Ying Yang y Taoismo
Ying Yang y Taoismo
Ying Yang y Taoismo
Yin yang es un principio filosófico y religioso que explica la existencia de dos fuerzas
opuestas pero complementarias que son esenciales en el universo: el yin, asociado a lo
femenino, la oscuridad, la pasividad y la tierra; y el yang, vinculado a lo masculino, la
luz, lo activo y el cielo. Según esta filosofía, ambas energías son necesarias para
mantener el equilibrio universal.
Este concepto proviene de la escuela del Yin yang, una de las llamadas "100 escuelas
del pensamiento", una serie de corrientes filosóficas y espirituales que surgieron en
China entre los años 770 y 221 a. C.
Si bien no existe consenso sobre el origen de estos términos, los registros más antiguos
que se han encontrado hasta ahora sugieren que ya en la dinastía Shang (1776 a.C- 1122
a.C) existía una representación gráfica de dos fuerzas opuestas y complementarias, lo
que ha sido interpretado como un antecedente del concepto, que luego sería ampliado en
el taoísmo.
Yin y yang son opuestos: sin embargo, no son absolutos, ya que para esta
filosofía todo lo que existe es relativo.
Hay yin dentro del yang, del mismo modo que hay yang dentro del yin: esto
complementa el principio anterior, al afirmar que en cada unas fuerzas está
presente su opuesto, aunque sea en potencia, por lo tanto, no son absolutos.
Yin y yang son interdependientes: cada una de estas fuerzas necesita de la otra
para existir.
En la medicina tradicional china tratan las dolencias con su energía opuesta. De esta
manera, una fiebre indica exceso de fuerza yang (calor), y para su cura se aplican
remedios basados en energía yin (frío).
Por su parte, el feng shui (una disciplina de origen chino que busca la armonía y el
equilibrio estético y energético en los ambientes) se basa en el yin y yang para
determinar si un lugar tiene una deficiencia o exceso de alguna de estas energías, y
trabajar en una reorganización del espacio para lograr el equilibrio.
Símbolo del yin yang
La representación gráfica de las fuerzas yin y yang se conoce como taijitu, en chino, y
es un diagrama representado por un círculo dividido a través de un línea sinuosa, en los
colores negro y blanco. Uno de los primeros diagramas de este tipo fue creado por Lai
Zhide (1525-1604), un practicante taoísta de la dinastía Ming.
Lo que conocemos hoy en día como el símbolo del yin y el yang es el llamado "taijitu
de los primeros tiempos" y se menciona por primera vez en el libro Discernimientos
sobre los diagramas de las mutaciones, escrito durante la dinastía Qing (1644-1912).
En este diagrama, las fuerzas opuestas tienen forma de peces, (uno de color negro,
representando la fuerza yin, y otro de color blanco, que es el yang). Cada uno tiene un
punto del color opuesto para simbolizar la presencia de la fuerza opuesta.
Qué es Taoísmo:
El taoísmo es una corriente filosófica que surgió en China en la época de las Cien
escuelas del pensamiento (770 - 221 a.C.), y que constituyen la base del pensamiento
oriental actual. Su mayor pensador fue Lao-Tse o Laozi.
Estas son algunas de las características del taoísmo, entendido como corriente filosófica.
Defiende la armonía del hombre con el Tao y cree en el curso etéreo de los
acontecimientos.
Expone el concepto wu wei, que significa fluir, y está asociado a la armonía con
la naturaleza.
Está basado en la existencia de tres fuerzas: una fuerza activa (yang), una fuerza
pasiva (ying) y una tercera fuerza que contiene a las otras dos, llamada Tao.
El Tao es la fuente de la que emana todo lo que existe, pero aun así, no puede ser
alcanzado por el pensamiento humano. De allí que una de las sentencias
principales del Tao Te King afirme que “el Tao que puede ser denominado Tao
no es el verdadero Tao”.
El Tao no tiene espacio ni tiempo y es la fuente del orden natural que explica por
sí mismo el comportamiento de las cosas. De allí que el taoísmo proponga un
entendimiento e integración del hombre con el fluir de la naturaleza.
Para recorrer el camino del Tao es necesaria una preparación espiritual que
involucra la práctica del silencio y la quietud. Solo en un estado de total
relajación es posible contemplar el alma.
Todo tiene un fluir natural, por lo que se debe evitar aquello que se sienta
forzado o alejado de las pasiones genuinas.
6 Vida virtuosa. Lao-Tsé establece una serie de virtudes que hemos de tener para vivir
conforme al Tao, y entre ellas están: la piedad, la magnanimidad, la abnegación, la
honestidad, la introspección, la inactividad y la enseñanza. También hay vicios que
hemos de evitar, como por ejemplo: la violencia, la codicia, los prejuicios y la
aceptación de convencionalismos, tabúes y normas sociales sin averiguar si están en
consonancia con el Tao.
7 La no-acción. Un principio taoísta que nos recuerda a los estoicos griegos. Lao-Tsé
nos invita a aceptar lo que sucede a nuestro alrededor y a no intentar dominar el mundo.
Este se rige por el Tao, que es perfecto, y está lejos de nuestro control. Si intentamos
dominar el Tao, lo perderemos.
Estas son las principales enseñanzas de Lao-Tsé, todas ellas contenidas en el Tao Te
Ching, un libro poético, críptico, que lleva de moda más de 2.000 años. Una lectura
inestimable que nos conecta con la parte más misteriosa de nuestra existencia. Conoced
a Lao-Tsé. Merece la pena.