Neuritis Optica en Perros
Neuritis Optica en Perros
Neuritis Optica en Perros
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CLÍNICAS VETERINARIAS
PEQUEÑOS ANIMALES
Neuritis óptica en perros y gatos
Barbara Nell, MD, PhD (Habilitation)
Clinic for Surgery and Ophthalmology, Department for Small Animals and Horses,
Veterinary University of Vienna, Veterinaerplatz 1, 1210 Vienna, Austria
E
l término )neuritis óptica* comprende todos los trastornos del nervio óptico que
causan desmielinización y que generalmente se manifiestan por la aparición súbita
de un defecto del campo visual o por la pérdida total de la visión en uno o en ambos
ojos. En la exploración oftalmológica pueden observarse cambios de los reflejos pupilares,
y cuando está afectada la cabeza del nervio óptico (papilitis) se vuelve hiperémica, con el
borde borroso e indiferenciado y las venas dilatadas y pueden aparecer hemorragia y
exudados en el tejido del disco inflamado. Es posible que se extienda hasta la retina,
causando neurorretinitis. En la neuritis retrobulbar se producen los mismos sı́ntomas
funcionales profundos, pero sin cambios oftalmoscópicos. La inflamación del disco óptico
en los casos de papilitis debe diferenciarse del papiledema, que casi siempre es bilateral y
no se asocia a deficiencias visuales, al menos al principio. Se ha asociado a un aumento de
la presión intracraneal y es un fenómeno principalmente mecánico, no vascular. Las fibras
del nervio óptico están comprimidas por la elevada presión del lı́quido cefalorraquı́-
deo (LCR) en el espacio subaracnoideo de la parte intraorbitaria del nervio óptico, que da
lugar a la disminución del flujo axoplásmico y a la inflamación de los axones. En los seres
humanos, la presión elevada se transmite a través de la arteria y la vena centrales, que no
existen en los animales de compañı́a. En los perros, el papiledema se describe asociado a
tumores cerebrales. La atrofia del nervio óptico y la pérdida de la visión se producen
semanas después, debido al desgaste de las fibras nerviosas [1].
El diagnóstico se realiza por la presentación clı́nica, los estudios del LCR, la tomografı́a
computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), el electroencefalograma y el electro-
rretinograma para excluir un trastorno coriorretiniano primario. Las pruebas hematoló-
gicas y la bioquı́mica sérica no suelen ser útiles. Las causas de la neuritis óptica que se han
descrito en los seres humanos y en los animales son los trastornos desmielinizantes, las
infecciones causadas por procesos intraoculares u orbitarios o por la diseminación de una
encefalitis, los trastornos inflamatorios sistémicos, las neuropatı́as isquémicas, nutriciona-
les, tóxicas y relacionadas con el cáncer, las endocrinopatı́as y los sı́ntomas neurológicos
aislados [2,3]. La histopatologı́a depende de la etiologı́a y no suele realizarse en los casos
agudos. Los signos de la fase final –independientemente de la causa– son atrofia óptica y
proliferación de astrocitos.
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laboratorio son normales. La neuritis óptica afecta con mucha más frecuencia a los perros
que a otras especies animales.
Perros
Anteriormente, los trastornos proliferativos histiocı́ticos del sistema nervioso central canino
se denominaban )reticulosis*. En este artı́culo no se ha utilizado dicho término, aunque se
incluye entre paréntesis por motivos comparativos, debido a las tres diferenciaciones
histológicas siguientes:
1. La meningoencefalitis granulomatosa (MEG) (reticulosis inflamatoria) es la
forma más común
En la inflamación crónica o granulomatosa se encuentran focos celulares
(monocitos, histiocitos, linfocitos y plasmocitos) con números variables de
granulocitos y células gigantes multinucleadas
Las células proliferativas se encuentran principalmente como infiltraciones
perivasculares
Se observa una buena diferenciación celular, sin pleomorfismo o
poliploidı́a
No existen figuras mitóticas o son muy escasas
Existen redes de proliferación de fibras de reticulina
Puede observarse tanto la forma granulomatosa nodular (focal) como la forma
diseminada (multifocal) de la enfermedad [4]. Aunque suele observarse la
forma diseminada, también se ha reconocido la forma localizada, que puede
deberse a la confluencia de las lesiones. La MEG localizada puede haberse
incluido anteriormente en la reticulosis neoplásica [5].
2. Linfoma e histiocitosis maligna (reticulosis neoplásica) y
3. Microgliomatosis en la que se observa un ı́ndice mitótico alto y la forma
de masas tumorales sólidas o de filas paralelas diferentes entre los haces
nerviosos, respectivamente [5].
Todavı́a no se conoce bien la causa subyacente de la MEG, pero se sospecha que se
trata de un trastorno inmunomediado que produce una reacción de hipersensibilidad
retardada, ya que en los estudios inmunomorfológicos se encontró una población hete-
rogénea de macrófagos con complejo de histocompatibilidad principal de clase II posi-
tivos y linfocitos antı́geno predominantemente CD3 positivos [6]. Las lesiones afectan
más a la sustancia blanca que a la sustancia gris, y se encuentran en todo el cerebro
y en la espina cervical [4,7–9]. El patrón de distribución indica que el antı́geno se aso-
cia a la sustancia blanca central; la afectación del nervio óptico también apoyarı́a esta
hipótesis [5].
La afectación del nervio óptico en la MEG puede ser parte de la forma diseminada
[5,7,10–16] o de la forma focal [5]. Los casos podrı́an presentarse primero sólo con signos
oftalmológicos; después pueden desarrollarse las lesiones diseminadas y localizadas en el
sistema nervioso central (SNC) [8]. La MEG puede afectar a perros de todas las razas y
de todas las edades, pero es más frecuente en los perros de mediana edad y de razas
pequeñas [7,13,17]. Frankhauser et al. [17] y Braund [8] observaron una predilección por
los terriers, y Russo [7], por los caniches.
El análisis del LCR es extremadamente variable. En los casos puede observarse un
aumento de marginal a notable de las proteı́nas o de la celularidad (células mononucleares
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con ciclosporina [16] y de una media de 233 dı́as en 10 perros con el tratamiento
combinado [22].
El moquillo (paramixovirus) y la encefalitis por picadura de garrapata (flavivirus) son
enfermedades vı́ricas que se manifiestan en el nervio óptico y pueden causar reacciones
inmunomediadas.
El paramixovirus llega al nervio óptico circulando en el LCR o a través de células
mononucleares infectadas que han atravesado la barrera hematoencefálica. Suele afectar
a los dos nervios ópticos y a las vı́as ópticas completas [25–28]. En los perros de
mediana edad, afecta al nervio óptico y al SNC sin signos sistémicos [28,29]. Adams et al.
[29] la llamaron )encefalitis del perro anciano*. La desmielinización inicial comienza
aproximadamente 3 semanas tras la infección durante el perı́odo de inmunosupresión
[30]. Dependiendo de la cepa del virus y del estado inmunitario, el perro puede morir,
recuperarse o desarrollar un trastorno crónico que mejora y empeora. En estos casos, los
signos progresan debido a una reacción inmunopatológica que se produce entre 6 y
8 semanas después de la infección [30,31]. La desmielinización inflamatoria crónica es el
resultado de las interacciones entre los macrófagos y los anticuerpos antivı́ricos [30].
Vandevelde y Zubriggen [30], y Cerruti-Sola et al. [32] detectaron anticuerpos de la
antimielina en el suero de los perros enfermos, pero no pudieron demostrar que
estuvieran relacionados con el curso de la enfermedad.
Las lesiones histológicas de la fase aguda se caracterizan por hinchazón de las vainas
de mielina con vacuolización de la sustancia blanca, fagocitosis de mielina e inflama-
ción astrocı́tica [30]. De 6 a 7 semanas después de la infección, se produce una infiltración
perivascular notable con linfocitos, plasmocitos y monocitos [26,28–30]. La reacción in-
flamatoria en las lesiones desmielinizadas puede aumentar la progresión de la lesión
tisular [30]. Los cambios crónicos consisten en el aumento de las glı́as astrocı́ticas y en la
proliferación de los fibroblastos [25]. Los cuerpos de inclusión eosinófilos intranucleares
[25,26,28,29] e intracitoplásmicos [26,28] en los astrocitos son un buen criterio de
diagnóstico, pero se ha observado que la demostración inmunohistoquı́mica del antı́geno
vı́rico es mejor [33]. En los animales vivos, el diagnóstico se hace mediante pruebas de
anticuerpos en el LCR, ya que se producen intratecalmente [30]. Jozwik et al. [34]
consideran que la reacción en cadena de la polimerasa anidada a partir de los leucocitos
podrı́a ser el método más sensible en las formas subaguda y crónica. Pueden aumentar las
proteı́nas en el LCR [28].
El tratamiento sólo es de apoyo y sintomático (empezando con 2 mg/kg de
prednisona y reduciendo la dosis progresivamente [28]), ya que no existe tratamiento
para el moquillo canino. El pronóstico para la recuperación es muy malo [25]. Sarfaty et
al. [28] observaron que el curso clı́nico en perros con sı́ntomas del SNC pero sin
sı́ntomas sistémicos era de 5 a 44 dı́as.
El virus del sarampión es un morbilivirus como el paramixovirus. En pacientes
humanos con neuritis óptica, que más adelante desarrollaron esclerosis múltiple (EM), se
observó una respuesta local de anticuerpos frente al virus del sarampión. Los cambios
patológicos son parecidos a los del moquillo [29]. Fischer [35] informó sobre casos
con neuritis óptica y tı́tulos de anticuerpos contra el sarampión positivos en el LCR.
Hutchinson y Haire [36] descubrieron que los individuos con EM tras un episodio de
neuritis óptica tenı́an tı́tulos séricos de inmunoglobulina G (IgG) especı́fica del virus del
sarampión significativamente más altos que los pacientes con neuritis óptica pero sin EM.
En la panencefalitis esclerosante subaguda se han detectado anticuerpos antisaram-
pión en el LCR; las células de la retina y del nervio óptico contienen inclusiones
intranucleares e intracitoplásmicas y virus del sarampión. La latencia neuropática del
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transitoria. Debido a la recaı́da, el perro se mantuvo con una dosis de 0,2 mg/kg al
dı́a de prednisona. Aunque no se ha descrito antes, este perro tuvo una infección por
el VEPG recurrente en 1 año, y los tı́tulos de IgG en el LCR (1:800) y en el suero
(1:400) indicaban que no se habı́a desarrollado una inmunidad eficaz tras la primera
infección. Debido al mecanismo de aclaramiento rápido, los altos tı́tulos de anticuerpos
representaban una segunda infección. Los investigadores concluyeron que durante el
primer perı́odo de la infección por el VEPG, cuando se inició el tratamiento tras
2 semanas de sı́ntomas progresivos, la respuesta inflamatoria inmunomediada oftálmica
tuvo bastante tiempo para dañar el nervio óptico. Por el contrario, tras el segundo
perı́odo de meningitis, que duró sólo 2 dı́as hasta que se inició el tratamiento, no se
produjeron más lesiones oculares [47]. Seis meses después, el tı́tulo de VEPG en el
lı́quido fue negativo otra vez y el perro se mantuvo con 25 mg de azatioprina en dı́as
alternos y estuvo bien durante casi 3 años, cuando apareció dolor y debilidad de las
extremidades posteriores. Antes de que pudiera iniciarse otra vez el tratamiento, el perro
sufrió convulsiones tonicoclónicas y llegó a tener una temperatura interna de 44,8 1C, por
lo que el veterinario local realizó la eutanasia. No se realizó el examen histopatológico
(Stadtbäumer, Leschnik, Nell, datos no publicados, 2007). Como describieron Vandevelde
y Zubriggen [30] con respecto al moquillo, los sı́ntomas también podrı́an haber estado
causados por la persistencia del virus en el SNC, o por un trastorno inmunomediado
inducido por el virus.
Desde entonces los investigadores han tenido dos casos más que se presentaron con
deficiencia visual y se diagnosticaron como VEPG. En la exploración oftalmológica se
observó respuesta negativa a la amenaza y disminución de los reflejos pupilares
cuando se iluminaban las partes mediales de las retinas de ambos ojos. Se sospechó que
existı́a una lesión que afectaba al quiasma óptico y se confirmó mediante la TC. En las
lesiones se apreciaba captación del medio de contraste, y se observó aumento de la
vascularización en la región del tronco del encéfalo y en las partes basales del cerebro. El
análisis del lı́quido reveló recuentos elevados de células mononucleares, entre las que
predominaban los linfocitos, y tı́tulos positivos del VEPG. Un perro se trató con
prednisona y azatioprina durante 5 meses, y ahora hace 1 año que se suspendió el
tratamiento, y el otro se trató con prednisona durante 1 mes y después se cambió a
azatioprina durante 5 meses. El segundo perro se ha mantenido bien sin tratamiento
desde hace 2 años (Leschnik, Stadtbäumer, Nell, datos no publicados, 2007).
Leiva et al. [49] describen un caso de neuritis óptica como el único signo causado por la
infección por Ehrlichia canis. En el LCR se observó disminución de la concentración de
glucosa, aumento leve de la concentración de proteı́nas y de linfocitos y un tı́tulo
serológico de 1:320. La respuesta a doxiciclina (5 mg/kg por vı́a oral cada 12 horas durante
2 a 3 meses) y prednisona oral (0,5 mg/kg dos veces al dı́a durante 10 dı́as, 0,5 mg/kg al dı́a
durante 10 dı́as y 0,5 mg/kg en dı́as alternos) fue mala, y el perro nunca recuperó la visión.
La ehrlichiosis monocı́tica canina se ha asociado a la formación de inmunocomplejos,
depósitos en las paredes vasculares y formación de cuerpos antinucleares, lo que podrı́a
haber causado las lesiones del nervio óptico y de la úvea. Según Leiva et al. [49] esto
podrı́a explicar la relación que existe entre la gravedad de los signos oculares y los tı́tulos
séricos.
Otras etiologı́as posibles de la neuritis óptica son la diseminación de infecciones desde
el ojo y la órbita [50], la miositis de los músculos extraoculares o masticadores [51], las
infecciones por el virus de la seudorrabia [52], Toxoplasma gondii [53], Hepatozoon canis [54] y
hongos como criptococos [55–57], blastomices [58–60] e histoplasma [61], ası́ como la
intoxicación por closantel [62].
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Gatos
En los gatos no se ha descrito ninguna etiologı́a de la neuritis óptica inmunomediada ni
neuritis óptica inmunomediada idiopática. Las causas que se han observado son la
diseminación de infecciones orbitarias y de la cavidad nasal [65,66], la peritonitis infecciosa
felina [67,68], la toxoplasmosis [69,70], las infecciones micóticas como criptocosis [71–73],
la histoplasmosis [74], la hipertensión sistémica [75] y el linfoma [50,72].
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Figura 1. Golden retriever hembra, de un 1,5 años, que se presentó con aparición súbita de
ceguera. El dueño no observó ninguna otra anomalı́a. Se diagnosticó papilitis aguda bilateral.
(A) Ojo derecho (OD) en la primera presentación: el disco óptico presenta una prominente
inflamación e hiperemia de los vasos de la retina. (B) Ojo izquierdo (OI) en la primera
presentación: el disco óptico presenta una prominente inflamación e hiperemia de los vasos de
la retina. Los tı́tulos séricos de Ehrlichia canis, Anaplasma phagozytophila, toxoplasmosis y
moquillo fueron negativos, ası́ como los tı́tulos en el LCR de moquillo y del virus de la encefalitis
por picadura de garrapata. En el LCR no habı́a células ni aumento de la concentración de
proteı́nas ni de glucosa. El hemograma y la bioquı́mica sérica eran normales. Al perro se le
administró un tratamiento con 2 mg/kg de prednisona y doxiciclina durante 3 semanas. Dos
dı́as después de empezar el tratamiento las cabezas del nervio óptico estaban menos
inflamadas, y otros 6 dı́as después no se detectaban deficiencias visuales. (C) OD 8 dı́as
después de empezar el tratamiento: el disco óptico es normal, aunque existe hiperreflexia
ligera a su alrededor. (D) OI 8 dı́as después de empezar el tratamiento: el disco óptico es
normal. Se siguió administrando al perro 1 mg/kg de prednisona durante 3 semanas y
después se fue reduciendo la dosis gradualmente hasta la suspensión del tratamiento. Once
meses después del último tratamiento con prednisona se repitió la ceguera. En ese momento se
observaron papilitis, retinitis y uveı́tis (anterior y posterior) en ambos ojos (neurouveorretinitis).
(E) OD con inflamación recurrente: el borde temporal del disco óptico presenta inflamación,
exudados subrretinianos (focos de color verde oscuro) en el tapete en la unión del fondo tapetal
y no tapetal, sobre el fondo tapetal y no tapetal, y sobre el epitelio pigmentado de la retina
(focos grises). (F) OI con inflamación recurrente: el disco óptico presenta inflamación y
exudados subrretinianos a su alrededor. Alrededor de los vasos se observa un desprendi-
miento plano de la retina edematosa. Se repitió la serologı́a y los resultados fueron negativos.
Se comenzó el tratamiento con 2 mg/kg de prednisona y el perro recuperó la visión a los
2 dı́as. Una semana después de desarrollaron hiperpigmentación e hiperreflexia en el lugar de
los focos, con exudados. Se añadió 1 mg/kg de azatioprina al protocolo de tratamiento y la
dosis de prednisona se redujo progresivamente hasta su suspensión. El perro ha recibido
1 mg/kg de azatioprina en dı́as alternos durante 2 años y 3 meses y no ha sufrido ninguna
recaı́da.
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RESUMEN
Las posibles causas inmunomediadas de la neuritis óptica en los perros son la MEG y las
infecciones por el moquillo y el VEPG, y Ehrlichia canis en las formas crónicas de la
enfermedad. El término )neuritis óptica inmunomediada idiopática* se ha utilizado para
los casos en los que no puede hacerse un diagnóstico etiológico y que responden al
tratamiento inmunosupresor. En los gatos no se ha descrito ninguna etiologı́a de la
neuritis óptica inmunomediada ni neuritis óptica inmunomediada idiopática.
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