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Formas y Silogismos ES

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Psicológica (2013), 34, 313-326.

Formato de presentación y razonamiento


silogístico

Orlando Espino* y Carlos Santamaría

Universidad de La Laguna (España)

El efecto figurativo es un sesgo de respuesta que depende de la disposición


de los términos en los silogismos. El patrón habitual en las tareas de
construcción es que los participantes tienden a dar respuestas A-C cuando los
silogismos están en la figura 4 (A-B/B-C), mientras que la mayoría de sus
conclusiones están en la dirección opuesta (C-A) para silogismos en la figura
1 (B-A/C-B). Informamos sobre un experimento que examina el papel del
formato de presentación de las premisas (presentación de dos líneas frente a
presentación de una línea) en silogismos categóricos. El experimento mostró
que cuando las premisas se presentaban en formato de una línea, los
participantes generaban más conclusiones A-C que C-A en todas las figuras
silogísticas. Sin embargo, cuando las premisas se presentaron en formato de
presentación de dos líneas, los participantes generaron más conclusiones A-
C en la figura 4 y más conclusiones C-A en la figura 1, mientras que no hubo
diferencias fiables ni en la figura 2 (A-B/C-B) ni en la figura 3 (B-A/B-C).
Discutimos las implicaciones de estos resultados para las diferentes teorías
del razonamiento.

Los problemas de lógica se presentan a menudo en un formato que no


se utiliza habitualmente en el lenguaje ordinario, empleando una línea
separada para cada proposición o premisa. Este formato podría llevar a los
razonadores a tomar cada premisa como una fuente de información separada
y, por tanto, podría afectar a la forma en que sacan conclusiones. El objetivo
de la presente investigación es examinar si ciertos efectos del razonamiento
podrían haberse visto influidos por la práctica de utilizar un formato de
presentación tan atípico. Las teorías actuales sobre el razonamiento
reconocen la especial relevancia de los factores superficiales (Evans, 2003;
Johnson-Laird,

*
Agradecimientos: Esta investigación fue apoyada por el Ministerio de Ciencia e
Innovación de España con la subvención no. PSI2011-26386. Agradecemos a Phil Johnson-
Laird y a un revisor anónimo sus útiles comentarios a un borrador anterior de este artículo.
La correspondencia debe dirigirse a Orlando Espino. Departamento de Psicología
Cognitiva, Social y Organizacional. Facultad de Psicología. Universidad de la Laguna.
Campus de Guajara. 38205 Tenerife (España). Fax 34 922317461. Teléfono 34 922317505.
Correo electrónico: oespinom@ull.es
314 O. Espino y C. Santamaría

2006; Kahneman, 2011; Stanovich, 1999). Sin embargo, hasta la fecha no se


ha realizado ningún estudio que explore el efecto que esta separación
tradicional de las oraciones declarativas conocidas como premisas puede
tener en el proceso de razonamiento. En este trabajo, presentaremos una
comparación directa entre este formato de presentación tradicional
(presentación de dos líneas) y la presentación de una línea. En particular,
investigaremos cómo el formato de presentación (presentación de dos líneas
versus presentación de una línea) afecta el proceso de razonamiento y el
efecto figural en problemas silogísticos.
Los silogismos son argumentos con dos premisas que llevan a una
conclusión.
Por ejemplo:

premisa 1 :A son B
premisa 2 :Todos los B
son C

conclusión: Todos los A son C

Tanto las premisas como la conclusión son enunciados que utilizan


cuantificadores de uno de los cuatro tipos o modos:

- Todos los A son B(A)


- Algunos A son B(I)
- No A son B(E)
- Algunos A no son B(O)

donde las letras entre paréntesis son las abreviaturas tradicionales para cada
tipo de proposición. Cada afirmación en las premisas contiene dos términos:
uno (el término medio B), aparece en ambas premisas, mientras que los
otros dos (A y C) son los términos finales. La disposición de los términos
medios en cada una de las premisas de un silogismo da lugar a una
clasificación en cuatro direcciones, conocida como las figuras del
silogismo:

Figura 1 Figura 2 Figura 3 Figura 4


B-A A-B B-A A-B
C-B C-B B-C B-C
Los primeros estudios mostraron que estas figuras generan diferentes
niveles de dificultad (Dickstein, 1978; Fraser, 1968; Pezzoli y Fraser, 1968;
Roberge, 1970). En algunos de estos estudios, se encontró que los
silogismos de la figura 4 eran más difíciles de resolver que los de la figura
1, mientras que las figuras 2 y 3 tenían una dificultad intermedia (Dickstein,
1978). Este autor propuso que la figura 4 era la más difícil, porque las
personas tienen que procesar la información hacia atrás, mientras que en los
silogismos de la figura 1, procesan la información hacia adelante. En las
figuras 2 y 3, pueden procesar tanto hacia adelante como hacia atrás. Sin
embargo, la razón por la que la gente tuvo más dificultades con la figura 4
que con la figura 1 fue que la conclusión estaba enmarcada según la lógica
escolástica: sujeto-predicado (siendo el sujeto el término final de la segunda
premisa y el predicado el término final de la primera premisa). Sin embargo,
cuando se permitió a los participantes generar sus propias conclusiones, se
encontró que en los silogismos de la figura 4, había una preferencia por
construir conclusiones A-C, mientras que en los silogismos de la figura 1,
había una preferencia por construir conclusiones C-A (Johnson-Laird &
Steedman, 1978, experimento 2). Además, se encontró que cuando el
silogismo tenía una conclusión válida en una dirección pero no en la otra
(experimento 2), los participantes encontraron los silogismos en los que la
conclusión válida coincidía con la figura (por ejemplo, una conclusión A-C
en un silogismo de figura 4) más fáciles de resolver que cuando la
conclusión no coincidía con la figura (por ejemplo, una conclusión C-A en
un silogismo de figura 4). Estos resultados han sido replicados en un estudio
posterior (Johnson-Laird y Bara, 1984). Allí, los autores encontraron
(experimento 3) que en la figura 1 había una preferencia por construir
conclusiones en el orden C-A (63%), mientras que en la figura 4 había una
preferencia por construir conclusiones en el orden A-C (78%). Estos
resultados llevaron a Johnson-Laird a introducir la teoría del Modelo Mental
para explicar el efecto figural (Johnson-Laird, 1983). Sin embargo, otros
autores ofrecen explicaciones diferentes para el efecto figural (Chater y
Oaksford 1999; Dickstein, 1978; Ford, 1995; Johnson-Laird y Bara, 1984;
Oberauer y Wilhelm, 2000; Oberauer, Hörnig, Weidenfeld y Wilhelm,
2005; Polk y Newell, 1995; Stenning y Oberlander, 1995; Stenning y Yule,
1997; Wetherick y Gilhooly, 1990).
Wetherick y Gilhooly (1990) sostienen que el efecto figural surge de
la tendencia a utilizar un término que ha aparecido como sujeto gramatical
de una de las premisas como primer término en la conclusión. En la figura 4
(A-B/B-C), "A" es el sujeto de la primera premisa, por lo que el orden
preferido de los términos finales en la conclusión será A-C. En la figura 1
(B-A/C-B), "C" es el sujeto de la segunda premisa, por lo que C-A será más
frecuente.
Chater y Oaksford (1999) propusieron un Modelo Heurístico de
Probabilidad (PHM) para explicar el efecto figural. Las heurísticas más
relevantes en el PHM para explicar el "sesgo de respuesta" son la
minheurística y la heurística de apego. La heurística mínima elige que el
cuantificador de la conclusión sea el mismo que el de la premisa menos
informativa (la premisa mínima). La heurística de adición fija el orden de la
conclusión mediante el siguiente procedimiento: si la premisa mínima tiene
un término final como sujeto, lo utiliza como sujeto de la conclusión. En
caso contrario, se utiliza el término final de la premisa máxima como sujeto
de la conclusión. PHM predice que el orden de la conclusión está
determinado por el tipo de conclusión. En otras palabras, "el orden del
término final se decide después de seleccionar el tipo de conclusión"
(Chater & Oaksford, 1999, p. 212).
Ford (1995) ha propuesto que algunos individuos (razonadores
verbales) utilizan los principios de la teoría de conjuntos, mientras que otros
(razonadores espaciales) utilizan los círculos de Euler al resolver
silogismos. Encontró que en ambos grupos, había un efecto de la figura en
los silogismos de la figura 1 y la figura 4. Sus conclusiones para los
razonadores espaciales fueron que "hay que trabajar más para revelar los
factores sutiles que afectan al orden de los términos en las conclusiones"
(Ford, 1995, p.69). Sin embargo, sus predicciones son más precisas para el
razonador verbal. Ella argumenta que los participantes manipulan la forma
verbal del silogismo como un problema algebraico, tomando una premisa
como si tuviera un término que necesita ser sustituido por otro término, y la
otra premisa como si proporcionara un valor para esa sustitución. La
premisa que proporciona los valores para la sustitución actúa como una
regla que relaciona la pertenencia a la clase "C" con una propiedad "P",
mientras que la premisa que contiene el término que necesita ser sustituido
actúa como un caso de objetos específicos, "O", cuyo estado con respecto a
"C" o "P" es conocido. Propuso cuatro principios que se supone que rigen
las sustituciones (Ford, 1995, pág. 21). En relación con el efecto figurado,
Ford afirmó que la aparición de un efecto de posición o de un efecto
figurado puede depender de la parte del principio que se aplique.
Oberauer y Wilhelm (2000) y Oberauer et. al. (2005) han propuesto
diferentes factores para explicar el efecto figural tanto en la etapa de
integración de las premisas como en la de inferencia. En la integración de
las premisas, propusieron dos factores para explicar el efecto figural: el
relatum (principio dado) y el principio dado-nuevo. El relatum (principio
dado) surge de la direccionalidad entre el relatum (u objeto de referencia) y
el target (objeto objetivo) y el consiguiente orden de construcción de un
modelo mental. En una frase, el relatum es el objeto de referencia, mientras
que el término que se describe en relación con el relatum es el objeto de
destino. Por ejemplo, en la frase "si p, entonces q", "p" es el objeto de
referencia o relatum y "q" es el término que es relativo a él. Oberauer et al.
(2005)
postuló que la gente prefiere construir el modelo mental de las premisas
empezando por el término relatum y añadiendo el objeto objetivo al
relatum. En otras palabras, hay una direccionalidad inherente en toda frase
que va del objeto relatum al objeto meta. El segundo factor es el principio
dado-nuevo, según el cual la asignación de una expresión anafórica a su
antecedente es más fácil cuando la anáfora se menciona antes de un término
nuevo. Asimismo, Oberauer et al. (2000, 2005) han propuesto dos factores
para explicar el efecto direccional durante la etapa de inferencia. El primer
factor es la direccionalidad inherente a la relación entre el objeto objetivo y
el relatum, que se conserva en el modelo mental integrado si, y sólo si, es
necesario para preservar una asimetría semántica. El otro factor es un efecto
de recencia de la memoria de trabajo (Espino, Santamaría y García
Madruga, 2000a). Estos autores han comprobado que los participantes
intentan unir la información entrante al último elemento del modelo.
Recientemente, los defensores de la teoría del modelo mental han afirmado
que el relato definitivo del efecto figural "es un relato semántico debido a
Oberauer y sus colegas" (Khemlani & Johnson-Laird, 2012, página 431).
La explicación anterior de la teoría del modelo mental (Johnson-
Laird y Bara, 1984; Johnson-Laird y Byrne, 1991) del efecto figural era el
"principio FIFO". En este trabajo, adoptamos esta hipótesis para explicar
nuestros resultados. Proporciona una explicación del efecto figural basada
en dos supuestos. En primer lugar, el relato propone que para construir un
modelo integrado de las dos premisas, los razonadores intentan unir los
términos medios (Bs). En segundo lugar, propone que la forma de enunciar
una conclusión se basa en el principio "primero en entrar, primero en salir"
(en adelante, FIFO; Broadbent, 1958): la primera pieza de información que
entre en el modelo integrado de las premisas será el primer elemento de la
conclusión. Si los dos términos intermedios de las premisas ocurren en
secuencia (por ejemplo, el silogismo A-B/B-C), entonces la teoría del
Modelo Mental propone que las dos premisas pueden combinarse
fácilmente para formar un modelo integrado. En el silogismo A-B/B-C
(figura 4), el primer término del modelo integrado es "A" y, en
consecuencia, por el principio FIFO, la conclusión más frecuente estará en
la dirección A-C. Sin embargo, si los términos intermedios no están en
secuencia, serán necesarias operaciones adicionales para reunir los términos
intermedios. Según Johnson-Laird y Bara (1984), cuando los términos
medios no están en secuencia (como en la figura 1: B-A/C-B), los
razonadores podrían utilizar dos procedimientos diferentes para construir el
modelo mental integrado de las premisas. En primer lugar, se podría
cambiar el orden de los términos dentro de la primera premisa (B-A) y la
segunda (C-B). Por ejemplo, si se cambia la interpretación de "Todo A es
B", entonces toma la forma:
B[a]
B[a]

Johnson-Laird (1983) afirma que "el cambio de interpretación no debe


confundirse con la operación de conversión de una premisa, ..., la idea de
cambio de interpretación se refiere únicamente al orden de la información en
la memoria de trabajo" (página 107). Al cambiar los términos de las dos
premisas de la figura 1, se juntan los dos términos centrales (A-B/B-C). Una
vez que los términos de las premisas están en secuencia, los razonadores
seleccionarían la conclusión, y el principio FIFO determinaría la dirección.
Como "A" es el primer término final en el modelo integrado, ocupa la
primera posición en la conclusión.
La segunda estrategia para construir el modelo integrado consiste en
invertir (renovar) el orden de los dos modelos de las dos premisas. La forma
de proceder es construir un modelo de la segunda premisa (C-B) y luego
añadir la información de la primera premisa (B-A). Ahora los términos del
medio están en secuencia (C-B/B-A) y el razonador puede construir un
modelo integrado. Una vez que los términos de las premisas están en
secuencia, los razonadores seleccionarían la conclusión, y el principio FIFO
determinaría la dirección. Como "C" es el primer término final en el modelo
integrado, ocupa la primera posición en la conclusión.
No está claro qué mecanismo puede llevar a los razonadores a elegir
una u otra estrategia. Sin embargo, esta selección bien puede estar influida
por factores superficiales. Nuestra predicción es que, para construir el
modelo integrado, los participantes preferirán cambiar los términos de las
premisas (primera estrategia) para la presentación de una línea, e invertir (o
renovar) el orden de las premisas (segunda estrategia) para la presentación
de dos líneas. Nuestra predicción se basa en la idea de que en la
presentación de una línea, la colocación de las premisas impide a los
razonadores tratarlas como unidades separadas. En la figura 4 (A-B/B-C),
los participantes no necesitan utilizar ninguna estrategia para construir el
modelo integrado, porque los términos centrales están en secuencia. Sin
embargo, en el resto de figuras (figura 1, figura 2 y figura 3), si quieren
construir el modelo integrado, tienen que utilizar la primera estrategia en la
primera premisa (figura 3), la segunda premisa (figura 2) o ambas (figura
1). Por ejemplo, en la figura 1 (B-A/C-B) los participantes deben utilizar la
primera estrategia en la primera premisa (convertir B-A en A-B) y en la
segunda premisa (convertir C- B en B-C). La consecuencia de utilizar la
primera estrategia, más la estrategia FIFO, en la presentación de una línea
será un aumento de las conclusiones A-C en todas las figuras en
comparación con la presentación de dos líneas. Además, predecimos que en
presentación de una línea, los participantes producirán más conclusiones A-
C que C-A en todas las figuras.
Cuando el formato utilizado es la presentación en dos líneas,
predecimos que los participantes preferirán renovar o invertir el orden de las
premisas (segunda estrategia) como primera estrategia y sólo cambiarán los
términos de las premisas (primera estrategia) como estrategia secundaria o
complementaria. En la figura 4 (A-B/B-C), los participantes no necesitan
utilizar ninguna estrategia para construir el modelo integrado, porque los
términos centrales están en secuencia. En este caso, predecimos que los
participantes producirán más conclusiones A-C que C-A. En los silogismos
de la figura 1 (B-A/C-B), la forma más fácil de construir el modelo
integrado es utilizando principalmente la segunda estrategia (C-B/B-A). En
este caso, predecimos para la figura 1 que los razonadores producirán
menos conclusiones A-C en la presentación de dos líneas que en la de una.
En la figura 2 y la figura 3 (las figuras simétricas), hay dos maneras
de obtener el modelo integrado. Un procedimiento comienza con la segunda
estrategia (la preferida), tras lo cual es necesario aplicar la primera
estrategia para obtener el modelo integrado. En ese caso, según el principio
FIFO, los participantes producirán más conclusiones C-A que A-C. Sin
embargo, hay una segunda forma de obtener el modelo integrado: utilizar
sólo la primera estrategia de la figura 2 (en la segunda premisa) y la figura 3
(en la primera premisa). En este caso, según el principio FIFO, los
participantes producirán más conclusiones A-C que C-A. Dado que
cualquiera de los dos procedimientos puede utilizarse para obtener el
modelo integrado en las figuras simétricas, no prevemos ninguna diferencia
en cuanto al sentido de la respuesta (A-C frente a C-A).

EXPERIMENTO
Nuestro principal objetivo en este experimento era estudiar la
influencia del formato de presentación en una tarea de razonamiento
silogístico. Se utilizaron dos formatos: presentación en dos líneas y
presentación en una línea (por ejemplo, Todas las A son B. Todas las B son
C). En relación con el formato de presentación, hemos postulado que
cuando las premisas se presentan en una sola línea, los participantes
preferirán cambiar los términos de las premisas (primera estrategia) que
invertir (o renovar) el orden de las premisas (segunda estrategia), mientras
que cuando las premisas se presentan en dos líneas (premisas separadas), los
participantes preferirán invertir (o renovar) el orden de las premisas
(segunda estrategia) que cambiar los términos de las premisas (primera
estrategia). Como resultado, predecimos que los razonadores deberían
presentar más conclusiones A-C que C-A para el formato de presentación en
una línea. Asimismo, predecimos que en la presentación de dos líneas, los
razonadores deberían presentar más conclusiones A-C
que las conclusiones C-A en la figura 4 y más conclusiones C-A que A-C en
la figura 1. No se prevén diferencias en las figuras 2 y 3.

MÉTODO
Participantes y diseño. Un total de 78 estudiantes de la Universidad
de La Laguna se ofrecieron como voluntarios para participar. Se utilizó un
diseño mixto 2x4. El factor entre participantes fue el formato de
presentación con dos niveles: presentación de una línea y de dos líneas. El
segundo factor era la figura y tenía los cuatro niveles correspondientes a las
cuatro figuras. La variable dependiente fue la dirección de las respuestas
(A-C o C-A).

Material y procedimiento. Cada participante recibió un total de ocho


problemas experimentales: dos problemas por cada figura. Los silogismos
experimentales utilizados fueron: AI1, EA1, EA2, AE2, IA3, AI3, IA4,
AE4. Todos eran problemas de un solo modelo con conclusiones válidas en
ambas direcciones (véase Johnson- Laird y Byrne, 1991). En la Tabla 1
presentamos un ejemplo de cada tipo de formato de presentación y figura.
Los participantes se sometieron a la prueba en una sala tranquila, en
grupos de ocho a diez personas. Su tarea consistía en considerar una serie de
problemas y sacar una conclusión para cada uno de ellos que debía ser
verdadera, dado que las premisas eran verdaderas. Los problemas se
presentaron en orden aleatorio a los participantes individuales en forma de
cuadernillos. Se utilizaron dos tipos de cuadernillos. En uno, los
participantes recibieron las premisas de los silogismos en el formato de
presentación de una línea. En el segundo, los participantes recibieron la
segunda premisa debajo de la primera en el formato tradicional
(presentación de dos líneas). No se estableció ningún límite de tiempo para
realizar la tarea.
Los participantes escribieron sus propias conclusiones. Estas
conclusiones se etiquetaron como A-C cuando el primer término de la
conclusión era el término final de la primera premisa, y C-A cuando el
primer término de la conclusión era el término final de la segunda premisa.

RESULTADOS
El cuadro 2 presenta los porcentajes de conclusiones válidas y no
válidas en el sentido A-C y C-A para cada una de las cuatro figuras y los
dos formatos de presentación. Sólo se eliminaron las respuestas que incluían
el término medio y un término final (1%). Se analizaron los resultados de
las respuestas válidas e inválidas en un ANOVA realizado sobre las
aprobaciones de las inferencias con los siguientes factores: figura (figura 1,
figura 2, figura 3 y figura 4), dirección de la respuesta (A-C frente a C-A) y
formato de presentación (una línea
presentación versus presentación de dos líneas), con medidas repetidas en
los dos primeros factores y el último actuando como variable entre
participantes. En este análisis se utilizó la corrección de Greenhouse-
Geisser para la violación del supuesto de esfericidad. Este análisis reveló
una interacción entre la dirección de la respuesta y la figura (F (3,228) =
5,51, Mse = .14, p < .001,
= p 2.07) pero no entre la figura y el formato de presentación (F (2.157,
163.917) = .52, Mse = .00, p = .67, = 2p.01). No hubo efecto principal para
la figura (F (2,157, 163,917) = 1,28, Mse = .00, p = .28, = 2.02).
p Hay
fueron efectos principales para la dirección de la respuesta (F (1, 76) =
29,05, Mse p= .31, p < .001, 2= .28) y la interacción fue fiable entre la
dirección de la respuesta y el formato de presentación (F (1, 76) = 10,55,
Mse = .31, p < .002,
= p2.12). No hubo efectos para la triple interacción entre figura, formato de
presentación y dirección de la respuesta (F (3, 228) = 1,54, Mse = .14, p = .
20, = 2.12). No
p
hubo efectos para la variable entre participantes (F (1, 76) = .
15, Mse = .00, p = .70, = 2.00). p
Un análisis posterior mostró que en la presentación de una línea, los
participantes dieron más conclusiones A-C que C-A en la figura 4 (76%
frente a 23%; z= 3,94, p < .001), la figura 1 (66% frente a 34%; z= 3,03, p <
.003)
figura 2 (67% frente a 33%; z= 2,83, p < .006) y figura 3 (68% frente a
31%; z= 3,32, p < .002). Un análisis adicional mostró que en la presentación
de dos líneas, los participantes dieron más conclusiones A-C que C-A en la
figura 4 (66% frente a 34%; z= 2,68, p < .006) pero dieron más
conclusiones C-A que A-C en la figura 1 (58% frente a 40%; z= 1,93, p = .
053), aunque las diferencias no eran fiables. No se encontraron diferencias
fiables entre el porcentaje de respuestas A-C y C-A en la figura 2 (59%
frente a 41%; z= 1,60, p = .10) y en la figura 3 (53% frente a 45%; z= .99, p
= .32).

DISCUSIÓN
En este trabajo, hemos informado de un resultado consistente que es
nuevo en la psicología del razonamiento. El efecto clásico de las figuras
puede invertirse (figura 1 en presentación de una línea) simplemente
disponiendo las premisas de forma diferente: los participantes generan más
conclusiones A-C que C-A en los silogismos de la figura 1 cuando se utiliza
una presentación de una línea. También se pudo obtener un nuevo efecto
para la figura 2 y la figura 3 en el sentido de que los participantes producen
más conclusiones A-C que C-A con este formato de presentación. Cabe
mencionar que en estudios anteriores en los que se utilizó la presentación de
dos líneas, no se encontró ningún efecto de direccionalidad para las figuras
2 y 3 (Johnson-Laird y Bara, 1984).
Tabla 1. Ejemplos de materiales del Experimento 1.
Tabla 2. Porcentajes de respuestas válidas e inválidas A-C y C-A según
el formato de presentación (presentación de una línea y presentación de
dos líneas) y el tipo de figura (figura 1, figura 2, figura 3, figura 4).
Entre paréntesis, los porcentajes de respuestas correctas.

Por otro lado, con el formato de presentación tradicional (presentación


de dos líneas) hemos obtenido resultados que confirman el sesgo figural: en
los silogismos de la figura 1, los participantes dieron más conclusiones C-A
que A-C, mientras que en los silogismos de la figura 4, los participantes
dieron más conclusiones A-C que C-A. En consecuencia, este resultado
confirma los hallazgos habituales en este campo (Johnson-Laird y Bara,
1984; Ford, 1995; Polk y Newell, 1995). Por ejemplo, Johnson-Laird &
Bara (1984; Experimento 1, condición de presentación de 60 segundos),
utilizando la presentación en formato de dos líneas, encontraron que la
precisión del rendimiento para los mismos problemas que utilizamos en este
experimento fue del 93%, mientras que en nuestro estudio fue del 90%
(Tabla 2).
Para explicar esta nueva pauta, hemos sugerido que en una
presentación de una línea, los participantes están más predispuestos a
utilizar la "estrategia de cambio", porque ven las premisas como una unidad.
Sin embargo, en una presentación de dos líneas, las dos premisas podrían
verse como unidades separadas. En este caso, sugerimos a los participantes
que utilicen las dos estrategias: la "estrategia de renovación" y la "estrategia
de cambio". Aplican la "estrategia de renovación" cuando ven las premisas
como unidades separadas y aplican la estrategia de cambio cuando no se
puede utilizar la "estrategia de renovación".
Esta explicación es coherente con la explicación FIFO, porque este
punto de vista afirma que los razonadores pueden utilizar dos estrategias
diferentes para reordenar los elementos en los silogismos y producir
conclusiones. Esta explicación señala que la posición de los términos finales
en la conclusión está determinada por su posición en el modelo integrado.
Por ejemplo, si los participantes invierten el orden de las premisas en los
silogismos de la figura 1, entonces "C" será el primer término en el modelo
integrado y aparecerá como primer término en la conclusión. Por el
contrario, si cambian el orden de las premisas individuales, "A" será el
primer término del modelo integrado e iniciará la conclusión. De acuerdo
con la explicación FIFO, se podría mantener que con la presentación de una
línea, los participantes dieron prioridad a la estrategia de cambio de ronda
dentro de las premisas sobre una estrategia que iba entre las premisas. Es
razonable suponer que esta última estrategia es más difícil de prever y
realizar cuando no se dan las pistas superficiales de la posición de las
premisas.
Otras teorías (Chater & Oaksford, 1999; Ford, 1995: Oberauer &
Wilhelm, 2000; Oberauer et. al, 2005; Polk & Newell, 1995; Wetherick &
Gilhooly, 1990) no pueden explicar el orden de los términos finales en la
conclusión cuando el silogismo se presenta en una línea. Para las hipótesis
sintácticas (Wetherick & Gilhooly, 1990; Polk & Newell, 1995), el orden de
los términos en la conclusión está determinado por el papel sintáctico que
cada término desempeña en las premisas: si el término final es el sujeto de
la premisa, entonces los razonadores utilizan ese término como sujeto de la
conclusión. Como nuestras variaciones del formato de presentación no
afectaron al papel sintáctico de cada término final, las teorías sintácticas no
pueden explicar nuestros resultados, y esto implica que el efecto figural que
suele encontrarse en la figura 1 (reproducido en nuestra presentación de dos
líneas) sigue sin explicarse desde este punto de vista. Los factores
sintácticos no pueden verse afectados por la colocación superficial de las
premisas.
El modelo probabilístico-heurístico (Chater y Oaksford, 1999)
sugiere que el orden de las conclusiones está determinado por el apego-
heurístico. La predicción de este modelo para los silogismos de la figura 1
es que los participantes tenderán a sacar conclusiones en la dirección "C-A".
Aunque esta predicción podría explicar los resultados obtenidos en la
presentación tradicional de dos líneas, no se ajusta a los resultados de
nuestra presentación de una línea en la que los participantes construyeron
conclusiones en la dirección "A-C".
Ford (1995) propuso una explicación del efecto figural en términos
de principios teóricos de conjuntos. Una vez más, nuestra manipulación del
formato de presentación no debería afectar a los principios teóricos de
conjuntos que podrían aplicarse, por lo que esta teoría no puede explicar
nuestros resultados.
Finalmente, Oberauer & Wilhelm (2000) y Oberauer et al. (2005) han
propuesto una explicación del efecto figural durante la etapa de inferencia
basada en dos factores: a)
la direccionalidad inherente a la relación entre el objeto objetivo y el
relatum y b) el efecto de recencia de la memoria de trabajo. Sin embargo,
nuestra manipulación del formato de presentación debería afectar (o no
afectar) a ambos factores de la misma manera, por lo que esta teoría no
puede explicar los resultados que obtuvimos cuando se utiliza la
presentación de una línea.
En resumen, los resultados reportados en este trabajo, tomados en
conjunto con otros resultados recientes logrados utilizando diferentes
metodologías, como la medición de la activación de los términos finales
(Espino, Santamaría & García- Madruga, 2000a), el tiempo de lectura de las
premisas (Espino, Santamaría & García- Madruga, 2000b) o el monitoreo
del movimiento ocular (Espino, Santamaría, Meseguer & Carreiras, 2005),
dan una clara primacía a la explicación FIFO para dar cuenta del efecto
figural.

RESUMEN
Formato de presentación y razonamiento silogístico. El efecto de la figura
es un sesgo de respuesta que depende de la disposición de los términos en los
silogismos. El resultado más usual, en una tarea de construcción, es que los
participantes tienden a dar la respuesta en la dirección A-C cuando los
silogismos son de la figura 4 (A-B/B-C), mientras que la mayoría de sus
conclusiones son en la dirección opuesta (C-A) en la figura 1 (B-A/C-B).
Presentamos un experimento que estudia el papel del tipo de formato de las
premisas (presentación en dos líneas versus presentación en una línea) en
silogismos categóricos. Los resultados obtenidos muestran que cuando la
presentación de las premisas fue en el formato de una línea, los participantes
generaban más respuestas A-C que respuestas C-A en todas las figuras
silogísticas. Sin embargo, cuando la presentación de las premisas fue en dos
líneas, los participantes generaban más respuestas A-C en los silogismos de
la figura 4 y más respuestas C-A en los silogismos de la figura 1, pero no se
encontraron diferencias significativas ni en los silogismos de la figura 2 (A-
B/C-B) ni en los de la figura 3 (B-A/B-C). En este artículo discutimos las
implicaciones de los resultados para las distintas teorías de razonamiento.

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(Manuscrito recibido: 15 de noviembre de 2012; aceptado: 28 de enero de


2012)

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