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Teoria de La Oportunidad

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"AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA"


UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

LA TEORIA DE LA OPORTUNIDAD

ESTUDIANTES.

 FRANCO NIÑO, GILDA ADRIANA


 GASTAÑAGA MORALES, ANDRE YURI
 MORAN CARMEN, ANYELLA NEREYDA

DOCENTE:

DR. NORMAN MENDOZA GARCIA

ASIGNATURA:

CRIMINOLOGIA

TUMBES – PERÚ
CAPITULO 1 – ANTECEDENTES
1.1. ORIGEN DE LA TEORÍA
Fue formulada por Marcus Felson y Lawrence E. Cohen en un trabajo
publicado en 1979: Social Change and Crime rate trends: A routine activity
approach. La teoría de las actividades rutinarias vincula la actividad delictiva con
el contexto situacional de autor y víctima, dando peso a los patrones rutinarios de
ambos, tanto legales como ilegales. Dichos patrones son los factores principales
de la comisión exitosa del delito. Existe interdependencia entre el estilo de vida de
la sociedad y las actividades rutinarias de los propios delincuentes.

La teoría dio pie a las teorías de elección racional formuladas en los


siguientes años. Surgen a raíz de un nuevo enfoque criminológico del delito, que
deja de centrarse en el criminal y comienza a prestar atención al evento criminal
en sí y los factores que influyen en él. Este enfoque clásico parte de la visión
pesimista respecto de la condición humana, dejando atrás posturas positivistas y
considerando el delito fruto de la falta de control adecuado .

En la Prevención Situacional del Delito (PSD) la 'oportunidad' es


considerada la 'causa principal del delito'. Felson y Clarke (1998) sugieren que
existen 10 formas en que esa teoría puede auxiliar cuando se práctica la
prevención del delito. Ellos denominaron a estas formas los 'principios'

La teoría de la oportunidad del delito ayuda a clasificar estas diferencias de


forma tal que las decisiones tomadas sean aquellas que produzcan las respuestas
y las acciones preventivas más convenientes.

La teoría de la oportunidad, según Felson y Clarke, se puede describir


como una ‘’perspectiva que explica la conducta delictiva como una función de las
características propias de ciertas situaciones en que, quienes son propensos a
aprovecharlas, encuentran oportunidades de obtener beneficios mediante la
comisión de un acto ilegal’’. (FELSON Y CLARKE. 1999)

1.2. FACTORES PRINCIPALES


Estrictamente, la teoría propone una explicación de la dinámica
de la criminalidad a nivel macrosocial, basada en los micro
fundamentos sociales de la situación delictiva. La formulación clásica de
Cohen y Felson (1979) postula que la realización de un acto delictivo
requiere la convergencia en tiempo y espacio de tres elementos: i) un
posible ofensor motivado; ii) un “blanco” u objetivo adecuado, y iii) la
ausencia de posibles guardianes capaces. Sin la presencia simultánea
de los tres factores, no es posible que ocurra un delito (Cohen y Felson
1979, 589).

El primer requisito para la comisión de un delito es un posible


ofensor motivado, es decir, un individuo con inclinaciones criminales y
la habilidad necesaria para llevarlas adelante. El segundo
requerimiento es la presencia de un blanco disponible. Desde el punto
de vista del ofensor, existen múltiples blancos posibles. un blanco
puede ser un objeto, una persona o un lugar. Sin embargo, no todos se
encuentran disponibles. Su disponibilidad depende de cuatro
características, que se han sintetizado en con el acrónimo V.I.V.A.
Primero, el objeto debe tener valor, característica que depende de la
evaluación del ofensor respecto de sus propios deseos y no del valor
monetario del objetivo. Segundo, debe ser inerte respecto al accionar
ilegal del ofensor. En el caso de objetos, la inercia refiere al tamaño y la
habilidad del delincuente de removerlo, mientras que, si el blanco es
una persona, involucra la capacidad física de la víctima de resistir un
atacante. Tercero, un blanco debe ser visible, de modo que el ofensor
pueda determinar si está presente o no. Por último, debe ser accesible,
lo que implica que el ofensor puede alcanzar el objetivo, pero también
retirarse o escapar si es preciso. Finalmente, el tercer requerimiento
es la ausencia de guardianes capaces. usualmente, un guardián es una
persona cuya mera presencia es suficiente para que el potencial
ofensor desista de cometer el delito. Rara vez puede tratarse de un
policía, siendo más frecuente que un familiar, un vecino, un amigo e
incluso una persona que casualmente transita en la proximidad del
objetivo encarne el papel del guardián. También puede tratarse
simplemente de una cámara, que indica que la posibilidad de que exista
un guardián monitoreando al ofensor y/o al blanco (Felson, 1986: 123).

Este esquema simple y excepcionalmente claro de la situación


delictiva, que parece adecuado para describir cualquier evento delictivo
singular, proporciona un fundamento micro social de la explicación de la
criminalidad como fenómeno social. Es precisamente el concepto que
da nombre a la teoría el que sirve para conectar el plano individual con
el societal.

Más tarde Felson incorporaría otros dos factores a su teoría:

1. La ausencia de un supervisor íntimo (persona próxima al ofensor que


puede minimizar el potencial delictivo de éste)

2. El comportamiento del llamado “gestor de espacio”, personas que


controlan el espacio como porteros o vigilantes.

Clarke sugiere un sexto factor: el facilitador del crimen, esto es la persona


que facilita al delincuente armas o instrumentos para cometer el delito.

1.3. LOS 10 PRINCIPIOS DEL DELITO DE OPORTUNIDAD

1. Las oportunidades juegan un rol importante en las causales del delito, no


únicamente en el delito contra la propiedad. Por ejemplo: Estudios hechos
en bares y clubs nocturnos, determinan que el diseño de estos locales y su
forma de administrarlos, juegan un rol importante en la generación o
prevención de la violencia dentro de los mismos.

2. Los delitos de oportunidad son muy específicos. Por ejemplo: El hurto de


vehículos para cometer secuestros, tiene un patrón muy diferente al hurto
de vehículos para su venta por partes. La teoría de la oportunidad del delito
ayuda a clasificar estas diferencias de forma tal que las decisiones tomadas
sean aquellas que produzcan las respuestas y las acciones preventivas
más convenientes.

3. Los delitos de oportunidad se concentran en tiempo y espacio. Existen


grandes diferencias de un lugar a otro donde se cometen delitos,
incluyendo aquellos delitos que ocurren en áreas definidas como de alta
peligrosidad. Los delitos sufren cambios considerables en función a la hora
del día y del día de la semana, reflejando las consecuencias que conllevan
las oportunidades (Teoría de la actividad rutinaria).
4. Los delitos de oportunidad dependen de los movimientos de las actividades
diarias. Los delincuentes y los objetivos cambian de acuerdo a sus
actividades rutinarias (p.ej. Trabajo, colegio, diversión). Por ejemplo: Los
delincuentes ejecutan los hurtos residenciales en el momento o en las
fechas en que los ocupantes se encuentran en el colegio, en el trabajo o de
vacaciones.
5. Un delito genera la oportunidad para otro. Por ejemplo: Un hurto
residencial exitoso, puede motivar al delincuente a volver en el futuro.

6. Algunos productos generan mayor ventaja a la comisión de delitos de


oportunidad. Por ejemplo: Productos eléctricos que son fácilmente
transportables tales como reproductores de DVD, teléfonos celulares y
computadoras portátiles, son muy atractivos para los delincuentes
(productos calientes).

7. Los cambios sociales y tecnológicos generan nuevos delitos de


oportunidad. Los productos son más vulnerables en su fase de
“crecimiento/comienzo de oferta-demanda” y de “mercadeo masivo”,
motivado a que la demanda de estos productos es muy alta. La mayoría de
estos productos pueden alcanzar una fase de “saturación” donde la mayoría
de la gente ya lo tenga y ya no sea tan rentable su hurto o robo.
8. El delito puede ser prevenido mediante la reducción de las oportunidades.
Los métodos de reducción de oportunidades para la prevención del delito
situacional pueden ser aplicados en todos los aspectos de la vida diaria,
pero deben adaptarse a cada situación delictiva en particular.

9. La reducción de oportunidades no en todas las oportunidades será garantía


de que el delito se desplace totalmente. El desplazamiento del delito en
gran escala no es común.

10. El enfoque conjunto por parte de las autoridades y de la comunidad en la


reducción de oportunidades, puede producir que el delito decline de manera
importante en una jurisdicción diferente. Las medidas preventivas en un
área, pueden llevar a la reducción del delito en otra, “difusión de
beneficios”.
CAPITULO 2.- TEORÍA DE LA CRIMINOLOGÍA AMBIENTAL

Se encarga de estudiar los sucesos criminales sucedidos en cierto


espacio y en qué momento se llevaron a cabo. Nos permite encontrar las
razones del porque cierto lugar es más propenso a que se puedan cometer
delitos.

Esta teoría tiene que ver bastante con los elementos delictivos que
hay en un espacio determinado donde un criminal o delincuente es criado o
si el lugar donde este ha cometido un delito tiene relación con el acto
cometido.

Tiene que ver mucho con el espacio físico y la delincuencia donde se


dice que de acuerdo al lugar en que conviven personas “BARRIOS O
ASENTAMIENTOS HUMANOS” podría hacer menos probable que sean
víctimas de alguna actividad delictiva.

De esta teoría hay 3 conceptos que son esenciales para explicarla:

 TERRITORIALIDAD. – que el ambiente donde conviven


personas puede llegar a crear un comportamiento de desviación Social –
Delictivo.
 VIGILANCIA. – mide el grado de formación del medio urbano
el cual le permite a los vecinos supervisarlo y así ejercer tipo de
CONTROL y asi vigilar mucho mejor su vecindario y actuar como factores
de protección a las tipologías “OBSERVABILIDAD”.
 IMAGEN Y ENTORNO. – la capacidad que tiene un medio
urbanístico para trasladar a los extranjeros que entren en el barrio una
sensación subcultural, ósea aislamiento o marginalidad de un cierto grupo
de personas en una estructura social.
TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS

Es una de las más populares en Criminología Ambiental y tiene una


fácil explicación: la sensación de bienestar social y el correcto
ordenamiento y aplicación de limpieza a un concreto barrio hará que en
este lugar baje el número de infracciones penales y con ello, la reducción
de la tasa de criminalidad.

 Factores de protección (reducen la delincuencia): sensación de


seguridad en la zona, limpieza urbana, bienestar social en el barrio,
correcto ordenamiento urbanístico y disociación de la violencia como
parte de esa pequeña cultura (antropología social y cultural).

Se trata de explicar el aumento de la taza de delitos cometidos en


una ciudad o metrópolis de acuerdo al espacio que hay en esta y la
diversidad de actividades que se desarrollen, ejemplo podría ser que, en
una gran ciudad, debido a la alta cantidad de actividades económicas que
ocurren en esta, una persona tiene un escenario de comisión de delitos
altísimos.
CAPITULO 3 – TEORIA DE LA OPORTUNIDAD

2.1. DEFINICIÓN.

También llamada Teoría de las Actividades Rutinarias, la cual se


relaciona de forma directa la racionalidad de la opción de delinquir con el
factor oportunidad.

Por “actividad rutinaria” se entiende toda práctica recurrente y


prevalente que satisface las necesidades básicas de la población y los
individuos, lo que incluye el trabajo formal, el ocio, las distintas formas en
que la gente consigue alimentos y refugio, la interacción social, la
enseñanza, la expresión sexual, etc. (Cohen y Felson 1979, 593).

En principio, esta definición amplia parece implicar exclusivamente


actividades que podrían considerarse legales. Sin embargo, la propuesta de
Cohen y Felson es considerar a la actividad delictiva como un tipo particular
de actividad rutinaria, que se nutre de las actividades legales.

Asumiendo que la estructura espacial y temporal de las acciones


rutinarias legales influye sobre el conjunto de oportunidades delictivas
disponibles (al punto de determinar la distribución geográfica y los niveles
de prevalencia e incidencia de los diferentes tipos de delitos ocurridos en
una comunidad), la teoría sostiene como principal hipótesis empírica que
los cambios ocurridos a partir de la Segunda Guerra Mundial en las rutinas
cotidianas relacionadas al trabajo, la educación y el ocio han concentrado a
más personas en lugares y horarios particulares, incrementando su
accesibilidad como blancos de delitos y manteniéndolos alejados de sus
hogares como guardianes de sus propias posesiones (Cohen y Felson,
1979).
2.2. AUMENTO DE CRIMINALIDAD

Del conjunto de perspectivas criminológicas que incorporan la noción


de racionalidad, la TAR probablemente sea el caso de mayor éxito y
difusión a nivel político y social. Desde la década de 1980 hasta el presente
continúa siendo el principal fundamento teórico de las políticas de
prevención del delito implementadas en varios países.

No resulta difícil adivinar el secreto de su éxito: a partir de un


esquema relativamente simple, la teoría permite comprender como algunas
de las principales transformaciones sociales experimentadas en las últimas
décadas están conectadas con un aumento de la criminalidad a través del
aumento de las oportunidades delictivas. Entre los principales cambios
sociales se destacan:

a. El importante crecimiento relativo de hogares unipersonales requiere de


un mayor suministro de bienes de consumo durable y otras mercancías que
pueden ser consideradas como objetivos delictivos atractivos;

b. La disminución efectiva de las actividades familiares y/o domésticas, que


implicó una reducción del nivel de vigilancia personal sobre otros. Los
hogares donde suele haber un esposo/a, un niño o algún otro miembro
proveen de mayores niveles de protección que los hogares unipersonales.
Al mismo tiempo, en los hogares con arreglos familiares, muchas de las
actividades suelen tener lugar en la vía pública, lo que disminuye las
probabilidades de la victimización;

c. Los hogares no familiares suelen caracterizarse por actividades


rutinarias con una mayor localización en la esfera pública que la privada,
aumentando la exposición a situaciones riesgosas. Por ello, los cambios en
el tipo de hogares y en las actividades domésticas desempeñadas afecta la
probabilidad de ser victimizado ya que aumenta la oferta de objetivos
delictivos disponibles y disminuye el nivel de vigilancia informal, lo que tiene
como consecuencia un aumento de las oportunidades delictivas (Miethe &
Meier 1993, 472);

d. La tendencia vigente en la producción de bienes tecnológicos de uso


doméstico es la disminución del tamaño de los bienes durables de alto
precio (por ejemplo, televisiones, computadoras, etc.). Dicho cambio implica
un aumento de las oportunidades delictivas ya que el robo de dichos
objetos involucra menores costos en relación al robo de ítems menos
portátiles, más difíciles de esconder y de menor valor de reventa14; y

e. Finalmente, el aumento de los hábitos de seguridad ocurridos en los


últimos años en la ciudadanía reduce el acceso a los potenciales objetivos
delictivos, produciendo un decremento la tasa de delitos (Miethe & Meier
1993, 472).

2.3. LOS CAMBIOS EN LAS ACTIVIDADES RUTINARIAS INCREMENTAN


LAS OPORTUNIDADES PARA EL DELITO

En las sociedades modernas se están produciendo cambios


importantes en las actividades rutinarias de la vida diaria, entre las que se
cuentan los permanentes desplazamientos de un lugar a otro y el aumento
del tiempo que se pasa fuera de casa respecto a otras épocas. También
han cambiado las actividades rutinarias que tienen que ver con el
movimiento de propiedades, que ha aumentado considerablemente.

Tal es el caso del dinero, que es objeto de continuas transacciones,


de pagos, de ingresos y de reintegros bancarios. Se mueven también las
propiedades visibles y materiales: los vehículos, los artículos de consumo,
etc. La sociedad es un magnífico escaparate. Cada vez hay más objetos y
más oportunidades para delinquir, lo que incrementa las tendencias a que
se produzcan actividades predatorias, agresivas o delictivas en la
comunidad especialmente aquello que se dan en el contacto directo entre
delincuentes y víctimas. Aumentan las posibilidades de contacto directo
entre personas, ya que hay muchas personas en lugares públicos. Existe,
en definitiva, una interdependencia entre las actividades rutinarias no
delictivas, movimientos bancarios, movimientos de propiedad es,
desplazamientos de las personas y salidas por la noche, y las actividades y
rutinas de los propios delincuentes.

La esencia de la teoría de las actividades rutinarias de Cohen y


Felson intenta responder a una pregunta implícita: ¿de qué forma la
organización espacio temporal de las actividades sociales en la vida
moderna favorece que las personas con inclinaciones delictivas pasen a la
acción?

Los autores afirman que los cambios estructurales propios de la vida


moderna en lo relativo a las actividades rutinarias de las personas
incrementan las tasas de criminalidad.

Esta transformación se ha observado en los países modernos que


favorecen el desarrollo económico y el empleo, el trabajo fuera de casa y el
bienestar general. Estos cambios y mejoras han propiciado un aumento
paralelo de las posibilidades para delinquir.

2.4. LA CONFLUENCIA DE DELINCUENTES, VÍCTIMAS Y AUSENCIA DE


CONTROLES

Cohen y Felson explican este aumento de la delincuencia mediante


la convergencia en el espacio y en el tiempo de tres elementos
interdependientes.

En la teoría de las actividades rutinarias / de la oportunidad, se


encuentran tres espacios totalmente delimitados. En el primero se
encuentran los cambios en las actividades rutinarias de vida diaria: como
son las transacciones bancarias, el movimiento de propiedades, continuos
desplazamientos, aumento del tiempo pasado fuera de casa, confluencia de
muchas personas en lugares públicos.

En el segundo espacio se encuentra el aumento de las


oportunidades y de las tendencias para el delito, como resultado de la
convergencia en el espacio y en el tiempo de tres elementos:

i. Delincuentes motivados.

ii. Objetos victimas apropiados.

iii. Ausencia de eficaces protectores.

Y en el tercer espacio se encuentra el aumento de las tasas de


criminalidad.

2.5. DERIVACIONES APLICADAS

Desde una perspectiva aplicada esta teoría se traduce en dos


predicciones teóricas acerca de la conducta delictiva:

a. La ausencia de uno solo de los elementos mencionados es suficiente


para prevenir la comisión de un delito: si no existe un delincuente
motivado, un objeto o una víctima propicia, o está presente el oportuno
control, se elimina la posibilidad del delito.

b. Sensu contrario, la convergencia de estos tres elementos produce un


aumento de las tasas de criminalidad.

c. Si la teoría de las actividades rutinarias fuera verdaderamente válida,


deberían observarse una serie de efectos de las actividades rutinarias que
llevan a cabo las personas sobre las tasas de criminalidad. El primero
sería que las actividades rutinarias que tienen lugar en la familia o cerca
de ella, o bien dentro de los grupos primarios, deberían suponer un menor
riesgo de victimación debido a la ausencia de delincuentes motivados para
el delito y a la presencia de eficaces protectores. El segundo, que si las
propiedades o personas se hallasen ubicados en lugares visibles o
accesibles, aumentaría el riesgo de victimación.

d. Cohen y Felson ponen especial énfasis aplicado en el último elemento


teórico, el del control preventivo. Es evidente que será muy difícil cambiar
el segundo elemento teórico, es decir evitar la existencia de víctimas
propicias y de objetos de valor en la sociedad.

CAPITULO 4 – TEORIA Y LA ECOLOGÍA DE LAS ACTIVIDADES RUTINARIAS.

Esta teoría relaciona de forma directa la racionalidad de la opción de


delinquir con el factor oportunidad. El criminal se guía por aspectos
utilitarios, costes y beneficio de la conducta a realizar desde el punto de
vista de sus propias expectativas. Esta teoría se entrelaza con las
llamadas “de oportunidad”, que se refieren al contexto y confluencia de
factores específicos en un mismo espacio-tiempo que facilitarían la
comisión del delito. La oportunidad en la vida moderna se da más a
menudo, lo que empujaría al delincuente a tomar la decisión racional de
cometer el delito con más frecuencia.

Los autores realizaron un estudio entre los años 1960 y 1980,


cuando hubo un gran crecimiento económico y observaron que el índice
de delitos aumentaba a la par. La notable mejora de los niveles y
condiciones de vida descartaba la pobreza como factor de incremento de
la tasa de criminalidad.

Fue formulada por Marcus Felson y Lawrence E. Cohen en un


trabajo publicado en 1979: SOCIAL CHANGE AND CRIME RATE
TRENDS: A ROUTINE ACTIVITY APPROACH. La teoría de las
actividades rutinarias vincula la actividad delictiva con el contexto
situacional de autor y víctima, dando peso a los patrones rutinarios de
ambos, tanto legales como ilegales. Dichos patrones son los factores
principales de la comisión exitosa del delito. Existe interdependencia entre
el estilo de vida de la sociedad y las actividades rutinarias de los propios
delincuentes.
La teoría dio pie a las teorías de elección racional formuladas en los
siguientes años. Surgen a raíz de un nuevo enfoque criminológico del
delito, que deja de centrarse en el criminal y comienza a prestar atención
al evento criminal en sí y los factores que influyen en él. Este enfoque
clásico parte de la visión pesimista respecto de la condición humana,
dejando atrás posturas positivistas y considerando el delito fruto de la falta
de control adecuado.

En síntesis, cohen y Felson establecen que la probabilidad de


delincuencia es igual a una función multiplicativa de la existencia de
delincuentes motivados, la presencia de víctimas apropiadas y la ausencia
de eficaces protectores. La actividad delictiva tiene, de este modo, una
naturaleza ecológica, de interacción de elementos en el espacio tiempo,
una interdependencia entre delincuentes y víctimas. Actividades ilegales
como el asalto a una farmacia, a una gasolinera o a un banco se nutren de
otras actividades legales: la existencia de farmacias de guardia por las
noches, o la existencia de bancos o de gasolineras. También juega un
papel decisivo en la delincuencia la estructura espacial y temporal de las
actividades legales rutinarias. Por ejemplo, influye sobre la menor o mayor
probabilidad de que se produzcan concretas acciones delictivas por la
noche la manera como las farmacias expenden los medicamentos, o los
mecanismos utilizados por las gasolineras para el cobro a los clientes. En
definitiva, la estructura de las actividades rutinarias legales determina
cómo se organiza el delito en la sociedad y cuáles son los lugares donde
se produce con mayor frecuencia.

Dos son las principales vías de influencia de las actividades rutinarias


sobre la criminalidad.

a) Las actividades rutinarias facilitan a los delincuentes medios más


efectivos para delinquir. La organización social actual, marcada por la
tecnología moderna, ordenadores, automóviles, etc. Influye sobre los
medios sofisticados de que disponen los delincuentes para cometer
delitos. Es verdad que la tecnología también puede servir para evitar el
delito, por ejemplo, mediante alarmas y cámaras, pero parece que los
delincuentes generalmente llevan la delantera en cuanto a innovación
tecnológica se refiere.

b) Las actividades rutinarias ofrecen nuevos objetivos y nuevas víctimas.


Es evidente que si en vez de permanecer en casa, como hacían las
generaciones pasadas, salen por la noche con mayor frecuencia, se tiene
más posibilidades de que sean atracados o sean agredidos. Felson y
Cohen entienden por objetivos o víctimas apropiados aquéllos que tienen
un elevado valor material, joyas, un banco, un vehículo, o simbólico, por
ejemplo, una violación por razones distintas a la mera satisfacción sexual,
o el asesinato de un personaje famosos. También son apropiados aquellos
objetivos visibles y accesibles: escaparates no protegidos o muy
llamativos, que presentan el lujo propio de los más pudientes, en
contraposición con la imposibilidad de algunas personas de acceder a su
consumo. Son víctimas apropiadas o atractivas aquellas que por su
ocupación profesional, el vigilante nocturno de un parqueo de vehículos, o
un taxista, o por su descuido personal se ven más expuestas al delito.
Otro factor que afecta a la existencia de víctimas propicias es la movilidad.
Cada día las personas pasan muchas horas fuera de los hogares
familiares, en compañía de extraños. Por supuesto que no todos son
delincuentes, pero cabe la posibilidad de que algunos de ellos lo sean.
Además, las personas se separan cotidianamente de sus propiedades
más valiosas, tales como la casa, sus vehículos, que de este modo se
convierten en posibles objetivos del delito, o bien, víctimas potenciales.

c) Felson y cohen sostiene que el nivel de criminalidad no está vinculado


sistemática y únicamente a las condiciones económicas de la sociedad.
De esta manera, la paradoja que produce la mejora de las condiciones de
vida y el aumento paralelo de la delincuencia es sólo aparente. Las
mejoras sociales y económicas de una sociedad pueden efectivamente
disminuir la delincuencia, aunque sólo la delincuencia de subsistencia, que
constituye una mínima parte de la delincuencia de contacto. Es posible
que estas mejoras en las condiciones de vida alteren los objetivos del
resto de la delincuencia, pero no tienen per se la capacidad de reducirla.

4. 1. EL TRIANGULO DE LA DELINCUENCIA Y DEL CONTROL

Se propone un modelo integrador que se encuentra fundamentado


en la teoría de Cohen y Felson de las actividades rutinarias de la
delincuencia, añadiendo los elementos de control que le corresponderían
a cada uno de los factores.

1. Ante los potenciales delincuentes tendríamos a los


cuidadores. Estos cuidadores pueden ser padres, maestros o, en general,
cualquier persona dedicada al cuidado, supervisión o control de los niños,
menores, etc.
2. Frente a la posible víctima propicia u objetivo que se
encuentre en un determinado lugar, tendríamos los guardianes o
vigilantes. Estos se encuentran observando dichos objetivos para así
poder evitar que se lleven cierta propiedad o que estos sean asaltados.
Normalmente, los guardianes son ciudadanos, pero también pueden ser
policías o vigilantes privados.
3. En cuanto al cuidado de los lugares para poder evitar que se
lleven a cabo los delitos, tendríamos a los administradores de negocios,
fábricas, oficinas, bares, etc. Estos pueden ser personal de administración,
gerentes, o incluso, los propios vecinos de la zona.
El Triángulo de Análisis de Problemas o más comúnmente conocido
como el Triángulo del Delito, proporciona una forma de evaluar y analizar
los problemas recurrentes del delito y de la alteración del orden público.
Esta idea se fundamenta en que el delito o la alteración del orden público
es una consecuencia producida por: (1) La acción o accionar de
delincuentes (2) se conduce sobre objetivos adecuados, convenientes o
lucrativos (3) se ejecuta en un tiempo y en un lugar determinado, en la
ausencia de un protector/guardián competente del objetivo. Una versión
sencilla de un triángulo de análisis de problemas se observa de la
siguiente forma:

Los delincuentes pueden estar controlados a veces por otras


personas; a estas personas se les denomina en el presente modelo como
manipuladores. Los objetivos y las víctimas pueden estar protegidos a
veces también por otras personas; a estas personas se las define como
protectores/guardianes. Los lugares normalmente pueden estar
controlados por alguien; a estas personas se las define como
administradores/gerentes.

De modo que, el desarrollo efectivo de solución de problemas (en


nuestro caso problemas delictivos) pasa por entender como los
delincuentes y sus víctimas/objetivos convergen en un lugar; también
entender como esa convergencia de los delincuentes, las
víctimas/objetivos, en unos lugares no está efectivamente controlada.
Entendiendo las vulnerabilidades que se observan en el triángulo de
análisis de problemas en el contexto de un problema en particular, nos
indicará el camino a seguir para desarrollar nuevas formas de
intervención.

Los problemas delictivos pueden entenderse y describirse en


diversas formas. Es importante destacar que ninguna forma es definitiva.
Los problemas debieran describirse de forma tal, que facilite su
comprensión y que a su vez esta comprensión origine formas efectivas de
intervención del problema.
Generalmente, los incidentes que la policía maneja se pueden
agrupar de estas cuatro maneras:

1. CONDUCTA: Algunas conductas son comunes a los incidentes,


por ejemplo: Robar a personas comunes o a comerciantes, manejar bajo
la influencia de drogas, chocar vehículos, vender drogas ilícitas, robar
vehículos. Hay diversas formas de conductas que pueden constituir un
problema.

2. LUGAR: Algunos lugares pueden ser comunes a los incidentes.


Incidentes donde se involucran uno o más problemas de conducta pueden
ocurrir por ejemplo en: Una esquina, en una casa, en un comercio o
negocio, en un parque, en un vecindario o en una escuela. Algunos
incidentes pueden ocurrir en lugares abstractos como el ciberespacio, en
el teléfono, o a través de otras redes de información.

3. PERSONAS: Ciertas personas o grupos de personas pueden ser


comunes a los incidentes. Estas personas pueden ser tanto víctimas como
delincuentes. Incidentes donde se involucren una o más conductas, que
ocurren en uno o más lugares pueden atribuirse a, por ejemplo: Una
pandilla juvenil, una persona solitaria, un grupo de prostitutas, un grupo de
alcohólicos, o el propietario de una casa. O también, incidentes donde se
cause un daño por ejemplo a: Los residentes de un vecindario, a personas
ancianas, niños, o a individuos solitarios.

4. TIEMPO: Algunos tiempos pueden ser comunes a los incidentes.


Incidentes donde se involucren una o más conductas, en uno o más
lugares, causado por o afectando a una o más personas pueden ocurrir
por ejemplo en: La hora pico del tráfico automotor, a la hora de cerrar
bares o discotecas, al comienzo de las fechas de las vacaciones
Decembrinas/Carnavales/Semana Santa o durante un día de fin de año.

Si bien es cierto que existe una creciente evidencia que indica de


hecho, que el delito y las alteraciones del orden público se agrupan en las
cuatro áreas descritas previamente, no hay evidencias de que exista una
distribución igualitaria entre el tiempo, el lugar o las personas entre los
incidentes; lo que, si han reconocido de forma creciente las policías y los
investigadores, es que las características de los incidentes se pueden
agrupar de la siguiente forma:

• Repetidamente los mismos delincuentes atacan diferentes


objetivos en diferentes lugares.

• Repetidamente las mismas víctimas son atacadas por diferentes


delincuentes en diferentes lugares.

• Repetidamente en los mismos lugares (zonas rojas) interactúan en


el mismo lugar diferentes delincuentes en contra de diferentes objetivos.
El Triángulo de Análisis de Problemas fue desarrollado como una
actividad rutinaria para enfocar y explicar cómo y cuándo ocurre el delito.
La presente teoría argumenta que cuando un delito ocurre, tres cosas
convergen a la misma hora y en el mismo lugar:

1. Existe un objetivo conveniente/apropiado/lucrativo está disponible.

2. No existe un guardián/protector que efectivamente prevenga la


ocurrencia del delito.

3. Existe un delincuente que está motivado y presente.


CAPITULO 5 – CONCLUSIONES Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

5. 1. CONCLUSIONES.

 La probabilidad de delincuencia es una función multiplicativa de la


convergencia en el espacio, tiempo de tres elementos: l delincuentes
motivados para el delito. 2 víctimas y objetivos apropiados, y 3
ausencias de eficaces protectores.

 El incremento del número de objetos y personas que pueden ser


víctimas del delito, debido a su valor material o psicológico, o a su
especial exposición, produce un aumento de las tasas de
delincuencia.

 La reducción del control que las personas ejercen sobre si mismas o


sobre sus propiedades aumenta la probabilidad de sufrir una acción
delictiva.

 Principio de interdependencia entre actividades rutinarias e ilícitas: La


estructura de las actividades rutinarias lícitas en una sociedad
determina la organización, ubicación y frecuencia de las conductas
ilícitas que se producen en ella.

 Las mejoras sociales y económicas que tienen lugar en la sociedad no


tiene per se la capacidad de reducir las tasas de delincuencia.

5 .2 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

a. García-Pablos, Antonio: Tratado de criminología. 2008. p443

b. García-Pablos, Antonio: Criminología, una introducción a sus fundamentos teóricos,


2013.
c. Garrido. V & Redondo. S. (2013) “Principios de Criminología”. Tirant Lo Blanch (4º
edición) Capítulo 10, parte de Criminología Ambiental. (Valencia).
d. Carla Pozuelo Fúnez: Criminología Ambiental. La prevención del delito a través del
estudio del diseño.
e. Traducción de Jesús Camacho: El triángulo de Análisis de Problemas (Triangulo del
Delito)

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