Mi Mejor Amigo (Primera Versión)
Mi Mejor Amigo (Primera Versión)
Mi Mejor Amigo (Primera Versión)
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Mi vida está llena de clichés. ¿Por qué? La respuesta es fácil:
Me enamoré de mi mejor amigo.
Enamorarte de tu mejor amigo es la cosa más común que escuchas o que lees en
las novelas de amor. Pero cuando te sucede te das cuenta que no es tan cliché
como creías. Cuando empiezas a sentir algo por esa persona que es tan cercana
a ti, tu mundo se pone de cabeza. Y es aún peor los acontecimientos que
acompañan a este «cliché» tiempo después.
Mi relación con él no fue precisamente el típico cliché, nos hicimos mucho daño,
daño inimaginable que al recordarlo me duele tanto en el pecho.
El dolor en mi corazón crece cada vez que recuerdo lo destruidos que quedamos
al final. Pero nosotros no fuimos los causantes de ese daño.
Mucha gente de mierda puede estar a tu alrededor.
Sin embargo, si me pongo a analizar y a recordar nuestra historia, siempre fueron
buenos momentos. Lo malo de las personas es que recordamos los momentos
que mayor dolor nos causaron, pero nunca recordamos los buenos momentos.
Recuerdo cada caricia, cada verso, cada palabra que me dijo; recuerdo como sus
labios besaban cada centímetro de mi cuerpo.
Años y años fuimos amigos. Fuimos algo más por semanas. Pero siempre nos
amamos con tanta intensidad.
Desde que todo lo que fuimos, somos y seremos, comenzó.
10 años antes...
—No puedo, es muy difícil —dije tratando de dibujar el árbol de manzanas que la
maestra nos ordenó que dibujáramos.
Tenía siete años en ese momento. Sí, lo sé, era una niñita y tranquilamente puedo
dejar omitir esta parte, pero deben saber cómo lo conocí, como me enamoré y
desde que momento sufrí ya que no era correspondido.
Volviendo al tema, allí estaba yo, tratando de dibujar algo que para mí era difícil.
Sentí la mirada de alguien en mi dibujo, levanté la vista y susurré: —¿Qué?
Me topé con unos ojos verdes muy lindos, no se parecían en nada a los míos que
son totalmente cafés.
—Quisiera ver tu dibujo —dijo el niño sentado a mi lado.
—¿Quieres copiarme? —pregunté inocentemente. Él rió y se acercó a mi.
—No, sólo quisiera ayudarte.
—Jane, Travis, manténganse ocupados por sus propios dibujos —la Srta. Parker
era muy mala como para educar a niños.
—Soy Travis, Travis Stone —me extendió su mano y la agarré en forma de
saludo.
—Soy Jane Beatle —me presenté.
—¿Beatle no es una banda? Papi tiene muchos posters y pone su música a las
seis de la mañana todos los domingos —confesó con orgullo infantil.
Me reí. —No tengo ni idea.
—¡Niños! —nos reprendió la Srta. Parker.
Volvimos nuestros rostros hacia las hojas para terminar de hacer el dibujo.
Tapamos ambos nuestras bocas para no reír y que no nos vuelvan a llamar la
atención. La señorita Parker salió al baño y nos dejó solos, nadie movía ni un pelo
mientras ella no estaba ya que le teníamos mucho miedo.
—¿Quieres ser mi amiga? —la dulce voz infantil de Travis llamó mi atención.
—¿Enserio? —pregunté sorprendida.
—Sí —se encogió de hombros—, no creo que las niñas son aliens ni nada así que
¿qué dices?
—Bueno, pero no robes mis dulces.
***
Una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar a Travis de niño, con las mejillas
sonrojadas y sus ojos verdes que en ese tiempo reflejaban inocencia. Algo que
perdió con el tiempo.
Quiero expresarle tantas cosas a la persona que un día fue mi mejor amigo, mi
cómplice, mi todo.
Lo amé desde ese momento, desde que vi sus grandes y hermosos ojos.
9 años antes...
—¡Travis! ¡Baja de ahí! —grité, ya había pasado un año desde que Travis y yo nos
hicimos amigos.
Travis estaba escalando un árbol, era muy alto y tenía miedo de que se tropezara
y cayera. Hizo caso omiso a mi petición y siguió escalando.
—¡Travis! —grité nuevamente—. ¡Te vas a caer!
Me regresó a ver con una de sus características sonrisas burlonas. —Nunca voy a
caer. —¡Ah!
Hizo ademán de soltarse y yo grité lo más fuerte que pude. Se enderezó con una
risita burlona y yo respiré aliviada, pero estaba enojada.
—¡Travis! —grité nuevamente—. ¡Baja ahora! ¡Tú mamá nos va a matar si te
caes!
—Estás exageran- ¡AAAAHHH!
Y Travis se cayó al suelo, me tapé los ojos y escuché un ruido ensordecedor. Me
destapé la cara y me acerqué lentamente hacia donde él estaba tirado. Mis pasos
eran cortos y tenía miedo por lo que iba a ver.
Di un grito ahogado, Travis estaba ahí tirado en el césped, parecía esos dibujos
animados cuando alguien los aplasta, pero menos divertido. Sus ojos estaban
cerrados, su pierna estaba en una dirección contraria a la que normalmente era.
Dejé de mirarlo y salí corriendo de ahí, su casa quedaba a tan sólo una cuadra así
que corro lo más rápido que pude. Toqué su puerta como desesperada y un ¡Ya
va! Se escuchó desde dentro. La madre de Travis abrió al fin después de varios
agonizantes segundos.
—Cariño, creí que Travis estaba contigo —dijo lo que un día fue la Sra. Stone.
—Señora... —sollocé, lágrimas caían de mis ojos— Travis cayó de un árbol.
Sus ojos se abrieron como platos por mi confesión, se aclaró la garganta y dijo: —
Será mejor que entres, cariño. Yo iré a verlo.
Y se marchó a ver a su hijo. Era una madre tan buena, la echo de menos.
En fin, Travis se fracturó el brazo derecho, la pierna izquierda y un dedo del pie.
Desde ahí no ha escalado un árbol. A menos que yo no esté, claro.
***
El futuro es incierto, hicimos la promesa de ser mejores amigos por siempre
después de su accidente en aquel cuarto de hospital donde lo tenían, pero eso en
estos momentos nos resulta imposible. Hay algo más, mucho más y nunca me
imaginé que terminaríamos en esta situación tan comprometedora.
Recuerdo cada sonrisa, cada lágrima derramada por él. Recuerdo cuando abría
los ojos y lo único que veía era a él, con las pupilas dilatadas y devorándome
como una bestia... Pero también recuerdo todas las veces que nos hicimos daño.
Veces incontables que nos cambiaron como persona con el tiempo.
Sin embargo, decido no dejar que esos momentos dolorosos en los que sufría por
él, en el que ambos nos hicimos daño como dos locos desquiciados, el momento
en que me partió el corazón y yo volvía por más y viceversa me consuman.
Era mi mejor amigo, la persona que me conocía mejor que nadie, pero eso no
evitó que nos hiciéramos tanto daño... y que nos amáramos como locos.
¿Serias capaz de enamorarte de tu mejor amigo?
Bueno, yo si lo hice.
Bienvenido a mi historia.
Ser adolescente es un asco.
No sé por qué mi madre dice que fue la mejor época de su vida, es decir, me tuvo
cuando ella era adolescente. Y no es que tuvo apoyo de su familia, o de la de mi
padre.
En fin, odio ser adolescente porque te salen granos, tu cuerpo cambia, los cólicos
menstruales son cada vez más dolorosos, tus caderas no paran de crecer, al igual
que tus pechos, y envidias a las personas que fueron bendecidas por Dios en esta
faceta. Como Travis.
Lo envidio al maldito por tener su preciosa cara, su perfecto cuerpo y la altura de
un jugador de baloncesto. La pubertad y la adolescencia a él no le golpearon
como a mí, Dios si lo ama.
Pero somos mejores amigos, así seamos disparejos.
Y se preguntarán como es que alguien tan guapo y popular como Trav es mejor
amigo de la chica invisible de la escuela, la respuesta es fácil; al conocernos
desde hace tanto tiempo, desarrollamos un laso indestructible.
—¡Jane! —escucho que Travis grita mi nombre y me volteo.
Estoy en el pasillo cerrando mi casillero cuando escucho su voz, el viene corriendo
hacia mí y le sonrío, se para al frente mío y besa mi mejilla, siempre nos
saludamos así, por eso piensan que el y yo somos novios.
Ni en un millón de años sería novia de Travis Stone, en serio.
—¿Qué pasa Travis? —pregunto. Está cansado de correr, su respiración es
irregular y me hace una señal para que lo esperara—. ¿Travis?
—Espera un segundo, mujer —se inclina y se sostiene sobre sus rodillas, eso me
sorprende y me preocupa ya que Travis es una persona muy atlética y con un
estado físico increíble.
—¿Estas bien? —pregunto preocupada, el no responde así que agarro su cara
para que me viera, él se recompone y una sonrisa llena sus labios.
Sí, y luego me pregunto por qué creen que somos novios.
—Seré mariscal de campo —dice, así como así, orgullosos de sí mismo.
La misma sonrisa llega a mis labios, lo abrazo de su cuello, él pone sus manos en
mi cintura y me pega a su cuerpo.
—¡Oh por Dios, Travis! —exclamo con una sonrisa al separarme de él—. ¡Eso es
increíble! Estoy muy orgullosa de ti.
Su sonrisa se hace más grande y sus ojos verdes se achinan, siempre me gustó
su manera de sonreír, tiene es habilidad de atraparte con una sonrisa suya.
—Gracias, gafitas. Estoy tan jodidamente feliz. Esto es para celebrar.
Pongo los ojos en blanco. —Travis, tus festejos es ir a un club con alguna
identificación falsa, para beber y conseguir chicas de una noche y yo no me
apunto a eso.
—Ay, vamos gafitas —me llama así por mi ceguera y porque tengo que usar unos
lentes enormes, ¡bully!—. Tienes que perder tu virginidad tarde o temprano.
— ¡Travis! — grito, no puedo creer lo que me dijo—. Toda la escuela te va a oír
que soy virgen —golpeo su pecho, pero como tengo la fuerza de un hámster eso
no lo hace ni moverse.
—Golpeas como una chica —dice con diversión.
—¿Será porque soy una chica?
Travis se pone serio de repente, sus cambios de humor son malditamente
extraños, tal vez el cambio hormonal que sufrimos las mujeres en la menstruación
afecta más a los hombres.
—Pero prométeme de que a la primera persona que le contarás cuando te
desfloren será a mí y no a Kylie.
Alzo una ceja y nos paramos enfrente del aula donde nos toca clases.
—¿No crees que sería más cómodo contarle eso a una chica que a un chico? —
pregunto obvia—. No me lo tomes a mal, Travis. Pero creo que si te lo cuento
primero a ti, sería bastante incómodo ya que eres un chico.
—Pero somos mejores amigos, tendría que ser tu confidente en todo momento —
finge tristeza en su tono de voz y me río un poco.
—Eres mi confidente, Travis. Sin embargo hay cosas de chicas que sólo nosotras
podemos entender. Como es tener tu periodo cada 28 días.
Travis hace una cara de asco y sé que logré mi cometido, no entiendo cual es el
tabú en eso, sin embargo a Trav le da asco. No tengo planeado contarle a él
primero cuando perdiera mi virginidad, ya que el ha estado con muchas chicas —y
cuando digo muchas son muuuuuchas chicas— y me sabe contar sobre lo que
hacían, eso me hace sentir en verdad incómoda.
—Está bien, pero volviendo al tema del festejo —se acerca a mí y me toma por la
cintura, me acerca a su cuerpo—, ¿pizza y películas?
Hago una mueca pensativa. —Hum... ¿en mi casa a las 8? Mamá está de guardia
hoy.
—Hum... —hace la misma mueca— está bien. —me abraza y finalmente puedo
sentir lo mojado que está.
—¡Qué asco! ¡Travis estas sudado! —quiero apartarlo, pero él no cede, me
empiezo a retorcer pero él está muy divertido con mi fobia por su sudor.
—No querrás empezar una guerra de cosquillas aquí mismo. —advierte.
—¡No! Haré lo que quieras.
Eleva una ceja. —¿Lo que quiera?
—¡Sí! —para ese momento ya me empezó a hacer cosquillas, me estoy riendo
como una desquiciada—. ¡Travis! ¡Lo que quieras!
Para y me mira con una sonrisa traviesa, esa ya me la conozco bastante bien. Sé
que está planeando algo que lo divierte pero que es muy malo para mí.
—Tendrás que salir conmigo en la noche a The Box.
—¡¿Qué?! —me alarmo, The Box es un club famoso de nuestra pequeña ciudad—
. No, no iré. Si mamá se entera me matará, y si se entera que me llevaste tú no
dejará que me vuelva a acercar a ti.
—Buen punto —está de acuerdo—. Sin embargo, pronto me tendrás que
acompañar ahí, las mujeres son realmente locas en ese club y necesito tu ayuda.
Pongo los ojos. —Es tu culpa, te gustan las locas.
Abre la boca para responder pero el timbre nos sorprende y entramos a clase, las
bancas son unidas y nos sentamos juntos, me sorprende que el se sentara junto a
mi ya que el siempre se sienta junto a Jake, su mejor amigo y yo me siento con
Kylie.
—¿No irás con Jake? —pregunto.
—No, se quería sentar junto a Kylie —voltea la cabeza y sigo sus movimientos,
ahí visualizo a mi mejor amiga que me mira suplicante. Jake está muy cerca de
ella, topa el largo cabello pelirrojo de Kylie pero ella sólo se limita a mirar a otro
lado o a fulminarlo con la mirada.
—Lo odia —susurro—. Lo sabes ¿no?
—Sí, lo sé pero el es persistente y realmente me suplicó para que me sentara
contigo mientras el acosa a Kylie.
Es obvio de que Kylie le gusta a Jake, ella es muy hermosa, tiene el cabello rojo,
sus ojos son de un marrón claro muy bonito, y es alta y delgada pero con curvad.
En cambio yo no tengo nada de especial, no soy ni alta ni baja, soy normal. Mi
cabello es negro y mi cuerpo es algo extraño, soy más rellena que delgada. Lo
único bonito de mi que yo considero son mis facciones de mi cara, tengo rasgos
finos y lunares, la gente dice que son bonitos.
Travis... en cambio Travis es el sueño de toda adolescente con hormonas
alborotadas, ya saben, espalda ancha, abdominales marcados, es alto y
musculoso y su rostro es precioso con una mandíbula cuadrada, ojos verdes y
unas facciones realmente masculinas.
Maldito suertudo.
—Con que no te querías sentar conmigo ¿eh?
—Eso no fue lo que quise decir —susurra, el maestro ya ha entrado para empezar
la clase, así que nuestra conversación a partir de ahora son sólo susurros—.
Siempre me gusta pasar tiempo contigo, Gafitas.
—Srta. Beatle, Sr. Stone —nos llama la atención el Sr. Cooper—. ¿Les aburre mi
clase?
—No, Sr. Cooper —decimos al unísono.
—Entonces pongan más atención —advierte.
—¿Qué película quieres ver? —pregunta Travis en un susurro.
—Travis, eso podemos hablar después de clase.
—Me aburre química, eso es todo —se encoge de hombros.
—Vamos a hacer un trabajo en clase —empieza el profesor—. Con su compañero
de mesa van a ver lo que sucede si unen los siguientes hidrocarburos.
Pasa entregándonos unas hojas donde dicen las indicaciones, aparte de los
compuestos con los que vamos a trabajar. Ahí maldigo de que Travis se haya
sentado conmigo ya que sé que soy yo la que voy a hacer todo el trabajo. Travis
parece percatarse de mi preocupación.
—Tranquila, gafitas. Yo te ayudo.
Me preocupo más.
Empiezo a unir los compuestos que dicen en el cuaderno. Unos burbujean, otros
cambian de color, otros se calientan o enfrían y otros hacen ademán de no hacer
nada. Anoto cada cambio en mi cuaderno y regreso a mirar a Kylie. Ella al igual
que yo es la única haciendo el trabajo.
—¿Qué pasa si...? —Travis empieza a unir torpemente un compuesto con otro.
Pero esos compuestos no dicen en el libro ni en las hojas.
—¡Travis, no! —grito.
Y explota.
O sea, el envase donde se encuentran los compuestos explota. Travis no lo hizo.
eso hubiera sido muy sangriento y asqueroso y difícil de limpiar.
—¿Qué demonios pasó? —el señor Cooper se acerca a nosotros. Levantamos la
mirada tímidamente, recibiríamos un gran castigo después de esto.
—Lo siento, Sr. Cooper —murmura Travis apenado—. Fue mi...
—Fue culpa de ambos —lo corto—. Le dije a Travis de que empezara con este
compuesto, pero no me di cuenta de que era un ácido.
—Señorita Beatle, no sé qué decir. Usted siempre mantiene sus trabajos a la
perfección. Lo dejaré pasar esta vez ya que es mi mejor estudiante.
—En verdad lo siento, señor Cooper —me disculpo de nuevo.
Nos da la orden de que limpiemos eso después de clases y que podemos irnos
luego, lo bueno es de que esta es nuestra última hora.
—No tenías que hacerlo —murmura Travis.
—¿Hacer qué?
—Echarte la culpa tú también —hace una pausa antes de seguir—. No debiste
perjudicar tu perfecta A.
Pongo los ojos en blanco, pero me enternece un poco. —Travis, eres mi mejor
amigo y si tú saltas yo salto. Como en titanic.
—Eres tan cursi —sonríe.
—Mejores amigos. Mejores amigos por siempre —canturreo la canción de Bob
Esponja y Patricio.
—Click —termina él por mí.
Así es nuestra amistad. Somos tan unidos, somos como hermanos.
Y odiaría que las cosas cambien.
Después de clases, me dirijo a mi casillero. El de Travis queda lejos del mío, pero
el de Kylie queda a mi lado, eso es realmente bueno para mí. Kylie está recostada
sobre su casillero, su cabello rojizo ocultando su rostro. Frunzo el ceño, es como si
estuviera ocultándose de alguien.
—¿Qué haces? —pregunto. Ella da un salto con un grito ahogado, creo que la
asusté, creo.
—¡Jane, joder! ¡Me asustaste! —bueno, si la asusté un poquito.
—¿Qué haces? ¿De quién te escondes?
—De Jake —responde, ya me lo imaginaba—. Ha estado siguiéndome toda la
jodida mañana. Es estresante.
—Creí que te gustaba —digo haciendo una mueca.
Kylie hace cara de "yo no" y dice: —Cuando tenía doce años y eso fue hace
mucho tiempo.
—Pero el primer amor es el primer amor.
Ambas reímos. Kylie tenía un crush con Jake cuando tenía doce, pero cuando
conoció lo tonto que es con las chicas ella dejó de sentirse atraída hacia él. El
hecho de que Kylie lo ignorara pareció gustarle a Jake, porque desde ese
momento acosa a Kylie, la invita a salir, pero ella simplemente lo rechaza y eso
hace que su interés hacia ella creciera más.
—Hablando de primer amor —susurra en mi oído—. Ahí viene Oliver.
Vuelvo mi vista hacia el pasillo y ahí está él. Un suspiro involuntario sale de mis
labios. Oliver ha sido el amor de mi vida desde que tenía 8 años. Sin embargo, él
no sabe de mi existencia, soy como un cero a la izquierda para él. Travis ya me
había advertido que salir con Oliver es una pérdida de tiempo; Travis y Oliver no
se llevan bien. Oliver también quería ser mariscal de campo, pero no cumple con
los requisitos y los logros de Travis son mayores que los de él. Sin embargo, se
detestan desde que eran niños.
Oliver camina a través de los pasillos como todo un adonis. El instituto se paraliza
cada vez que él camina o soy solo yo la que me paralizo. Camina en mi dirección
y cuando ya está a mi altura hace contacto visual conmigo, sonríe de una mirada
coqueta y niega con la cabeza antes de volver su vista al pasillo. Me quedo viendo
su musculosa espalda hasta que se pierde en la puerta de la salida del instituto,
realmente me gusta.
—¿A quién demonios estás mirando? —la voz de Travis me hace sobresaltar, me
asustó el muy idiota. Me volteo a verlo y él está con el ceño fruncido y los ojos
entrecerrados viendo hacia la dirección que estaba viendo yo, su mandíbula está
apretada, está molesto por algo.
—¡Travis! Me asustaste —me quejo.
—¿A quién demonios estabas mirando? —repite con su tono de voz molesto. Se
voltea en mi dirección y cruza sus brazos sobre su pecho, ansioso para que yo le
de alguna respuesta.
—Ay, Travis, no hagas tanto drama —dice Kylie—. Sabes que Jane ha tenido un
crush con Oliver desde que eran niños. Es su primer amor.
Travis frunce aún más el ceño, aprieta la mandíbula y sus nudillos se vuelven
blancos, se ve bastante molesto.
—¿Sucede algo? —pregunto, aguantando una risa—. ¿Sientes celos por el
delicioso trasero de Oliver?
—Sabes que no me gusta tu "crush" con Oliver —hace comillas con los dedos al
rato que pronuncia la palabra crush. Ignorando mi pregunta por completo.
—Y tú sabes que no me gusta que te pongas en tu papel de hermano celoso.
Contraataco, nuestra amistad tiene de todo: risas, peleas, más risas y cariño por
parte de ambos. Aunque nuestras peleas son algo insignificantes e ingenuas, odio
tenerlas, odio pelearme con él, pero es imposible. Travis me cela demasiado, no
me deja salir con nadie que no tenga su aprobación, y sinceramente no sé por qué
se comporta de esta manera. Y tampoco me importa lo que piense, creo que él
trasero de Oliver es jugoso.
Volviendo al tema, Travis echa fuego por los ojos, pero yo no me quedo atrás. Me
molesta mucho que tenga esta actitud conmigo.
—No estoy actuando como un jodido "hermano celoso" —vuelve a hacer las
comillas con sus dedos—. Sólo que quiero protegerte, no sabes lo idiota que es.
No quiero que nadie te haga daño.
Eso me enternece en este momento, Travis es muy tierno en cuanto a mí, aunque
muy sobre protector también.
—Nadie me hará daño, Travis. Y si alguien lo hace, tu estarás ahí para golpearlo.
Travis me da una sonrisa de oreja a oreja, y veo la calma atravesar sus lindos ojos
verdes esmeralda. Yo le sonrío de vuelta, pero una mano se posa en el hombro de
Travis y Kylie se tensa al ver quien es.
—¿Qué hacen aquí parados? —pregunta Jake mirando fijamente a Kylie. Mi
amiga hace una mueca remedándolo disimuladamente, amo a Kylie y sobre todo
cuando se burla de Jake.
—Estábamos a punto de irnos, Travis y yo —respondo.
—¿Y tú Kylie? ¿Vas a salir hoy? —pregunta con su sonrisa seductora. Jake es
muy guapo, a decir verdad, tiene unos ojos azul cielo muy bonitos, es alto y
musculoso como Travis, también juega Fútbol Americano, tiene un tatuaje en la
muñeca, su cabello es rubio, todo un adonis.
Mi amiga hace una mueca y niega con la cabeza. —No, tengo que ir a casa
porque... —hace una pausa pensando que decir—, hum... estoy con mi...
¿periodo? —pregunta su respuesta, se ha quedado sin excusas.
—¿No estuviste con tu periodo hace una semana? —pregunta Jake confundido.
Kylie se queda muda, me hace gracia su manera tan pobre de evadirlo. Sin
embargo, tengo un buen presentimiento sobre ellos, claro, si Kylie le da una
oportunidad, cosa que parece muy difícil que pasara.
—¿Qué tal si nos acompañan? —pregunta Travis rompiendo el silencio y pasando
un brazo sobre mi hombro.
—Sí, vamos a comprar pizza y ver películas —argumento.
—Yo me apunto —sonríe Jake mirando a Kylie fijamente, Kylie se cruza de brazos
sobre su pecho y la mirada de Jake baja a su escote. Travis y yo ponemos los ojos
en blanco.
—Iré por la comida gratis, y sólo por Jane.
Sonrío y todos nos dirigimos a la salida, me subo en el auto de Kylie, Travis en el
suyo y Jake en su motocicleta, yo soy la única que no tiene auto, pero no me
quejo. Mamá es doctora de emergencias en el hospital y aunque gana bien no
tenemos mucho dinero para darnos esa clase de lujos, a lo mucho tengo celular y
una portátil de lo cual soy muy agradecida por ello. Tampoco sé conducir, por lo
que está bien para mí.
No he visto a mi padre en tres años, él y mamá se divorciaron cuando yo tenía
cuatro años, mi padre no había sido muy atento todos estos años, pero mamá si lo
ha sido, no se volvió a casar, pero tiene un novio muy amable. En fin, la situación
económica de mis amigos es diferente a la mía, pero no mucho, mamá es doctora,
¿recuerdan?
Salimos del estacionamiento y fui a la casa de Kylie a dejar su auto, habíamos
quedado de que al final de la noche Jake la llevaría a casa, Kylie aceptó a
regañadientes, pero lo que cuenta es que aceptó. Salimos y caminamos hacia mi
casa, somos casi vecinas, vive a un par de cuadras de mi casa por eso no me
molesta caminar. Abro la puerta de mi casa y nos sentamos en el sillón a esperar
a que Travis y Jake llegaran con la pizza y las películas.
Después de media hora suena el timbre y corro a abrir la puerta. Travis está con
tres cajas de pizzas enormes y Jake trae las películas, una funda llena de
películas. Travis besa mi mejilla después de que Jake entrara, Jake trata de hacer
lo mismo con Kylie, pero ella lo empuja con su mano. Travis y yo reímos antes de
seguir hacia la sala.
—¿Qué película quieren ver? —pregunta Travis sentado en el sillón, en su mano
hay un pedazo de pizza y en la otra una cerveza. Jake está de la misma posición.
—Es difícil decidir —digo haciendo una mueca al leer el título de las películas que
trajeron—. ¿Miss Marzo? ¿De qué trata?
—Lee la sinopsis —dice Travis con una sonrisa traviesa.
Leo la sinopsis y trata sobre algo de la mansión Playboy y dice que es censurada
por contenido sexual explícito.
—Ew —dice Kylie.
—Tranquila, mi amor —Jake pasa un brazo por los hombros de mi amiga—. Traje
unas románticas para nosotros.
—No soy tu amor, Jake —gruñe Kylie quitando su brazo de sus hombros.
—Amigos con derecho... —leo el título de la película—. Yo quiero ver esta.
—Yo también —apoya Kylie.
—Yo haré todo lo que ella me pida —dice Jake mirando a Kylie con absoluta
admiración. Kylie pone sus ojos en blanco, pero una sonrisa indiscreta aparece en
sus labios.
—Pongan la película de maricas de una vez —gruñe Travis, él quiere ver una de
acción o porno pero no se salió con la suya.
Bueno eso pensé antes de poner la película.
La película empieza y la tensión sexual de los protagonistas se siente desde el
inicio. Todo estaba perfectamente bien, hasta que una escena de sexo aparece.
La chica empieza a gemir mientras el... le da duro. Travis se carcajea y Jake le
susurra a Kylie que eso harían algún día, pero más salvaje, hasta que Kylie le da
un puñetazo en sus cositas.
—Que buena película, chicas —nos felicita Travis riendo mientras otra escena de
sexo empieza. Lo fulmino con la mirada.
—Obviamente que te va a gustar —digo—. Sexo es en lo único que piensas.
—Algo así —hace ademán de pensar.
Me agarra la mano y siento que está temblando.
—¿Tienes frío? —pregunto viendo nuestros dedos entrelazados.
—No, sólo que tiemblo cuando me excito.
Le suelto la mano asqueada, lo que me sorprende más es la seriedad con la que
me lo dijo.
—¡Travis! ¡Qué asco! ¡No quería saber eso!
—Ay, no me digas que no sientes un cosquilleo en tu entrepierna —dice
mirándome a los ojos, me sonrojo porque si es cierto, pero no se lo voy a decir,
que vergüenza.
—¡Travis! —me quejo—. Eso es personal.
—Pero por mi experiencia puedo ser de mucha ayuda —me guiña un ojo.
Me sonrojo aún más y empezaron otra vez los gemidos en la televisión. Jake y
Kylie empiezan a molestar a Travis y decirle que me tiene ganas y todas esas
cosas, me siento realmente incómoda, pero me intriga que Travis no lo negara.
—O sea —empieza Travis—, si es bonita y tiene bien cuerpo.
Golpeo su hombro con fuerza. —¡Travis! ¡Cállate!
—¿Qué? —se queja—. ¡Au! ¡Me duele! —se soba el brazo—. Te deberías sentir
halagada porque pienso que eres bonita.
—¡Ya basta! —me tapo la cara con las manos, la destapo acariciando mi cabello
negro en el proceso—. ¿Podemos seguir viendo la película?
Todos se volvieron y Travis me guiña un ojo. Nos quedamos en silencio, pero
Travis me sigue molestando por el resto de la tarde.
**
Jake y Kylie ya se fueron de mi casa, subo a mi habitación para cambiarme y
ponerme un vestido de pijama. Al terminar abro la puerta, pero Travis ya se
encuentra afuera de la habitación, le hago una señal para que pase, lo hace y se
acuesta en mi cama boca arriba. Yo me siento en el filo de la cama, mirándolo y
analizándolo. No es feo, eso no es un secreto, de echo es bastante guapo.
Demasiado, a decir verdad. Mis ojos viajan de su cara a su pecho y después a su
abdomen, su camiseta se sube un poco dejando ver su bien esculpido abdomen y
un poco de la v que se forma al final de este.
—¿Te gusta lo que ves? —la voz de Travis me saca de mis pensamientos.
—Ya quisieras —respondo burlona.
—Sí, sí quiero —susurra tratando de que no lo escuchara, pero lo hice.
Me acuesto a su lado y el me abraza, alcanzo las cobijas y nos tapo a ambos.
Recuesto mi cabeza sobre su pecho y un suspiro largo sale de sus labios.
—¿Código nube? —pregunta, es un código que hicimos cuando éramos niños
para cuando quisiéramos dormir juntos. Me abrazo más cerca de él y suspira de
nuevo, acompañado de un bostezo.
—Código nube —asiento mirándolo y ambos sonreímos, besa mi frente y después
mi cabello. Aquel acto me hace cerrar los ojos deseando sus labios en otra parte,
sobre los míos, por ejemplo.
Oh no...
¡No! ¡Dios, dime que no es verdad! ¡Jodeeeeer!
¡Travis Stone me gusta! ¡Qué asco!
¡¡Incesto!!
Descubrir que mi mejor amigo me gusta no es tan extraño como creí que sería. Le
conté a Kylie sobre eso y me dijo que era completamente normal, que ya se lo
imaginaba que me gustara ya que Travis es muy guapo y todo eso. Que no me
debo sentir mal ni nada por el estilo, me hizo sentir mejor conmigo misma y por mi
descubrimiento.
Estoy en la casa de mi mejor amiga, sentada su cama, viendo películas de amor y
comiendo palomitas de maíz.
-Tranquila, Jane -habla Kylie-. Sería raro si Travis no te gustara, es el sueño de
cualquier chica de nuestra edad.
Pongo los ojos en blanco. -Sí, pero no el mío. Sabes que los chicos como Travis
no me gustan... o no me deberían gustar.
Ella también pone los ojos en blanco. -Pero te gusta Oliver, y el es un chico como
Travis.
Tan sólo la mención de Oliver hace que se me dibuje una sonrisa en mi rostro, él
es tan hermoso con su cabello castaño, sus ojos marrones, su voz... su cuerpo.
Suspiro mentalmente.
¿Mentalmente? Suena muy raro.
Ash, mi subconsciente siempre cambiando de tema.
O tal vez soy sólo yo la que cambia de tema.
Oh, mundo cruel, ¿por qué me hiciste tan rara?
-¿Si ves? -Kylie me señala con su dedo índice-. Tan sólo te menciono a Oliver y
sonríes como una completa boba.
-Es que es tan lindo.
Sé que traigo una sonrisa tonta en mi rostro, pero es inevitable cada vez que
pienso en Oliver.
-A ver, vamos a comparar -dice agarrando mis manos y viéndome a los ojos
directamente-. ¿Quién te gusta más?
-¿Qué? -pregunto sin entender.
-¿Quién te atrae más físicamente? ¿Oliver o Travis?
Me quedo en blanco, quiero pensar seriamente en cuál de los dos me gusta más,
pero quiero hacerlo interesante. Hagamos como si tuviera voz de locutor:
«En está esquina se encuentra nuestro participante: ¡Oliver Timlin». Hay aplausos
y ovaciones por el público creado por mi mente. «¡Luchando! Contra su retador en
esta otra esquina: ¡Travis Stone!». Otra cantidad de aplausos alagan a Travis.
«¡Qué comience la pelea!». Oliver lanza el primer golpe al ser el chico que más
me ha gustado en mi vida, pero Travis contraataca con un rodillazo en el
estómago al ser mi mejor amigo y que lo conozco. Oliver yace en el suelo porque
nunca he hablado con él. Travis de acerca a lanzar otro golpe porque lo conozco
como la palma de mi mano, pero eso lo lleva a la perdición, porque al conocerlo,
conozco lo insufrible e imbécil que es con las chicas. Oliver agarra a Travis en una
llaves cuando analizó que él parece un completo caballero, porque nunca lo he
visto con ninguna chica. Y gana la pelea por rendición.
-Tierra llamando a Jane -grita Ky en mi oído.
-Oliver -digo decidida-. Oliver ha sido el amor de mi vida desde pequeña, y
Travis... creo que solamente es atracción física, nada más allá.
-Eso es lo que digo. Serias una tonta si no te dieras cuenta que Travis es guapo, y
tal vez dudara de tu sexualidad.
Abro mis ojos como platos.
-¡Kylie! -grito incrédula.
-¿Qué? -se encoge de hombros.
-Ay, mejor cambiemos de tema -recuerdo el hecho de que ella y Jake han estado
tan cercanos últimamente-. ¿Qué sucede entre Jake y tu?
Se tensa un poco y la sonrisa en mi rostro se hace más ancha.
-¿Qué...? Jake y yo... pssst que va... sólo nos estamos... ¿conociendo? Él y yo...
imaginas muchas cosas, Jane.
Y frente ustedes damas y caballeros mi mejor amiga acabó de tener un vómito
verbal. Típico de Kylie.
-Sólo pregunté que sucedía entre él y tu, más no si estaban saliendo -digo
divertida, me fulmina con la mirada por un segundo pero luego se relaja y me mira
avergonzada.
-Jake es... lindo, Jane -se cubre la cara con las manos mientras suspira, al
momento de quitarlas me queda viendo fijamente, como si me fuera a hacer la
confesión más grande del universo, como si me fuera a decir la fórmula secreta de
la cangre burger-. No eres la única que tuvo una revelación el día de la película en
tu casa.
-¿Revelación? Suenas bastante dramática.
-¡Jane! -me reta-. Pon atención, esto es importante -dice irritada.
-Lo siento, continúa.
-Cuando nos fuimos de allí, el insistió en llevarme a comer algo y sabes que no
puedo decirle que no a la comida gratis -una sonrisa tonta se escapa de sus
labios-. Llegamos a una pizzería y ahí estaba Cooper -abro los ojos como platos,
Cooper es el ex de Kylie. El la engañó a diestra y siniestra, sin embargo cada vez
que se encuentran pelean como si no hubiera un mañana, el es súper grosero con
ella, hasta tal punto que llegó a alzarle la mano-. Empezamos a pelear, lo mismo
de siempre, y el hizo el afán de querer golpearme como aquella vez -sonríe con
tristeza-. Pero Jake... Jake me defendió. Lo detuvo justo antes de que su puño
golpeara mi cara, Jake se le abalanzó encima y empezó a golpearlo como nunca.
En lugar de asustarme, me puso caliente el hecho que me defendiera, que se
preocupara por mí. La policía llegó y como vieron que Jake fue el que me defendió
sólo se llevaron a Cooper. Después de ese día hemos hablado más y más... se
podría decir que salimos.
Dice esto último con un brillo singular en sus ojos y una sonrisa sincera, sé que
ellos dos están destinados a estar juntos, de alguna u otra manera. La abrazo y
esto es correspondido al instante, al separarnos puedo ver que ella está tan
agradecida con Jake como yo.
-Me siento feliz por ustedes -digo con sinceridad-. Se nota que tú le gustas mucho,
dale una oportunidad.
-Eso quiero hacer, se nota que es un buen chico. Quiero ver hasta donde
alcanzaremos con esto -una sonrisa típica de enamorada se forma en sus labios.
-¿Ya se han besado?
Mi pregunta aparece de repente tomándola por sorpresa, sin embargo la
decepción abre paso en su rostro.
-No -suspira pesadamente-. Todavía no, pero sé que pronto lo hará.
-Estoy segura de ello -la reconforto.
-¡Kylie! ¡Jane! -la madre de Kylie llama nuestros nombres desde abajo-. ¡Bajen a
comer!
Y eso fue todo lo que necesitamos para bajar y dejar nuestra conversación atrás.
***
-¡Travis! ¡Basta! -sentencio.
El hace caso omiso a mi advertencia y sigue haciéndome cosquillas, me estoy
retorciendo debajo de él riéndome a carcajadas.
-¡Dilo! -grita.
-¡Nunca! -las cosquillas en mis costillas aumentan cada vez de nivel-. ¡Basta! ¡Me
hago pipí!
-¡No hasta que lo digas!
Su tortura sigue por varios segundos que me parecen eternos, hasta que llega un
momento que ya no puedo aguantar más y mi risa ya sale insonora.
-¡Está bien, está bien! -grito con mis últimas fuerzas-. ¡Lo diré! ¡Sólo para!
Para, pero sigue sentado a horcajadas sobre mí, listo para atacar si no lo digo en
voz alta. Me aclaro la garganta.
-Ian Somerhalder es menos guapo que tú -susurro en voz baja.
- ¿Qué? No te oí, lo siento, pero tienes que repetirlo.
Suspiro exasperado, no puedo creer que me obligue a decirlo. Estoy traicionando
mis creencias y principios.
- ¡Que Ian Somerhalder es menos guapo que tú!
- ¿Y.…?
Suspiro de nuevo y cierro mis ojos con fuerza.
-Que Harry Styles no es tan hermoso como digo.
Muestra una sonrisa de suficiencia, se baja de mí y ambos jadeamos ante el
esfuerzo físico que implicamos. Estamos en su casa, nadie está por lo que nos
dejaron completamente solos.
-Así me gusta, debes saber que no hay nadie más guapo que yo.
Pongo los ojos en blanco por su enorme ego. Travis se cree la divina papaya, no
le gusta ver series o películas conmigo por que obviamente yo me voy a fijar en la
hermosura de los actores, pero lo que más odia es mi obsesión por The Vampire
Diaries y One Direction. Odia claramente a Ian «papasito» Somerhalder y a mi
crush Harry Styles. Sinceramente no sé la razón.
-Travis, debes reconocer de que esos hombres están como quieren. A puesto a
que inundan un convento -digo y los ojos de Travis se oscurecen un poco-. Y
agradece que Ian no sea británico por que ahí mi obsesión con el... uf, no querrás
saber. Vuelta Harry Styles si es británico y eso lo hace...
-Basta -me corta y sonrío por su molestia-. No quiero saber lo perfecto de tu
hombre lobo o de ese cantante marica.
-No es un hombre lobo -corrijo-. Es un vampiro. Vamos, Travis, has visto el
programa conmigo miles de veces.
-De las cuales me arrepiento rotundamente.
Pongo los ojos en blanco y empujo su hombro, nos quedamos charlando sobre
cosas sin importancia, sobre como van nuestras clases y Travis me dice que ya
tenía miedo de arrastrar biología, cosa que me extraña ya que aún faltan tres
meses para terminar clases y puede recuperarse, así que me ofrezco a ayudarlo
con la materia. El acepta y seguimos platicando mientras vemos películas de
acción.
Un sonido horripilante proveniente de la puerta nos para en seco, compartimos
una mirada mientras los sonidos ruidosos no paran. Travis suspira frustrado.
-Ya llegó papá.
Una sonrisa triste aparece en sus carnosos labios. Su expresión me hace sentir
muy mal, su padre es un ebrio y viene a casa cada que se le viene en gana. Hace
un par de semanas que Travis no lo veía, por eso su humor ha mejorado
últimamente. Me duele que Travis tenga que pasar por esto completamente sólo,
también temo que lo lastimara. Todavía no lo ha tocado ni lo ha golpeado pero el
temor sigue incrustado ahí en mi pecho.
Palabra clave: Todavía.
- ¡¿Dónde estás, pedazo de mierda?! -grita aquel señor, claramente borracho.
-Quédate aquí, ¿está bien? No bajes ni hagas nada, regresaré a salvo. Te lo
prometo.
Dice esto último al ver mi cara de preocupación. Sale de su habitación dando unas
cuantas zancadas y baja corriendo escaleras abajo.
- ¡Aquí estoy! ¿Podrías dejar de gritar, por favor? -escucho la vos de Travis.
- ¿Dónde está tu madre? -pregunta el hombre, con su voz tambaleando un poco.
-Papá, mamá no está, ella ya no está, se fue.
Esto último rompe mi corazón en miles de pedacitos. La madre de Travis murió de
cáncer hacia ya unos dos años. Travis sufrió demasiado y se convirtió en un
mujeriego después de eso. Su padre, en cambio, se dedicó a beber como si no
hubiera día después de ese, es un alcohólico que no aguanta con la muerte de su
esposa. Y no lo culpo, Marilyn Stone era un ángel en la tierra.
Escucho como el hombre solloza y Travis intenta calmarlo, dándole palabras de
aliento. Pero su corazón está tan herido que yo también empiezo a llorar en mi
lugar. Tapo mi boca con mis manos mientras sollozaba, lo que menos quiero es
que él se preocupara por mí mientras que tiene que cuidar a su padre. Sé que
aquel hombre se ha calmado y se ha ido a dormir por el ruido que hacen después
de eso.
Travis entra con el rostro enrojecido, sé que el también había llorado. Al ver mi
cara se acerca preocupado hacia mí y mis sollozos empiezan nuevamente, me
abraza fuertemente mientras besa mi frente.
-Tal vez no tenemos a alguien que nos cuide como debería -digo al separarme un
poco para ver su rostro-. Pero nos tenemos el uno al otro, Travis. Y eso es lo que
importa.
-Te quiero mucho, Jane -dice esforzando una sonrisa.
La forma en que lo dice, hace que me quedé sin habla, pero lo ignoro. No es
diferente, nada es diferente, el me sigue queriendo como su amiga, ¿verdad?
-Yo también te quiero mucho, Travis.
-¿Código nube? -pregunta con una sonrisa.
-Código nube -afirmo imitando su sonrisa.
Me tiende una de sus camisas y me la pongo.
Como dije, tal vez no tenemos a ninguno de nuestros padres para que nos cuide,
ya que mi madre a pesar de sacrificar horas de sueño para poder darme lo mejor,
no está nunca en casa, pero se lo agradezco mucho por su sacrificio y lo entiendo.
Su padre nunca venía a dormir a su casa y él pasa sólo, en esta grande y costosa
casa. Pero como dije, nos tenemos el uno al otro.
Y eso es lo único que nos importa.
-Joder...
El sonido vibrante nos paraliza a Travis y a mí.
-No te muevas tanto, Travis -digo tratando de tranquilizarlo.
-Mierda, esto se siente... ¡Auch! -se queja cuando el tatuador traza una línea recta
sin detenerse.
Estamos en un local de tatuajes en el centro comercial, Travis tuvo la brillante idea
de hacerse uno mientras me acompañaba a hacer compras para mi casa. Mamá
no pudo hacerlas por que estaba muy cansada y yo no soy tan mala como para
hacerla levantar después de una cirugía.
-Carajo, niño, quédate quieto un momento -dice el hombre algo irritado-. No se,
besa a tu novia o algo pero quédate quieto.
Nos miramos al instante de que el señor dice que somos novios, sin embargo
sonreímos, ya estamos acostumbrados a aquella situación. Travis hace una
mueca de dolor al sentir como las agujas se clavan en la piel de su antebrazo
izquierdo.
-Joder... -vuelve a repetir tapándose la boca con una mano en un puño mientras
mira al lado donde estoy yo, evitando ver al señor tatuaje.
-Es tu culpa -digo-. Tu quisiste hacerte un tatuaje.
-Pero siempre quise un tatuaje.
-Y este tiene un buen significado -puntualizo.
Me sonríe de una manera encantadora que hace que mi corazón latiera a mil por
hora. El tatuaje que Travis eligió hacerse es un árbol relacionado con el nombre de
su madre. Decidió también poner la fecha de nacimiento y la de su muerte para
rememorarla, es un tatuaje muy significativo y especial para él.
-Gracias por estar aquí en mi primer tatuaje -pone un mechón de mi cabello tras
mi oreja con su mano libre, le sonrío.
-No me lo iba a perder por nada del mundo, quería ver tu cara de sufrimiento
cuando te lo hagas -suelta una risa.
-Eres malvada, Gafitas.
Seguimos hablando mientras el hombre sigue tatuándolo, si nos dijo su nombre
pero no me acuerdo así que lo bautizo como señor tatuaje.
En fin, aunque quiero ver la cara de sufrimiento de Travis, no puedo. Se me hace
extremadamente difícil tener que ver su expresión mientras pequeñas gotas de
sangre caen al suelo, lo quiero demasiado como para eso. Así que es mi deber
distraerlo.
Señor tatuaje termina después de dos horas desde que llegamos, hace que nos
paremos de nuestros asientos y caminar hacia el espejo para visualizar mejor el
tatuaje. Al llegar al espejo, Travis se queda atónito. Es precioso. El tatuaje es un
árbol y tiene escrito «Marilyn» el nombre de su madre, junto con su fecha de
nacimiento y de muerte. Los ojos de Travis se cristalizan pero no suelta una sola
lágrima, sin embargo lo conozco demasiado como para que yo también sintiera el
nudo que se ha formado en su garganta.
-Es... -empieza a decir con voz quebrada pero no termina la frase.
-Simplemente perfecto -termino por él, me da una mirada tierna de agradecimiento
y le respondo con una sonrisa-. Gracias, hizo un muy buen trabajo -halago al
hombre que infla el pecho.
-Tranquilo, hombre -palmea la espalda de Travis-. Apuesto de que tu madre te
debe estar cuidando en algún lugar.
-Lo sé -dice mi mejor amigo.
Al pagar la cuenta salimos de ahí con una sonrisa imborrable en nuestro rostro. Es
el primer tatuaje de Travis y sé que va a tener muchísimos más después de este.
****
Después de dos días, todo el instituto habla del tatuaje de Travis. Bueno, en sí
Travis es el tema de conversación favorito de el instituto. Me río por el drama que
hacen, al ser un instituto pequeño los cotilleos llegan demasiado rápido. Se hacen
preguntas como «¿qué es lo que significa» o «¿quién carajos es Marilyn?» y así
sucesivamente, pero los únicos que sabemos su significado somos nosotros, sus
amigos. Las personas que estamos ahí para él.
Estoy arrimada en mi casillero mientras espero a Kylie para que retirara sus libros,
la relación entre ella y Jake a avanzado, ya se han besado y eso es una excelente
señal.
-Es demasiado bueno para ser real -dice Kylie sacándome de mis pensamientos,
suspira antes de cerrar su casillero y arrimarse en él.
-¿Qué es demasiado bueno? -pregunto.
-Jake -suspira y luego hace una pausa-. Él es... demasiado bueno como para ser
verdad.
Pongo los ojos en blanco pero una ola de tristeza se atraviesa en mi rostro al ver
el suyo, Kylie no se da una oportunidad en el amor desde Collin y eso fue cuando
teníamos quince años, ahora estamos al borde de los 17 ya va siendo hora de que
superara su horrible experiencia con él y que se diera una oportunidad.
-Kylie -la llamo para que me viera, al levantar la vista lo hace y le sonrío-. Jake no
es como Collin. Jake es bueno, amoroso y está loco por ti. Su situación no es
demasiado buena, sino que el te trata como te mereces. Él sabe que mereces ser
tratada como la persona hermosa y cariñosa que eres. Y Collin es un idiota por
nunca haber amado tan siquiera una de tus muchas cualidades, y se merece
pudrir en esa cárcel por alzarte la mano como lo hizo. No todos los hombres son
iguales, Kylie, y Jake es una buena muestra de ello.
-Es que... -sus ojos se cristalizan, mi pecho arde en una dura punzada-. Tengo
miedo. Tengo miedo de no ser suficiente para él. Tengo miedo de que algún día
me alcé la mano como Collin lo hizo.
-No lo hará -le aseguro, conozco la clase de persona que es Jake-. Él te aprecia
mucho y sabe como en verdad eres, sabe lo persuasiva que puedes ser y aún así
el te quiere, ¿qué no lo ves?
Abre la boca para decir algo pero la cierra inmediatamente al sentir a alguien
abrazarla desde atrás. Jake aparece dándole un sonoro beso en su mejilla, coloca
sus manos en su abdomen y ella se estremece al sentir sus manos en su cuerpo.
Me río entre dientes. Se los ve como esa clase de relación que quieres para ti.
Pero hay algo raro, la forma en que Kylie se estremece y jadea cuando Jake
acaricia su estómago es extraño. Es como si lo disfrutará y ansiara su tacto.
Entrecierro mis ojos, algo no me está contando.
-Hola muñeca -susurra Jake, le da la vuelta para que quedaran frente a frente.
-Ho-hola Ja-Jake -tartamudea Kylie al pegarse más al cuerpo de Jake, se ven
realmente bien juntos.
Jake mete un mechón rojo del cabello de Kylie tras su oreja. Se acerca a ella
lentamente y une sus labios con los suyos. Siento que un brazo me pasa por los
hombros, no tengo que levantar la vista para saber quien es.
-Se ven bien juntos, ¿verdad? -susurra Travis.
Apartamos la mirada para hablar mejor entre nosotros y dar un poco de privacidad
a la parejita.
-Si, en verdad se ven bien -susurro.
Travis besa mi mejilla como de costumbre. Nos alejamos de Kylie y Jake que
siguen compartiendo fluidos bucales y seguimos nuestro camino hacia la cancha
de fútbol americano donde ya están practicando las porristas y los jugadores están
reunidos en las gradas para silbarles y decirles cosas obscenas.
-Oh, mierda -murmura Travis al llegar a las gradas-. Que buena que se ve Jessica
hoy.
Pongo los ojos en blanco. Jessica ha sido el amor de la vida de Travis desde que
le vio en el campo cuando estaba animando al equipo en un repaso. Ella es rubia,
alta y delgada con suaves curvas en su cuerpo y grandes ojos azules. Jessica es
para mí lo que Oliver es para Travis. Ella siempre se mete conmigo y con mi
inteligencia, pero no es mi culpa que ella tuviera el coeficiente intelectual menor
que el de un chimpancé.
-Es una tonta -susurro, más para mí que para Travis.
-Es caliente -me responde-. Y es muy buena en...
-Cállate -lo corto-. Sabes que odió saber de tus intimidades y mucho menos con
la piernas de palo de Jessica.
Travis se echa a reír. Nos quedamos así viendo a las porristas practicar una y otra
vez la misma maldita rutina, o eso me parece a mí. Una irritante voz me devuelve
a la realidad para cuando estuve apunto de quedarme dormida.
-Pero miren que tenemos aquí -esa voz, esa horrible voz chillona que dañaría
cualquier tímpano, la voz de Jessica-. A nuestro hermoso y nuevo mariscal de
campo -mira a Travis con un rostro no muy tímido-. ¿Qué te trae por aquí, guapo?
Enserio, su manera de ligar es terrible.
-Vine a verte... digo, a verlas.
Bueno, la manera de Travis tampoco es la mejor.
Al parecer se olvidaron de mi ya que empezaron a charlar descaradamente
mientras yo miro a otro lado. Estoy pensando en lo agradable que sería estar en
mi casa este preciso momento cuando alguien carraspea y me saca de mis
pensamientos.
-Oye, pulga, ¿te podrías mover? Quiero sentarme.
Parpadeo un par de veces para visualizar a Jessica con los brazos cruzados sobre
su pecho. Miro a Travis en busca de ayuda pero el sigue mirándola como si fuera
la chica más sexy del universo.
Mi mejor amigo.
-¿Disculpa? -susurro.
-Que te quites, que me estorbas, ¿qué no entiendes? ¿Hablas español?
-Oye, no le hables así -salta al fin Travis en mi defensa.
-¿Qué no le hablé así? Travis, cariño, tan solo mírala, no puedo creer que seas
amigo de alguien así.
-¿Y qué mierda significa eso? -Travis se para de la grada frunciendo el ceño, ya
está enojado.
-Que te hace ver mal estar con una chica como ella. Tan solo mírala -me mira de
pies a cabeza con una mueca de asco-. Su cara es fea, su cabello no tiene forma,
y su cuerpo... Parece una jodida ballena.
Antes de que pudiera tan siquiera detenerme, estampo mi mano en su mejilla. No
sé en que momento me paré, lo único que sé es que me metí en un gravísimo
problema que es imposible de remediar.
-¿Qué te pasa, estúpida? -grita caminando hacia mi en manera violenta, hace
ademán de querer golpearme pero la mano de Travis la detiene.
-Tu te lo buscaste, Jessie -y con eso suelta la mano de Jessica quien grita
maldiciones en mi dirección.
Travis agarra mi mano y salimos de allí en dirección a nuestras casas. No decimos
nada en el camino, no es necesario. Me gustó como Travis se comportó con
Jessica, resistió a sus encantos y saltó en mi ayuda.
El silencio entre nosotros reina en el auto de Travis, lo único que llena el ambiente
es la radio. Suena una canción horrenda que habla puras blasfemias pero es la
música que a Travis le gusta así que lo dejo pasar. Nunca habíamos sentido tanta
tensión entre nosotros y eso me desconcierta.
-¿Puedo cambiar de emisora? -pregunto rompiendo el silencio.
Ladea la cabeza para encararme, en sus ojos puedo ver algo de frialdad, cosa que
nunca muestra conmigo. Regresa su vista al camino sin decir ni pío, pero apaga la
radio y un silencio sepulcral se instala entre nosotros.
-Travis -digo su nombre cansada-. ¿Me puedes decir qué diablos te sucede?
Me mira con la misma frialdad de hace unos momentos y eso me exaspera.
-¿En verdad quieres saberlo?
Pongo los ojos en blanco. -Si no quisiera saber, no te lo preguntaría, ¿no crees?
Da un suspiro y se queda en silencio por un rato. -¿Sabes lo peligroso que fue el
hecho de golpear a Jessica? -dice mirándome de reojo-. Jane, no eres la persona
más popular del instituto, sabes cómo Jessica se vengará de ti.
Me río en una sonora carcajada, se detiene en un semáforo en rojo y me regresa a
ver con el ceño fruncido.
-Lo siento... me calmo... -dejo de reír mientras el semáforo cambia a verde-.
Travis, no te preocupes por mí. Sé lo perra y odiosa que puede llegar a ser
Jessica, pero no creo que pueda ser más mala que la vez que desechó mis libros
en la basura y me tocó meterme al bote para poder recogerlos.
Sonríe y lo imito, caemos en nuestras típicas carcajadas recordando ese día que
la muy desgranada me hizo pasar como el infierno.
-Tienes razón -dice con rastros de esa sonrisa burlona-. ¿Que es lo peor que te
puede hacer? Ahora vamos a tu casa, quiero comer.
***
Me. Quiero. Morir.
Enserio quiero morirme y enterrar mis restos en el patio de mi casa y que nadie
me recuerde.
Hay un gigantesco cartel en la entrada del instituto, es la foto de un cerdo pero con
mi cara puesta ahí en su cabeza y con una frase que dice: «Pero aún más gorda».
Hay igual recortes de los cerdos verdes de Angry Birds y dicen mi nombre en cada
uno. También hay frases que dicen: «Maldita cerda», «tu reflejo» «a parte de
gorda, fea» y muchas cosas más realmente hirientes.
¡La puta madre!
Las lágrimas no tardaron de salir de mis ojos. Mientras las personas pasan no
paran de decirme gorda o hacer el sonido de un puerco. Me siento del asco. Me
llaman cerda, pero no me permito llorar, no voy a llorar, levanto el rostro pero las
lágrimas caen. Las ignoro y miro con la frente en alto.
Si ignoras el daño, no está ahí, ¿verdad?
Doy asco... sé que doy asco.
-¡Ustedes, hijos de puta! ¡Lárguense de aquí o les cortaré la maldita garganta a
todos! -grita Kylie mientras se acerca a mí.
Me toma entre sus brazos y ese maldito gesto me hace perder mi compostura, la
fachada fuerte que quería aparentar. Rompo a llorar en los brazos de mi amiga.
Sé que dirán que hay cosas peores, pero cuando te sucede, cuando te lastiman
así, es imposible no querer llorar y maldecir a todos.
Me doy asco.
-Esa hija de su puta madre me va a escuchar -advierte Kylie.
-Kylie, no te metas en problemas -digo con la voz entrecortada por el llanto.
-Kilii ni ti mitis in priblimis -me remeda y me saca una sonrisa tenue-. Le voy a
partir su madre, se cree la muy zorra solo por qué sufre de anorexia y gigantismo.
Abro la boca para contestar pero un sonido fuerte nos hace mirar al lugar donde
se encuentra el cartel. Fue arrancado de su lugar por Travis. Un Travis muy
molesto y enojado.
-¡Cualquiera que haya sido el hijo de puta que hizo esto, se las verá conmigo! -
nadie dice nada, nadie se mueve, se acerca mí y pasa un brazo por mi hombro y
me acerca a su cuerpo-. No lo volveré a repetir. ¡¿Quien putas fue?!
Su rostro está rojo de la ira, hasta el punto que parece Hell Boy, su respiración es
irregular y sus ojos lanzan dagas a las cabezas de todos los presentes. Nos
quedamos en silencio por un largo tiempo, todos están con miedo de lo que Travis
pudiera hacerles.
-¿Te gustó mi regalito, maldita cerda? -la voz de Jessica me hace voltear a verla,
está junto a Oliver y ver que trae la misma sonrisa burlona de Jessica me parte el
corazón en un millón de pedazos.
Travis da la vuelta y al ver a Oliver y Jessica se desconcierta.
-¿No dirás nada? -dice Oliver-. ¿Te comiste tu propia lengua, cerda?
Mis ojos se llenan de lágrimas, pero me rehusó derramar las y solo levantó mi
quijada desafiante; me deshago del agarre de Travis y tengo la tentación de irme a
mí casa y dejar toda esta mierda atrás, sin embargo, Kylie me vuelve a tomar
entre sus brazos. Ya no sollozó, pero las lágrimas siguen fluyendo.
En cuestión de segundos Oliver está en el piso retorciéndose para intentar
defenderse, mientras Travis golpea su rostro una y otra vez. Jessica cubre su
boca con sus manos mientras Kylie y yo miramos la escena. Jake aparece de un
momento a otro separando a Travis del cuerpo ya inerte de Oliver.
-Vamos, lo vas a matar -articula Jake, tratando de calmarlo.
-¡VUELVES A REFERIRTE A ELLA ASÍ Y TE JURO QUE TE MATO, HIJO DE
PUTA! -grita Travis, Jessica se acerca a él.
-Travis... -solloza de una manera poco creíble-. No tenía ni idea que estabas aquí.
Si lo hubiera sabido... yo no habría dicho nada y...
-¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ! -grita Travis en su cara-. Crees que eres mejor
que Jane sólo por ser "más delgada" -enfatiza con comillas en sus dedos-. Pero la
verdad es que eres más vacía que un pozo sin fondo, para lo único que sirven las
chicas como tú es para follar. Y ni siquiera eso lo hacen bien -la boca de todos se
abre en forma de «O», nadie había hablado a Jessica de la manera que Travis lo
hace-. No eres nada a lado de Jane, nada. Por lo menos ella no es tan vacía e
hipócrita, como tu.
Los ojos de Jessica se llenan de lágrimas y me compadezco un poco por ella,
nadie merece ser tratada así como ella me trató pero las palabras de Travis fueron
muy duras. Hasta a mí me hicieron sentir mal. Seca sus lágrimas con brusquedad.
-¿En serio, Travis? ¿Me dices hipócrita a mí? -dice Jessica con esa voz chillona y
llena de rabia, los ojos de Travis se abren como platos, en alerta-.
Tranquilo, quarterback, no le diré nada a tu pequeña amiguita gorda... por ahora.
Ya volvió.
Travis la mira, con una expresión que no puedo leer. Sonríe y luego se ríe en una
sonora carcajada.
-No puedo creer que seas tan estúpida -dice entre risas-. Pero, ya en serio, la
próxima vez que se la vuelvan a acercar, te juro que cortaré la polla de el marica
de tu amigo.
Dicho eso, todos vuelven a clase. Después de eso la directora nos llama a su
despacho y confesamos todo, no castigaron a Travis de lo cual me alegra mucho
pero si suspendieron a Jessica y a Oliver un mes, aparte de que no pueden ir a
clases tienen que ir todos los sábados a limpiar los baños. Es un buen castigo.
Lo que me rompe el corazón en miles de pedazos fue ver a Oliver involucrado, yo
nunca le he hecho nada. Nunca he cruzado palabra con él. No sé la razón de su
arrebato y eso me hace sentir horrible.
Me gustaba un auténtico patán por años que en secreto me odiaba. Cliché.
*****
No he cruzado palabra con Travis desde la mañana y ya estaba en mi casa. Nadie
me dijo más nada, sólo me miraban y bajaban la mirada, otros pasaban por mi
lado y susurraban un «lo siento», no les hice caso, mi autoestima se ha ido a la
basura y a la mierda de una vez. Sí, soy jodidamente débil, siempre lo he sido, me
dejó llevar por mis emociones y no sé cómo manejarlas.
-Cariño, tengo que salir un rato -dice mi madre entrando a mi cuarto, dejo de mirar
la ventana para verla-. ¿Estás bien? -pregunta preocupada.
Se acerca a mí y se sienta a mi lado en el sofá de mi cuarto, alza mi rostro y no
tardo en que unas lágrimas se escaparan de mis ojos.
-¿Quieres hablar sobre eso? -asiento mientras seca mis lágrimas.
-Jessica...
-¿Ahora qué pasó con esa mocosa de mierda?
Le cuento todo a mi y ella me escucha atenta, mientras me desahogo, acaricia mi
cabello. Me siento bien diciéndole todo lo sucedido a la mujer que me dio la vida.
-Llamaré a sus tíos, es una muy estúpida niña que necesita un par de
chancletasos.
-No -niego con la cabeza-. Ya deben saberlo, tú tranquila mami.
-¿Segura? -asiento.
Me doy cuenta que mamá se ve bastante bien para salir solo un rato.
-¿A dónde vas? -pregunto.
-Saldré con Bruce...
La mención de su nombre hace que una sonrisa se dibujara en mi rostro, Bruce es
una persona muy amable y es bastante apuesto para su edad. Es el padre que
nunca tuve y eso me hace feliz.
-Usen condón -bromeo y ella pone los ojos en blanco.
-Tranquila, solo vamos a cenar, eso es todo. Regreso en cuatro horas. -sonríe-. Y
apuesto a que no querrás pensar de mis tetas en la cara de Bruce.
Se empieza a reír y yo siento la bilis subir por mi garganta. Mi madre es así, jovial
y despreocupada. Pero eso no significa que quiera saber sobre su vida sexual,
muchas gracias.
Se despide de mí con un beso en la frente, sale por la puerta dejándome sola otra
vez. Siempre es lo mismo, unos días está y la mayoría de ellos no. Pero ya me he
acostumbrado a la soledad.
Me acuesto en mi cama suspirando, enciendo mi teléfono y reviso mis redes
sociales, tengo un mensaje de Kylie en WhatsApp, lo abro para leerlo.
Kylie 👻 16:35 pm
«Pequeña minion ¿dónde estás?»
Decido contestar el mensaje con algo de pesadez, aunque odio estar sola, en este
momento no quiero hablar con nadie.
Jane 🐣 16:50 pm
«Estoy en casa, sola, mamá salió y demora en venir.»
♡☆♡
—Princesa, ya llegamos, despierta.
—No —gimoteo, trato de virar me pero no puedo, me duele el cuello por dormir en
una mala posición.
—Estás hablando dormida y me da miedo las cosas que dices —se burla Travis y
me quiero tallar los ojos con las manos, pero recuerdo que traigo maquillaje.
Un bostezo sale de mí, estiro mis brazos e intento estirar mis piernas pero no
puedo hacerlo en el auto, un bostezo sonoro sale de lo más dentro de mí y Travis
empieza a reírse. Parpadeo somnolienta para acostumbrarme a la luz.
—¿Qué? —pregunto.
No puedo abrir bien los ojos, me pesan mucho y quiero seguir durmiendo.
—Nada, es que... te vez adorable.
—No soy adorable —gruño lanzando otro bostezo.
—Claro que lo eres —dice zafando mi cinturón de seguridad y acurrucándome en
sus brazos—. Te vez tan adorable mientras duermes, aunque sueñes con Harry
Styles y que es tu papá vampiro.
Abro mis ojos como platos, levanto la cabeza para mirarlo, está sonriendo con
diversión, haciendo lo posible para no reírse de mí.
—¡No puede ser! —grito separándome—. ¡Había olvidado ese sueño!
Caemos a carcajadas y el me abraza y me hace sentarme sobre su regazo, su risa
es ronca y sexy, muy diferente a la mía que es como la de un caballo gritando.
—Eres adorable, Jane Beatle.
—No lo soy —respondo, cruzándome de brazos y haciendo un puchero—, soy una
perra mala.
Travis ríe, es el sonido más sexy de todos. —No eres ni lo uno ni lo otro, eres una
fresa.
—¡No soy fresa! —grito—. Puede que no sea una perra mala, pero quiero ser una
salvaje. Y creo que lo estoy consiguiendo.
Alza una ceja, paso mis brazos por sus hombros hasta su cuello, una mano suya
descansa sobre mí espalda baja, la otra juega con las puntas de mi cabello.
Quisiera estar así por siempre, oliendo su aroma varonil. Mirando sus ojos verdes
esmeralda que me recuerdan a un bosque; me recuerdan a un bosque porque
parecen inmensos, infinitos, algo tan puro pero que esconden tantos secretos, que
me encantaría descubrirlos a cada uno con el tiempo.
Deseaba que me tocara como siempre lo hace, deseaba que se vuelva a repetir lo
del otro día en su auto, en el asiento trasero mientras su boca me devoraba la
parte más íntima de mi cuerpo. Pero no podía, después de lo que me dijo no
podía.
No es perfecto. Lo que seamos no es perfecto... pero es nuestro. Y, Jane, sé que
soy un idiota y mis celos irracionales son más grandes que los tuyos, pero
entiéndeme, soy un celoso y un idiota y te quiero, Jane.
Tu eres la razón, Jane. Eres mi razón.
Te quiero, Jane, más de lo que te imaginas.
Sus dulces palabras se reproducen en mi cabeza una y otra vez. Eso fue
suficiente como para que tomara una decisión sobre mis sentimientos; lo quiero.
Lo quiero tanto que ya no sé si es solo querer, lo quiero de una manera que me
duele, me vuelve loca, que me exaspera y me encanta. Me encantó 'extorsionarlo'
para que me invite a una cita; fue tan hermoso que él dijera que me ha querido
invitar a una cita desde hace años, me hizo quererlo aún más.
El amor es tan desconcertante, algo tan abrasador y tan emocionante, que los
seres humanos nos volvemos adictos a ese sentimiento tan sublime y excitante.
El concepto científico del amor es cuando presentamos una gran descarga de
dopamina, esa hormona nos hace adictos a sus descargas irregulares y es
necesario tenerlas cuando el placer y la emoción se hacen presentes, por esa
razón experimentamos actitudes extrañas de nuestro cuerpo; como que nos
tiemblen las manos, nuestro corazón lata tan rápido, que sintamos corrientes
eléctricas a la altura de nuestro estómago. Nuestro cerebro es el emisor de esta
emoción, nuestro cuerpo el receptor, y nuestra cordura es lo que se pierde. Es una
necesidad, como el crack en los drogadictos.
Pero la ciencia se puede ir a la mierda.
No creo que la ciencia pueda expresar con exactitud el amor.
Soy una amantes de la cuenca y creo que la lógica es la mejor amiga del ser
humano. Sin embargo, en el amor la lógica es relativa. Ningún científico famoso ha
dedicado su tiempo a descubrir las respuestas del amor; la mayoría prefieren
responder las grandes preguntas como: ¿De dónde proviene el universo? Pero, el
amor es algo tan inmenso como el universo, el amor no tiene lógica ni respuesta
alguna, solo se siente y eso es la única respuesta que hay para él.
El amor es lo más ilógico y sin sentido que existe, sin embargo, sin amor no
seríamos seres racionales ni sintiéramos empatía. Seríamos seres vacíos y sin
propósito alguno en el mundo.
—¿En qué piensas, nena? —pregunta Travis sacándome de mis pensamientos.
Mis ojos cafés se encuentran con los bosques que adornan los suyos, acomoda
mis lentes sobre mí rostro para que pueda ver mejor, estaban sobre mí cabeza
como una tiara o algo así, me los pone bien y agarro su mano libre para besar sus
nudillos, suspira en el acto.
—Pensando sobre lo ilógica que puede llegar a ser la ciencia —contesto.
—¿Escuché bien? ¿La reina de la química, Jane Beatle, acaba de decir que la
ciencia es ilógica? —se burla—. ¿Quién eres y que has hecho con mi gafitas?
Golpeo su brazo y hace un alarido de dolor, idiota. —La ciencia es relativa,
aunque digan que es lo único exacto en el universo. Pero pensándolo bien,
¿enserio quieres hablar sobre ciencia con la persona que posee el coeficiente
intelectual más grande de todo Oregon?
Hace una mueca de horror, se ve tan lindo que me impulso para robarle un
pequeño beso en sus labios fruncidos.
—Pensándolo bien, no. Más bien quiero llevarte a nuestra cita para que luego de
esta pueda invitarte a otra.
Lanzo una carcajada, es increíblemente tierno que me cuesta creer que casi toda
la mañana nos la pasamos peleando.
—Está bien, espero que me sorprendas, Stone.
***
—Pero sabes que odio el fútbol —me quejo.
La idea de romanticismo que tiene Travis es muy diferente a la mía, muy diferente.
Traerme al estadio de fútbol americano donde juega la mayoría de sus partidos no
es algo muy romántico para una primera cita. Mucho menos si odias el fútbol tanto
como lo hago yo.
—Ven, no seas amargada —dice dando media vuelta para mirarme, camina de
espaldas y yo solo quiero patearlo, agarra mis manos y empieza a jalarme para
que camine más rapido—. Te prometo que la pasaremos bien.
—No lo creo, mis tacones se hundirán en la tierra y el césped una vez que pise el
campo, estoy con una falda y esta a punto de llover. Oh, lo olvidaba, ¡estamos al
aire libre y vamos a mojarnos!
Su riza ronca resuena por todo el túnel que tenemos que atravesar, para de
caminar y choco con su cuerpo, lo fulmino con la mirada y se muerde el labio para
ahogar su risa. ¡Tonto!
—Eres una gruñona —besa la punta de mi nariz y la arrugo para que no pueda
seguir haciéndolo—. Tranquila, preciosa, me encantas cuando te pones gruñona
—murmura acariciando mi mejilla con su pulgar—. Te quiero así, pesimista y
amargada en momentos de puro romanticismo cliché. Te quiero tanto, Jane, más
de lo que te mereces.
Golpeo su pecho, no con mucha fuerza. Se ríe y agarra mi mano golpeadora, besa
la palma de mi mano mientras acaricia mi mejilla y mi labio inferior con el pulgar de
su otra mano, se siente tan bien. Muerdo su pulgar y el ahoga un jadeo, me gusta
la forma en que se dilatan sus pupilas. Suelto su pulgar mientras lo miro fijamente
a los ojos, sé está conteniendo pero no se la dejo muy fácil. Me gusta.
—Me encanta que seas un cursi y romántico, Travis —murmuro mientras me
agarro de sus hombros y paso mis manos por su cuello—. Pero también me
gustaría... no sé... ¡que lo demostraras y que no me trajeras a ver un maldito
campo de fútbol!
—Ven, acompáñame —dice riendo y volviendo a caminar cuando se zafa de mí y
agarra mi mano entrelazando sus dedos con los míos—. Prometo que te va a
gustar mucho, princesa.
Llegamos al campo y nos adentramos a él o eso es lo que creo. Travis creyó que
era buena idea taparme mis ojos, me negué al principio, pero el es Travis Stone,
nadie le dice que no.
Siento que mis tacones se hunden en el césped, gruño en frustración y más aún
cuando lo escucho reírse de mí. Travis me guía tapando mis ojos mientras
seguimos caminando. Se para y me obliga a quedarme quieta, creo que estamos
en el medio del campo, eso espero.
—Te destaparé los ojos en la cuenta de tres —dice Travis antes de realizar la
cuenta—. Uno... Dos... Tres.
Me destapa los ojos lentamente, aún tengo los ojos cerrados mientras siento a sus
manos posarse en mi cintura. No me atrevo a abrirlos y ver a un montón de
césped y yardas dibujadas en este.
—Abre los ojos, gafitas —pide con voz ronca.
—No.
Lo escucho reír, quiero golpearlo por ser tan idiota pero me contengo. Lo siento
abrazarme desde atrás, junta mi cuerpo con el suyo y me estremezco ante el acto.
—Abre los ojos, por favor, prometo que valdrá la pena —deposita un beso en mi
mejilla, y lentamente hago lo que me pide.
Oh por Dios.
Oh por Dios, es hermoso.
Hay una manta a cuadros rojos y blancos tendida sobre el césped, sobre esta está
una canasta de picnic y una vajilla muy bonita en la otra esquina de esta. Pero eso
no es lo que me deja con la garganta seca. Hay velas a nuestro alrededor que
decoran el campo de fútbol, pétalos de rosas blancas, rosas y amarillas son una
cama para que las velas se paren sobre ellas. Las velas forman un círculo medio
para que podamos entrar en él y en el centro está el picnic y lo demás; todo está
tan jodidamente hermoso, simple pero hermoso.
—¿A qué mo-momento...? —no puedo terminar la pregunta.
¿A qué momento lo preparó todo?
—Tenía planeado después de clases y antes de llevarte a mi casa, traerte a una
clase de cita exprés —sonríe mientras me da la vuelta para que lo vea a él,
quedamos cara a cara, puedo sentir su aliento mezclarse con el mío—. Sabía que
no iba a ser fácil convencerte en venir aquí, pero que tu hayas propuesto tener
una cita, me has ahorrado un bien trabajo.
Río y le golpeo en su hombro, hace un ademán de que le duele pero me jala hasta
que mi pecho y el suyo están unidos. Antes de que me de cuenta ya tengo
entrelazadas mis manos detrás de su nuca, jugueteo con las hebras de su cabello
mientras él acaricia mi cintura hasta llegar a mi cadera y así sucesivamente.
—Quién diría que eres un romántico empedernido, Travis Stone —digo a escasos
centímetros de su boca.
—No lo soy, te juro que no lo soy. Pero siempre sacas lo mejor y lo peor de mí —
se inclina y me da un beso casi inexistente en los labios—. Jake conoce al dueño
de este estadio, no te preocupes por el dinero, no me costó casi nada —en arco
una ceja, sé que miente—. Está bien, me costó tal vez unos cuántos dólares. Pero
no te preocupes, lo que más me costó fueron las jodidas velas.
—Di la verdad o me iré, pero antes te dejaré con una erección y frustrado
sexualmente —sentencio levantando un dedo, muy aterradora.
Cierra los ojos con fuerza. Sé que miente por la forma en que habla tan rápido que
casi ni respira, lanza un suspiro antes de decir: —Está bien, me gasté quinientos
dólares en esto.
Me separo de él algo indignada, no quiero que gaste la herencia de su madre en
mí, es demasiado que haga esto.
—¡¿Estás loco?! —exclamo—. ¡Me podías llevar al cine o algo así! ¡Y aún así me
hubiera negado a que tu me pagues mi entrada! No tenías que gastar el dinero de
tu madre en mí, Travis, es nuestra primera cita pero es demasiado dinero. Te lo
pagaré.
—Pero quería que nuestra primera cita fuera especial. Y no, no quiero que me
pagues nada, esto es por ti y solo por ti. —Suspira y me vuelve a acercar a su
pecho, me dejó llevar pero sigo con mis manos cruzadas sobre mi pecho—. En la
carta que mi madre me dejó, decía que el dinero que pasaba a mis manos lo tenía
que gastar en algo que me hiciera feliz —trago en silencio mientras sus ojos
verdes se encuentran con los míos—, y tú me haces feliz, Jane. No he sido tan
feliz como en esta semana, siempre te he querido pero ahora es más, mucho más.
Tal vez para nuestra próxima cita te lleve a un lugar más simple y menos costoso
que esto, pero lo que yo creo es que te mereces lo mejor ya que eres lo mejor que
me ha pasado.
Traicionando a mis principios, paso las manos por su cuello y las dejo ahí,
acariciando las hebras de su cabello. Cierra los ojos por un momento deleitándose
bajo mi tacto, cuando lo abre un brillo indescifrable se instala en el verde de sus
ojos, sé ve tan hermoso y misterioso que me encanta y me hace quererlo aún
más.
—Eres un romántico empedernido así lo niegues, Travis Stone —digo cuando sus
manos se anclan a mi cadera—. Me encanta esta cita, y sí, me parece demasiado,
pero me encanta que quieras lo mejor para mí. Tu también eres lo mejor que me
ha pasado, Travis, y quiero llorar pero creo que ya no queda más agua en mis
lagrimales —me sincero, sonríe de lado y me deja jugar con su cabello—. Te
quiero, Travis, y no puedo parar de decirlo.
Sus ojos brillan tanto que me hace un vuelvo en el corazón, se incluya y roza sus
labios con los míos. El beso dura menos de lo que me hubiera gustado, pero eso
no impide que mis piernas se desestabilicen y que mi respiración se entrecorte.
—Vamos, princesa —dice acomodando un mechón de mi cabello tras mi oreja.
Asiento y nos encaminamos al lugar donde va a ser la primera cita de muchas
más.
Terminamos de comer, comimos langosta, ¡langosta! Lo quise matar cuando vi la
comida tan costosa pero no lo logré, era comida y estaba delicioso. Comimos
helado después de eso y ahora me encuentro extremadamente llena.
Música suena de fondo por los parlantes que hay en el estadio, es la canción que
bailamos en el baile de fin de curso. Never Say Never de The Fray suena por los
altavoces y quiero reirme por lo que está haciendo.
Se acerca bailando hacia mí, da una vuelta y río en carcajadas al ver la forma en
que termina de girar. Se sigue acercando y me extiende su mano, estoy sentada
en el suelo y las tomó cuando chasque a sus dedos y mueve sus caderas. Es un
asco bailando este tipo de música, pero se ve jodidamente atractivo. Me incorporo
y el me pasa las manos por sus hombros hasta su cuello, es tan guapo de lejos
como de cerca.
—Voy a bautizar esta canción como nuestra —susurra balanceándose de un lado
a otro.
Ya no hace sus pasos de baile súper raros, ahora es suave y lleno de vida, se
balancea de manera suave y yo lo acompaño, me da una vuelta y me vuelve
vuelve a pegar a él, es tan dulce.
—No está mal como para una primera cita con tu mejor amigo —susurro contra su
cuello.
—Superé tus expectativas, ¿verdad?
—Lo hiciste, Travis. Te quiero.
—Yo te quiero más, más de lo que puedes imaginar.
Mi boca asalta la suya y lo hago callar, sus labios acarician los míos y su lengua
contacta con la mía y se amoldan como saben hacerlo. Mi corazón golpea con
fuerza mis costillas mientras su mano sube y se enreda con mi cabello para
acelerar el ritmo de nuestros labios. Jadeo cuando muerde mi labio inferior y lo
jala. Nos separamos por falta de aire, jadeantes y expectantes por lo que sabemos
que sucederá después.
—¿Lista para ir a mi casa?
Asiento con la cabeza, me muero de ganas por hacer lo que creo que vamos a
hacer.
Capítulo +18
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Bueno, lo que creía que íbamos a hacer se puede ir a la basura.
Al final no terminamos haciendo nada porque mi mamá llamó y se enteró que no
estaba en la escuela. Me inventé una escusa diciendo lo mismo que dijimos en la
escuela: que Travis estaba enfermo y que me quería quedar cuidándolo. Mi madre
se negó rotundamente y me dijo que vaya a casa, Travis hizo prácticamente un
berrinche antes de que me dejara ir.
Me dijo que soy como el microondas; que caliento pero no cocino. Eso me hizo
reír y le terminé dando un beso que lo dejó aún más afectado y más duro de lo
que estaba en un inicio.
En toda la semana, Logan sólo se me ha acercado un par de veces y me
sorprendí cuando me dijo que era hermano de nada más y nada menos que... —
inserta música de tensión—: ¡JESSICA!
Sin embargo, Logan y yo ahora somos amigos, a pesar de los comentarios soeces
que hace Travis cada vez que Logan me mira.
Travis sigue hablando y siendo amigo de Dove, es una buena chica y muy
agradable, pero por la forma en que mira a Travis me da mala espina. No lo sé, tal
vez sean celos o no; pero siempre le brillan los ojos cuando lo ve y no creo que es
de una manera muy fraternal. Sin embargo confío en él y no puedo hacer nada
contra su amistad.
Es viernes por la noche y esta noche me iré a dormir a casa de Travis. Aunque
ahora estoy limitada porque mamá está trabajando en horario de la mañana y sólo
medio tiempo por su estado, me permitió ir a casa de "Kylie" esta noche. Pero lo
que ella no sabe es que no voy a ir con Kylie, sino con Travis.
Kylie, como la buena mejor amiga que es, me va a cubrir como yo lo haré. Ella se
quedará esta noche con Jake y como su mamá está de viaje en Europa, nadie le
impedirá de hacer solo Dios sabe qué.
Me miro en el espejo una ultima vez, traigo un vestido corto de color celeste, es
ceñido al cuerpo y tiene un escote marcado pero no vulgar. Mi maquillaje consiste
en colores cobrizos en los parpados y un labial de color rosa ciruela, mi cabello
está suelto y cae en suaves ondas rebasando mis ombros. Me puse mis converse
negras porque quiero estar algo cómoda, aunque quisiera traer tacones para no
quedar tan baja a comparación de Travis, pero no puedo. Tengo que guardar mis
energías para la noche de hoy.
No hemos podido hacer nada en esta semana, nada sexualmente hablando. Por
eso es que planeamos todo para está noche, él lo necesita y yo también.
El timbre de la puerta suena y agradezco a los Dioses del sexo que mi madre haya
decidido salir con Bruce esta noche. Bajo los escalones de par en par, casi
corriendo y me sorprende que no me haya caído en el proceso. Llego a la puerta y
acomodo mis pechos, mi cabello y me subo sólo un poco el largo de la falda.
Tomo una bocanada de aire y abro la puerta.
Mis ojos se pierden en él cuando inunda su presencia todos mis sentidos. Se ve
hermoso, trae una sudadera de los Kansas City Chiefs —su equipo favorito de
fútbol americano—, unos vaqueros negros y unas converse del mismo color que
las mías, se ve precioso con su cabello perfectamente despeinado y sus facciones
de su cara son como talladas por los ángeles. En conclusión, me muero por irme
con él. Me recorre con la mirada de pies a cabeza de la misma forma en que yo lo
hago.
Acorto la distancia que hay entre nosotros y me lanzo a sus brazos para poder
devorar su boca. Me corresponde el beso enseguida y su lengua se adentra en mi
boca para iniciar una guerra con la mía, sus manos bajan a mi cadera y me
presionan para que esté más cerca a él. Juego con las hebras de su cabello,
acaricio su cabello color cobrizo mientras él empieza a levantarme en el aire,
rodeo su cintura con mis piernas, todo eso sin romper el beso. Muerdo su labio
inferior y siento sus manos apretar mi trasero, me da un azote suave en mi lado
derecho y gimo.
Nos separamos por falta de aire, jadeantes por el intenso beso que nos acabamos
de dar. Siento la ya conocida humedad en mis bragas; acaricio sus mejillas
mientras recupero el aire.
—Hola —susurra acomodando un mechón de cabello tras mi oreja.
—Hola —me inclino para depositar un pequeño beso en sus labios.
—¿Lista?
No respondo, le doy un tierno beso antes de ser depositada en el suelo.
Subimos al auto en un completo silencio, Travis cierra la puerta que abrió para mí,
se sube y después de que ambos nos pusiéramos el cinturón de seguridad,
arranca el coche. Sus ojos están pegados en la carretera y puedo deleitarme de
su grandeza cuando mis ojos caen en su pantalón, su polla ya está abultada.
La tensión sexual se puede cortar con un cuchillo; en un absurdo intento de
romper el silencio se me ocurre encender la radio, pero como los Dioses del sexo
se juntaron para torturarnos a Travis y a mí, Partition de Boyoncé suena e inunda
todo el auto.
¿Por qué, Beyoncé? ¿Por qué te gusta torturar a los adolecen es con las
hormonas alborotadas como yo?
Para mí sorpresa, Travis empieza a tararear la canción mientras aprieta el volante
con fuerza, aprieta su mandíbula y cierra los ojos. Mis ojos se conectan con los
suyos cuando los abre y me regala una sonrisa de lado. ¡Maldito moja bragas!
—Es curioso —susurra, volviendo su vista a la carretera.
—¿Qué cosa? —pregunto mirando su perfectamente delineado perfil.
—Que todavía ninguno de los dos haya perdido el control y abalanzarse sobre el
otro.
Reprime una sonrisa y no digo nada más. Él no sabe lo que tengo planeado hacer
mientras conduce.
Me retiro el cinturón de seguridad y recojo mi cabello en una coleta un poco
despeinada. Él me regala miradas cargadas de deseo mientras lo hago y
agradezco que la casa de Travis quede lejos de la mía. Estiro mi mano y rozo su
pantalón justo en la zona donde sobresalta su erección. Vaya, vaya, esto está
mucho más que despierto.
—Gafitas, ¿qué estás...?
La pregunta queda impregnada en el aire en cuanto desabrocho el botón de su
pantalón.
—¿Yo? —pregunto con falsa inocencia—. Nada, ¿y tú?
—Estoy conduciendo, Jane —gruñe en cuanto le bajo su cremallera.
Me deleito al percatarme que no trae boxers ni nada por el estilo. Viene preparado,
al igual que yo.
—Yo no hago nada, Travis. Tu tienes la culpa por provocarme.
—¿Mi c-culpa?
Contiene la respiración cuando saco su enorme polla de la cárcel que significan
sus vaqueros. Pero, mira, ¿qué tenemos aquí? Esa cosa está incluso más grande
de lo que recordaba, mucho más grande que la de un actor porno. Mmm... mi plan
está marchando a la perfección.
—Jane... —jadea en cuanto bajo y subo mi mano alrededor de su pene—. Estoy
conduciendo, espera a que lleguemos a mi apartamento... por favor.
—Hum... —hago ademán de pensar, cierra los ojos con fuerza y los vuelve a abrir
cuando se percata de mi decisión—. No. Quiero saber si te puedes concentrar en
momentos de tensión.
—Esa es una excusa muy pobre.
Y tiene razón, pero me importa una mierda.
Me acomodo en mi asiento, sin dejar de acariciarlo me inclino y me llevo su glande
a la boca, gruñe pero no dice nada. Sonrío para mis adentros. Paso la lengua por
la punta de su pene y presiono con mi lengua, luego chupo esa zona tan deliciosa
y sabrosa que tanto me gusta, me aparto y dejo un rastro de saliva en él, miro sus
pupilas que se dilatan aún más cuando se percata que hice lo que le vuelve loco.
Sigo lamiendo la cabeza de su miembro mientras bajo y subo mi mano una y otra
vez, lo escucho gemir y gruñir mientras sigue conduciendo.
—Oh... Joder, Jane... Sigue así.
Perdió el control, exactamente lo que quería.
Lo tomo por sorpresa cuando me logro meter toda su polla en mi boca, lanza una
maldición y eso me insiste a seguir con mi asalto. Mmm... está tan caliente y
abultado que siento palpitar contra mi boca. Me encanta como una vena se salta
en su polla, le hace ver mucho más grueso a su majestuoso pene. Subo y bajo,
mis labios aprisionan su pene y para las partes que no llego lo masajeo para que
sienta un tremendo placer.
—No te detengas... lo haces tan... exquisito... Sigue, Jane... Joder... sigue.
Hago lo que me pide y me lo meto hasta la garganta, empieza a mover sus
caderas y a embestir mi boca una y otra vez. Me dan unas cuantas arcadas pero
no me importa, el placer de darle placer es mucho más grande.
—Joder, Jane... la puta madre, tienes... que... parar... me voy a...
No paro, no me importa si se viene en mi garganta, no quiero parar. Sigo subiendo
y bajando en un vaivén que provocan el placer de Travis. Sube y baja, sube y
baja. Sus caderas se mueven como si me estuviera penetrando otra zona de mi
cuerpo mucho más placentera. Agarra mi coleta y me empuja más para que lo
succione todo, mmm... sabe tan bien, la mano de Travis sigue agarrando mi
cabello y lo siento tensarse; está a punto. Siento un líquido caliente inundar mi
garganta; no paro de subir y bajar.
—¡Jane... Agh! Quiero tu coño alrededor de mi polla en este momento... En este
mismo auto...
Aprieto los muslos para controlar la excitación que siente mi cuerpo. Palpita su
polla mientras vota la última gota dentro de mí, me trago todo lo que me ofrece,
sabe un poco extraño pero si viene de él todo sabe como un manjar.
Me recompongo lentamente mientras él intenta nivelar su respiración, me suelto el
cabello y me paso los dedos por debajo de los ojos limpiando mi maquillaje
chorreado. Me miro en el espejo y miro una gota de su semen en la comisura de
mis labios, me relamo los labios y me vuelvo a tragar lo restante de sí.
Miro por la ventana y me percato que ya estamos fuera de su edificio, ¿como
llegamos sin que Travis se haya chocado? Mi vista cae en él que sigue con la
respiración un poco agitada.
En un abrir y cerrar de ojos, sé desabrocha su cinturón de seguridad y se
abalanza contra mí. Atrapo sus labios en un beso carnal, agarra mis muslos y me
sube a horcajadas sobre él. Su dureza está más blanda pero sigue excitado y eso
me fascina. Mi lengua se adentra en su boca para encontrar la suya; él saborea su
propio sabor pero no dice nada, más bien creo que le gusta. Me levanta el vestido
hasta que mis bragas nuevas de encaje negro se hacen presentes. Se separa
para ver lo que llevo cuando siente el encaje en las yemas de sus dedos.
—Joder, Jane... ¿Quieres matarme o qué?
Me río y poso mi mano en sus abdominales, su pecho sube y baja con su
respiración entrecortada. —Tu también lo haces —respondo—. Tú también me
matas.
Sus ojos suben de mis bragas a mi rostro y nos quedamos así, observándonos.
No necesitamos palabras para expresar lo que sentimos; en sus ojos puedo
identificar el amor, pasión, deseo, cariño, la vacilación de hacerme suya o no... y
yo creo que ya es la hora, la hora de que ambos nos entreguemos.
—Estoy lista —susurro muy cerca de sus labios.
Sus ojos se amplían como platos, él sabe que no estoy contestando a su
pregunta. Me da un casto beso en los labios y así, abrazandome a su cuello y con
mis piernas a su cintura, bajamos del auto en dirección a su apartamento.
Ahora sí se vino lo bueno, señoritas \¤.¤/ 7u7
Capítulo fuerte.
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Sigo aferrada al cuello de Travis y mis piernas rodean su cintura mientras
cruzamos el umbral hasta el ascensor
Una señora de cabello gris y pendientes es la recepcionista esta vez, pero al
momento en que nos ve, desvía la mirada completamente avergonzada; su rostro
pálido y arrugado se combierte en algo rojizo, parece un tomate. Sin embargo su
vegüenza es contagiosa, me sonrojo completamente, de pies a cabeza. Es
increíble que Travis haya insistido a llevarme así Hasta su departamento, ya lo
habíamos echo antes, sin embargo esta vez alguien nos vio y siento que me voy a
morir en este momento.
El ascensor llega más rápido de lo que creí ya que Travis aplastó el botón para
llamar al ascensor hace apenas unos momentos, y agradezco al cielo que llegue
rápido y que esa mujer mayor no nos esté mirando con cara de reproche. Nos
adentramos en el elevador y las puertas se cierran, exhala todo el aire retenido en
mis pulmones y levanto la mirada hasta el rostro de Travis, el cual me está
mirando con diversión.
Frunzo el ceño en su dirección, ¿no siente ni un rastro de vergüenza? —¿Qué?
—Nada, sólo es que... —su sonrisa se ensancha—, me encanta que nos vean
juntos.
¿Qué?
Sus ojos destellan sinceridad y cariño, me inclino para besar sus labios, un corto
beso que significa muchas cosas para nosotros.
—Y a mí también me encanta, Travis, pero si es un poco... extraño para mí estar
así con alguien.
—Y yo lo sé, princesa y eso es una de las muchas cosas que amo de ti —¿que
ama de mí?—. Vamos, cariño —dice cuando las puertas del ascensor son
abiertas.
✖️✖️✖️
-¿Cómo te sientes? -pregunta abrazándome más a él.
-Extrañamente me siento muy cómoda.
Estoy acostada encima de él, mi pecho uniéndose al suyo y completamente
agotados. Terminamos de bañarnos y cuando ya estábamos limpios y secos
regresamos a la cama. Al ver nuestra desnudez, no podíamos quedarnos quietos
e hicimos el amor nuevamente; sin barreras, de una manera cruda como hace
unas horas en la bañera.
-Fantástico -dice, muy satisfecho de si mismo.
-Fue fantástico -murmuro.
Besa mi cabello y luego mi frente, suspira mi aroma y mi cabello todavía húmedo
por el baño de espuma.
-Es increíble cómo las cosas han cambiado -dice-. Hace cuatro meses éramos
mejores amigos, hace dos meses estabas furiosa conmigo, y hora... no quiero
estar lejos de ti.
Beso su pecho, en una de sus cicatrices, -¿No crees que seguimos siendo
amigos?
Pone los ojos en blanco pero vuelve a jugar con mi cabello.
-Bueno, sabía que no éramos amigos normales.
Me separo de su pecho y me apoyo en mi codo para verlo mejor. Tiene una
sonrisa tímida en su rostro, la sonrisa que me encanta.
-¿A qué te refieres? -pregunto.
-A que los amigos no duermen en la misma cama, no se celan, no se desean con
la intensidad en que yo te deseaba y te deseo. Siempre te vi como más que mi
amiga, Jane. Siempre me has gustado, solo que me di cuenta que estaba
enamorado de ti ya muy tarde.
Me inclino y beso sus labios. Es tan tierno con las palabras cuando lo desea. Nos
separamos con una sonrisa en el rostro, felices por estar en esta posición.
Después de platicar un rato más, decidimos que era hora de dormir. Sueño con un
niño de ojos verdes que intentaba copiarme en la clase de la Srta. Parker.
Capítulo +18
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Travis
Oh, joder, odio los hospitales, y mas bien si son costosos. Travis me trajo a este
lugar para que los compañeros de mamá no le digan que estuve en una cita
ginecológica.
Estamos en la sala de espera, esperando a que sea mi turno. Travis sostiene mi
mano entrelazando nuestros dedos. Las enfermeras que seguramente hacen sus
prácticas en este lugar, lo quedan mirando como si fuera algo comestible. Y lo es,
pero es mío.
—Te amo —susurra en mi oido, ¿alguna vez me cansaré de escucharlo decir que
me ama?
—Y yo a ti —me acerco a él y beso sus labios—. Odio a esas mujeres —murmuro,
regresando la vista hacia esas horribles mujeres que miran a mi hombre. ¡Alto ahí,
perras!—. Te miran como si fueras un venado y ellas te estuvieran esperando para
que des un movimiento en falso y te puedan comer.
Se carcajea, una sexy y ruidosa carcajada sale desde el fondo de su garganta.
Frunzo el ceño y miro en su dirección,—¿Te parece algo gracioso? Es en serio,
Travis, te ven como si fueras algo apetecible, y lo eres. Pero solo yo te puedo
mirar de esa forma.
Sonríe de lado, —No puedo creerlo, ¿Jane Beatle, estás celosa?
Siento el calor en mis mejillas, cuello y orejas. Aparto la mirada de sus ojos verdes
y hermosos y la dirijo hacia mis manos frías. Toma mi barbilla con sus dedos y la
levanta para que mis ojos conecten con los suyos. ¿Ya he mencionado lo hermoso
que es? Es tan guapo y parece que Dios lo ha pulido en persona antes de
mandarlo al mundo.
¿Tan jodida estoy por este hombre? Es decir, que me parezca que Dios en
persona ha pulido su rostro y cuerpo, no creo que sea normalmente hormonal.
—Me encanta verte celosa—besa mis labios, muy brevemente—. ¿No lo
entiendes, Jane? Yo te amo. No me importa nadie mas aparte de ti y quiero que te
guardes eso en tu cabeza.
Atrapo sus labios con los míos, estamos en una clínica, pero me importa un
pepino. Si tan solo pudiera quedarme con el todo el tiempo. Pero tengo apenas 17
años, no puedo hacer semejante locura de vivir con el. Sus manos se colocan a
cada lado de mi cara, mete su lengua en mi boca y me pierdo en él
completamente. Nos separamos, jadeantes por el intenso beso que nos acabamos
de dar en medio de la sala de espera.
—No puedo concretar la hora, ni el lugar, ni la mirada, ni las palabras que pusieron
los cimientos de mi amor —¡Oh, por Dios! ¡Está recitando a Darcy! Suspiro y
siento que mis ojos se humedecen—. Hace bastante tiempo. Estaba ya medio
enamorado de ti antes de saber que te quería.
Quiero llorar, una lagrima baja por mi mejilla, es tan increíble su forma de ser y su
inteligencia. Y sin embargo, siento que tiene razón, esa frase nos identifica. Yo ya
estaba enamorada de él, sin antes haber descubierto mis sentimientos por este
hombre excepcional. Y estoy segura que él también lo estaba de mí, sé que el lo
supo antes que yo. Me ama y yo lo amo, es tan gratificante ser correspondido de
la misma manera.
—Pues... —tengo que encontrar mi voz, me aclaro la garganta y reúno todas mis
fuerzas para continuar—, mi belleza bien poco te conmovió. Y en lo que se refiere
a mis modales contigo, lindaban con la grosería. Nunca te hablaba más que para
molestarte'. Sé franco: ¿me admiraste por mi impertinencia?
Sonríe de lado, besa mis labios y susurra: —Por tu vigor y por tu inteligencia.
¡Oh, Dios! Siento que me desmayaré en cualquier momento. Mis manos viajan a
su pecho, su corazón late tan rápido y lo veo cerrar los ojos, disfrutando de mi
tacto. Sin mas, estampo mis labios con los suyos, lágrimas cayendo por mis ojos,
lágrimas llenas de felicidad y amor porque el esta aquí, conmigo.
Mi primera vez. Mi primer amor.
Mi mejor amigo.
Cuando nos separamos, va dejando pequeños besos en mis labios, sus manos
siguen todavía en mis mejillas. Escuchamos a alguien aclararse la garganta,
volteamos rápidamente a ver quien era. ¡Qué vergüenza! Es la doctora que me
atenderá.
*****
—¡Fue lo mas vergonzoso que he tenido que pasar en mi vida! —grito cuando ya
salimos de la estancia, en dirección al Audi de Travis.
Le regalaron un Audi Q3 por su cumpleaños 17, su padre creía que con regalarle
cosas recompensaba los malos tratos hacia su hijo. Pero no lo hacía.
Sacudo la cabeza, no quiero que ese hombre malvado arruine nuestro día.
Cuando La ginecóloga me revisó, sentía tanta vergüenza porque lo hizo todo
delante de Travis. No me hagan recordar el berrinche que hizo para acompañarme
dentro de la sala de ginecología.
Como era de esperarse, Travis habló por mi y le dijo que apenas anoche fue mi
primera vez y que necesitábamos otro método anticonceptivo aparte de los
condones. Lo mas vergonzoso fue que empezaron a enumerar dichos métodos y
parecían llevarse bien. Quería que la tierra me tragara. Optamos por la inyección,
ya que tal vez olvide de tomar las pastillas, dijo que como es una nueva marca de
inyecciones, para emergencias, dijo que haría efecto inmediato. Así que espero
que haga efecto.
—No fue tan malo—dice Travis, abriéndome la puerta de su auto para que yo
pueda entrar, le doy una sonrisa de agradecimiento y entro al auto, el lo rodea y
entra—. Al final todo salió bien.
La sonrisa que da después de eso me roba el aliento, se esta portando demasiado
encantador el día de hoy, tal vez es por todo el sexo de anoche y de esta mañana.
Siento una punzada de dolor en mi... vagina cuando me siento, estoy dolorida por
todo el sexo que tuvimos, casi ni dormimos pero siento que he descansado mil
años. Pero no es tan malo como creí que sería, a penas siento ardor, pero no es
nada que no lo pueda manejar. Tengo muchas ganas de Travis, no creo que vaya
a cansarme de el nunca.
¿Así son todas las relaciones? El sexo es importante para nosotros dos porque
cada uno ya tiene un trozo de nuestra alma; solo que en el sexo, le entregamos al
otro un trozo de nuestro cuerpo.
Siempre pensé que el sexo estaba sobre valorado, pero me equivoqué. Es lo mas
hermoso que puedes compartir con una persona, la persona que amas y estas
dispuesto a darle esa parte de tu cuerpo y tu vida.
Arranca el auto y lo guío a donde nos dirigimos, sonrió dentro de mi, va a ser una
grata sorpresa.
*****
Entramos al restaurante que Bruce es el dueño, es muy elegante y por el
momento no hay tanta gente, así que va a ser una cita muy buena.
Llamé a Bruce esta mañana, mientras Travis dormía, para pedirle este favor; no
pagaré así que no gastaré mis ahorros.
El camarero nos guia a nuestra mesa, una mesa para dos, uno frente al otro. El
restaurante tiene un estilo rústico y elegante, las mesas son de madera, y huele a
pino fresco y vegetación.
—No quiero que pagues por esto —dice Travis cuando tomamos asiento,
fulminándome con la mirada—. Se ve que es costoso y así como a ti no te gusta
que gaste dinero en ti, a mi no me gusta que lo gastes en mí.
Pongo los ojos en blanco.—No voy a pagar —frunce el ceño, confundido—, es el
restaurante de Bruce. No me cobrarán, así que cálmate.
Suspira aliviado, no sé porqué hace tanto drama. Si quiero gastar mi dinero en él
es mi problema.
—Está bien —murmura cuando ve la molestia en mi rostro—, no quiero arruinarlo,
así que mejor debería callarme.
—Gracias.
Me regala una calida sonrisa y el camarero llega a hacer nuestros pedidos;
cuando se retira, mis ojos caen en un hombre fornido. Oh, no. Travis no va a estar
feliz.
Los ojos grises de Logan me alcanzan, aparto la mirada para que no se de cuenta
que lo estaba observando, pero ya es demasiado tarde.
¡Mierda! Logan se acerca a nuestra mesa, con una sonrisa de oreja a oreja en su
rostro, muy arrogante.
—Muñeca —dice al llegar a nuestra mesa—, ¿qué haces aquí, hermosa?
Travis gira su cabeza en su dirección y le regala a Logan una mirada que no es de
bienvenida. Elijo ignorar la mirada fulminante de Travis y saludar a Logan, se ha
hecho un buen amigo y Travis no puede decir nada sobre con quien llevarme, así
como yo no lo hago.
—Hola Logan—le sonrió con cortesía, ignoro la mirada asesina que Travis me
da—, estoy en una... cita, ¿y tu?
—Vine con mi familia, es el cumpleaños de Jessica—pone los ojos en blanco.
—Tal vez deberias ir con tu familia y dejarnos solos —murmura Travis en un
timbre seco, cortante y enojado.
Logan dirige por primera vez la mirada hacia él, con una sonrisa torcida e
hipócrita. Es mi amigo, pero está muy lejos de ser el de Travis.
—Stone, no te vi. Tal vez es porque tu novia se roba todas las miradas del lugar
vestida así, deberías tener mas cuidado con ella.
Travis se para de golpe de su silla, van a pelear. ¡Joder! ¡Malditos hombres y su
ego de mierda!
—Travis, siéntate—digo parándome de mi silla también—. Y, Logan, ya lo
hablamos. A Trav no le gustan esos comentarios, y a mí tampoco. Así que te
rogaría que por favor, no vuelvas a hacer esos comentarios en frente de mi...
No termino la clase porque no sé como terminarla, no me a pedido ser su novia
así que no sé como nos debemos presentar con las demás personas. Los ojos de
Travis conectan con los míos, nos quedamos mirando por unos segundos, hasta
que lo escucho decir:
—Su novio, no hagas esos comentarios acerca de mi novia o te romperé la puta
cara.
—¡Travis! —lo reto y levanta las manos en el aire, me dirijo a Logan—. Te veré el
lunes, ¿está bien?
Asiente y se va, guiñando uno de sus ojos grises en mi dirección. Me vuelvo a
sentar y suelto el aire que estaba reteniendo, Travis hace lo mismo.
****
—No me gusta como te mira, como te habla, como tan siquiera respira el mismo
aire que tu—Travis enumera lo que le disgusta de Logan, estamos en su auto en
dirección a su apartamento, la cena fue muy incomoda y preferimos irnos sin
terminar de comer—. Y lo peor de todo es que no haces nada para impedirlo.
Sabes que odio a ese hijo de puta y tu sigues siendo su amiga, ¿no ves que eso
me molesta?
—Así como a mí me molesta tu amistad con Dove, o con Jessica, y yo no te lo
recrimino así.
—¿Así como?
—De esta manera—murmuro, exasperada—, estas actuando de una manera
posesiva. No dejas que ningún chico se me acerque, y no es recientemente, todo
el tiempo a sido así. Y lo pero de todo es que no eres capaz de entenderlo.
—No puedo creer que estés a favor de ese imbécil —golpea el volante,
sobresaltándome—. ¡Mierda! ¡Siempre es lo mismo, te pones a favor de ese hijo
de puta!
—¡¿Qué mierdas estás diciendo, Travis?! —grito de vuelta—. ¡No estoy a favor de
nadie!
—Oh, claro que lo estás. ¡No eres capaz de darte a respetar por tu cuenta, ni de
darme mi lugar! ¡¡Joder!!
—¿Darte tu lugar? —pregunto, incrédula—. ¡Ni siquiera sé que mierda somos! ¡Ni
siquiera sé si estás jodidamente jugando!
Aparta sus ojos de la carretera y para en un semáforo en rojo. —¿Cómo puedes
decir eso? ¡Te he dicho que te amo, maldita sea! ¡Le dije a ese hijo de puta que
somos novios!
—¡Pero no me lo has dicho a mí! —lo interrumpo.
El semáforo cambia a verde y se obliga a apartar los ojos de mí.
No decimos nada más en todo el camino, hasta que llegamos a su edificio. Aparca
el auto en el estacionamiento subterráneo, y nos dirigimos directamente al
elevador.
Aplasta el botón y las puertas se abren, entramos en un silencio incómodo y
odioso.
Muerdo mi labio inferior, quiero llorar porque ayer fue la mejor noche de mi vida y
ahora estamos peleando. Sus celos me lastiman y solo quiero echarme a llorar en
este elevador. Una lágrima traiciona mi plan de ir a mi casa y ahí poder llorar todo
lo que quiera; baja por mi mejilla y muere en la comisura de mis labios. Siento el
sabor salado de la lágrima en mi paladar.
—A la mierda —murmura Travis, antes de acorralarme con fuerza en contra de la
pared del elevador y unir mis labios con los suyos.
Mi espalda golpea la pared, sus manos toman mi rostro y me acorralan. Su beso
es carnal y me resisto por unos minutos, lame mi labio inferior y gimo, eso le da
acceso a mi boca. Mete su lengua y me pierdo en él, mis manos van a su cabello y
tiro de él, sus manos bajan a mis caderas y me juntan más a su cuerpo. Contra su
creciente erección.
—Travis —gimo cuando sus labios bajan a mi cuello y empieza a devorarme.
—No te enojes conmigo—murmura sobre la piel de mi cuello—. Te amo y a veces
puedo ser un idiota, pero te amo.
—Eres el idiota más idiota en la historia de los idiotas. No sé porqué te amo de la
manera en que lo hago —muerde mi cuello y sus manos bajan a mi trasero. Lo
aprieta y gimo.
—Puedes desquitarte conmigo en la cama —las puertas del elevador se abren y
salimos de ahí. En dirección a la cama, la anticipación quemando nuestros
cuerpos.
9 meses antes
El despertador suena con un fuerte bip, bi, bip. Estiro la mano para apagarlo, pero
como el destino me odia, termino botando el despertador con un fuerte estruendo.
Me volteo y veo a Travis, está boca arriba, con un brazo cubriendo sus ojos. Se ve
tan en paz, a pesar de que hoy se cumplen dos años de la muerte de su madre.
Le vuelvo a dar la espalda y me acurruco de nuevo, no sé porque el despertador
suena en un día de vacaciones. Cierro los ojos y vuelvo a dormir.
*****
La luz de los ventanales entran por mi habitación, aprieto mis ojos, molesta por la
luz que no me deja dormir en paz. Mi almohada se siente tan suave y tan dura a la
vez. paso la mano que descansa sobre la almohada de arriba a bajo, y me percato
que siento unos músculos definidos bajo mi palma. ¿Todavía estoy soñando?
Abro mis ojos y lo primero que veo es un pecho...
¡Maldición! ¡Estoy abrazando a Travis!
¿Como? ¿Cuando? Travis me está mirando fijamente, su expresión indescifrable;
está serio, muy serio. Separo mi brazo lentamente de su cuerpo, su brazo sigue
en mi espalda, sosteniéndome cerca a él.
—Hola —susurro, retirando mi mirada de sus ojos verdes y me siento,
separándome de él para pararme de la cama.
—Hola, gafitas —responde, pasa la mano por su pelo. Su camiseta negra se estira
al momento de que tensa sus músculos para apartar la pereza.
Me sorprendo a mí misma sonrojándome y apartando la mirada de su cuerpo.
¿Qué me sucede hoy? Tal vez es por la fecha.
—Voy al baño —digo, saliendo de mi habitación y dirigiéndome a hacer pis.
****
—Tú padre llamó, Jenny —dejo de comer mi cereal con leche y le doy una mirada
hostil a mi madre, ella ni se inmuta—. Te compró el teléfono que querías...
La interrumpo, —Pues dile que le ponga un condón y se lo meta por el culo hasta
el fondo, no quiero nada de él.
—¡Jane! —me regaña mamá—. Por Dios, hija. Tienes que hablar con tu padre.
—¿Para qué? —exploto, Travis me da un apretón en la pierna—. ¿Para que
pueda volver a burlarse de mí? ¿Dejarlo entrar a mi vida de nuevo y que se vuelva
a ir? Hace tres años se fue, mamá, murió. Eso es todo.
—Pero sigue siendo tu padre —murmura Travis, le doy una mirada de «esto no es
asunto tuyo», y sabe que estoy jodidamente enojada. Por esa razón ya no dice
nada y se pone a comer.
—Hija, sé que tú papá es un jodido imbécil —dice mamá—. Pero no has hablado
con él, respeta tu devoción y por eso se comunica conmigo, pero te extraña.
—No pensó eso cuando se alejó de mi vida y prefirió otra familia en Michigan.
Los ojos de mamá se abren con anticipación, me está ocultando algo, le doy una
mirada de: «escúpelo ya».
Cristy se aclara la garganta, —Bueno... hablando de eso...
Oh, Dios... ¡Habla rápido, mujer!
—No está viviendo en Michigan, llegó a Portland hace ya varios meses. Sabes
que no queda tan lejos de Salem.
¿Qué carajos hace David Beatle en Portland? Esa ciudad queda a solo dos
jodidas horas de distancia y no es capaz de tan siquiera poder contactarse
personalmente conmigo. Dejo de comer mi cereal y miro a mi madre, atónita
porque me ha estado ocultando esta información por Dios-sabe-cuánto tiempo.
Pero decido que no quiero pelear con la mujer que me dio la vida en un día como
este.
—Mamá, es la jodida Navidad. ¿Podemos hablar sobre esto mañana, por favor?
Mi madre asiente y deja escapar todo el aire contenido, y se pone a comer su
avena con frutos rojos y panqueques. Me da algo de tristeza porque tiene que ir a
trabajar hoy, pero esas son las consecuencias de trabajar en el área de
emergencias.
Doy un vistazo a Travis, está comiendo un pedazo de tocino y me regresa la
mirada y me sonríe de manera pícara, le saco el dedo medio y se ríe. Mi mejor
amigo es guapo pero no es mi tipo, es demasiado musculoso y con facciones
faciales perfectas, pero a mí no me interesan los jugadores de fútbol americano.
Me interesan más los nerds dela clase de química.
Y Oliver.
Lo cual resulta que es un jugador de fútbol americano.
Terminamos nuestro desayuno y me paro de la mesa.
—¿Listo? —pregunto, el asiente.
—¿A dónde van? —pregunta mamá.
Pongo los ojos en blanco y le hago una señal para que no arruine el estado de
humor de Travis. Ella entiende el mensaje y asiente.
****
—Hola, mamá —Travis limpia la nieve de la lápida de su madre, estamos de
rodillas frente a la tumba de la Sra. Stone, nuestras rodillas clavadas en la fría
nieve de una nevada de Diciembre; la voz de Travis es ronca y sé que está
haciendo todo lo posible para no llorar; me parte el corazón—. Ya son dos años en
los que tú te has ido, te has escapado y Dios te ha llevado —siento las lágrimas
bajar por mis mejillas y congelarse en el camino—. Te extraño. Mierda, sí, te
extraño. Extraño cuando nos amonestabas a papá y a mí por escaparnos a un
partido de los Kansas City Chiefs; extraño cuando agarraba uno de tus tantos
libros a escondidas, tú te dabas cuenta, y me arruinabas el final, contándome
como terminaba; extraño cuando me leías todas las noches, y me hiciste amar la
literatura clásica, tanto como tú. Mami, extraño cada momento junto a ti. Pero Dios
o el destino, o Buda, lo quiso así. Solo quiero que sepas que quiero que algún día
te sientas orgullosa de mí —su voz falla, veo el rastro de lagrimas en ambas
mejillas de su rostro, nieve sigue cayendo a nuestro alrededor—. Sé que trato a
las chicas como una mierda, pero quiero que algún día mandes a alguien de quien
yo pueda enamorarme. Alguien que a ti te hubiera gustado, y que tú la amaras
también. Quiero ser feliz con alguna mujer, darte nietos, darte la seguridad que
voy estar bien bajo el ala de una chica. Quiero a alguien que me entienda como tú
lo hacías, alguien que esté para mí siempre y no me juzgue.
Sorbe por la nariz, ¿escuché bien? ¿A caso Travis «mujeriego» Stone quiere estar
enamorado? ¿Estoy alucinando o qué?
—Alguien que sea mi mejor amiga —susurra esta última frase, es casi inaudible,
un escalofrío me recorre y no sé si es por sus palabras o por el frío helado que
está haciendo.
Creo que me inclinaré por la segunda opción.
Seco mis lagrimas, veo como pasa sus manos cubiertas de unos guantes por su
cara y limpia las suyas.
Nos quedamos así por varios momentos, hasta que se inclina, besa su lápida y se
pone de pie. Yo lo imito.
Empezamos a caminar a la salida, y al momento que salimos del lugar, lo alcanzo
y paso mi brazo derecho por su izquierdo. Sonríe y besa mi frente, por encima de
mi sombrero de lana, y empezamos a caminar.
—No puedo creerlo —empiezo a decir—. Travis Stone quiere estar enamorado.
Me da una sonrisa tierna, ignoro el estremecimiento que este me provoca. —Sí, es
verdad —lo miro anonadada por su confesión—. Mi madre me dijo que tengo que
empezar a ser feliz cuando ella no esté; sabes que leo mucho y me gustaría algún
día vivir mis propias Cumbres Borrascosas, así el final sea trágico.
Me mira con sus ojos verdes, grandes y llenos de misterios. Nunca podré conocer
del todo a Travis Stone.
—Puedes vivir tu propio Orgullo y Prejuicio. No tiene que ser un final trágico para
que sea una buena historia de amor —murmuro.
—Sí, podría hacerlo.
Me besa la mejilla, pasa un brazo por mis hombros y yo lo abrazo con mi brazo
derecho. Hago un puño con mi mano en su chamarra. Seguimos caminando en
dirección a donde sea.
—Es increíble que sepas tanto de libros, Stone —observo—. Cualquiera que te
echa un vistazo, creería que lo único que lees son los mensajes que te mandan.
Gracias a Dios te conozco bien, y sé lo inteligente que eres.
Lo miro sonreír, se acomoda su gorro de lana en su cabeza y su vista cae al
frente.
Legamos a un lago, completamente congelado. No sé porqué hay tanta nieve,
apenas ayer empezó a nevar y hoy ya está completamente cubierto de nieve.
El lago es hermoso, luces navideñas doradas decoran los bordes para que la
gente no entre en el lugar. Travis se apoya en el borde, de espaldas al lago, cruza
las manos sobre su pecho y me mira hasta que estoy lo suficientemente cerca.
Estira sus brazos para que lo abrace y lo hago, sin dudar ni un solo segundo. Me
gusta estar en sus brazos por alguna extraña razón.
—Gracias, cafesita.—susurra, me besa en la cabeza y aprieta su agarre en mí.
Me separo un poco para mirarlo.—¿Por?
—Por... todo. Por ser mi amiga, por acompañarme siempre. Por ser tu, Jane. No
creo poder encontrar alguna vez a una amiga como tu, pero lo hice, y agradezco a
Dios que te haya puesto en mi camino. Te quiero mucho, mi gafitas.
Sonrío, es tan cursi cuando quiere. Yo también tengo mucho que agradecerle, por
todo, por escucharme y quererme y protegerme.
Aprieto mi agarre en él, pero no dejo de verlo. Hay tantas cosas que debo decirle.
—Gracias a ti también, Trav. Eres mi mejor amigo desde que tengo memoria y te
quiero tanto. Crecimos juntos y sé que tendré que ver tu perfecto y arrogante
rostro por el resto de mi vida —suelta una risa y me aprieta mas cerca a él—. La
verdad no entiendo como te agrado, tu eres popular y todos te aman, y yo... yo soy
la nerd de química a la que solo hablan para que les preste su tarea. No entiendo
como alguien como tu y alguien como yo se llevan bien, pero tu y yo lo hacemos; y
estoy tan agradecida y feliz por eso.
Vuelve a besar mi cabeza, deja sus labios en mi gorro por mas tiempo de lo
previsto, y se separa lentamente.
—Me gusta estar cerca de ti—murmura, acariciando mi mejilla—. Eres la chica
mas real y verdadera que he conocido. Y aunque no lo creas, eres muy linda; así
me de vergüenza admitirlo—suelto una riza, maldito arrogante—. Me encanta
tenerte en mi vida, Jane, no puedo entender como me soportas.
—Ni yo tampoco puedo entender como te soporto, la verdad.
—Ja, ja, muy graciosa.
Sonreímos como dos idiotas mientras nos miramos fijamente. Esto es lo que mas
me gusta de mi amistad con Travis, que a pesar de que somos tan diferentes, nos
complementamos. Siempre nos vamos a tener el uno al otro, siempre. Lo quiero y
el me quiere, ¿qué más se puede pedir?
—Y sin contar que hacemos funcionar muy bien la relación—digo.
—¿De que hablas?—pregunta confundido.
—Que somos la muestra exacta de que un chico y una chica pueden ser mejores
amigos, sin que el otro caiga enamorado.
El rostro de Travis decae y sus ojos se oscurecen, como si le hubiera molestado
algo. Aparta su mirada de la mía y frunzo el ceño, ¿dije algo mal?
—¿Que pasa, Trav?—pregunto con preocupación.
Sus ojos caen nuevamente en mi, una expresión en su rostro que no puedo
deducir.—N-nada... no pasa nada. Quiero hablar contigo por lo de tu padre.
Al final del día, Travis me terminó convenciendo que acepte el regalo de mi
donante de esperma. Llamé a mi padre y me contestó su nueva esposa, así que le
dejo el recado a ella. El padre de Travis está en Dubai de viaje, por esta razón
Travis se está quedando conmigo.
Ya en casa, nos sentamos a ver la tele, acurrucados y disfrutando del partido
navideño de la NFL, no entiendo un comino pero ayer obligué a Trav a escuchar
los CDs de One Direction conmigo, así que esto es lo ultimo que debo hacer.
—Hay una... fiesta, de un primo mio la próxima semana—escucho la voz de Trav y
me obligo a apartar los ojos del trasero de Travis Kelce.
—¿Y...?
—Es de fin de año, y... yo... quisieras saber si vendrías conmigo.
Se escucha nervioso, ansioso, incluso. Lo miro divertida, ¿tanto drama solo para
decirme que le acompañe a una fiesta?
—Claro, Travis. Ahora déjame mirar el mejor trasero del mundo.
Regreso a ver la televisión.—El mejor trasero del mundo, ¿eh?
Oh, no...
—Mantente alejado, Stone—sentencio.
Eleva una ceja, y sin previo aviso se me abalanza y empieza a hacerme unas
infames cosquillas. Me retuerzo y lucho con todas mis fuerzas zafarme de su
agarre, pero me es imposible. Al final, me tocó admitir que Travis Stone tiene
mejor trasero que Travis Kelce.
¡Traicioné a todos mis principios!
Capítulo +18
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Entramos en el apartamento y vamos directamente a su cuarto, con la anticipación
quemándonos lentamente. Me quito la chaqueta y mis lentes y los pongo sobre la
mesita de noche. Quedo solo en blusa de tirantes y falda, me agacho con la
escusa de quitarme los zapatos, pero es para darle a Travis una buena vista.
Jadea.
Me desato las correas de mis sandalias y me las saco, me incorporo lentamente y
me volteo hacia Travis, que está desabotonando su camisa mientras me mira,
camino hacia él.
—Yo lo hago —le digo, sosteniendo sus manos y apartándolas de su vestimenta.
Lentamente empiezo a desabotonar su camisa, al terminar la deslizo por sus
hombros. Ahora está completamente desnudo de sus caderas hacia arriba.
Jadeo, sus músculos se tensan cuando acaricio sus hombros, muevo mis manos a
su clavícula, pectorales y abdomen, jadea cuando trazo las líneas que marcan sus
músculos. Mis manos traviesas acarician la «V» qué hay al final de su abdomen, la
respiración le falla, tanto como a mí. Acaricio una cicatriz en su pecho, cierra los
ojos con fuerza, acaricio más de estas, pero sé que le resulta doloroso. Regreso
lentamente a sus hombros, acariciando todo a mi paso; bajo a sus bíceps y agarro
sus muñecas.
—Desvísteme —ordeno.
Sonríe, su sonrisa tímida que desgarra mi corazón.
Agarra el final de mi blusa y la saca por encima de mi cabeza, esta cae al suelo,
junto con su camisa. Sus ojos se clavan en los míos mientras que con su mano
derecha traza las líneas entre mi sujetador y mi busto. Jadeo y cierro los ojos,
deleitándome.
—No —susurra, agarrando mi rostro—, abre los ojos, quiero verte.
Lo hago y lo veo, está mirándome con amor, admiración y un millón de
sentimientos más. No lo resisto y me lanzo a besarlo, besarlo con ganas, con
fuerza. Meto mi le gua en su boca y me encanta el sonido gutural que sale de su
garganta cuando gime; sus manos bajan a mi cintura y las mías van a su corto
cabello, halo de él y gruñe. Ese sonido va directo a mi ingle.
Sus manos van al seguro de mi sujetador y lo abre, desliza las tiras por mis brazos
y este se une a mi blusa y su camisa en el suelo.
—Eres tan hermosa —dice con voz ronca, apreciando mi cuerpo a su paso.
—Te amo, aunque me saques de quicio. —digo, mi voz sale ronca y rasposa.
—Te amo tanto, Jane, no tienes idea.
Ahogo un suspiro, no tengo idea de cuanto me ama, ni él de cuanto yo le amo.
Sus manos acarician mi espalda, van a mis costillas, mi cintura y suben a la
curvatura de mi pecho, gimo y quiero cerrar los ojos, pero no lo hago. Quiero verlo
todo. Sus manos expertas ascienden lentamente hasta que ahuecan mis pechos,
pasa su pulgar por mi pezón, endureciéndolo, torturándome. Masajea mis pechos
y la respiración de ambos cambia.
En un movimiento brusco, me vota en la cama. —Oh, nena, te ves hermosa así.
Estoy dolorida por nuestra noche y mañana mágica, pero quiero más de él. Mucho
más.
Arqueo la espalda, mi cuerpo llamándolo, esperando hasta que esté totalmente
cernido en mí. Lo miro con apreciación mientras desata el botón de sus vaqueros
y baja su bragueta. Arqueo la espalda cuando veo su gran erección liberada,
nunca me cansaré de esto. Agarra mi tobillo y sus manos acarician mis piernas,
mis muslos, enviando escalofríos a todo mi cuerpo. Agarra el elástico de mis
bragas y lo desliza por mis piernas hasta que yace en el suelo. Vuelvo a arquear la
espalda por la excitación que esto me produce; mi falda está subida hasta mi
cadera, liberando todo lo que hay bajo esta.
Se sube a la cama y queda encima de mí, entre mis piernas. Acaricio sus hombros
y llego a su cabello, lo vuelvo a jalar y gime, me mira con ojos vidriosos y llenos de
deseo. Besa mis labios y baja a mi mandíbula, mi cuello, mi oreja, mi clavícula...
mis pechos. Se mete uno a la boca, y acaricia y retuerce con sus dedos el otro.
—Ah... —gimo.
Sigue con su asalto, llevándome al borde de la excitación. Succiona, lame, chupa
mis tetas cómo sólo él sabe hacerlo. Arqueo la espalda, entregándome por
completo a su boca y manos, gime en mi pecho cuando jalo su cabello
nuevamente.
—Travis... por favor. —gimo, ya casi al borde.
—Quiero ver si puedo hacerte correr de esta manera.
—No —suplico, al borde del abismo, quiero más. Mucho más—. Hazme... hazme
el amor. Fóllame, cógeme, destrúyeme.
Lo siento sonreír y deja mi pecho, sus labios atrapan los míos y se acomoda más
entre mis piernas, a tal punto que siento su erección en mi entrada. Gimo y me
muevo, invitándolo a que pase; sus dedos acarician mi clítoris, grito y gimo
mientras traza círculos en mi sexo, mete dos dedos dentro de mí y vuelvo a gritar.
—¡Por favor!
—Oh, Jane, tan lista.
Saca sus dedos dentro de mí y se vuelve a acomodar, sin decir más, me penetra
de golpe. Grito por la sorpresa, el dolor y el placer.
—Oh, Jane, joder. Se siente delicioso estar dentro de ti.
—Travis... —es lo único que puedo decir.
Empieza a moverse, saca y mete su polla dentro de mí. Gimo y me retuerzo, la
excitación es tan grande que siento alivio cada vez que me penetra. Su polla se
amolda perfectamente en mi vagina, me llena por completo y me hace sentir un
inmenso placer.
Agarra mis piernas y las sube más, más y más, hasta que están a la altura de sus
hombros. Mis tobillos quedan a cada lado de su cabeza.
Oh. Mi. Dios.
Así se siente mucho mejor, mucho más profundo. Empieza a moverse cada vez
más duro y salvaje dentro de mí, y en esta posición es absolutamente bienvenido
su pene. Dentro, fuera, dentro, fuera. El sonido de nuestros cuerpos al chocarse
es embriagador.
—¡Ah, Travis! ¡Más!
Sonríe y me obedece, dándome más, llevándome al borde de la destrucción.
Mete, saca, mete, saca, cada vez con más rudeza. Grito, gimo, me retuerzo por el
infame placer que me da el follar y hacer el amor con Travis.
—Vamos, nena, dámelo. Córrete para mí, princesa.
Y lo hago, me desmorono tan increíblemente fuerte, una y otra y otra vez.
Después de llevarme tres veces al cielo y al infierno, los movimientos de Travis se
entorpecen. Su polla palpita dentro de mi coño y empieza a convulsionar.
—¡Joder, Jane!
Y se corre dentro de mí, llenándome, amándome, diciéndome que soy suya y él es
mío.
Nos acostamos completamente exhaustos en la cama, sin poder creer lo bueno
que es el sexo de reconciliación. Nuestra respiración es entrecortada, estamos
jadeantes por nuestro salvaje asalto. Me jala hasta que mi cabeza descansa en su
pecho, que sube y baja con cada respiración. Su mano baja a mi cadera y
empieza a dar masajes en esa zona, estoy dolorida por la posición que estuvimos.
Besa mi cabello, mi frente, alza mi cabeza y besa mi nariz, mejillas, barbilla y
labios. En estos profundiza el beso y gimo cuando su lengua toca la mía. Se
separa y me mira con ojos completamente enamorados.
—Joder, Jane, ¿qué me estás haciendo?
—Eso debería preguntarte yo. Amo hacer el amor contigo, amo pasar a tu lado.
Suspira y deja un beso nuevamente en mis labios. —Nunca había tenido sexo de
reconciliación.
—Otra primera vez —sonrío.
—Es mucho mejor de lo que creí, tal vez deberíamos enojarnos más a menudo.
Me río y vuelvo a besarlo. —Siempre pensé que el sexo estaba sobrevalorado —
confieso—. Pero ahora que lo vivo contigo... Joder, espero que tu pene se haga
viejo pronto, no sé si algún día me cansaré de esto.
Se mueve y empuja mi espalda contra la cama, queda entre mis piernas y me
besa toda la cara, enviando escalofríos a mi ingle.
—Pues disfrutemos antes de que se haga viejo. —dice con sus pupilas dilatadas.
Y me vuelve a penetrar. Hacemos el amor como lo sabemos; salvaje, dulce y
rústico.
*****
Dos semanas después, me siento completamente viva. Después de nuestra pelea
por Logan, hemos arreglado las cosas como mejor sabemos; sexo de
reconciliación. Y sexo por todo.
Es lunes y estoy en el pasillo y Kylie está a mi lado, mirándome con la boca
abierta. No le he contado nada acerca de mi desfloración hasta este momento, no
he pasado mucho tiempo con mi amiga y es tan increíble poder desahogarme y
pedirle consejos sobre el tema coital.
—Kylie, di algo—digo exasperada.
Me mira sorprendida, con su boca abierta y sus manos en su cabello, como si no
lo pudiera creer.
—Yo solo... lo estoy digiriendo todo —suelta su rojizo cabello y me toma por
sorpresa cuando me abraza.
Frunzo el ceño, que cambio de humor tan extraño. Doy golpecitos en su espalda,
tratando de calmar a mi amiga que parece entrar en un estado de shock.
—No puedo creerlo—dice después de unos momentos, aun abrazándome—.
Sabia que tu y Travis estaban en una relación muy sexual pero no creí que iba
tan... Bueno, no es rápido, pero es un shock —se separa de mí y me toma por los
hombros, para verme el rostro—. Toda su relación lo es. Pero es tan bueno verlos
juntos.
Le sonrió, si es un shock para ella, imagina lo que es para mí.
—Ahora, que ya no eres casta y pura, cuéntame todos los detalles jugosos. Hasta
los mas sucios y retorcidos.
Me rió, mi mejor amiga está completamente loca. Le cuento todos los detalles: el
sexo oral, el dolor de la primera vez, la bañera, el suelo, dormir juntos, el sexo
mañanero, la clínica, el sexo de reconciliación. No se me va un solo detalle y ella
aplaude algunas veces, emocionada.
Nos sentamos en nuestro lugar, en las gradas que dan vista a la cancha de fútbol.
La brisa de inicios de Otoño nos golpea, pero es reconfortante. Travis y Jake están
en un entrenamiento, corren, hacen lagartijas, luego abdominales. Me deleito
apreciando como los músculos de Travis se contraen cada vez que se ejercita.
Kylie tiene su vista fija en Jake, babea por su novio al igual que yo.
Paran a tomar agua y un compañero del equipo de Travis le hace una señal a él y
a Jake en nuestra dirección. Ambos voltean y mis ojos conectan con los de Travis,
sonríe nerviosamente y me guiña un ojo, mi corazón se paraliza. Me doy cuenta
del sudor que moja su camisa y nunca lo había considerado tan sexy como lo
hago ahora. Se agacha y recoge algo de su maleta, es su celular. Lo miro
escribiendo un mensaje y cuando termina, un mensaje llega a mi teléfono.
Él: Disfrutando de la vista, ¿eh?
Leo el mensaje, mis ojos vuelven a Travis y tecleo una respuesta.
Yo: Sería mejor si no tuvieras tanta ropa ;)
Lo miro sonreír mientras lee el mensaje, teclea algo en su teléfono y a los
segundos, el mio vibra.
Él: Podemos arreglar eso, ¿no crees?
Mi vista cae en él nuevamente, sonríe en mi dirección y antes de que me de
cuenta, se saca la camiseta por encima de su cabeza. Jadeo, por la sorpresa y por
que su cuerpo mojado por el sudor es lo más erótico que hay en este mundo.
Deja su camiseta en su maleta y sigue viéndome, les da una orden a sus
compañeros y todos se dispersan a buscar algo en su maleta. Cuando vuelven a
alinearse, todos llevan una cuerda y empiezan a saltar. Kylie y yo jadeamos, ya
que Jake también se sacó la camiseta para dar un espectáculo a su novia. Travis
salta con ambos pies, luego en el derecho y después sobre el izquierdo. Es tan
atlético y excitante que lo único que pienso es en ir a casa con él.
—Malditos—susurra Kylie, nunca despegamos los ojos de los saltadores-de-
cuerda-moja-bragas —. Me pregunto si Dios talló personalmente el cuerpo de
Jake, porque ser así de atractivo no es normal.
—Lo mismo pienso de Travis—confieso.
—Su cumpleaños es el sabado, ¿como va lo de la fiesta?
—Bien—respondo—, No estoy tan informada ya que sus amigos de la fraternidad
y Jake se están haciendo cargo. Pero me cuesta no decirle nada a Travis.
—Deberiamos vengarnos de ellos ahí—dice y me obligo apartar los ojos de Trav.
Ella me mira, con su expresion de: "tengo un plan macabro de venganza".
—¿Como lo haremos?—pregunto.
Me cuenta su plan y me parece brillante.
La práctica termina a eso de las cuatro, Kylie corre gradas abajo y salta a los
brazos de Jake, quien la envuelve y le da vueltas en el aire, luego se besan. Me
veo obligada a apartar la mirada, pero cuando lo hago, mis ojos caen en Travis.
Maldito...
Está cruzado de brazos y de pie, apoyado en las rejas que separan el campo de
las gradas. Me mira, con una expresión tan sensual y abrazadora. Todavía no
lleva camisa y su cuerpo sudado me quita el habla. Sin pensarlo dos veces,
camino en dirección a él, cuando estoy a unos metros de distancia, el trota hacia
mí y me atrapa en un fuerte abrazo. Me levanta y para sostenerme, enrollo mis
piernas a su alrededor; mis manos juegan con su alborotado y sudado cabello
cobrizo, sus manos sostienen mis muslos. Empieza a caminar y me pega a las
rejas. Antes de que me de cuenta, sus labios están devorando mi boca.
Su lengua acaricia la mía y gimo, nuestros labios se mueven al ritmo de los latidos
de nuestros corazones. Sus manos van a mi trasero y lo ahuecan, quitandome el
habla.
—Travis... estamos en la escuela.
—Sinceramente me importa una mierda.
Sus labios van a mi cuello y me reparte besos por toda la zona, el deseo florece
dentro de mí. Me obligo a separarlo, a alejar sus labios de mi cuello.
—Porque hacer una escena en la escuela, si podemos hacerla en tu asiento
trasero.
Se detiene en seco, su mirada encuentra la mía y una sonrisa asoma en su rostro.
Me baja lentamente, para que pueda sentir su erección en el trayecto.
****
—¿Qué quieres de cumpleaños?—pregunto, abotonándome su camisa y
sentándome en la cama.
Estamos en mi casa, mamá está en la probación de los pasteles para el día de su
boda. Así que esta es la primera vez que lo hicimos en mi casa, en mi cama, y fue
jodidamente alucinante.
Travis agarra mi brazo y me vuelve a acostar en la cama a su lado, me acomodo
encima de él y beso su frente, su mejilla y su barbilla, mis labios pican al sentir su
barba de un par de días sin afeitar.
—A ti, te quiero a ti—dice, jadeando.
—Ya me tienes, algo que te pueda dar.
—Una mamada—me separo de él con la boca abierta, se ríe a carcajadas y
golpeo su frente, se queja—. Era broma—para de reír—. No quiero nada, Jane, ya
te tengo a ti, ¿por qué quisiera algo más?
Beso sus labios.—Porque es tu cumpleaños y es el primero en que vamos a estar
de pareja. En los anteriores años no me preocupaba mucho pero ahora... se me
hace difícil en pensar en algo que te guste.
Me besa, profundizando el beso y haciéndome temblar en cada parte de mi ser.
—Sé que encontrarás algo—dice, muy cerca de mis labios—. Eres Jane Beatle,
todo lo que hagas por mí lo voy a amar.
Pasamos toda la tarde juntos, mamá llega con Bruce y van directamente a su
cuarto. Su embarazo se está empezando a notar y me alegro mucho por ellos.
Después de ver la televisión, subimos a mi alcoba para dormir. Me vuelvo a poner
la camisa de Trav, ya que me cambié para que a mi mamá no le de un infarto.
Cuando nos acostamos y estamos a punto de dormirnos, escuchamos un llanto
por parte de mamá.
Salgo de la cama y bajo corriendo las escaleras.
—¡Bruce!—llama ella, Bruce está en el baño y sale corriendo al escuchar el llanto
de mamá, vamos corriendo a su cuarto—. ¡Algo va mal! ¡¡AAAGGHH!!
Y ahí yace mi madre, tirada en el piso de su alcoba, con una cantidad de sangre
entre sus piernas.
—¿Código nube?— pregunta Travis, besa mi cabello. Hace ya varios meses que
no lo había escuchado hacerme esa petición. Dios, lo he extrañado.
—Codigo nube—respondo y le robo un pequeño beso en los labios.
Su brazo me aprieta más, su mano en mi espalda y mi cabeza sobre su pecho.
—Es increíble como hemos cambiado—dice, con la voz adormecida, acaricia mi
cabello que se encuentra un poco más largo que cuando me lo corté.
—¿A qué te refieres?—pregunto, mis ojos están completamente cerrados.
—A que hace apenas unos meses eramos mejores amigos, y ahora... Jesús, estoy
tan jodidamente enamorado de ti, Jane. —Sonrío y beso su pecho, me encanta
que sea cursi y romántico, y al mismo tiempo un seductor y sexy chico hermoso—.
¿Recuerdas el mensaje que te envié antes de irme a Grecia?
Asiento, luego hago un sonido nasal en afirmación.
—Sigo creyendo que somos almas gemelas.
Oh, mi Dios... Me estiro y lo beso, un beso que exprese todo mi amor y cariño por
él. No soy de muchas palabras romanticas, pero esto... es simplemente el cielo en
la tierra.
Empiezo a jugar con el pelo creciente de su pecho con mis dedos al separarme de
él, lo siento sonreír y vuelve a besar mi cabello. Me acaricia la cabeza, sabe que
eso me hace dormir y mis músculos empiezan a relajarse, y me siento caer en un
sueño profundo.
Hasta que lo escucho.
Abro mis ojos como platos al escuchar un llanto de angustia y dolor proveniente
del piso de abajo, me paro de un golpe de la cama y me pongo un pantalón
afelpado de pijama de color rosa. Abro la puerta de mi habitación y salgo corriendo
escaleras abajo, me choco con Bruce que sale del baño, con el rostro pálido y
lleno de preocupación.
—¡Bruce!—grita mi madre, su timbre de voz lleno de agonía. Bruce y yo corremos
al cuarto al escuchar el llanto de mi madre—. ¡Algo va mal! ¡¡AAAHHHGG!!
Me quedo completamente estática en mi lugar junto a la puerta, mientras lo veo
todo en cámara lenta; mi madre está tirada en el suelo con mucha sangre
empapando sus pantalones, Bruce se acerca rápidamente y la toma en brazos, la
levanta en brazos, Bruce está llorando con la misma intensidad que mamá; y
ambos salen, disparados, empujándome mientras corren hacia la puerta de la
casa y desaparecen en el jardín delantero.
Siento como si alguien me apuñalara, como si todo el aire de mi cuerpo
desapareciera, y me asfixiara. Pequeño fréjol pienso mientras miro la puerta
abierta de la casa.
Dios, por favor que no le pase nada a mi madre ni a frijolito. Por favor. Iré a la
iglesia, dejaré de tener sexo con Travis, haré cualquier cosa, pero sálvalos, por
favor.
Mis piernas me fallan y caigo de rodillas, siento el sabor salado de las lagrimas en
mis labios, no me había dado cuenta que estaba llorando. Mis manos tocan el frio
piso de el cuarto de mi madre, no puedo pararme, no puedo moverme, solo puedo
rezar para que ellos estén bien. Dios, por favor que estén bien. Que frijolito, Bruce
y Cristy regresen a casa a salvo.
Unos brazos fuertes me rodean, por un momento no sé quien es, no sé quien soy,
solo quiero que mami regrese a casa con pequeño fréjol. Miro el tatuaje en el
brazo de aquel hombre que me rodea y caigo de vuelta en la realidad.
—Jane, regresa, por favor no te desconectes, estoy aquí, por favor.—escucho la
voz suplicante de Travis y eso es lo que permite destellar la bomba dentro de mí.
Mami, frijolito...
—¡Mamá!—grito, las lágrimas bajando más de prisa por mis mejillas.
Caigo y me siento sobre mis talones, sollozo y me cubro el rostro con mis manos.
Grito, solo quiero que mi madre regrese con frijolito. Travis me envuelve en sus
brazos y me mece para que deje de llorar; miro hacia donde se encuentra una
gran mancha de sangre en medio de su habitación, es mucha sangre y todos mis
miedos se hacen presentes.
Quiero que mi hermano viva, que Cristy se case con Bruce, que ella pueda tener
la familia que tanto quiso, pero la sangre sigue ahí, y no desaparece de mi campo
de visión.
He estudiado sobre estos temas, y se las consecuencias de un sangrado tan
grande en el embarazo. Tengo miedo, mucho miedo.
Me permito llorar, sollozo y rezo a la vez para que todo esté bien. Travis me carga
en sus brazos, recuesto mi cabeza en su pecho mientras nos encaminamos a la
puerta. Salimos de casa y siento cuando abre la puerta para meterme en su auto.
Con precaución me mete en el coche y el lo rodea para estar en el lado del
conductor.
Sin rodeos, arranca el auto, sobrepasando los limites de velocidad.
Pero yo no puedo pensar en eso, Solo pienso en Cristy y pequeño fréjol.
Mami y frijolito.
La llevo al lugar donde pasamos la navidad pasada juntos, parece que fue hace
siglos, y no hace tan solo unos meses.
Se apoya en el respaldo y yo me deleito con la vista que tengo al frente: Jane,
usando pijamas, un abrigo enorme que cubre la mitad de su cuerpo, con mi
camisa, el lago resplandeciente a sus espaldas, hojas cayendo a nuestro
alrededor por el llegado otoño. Pero lo que más llama mi atención es el color de
sus mejillas, nariz, y alrededor de sus ojos; un color carmesí adorna esas zonas
que me encanta besar.
No debería decir esto, pero sigue siendo jodidamente hermosa después de haber
llorado.
—¿Disfrutando de la vista, Stone?—pregunta, con un sentido del humor que hace
tan solo unas horas no tenía. El alivio llega a mí.
—Si tan solo supieras.
Camino hacia ella, nunca separo sus ojos de los suyos. Al llegar a donde se
encuentra, la envuelvo en un fuerte abrazo, ella besa mi pecho. Si tan solo supiera
lo que ese simple acto me hace sentir. Me devuelve el abrazo y beso su cabello.
Nos quedamos así por mucho tiempo, es entonces cuando recuerdo a que la traje,
quería confesarle lo que pasó en la fiesta de fin de año que asistimos hace meses.
Ella tiene que saberlo ahora que estamos juntos.
—Ven conmigo—sugiero, separándome de ella.
Acomoda su ya largo cabello, me quedo viéndola, cierra los ojos, como si
disfrutara hacerme sufrir así. Joder, no quiero pensar lo que pudiera hacer con su
cabello en este momento, pero me lo deja tan jodidamente difícil. ¡Joder! Todo lo
que quiero hacerle. Mi polla se sacude al pensar en eso.
—En serio, Travis, me asusta la forma en que me miras—dice con burla, me hace
sonreír—. Creo que tengo que alejarme de ti, tengo miedo que en cualquier
momento me empieces a follar aquí, delante de todos. Y no quiero ir a la cárcel
tan joven por escándalo público.
La tomo por la cintura y la acerco a mi cuerpo para que sienta mi creciente
erección. Cierra los ojos y se muerde el labio inferior; joder... no me lo deja fácil,
esto es jodidamente serio y ella me seduce con su sensualidad y sus encantos.
—Pues si no quieres que te folle aquí, delante de todos —susurro en su oído—,
pues no me la dejas muy fácil.—Aprieto su trasero y echa su cabeza hacia atrás,
mientras cierra sus ojos y entreabre los labios. ¡¡JODER!!
—Travis...—gime cuando aprieto más fuerte—, por Dios, deberíamos dejar de
follar tanto.
Levanto una ceja, —Ni tu misma te lo crees.
Le robo un pequeño beso en los labios, y cuando ella quería profundizar, me
separo. Gime en frustración y me río.
—Cariño, si me besas, te desnudaré aquí mismo, te haré apoyar tus manos en la
cerca y te follaré tan duro que todo Salem escuchará tus gemidos, y que después
de que te corras unas cuantas veces no puedas caminar; ¿quieres eso?
Sonríe, su sonrisa traviesa que ahora me la muestra cada vez que empezamos
con algo sexual. Sé que está excitada, por el ritmo de su respiración y por la forma
en que su cuerpo reacciona a mi cercanía.
—¿Quieres la verdad o la mentira?—dice, sonriendo con petulancia.
¡¡¡JODER!!!
Abro mis ojos como platos, me encanta esta Jane juguetona y me encanta que
haya sido es así conmigo. No con Oliver, no con Logan, no con Jhon Lanchovsky.
Solo conmigo.
—Joder, Jane—susurro, miro a mis alrededores, hay mucha gente, pero nadie
parece ponernos atención—. Debemos concentrarnos, te traje aquí por una razón.
Sé que mi método de distracción, ella puede ser adicta a mí, pero es muy curiosa.
Abre su linda y rosada boca y pregunta: —¿Sobre qué?
Así que me armo de valor y empiezo a contarle lo que pasó en vísperas de año
nuevo.
9 meses antes
—Creo que deberían hacer imágenes frontales del pene de Jamie Dornan—dice
Jane, sentándose a mi lado, viendo algo en el celular que su padre le regaló hace
apenas cuatro días. Tenso la mandíbula por la descarga de celos que me recorre,
ella no parece notarlo.
—¿Por qué razón? Capás y la tiene chiquito.
Pone los ojos en blanco ante mi comentario. —Obviamente lo tiene enorme, mira
esta foto.
Me indica una foto donde sale él en una escena sin camiseta y con pantalones
negros. Dejo de ver la fotografía, claramente Jane no ha visto lo que es tener un
pene grande.
Y yo con gusto le enseño...
—Ay Travis, ten compasión por las chicas vírgenes y solteronas como yo. Nunca
he visto un pene y creo que nunca lo haré, así que me tengo que conformar con lo
que mi viejo amigo Hollywood tiene para ofrecer a las inexpertas como yo.
—¿Y por qué no lo intentas?—pregunto, antes de poder retener la pregunta.
Quiero golpearme, enserio quiero golpearme—. Digo... porqué no buscas a
alguien que te enseñe esto del sexo. Sin compromisos, solo sexo.
—¿Tal vez será porque tengo dignidad?—sonríe, de la manera que paralizaría el
corazón a cualquiera—. Travis, no soy como las chicas que conoces o que te
gustan. Aunque me consideres ridícula, creo en el amor y que mi primera vez sea
algo que desee y no me arrepienta.
Joder, enserio me gusta esta mujer.
Paso un brazo por sus hombros, se acurruca y pone la cabeza en mi pectoral
derecho. Tengo que retener el impulso de besarla, tirarla al sillón y hacerle
experimentar por si misma lo que es una polla grande. Pero me contengo. Joder,
es mi jodida mejor amiga. ¿Qué carajos estoy haciendo?
Pasa el tiempo y sé que tengo que ir a arreglarme, pero no quiero irme del lado de
Jane. ¿Es normal que la necesite tanto aunque nunca la haya follado?
—Trav tengo que ir arriba a cambiarme—informa, aun esta acurrucada a mi lado,
se separa y se levanta del sillón, tengo que retener las ganas de apretar ese lindo
trasero que tiene—. Dudo que algo me quede bien, pero Ky me presto un vestido,
así que haré mi mejor intento.
¿Duda que algo le quede bien? Joder, es Jane. La chica mas sexy de este
universo y duda que le quede bien. ¿Acaso no se ha visto lo sexy y hermosa que
es?
Desaparece en las escaleras y como yo no quiero irme, llamo a mi mejor amigo
Jake. Me debe un favor y el vive cerca.
—Hola, marica, hace tiempo que no me llamabas—contesta, el sonido de gemidos
de una chica suena a traves del telefono—. Estoy algo ocupado, Travis.
—Eso noto, ¿Kylie ya sucumbió a tu "cuerpo semental"? —me burlo, Kylie nunca
le dará una oportunidad, ni en un millón de años.
—Espérame un momento, cariño—se dirige a la chica, ella grita en frustración un
"¿es enserio?"—. Sabes que Kylie me rechazo ayer, no te hagas—gruñe, esta vez
en mi dirección—. Y creo que me costaran por lo menos un par de bolas más para
que acepte por lo menos besarme. En verdad me tiene loco.
—¿Y por qué no eres esas mamadas que las chicas quieren? Flores, y todo eso.
—¿Lo mismo que tu haces con Jane?—se burla de mí y de mis sentimientos, el
muy hijo de puta.
—Eso fue un golpe en los huevos inflamados, hijo de perra—escucho su riza a
través de la linea, se está burlando de mí—. En fin, te llamaba para que me hagas
un favor.
—¿Cual?
—Quiero que me compres algo de ropa para la fiesta de hoy. La ropa que iba a
usar está en mi casa, pero no quiero estar lejos de Jane. ¿Puedes hacer eso?
Se ríe,—Vaya, te tiene peor que Kylie a mí. Sí, pero me tienes que devolver mi
jodido dinero.
—Claro que te lo devolveré, imbécil—paso una mano por mi cabello y rasco mi
nuca—. Procura llegar rápido.
Una hora después llega Jake con un pantalón de vestir color azul, una chaqueta
de vestir del mismo color, una camisa gris de botones, unos calcetines negros, y
unos zapatos italianos. Cierro la puerta en su cara, lo escucho maldecirme y se va.
Agradezco al cielo que Jane no sea de las chicas que se arreglan rapido, y me
empiezo a desnudar en la sala. Cuando ya estoy completamente vestido, escucho
el sonido de unos tacones bajar por las escaleras; me pongo mi colonia favorita y
me quedo mirando los tobillos adornados por una correa de quien baja las
escaleras.
El aire ya no está, ya no existe para mí.
Está bellísima. Lleva un mini vestido con lentejuelas de colores, pero el que
sobresale es el morado. Sus zapatos son unas sandalias color negras que
combinan con el color de su cartera. Su maquillaje en sus ojos es de color cobrizo,
pero sus labios... Puta madre, sus jodidos, hermosos y carnosos labios tienen un
color vino fuerte, que la hace ver tan malditamente sensual. Su largo cabello está
suelto y en suaves ondas.
Joder, como quisiera jalar ese cabello mientras la...
—¿Crees que es demasiado?—pregunta, llegando a mí. Deteniendo el rumbo de
mis pervertidos pensamientos—. Kylie dijo que el vestido era más largo, y sabes
que pienso de mis caderas y mis bubis —suelta una ricita, mis ojos caen
nuevamente en ese punto que ella acaba de señalar. Como quisiera poder tocar
ese hermoso par de...—. Son muy grandes y no quiero parecer una vulgar, pero
tampoco quiero parecer una monja. Y está bien que me sienta sexy de vez en
cuando ¿verdad?—ríe, otra vez—. ¿Mis brazos se ven gordos?—estira un brazo,
niego con la cabeza—. Esta bien, pero también creo que debería ponerme
medias, mis piernas son regordetas y no me gustan. Tal vez muestro mucha piel,
debería definitivamente ponerme medias. ¿Qué dices?
No sé porqué dice eso, tiene unas piernas preciosas, no son delgadas como las
de una modelo, pero tienen buena forma con sus caderas y su precioso trasero.
Siempre que puedo me imagino sus piernas alrededor de mi cadera, mientras le
doy tan duro que chilla y...
Carajo, tengo un problema.
—Dime algo, por favor—suplica—. Le mandé una foto a Ky, y ella me dijo que me
veía como para follar con tres hoy. Pero necesito la opinión de un hombre.
Me aclaro la garganta, intentando recuperar mi voz, —Eh... estás... tan... —trago
duro—, joder, Jane, te ves como para follarte en el sofá.
Ella se ríe y se acerca a mí, me abotona un botón de mi camisa, ahora solo están
dos zafados.
—Menos mal que eres mi mejor amigo, o si no ese comentario me pusiera algo
nerviosa... y caliente.
El comentario me hace sonreír, pero es tan desilusionante y arrollador. Me
encanta que diga que se pusiera caliente, pero me hubiera gustado más si no
hubiera sido en tono de broma. Tan solo la mención que soy su puto mejor amigo,
hace que mi animo decaiga un 99,99%.
Friendzone. Grita mi subconsciente.
Joder, soy Travis Stone; tengo a miles de chicas que hasta pagarían para que las
notara, y yo voy, y caigo por la persona que no debería enamorarme. Soy un
completo imbécil.
—¡Mamá, ya nos vamos! ¡Feliz año nuevo!—grita Jane cuando llegamos a la
puerta. Su madre ni le responde. Hoy vino Bruce, su novio, y seguramente están
follando.
****
Cincuenta y cinco minutos después, estamos en Portland, conduciendo hacia el
hotel donde se llevará a cabo la fiesta de año nuevo. Jane me ha estado
molestando todo el camino porque no le había dicho que la fiesta era en Portland,
pero sinceramente me gusta oír su voz molesta, porque sé que no está del todo
enojada.
Llegamos al Kimpton Hotel Monaco. Salimos del auto y con solo ver la expresión
de Jane, sé que fue buena idea traerla a esta fiesta. Entrego las llavesal valet
parking, que mira mi auto como si fuera algo comestible. Pero prefiero que mire mi
auto antes que a Jane.
Como si el hijo de perra leyera mis pensamientos, los ojos del idiota caen en Jane
y se queda babeando como por horas. Jane no se da cuenta, está muy enfocada
en mirar la entrada del Kimpton. Le hago una señal para que el tipo haga su
trabajo, se averguenza y se sube al coche.
—Vamos—le digo a Jane, poniendo una mano en su espalda baja en modo de
posesión. Ella ni se inmuta, está deslumbrada por el lugar.
Caminamos dentro de la estancia, y los ojos de Jane se agrandan. Todo es como
recuerdo: paredes rojas, detalles blancos en los ventanales, sillones grandes y
modernos.
Le pregunto a la recepcionista donde se realiza la fiesta de Willamette University,
la universidad de la que mi primo es parte. Ella nos dice donde se encuentra y
caminamos en dirección al restaurante/bar del hotel.
Nuestra noche pasó así, entre besos y baile. Hasta que Jane se quedó dormida
mientras conduzco a casa. Definitivamente la mejor noche de mi vida.
Al día siguiente, ella no recordó nada a partir de su tercer shot de tequila. Me
decepcioné pero agradecí al mismo tiempo, las cosas hubieran sido jodidamente
raras entre nosotros si recordaba algo.
¿Algún día volveré a besarla? ¿Volveré a ir a mi lugar favorito en el mundo que
son sus labios? Mierda, no lo sé, pero haré lo que sea por besarla otra vez.
Me cueste lo que me cueste, volveré a besar a Jane Beatle.
_____
Actualidad
—¡No puede ser!—grita, llamando la atención de las personas.
No entiendo por que hay tanta gente, son pasadas la media noche y hay gente
como si fueran las siete de la tarde.
—¿Por qué nunca me lo dijiste, Travis edward Stone?
Oh, oh, está molesta pero no enojada.
—No quería que las cosas cambiaran entre nosotros.
—Ni qiirii qii lis cisis cimbiirin intri nisitris —me remeda, amo a esta mujer así sea
tan infantil a veces—. Travis, no sé como hacerte entender. Si todo hubiera sido
claro desde el comienzo, nos hubiéramos ahorrado mucho sufrimiento.
—Lo sé, por eso me siento tan jodidamente mal hasta ahora al recordar como te
traté esa noche—me sincero—. Creí que si te trataba como a las demás, al fin me
olvidaría de ti. Pero me di cuenta que fui un autentico capullo esa noche. Me duele
hasta ahora haberte tratado así, mi dulce Jane.
Me toma por sorpresa cuando se lanza a mis brazos y me envuelve en un fuerte
abrazo.—Deja de pensar en eso, yo ya te perdoné. Tu deberías hacer lo mismo. Y
ahora que me cuentas todas estas cosas... Joder, ahora todo es tan claro.
—¿Lo recuerdas?—susurro contra su cabello.
—Ahora sí, un poco. Recuerdo como me besabas y lo confundida que me sentí.
En mi mente intoxicada recuerdo que pensé que era incesto.
Me río, una sonora carcajada que contagio a Jane.
—¡Ja! Te hice reír.—dice, con elevado entusiasmo.
—Eres la mujer mas hermosa, divertida y extrovertida que conozco.
—Gracias, señor Stone. Y ahora, si no le importa, me gustaría llevar a mi novio a
un hotel para hacer el amor como nunca lo ha hecho. ¿Y quiere saber la
razón? —la sonrisa picara regresa a su rostro.
Asiento con la cabeza, una sonrisa se dibuja en mi rostro.
—Porque lo amo tanto—susurra—. Porque me esperó, y muchas veces a tenido la
oportunidad, pero me ha respetado. Porque es mi mejor amigo, mi amante y el
único hombre que me importa. ¿Necesita otra razón?
Niego con la cabeza, en mi cuerpo ya no cabe felicidad.
—Estoy tan jodidamente enamorado de ti, Jane Cassandra Beatle.
Sonrie y pega mis labios con los suyos.
Capítulo +18
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Jane
Me saco los tacones en medio de la acera. Las lagrimas siguen cayendo por mi
rostro así intente retenerlas, estoy bastante segura que mi maquillaje está corrido
por la lluvia que cae sobre mi y por el llanto que parece no querer detenerse. Mis
pies duelen, el frío se cala por mis huesos a través de mi falda, pero nada se
compara con el vacío y el dolor que siento en mi pecho.
Me siento humillada, retraída, me siento... vacía y muerta por dentro. Nunca me
había sentido así, nunca en mi puta vida.
Escucho un claxon y maldigo para que no sea él, miro sobre mi hombro y me
alegro de ver un Mercedes en vez de un Audi.
Kylie abre la puerta del copiloto y me subo, mis movimientos son robóticos y
monocromáticos. No me abrocho el cinturón, y cierro la puerta. Miro al parabrisas,
sin ver exactamente.
—¿Me vas a contar por qué Travis está destrozando todo en la fiesta?—pregunta,
con cautela.
Lo dudo un segundo, pero para contarle TODO lo que pasó, tengo que retroceder
algunos días.
4 días antes.
—Travis—gimo su nombre al sentir su aliento en mi sexo.
—Dime lo que quieres—murmura sobre mi piel mojada, enviando escalofríos a
todo mi cuerpo.
Gira su hábil lengua nuevamente en mi clítoris y me retuerzo por la sensación de
placer que me inunda. Sigue con su asalto y grito cuando mete su lengua dentro
de mí.
—Dímelo—ordena, nuevamente.
—Te quiero a ti—digo, entre jadeos y gemidos—, te quiero a ti, ahora.
Muerde mi clítoris y vuelvo a gritar, abandona sus besos en mi sexo y se incorpora
entre mis piernas. Solo su boxer separa su piel de la mía. Agarro su rostro y junto
mis labios con los suyos, aun tiene mi sabor en su boca pero no me importa. Su
lengua juega con la mía y mis manos abandonan su rostro para ir a la cinturilla de
su boxer y deslizarlo por sus caderas. Cuando su ropa interior yace en el suelo
junto con la mía, me jala para que yo quede encima de él.
—Dime lo que quieres—repito las mismas palabras que él me habia dicho. Besa
mis labios mientras retira el cabello de mi cara. Mi pecho esta junto al suyo y mis
pezones se endurecen al sentir su fornido cuerpo.
—Te quiero a ti—repite lo que le dije—. Joder, quiero tenerte ahora.
Sonrío y beso sus labios. Agarro su polla y la coloco en mi entrada, en un
movimiento, me llena por completo. Me encanta esta posición, se siente mucho
más. Pego mi cabeza a su hombro mientras empiezo a mover mis caderas de
arriba hacia abajo. Travis se tensa mientras sigo con mi suave asalto, todavía no
adquiero mucha experiencia en moverme por mí misma, pero a él parece gustarle.
—Oh, nena—gime, me despego de él y agarro sus manos, colocándolas en mis
pechos.
Los retuerce mientras empieza a moverse, estar encima de él es como estar en el
paraíso. Se sienta, así estamos cara a cara, besa mis labios mientras que me
ayuda a moverme. Entra y sale de mí en movimientos hábiles y fuertes. Me
empuja, saliendo de mi vagina completamente, me da la vuelta y quedo expuesta
a él. Me apoyo en mis manos y en mis rodillas, esperando a que haga su proximo
movimiento. Nunca hemos hecho en esta posición, pero me excito más con la
curiosidad de cómo se sentirá.
Travis se coloca detrás de mí, besa una nalga, empujo mis caderas a su cara por
la espera. Se arrodilla y siento su erección en mi espalda baja.
—Maldita sea, te amo, nena.
Y dicho esto, vuelve a entrar en mí de una sola estocada. Grito de placer, de lo
crudo que es y del dolor que todavía me provoca. Empieza a hacer su magia,
mueve sus caderas en compás con mis gemidos. Mis brazos colapsan y mi rostro
se une con las sabanas blancas de hotel donde estamos; mis palmas se extienden
y mi trasero se eleva, ofreciéndome más a Travis.
—¡Ah! —gimo, cuando lo siento más dentro de mí.
Duele, pero es un dolor adictivo que puedo disfrutar al cien por ciento; entra y sale
de mí, bruscamente, duro y rápido. Mi cuerpo tiembla y siento como el orgasmo se
acerca a llevarme.
—Aun no te corras, Jane—me advierte, sus dedos se clavan en la piel de mis
caderas.
Lo intento, en verdad intento no venirme, pero es imposible. Mis piernas tiemblan y
siento como el orgasmo arrolla todo a su paso. Grito su nombre, gimo y jadeo, y
colapso sobre la cama de nuevo, aun ofreciéndome a Travis.
—Eres una niña mala, te dije que no te corrieras y lo hiciste—dice, con fingida voz
de desaprobación—. Tendré que castigarte por no obedecer una orden, mi dulce
Jane.
Mis palabras quedan impregnadas en mi garganta, cuando vuelve a entrar en mí
de manera violenta, ruda y duro. Hago dos puños con la sábana de algodón que
cubre la cama, para que mi cuerpo pueda resistir el placer y el dolor que me regala
Travis. Me empuja una y otra y otra ve, su polla se sienta majestuosa dentro y
fuera de mí.
—¡Ah... Travis! Me voy a...—grito, sintiéndome arrollada otra vez.
Me azota el trasero, en el mismo lugar donde hace un momento me besó; mi piel
arde, pero está encantada por su salvajismo. Acaricia la zona donde me azotó, y
vuelve a golpear. Grito, no duele tanto como creí que lo hacía.
Si cree que esto va a ayudar a detener mi orgasmo, está muy equivocado.
Mi cuerpo vuelve a convulsionar y me vengo alrededor de su polla. Muerdo mi
mano para ahogar los gritos que quieren salir de mí. Eso parece incentivarlo a él,
porque se viene conmigo, juntos en un bullicio de nuestros gemidos y amor.
—Espero que mamá se encuentre bien—digo, Travis está recostado sobre mí, con
la cabeza en mi pecho y me reparte besos de vez en cuanto. Acaricio su
musculosa espalda con las yemas de mis dedos.
—Cristin se pondrá bien—me anima—. Es una mujer fuerte, y es mi suegra, así
que tiene que ponerse bien.
Agarro su cara y beso sus labios, son tan suaves como la primera vez que los
besé. Vinimos a este lugar, después de lo del lago y que me contara lo que pasó
en la fiesta de fin de año. Queríamos hacer el amor después de irnos del lago,
pero estaba muy cansada y terminamos durmiendo. Me despertó con un beso en
los labios, una cosa llevó a la otra y terminamos haciendo lo que mejor sabemos
hacer juntos.
Son las diez de la mañana, faltamos a la escuela hoy, pero no me importa. Tuve
un día y una noche completamente agotador y lo ultimo que me falta es ver la cara
de Jassica o de Dove. No es que odie a Dove, pero solo se la pasa revoloteando
alrededor de Travis y eso me cabrea muchísimo.
Juego con el cabello de Travis, dando pequeños masajes a su cabellera de color
cobrizo. ¿Alguna vez he hablado de su cabello? Ahora está un poco mas largo en
el frente, pero sus costados siguen casi a rapa. ¿Qué hice yo para merecer un
novio tan guapo?
—Deberías cortarte el cabello, casi ya no puedo ver tu perfecto rostro —digo
cuando se separa de mí y se apoya en sus brazos, sus hebras cubren su frente y
las siento en mi cara cuando se inclina.
—Lo haré, si no te gusta mi pelo en tu cara—murmura, muy cerca de mis labios.
—No es por eso, me gusta verte y tu cabello no me deja hacerlo.
Levanta una ceja, —Con que te gusta verme, ¿eh?
Pongo los ojos en blanco.—Ahora te vas a hacer mucho más creído de lo que ya
eres.
—A ver, nómbrame a alguien más guapo que yo.
Me río, obviamente no hay nadie más guapo que él para mí, pero comienzo con mi
lista, sin embargo.
—Está Harry Styles, Ian Somerhalder, Travis Kelce, Jamie Dornan... ¡Oye!—grito
cuando se sienta a horcajadas sobre mí y empieza a hacerme cosquillas.
—¡Sabes que me pongo jodidamente celoso, Jane!—grita—. ¡Dilo! ¡Di que no hay
nadie más hermoso que yo!
—¡Me faltó Zac Efron!—lo provoco.
—Oh, eres una niña mala—acelera sus cosquillas y me retuerzo de la risa.
Joder, como extrañaba esto, hace tiempo que no me hacia cosquillas y que no me
reía tanto. Ahora recuerdo porqué tenia estos sentimientos de amor/odio hacia sus
cosquillas.
—¡Está bien, está bien!—grito cuando ya no puedo más—. ¡Para!
Se detiene, pero sus manos siguen en mis costillas desnudas.—Te estoy
esperando.
Miro sus ojos verdes, son tan infinitos y hermosos que quisiera verlos desde el
resto de mi vida.
—Eres la persona más hermosa que conozco. Por dentro y por fuera.—me sincero
ante él, cierra los ojos, saboreando mis palabras. Cuando los abre, están llenos de
amor y adoración.
Oh, Travis yo te amo más de lo que pudieras imaginar.
—Y tu eres la más hermosa, inteligente, increíble e insaciable chica que he
conocido en mi vida—dice.
Levanto una ceja, —¿Insaciable?
Se ríe,—Tranquila, yo me siento igual contigo. Es como si tuvieras un imán en tu
cuerpo que conecta con el mío.
—Eso es una manera extraña de decir que estamos conectados.
—Me encanta estar contigo, Jane—sus ojos brillan con amor—. Quisiera... Joder,
no quiero asustarte, pero quisiera ver tu lindo rostro con lunares por el resto de mi
vida.
—No me asustas—digo, ahogando una riza—. Y yo quisiera ver tus perfectos y
masculinos rasgos por toda mi vida, y tal vez lo haga.
Se inclina y me besa, mi respiración sigue agitada por el sexo y las cosquillas. Se
separa de mí, afectado por nuestro beso. Muerdo mi labio al sentir su excitación
sobre mi estómago.
—Te amo tanto, Jane.
—Te amo, Trav, más de lo que tu mente pudiera imaginar.
Vuelve a besarme, metiendo su lengua en mi boca, amándome y devorándome.
Nos separamos, los jadeos de ambos saliendo de nosotros.
—Tal vez estamos en el papel erróneo—digo—. Debería yo montarte y tu mirarme
desde mi posición.
—Bueno—sonríe—, si insistes.
Y cambiamos de posición, y volvimos a amarnos como la primera vez, tierno,
suave y carnal.
****
El horario de visitas está a punto de comenzar, estoy en la sala de espera del
hospital, lista para pasar a ver a mi mamá. Su cuarto es el 225 y la trasladaron
esta mañana aquí.
Travis está sentado a mi lado, acariciando mi hombro mientras esperamos a que
sea nuestro turno.
—Ya pueden pasar—anuncia la enfermera.
Nos ponemos de pie y entramos a la habitación de mamá, ella luce muy bien, a
pesar de que está conectada a un suero. Está comiendo una gelatina y levanta el
rostro para verme. Sonríe. Bruce está a su lado y me sonríe de saludo.
Mis ojos se llenan de lágrimas al verla con una bata de hospital, conectada a
suero y comiendo esas gelatinas desabridas que saben a polvo.
Me acerco corriendo a abrazarla, deja la gelatina a un lado y me recibe con los
brazos abiertos; entierro la cara en su cuello y empiezo a llorar, ella acaricia mi
cabello. Mamá y frijolito están bien, gracias a Dios.
—Mami—sollozo.
—Ya, mi niña—dice, acariciando mi cabello—. Mami está aquí, nunca te dejaré
sola.
Recuerdos de ella diciéndome eso cuando tenía pesadillas de niña llegan a mi
mente y lloro aun más.
—Creí que...—mis palabras se ahogan—, creí que jamás te volvería a ver. Ni a ti
ni a frijolito.
—Creo que pequeño fréjol y yo tenemos mucho desmadre que hacer, todavía.
Me río entre el llanto, me separo de ella para poder verle, pero nunca la suelto.
—Y debes ponerte feliz—dice—, me dieron el alta hoy, así que te voy a estar
vigilando, jovensita.
Sonrío y así pasamos la tarde junto a mamá hasta que le dan de alta. Vamos a
casa y Travis y Bruce se quedan con nosotras.
A la hora de dormir, después de comer pizza par llevar e irrespetar la dieta de
Cristy, Travis y yo subimos a mi alcoba.
No tenemos sexo cuando nos acostamos, solo nos miramos y sonreímos hasta la
hora de dormir.
—Te amo, Jane. Nunca te dejaré ir —dice, mirándome fijamente.
Sonrío. —Te amo, Trav. Y sé que nunca lo harás.
—Joder, Jane, estás más sorda que mi tía abuela Maruja—se queja Kylie.
Estoy guardando las cosas en mi casillero, es jueves y sólo tengo dos días más
para planificar el cumpleaños de Travis. Sé que los del equipo y la fraternidad se
están encargando de eso, pero yo fui la de la idea y toda la presión cae sobre mí.
Cierro mi casillero de un portazo y miro a los ojos marrones de mi mejor amiga.
—Lo siento, es que lo de la fiesta me tiene tan jodidamente ocupada —digo,
empezando a caminar a nuestra clase de arte.
—Está bien, me preocupara si no lo hiciera—dice, posicionándose a mi lado—. Es
su primer cumpleaños como novios, hasta te aseguro que él está nervioso.
—Pero el no sabe nada de la fiesta y me cuesta mucho mantener el secreto—
suspiro—. En fin, ¿cómo están las cosas con Jake.
Pone los ojos en blanco.—Ya pasamos la etapa de la luna de miel y ahora sus
celos están empezando a molestarme. Peleamos todo el tiempo, pero lo amo y sé
que él me ama. Fue un idiota, pero sé que tenemos que hablar de esto antes de
que el problema se haga más grande —suspira con pesadez.
—Lo arreglaran—la aliento, nos sentamos en nuestros asientos—. Espero no salir
de la etapa de luna de miel con Travis.
—¿Nunca pelean?—pregunta.
—Sí, peleamos, pero no hasta el punto de no hablarnos por tres días.
Kylie pone los ojos en blanco, el lunes peleó con Jake y no se hablaron hasta hoy
en la mañana. Pero lo que digo es cierto, nunca espero salir de esta etapa tan
maravillosa con Travis.
Suspira y puedo notar el dolor en su expresión.
—Lo amo, Jane, pero a veces es un cabrón al que quiero romperle los putos
dientes—me río en carcajadas, me muestra mala cara y me detengo, uno los
labios para evitar reír—. No es gracioso, idiota.
—Claro que no lo es—digo, deteniendo mi risa—. Pero tienes que hablar con él,
apuesto a que también se siente una mierda.
El profesor Brown entró en la sala de clases y tuvimos que cerrar la boca, le doy
una mirada que dice: "hagas lo que hagas, te apoyo".
****
Estamos en la cafetería con Ky, los chicos tienen práctica de fútbol porque la
temporada está en su apogeo, así que entrenan todo el día, todos los putos días.
Extraño a Trav, a pesar de que nos vemos en la salida y pasamos la tarde juntos.
Me es inevitable no extrañarlo molestándome mientras intento comer o
diciéndome cuanto me ama en medio de la clase.
Agarro una ensalada de albaca y la pongo en mi bandeja, un jugo de naranja, una
manzana y una porción de pollo. Kylie mira con asco mi bandeja, pero ella tiene
una hamburguesa, un taco y una coca cola de dieta para "equilibrar".
—¿Qué?—le pregunto cuando llegamos a nuestra mesa, sigue con su mueca de
asco, viendo mi comida—. No he ido al gimnasio desde que estoy con Travis,
¿Okay? Tengo que equilibrar mi falta de ejercicio con mi comida.
—Pero ahora haces una clase de ejercicio... Y que es sin duda, mucho más
divertida y efectiva.
Le lanzo un pedazo de lechuga.—Por eso no engordas, ¿verdad golosa?
—Bueno, Jake es muy bueno, así que no me quejo.
Empiezo a comer, y cuando trago una pregunta se me cruza en la mente, una que
he querido preguntarle desde hace un tiempo.
—Ky, hay algo que quiero preguntarte.
—Pues hazlo—dice con la boca repleta de comida. Ignoro cuan graciosa se ve
con la cara manchada de salsa de tomate.
—Es que... eh...—dudo un momento, es vergonzoso—, ¿Te... eh... viniste tu
primera vez?
Escupe la comida y ahoga una risa.—¿Cómo?
—Ya sabes—muevo mis manos, tratando de explicarlo mejor—. Es que escuché
que era muy raro hacerlo en la primera vez, y yo... lo hice.
—Wow, Travis debe ser muy bueno en lo que hace—dice, limpiando su boca con
una servilleta—. Y no, no me corrí, solo sentí dolor. Me corrí en la tercera o cuarta
vez que estuvimos juntos.
—Ah...—digo, sonrojándome.
Bueno, Travis es excelente en lo que hace, así que se me hace raro entender a
las chicas que no lo hayan hecho. Okay, también Travis me preparó antes del
sexo, me entrenó muy bien.
Terminamos nuestra comida, Kylie me platicó sobre lo que le iba a decir a Jake
cuando sea su hora de hablar. No quisiera que terminaran, son una hermosa
pareja y sé que se aman.
***
Es la hora de salida y nos dirigimos directamente a la cancha de futbol, Ky está
nerviosa por ver a Jake, pero sé que quiere verlo, la conozco.
Cuando ellos empezaron a salir, no lo dije, pero me sentía mal de estar sola ya
que Jake pasaba con ella todo el tiempo, yo tenía a Travis, pero no es lo mismo
que tu mejor amiga.
Ahora que yo también tengo novio, hacemos lo posible para pasar tiempo juntas.
Hacemos pijamadas cuando no nos quedamos con los chicos y eso es perfecto.
Ahora la entiendo porqué pasaba tanto tiempo con él, porque cuando tienes una
pareja, todo tu mundo se reduce a esa persona. Y mi mundo ahora se reduce a
Travis.
Travis y Jake nos miran cuando Ky y yo nos sentamos en nuestro lugar, Jake mira
a Kylie y los ojos de mi amiga se llenan de lágrimas, pero nunca deja de mirarlo. Al
ver la expresión de Kylie, Jake corre en dirección a las gradas a una gran
velocidad. Llega a nuestra altura jadeando y Kylie no puede retener las lágrimas.
Abrazo a mi amiga, quien esconde la cara en mi cuello. Me duele verla así, ella es
mi compañera de aventuras y de ver traseros de los chicos, no una debil llorona,
ese papel me lo debe dejar a mí.
—Jane—Jake llama mi atención—. ¿Me puedes dejar a solas con Kylie?
—No, Janie—susurra Kylie, suplicante.
—Tienen que hablar—le digo, acariciando su largo y rojo cabello.
—No quiero hablar—solloza.
—Tienen que hablar, has estado practicando lo que vas a decirle toda la jodida
mañana.
Se separa de mí, su maquillaje está corrido por gruesas lágrimas negras en sus
cachetes. Se limpia sus lágrimas y se voltea a mirar a Jake, la cara de su novio se
hunde con dolor al ver a Kylie en esta situación.
—Kylie—la voz de Jake sale en un susurro desgarrador—. Bebé, soy un idiota.
—Uno muy grande—le contesta su novia—. ¡Jane! ¿Qué haces todavía aquí!
Oh, mierda. Levanto las manos en son de paz y me retiro a buscar a Trav.
No recorro mucho y lo encuentro, me está mirando fijamente, apoyado sobre la
cerca que divide el campo del graderío. Me acerco a él y cuando ya estoy a su
altura, planto un beso en sus labios.
—En serio, me asusta la forma en que me miras, Stone—digo bromeando.
—No te mirara tanto si el hijo de puta de Logan no te estuviera comiendo con los
ojos—no me sigue mi broma. Frunzo el ceño, ¿a qué viene esto?
—Ignoraré que estás peleando por Logan y que has arruinado mi buen humor.
—¿Que yo te lo arruino?—vuelvo a fruncir el ceño, ¿qué carajos le pasa?—. Tu
arruinas el mío al ponerte una falda tan corta, tus blusas escotadas y todo el
maquillaje que llevas. En serio, Jane, si no te conociera mejor, diría que te vistes
así para gustar a otros.
Miro mi falda, no es corta, de hecho es sólo un poco más arriba de la rodilla, ahora
ya me enojé.
—Está bien, Travis, no estoy para aguantar tu mierda machista—gruño, me doy la
vuelta sobre mis talones—. Y para que te enteres, estamos en el puto siglo 21, no
necesitas decirme que ponerme o que hacer.
Y empiezo a caminar, mis ojos pican, pero no dejo que mis lágrimas caigan hasta
que estoy a una distancia prudente. Cuando llego a la salida, dejo que mis ojos
voten toda el agua acumulada en ellos.
—¡Jane!—escucho la voz de Travis llamándome y me echo a correr.
Corro y corro hasta que estoy fuera de la escuela, paro, recuperando el aliento y
dando bocanadas grandes de aire para estabilizarme. Siento unas manos fuertes
en mi cintura y me alzan en el aire, en un fuerte abrazo; doy un grito por la
sorpresa y miro hacia abajo. Es Travis.
—¡¿Qué carajos te pasa?!—grito, tratando de zafarme de su agarre—. ¡¿Estás
loco?!
Me deja en el suelo, cuando mis pies tocan por fin el piso, empiezo a golpear su
pecho. Ni se inmuta. Me agarra de las muñecas y eso no hace más que enojarme.
—¡Sueltame, Travis!
—No hasta que me escuches—dice, intento zafarme pero me es imposible—. Soy
un idiota, ¿de acuerdo?
—Wow, no me había dado cuenta—digo, sarcásticamente.
—Pero—continúa—, te amo, Jane. Estaba celoso de la manera en que Logan te
mira, y sé que no tengo el jodido derecho de decirte como vestirte.
—No, no lo tienes. Así como tampoco tienes derecho de insinuar que me visto
para provocar a otros hombres.
—Sé que eso estuvo mal, ¿está bien? Pero sabes como soy, me duele cuando
otro te mira.
—No me puedes vestir como monja toda la puta vida, Travis—gruño, suelta mis
muñecas—. A mí tampoco me gusta el efecto que tienes en otras mujeres pero no
te ando diciendo como vestirte y como no. Eso es posesión, Travis, y yo no soy la
clase de chica como para aguantar una relación así.
Me doy la vuelta, pero sus dedos cálidos agarran mi brazo.—No, Jane, tengo
mucho que aprender. Pero no te enojes conmigo, no me dejes. Sé que soy un hijo
de puta pero no quiero perderte... no a ti. Te amo con mi vida.
Puedo ver el miedo en sus ojos, tiene miedo de que lo deje pero para siempre. Me
acerco a él, agarro su nuca y uno mis labios con los suyos. Al inicio le es dificil
seguirme el paso, pero se recupera y empieza a devorarme. Mete su lengua y
empieza a bailar con la mía. Es un beso cargado de deseo y amor, yo tampoco
quiero perderlo, pero no quiero que me trate como si fuera de su posesión. Nos
separamos, jadeantes y respiramos pesadamente hasta que estamos listos para
hablar.
—Eres un tonto—digo, dejando un pequeño beso en la comisura de sus lindos y
suaves labios—. Pero, mierda, sólo Dios sabe cuanto te amo.
Lo miro sonreír.—Te amo, Jane. Lo que siento por ti es indescriptible, es
abrumador y no sé cómo actuar. tengo miedo que algún día decidas ya no
amarme y te vayas.
—Nunca lo haré, Travis—digo, agarrando cada lado de su rostro—. Te amo, y
necesitas hacer algo muy malo como para que te deje.
—Prometo no hacer ninguna tontería—dice, puedo ver la determinación en sus
ojos—. Joder, esto va mucho más allá de amar; te amo de una manera
inimaginable para mí.
—El sentimiento es mutuo—digo, y lo beso de nuevo.
Nos subimos a su auto y nos vamos a su casa, la anticipación quemándonos.
Cuando llegamos a su apartamento vamos directamente a su cuarto. Hacemos el
amor, el maravilloso sexo de reconciliación.
***
Agosto.
Miro mi teléfono de nuevo. Nada, no aparece nada.
Travis me dijo que me llamaría apenas llegue a la residencia de su universidad
pero él no... lo hace.
Miro la pantalla cada diez segundos, y mi nueva compañera de habitación se
molesta por eso, pero no me importa. Se llama Emery y es muy pesada, espero
que con el tiempo me equivoque y seamos buenas amigas.
—En fin —Emery se pone de pie—. Voy a una fiesta. Un tipo buenísimo llegó ayer
y voy a ver si está allí.
—¿Y si no está? —pregunto.
—Lo estará —dice, con seguridad—. No creo que un tipo tan bueno como él se
pierda una fiesta de fraternidad. Está en primero, pero es un jugador de fútbol
prodigio o algo así escuché. Así que es un buen candidato para un polvo.
Me trago la necesidad de poner los ojos en blanco. Se viste y se pone un
minivestido de stripper. No es que me caiga mal la tipa, pero sí. No la soporto.
Espero que cambie con el tiempo, porque si no, este año será muy largo.
Justo cuando ella va a abrir la puerta, esta suena con un toc. Miro en dirección a la
puerta, preguntando quien es y mi compañera se encoge de hombros antes de
abrir.
Y mi corazón se paraliza.
Es Travis.
Parado en mi puerta.
Oh, Dios.
Salto de mi cama y me pongo de pie junto a esta.
—¿Lo conoces? —pregunta mi compañera de piso, no le presto atención, estoy
demasiado ocupada estudiando a mi esposo—. Es el tipo sexy de primero.
Travis lleva una camiseta gris, pantalones de chándal del mismo color y zapatillas.
Pero eso no me llama la atención. Tiene una chaqueta deportiva con el logotipo de
Columbia... la universidad donde estamos.
Él acaso...
Lo hizo, joder.
—¿Qué haces aquí? —exclamo y corro a sus brazos, me atrapa en el aire y me da
vueltas en el lugar.
—¿Creías que iba a dejar a mi esposa sola en los primeros meses de casados? —
niega con la cabeza cuando ya me pone sobre mis pies.
—¡¿Esposa?! —pregunta Emery, indignada.
La ignoramos.
—Claro que no —digo y me lanzo a sus brazos otra vez.
—Y... lo mejor de todo es que... Tenemos nuestro propio apartamento —anuncia.
—¡¿Qué?! —la felicidad no me cabe en el cuerpo, eso significa que no tendré que
vivir en la residencia.
—Adiós ahorros —anuncia, con fingido pesar.
—Tenemos una beca —digo—. Y siempre está el trabajo.
Nos reímos y empaco todas mis cosas de nuevo. Salimos y vamos a la ciudad,
donde está un edificio de piedra roja. El departamento es en el décimo octavo piso
y la vista es asombrosa, una vista de Manhattan, con grandes ventanales,
amueblado y absolutamente precioso. Muebles blancos adornan la sala de estar,
una televisión plasma gigante y una mesa de centro encima de una alfombra gris
entran a mi campo de visión. La cocina es amplia y moderna, y puedo ver que hay
dos habitaciones y dos baños en la planta baja. Unas escaleras en forma de
caracol suben al segundo piso y quiero desmayarme aquí mismo por lo hermoso
que es todo esto.
Nuestro hogar por los siguientes años.
Miro a Travis, que está en el umbral de nuestra puerta, mirándome con el rostro
lleno de amor. Corro hacia él y lo envuelvo con mis brazos, me devuelve el abrazo
con la misma fuerza que yo y cierro la puerta con mi pie. Esto es exactamente lo
que imaginé.
Mi sueño hecho realidad.
Mis felices para siempre.
Todos tenemos una historia que merece ser contada, con finales felices, tristes.
Historias de amor, guerra, acción, terror, de lo que sea. Esta fue mi historia con él,
nuestra historia. Y estoy orgullosa de haberla compartido. Porque nuestro amor
debía ser reconocido.
En fin, ¿Serías capaz de contar tu propia historia?
¿Serías capaz de enamorarte de tu mejor amigo?
Bueno, yo sí lo hice.
Y esta fue mi historia.
Y espero con todo mi corazón que encuentres a tu Amor Destinado.
FIN...
Siempre he querido hacer esto, escribir a quien va dedicado y a quién agradecer
toda la dedicación y las horas de esfuerzo aplicados en un libro.
Sin embargo, cada vez que leo un libro y miro los agradecimientos de las autoras,
me llevo una gran decepción. No es por el hecho de que agradecen a las
editoriales, a sus agentes, a sus editores, a su familia. De hecho, creo que la
familia es muy importante para rendir tributo en el agradecimiento. Pero creo que
lo más importante y la esencia de un libro son los lectores.
Los lectores te inspiran a seguir escribiendo, y cuando felicitan y aman tu trabajo...
es algo tan increíble.
Así que, quiero agradecer a mis lectores por todo el apoyo que he recibido. Esto
es dedicado a ustedes.
Sé que hay historias mejores que la mía, soy amateur y una novata y escribo lo
que hay en mi mente. Lo que yo deseo. Pero saber de que hay tantas personas de
que les ha gustado esto... no tiene palabras.
No soy una experta en literatura, no soy una escritora con experiencia, no sé si mi
libro está destinado al papel o no. Pero quiero agradecerles por todo el apoyo y el
amor que me han dado en estos seis meses de arduo trabajo.
Cuando inicié este libro, no sabía en lo que se iba a convertir, no tenía una idea en
concreto en mi cabeza. No sabía nada. Pero con el tiempo fui adquiriendo
experiencia, y fui formando una idea de cómo quería que funcione: cada
movimiento estaba calculado, y todo fue gracias a ustedes.
Gracias por ayudarme a mejorar.
Y pues, quiero agradecer a cada voto, cada visita, cada comentario que está en
esta historia, porque me cambiaron la vida. No sabía que hacer con mi vida
después de graduarme del colegio, pero me ayudaron a encontrarme a mí misma.
ESTO es a lo que quiero dedicarme, y todo es gracias al apoyo de ustedes.
En verdad, gracias por estar conmigo, por todas las horas de lectura que les
brindé. Por las 400 páginas que hay en este libro... por todo.
Los amo, en verdad se los agradezco.
Y también quiero dedicar esta historia a mi familia.
A mi papá por sobre protegerme. A mi mamá por ser la persona más graciosa
cuando se enoja. A mis tres hermanas por ser siempre gentiles y quererme
mucho.
Pero la que más le agradezco es a mi primera lectora y mi hermana mayor
Stephanie, gracias ñaña, de verdad te amo mucho. Tu me brindaste apoyo con
esto y no me criticaste ni me juzgaste mal cuando empecé a escribir, en verdad
gracias.
En fin, quiero decirles a todos que los amo con cada centímetro de mi ser.
En verdad se los agradezco.
Y espero con todo mi corazón que lean la secuela de mi mejor amigo, aquí está el
link: https://www.wattpad.com/story/135583613-mi-mejor-error-%C2%A9-ad-2-
pr%C3%B3ximamente
O vayan a mi perfil y ahí está. Se llama Mi Mejor Error y es la historia de Kylie y
Jake, es diferente a esta historia, pero les va a encantar mucho y llorarán mucho
<3.
También subiré algunos extras, así que estén pendientes <3
En fin... Gracias por todo.