Adiós, Negrita Querida (Qué Hacer Con Las Hormigas Negras) : Ntroducción
Adiós, Negrita Querida (Qué Hacer Con Las Hormigas Negras) : Ntroducción
Adiós, Negrita Querida (Qué Hacer Con Las Hormigas Negras) : Ntroducción
INTRODUCCIÓN
Tecnologías agroecológicas apropiadas para mantener las hormigas a raya. (las
negras, que son las que nos podan las plantas). Las hormigas son excelentes agentes de
limpieza en un ecosistema natural. El problema para nosotros es cuando compiten en la
huerta por nuestros alimentos. El ataque de las hormigas se da sobre todo a fines de
invierno y en primavera. Es entonces cuando en el entorno hay pocos o ningunos brotes
frescos y tiernos y las hormigas están ávidas por llevarse lo que encuentren a su paso.
Mientras podan un poquitito, casi podríamos ignorarlas, pero ¿qué pasa cuando
realizamos transplantes, o están naciendo los primeros brotes y una mañana nos
despertamos con tierra arrasada y los cítricos pelados?
Hay una batería de técnicas agroecológicas/orgánicas para poner manos a la obra.
Aplíquelas en forma reiterada, durante varios días e incluso semanas hasta que obtenga
los resultados deseados. Recordemos que primero debemos pensar en la prevención,
luego en el control y recién como última medida en una lucha sistemática. Cada huerta
es un sistema diferente. Sabemos que la diversidad, la rotación y el manejo de abonos
para mantener la calidad del suelo son esenciales para convertir nuestra huerta en un
ecosistema donde la mayoría de los integrantes se autoregulan y no se transforman en
plagas. Aunque para un productor convencional-ortodoxo esto parezca chino, con un
buen manejo del suelo (construido sobre estos pilares) tenemos el cincuenta por ciento
de la batalla ganada antes de empezar.
Las ocupas
Si su abonera ya es una casa tomada, no le quedará otra medida que removerla.
Empuñe la horquilla o la pala y ponga la abonera boca arriba. En la medida que la vaya
removiendo, riéguela con suavidad para que tome el grado de humedad que necesita:
debe sentirse húmeda al tacto, pero si toma un puñado del abono y lo exprime entre sus
manos, no debe chorrear agua (cuidado que no le piquen las hormigas, aunque el ácido
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fórmico es bueno para tratar el reuma). No agregue ningún producto, porque por más
inocuo que sea, quedará incorporado al abono y de allí irá a las plantas y a su plato de
comida. Además, destruirá otros insectos que trabajan en la abonera. Si al terminar el
trabajo le duele la cintura, seguro que a partir de ahora cuidará más la abonera.
Cortes de ruta
En cultivos grandes (salvo en monocultivos específicos), las hormigas no son el
mayor problema. En nuestra huerta, tampoco deberían serlo. En la medida en que
diversificamos los cultivos y aprendemos a tener cuidado con los que les resultan más
sabrosos, podemos tener cierta convivencia. También irán apareciendo pájaros y otros
enemigos naturales que las mantendrán en un saludable equilibrio. Para empezar,
hagamos barreras naturales: cultivemos aromáticas en la huerta. La cantidad de
aromáticas será en función al tamaño de la huerta. Recordemos que las aromáticas
tienen muchas aplicaciones y con una sola no tendremos suficiente producción.
Conocemos huerteros que aún compran el orégano en el almacén...
Prevención en el transplante
Las plantas las ahuyentarán. Si trasplantamos, por ejemplo, repollos, podemos
pulverizarlos o regar alrededor de los mismos con una infusión de distintas hierbas. Para
ello calentamos una gran lata con agua; cuando hierve la sacamos del fuego y
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agregamos ramas de romero, ruda, incienso, menta, lavanda, hojas de ajenjo y de laurel
(de todas ellas o de las que tengamos a mano). Dejamos enfriar revolviendo de vez en
cuando, filtramos y pulverizamos. Podemos regar alrededor del tablón o de la huerta
como medida preventiva.
Detección temprana
Supongamos que usted no sabe si hay hormigas en su huerta. Coloque naranjas o
cáscaras de naranja o mandarinas repartidas en lugares estratégicos de su huerta y
alrededor de ésta (si tiene acceso). Si todavía es amigo del verdulero, pida las naranjas
que se pudren en la verdulería y no tendrá que desembolsar un centavo.
Esto atrae enormemente a las hormigas. Si hay, ahora las va a ver. Estudie a
dónde van por comida y hacia dónde la llevan. Si son pocas y no afectan sus cultivos,
puede dejarlas tranquilas por el momento: Los cítricos son sabrosos, pero también
combaten el hongo de las hormigas. Pero no les saque el ojo de encima y adopte las
medidas de prevención en sus almácigos y demás cultivos críticos. Si no consigue
naranjas o su verdulero se ha enojado porque usted produce sus propios alimentos
proceda así: A) convide al verdulero con unos sabrosos tomates recién cosechados o B)
prepare un jarabe con azúcar y agua y embeba pedazos de goma espuma o lana (de
algún colchón viejo) con el jarabe.
Ataque masivo
Si definitivamente le han declarado la guerra, analice la situación y aplique la
batería de medidas que sea apropiada en cada caso. Comience por buscar sus nidos y
con una pala haga un pozo de la profundidad de la pala y de 30 cm de ancho en la boca
del hormiguero. Póngale algunas naranjas o mandarinas cerca (o goma espuma con
jarabe) y las mantendrá ocupadas mientras actúen los demás métodos. A falta de
naranjas, buenas son unas hojas tiernas de repollo o cualquier otra planta que estén
atacando en este momento en su huerta.
Aplique el brebaje descrito en las barreras naturales sobre los senderos,
ALREDEDOR DE LA HUERTA y vuelque el resto dentro del pozo que hizo. Varias
hierbas son funguicidas, otras de olores desagradables para las intrusas. Coloque una
franja de ceniza de unos ocho centímetros de ancho alrededor de los canteros y vuelque
ceniza en el pozo que cavó. ¿No tiene ceniza? No abandone la lucha que hay más
técnicas.
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barco. Es obvio que con una pava no va a hacer milagros, pero sí con perseverancia.
Además, con las naranjas ya logró sacarlas del cultivo y ahora les está ganando una
primera batalla. Si no quiere recurrir a ninguna sustancia química ni tiene aromáticas
cerca, este método puede ser el suyo.
Huertas de fuego
Si tiene una garrafa y un soplete a mano (esos de colocar membrana), empúñelos
y aplique la llama en los senderos de las hormigas y en la entrada al nido. ¿Le parece
cruel? Tiene razón, estudie otra técnica natural ante un ataque masivo o deje que se
devoren todo. Pero recuerde que las hormigas detestan el olor a quemado de sus
familiares y se darán a la fuga. Si logra desenterrar el nido y quemar al menos parte de
los huevos y las hormigas, además obtiene un excelente remedio: Espolvoree las cenizas
y la tierra quemada alrededor de las zonas críticas o de toda la huerta. Las hormigas
sentirán el olor, aún después de una lluvia, y esquivarán la zona. Recuerde que está
luchando contra las hormigas y no contra la huerta o el vecindario: no provoque un
incendio. Si todo está muy seco, riegue un poco primero.
Hormigas al paraíso
En ninguna huerta debería faltar una buena bolsa con semillas de paraíso. El
paraíso es un árbol que se planta para sombra en las veredas, florece en octubre, tiene
flores color lila clarito con un perfume agradable y da como fruto unas bolitas de
aproximadamente 1.5 a 2 cm de diámetro. Estas son primero verdes (parecen arvejas
grandotas) y luego, al secarse, color marrón clarito y se achicharran como pasas de uva.
Forman ramilletes o racimos y comienzan a caer del árbol en otoño y hasta que el árbol
entre de nuevo en floración. Si aún no ubica el árbol, pregúntele a un amigo o vecino
que lo orientarán.
Prepáreles un exquisito licor a las invasoras. Coloque un puñado de semillas de
paraíso en una botella y llénela con agua. Deje unos centímetros de aire en el cuello de
la botella. Tape y agite. Conserve la botella en un lugar a la sombra u oscuro. Destape
para que entre aire y vuelva a agitar todos los días. Al cabo de dos semanas tiene un
purín que, entre otras aplicaciones, es tóxico para las hormigas. Pulverice las plantas
atacadas, riegue sobre los senderos de las hormigas y vuelque en el nido.
¿No puede esperar tanto? Machaque en un mortero u otro recipiente las semillas
de paraíso y ponga a hervir media hora (un puñado de semillas en cinco litros de agua).
Deje enfriar revolviendo de vez en cuando. Deje reposar cinco horas. Aplique.
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Otra vez arroz
Las hormigas son vegetarianas. Sin embargo, el arroz puede ser un problema para
ellas. Busque el nido, haga el pozo como describimos anteriormente y coloque granos
de arroz delante de la entrada del nido. Condiméntelo con un poquitito de ralladura de
naranjas. Las hormigas llevarán el arroz al nido creyendo que son huevos o alimento.
El arroz irá deshidratando el hábitat de las hormigas y el hongo que las alimenta
se secará. Aunque no hagan las pericias del caso, las hormigas sabrán que es mejor
hacer las maletas e irse de viaje. Eso sí, tenga cuidado. Al cabo de unos días, cuando el
arroz comience a hacer efecto, estarán desesperadas por buscar alimentos porque
observarán que su hongo está agonizando y creerán que le falta comida: tenga más arroz
a mano y "enciérrelas" regando con hierbas alrededor del nido.
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Aplicaremos cantidades mínimas. Actúa además como fertilizante, pero debemos
tener cuidado de que no entre en contacto con nuestros cultivos, ya que algunas plantas
no lo resisten. El manejo es relativamente inocuo, salvo que usted tuviera problemas
renales. Tampoco es, en pequeñas cantidades, perjudicial para los animales domésticos,
salvo que tuvieran antecedentes de patologías renales. Sugerimos procesarlo en un
ambiente ventilado y utilizar guantes. Utilice también recipientes que no usa para
elaborar comidas. Debe encontrar el modo de que las hormigas ingresen el sulfato de
cobre al nido. Aquí dos sugerencias:
COMENTARIOS FINALES
¿Le pareció muy largo el texto? Probablemente usted no sabía que había tanta
tecnología agroecológica para encarar la problemática de la hormiga negra. Aquí
encontró más alternativas que los agroquímicos que hay en un estante de un
supermercado. Y a diferencia de aquellos, con éstas más de veinte técnicas probadas, no
agredimos el ambiente, no interrumpimos otros procesos, utilizamos de múltiples
maneras los recursos disponibles, no corremos el riesgo de intoxicarnos, ahorramos
dinero, y sobre todo, aprendemos a observar y comprometernos con nuestro trabajo,
nuestro entorno, actuar en forma responsable y sistémica, aunque en este caso sólo se
trate nada más ni nada menos que de nuestra propia huerta. Encontramos alternativas a
la cultura del "raspe y gane", "use y tire", "mate y olvídese". Y si es un productor
ortodoxo no agroecológico/orgánico, comenzará a visualizar que sentarse a conversar
con las hormigas no era la única herramienta que los agroecológicos tenemos a mano
(aunque pueda ser la más emocionante).
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