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Misión Integral

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LA MISIÓN INTEGRAL PARA LA ÉPOCA POSTMODERNA

Introducción
El Pacto de Lausana tiene la siguiente declaración:
Creemos que el Evangelio es la buena nueva de Dios para todo el mundo, y por Su gracia, estamos decididos a
obedecer la comisión de Cristo, de proclamarla a toda la humanidad, y hacer discípulos de todas las naciones.
Deseamos, por lo tanto, afirmar nuestra fe y nuestra resolución y hacer público nuestro pacto.
Han pasado 45 años desde que se produjo este documento, y la declaración sigue vigente hoy más que nunca. Pero,
hay una gran deuda con el cumplimiento de llevar el evangelio a todo el mundo. Hoy tenemos la oportunidad de
renovar nuestro compromiso con la gran comisión y continuar con el legado del movimiento de Lausana para llevar
el evangelio a toda la humanidad.
Eso nos trae a este Encuentro de Fe y Trabajo. Exponer la Misión Integral, como la misión de todo creyente para
llevar las buenas nuevas en su lugar de trabajo. Reconocemos que el término misión integral se ha popularizado en
los últimos años y utilizado para describir todo esfuerzo que la iglesia de Cristo ha hecho por atender diferentes
necesidades del su contexto.
Pero, sin menospreciar lo que hasta el día se hoy la iglesia cristiana ha realizado, creemos que se debe revisar lo que
es la Misión Integral para la nueva realidad que tenemos. Vivimos en una época postmoderna y en pandemia, donde
las necesidades y la realidad están en cambio. Eso significa que las propuestas de misión integral deben
contextualizarse para obedecer a Dios y atender las necesidades del prójimo.
Siguiendo la línea del Pacto de Lausana, el Manifiesto de Manila y el Compromiso de Ciudad del Cabo, daremos una
propuesta que nos ayude a dialogar alrededor del tema de la Misión Integral en la época postmoderna. Nos
centraremos en tres pilares para un desarrollo de la Misión Integral: 1) El SER como comunidad en Misión, ¿cómo
se expresa la comunidad de discípulos? ¿Cuáles son sus distintivos?; 2) El HACER la misión de Dios como
propósito de la iglesia, ¿cómo pasamos de ser una comunidad de amor y unidad, a servir a nuestra sociedad? ¿Cuáles
son las labores prioritarias de nuestro hacer como comunidad de discípulos?; 3) El DECIR en la misión de Dios de la
iglesia, ¿cómo debe ser la proclamación de la Misión Integral en un mundo que no quiere oír? ¿Cuál es nuestro
mensaje?

1) El SER como comunidad en Misión.


Desarrollo de una espiritualidad bíblica en comunidad, al expresar la unidad y el amor en todas las expresiones
comunitarias de la iglesia de Dios.
¿Qué implica unidad? Es un mutuo acuerdo para orar al Señor y hacer la necesario para una sana convivencia con el
prójimo. Así lo expresó John Stott, uno de los fundadores del Movimiento Lausana, en su comentario al Libro de
Hechos, explicando el concepto de unidad o unánime.
Puede significar que los discípulos se reunían en el mismo lugar, o que estaban haciendo
lo mismo, es decir orando. Pero más adelante describe tanto la oración en unidad (Hechos
4:24), como una decisión unánime (de común acuerdo, Hechos 15:25), de manera que la
unanimidad a la que se alude parecería ir más allá de meras asambleas y actividades, a
un acuerdo acerca de aquello por lo cual oraban. Oraban con un mismo sentir o propósito
o impulso (pág. 55)1.
La unidad es básica para la misión de la iglesia. Sin ella, no se puede demostrar el amor de Dios ni mucho menos
proclamarlo. En la unidad se cumple la oración de Jesús:
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para
que todos sean uno; como tú, oh, Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20-21).
Cuando la iglesia cumple su propósito en unidad, es que vamos a darle mayor gloria a Dios y de demuestra el
testimonio al mundo, de que Jesús fue enviado por el Padre para cumplir la obra redentora. En la unidad de la
iglesia, sirviendo al mundo es que se muestra que Jesús fue enviado por el Padre al mundo.
Estos primeros discípulos lograron llevar adelante la tarea encomendada por Jesús, porque lograron estar de acuerdo
en lo esencial para obedecer la misión que se les entregó. Pero, tener unidad no significa ausencia de conflictos ni
diferencias; sino estar juntos a pesar de las diferencias personales y los conflictos propios de servir junto a otros. La
clave es aprender los unos de los otros a resolverlos según el patrón bíblico.
¿Cómo se puede servir en unidad? Solo si hay verdadero amor a Dios y al prójimo. El amor es el pegamento de la
comunidad de testigos que dan evidencia el amor de Dios al mundo. La razón es que los discípulos de Jesús deben
amarse los unos a los otros. Ellos expresaron el amor a través de hechos concretos los unos a los otros.
En estos pasajes es notorio que la comunidad de creyentes se caracterizada por la unidad que forjaron relaciones de
amor los unos para con los otros. Eso lo vemos en declaraciones como que “eran de un corazón y un alma”, donde
las necesidades de unos eran atendidas por la misma comunidad, “tenían en común todas las cosas”, “ninguno decía
ser suyo propio nada”. Ellos llevaron a acciones concretas, el amor que se tenían los unos a los otros. Como el
mismo Jesús lo había dicho: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros” (Juan 13:35).
Hoy la iglesia cristiana ha logrado penetrar en muchas áreas de la sociedad, e incluso tener influencia destacada en
países alrededor del mundo. Esto está bien, que los cristianos destaquen en política, economía, educación, deportes,
arte, ciencia, cultura, y otras áreas del quehacer humano. Pero, no podemos dejar de lado la base de cristianismo el
amor los unos por los otros, ni el pegamento que nos mantienen relacionados, la unidad en Cristo Jesús.
Nuestra sociedad está en bancarrota moral, espiritual y cultural. ¿Cómo logrará la iglesia de Jesús sobrevivir al
desastre cultural de nuestras naciones? La única manera es que las comunidades de fe hagan todo lo que está a su
alcance para cimentar las relaciones entre sus miembros en la unidad que se forja a través de vivir amándose los unos
a los otros.
Cuando uno estudia el impacto de los primeros discípulos de Jesús en el imperio romano, uno se pregunta ¿qué fue lo
que hicieron que provocó tal impacto cultural, social, económico y religioso en su época? ¿Cómo lograron
extenderse a todo el mundo conocido, cuando tenían todo en su contra: al imperio, a los judíos, no tenían muchos
recursos, eran poco letrados en su mayoría, fueron perseguidos, ¿entre otras razones?

1
Stott, El mensaje de Hechos, p. 55.
La respuesta no es otra que la comunidad de discípulos logró vivir en unidad y amor. Esa fue la clave, lograron que
la sociedad lograra conocer que son discípulos de Jesús, porque se amaban los unos a los otros. Eran una comunidad
unidad en el amor. Eso marcó la diferencia en un mundo fragmentado por el odio religioso, racial y cultural, donde la
unidad era impuesta por la “pax romana” y si no estabas de acuerdo te eliminaban. El amor de los cristianos marcó la
diferencia en una época donde la cultura romana estaba desmoronándose por la inmoralidad social y el desprecio a la
dignidad del ser humano. La comunidad cristiana logró sobrevivir al declive del imperio romano porque estaba
unidad en el vínculo del amor en Cristo Jesús.
Ahora, nos toca a nosotros hacer lo mismo que los primeros cristianos hicieron. Solo así, veremos un cambio en la
sociedad y a los discípulos de Jesús, haciendo la labor que se les encomendó.
El Pacto de Lausana en el punto 7: Cooperación en la Evangelización, no reta a expresar la unidad y el amor como
base de la evangelización.
Afirmamos que la unidad visible de la Iglesia en la verdad es el propósito de Dios. La evangelización
también nos invita a la unidad, puesto que la unidad fortalece nuestro testimonio, así como nuestra falta de
unidad menoscaba nuestro evangelio de reconciliación. Reconocemos, sin embargo, que la unidad
organizacional puede tomar muchas formas y no necesariamente sirve a la causa de la evangelización. No
obstante, los que compartimos la misma fe bíblica, debemos estar estrechamente unidos en comunión,
trabajo y testimonio.
Confesamos que nuestro testimonio ha estado a veces marcado por un individualismo pecaminoso y una
duplicación innecesaria. Nos comprometemos a buscar una unidad más profunda en la verdad, la adoración,
la santidad y la misión. Urge el desarrollo de una cooperación regional y funcional para el avance de la
misión de la iglesia, el planeamiento estratégico, el ánimo mutuo y el compartir de recursos y experiencia
(Juan 17:21,23; Ef. 4:3,4; Juan 13:35; Fil. 1:27; Juan 17:1-23)2.

2) El HACER la misión de Dios como propósito de la iglesia


Expresión del amor de Dios para un mundo en dolor y sufrimiento.
Al ser una gran labor, requieren de un gran poder para que los discípulos puedan cumplir la encomienda asignada. La
vida y misión de la iglesia dependen del poder del Espíritu Santo. Según el apóstol Pablo, “nadie puede decir: Jesús
es el Señor, sino es por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3). Por medio del Espíritu, “Jesucristo cumple su promesa
de hacerse presente en medio de dos o tres que se reúnen en su nombre” (Padilla, Acosta y Velloso, Comentario
Bíblico Contemporáneo, p. 1383.)
Para hacer la misión, la comunidad de discípulos requiere del Espíritu Santo. Sin Él, no hay misión cristiana. Es
claro, que la vida de la comunidad de discípulos depende del Espíritu Santo; pero, no queda ahí, la razón por la cual
descendió sobre ellos. La razón era para que sean testigos de Jesús (Hechos 1.8).
Como bien lo dijo el Dr. Samuel Escobar, en su libro Evangelizar hoy, escribe: “la apertura hacia Dios y el Espíritu
es una marca fundamental del que evangeliza”; porque debe mostrar “el poder Cristo para liberar de cualquier
opresión, para sanar en formas que los humanos no alcanzamos a explicar” (p. 30.), es un poder que debe seguir

2
https://lausanne.org/es/contenido/covenant/pacto, revisado el 13/10/2021.
actuando hoy. La iglesia que evangeliza debe atender las necesidades de los que los rodean, debe mostrar amor a su
prójimo.
Cabe preguntarnos, si comparamos la iglesia contemporánea con toda su riqueza, estatus y aceptación social, por lo
menos en occidente, ¿cómo está en comparación con el éxito que logró la iglesia del primer siglo versus el nuestro?
¿Cuál es la clave del verdadero éxito de la iglesia en el libro de Hechos? ¿Por qué hoy no vemos la misma pasión y
compromiso de parte de los cristianos, como en la iglesia primitiva? ¿Estamos evangelizando como ellos? ¿Estamos
comprometidos con la misma misión al mundo, como lo hacían los apóstoles y demás discípulos? Dar respuesta a
estas y otras inquietudes, pueden llevarnos tiempo y discusiones sin terminar.
Creo que la respuesta está en que ellos no dependían de sí mismos; sino que lograron comprender que lo que Jesús
les había pedido solo podían llevar a cabo si se dejaban guiar por el Espíritu Santo y le pedían a Él que les diera la
fuerza sobrenatural, para cumplir la voluntad de Dios donde estaban, aunque eso pudiera significar la pérdida de
todo, incluyendo sus vidas.
Tanto la evangelización como la misión de la iglesia son una obra del Espíritu Santo. Si en algo debemos
concentrarnos en rogar a Dios que nos lleve de su Santo Espíritu para cumplir Su obra en nuestros tiempos. Todos
debemos comprender que dicha oración tiene implicaciones en nuestras vidas, ya que implica pagar un precio por
servir a Dios a través de su Santo Espíritu, para cumplir la misión de la iglesia.
El Pacto de Lausana nos recuerda en el punto 5: Responsabilidad Social Cristiana, nuestro deber como iglesia frente
a las necesidades del mundo.
Afirmamos que Dios es tanto el Creador como el Juez de todos los hombres. Por lo tanto, debemos compartir Su
preocupación por la justicia y la reconciliación en toda la sociedad humana, y por la liberación de todos los
hombres de toda clase de opresión. La humanidad fue hecha a la imagen de Dios; consecuentemente, toda
persona, sea cual sea su raza, religión, color, cultura, clase, sexo, o edad tiene una dignidad intrínseca, debido a
la cual debe ser respetada y servida, no explotada. Expresamos además nuestro arrepentimiento, tanto por
nuestra negligencia, como por haber concebido, a veces, la evangelización y la preocupación social como cosas
que se excluyen mutuamente. Aunque la reconciliación con el hombre no es lo mismo que la reconciliación con
Dios, ni el compromiso social es lo mismo que la evangelización, ni la liberación política es lo mismo que la
salvación, no obstante, afirmamos que la evangelización y la acción social y política son parte de nuestro deber
cristiano. Ambas son expresiones necesarias de nuestra doctrina de Dios y del hombre, de nuestro amor al
prójimo y de nuestra obediencia a Jesucristo. El mensaje de la salvación implica también un mensaje de juicio a
toda forma de alienación, opresión y discriminación, y no debemos temer el denunciar el mal y la injusticia
dondequiera que existan. Cuando la gente recibe a Cristo, nace de nuevo en Su Reino y debe manifestar a la vez
que difundir Su justicia en medio de un mundo injusto. La salvación que decimos tener debe transformarnos en
la totalidad de nuestras responsabilidades, personales y sociales. La fe sin obras es muerta (Hech. 17:26,31; Gén.
18:25; Isa. 1:17; Sal. 45:7; Gén. 1:26,27; Sant. 3:9; Lev. 19:18; Luc. 6:27,35; Sant. 2:26-26; Juan 3:3,5; Mat.
5:20; 6:33; 2 Cor. 3:18)3.

3
https://lausanne.org/es/contenido/covenant/pacto, revisado el 13/10/2021.
3) El DECIR en la misión de Dios de la iglesia.
El anuncio del evangelio de Cristo en la época postmoderna debe caracterizarse por la denuncia del pecado y la
injusticia en todas las áreas de la sociedad, junto con el anuncio del perdón y la justicia de Dios a la humanidad.
La proclamación del evangelio debe mostrar la verdadera naturaleza de Dios, y describir la realidad de nuestro
mundo. Esta es clave en todo sermón que pretende ser bíblico. ¿Cómo se predica en la época postmoderna?
Se puede los sermones expositivos fieles al texto, relevante al contexto y claridad del mensaje. Para hacerlo
necesitamos que los sermones tengan estas mismas características, que sean sermones contextuales, bíblicos,
Cristocéntricos, espirituales, confrontadores y transformadores. Sin estos ingredientes en las exposiciones desde los
púlpitos, dudo que se pueda esperar un resultado diferente al actual.
Si queremos un avivamiento moderno, debemos volver a los principios que fueron base del estilo de vida de la
iglesia del primer siglo, una comunidad de fe que centro su predicación en Cristo Jesús. Eso es lo que necesitamos
hoy.
La proclamación del evangelio es esencial en la Misión Integral de la iglesia. Así lo expresa el Pacto de Lausana, en
su punto 4. NATURALEZA DE LA EVANGELIZACION
Evangelizar es difundir la buena nueva de que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de los
muertos según las Escrituras, y que ahora como el Señor que reina ofrece el perdón de los pecados y el don
liberador del Espíritu Santo a todos los que se arrepienten y creen. Nuestra presencia cristiana en el mundo
es indispensable para la evangelización; también los es un diálogo cuyo propósito sea escuchar con
sensibilidad a fin de comprender. Pero la evangelización es la proclamación misma del Cristo histórico y
bíblico como Salvador y Señor, con el fin de persuadir a las gentes a venir a El personalmente y
reconciliarse con Dios. Al hacer la invitación del Evangelio, no tenemos la libertad para ocultar o rebajar el
costo del discipulado. Jesús todavía llama, a todos los que quieran seguirlo, a negarse a sí mismos, tomar su
cruz e identificarse con su nueva comunidad. Los resultados de la evangelización incluyen la obediencia a
Cristo, la incorporación en Su iglesia y el servicio responsable en el mundo (1 Cor. 15:3,4; Hech. 2:32-39;
Juan 20:21; 1 Cor. 1:23; 2 Cor. 4:5; 5:11-20; Luc. 14:25-33; Mar. 8:34; Hech. 2:40,47; Mar. 10:43-45)4.

Desafíos para hoy


1. La pandemia presenta un desafío para la iglesia contemporánea. Por mucho tiempo el paradigma eclesiástico ha
estado centrado en las actividades litúrgicas en el templo. Pero, la realidad actual ha demostrado que la
espiritualidad de los creyentes es limitada y no pueden expresarse sin los cultos.
2. El Movimiento de Lausana tiene cuatro objetivos que se desarrollan de manera constante y son una guía para el
desarrollo de la Misión Integral en este tiempo:
a) El evangelio para cada persona.
b) Una iglesia para cada pueblo/lengua.
c) Líderes conforme a Jesús en cada lugar.
d) Impacto del reino en todas las áreas de la sociedad.

4
https://lausanne.org/es/contenido/covenant/pacto, revisado el 13/10/2021.
3. La iglesia que están involucrada en la Misión Integral debe fomentar una espiritualidad bíblica en comunidad,
que sea una expresión de la unidad y el amor en todas las expresiones comunitarias como iglesia que sirve a un
mundo en necesidad.
4. La forma en que la iglesia ha estado sirviendo al prójimo debe ser revisado, para atender a todas las personas.
Uno de los temas de los Congreso de Lausana fue: "Llamando a toda la iglesia a llevar el evangelio a todo el
mundo”. Se debe llevar todo el evangelio de Jesús a todas las personas sin importar trasfondo religioso, cultural,
socioeconómico, político o ideológico. Debemos llevar el amor de Dios a todos. Implica que es la comunidad de
fe que debe salir a buscar lo que se ha perdido.
5. Los sermones deben ser herramientas para la exposición del texto, su contextualización y claridad. La iglesia
debe recuperar su rol profético y enseñanza de la verdad. Deben señalar los pecados, las injusticias y problemas
de nuestra sociedad, para realizar propuestas de cambios y transformación que debe iniciar con cada persona,
familia, iglesia y demás organizaciones sociales, incluyendo el gobierno y sus instituciones.
6. Terminemos con unas palabras de pastor Dietrich Bonhoeffer, que como profeta señala el camino por el que no
debemos andar, no debemos ni vivir ni predicar la gracia barata, mal que está carcomiendo a nuestra iglesia
latinoamericana, con los seudoevangelios que se predican. La gracia barata es la predicación del perdón sin
arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de pecados, la absolución sin
confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin
Jesucristo vivo y encarnado.
Oración: ¡Señor, ayúdanos a vivir por la gracia cara, aquella que predica un compromiso total con Jesucristo y Su
Reino! ¡Señor, danos el valor para mostrar la gracia cara, a un mundo necesitado de una iglesia comprometida con la
justicia, el amor y la misericordia, para con los más desposeídos, marginados y aislados, de la sociedad! ¡Señor,
guíanos a romper cualquier barrera, que nos impida llevar el evangelio a las vidas de las personas que nos rodean!
¡Señor, danos la convicción de predicar la gracia casa, para que todo el mundo sea lleno del evangelio glorioso de
nuestro Señor Jesucristo! Amén.

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