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06 Morfología

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Lengua española y su gramática I Profesor José Néstor Mevorás 2013

Morfología
BAMBIFICACIÓN: La conversión mental de seres vivos de carne y hueso en
personajes de dibujos animados que poseen actitudes burguesas y una moral
judeocristiana.
Coupland(1991)

En el capítulo anterior se han discutido los procesos que intervienen en la formación de las palabras como si la
unidad que denominamos «palabra» fuera algo regular y fácilmente identificable. incluso en aquellos casos, como
bambificación, que no hemos visto nunca anteriormente. Esta asunción no parece del todo ilógica si lo que estamos
examinando es un texto escrito en castellano, ya que las «palabras» que lo constituyen se corresponden, como, por otro
lado, puede resultar bastante obvio, con los conjuntos de trazos de color negro que están separados unos de otros por
espacios en blanco. Sin embargo, lo cierto es que el utilizar esta definición como punto de partida a la hora de
caracterizar el lenguaje, en general, y las formas lingüísticas individuales, en particular, crea muchos problemas.

Morfología
En numerosas lenguas lo que parecen ser formas únicas a menudo resulta que contienen un gran número de
elementos «parecidos a las palabras». Por ejemplo, si quisiéramos poner por escrito el significado que en español tiene
una forma del swahili (una lengua que se habla en varios países del África oriental) como nitakupenda, deberíamos
recurrir a varias palabras, en concreto, a una expresión compleja como Yo te querré. ¿Es, entonces, esta forma swahili
una palabra única? Si realmente es una «palabra», entonces parece constar de varios elementos que en castellano son
palabras separadas. La correspondencia aproximada que existe entre ambas formas sería la siguiente:

ni -ta -ku -penda


yo -rré te querer

Da la impresión de que esta «palabra» swahili difiere significativamente de lo que entendemos como una «palabra»
castellana. Con todo, existe algún parecido entre ambas lenguas, ya que podemos encontrar elementos semejantes en las
dos. Quizás una manera más adecuada de analizar las formas lingüísticas de lenguas diferentes sería recurrir a la noción
de «elementos» del mensaje, con la idea de no tener que limitarnos únicamente a la identificación de «palabras».
Lo que acabamos de hacer anteriormente en el caso del castellano y el swahili constituye un ejemplo de la
manera en que se pueden analizar las formas básicas de una lengua. Este tipo de análisis recibe la denominación de
morfología El término morfología, que significa literalmente «estudio de las formas», se usó originalmente en biología,
pero desde mediados del siglo XX también se ha venido emplecando para describir un tipo de investigación lingüística
cuyo objetivo es el análisis de los «elementos» básicos que se utilizan en una lengua determinada. Lo que hemos estado
caracterizando como «elementos» del plano formal de un mensaje lingüístico es lo que técnicamente se conoce como
«morfemas».

Morfemas
Lo cierto es que no tenemos por qué recurrir a lenguas tan distantes como el swahi1i, para descubrir que las «palabras»
pueden estar formadas por varios elementos Asi, podemos reconocer rápidamente que palabras del castellano como
cantas cantante, cantaba o cantando constan de un elemento cant, constante y otros elementos que van variando: -as, -
ante, -aba y ando. La definición de morfema sería la siguiente: «una unidad mínima de significado o función
gramatical». Por unidades de función gramatical entendemos los elementos que se usan, por ejemplo, para indicar el
plural o el tiempo de presente.
Así diremos que la palabra reabrirá, en una oración como La policía reabrirá la investigación. consta de tres
morfemas. Una unidad mínima de significado es abrir, otra unidad mínima de significado es re- (que significa «de
nuevo») y una tercera unidad mínima, en este caso, de función gramatical, es -rá (que indica tiempo futuro). Del mismo
modo, la palabra paneras también cuenta con tres morfemas. Una unidad mínima de significado es pan, otra unidad
mínima de significado es -era (que significa «relativo a», y una tercera unidad mínima, de función gramatical, sería -s.
(que indica plural).

Morfemas libres y ligados


A partir de estos dos ejemplos podemos proponer una primera distinción general entre los morfemas. Asi, existirían
morfemas libres, es decir, morfemas que pueden aparecer como palabras independientes, como pan. Por otro lado,
existirían morfemas ligados. esto es, aquellos que no pueden aparecer de forma independiente, sino que han de ir unidos
a otros elementos, como, por ejemplo re- era -ra -s. Ya hemos estudiado este último grupo de morfemas en el capítulo 6
donde los denominamos afijos. Por tanto, todos los afijos del castellano (prefijos sufijos e interfijos) son morfemas

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ligados. Los morfemas libres pueden considerarse en líneas generales, como el conjunto de las diferentes palabras
individuales del castellano, como los sustantivos, adjetivos, verbos, etc., básicos. Cuando se utilizan junto con morfemas
ligados se dice técnicamente que son raíces. Por ejemplo:

descamisado actualización
des camisa do actual iza ción
prefijo raíz sufijo raíz sufijo sufijo
(ligado) (libre) (ligado) (libre) (ligado) (ligado)

Conviene tener presente que este tipo de descripciones llevan implícita una simplificación parcial de la realidad
morfológica del castellano. Existen muchas palabras del castellano en las que el elemento que parece ser la raíz no es, de
hecho, un morfema libre. Así, en palabras como recibir, reducir o repetir podemos reconocer el morfema ligado re-,
pero los elementos -cib(ir)-, -duc(ir)- y -pet(ir), no son palabras que puedan existir independientemente y, por
consiguiente, no se trataría de morfemas libres. En ocasiones, estas formas se caracterizan como «raíces ligadas», con
objeto de distinguirlas de las «raíces libres» como camisa o actual.

Morfemas léxicos y morfemas funcionales


Las unidades que hemos descrito como morfemas libres se dividen en dos categorías. La primera está
constituida por el conjunto de nombres, adjetivos y verbos comunes que normalmente consideramos como portadores
del «contenido» de los mensajes. Estos morfemas libres se llaman morfemas léxicos y como ejemplos de este tipo de
morfemas pueden proponerse chico, hombre, tigre, triste, largo, amarillo, sincero, abr(ir). mir(ar), segu(ir). romp(er).
Como quiera que siempre es posible añadir, con relativa facilidad, nuevos morfemas léxicos a una lengua, decimos que
estos morfemas constituyen una clase «abierta» de palabras.
El otro grupo de morfemas libres lo integran los morfemas funcionales o gramaticales. Algunos ejemplos de
esta clase serían y, pero, cuando, en, cerca, debajo, el, que, lo. Este conjunto está formado casi en su totalidad por
palabras funcionales de la lengua, tales como conjunciones, preposiciones, artículos y pronombres. Debido al hecho de
que casi nunca se pueden añadir nuevos morfemas gramaticales a una lengua, se dice que constituyen una clase
«cerrada» de palabras.

Morfemas derivativos y morfemas flexivos


El conjunto de los afijos, que pertenecen a la categoría de los morfemas ligados, se puede dividir, asimismo, en
dos subconjuntos. El primero, que también se ha tratado anteriormente estaría integrado por los morfemas derivativos.
Estos morfemas se usan a menudo para formar nuevas palabras o para generar palabras de una categoría gramatical
diferente a la de la raíz. Así. al añadir el morfema derivativo -ción a un verbo como donar se convierte en un nombre
como donación. Del mismo modo, el sustantivo calor se transforma en el adjetivo caluroso gracias al morfema
derivativo -oso. Una lista de morfemas derivativos incluiría sufijos como -al, en nacional; -mente, en generalmente: y -
miento, en casamiento. También incluiría prefijos como re-, pre-, ex-, dis-, in- y muchos otros.
El segundo grupo de morfemas ligados lo integran los morfemas que se denominan morfemas flexivos. Este
tipo de morfemas no se utiliza para generar nuevas palabras, sino para indicar diversos aspectos de la función gramatical
de una determinada palabra. Los morfemas flexivos se utilizan para señalar si una palabra es plural o singular; femenina
o masculina; si alude a un tiempo pasado, presente o futuro (o no lo hace); o si se trata de una forma superlativa.
Mientras que una lengua como el inglés cuenta sólo con ocho morfemas flexivos (que en ocasiones se llaman
«desinencias»), el castellano dispone de un número significativamente mayor e ilustraremos aquí sólo algunos ejemplos
de cada tipo:

Quiero decir algo sobre las hermanas de Montse.


Reyes siempre está cantando.
Beatriz prefería estudiar y siempre leía.
Una es divertidísima y la otra es tranquilísima.

A partir de estos ejemplos podemos deducir que algunos sufijos flexivos se unen a los nombres, en particular,
los de género (-o, a-). En cambio, otros se unen a los verbos, como -o (primera persona del singular de presente de
indicativo) ir (infinitivo de la tercera conjugación), -a (tercera persona del singular del presente de indicativo), -ndo
(gerundio), -ía (tercera persona del pretérito imperfecto de indicativo). El sufijo -isisma (superlativo) se une a los
adjetivos. El sufijo de número (-s) es común a las tres clases de palabras,

Nombre + - o -a, -s
Verbo + -o, -ir, -á, -ndo, -ía

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Adjetivo + -ísima

Existe una cierta variabilidad en lo que concierne a la forma de estos sufijos flexivos.
flex As por ejemplo, el de número
Así,
aparece en ocasiones como -es, mientras queque el de tercera persona del singular del presente de indicativo puede ser e (si
el verbo pertenece a la segunda o a la tercera conjugación).

Descripción morfológica
La diferencia que existe entre morfemas derivativos y flexivos es importante Un morfema flexivo f nunca cambia
la categoría gramatical de una palabra Por ejemplo en inglés tanto old («viejo») como older («más viejo») son adjetivos,
es decir el sufijo flexivo -er (del inglés antiguo -ra) simplemente crea una versión diferente de adjetivo. Por el contrario,
un morfema derivativo puede cambiar la categoría gramatical
gramatical de una palabra. El verbo inglés teach («enseñar») se
convierte en el sustantivo teacher («profesor») al añadir el morfema derivativo -er (del inglés antiguo -ere) Por tanto, un
mismo sufijo, -er, puede ser un morfema flexivo, si s es parte de un adjetivo y también un morfema derivativo distinto, si
forma parte de un nombre. El hecho de que tengan la misma forma (-er) no quiere decir de que desempeñen la misma
función Cuando una misma palabra contiene un sufijo derivativo y uno flexivo siempre pre aparecen en este orden. En el
ejemplo anterior del inglés, el sufijo derivativo
deriv -er se une en primer lugar a la raíz teach, y solo después lo hace el. sufijo
flexivo -s para formar el plural, teachers («profesores»).
Pertrechados con todos estos términos
érminos que designan los diferentes tipos de morfemas, estamos preparados para
analizar la mayor parte de las oracioness de la lengua propia y listarstar los elementos que las componen. Por ejemplo, la
oración castellana La buenisima actuación de la corredora emocionó a sus entrenadores
entrenadores contiene un total de veintiún
morfemas:

El siguiente diagrama permite recordar las diferentes categorías


categorías de los morfemas que integran la oración anterior:

Problemas de la descripción ón morfológica


Este diagrama tan sencillo oculta el hecho de que existen aún aún problemas significativos
signifi en el análisis de la
morfología del castellano. Hasta ahora sólo hemos considerado
considerado ejemplos de palabras en las que los diferentes morfemas
se pueden identificar
tificar fácilmente como elementos discretos. Así, el morfema flexivo -s se añade a la palabra serpiente
para formar el plural serpientes. Pero, ¿cuál es el morfema flexivo que hace de crisis el plural de crisis en castellano, o
que hace que men («hombres») sea el plural de man («hombre») en inglés? Algo parecido sucede en el caso de fui.
¿Cuál es el morfema flexivo que hace que fui sea el pasado de ir, cuando el pasado de un verbo como cantar es canté,
una forma en la que puede identificarse fácilmente el sufijo flexivo -é? Del mismo modo, si -al es el sufijo derivativo
que se añade a un sustantivo como institución para obtener el adjetivo correspondiente, institucional, entonces,
¿podemos llevar a cabo el mismo análisissis en el caso de otro adjetivo como filial ¿Es raíz fili?
fili Por desgracia, la respuesta
es «no».
Existen otras muchas cuestiones problemáticas,
problemáticas, especialmente en el caso de otras lenguas, aunque no siempre se
dispone de una solución adecuada. Por ejemplo,
ejem la relación entre hijo y filial es un reflejo de la diferente evolución de

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las palabras a lo largo de su historia. La forma moderna hijo es el resultado de la evolución vulgar de la palabra latina
filius. La forma moderna filial (del latín filialis, con el mismo sentido) resulta de la conservación culta del adjetivo
latino derivado del nombre anterior. Por consiguiente, no existe una relación de derivación directa en el castellano
moderno, como tampoco la hay entre el nombre boca (del latín bucca, «mejilla») y el adjetivo oral (del latín oralis, un
derivado de os, oris «boca»). Se sabe que la mayoría de las palabras del castellano deben su modelo morfológico al latín
y al griego, aunque también existen influencias de otras lenguas. Así, una descripción completa de la morfología de un
idioma determinado debería tener en cuenta tanto cuestiones de influencia histórica, como el efecto de los elementos
tomados en préstamo.

Morfos y alomorfos
Una manera de analizar las diferencias que existen entre los distintos morfemas flexivos consiste en proponer
variaciones en las reglas de formación morfológica. Para hacerlo esbozaremos una analogía con algunos de los procesos
ya estudiados en fonología (capítulo 5). De la misma manera que consideramos entonces a los «fonos» como la
realización fonética real de los «fonemas», podemos proponer ahora la existencia de morfos, que serían las formas
utilizadas realmente a la hora de generar morfemas. Así, la forma mesas consta de dos morfos, mesa + s, y constituye la
realización de un morfema léxico (mesa) y de un morfema flexivo («plural»). Igualmente, la forma camiones consiste en
dos morfos (camión + es) siendo la realización de un morfema léxico (camión) y un morfema flexivo («plural»)
Consecuentemente, resulta posible usar dos morfos diferentes (-s, y -es) como materialización del morfema flexivo
«plural». De la misma manera que en fonología determinamos que existían distintos alófonos de un fonema concreto,
podemos decir que hay alomorfos de un determinado morfema. Es decir, si un determinado grupo de morfos diferentes
constituyen versiones del mismo morfema, se recurre al prefijo "alo" (que significa «uno dentro de un grupo
estrechamente relacionado») para caracterizarlos como alomorfos de dicho morfema
Tomemos el morfema «plural». Como puede comprobarse fácilmente, se puede añadir a bastantes morfemas
léxicos para producir estructuras como «mesa+plural», «crisis+plural» y, en el caso del inglés que veíamos anteriormen-
te, «man+plural». Ahora bien, las formas reales que adopta el morfema de «plural», que es único (esto es, los morfos
que se utilizan en la práctica), son diferentes y, aun así, todos son alomorfos de un mismo morfema. En consecuencia,
además de -s y de -es, existe un tercer alomorfo de plural, que sería un morfo cero, dado que la forma de plural coincide
con la de singular, como sucede en el caso de crisis («crisis» + 0). En el caso del inglés men («man» + plural) lo que se
ha producido ha sido un cambio vocálico (ae - e), que se correspondería con el morfo que da lugar al denominado plural
«irregular» men.
En una lengua como el castellano tienen lugar, en la práctica, otros procesos morfológicos, como ocurre, por
ejemplo, con los que atañen a los alomorfos del morfema «pretérito indefinido». Entre estos alomorfos no sólo
figurarían aquellos que se consideran regulares, como -é o -i, sino los casos especiales que suponen las formas
irregulares, como fui.

Otras lenguas
Cuando se analiza la morfología de algunas lenguas, resulta posible encontrar formas y patrones que se podrían
describir sin mayor problema a partir de las categorías básicas de morfemas que hemos discutido anteriormente. El
primero de los ejemplos que proponemos a continuación proviene del inglés; el segundo, del azteca. En ambos casos, a
la raíz se une en primer lugar un morfema derivativo y seguidamente, un morfema flexivo:

Sin embargo, en otras lenguas encontramos otros modelos diferentes. A continuación discutiremos algunos ejemplos
que se han tomado de diversas lenguas descritas por Gleason (1955). con objeto de caracterizar las diferentes formas
que utilizan las diferentes lenguas para poner de manifiesto distintos procesos y rasgos morfológicos.

Canurí
El primero grupo de ejemplos procede del canurí, una de las lenguas habladas en Nigeria.

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A partir de estos ejemplos podemos deducir que el prefijo nƏm- es un morfema derivativo que se puede utilizar
para generar nombres a partir de adjetivos. Descubrir un rasgo morfológico regular de este tipo nos permite hacer
predicciones cuando nos encontramos con otras formas de esa misma lengua. Por ejemplo, si la palabra canurí para
«longitud» es nƏmkurugu, entonces podemos estar razonablemente seguros de que «largo» se dirá kurugu.

Ganda
Cada lengua emplea diferentes medios para producir marcas flexivas en sus palabras. A continuación se recogen
diversos ejemplos procedentes del ganda, una lengua hablada en Uganda:

Singular Plural

(«doctor») (miusawo abasawo («doctores»)

(«mujer») omukazi abakazi («mujeres»)

(«chica») omitwala abawalo («chicas»)

(«heredero») omusika abasika («herederos»)

De esta pequeña muestra de palabras del ganda puede deducirse que existe un prefijo, omu-, que se utiliza con los
nombres singulares, y otro diferente, aba-, que se emplea con las formas de plural de esos mismos nombres. Si alguien
nos dice que abalenzi es un plural ganda que significa «chicos», será posible deducir la forma singular, con el
significado de «chico». Se trata, evidentemente, de omulenzi.

llocano
Los siguientes datos del ilocano, una lengua filipina, nos servirán para ilustrar una manera totalmente diferente de
marcar el plural.
Singular Plural

(«cabeza») úlo ululo («cabezas»)

(«camino») dálan daldálan («caminos»


;

(«vida») bíag bibíag («vidas»)

(«planta») múla mulmúla («plantas»)

En estos ejemplos parece que en la forma plural se repite la primera parte de la forma singular. Así. cuando la primera
parte de la forma singular es bi-, la forma plural empieza con bibi-. Este proceso se denomina técnicamente
reduplicación y hay varias lenguas que emplean este mecanismo de repetición como un medio de marcar la flexión. Una
vez que hemos comprendido cómo se diferencian las formas plurales de las singulares en ilocano, deberías ser capaz de
deducir el singular de una forma plural como taltálon («campos»). Si se aplica el mecanismo que acabamos de describir,
el resultado debería ser talón.

Tagalo
A continuación se presentan algunos ejemplos particularmente sugerentes, proporcionados por Lisa Miguel, que habla
tagalo, otra lengua de las Filipinas:

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basa («leen>) tawang («llamar») sulat («escribir»)


bumasa («¡lee!») tumawag («¡llama!») sumulat («¡escribe!»)
babasa («leerá») tatawag («llamará») susulat («escribirá»)

Si asumimos que la primera forma de cada grupo es una especie de raíz, entonces parece que la segunda forma de cada
grupo se genera insertando un elemento -um-después de la primera consonante o, para ser más precisos, tras el ataque de
la sílaba. Debe tratarse de un infijo. En los elementos de la tercera fila puede advertirse que el cambio de forma ha su-
puesto, en todos los casos, una repetición de la primera sílaba. Por tanto, parece evidente que para marcar la referencia
de futuro en tagalo se recurre a la reduplicación. Si sabemos que lapit es el verbo que significa «venir aquí» en tagalo,
¿cómo serán las formas correspondientes a «¡ven aquí!» y «vendrá aquí»? ¿No serán, acaso, lumapit y lalapit? Y si
alguien dice lalakad («andará»), podemos inferir sin mayor problema cuál será la forma que correspondiente a «andar».
Está claro que se trata de lakad.
Conforme hemos ido analizando todos estos procesos morfológicos diferentes, hemos ido pasando de la
caracterización de la estructura básica de las palabras a la consideración de algunas de las cuestiones relacionadas
tradicionalmente con la gramática.

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