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Salmo 16

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Este Salmo es uno de los más hermosos que se encuentran en la Biblia.

Es un “Mictam” de David, hay seis Salmos que llevan este nombre “Mictam” (16,
56 – 60) y significa: Salmo de oro. Estos Salmos son como joyas preciosas.

Vamos a encontrar en este Salmo 16 expresiones,

(1º) de tremenda confianza en Dios, 


(2º) recuerdos de grandes bendiciones, 
(3º) afirmaciones de fe en el Señor, 
(4º) decisiones de seguir a Dios y 
(5º) confianza en la resurrección.

(A) Las señales del creyente (Sal 16:1-4)

(Vr.1) Los beneficios de una fe constante son que Dios guarda a aquellos que
perseveran. Cuando la fe del creyente es constante, en Dios tiene resguardo y
preservación (Mt.10:22; y 24:13; Mc 13:13) Estos pasajes dicen lo mismo “El que
persevere hasta el fin será salvo”. 

Este Salmo se relaciona con Cristo Jesús y expresa los sentimientos de su


naturaleza humana. Dios Padre ya había prometido que preservaría al
mesías (Is.49:7,8). 

(Vr.2) “Tú eres mi Señor”. Desde lo profundo del alma dice estas palabras David.
Generalmente, se confiesa con la “boca” a Cristo como Señor, pero solo por el
Espíritu se le puede llamar a Jesús Señor (1ª Co.12:3), en hebreo Adonay. 

Cuando Cristo es el Señor de un alma, ésta está comprometida totalmente e


identificada con Cristo. “No hay para mí bien fuera de ti”. Todo lo que el salmista
considera bueno y auténtico está en Dios. 

(B) Las bendiciones actuales del creyente (Sal.16:5-8)

(Vr.5) David trae a su mente cuando el pueblo de Dios entró en la tierra


prometida, (Jos.18:10) La copa era donde se echaban los nombres de cada tribu
y se iban sacando a suerte. Debemos ponernos en esos momentos del reparto,
donde cada uno desea lo mejor. -No son los bienes como las tierras, negocios,
trabajos,… nuestra porción es Cristo y en él nos regocijamos; él sustenta nuestras
vidas y hace que seamos bendecidos. Jesús se complace con su iglesia y la
iglesia se regocija en su Señor y Salvador Jesucristo.

(Vr.6) Los limites de las porciones de las tierras, se marcaban con “cuerdas”.


David dice: “cayeron mis cuerdas en lugares deleitosos” y “es hermosa la heredad
que me ha tocado”. David consideraba la tierra como un lugar de paso, su heredad
estaba en los cielos. Ese es el motivo por el que dijera: “Las cuerdas me cayeron”;
él no miraba las cuerdas de la tierra, él miraba al cielo.

(Vr.7) David expone las razones por las cuales alabar a Dios.


(1º) Porque me aconseja (Jer.32:19). Son consejos grandes, ya que sus ojos lo
ven todo (Is.28:29). Son consejos maravillosos que tienen que ver con la
agricultura (He.6:9); son inmutables sus consejos, es decir no cambian. Cuando
Dios aconseja a su pueblo, lo hace de una manera maravillosa, perfecta y no
cambia; David tenía un motivo para alabar a Dios. ¿Lo tienes tú? 

Hay veces que no se tienen ganas de alabar a Dios. Bien, pues lee la Biblia y el
Espíritu Santo te llevará a recordar cuantas veces el Señor te aconsejó; en ese
momento, la desgana se esfumará y vendrá en deseo de alabar a Dios.

(2º) Nótese que, antes le aconsejaba y ahora Dios le enseña, a su “conciencia” en


primer lugar. David tenía aquí una conciencia despierta; para ello el salmista
dedicaba tiempo a la meditación de la ley, a la oración y la alabanza cada día y
desde su juventud. (Sal.71:17). 

(Vr.8) Nótese que, la vida práctica siempre pone a Jehová por delante, como se
pone un escudo. Está a su diestra como el guerrero tiene en su mano la espada,
en este caso, en su mano tendría la ley.

David inspirado por el Espíritu Santo, está hablando de Cristo y su resurrección y


lo que queda del Salmo estará mencionando a Cristo Jesús. Pedro el apóstol citó
este versículo en su primera predicación(Hch.2:25-28).

también, nosotros como humanos y débiles que somos, temerosos tenemos


nuestras sombras de temores; Pero debemos siempre tener la mirada puesta en
Cristo, él Padre ya envió al Consolador para fortalecer nuestra fe.

(C) Las perspectivas del creyente (Sal.16:9-11)

(Vr.9) Aquí nos muestra el ser humano completo (1ª Ts.5:23). David tiene una
perspectiva y la está viendo con los ojos de la fe (Ro.6:5).

Mi carne también reposará confiadamente (Vr.10a) No solo debía morir y estar


sepultado Cristo, sino que durante un tiempo debía estar esperando la
resurrección. De la misma manera el creyente si quiere ser levantado, primero
debe caer y morir a la carne.

(Vr.11) “Me mostrará la senda de la vida”. Indica varias cosas; la 1ª, el deseo de


Dios es que todas las almas sean salvas y Él desea también mostrar a cada ser
humano esa senda de vida. ¿Cuál es? (Jn.14:6) En este versículo queda bien
claro, quien es el camino, la verdad y la vida.

La 2ª, cada ser humano somos en esta tierra como un viajero que va de paso;
pero… ¿A dónde va? Todo depende de donde decida ir. Si cree que la tierra es su
hogar para siempre, no se preocupará de nada más; si cree que está de paso y su
ciudadanía está en los cielos con Dios, se preparara para ese viaje al cielo con
Cristo.

La 3ª, la senda de la vida es angosta, estrecha y difícil, (Lc.23:46) Jesús confió en


el Padre Eterno y, también, nosotros debemos hacerlo; pues si ya hemos andado
aquí en la tierra por la senda de la vida, también lo haremos en el cielo.

La última parte de este versículo y Salmo es una joya de la Palabra de Dios,


veamos:

(a) En cuanto al gozo y el placer, aquí en la tierra se experimentan


sensaciones y placeres que nos hacen decir que es “extraordinario”,
comparándolo con lo que Dios nos tiene guardado, es Basura (Fil.3:8). 

(b) La cantidad, hay plenitud, es decir, no tiene fin (Jn.7:38). A la diestra de


Dios hay delicias (Hch.7:56). Jesús es la delicia del Padre (2ª P.3:13,14). Si
somos hallados en Jesús, seremos la delicias de Dios(Ef.1:6), para alabanza
de su gloria.

Las señales, las bendiciones y las perspectivas del cristiano. El cristiano es un


extraño en esta tierra, ya que el mundo está en oscuridad y nosotros en la luz
de Cristo.
Somos extraños en las guerras, las traiciones, los fracasos, las injusticias,…
puesto que estamos en la justicia del Altísimo.
El evangelio es poder de Dios, para dar vida. 

Si somos hallados en Cristo, aquí en la tierra, también lo seremos en el cielo.

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