Inseminacion Ovinos
Inseminacion Ovinos
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com
1. Resumen
2. Introducción
3. Antecedentes de la inseminación artificial
4. Ventajas de la inseminación artificial
5. Desventajas de la inseminación artificial
6. Preparación de las hembras para la inseminación artificial. Época del año para practicar la
inseminación
7. Selección y preparación de los machos para los programas de inseminación artificial
8. Entrenamiento de los machos para la recogida de semen
9. Recogida del semen - Manejo y valoración del semen
10. Diluyentes para utilizar semen en fresco -Método de dilución
11. Volumen de inseminado
12. Equipo para la inseminación artificial
13. Descongelación de las pajuelas de semen
14. Sujeción de ovejas
15. Inseminación artificial
16. Inseminación vaginal y cervical
17. Inseminación intrauterina por laparotomía y por laparoscopía
18. Tiempo de la inseminación
19. Número de inseminaciones por estro. Dosis de inseminado
20. Conclusiones
21. Literatura citada
RESUMEN
El objetivo del presente trabajo fue hacer una revisión de literatura sobre las técnicas actuales de
inseminación artificial en ovinos. En él se hace aborda lo relacionado a las ventajas y desventajas de la
inseminacion artificial, preparación de las hembras para la inseminación artificial, época del año para
practicar la inseminación, selección y preparación de los machos para los programas de inseminación
artificial, preparación de los machos entrenamiento de los machos para la recogida de semen, recogida
del semen, manejo y valoración del semen, dilución del semen, diluyentes para utilizar semen en fresco,
método de dilución, volumen de inseminado, equipo para la inseminación artificial, descongelación de las
pajuelas de semen, sujeción de ovejas inseminación cervical, inseminación intrauterina por laparotomía,
inseminación intrauterina por laparoscopia, tiempo de la inseminación, número de inseminaciones por
estro, dosis de inseminado, así como al manejo de las ovejas después de la inseminación.
Se concluye que el conocimiento de la reproducción animal en la actualidad, incluye una serie de áreas
temáticas diversas que van desde los temas básicos de fisiología hasta la manipulación de los gametos,
sin olvidar los aspectos aplicables a la mejora del rendimiento reproductivo de una unidad pecuaria.
Todo esto ha evolucionado en los últimos años con el incremento de la tecnología aplicada en dos líneas
principales: el estudio de la endocrinología y el control del ciclo sexual utilizando tratamientos hormonales
hasta culminar con la inseminación artificial.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo hace referencia sobre las técnicas de inseminación artificial en ovinos las
cuales son de suma importancia en la explotación y reproducción de ovinos, por su elevado porcentaje de
efectividad como un medio de reproducción.
La inseminación artificial es un método de reproducción asistida en el que se obtiene el semen
del macho para introducirlo posteriormente en el aparato reproductor de la hembra de forma manual y por
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medio de instrumentos especiales. En este sistema no existe contacto directo entre el macho y la
hembra.
De tal forma se incluyen diferentes técnicas para llevar a cabo la inseminación artificial, la cual
puede ser la vaginal la cual consiste en depositar el semen fresco o diluido descongelado en la vágina.
La inseminación artificial cervical es a la fecha la mas utilizada, la deposición del semen se
realiza dentro de los primeros pliegues cervicales, los cuales son visibles con la ayuda de un espéculo y
fuente de luz, esta técnica se convierte en transcervical ó intrauterina cuando se logra atravesar por
completo el cuerpo de la cérvix y depositar el semen intrauterinamente, la técnica implica la sujeción y
retracción del cérvix por la vágina para permitir la introducción del instrumento inseminatorio en el canal
cervical.
La inseminación artificial intrauterina por laparotomía exploratoria es aún más invasiva ya que la
técnica incluye una ligera sedación del animal para permitir la laparotomía la cual incluye la exposición de
ambos cuernos para la deposición del semen fresco o congelado/descongelado con un trocar o catéter.
La técnica de inseminación artificial intrauterina por laparoscopia se asemeja a la técnica por
laparotomía pero en este caso no hay laparotomía en si. sólo se practican dos incisiones en la región
ventro caudal delante de la ubre en los cuales se introduce laparoscopio para visualizar los cuernos en
esta técnica también se utilizan los trocar para puncionar los cuernos uterinos previo a esto se insufla la
cavidad con O2 oxígeno o gas para lograr visualizar ambos cuernos.
El objetivo del presente trabajo fue hacer una revisión de literatura sobre las técnicas de
inseminación artificial en ovinos. Por lo que pretende constituirse como un medio de consulta para las
personas interesadas en el tema.
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retenerse aparte del líquido seminal. El líquido filtrado era estéril, en tanto que el resto era altamente
fértil. En 1803, Spallanzani informó que el esperma enfriado con nieve no moría sino que sólo se tornaba
inmóvil hasta que se le exponía al calor, después de lo cual seguía móvil por varias horas.
Sus investigaciones estimularon la experimentación de las células sexuales y el proceso de
fertilización, pero no hubo comunicados adicionales sobre inseminación artificial hasta finales del siglo.
Everett Milais, un criador de perros, inseminó 19 perras entre 1884 y 1887 y 15 quedaron preñadas.
Walter Heape en Inglaterra, escribió en 1897 sobre inseminación artificial y concluyó que era fácil y que
la concepción era tan buena como en el servicio natural. También sugirió que un eyaculado podía ser
utilizado por varias perras y que la inseminación artificial podría ser un arma para estudiar factores
genéticos.
Aproximadamente en 1900, los científicos en Rusia empezaron a estudiar con animales de
granja. Ivanoff empezó a trabajar con caballos, sin embargo, fue el primero en inseminar con éxito a los
bovinos y a los ovinos. El éxito de Ivanoff estimuló suficiente interés como para que se estableciera una
sección de fisiología específicamente dedicada al estudio de la fertilidad en el Ministerio de Agricultura.
Aquí se entrenaban veterinarios en las técnicas de inseminación artificial. El trabajo en los caballos se
inició en Japón en 1913.
La primera asociación cooperativa de inseminación artificial se formó en Dinamarca en 1936. Con
ayuda del estado, los criadores daneses continúan como líderes en el porcentaje de vacas cargadas con
inseminación artificial. El profesor Perry de la Universidad de Rutgers fue uno de los pioneros en Estados
Unidos. En 1938 organizó la primera cooperativa de inseminación artificial en este país, con 102
miembros, y cargó 1050 vacas el primer año. El profesor Perry conoció los criaderos de Dinamarca y
posteriormente estableció el de New Jersey. Se organizaron otras cooperativas en los siguientes 2 años.
Ya se había establecido bien la inseminación artificial y empezó con muchos bríos (Bearden y Fuquay,
1982; Foote, 2002).
Es importante mencionar varios descubrimientos. Cada uno eleva la inseminación artificial a una
nueva plataforma.
La primera vágina artificial que se usó fue para colectar semen de perros y la diseñó Amantea,
un profesor de fisiología humana de la Universidad de Roma Amantea empezó sus investigaciones en
semen de perro en 1914. Después los científicos rusos diseñaron váginas artificiales para garañones,
toros y borregos.
El desarrollo de la vágina artificial para grandes especies puede muy bien ser el desarrollo más
importante en la historia de la inseminación artificial y aún se prefiere la vágina artificial cuando se
colecta semen de toros, borregos o garañones en forma regular. El electroeyaculador se desarrolló a
finales de los años cuarenta. Ha sido una innovación útil para la colección en toros y borregos que se
muestran renuentes.
Los investigadores y muchos criadores reconocieron a finales de los años 30 que la inseminación
artificial representa un tremendo apoyo para el progreso genético. Una limitación era que el semen tenía
que ser utilizado para que diera buenos resultados. Cuando Phillips y Lardy de la Universidad de
Wiscolnsin descubrierón un medio nutritivo amortiguador para diluir el eyaculado, se dio el primer paso
para corregir el problema (Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
Ellos desarrollaron un diluyente fosfatado de yema que protegía a los espermatozoides durante el
enfriamiento a temperaturas de 5°C, los proveía de una fuente de energía para su metabolismo y
prevenía el cambio de pH. Con este diluyente los espermatozoides permanecían viables y capaces de
fertilizar óvulos por tres o cuatro días. Salisbury y colaboradores mejoraron este diluyente al substituir el
citrato de sodio por los fosfatos usados por Phillips y Lardy.
La ventaja del diluyente de citrato-yema era la visibilidad del espermatozoide bajo el microscopio,
permitiendo una determinación más exacta de la motilidad después de la dilución.
El problema de la diseminación de enfermedades aún persiste. Se hicierón esfuerzos para
coleccionar semen de toros sanos; sin embargo, ocurrieron varios brotes de enfermedades de la
reproducción. La enfermedad que se transmitía más comunmente era la Vibriosis. Después de la segun-
da guerra mundial ya había penicilina disponible para la industria ganadera. Almquist, de la Universidad
Estatal de Pensylvania, fue el primero en comunicar el uso de esta "droga maravilla" para el control de
los contaminantes bacterianos del semen. La industria de la inseminación artificial. La adoptó casi
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inmediatamente, con una marcada mejoría en los índices de concepción (Bearden y Fuquay, 1982;
Foote, 2002).
Las primeras inseminaciones se llevarón a cabo simplemente depositando el semen en la
vágina. La técnica se refinó más tarde con el uso de un espéculo y un tubo de vidrio para inseminación.
El espéculo se colocaba dentro de la vágina y con una fuente de luz (primero una lámpara de pilas en la
cabeza y más tarde una lámpara del tamaño de una pluma) se hacía visible la parte posterior de la
cérvix.
El tubo de inseminación se insertaba en la apertura y se depositaba el semen aproximadamente
2 cm. dentro de la cérvix. En 1937, los veterinarios daneses desarrollarón el método de inseminación
rectovaginal (o de fijación cervical). Se introduce una mano en el recto para manipular la cérvix, en tanto
que se inserta un tubo de inseminación por la vágina y se pasa a través de la cérvix. Luego se puede
depositar el semen en la cérvix anterior, en el cuerpo del útero o en ambos sitios. Esta técnica aún se
usa en la actualidad (Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
A finales de 1940, había muchas organizaciones de inseminación artificial que servían a vacas
en todo el país. Se tenía que enviar al técnico una dotación fresca de semen cada 2 ó 3 días, pero la
inseminación artificial se estaba utilizando con buenos resultados. Dos ingleses fuerón responsables del
siguiente descubrimiento de importancia. Parkes y Polges desarrollarón un exitoso método para congelar
y almacenar espermatozoides a temperaturas muy bajas (Bearden y Fuquay, 1982; Hafez y Hafez, 2000;
Foote, 2002).
Descubrieron que el glicerol protegía los espermatozoides del gallo durante los procesos de
congelación y descongelación. Inicialmente este método no tuvo éxito con los espermatozoides de
mamíferos. Sin embargo, encontraron que si se permitía a la mezcla de espermatozoides con glicerol
permanecer sin proceso por una noche antes de la congelación, el método funcionaba (Bearden y
Fuquay, 1982; Foote, 2002).
A este periodo se le conoce en la actualidad como de equilibrio y en este tiempo los
espermatozoides absorben parte del glicerol para reemplazar cierta cantidad de agua en la célula. El
glicerol actúa como anticongelante para evitar la formación de cristales de agua durante la congelación.
Estos investigadores utilizaron hielo seco como refrigerante y almacenaron los espermatozoides a -79°C
(Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
En 1957, el Servicio de Reproductores Americanos inició el uso de nitrógeno líquido como
refrigerante para la congelación y almacenaje de semen (Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
La Corporación Lende fabricó grandes tanques al vacío de acero inoxidable. Esto hizo práctico el
transporte de semen a largas distancias y su almacenamiento en la granja. Los tanques disponibles en
la actualidad necesitan ser rellenados de nitrógeno líquido sólo cada 60 ó 90 días (Bearden y Fuquay,
1982; Foote, 2002).
El Centro de Procesamiento de Registros de la Leche de la USDA empezó a recopilar y publicar
resúmenes sobre progenitores en 1961, los cuales ayudaron a evaluar el potencial genético de dichos
progenitores. Antes de esa fecha, algunos estados y cada semental en particular tenían su propio
procedimiento de recopilación de información genética (Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
La introducción de la pipeta, que es un tubo de plástico de menor diámetro y que sirve para
almacenar el semen en congelación, no es el último capítulo en la historia de la inseminación artificial,
pero probablemente sí sea el último desarrollo de importancia.
Sorensen introdujo el uso de las pipetas de plástico para el almacenamiento de semen, en 1940.
Los informes sobre semen congelado en pajillas, por Pares en 1953 y más tarde por Friis lakobson en
1956, con algunas mejoras de Adler en 1959 yen 1961, han creado el suficiente interés como para
mantener activos a los investigadores.
Se da crédito a los Cassous de L' Aigle, padre e hijo, en Francia, por el desarrollo de pipetas
para la aplicación en tres etapas. La primera fue en 1964, con 1.2 mI. de semen, y mostraba una
alentadora mejora con respecto a la ampolleta de vidrio de 1 mI. Al darse cuenta que el coeficiente de
congelación de la superficie era el principal factor que determinaba la supervivencia, los Cassous
cambiaron la pipeta por una de la mitad del diámetro, y con capacidad de 0.5 mI (Bearden y Fuquay,
1982).
Esta pipeta dio excelentes resultados y se le ha llamado "pipeta intermedia". Es el tipo de pipeta
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que se usa casi exclusivamente en Estados Unidos. Los Cassous desarrollaron en 1968 una pipeta aún
más pequeña, con capacidad de 0.25 mI, lo que significó un mejoramiento de la supervivencia de los
espermatozoides. A esta pipeta se le llamó la "minipipeta" (Bearden y Fuquay, 1982; Salomón, 1990)
Las organizaciones y los investigadores sobre inseminación artificial en Estados Unidos em-
pezaron a realizar algunas pruebas con esa pipeta a finales de la década de 1960. Estas organizaciones
cambiaron de ampolletas de vidrio a pipetas, alrededor de 1972. La mayor parte del semen que se
produce en Estados Unidos se almacena en pipetas. Además de lograr una mayor supervivencia de
espermatozoides, las pipetas requieren sólo un tercio del espacio para almacenamiento.
Esto ha hecho que se rediseñen los tanques de almacenamiento de nitrógeno líquido logrando
unidades únicas de campo que requieren menos nitrógeno y retienen por más tiempo el nitrógeno. La
congelación de semen de verraco se hizo una realidad en 1975 (Bearden y Fuquay, 1982; Foote, 2002).
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sementales para prevenir el trastorno que ocasionaría una muerte temprana de los mismos. Los bancos
de semen se pueden utilizar también para conservar semen control en los programas de selección a
largo plazo. En este caso, el semen se conserva para uso futuro. Con lo que los animales producidos
después de varios años de selección se pueden comprar con los animales básicos como monitores de
los progresos genéticos (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991; Hafez y
Hafez, 2000).
Aumento de eficacia reproductora
Los carneros subfertiles pueden identificarse con facilidad y eliminarlos del grupo de sementales.
La inseminación artificial puede asegurar el que se inseminen todas las hembras, evitándose así
problemas relacionados con las preferencias macho-hembra que a menudo se manifiestan en algunos
estros de hembras. Si se utilizan inseminaciones secuénciales, las hembras podrán cubrirse así cuando
no presenten comportamiento estral (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Reducción o eliminación de sementales en la ganadería
Los pequeños ganaderos no precisan mantener sementales en sus explotaciones siempre que
puedan obtener el semen de otros lugares. El costo y los inconvenientes de mantener los sementales
quedan eliminados. Por otro lado, existen razones de tipo estético ya que en los rebaños de cabras no
es necesario mantener a los machos malolientes, sobre todo en aquellos rebaños que estén próximos a
zonas urbanas (Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Prevención y control de enfermedades
La inseminación artificial elimina el contacto directo macho-hembra con lo que se controla o
previene el propagar enfermedades venéreas u otras enfermedades. Es conveniente advertir que la
inseminación artificial es una medida profiláctica, pero no curativa, de la enfermedad (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Utilización de machos incapacitados
En muchas ocasiones machos de estimable valor no pueden ser utilizados para cubrir por sufrir
lesiones o por razones de edad. Si su semen es de calidad suficiente con la inseminación artificial se
pueden seguir utilizando (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Mantenimiento de registros seguros
La utilización de la inseminación artificial permite mantener unos registros de reproducción muy
seguros. Estos registros se pueden utilizar para aumentar la seguridad de la selección o para eliminar
caracteres indeseables en un rebaño (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
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Fertilidad reducida
En comparación con la inseminación natural, la inseminación artificial puede, bajo ciertas
circunstancias, reducir la fertilidad, particularmente cuando no se empleen, apropiadamente, métodos de
controlar el estío o en casos de poco cuidado por parte del personal auxiliar o por negligencias cuando se
maneje el semen (Salamón, 1990).
Costos
Como con cualquier otra tecnología, han de tenerse en cuenta los costos a la hora de utilizar la
inseminación artificial. Entre los costos se incluyen el empleo de los técnicos, equipo, fármacos y
hormonas, registros y la compra de semen o selección y mantenimiento de sementales (Salamón, 1990).
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Aparte de los criterios genéticos existen otros factores que se deben considerar al seleccionar los
machos para un programa de inseminación artificial. Entre estos encontramos el estado de salud y el
buen estado de carnes, sin engarzamiento. No deben padecer ningún tipo de enfermedad. Los machos,
particularmente los recién comprados o introducidos en el rebaño, se deben someter a un examen físico
y controlar su estado de salud con el fin de asegurarnos que este exento de anormalidades o
enfermedades (Bearden y Fuquay, 1982; De Alba, 1985; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991;
Wallance, 1992; Smith y Sherman, 1994; Hafez y Hafez, 2000).
También se deben examinar los órganos reproductores poniendo especial atención en el tamaño
y forma de los testículos y epidídimos, órganos que pueden ser palpados a través del escroto. Los
testículos deben ser firmes y elásticos, carentes de lesiones y deformidades y moverse libremente dentro
del saco escrotal. La cola del epidídimo se debe palpar con facilidad y tener igual tamaño y forma en
ambos testículos. Si alguna parte del epidídimo se encuentra endurecida o alargada se debe sospechar
la existencia de epididmitis.
También se debe poner atención a la integridad del conducto deferente, en el cuello del escroto,
debe estar duro y fácilmente palpable. Finalmente, también se deben inspeccionar las posibles
anormalidades en prepucio, péne y, particularmente, en el proceso uretral, que puede lesionarse
fácilmente al expulsarse algún calculo urinario. Los animales con defectos, tales como criptorquidismo,
hipoplasia testicular, espermiostasis o varioceles (dilatación de la vena espermática) deben ser excluidos
de los programas de inseminación.
Una cuestión que a menudo se olvida al seleccionar los sementales es su capacidad de servicio y
su vigor sexual, que se puede controlar mediante una prueba de servicio, en la que el macho se expone a
una serie de hembras en estro. La falta de voluntad a montarlas puede que sea debida a un trauma
físico, posiblemente como causa de artritis, mal de pezuñas o lesiones en el péne. Por otra parte, los
machos difieren en cuanto a su temperamento y conducta sexual, lo que, sin duda, afecta a su capacidad
de servicio.
Es importante que el macho seleccionado posea semen de buena calidad y en cantidad. Este
factor se debe controlar inmediatamente antes de comenzar el programa de inseminación artificial, aun
cuando se haya controlado anteriormente, por ejemplo, antes de comprarlo (BonDurant, 1979; Bearden y
Fuquay, 1982; De Alba, 1985; Maxwell, 1986; Haibel, 1990; Salamón, 1990; Cambell et al., 1996; Ishwar
y Momon, 1996).
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El método preferido es el de recoger el semen mediante la vagina artificial. Los carneros,
seleccionados, deben de ser entrenados para eyacular dentro de la vagina artificial, comenzando unas 2-
3 semanas antes del inicio del programa de inseminación. Con esto se permite un amplio margen para el
entrenamiento, se asegura una buena calidad del semen y, quizá, se pueden reemplazar los sementales
que no satisfagan nuestras necesidades. El entrenamiento es mejor hacerlo durante la estación
reproductora, cuando el deseo sexual es mas manifiesto y cuando se dispone de hembras en estro que
sirven como maniquíes. Una vez entrenados a eyacular, en la vagina artificial, los machos reaprenden
rápidamente cuando son requeridos en el futuro para recolectar semen de nuevo (Salamón, 1990;
Bearden y Fuquay, 1982; De Alba, 1985; BonDurant, 1979; Chemineau et al., 1991).
El entrenamiento consiste en desarrollar y reforzar los reflejos condicionados del semental para
servir a una hembra, en un recinto cerrado y en presencia de una persona. Al mismo tiempo esta persona
llegara a familiarizarse con el temperamento y conducta de los sementales.
A menudo la recogida de semen se suele hacer en el cobertizo de esquileo, aunque cualquier
lugar cubierto puede ser bueno para realizarla. El cobertizo debe tener espacio suficiente y lugar para
situar la hembra maniquí y que el personal pueda desenvolverse cómodamente. La visión así como el
olfato, son muy importantes en el estimulo sexual, con lo que es importante que el entrenamiento de los
machos se haga de tal forma que puedan ver a la hembra e incluso que vean como la montan otros
machos.
Para los propósitos del entrenamiento se precisa una hembra en estro, que puede ser cualquiera
de las señaladas por los recelas en el rebaño o que presente estro sincronizado. Alternativamente, el
estro se puede inducir en hembras por la inyección intramuscular de 50 mg. de benzoato de estradiol en
1-2 ml. de aceite de cacahuate. Las hembras tratadas mostraran síntomas de estro a los 1-2 días, pero
el tratamiento no debe persistir mas de 5 días. Una vez los carneros y machos cabrios estén entrenados,
las hembras maniquís no necesitan estar en estro, ya que los sementales están condicionados a montar
a cualquier hembra que este colocada en el aparato sujetador del cobertizo. Es aconsejable seleccionar
hembras maniquís apacibles, ya que los machos pueden distraerse por aquellas hembras que no se
estén completamente quietas (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Arthur et al., 1991; Chemineau
et al., 1991; Wallance, 1992; Cambell et al., 1996; Ishwar y Momon, 1996).
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colocar el tubo de vidrio estéril y calibrado, para recoger el semen, insertándolo 1,5-2,0 cm. Mientras se
coloca el tubo se debe insuflar aire, por el extremo abierto, y luego se cierra, todo ello con el fin de que el
tubo quede perfectamente acoplado. La insuflación debe ser de tal magnitud que ejerza presión pero que
permita una fácil penetración del péne. La presión óptima para algunos machos solo puede conocerse a
través de la experiencia (Salamón, 1990).
La temperatura de la vagina artificial, inmediatamente antes de recoger el semen, deberá ser de
42-45 °C, lo que se puede controlar mediante la inserción de un termómetro limpio. Si la vagina se
encuentra demasiado fría, se debe rellenar con agua más caliente, que la que se utilizo con anterioridad.
Con el fin de evitar el shock por frió, de los espermatozoides, los vidrios de recogida se deben calentar a
30-37 °C. En los climas fríos, donde sea difícil mantener la temperatura de la vagina a 42-45°C, puede
calentarse, durante un corto tiempo, en una estufa de cultivo a 37 ° C antes de añadir al agua. Sin
embargo, la exposición prolongada, a estas temperaturas, producirá cierto deterioro del tubo interior
(Rishen y Rise, 1999).
El semen se debe recoger en un ambiente libre de polvo. Antes de la recogida de semen, se
debe limpiar, cuidadosamente, el prepucio del macho, para evitar cualquier contaminación de aquel.
Los movimientos vigorosos hacia arriba y hacia delante significan que se ha producido la
eyaculación. Se debe dejar que el macho retire el péne de la vagina antes de intentar retirar esta
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Inmediatamente después de la recogida la vagina se cambia de posición, quedando el tubo de
vidrio en la parte inferior, a la vez que se sujeta este con la mano. Se quita la presión al abrir la espita,
teniendo la precaución de que no salpique agua cerca del tubo de recogida de semen. Luego se quita el
polvo, se etiqueta, se tapa y se coloca en un baño a 30 °C (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Recogida de semen por estimulo eléctrico
Existen diferentes tipos de estimuladores eléctricos, los mas corrientes son los que tienen un
electrodo bipolar para el recto. El aparato mas comúnmente utilizado, en Australia y Nueva Zelanda, es
el Ruakura Ram Probe. Se trata de un estimulador accionado por baterías que proporciona una salida de
10 ó 15 voltios. Cuando el recto del macho esta seco se recomienda utilizar los 15 voltios.
Experimentalmente se ha utilizado estimuladores más automáticos (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón,
1990; Mejia y Hernández, 1996).
Para la colección de semen, el macho se debe colocar en decúbito lateral, sobre una mesa o en
el suelo, siempre que este limpio. Se deben cortar el pelo o lana que bordee la vaina y el prepucio se
debe limpiar correctamente. La sonda se humedece o lubrica con vaselina y se inserta en el recto a una
profundidad de 15-20 cm. procurando no lesionar la mucosa (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990;
Mejia y Hernández, 1996).
El pene se debe extender por enderezamiento de la flexura sigmoidea de tal forma que el glande
del péne se pueda sujetar con la mano, limpia, y liberar el péne del prepucio. Por detrás del glande se
coloca una pieza de gasa y se introduce el glande y el proceso uretral en un tubo de ensayo estéril. Lo
mejor es sujetar el péne y el tubo de ensayo con la misma mano dejando la otra libre para dar masaje en
el péne en dirección hacia delante entre para cada estimulo eléctrico (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón,
1990; Mejia y Hernández, 1996).
Un ayudante debe presionar sobre la sonda hacia el suelo de la pelvis, aplicándose luego cortos
estímulos (3-8 segundos) a intervalos de 15-20 segundos. Después de unos cuantos estímulos fluirá la
secreción de las glándulas accesorias y luego el semen. Cuando se obtenga inicialmente grandes
cantidades de liquido claro, se deben desechar para evitar diluciones innecesarias del semen (Bearden
y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
Existe una amplia variedad entre los estímulos que necesitan los diferentes sementales hasta
producir un eyaculado satisfactorio. Sin embargo, si se exceptúa lo poco confortable que debe resultar y
las contracciones musculares que aparecen al aplicar la corriente, no existen efectos nocivos
achacables a esta técnica (Bearden y Fuquay 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
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Razones técnicas
Una de las mayores ventajas del uso de la inseminación artificial es que los sementales de gran
valor pueden utilizarse para inseminar muchas mas hembras que las que podrían cubrir por monta
natural. En la inseminación natural el carnero depositan miles de millones de espermatozoides en la
vágina de la hembra.
Sin embargo, de ese gran número solamente unos 100-140 millones atraviesan el cérvix.
Cuando se utiliza la inseminación artificial en ovejas, tanto el volumen de inseminación como el número
de espermatozoides que contiene se deducen sustancialmente al compararlo con la inseminación
natural. El límite inferior, generalmente aceptado como resultante de un buen índice de fertilización, tras
la inseminación artificial cervical, es de 100 millones de espermatozoides por dosis inseminada. De esta
forma se puede inseminar un gran número de hembras con un eyaculado (Bearden y Fuquay 1982;
Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
Un volumen adecuado para utilizar tanto en inseminación cervical, como intrauterina es el de
0,05-0,20-0,5 ml; para inseminación vaginal se debe utilizar un volumen mayor. El disminuir el volumen
de inseminado, por debajo de 0,05 ml, no es practico dada la dificultad de manejar y depositar,
cantidades tan pequeñas, en la cérvix o útero de la cabra. Si se utilizara semen sin diluir, este volumen
contendría un número de espermatozoides superior al límite mínimo de seguridad, lo que resultaría en
un método poco económico.
El problema es reducir el número de espermatozoides a la dosis requerida, manteniendo un
volumen adecuado, se soluciona mediante la dilución de semen (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón,
1990; Mejia y Hernández, 1996).
Razones biológicas
Los diluyentes apropiados proporcionan a los espermatozoides nutrientes, sistema amortiguador
a los cambios de pH y un ambiente isotónico. Además, protegen a los espermatozoides del shock por frió
cuando se enfrían y conservan así o contra las injurias de la congelación cuando se congela el semen
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
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proceder a la inseminación artificial cervical o vaginal. En algunos lugares también se utiliza leche UHT
(tratada a temperatura muy alta), que tiene la propiedad de conservarse mejor. Este producto es estéril,
no precisa esterilización y, a diferencia de otras formas de leche, se puede utilizar directamente como
diluyente. Solo se precisa abrir cada día un nuevo envase de leche UHT (Bearden y Fuquay, 1982;
Salamón 1990; Arthur et al., 1991).
Si se utiliza leche completa, descremada o en polvo se debe calentar a 92-95 °C, en baño de
agua, durante 8-10 minutos, para inactivar los factores tóxicos de su función proteica (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990).
MÉTODO DE DILUCIÓN
La dilución del semen se debe hacer tan pronto como se pueda una vez recolectado y analizado
de forma rutinaria. Tanto el semen como el diluyente se colocan en baño de agua a 30 °C para que en el
momento de la dilución tenga la misma temperatura. El diluyente se debe colocar en el baño antes que el
semen (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
La dilución de diluyente frió al semen puede ocasionar el shock por el frió con la consiguiente
reducción de la fertilidad. Para la dilución se debe utilizar una pipeta calibrada o la misma pipeta de
inseminación unida a una jeringa de 1,0 ml. La pipeta que se utilice debe estar estéril y seca. La dilución
se realiza pipetenando una cantidad adecuada de diluyente y adicionándola lentamente al recipiente
donde se encuentre el semen. Siempre adicionar el diluyente al semen, nunca al contrario, ya que
pueden alterarse los espermatozoides con lo que se reducirá su mortalidad. Después de adicionar el
diluyente se agita todo convenientemente y se examina al microscopio para comprobar la mortalidad de
los espermatozoides (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
VOLUMEN DE INSEMINADO
El volumen de inseminado puede variar ligeramente dentro de ciertos limites. El límite inferior
viene determinado por el volumen mínimo que se puede manejar convenientemente y con cierta
seguridad.
El limite superior esta determinado por la capacidad de órgano o lugar de la inseminación para
retener el semen. Así, por ejemplo, la colocación de más de 0,2 ml de semen dentro del cérvix de la
oveja no ofrece ninguna ventaja ya que rebasaría dentro de la vágina (Tabla 1) (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990).
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et al., 1991; Chemineau et al., 1991).
Para la inseminación cervical se utilizan varios tipos de pipetas o pistolas de inseminación, pero
las más populares son las pipetas de un solo uso, de plástico, que están fabricadas con plástico robusto
interno de 2,5 mm, mientras que el extremo es de 5,5 mm, para utilizar en ovejas, la punta 1 cm. esta
ligeramente doblada en un ángulo de 30°; estas pipetas también se pueden utilizar en la cabra, aunque
la penetración en cérvix suele ser más fácil si no están dobladas por la punta. El extremo opuesto se
conecta e una jeringa de 10 ml y cada vez que se accionan solo pueden liberar una dosis (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Arthur et al., 1991; Chemineau et al., 1991).
Los aparatos de inseminación semi-automáticos no suelen utilizarse por su dificultad en
limpiarlos y porque es difícil de mantener la temperatura ideal del semen, en ellos, antes de practicar la
inseminación. Para la aplicación de semen contenido en pajuelas (en forma liquida o congelada) se
utiliza un aparato llamado pistola de inseminación o pistoleta (Bearden y Fuquay, 1982; Salomón, 1990;
Arthur et al., 1991; Chemineau et al., 1991; Guayanés, 1992; Cambell et al., 1996; Ishwar y Momon,
1996).
Equipo para inseminación artificial intrauterina
Esta formado por un telescopio, dos equipos de trocar-cánula, uno para el telescopio con una
conducción de gas y llave de dos vías para este y el otro para la pipeta de inseminación 5 mm con la
válvula del gas quitada; una fuente de luz y cable de fibra óptica; una bomba de gas (dióxido de carbono
o aire) con regulador y una línea de conducción de ese gas (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Las pipetas de inseminación puede ser de vidrio o de plástico. Tienen un diámetro interno de 2
mm, el externo es de 4,5 mm y tienen unos 30 cm. de longitud. Si se utilizan pipetas de vidrio deben
tener un diámetro externo de 0,04 mm. superior. Las pipetas de plástico van provistas de una aguja
hipodérmica de 5 mm, calibre 24. El otro extremo de la pipeta se une a una jeringa de 10 ml para permitir
la aspiración y expulsión de semen (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
SUJECIÓN DE OVEJAS
La inseminación debe practicarse en un lugar donde existan varios apartaderos o rediles para
facilitar el manejo de las hembras en grupo. También es aconsejable disponer de un redil para guardar
las hembras inseminadas. Las ovejas deben sujetarse y presentarlas para la inseminación de tal forma
que se haga en el menor tiempo posible y con el mínimo de trabajo, sin que se produzca estrés
innecesario en los animales y que permita la rápida y fácil localización del lugar de la inseminación para
la deposición del semen.
El método de sujetar las hembras dependerá de las disponibilidades que se tengan y del método
de inseminación que se vaya a utilizar. En la práctica, cuando mejor sea el método de sujetar y presentar
la hembra para la inseminación mayor será el número de animales inseminados (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991; Hafez y Hafez, 2000).
Sujeción de hembras para inseminación vaginal o cervical
Para inseminación vaginal, el mejor sistema para sujetar a las hembras es en posición de pie,
empujando contra la pared del propio cercado o redil. El método que permite una presentación más
conveniente para la inseminación cervical de ovejas es el denominado sobre barrera, en el que el animal
se inclina con la cabeza hacia abajo, colocando su parte posterior sobre la barrera del redil. Para las
cabras puede ser más conveniente utilizar un redil adecuado si es difícil confinarlas en un corral. Una
caja de embalaje portátil puede ser útil para cabras, para cuando hay pocas ovejas que inseminar o
cuando no se disponga de otros medios (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Chemineau et al.,
1991).
El diseño de un corral de inseminación cebe tener en cuenta la raza y tamaño de los animales.
Se precisa de un corral más grande y una barra más alta para las hembras de raza más grande. Como
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norma general, una altura conveniente de la barra, para utilizarla en ovejas, puede ser de 85-90 cm. con
un ancho de 60-65 cm. y una longitud de 6-8 metros para un total de 15-25 ovejas (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991).
Este tipo de corral se puede construir a nivel del suelo o algo más elevado, a conveniencia del
inseminador. En este caso la elevación de los primeros travesaños no debe ser superior a los 50 cm. La
posición deberá ser tal que la luz de las ventanas no se proyecte de frente del inseminador (Salamón
1990).
Las hembras para inseminación cervical son sujetadas por un ayudante que, desde el interior de
este corral, mantiene los cuartos traseros sobre la barra del mismo mientras las patas delanteras quedan
apoyadas en el suelo (Salamón, 1990)
Sujeción de las hembras para inseminación intrauterina
Para practicar la laparoscopia a las ovejas se utiliza un carrillo especial. Este carrillo esta
provisto de elementos para sujetar las patas de los animales y de una especie de charnelas para poder
elevar sus cuartos traseros. Es muy conveniente disponer de dos carritos y mejor si están provistos de
ruedas, pues así los animales pueden ser preparados para la inseminación en un área e inseminados en
otra (Salamón, 1990).
INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
La inseminación de la oveja puede ser vaginal, cervical transcervical ó intrauterina. Los métodos
difieren en cuanto a su complejidad y expectativas de éxito.
La inseminación vaginal es el método más simple y más rápido cuando se realiza semen fresco
diluido pero requiere una dosis de semen generalmente mayor que si se utiliza alguno de los otros
métodos (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; del Pino, 2000; Hafez y
Hafez, 2000).
Aunque no se pueda recomendar de una forma general, la inseminación vaginal puede ser útil
cuando el tiempo y las disponibilidades sean factores limitantes o para inseminar hembras vírgenes en
las que la estrechez de la parte vestibular no permite la penetración del espéculo (Bearden y Fuquay,
1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; del Pino, 2000; Hafez y Hafez, 2000).
El método más comúnmente utilizado para ovejas es la inseminación cervical utilizando semen
fresco. Cuando se practica adecuadamente, la inseminación cervical de semen fresco o semen sin diluir
da por resultado una alta fertilidad, comparable a la obtenida en rebaños con monta natural. Este es el
método generalmente recomendado de inseminación cuando se utiliza semen freso diluido o sin diluir
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
El porcentaje de éxitos de la inseminación cervical utilizando semen de carnero congelado-
descongelado ha sido relativamente bajo, pero se pueden obtener resultados satisfactorios al practicar la
inseminación intrauterina que lleva implícito una cirugía menor (laparotomía exploratoria) (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
En algunas cabras se puede practicar la inseminación intrauterina, vía cérvix. La inseminación
intrauterina con semen fresco diluido se utiliza para inseminar hembras superovuladas en los programas
de transferencia de embriones (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996;
Hafez y Hafez, 2000).
En la oveja, la inseminación cervical artificial a tiempo fijo resultados del estro hormona el
transporte de esperma ha reducido en la cérvix y disminuyó la fertilidad. Estos resultados están en
contraste con la inseminación intrauterina que evita la cérvix y resultados en las proporciones de
gestaciones altas e indica eso durante inseminación artificial que la cérvix ovina no permite al pasaje
libre de semen (Mitchell et al., 2002).
Varios marcadores de inflamación, incluso, prostaglandinas y el interleucina 8 (IL-8) está presente
en la cérvix y es parte de la cascada inflamatoria que lleva a la contratación eventual de neutrofilos,
descargo de la enzima y avería del tejido. Las respuestas inflamatorias ocurren el funcionando normal de
varios órganos reproductores, incluso el ovario y el útero, así como la cérvix (Mitchell et al., 2002).
La proporción de fertilización está sumamente alta en las ovejas después de la monta natural en un
estro espontáneo, indicando una diferencia en la función cervical entre las ovejas inseminaron
naturalmente y las ovejas inseminaron artificialmente (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y
14
Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
La fertilidad del estro inducido por un progestageno solo o con gonadotropina es más bajo que
en las ovejas cíclicas. Aumenta la fertilidad con las concentraciones mayores de progestageno
probablemente es el resultado del desarrollo folicular más apropiado, cronometrando la oleada de LH, y
transporte de esperma, la proporción de ovulación es baja durante el anestro pero se aumentó por el
eCG (gonadotropina corionica equina) o por FSH al retiro del progestageno (Knights et al., 2001).
INSEMINACIÓN VAGINAL
La inseminación vaginal consiste en la deposición el semen fresco diluido dentro de la vágina
anterior sin el uso del espéculo ni el intento de localizar el cérvix. Con frecuencia se hace referencia a
esta técnica como disparo en la oscuridad (DELO o método SID shot in the dark por sus siglas en ingles)
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; del Pino, 2000; Hafez y Hafez,
2000).
Precisamente por los malos resultados obtenidos, esta técnica se reemplaza por la cervical y
solo se utiliza cuando la segunda es imposible de realizarse.
La vulva de la hembra se debe limpiar con un poco de algodón para evitar la contaminación de la
vágina al introducir la pipeta, esta se carga primero con un poco de aire, hasta la división 0.2 ml, y luego
con la dosis requerida de semen, cogida del tubo que se mantiene en baño a 30 °C. El aire tiene la
misión de ayudar a que se expulse toda la cantidad de semen contenida en la jeringa.
La pipeta se debe introducir, con sumo cuidado, lo más lejos posible en la vágina, deslizando su
punta por la parte superior de esta, evitándose así su introducción accidental en la uretra, que esta en el
piso de la vágina. Como por lo general no se utiliza espéculo, la introducción de la pipeta libre y tratando
de mover de un lado a otro, con suavidad, la pipeta para que penetre mejor. Se aprieta, una vez en su
sitio, el embolo de la jeringa y se retira la pipeta (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y
Hernández, 1996; del Pino, 2000; Hafez y Hafez, 2000).
La pipeta de inseminación se puede utilizar varias veces siempre que se limpie
concienzudamente, después de utilizarla. Si se contamina cualquier pipeta se debe desechar. Para
asegurarnos de que las pipetas están limpias y secas adecuadamente y que no interfieran el proceso de
la inseminación se debe encargar a una única persona de este cometido.
Es muy importante que el éxito de la inseminación no se vea empañado por prisas indebidas
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; del Pino, 2000; Hafez y Hafez,
2000).
INSEMINACIÓN CERVICAL
A la fecha es la práctica más comúnmente utilizada. La deposición del semen se realiza dentro
de los primeros pliegues cervicales, los cuales son visibles con la ayuda de un espéculo con fuente de
luz. El método, barato y relativamente fácil, regularmente utiliza semen fresco el cual puede o no ser
refrigerado. La utilización de semen congelado ha resultado en rangos poco aceptables de fertilización,
pudiendo ser de hasta 10-30% en ovejas.
En cabras el uso del semen congelado resulta en mayores tasas de concepciones (hasta 70%).
Lo anterior probablemente refleja la diferencia en la profundidad de inseminación alcanzada en ambas
especies (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991; Mejia y Hernández, 1996;
del Pino, 2000; Hafez y Hafez, 2000).
La anatomía de la cérvix permite una penetración completa dentro del cuerpo del útero en un 30-
60% de las hembras adultas (con lo cual la técnica se convierte en una inseminación intrauterina no
quirúrgica). Así, el rango de concepción se encuentra aparentemente correlacionado de una forma
positiva con la profundidad de inseminación dentro del cérvix, incrementándose aproximadamente un 10
% por cada centímetro de avance (Bearden y Fuquay 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996;
del Pino, 2000).
La técnica cervical se convierte en intrauterina ó transcervical cuando se logra atravesar por
completo el cuello del cérvix y depositar el semen intrauterinamente. Recientemente, se ha evaluado una
modificación en el método transcervical en ovejas. Dicha modificación implica la sujeción y retracción del
cérvix por la vágina con un par de pinzas para permitir introducción del instrumento inseminatorio en el
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canal cervical. En condiciones de prueba el tiempo recurrido para lograr la retracción del cérvix y la
penetración uterina suele ser, en promedio, de 2.6 minutos por oveja (Bearden y Fuquay, 1982;
Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991; Mejia y Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
La utilización en campo de esta técnica es limitada, aun cuando se logran fertilidades aceptables.
El procedimiento envuelve un alto grado de manipulación y cualquier sangrado accidental de la vágina
podría causar adherencias y comprometer la habilidad fuera de concebir naturalmente. Los resultados de
concepción pueden ser tan bajos como 18% y tan buenos como 90%, sin embargo, no hay datos
disponibles de su eficacia en usos repetidos (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y
Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
Para la inseminación cervical se suele emplear la técnica de sobre la barra. La vulva de la
hembra, se limpia con algodón. Los genitales externos suelen estar limpios, de todas formas la
introducción del espéculo será más sencilla si el animal carece de pelo o lana en la región (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Si se utiliza un espéculo, tipo pico de pato, se debe introducir en la vágina con las valvas
cerradas y paralelo a los labios de la vulva. Se debe evitar el tratar de introducir el espéculo por fuerza,
ya que esto puede ocasionar lesiones en los tejidos. Después de insertado unos 10-13 cm., el espéculo,
puede rotar unos 90° (arriba o abajo) o abrir sus valvas. Se dirige, entonces, el haz de luz de la bombilla
hacia la vágina anterior, a través del espéculo hacia los lados.
Las valvas del espéculo no deben permanecer abiertas mucho tiempo para evitar que molesten
al animal. Si se hace difícil la colocación del cérvix, es aconsejable mover la postura de sujeción del
animal (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Hafez y Hafez, 2000).
Algunas hembras, particularmente las que no son susceptibles de estrés o las que se manejan
con poco cuidado, pueden orinar cuando se las coloca en posición de inseminar. Si la orina se acumula
en la vágina se debe drenar de inmediato y lavar la vágina con solución salina, leche u otro diluyente o
dejarla en recinto aparte para inseminarla más tarde (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y
Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
La pipeta de inseminación debe ser cargada por un ayudante. Para realizar esto se tira del
embolo hasta la marca 0.2 ml y luego se introduce la punta de la pipeta en el tubo, inmerso en el baño a
30 °C, que contiene el semen y se aspira la cantidad necesaria (Salamón, 1990).
El inseminador intentara introducir la pipeta lo más profundamente posible dentro del cérvix, pero
sin utilizar la fuerza. Si la pipeta penetra el cérvix, el semen puede depositarse dentro del útero al
empujar el embolo de la jeringa, esa retirada del espéculo permite el cierre de la vágina anterior lo que
impide el reflujo del semen. Después de depositado el semen se retiran, primero la pipeta y luego el
espéculo (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
La posición y forma de los pliegues de la entrada del cérvix varía considerablemente de unos
animales a otros y en algunas hembras se puede introducir la pipeta dentro del cérvix manipulando,
cuidadosamente, sus pliegues. La utilización de pipetas con la punta angulada ayuda a este proceder.
Se necesita un tanto de práctica para localizar la cérvix e introducir la pipeta lo más profundamente
posible.
En las cabras suele ser necesario introducir la pipeta como si se tratara de la rosca de un tornillo.
Si no hay resistencia la penetración de la pipeta suele ser muy fácil, pero también habrá que tener
cuidado, en estos casos, de no introducirla demasiado ya que se podría lesionar la pared del útero
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Se ha demostrado, que cuanto más profundamente se deposite el semen mayor es el índice de
fertilidad. En la oveja, con frecuencia es posible practicar la deposición de semen con más profundidad
de 1 cm. en el canal cervical debido a la estructura anatómica del cérvix (Bearden y Fuquay, 1982;
Salamón, 1990).
Un método de inseminación artificial transcervical factible para la oveja debe incluir un método
por cubrir con los desafíos anatómicos de la cérvix sin inducir el trauma. El método es incluir oxitócica
(OT) el tratamiento indujo la dilatación cervical y disminuyó la dificultad de pasar un catéter a través de la
cérvix y en el útero. A pesar de eso, hay varios factores desconocidos asociados con este tratamiento.
Aunque la oxitócica no afectó la proporción de fertilización, los efectos de manipulación cervical o efectos
del tratamiento global no se ha evaluado (Stellflug et al., 2001).
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INSEMINACIÓN INTRAUTERINA POR LAPAROTOMÍA
Inicialmente, para depositar el semen directamente en el útero se realizaba una laparotomía
media-ventral. Lo anterior hacia que la técnica solo tuviera uso para propósito de investigación. El
método se empezó a asociar con bajos índices de recuperación y sobrevivencia de embriones. Para
1982, se empezó a modificar la técnica y a realizarse mediante laparoscopia (Bearden y Fuquay, 1982;
Maxwell, 1986; Salamón, 1990).
TIEMPO DE LA INSEMINACIÓN
La estacionalidad reproductiva de la oveja es poliestrica estacional de días cortos y la duración
del estro en la oveja es de 17 días y la ovulación es espontánea de 24 a 27 horas después del estro
(Mejia y Hernández, 1996).
Para obtener buenos éxitos con la inseminación artificial se precisa algún conocimiento sobre la
duración del estro y el tiempo de la ovulación, para ajustar la práctica de la inseminación al momento
más propicio (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Tanto los cambios de volumen como el espacio físico del mucus-vagino-cervical, que acontecen
a lo largo del estro, se pueden utilizar como una guía para determinar el estadio del estro y el tiempo
más conveniente para la inseminación. Se ha encontrado una correlación entre estado del mucus y
fertilidad, siendo el tiempo optimo para la inseminación cuando el mucus es copioso y claro o
ligeramente nebuloso. Sin embargo, es muy problemático en la práctica determinar con certeza el tiempo
de aparición del estro y el momento adecuado para la inseminación. La sincronización del estro hace que
el tiempo de la ovulación sea predecible (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández,
1996).
El tiempo de inseminación varía según el método de inseminación que se vaya a utilizar. En
general, la inseminación vaginal es utilizada para hembras con estro natural o sincronizado, siendo
necesaria la sincronización para la inseminación intrauterina (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990,
Mejia y Hernández, 1996).
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Tiempo de inseminar a hembras con estro natural
(Inseminación Artificial Vaginal o Cervical)
Cuando se deba inseminar artificialmente, por vía vaginal o cervical, se obtendrán mejores
resultados si la inseminación se hace antes de la ovulación, pero muy próximo a ella. En general, el
momento óptimo para inseminar ovejas es 12-18 horas después de la aparición del estro (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
Si se van a inseminar hembras con estro natural, este normalmente se detecta con la ayuda de
los recelas marcadores. El contacto con machos puede alterar la duración del estro, que están
continuamente con machos.
Una vez marcadas las hembras en estro, por los recelas, deben ser inseminadas lo más pronto
posible si solo se utilizan los recelas una vez al día; pero en el caso de emplearlos dos veces mañana y
tarde, las hembras marcadas por la tarde se inseminaran a primera hora del día siguiente y luego, algo
más tarde, las señaladas por la mañana.
La utilización de recelas dos veces al día aumenta considerablemente (15-20%) el número de
estros detectados con lo que la inseminación se puede sincronizar mejor, con relación a la ovulación
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996; Hafez y Hafez, 2000).
Tiempo de inseminación en estro sincronizado
Cuando se sincroniza el estro no hay necesidad alguna de detectarlo, la sincronización se debe
realizar a un tiempo preferido en relación con la aplicación del tratamiento sincronizador. El tiempo de
ovulación varia ligeramente entre las diferentes hembras, según las estaciones climatologicas y con el
uso de PMSG o el efecto macho para estimular dentro de unos márgenes relativamente estrechos, entre
los diferentes individuos. Si junto a la PMSG se utilizan progestágenos, en forma de pesarios, y un 5-10
% de recelas, el estro aparecerá, en la mayoría de las hembras, a las 36-48 horas después de retirar el
pesario y ovularán unas 60 horas después. Los tiempos de sincronización (Bearden y Fuquay, 1982;
Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
Inseminación cervical
Como sucede en las hembras con estro natural, la inseminación suele hacerse antes, pero muy
cerca, de la ovulación. El tiempo optimo para inseminar está entre 48 y 58 horas (por lo general, una sola
inseminación a las 55 horas) después de retirado el pesario (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990;
Mejia y Hernández, 1996).
Inseminación intrauterina
La manipulación del aparato genital, cerca del momento de la ovulación, puede interferir al
transporte de los oocitos desde el ovario al oviducto, con lo que en ese tiempo no se debe practicar la
inseminación intrauterina (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
Para la inseminación intrauterina se suele utilizar semen de carnero congelado-descongelado.
En este caso, el tiempo óptimo para la deposición del semen, en ovejas, es de 60-66 horas después de
retirar el pesario (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
Las hembras superovuladas y tratadas relativamente altas de gonadotropina, ovulan más
temprano que las normales. Estas hembras se deben inseminar con dosis altas de espermatozoides
frescos (por lo menos 100 millones de espermatozoides móviles). En este caso la inseminación
intrauterina puede realizarse 36-48 horas, después de retirados los pesarios. Cuando se utiliza semen
congelado-descongelado en hembras superovuladas, la inseminación intrauterina se debe hacer 44-48
horas después de haber quitado los pesarios (Tabla 2) (Amoha y Gelaye, 1989; Amoha y Gelaye, 1990).
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Fuente: Buckrell, 2000.
DOSIS DE INSEMINADO
El número total debe repartirse, por igual, en cada cuerno cuando se practica la inseminación
intrauterina por laparoscopia. Aun cuando los espermatozoides depositados en un cuerno uterino son
capaces de fertilizar los oocitos desprendidos en el ovario contralateral, se ha observado un ligero
aumento de la fertilidad cuando el total del inseminado se reparte entre ambos cuernos. Cuando se
realiza la doble inseminación, vaginal o cervical, las dosis recomendadas son para cada inseminación
(Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Mejia y Hernández, 1996).
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Recruce por inseminación artificial
El recruce por inseminación artificial requiere la utilización de recelas de arneses (mandiles) y
sistemas marcadores para detectar el estro. Si la hembra no concibió a la inseminación artificial, en la
mayoría de las ovejas el estro suele aparecer, de nuevo, a los 16-17 días. Sin embargo, ante la
posibilidad de que el ciclo pueda ser más corto se recomienda introducir los recelas 10-12 días después
de practicada la primera inseminación artificial, asegurándose de que los marcadores tengan diferente
color.
Se suelen utilizar el 2% de recelas en los rebaños no sincronizados, en los que se sincronizo el
estro, los recelas deberán ser del orden de 3-4 %. En este ultimo caso, la mayoría de las hembras no
gestantes presentaran celo en un periodo de 4-5 días. Las hembras pueden ser probadas una o dos
veces al día para inseminarlas (Bearden y Fuquay, 1982; Salamón, 1990; Chemineau et al., 1991; Arthur
et al., 1991).
Recruce por monta natural
En este caso, se suelen introducir los sementales 10-12 días después de practicada la
inseminación artificial. Se suelen utilizar el 2% de carneros cuando las hembras no fueron sincronizadas,
cifra que sube a 3-4% cuando se sincronizan en el ciclo anterior. No se precisa el uso de arneses ni
marcadores a no ser que se quiera registrar el número de hembras que retornaron al servicio (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
Independientemente del método de recruce que se utilice es importante que el tiempo de
nacimientos sea registrado cuidadosamente. Aquellos animales que conciban tras la inseminación
artificial suelen parir a los 155 días de inseminados; los que conciben en el subsiguiente cruce parirán
unos 160 días después de la inseminación artificial original.
Aunque las hembras en las que se detecta estro después de la inseminación artificial es poco
probable que hayan concebido; lo contrario, no es exactamente verdad, ya que las hembras que no
muestran estro no quiere decir que estén gestantes. La proporción de hembras que no retornan al
servicio es una indicación, pero no una seguridad, del éxito de la inseminación artificial (Bearden y
Fuquay, 1982; Salamón, 1990).
CONCLUSIONES
Actualmente los objetivos de producción ganadera se ven sometidos a una rápida evolución, por
lo cual necesitan de progresos continuos en todas las disciplinas, una de ellas, es la reproducción animal,
la cual adquiere importancia debido a que el incremento de los rebaños depende fundamentalmente de la
multiplicación de los ovinos, es decir, de que estos se reproduzcan, así como del equilibrio fisiológico del
organismo y por lo tanto del buen funcionamiento del aparato genital y sistemas relacionados.
El conocimiento de la reproducción animal en la actualidad, incluye una serie de áreas temáticas
diversas que van desde los temas básicos de fisiología hasta la manipulación de los gametos, sin olvidar
los aspectos aplicables a la mejora del rendimiento reproductivo de una unidad pecuaria.
Todo esto ha evolucionado en los últimos años con el incremento de la tecnología aplicada en
dos líneas principales: el estudio de la endocrinología y el control del ciclo sexual utilizando tratamientos
hormonales hasta culminar con la inseminación artificial.
La necesidad de México, obliga al MVZ a producir más alimento de una forma más eficiente.
Tanto la caprinocultura como la ovinocultura son alternativas de la ganadería que deben ser
consideradas para este fin, de tal manera que la capacitación en estas ramas es de gran importancia
para que los profesionales estén bien preparados.
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Carlos Bedolla Cedeño 1*,
bedollajl@yahoo.com.mx
Gustavo Hinojosa Sámano 1,
Eduardo Bedolla García 1,
Eduardo González Valdés 2,
Edith Lorena Arrollo Ordaz 2,
Arturo Chávez Esquivel 2
Ezequiel González Reyes 3.
1
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán, México.
2
Escuela de Químico Farmacobiología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia,
Michoacán, México.
3
Laboratorio de Invertebrados. Facultad de Biología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Morelia, Michoacán, México.
Biografía
Carlos Bedolla Cedeño
Es egresado de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo. Ha desempeñado sus actividades como Laboratorista Modular y como Coordinador
de Módulo. En 1994, participó en el programa de implementación de los estudios de postgrado en la
Facultad de Medicina Veterinaria. Ha sido responsable de varios proyectos de investigación. Ha
participado como ponente y conferencista en diferentes instituciones y eventos locales, estatales y
nacionales. Ha publicado diferentes artículos en medios locales, nacionales e internacionales. Realizó la
Maestría en Ciencias de la Educación (con terminal en Investigación Educativa) y otra en Educación en
Ciencias Naturales (con Terminal en Biología). Diplomado en Desarrollo Curricular y en Diseño de
Unidades de Enseñanza-Aprendizaje. Integrante del comité que llevó a cabo el cambio del plan de
estudios actual en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia donde labora. Es Profesor e
Investigador Titular “A” de Tiempo Completo de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Es Profesor Titular de las Áreas Integradoras
denominadas “Metodología de la Investigación”, “Organización y Dinámica Corporal”, “Interacción Animal-
Medio Ambiente” del Nuevo Plan de Estudios de la Carrera de Médico Veterinario Zootecnista de la
FMVZ. Es Miembro de la Red Académica Universitaria en Educación de la Universidad Michoacana.
Tiene Diplomado en Formación de Tutores. Es Coordinador del Programa de Tutorías en la Facultad de
Medicina Veterinaria y Zootecnia. Es Candidato al grado de Doctor en Ciencias Agropecuarias en la
Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro de Torreón Coahuila, México. Actualmente se encuentra
desarrollando los siguientes proyectos: 1) Identificación y tipificación molecular de cepas de
Staphylococcus aureus aisladas de leche de vacas con mastitis del Municipio de Tarímbaro, Michoacán,
México. 2) Epidemiología de la mastitis bovina en Michoacán, México.
Domicilio: Pascasio Ortiz de Letona 189 Col. Agustín Arriaga Rivera. Morelia, Michoacán. México.
Tels. 01 443 3 26 70 19 (particular)
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