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Modelo Humanitario

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Ensayo del modelo psicoterapéutico humanista

 Los modelos humanistas de la psicoterapia abarcan a las concepciones "fenomenológicas", "humanistas" y


"existencialistas" desarrolladas en el campo psicoterapéutico. Dentro de las concepciones humanistas
destacan la "Terapia guestáltica", el "Análisis Transaccional" y la "Psicoterapia Centrada en el Cliente"

Fritz Perls

La gestalt como terapia, hace su aparición por los años 30 y 40 del presente siglo, debiéndose sus principios
básicos a FREDERICK PERLS, psicoanalista alemán, quien en sus principios formativos, recibió gran
influencia de Wilhelm Reich y de Kurt Goldstein. Perls a causa de la Primera Guerra Mundial y por tener
divergencias con el psicoanálisis se vio obligado a emigrar de Alemania a Sudáfrica y allí creó su nueva teoría
"La Terapia Gestáltica" que abarca nuevas perspectivas filosóficas del hombre.

La American Psychological Association (APA) la define como uno de los tres tipos de terapia humanista
especialmente relevantes, basada en el «holismo organísmico», la importancia de ser consciente del «aquí y
ahora» y que cada uno acepte la responsabilidad de sus propios actos.

La terapia gestáltica se sirve básicamente de la psicología de la GestaIt, del Psicoanálisis y de la Filosofía


Existencial Europea. GestaIt es una palabra alemana que significa totalidad, unidad, compuesta por dos
elementos unificados: Figura y Fondo.

En la materia de bases biológicas del comportamiento hemos revisado el funcionamiento cerebral y la


importancia que este juega en las acciones de cada ser humano. En la terapia Gestalt se dice que el cerebro
transforma lo percibido en algo nuevo, algo creado a partir de los elementos que percibe para hacerlo
coherente aun pagando a veces el precio de la inexactitud.

La forma en que percibimos sienta las bases de la forma en que pensamos (Isomorfismo). Lo primero que se
nos presenta es la percepción y el desafío es interpretar esa percepción (recrearla, darle una forma coherente).

Desde que nacemos estamos recibiendo información del ambiente y de las personas que están a nuestro
alrededor, estos elementos van contribuyendo a la formación de nuestra propia realidad.

Podemos ver que el cerebro juega un papel fundamental en esta terapia. Desde una postura evolutiva, el
cerebro se va adaptando a los bloques de información que una persona va recibiendo a lo largo de su vida y
así va formando su propia realidad. Las leyes de la percepción explican el funcionamiento del cerebro y así
mismo las razones del comportamiento en algunas personas. En términos de terapia, la escuela de la Gestalt,
más que un tratamiento terapéutico con un marco teórico coherente, brinda un conjunto de ejercicios
terapéuticos eclécticos con aplicaciones prácticas útiles para lograr las descargas emocionales y afirmar las
vinculaciones afectiva.

La terapia Gestalt emplea una gran variedad de técnicas orientadas a la acción, destinadas a intensificar lo que
los miembros del grupo experimentan en el momento presente, la terapia Gestalt anima a "convertirse en
conflicto" o "a ser lo que estamos sintiendo" en oposición a comentar meramente los conflictos, problemas o
sentimientos.

Zinker (1978) Asegura que la terapia Gestalt es la combinación de la fenomenología y la


modificación de conducta y que la labor terapéutica está enraizada en la perspectiva subjetiva de los
miembros; al mismo tiempo, los experimentos se introducen de manera tal que la conducta se
modifica de forma gradual. También Zinker subraya que cada aspecto de un experimento se presenta
en el punto de disposición evolutiva del cliente. En este orden, los experimentos pueden considerarse
como actividades graduales dirigidas a modificaciones específicas de conducta. se describen multitud
de técnicas gestálticas.

Como opinión la psicología de la Gestalt, implicó una revolución en las ciencias psicológicas al poner en
evidencia fenómenos a los que nunca antes se les había prestado atención, estimulando investigaciones en el
campo de la percepción, como los estudios de neurofisiología, de la figura fondo, e influyendo a la vez, en los
campos de las psicologías infantil, social, educativa y clínica. Los psicólogos de la gestalt, realizaron
numerosos experimentos en el campo de la percepción visual y auditiva y pusieron de manifiesto las leyes que
nos permiten percibir un mundo de configuraciones complejas, sin que tengamos que analizar ni tomar
conciencia de sus partes.

Luego en las décadas de los cincuenta y los sesenta apareció en los Estados Unidos el modelo psicológico de
la Psicoterapia Humanista, se planteó como la “Tercera Fuerza”, junto al Psicoanálisis y al Conductismo.
Psicólogos y Psiquiatras como Erich Fromm, Fritz Perls, llegan desde Alemania; autores americanos como
Carl Rogers, Abraham Maslow y otros construyen nuevas teorías y modalidades terapéuticas. En la Psicología
Humanista se valorizan a las ciencias llamadas ideográficas que son las que estudian al individuo como un
caso único. Una buena descripción de un ejemplo individual puede hacer evidente la esencia sin que haya
necesidad de acumular más casos particulares.

En los años cincuenta comienzan a destacar dos autores, C.Rogers que elabora sus primeras aportaciones
terapéuticas (Rogers en 1952 publica su obra "Psicoterapia centrada en el cliente") y Maslow jerarquiza la
motivación humana en su obra "Motivación y personalidad".
Según Bernstein y Nietzel (1980) los modelos humanistas se caracterizan por:

1. La importancia concedida a la percepción subjetiva del mundo o realidad como determinante


fundamental de la conducta.
2. La afirmación de que cada persona posee de manera innata un potencial de crecimiento o desarrollo
de si mismo orientado hacia metas positivas como la armonía, el amor o la alegría.
3. La persona humana es considerada en si misma como un sujeto independiente y plenamente
responsable de sus actos, sin plantearse causas subyacentes, como hacen los modelos conductistas o
psicodinámicos.
4. Sólo podemos comprender a una persona cuando nos podemos situar en su lugar para percibir el
mundo desde ella misma. Como consecuencia el modelo rechaza el concepto de enfermedad mental
y las clasificaciones de los trastornos mentales, asumiendo que toda conducta es normal cuando nos
colocamos en el punto de vista de la persona afectada(este punto es mas relativo en los modelos
fenomenológicos, en los que se basan gran parte de las actuales nosologias psiquiátricas actuales).
5. La intervención terapéutica se suele centrar en el aquí y ahora de la experiencia actual e inmediata,
concediendo poca importancia a los antecedentes históricos y a las intervenciones directivas.

Dos de los principales representantes del movimiento humanista, Maslow y Rogers, reconocen expresa y
continuadamente no sólo la influencia de estas corrientes filosóficas sino la necesidad de fundamentarse en
ellas para dar una base filosófica sólida a sus propuestas; de hecho, esta fue la motivación de la reunión sobre
Psicología Existencial celebrada en 1959 y en la que intervinieron Rogers, Maslow, Allport y May. Las
intervenciones de estos autores fueron recogidas en Existential Psychology (May, 1961). El modelo de
psicoterapia desarrollado por Rogers parte de la idea de que toda persona posee una tendencia actual, una
especie de impulso hacia el crecimiento, la salud y el ajuste. La terapia más que un hacer algo al individuo,
tratará de liberarlo para un crecimiento y desarrollo adecuado(Rogers,1951).

Abraham Maslow
Abraham Maslow (1908-1970) es una de las figuras más conocidas del movimiento de la psicología
humanista; su influencia y su prestigio le llevaron a ser elegido en 1968 presidente de la American
Psychological Association. Comparte con otros representantes del movimiento humanista el intento de
formular un sistema holístico abierto a la variedad de la experiencia humana y, por tanto, el rechazo al
establecimiento de un método único para acercarse a esta diversidad. Nunca está de más insistir, en un campo
a menudo tan infantilmente excluyente como el nuestro, que la crítica a sistemas como el conductismo o el
psicoanálisis no supone la exclusión o negación de dichos sistemas sino el señalamiento de sus limitaciones.

Concretamente, Maslow propone que se integren en sistemas más amplios, evitando sobre todo la tendencia,
en sus palabras, inmadura y dicotómica de ser, por ejemplo, freudiano o anti-freudiano: “soy freudiano, soy
conductista y soy humanista” dejó escrito en uno de sus últimos trabajos.

Posiblemente, una de las peculiaridades del trabajo de Maslow sea su interés por las personas humanamente
excepcionales, lo cual puede marcar una diferencia con los sistemas que han obtenido sus datos de la
patología o con los que los obtienen de la norma. De este modo, se trataría de ir conformando una visión de la
humanidad que muestra lo que el hombre puede llegar a ser. El modo en que se actualiza ese llegar a ser, tanto
como el modo en que se puede frustrar y sus consecuencias centraron el interés de Maslow

Carl Rogers

Las propuestas de Carl Rogers (1902-1987) son, quizá, las más influyentes y conocidas de entre las que
surgieron dentro del movimiento humanista. Su enfoque terapéutico, la terapia centrada en el cliente, también
es conocido como terapia no directiva. La hipótesis central de este enfoque la establece así brevemente
Rogers: el individuo posee en sí mismo medios para la auto comprensión, para el cambio del concepto de sí
mismo, de las actitudes y del comportamiento auto dirigido; estos medios pueden ser explotados con sólo
proporcionar un clima determinado de actitudes psicológicas favorables. De un modo resumido la terapia
centrada en el cliente parte de dos premisas fundamentales:

1) La confianza radical en la persona del cliente.

2) El rechazo al papel directivo del terapeuta.

Para Rogers el ser humano nace con una tendencia realizadora (el concepto central en la teoría de Rogers)
que, si no se falsea o se tuerce por los sucesos de la crianza, puede dar como resultado una persona de pleno
funcionamiento, es decir, alguien permeable a nuevas experiencias, capaz de reflexión, espontáneo, y capaz
de valorar a otros y a sí mismo. La persona mal adaptada sería, pues, cerrada, rígida y auto despreciativa.

El enfoque psicoterapéutico de Rogers enfatiza la actitud y cualidades del terapeuta como elemento esencial
del cambio. De este modo, cualidades tales como empatía, autenticidad y congruencia son requeridas al
terapeuta como condición esencial para producir un cambio terapéutico: el peso recae en el terapeuta más que
en la técnica.

Rogers se interesó particularmente por la comprensión y descripción del proceso de cambio en las personas
cuando estas se sienten aceptadas y comprendidas tal como son por el terapeuta.

En un primer momento del proceso de cambio, se produce una relajación de los sentimientos. Estos pasan de
describirse como algo remoto a ser reconocidos como propios, para finalizar experimentándolos como un
flujo siempre cambiante. También se da un cambio en el modo de experimentar: el individuo comienza muy
alejado de su vivencia hasta que progresivamente la va aceptando como un referente al que se puede acudir en
busca de significados y, finalmente, la persona se permite vivir de manera libre y permisiva y emplea sus
vivencias como principal referente de sus conductas. En este proceso igualmente se da un paso de la
incoherencia a la coherencia.
En un extremo estaría el máximo de incoherencia, desconocida para el propio individuo; progresivamente iría
tomando conciencia de sus contradicciones para terminar experimentando sólo la incoherencia de modo
ocasional puesto que ya no percibe como amenazadora su experiencia. Cambia también su relación con los
problemas, desde su negación, pasando por su reconocimiento, hasta la conciencia de la propia participación
en su génesis. Igualmente, el modo de relacionarse cambia desde la evitación de las relaciones íntimas hasta
una vivencia abierta y libre de su relación con los demás.

Parte del trabajo de la terapia centrada en el cliente trata de facilitar que el sujeto se exprese con sus
ambivalencias e impulsos hostiles y agresivos, de modo que este pueda reconocerse de manera integral.

Rogers (1961), afirma que el cambio y el desarrollo individual surgen de la experiencia adquirida en
una relación. Hay tres condiciones o actitudes que constituyen el clima causante de este desarrollo:
La primera está relacionada con la autenticidad o congruencia, esto significa tener presentes mis
propios sentimientos, y no ofrecer una fachada externa, adoptando una actitud distinta de la que
surge de un nivel más profundo o inconsciente. Implica también la voluntad de ser y expresar a
través de palabras y conductas, los diversos sentimientos y actitudes que existen en mí. Esta es la
única manera de lograr que la relación sea auténtica; sólo mostrándome tal cual soy puedo lograr que
la otra persona busque exitosamente su propia autenticidad.

Sobre la psicología humanista de Carl Rogers podemos decir que causó tanta admiración que se la
definió como la revolución silenciosa. Rogers trajo el optimismo más vital a la psicoterapia para
convencernos de que todos merecemos convertirnos en el tipo de persona que soñamos. Nos habló de
las relaciones auténticas y de la necesidad de florecer en nuestro máximo potencial como seres
humanos.
Es cierto que teorías de la personalidad hay muchas en psicología, pero cabe decir que todas tienen ejes
comunes, puntos que confluyen con ideas y enfoques semejantes. Sin embargo, si hacemos una pequeña
retrospectiva entre todas, dentro de ese abanico de interesantes teorías la de Carl Rogers y su visión
positiva del ser humano destaca por traer un cambio necesario. La psicología humanista del que se
considera el psicoterapeuta más influyente de la historia nos habló de pronto de la libertad del ser
humano. Enfatizó nuestra capacidad para avanzar y crear un mundo mejor, nos animó a ser
responsables de nosotros, a abrirnos a la experiencia a través de una terapia no directiva con la que
favorecer el autoconocimiento. La psicología humanista de Carl Rogers respondía en realidad a un
objetivo concreto y esencial: facilitar ayuda. De hecho, fue él quien, tras la Segunda Guerra
Mundial, se ofreció a dar asistencia psicológica a todos aquellos soldados que quedaron lisiados o
traumatizados. Hasta el momento, el único tipo de intervención que recibían aquellos jóvenes era la de
los médicos: nadie en Estados Unidos había dado el paso para ir más allá de las heridas físicas e
intentar analizar e intervenir sobre las emocionales.  Casi sin saberlo, Rogers fraguó un tipo de
psicoterapia que encandiló y fascinó a todo el mundo, lo cual le valió ser postulado como candidato a
Premio Nobel de la Paz.

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