Tema 2. La Revelación de Dios
Tema 2. La Revelación de Dios
Tema 2. La Revelación de Dios
En el tema anterior reflexionábamos sobre la fe como respuesta del hombre a la apelación del
Creador. Ahora veremos de qué modo, desde los orígenes del mundo, Dios se revela a Sí
mismo y revela su designio benevolente a favor de todos los hombres. Movido por el amor,
habla a los hombres como amigos, los invita y los recibe en su compañía. La verdad profunda
de esa revelación alcanza su plenitud en Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre.
Con la luz natural de la razón, el hombre puede llegar al conocimiento de Dios a través de las
cosas creadas, pero Dios quiso darnos también a conocer las verdades que trascienden la
comprensión de la mente humana. Así, se reveló a Sí mismo y manifestó su designio
benevolente (de buena voluntad) de salvación a favor de todos los hombres. La Revelación
procede, por tanto, de la iniciativa gratuita de Dios. Es interpersonal –manifestación de alguien
a otro– y constituye una invitación a un encuentro personal para compartir su vida con
nosotros.
La finalidad de la Revelación es la salvación del hombre, una vida plena. El pecado consiste en
endurecerse y rechazar la palabra de Dios que lo interpela y lo llama a una comunión con Él.
La Revelación culmina en Cristo, mediador y plenitud de toda la Revelación (Cristo es la
plenitud de la revelación):
Así, las obras que Dios realiza en la historia manifiestan y confirman lo que su palabra anuncia,
y las palabras explican las obras y su sentido profundo.
o Hay una revelación natural, que es la manifestación de Dios en todas las obras de la
creación (a través de la naturaleza, el universo).
o La revelación sobrenatural, es la que, por iniciativa de comunicación de Dios (explicita
de Dios), se desarrolla a lo largo de la Historia de la Salvación ofrecida a la humanidad.
Esta revelación no fue interrumpida por el primer pecado. Como primera expresión de
esa revelación sobrenatural, desde los orígenes de la historia, Dios se ha dirigido de
modo personal a todo hombre para ofrecerle la salvación. Es “la voz de la conciencia”,
una ley inscrita en el corazón de todo hombre es la primera revelación de Dios. Que
nos guía en el día a día. Para escuchar es voz de la conciencia necesitamos: silencio,
soledad y capacidad para que entre dentro de nosotros mismos.
La revelación sobrenatural se realiza a través de las Sagradas Escritura, en las que se explica el
camino de la revelación, desde la creación hasta la revelación. Es historia comienza con:
Después del diluvio, Dios establece una alianza con Noé y sus descendientes agrupados “por
sus territorios y lenguas, por sus linajes y naciones respectivas” (Gn 10,5). Es el tiempo de las
naciones.
Para reunir a la humanidad dispersa, Dios eligió a Abrahán (Gn 12, 1-2). El pueblo nacido de
Abrahán es el depositario de la promesa hecha a los patriarcas. A través de los profetas, el
pueblo de Israel se familiariza con Dios y se prepara para la Revelación definitiva de Dios en
Jesucristo.
Los profetas anuncian una salvación que incluirá a todas las naciones.
Dios eligió a un pueblo concreto para encargarle la misión de anunciar la salvación, y toda la
historia del Antiguo Testamento, desde los patriarcas (Abrahán, Isaac y Jacob), Moisés y los
profetas, constituye una preparación para la venida de Jesucristo.
Antes de consignarse por escrito, la palabra de Dios se transmitió de viva voz. Esto sucedió
tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.
Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos, se conservara por
siempre íntegro y fuera transmitido a todas las edades (DV 7). Por eso Cristo envió a los
apóstoles a predicar a todos los hombres el Evangelio.
Los apóstoles son los primeros y auténticos testigos del Evangelio, y lo transmitieron de dos
maneras: oralmente y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo.
Los sucesores de los apóstoles tienen como misión transmitir con fidelidad esta Tradición a las
generaciones sucesivas.