7mo Guia 1 Tipos de Narrador
7mo Guia 1 Tipos de Narrador
7mo Guia 1 Tipos de Narrador
DEPARTAMENTO DE LENGUAJE
Séptimo Básico
Guía n°1
La literatura es el arte de la palabra, una de las expresiones artísticas con mayor tradición en la historia del ser
humano y su importancia cultural es innegable. Una obra literaria es una ventana abierta a la interioridad del
autor y su entorno. Posee dos características fundamentales, estas son:
1. FICCIÓN: Toda obra literaria es FICTICIA. Se habla de ficción para calificar los mundos creados en las
obras literarias, estos mundos no son reales, son imaginarios y tienen sus propias reglas.
Funciones de la literatura
Toda obra literaria puede cumplir diversas funciones, entre estas se encuentran: la función estética, función
social, función educativa, función evasiva y la función cognoscitiva.
GÉNERO NARRATIVO
El género narrativo es una expresión literaria que se caracteriza porque se relatan historias imaginarias o
ficticias (sucesos o acontecimientos) que constituyen una historia. Aunque sea imaginaria, la historia
literaria toma sus modelos del mundo real. Esta relación entre imaginación y experiencia, entre fantasía y vida
es lo que le da un valor especial a la lectura.
CONSTITUYENTES EN LA NARRACIÓN:
1. Narrador:
El narrador es quien presenta la narración; es la voz ficticia encargada de dar a conocer el mundo imaginario
al lector, el cual está formado por personajes que realizan acciones dentro de un espacio determinado y que
suceden dentro de unos límites temporales precisos.
2. Clasificación de narrador:
A. Narrador heterodiegético: Es aquel que NO forma parte de la historia que relata, es decir, cuanta
desde una perspectiva externa.
Ejemplo:
Marina miraba por la ventana esperando algo. Ni siquiera ella sabía qué. De pronto, vio entre los árboles
una silueta difuminada por la lluvia y el viento. Se acercaba a paso lento. El corazón de Marina latió
fuertemente, pues algo le anunciaba que él volvía.
a.1) Narrador heterodiegético omnisciente:
Es aquel que posee conocimiento pleno y absoluto acerca de la historia que narra. No solo se limita a informar
sobre los hechos, sino también sobre lo que sienten y piensan los personajes.
Ejemplo:
―Se miró las manos llenas de arañazos. Se miró las piernas flacuchentas y los pies enormes en los zapatos
de tenis, (…) y se avergonzó de sí misma. Un impulso la hizo correr a casa, con el corazón aturdiéndola por el
golpeteo sordo de la emoción. Llegó a su pieza anhelante (…), ardiendo las mejillas, deslumbrados los ojos.
a.2) Narrador heterodiegético de conocimiento relativo:
Este tipo de narrador registra exclusivamente lo que ocurre en el exterior del mundo representado, asumiendo
el rol de una cámara de cine.
Ejemplo:
El no contestó, entraron al bar. Él pidió un whisky con agua; ella pidió un whisky con agua. Él la miró; ella
tenía un gorro de terciopelo negro apretándole la pequeña cabeza; sus ojos se abrían, oscuros, en una zona
azul; ella se fijó en la corbata de él, roja, con las pintas blancas sucias, con el nudo mal hecho.
B. Narrador homodiegético: Es aquel que forma parte de la historia, es decir, se constituye como un
personaje de la misma y relata desde su propia perspectiva en relación a lo que sucede en el relato.
Ejemplo:
Vi como llovía esa tarde. Recuerdo perfectamente visualizar una silueta confusa entre los árboles. Se
acercaba a paso lento. Algo en mí se conmovió, no sabía si era él, no sabía que por fin había vuelto.
b.1) Narrador homodiegético protagonista:
Este tipo de narrador cuenta los hechos en primera persona; el universo representado está organizado en
torno a su accionar, por lo mismo, cuenta su propia historia. El relato, en consecuencia, es personalizado y
subjetivo. El narrador y el protagonista se funden en una sola entidad ficticia, desempeñando los roles de
manera simultánea.
Ejemplo:
Entre Antioquia y Sopetrán, en las orillas del río Cauca estaba yo fundando una hacienda. Me acompañaba en
calidad de mayordomo Simón Pérez, que era todo un hombre, pues ya tenía treinta años, y veinte de ellos los
había pasado en lucha tenaz y bravía con la naturaleza, sin sufrir jamás grave derrota…Un sábado en la
noche, después del pago de los peones, nos quedamos Simón y yo conversando en el corredor…
Ejemplo: Cierta mañana, dos días después de Pascua, pasé a ver a mi amigo Sherlock Holmes, con el
propósito de desearle felicidades. Lo hallé recostado en el sofá, con una bata color púrpura.
ACTIVIDAD 1:
Lee atentamente los siguientes fragmentos e identifica el tipo de narrador que se manifiesta.
1. Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía por las
piernas y el vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se les contagiaban
como un cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos, hasta que ambas estuvieron
del todo mojadas, jadeantes de risa.
NARRADOR:
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2. La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado
una noche confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la
puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin.
NARRADOR:
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3. A los seis años ya había captado por completo su entorno mediante el olfato. No había ningún objeto
en casa de madame Gaillard, ningún lugar en el extremo norte de la rue Charonne, ninguna persona,
ninguna piedra, ningún árbol, arbusto o empalizada, ningún rincón, por pequeño que fuese, que no
conociera, reconociera y retuviera en su memoria olfativamente, con su identidad respectiva. Había
reunido y tenía a su disposición diez mil, cien mil aromas específicos, todos con tanta claridad, que no
sólo se acordaba de ellos cuando volvía a olerlos, sino que los olía realmente cuando los recordaba; y
aún más, con su sola fantasía era capaz de combinarlos entre sí, creando nuevos olores que no
existían en el mundo real.
NARRADOR:
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4. Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un
norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se
marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a
verlo.
NARRADOR.
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5. Fue entonces cuando se torció el tobillo [...] Cayó en mala posición: el empeine del pie izquierdo cargó
con todo el peso del cuerpo. Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó que se había roto el pie. Con
alguna dificultad, sentado en el césped, se quitó la zapatilla y el calcetín, comprobó que el tobillo no
estaba hinchado. El dolor amainó en seguida, y Mario se dijo que con suerte el percance no revestiría
mayor importancia. Se puso el calcetín y la zapatilla; se incorporó; caminó con cuidado: una punzada
le desgarraba el tobillo.
NARRADOR.
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ACTIVIDAD 2:
Lee atentamente el siguiente texto y responde las preguntas que aparecen a continuación:
El Padre
Por Olegario Lazo Baeza
Un viejecito de barba larga y blanca, bigotes enrubiecidos por la nicotina, manta roja, zapatos de taco alto,
sombrero de pita y un canasto al brazo, se acercaba, se alejaba y volvía tímidamente a la puerta del cuartel.
Quiso interrogar al centinela, pero el soldado le cortó la palabra en la boca, con el grito:
-¡Cabo de guardia!
El suboficial apareció de un salto en la puerta, como si hubiera estado en acecho. Interrogado con la vista y
con un movimiento de la cabeza hacia arriba, el desconocido habló:
-¿Estará mi hijo?
El cabo soltó la risa. El centinela permaneció impasible, frío como una estatua de sal.
-El regimiento tiene trescientos hijos; falta saber el nombre del suyo repuso el suboficial.
-Manuel… Manuel Zapata, señor.
El cabo arrugó la frente y repitió, registrando su memoria:
-¿Manuel Zapata…? ¿Manuel Zapata…?
Y con tono seguro:
-No conozco ningún soldado de ese nombre.
El paisano se irguió orgulloso sobre las gruesas suelas de sus zapatos, y sonriendo irónicamente:
-¡Pero si no es soldado! Mi hijo es oficial, oficial de línea…
El trompeta, que desde el cuerpo de guardia oía la conversación, se acercó, codeó al cabo, diciéndole por lo
bajo: -Es el nuevo, el recién salido de la Escuela.
-¡Diablos! El que nos palabrea tanto…
El cabo envolvió al hombre en una mirada investigadora y, como lo encontró pobre, no se atrevió a invitarlo al
casino de oficiales. Lo hizo pasar al cuerpo de guardia.
El viejecito se sentó sobre un banco de madera y dejó su canasto al lado, al alcance de su mano. Los
soldados se acercaron, dirigiendo miradas curiosas al campesino e interesadas al canasto. Un canasto chico,
cubierto con un pedazo de saco. Por debajo de la tapa de lona empezó a picotear, primero, y a asomar la
cabeza después, una gallina de cresta roja y pico negro abierto por el calor.
Al verla, los soldados palmotearon y gritaron como niños:
-¡Cazuela! ¡Cazuela!
El paisano, nervioso por la idea de ver a su hijo, agitado con la vista de tantas armas, reía sin motivo y
lanzaba atropelladamente sus pensamientos. -¡Ja, ja, ja!… Sí, Cazuela…, pero para mi niño. Y con su cara
sombreada por una ráfaga de pesar, agregó:
-¡Cinco años sin verlo…!
Más alegre rascándose detrás de la oreja:
-No quería venirse a este pueblo. Mi patrón lo hizo militar. ¡Ja, ja, ja…!
Uno de guardia, pesado y tieso por la bandolera, el cinturón y el sable, fue a llamar al teniente.
Estaba en el picadero, frente a las tropas en descanso, entre un grupo de oficiales. Era chico, moreno, grueso,
de vulgar aspecto. El soldado se cuadró, levantando tierra con sus pies al juntar los tacos de sus botas, y dijo:
-Lo buscan…, mi teniente.
No sé por qué fenómeno del pensamiento, la encogida figura de su padre relampagueó en su mente. Alzó la
cabeza y habló fuerte, con tono despectivo, de modo que oyeran sus camaradas:
-En este pueblo…, no conozco a nadie…
El soldado dio detalles no pedidos:
-Es un hombrecito arrugado, con manta… Viene de lejos. Trae un canastito…
Rojo, mareado por el orgullo, llevó la mano a la visera:
-Está bien… ¡Retírese!
La malicia brilló en la cara de los oficiales. Miraron a Zapata… Y como éste no pudo soportar el peso de
tantos ojos interrogativos, bajó la cabeza, tosió, encendió un cigarrillo, y empezó a rayar el suelo con la
contera de su sable.
A los cinco minutos vino otro de guardia. Un conscripto muy sencillo, muy recluta, que parecía caricatura de la
posición de firmes.
A cuatro pasos de distancia le gritó, aleteando con los brazos como un pollo:
-¡Lo buscan, mi teniente! Un hombrecito del campo… dice que es el padre de su mercé… Sin corregir la falta
de tratamiento del subalterno, arrojó el cigarro, lo pisó con furia, y repuso:
- ¡Váyase! Ya voy.
Y para no entrar en explicaciones, se fue a las pesebreras.
El oficial de guardia, molesto con la insistencia del viejo, insistencia que el sargento le anunciaba cada cinco
minutos, fue a ver a Zapata. Mientras tanto, el padre, a quien los años habían tornado el corazón de hombre
en el de niño, cada vez más nervioso, quedó con el oído atento. Al menor ruido, miraba afuera y estiraba el
cuello, arrugado y rojo como cuello de pavo. Todo paso lo hacía temblar de emoción, creyendo que su hijo
venía a abrazarlo, a contarle su nueva vida, a mostrarle sus armas, sus arreos, sus caballos…
El oficial de guardia encontró a Zapata simulando inspeccionar las caballerizas. Le dijo, secamente, sin
preámbulos:
-Te buscan… Dicen que es tu padre.
Zapata, desviando la mirada, no contestó.
-Está en el cuerpo de guardia… No quiere moverse.
Zapata golpeó el suelo con el pie, se mordió los labios con furia, y fue allá. Al entrar, un soldado gritó:
-¡Atenciooón!
La tropa se levantó rápida como un resorte. Y la sala se llenó con ruido de sables, movimientos de pies y
golpes de taco. El viejecito, deslumbrado con los honores que le hacían a su hijo, sin acordarse del canasto y
de la gallina, con los brazos extendidos, salió a su encuentro.
Sonreía con su cara de piel quebrada como corteza de árbol viejo. Temblando de placer, gritó:
-¡Mañungo!, ¡Mañunguito…!
El oficial lo saludó fríamente. Al campesino se le cayeron los brazos. Le palpitaban los músculos de la cara.
El teniente lo sacó con disimulo del cuartel. En la calle le sopló al oído:
-¡Qué ocurrencia la suya…! ¡Venir a verme…! Tengo servicio… No puedo salir.
Y se entró bruscamente. El campesino volvió a la guardia, desconcertado, tembloroso. Hizo un esfuerzo, sacó
la gallina del canasto y se la dio al sargento.
-Tome: para ustedes, para ustedes solos.
Dijo adiós y se fue arrastrando los pies, pesados por el desengaño. Pero desde la puerta se volvió para
agregar, con lágrimas en los ojos:
-Al niño le gusta mucho la pechuga. ¡Denle un pedacito…!
ESCRIBE Y RESPONDE LAS PREGUNTAS EN TU CUADERNO DE LENGUAJE.
1. ¿Qué tipo de narrador se presenta en el texto leído? Justifica con una marca textual.
2. ¿Cuál es la finalidad del texto leído?
3. ¿Cuáles son los personajes que aparecen en el texto? Descríbelos física y psicológicamente.
4. ¿En qué lugar se desarrolla la historia? Descríbelo.
5. Indica, resumidamente, el inicio, desarrollo y desenlace de la historia.
6. Busca el significado de las siguientes palabras y forma una oración con cada una de ellas: centinela -
camarada – contera – desconcertado – preámbulo.
7. Dibuja una escena que pertenezca al inicio del texto, otro al desarrollo y otro al desenlace.