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Hamlet

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De qué se trata

Una tragedia sobre asesinato, venganza,


melancolía y locura
Hamlet es una tragedia de venganza. El espíritu de su
padre le pide al joven príncipe de Dinamarca que vengue
el asesinato que su propio hermano perpetró contra él. Sin
embargo, en la obra de Shakespeare, no destaca la
realización de la venganza, sino que el conflicto interno
del héroe tiene prioridad. Hamlet se muestra como un
indeciso intelectual que permanentemente se cuestiona a
sí mismo y a la realidad y, por tanto, es incapaz de actuar.
En algunas situaciones procede libremente e incluso sin
escrúpulos: Hamlet es un personaje contradictorio y
complejo. Es un melancólico que duda de la realidad, cuyo
desgarramiento lleva al punto con bromas, elocuencia e
ingenio y contrapone a sus adversarios con locura fingida
(¿o verdadera?), mascaradas y doble sentido. Todo esto lo
convierte en uno de los personajes más fascinantes e
interpretados de la literatura mundial. La obra que lleva
su nombre es, a pesar de su larga duración, una de las
tragedias más importantes e inspiradoras de todos los
tiempos.
Ideas fundamentales
 El príncipe danés Hamlet quiere vengar a su padre
asesinado, pero aplaza el plan una y otra vez.
 El asesino es el nuevo rey Claudio, quien, después del
crimen, se casó con la madre de Hamlet, Gertrudis.
 Hamlet espera desenmascarar a Claudio al hacer que
una compañía de actores escenifique el asesinato de su
padre, para provocar así una reacción del autor del delito.
 Hamlet se siente responsable por la muerte de su
amada Ofelia, pues él apuñaló al padre de Ofelia, Polonio.
 La obra termina en una catástrofe, ya que, en el
último acto, todos los personajes principales pierden la
vida.
 Hamlet es la encarnación de las personas que se
cuestionan cada acto.
 Su contradicción e imposibilidad de interpretación lo
convierten en una figura literaria moderna, cuya
fascinación no ha disminuido hasta la fecha.
 La cuestión del significado de la vida frente a la
muerte hace que Hamlet declame el famoso verso de “Ser
o no ser, esa es la cuestión”.
 La obra se creó alrededor de 1600, cuando
Inglaterra, bajo el mandato de la reina Isabel I,
experimentaba un auge político y en Londres existía un
apogeo teatral.
 La obra, extraordinariamente larga, ya era muy
popular en vida de Shakespeare.
 Existen tan pocos documentos de la época sobre
Shakespeare, que se cuestiona si parte de sus obras
pueden haber provenido de otra pluma.

Resumen
Aparece un espíritu
El espíritu del anciano Hamlet, el difunto rey de
Dinamarca, se les aparece por la noche a los guardias del
castillo de Elsinor. Los soldados tiemblan de miedo,
porque temen que el fantasma anuncie la desgracia en la
guerra contra Noruega y su príncipe Fortimbrás. Aunque
le exigen al espíritu que hable e incluso lo amenazan con
una lanza, la aparición desaparece, sin decir palabra, con
los cantos matutinos de un gallo. Los guardias deciden
hablarle ese mismo día al joven Hamlet, hijo del difunto,
sobre la aparición nocturna.

“¡Oh! ¡Si esta carne demasiado profana / pudiera


ablandarse, fundirse, deshacerse en rocío, / o el
Eterno no hubiera promulgado / su ley contra el
suicidio! ¡Oh, Dios! ¡Dios! / ¡Cuán aburridos,
banales, sosos, vanos y superfluos / me parecen
todos los aspavientos de este mundo”!
Hamlet asiste a una reunión de la corte, durante la cual el
nuevo rey Claudio agradece a los presentes su fidelidad
y se muestra preocupado por la guerra contra Noruega. El
príncipe Hamlet está triste y asqueado del mundo. Por un
lado, aún no ha superado la muerte de su padre y, por el
otro, está horrorizado por el descaro de su
madre Gertrudis, que apenas un mes después de la
muerte del rey, se casó con Claudio, hermano y sucesor
del difunto rey.

“Algo está podrido en el estado de Dinamarca””.


Hamlet acompaña a los soldados a su guardia nocturna.
El fantasma de su padre lo llama a un lado y debe
escuchar, para su consternación, que el anciano rey no
murió, como todos creen, de una mordedura de serpiente,
sino que fue envenenado por su propio hermano, Claudio.
Y como se había ido sin la extremaunción, ahora debe
expiar por ello. Le pide a su hijo que se vengue de Claudio;
Gertrudis, por el contrario, debe ser salvada. Hamlet hace
jurar a los guardias que no le contarán a nadie sobre la
aparición.

¿Es locura?
Después, se apresura a ir con Ofelia, su amada; sin decir
nada y con una mirada desesperada, la toma por la
muñeca y luego se retira. Antes de eso, Ofelia está con su
padre Polonio, el consejero estatal supremo de
Dinamarca, quien imposibilita cualquier relación, al
prohibir cualquier trato con Hamlet por el solo hecho de
ser el legítimo sucesor del difunto rey.

“Hay más cosas entre la tierra y el cielo, Horacio,


/ de las que puede soñar tu sabiduría escolar””.
También Laertes, el hermano de Ofelia, ha prevenido
enfáticamente a su hermana acerca de Hamlet. Cuando
Polonio se entera del extraño comportamiento del joven
frente a su hija, llega a la conclusión de que Hamlet debe
de haberse vuelto loco por el supuesto amor no
correspondido de su hija. Polonio decide informar al
respecto a la pareja real.

“Polonio: Será locura, pero tiene método. –


¿Queréis salir, príncipe, a donde no os dé el aire?
–Hamlet: ¿A mi tumba? – Polonio: Ciertamente,
allí no da el aire””.
Mientras Polonio habla con el rey Claudio y la reina
Gertrudis, Hamlet aparece inesperadamente,
ensimismado en la lectura de un libro. Claudio y Gertrudis
se retiran, mientras Polonio intenta descifrar la supuesta
locura de Hamlet, cuyas absurdas respuestas confunden al
consejero estatal por su doble sentido y el significado
oculto que parecen contener. También frente a sus
antiguos compañeros de
clase, Rosencrantz y Guildenstern, Hamlet se
muestra como un espíritu débil: se da cuenta
inmediatamente de que ambos fueron enviados por el rey
para observarlo e informar sobre su comportamiento.

Una representación en la representación


Cuando llega a Elsinor una compañía teatral, Hamlet
toma una decisión: quiere escenificar el asesinato de su
padre ante los ojos de su sucesor, para ver si, por su
reacción, confirma la aseveración de la aparición
nocturna. Después de haber elaborado este plan, se acusa
a sí mismo de ser un cobarde indeciso al que ni siquiera el
asesinato de su padre lo impulsa a actuar con decisión. Al
mismo tiempo, lo asalta el pensamiento de que la
aparición quizá sea una trampa puesta por el diablo. En
cambio, frente a los actores, se muestra lleno de ingenio y
energía. Se presenta ante ellos desenfrenado, asume en
rápida sucesión el papel de actor y el de autor, declama y
gesticula. Luego, Hamlet les pregunta a los actores si
están dispuestos a declamar durante la representación
unos versos elaborados por él. Ellos dicen que sí, y el rey y
la reina anuncian que quieren asistir a la representación.
El plan del príncipe parece funcionar.

“Yo solo estoy loco con el nornoroeste. Si el viento


viene del sur, distingo un águila ratonera de un
palo de escoba””.
Previamente, Polonio y el rey observan al aparentemente
loco Hamlet en un encuentro con Ofelia, organizado por
ella. Se ocultan, Hamlet aparece y dice un monólogo que
empieza con las palabras: “Ser o no ser, esa es la
cuestión”. Hamlet especula sobre el sentido de la vida, se
pregunta si el suicidio no será la respuesta adecuada a los
agobios de la existencia humana. Cuando ve a Ofelia, la
insulta. La acusa de seducir a los hombres, como todas las
mujeres, con brujerías y depravación, y la conmina
groseramente a entrar en un convento.

La ratonera
Poco después, en presencia de la pareja real, Polonio y
Ofelia, se representa la obra de teatro. Ahora, el principe
colma a su amada repentinamente con amabilidades
irónicas. Cuando el rey pregunta por el título de la obra,
Hamlet responde: “La ratonera”. Los actores, instruidos
por Hamlet, escenifican el asesinato del viejo rey a manos
de Claudio, así como su precipitado enlace matrimonial
con la reina Gertrudis. La reacción es abrumadora: el rey
se levanta y abandona precipitadamente el salón, seguido
por Ofelia, Polonio y otros dignatarios. Claudio ordena a
los dos cortesanos Rosencrantz y Guildenstern que se
lleven a Hamlet a Inglaterra tan rápidamente como sea
posible. Aunque lo abruman los remordimientos y el
arrepentimiento, no quiere renunciar al poder y la
riqueza. Cuando el rey cae de rodillas rezando, Hamlet se
acerca a él por detrás y saca su espada, dispuesto, por fin,
a vengar el asesinato de su padre. Pero la actitud devota
del rey lo hace titubear y posponer el hecho para después;
teme que, de lo contrario, el alma del rey pueda ir al cielo,
mientras que él quiere asegurarse de que arda en el
infierno.

La muerte de Polonio
Bajo la impresión por la obra de teatro, la reina Gertrudis
le pide a su hijo una reunión urgente. Polonio se oculta
detrás de una cortina para escuchar la conversación.
Hamlet contesta a los reproches de la reina con tal
impertinencia que ella interrumpe la conversación de
inmediato, e incluso se siente amenazada.

“Ser o no ser, esa es la cuestión: / si es más noble


para el alma soportar / las flechas y pedradas
del atroz destino / o sacar la espada contra un
mar de plagas / y darles fin en el encuentro:
morir… dormir””.
Polonio quiere acudir en su ayuda y se mueve detrás de la
cortina, a lo cual, Hamlet, creyendo que se trata del rey, lo
apuñala sin vacilar al grito de “¡Una rata!” Acto seguido,
maldice al rey y acosa a su madre con recriminaciones tan
graves que la lealtad de ella hacia Claudio empieza a
vacilar. Ella no revela si sabe, y cuánto, del crimen, si
estuvo involucrada en el asesinato o si solo se casó con el
nuevo rey por falta de carácter. Le cuenta a su esposo el
delito de Hamlet, pero hace hincapié en que él actuó en
estado de enajenación mental.

“Quiero decir, no estaría mal estar entre las


piernas de una dama””.
El rey está sumamente preocupado porque teme que lo
culpen del asesinato del consejero estatal supremo.
Cuando, por orden de Claudio, Rosencrantz y
Guildenstern le piden con insistencia a Hamlet que revele
dónde ocultó el cadáver, reciben burla y escarnio. Todo
esto refuerza el plan de Claudio para sacar a su sobrino lo
más rápidamente posible del país y mandarlo matar, ya
que Hamlet es tan querido por el pueblo que sería
arriesgado asesinarlo en Dinamarca.

“Fuera, espada, y elige un momento más


horrible: / cuando esté borracho, dormido o
fuera de sí, / o en su lecho de placer incestuoso, /
blasfemando en el juego o en un acto / que no
tenga promesa de salvación, / mátalo entonces,
que lance patadas al cielo, / sí, y que su alma esté
tan maldita / y negra como el infierno al que
va””.
El príncipe accede a embarcarse rumbo a Inglaterra.
Antes de su partida, observa cómo Fortimbrás, el príncipe
de Noruega, avanza en su campaña contra Polonia.
Hamlet ve en el decidido joven noruego la imagen opuesta
positiva de sí mismo y se propone superar sus eternas
vacilaciones y, finalmente, actuar. En la travesía hacia
Inglaterra, el barco de Hamlet es atacado por piratas.
Mediante un rescate, queda libre y regresa
inesperadamente a Dinamarca.

Un plan alevoso
Después de la muerte de su padre Polonio, su hija Ofelia –
que canta y lleva flores en las manos– cae víctima de la
locura, mientras que su hijo Laertes, totalmente
enfurecido, con una tropa incondicional, trama una
revolución contra el rey, a quien considera, al principio,
como el autor del delito. Sin embargo, el rey convence
fácilmente a Laertes de que Hamlet asesinó a su padre.
Juntos idean un plan para asesinar al príncipe.

“Oh, vergüenza, / vergüenza, ¿dónde está tu


rubor”?
Laertes debe retar a Hamlet a un duelo deportivo, pero no
lucharán como de costumbre con una espada sin punta,
sino con una espada afilada y envenenada, para así
matarlo, aparentemente, por error. En caso de que esto
fracase, después de la lucha, el rey le daría a Hamlet una
copa de vino con veneno para refrescarse. Mientras
Claudio y Laertes todavía discuten su artimaña, se enteran
por la reina de que Ofelia cayó en el río cuando recogía
flores para una corona y se ahogó. Laertes estalla en
llanto.

La futilidad de la vida
El sepulturero cree, sin embargo, que la muchacha se
dejó caer en el río con intención de suicidarse y que, solo
porque es noble, recibe una sepultura cristiana en el
cementerio. Cantando, el sepulturero cava la tumba de
Ofelia y saca de la fosa una calavera. Esto lo observan
Hamlet y su confidente, Horacio, pero ninguno de los
dos sabe de quién es la tumba. Cada vez que sacan una
calavera, el príncipe se hace conjeturas irrespetuosas de a
quién le pudo haber pertenecido en vida: a un pícaro, a un
cortesano, a un picapleitos o a un especulador de tierras.

“Rosencrantz: No entiendo, príncipe mío. –


Hamlet: Me alegro. Una mala palabra no entra
en oídos tontos””.
Hamlet involucra al sepulturero en la conversación y se
entera de que una de las calaveras es la de Yorick, el
antiguo bufón del rey. El príncipe, que conoció
personalmente al difunto, toma la calavera y filosofa sobre
lo efímero de la vida humana y la futilidad de la grandeza
y el poder frente a la muerte.

“Oh, me muero, Horacio. / El potente veneno


triunfa sobre mis sentidos. / No viviré para oír
las noticias de Inglaterra; / sin embargo,
profetizo que la elección recaerá / en Fortimbrás.
Le doy mi voto agonizante. / Así que díselo, junto
con todos los sucesos, más o menos, / que
ocurrieron… el resto es silencio””.
De pronto, Hamlet y Horacio descubren un cortejo
fúnebre encabezado por Laertes. Por los lamentos de la
reina, Hamlet se entera de que la muerta es Ofelia.
Cuando el cura se niega a darle su bendición a la difunta,
Laertes lanza maldiciones contra el príncipe y salta a la
tumba de Ofelia, y Hamlet se lanza tras él. Sobreviene una
pelea y hay que separar a los dos contendientes.
Más tarde, Hamlet le confiesa a su amigo Horacio lo que
ocurrió durante la travesía a Inglaterra interrumpida por
los piratas: entró furtivamente a la cabina de Rosencrantz
y Guildenstern, leyó y comprobó las órdenes del rey para
que fuera asesinado a su arribo a Inglaterra. Reemplazó la
orden con un sello falsificado, según la cual los ingleses
tenían que ultimar, sin pérdida de tiempo, a los
portadores. Con ello, denunció a Rosencrantz y
Guildenstern, a quienes les reprocha su vergonzosa
adulación servil.

La gran muerte
Laertes reta a Hamlet a duelo. Durante el combate, del
cual el rey y la reina son espectadores, Gertrudis bebe sin
querer de la copa del vino envenenado. En el alboroto de
la pelea, ambos adversarios cambian por error las
espadas, así que los dos resultan heridos por el arma
envenenada y, por tanto, quedan condenados a una
muerte segura. La reina cae al suelo, sin vida; Laertes,
agonizante, le confiesa a Hamlet la artimaña, por lo que
este último también apuñala al rey. La venganza está
consumada.
Horacio quiere seguir a su amigo en la muerte y beber
también el vino envenenado, pero Hamlet se lo impide: él
debe sobrevivir para narrar a la posteridad los
acontecimientos ocurridos en la corte de Dinamarca. En
ese momento, júbilo y salvas anuncian la llegada del
noruego Fortimbrás, que regresa a su hogar después de
una victoriosa batalla contra Polonia. El moribundo
Hamlet desea que Fortimbrás sea nombrado como el
nuevo rey. Este, de todos modos, hará valer sus antiguos
derechos al trono danés y será el nuevo gobernante.
Hamlet recibe un funeral honroso.

Acerca del texto


Estructura y estilo
El drama Hamlet de William Shakespeare consta de cinco
actos y está organizado según el modelo de la tragedia
clásica con una secuencia de exposición (introducción),
establecimiento y aumento del conflicto, peripecia (punto
de inflexión) y catástrofe. Con sus 20 escenas y alrededor
de 4.000 líneas, aproximadamente 40% de las cuales las
dice el protagonista, esta es la obra más larga de
Shakespeare. En el primer acto, se describen los
antecedentes: el asesinato del padre de Hamlet. En los
actos siguientes, se agudizan tanto el conflicto entre
Hamlet y sus adversarios, como el conflicto interno del
protagonista. Debido a las intrigas del rey y Laertes, así
como por la muerte de Ofelia, es inevitable el final de la
catástrofe, en el que sobreviene la muerte de las cuatro
figuras principales. Aunque el inglés de Shakespeare está
bastante alejado del inglés estándar de la actualidad, en su
época, fue considerado sumamente moderno e innovador.
El lenguaje de Shakespeare –sobre todo en Hamlet– se
caracteriza por la riqueza de las imágenes, el uso frecuente
de juegos de palabras y la tergiversación de su sentido, la
libertad en el manejo de las reglas gramaticales y los
cambios rápidos de un nivel estilístico a otro. En un
espacio confinado, a menudo se apiñan patetismo,
melancolía, sarcasmo, alusiones de doble sentido y burlas
ingeniosas. En muchos versos de Hamlet se hace uso del
lenguaje coloquial. La métrica de Shakespeare es el verso
blanco, que consta de cinco pies y, por lo general, no está
rimado. Sin embargo, al mismo tiempo también hay
escenas escritas en prosa.

Planteamientos de interpretación
 Hamlet es considerado, esencialmente, como
una persona indecisa y descontenta que
constantemente se cuestiona a sí misma y, por tanto, es
incapaz de actuar de manera rápida y categórica. Esto lo
convierte en una de las figuras originales de la literatura
moderna. El personaje de Hamlet es a la vez totalmente
contradictorio y, en última instancia, incomprensible. En
ciertos momentos, el gran indeciso parece ser sumamente
activo. Además, se culpa a sí mismo, por ejemplo, en
relación con el suicidio de Ofelia. La ambigüedad le
confiere al personaje su indestructible fascinación.
 La locura de Hamlet, de la que no queda claro
cuánta es fingida y cuánta es real, indica que un
enfrentamiento razonable y planeado con la realidad es
imposible o, al menos, es engañoso.
 Hamlet es un ser melancólico, lo que no se debe
confundir con un depresivo en el sentido moderno. Al
inicio de la edad moderna, la naturaleza melancólica era
considerada como escéptica, pero también como
ingeniosa, divertida, sagaz y autocrítica. Alrededor de
1600, la melancolía era una moda entre los aristócratas e
intelectuales.
 Hamlet es, sin duda, una tragedia de venganza,
como había muchas en la época de Shakespeare. En este
drama, sin embargo, no se pone en primer plano la
rectificación moral o la expiación del delito, sino el dilema
interno en el que cae el protagonista por la petición de la
venganza.
 Otro tema central es la cuestión del significado
de la vida frente a la muerte inevitable, condensada en el
verso inicial del gran monólogo de Hamlet: “Ser o no
ser…”.
 Un motivo importante y muy moderno es el del
teatro en el teatro: la verdad sobre el asesinato del rey no
sale a la luz mediante el razonamiento y el análisis, sino a
través de la escenificación, la mascarada y el
distanciamiento teatral. Se difumina la frontera entre
apariencia y existencia, entre realidad e ilusión.

Antecedentes históricos
El teatro isabelino
Bajo el mandato de la reina Isabel I, cuyo reinado duró de
1559 a 1603, Inglaterra vivió un impresionante auge
político y económico. El país se emancipó de la Iglesia
católica, lo que dio origen a un clima político interno de
tolerancia intelectual y religiosa. Además, reemplazó a
España como la nación naviera más poderosa y se
convirtió en una gran potencia europea. El creciente
bienestar material de la burguesía también contribuyó a la
conciencia de la propia valía.
El Londres de William Shakespeare era una ciudad
moderna, viva e intelectualmente curiosa, de
aproximadamente 200.000 habitantes: las condiciones
ideales para una cultura teatral pública y vital.
El ascenso político y militar de Inglaterra despertó el
interés en la propia historia, por lo que el teatro isabelino
se caracterizó por obras históricas y tragedias de
venganza, géneros en los que Shakespeare profundizó y a
los cuales llevó a la perfección artística.
Isabel I no fue únicamente una política sagaz, sino
también una promotora del arte y el teatro. Bajo su
reinado, los lugares de representación se convirtieron en
lugares de convivencia para amplios sectores de la
población, por lo que hubo un verdadero apogeo del
teatro, acompañado de una fructífera competencia
artística entre compañías teatrales profesionales. No
obstante, los dramas fueron considerados como literatura
de consumo con fines de escenificación, así que solo una
pequeña parte de la producción total se puso por escrito.
Alrededor de dos tercios de las obras de teatro del auge
teatral durante el reinado de Isabel I se consideran
perdidas.

Origen
La tragedia Hamlet de Shakespeare está intensamente
influida por el género del drama de venganza. Este se
remite al filósofo, estadista y poeta romano Séneca (Las
troyanas, Medea, Edipo, y demás) y fue desarrollado aún
más por los dramaturgos ingleses para el escenario
nacional de la época isabelina. Vale la pena mencionar
aquí, sobre todo, La tragedia española de Thomas Kyd
que influyó directamente en Hamlet.
La obra de Shakespeare se creó entre 1600 y 1603. Entre
las probables fuentes del tema se encuentra una saga
nórdica de la Historia Danica de Saxo Gramaticus (o
Sajón Gramático), así como Histoires Tragiques de
François Belleforest. La saga nórdica narra la rivalidad
entre dos hombres en la corte real danesa; Belleforest
escribió una versión francesa al respecto. Hamlet tuvo
numerosas reediciones en poco tiempo, de las cuales la de
1604 se considera la primera fidedigna. La obra forma
parte de un cuarteto sobresaliente de tragedias de
Shakespeare, al que pertenecen El rey
Lear, Otelo y Macbeth, todas producidas entre 1600 y
1606.

Historia de la influencia de la obra


Hamlet es una de las obras de teatro más poderosas de la
literatura mundial y su protagonista, en su contradicción
finalmente imposible de interpretar, es una fuente
inagotable de inspiración e interpretación. Ya en la época
de Shakespeare la obra era sumamente popular, aunque
cada vez se representaba una versión más corta. La
primera representación sin cortes, de cinco a seis horas de
duración, tuvo lugar en el año 1899 en Stratford-upon-
Avon, el lugar de nacimiento de Shakespeare. Según la
situación política y la corriente filosófica prevaleciente,
numerosos autores e intelectuales en distintas épocas han
elaborado su propia imagen de Hamlet. En esto, Hamlet
fue muy similar a Fausto.
La obra ha inspirado igualmente algunas composiciones
musicales, alrededor de 20 ballets y una media docena de
óperas. Asimismo, se han filmado numerosas películas al
respecto. En Londres, en 1997, se inauguró una réplica del
Globe Theatre de Shakespeare, donde se representan las
principales obras del poeta.

Sobre el autor
William Shakespeare puede ser designado, sin
exageración, como el poeta más ilustre e importante de la
literatura mundial. Escribió en total 38 obras de teatro y
154 sonetos. Shakespeare fue bautizado el 26 de abril de
1564 en Stratford-upon-Avon; se desconoce su fecha
exacta de nacimiento. Era hijo del vendedor de guantes y
alcalde, John Shakespeare. Su madre, Mary Arden,
provenía de una familia acomodada de la nobleza
provincial católica romana. En 1582 se casó con Anne
Hathaway, la hija del propietario de una finca, con la que
procreó tres hijos: Susanna y los mellizos Hamnet y
Judith. En 1590, Shakespeare se mudó a Londres, donde
en poco tiempo se hizo un nombre como actor y
dramaturgo. Desde 1594, fue miembro de la compañía
teatral Lord Chamberlain’s Men, posteriormente King’s
Men. A partir de 1597, fue socio del Globe Theatre, cuya
forma redonda se inspiró en el anfiteatro griego. También
fue socio del Blackfriars Theatre, a partir de 1608. En
1597, adquirió una propiedad en Stratford y
supuestamente se retiró de la vida del teatro a partir de
1613. Murió el 23 de abril de 1616.Hay muy pocos
documentos sobre la vida de Shakespeare, por lo que su
biografía solo puede exponerse de manera fragmentaria.
Repetidamente se han hecho conjeturas acerca de que su
obra, o parte de ella, procede, en realidad, de otras
plumas. Como posibles autores se han mencionado, por
ejemplo, al filósofo y estadista Francis Bacon, al
dramaturgo Christopher Marlowe o incluso a la reina
Isabel I. Sin embargo, nadie ha sido capaz de aportar una
prueba contundente para tales hipótesis. Los
investigadores actuales dan por sentado, en su mayoría,
que Shakespeare es el único y auténtico autor de su obra
literaria.

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