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Análisis de Cuentos de Antón Chéjov

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Reporte N° 07 cuentos de Antón Chéjov.

Antón Chéjov fue un escritor ruso nacido en 1860. Especializado en el


realismo y el relato corto. Sus obras describen los sentimientos de los personajes
tales como la tristeza, el amor, la ira, el cansancio, entre otros. A continuación, se
resumirán y comentarán los siguientes cuentos: ¡Chist!, El beso, El camaleón, El
gordo y el flaco, Historia de un contrabajo, La mujer del boticario, La señora del
perrito, La tristeza, Un asesinato.
¡Chist! es la historia de un periodista que regresa a su casa por la noche,
mientras se lamenta de la labor de los que escriben, dado que deben transmitir al
lector una emoción concreta, aunque sientan completamente lo contrario. Al entrar
a su casa, le dice a su esposa que le prepare un té y un filete, además de que se
aseguren de hacer silencio, ya que no podía escribir escuchando a los niños
chillar. Se va a su oficina, mientras que la mujer le prepara la comida, comienza a
creer que ella lo va a envenenar con óxido de carbono, pero su paranoia termina y
le llevan su comida. El hombre escribe rápidamente y sin descanso, mientras que
la señora calla con un ¡chist! a los niños. A los tres de la mañana le vuelve a pedir
té a su esposa, hasta que se acuesta a las cuatro de la mañana. Al día siguiente,
el hombre duerme hasta las doce o una de la tarde, mientras que en la casa se
escuchaba un ‘¡Chist! papá está durmiendo’.
El relato inicia con la melancolía del periodista, abatido por tener que
escribir con ingenio y emoción, a pesar de sentirse tan triste. Al llegar a su casa
esa melancolía se convierte en furia hacia su mujer, en el dominio que siente
hacia ella, ya que le ordena de manera brusca que le traiga comida, además de
demandar el silencio. Posteriormente, las emociones mudan hacia la paranoia
cuando cree que la señora lo quiere envenenar. Finalmente entran en una mezcla
entre pasión y enojo hacia la escritura, puesto que, tal y como él mismo dice,
podría escribir hasta las seis de la mañana, pero es esa misma esclavitud que lo
retiene es lo que hace que nazca la furia hacia su trabajo. Los cambios de humor
están marcados de cierta manera por la escritura. Todas estas emociones
(principalmente la ira) se logran condensar en la onomatopeya ¡chist!, que se
utiliza para demandar el silencio que necesita para escribir y posteriormente para
dormir.
El beso, es un relato que se centra en los oficiales de artillería que pasan
por un pueblo mientras movilizan seis baterías. Cuando están dispuestos a ir a
una posada a descansar, son llamados por el general Von Rabbek a tomar el té a
modo de cortesía. Sin muchos ánimos, se dirigen hacia la mansión. Una vez
llegan a la residencia del señor Von Rabbek se dan cuenta que tenían una
pequeña reunión entre los familiares y amigos cercanos. A partir de aquí la historia
se centra en el capitán ayudante Riabóvich, un hombre reservado, tímido y
desgarbado, que no se logra adaptar al ambiente de fiesta en comparación a sus
compañeros. Mientras cenan, solo se dedica a comer sin apenas hablar, cuando
bailan y juegan billar, él solo los observa de lejos sin intervenir. Hasta que vagaba
por la mansión, una habitación oscura llama su atención y entra mientras la
examina. De pronto sintió que unos brazos delicados y perfumados le rodeaban,
una muchacha le besa la mejilla y exclama ‘¡Por fin!’ La mujer se da cuenta de que
se equivocó, así que suelta Riabóvich y se aleja casi asqueada.
A partir de ese momento, el capitán ayudante solo puede pensar en el beso.
Su humor en la fiesta cambia, se desenvuelve con mayor soltura y sonríe a la
anfitriona. Una vez terminada la reunión, los oficiales vuelven a la posada donde
se iban a alojar, no sin cierta tristeza de abandonar la mansión. Riabóvich solo
puede pensar en el beso, ese que le dejo un frescor de menta en la mejilla y un
perfume a flores. Trató de darle un rostro de entre las mujeres de la fiesta, pero no
podía hasta que abandonaban el pueblo y pasaban delante de la casa, pudo
determinar quién fue. Por los siguientes días solo piensa en la mujer, el efecto del
beso y en su vida como esposos, hasta que un día les informan que un pequeño
grupo volverá al pueblo de los Von Rabbek. Vuelve al poblado, mientras esperó
ansioso la invitación a tomar el té, pero esta nunca llegó. Desesperado, fue al río
que estaba próximo a la mansión, reflexiona sobre el beso hasta darse cuenta de
que está en una ensoñación que debe romper.
Aquí las principales emociones se observan en el capitán ayudante
Riabóvich, al inicio estaba limitado por su propia timidez, esa que le impedía
hablar con el resto de invitados y hacer las actividades que deseaba, cómo bailar.
No obstante, el beso entra como un ‘encantamiento’, que le permite actuar con
más naturalidad en la fiesta, pero este mismo beso lo termina obsesionando. Al
inicio solo se preguntaba quién fue la muchacha, pero luego solo pensaba en que
se casaría con ella y vivirían felices. Esta obsesión se origina debido a la propia
personalidad del capitán ayudante, dado que nunca había experimentado una
atracción amorosa hacia alguien, por lo que al sentir por primera vez esta
emoción, desarrolla un frenesí que le es imposible detener y le permite fantasear
hasta la obsesión.
El gordo y el flaco, se trata sobre dos amigos de la infancia Misha y Porfiri,
que se reencuentran en la estación. Uno era gordo y el flaco, este último le cuenta
sobre su esposa, su hijo y trabajo sin parar, hasta que le pregunta directamente al
gordo su profesión. El gordo le responde ‘consejero privado’, automáticamente la
expresión del flaco cambia y comienza a tratar al gordo con demasiado respeto,
hasta que este último se siente incómodo y se despide. Los sentimientos en este
cuento son, primero, la felicidad y nostalgia que sienten los dos amigos al verse
después de tantos años. Esa felicidad, para el flaco se convierte en servilismo e
interés al enterarse de la profesión de su amigo, mientras que para el gordo fue
incomodidad y tristeza al ver el cambio en su amigo. Aquí el detonante fue la
posición de Misha, ya que el interés que sentía Porfiri, predominó sobre la amistad
que tenían desde la infancia.
El camaleón es el relato sobre el detective Ochumélov, quién iba
caminando por el pueblo hasta que escucha un altercado. Al comprobar qué está
pasando, se da cuenta que son dos hombres que persiguen a un perro porque
había mordido el dedo de uno de ellos. El detective pregunta de quién es el perro,
dado que el dueño merece una multa y el perro debe ser asesinado. Alguien le
dice que es del general Zhigálov, inmediatamente el detective comienza a culpar a
Jriukin del incidente y a decirle que, para haberlo mordido en el dedo, él tuvo que
estarlo molestando. Un testigo afirma que, Jriukin le acercó un cigarro al perro
para molestarlo. Justamente, pasa el cocinero del general, así que le preguntan si
el perro era de Zhigálov, pero dice que no. Entonces el detective opina que es un
perro vagabundo y hay que matarlo. Sin embargo, el cocinero dice que el perro es
del hermano del general, que está de visita. Luego de esto, Ochumélov dice que
es un perro muy vivo y ordena que lo lleven con su dueño.
De nuevo, aquí se observa un cambio de emociones frente a una figura de
autoridad. Cuando se cree que el perro no tiene dueño o que es de una persona
‘normal’, entonces el cachorro debe ser castigado y el dueño tiene que pagar una
multa. No obstante, cuando creyeron que el dueño era general Zhigálov o su
hermano, entonces el culpable era el hombre al que mordió, Jriukin. En este
cuento se utiliza la ironía y la sátira para criticar la hipocresía o el ‘favor’ que la
autoridad les da a las personas privilegiadas como el general. En este relato la
emoción fluctuante es la arrogancia e interés del detective, además del enojo del
borracho.
Historia de un contrabajo, este cuento relata la historia de Smichkov, un
músico que toca el contrabajo y es contratado por el príncipe Bibulov para que
tocara en su casa de campo, debido a que iba a pedir la mano de una joven. El
músico iba de camino a la casa, pasa por un río y decide darse un baño. Mientras
nadaba vio a una hermosa muchacha que estaba dormida pescando, se enamoró
a primera vista de ella, así que decidió dejarle un recuerdo atando un ramo de
flores en la cuerda de pescar. Al salir del río, se da cuenta que habían robado su
ropa, así que decide ocultarse entre las hierbas bajo un puente hasta que
anochezca, para poder buscar ropa en una casa cercana. Cuando la joven que
estaba pescando despierta y trata de jalar la caña, se da cuenta que quedó
atorada en algún sitio, por lo que decide entrar al río para desatarla. Una vez va a
salir del río, se da cuenta que también habían robado su ropa, así que decide
escabullirse al mismo sitio que Smichkov.
Cuando encuentra al contrabajista, grita y se desmaya. Cuando recupera el
conocimiento, le grita al músico que no la mate porque ella es la princesa de
Bibulov, él le explica la situación y le dice que puede utilizar el estuche del
contrabajo para ocultarse. Cuando anochece, Smichkov lleva la princesa dentro de
su estuche mientras se escabulle por el poblado en busca de vestimentas.
Entonces ve a los ladrones de su ropa y decide perseguirlos, por lo que deja el
estuche en el suelo y corre tras ellos. Desafortunadamente, en ese momento
pasan los compañeros músicos del contrabajista y al ver la funda del contrabajo,
creen que algo le ha pasado a Smichkov y terminan decidiendo llevarla con ellos.
Una vez en la casa del príncipe, Bibulov decide mostrarle el contrabajo al conde
Schkalikov, pero al abrir el estuche se encuentran a la joven. Por su parte,
Smichkov al no lograr atrapar a los ladrones, se devuelve por el estuche, pero no
lo encuentra por ningún sitio, así que decide que no se irá del lugar hasta
encontrar a la princesa, cuentan que nunca la encontró, pero se quedó buscándola
a las orillas del río y algunos días se veía a una criatura cubierta de pelo rondando
por el sitio.
Una de las primeras emociones que se observa en ese cuento es el amor
del contrabajista hacia la princesa, dado que quedó prendado de su belleza. No
obstante, cuando ella revela su identidad, el interés aparece en escena, dado que
él solo podía pensar en los beneficios que le traería ayudar a la princesa de
Bibulov. En conjunto, estas emociones terminan generando la obsesión por
encontrar a la princesa al final del cuento porque el amor fugaz que sintió lo
impulsaba, pero también el miedo de haber perdido a la princesa. Smichkov de
una u otra manera termina volviéndose loco al final, debido a la promesa de
encontrar a la princesa Bibulov.
La mujer del boticario, es el cuento sobre la joven y bella esposa del
boticario, quién una noche estaba desconsolada viendo por la ventana de su casa,
sin poder dormir debido a su tristeza. De pronto, pasan dos hombres, un oficial y
un doctor, los escuchó hablar de la botica que pertenece a un hombre de cara
agria, pero con una esposa muy guapa, que, de seguro no quería a su esposo.
Los hombres deciden tocar el timbre de la botica, tal vez, por casualidad la mujer
salga a atenderlos. Al escuchar la campanilla, la boticaria decide ir a atenderlos, el
oficial y el médico piden pastillas de menta como excusa. Sin saber qué más decir,
le solicitan sosa y finalmente, le piden agua de seltz. Al final la invitan a tomar la
bebida con ellos, pero también le preguntan si no tiene alcohol, ella les dice que
tiene vino tinto.
Mientras estaban tomando, comienzan a coquetear con la señora, hasta
que deciden irse. Primero le pagan por la compra y después le besan la mano a la
joven, se van indecisos de la botica. La boticaria sube a su habitación y los ve por
la ventana dar apenas unos pasos y pararse a discutir, el oficial se devuelve hacia
la botica. La mujer escucha la campanilla, pero en ese momento su marido se
despierta y va a atender al oficial. El teniente, frustrado, le pide pastillas de menta
y se va, cuando sale las arroja al suelo. La boticaria se vuelve a sentir desgraciada
en el cuarto, con su marido, así que comienza a llorar, pero el hombre solo le dice
que guarde el dinero que olvidó sobre el mostrador.
En este relato las emociones las representa la esposa del boticario, quien a
un inicio está deprimida y aburrida de la vida que tiene junto a su esposo. Ese es
el desconsuelo y las indescriptibles ganas de llorar que siente al inicio. Cuando
llegan los oficiales, experimentó una nueva emoción que sale de su rutina, el
deseo. Es por esto mismo que se siente mejor junto al oficial y al médico, ya que
el prestan la atención que su esposo no le da. Sin embargo, los hombres se
marchan, y su corazón comienza a palpitar desenfrenado cuando ve al oficial
volver a la tienda, pero la decepción la golpea de frente al ver que su marido se
despierta a atenderlo. El desconsuelo vuelve al sentirse sola, es por esto que
rompe a llorar, pero a su esposo no lo importa y solo le dice que guarde los
kopeks que olvidó.
La señora del perrito, es un relato que inicia en Yalta, con una señora que
se estaba quedando una temporada en este sitio y salía a pasear con su perrito y
una boina todos los días. En el mismo lugar, estaba Dmitrich Gurov, un hombre
casado, pero infeliz con su matrimonio debido a que no soportaba la personalidad
de su esposa, por lo que la engañaba frecuentemente en sus múltiples viajes.
Gurov observaba a la señora del perrito y decidió que quería ser amigo de ella. Un
día, en un restaurante inician su amistad, cuando Dmitrich acarició al perrito. El
nombre de ella era Ana Sergeyevna, vivía en San Petersburgo, también estaba
casada y al igual que él, era infeliz con su esposo. Al cabo de una semana se
convirtieron en amantes, almorzaban juntos y salían de la ciudad para disfrutar la
vista desde Oreanda. Después de un tiempo, a Ana le llega una carta de su
esposo donde le decía que estaba enfermo y que esperaba su regreso. Los
amantes se despiden y deciden nunca volverse a ver, por el bien de ambos.
Gurov también regresa al invierno de Moscú, al inicio creía que Ana solo
era un recuerdo que con el tiempo se iba a diluir por completo, pero sucedió lo
contrario, con el pasar de los días se dio cuenta de que amaba a Ana, por lo que
decide irla a buscar a San Petersburgo. Encuentra la casa del esposo, sin
embargo, no la puede ver a ella, hasta que un día, en la presentación de una
geisha, la encuentra. Ella al inicio está presa del miedo y le pregunta por qué la
buscó si prometieron no volver a verse, pero al final le dice que no lo puede olvidar
y le promete ir a Moscú a verlo. Él acepta y se marcha. Ana cumple su promesa y
va a verlo a Moscú cada 2 o 3 meses, El relato termina con los amantes pensando
en la forma de estar juntos por más tiempo sin levantar sospechas.
Las emociones de este cuento se observan en ambos amantes con un
paralelismo, dado que tanto Gurov como Ana presentan un patrón emocional
parecido. Inicia con la infelicidad de ambos con su matrimonio, no calzaban con
sus parejas y buscaban viajar para huir y sentirse mejor. La siguiente etapa es el
descubrimiento del amor, encuentran en el otro ese sentimiento que les hacia falta
en el matrimonio. Luego, sigue la separación donde los dos se sienten miserables
por la distancia que los separa, se observa en el simbolismo del invierno con
Dmitrich y en la confesión en el teatro de Ana. Por último, encuentran una
inestable felicidad con su amorío secreto al final de la obra, pero que ambos están
dispuestos a mantener.
La tristeza, cuenta la historia de Yona, un cochero en Moscú durante el
invierno. Buscaba clientes de manera desesperada, no solo por la necesidad de
dinero, sino también para calmar su soledad. Durante ese día solo tuvo dos
clientes, un militar que se dirigía a Viborgskaya y tres jóvenes que iban a la
estación de policía. Pero ninguno quiso escuchar la historia de su hijo muerto. Al
caer la noche y ver que ya no había más clientes, decide irse a su ‘casa’, que no
era más que un cuarto donde dormían varios cocheros. Ahí tampoco ninguno
quiso oír su historia. Cansado, decide ir a ver su caballo y le comienza a contar la
historia que tanto anhela contar y esta vez, el caballo sí lo escucha.
Tal como el título lo dice, la temática del cuento es la tristeza del cochero.
Desde el inicio del cuento se utiliza simbolismos como el invierno que está
cubriendo Moscú, una nevada que cubre de blanco todo el sitio, incluyendo al
congelado Yona, que no solo tiene frío por el invierno, sino también de soledad.
Su hijo murió hace una semana, pero a nadie más a parte de él mismo le parece
importar. Necesita compartir ese dolor con alguien más, pero nadie escucha su
historia. Llega un punto en el que no le interesa la paga de sus clientes, ya que
prefiere tener compañía, sin importar si lo maltrataban. Irónicamente, el único que
escucha su historia (o al menos eso cree el cochero) es un caballo, que parece
tener más humanidad que cualquier otro ser humano dentro del relato.
Un asesinato es la historia de una empleada doméstica, pero ella solo tiene
13 años. Aun así, es la encargada de cuidar al niño por las noches, pero este
nunca deja de llorar. La niña pasa la noche dormitando junto a la cuna, mientras
canta alguna nana para dormir al niño. Entre la realidad y el mundo onírico, la niña
sueña con la muerte de su padre porque no lo pudieron operar a tiempo, además
de cómo tuvo que buscar un nuevo empleo junto a su madre. La madre del niño
constantemente le pegaba a la niñera porque se quedaba dormida a la orilla de la
cuna mientras el bebé lloraba. Durante el día, sin apenas dormir, la niña debía
hacer las tareas del hogar como prender la estufa, hacer mandados, pelar las
papas, y sin apenas haber dormido. Al llegar la noche, cansada, sin poder dormir y
con el bebé llorando, termina llegando a la conclusión de que matar al niño es la
solución a todos sus problemas, así que decide ahorcarlo para después dormir
plácidamente.
La emoción característica de este relato parte de la tristeza por haber
perdido a su padre (y aparentemente a su madre), posteriormente se convierte en
el cansancio de tener que cuidar a un bebé que no la deja dormir y termina en la
metamorfosis de la locura. Se podría considerar el cansancio y el estrés como los
catalizadores de la locura que la terminan incitando a cometer el asesinato.

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