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La MMD constituye un acercamiento que prioriza las metas y objetivos que tiene la

persona para su vida y el cuidado de su salud (13) y reduce al mínimo el impacto que el


cuidado médico exige, implementando programas terapéuticos basados en la
'conversación empática' que buscan minimizar el impacto de las intervenciones,
proponiendo que la prestación de servicios de salud sea la necesaria para reducir la
carga del paciente sin desatender sus objetivos personales y de salud (17,18). La MMD
cumple un papel particularmente importante en aquellos pacientes con riesgo de verse
abrumados por el tratamiento: los desfavorecidos, los pobres y aquellos con
situaciones médicas complejas (19). Es posible que estos pacientes tengan una
capacidad limitada para asumir el trabajo de acceder, proporcionar e implementar
rutinas o regímenes de tratamiento en la vida cotidiana.

Los pacientes con enfermedades crónicas tienen una alta carga de tratamiento, la que
predispone a que haya una adherencia deficiente y la consecuente pérdida de recursos
y pobres resultados. La pobre adherencia tiene una etiología compleja, sin embargo, se
asume que la culpabilidad individual juega un papel importante (20). Las personas con
enfermedades crónicas que no se adhieren al tratamiento generalmente dicen saber
que deberían actuar de otra manera, pero que carecen de la capacidad, las habilidades
y el conocimiento para hacerlo (21). Debemos considerar como un factor que influye en
la pobre adherencia de los pacientes a la disminuida capacidad para hacer frente a los
regímenes terapéuticos, bien sea por analfabetismo en salud, presencia de múltiples
comorbilidades crónicas, personas adultas mayores o deterioro cognitivo (18).

Un aspecto importante a considerar, es que frecuentemente los tratamientos se


imponen a los pacientes con poca coordinación entre médicos tratantes de las
diferentes patologías y poco reconocimiento explícito de que los regímenes de
tratamiento demandan tiempo y esfuerzo. Las guías basadas en la evidencia
proporcionan una guía específica para la enfermedad, pero a menudo no reconocen las
múltiples morbilidades como problemas de gestión. La atención fracturada significa
que dichos pacientes a menudo reciben atención de médicos diferentes, cuyas
prescripciones y recomendaciones descoordinadas, conducen a la polifarmacia,
aumento de los costos de tratamiento, losctos secundarios e interacciones no
intencionadas entre medicamentos (22).

Para tratar de solucionar estos problemas, la MMD plantea cuatro principios:

• Establecer la carga del tratamiento

• Fomentar la coordinación en la práctica clínica

• Confirmar la comorbilidad en la evidencia clínica

• Priorizar desde la perspectiva del paciente (18)

Así, la MMD llama la atención sobre el triple objetivo del paciente que es portador de
enfermedades crónicas: 1) una mejor salud, 2) facilidad de acceso y uso de la
atención, y 3) menor carga de tratamiento (Figura 2). De otro lado, la MMD también
incluye brindar cuidado de soporte y apoyo, incluyendo los componentes necesarios
para aliviar y paliar la carga de la enfermedad, superar las limitaciones físicas a través
de la rehabilitación o las adaptaciones ambientales, y mejorar la resistencia y la
autoeficacia del paciente. La atención a estos resultados en la práctica y la
responsabilidad basada en ellos pueden motivar a los médicos, pacientes y cuidadores
a trabajar juntos e impulsar el tipo de mejoras en la atención cuidadosa y amable que
necesitan los pacientes para mejorar y mantener una buena calidad de vida (23).

CONCLUSIÓN

Desde sus inicios y evolutivamente, la Medicina basada en la evidencia no solo busca la


integración de la ciencia y el arte en la práctica médica, sino que recoge principios
éticos indispensables de la misma, en la que el paciente no solo es el 'centro de
atención humana, ética, holística, en respeto de su individualidad y el entendimiento
para la toma de decisiones, promoviendo la organización de servicios centrados en la
comunidad y promoviendo la investigación centrada en la persona' (18), sino que,
buscando de manera proactiva la emancipación de la misma dentro del acto médico
donde es vista y tratada como un igual (17), como un ser racional capaz de direccionar
el curso de su tratamiento, convirtiéndose de este modo, en un modelo de practica que
pondera la alta calidad científica, técnica y humana en la que el acto médico es
horizontal, cuidadoso, empático y en el que se respeta a la persona como un ser capaz
de dirigir el curso de su salud, lo que entraña una profunda humanidad y
convirtiéndose en una expresión humana de la práctica de una medicina cuidadosa y
afectuosa.

Conflictos de interés: ninguno que reportar.

Financiamiento: Autofinanciado.

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