Trabajar La Ansiedad
Trabajar La Ansiedad
Trabajar La Ansiedad
Apártate del mundo un momento y habla contigo. ¿Qué es lo peor que puede pasar en este momento
si no lo intento? ¿Le estoy haciendo daño a alguien? Si la respuesta es no, arriésgate.
Habla con esa persona que tanto quieres, presenta la entrevista que tanto te llama la atención,
escríbele al mentor que siempre has querido conocer pero que siempre te ha dado pena, lee el libro
que tanto te llama la atención, crea ese blog que siempre has tenido en tu cabeza, lánzate a crear la
app que tanto sueñas.
¿Qué pasa si fracasas? Bueno, fácil. Ahora cuentas con experiencia y sabes qué camino no seguir la
próxima vez. O de pronto ya encuentras una solución más óptima la próxima vez. Recuerda, ganas
o aprendes.
Yo soy alguien que sueña y se exige muchísimo así que cada vez que estoy enfrentando una de mis
crisis frecuentes pienso en qué me hace feliz: mis recuerdos felices de niña, estar con mis amigos,
abrazar a mi gatita, pienso en las cosas que quiero lograr y cómo intentar y arriesgarme me acercan
cada vez más a ello.
Piénsalo. Estás engañando a tu cerebro que quiere llevarte por otro camino y tú le estás diciendo
“No, usaré esto para impulsarme. Yo tengo el control”
Particularmente me encanta escuchar muchos tipos de géneros musicales y tengo un amor increíble
por la música.
Cada sonido o melodía para mí puede llevarme por un estado de ánimo diferente y, de hecho, no lo
descubrí yo. Alguien muy importante para mí me dijo “¿y si intentas no escuchando música triste,
sino cambiamos por algo más alegre?”.
Escribir me ayuda a drenar un montón, pero si veo que esto no me ayuda, entonces hablo con uno
de mis seres queridos.
Comunicarme es la herramienta más poderosa que he encontrado y mi doctora me ha ayudado
mucho con ello.
Sí, voy a terapia. Y no, no es lo mismo saber hablar que saber comunicarse.
¿Qué pasa si aún con todos los pasos anteriores no logro calmarme? Sigamos entonces…
Si tienes la oportunidad y puedes, desconéctate un ratito. Respira, habla contigo, siente el momento
y deja que fluya.
Pero recuerda, no dejes que esto te detenga, es temporal. Está bien no estar bien todo el tiempo pero
hay cosas increíbles más allá de tus miedos. ¡Ánimo!
El punto es:
Sí, todos tenemos el poder de cambiar el mundo y, ¿sabes qué es lo mejor? que es posible
comenzando por cambiarnos a nosotros mismos y esforzamos por ser mejor día tras día.
1. Lamentarnos de la situación
Tendemos a entrar en un bucle de quejas constantes "por qué me ha pasado eso", "no es justo", ser
monotemáticos, en otras palabras, centrarnos en el problema y no en las soluciones. Superar la
ansiedad exige un plus de esfuerzo y compromiso, y lamentarnos no nos ayudará a encontrar
soluciones productivas
2. Intentar que los demás nos sirvan de sostén constantemente
Esto nos hace más dependientes del entorno, queremos que nuestros familiares, amigos,
compañeros de trabajo, nos hagan sentir bien, esta conducta solo reducirá la
ansiedad temporalmente, sin embargo, no nos permitirá encarar nuestros problemas y mucho
menos solucionarlos. ¡Terminaremos aislados!
3. Comportamientos adictivos o compulsivos
Ahogar las preocupaciones en alcohol o fumar en exceso además de agravar una de las principales
quejas de los cuadros de ansiedad como lo son los trastornos del sueño , puede convertirse en un
hábito; otra conducta que se ve con frecuencia es la de comer en exceso, los típicos "atracones"
para combatir con la ansiedad. Recuerda todas estas conductas son inútiles para encarar y
solucionar los problemas, por el contrario, pueden mantenerlo a largo plazo.
4. Intentar buscar soluciones rápidas
Mientras menos paciencia para afrontar la situación peor resultado, por lo contrario, nos sentiremos
más indefensos y la ansiedad aumentará. Para que la ansiedad disminuya es necesario ser pacientes,
aceptar que tendremos altibajos, y ser realistas, valorando el progreso por pequeño que sea. ¡No te
desanimes! No hay fórmulas mágicas ni soluciones milagrosas y es fundamental no automedicarse.
Recuerda, la ansiedad está en tu mente, manifestándose como preocupaciones recurrentes y en tu
cuerpo provoca taquicardia, intranquilidad, insomnio, temblor…Así que tratar de pensar en ella
intensificará sus manifestaciones y no podrás escapar, por eso es importante romper el círculo, y
calmarte cambiando el foco de atención.