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Apunte de Opinión Pública

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Universidad de Panamá

Facultad de Comunicación Social


Escuela de Producción de Radio y Televisión

Opinión Pública

Apuntes para el primer semestre de la asignatura Opinión Pública que se dicta en la


Escuela de Producción de Radio y Televisión

Profesor:
Alex Góngora Torres

Panamá, 2011
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
2

Contenido

1. Génesis y desarrollo de la opinión pública……………………………………………3


1.1 Antecedentes históricos...............................................................................................4
1.2 Teorías de la opinión pública….................................................................................10
1.3 Principales conceptualizaciones contemporáneas de la opinión pública...................11
1.4 Público y opinión pública…………..........................................................................13
1.5 Distinción entre opinión ´pública y opinión publicada.............................................14
1.6 Los factores componentes de la opinión pública.......................................................15
1.7 La opinión pública en el orden político….................................................................15

2. Naturaleza de la opinión pública.................................................................................16


2.1 Opinión y actitud…………………………………………………...........................16
2.2 Formación y cambio de actitudes………..................................................................18
2.3 Un último apunte sobre cambio de actitudes; la persuasión y los medios
de comunicación……………………………………………………………………20
2.4 Concepto de estereotipos...........................................................................................22
2.5 Los públicos, lo público y la publicidad....................................................................22
2.6 Definiciones de público…………………………………………………………….24
2.7 Definición del concepto de “opinión” y otros conceptos relacionados…………….26
2.8 Definición de “opinión pública”……………………………………………………26
2.9 La opinión pública como proceso democrático…………………………………….27
2.10 Naturaleza de la opinión pública como proceso…………………………………..27
2.11 La opinión pública en la sociedad primaria……………………………………….29
2.12 La opinión pública en la sociedad moderna………………………………………30

3. Teorías sobre la formación de la opinión pública........................................................32


3.1 Teorías acerca de la opinión pública.........................................................................32
3.2 Motivación y facilitación social en el proceso de formación de la opinión………..33
3.3 Liderazgo y opinión pública…………......................................................................35
3.4 Teoría del impacto directo………….........................................................................37
3.5 Teoría de los efectos limitados..................................................................................37
3.6 Teoría de la exposición selectiva...............................................................................37
3.7 Teoría de la influencia en dos pasos…......................................................................37
3.8 Teoría de la transición………………………...........................................................39
3.9 Teoría de la audiencia activa.....................................................................................41
3.10 Debates actuales…………………………………………………………………..41
3.11 Los intelectuales y su papel en la formación de la OP……………………………42

Bibliografía……………………………………………………………………………..44
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
3

1. Génesis y desarrollo de la opinión pública

El término opinión pública es en realidad más antiguo de lo que inicialmente se piensa.


Es un término que ha tenido y tiene una variedad muy grande de definiciones, a tal
punto que hace más de treinta años el profesor Harwood Child había encontrado,
después de una copiosa recopilación, que se manejaban cincuenta definiciones en la
literatura especializada. Por ello, Phillips Davison, profesor de la Universidad de
Columbia en su artículo “Opinión Pública” para la International Encyclopedia of the
Social Sciences, señalaba en forma pesimista que “no hay una definición generalmente
aceptada de opinión pública”. Pese a ello el término se ha utilizado con mayor
frecuencia. El mismo reconoce que los esfuerzos por definir el término han llevado a
expresiones de frustración tales como que la opinión pública “no es el nombre de
ninguna cosa, sino la clasificación de un conjunto de cosas” 1. Algunos fueron más allá,
como Jean Padioleou quien irónicamente señalaba que a la “opinión pública le ocurre
como a los elefantes: puede ser difícil definirlos, pero es muy fácil reconocer uno” o
cuando sostiene que a “la opinión pública le sucede lo que al diablo, debe existir puesto
que pronunciamos su nombre”2.

Muchas de estas diferencias están sustentadas en el hecho que algunas definiciones


colocan el acento en relación con los marcos de referencias conceptuales en que se
sustentan. Por ejemplo:

• Desde una perspect iva racional y voluntarista, Ferdinand Tönnies (1902)


ent iende: “Opinión pública como conglomerado de pun tos de vista,
deseos y propósitos diversos y contradictorios, y opinión pública como
potencia unit aria, expresión de la voluntad común”.

• Desde una perspect iva mental-estereotipada, Walter Lippmann (1922)


sostiene que: “Las imágenes que se hallan dentro de las cabezas (...) de
los seres humanos, las imágenes de sí mismos, de los demás, de sus
necesidades, propósitos y relaciones son sus opiniones públicas”.

• Desde una perspectiva liberal-democrática, Hans Speier (1950) entiende: “por


opinión pública (...) las opiniones sobre cuestiones de interés para la nación
expresada libre y públicamente por gentes ajenas al gobierno, que pretenden tener el
derecho de que sus opiniones influyan o determinen las acciones, el personal o la
estructura de su gobierno”.

• Desde una perspectiva crítica-normativa, Jürgen Habermas (1962) señala que:


“Opinión pública significa cosas distintas según se contemple como una instancia
crítica con relación a la notoriedad normativa pública, ‘representativa’ o
manipulativamente divulgada, de personas e instituciones, de bienes de consumo y
de programa”.

• Desde una perspectiva sistémico-informativa, Otto Baumhauer (1976) sostiene que:


“La opinión pública es el producto del proceso transformativo de información
introducida en el sistema abierto de clima de opinión pública”3.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
4

• Desde una perspectiva psicosocial, Elisabeth Noelle-Neumann (1974) construye una


definición operativa en la que sitúa la opinión pública como “las opiniones sobre
temas controvertidos que pueden expresarse en público sin aislarse”4.

• Desde una perspectiva de la ciencia política, Giovanni Sartori (1987) sostiene que la
opinión pública es ante todo y sobre todo un concepto político. Para el investigador
italiano la opinión pública es “un público, o multiplicidad de públicos, cuyos difusos
estados mentales (de opinión) se interrelacionan con corrientes de información
referentes al estado de la res pública”5.

Para otros, parte de la confusión conceptual dominante tiene que ver con el hecho que
hay una variedad de especialidades que han intentado estudiarlo. Para el derecho y
ciencia política la opinión pública es una abstracción que permite verificar el sistema
político democrático; en cambio para algunos enfoques de la sociología se trata de un
instrumento del control social; y, para otros especialistas, la opinión pública no es más
que una categoría formal bajo la que se clasifica los resultados de los sondeos de
opinión pública.

Estas y otras disciplinas académicas, sin reconocerse y más bien ignorándose entre ellas,
han moldeado sus propias concepciones y métodos de acercamiento. Por ejemplo, la
opinión pública no es –como muchos políticos y juristas pretenden de buena fe– una
institución democrática de la sociedad. Ello porque la opinión pública no sólo tiene una
entidad política, no siempre es plural, no sólo se encuentra en sociedades democráticas,
por sólo señalar algunas características que se le quiere atribuir 6.

Estamos hablando pues de un objeto de estudio que desde ya debe ser abordado de
manera interdisciplinaria. Así lo proponía el profesor alemán Jürgen Habermas décadas
atrás en su famoso trabajo Historia y Crítica de la Opinión Pública 7.

1.1Antecedentes históricos

Los escritos de Platón contienen hondas reflexiones sobre la estructura de la sociedad y


sobre la enigmática oposición entre la verdad y la apariencia. Se ha inmortalizado
particularmente el Mito de la caverna, en el que el autor dramatiza la relación entre la
verdadera y la falsa percepción de la realidad. Los que han vivido siempre en la caverna
están obstinadamente seguros de que lo percibido por ellos corresponde a la verdadera
realidad; solamente el que logra salir de allí llega a ver las cosas tal cual son, pero luego
no puede convencer a sus antiguos compañeros.

Platón nos deja ante la dificultad, aparentemente insoluble, de mediar entre los diversos
puntos de vista. Pero nunca claudica en su empeño de descubrir lo que en sí mismo es
verdadero. Cuando habla de la estratificación de las almas, o bien de las clases sociales,
concede una indudable primacía al alma racional y a la clase de los guardianes, siempre
guiado por la persuasión de que gracias al esfuerzo intelectual es posible abrirse paso a
través del confuso bosque de las apariencias y llegar a contemplar la estructura de la
comunidad en su verdadera esencia. No puede dudarse del elitarismo platónico, pues
nunca estarán en el mismo plano los que no han salido de la caverna y el que ha visto el
mundo de la luz, el que está cautivo en los fenómenos sensibles y el amante de la
sabiduría que ha llegado a descubrir la unidad esencial que subyace bajo la
multiplicidad del mundo sensible y de las opiniones humanas.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
5

Posiblemente Platón diría hoy que en la televisión se cumplen perfectamente los rasgos
de su caverna. Los que están encadenados a las imágenes no cejan en el esfuerzo de
persuadirnos de que no hay otra realidad que la de las proyecciones televisivas. ¿Qué
son en sí ciertas personas, más allá de la presentación partidista que de ellas ha hecho la
prensa? ¿Hay una prensa objetiva, pegada a lo que las cosas son en sí mismas? Pero,
abundando en la duda, ¿soy yo algo en mí mismo? ¿No existo proyectando imágenes de
mí mismo?

Desde Platón hasta el siglo XIX casi todos los sistemas de pensamiento han afirmado la
existencia de la verdad, o de la naturaleza en sí, como un parámetro en el que se miden
las formas más o menos acertadas o desfiguradas de la subjetividad humana. De acuerdo
con la terminología escolástica, la «opinión» era un estado subjetivo anterior a la
certeza. La opinión deja alguna posibilidad de dudar. Los escolásticos distinguían entre
la opinión de un solo autor, la opinión que entre los diversos puntos de vista existentes
se impone como la «más común», y la «opinión común»: la defendida de manera
universal. La opinión es típica en asuntos que pueden verse de diversas maneras.
Emerge de las preferencias personales. Por ejemplo: ¿Qué opinas que es mejor, un
modelo de economía competitiva o un modelo proteccionista?

La certeza es un estado mental que descarta toda duda y, por tanto, no tiene argumentos
sólidos en contra. Por ejemplo, es cierto que ha llegado el tren o que ha salido el sol.
Cuando se quiere resaltar que la certeza está fundada en la naturaleza objetiva de la
cosa, hablamos de «evidencia». Así, yo puedo estar cierto de que hace sol porque me lo
ha dicho alguien, y es evidente que hace sol cuando yo abro la ventana y lo veo. La
evidencia nos conduce a la verdad, que consiste precisamente en ver cómo nuestro
conocimiento es revelador de la cosa misma.

La ontología griega y la escolástica cifraban en la «esencia» el último fundamento de la


verdad. Puesto que todo ser tiene esencia, es decir, una estructura o razón por lo que
algo es lo que es y no otra cosa, parece obvio suponer que las opiniones tienden a
confluir en el conocimiento de la esencia y, por tanto, no parece aceptable que la
mayoría se aleje de lo esencial.

De ahí la tendencia a argumentar por «el sentir universal de todos los pueblos». Plotino,
heredero de Platón, se esfuerza por mostrar que el Uno originario se divide en
cognoscente y conocido, y que desde esa base se llega a la división entre naturaleza y
espíritu. El proceso de conocimiento es un regreso a la unidad originaria, que así
representa el foco de confluencia del opinar humano. En la escolástica, el fundamento
último de la naturaleza y de las esencias era la realidad de Dios. Si alguien considerara
que todo eso era una mera invención humana, no podría negar por lo menos que allí se
desarrolló un esfuerzo intelectual por encontrar alguna base para la comunidad y para la
unidad de opinión que la sustenta. A fin de que no se diluyera todo en el mero opinar
subjetivo, había que forjar algo que mereciera considerarse como estrato común.

Con independencia de las disputas sobre si hay o no una esencia común a todos, no
pueden pasarnos desapercibidos ciertos hechos manifiestos, aunque éstos se silencien en
épocas nominalistas o en épocas postmodernas. Los nominalistas impugnaban las
razones que permiten afirmar una naturaleza común.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
6

Los postmodernos cuestionan en un contexto diferente la posibilidad de alcanzar


perspectivas universales. Por tanto, es posible establecer una comparación entre
nominalismo y postmodernidad. Pero hay hechos, repito, que hacen estallar el marco de
explicación nominalista. En virtud de un arraigado sentimiento que emerge
espontáneamente de la naturaleza, los padres se entregan incondicionalmente a la
protección de la vida de sus hijos; a su vez cada cual está empeñado en conservar la
propia vida hasta el límite de sus fuerzas; para ello se requiere un lugar estable donde
abrigarse (morada) y una cooperación entre individuos para defender esas exigencias
mínimas de seguridad (comunidad estatal, policía, ejército); a través de la comunidad la
vida humana se enriquece y abre nuevos horizontes de realización, y estos horizontes
implican una distinción clara entre lo que los hace posibles y lo que los imposibilita. El
indicado núcleo mínimo, al que podrían añadirse muchos otros aspectos, diseña un
campo que es igual para todos los hombres y ofrece base suficiente para hablar de una
naturaleza común. Lo vieron los griegos, lo vio la edad media y no pudieron ignorarlo
los modernos, entendiendo aquí por «moderno» el mundo que se abre en el
renacimiento y culmina en las formulaciones de la Revolución Francesa.

Debido al giro antropológico del renacimiento, lo que en Grecia y en la edad media era
naturaleza objetiva, en la época moderna pasa a ser subjetividad.

Lo que antes era simple naturaleza o esencia, ahora se convierte en naturaleza o esencia
de la subjetividad. La fórmula típica de la nueva época fue la acuñada por Kant: la
subjetividad trascendental. Antes se hablaba de esencia, ahora, después del giro
copernicano que aporta el autor mencionado, se habla de un a priori universal.
Trascendental, a priori y universal en el fondo coinciden.

Kant insiste en que nuestro acceso a la naturaleza no viene dado por ésta misma, contra
lo que pretende la actitud dogmática, sino por el armazón intuitivo y conceptual que va
inherente a la peculiar constitución de la subjetividad humana. Una cosa es lo que pueda
ser la naturaleza en sí, o la cosa en sí, y otra la mirada que dirigimos a ella. ¿Qué sucede
por el hecho de mirar? Este hecho implica el nacimiento de una estructura compleja. Lo
mismo que hay una articulación de la retina por la que los miembros de la especie
humana ven los colores y las figuras en forma equivalente e incluso idéntica, de igual
manera en un estrato más profundo hay intuiciones y formas intelectuales de ordenación
que marcan la manera humana de mirar a los objetos de la naturaleza en general.

Se dan ciertamente maneras de sentir y percibir que dependen de la manera de ser de


cada uno y, como tales, no tienen pretensión de universalidad, no pertenecen a los
elementos constitutivos de toda subjetividad, no pertenecen al armazón de un mundo en
el que los sujetos puedan comunicarse entre sí.

Pero a la vez existen en el hombre elementos constitutivos de la intersubjetividad. En La


crítica del juicio Kant trata el problema del gusto como germen de la intersubjetividad o
universalidad. El gusto, como cuna del «sentido común estético» y del «sentido común
lógico» es un equivalente de la ley moral. Si ésta manda encontrar una norma de
conducta que sea válida para todo sujeto humano, el gusto incita a encontrar
sentimientos universales, compartidos por todos. El sentimiento paradigmático de este
tipo es el de belleza, pues, según Kant, el que afirma que algo es bello pretende que
todos los demás estén de acuerdo con él en este juicio. Así, Kant abre un panorama
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
7

histórico de unidad de la humanidad a través de tres vertientes: unidad del conocimiento


(razón teórica), concordancia de los hombres en las normas morales (razón práctica)
y unanimidad del gusto estético.

Lo que este filósofo formula con tanto esmero intelectual se abre paso en forma más o
menos difusa desde el renacimiento. El antropocentrismo inicial acaba convirtiéndose
en subjetividad trascendental. Pero el impulso renacentista y el de Kant llevan
inherentes la ambigüedad de si la unidad de la razón humana se debe al sustrato de una
naturaleza humana que ya existe, o bien a la exigencia de que llegue a constituirse una
unificación de la humanidad en tres ámbitos diferenciados. Lo típico de Kant es esto
último.

El autor comentado es un exponente del movimiento llamado ilustración, que lleva en sí


un impulso radical de apelación a la autonomía del hombre, es decir, una invitación a
liberarse de todo poder extraño y a regirse exclusivamente por las exigencias de la
propia subjetividad o de la propia naturaleza racional, que en el fondo se identifica con
la aspiración a crear un mundo de leyes universales dictadas por el hombre mismo. El
proyecto ilustrado puede formularse con toda brevedad como una sustitución de la
heteronomía por la obediencia a leyes que el hombre se ha dado a sí mismo. La
autonomía y el universalismo que respiramos por todas partes en la filosofía de Kant no
se deben a su mera reflexión individual, sino que actúan como motor de toda una época.

Mucho antes de la formulación kantiana estaba ya difundida la idea de un razonamiento


público que, interpretando las experiencias individuales de cada uno, descubre un
contenido humano universalmente válido y, por medio de este contenido, origina una
legislación general. Tanto el movimiento democrático de los siglos XVII y XVIII como
la filosofía de Kant giran en torno a la idea de un «pensar por sí mismo», que equivale a
verbalizar y conceptualizar la propia experiencia interior. Esta experiencia, en tanto se
habla y escribe, va dirigida a un público sin límites. La naciente democracia burguesa
elabora de mil maneras la idea de la autonomía y experiencia individual, que se
despliega en el horizonte de un público sin fronteras. La subjetividad trascendental de
Kant es una manera de acuñar y formular esa idea. Aprender a servirse de la razón, a
usarla públicamente, equivale a la reflexión sobre el fondo más íntimo de nosotros
mismos, para conversar y discutir con los demás a partir de ahí. Por tanto, la opinión
pública nace como una onda en la que se expande la intimidad. Cuando los medios de
comunicación pública producen ellos mismos la interioridad del hombre, es indudable
que se ha invertido el sentido originario de la formación de la opinión.

Habermas, en Cambio de estructura de la opinión pública, ha desarrollado una


investigación muy detallada de este concepto. Allí nos presenta como punto cardinal del
modelo burgués la delimitación de una «esfera privada», que, por una parte, ha de ser
autónoma e inviolable, y, por otra, tiene que ser la fuente configuradora del poder
público. Lo privado, como esfera exclusiva de cada uno, y el Estado, como la esfera
común, se unen entre sí por mediación del «público», que a través de diversas instancias
de razonamiento hace emerger un contenido válido para todos y así deslinda el campo
de lo legislable. En la obra mencionada, Habermas distingue diversas instancias en el
proceso de articulación de la sociedad burguesa: la familia y el mercado (el trabajo y el
intercambio de productos), el público literario y el Estado. Ese conjunto de instancias no
dejan de recordar la división hegeliana: familia, sociedad civil y Estado. Según el
esquema de Habermas, la esfera privada está constituida por la familia y el mercado; y
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
8

dentro de lo privado la familia constituye la esfera íntima. En la familia nace el foco de


vivencias y reflexiones que se desarrollan luego en el público literario. Y ella es el
prototipo de una comunidad caracterizada por la libertad, la igualdad, el amor y la
formación. El autor mencionado escribe: «La subjetividad, nacida de la intimidad de la
pequeña familia, se entiende consigo misma sobre sí misma».

El público literario y el político están radicados en el ámbito privado, por cuanto se


originan en el razonamiento de personas privadas; pero a la vez, como opinión pública,
median entre las necesidades de la sociedad y el Estado, que constituye la «esfera
pública» en sentido estricto. El Estado burgués, en tanto está mediado por la opinión
pública, renuncia al ejercicio del poder, pues se reduce a velar por el cumplimiento de
las normas emanadas de dicha opinión, tal como ha tomado cuerpo en el parlamento. El
Estado burgués no interviene abiertamente en la sociedad, se reduce a la función de
ejecutar (hacer cumplir) las leyes que por mediación de la opinión pública se abren paso
en el parlamento y se aprueban allí.

En la génesis y articulación de la opinión pública la obra comentada dedica especial


atención a los «salones domésticos» y a los «cafés». Allí discute un público que
comparte además la asistencia a teatros y conciertos. Este público pretende ser, y en
cierto modo es, universal. Por una parte, todos tienen acceso al mercado y a la discusión
pública. Se supone solamente la formación y la posesión de bienes, que, según la
mentalidad vigente en aquel momento histórico, son accesibles a todos. Los que de
hecho acuden a los lugares de discusión son los aristócratas formados, los intelectuales
burgueses y todo un sector de la clase media interesado culturalmente. Los congregados
en el público literario pueden considerarse como iguales en lo meramente humano. Este
público de personas iguales no está cerrado en principio, es universal. Junto con una
cierta universalidad de las personas, se da allí también una temática válida para todos,
pues los participantes disputan sobre cuestiones accesibles a todos e importantes para
todos. La universalidad corre pareja con la autonomía, puesto que lo discutido ya no se
funda en la autoridad de la tradición o la revelación, sino en la apropiación personal y la
comprensión racional de las obras filosóficas y literarias, así como de los problemas
mismos que son objeto de debate.

El público acostumbrado a la autonomía artística, a la comprensión de las obras


literarias, filosóficas y musicales, extiende la misma exigencia de comprensión propia a
las diversas instancias de la vida política. Un producto peculiar en el que se sedimenta la
opinión pública es la ley, emanada del razonamiento parlamentario. La burguesía aspira
a gobernarse por leyes generales. La universalidad de las leyes guarda relación con su
racionalidad, que consiste en acertar con la naturaleza de la cosa. De ahí el principio:
«Es la verdad y no la autoridad la que hace la ley». Las constituciones surgidas de la
Revolución Francesa, además de reivindicar el carácter público de las sesiones
parlamentarias, proclaman la libertad de expresión y opinión, de prensa y de reunión. El
afán de salvar la autonomía y la libertad de los ciudadanos bajo la ley y el poder del
Estado condujo a la difundida idea de un «contrato» en el origen mismo de la sociedad.
Esta figura aparece en Rousseau, en Kant, en Fichte y en tantos otros pensadores. El
contrato social implica que todos los ciudadanos quieren la propia libertad junto con la
de todos, por lo cual aceptan los límites propios y el poder del Estado como garante de
los linderos entre libertad y libertad. El razonamiento universal de los ciudadanos ha de
ser capaz de comprender el orden fundamental de la intersubjetividad. La declaración de
los derechos del hombre guarda relación con la comprensión de la intersubjetividad que
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
9

está en la base de la sociedad. Por la proclamación se manifiesta la comprensión


racional de las normas fundamentales. Para algunos, por ejemplo, Locke y la
Constitución americana, la declaración hace de mediadora entre un derecho natural
preexistente y el derecho positivo. En una línea semejante, para los fisiócratas la
declaración de derechos era la traducción de un orden natural a otro orden positivo. En
cambio, según Rousseau, la declaración de derechos equivale a la constitución de la
voluntad general (contrato), que es la fuente de todo derecho particular. En la voluntad
general, y en la comprensión que va inherente a ella, se ejerce intersubjetivamente la
autonomía de los ciudadanos.

El soporte y la tarea de la opinión pública está en comprender racionalmente lo que


funda la voluntad general o lo que va inherente a ella. La voluntad unida en el contrato
social crea el orden conjunto de Estado y sociedad, aquel orden del que emanan los
derechos básicos de los ciudadanos.

En la concepción articulante de la politología burguesa es indudable que la opinión


pública ocupa una posición axial. El contenido del contrato o consenso entre ciudadanos
exhibe un sustrato común a todos ellos. Sin embargo, no puede pasar desapercibido un
cruce entre dos líneas, una que procede de la tradición griega y medieval, y otra que es
la típica de la modernidad. La primera tiende a entender la opinión pública como
manifestación de una naturaleza o esencia común. La reflexión, el pensamiento, tiene la
función de penetrar en el estrato unificante. Por el contrario, la línea típica de la
modernidad entiende la función del pensamiento, de la comprensión, como creación de
una estructura intersubjetiva que llega a granjearse la aceptación de todos los
ciudadanos.

En esta pretensión de crear una intersubjetividad universalmente aceptable parece un


prodigio el hecho de que, no existiendo una naturaleza vinculante de antemano, la
totalidad de los ciudadanos se adhiera a un único y mismo proyecto. ¿No corremos el
peligro de una ficción monstruosa? ¿No está de por medio una ideología engañosa que
puede hacer pasar por universales el interés y las ideas de un grupo dominante? Pero lo
cierto es que, por lo menos a primera vista, se atribuye una importancia primordial a la
actividad reflexionante de la opinión. De ahí que en la época constituyente de la
democracia burguesa se asignara una función privilegiada al intelectual.

Si nos preguntamos por la continuidad entre el presupuesto vigente en la línea del


pensamiento democrático que se desarrolla desde el siglo XVII hasta mediados del XIX,
por una parte, y la aceptación de un voraginoso sistema de necesidades en nuestro
momento actual, por otra parte, no puede pasar desapercibida una diferencia esencial.
En el parlamentarismo clásico la línea política se traza en buena medida mediante la
actividad del estrato reflexivo de la sociedad. Los contenidos que dan cuerpo a la
sociedad nacen de lo que los individuos descubren en sí mismos. Digamos que allí las
necesidades, las verdades, los contenidos humanos y las normas sociales emanan de la
propia naturaleza de cada uno. Por el contrario, en el mercado actual, los individuos se
adaptan a las funciones y necesidades que la febril actividad económica crea.

¿Qué verdad o contenido universal del hombre puede haber en un mundo de neveras,
automóviles, aviones, ordenadores, armamentos, etc.? ¿Puede decidirse por
razonamiento qué ha de ser el hombre y cómo debe ser el mundo?
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
10

Experimentamos con infinitas ofertas y con su grado de aceptación. Pero apenas se


vislumbra ningún contenido estable que merezca nuestra adhesión firme. No obstante,
desde nuestra perspectiva actual podemos volver la mirada hacia el pasado y preguntar:
¿Por qué los siglos pasados podían depositar tanta confianza en la opinión pública?
¿Qué tipos de contenidos se hacían pasar por racionales y universales? ¿Qué imagen del
hombre tenía la burguesía? ¿Qué imagen del hombre preside los intentos reformadores
de Saint Simon, o Comte, o Carlos Marx? Nos lo diría una inspección de las discusiones
parlamentarias que se reflejaban en la prensa de las épocas respectivas. El mero hecho
de que las democracias occidentales se hayan articulado básicamente a través de dos
partidos, el conservador y el reformista, indica que los contenidos básicos estaban
marcados por la tradición, que unos defendían y otros criticaban. El tema de la
propiedad ha sido un pilar poderoso en las discusiones de los últimos siglos. Los
conservadores esgrimieron siempre a su favor el derecho natural.

Las constituciones que siguen el modelo de la Revolución Francesa proclaman este


derecho. Los ensayos de la revolución comunista lo han impugnado. El ir y venir entre
la una y la otra tesis ha generado nuevas formas de propiedad.

¿En qué sentido puede llamarse «propietario» el que invierte 100.000 pesetas en
acciones de telefónica o en multipropiedad inmobiliaria? Otros temas de discusión y
opinión fueron el divorcio, el aborto, la libertad de religión, el confesionalismo del
Estado, la tolerancia.

1.2Teorías de la opinión pública

Si las variadas concepciones conviven y debaten académicamente, todas ellas se han


nutrido de diversas posturas teóricas construidas históricamente. Y es que la expresión
opinión pública que se usa actualmente, se remonta a mediados del siglo XVIII. No
obstante antes de aquel momento se manejaban términos parecidos como opinión
común, opinión popular, voluntad general, vox populi, etc. que hacen referencias
indirectas sobre la opinión pública.

De esta manera, Protágoras hace referencia a “creencias (opinión) de las mayorías”,


Herodoto de la “opinión popular”, Demóstenes de la “voz pública de la patria”, Cicerón
habla del “apoyo del pueblo” y Tito Libio de la “opinión unánime”. Pero, como es
sabido, son los filósofos griegos quienes hacen los mayores aportes y precisiones.
Platón, hace por ejemplo una separación entre doxa (opinión) y epistema (ciencia), es
decir el saber del vulgo, frente al auténtico conocimiento de la ciencia reservado a una
minoría. En cambio, para Aristóteles la doxa es solo un conocimiento probable, de esta
manera, el hombre para opinar no requiere acudir a la ciencia, pues posee el criterio del
sentido común, de sus experiencias directas y de las comprobaciones empíricas8.

Pero la Edad Media cambiará los términos de las referencias antes planteados por el de
la fe y que no serán abandonados sino con el Renacimiento. Será Nicolás Maquiavelo,
en El Príncipe, quien desarrollará las ideas básicas de la comunicación política entre
gobernantes y gobernados. Más tarde, Hobbes señalará que la conciencia se convierte en
opinión, nivelando los actos del crear, del juzgar y del imaginar, en tanto Locke, habla
de la Ley de la opinión, de gran importancia como la Ley divina y la Ley estatal. Ella no
es otra cosa que la idea que de uno tienen los demás. De los fisiócratas, Mercier de la
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
11

Riviere, en 1767, expondrá su doctrina de la opinión señalando que quien manda no es


el rey, sino el pueblo a través de la opinión pública.

Pero quien utilizará por primera vez el término opinión pública será J.J. Rousseau,
quien desde 1750 se preocupará sistemáticamente del poder que reviste 9. En medio de
esta preocupación, la revolución francesa será el movimiento histórico que permitirá
que se traslade el monopolio de la opinión pública por parte del pequeño círculo de los
ilustrados, a manos del pueblo. Pero será el liberalismo el que articule de manera más
precisa una teoría de la opinión pública. Desde el comienzo de la escuela clásica con
Adam Smith, David Ricardo y otros defenderán el régimen de opinión frente al
despotismo. Cada uno de sus representantes aportarán elementos favorables para el
desarrollo de las libertades individuales, entre ellas las de opinión. Frente a este
planteamiento se eleva la concepción marxista. Para Marx y Engels, no existe una
opinión pública general que nace en la sociedad civil, sino una opinión que pertenece a
la clase dominante. Por ello, para el marxismo la ‘falsa conciencia’ se condensaría en la
opinión pública oficial10.

En el siglo XX, quienes se interesarán por la opinión pública serán los que comparten
las tesis de la sociología del conocimiento (Max Scheler, Karl Mannheim, Robert K.
Merton, P. Berger y T. Luckmann, entre otros), para quienes el individuo aislado en
pocas oportunidades crea, de manera individual, opiniones. Pero, otras relaciones
sociales, distintas a las de clase (religión, grupo étnico, nacionalidad, grupo político,
etc.), pueden ser determinantes en la construcción de las opiniones de los individuos11.

1.3 Principales conceptualizaciones contemporáneas de la opinión


pública

Si bien hay un número importante de académicos contemporáneos que han reflexionado


sobre el tema de la opinión pública es el proveniente del mundo alemán el que en los
últimos tiempos ha aportado el liderazgo intelectual en esta materia. Las grandes
tendencias podrían clasificarse gruesamente en la perspectiva político valorativa de
Jürgen Habermas, la antropológico social de Elisabeth Noelle-Neumann y la
sociopolítica funcionalista de Niklas Luhmann. No siendo éstas las únicas, son las que
han marcado los estudios y las reflexiones más interesantes sobre el tema.

A. La perspectiva política valorativa: el diálogo democrático

Jürgen Habermas, es heredero de la tradición normativa de la opinión pública en la que


han transitado desde Platón, Maquiavelo, Hume, Locke, Rousseau, Tocqueville,
Bentham, entre otros. Todos ellos, de una u otra manera se han preocupado de la
relación entre gobernantes y gobernados, los derechos ciudadanos, el diálogo político,
etc. Es decir, de las condiciones precisas para hablar de un sistema político democrático.
Esta es una línea de reflexión que proviene de la tradición del derecho, la filosofía y la
ciencia política. Por ello, trata de vincular la existencia de un Estado democrático con la
legitimación popular de la opinión pública. Distingue entre una opinión pública real o
crítica, que permitirá hablar de un Estado democrático auténtico y una seudo opinión
pública o manipulada que no es más que la triste realidad cotidiana que muestran, en
opinión de Habermas, la mayoría de las democracias formales, en donde hay una
carencia de mediaciones críticas en la comunicación política. Frente al reduccionismo
positivista que se expresa en la asociación de la opinión pública con los sondeos,
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
12

Habermas reivindica la opinión pública como el resultado de un diálogo racional y


plural.

B. La perspectiva antropológica: el mecanismo sicosocial

En la orilla opuesta a la de Habermas se encuentra Elisabeth Noelle-Neumann. Para la


profesora alemana la opinión pública debe ser explicada como un hecho social,
desprovisto de categorías normativas que la analizan a partir de lo que debería ser y no
de lo que realmente es. El esfuerzo debería centrarse en describir y analizar a la opinión
pública tal y como se presenta, sin pretender asociarla a ningún tipo de valoración, por
más justa que ésta parezca o pretenda ser. Ella considera a la opinión pública como un
conjunto de comportamientos que constituyen la expresión de las mentalidades y
actitudes de las colectividades sobre temas de cualquier índole. Así las opiniones están
ligadas a tradiciones, valores, prejuicios o modas antes que posturas racionales ligadas a
los aspectos político-institucionales. En su teoría del Espiral del Silencio señala que las
personas están atentas a las opiniones de su entorno para construir la suya. De alguna
manera, ésta se encuentra dependiente de aquella, basada en el profundo temor al
aislamiento, es decir, sometidos a la presión social. Dicho mecanismo sicosocial está
presente en el ambiente social del que no puede escapar el individuo. Los que se
encuentran en minoría, en relación a sus opiniones, las silenciarán antes de recibir el
rechazo y la sanción social. La investigadora analizó empíricamente este
comportamiento a partir de sondeos de opinión por muchos años en su Institut für
Demoskopie, en la ciudad alemana de Allensbach.

C. La perspectiva sociopolítica funcionalista: el haz de luz

Una tercera perspectiva es la que encabeza Niklas Luhmann. Para este también profesor
alemán, la opinión pública es la estructura temática de la comunicación pública, en la
medida que es esta estructura común de sentido la que permite una acción intersubjetiva
en un sistema social. Esta posición, que está a mitad de camino entre las dos anteriores,
considera que si bien la opinión pública es un aspecto particular de la interacción social,
tiene presente las funciones políticas del fenómeno y traduce el consenso de un
reconocimiento de unos temas de interés general. Es, en otras palabras, la tematización
común que permite el diálogo político-social.

Para Luhmann las sociedades contemporáneas son cada vez más complejas, como
consecuencia de la mayor especialización y diversificación funcional. Este proceso
creciente podría hacer estallar el propio sistema, en la medida que los individuos
perciben cada vez menos dicha complejidad –menos aún la globalización–, tendiendo
por lo tanto a regirse por criterios muy particulares y minifundistas. Ante esta situación
el sistema demanda un mecanismo reductor que canalice las fuerzas centrífugas
sicosociales, produciéndose de esta manera las observadas simplificaciones
globalizantes. Es este papel funcional el que le consigna Luhmann a la opinión pública.
A ésta el autor alemán la identifica como un espejo, en la medida en que no es más que
el reflejo de los pocos observadores. Es decir, “el medio y las formas de la opinión
pública no son nada más que la mirada auto-referencial que los protagonistas de la
opinión pública se dirigen a sí mismos y a sus actuaciones. Dicho ‘espejo social’
también podríamos compararlo con un ‘cañón de luz’ o un ‘haz de luz’ que focaliza y
concentra la atención en un escenario”12. La mirada se concentra en un solo punto, así
no sea éste relevante, permitiendo que todos compartan un tema en común.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
13

Para Luhmann la opinión pública cumple también una función política, pero distinta a la
otorgada por Jürgen Hebermas. Se convierte en la base de la democracia, pero no por
una valoración ética, sino por razones pragmáticas, en la medida que permite una
interconexión entre las personas que por lo menos tienen ciertos temas básicos que
compartir, que en caso contrario, la estructura social carecería de sentido. En la
percepción luhmanniana los medios y el Parlamento cumplen el papel de ser
simplificadores de la complejidad.

1.4 Público y opinión pública

El término público tiene también a varios sentidos. Ya se señaló, líneas arriba, que la
ambigüedad del término opinión pública, según algunos autores, deviene de estos varios
sentidos del público. Existe una acepción legal que se centra en la idea de “apertura”, en
el sentido de ámbito abierto a todos (plaza pública, lugar público, juicio público, etc.),
en contraste al de la esfera privada. Un segundo sentido, desarrollado por el derecho y el
poder público, es el otorgado por la relación con el Estado. Es decir, en el sentido de los
asuntos relacionados con el bienestar general. Por último un tercer sentido, sociológico,
coloca el énfasis en que el individuo no desarrolla su vida hacia adentro, en su
intimidad, sino hacia afuera dirigida no sólo a otras personas sino también a la sociedad
como un todo.

Los públicos están compuestos –dicen Gerth y Mills– por gente que no está en relación
cara a cara, pero que, sin embargo, manifiestan intereses similares, o está expuesta a
estímulos semejantes, aunque más o menos distantes”. Público es, entonces, aquella
pluralidad de personas que constituyen el soporte de la opinión pública. A diferencia de
otras pluralidades, como masa, muchedumbre o multitud, este término incorpora
implícitamente, valoraciones positivas14. Por lo tanto, sólo el público es portador de
opinión pública. Es por ello que, “cuando el público deja de ser crítico –sentencia
R.E.Park–, se disuelve o se transforma en multitud”15. Una característica, por lo tanto,
del público es el desacuerdo, la diferencia en los intereses similares. La investigación de
la opinión pública permite desprender que existe un contínuo que va de masa a público,
en las siguientes formulaciones colectivas:

a) El público en general. Es el que corresponde a aquellos que consideran al


público como a la totalidad de la población. Allport, en el primer número
de la prest igiosa revista Public Opinion Quar terly (1937), se define
decididamente en esta concepción y que ayudó a las prácticas de las
encuestas. Exist ía detrás de esta concepción, la idea democrát ica de la
inclusión de todos los miembros de la sociedad. El problema es que de
este universo sólo un porcentaje –que varía en el t iempo y de una
sociedad a otra– está interesado e informado de las cuest iones públicas.

b) El público que vota. Es una de las más comunes operacionalizaciones del público,
siendo el resultado de las elecciones –para quienes la defienden– la mayor
visibilidad de la opinión pública en un sistema de democracia representativa. Pero,
este colectivo indiferenciado representa, en EEUU por ejemplo, sólo a la mitad de la
población apta para votar. Pero, muchas evidencias señalan que muchos electores,
particularmente en sistemas de voto obligatorio, realizan el acto de votar sin
información e interés en la campaña que los convoca.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
14

c) El público atento. Es aquel sector de la ciudadanía que está informado e interesado


en los asuntos públicos y que conforma la audiencia de las élites públicas.
D.J.Devine, señala cinco medidas para reconocer al público atento: el interesado en
política en general, el interesado en campañas electorales, el que habla de política, el
que se expone a las noticias políticas de los medios y el que lee sobre política en
revistas16. En muchos casos, sin embargo, es un público pasivo, aunque más activo
que los anteriores.

d) El público activo. Es un grupo más pequeño, que sale del público atento. Su
compromiso con los asuntos públicos es intenso, incluyendo aspectos formales de
participación política, como informales pero de manera muy activa (debates y
discusiones públicas). Normalmente a este grupo se le denomina élite, e incluye
gente tan variada como líderes políticos, funcionarios gubernamentales, creadores
de opinión, entre otros. Todos ellos participan y compiten en una suerte de mercado
de opinión en donde buscarán conseguir seguidores y conversos.

Si bien este último grupo tiene una influencia mayor que el resto (algunos dirán
desproporcionada), merecen la atención de los medios y son los actores de la
comunicación política, no se debe dejar de lado a los espectadores de la misma, en la
medida en que en la interacción de ambos grupos se encuentra la formación y el
impacto de la opinión pública.

1.5 Distinción entre opinión pública y opinión publicada

Un sistema político democrático exige un constante conocimiento de lo que piensa la


ciudadanía, la opinión pública. Pero, la opinión es “pública”, en dos sentidos. En primer
lugar por ser la “opinión compartida”, la opinión de la mayoría y en segundo lugar, por
ser una “opinión publicada”, gracias a que se publica17.

A estas alturas vale la pena hacer una distinción de estas dos asociaciones que se prestan
comúnmente a confusión. La opinión pública es un juicio más o menos generalizado
entre la población respecto a los asuntos que son de conocimiento colectivo. Se estima
que la opinión pública expresa un grado de legitimidad acerca del gobierno, sus actos,
así como de las demás instituciones. Su fuerza radica en las acciones de permanencia y
cambios en las actitudes del gobierno y –algunos argumentan incluso– en el grado de
control sobre ellos. “La opinión pública del público” u opiniones del público, es un
proceso cuantitativo de adición de opiniones. Es una opinión pública que se suma; la
“opinión pública del público” es la de una gran mayoría, susceptible de ser medida por
encuestas.

La opinión pública, por el contrario, es una noción cualitativa, es una opinión pública
autorizada, es una opinión pública que se publica. Incluso para algunos autores la
opinión pública es la de una minoría que tiene medios específicos y directos para
hacerse oír por el público, a través de los voceros de opinión pública. La opinión
pública es una dimensión del poder político. En esta medida los medios (de
comunicación) pueden desempeñar un papel reforzador de la legitimidad o cuestionador
de la misma.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
15

Para aclarar este punto es quizá necesario distinguir, entre opinión pública y opinió n
privada. Mientras que la primera incide en los temas de interés público, la segunda hace
referencia a las opiniones de los particulares. De esta manera, así un particular tenga una
relevancia política o social (ej. un columnista de prensa) y publique sus opiniones, éstas
no pasan a ser la opinión pública. Lo que sí puede representar es una corriente de
opinión, aunque no toda opinión publicada es representativa de una corriente de
opinión. A la inversa, no todas las corrientes de opinión de una sociedad se tienen que
ver necesariamente reflejadas en opiniones publicadas en los medios de comunicación.
Por lo tanto, el agregado de las coincidencias de las opiniones privadas no son
equivalentes a la preocupación colectiva. Pero, en general los temas sobre los que se
crean corrientes de opinión relativamente firmes, presentan una doble condición de
repercusión personal y colectiva (medidas de protección y seguridad, control de la
natalidad, p.ej.), en la que un individuo opina como ciudadano, como padre de familia,
miembro de una organización política o religiosa. De tal manera que en algunas
oportunidades una persona tiene opiniones duales, cuando lo hace en consonancia con
un grupo y cuando lo hace a partir de defender sus intereses particulares.

1.6 Los factores componentes de la opinión pública

De las varias clasificaciones es interesante la propuesta por el profesor Bernard C.


Hennessy en su libro “Opinión pública”, para quien los factores o componentes de la
opinión pública se pueden agrupar de la siguiente manera18:

• La presencia de un tema. La opinión pública se forma alrededor de un


tema o conjuntos de temas públicos que se encuentran en el tapete y que
ocasionan posturas contrapuestas.

· La naturaleza del público. Hay muchos públicos volcados hacia diferentes focos de
interés. Cada tema genera su propio público, aunque en muchos casos algunos
individuos se sitúen en diversos públicos.

· Un complejo de creencias del público. Se trata de la distribución de las opiniones


sobre un tema. Hay que tener en cuenta que algunas creencias y sólo algunas son
mutuamente excluyentes entre sí. Ellas están en función de las actitudes y
experiencias anteriores, como de la complejidad del tema. Algunos temas
homogenizan públicos y otros no. Este conjunto se denomina “complejo de
creencias”. En política suele presentarse una situación dicotómica: posición de
mayoría y de minoría.

· La expresión de la opinión pública. Resulta desde los medios de comunicación de


toda su variedad hasta los gestos, mímica y todos los códigos simbólicos.

· El número de personas involucradas: en cada caso el número es diferente y quizá


incierto; lo importante es que el número sea capaz de producir algún efecto.

Estos componentes son básicos para entender los complejos pasos que conforman la
estructuración y cambios en la opinión pública.

1.7 La opinión pública en el orden político


Apuntes de la asignatura Opinión Pública
16

Más allá del debate sobre el concepto de opinión pública, se encuentra el hecho que su
desarrollo está ligado íntimamente a un sistema político preciso, y este no puede ser otro
que uno basado en un régimen de derecho. No existe opinión pública en Estados
autocráticos, ello debido a que el debate público es inexistente. Sólo existe la voz
oficial, que es rutinariamente favorable al gobierno. Se manifiesta la opinión pública de
la opresión, no de la expresión. En estos casos se pueden desarrollar opiniones privadas
que suelen extenderse en condiciones de represión, hasta un momento en que puedan
expresarse e irrumpir libremente, en forma de cambio de régimen por medio de un
proceso transicional o revolucionario, como ocurrió en Chile de Pinochet, en 1989, y en
Europa del este, el mismo año.

El sistema democrático requiere de la opinión pública en la medida que es un elemento


importante en la supervivencia del sistema. Por esto algunos autores consideraban como
una de sus funciones la vigilancia y control de la vida política. Por lo tanto, la
democracia y la opinión pública se necesitan y complementan mutuamente. Por un lado
la democracia, garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos, especialmente la
libertad de opinión y expresión. Y, por otro, la opinión pública desarrolla una
conciencia colectiva que participa, vigila y expresa sus puntos de vista sobre los temas
de interés general. Como bien recuerda Monzón19 “los controles, manipulaciones y
obstáculos que se pongan a la opinión pública repercutirán necesariamente en el
desarrollo democrático de la sociedad”.

Si el sistema democrático gira alrededor de una fluida relación entre gobernantes y


gobernados, con reglas de juego previamente estipuladas, son las elecciones el momento
en que encontramos al “pueblo gobernante”. Pero, las elecciones no son sino la
cristalización de un proceso que la envuelve, que es la formación de la opinión pública.
Es decir, las elecciones se convierten en el medio para llegar a un fin particular, el
“gobierno de opinión”, que no es otra cosa que un gobierno “sensible y responsable para
con la opinión pública”.

2 Naturaleza de la opinión pública

El concepto de opinión pública ha sido empleado en forma muy vaga y con distintos
sentidos. A menudo no es más que un estereotipo agitado por oradores y escritores
cuando discuten sobre problemas políticos y económicos. Por nuestra parte, lo
delimitaremos en forma más estrecha y haremos ver que, no obstante sus muchos usos,
representa una importante zona de estudio en la psicología social. En este capítulo nos
ocuparemos de la naturaleza de la opinión pública, sus funciones socioculturales, sus
rasgos psicológicos y ciertos intentos hechos para registrarla y medirle.

Algunas de las confusiones con respecto a la naturaleza de la opinión pública derivan de


los diferentes sentidos con que se emplea el término público. Examinaremos en primer
lugar esta cuestión.

2.1 Opinión y Actitud

 La opinió n se co mpone de:


Apuntes de la asignatura Opinión Pública
17

 De opinio nes ( ju icio s expresados ver bal o


concept ualment e, en cont ra o a favor de una o var ias
accio nes)
 De est ereot ipos (porque lo dice la ma yoría), que se
basan en predisposicio nes nacio nales o emot ivas que
ayudan a seleccio nar la infor mació n, a jerarquizar
nuest ros juic ios y a expresar lo s según nuest ra
ideo logía, ent endida co mo nuest ra for ma de ent ender
el mundo, y que abarcan:
o Las act it udes (por t ant o clásicas que a su vez
pueden ser conser vadoras o progresist as)
o Los valores (se aprenden e n lo s grupos de
asociació n del individuo)
o Los esquemas cognosc it ivo s (esquemas de
pensamient o)
E jemplo:

Act it ud aborto Sí (act it ud progresist a)


No (act it ud conser vadora)

 Las act it udes

Una for ma de conc iencia más profunda que las opinio nes son las
act it udes, y una definic ió n de ést a podr ía ser la siguient e: “La act it ud es
una disposició n psico lógica adquir ida y organizada a t ravés de la propia
exper iencia que incit a al individuo a reaccio nar de una manera
caract er íst ica frent e a det er minadas per sonas, objet os y sit uacio nes. Son
más est ables y surgen de la co nver sacio nes y pensamient os. Una act it ud
puede mo st rar la resist encia al cambio sie mpre q or ient e a la acció n.

Los valores son pr edisposicio nes t odavía más fuert es y que se suele n
hacer más só lidos a lo largo del t iempo. Son aquello s enseñados o
aprendidos.
Las act it udes y los valores se t ransfor man en opinio nes a t ravés de
lo s esquemas ment ales: for mas que t engo de percibir o enfr ent ar lo s
problemas sociales.

Al opinar sobre un problema social, se puede enfocar desde dos maneras:


cost e econó mico de problema social, el co njunt o que crea ent re las
part es, las causas, el impact o humano o desde el punt o de vist a de lo s
valores morales.

E jemplo:

Opinió n a favor de encont rar una universidad pública:

1.- Cost e económico : co mparar el cost e del pro fesorado de la


universidad pública y pr ivada.
2.- Conflict o ent re las part es : exist en sect ores sociales que
acept an las univer sidades pr ivadas co mo ligadas a grupos
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
18

religiosos o ideo lógicos. Ot ros sectores sociales ins ist en en


la educació n aconfesio nal y la ica de las univer sidades
públicas.
3.- Causas: E n ambo s casos defendemo s el derecho a la
educació n garant izada en la const it ució n y se ponen lo s
medios para garant izar lo.
4.- Impact o Humano : ¿A qué grupos afect a? Todos los
ciudadanos no pueden acceder a la universidad pr ivada
debido a sus cost es, por eso se produce una masificació n de
la pública.
5.- Moral: ¿la univers idad pr ivada cuest iona el derecho a la
igualdad? ¿O fo ment a la libert ad de elegir ?

Est os enfoques se ven refle jados en las opinio nes de la minor ía o en la s


de ciudadanos cualquier a. S in embargo en la opinió n pública hay más
element os, que la dist inguen en part e de las opinio nes y act it udes
individuales.
 Las perso nas que part icipan en el fenó meno social de
opinió n pública t ienen conciencia de for mar part e de un t odo
(el público)
 Las part es se desconocen.
 Co mpart en ideas y sent imient os co munes que se t raducen e n
corrient es de opinió n.
 Esas part es part icipan act ivament e por lo menos a nive l
cognit ivo, en un proceso co lect ivo y público.
 Sus opinio nes se enfrent an ent re sí o se enfrent an en poder.

E jemplo:

E l 80 % de la població n est a en cont ra de la pena de muert e pero ha y


difer ent es opinio nes sobre la cadena perpet ua.

2.2 Formación y Cambi os de Actitudes

¿T ienen lugar los cambios de opinió n?

Los invest igadores han dest acado que exist e un sinfín de asunt os
públicos so bre los que lo s ciudadanos no t ienen “verdaderas act it udes”
NS/NC reflejados en las encuest as.

Y eso, ¿por qué?


- Co mo prot est a polít ica; el público considera la s
opinio nes ideo lógicas part idar ias irrecusables, o
demasiado parecidas.
- Falt a de coordinació n ent re los ciudadanos: no
reconocen que co mpart en proble mas con grandes
sect ores de la sociedad.
- Falt a de mot ivació n: explica t ambién la posibilidad de
ser manipulados.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
19

Tales invest igacio nes diero n lugar a t eorías co mo:

Teoría del dist anciamient o social: Los gr upos con mayor nivel d e
esco lar izació n y est at us econó mico t ienen más recur sos cognit ivo s
para mant ener sus opinio nes y act it udes.

Teoría del abis mo po lít ico : Los grupos con menor nivel d e
esco lar izació n y est at us econó mico acceden por ejemplo a u n
ma yor consu mo de la t elevis ió n y de est a for ma eran má s
influenciables en sus opinio n es y act it udes.

Invest igacio nes act uales:

 No pueden exigirse act it udes inmut able s, los cambios de


opinió n pueden deberse por ejemplo:

 A la int er venció n de un co municador profesio nal. S u


mensaje puede:

- Producir una act it ud (disposició n a la acción)


- Cambiar el signo de una ya exist ent e
- Incre ment ar su int ensidad

 A la evo lució n de las ideo logías po lít icas ( ser más


radical, utópico, si los post ulados han avanzado en est e
sent ido).

 Las opinio nes result an más manipulables en áreas que no se


perciben co mo import ant es (por ejemplo en las
t eleco municacio nes, las pensio nes...).

 Exist en nuevos valores que pueden modificar las opinio nes.

 Valores de lo s años 80: orden social, la est abilidad...


sust it uidos por:
 Valores del nuevo siglo: mayor part icipació n po lít ic a
(a t ravés de la part icipac ió n ciudadana, lo que conlleva
una mayor defensa de la libert ad de expresió n).
Ejem plo:

 ¿Se encuent ra prot egido f rent e al delito?


1989 1990
Clarament e si 3 3
Más bien si 14 17
A veces sí a veces no 27 30
Más bien no 28 26
No en absoluto 27 21
NS/NC 2 4
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
20

Consecuencias de esta investi gación:

 La inseguridad ci udadana (como miedo al delito y a la


delincuencia) se presenta en la opinión pública como una de
los grades probl emas sociales.
 Es una de l as causas de la cri sis de credibilidad de l a
justici a penal
 El temor al delito impacta sobre la población que demanda n
mayor endureci mient o de la justi cia penal
 Los medios de comuni caci ón ejercen i nf luencia indirect a
sobre el sentimi ento de inseguridad de los ciudadanos.
 Solicita un discurso inf ormati vo más objetivo y plural ,
cent rado en l os puntos de vi sta de los dif erentes agente s
(poli cías, delincuentes...) y en las necesi dades social es
real es. Qui zás esa imagen nos ayudara a recuperar l a
conf ianza en las instituciones de justici a.

2.3 Un último apunte sobre cambio de actitudes; la persuasión y los medios de


comunicación

Debemo s dist inguir ent re:


 Act it udes sociales (posit ivas o
negat ivas)
 Act it udes po lít icas (conser vadoras y
progresist as)

Dado que las act it udes no son innat a s, sino que son adquir idas durant e e l
proceso de aprendizaje del individuo pueden ser modificadas o
cambiadas.

Co mponent es: cognit ivos (conocimient o), afect ivos (emocio nales) y
conat ivos, (co mport amient o). Un cambio regist rado en uno de est os
co mponent es afect an a la glo balizació n de la est ruct ura de la act it ud
(relació n con el ejemplo del 11 -M un impact o emocio nal vot o
polít ico).

Pero ¿Có mo se refleja el cambio de act it ud? A t ravés del cambio de


opinió n.

Persuasión, actitudes y medios de comu nica ción

En la act ualidad vivimo s en un mu ndo dinámico en el que la


co municació n int ent a const ant ement e persuadir nuest ras opinio nes,
nuest ros gust os, inclinacio nes po lít icas...

Pero, “para que un mensaje persuasivo cambie la act it ud y la conduct a


t iene que cambiar previament e los pensamient os o las creencias de l
recept or del mensaje” Mo ya (1999).
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
21

Etapas del p roceso persuasivo:

Ant e un mensaje e l recept or t iene en cuent a:

 La credibilidad de la fuent e o del emis or del mensaje (e n


func ió n de la int enció n de persuadir)
 Las caract er íst icas del mensaje en si mismo ; la calidad de
lo s argument os, la clar idad y organizació n en la exposició n, e l
énfasis del mensaje (si se basa en aspect os racionales o
emocio nales)
 E l canal de co municació n ( visual, audit ivo, direct o )
 E l cont ext o: sus condicio nes (relajado o ser io, t enso o
dist raído).

Est os datos son filt rados a t ravés de la disposició n de l recept or ant e el


mensaje co municat ivo (donde se obser va el grado de suscept ibilidad o la
persuasió n).

Sus act it udes hacia est os est ímulo s causan respuest as int er nas ant e e l
mensaje: la at enció n, la co mprensió n, la acept ació n y la r et enc ió n de l
mis mo.

Tales respuest as int er nas se manifiest an a t ravés de respuest as


obser vables: cambio s o refuerzos de opinió n, var iacio nes en el mo do de
percepció n, inicio o t érmino de accio nes.

Tipos de men sajes y persu asión:

Pub licitarios: (E jemplo: Coca- Co la)

La funció n or igina l de la publicidad, orient ada a la infor mació n


co mercia l ha var iado, dir igiéndose hacia objet ivo s net ament e
persuasivo s, buscando convencer a los recept ores para que adquir amos o
consu mamo s det er minados bienes y servicio s.

En est e sent ido, la efect ividad de lo s mensajes es ma yor cuando el objet o


anunciado coincide con las necesidades, gust os, aspiracio nes y capacidad
econó mica del público al cual va dir igido.

Promociónales: (E jemplo: Let ras del t esoro)

La pro moció n es t odo acto o campaña dest inadas a pro yect ar una image n
favorable ya sea de per sonas, inst it uciones, organis mo s, ser vicio s o
productos a través de lo s medio s masivo s. Su objet ivo se or ient a,
mediant e la persuasió n, a t ransfor mar el subconscient e de las per sona s
en objet o de int erés público. ¿Qué busca? E l cambio de act it ud de l
público.

Propagandísti cos: (E jemplo: Revist a TRI BUNA)


Apuntes de la asignatura Opinión Pública
22

La propaganda busca obt ener a dept os hacia ideas o creencias (religio sas,
polít icas, cult urales, eco nó micas…)

S iendo una acció n net ament e persuasiva, la propaganda se concret a en


accio nes para influ ir en la opinió n y en la conduct a de las perso nas sin
que est as sient an la necesidad de encont rar razones para hacer lo. (Por
ejemplo: ca mpaña publicit ar ia de la revis t a R.S, que ut iliza una act it ud
posit iva hacia la ho mosexualidad desde una vis ió n cr ist iana).

2.4 Concepto de est ereotipo

Desarrollado por W.Lipmma m. Un est ereot ipo es la pe rpet uació n de una


imagen simp list a de la cat egor ía de una persona, inst it ució n, o cult ura.

E l uso de est ereot ipos sociales y cult urales, que suelen ser negat ivos,
dificult a la for mació n de opinio nes independient es, cr it icas, razonadas.

E jemplos:

En algunas sociedades lo judío s (religió n), las mujer es (sexo), lo s


negros (raza), los Ho mosexua les o los ext ranjeros, est án marcados por
est ereot ipos.

2.5 Los púb licos, lo púb lico y la pub licidad

Lo público y la publicidad

¿Qué es lo público ?

Referencias en nuest ra vida cot idiana:

 Vías públicas, t ransport e público (en relació n a un uso


co mún co mpart ido por los ciudadanos).

 Escuela o univer sidad pública, obras públicas (co mpet encia s


asumidas por el est ado en benefic io de lo s ciudadanos).

Punt o en co mún: repercusió n co lect iva. Público=lo col ecti vo, lo


com partido.

Tales element os se mant ienen en la opinión pública: En est e sent ido, lo


público, es todo aquello que produce o recibe una obser vació n
generalizada o simult anea de t odos los compo nent es de la co muni dad. En
dicho cont ext o, lo público es lo cont rapuest o a lo privado, ident ificable
con t oda aquella int erre lació n social que sucede o se pro yect a desde la
publicidad glo bal a los o jos del co lect ivo anónimo t ot al que puede
enjuiciar lo, act uar en respuest a.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
23

Un act o no es público por el nú mero de personas, s ino por si es o no


conocido por los medios de co municació n, y por t ant o conocido por todo
el mundo.

Espacio Públi co: referent e, for mado por conjunt os t emát icos capaces de
capt ar la at enció n de la població n, marcados fundament alment e por:

o Las agencias de los medio s de co municación.


o Las infor macio nes que t ienen su or igen en la est ruct ura de l
poder.
o Los t emas que circulan por el clima de opinió n.

Dist inguir emo s clima de opinió n, corr ient es de opinió n y est ado s
de opinió n:

Cli ma de opinión

T iene que ver con el co nsenso básico, la t radició n y lo s valor es


per manent es de una sociedad, t ambién con el sist ema de cr eenc ias,
act it udes, exigencias y expect at ivas de lo s individuos; y por últ imo co n
lo s hechos sociales y las relacio nes que pueden producir en la població n.
E l clima de opinió n no puede ser to mado como la suma de opinio nes,
est á en co nst ant e alt eració n, pero t rat a de evit ar la t endencia al desorden
y busca conseguir el equilibr io ópt imo.

Corri entes de opinión

Surgen ant e hechos nuevos, incluso de poca import ancia, o ant e


hechos que han ido madur ando poco a poco pero que al fina l se expresa n
de for ma muy int ensa. Suponen el consenso de una part e de la sociedad y
la opinió n pública se aliment a de ellos , espec ialment e cuando los t emas
son cont rovert ibles.

Estados de opinión

Indican más o menos lo mismo que las corrient es, pero tomando
las opinio nes en un mo ment o dada y en for ma est át ica. Son fot ografía s
del mapa act it udinal que proporcio nan lo s datos empír icos.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
24

Caracterí sticas

Sistem a: es un t odo for mado por part es que se int errelacio na n


ent re sí.
- Cumple sie mpre una ser ie de funcio nes para conseguir
unos det er minados objet ivo s.
- En un sist ema se da la r et roaliment ac ió n, es decir, la
int eracció n de t odas sus part es.

La cult ura impregna toda la vida de un individuo y de una


sociedad. E l sist ema social se nut re por las ideo logías, de todos los
sist emas del cuadro de arr iba. Pero lo que más marca al sist ema de la
opinió n pública so n los t res de abajo.

E l sist ema de la opinió n pública se nut re de ot ros sist emas:

1. El sistema comuni caci onal : de las int errelacio ne s


co municadas por los medios de co municació n masiva.
2. Sistema político: lo s dat os suminist rados por el poder
3. Se nut re a si mismo desde el si stema cultural, ya que la
cult ura est á muy en relació n con esos climas de opinió n. Por
ejemplo en E spaña el enfrent amient o ent re grupos sociale s
por el mat r imo nio gay, dado que se nos ha educado co n
religió n cat ólica, al igual que el t ema del aborto.
4. Sistema psicológico de unas act it udes y opinio nes
individuales. Las act it udes y opinio nes individuales puede n
pasar a ser públicas si se publican.
5. Sistema social o comunitario : las opinio nes de los grupos.
E jemplo: el clima de opinió n que pedía ayudas para la s
víct imas del Prestige
6. Sistema ideológico: de las ideo logías.

2.6 Definiciones de público


Apuntes de la asignatura Opinión Pública
25

El sustantivo público significa gente y a partir de este primer uso, llegó a significar el
cuerpo general o totalidad de los miembros de una comunidad, nación o sociedad. Ha
sido empleado también con un sentido más limitado para significar una masa transitoria
de individuos que no se encuentran próximos unos de otros, con un interés común o
general. A diferencia de la muchedumbre, cuyos miembros se hallan juntos, el público,
si bien constituye un grupo psicológico en sentido estricto, es amorfo y su polarización
adquiere un carácter diferente. El público no se mantiene unido por medio de contactos
cara-a-cara y hombro-a-hombro; se trata da un número de personas dispersas en el
espacio, que reacciona ante un estímulo común, proporcionado por medios de
comunicación indirectos y mecánicos. A decir verdad, el público como grupo efímero y
disperso en el espacio, es la criatura engendrada por nuestros notables medios
mecánicos de comunicación.

En una muchedumbre o un auditorio, o en una reunión o cena, nos hallamos bajo la


influencia de los estímulos personales directos. Oímos, vemos y percibimos de distintas
maneras a otras personas. Tenemos -o desarrollamos rápidamente- un sentimiento de
que "pertenecemos" o "creemos" o "hacemos". Como miembros de una vaga y amorfa
asociación de personas que leen el mismo periódico o escuchan el mismo programa
radial, nuestras respuestas son mucho más atomizadas; vale decir, la polarización se
caracteriza por verbalismos tales como "yo pertenezco" o "yo quiero esto" o "yo no
estoy de acuerdo". Si acaso se desarrolla un sentimiento del nosotros, éste resulta
mediatizado por la imaginación y seguramente ha de ser pasivo y vago.

Está relacionada con esta definición más estrecha del público la opinión de algunos
autores según la cual el término debería emplearse sólo como sustantivo colectivo, para
denotar o clasificar un cuerpo de adultos o ciudadanos interesados en problemas políti-
cos. Esta opinión se deriva del hecho de que los públicos políticos y la opinión pública
han sido los principales temas de los autores que se ocuparon de la política moderna.
Sin embargo, limitar el concepto a este campo solamente, es ignorar que existen grandes
áreas de intereses de la comunidad que no son problemas políticos. En vista de este
hecho, nuestra posición es que hay públicos antes que un público interesado en las
cuestiones del gobierno. Puede haber, en diferentes momentos y con grados variables de
interés, un público político, un público financiero y un público interesado por el arte, la
reforma moral, o cualquier otro tópico de interés general relativamente extendido. Los
medios de formación de la opinión pública no incluyen sólo la política, sino también
otros muchos aspectos de la vida contemporánea. En realidad los públicos, si bien son
muy extensos y transitorios, constituyen importantes grupos secundarios dentro de las
sociedades modernas.

Los públicos son efectivos, de cualquier manera, y sobre todo gracias a las instituciones
y grupos relacionados con ellos, que permiten un contacto directo y que poseen
organizaciones más o menos formales, códigos y propósitos. La prensa y la radio
pueden difundir, condensar e interpretar las ideas, sentimientos y valores de los públicos
dispersos, pero un público se vuelve realmente efectivo s través de un partido político,
une iglesia, un cabildeo, una liga reformista, una asociación de empleados, un sindicato
o algún otro grupo institucionalizado.

Tiene importancia para nosotros, pues, en primer lugar, el público entendido como una
asociación de vínculos ligeros entre personas interesadas, en el sentido de que poseen
opiniones acerca de algún problema general. Puede tratarse de un grupo organizado en
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
26

torno de un interés especial; puede ser una asociación vaga, no contigua y tenue de
ciudadanos, interesados por algún problema político; puede consistir en los lectores de
un diario, excitados por un crimen o un relato; o bien puede estar compuesto por todas
aquellas personas atraídas temporariamente por algún acontecimiento pasajero.

En lo que hace a nuestro propósito, de cualquier manera, es el sentido adjetivo de


público lo más importante. En este sentido, público se refiere a hechos o actividades
humanas que concentran el interés general de la comunidad: todo aquello que es visto,
oído o conocido en común, todo aquello que está abierto al uso o goce general.
Hablamos entonces de asuntos públicos, de una reunión pública, o de la vida pública de
un hombre, en contraste con las cuestiones privadas o las reuniones privadas. A decir
verdad, estas últimas tienen un marco social, pero sus relaciones don más íntimas y
personales, e implican grupos primarios.

2.7 Definición del concepto de "opinión" y otros conceptos relacionados

Una opinión es una creencia bastante fuerte o más intensa que una mera noción o
impresión, pero menos fuerte que un conocimiento positivo basado sobre pruebas
completas o adecuadas. Las opiniones son en realidad creencias acerca de temas
controvertidos o relacionados con la interpretación valorativa o el significado moral de
ciertos hechos. Una opinión no es, sin duda, algo tan cierto como una convicción, que se
relaciona más estrechamente con el sentimiento.

Un sentimiento es una creencia emocional y relativamente moderada, que posee gran


aceptación. Los sentimientos se relacionan con objetos o situaciones que no están
sujetos a la controversia. Difieren en este sentido de las opiniones, que implican por
definición la divergencia. O sea, los sentimientos son más fijos; sustentan las
costumbres y la ley. El término sentimiento se emplea a menudo casi como un sinónimo
de valor.

Conviene también distinguir entre opinión y actitud, porque a menudo se emplean


ambas nociones en forma indistinta, especialmente en el caso de los "tests de actitudes".
Una actitud es una tendencia a actuar. Se vincula en forma muy estrecha con los hábitos
y el comportamiento manifiesto. La opinión es de carácter verbal y simbólico. Los
llamados "tests de actitudes" pueden revelar las opiniones, pero hay pocos -si acaso
alguno- proyectado para medir actitudes.

2.8 Definición de "opinión pública"

La opinión pública consiste en las opiniones sostenidas por un público en cierto


momento. Sin embargo, si examinamos las distintas discusiones sobre este problema,
hallamos dos tipos de enfoques. Uno considera a la opinión pública como algo estático,
como un compuesto de creencias y puntos de vista, un corte transversal de las opiniones
de un público, las cuales, por otra parte, no necesariamente concuerdan entre sí en
forma completa. El otro enfoque toma en cuenta el proceso de formación de la opinión
pública; su interés se concentra en el crecimiento interactivo de la opinión, entre los
miembros de un público. Era éste el modo en que C. H. Cooley entendía el problema
cuando escribía: "La opinión pública... debe ser considerada como un proceso orgánico,
y no meramente como un estado de acuerdo acerca de alguna cuestión actual".
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
27

El hecho de que la opinión pública no implique necesariamente un acuerdo completo,


permite distinguirla de las costumbres. La opinión pública aparece cuando las
costumbres y los sentimientos que las sustentan son puestos en cuestión, o cuando surge
algún conflicto acerca de un valor. Las costumbres y otros códigos aceptados -leyes y
reglas- sólo operan con éxito cuando son sustentados por el sentimiento público o lo que
E. A. Ross ha llamado la opinión preponderante. La monogamia, por ejemplo, se
encuentra bien establecida en nuestras leyes y nuestro código moral y por lo tanto no es
un tema de discusión ni opinión pública. Pero la prohibición legal del tráfico de licores,
la necesidad de seguridad social, y la guerra y la paz, son problemas actuales que caen
dentro del campo de la opinión pública.

2.9 La opinión pública como proceso democrático

El proceso de formación de la opinión depende de un cierto número de factores sociales.


En una democracia, por ejemplo, se supone que todos los ciudadanos responsables han
de tomar parte en la formulación de las respuestas a los problemas públicos. Bajo la
dictadura, el líder o su clase o camarilla, pueden "ajustar la mente del público". En la
presente sección vamos a examinar los fundamentos culturales de la formación de la
opinión en nuestra sociedad, con el fin de descubrir cuáles son sus características im-
portantes.

2.10 Naturaleza de la opinión pública como proceso

El empleo de la opinión pública como un aspecto del gobierno democrático tiene una
historia que se remonta a los griegos. Los supuestos principales, ahora como entonces,
son: 1) la comunidad y los controles políticos descansan en un cuerpo compuesto por
los ciudadanos adultos y responsables de la comunidad; 2) estos adultos tienen el
derecho y el deber de discutir los problemas públicos con la vista puesta en el bienestar
de la comunidad; 3) de esta discusión puede resultar cierto grado de acuerdo; 4) el
consenso será la base de la acción pública. Durante el surgimiento de la democracia
representativa en los tiempos modernos, tales supuestos fueron ligados a un cierto nú-
mero de otros valores e instituciones, tales como el proceso mediante jurado, el derecho
de libre reunión y petición, el nombramiento y elección de los funcionarios, y otras
varias prácticas incluidas en la ley norteamericana de los derechos. Se supone que las
opiniones de la mayoría ejercen el control, pero las minorías reciben protección.
Además -algo que se olvida a veces- las minorías deben tolerar las decisiones de la
mayoría durante el tiempo en que estén en vigencia. Si las minorías desean alterar la ley
y la práctica, deben seguir los caminos morales y legales para hacerlo. Esto es muy
importante. Una minoría no puede tomar las armas contra la mayoría porque no le gusta
una decisión de ésta. Éste es el camino de la revolución, no el del gobierno ordenado
representativo.

En otras palabras, la discusión pública democrática supone un acuerdo de todas las


partes y todos los individuos acerca de ciertas aceptaciones y expectaciones morales.
Los derechos son reconocidos como privilegios y La libre determinación de cada uno es
permitida y protegida por los deberes de los demás. No se puede asumir un derecho para
sí, sin asumir al mismo tiempo un deber respecto de ese mismo derecho para los demás.
Dicho de una manera algo diferente: la libertad en una democracia está siempre
equilibrada por un sentimiento de la responsabilidad individual por los propios actos.
Las premisas básicas de la democracia son que el lugar del poder político descansa en
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
28

los ciudadanos; que al ejercer este poder, los ciudadanos tienen también una
responsabilidad; que la delegación del poder en los líderes o las autoridades implica el
derecho de removerlos de su cargo, y que los líderes, al igual que otros ciudadanos, no
sólo gozan de derechos, sino que también recaen sobre ellos ciertas responsabilidades.
En otras palabras, el poder de la democracia está sostenido por una moralidad de la
comunidad; cuando ésta se pierde o se limita a una pequeña élite, la democracia se
reduce o incluso se destruye. Esto no implica una democracia muerta o sin líderes, sino
más bien una sociedad con un sistema de clases flexible, donde los méritos cuentan
sobre todo en la determinación del status, y donde el dominio es controlado para bien de
la ciudadanía en general, y no para beneficio de grupos especiales.

Podemos describir de la siguiente manera las cuatro etapas básicas del proceso de
formación de la opinión, junto con una quinta etapa de acción manifiesta:
1) Algún tema o problema comienza por ser definido por ciertos individuos o grupos
interesados, como un problema que exige solución. El problema puede haberse
desarrollado como resultado de fuerzas inesperadas o imprevistas, tales como una
catástrofe física, o bien derivar de alguna actividad voluntaria, como por ejemplo una
feria en la comunidad, un programa educacional o alguna prolongación de las funciones
de la comunidad. En cualquier caso, la esencia de esta primera etapa es un intento de
definir la cuestión en términos tales que permitan la discusión por parte de individuos y
grupos.
2) Vienen entonces las consideraciones preliminares y exploratorias. ¿Cuál es la
importancia del problema? ¿Es éste el momento de encararlo? ¿Es posible darle
solución? Estos aspectos pueden ser explorados en charlas, debates abiertos, crónicas y
editoriales en la prensa, debates o comentarios radiales, y por otros medios de
comunicación. También durante este período, individuos o grupos pueden emprender
investigaciones con el fin de descubrir los hechos relacionados con la cuestión y las
posibles soluciones. En nuestros días puede tener enorme importancia, en esta etapa, la
intervención del experto. Cuando se han formulado los informes de las investigaciones,
pueden servir de base para nuevas consideraciones. En algunos casos, una minoría
interesada en el problema, un grupo comercial u obrero o una asociación reformista,
toma una parte activa no sólo en lograr una definición más precisa del asunto, sino
también en estimular el interés general por la cuestión.
3) De esta etapa preliminar pasamos a otra en la cual se adelantan soluciones o planes
posibles. Apoyos y protestas están a la orden del día, y se produce a menudo una
acentuación de las emociones. Puede aparecer, en considerables proporciones, la
conducta de masas, y frecuentemente los aspectos racionales del problema se pierden en
un diluvio de estereotipos, slogans e incitaciones emocionales. Esta etapa es importante
porque en ella la cuestión se bosqueja con caracteres muy marcados y al tomar
decisiones los hombres están controlados no sólo por valores racionales, sino también
por valores emocionales. En otras palabras, en la formación de la opinión, en las socie-
dades democráticas, intervienen a la vez consideraciones racionales e irracionales.
4) De las conversaciones, discursos, debates y escritos, los individuos alcanzan cierto
grado de consenso. En los Estados Unidos, el consenso se registra mediante votaciones
no oficiales o encuestas de opinión, mediante memoriales y peticiones al poder legis-
lativo o ejecutivo, y -básicamente lo más importante- mediante el voto legal en pro o en
contra de candidatos o proyectos de leyes, en los referéndum. El consenso no significa
un completo acuerdo entre todos. Las democracias operan principalmente a través del
voto mayoritario; por tanto, después de las elecciones y demás formas legales de
manifestación o registro de las opiniones o deseos de 1os ciudadanos, las medidas y
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
29

candidatos que obtengan el voto de la mayoría son considerados fuentes de autoridad


durante el tiempo que corresponda. Como se indicó más arriba, los que sostienen
opiniones distintas de las impuestas -o sea la minoría-, están implícita y explícitamente
de acuerdo en vivir según las leyes y regulaciones sentadas por la mayoría, y buscar la
alteración o cambio de los funcionarios públicos sólo por medios democráticos.
5) La puesta en práctica de la ley aprobada, o el empleo del poder por parte de los
funcionarios elegidos, cae, estrictamente hablando, fuera del proceso de formación de la
opinión. En la realidad, en un sistema representativo, la minoría puede naturalmente
seguir presionando para obtener una modificación. A través de la radio, la prensa, las
asambleas y otros instrumentos de discusión pública, individuos o grupos con intereses
especiales pueden hacer llegar nuevas sugerencias.

Este bosquejo simple de las etapas de formación de la opinión está sujeto a muchas
modificaciones. En realidad, las modificaciones que la sociedad de masas ha
introducido en este cuadro por demás esquemático son tales, que necesitamos recorrer
los cambios históricos que constituyen la base del uso actual de la opinión pública como
factor en el gobierno. Nos ocuparemos de los públicos políticos porque en una de-
mocracia los problemas políticos son centrales. Sin embargo, muchos de nuestros
comentarios acerca de la formación de la opinión pueden aplicarse igualmente bien a la
consideración, por parte del público, de problemas económicos, educacionales,
religiosos, morales, estéticos, etcétera.

2.11 La opinión pública en la sociedad primaria

En nuestra tradición angloamericana, las asambleas del pueblo son probablemente


elementos típicos de le formación de la opinión sobre problemas públicos. Las raíces
institucionales de las asambleas del pueblo descansan en la historia de Inglaterra, y tal
vez se remonten a las juntas del pueblo de los anglosajones. Aquí nos importa señalar
que la asamblea del pueblo se desarrolló en una sociedad basada en la vida rural y de
pequeñas ciudades, una organización de grupo primario o cultura folk, que fue común
en Europa y en lea regiones colonizadas por los europeos hasta la época de la
Revolución Industrial y la correspondiente urbanización de la población. La cultura
material se fundaba en las tareas artesanales y la agricultura de arado y zapa. Las
comunidades estaban relativamente aisladas debido a los transportes y las
comunicaciones inadecuados. Si bien ya había surgido el estado-nación y si bien, a
través de la Revolución Comercial, ciertos centros urbanos se habían desarrollado, los
únicos controles importantes de grupos secundarios eran los ejercidos por el Estado
mediante los impuestos y el poder policial y aquellos ejercidos por los intereses
comerciales e industriales de las ciudades -intereses que iban extendiéndose lentamente-
y que se fundaban en el empleo de materias primas traídas del campo. Pero los superávit
económicos eran pequeños; la mayor parte de las regiones y muchas comunidades eran
política y económicamente autosuficientes. El interés ordinario del hombre público no
iba más allá de su vecindario o su comunidad rural o pequeña ciudad.

En tales circunstancias, el proceso de formación de la opinión pública implicaba


problemas locales, y era llevado adelante sobre todo mediante la conversación entre los
ciudadanos interesados en la tienda del pueblo o la oficina de correos, en la iglesia o las
reuniones de vecinos y en las asambleas de la ciudad o pueblo. Sin duda eran los
hombres más prominentes y de mayor edad quienes cristalizaban e imprimían dirección
a las corrientes de opinión. Los problemas más importantes tenían que ver con
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
30

infracciones al código moral y a los intereses políticos comunes relacionados con los
impuestos, caminos, educación e instituciones públicas. Si iban a elevarse los
impuestos, los ciudadanos sopesaban las mejoras públicas deseadas y las cargas
financieras adicionales que tendrían que soportar y cambiaban opiniones entre sí. Si se
producía alguna crisis, tal como el incendio de un establo del vecindario, o la formación
de una ciénaga peligrosa en la carretera principal del condado, o la superpoblación del
edificio de la escuela, los habitantes no tenían mucha dificultad en descubrir los hechos
fundamentales. Sobre la base de estos hechos, mediante la conversación y el
pensamiento asociativo personal, se podía formar fácilmente un consenso acerca de la
situación. A partir de este consenso podía determinarse con rapidez un cierto curso de
acción. Si la maestra de la escuela no vivía de acuerdo con las tradiciones del pueblo se
exponía al ridículo y a la censura, controles que por lo general bastaban para hacerla
volver a la conformidad con las normas establecidas. En algunos casos, la comunidad
entera podía movilizarse para controlar las acciones de un miembro recalcitrante. En
general, la vida en los pueblos era conservadora, y los temas de 1a opinión pública,
decididamente estrechos. Mientras 1as aldeas norteamericanas se sentían a sí mismas
partes del Estado y la Nación, su información acerca de la política dependía de los
semanarios y de campañas políticas ocasionales. En tiempos de crisis en la agricultura,
era probable que surgieran muchas discusiones; con todo, la opinión pública política es-
taba en su mayor parte concentrada en los detalles de la vida pueblerina.

No obstante las diferencias dogmáticas, la mayor parte de las iglesias apoyaban ciertos
códigos morales básicos, de tal manera que rara vez se discutía sobre la conducta
sexual, la observancia dominical, el baile, el juego de cartas, el cabalgar, el juego por
dinero y el esquema general de la honestidad y 1a buena conducta. Como los códigos
eran ampliamente aceptados en las costumbres y tradiciones, era poca la discusión pú-
blica promovida por estos temas.

Dentro de nuestra democracia representativa, sin embargo, había una cierta jerarquía de
clases, y los líderes en las cuestiones públicas eran reclutados de ordinario entre los
hombres dueños de propiedades y que tenían educación. En el Sur, naturalmente, la
estructura de clases era mucho más rígida que en cualquier otra zona. No sólo en las
regiones antiguas, sino también en el Oeste, que se hallaba en proceso de expansión, el
predominio en las cuestiones políticas -como en la mayor parte de las otras cuestiones
correspondía a la élite. Pero las enormes oportunidades de incrementar la riqueza y el
poder político llevaron un reclutamiento constante de los líderes capaces de la clase alta,
en la clase baja. Este sistema de clases abiertas se convirtió, en realidad, en una
característica básica de la democracia norteamericana.

2.12 La opinión pública en la sociedad moderna

Si bien había ya en la primera época de los Estados Unidos algunos pueblos grandes y
unas pocas ciudades y ciertas diferencias regionales, bajo la Guerra Civil las formas
culturales continuaron siendo las típicas de los grupos primarios, y persistieron los
puntos de vista angloamericanos y puritanos en la política, la religión y la economía. La
Revolución Industrial, con la creciente urbanización que resultó de ella, destruyó
gradualmente esta organización de grupos primarios y la sustituyó por el predominio lo
grupos secundarios y por lo que hemos llamado sociedad de masas. Lo que dijimos
sobre las características de la sociedad de masas, se aplica en detalle a la opinión
pública y su función en el control social dentro del mundo moderno. Las maquinarias, la
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
31

elevada división del trabajo, los transportes y comunicaciones rápidos, las empresas
corporativas y el veloz crecimiento de la población, alteraron cada vez más la naturaleza
no sólo de nuestra economía sino también de la cultura en su conjunto. La inmigración
y la tecnología mecánica transformaron la vieja homogeneidad de la población y la
cultura en una gran heterogeneidad y confusión. Las costumbres y tradiciones de los
grupos primarios y las formas legales adaptadas a la economía y la vida anterior se
desintegraron.

Con el crecimiento de las ciudades y de los grupos secundarios con intereses


especializados, han aparecido nuevas actitudes y valores. Ha aumentado la movilidad de
la población, y las dependencias y la intimidad personal cara-a-cara han sido sustituidas
por la impersonalidad, la cortesía y la superficialidad de los contactos e intereses.
Nuestras costumbres se hallan en un estado de flujo. Nuestros códigos no se encuentran
ya estandarizados; vale decir, ya no son aceptados en forma general por todos nosotros.
En otra época se daban por supuestos muchos detalles de los códigos; hoy día los
ponemos en discusión. A nuestro alrededor tiene lugar una suerte de experimentación
constante en nuevas formas de conducta social.

El ámbito de la opinión pública ha cambiado. En primer lugar, el radio de la


estimulación se ha ampliado enormemente. La vida urbana produce una gran variedad
de situaciones desconocidas en la vida de aldea; es más móvil, más flexible, más
compleja. Nuestras relaciones económicas, sociales y políticas tienen un alcance mayor.
Mientras en otra época la atención del ciudadano estaba concentrada sobre todo en los
problemas locales, hoy día debe hacer frente a problemas de dimensiones globales. Se
supone que debe intervenir en la formación de opiniones que van desde las cuestiones
de la localidad, el Estado y la Nación, hasta los problemas de la guerra y la paz, del
comercio internacional y la organización mundial. Como resultado han surgido nuevas
dificultades Con el proceso democrático y en la elaboración de las opiniones. Cada uno
de nosotros, como persona, no puede cubrir el área total de sus intereses. Tenemos que
depender entonces de fuentes indirectas y secundarias de información e interpretación, y
nuestros datos e inferencias son modificados por quienes nos los proporcionan a través
de los diarios, el cine y la radio. Las fuentes de las noticias no son en la ciudad las
mismas que fueron en la aldea, y los efectos psicológicos son también distintos. La
opinión pública es más inferencial e imaginativa de lo que lo fue en los grupos pri-
marios. Hoy, sus manifestaciones se asemejan más el comportamiento de una
muchedumbre que al del grupo primario estable del vecindario y la aldea.

La propaganda y otros medios han introducido elementos completamente nuevos en las


etapas tradicionales del proceso de formación de la opinión pública. Algunos de ellos se
han discutido en otra parte. En este punto de la presente exposición, sólo resulta
necesario señalar que estos cambios han producido deformaciones en los valores
tradicionales y en las prácticas habituales de la democracia y en particular en el proceso
de formación de la opinión. Caben pocas dudas en cuanto a que el surgimiento del
totalitarismo, ya se trate del fascismo, el nacionalsocialismo o el comunismo, indica que
la fe en la democracia representativa, propia de otras épocas, se ha disipado. E1
extendido sentimiento de inseguridad personal; las exigencias de trabajo y de un mundo
estable por parte de las masas; el sentimiento de soledad personal en medio de la
congestión, el apresuramiento y la confusión propios de la urbe: el enorme poder de los
grupos de intereses especiales -ya se trate de intereses económicos, militares o de otro
tipo-: estos y otros rasgos de la sociedad de masas han hecho declinar las viejas
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
32

prácticas democráticas. Los grupos revolucionarios y sus líderes han dado francamente
la espalda a la democracia representativa, como algo decadente y fuera de moda. En los
casos en que se han apoderado del poder, estas fuerzas han instaurado el Estado
administrador y han abolido en gran medida las funciones legislativas características del
pasado. Controlan las opiniones y los valores, al controlar la prensa, el cine, la radio y la
entera maquinaria educacional. Las prácticas democráticas de la libre expresión, libre
asamblea, libre elección de los funcionarios y amplia discusión pública de los
problemas, han desaparecido. Estas prácticas y los símbolos que las representan se han
vuelto algo sospechosos e incluso tabú. En Italia, Alemania y la Unión Soviética, el
sistema representativo tal como nosotros lo conocemos perdió su atractivo. Aparecieron
nuevas formas de poder, asentadas sobre otras bases y con nuevas justificaciones o
moralidades. En esos países existía el consenso público, pero éste era elaborado para las
masas por la élite. Allí, el proceso de formación de la opinión era por cierto distinto del
de las democracias. La psicología de la formación de la opinión pública resulta afectada
por la cultura en la cual tiene lugar el proceso.

3 Teorías sobre la formación de la opinión pública

Los principales factores psicológicos que intervienen en el proceso de formación de la


opinión, se operan en relación con el aprendizaje, de la naturaleza de los procesos de
pensamiento, de la relación entre lenguaje y pensamiento y de la naturaleza, función y
desarrollo de los estereotipos, mitos y leyendas. En este campo, la motivación, la
facilitación social y la acción, están estrechamente vinculadas al comportamiento de las
muchedumbres y los auditorios. El liderazgo en la opinión pública no es más que un
tipo especial de liderazgo, y revela las relaciones usuales de dominio y sumisión. En la
presente sección vincularemos estos temas con el proceso de formación de la opinión.
De cualquier manera, nuestro interés principal es llevar a cabo una revisión crítica de
algunos intentos de medir los cambios en la opinión.

3.1 Teorías acerca de la opinión pública

La descripción y análisis que se hagan de la opinión pública dependerán en parte de las


premisas básicas de que se parta en cuanto a la naturaleza de la interacción y del
pensamiento humano. Una importante tesis sobre la opinión pública deriva de la
creencia en que el hombre es racional y objetivo. Esta escuela dice que la opinión
pública es un juicio de grupo más o menos racional, y por lo tanto debe ser
cuidadosamente distinguida de las emociones y sentimientos públicos. Supone además
que tal juicio racional surge de una consideración fría y desinteresada del asunto. Puntos
de vista semejantes eran muy comunes en los siglos dieciocho y diecinueve y se
conservan aún poderosos estereotipos en los llamados de algunos políticos y
demagogos, que hablan del "infalible sentido común" del hombre de la masa.

Un punto de vista opuesto sostiene que el hombre es sobre todo irracional y emotivo, y
que la opinión pública se forma principalmente en el proceso por el cual 1os políticos
astutos y maquiavélicos engañan a las masas. Esta interpretación descansa sobre la tesis
de que la racionalidad está limitada a unos pocos selectos, y lo que en las masa parece
pensamiento inteligente es o bien el resultado de la obediencia que prestan al líder, o
bien una hábil racionalización que las masas elaboran para engañarse a sí mismas.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
33

Nuestro propio punto de vista acerca del problema cae entre ambos extremos. Tal como
por nuestra parte hemos sostenido invariablemente, el hombre está motivado sobre todo
por su propio interés; las raíces de este interés descansan en las necesidades biológicas y
el condicionamiento sociocultural temprano. Esto no significa negar que los motivos
racionales y el pensamiento objetivo intervengan en la determinación tanto de los
medios como de los fines. Si bien la opinión brota y se desenvuelve a partir de
cuestiones determinadas en su mayor parte por necesidades profundas que envuelven
emociones y sentimientos, la divergencia de puntos de vista, esencial en la formación de
la opinión y el logro del consenso, depende de consideraciones tanto lógicas como
ilógicas. Y aunque hoy en día es difícil obtener datos y conocimientos verificables, y el
hombre corriente depende del testimonio de los expertos más que en los días de la vida
de las pequeñas poblaciones rurales y 1as comunidades aldeanas, el proceso de
formación de la opinión no consiste sólo en una lucha entre grupos de estereotipos,
mitos y leyendas. Las opiniones basadas en los hechos y la lógica se incorporan al
sistema más amplio de valores constituido por los deseos, creencias y significaciones de
naturaleza emocional.

La discusión pública comienza a menudo por la conversación y la murmuración. Es


luego tomada por los órganos de comunicación como la prensa, la radio y el cine. Es
impulsada por la expresión de las diferencias entre los grupos interesados. Al público
general con frecuencia se lo lleva de un lado al otro, como resultado de los esfuerzos de
las camarillas con intereses especiales, que procuran obtener su adhesión. La opinión
pública está formada, pues, por actitudes verbalizadas, ideas y convicciones, acerca de
algún tema discutido. Los grupos con intereses especiales se convierten en los centros
de la discusión pública, pero en la formulación final de la opinión mayoritaria o el
consenso, el papel decisivo es desempeñado por el sentimiento y la opinión del público
general.

Sin duda alguna, cuando expresamos nuestras opiniones sobre cosas de las que no
tenemos un conocimiento personal inmediato, obtenemos de la prensa, la radio y el
cine, los materiales sobre los que basamos nuestros comentarios. Con todo, estos
medios de comunicación no crean por sí mismos, como algunos han afirmado, la
opinión pública. Ellos pueden hacer brotar nuestros prejuicios y revivir viejos mitos y
leyendas, pero a su vez reflejan las creencias que resultan de la interacción directa de los
individuos; pueden influir en la orientación que adopta la opinión pública, pero ellos
también son afectados por las actitudes y creencias comunes.

En suma, la opinión pública surge cuando los grupos se enfrentan con ciertos
problemas, cuando viejos modos de conducta se quiebran. Los viejos modos de
conducta no pueden ser modificados con meras consideraciones racionales, porque se
hallan profundamente enraizados en nosotros y representan valores de naturaleza
emocional. Es preciso que se desarrollen actitudes y valores emocionales nuevos. Vale
decir: la opinión pública es el resultado de factores tanto racionales como irracionales.

3.2 Motivación y facilitación social en el proceso de formación de la opinión

Si bien hablamos, en sentido metafórico, de discusión pública y juicios de grupo, las


opiniones y los juicios son en realidad respuestas individuales. La necesidad que
impulsa a formar una nueva opinión comienza por lo común cuando un individuo se
siente frustrado en la búsqueda de sus satisfacciones habituales y cuando los viejos
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
34

valores, largo tiempo apreciados, no le bastan ya para aumentar su vida cotidiana. Como
sabemos, las reacciones pueden ser, en un principio, sólo un vago sentimiento de
incertidumbre e inseguridad. Con el tiempo, esta situación puede dar lugar a fantasías o
consideraciones más lógicas, a medida que el individuo trata de definir la situación en
términos verbales o planear una solución. En esta discusión interior consigo mismo
intervienen, naturalmente, los residuos -verbales o meramente emocionales del
entrenamiento previo-, actitudes, convicciones, ideas y definiciones.

Con todo, estas consideraciones privadas no constituyen la opinión pública. Esta última
comienza cuando hablamos con los demás y encontramos que tienen problemas
semejantes y soluciones posibles semejantes. Es posible que dicha interacción verbal,
por supuesto, incluya sólo a los miembros de una familia o a un grupo reducido de
amigos. Los problemas se vuelven públicos solamente cuando conciernen a una
comunidad en su conjunto o al menos a un grupo secundario importante. Los problemas
que dan lugar a la discusión pública pueden desarrollarse en torno del empleo, los
salarios, la protección de la persona y la propiedad, el estado de salud de la comunidad,
la educación popular, la libre empresa, la libertad de cultos religiosos y los derechos
políticos básicos para la democracia. Es de la discusión de este tipo de problemas que
surge la opinión pública, en contraste con los puntos de vista privados.

La consideración pública de cuestiones no políticas o no comunales sigue el mismo


modelo, con parecidas motivaciones e interacciones, si bien el tema puede concernir
solamente a un pequeño grupo de interés especial. Un ejemplo de esto es la discusión
acerca del postimpresionismo o arte no objetivo, o acerca de la música sincopada, por
parte de lo que puede ser llamado un público de arte.

Una vez que un buen número de personas toma conciencia de que la cuestión tiene o
puede tener un interés público general, comienza a operar la facilitación social,
especialmente a través de la sugestión y la imitación. Así como decimos que el
comportamiento de una muchedumbre requiere un "estímulo de muchedumbre" o un
"impulso de muchedumbre", de igual manera podemos decir que el proceso de
formación de la opinión requiere un estímulo o impulso público o grupal. La facilitación
surge, naturalmente, de la interacción -de la interacción directa tanto como de la
indirecta, la cual es posible gracias a los modernos medios de comunicación. La
estimulación de valores profundamente enraizados, mediante los símbolos del
patriotismo, la propiedad, 1a religión y la familia y el prestigio de los líderes, tiene un
efecto de sugestión muy vasto (véase más abajo). La imitación se manifiesta claramente
en el deseo de conformidad social. Lo que F. H. Allport ha llamado la "ilusión de
universalidad" -la creencia en que todo el mundo cree o hace algo- aumenta la
intensidad del pensamiento y la acción del individuo. La identificación y la veneración
desempeñan un papel importante. Los individuos pueden ser impulsados en esta o
aquella dirección, según la naturaleza y fuerza de las sugestiones y las tendencias
imitativas. Si el problema en cuestión posee una gran carga emocional, como ocurre en
los períodos de desempleo prolongado y depresión en loe negocios, o en un período de
conflicto racial o durante una guerra, el proceso de formación de la opinión pública
puede adquirir loe rasgos de respuestas emocionales semejantes a las que se manifiestan
en la acción de una muchedumbre.

Una vez que los estímulos públicos comienzan a operar, los estereotipos, slogans, mitos
y leyendas desempeñan un papel cada vez mayor. Como individuos, podemos usar
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
35

formas lingüísticas vagas y teñidas de emoción para definir nuestras dificultades y


planear una solución. En el calor de la discusión pública, especialmente cuando la gente
comienza a adoptar posiciones, y cuando intervienen instituciones de gran poder de
gestión y persuasión como la prensa, el cine y la radio, la discusión puede recibir nueva
intensidad y tal vez una nueva orientación como resultado del empleo de un lenguaje de
fundamentos irracionales. Durante la depresión de la década de 1930 por ejemplo, las
masas trabajadoras fueron excitadas por estereotipos tales como el "hombre olvidado",
los "realistas económicos" y el New Deal. A su vez, los empleadores y propietarios
apoyaron sus propias interpretaciones en argumentos tales como la "libertad de
empresa" los "derechos de propiedad" y el "peligro comunista". Conceptos que han sido
aceptados libremente pueden ser rechazados si se los rotula de fascismo o comunismo.
En los conflictos raciales, las masas se encienden por los llamados a "proteger la femi-
nidad blanca" y "mantener al negro en su lugar". Al agitar al pueblo alemán, Hitler y sus
colaboradores revivieron viejos temores hacia los judíos y acusaron a éstos de ser los
culpables de la situación que atravesaba Alemania.

3.3 Liderazgo y opinión pública

Hemos hablado ya de los principales rasgos que caracterizan la interacción entre los
líderes y las masas. Conviene recordar que: 1) los líderes pueden ser los primeros en
plantear o definir una cuestión; 2) tienen especial importancia porque verbalizan y
cristalizan los sentimientos vagos -pero no por ello menos intensos- de las masas; 3)
pueden manipular -y a menudo lo hacen- los anhelos de las masas en favor de sus
propios fines; en nuestra sociedad, esto constituye una de las más graves amenazas a la
democracia.

El agitador desempeña, en épocas revolucionarias, un papel notorio en la elaboración de


la opinión pública. El caudillo político trata de controlar la prensa y demás medios de
comunicación, con el fin de introducir a sus partidarios en los cargos públicos o
mantenerlos en ellos. Los líderes de grupos de intereses especiales emplean la
propaganda y todos los medios de influencia a su alcance para lograr el apoyo a su
posición sobre un problema controvertido.

Resulta claro que las cuestiones controvertidas en la discusión pública tienden a ser
definidas, desde un principio, en términos vagos y generales, tal como lo han señalado
los críticos de la democracia. Con mucha frecuencia también el proceso entero que lleva
del problema original al consenso se caracteriza por su vaguedad. El experto podría
proporcionar a las masas un conocimiento suficiente de los hechos con el fin de
estimular una consideración más racional del asunto, pero esto no siempre es posible. A
menudo, el agitador que simplifica y personaliza el problema y que ofrece una solución
rápida y atrayente, logra un mayor apoyo por parte del juicio público que el que obtiene
el experto más sereno y prudente.

El papel del liderazgo en el proceso de formación de la opinión pública es hoy de


decisiva importancia. Los autores que afirman que la opinión pública es elaborada en su
mayor parte por pequeñas camarillas y unos pocos líderes -es decir, aquellos autores que
sostienen que la humanidad es, esencialmente, a la vez irracional y estúpida- se fijan
sobre todo en el tremendo poder que han adquirido con frecuencia los demagogos y
dictadores. Sin embargo, como tendremos oportunidad de señalarlo cuando hablemos de
la propaganda, aun el dictador más astuto que controle las escuelas, la prensa, y todas
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
36

las instituciones de presión sobre las masas, no podrá en poco tiempo rehacer todos los
valores y actitudes de las masas, a menos que exista ya una fuerte predisposición
orientada en ese sentido. En realidad, como lo vimos al hablar de la revolución, debe
tener lugar un cambio en el sistema de valores básico, una declinación de la vieja
mitología y el surgimiento de otra nueva. Cuando las costumbres y leyes gozan de
general aceptación, operan en forma completa, no existe opinión pública acerca de las
cuestiones que son abarcadas por estos sistemas de pensamiento y sentimiento. Sólo
cuando las costumbres y la ley son puestas en cuestión, comienza a funcionar la opinión
pública como proceso. En este sentido, sería difícil para cualquier élite revolucionaria
"cambiar la mentalidad de la gente".

Por otro lado, resulta difícil informar al público, debido al peso tremendo que los
valores irracionales tienen en nuestra vida. Walter Lippmann percibió este problema en
su clásica obra Public Opinion (1922), e hizo un enérgico llamado al experto, como
indispensable para el funcionamiento de una opinión pública sana. Con todo, unos
pocos años más tarde, en su libro Phantom Public (1925), se había vuelto escéptico en
cuanto a sus puntos de vista anteriores, y se mostraba más inclinado a creer que el
público es, en el mejor de los casos, un espectador amorfo que contempla la lucha entre
los grupos de intereses especiales, los cuales no sólo determinan los problemas, sino que
también controlan casi a voluntad el proceso de formación de la opinión.

De cualquier manera, el experto puede ocupar un lugar en la formación de la opinión


democrática. La educación moderna ha producido no sólo expertos, sino también un
gran respeto por sus conocimientos. Este hecho puede ser aprovechado, y la confianza
en el experto lleva a menudo a una solución más satisfactoria. No cabe duda que el
químico de suelos, el genetista y el economista han proporcionado a los granjeros
norteamericanos gran cantidad de información útil, lea han enseñado nuevas técnicas y
han inspirado una gran confianza en su liderazgo. Lo mismo puede decirse de otros
campos del conocimiento aplicado, como por ejemplo la salud pública. Necesitamos to-
davía, sin embargo, mejores métodos de transmitir al hombre ordinario los elementos
esenciales del conocimiento científico, para que pueda comprender la información de
los expertos. Es éste un desafío formulado a nuestros medios de comunicación de
masas. Necesitamos también llenar el vacío que separa a los líderes políticos,
reformadores y agitadores por un lado, de los expertos por otro. Finalmente, al llevar
adelante decisiones tomadas en el curso de la discusión pública, debemos establecer una
relación entre el trabajo del experto y el del administrador. Estos difíciles problemas
tienen derivaciones que superan los límites del presente trabajo. Empero, encierran una
importancia básica en el análisis de la opinión pública, porque tocan el problema crítico
del poder: sus fuentes, su distribución en la población, su empleo y la responsabilidad
moral de quienes lo poseen.

En las t eorías sobr e los efect os de los medios, se cit an los medio s de
co municació n de masas, t ambién deno min ados Mass Media. ¿Por qué se
relacio nan est os dos t ér mino s, medio s de co municació n y masas? Porque
a pr inc ipio s de los años 20 se acuña el concept o de sociedad de masas, a
aquella que t iende a la ho mogeneidad y que es una ama lgama de
individuos pasivo s.

La car act er íst ica de los medio s de co municació n de masas es la difusió n


masiva, es decir, numerosos mensajes llegan a una gran cant idad de
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
37

recept ores de for ma simult ánea. Exist en var ias fases en el aná lisis de los
efect os de los medios de co municació n.

3.4 Teoría del i mpacto di recto

Est as t eorías abarcan desde pr incipio s del siglo XX hast a 1940 insist e n
en que los med ios de co municació n provocan efect os direct os y mu y
pot ent es sobr e los recept ores. El modelo de invest igació n que se ut iliz a
en esas t eorías es el mo delo lineal donde se especifica que de un
est imulo surge una respuest a, la ap licación de est e módulo se da en dos
mo ment os punt uales que es la propaganda bélica de la I y II Guerra
Mundia l. Las t eorías se t it ulan “ teoría de la vara mági ca ” o “Teoría de
la aguja hipodérmi ca ”, que co nsist e en que los mensajes llegan a t odos
lo s sujet os recept ores de la mis ma for ma produciendo en todos ello s lo s
mis mo s cambio s en conduct as y act it udes. Sus efect os por t ant o son
direct os e inmediat os y poderosos ant e aq uello s que prest an at enció n a l
cont enido de los medios de co municació n.

3.5 Teoría de los efectos limitados

Hay un cambio r adica l respect o a la et apa ant er ior en est a se cree en la


escasa influenc ia de lo s medio s de co municació n. Abarca desde 1940
hast a 1960, durant e est a et apa se comienza a aplicar la est adíst ica a la
invest igació n. La pr imer a invest igació n dest acada se llamó “ El puebl o
elige” dat a de 1948 y el invest igador que la lleva a cabo es Lazar se¡feld,
se hace un anális is sist emát ico de la int enc ió n de voto en las eleccio nes
nort eamer icanas de 1948. E n est a segunda fase se co mienza ha hablar de
una aud iencia act iva, se admit e la exist encia de diferencias per sonales e n
act it udes y valores. También se ins ist e en que los medios de
co municació n no son los únicos que influyen en el cambio de conduct a
de los individuos.

E l modelo de invest igació n se deno mina “ Modelo de la inf luencia soci al ”


según est e modelo la influencia de las inst it ucio nes y de lo s agent es de
la sociedad es mucho más dec isiva que la de los medio s de
co municació n. Para llegar a est o, se basa en dos t eorías:

3.6 Teoría de la e xposición selectiva

Los mensajes son int erpret ados de for ma select iva por los individuos,
est a select ividad se basa en las diferencias que pueden apreciarse e n lo s
hábit os de percepció n de cada individuo. Est as difer encias t ienen lugar
debido a que cada ind ividuo t iene un conjunt o único de creencias,
act it udes, valores, necesidades y for mas de grat ificació n. Por ello lo s
efect os de los medio s de co municació n no son ni unifor mes ni poderosos
ni dir ect os, sus influencias son limit adas por las influencias psico lógicas
individuales.

3.7 Teoría de la i n fluenci a en dos pasos


Apuntes de la asignatura Opinión Pública
38

Con est a t eoría se rompe el modelo lineal de la pr imera fase porque


Lazarsfeld afir ma que lo s individuos so n más influenc iables en algunas
mat er ias por los líderes de opinió n que por los medio s de comunicació n;
lo s líder es son por t ant o mediadores ent re los medio s de co municac ió n y
la audiencia ( Fotocopias pág inas 239 -247 “Sociología de la
comuni cación ”)

Los aut ores dest acados de est a segunda et apa son lo s siguient es:

 LASWELL (1948): P lant ea un nuevo esquema de co municació n,


dist inguiendo quien lo dice, en que cana l, a quien se lo dice y co n
que efect os.

 HOVLAND (1953): Est ablece el mo delo psi codiná mico: e l


individuo t iende a exponer se a mensajes acordes co n sus
opinio nes. Aquello s mensajes que no lo cumplen los dist orsio na o
no lo ret iene, en est e mo ment o hist órico est udiamo s co mo
persuadir en el habla o en la escr it ura a t ravés de la ret ór ica
cient ífica: si el ot ro compart e mi opinió n se ut ilizará un argument o
unilat eral, lo que significa que vo y a ut ilizar un argument o para
reforzar la opinió n del ot ro. Pero si el ot ro t iene una opinió n
dist int a a la mía, se ut ilizará un argument o bilat eral, donde se
present ará pr imero mi argument o y después el del cont rar io.

 FESTINGUER: “t eor ía de la diso nancia cognit iva”, él dice que la s


personas at ienden a aquello s mensajes que no les produce n
disonancia, est o es, un choque cognit ivo de conocimient os ent re
nuest ras creencias y las de los demás y lo s medio s de
co municació n, la co nclusió n que el saca es que el ind ividuo busca
a t ravés de su conduct a la consonancia. (ejemplo: yo suelo
co mprar el per iódico que se ajust a a mis creencias y no ot ro).

 KLAPPER (1960): E n lo s años 60 ya se han int roducido la


t elevis ió n en los hogares nort eamer icanos. Klapper es defensor de
que est e medio de co municació n refuerza la co nduct a y la s
opinio nes individuales y est ablece una sínt esis de t odas las t eorías
de la segunda fase y da lugar a dos conclusio nes:

 Los medio s de co municació n son agent es de refuer zo


y no agent es de cambio.

 Los medio s de co municació n deben considerar se u n


fact or más a t ener en cuent a ent re otros fact ores
cuando se est udian lo s efect os. Ent re esos ot ros
fact ores hay que t ener muy en cuent a el grupo
pr imar io y las nor mas que r igen a ese grupo.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
39

3.8 Teoría de t ran sición

No todos los aut ores dist inguen est a fase. Est a et apa se deno mina
“T eoría de los ef ectos moderados ”, en ella se amplían las t emát icas de
invest igació n, a la propaganda y a los efect os persuasivo s se suman t res
nueva t emát icas, los efect os cognit ivo s, loe efect os colect ivos y la
import ancia de que las ideo logías; sin embargo exist en aut ores que
alegan que sus invest igacio nes son una cont i nuidad con las llevadas a
cabo en lo s años 40 y 50, por eso insist en en que es un per iodo de
t ransició n. En est a et apa ha y una pluralid ad de modelo s de invest igació n
y de t eorías:

1º Modelo de la di fu sión

1ª Teoría de la difusión en m últiples pasos:

Se basa en: emisor – líder – grupo – receptor. Est a


ampliando el mo delo en dos pasos.

2ª Teoría de la difusión de innovaciones:

Surge en los años 60 a part ir de la desco lonizació n, surge


una cuest ión a la que hay que dar respuest a ¿Có mo co lonizar
a los países en vías de desarrollo ? ROGERS respo nde
afir mando que es necesar ia la creació n de vías infor mat ivas
puest o que para est e autor est as vías cont ribuyen a la
nor malizació n social puest o que los medios de co municació n
pueden cambiar hábit os y cost umbr es .

3ª Teoría del distan ciam iento en el conocim iento:

Est a t eoría explica que lo s medios de co municació n


aument an la dist ancia social y cult ural ent re clases sociale s
a t ravés de est a t eoría se est a t rasladando una frase que se
ut iliza en econo mía “Los ri cos serán cada vez más ricos, y
los pobre cada vez más pobres ” est a t eoría a t enido cr ít icas
co mo la del soció logo Fer mín Bouza, par a él a t ravés de lo s
medios de co municació n los incult os mejoran su cult ur a en
una progresión ar it mét ica, y lo s cult os pued en mult iplicar su
cult ura en una progresió n geo mét r ica.

2º Modelo de cambio en el nivel de in flu encia

Teoría de los efect os incuestion ables:

Los medio s de co municació n modifican nuest ros hábit os,


t ambién nuest ro uso del t iempo libre nos proporciona n
cant idad ingent es de infor mació n toman el ro l de educadores
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
40

creando en ocasio nes sit uació n de independencia, est a t eoría


ent ronca con el modelo de dependencia de la cuart a fase.

3º Paradigma de la búsqued a de información

Teoría De los usos y gratifica ci ones:

Fest inger es su prefer ent e pero el aut or que represent a est a


t eoría es K A T Z , él da un vuelco a la pregunt a y dice ¿Qué
hacen lo s recept ores con los med ios de co municació n? U n
mis mo mensaje puede desencadenar diferent es efect os en
func ió n de lo s usos que cada individuo haya aplicado en la
recepció n al mensaje en su búsqueda de las grat ificacio nes
¿Dó nde se obt ienen est as grat ificacio nes? Se obt ienen de
t res fuent es: el cont enido del medio, la opinió n pública y e l
cont enido social.

4º Etapa de reconocimi ento de efectos en la opinión pública

Teoría de la espi ral del sil encio:

Su aut ora más dest acada es N OE L L E N E UM A N N , surge en lo s


años 70. La visió n de est a aut ora respect o a la opinió n
pública es una visió n ant ropológico -social para ella la
opinió n pública es un hecho social que debe ser est udiado t al
cual es, o t al cual se muest ra. Para compr ender lo vamo s a ir
a su definició n de opinió n públic a. “co njun6t o de
manifest acio nes co mport ament ales o simbólicas que refleja n
las ment alidades o act it udes psíquicas de una co lect ividad,
se refieren est as a cuest iones po lít icas, cult urales o de ot ra
índo le”. Est a visió n es cont raria a la de haber las puest o que
est a aut ora evit a cualquier t ipo de valoració n desde el deber
ser y se cent ra en el de la opinió n pú blica. E n su t eoría
reconoce la import ancia vit al de lo s medios de comunicació n
y la TV en la sociedad act ual desde esa t eoría se nos explica
que la opinió n pública co mo fenó meno social nace al amparo
de la co municació n po lít ica, para ello los medios de
co municació n crean el espacio público, la opinió n pública,
por ello lo s individuos que nor malment e evit an e l
aislamient o y la marginació n se suman a la opinió n pública
creada por los medio s de co municació n que refuer zan las
ideas dominant es en est e sent ido q uien se mant iene en una
opinió n dist int a a la do minant e se esconderá ent onces en la
espiral del silencio.

Teoría de la Can alización o Aguja Setin g

Sus aut ores son: M C C OM B S y S HA W . El efect o de la aguja


set ing se t raduce como la conduct a que las ment es de lo s
ciudadanos sufren hacia los repertorios de t ema s
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
41

mencio nados dest acada en la secció n previa que rea lizan lo s


Mass Media. Los aut ores lo definen. “La habilidad de lo s
Mass Media para est ruct ural las opinio nes de la audiencia y
producir cambio s en las t eorías exist ent es. E jemp lo: la
jer arquizació n de cont enidos en funció n de la línea edit or ial.
La pr imera plana de un per iódico es la quint a esencia de est a
jer arquizació n de not icias pero rest it uyen una co nst rucció n
art ific ial de la realidad. A t ravés de est a t eoría se explica la
int errelació n exist ent e ent re t res agent es de los medio s de
co municació n, la po lít ica o inst it ució n y la agenda pública.
Ot ro ejemplo ser ia el pr imer aniver sar io del 11 -M el cual se
t rat aba de un t ema de la agenda pública, per o que t ambié n
t uvo sus repercusio nes en la agenda polít ica porque se
vo lvieron hacer declaracio nes so bre ese t ema y t ambié n
sobre lo s medio s de co municació n porque se vo lvieron hacer
report ajes y not icias sobre est o. Est a t eoría desemboca en e l
modelo de dependencia que dice que los públicos en la s
sociedades moder nas llegan a depender de los recur sos
infinit os de los medios de co municació n para orient arse y
conocer el modo y la sociedad que les rodea.

3.9 Teorías de la audiencia a ctiva

La consideració n d e la audiencia como agent e act ivo se ha ido


conso lidando desde los años 70. ¿Có mo se define la audiencia act iva ?
Dos aut ores, los her manos MATTELART (1994) para ellos la libert ad
que se les reconoce al espect ador es paradó jica, porque: para ello s e l
poder de los medios de co municació n les hace recept ores porque la s
est rat egias de la programació n son absorbent es y pueden favorecer el uso
aut omát ico y no conscient e de la TV. Con el paso del t iempo el r ecept or
ha aument ado su conocimient o respect o al lenguaje audio visual pero est o
parece ser que a yuda más a det ect ar el medio , es decir, al recept or
aco modado y a cuest ionar lo, es decir, receptor reflexivo.

3.10 Debates a ctuales

AUDIENCIA ¿ACTIVA O PASIVA?

Los aut ores dest acados en est o son LIPO NESK Y y BOURDIEU, se t rat a
de dos de los invest igadores más cr ít icos sobre el concept o de audiencia
act iva, el pr imero ent iende el visio nado de la TV co mo si se t rat ara de
una decis ió n invo lunt ar ia llena de cont radicció n el segundo autor
considera que una act it ud cr ít ica y refle xiva del recept or es imposible
“ant e el cinismo manipulador de los product ot es de TV y los públicos”.
Su obra sobre la TV ha sido una de las más po lémicas de los últ imo s
años. En cont rapart ida CURRAN (1998) ins ist e en que el poder y en la
aut onomía del recept or y cit a seis for mas de influ ir so bre los medio s de
co municació n:
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
42

1. Las fuer zas sociales pueden desarro llar alt er nat ivas para co mprar
la sociedad a t ravés de accio nes colect ivas o mediant e un diálogo
co lect ivo, t ienen fuer za numér ica para asegur ar su influencia
polít ica a t ravés de l vot o.
2. Las fuerzas sociales pueden condicio nar las met as polít icas de los
medios de co municació n a t ravés de los lo bbies.
3. A t ravés de la eyecció n de un gobier no se puede cambiar la
co mposició n y la or ient ació n de las f uent es de la not icia.
4. Exist e la posibilidad de int er fer ir en las t areas de lo s equ ipos
direct ivos de los medio s de co municació n, pero est e autor insist e
en que so lo se debe revisar.
5. E l poder de lo s co nsumidores de lleva a la práct ica a t ravés de la
creació n de est as asociacio nes.
6. Los grupos subordinados t ambién pueden t ener sus propios med io s
de co municació n.

3.11 Los Int electuales y su Papel en la formación de la OP

("Los intelectuales y la O P. La discuti da influenci a de las elites de l


conoci miento". Ped ro Gómez, p rofesor de la UCM).

Las elit es, co n capacidad de influencia social y cult ural, so n las mejores
sit uadas para hacer valer sus opinio nes ant e el poder, y dent ro de ellas,
lo s llamados int elect uales.

MANNHEIM (1997) define a lo s int elect uales co mo "aquellos grupo s


sociales cuya t area pr incipal es ofrecer una int erpret ació n del mundo a
su sociedad". Según P. Gó mez "est o les lleva a desempeñar un papel e n
la const rucció n de la realidad social vinculado ala OP, en t ant o que
const it uyen agent es de la profesio nalización en la elaboració n de ideas y
act it udes".

1. Visión negativa:

REYNIE (1998) present a en su t ext o £1 triunf o de la opinión públi ca su


t esis: el int elect ual cont rola la opinió n pública a t ravés de
procedimient os de legit imació n basados "e n una Asunció n de una
represent at ividad no otorgada por los ciudadanos, sino por el poder
mis mo, mediant e mecanis mos reglados por una leg islació n
fundament alment e preocupada por cont rolar el orden público ". Exist e por
t ant o, un pact o t ácit o ent re la elit e que cont rola el poder y la elit e que
cont rola la opinió n reflejada en lo s medios. Est a últ ima asume ent once s
una funció n, la de Líderes de opinió n, y su part icipació n en el debat e
público per mit e legit imar un sist ema de poder que "bajo la et iquet a de
régimen de opinió n" exhibe de una manera pret endida part icipació n de
lo s ciudadanos.

POSNER (2002), rat ifica est a vis ió n, dest acando la decadencia de l


int elect ual en el mo ment o act ual, por las presio nes a las que le so met e e l
ent orno hist órico y social en el q ue se desenvuelve.
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
43

2. Visión positiva:

Una vis ió n mas posit iva la ilust ra PICÓ (act ual ment e), quien explic a
que el int elect ual asume el papel inno vador y guardián que rechaza 0
acept a los valores cult ur ales que cir culan en un mo ment o dado, y se
conviert e en e l port avoz y moder nizador de las t endencias que se afir ma n
y abr en las puert as a las ideas. E jerce así de mor alist a, que evalúa y
juzga la acció n de l poder, al que le acusa de todos los males.

En la act ualidad, las dos opcio nes se reflejan co n su p resencia en lo s


mass media: bien co mo public ist as de la s est ruct uras del poder ( visió n
negat iva), 0 so met idos a los mdc mas minor it ar ios libros, revist as de
pensamient o, et c. -, (visió n posit iva).

3. Un apunte más

Para finalizar podemos cit ar a EAGLETON (1999), quien afir ma que es


imposible crear una "co nt raesfera pública", es decir, t omar post uras
ant isist ema, que pudieran t ener una influencia real en la opinió n pública.

No es posible la cr ít ica de un sist ema desde dent ro, con el que se


co mpart en inelud ibles valores y princ ipio s de fuert e arraigo,
impid iéndose la aut onomía plena y real del int elect ual. S in embar go:
podemos enco nt rar t it ulares co mo est e: EI País, 17 de mayo de 2005:

"Mas de 500 int elect uales y act ivist as polít icos piden el bo icot eo de la s
elecc io nes presidencia les de Iran" ( manifiest o publicado en Int ernet :
"Las eleccio nes libres requieren libert ad de elecció n, de opinió n y de
reunió n, así co mo la libert ad de part idos polít ico s y la ausencia de
pr isio neros po lít icos'').
Apuntes de la asignatura Opinión Pública
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Bibliografí a

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