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Producto de Deuteronomio

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UNIVERSIDAD

EVANGELICA
BOLIVIANA

DEUTERONOMIO

CARRERA
Teología
DOCENTE
Lic. Edson Calizaya Pillco
ESTUDIANTE
Edwin Hayhuana Barros
2021

Santa cruz - Bolivia


LIBRO DE DEUTERONOMIO
Introducción

Deuteronomio es quizá uno de los libros más importantes del Antiguo Testamento, de él
fluyen diferentes corrientes teológicas que fundamentan el pensamiento
veterotestamentario y dan paso a la formación de la estructura nacional de Israel.
Deuteronomio señala diferentes rasgos de la formación de Israel, su predicación y
desarrollo dan cuenta de la participación nacional y el anhelo piadoso por el cumplimiento
de las leyes que lo componen.

El Deuteronomio que nosotros leemos hoy tiene algo de final de sinfonía, de conclusión
solemne; pero, posee a la vez algo de roto, de violentamente interrumpido, como si el
final no pudiera llegar a su cadencia tonal. Moisés va a culminar su misión liberadora y el
pueblo su largo peregrinar por el desierto. En cierto sentido, el movimiento del
Pentateuco se remansa y se aquieta aquí, en la planicie de Moab: silencio contenido para
escuchar largos discursos de un hombre que se dispone a morir. Al mismo tiempo, la
historia se rompe. Moisés ha de morir antes de completar toda su empresa, el pueblo se
queda a las puertas de la tierra prometida, ante la aduana geográfica del Jordán. ¿Qué
será del pueblo? ¿Cómo ha de organizarse? ¿Quién lo ha de guiar? Y porque se rompe
bruscamente la historia, se advierte una agitación extraña: tribus impacientes por
empezar ya la conquista y ocupación, Rubén, Gad, parte de Manasés; a la que Moisés
sanciona. Se anticipa la vida del pueblo en un código que prevé y resuelve las situaciones
más importantes de la historia: monarquía, sacerdocio, profetismo, culto, justicia, guerra y
paz, familia y sociedad. Moisés lucha desesperadamente por inculcar tal ley, por meter en
las entrañas la fidelidad radical y duradera al único Señor, a sus leyes y mandatos, a las
exigencias de la historia; lucha contra el olvido, el cansancio, la desesperanza. Y sintiendo
que no va a vencer, Moisés deja un poema de testimonio que le sobreviva. Renueva la
Alianza, compila sus leyes, encara al pueblo con la gran decisión de su existencia. Esto es a
grandes rasgos el Deuteronomio. También nosotros tenemos que sentarnos con calma
para escuchar la conclusión del Pentateuco.

Autor:

 Moisés escribió el Libro de Deuteronomio, que es de hecho una colección de sus


sermones a Israel, justo antes de que cruzaran el Jordán. Alguien más (probablemente
Josué) pudo haber escrito el último capítulo.

Deuteronomio identifica a Moisés como autor del libro: «Estas son las palabras que habló
Moisés a todo Israel» (1.1). «Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes» (31.9),
puede que también sea una indicación de que éste redactó todo el libro. El nombre de
Moisés aparece cerca de cuarenta veces en este texto, que refleja muy de cerca la
personalidad de esa gran figura. Asimismo, el uso continuo de la primera persona a lo
largo del libro sustenta la autoría de Moisés.

Fecha de su Escritura:

 Estos sermones se produjeron durante el período de los 40 días previos a la entrada de


Israel a la Tierra Prometida. El primer sermón fue pronunciado en el primer día del
onceavo mes (1:3), y los israelitas cruzaron el Jordán 70 días después, en el día décimo del
primer mes (Josué 4:19). Restando los 30 días de duelo después de la muerte de Moisés,
(Deuteronomio 34:8), tenemos los restantes 40 días. El año era el 1410 a.C.

La llegada de los israelitas a tierras de Moab es el hecho que prácticamente señaló el final
del recorrido iniciado en Egipto cuarenta años atrás (1:3). Las llanuras de Moab, al este del
Jordán, fueron la última etapa de aquel larguísimo recorrido, en el curso del cual fueron
cayendo, uno tras otro, los miembros del pueblo que habían vivido los tiempos de
esclavitud y que luego, colectivamente, habían protagonizado el drama de la liberación
(1:34–39; cf. Números 14:21–38). Ese fue el castigo de la pertinaz rebeldía de Israel: que,
«exceptuando a Caleb hijo de Jefone y a Josué hijo de Nun», ninguno de quienes
pertenecían a la generación del éxodo entraría en Canaán. Ni siquiera el propio Moisés, el
fiel guía, legislador y profeta (1:34–40; 34:1–5; cf. Números 14:21-38).

Propósito de la Escritura:
 Se trata de un libro esencialmente religioso, aunque no es un tratado teológico. Su
definición más simple es que consiste en un fuerte llamado a vivir con Yahvé y a respetar
el Pacto.
El libro muestra la relación existente entre Yahveh e Israel se da bajo el marco del Pacto.
Yahveh no está promulgando una serie de estipulaciones a un grupo cualquiera; Israel es
el pueblo de la promesa, del Pacto firmado con Abraham. Los parámetros de Ley que se
observan –tanto en Sinaí como en Moab– están íntimamente ligados al cumplimiento del
Pacto y las misericordias que Dios había prometido a Abraham y a su descendencia; por lo
tanto, la Ley forma parte de las promesas pertenecientes al Pacto de Yahveh con los
patriarcas.
Una nueva generación de israelitas estaba por entrar a la Tierra Prometida. Esta multitud
no había experimentado el milagro del Mar Rojo o escuchado la ley dada en el Sinaí, y
ellos estaban a punto de entrar a una nueva tierra que ofrecía muchos peligros y
tentaciones. El libro de Deuteronomio les fue dado para recordarles la ley y el poder de
Dios.
Deuteronomio: constitución.
ley y gracia Estructurado como tratado de vasallaje. “El libro de Deuteronomio está
estructurado de acuerdo a un tratado de señor-feudal / vasallo del segundo milenio a. C.,
los puntos de correspondencia son evidentes”. Currid (2010) los presenta de la siguiente
manera:
1. Deuteronomio 1:1-8 es un preámbulo, que comienza como una introducción de
Moisés, para un largo discurso que iniciaría
2. Deuteronomio 1:9 - 4:43 es una revisión de la historia basada en la relación entre
Yahvéh e Israel desde el momento de las promesas del Pacto –hechas a Abraham– hasta
su posición en las llanuras de Moab.
3. Las estipulaciones del pacto que se ejecutan en Deuteronomio 4:44 - 26:19 son una
reiteración del Decálogo y una exposición detallada de esas leyes.
4. Las bendiciones y maldiciones de la Alianza aparecen a continuación en Deuteronomio
27:1-29:1. Es evidente que, si Israel obedece a las estipulaciones del pacto, será
bendecido, si no lo hace entonces estará bajo maldición.
5. Una declaración del testimonio escrito se encuentra en Deuteronomio 27:1-4. Las
piedras han de servir como un recordatorio de las promesas del pacto y los deberes que el
pueblo debe cumplir.
6. Deuteronomio incluye un juramento de lealtad por parte del vasallo al pacto (29:2-
30:20).
7. Los testigos del pacto se les define en Deuteronomio 31:1-32:47. Hay tres de ellos: la
ley misma es un testigo, Moisés y Josué componen una canción que sirve como testigo y,
por último, Moisés pide que cielo y tierra sean testigos del tratado.

Versículos Clave:
 “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los
mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene” (Deuteronomio 4:2).

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu
corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy,
estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:4-7).

“Y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que
las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.
Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar
vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella”
(Deuteronomio 32:46-47).

Resumen: 
La gracia de Dios se hace evidente a través de los pactos que Dios estableció (ya sea con la
humanidad en general o con un pueblo específico). Dios es el iniciador y sustentador del
Pacto; a pesar de la desobediencia tanto de los individuos como del colectivo, Dios se
mantiene fiel al cumplimiento de sus promesas. En este sentido, Deuteronomio es el libro
del Pacto; las leyes allí descritas no están sueltas, no representan el capricho de Dios
sobre su pueblo, sino que son las directrices –mandamientos– de un Dios Santo que busca
que su pueblo se mantenga en relación con Él.
A los israelitas les es ordenado recordar cuatro cosas: La fidelidad de Dios, la santidad de
Dios, las bendiciones de Dios, y las advertencias de Dios.
Los primeros tres capítulos resumen el viaje de Egipto a su ubicación actual, Moab. El
capítulo 4 es un llamado a la obediencia, para ser fieles al Dios que fue Fiel con ellos.

Los capítulos del 5 al 26 son una repetición de la ley. Los Diez Mandamientos, las leyes
concernientes a los sacrificios y días especiales, y el resto de la ley, son dados a la nueva
generación. Se prometen bendiciones para aquellos que obedezcan (5:29; 6:17-19; 11:13-
15), y el hambre es prometida para aquellos que quebranten la ley (11:16-17).

El tema de las bendiciones y las maldiciones continúa en los capítulos 27-30. Esta porción
del libro termina con una clara elección presentada ante Israel: “os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición...”. El deseo de Dios para Su pueblo se
encuentra en lo que Él recomienda: “…escoge, pues, la vida” (30:19).

En los capítulos finales, Moisés exhorta al pueblo, comisiona a su sucesor Josué, escribe un
cántico, y da la bendición final a cada una de las tribus de Israel. El capítulo 34 relata las
circunstancias de la muerte de Moisés. Él subió al monte Pisga, desde donde el Señor le
mostró la Tierra Prometida a la cual él no entraría. A los 120 años de edad, pero aún con
una buena visión y con el vigor de su juventud, Moisés murió en la presencia del Señor. El
libro de Deuteronomio termina con un corto obituario sobre este gran profeta.

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