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Asha Ninka

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INSTITUTO DE EDUCACION SUPERIOR

TECNOLOGICO
PRIVADO DEL ALTIPLANO

INFORME

ENFERMERIA TECNICA

TEMA: ASHANINKA

CURSO:
MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO
SOSTENIBLE

DOCENTE:

LIC. MARY CARI

PRESENTADO POR:
• CALLATA LLANOS YESSICA
• CONDORI QUISPE ORFELINA
VICTORIA
• CUNO MAMANI YONY
• GARNICA QUISPE JUANA LUZ
• LLANQUE TAPIA LIZ NOEMI
• MACEDO ADCO YAQUELIN
• TIPO ZUÑIGA LENU YAZURI
• TOMA LUNA MAGALY

SEMESTRE: III

PUNO-PERU
2021
INTRODUCCIÓN

El presente informe se presentará Los Ashaninka que representan el grupo


indígena u originario amazónico demográficamente más numeroso del Perú. Su
identidad se encuentra estrechamente relacionada con el territorio y la defensa
del mismo. De igual manera, es de suma importancia el vínculo con la naturaleza
y los seres que la habitan, puesto que entre ellos se reconoce que todo lo que les
rodea tiene vida. Los Ashaninka, además, reconocen la importancia de impulsar
la revalorización de su cultura, principalmente, para transmitir conocimientos y
saberes tradicionales, como el idioma o el uso de plantas, a las nuevas
generaciones.

El territorio Ashaninka se extiende en la zona alta del bosque tropical, en el


oriente de Perú. Este se caracteriza predominantemente por una profusa
vegetación de selva tropical, marcado también por espacios conglomerados de
pajonales, así como una proporción menor de llanura. Se trata, en gran medida,
de un territorio accidentado, donde se pueden encontrar pendientes, arroyos y
quebradas profundas. El clima tiene dos estaciones definidas. Por un lado, la
estación seca con poca presencia de lluvias y baja humedad entre los meses de
abril y octubre y, por otro lado, la estación lluviosa. Esta última va desde el mes
de diciembre hasta marzo y se caracteriza por el crecimiento de los ríos, los
cuales pueden llegar a tornarse peligrosos para la navegación (Weiss, 2005).

Las regiones donde se ubican mayoritariamente los Ashaninka son Junín,


Ucayali, Pasco, Cusco, Huánuco y Ayacucho, las cuales tienen como principales
ríos el Pichis, Perené, Ene, Tambo y Ucayali. Asimismo, existirían aún familias en
situación de aislamiento y contacto inicial en el Parque Nacional Otishi y en la
Reserva Comunal Ashaninka.

El asháninca es una lengua indígena americana de la familia arahuaca,


originaria de la yunga del Perú. Se habla especialmente a lo largo del curso de
los ríos Apurímac, Ene, Perené y
Tambo en Perú y en Acre, Brasil. El
asháninca no debe ser confundido con
el ashéninka. Es cercano también al
caquinte y al machiguenga. Wikipedia
Familia: Macro-arahuacana; Arawak
meridional; Campa; Asháninca
Región: Ríos Ene, Apurímac, Perené,
Tambo y Acre
Hablantes: 97 477
Oficial en: Ayacucho y Junín (Perú)
Escritura: alfabeto latino
ISO 639-3: cni
Familia de lenguas: Lenguas arahuacas, Lenguas
macroarahuacanas, Lenguas campa

Debido a la gran extensión geográfica y en base a las particularidades en criterios


culturales y lingüísticos, Weiss (1975, 2005) trazó una distinción entre los grupos
de acuerdo a la zona donde habitaban. Los que viven a orillas de los principales
ríos los denominó ribereños, mientras que también se puede ubicar a los
Ashaninka que habitan en la zona del Gran Pajonal, al noreste del territorio. Este
último grupo en la actualidad se autodenomina Asheninka.De acuerdo a la
información contenida en la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u
Originarios (BDPI), el pueblo indígena u originario Ashaninka cuenta con un total
de 675 localidades en las que viven y/o ejercen sus derechos colectivos, de las
cuales 405 cuentan con reconocimiento como comunidad nativa. De acuerdo a
los Censos Nacionales 2017, la población de dichas localidades asciende a
117,955 personas aproximadamente. Asimismo, a nivel nacional, 55,493
personas se sienten o consideran parte del pueblo Ashaninka.

Otras denominaciones

• Asháninka

Tipo de pueblo indígena

• Amazónico

Ámbitos territoriales con presencia


tradicional

• Cuencas del río Anacayali,


Apurímac, Ene, Pachitea, Perené,
Pichis, Tambo, Sheshea, Urubamba,
en los departamentos de Ayacucho,
Cusco, Huánuco, Junín, Pasco y
Ucayali.

Historia ¿Quiénes SON?

• Pre-Colonial
La presencia de los antepasados de los Ashaninka, los primeros hablantes
de lenguas de la familia Arawak, data de aproximadamente más de 3,000
años atrás. Su ubicación se concentraba en el curso medio del Río
Amazonas, en una zona próxima a la actual ciudad de Manaos, en Brasil.
Según Rojas Zolezzi (1994), estas poblaciones desarrollaron formas de
agricultura que permitieron el crecimiento poblacional, lo que a su vez
generó presiones por el recurso de la tierra aluvial. El pasado, entonces,
se vio marcado por diversos conflictos que motivaron la migración de
varios Arawak hacia el Ucayali y siguiendo su vertiente, hasta llegar a la
selva central.

Asimismo, se considera que los antepasados de los Ashaninka provenían


de una cultura llamada Hupa-iya, quienes llegaron hacia Ucayali
desplazados por migrantes que hablaban lenguas de la familia Pano.
Muchos de ellos se movilizaron hacia los valles de Chanchamayo, Perené
y Bajo Apurímac, así como posteriormente se dio la ocupación de los
valles situados a lo largo de los ríos Ene, Tambo, Pachitea, Pichis,
continuando hacia el Gran Pajona.

Debido al hallazgo de hachas de bronce en parte del territorio ancestral de


los Ashaninka, se conoce que mantuvieron relaciones de intercambio con
poblaciones andinas desde épocas anteriores a los Incas. Santos Granero
(1992) describe que, durante el periodo de los Incas, era común el
intercambio comercial y cultural entre distintos pueblos cuya lengua
pertenecía a la familia lingüística Arawak y el mundo andino. Los bienes
que trazaban principalmente eran plumas, plantas medicinales, carne de
mamíferos y pescado a cambio de herramientas. Este autor también
refiere la existencia de militares Ashaninka que ocupan importantes
posiciones en las huestes de los Incas. Es posible que este intercambio
haya traído como consecuencia no solo la diversificación de sus
herramientas de trabajo sino también la expansión de conocimientos
sobre los tejidos, así como el uso de instrumentos de viento.

Colonial

Hacia el inicio de la colonia, los españoles no prestaron mayor


protagonismo a los habitantes de la selva central por lo que su ingreso no
se daría hasta un siglo después. Esto se atribuye principalmente a que los
antepasados Arawak, si bien mantenían un contacto con sus pares
andinos para la realización de intercambios, no representó una relación
institucionalizada, lo cual restó importancia a la zona. De igual manera,
durante el inicio de la colonia, la selva central fue pensada principalmente
para establecer centros de abastecimiento, lo cual no contempló
incorporar los valles vecinos. Finalmente, se presume la intrusión de los
españoles en la selva se dio de manera tardía en tanto las principales
acciones estaban orientadas a hacerse de la riqueza del Inca.

Desde el año 1532 en que llegaron los españoles, los contactos con los
indígenas sucedieron esporádicamente. Recién hacia el año 1635 la
conquista haría la primera gran entrada hacia el territorio de los
Ashaninka, como parte del proceso de evangelización encaminado por los
misioneros franciscanos. Estos también fueron secundados por las
misiones dominicas en el año 1646.

La historia de contacto comenzó con la llegada del Fray Jerónimo


Jiménez a la frontera occidental del territorio indígena, quien dos años
después sería asesinado como parte de una emboscada de los habitantes
de la zona. Dichas acciones no desalentaron las misiones, las cuales
continuaron ingresaron por las ciudades de Tarma, La Merced y Satipo. El
impacto de la llegada de los misioneros fue de grandes dimensiones.
Además de las imposiciones ideológicas como la monogamia, la
obediencia, el servicio y el castigo, el periodo misional impactó en la
disminución de la población debido a la expansión de epidemias y otras
enfermedades. En ese sentido, se estima que durante el siglo XVIII la
población disminuyó en razón de 3.5 a 1.

Por otro lado, la llegada de las misiones no fue tomada pasivamente por
las poblaciones indígenas. Desde sus inicios, ocurrieron levantamientos y
rebeliones contra los españoles, siendo una de las más importantes el
movimiento liderado por Juan Santos Atahualpa entre los años 1742 y
1755. Este fue resultado de las tensiones generadas durante el siglo XVII,
las cuales posibilitaron la confluencia de una agrupación interétnica que
fue integrada por los antepasados del pueblo Ashaninka, Asheninka,
Yanesha, Nomatsigenga, Yine y Shipibo y Konibo.

Existe poca evidencia historiográfica sobre quién era Juan Santos


Atahualpa. Se estima que se trató de un mestizo andino, educado por los
jesuitas de Cusco, que llegó “vistiendo una cushma” al alto río Shimaqui,
zona de Shimá, en el Gran Pajonal. Fue aquí donde emprendió la
organización de diferentes poblaciones indígenas, que desembocó en un
levantamiento contra la misión franciscana del Gran Pajonal y,
posteriormente, se trasladó hacia el Perené, donde la insurgencia fue
contra la misión franciscana y los colonos de la selva central. La magnitud
de la rebelión forzó tanto a misioneros como a colonos a evacuar la zona.

Pese a los intentos de los españoles por reprimir el levantamiento, la


insurgencia persistió a tal medida que las autoridades coloniales se vieron
en la obligación de sellar la frontera amazónica para evitar que su
expansión llegara a los Andes y, posteriormente, a Lima. Es a partir de este
evento que la selva central guardó su independencia hasta mediados del
siglo XIX.

El éxito de la rebelión de Juan Santos Atahualpa mantiene diversas


explicaciones. Por un lado, se adscribe un carácter mesiánico al
movimiento. Se explica que, al llegar donde se encontraban las
poblaciones indígenas, se proclamó un ser semidivino, descendiente del
Inca Atahualpa y se autodenominó Atahualpa Apu Inka. Asimismo, la gran
convocatoria que tuvo se atribuye a que su llegada fue equiparada a la de
Itomi Pavá (Hijo del Sol). Este, de acuerdo a la cosmovisión del pueblo,
volvería para el restablecimiento del orden y defenderlos del despojo que
habían sufrido.

Por otro lado, la gran convocatoria se vincula también, con un sentimiento


anticolonialista gestado frente a la opresión y a la gran cantidad de
muertes ocasionadas por los españoles. En tal sentido, más que de
carácter religioso, se destaca como una rebelión etnopolítica cuyo fin era
la restauración de la libertad y el control de sus propias vidas (Veber,
2009). Dicho evento, constituye para el pueblo Ashaninka uno de los
principales hitos de resistencia frente a otros grupos invasores y guarda
importancia hasta la actualidad.

República

Durante el siglo XIX, población de origen europeo y andino logró obtener


buena parte de las tierras que hoy conforman la extensa provincia de
Chanchamayo, dando inicio a nuevos procesos de penetración al territorio
Ashaninka. Esta presión ocasionó el desplazamiento de muchos
indígenas hacia las cuencas del río Ene y río Tambo. Hacia finales de siglo
e inicios del siglo XX, otro de los procesos que tendría un gran impacto en
los habitantes de la selva central sería el boom de las exportaciones del
caucho.
El auge de este producto se tradujo en la explotación de la mano de obra
Ashaninka, quienes eran capturados en violentas misiones llamadas”
correrías” y forzados al trabajo por medio de sistemas de dependencia al
patrón cauchero. Estos consistían en pagar el trabajo de los indígenas por
medio de la entrega de bienes y productos con precios sobrevaluados, los
cuales en el tiempo comenzaba a generar deudas que difícilmente se
conseguían pagar. El uso de la violencia desmedida no se hizo tardar, ya
que muchos jefes de familia fueron asesinados para evitar la resistencia,
mientras que las mujeres y niños eran comercializados como esclavos
destinados a ser sirvientes o peones. Incluso acabado el auge cauchero,
la práctica de esclavizar indígenas se mantuvo vigente. Por otro lado,
durante buena parte del siglo XX la penetración colona en el valle del
Perené se extendió hacia la provincia de Satipo, originando que muchos
asentamientos indígenas vuelvan a ser desplazados. A partir de la década
de 1960, un grupo Ashaninka de los valles del río Apurímac se replegó
hacia la cuenca del río Ene y hacia zonas montañosas de la cordillera de
Vilcabamba y el valle de Pangoa, lo que trajo como resultado un patrón de
asentamiento disperso. En las décadas de 1970 y 1980 surgen las
primeras organizaciones políticas Ashaninka, cuya aparición fue decisiva
para la reorganización territorial de este pueblo, pues aseguró la titulación
de tierras a favor como comunidades nativas, en un contexto de
colonización.

En la década de 1980, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y


Sendero Luminoso comenzaron su accionar en la selva central. Ellos
llegaron al territorio en la búsqueda de nuevos espacios donde extender
la lucha armada, así como consecuencia de las acciones represivas que
se habían iniciado en la zona andina. Dichos grupos consiguieron imponer
su dominio en toda la provincia de Satipo y tuvieron el control de los valles
de los ríos Perené, Ene y Tambo. Ya para el año 1988, la zona sería
declarada en estado de emergencia.

Las tácticas de terrorismo que se ejercieron con los Ashaninka siguieron


el mismo patrón que se aplicaba en la zona andina. Principalmente en el
caso de Sendero Luminoso, se procedía a la captación de profesores,
promotores de salud, tanto indígenas como colonos, iniciando en las
localidades urbanas y, poco a poco se iba penetrando los espacios más
rurales. Asimismo, se producía el asesinato de líderes o cualquier persona
que resistiera a los mensajes y acciones senderistas. Las localidades eran
comúnmente saqueadas, los habitantes violentados al punto de llegar a
incendiar centros poblados enteros, lo que forzó el repliegue de muchos
indígenas al monte, donde sobrevivieron precariamente hasta encontrar
ayuda o hasta esperar que el panorama calmara.

Un momento importante en términos del posicionamiento de los


Ashaninka frente a ataques externos, fue el de la conformación del
“Ejército Ashaninka” como respuesta al asesinato del dirigente Alejandro
Calderón, a manos del MRTA en 1989. Armándose escopetas, arcos y
flechas, los Ashaninka colocaron puestos de control de tránsito en las vías
principales que comunicaban las ciudades de la zona, con la finalidad de
lograr la expulsión del MRTA y de otros grupos armados que ocupaban su
territorio. La conformación del “Ejército Ashaninka” y los ataques de los
grupos armados motivaron el levantamiento generalizado de las
organizaciones Ashaninka que conformaron rondas o comités de
autodefensa para enfrentarse a estos grupos. Ese mismo año, el Estado
peruano incrementó su presencia en el territorio, instalando entre 1991 y
1993 cinco guarniciones militares en Puerto Ocopa, Cutivireni, Valle
Esmeralda, Kiteni y Poyeni.

El Conflicto Armado Interno fue de gran impacto para el pueblo Ashaninka,


quienes representaron de los grupos indígenas más afectados por la
violencia política. Esto se produjo tanto por la desaparición de su
población, como por el enrolamiento forzoso en las filas de los grupos
armados. Asimismo, el rol de violencia y las represalias del ejército
posicionó a muchos indígenas en medio de un fuego cruzado, donde tanto
sus pares como miembros fuera de su cultura, podían potencialmente ser
causantes de violencia.

Hacia la actualidad, la memoria del conflicto armado interno sigue latente


en la mayoría de Ashaninka que vivieron esos años. Esta experiencia de
violencia y rompimiento de relaciones sociales es ejemplar para el grupo
en relación a la búsqueda de un “buen vivir” (Sarmiento, 2016). En ese
sentido, los años de violencia es un evento que no se desea repetir; por el
contrario, este grupo indígena se articula en la búsqueda de vivir
armoniosamente entre pares, con el medio en el que viven, así como
articularse para el beneficio común.

Instituciones Distintivas

• Instituciones Sociales
La organización social de los Ashaninka compone diversos elementos. En
relación al asentamiento y vivienda tradicional, los Ashaninka vivían en grupos
pequeños y dispersos. Antiguamente, existían dos tipos de casa en las familias
Ashaninka: la intómoe y la káapa. Esta distinción tendría como base una función
social y ritual, siendo la káapa definida como la casa masculina o de huéspedes,
mientras que la intómoe, era la casa femenina, donde vivía la familia nuclear,
lugar, además, donde se cocinaba y dormía.

Debido a la composición de los asentamientos, los Ashaninka se organizaban


por familias donde siempre destacaba un jefe de hogar. Al estar separados por
kilómetros, una de las prácticas más comunes era la visita, la cual podía darse
desde pocos días hasta periodos prolongados. Parte de la etiqueta entre vecinos
era que, al llegar un visitante lo primero que se debía hacer era servirle masato e
invitarle a descansar.

Hacia la actualidad, el patrón de asentamiento ha variado. Se ha pasado de una


organización de parentelas de entre 30 a 50 habitantes hacia la constitución de
aldeas o localidades entre doscientos y trescientos habitantes. Las localidades
ahora se ubican en torno a los servicios públicas de salud y educación. De igual
manera, las dinámicas de asentamiento actual reflejan una lógica de centros
urbanos, donde hay un espacio central como canchas de fútbol, escuelas,
centros médicos, etc., los cuales se rodean por las casas de la población
(Sarmiento, 2016). Además, la mayoría de familias Ashaninka abren sus chacras
al interior de los bosques, quebradas y ríos, construyendo casas y espacios de
estancia donde pernoctan varios días lejos de los centros comunales.

Por otro lado, sobre las relaciones de género, señala que los hombres y mujeres
Ashaninka se desarrollan desempeñando roles diferenciados y
complementarios, tanto en la esfera familiar como en la localidad.
Tradicionalmente, los hombres están relacionados con las actividades para la
reproducción social como la caza y la pesca, así como también se le vinculaba a
la ocupación de cargos en espacios públicos como ser jefes de la comunidad,
dirigentes, ronderos, etc. En cuanto a las mujeres, ellas se encargan de
actividades como la preparación de los alimentos, el cuidado de los hijos, la
limpieza, la artesanía, entre otras. Siendo la agricultura una actividad
desempeñada por ambos géneros. Según Rojas Zolezzi, como en la división de
las actividades productivas, ha existido también, una división según género del
mundo de la naturaleza. Así, los seres femeninos son el conjunto de árboles y
plantas, mientras los animales terrestres, aves y peces son considerados seres
masculinos.
Este modelo; sin embargo, no resulta exclusivo en tanto cada vez más los de
género se van transformando, entonces, también se encuentran mujeres que
participan de la pesca y hombres que se vinculan cada vez más con la actividad
familiar. Con el tiempo, se ha observado también, que la mujer Ashaninka ha
venido cobrando presencia en espacios públicos, especialmente aquellas que
logran acceder a mayor grado educación. El incremento de la participación de
las mujeres en el ámbito público puede trazar sus orígenes a partir de la
experiencia del Conflicto Armado Interno, donde emergieron muchas mujeres
lideresas, promotoras, jefas de comunidad, así como espacios para su
desarrollo, como los clubes de madres. Los roles y participación de las mujeres
Ashaninka también varían de acuerdo a un criterio generacional, al tipo de
comunidad ribereña o del pajonal, así como en relación a los vínculos con otros
pueblos amazónicos, andinos o instituciones.

Finalmente, la transición en los roles de género también tiene un correlato


importante en las relaciones de parentesco que solían organizar al pueblo
Ashaninka. Tradicionalmente se contaba con uniones matrimoniales
monogámicas, comprendidas por el emparejamiento de primos cruzados, así
como poligínicas, donde un jefe de familia contaba a más de una mujer. En estas
alianzas intervenían muchos factores como el prestigio del hombre, así como la
unión política de clanes familiares. En la actualidad se contempla que las
uniones matrimoniales obedecen cada vez más a criterios de elección personal.
Además, el emparejamiento ya no ocurre solo entre indígenas Ashaninka o con
sus pares de la etnia Arawak, sino, suele ser más común que los Ashaninka
mantengan relaciones con los colonos andinos.

Instituciones Económicas

Como muchos otros pueblos indígenas u originarios de la Amazonía, los


Ashaninka tienen como principales actividades económicas y de producción la
agricultura, la caza y la pesca. De acuerdo a Varese, los Ashaninka subsisten
principalmente de los productos que cultivan en la tierra. El tipo de agricultura
que practican, al igual que otras poblaciones del bosque tropical es la de roza y
quema, donde se abren ciertos espacios de vegetación para el cultivo que se
utiliza hasta agotar la parcela, para luego buscar abrir nuevos espacios.

El principal cultivo de este pueblo es la yuca ( Manihot esculenta). Los varones


son los encargados de abrir esquejes de yuca con la ayuda de un instrumento de
arado, que consiste en una pala de madera con un soporte para el pie, con el cual
se levanta la tierra. En la selva se puede contar con al menos treinta variedades
de esta planta, la cual es muy valorada por su rendimiento y debido a que se
puede cosechar durante todo el año. La yuca, entonces, representa una de las
bases de la alimentación Ashaninka.

Entre sus diversas formas de preparar, la más importante es el masato o también


llamado piarentsi. Su elaboración está a cargo exclusivamente de las mujeres,
las cuales se organizan en distintas jornadas para pelar la yuca, cocinarla,
aplastarla y masticarla. Distintas generaciones de mujeres se juntan alrededor
de las ollas de yuca y la mastican con fines de fermentar con la saliva. El masato
se consume usualmente con poca fermentación y como parte de las labores del
día. El consumo más fermentado se produce durante las fiestas o reuniones
también conocidas como “masateadas”.

Además de la yuca, otros cultivos que crecen en la zona son el maíz, el plátano,
el maní, los frijoles, así como diversos tubérculos nativos y frutas de la zona.
Igualmente, desde las últimas décadas del siglo XX, las familias Ashaninka han
incorporado nuevos cultivos con fines comerciales como el café y el cacao, los
cuales les generan ingresos económicos.

Otra actividad de importancia es la caza, denominada kobintaantsi en


Ashaninka. La cual representa una de las prácticas constitutivas de la identidad
masculina, por lo que ser un buen cazador es motivo de prestigio, así como la
carne de monte que se obtiene es de los alimentos más valorados en las
localidades. El bosque, entendido como el lugar más allá de las chacras, es el
espacio de caza, donde habitan los animales, pero también diversos seres de
naturaleza no humana.

Los hombres se adentran solos o en grupo durante varios días. Para garantizar
una buena caza deben procurar ciertos cuidados, como bañarse con plantas
especiales que los protejan de los demonios kamari, los cuales pueden herirlos
y enfermarlos. Asimismo, por medio de la toma de plantas, los hombres
fortalecen sus habilidades como cazadores.

Los Ashaninka se vinculan activamente con los seres no humanos del bosque,
por lo que se considera que los animales tienen “madres” o “padres”, con los que
deben relacionarse respetuosamente. En ese sentido, existen ciertas reglas
como no cazar excesivamente a una misma presa, no hacer sufrir inútilmente a
la presa o la prohibición para los cazadores principiantes de alimentarse de sus
primeras presas, ya que esto influiría negativamente en su posterior desempeño.

Los implementos clásicos de la caza son el arco y la flecha; sin embargo, hacia
la actualidad también se da el uso de escopetas y perros de caza. Los cazadores
suelen hacer escondites cerca a los lugares donde comen los animales y esperan
pacientemente a su llegada. También se tienden trampas o redes que
posteriormente son recolectadas con la presa. Algunos de los animales que
cazan los Ashaninka son venados, tapires, armadillos, algunas especies de
monos y de aves. También se recolectan animales de menor proporción como
tortugas, ranas, orugas, larvas, caracoles y variedades de insectos.

Asimismo, en relación a la pesca, esta es una actividad de subsistencia


condicionada a la estacionalidad, de acuerdo al régimen de lluvias, existen dos
tipos de pesca: la de río grande y la de quebradas. La primera se realiza cuando
el río está en vaciante y la segunda, cuando se encuentra en creciente.

La pesca es una actividad usualmente desempeñada por los hombres, siendo el


principal instrumento la atarraya, una red circular que se arroja al río. Si bien lo
común es que se desempeñe individualmente, señala que también existe un tipo
de pesca comunal. Las familias se organizan con el fin de crear una pequeña
represa en el río, de tal manera que los peces quedan atrapados en el medio. En
el incipiente flujo de agua se expande el barbasco, un veneno que tiene la función
de atontar a los peces, los cuales luego son recogidos por mujeres y niños en
sus canastos. La pesca grupal suele ser motivo de compartir entre los
Ashaninka. Los hombres bromean, cantan y limpian los pescados mientras que
las mujeres se encargan de sazonarlos y ahumarlos para comer. Estos
momentos son también, espacios importantes de socialización para los niños,
que van aprendiendo las funciones que deben tomar cuando crezcan.

Instituciones Políticas

La organización política Ashaninka ha recaído tradicionalmente sobre figuras


masculinas que llevan el liderazgo del grupo. Entre ellos se puede identificar
al pinkathari, quienes constituían los antiguos jefes de los clanes familiares y
asentamientos dispersos en que vivía el grupo.

El poder del pinkathari se basaba, entonces, en su prestigio como hombre sabio


y conocedor del bosque. A estas habilidades se le sumaba ser un buen cazador,
ser valiente en tiempos de guerra, así como poseer la capacidad de
convencimiento y persuasión. Todas estas habilidades de jefatura y carisma
generaban un reconocimiento dentro del grupo, por lo que el pinkathari ganaba
su posición a partir de la elección del grupo, además de poder ser hereditaria.

Otro tipo de figura de liderazgo era el sheripiriari, quien, a diferencia de los jefes
familiares, no era elegido por el grupo social, sino por los espíritus que decidían
que debía ocupar la posición de chamán. La principal función del sheripiari en el
orden político se basaba en mantener el equilibrio entre los poderes malignos y
el bienestar de los Ashaninka.

Según la creencia ancestral Ashaninka, son los que ‘conversan’ con los espíritus,
ya que tienen la capacidad para acceder a los seres que habitan en la naturaleza;
en los bosques, las montañas, las lagunas, las quebradas, los ríos, etc. Asimismo,
estos personajes tienen el poder para curar las enfermedades, los daños por
brujerías y los desórdenes en la relación con la naturaleza. Para ello,
los sheripiari realizan dietas especiales e ingieren plantas que ellos mismos
cultivan, como el tabaco y la ayahuasca. Estas plantas maestras suelen provocar
efectos alucinógenos que lo conducen al mundo de los espíritus, además de
producirle revelaciones sobre las personas.

Hacia finales del siglo pasado, la figura de la comunidad nativa ha impactado en


el ordenamiento social y político del grupo Ashaninka. Por ley, la comunidad debe
contar con un jefe, así como un comité de dirigentes que se encarguen de los
asuntos del pueblo. En ese sentido, los liderazgos indígenas han sufrido
transformaciones. Si en un momento el prestigio y el poder se basaba en las
habilidades vinculadas a la guerra o los espíritus, en la actualidad, la figura del
jefe se caracteriza por la facilidad para vincularse con el mundo fuera de la
comunidad y con el Estado. Esto, muchas veces comprende el acceso a
educación, así como el manejo del español. Los jefes en la actualidad no
ostentan el mismo prestigio que ocupaban los antiguos líderes. Asimismo, la
dirigencia ha pasado de ser un rol masculino a poco a poco integrar mujeres en
diversos espacios.

Expresiones Culturales

• Festividades y Celebraciones

Una de las celebraciones más comunes entre los Ashaninka han sido las
“masateadas”, las cuales giran en torno a la preparación e ingesta del
masato, bebida tradicional del pueblo. Estas componen una versión actual
de la fiesta que se hacía en honor a Kashiri, el dios Luna.
Las mujeres se organizan para la preparación de grandes cantidades de
masato, las cuales se comienzan a tomar desde la tarde, una vez
finalizada la jornada de trabajo, hasta horas de la noche o incluso días,
dependiendo de la provisión de masato. Estos eventos suelen ser muy
animados. Las familias comen, beben, conversan y bromean entre pares.
La ingesta de masato fermentado usualmente conlleva a la embriaguez,
la cual se canaliza en cantos y bailes.

Los hombres tocan instrumentos como el tambor o la antara tsonkari


mientras que el resto de participantes se unen con bailes, ha distinguido
que tradicionalmente los bailes se dividían por género, formando cada
grupo distintas figuras geométricas y desplazándose por el espacio
disponible. Además de la música, algunos hombres también se animan a
cantar. En la actualidad, las masateadas siguen celebrándose, ya sea de
manera colectiva, como resultado de la organización de la localidad o
dentro de pequeños grupos familiares.

Manifestaciones Artísticas y Artefactos Culturales

El pueblo Ashaninka guarda una gran experiencia en la elaboración de


diversos objetos como cerámica, cestos, esteras, entre otros, los cuales
componen parte de su legado material.
ha resaltado entre ellos el hilado y el tejido, actividades
predominantemente femeninas que devienen en la confección de las
cushma tradicional. El origen de la habilidad del tejido es explicado a partir
de la mitología de la araña. Luego que una gran inundación destruyó la
humanidad, los sobrevivientes fueron un chamán y su familia, de los
cuales descienden los Ashaninka. Se cuenta que Heto, le comunica a la
mujer sobreviviente sobre las técnicas del hilado, el tejido, así como la
magia para que sea una buena tejedora. También le entregó las hierbas
mágicas ivenki con las cuales purificarse las manos, así como los
utensilios usados para la textilería. Al descubrir esta relación el chamán,
Heto tomó la forma de la araña, con la cual se le conoce actualmente. Por
otro lado, algunas creencias sobre el tejido explican que las mujeres
Ashaninka no pueden mirar la luna mientras están tejiendo puesto que, de
estar en cuarto creciente, la luna está torcida. En ese sentido, el tejido
peligra de salir igualmente torcido y de producirse nudos.

El documentado la elaboración tradicional de cerámica y alfarería como


parte del conocimiento Ashaninka. El autor destaca que las mujeres de
este pueblo, a diferencia de la técnica más expandida, no hacían uso del
torno, sino que empleaban un método denominado “enrollamiento”. La
cerámica era destinada principalmente para la elaboración de ollas,
tazones u objetos de la cocina, las cuales se preparaban a partir de arcilla
humedecida que daba forma sobre una superficie plana. Esta,
posteriormente era pulida con una piedra que funcionaba como un
martillo. Asimismo, se empleaba algodón local con el propósito de
templar la arcilla.

La alfarería se realizaba usualmente durante la estación seca, la cual


facilitaba los insumos para la elaboración de objetos. Una vez que se tenía
la pieza lista, el siguiente paso era colocarla al fuego con un mentón de
hojarasca que se consumía hasta el final. Si bien esta cerámica no solía
ser pintada, Weiss en su trabajo etnográfico, explica que ocasionalmente
se le decoraba con algún trazo geométrico. Hacia la actualidad, la
cerámica y alfarería es una práctica poco empleada por los Ashaninka.
Kummels detalla que esto se debe a la inserción de nuevos objetos, como
las ollas de aluminio o los objetos de plástico, que van reemplazando la
necesidad de elaborar utensilios para la cotidianidad.

Al igual que los telares y la cerámica, otros objetos cuya fabricación está
en el dominio de las mujeres son los cestos y esteras. Estos se hacen de
palma que se entrelaza para dar la forma deseada. Los cestos se
caracterizan por llevar una cinta hecha de corteza, la cual sirve para portar
el objeto. Las mujeres suelen ubicar esta cinta en la altura de la cabeza a
manera de vincha, de tal forma que el cesto queda en la espalda y tiene la
utilidad de cargar y transportar diversas cosechas como la yuca. Las
esteras, por otro lado, se ubican usualmente en las viviendas Ashaninka y
se utilizan para sentarse, reposar o incluso para dormir. Su utilidad es a
manera de muebles y se ubican tanto dentro como fuera de la casa.

Vestimenta y Trajes Tradicionales

La vestimenta tradicional de los Ashaninka es denominada “cushma”,


palabra de origen quechua cuya traducción a la lengua Ashaninka es
kitsaarentsi. Comprende una túnica amplia tejida usualmente de algodón
hilado, la cual es usada tanto por hombres como por mujeres.
La elaboración de una cushma comprende un proceso bastante
minucioso, donde las mujeres hilan el algodón local haciendo girar un
huso dentro de un recipiente de calabaza. Los hilos que se consiguen de
este proceso se tejen hasta la obtención de largas telas rectangulares, las
cuales son decoradas con rayas finas hechas de otros hilos que son
teñidos con la corteza del árbol pochotaroki. Las cushmas hechas de hilo
de algodón se destinan usualmente para los hombres, que se diferencian
por tener una abertura vertical para la cabeza hacia el borde superior de
la prenda. Las mujeres, por otro lado, suelen usar cushmas de tocuyo, tela
industrial que se compran en las ciudades y a diferencia de los hombres,
la cushma de las mujeres lleva una abertura horizontal para la cabeza.

En la actualidad, el uso de la cushma sigue bastante extendido en el


pueblo Ashaninka. Además del empleo de otro tipo de telas industriales,
se suele adornar la cushma con semillas y plumas hacia las mangas de la
prenda cuando se trata de los uniformes escolares, esto implica una
referencia a las cushmas de gala que usaba tradicionalmente. A la par de
los colores habituales obtenidos del tinte natural de plantas como el
rojizo, el pardo, el anaranjado, también se han incorporado una nueva
gama de colores como el rosado, verde, entre otros.

Por otro lado, otro elemento que conforma parte de la vestimenta es la


bolsa tsarato, elaborada de algodón, así como el tsompirontsi, que
consiste en una faja que se utiliza para cargar a los bebés y niños
pequeños (Kummels, 2018).

Lengua

• La lengua ashaninka pertenece a la familia lingüística Arawak, es hablada


por el pueblo Ashaninka y se encuentra en estado vital. Los resultados de
los Censos Nacionales 2017 indican que 73,567 personas aprendieron a
hablar en su niñez en la lengua ashaninka. Para mayor información, se
recomienda la revisión de la Ficha de la lengua ashaninka y el Mapa
Sonoro Estadístico de Lenguas Indígenas u Originarias del Ministerio de
Cultura.

Cosmovisión y sabiduría ancestral

• Mitos, dioses y visiones del mundo

La cosmovisión Ashaninka comprende la interrelación con diversos


mundos donde habitan seres de gran poder y con influencia en la
cotidianidad de las personas. Los mitos, las visiones y las explicaciones
del origen del mundo no están retratados en una narrativa unificada; por
el contrario, implican variaciones de acuerdo a las localidades y a las
generaciones.

De acuerdo al autor, la cosmovisión Ashaninka está definida por diversos


mundos que están dispuestos verticalmente, los cuales forman el
universo. Entre ellos, el pueblo Ashaninka se ubica en el centro, en una
tierra plana denominada Kamavéni o tierra de la muerte porque en dicho
lugar todos llegan a morir en algún momento. En la periferia de este lugar
están los espíritus buenos kametsa, quienes pueden llegar a ser visitados
por especialistas espirituales. También está la tierra del trueno, donde
habitan los espíritus que ocasionan este fenómeno, así como demonios o
espíritus malignos que habitan el monte.

Encima y debajo del Kamavéni existen diversas capas donde habitan


seres de naturaleza inmortal. En el mundo de arriba se caracteriza
el Jenókiite, que es el lugar donde habita Tasorentsi, dios todo poderoso.
Lo acompañan ahí el dios Sol, el dios Luna, las Estrellas, entre otros. Por
otro lado, en el mundo de abajo se caracteriza el Sharingaveni, un lugar de
sufrimiento y castigo infinito.

la sociedad Ashaninka actual es el resultado de diversos sucesos míticos.


El autor recogió en la tradición oral la existencia de tiempo mítico
denominado páirani. Este fue un momento anterior al pasado histórico y
constituye el tiempo de los antiguos. La humanidad que habitaba
entonces se componía por guerreros caníbales que entablaban
constantemente conflicto, desconocían sobre el uso de las plantas y
todos los saberes que guarda la cultura actual.

Estos antepasados sucumbieron ante una gran inundación de la cual solo


sobrevivió un chamán y su familia, quienes se montaron en una balsa
hasta que descendieron los niveles de agua. Es a partir de ellos que se
origina la nueva humanidad. Poco a poco, se les va dotando de dones y
regalos de los dioses, los cuales les transmiten conocimientos como la
habilidad de cultivar o de fabricar utensilios, así como otros elementos
que componen la cultura Ashaninka.

Entre los principales dioses está Luna, también llamado Kashiri. Este, en
realidad, es un dios masculino, se cuenta que al enamorarse de una mujer
la tomó por esposa y dejó como don a la humanidad, la yuca, alimento
primordial para los Ashaninka. De esta unión nace el dios Sol, quien en
contextos religiosos recibe el nombre de Pavá. Este es el proveedor del
calor, entre los indígenas, se le homenajeaba con danzas y música de
flautas.

También se destaca el rol de Avíreri, un héroe con la condición de


semidiós, quien aportó a la humanidad la distinción entre el día y la noche,
así como la estación seca de la estación lluviosa. Él es responsable de la
creación de los animales y mantenía el cuidado de los mismos, por medio
de convertir a los invasores del territorio en rocas. Se cuenta que Avíveri
cometió acciones que molestaron al pueblo, por lo que fue arrojado hacia
el final de uno de los ríos cósmicos. Aquí llegó con el
dios Pachakáma, quien le pidió que lo ayude a sostener la tierra.

De esta manera, la existencia del tiempo páirani define el ordenamiento


de la humanidad actual; sin embargo, esto también establece que el
pueblo Ashaninka se encuentra vulnerable a nuevos cataclismos o
eventos cósmicos que ocurran cíclicamente y alteren nuevamente el
orden de la vida.

Sobre el destino de las personas, el atzíri, es decir, el ser humano se


encuentra en calidad de transeúnte en el mundo del medio. Con la muerte,
se abren nuevos caminos para llegar a los otros mundos que se
encuentran tanto arriba como abajo, los cuales también pueden llegar a
conocerse a través de los sueños. Los Ashaninka dejan su parte corpórea,
el péyari y parte su esencia espiritual. Asimismo, solo los sheripiari más
experimentados tienen la capacidad de transitar entre mundos.

Mundo espiritual y seres no humanos

Al comprender la facilidad con la que humanos, seres divinos y


espirituales transitan diversos planos, los Ashaninka son un grupo
altamente relacional. Esto implica que, pese a que en la forma física
existen diferencias humanas, animales, plantas u otros componentes de
su entorno; en la forma interior, constituyen la misma esencia y se les
puede atribuir las mismas características humanas. Lo cual hace que
tanto los Ashaninka, como el medio que los rodea, convivan en un mismo
plano ontológico.

Con esto, el autor llama a entender que, en la cosmovisión Ashaninka, el


mundo se presenta como una totalidad impregnada de fuerzas y espíritus
sagrados de carácter positivo, negativo o polivalente. Los espíritus con
los que conviven el pueblo Ashaninka se caracterizan de múltiples formas;
por un lado, se pueden encontrar los espíritus buenos, como
los kametsa o las madres y padres de los animales. Por otro lado, también
están los seres malignos, los cuales se clasifican como kamaris. Entre
ellos destaca el mironti, que puede adoptar distintas apariencias como la
de un hombre alto, un mono, un burro o un oso hormiguero. Este espíritu
ataca principalmente a los hombres que han asesinado a otros hombres.
Otro ser que reconocen los Ashaninka es la boa yacumama, que roba las
almas o la sirena nijasato, que enamora a los hombres y termina
ahogándolos en el río. Algunos de estos seres viven alejados en los cerros,
como el katashireri, que come hombres y otros, en los precipicios y ríos,
como el mankoite. Otros también suelen acercarse más a las localidades
e incluso se les escucha de noche como el demonio tunchi.

Con este panorama, la necesidad de vivir entre humanos y no humanos


en un equilibrio natural es un hecho indispensable para sostener una vida
armoniosa. La importancia de esta relación sin distinciones con la
naturaleza y los seres que la habitan es uno de los puntos más
importantes de la vinculación del pueblo con el bosque y el territorio. Este
no es percibido como un espacio inerte o como un lugar de
aprovisionamiento, sino como un semejante, donde habitan seres con los
que se establecen relaciones sociales y a los que se le deben respeto y
cuidado. En ese sentido, parte importante para entender la forma de vivir
Ashaninka es la filosofía del kametsa asaiki, la cual implica todo un
proyecto de vida orientado hacia el “buen vivir” o “vivir bien juntos”.

Conocimientos y prácticas tradicionales

Durante muchos años, los Ashaninka de la selva central han desarrollado


sistemas de conocimiento en diversos campos como la producción para
la subsistencia o la elaboración de una variedad de objetos y
herramientas. Uno de los conocimientos ancestrales que más destaca es
la medicina a base de plantas, así como el despliegue de especialistas
conocedores de técnicas para sanar.

Al igual que muchos pueblos indígenas u originarios, los Ashaninka


transitan en diversos sistemas médicos además del oficial. Si bien se
reconocen padecimientos que se vinculan con la biomedicina, también
existe un bagaje de explicaciones y construcciones sobre la salud y la
enfermedad que escapan de esta. Para este grupo, la salud y la
enfermedad se entienden desde una perspectiva relacional. Así, el daño
es expresión de problemas en los vínculos de la persona ya sea con sus
pares Ashaninka o con los seres espirituales.

La enfermedad sucede cuando un sujeto sufre un daño, ya sea causado


por una persona por medio de la brujería o por un agente no humano,
como los kamaris. Cuando una persona cae enferma presenta
sintomatología como fiebres, vómitos, diarreas, etc. Muchas veces,
cuando la familia no puede identificar las causas del padecimiento
consultan con los especialistas de la medicina tradicional.

Entre las prácticas terapéuticas más comunes está el preparar remedios


a base de plantas especiales. Las abuelas y abuelos, así como otros
adultos mayores son los que más conocen las ivenki y pinitsi, es decir, las
plantas y hierbas medicinales que calmarán los padecimientos. La
administración de estos remedios puede ser por medio de la ingesta o
también a través de baños medicinales. Las familias Ashaninka suelen
cultivar diversas plantas con propiedades curativas en sus huertos o
chacras; sin embargo, estas también son conseguidas por medio del
intercambio o buscando en el monte. Este punto, constituye entre otras
de las grandes razones para la valoración del territorio y los bosques,
puesto que representan la fuente principal de los insumos curativos.

Cuando las enfermedades presentan complicaciones, muchos indígenas


recurren a personas especializadas en ciertos tratamientos y
conocimientos para ayudar al enfermo en el restablecimiento de su salud
y sus relaciones. Entre los más conocidos están las vaporeadoras. Ellas
suelen ser mujeres que han acumulado conocimiento sobre las plantas,
así como han guardado una preparación especial por medio de hacer
dietas alimenticias y abstinencia sexual, prácticas que fomentan el poder
de su efectividad. La principal técnica de las vaporeadoras, como su
nombre lo indica, es la cura por medio del vapor que emanan las plantas
medicinales al ser calentadas con piedras hirviendo. Se coloca al enfermo
cerca de la olla de plantas, paso seguido de cubrirlo con una cushma, lo
cual lo aísla junto con el vapor medicinal y contribuye a su sanación.
Según la gravedad de la persona, se le indicará las veces que debe seguir
dicho procedimiento.

Por otro lado, los especialistas más importantes en la cultura Ashaninka


son los sheripiari. Su principal función es adentrarse en el mundo de lo
invisible y establecer una relación con diversos seres espirituales. La
preparación para volverse sheripiari es rigurosa y requiere varios años de
entrenamiento guiado por otro sabio. Esto se acompaña con prácticas de
dieta y abstinencia, siendo también importante la ingesta de plantas
alucinógenas como la ayahuasca. Al tener la capacidad de transitar
diversos mundos y dialogar con seres no humanos, el trabajo
del sheripiari consiste en ubicar al espíritu causante del daño e interceder
por el enfermo. Asimismo, lidera batallas contra otros brujos malignos,
denominados matsí, que hayan buscado hacer daño. Para extirpar el
agente causante de la enfermedad, los sheripiari también mastican
tabaco y posteriormente se dedican a succionar diversos lugares del del
cuerpo del enfermo hasta lograr su sanación (Weiss, 2005).

En tal sentido, el Estado peruano ha declarado mediante Resolución


directoral nacional N° 836/INC-2008 a los conocimientos y usos
tradicionales del Ayahuasca como Patrimonio Cultural de la Nación,
practicados por las comunidades nativas en el ámbito amazónico y como
garantía de continuidad cultural de los pueblos indígenas u originarios.

Identidad

• Autodenominación y otras denominaciones

La denominación “Ashaninka” puede traducirse como ‘gente’, ‘paisano’ o


‘familiar. La palabra también tiene un sentido inclusivo por lo que puede
entenderse, además, como ‘nuestra gente’, ‘nosotros los paisanos’ o
‘nuestra familia’. De acuerdo a los indígenas de este grupo comenzaron
a autodenominarse Ashaninka a partir de mediados de la década de 1970,
a la par de un proceso de toma de conciencia étnico-política y con
intención de distanciarse de otros tipos de denominaciones consideradas
peyorativas como “campas”.

A lo largo de su trayectoria histórica, el grupo Ashaninka ha recibido


denominaciones peyorativas de parte de diversos grupos. En el
Tawantinsuyo los llamaron antis, mientras que durante la colonia los
misioneros adoptaron nombres como “indios amages”, “pilcozones”,
“canparites”, “anapatis”, “capiris”, “cobaros”, “pisiataris”, entre otros. En tal
sentido, la denominación “campa” corresponde también a una
denominación exterior al grupo. Su expansión es atribuida a la misión
franciscana y el origen, se vincula al grupo lingüístico Pano, donde
pertenecían los intérpretes que llevaban los misioneros en sus viajes.

En la actualidad, y en sintonía con un proceso de afirmación de las


particularidades étnicas, algunos dirigentes de la provincia de Satipo han
adoptado la denominación de el “gran pueblo Ashaninka”.

Relación con otras identidades o expresiones culturales

El grupo Ashaninka ha cultivado históricamente relaciones con sus pares


indígenas. Esta vinculación se ha trazado tanto en intercambios y
préstamos culturales, así como en relaciones contradictorias y de guerra
Por ejemplo, desde tiempos prehispánicos, los Ashaninka se enfrentaron
constantemente con pueblos como los Yine y los Konibo, que luego se
fusionaron con los shipibos en el pueblo Shipibo-Konibo.

Los vecinos con los más se han cultivado relaciones de afinidad fueron
los Amuesha, posteriormente denominados Yanesha, lo cual se evidencia
por medio de los grandes parecidos en la cultura material. Una situación
similar sucede con el pueblo Nomatsigenga, ubicado mayoritariamente en
la zona de Pangoa y con quienes guardan bastante similitud en prácticas
culturales y creencias. Otros de sus vecinos con los que han producido
intercambios, son los Matsigenka y Asheninka, con los cuales se articulan
hasta la actualidad.

Antiguamente, los grupos familiares Ashaninka se vincularon con otros


pueblos a través de diversas rutas que cruzaban la cordillera de
Vilcabamba. El Cerro de la Sal, el cual constituía la principal fuente de sal
mineral de la selva central y se ubicaba cerca del territorio ancestral de
los Ashaninka y Yanesha, funcionó como un espacio de intercambio
comercial de suma importancia. Aquí acudía gente de diversos pueblos
para intercambiar bienes y conocimientos. La relación entre los “socios”
que intercambiaban productos se denominaba ayumpari o ayómpari y
tuvo como propósito ampliar las redes sociales e incrementar el prestigio
social de los hombres. Hacia la actualidad, las familias Ashaninka que aún
se encuentran en situación de aislamiento y contacto inicial, mantienen
relaciones esporádicas con otros Ashaninka vecinos, principalmente para
la realización de trueques.

Participación en relación al Estado

• Participación en procesos de consulta previa

A nivel nacional, las siete (7) organizaciones nacionales representativas


de los pueblos indígenas y originarios han participado en la
implementación de cinco (5) procesos de consulta previa en la medida
administrativa de un (1) Decreto Supremo, una (1) Resolución Ministerial
y tres (3) Reglamentos de Ley:
● Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la Política Sectorial de
Salud Intercultural.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Forestal y Fauna Silvestre.
● Propuesta de Resolución Ministerial que aprueba el Plan Nacional de
Educación Intercultural Bilingüe.
● Propuesta de Reglamento de la Ley de Lenguas Originarias.
● Propuesta del Reglamento de la Ley Marco sobre Cambio Climático.
Además, el pueblo Ashaninka, de manera específica, ha participado de
seis (6) procesos de consulta previa:
● Propuesta de Resolución Directoral que aprueba los términos de
referencia para la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental del
proyecto Hidrovía Amazónica.
● Proyecto de Decreto Supremo que autoriza la suscripción del contrato
de licencia para la exploración y explotación de Hidrocarburos en el Lote
169.
● Proyecto de Decreto Supremo que autoriza la suscripción del contrato
de licencia para la exploración y explotación de Hidrocarburos en el Lote
175.
● Proyecto de Decreto Supremo que autoriza la suscripción del contrato
de licencia para la exploración y explotación de Hidrocarburos en el Lote
189.
● Propuesta de Resolución Presidencial para la modificación de la
zonificación contenida en el Plan Maestro de la Reserva Comunal El Sira
2015 – 2019.
● Proyecto de Decreto Supremo que aprueba la suscripción del contrato
de licencia para la exploración y explotación de hidrocarburos en el Lote
200.
Para conocer más sobre estos procesos, visite el portal web de Consulta
Previa en: http://consultaprevia.cultura.gob.pe/

Participación en espacios de difusión cultural

La Feria Nacional de Artesanía Arte Nativa (ARTE NATIVA), organizada


por la Dirección General de Artesanía del Ministerio de Comercio Exterior
y Turismo (MINCETUR) es un espacio de difusión cultural en el que
participan representantes del pueblo Ashaninka.

La Feria ARTE NATIVA fortalece la valoración de los talentos,


habilidades, conocimientos y técnicas, además de promover el trabajo
colaborativo, la protección del medio ambiente, la interculturalidad y la
generación de alianzas entre todos los actores del sector artesanal. De
tal manera, los expositores del pueblo Ashaninka presentaron productos
culturales en bisutería, fibra vegetal, pintura, textil y trabajos en madera
en las ediciones del 2017, 2018 y 2019.
Por otro lado, el Programa para la salvaguardia del arte tradicional
peruano “Ruraq Maki, hecho a mano” , articulado por la Dirección de
Patrimonio Inmaterial, el Museo Nacional de la Cultura Peruana, el
Proyecto Qhapaq Ñan y las Direcciones Desconcentradas de Cultura,
todas ellas instancias del Ministerio de Cultura, es otro espacio de
difusión cultural en el que participan representantes del pueblo
Ashaninka.

En ese sentido, Ruraq Maki, hecho a mano, es uno de los esfuerzos


públicos para el registro, la investigación y la difusión del arte popular
tradicional. Para la organización de cada edición se convoca la
participación de artistas lo populares tradicionales de todas las regiones
del país quienes, a través de su arte, mantienen vigentes prácticas
tradicionales y ancestrales, muchas de las cuales se remontan a
períodos prehispánicos. De tal manera, los expositores del pueblo
Ashaninka presentaron adornos como collares, aretes, pulseras; y tejidos
para el vestuario, tocados emplumados, bolsas, cestería, armas, pipas,
entre otros.:

RESERVA COMUNAL DE ASHANINKA

Ubicación Geográfica

En la parte media del lado occidental de la Cordillera de Vilcabamba, en el distrito


de Río Tambo de la provincia de Satipo en el departamento de Junín y en el
distrito Pichari, provincia de la Convención en el departamento de Cusco. Con
una extensión de 184 468,38 hectáreas.

Creación

El 14 de enero del 2003, mediante Decreto Supremo Nº 003-2003-AG.

Objetivo

Garantizar la conservación de la biodiversidad biológica, en beneficio de las


comunidades nativas vecinas a la Reserva Comunal Asháninka.
La Reserva Comunal Asháninka está localizada en la parte media del lado
occidental de la Cordillera de Vilcabamba. Asimismo, se encuentra bordeando
los sectores norte y oeste del Parque Nacional Otishi, en las cabeceras de los
tributarios de los ríos Apurímac, Ene y Tambo.

Las comunidades nativas de la reserva son de la familia lingüística Arawac,


perteneciente a los pueblos Asháninka, Machiguenga y Kakinte, que aún
mantienen un fuerte vínculo cultural con sus territorios ancestrales y se
involucran en la conservación de sus recursos naturales. Los Ashánink

Esta importante área natural protegida cumple una importante función dentro de
la zona pues representa un escenario donde confluye la diversidad biológica y
cultural en perfecta armonía. Su presencia permite identificar cómo es que el
hombre desde miles de años ha sobrevivido y se ha desarrollado en estos
lugares.

Fauna:

Alberga una fauna representativa de los ecosistemas de colinas y montañas


bajas en la Amazonía peruana.

Entre los mamíferos presentes en este área se encuentran:

➢ la zarigüeya de cola corta (Monodelphis spp.),


➢ el mono araña (Ateles sp.)
➢ el tigrillo (Felis pardalis)
➢ el otorongo (Panthera onca)
➢ la sachavaca (Tapirus terrestres)
➢ la huangana (Tayassu pecari)
➢ el sajino (Tayassu tajacu)
➢ el maquisapa negro (Ateles paniscus)
➢ el pichico (Saguinus fuscicollis)
➢ el armadillo (Dasypus novemcinctus)
➢ el majáz (Agouti paca)
➢ el oso de anteojos (Tremarctos ornatus)
➢ el puma (Felis concolor)
➢ el venado (Mazama americana)
➢ el ronsoco (Hydrochoerus hydrochaeris).
➢ la lechuza de cuello blanco (Otus alboguralis)
➢ el arañero tres rayas (Basileuterus luteoviridis)
➢ el chululo castaño oscuro (Grallaria erythroleuca)
➢ el paujil (Mitu mitu)
➢ la pucacunga (Penelope jacquacu)
➢ el guacamayo azul (Ara ararauna)
➢ el guacamayo rojo (Ara macao)
➢ el gallito de las rocas (Rupicola peruviana).

Flora:

➢ la lupuna blanca (Chorisia integrifolia)


➢ la cumala (Virola sp.)
➢ la caoba (Swietenia macrophylla)
➢ el cedro (Cedrela odorata)
➢ el tornillo (Cedrelinga catenaeformis)
➢ el palo balsa (Ochroma lagopus)
➢ el zapote (Matisia cordata)
➢ el estoraque (Myroxylom balsamun)
➢ la yarina (Phytelephas sp.)
➢ la shapaja (Astrocaryum sp.)
➢ el aguaje (Mauritia flexuosa).

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