John Gray - Liberalismo - Introducción
John Gray - Liberalismo - Introducción
John Gray - Liberalismo - Introducción
Existe una concepción definida del hombre y la sociedad, moderna en su carácter, que es
común a todas las variantes de la tradición liberal. ¿Cuáles son los elementos de esta
concepción? Es individualista en cuanto que afirma la primacía moral de la persona frente a las
exigencias de cualquier colectividad social; es igualitaria porque confiere a todos los hombres
el mismo estatus moral y niega la aplicabilidad, dentro de un orden político o legal, de
diferencias en el valor moral entre los seres humanos; es universalista, ya que afirma la unidad
moral de la especia humana y concede una importancia secundaria a las asociaciones
históricas específicas y a las formas culturales; y es meliorista, por su creencia en la
corregibilidad y las posibilidades de mejoramiento de cualquier institución social y acuerdo
político. Es esta concepción del hombre y la sociedad la que da al liberalismo una identidad
definida que trasciende su vasta variedad interna y complejidad. Sin duda, esta concepción
liberal tiene fuentes distintas, e incluso contrapuestas, en la cultura europea, y se ha
materializado en diversas formas históricas concretas. Debe algo al estoicismo y al
cristianismo, se ha inspirado en el escepticismo y en una certeza fideísta de revelación divina, y
ha exaltado el poder de la razón aun cuando, en otros contextos, haya buscado apagar las
exigencias de la misma. La tradición liberal ha buscado validación o justificación en muy
diversas filosofías. Las afirmaciones políticas y morales liberales se han fundamentado en
teorías de los derechos naturales del hombre con la misma frecuencia con la que han sido
defendidas invocando alguna teoría utilitaria de la conducta, y han buscado el apoyo tanto de
la ciencia como de la religión. Por último, al igual que cualquiera otra corriente de opinión, el
liberalismo ha adquirido un sabor diferente en cada una de las diversas culturas nacionales en
las que ha tenido una vida duradera. A lo largo de su historia, el liberalismo francés ha sido
notablemente diferente del liberalismo en Inglaterra; el liberalismo alemán se ha enfrentado
siempre con problemas singulares, y el liberalismo norteamericano, aunque en deuda con las
formas de pensamiento y prácticas inglesas y francesas, muy pronto adquirió rasgos propios
por completo nuevos. En ocasiones, el historiador de ideas y movimientos quizá tenga la
impresión de que no existe un solo liberalismo, sino muchos, vinculados entre sí sólo por un
lejano aire de familia.