-formal, porque no está vinculado a la observancia de formas


constitutivas y la pó liza es só lo un documento ad probationem, cuya falta se
suple con todo otro medio de prueba, sobre la base de un principio de prueba
por escrito (art. 1006).

c) Bilateral o sinalagmático, porque crea obligaciones para ambas partes que


se deben prestaciones recíprocas: el pago de la indemnizació n si ocurre el
siniestro previsto, por parte del asegurador y por la del asegurado el pago de
la prima o cotizació n convenida, segú n se trate de seguro a prima o mutual;
rige por tanto, a su respecto, la disposició n del art. 568 del c.c. sobre condició n
resolutoria implícita.

d) Oneroso, por lo dicho en la letra anterior.

e) Aleatorio, no por la circunstancia de que el riesgo asegurado pueda o no


ocurrir, sino porque la ventaja o beneficio econó mico que interesa a las partes
en el contrato es incierto para ambas: si el siniestro sucede se dejara sentir
sobre el asegurador, si no se verifica el asegurado habrá pagado inú tilmente la
prima de seguro. La observació n de que en el seguro en caso de muerte, no
tiene este cará cter para el asegurador, visto que el fallecimiento ocurrirá
necesariamente, no es atendible una vez que la incertidumbre está referida a
la fecha en que tenga lugar. La observació n fundada en la moderna
organizació n del comercio de seguros, relativa a que la cantidad de contratos
que celebra una misma compañ ía aseguradora y los cá lculos de probabilidades
(v. en la anot. al art. 979, lo relativo a los fundamentos técnicos del seguro),
hacen que en su conjunto el negocio no sea aleatorio para ella, tampoco es
atendible, segú n comenta Ferná ndez, porque tal circunstancia vinculada al
aspecto netamente econó mico no afecta para nada la conclusió n en estudio,
que atañ e a los caracteres jurídicos del contrato en particular, considerado en
forma d aislada.

f) Único, por todo el tiempo de su duració n, pese a la multiplicidad de


aportaciones y a las clá usulas permitidas que facultan al asegurado al vencer
cada período de prestació n para continuarlo o abandonarlo (v. gr. art. 1018).

g) De ejecución continuada o trato sucesivo, en cuanto se cumple de un modo


paulatino y continuo, por cuya virtud los hechos cumplidos en ejecució n del
contrato son vá lidos y eficaces aunque se produzca la resolució n del mismo:
las primas pagadas como causa de la existencia del riesgo durante el
respectivo período, no pueden ser repetidas (Vivante). La unidad del contrato
y su cumplimiento sucesivo, sujetan a este estrechamente a las previsiones del
art. 802, que regla la vigencia de la clá usula rebus sic stantibus

h) De indemnización, porque en ningú n caso se constituye como fuente de


lucro para el asegurado, para quien el beneficio consiste en no sufrir pérdidas.
Esta característica propia del seguro de intereses o patrimonial no tiene
aplicació n para el de personas, en el cual el pago que hace el asegurador al
ocurrir determinado riesgo no está vinculado al dañ o realmente sufrido y, en
el seguro de vida, el beneficiario puede no sufrir perjuicio alguno por el
fallecimiento del asegurado, no obstante, algunas objeciones doctrinales que
sostienen lo contrario y que suponen un evidente error de apreciació n. Por
esta característica, cada riesgo importa un seguro separado (Messineo), lo que
hace que una cosa (interés) puede ser asegurada contemporá neamente, v. gr.
contra el riesgo del hurto, del incendio, de los dañ os durante el transporte, etc.,
e impide que se admita que sea asegurado varias veces el mismo riesgo que
grava sobre la cosa. Esta conclusió n reposa precisamente en el hecho de que el
seguro es un contrato de indemnizació n o de resarcimiento, con la
consecuencia de que el siniestro y su reconocimiento no deben ser ocasió n de
lucro (art. 1048), para el asegurado y las cosas aseguradas por su valor entero
no pueden ser aseguradas nuevamente por el mismo período de tiempo y en
cuanto a los mismos riesgos. Es este el cará cter que distingue al seguro
netamente del contrato de juego y apuesta (Ferná ndez), en el cual no se corre
riesgo alguno de dañ o y ú nicamente se persigue una ganancia y se puede
contratar sobre su objeto no una sino varias veces simultá neamente.

i) De explotación sujeta a plan, en razó n de que se considera como un contrato


sujeto a una explotació n planeada y con intervenció n de una empresa.

j) De peculiaridad distintiva, puede decirse, porque el seguro de los riesgos


ajenos por parte del asegurador, constituye el cará cter propio distintivo de
este contrato, segú n observa Messineo: mientras de ordinario toda empresa
está expuesta al riesgo genérico inherente a la actividad econó mica que la
misma desarrolla, la empresa aseguradora está expuesta, ademá s, al riesgo
específico que deriva de hacerse cargo de los riesgos ajenos.

RIESGO

El Có digo de Comercio, en el artículo 983 establece:

“ARTÍCULO 983.- (Riesgo). Riesgo es el suceso incierto capaz de producir una


pérdida o daño económico y que en caso de ocurrir y estar asegurado, hace
exigible la obligación del asegurador. Los hechos ciertos o los físicamente
imposibles, no constituyen riesgos y no son objeto del contrato de seguro.

El riesgo de muerte es un riesgo asegurable respecto al tiempo en que pueda


ocurrir.”

La esencia prá ctica del seguro emana de su relació n con el concepto de riesgo
(Messineo). El riesgo consiste en la eventualidad de un dañ o o de un siniestro. Dañ o
es el hecho a que un sujeto está expuesto. Siniestro, es el hecho fortuito de que el
riesgo de dañ o potencial se verifica, convirtiéndose en dañ o actual y efectivo. Por eso,
agrega dicho autor, el riesgo es inmanente sobre todas las personas y cosas; el
siniestro es eventual
Los autores, entienden por riesgo el peligro que corren las personas o las cosas
por un acontecimiento incierto, extrañ o a la voluntad del asegurado: muerte, lesiones,
enfermedades, invalidez, etc., en las personas; destrucció n o Avería en las cosas.

Las entidades aseguradoras, toman a su cargo los riesgos que se repiten con
cierta frecuencia, segú n las evaluaciones consignadas en tablas de probabilidades,
que, es la base del desarrollo alcanzado por el instituto.

Si bien el riesgo varía naturalmente segú n las diversas ramas del seguro,
presenta siempre estos caracteres (Vivante):

a) Es elemento esencial del contrato y este no produce ningú n efecto si


desaparece antes de que empiece (art. 981, salvo ignorancia de la
desaparició n).

b) El riesgo debe ser independiente de la voluntad del asegurado (art. 986,


primera parte); si este provoca voluntariamente el siniestro, v. gr. si prende
fuego a la cosa asegurada contra incendios, o mata a la persona asegurada,
pierde el beneficio del contrato. Produce la misma consecuencia la agravació n
dolosa del riesgo (art. 1004 Cod. Com); importan supuestos en los que resulta
evidente el propó sito del beneficiario de lucrar en perjuicio de la entidad
aseguradora, lo que justifica la sanció n de nulidad del contrato que determina
la ley

c) Exige declaració n veraz, sin reticencia y sin dolo por parte del asegurado,
porque las declaraciones erró neos o las reticencias afectan y excluyen la
equivalencia entre el riesgo y la prima, lo que hace anulable el contrato, aú n
cuando las circunstancias esenciales disimuladas o alteradas, no hayan
influido en el suceso del siniestro y este se haya producido por circunstancias
distintas, v. gr. propagació n del incendio desde la casa vecina, muerte
accidental, efectos de una tormenta, etc. (arts. 992, 993, 994). El conocimiento
que el asegurador tenga de las circunstancias calladas o alteradas en su
declaració n por el asegurado, como quiera que haya alcanzado tal
conocimiento, hace presumir que el asegurador renuncia a la facultad de
alegar la anulabilidad (art. 995), porque no se puede admitir que la empresa
haya seguido cobrando las primas, manteniendo al asegurado en la
certidumbre de haber contratado vá lidamente, para luego oponer la excepció n
de la anulabilidad cuando el perjuicio se ha concretado con el siniestro. El dolo
del asegurador, tiene consecuencias diversas y má s radicales, segú n casos y
circunstancias (c.c. art. 483, c.p. art. 14 y c. com. 995 y 1089).

d) No incluye los que derivan o dependen de los delitos cometidos por el


asegurado, pues, como señ ala Vivante, el seguro quitaría un freno natural a los
delitos; por eso no se puede asegurar la propia vida, v. gr., contra los riesgos de
un acto ilegítimo o delictuoso como el contrabando, el robo o el homicidio
(arts. 986 y 1150).

e) Individuació n del riesgo que, puede decirse, consiste en que no responde el


asegurador de todos los riesgos, sino solamente de los asegurados en concreto,
de manera que es necesario un seguro separado por cada riesgo de que el
asegurado quiera prevenirse (Messineo), de tal manera que si el asegurado
quiere asegurar su interés en un bien contra incendio, contra robo y contra
siniestro, sujetos a diversas tablas de indemnizació n y de prima, ha de tenerse
en cuenta esta característica.

TIPOS DE SEGURO

Una primera clasificació n nos arroja los siguientes tipos de seguros:

- Seguros Sociales.- Son los prestados por parte del Estado a los trabajadores y
se caracterizan por cubrir simultá neamente varios riesgos como la
muerte, accidentes, desocupació n, invalidez, enfermedades, maternidad;
caracterizado por la inexistencia de pó liza y la obligatoriedad.
- Seguros Privados.- Son aquellos contratados voluntariamente por el
asegurado para cubrir riesgos concretos a través del pago de una prima en la
forma convenida. Al contrario que en el seguro social, en éste se emite un
documento en el cual consta y se contraen los derechos y obligaciones de las
partes.
- Seguros de Personas.- Comprenden los seguros de vida, accidentes,
personales, hospitalizació n, responsabilidad civil y patronal.
- Seguros Sobre las Cosas.- Son seguros destinados a indemnizar al asegurado
por las pérdidas materiales directamente sufridas en sus bienes:
a) Incendio
b) Robo
c) Automó viles
d) transporte
- Seguros Patrimoniales.- Los seguros patrimoniales son aquellos que cubren
los bienes del asegurado por los dañ os o perjuicios que puedan sufrir. Esto
incluye tantos los objetos físicos como incluso el capital financiero del
contratante.
- Seguros de Prestación de Servicios.- En este tipo de seguro, el asegurador no
se compromete al pago de una indemnizació n, sino a la prestació n de un
servicio, como por ejemplo los servicios de deceso, asistencia sanitaria, entre
otros.

Ahora bien, en observancia de lo normado por la Ley de Seguros Nº 1883, se tiene


lo siguiente:

“ARTÍCULO 6.- MODALIDADES DE SEGURO.- Las modalidades de seguro


permitidas por la presente Ley, son tres: los Seguros de Personas, los Seguros
Generales y los Seguros de Fianzas. La operación de los Seguros de Personas es
excluyente con respecto a los Seguros Generales y de Fianzas. Las Entidades
Aseguradoras con la modalidad de seguros generales podrán administrar
seguros de salud, y accidentes.

Las entidades de prepago solamente podrán realizar los servicios establecidos


por la presente Ley para esta actividad, previa autorización de la
Superintendencia. Este servicio podrá ser operado por las entidades
aseguradoras de seguros de personas o por sociedades anónimas constituidas
con este objeto exclusivo.

Los Seguros de Fianzas podrán ser administrados por entidades que administren
Seguros Generales, o por entidades creadas con ese único objeto. Los seguros de
fianzas estarán sujetos a una reglamentación especial en cuanto a su
mecanismo operativo.

Los seguros de fianza se dividen en seguro de caución y seguro de crédito. Las


garantías exigidas por instituciones públicas o privadas para el cumplimiento de
las obligaciones emergentes de sus operaciones, podrán instrumentarlas a
través del seguro de fianza. Las entidades aseguradoras tendrán como única
limitación para la suscripción de este tipo de seguros, el contar con las garantías
suficientes y el adecuado respaldo de reaseguro”.

- Seguros personales.- Son aquellos que tienen por objeto asegurado a la


persona natural, haciéndose depender el pago de la prestació n convenida de
su existencia, su salud o su integridad. A los efectos de la presente Ley, se
entienden por tales los seguros de vida, las rentas vitalicias, los de accidentes y
los de salud.
En los seguros personales, el objeto asegurado es la persona. Se protege al
individuo ante la ocurrencia de un evento que le afecte directamente, como
puede ser el fallecimiento, la supervivencia, la alteració n de su salud o, en
algunas ocasiones, su integridad psíquica
- Seguros Genereales.- Son aquellos que amparan los riesgos que directa o
indirectamente afecten a los bienes o al patrimonio de las personas naturales o
jurídicas. Se entiende por tales, todos aquellos que no sean seguros de
personas o de fianzas.
- Seguros de fianza.- Es un contrato de garantía que cubre las pérdidas
producidas por el incumplimiento de obligaciones del Tomador del seguro
frente al acreedor de esas obligaciones, quien es el Beneficiario. Mediante este
tipo de seguro el asegurador se obliga, en caso de incumplimiento de las
obligaciones legales o contractuales del afianzado, a indemnizar al beneficiario
a título de resarcimiento o penalidad, los dañ os patrimoniales sufridos dentro
de los límites establecidos en la Ley o en el contrato.
a) Seguro de Caución.- Es aquel por el que el asegurador se obliga, en
caso de incumplimiento por el tomador del seguro (afianzado) de
sus obligaciones legales o contractuales a indemnizar al beneficiario
a título de resarcimiento o penalidad, los dañ os patrimoniales
sufridos dentro de los límites establecidos en la Ley o en el contrato.
Todo pago hecho por el asegurador debe serle reembolsado por el
tomador del seguro a cuyo efecto dicho asegurador deberá obtener
las contragarantías suficientes. Los Seguros de caució n garantizan
obligaciones contractuales caracterizadas por hacer, realizar,
construir, suministrar o prestar un servicio.
b) Seguro de Crédito.- Es aquel por el que, el asegurador se obliga a
pagar al acreedor una indemnizació n por las pérdidas netas
definitivas que sufra como consecuencia de la insolvencia del
deudor (afianzado), cuyas características se definen en los Artículos
1106 al 1108 del Có digo de Comercio. Todo pago hecho por el
asegurador le otorga el derecho de repetició n contra el deudor. Los
seguros de crédito garantizan obligaciones contractuales de pago
y/o financieras en general por parle del afianzado.

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